LA LEONA ENJAULADA - Textos: Esther Villanueva - Dibujos: Montse Adell

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La leona enjaulada COLECCIร N LOS ANIMALES DE LA BIBLIA

Textos: Esther Villanueva Ilustraciรณn: Montse Adell

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La leona enjaulada Textos: Esther Villanueva Ilustraciรณn: Montse Adell

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ÂżTe gustan los leones? Parecen gatos muy grandes, Âżverdad? Sobre todo las leonas que no tienen melena. Los leones son muy bonitos pero, cuando se les trata mal, son animales peligrosos. Si notan que alguien quiere hacerles daĂąo a ellos o a sus cachorros pueden atacar con sus zarpas y sus colmillos afilados. En cambio, cuando no sienten peligro son tranquilos y juguetones.



La leona de nuestra historia había sido muy mal tratada. Unos cazadores la rodearon en el campo con sus lanzas y sus redes. La metieron en una jaula, la subieron a un carro y la llevaron lejos de su casa. La leona estaba furiosa. Aquellos humanos habían sido malos con ella y cada vez que se acercaban se revolvía en su jaula e intentaba atacarlos. Los humanos, entonces, golpeaban los barrotes y la asustaban todavía más.



Después de muchos días de viaje llegaron a una gran ciudad. Allí se acercaba mucha gente a verla, le gritaban y le tiraban cosas. Luego la metieron en una cueva oscura y en la salida pusieron una puerta con barrotes. Dentro de la cueva había otros leones tan asustados y furiosos como ella.



Una tarde, comenzaron a oír voces. La leona y los otros leones se levantaron y comenzaron a dar vueltas nerviosos. Se oyeron los cerrojos de la puerta. Entró un soldado con una lanza y los leones le respondieron con un gran rugido. El soldado tenía miedo. Los leones pueden oler cuando alguien tiene miedo. Luego entró otro hombre muy bien vestido, con una túnica de colores brillantes. Los leones husmearon el aire pero el hombre elegante no tenía miedo, estaba tranquilo. Desde el otro lado de la puerta se escuchó una voz que le decía: -Lo siento, Daniel, lo siento. Espero que tu Dios te ayude.



El soldado salió rápidamente del foso de los leones, cerró la puerta y dejó a Daniel dentro. La leona lo miró atentamente. ¡Un humano! Odiaba a los humanos y ahora tenía a aquel hombre para ella solita. La leona se relamió. Daniel miró a los leones y se arrodilló con las manos juntas; estaba orando.



La leona se acercó muy despacio. Entonces notó una mano que se apoyaba en su espalda. -¡No, no, no! -le dijo un ángel moviendo el dedo-. Este es Daniel, es un hombre bueno. No debes hacerle daño. La leona se sentó sobre sus patas traseras. Ella quería atacar a Daniel y hacerle daño porque estaba furiosa. Lanzó un rugido con la boca muy abierta.



-¡No, no, no! -le dijo nuevamente el ángel-. Es un hombre bueno y no debes hacerle daño. La leona se acostó en el suelo y puso su cabeza sobre las patas. Entonces el ángel se le acercó y la acarició suavemente. En la ciudad hay algunos hombres malos que quieren hacer daño a Daniel porque es amigo de Dios -le explicó el ángel-. Son mentirosos y cobardes y han encerrado a Daniel para que tú y los otros lo devoréis. Pero no debéis hacerlo.



La leona miró a Daniel a los ojos. Daniel no era como los otros humanos: tenía cara de bueno. Aunque ella estaba furiosa, él la miraba con dulzura y comprendió que aquel hombre no deseaba hacerle daño. La leona se acercó a Daniel con cuidado y Daniel dejó que le oliera la mano. Luego la acarició. Era la primera vez que un humano hacía algo bonito por ella.



Durante toda aquella noche la leona durmió junto a Daniel asegurándose de que los demás leones no se acercaran. A la mañana siguiente, muy temprano, se oyó una voz que gritaba desde fuera: -Daniel, Daniel ¿Estás bien?Daniel dormía profundamente abrazado a la leona. -Daniel, Daniel ¿Estás bien? -repitió el rey-. ¿Tu Dios te ha salvado?



La leona se levantó y Daniel se despertó. -Sí, majestad -respondió DanielMi Dios envió a su ángel y los leones no me ha hecho daño. -Abrid la puerta, rápido -ordenó el rey a los soldados. Los cerrojos se abrieron y por la puerta apareció el rey Darío que abrazó a Daniel.



La leona se acercó a Daniel y frotó la cabeza contra su pierna. Daniel le devolvió la caricia y le dijo: -Gracias, preciosa. Gracias por obedecer al ángel y ayudarme. Luego, Daniel y el rey salieron del foso de los leones sin ningún rasguño. La leona no olvidaría a aquel humano que fue amable con ella y se sintió feliz por haber obedecido al ángel y por haber ayudado a Daniel.



Tú también tienes personas que te aman, te cuidan y son amables contigo ¿verdad? Papá, mamá o tu maestra te quieren ¿A que sí? ¿Y tú? ¿Tú eres amable y obediente con ellos? A veces no es fácil porque tú querrías hacer otra cosa. La leona hubiera preferido comerse a Daniel, pero escuchó al ángel, sintió el cariño de Daniel y decidió obedecer. Así la historia tuvo un final feliz. Cuando tú obedeces, tus historias también tienen un final feliz. ¿Verdad?

Fin



Este relato: • Se recomiendo para niños y niñas a partir de 3 años. • Forma parte de la colección LOS ANIMALES DE LA BIBLIA. • Tiene como objetivo suscitar el interés por los relatos bíblicos. • Va acompañado con una guía pedagógica que contiene actividades y recursos didácticos (de menor a mayor dificultad) para desarrollar el tema en el entorno familiar, iglesia, escuela y otros.

Gratuíto. Prohibida su venta.


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