LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO - Comité de Investigación Bíblica · División Intereuropea

Page 1

ESTUDIOS DE ECLESIOLOGÍA ADVENTISTA · VOLUMEN III

LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Comité de Investigación Bíblica · División Intereuropea · IASD



ESTUDIOS DE ECLESIOLOGÍA ADVENTISTA · VOLUMEN III

LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Comité de Investigación Bíblica División Intereuropea Iglesia Adventista del Séptimo Día



ESTUDIOS DE ECLESIOLOGÍA ADVENTISTA · VOLUMEN III

LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Comité de Investigación Bíblica División Intereuropea Iglesia Adventista del Séptimo Día


Título original: La théologie et la pratique du baptême Traducción: Revisión y diagramación del interior: Diseño de la cubierta:

Alícia Prat Boix Ramon C. Gelabert Isaac Chía

Edita: AULA7ACTIVA-AEGUAE Barcelona, España E-mail: info@aula7activa.org / info@aeguae.org Web site: www.aula7activa.org / www.aeguae.org

Primera edición en español, revisada; 2010 Es propiedad de: © 2010, Comité de Investigación Bíblica, División Intereuropea, Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día © 2010, Aula7activa-AEGUAE, en español para todo el mundo

Depósito Legal: B-35299-2010

Comité de Investigación Bíblica, División Intereuropea, Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día La teología y la práctica del bautismo / Comité de Investigación Bíblica, División Intereuropea, Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día / 1.ª ed. en español – Barcelona: Aula7activa-AEGUAE, 2010. xx págs.; 403 págs.; 21 x 14,8 cm

Todos los derechos reservados al autor y los editores. Se permite la impresión de las publicaciones de www.aula7activa.org solo para uso personal. No está autorizada la reproducción total o parcial de esta publicación por cualquier medio o procedimiento para su difusión pública, incluidos la reprografía, el tratamiento informático y su difusión por Internet, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamos públicos, sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. Los archivos informáticos de las publicaciones electrónicas no pueden ser manipulados bajo ningún concepto.


SUMARIO PRÓLOGO A LA EDICIÓN FRANCESA ..................................xv PRÓLOGO A LA EDICIÓN ESPAÑOLA ................................ xvii PREFACIO .............................................................................. xix

PRIMERA PARTE: ESTUDIOS BÍBLICOS Capítulo 1 - Ganoune DIOP EL BAUTISMO: SIGNIFICADO VETEROTESTAMENTARIO Y EXTRABÍBLICO ........................................................................ 3 Introducción .......................................................................... 3 I. ANTECEDENTES LINGÜÍSTICOS .............................................. 4 II. CONTEXTO TEMÁTICO ......................................................... 6 A. Religiones extrabíblicas ............................................... 6 B. Antiguo Testamento...................................................... 7 C. Judaísmo ................................................................... 11 III. SÍNTESIS Y OBERTURAS TEOLÓGICAS ................................ 15 Capítulo 2 - Hans HEINZ EL BAUTISMO EN UN CONTEXTO DE MISIÓN SEGÚN Mt 28: 16-20 ............................................................................ 19 Introducción ........................................................................ 19 I. ¿SE TRATA DE UNA CITA TEXTUAL DE JESÚS? ..................... 20 II. TRADUCCIÓN Y SIGNIFICADO .............................................. 26 III. BAUTIZAR EN EL NOMBRE DEL SEÑOR ............................... 32 IV. UN ÚNICO NOMBRE EN TRES PERSONAS ........................... 34 Capítulo 3 - Bernhard OESTREICH EL BAUTISMO COMO SÍMBOLO DE JUICIO ESCATOLÓGICO .................................................................... 39

v


I. DATOS DEL PROBLEMA ........................................................ 39 A. El bautismo de Jesús debe ser entendido a la luz del bautismo de Juan ................................................ 39 B. El bautismo en la iglesia primitiva debe proceder del bautismo de Jesús ............................................... 40 C. El problema existente entre la relación del bautismo de Juan, el de Jesús y el de la iglesia primitiva ..................................................................... 42 1. El bautismo de Juan y el de Jesús ........................ 42 2. El bautismo de Jesús y el de la iglesia primitiva .... 45 3. ¿El bautismo, rito de iniciación? ............................. 47 II. EL BAUTISMO DE JUAN ...................................................... 48 A. Juan se consideraba el Elías escatológico Anunciado en Malaquías............................................ 48 1. Se esperaba a Elías como precursor .................... 48 2. Juan se consideraba como el Elías escatológico .. 49 3. Juan es el cumplimiento de Malaquías 3 ............... 51 B. El bautismo de Juan simboliza el juicio ..................... 55 1. Carácter particular del bautismo de Juan .............. 55 2. Juan simboliza el futuro juicio escatológico ........... 57 3. El bautismo significa la preparación para el encuentro con el Dios-Juez ................................... 61 III. EL BAUTISMO DE JESÚS ................................................... 65 A. Jesús confirma la interpretación cronológica y escatológica del Bautista ........................................... 65 B. Jesús considera su bautismo como un juicio ............. 66 C. Jesús quiere ofrecer un sacrificio puro ...................... 67 IV. EL BAUTISMO EN LA IGLESIA PRIMITIVA .............................. 69 A. El bautismo cristiano enlaza con el de Juan .............. 69 B. El bautismo en la iglesia primitiva reclama para sí el acto salvador de Jesús........................................... 70 Conclusión .......................................................................... 72 Capítulo 4 - Bernard SAUVAGNAT EL BAUTISMO EN HECHOS DE LOS APÓSTOLES ............. 73

vi


Introducción ........................................................................ 73 I. PROPUESTA DE ESTUDIO .................................................... 75 A. Dar prioridad a los discursos antes que a los relatos . 75 B. Dar prioridad a la enseñanza contenida en He 2: 38.. 76 1. Paralelismo entre el comienzo del ministerio de Jesús y el de los apóstoles .................................... 76 2. Final del evangelio de Lucas y comienzo del libro de los Hechos ................................................ 76 3. Estructura del libro de los Hechos ......................... 77 II. EL BAUTISMO CRISTIANO SEGÚN HECHOS DE LOS APÓSTOLES ....................................................................... 78 A. La invitación de He 2: 38-39 ...................................... 78 1. Contexto ................................................................ 78 2. Texto ...................................................................... 79 B. La forma del bautismo cristiano .................................. 81 C. Bautismo y perdón de pecados ................................. 82 D. Bautismo cristiano y bautismo de Juan ..................... 82 E. Bautismo y don del Espíritu Santo ............................. 83 1. El caso de los samaritanos ................................... 83 2. El caso de Cornelio ................................................ 85 3. El caso de los discípulos efesios .......................... 85 F. Bautismo e iglesia ...................................................... 86 G. Universalidad del bautismo ....................................... 87 H. Bautismo de familias .................................................. 87 I. Bautismo e imposición de manos ................................ 88 Conclusión .......................................................................... 90 Capítulo 5 – Roberto BADENAS EL BAUTISMO EN LAS EPÍSTOLAS DE PABLO ................... 91 Introducción ........................................................................ 91 I. EL BAUTISMO EN LAS EPÍSTOLAS A LOS CORINTIOS Y A LOS GÁLATAS............................................................................ 93 A. El bautismo ministrado por Pablo (1 Cor 1: 13-17) .... 93 B. El bautismo, ¿un nuevo Éxodo? (1 Cor 10: 1-2) ........ 93 C. El bautismo en el Espíritu y en la iglesia ................... 94

vii


1. 1 Corintios 12: 13 ................................................... 94 2. Gálatas 3: 27 ......................................................... 95 D. El bautismo «en nombre de Cristo»: el sentido de apoloúomai en 1 Cor 6: 11 ........................................ 96 E. El bautismo «por los muertos» (1 Cor 15: 29) ........... 98 II. EL BAUTISMO EN LA EPÍSTOLA A LOS ROMANOS (RO 6: 1-14) ..................................................................... 99 A. El bautismo significa la muerte al pecado .................. 99 B. El bautismo adhiere el creyente a Cristo ................. 101 C. El bautismo implica una vida nueva ........................ 103 III. EL BAUTISMO EN LAS EPÍSTOLAS A LOS COLOSENSES Y A LOS EFESIOS .......................................................... 107 A. El bautismo y la circuncisión de Cristo (Col 2: 11-13) ............................................................ 107 B. El significado del bautismo «en Cristo» ................... 111 C. La resurrección «por la fe» ...................................... 112 D. Hay un solo bautismo (Ef 4: 5) ................................ 113 Conclusiones .................................................................... 113 Capítulo 6 - Miloslav ZALUD EL BAUTISMO EN 1 PEDRO 3: 21 ....................................... 115 Introducción ...................................................................... 115 EXÉGESIS ........................................................................... 116 A. El bautismo prefigurado ........................................... 116 B. Lo que el bautismo no es para Pedro ....................... 119 C. Lo que es el bautismo para Pedro ........................... 120 1. El significado de eperōtēma ................................ 121 2. Significado de syneídēsis .................................... 122 3. Significado de la frase «syneídēsis agathēº» ....... 123 D. ¿Qué significa «por la resurrección de Jesucristo»? 124 Conclusión ........................................................................ 125

viii


SEGUNDA PARTE: ESTUDIOS HISTÓRICOS Capítulo 7 - Hans HEINZ y Daniel HEINZ EL BAUTISMO DE LOS NIÑOS EN LA IGLESIA PRIMITIVA ............................................................................. 129 Introducción ...................................................................... 129 I. UNA MIRADA RETROSPECTIVA AL NUEVO TESTAMENTO ...... 131 II. LA ÉPOCA DE LOS PADRES APOSTÓLICOS (primera mitad del siglo II) ............................................. 134 III. LOS APOLOGISTAS (siglo II y primera mitad del III) ..................................... 136 IV. DE ORÍGENES A AGUSTÍN DE HIPONA (del siglo III al V) .......................................................... 142 Capítulo 8 - Daniel HEINZ LA CONTROVERSIA SOBRE EL MODO DE BAUTIZAR: HACIA LA RESTAURACIÓN DEL BAUTISMO POR INMERSIÓN .......................................................................... 155 I. EL ANABAPTISMO, MADRE DE TODAS LAS IGLESIAS LIBRES .. 157 II. EL REDESCUBRIMIENTO DEL MODO APOSTÓLICO DE BAUTIZAR ........................................................................ 162 Resumen ........................................................................... 171 Capítulo 9 - Frank M. HASEL LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO EN LA IGLESIA ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA: ASPECTOS HISTÓRICOS Y TEOLÓGICOS ............................................ 173 Introducción ...................................................................... 173 I. LA FORMA Y EL SIGNIFICADO DEL BAUTISMO ...................... 176 A. La forma del bautismo ............................................. 176 B. El significado del bautismo ...................................... 180 II. EL “REBAUTISMO” Y LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO ......... 196 A. El “rebautismo” ......................................................... 199 B. La renovación del bautismo ..................................... 201 1. Una nueva experiencia espiritual ......................... 202

ix


2. El bautismo prematuro ......................................... 205 3. El bautismo administrado por manos indignas .... 206 4. En caso de apostasía total .................................. 209 5. El respeto a la conciencia individual del creyente .............................................................. 219 Conclusión ........................................................................ 225 Apéndice: Una cita apócrifa atribuida a Ellen G. White .... 230

TERCERA PARTE: ESTUDIOS TEOLÓGICOS Capítulo 10 - Rolf J. PÔHLER EL SIGNIFICADO TEOLÓGICO DEL BAUTISMO Y SUS IMPLICACIONES SEGÚN EL TESTIMONIO DEL NT ......... 239 Perspectiva ....................................................................... 239 Introducción ...................................................................... 239 I. TRASFONDO Y ORIGEN DEL BAUTISMO .............................. 243 II. EL SIGNIFICADO DEL BAUTISMO ....................................... 247 A. Profesión de fe y testimonio ..................................... 249 B. El baño de purificación ............................................. 250 C. El juicio de muerte ................................................... 251 D. Sepultura y resurrección .......................................... 252 E. La circuncisión: Símbolo de alianza ......................... 253 F. El “nuevo” nacimiento espiritual ............................... 254 G. Plenitud del Espíritu y vocación ............................... 254 H. El sellamiento .......................................................... 256 I. La incorporación en el «cuerpo de Cristo» ................ 256 J. La participación en Cristo ......................................... 258 Balance ........................................................................ 260 III. LAS CONDICIONES DEL BAUTISMO .................................... 264 A. Arrepentimiento y conversión .................................. 264 B. Fe y profesión de fe ................................................. 265 C. Dedicación ............................................................... 266 Balance ........................................................................ 267 IV. MODO Y ADMINISTRACIÓN DEL BAUTISMO ....................... 268

x


A. Naturaleza y forma del bautismo ............................. 268 B. El bautismo por aspersión o infusión ....................... 271 C. El bautismo por inmersión ....................................... 272 Balance ........................................................................ 273 V. EL CARÁCTER ÚNICO DEL BAUTISMO Y SU RENOVACIÓN ... 275 A. Su carácter único y no renovable ............................ 275 B. La renovación del bautismo considerada un bautismo bíblico ...................................................... 276 C. La renovación del bautismo considerada una renovación de la alianza .......................................... 278 Balance ........................................................................ 281 Resumen y visión de conjunto .......................................... 282 Capítulo 11 - Giovanni LEONARDI REFLEXIONES SOBRE LA RELACIÓN ENTRE EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU Y EL BAUTISMO DE AGUA ..... 285 Introducción ...................................................................... 285 I. LA PROMESA DEL ESPÍRITU .............................................. 286 A. El anuncio de Juan el Bautista y la promesa de Jesús ......................................................................... 286 B. Esta promesa no debía cumplirse antes de la glorificación de Jesús ............................................... 287 C. El momento exacto del cumplimiento de la promesa ................................................................... 288 D. Relación entre el relato de Juan y el de Lucas-Hechos de los Apóstoles ............................... 292 1. Diferentes maneras de entender la relación entre Lucas y Juan ............................................... 292 2. Hacia una solución para este conflicto ................ 296 E. Consecuencias de estas diferentes perspectivas .... 302 II. LA RELACIÓN ENTRE EL BAUTISMO DE AGUA Y EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU DESDE UNA PERSPECTIVA GLOBAL NEOTESTAMENTARIA .......................................... 303 A. La tesis de Karl Barth ............................................... 305 B. El bautismo del Espíritu acompaña al bautismo

xi


de agua ..................................................................... 306 III. EJEMPLOS DE BAUTISMOS EN EL LIBRO DE LOS HECHOS .. 309 IV. ¿CÓMO PODEMOS ESTAR SEGUROS DEL BAUTISMO DEL ESPÍRITU?................................................................ 311 A. La señal de las lenguas ........................................... 311 B. Las manifestaciones del Espíritu en la vida del creyente..................................................................... 315 C. El Espíritu en la debilidad humana .......................... 318 D. La seguridad del Espíritu se funda en la seguridad de Cristo .................................................. 319 Capítulo 12 - Georges STÉVENY LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO: DE LA TEOLOGÍA A LA PRÁCTICA .................................................................... 323 Introducción ...................................................................... 323 I. ARGUMENTOS INVOCADOS TRADICIONALMENTE CONTRA EL REBAUTISMO .................................................. 324 A. Un sello definitivo: Un carácter permanente ............ 324 Respuesta ................................................................ 329 B. Cristo murió una vez para siempre .......................... 334 Respuesta ................................................................ 334 C. En el bautismo es Dios quien obra .......................... 336 Respuesta ................................................................ 336 D. «Un solo bautismo» (Ef 4: 5) ................................... 338 Respuesta ................................................................ 338 II. ARGUMENTOS BÍBLICOS A FAVOR DE UN NUEVO BAUTISMO 339 A. El caso de Nicodemo ............................................... 339 B. El caso de los discípulos de Juan el Bautista .......... 339 C. El caso de Pedro ..................................................... 342 III. CONSIDERACIONES PRÁCTICAS PARA UN NUEVO BAUTISMO ..................................................................... 345 A. Cuando el primer bautismo no es bíblico ................. 345 B. Cuando hay una nueva conversión tras una apostasía ................................................................. 346 Conclusiones .................................................................... 348

xii


CUARTA PARTE: ESTUDIOS PASTORALES Capítulo 13 - Bernard SAUVAGNAT BAUTISMO Y PERTENENCIA A LA IGLESIA ...................... 353 Introducción ...................................................................... 353 I. PARA UN BAUTISMO COMPLETO ........................................ 354 A. Un acto del bautizado .............................................. 354 B. Un acto de Dios ....................................................... 354 1. Dios está en el origen del bautismo ..................... 354 2. Dios es quien da eficacia al bautismo ................. 355 C. Un acto de iglesia .................................................... 356 D. Un acto de integración a un grupo escatológico ...... 357 E. Conclusión ............................................................... 357 II. EL BAUTISMO: ACCESO A LA IGLESIA ................................ 357 A. Los textos del Nuevo Testamento ........................... 357 1. Los textos de Pablo ............................................. 357 2. Los textos de Hechos de los Apóstoles ............... 359 B. Las implicaciones ..................................................... 361 III. LA SITUACIÓN DE LA IGLESIA ........................................... 362 A. La situación reflejada en el Nuevo Testamento ....... 362 B. La situación actual ................................................... 363 Conclusión ........................................................................ 364 Capítulo 14 - Ronald STRASDOWSKY LA MADUREZ EN LA CONVERSIÓN Y EL BAUTISMO ...... 367 Introducción ...................................................................... 367 I. ¿CÓMO VEN LOS JÓVENES SU PROPIO BAUTISMO? ............ 368 II. LA CONVERSIÓN, CONDICIÓN PARA EL BAUTISMO .............. 370 III. LA CONVERSIÓN NO ES IGUAL PARA TODOS ..................... 371 IV. «SORPRENDIDO POR EL GOZO» ..................................... 372 V. UNA TOMA DE CONCIENCIA CRECIENTE ............................ 373 VI. LA CONVERSIÓN Y LA FORMACIÓN DE LA IDENTIDAD ........ 376 VII. LA IDENTIDAD ............................................................... 377 VIII. EL DESARROLLO INTERIOR CONSECUENCIA DE LA CONVERSIÓN Y EL BAUTISMO ........................................ 379

xiii


A. El problema del sentido de la vida ........................... 379 B. La necesidad de aprecio y valorización ................... 379 IX. EL CAMINO HACIA UNA IDENTIDAD PERSONAL .................. 382 A. ¿Debemos esperar pasivamente? ........................... 383 B. ¿Debemos acelerar las cosas? ............................... 384 C. Estimular el crecimiento espiritual ........................... 384 Capítulo 15 – Gabriel E. MAURER ASPECTOS PASTORALES Y PRÁCTICOS DEL BAUTISMO ............................................................................ 387 Introducción ...................................................................... 387 I. EL MARCO DEL SERVICIO BAUTISMAL ................................ 387 II. PREPARACIÓN PARA EL BAUTISMO .................................... 388 III. EL CANDIDATO ............................................................... 389 IV. PADRES, CONOCIDOS Y AMIGOS ..................................... 391 V. LA IGLESIA ........................................................................ 392 VI. LA CELEBRACIÓN DEL BAUTISMO .................................... 393 VII. LA LITURGIA DEL BAUTISMO ........................................... 393 VIII. EL SERMÓN ................................................................. 395 IX. LA CONFESIÓN DE FE ..................................................... 395 X. LA ORACIÓN DE DEDICACIÓN ........................................... 396 XI. LA IMPOSICIÓN DE MANOS .............................................. 397 XII. EL TEXTO BÍBLICO DE DEDICACIÓN ................................ 398 XIII. EL ACTO DEL BAUTISMO ............................................... 398 XIV. EL LLAMAMIENTO ........................................................ 399 XV. EL RECIBIMIENTO EN LA IGLESIA .................................... 400 XVI. EL SEGUIMIENTO DEL RECIÉN BAUTIZADO ..................... 400 XVII. INFORMACIONES SUPLEMENTARIAS ............................. 401

Todas las citas bíblicas, salvo en los casos en que se indica, son de la Biblia de Jerusalén, ed. rev. 1998 (Bilbao: Desclée de Brouwer).

xiv


PRÓLOGO A LA EDICIÓN FRANCESA Estamos satisfechos de poder ofrecer al lector un documento dotado de cierta unidad formal. Nuestro agradecimiento por esta labor de investigación a los teólogos, historiadores y psicólogos mencionados a continuación: Roberto BADENAS, Director del Comité de Investigación Bíblica, División Euroafricana, Berna, Suiza Ganoune DIOP, Profesor de Antiguo Testamento, Southern University, Collegedale (Tennessee), EE.UU. Frank HASEL, Profesor de Teología, Seminar Schloss Bogenhoffen, Austria Daniel HEINZ, Archivero, Theologische Hochschule Friedensau, Alemania Hans HEINZ, Profesor Emérito de Historia de la Teología, Braunau am Inn, Austria Giovani LEONARDI, Profesor de Dogmática, Seminario di Teologia, Villa Aurora, Florencia, Italia Gabriel MAURER, Secretario Asociación Pastoral, División Euroafricana, Berna, Suiza Bernard OESTREICH, Profesor de Nuevo Testamento, Theologische Hochschule Friedensau, Alemania Rolf PÖHLER, Profesor de Teología Sistemática, Theologische Hochschule Friedensau, Alemania Bernard SAUVAGNAT, Profesor de Nuevo Testamento, Decano, Faculté Adventiste de Théologie, Collonges-sous-Salève, Francia Georges STÉVENY, Profesor Emérito de Nuevo Testamento, Bruselas, Bélgica Ronald STRASDOWSKY, Profesor Emérito de Educación, Frankfurt de Main, Alemania.

xv


Miloslav, ZALUD, Profesor de Nuevo Testamento, Teologicky Seminar CASD, Sazava, República Checa Nuestros agradecimientos de manera especial a Roberto Badenas y a Gabriel Maurer por agrupar los textos y contribuir en la redacción final, a Claude Bosdedore por la traducción al francés, a Tania Lehmann por su labor de secretariado y maquetación, a Francine Schweitzer por la revisión del texto. Richard Lehmann 10 de abril de 2002, edición francesa.

xvi


PRÓLOGO A LA EDICIÓN ESPAÑOLA La iglesia como comunidad de fe se enfrenta a distintos dilemas y cuestiones a lo largo de su devenir en este mundo en su misión como iglesia confesante y comulgante. Con este volumen Aula7activa continúa la traducción de la serie de publicaciones que bajo el título genérico de Estudios de Eclesiología Adventista por medio de los cuales el Comité de Investigación Bíblica de la División Euroafricana publica trabajos de investigación que faciliten al conjunto de la iglesia la reflexión en torno a puntos básicos como son la Santa Cena, el bautismo, su misión y ministerio… El volumen que aquí presentamos, corresponde al tercer volumen de la serie mencionada. Con el título de La teología y la práctica del bautismo reúne un conjunto de artículos de distintos especialistas que abarca de los aspectos que atañen a la teología bíblica, la historia de la iglesia, la práctica pastoral, y desde luego no elude la controversia que ha suscitado a lo largo de la historia del cristianismo las distintas formas de la práctica del bautismo (inmersión, difusión y aspersión). Las temáticas y puntos de vista sobre la iglesia quizá no sorprendan al lector, pero sí van a aportar una cantidad de fundamentación teológica inesperada, por su calidad y profundidad, de tal forma que le abrirán a nuevos horizontes en la comprensión del texto bíblico y de la historia del cristianismo. En la edición española y siendo fieles a las ediciones digitales que son el marco en el que se mueve Aula7activa-AEGUAE, el lector podrá encontrar como casi todas las referencias a libros de Ellen G. White o de revistas denominacionales adventistas tienen su referencia correspondiente al link de Internet donde se pueden encontrar dichas publicaciones. Además los textos de Ellen G. White llevan, casi todos, la doble referencia del texto en castellano –cuando este existe– y su correspondiente referencia en inglés. Algunas de las obras de teología, sobre todo, clásicos como, por ejemplo, Calvino, también tienen su correspondiente link a Internet. Entendemos

xvii


que esto es de gran ayuda para aquellos estudiosos que quieran reproducir las fuentes y realizar un estudio en profundidad.

LOS EDITORES Aula7activa

xviii


PREFACIO Este es el tercer volumen de la serie «Estudios sobre eclesiología adventista» que el Comité de Investigación Bíblica de la División Euroafricana se complace en presentar a sus lectores. La publicación de este volumen ha sido demorada, muy a pesar nuestro, por circunstancias diversas, a menudo en relación con el carácter benevolente de los autores. Tenemos, en primer lugar, que manifestar nuestro agradecimiento a cada colaborador por su importante colaboración y meritorio esfuerzo. Nos parece oportuno insistir en la importancia del bautismo en la eclesiología adventista. Este trabajo no pretende erigirse en autoridad sobre este tema fundamental. Simplemente propone la agrupación de reflexiones necesarias, tanto desde el punto de vista teológico como pastoral, de un tema básico para la fe y la práctica cristiana. Los diferentes estudios expuestos en esta obra no son el producto de una investigación colectiva y sistemática. Son el resultado de una recopilación de diferentes trabajos, revisados en equipo, pero independientes entre sí. Su interés se basa en la diversidad de puntos de vista y de perspectivas bíblicas, históricas, teológicas y pastorales. En principio, los trabajos publicados en esta recopilación se caracterizan por su naturaleza multiforme y heterogénea, resultado de la diversidad de sus autores, formación, lengua y cultura. El Comité de Investigación Bíblica ve en dicha pluralidad una riqueza a la que no quisiera renunciar, a pesar de las ventajas de una eventual voz única. Es a través de la pluralidad de voces como la Palabra de Dios ha llegado hasta nosotros. Es a través de la pluralidad de dones del Espíritu como queremos contribuir a la transmisión y actualización con este modesto trabajo, en la unidad de la fe, al avance del evangelio y la unidad en Cristo de nuestras comunidades.

Roberto Badenas Presidente del Comité de Investigación Bíblica de la División Euroafricana

xix



PRIMERA PARTE

ESTUDIOS BÍBLICOS



Capítulo 1

EL BAUTISMO: SIGNIFICADO VETEROTESTAMENTARIO Y EXTRABÍBLICO Ganoune DIOP Introducción Aunque el origen del rito bautismal no se encuentra en Jesucristo, él lo practicó y lo ordenó explícitamente a sus discípulos. Para entender bien esta práctica, para darnos cuenta de su contexto neotestamentario, es imprescindible indagar el medio sociocultural y religioso en el que Jesús se movió y los antecedentes bíblicos veterotestamentarios y extrabíblicos. Pondremos especial atención particularmente en el terreno de las abluciones rituales, o los ritos de purificaciones presentados en la Biblia y en las distintas tradiciones religiosas emparentadas. Aunque existan puntos comunes entre las diferentes perspectivas religiosas en las que se practicaba el bautismo, hay acuerdo entre las diversas opiniones que existe una diferencia de significado del bautismo según se trate del judaísmo, de religiones mistéricas o del cristianismo. Vamos a abordar el tema del bautismo considerando su significado a través, primero, de los antecedentes lingüísticos, de su contexto temático concreto, y del alcance teológico propio de cada práctica.

3


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO

I. ANTECEDENTES LINGÜÍSTICOS Las construcciones verbales y los sustantivos, derivados de la raíz de la que procede la palabra ‘bautismo’, son usados para abluciones e inmersiones. La palabra hebrea utilizada para estos ritos es lb;j' [†äBal].1 Es un término polisémíco traducido según los contextos por: “sumergir”, “zambullir”, “mojar”, “embeber”, “empapar”. La palabra usada en el judaísmo para bautismo, hl'ybij. [†übylâ], viene de la raíz lbj [†Bl]. Otros términos son igualmente utilizados para denominar el lavamiento. El verbo räHac [#x;r]' es usado para hablar del lavamiento de partes del cuerpo, la cara (Gn 43: 31), las manos (Job 9: 30), los pies (Gn 19: 2), también para el cuerpo entero como en el caso de Naamán (2 Re 5: 10). También se usa para los baños rituales de los sacerdotes, en el momento de su dedicación (Ex 29: 4) o para cualificarlos para oficiar en el Día de las Expiaciones (Lv 16: 4). La palabra sb;K' [KäBas] que, en la mayoría de los casos, se usa en relación con el lavamiento de ropas, se usa también de forma metafórica para hablar del lavamiento por la impureza del pecado (Sl 51: 4). El uso del término x;WD [dûHa] también es para un colectivo. Se usa figurativamente para expresar la purificación del pueblo, a fin de que Yahvé pueda permanecer en su seno. Necesitaríamos, sin embargo, ampliar la selección etimológica, porque parece que la palabra clave vD,q;t.hi [hitqaDDeš] (literalmente: “santificarse”), de la raíz vdq [qdš], en la forma verbal hitpael, hace también a veces alusión al baño o al ritual de purificación antes de la manifestación de la presencia de Dios, sea en el santuario o en una teofanía. Bajo esta perspectiva, la orden de santificarse como

1

Las referencias son las siguientes: Gn 37: 31; Ex 17: 22; Lv 4: 6, 17; 9: 9; 14: 6, 16, 51; Nm 19: 18; Dt 33: 24; Jos 3: 15; Rut 2: 14; 1 Sam 14: 27; 2 Re 5: 14; 8: 15; Job 9: 31; Is 21: 4; Sir 34: 25; Jdt 12: 7.

4


EL BAUTISMO: SIGNIFICADO VETEROTESTAMENTARIO Y EXTRABÍBLICO preparación para la visita de Dios implica el hecho de tomar un baño de purificación (ver Ex 19: 10-15 y Lv 15: 5-11, 21-22, 27). Con respecto a esto, la asociación entre lavar las ropas y lavarse el cuerpo también queda corroborada por la historia de Betsabé contada en 2 Sam 11: 2, 4. Hay que destacar también que la raíz rhj [†hr], usada en hitpael, puede incluir la idea de bañarse (Nm 8: 7). En el mundo helenístico, el verbo bapti,zein [baptízein], que es una forma intensiva de ba,ptein [báptein], está atestiguado ya en el siglo V antes de nuestra era.2 Tiene el significado de “sumergir”, “hundir”, “zozobrar”, “tratar de ahogarse”. Una connotación negativa predomina en sus significados; además, su asociación con el culto no procede necesariamente de esta literatura.3 Encontramos este verbo en la LXX, en Isaías 21: 4, con el significado de “engullir”, “apoderarse de”. Se le atribuye también un sentido ritual en Eclesiástico: «Si uno se purifica del contacto de un cadáver y lo vuelve a tocar, ¿de qué le sirve su baño de purificación?» (34: 25 [30]) La LXX emplea también los verbos lou,ein [loúein] y avpolou,ein [apolouein] para traducir los términos hebreos relativos al lavamiento.4 2

PLATÓN, Eutidemo, 277d (En línea: Eutidemo (esp.). Biblioteca Digital, Ministerio de Educación y Cultura, República Oriental del Uruguay. <http://www.edu.mec.gub.uy/biblioteca%20digital/libros/P/Platon%20%20Eutidemo.pdf>. Euthydemus (gr.). En: BURNET, John [ed.]. Platonis Opera, Oxford University Press, 1903. <http://www.perseus.tufts.edu/hopper/text?doc=Perseus%3Atext%3A1999.01.0177 %3Atext%3DEuthyd.%3Asection%3D277d> [Consulta: 6 julio 2010]); HIPÓCRATES, Epidemias, 5, 63. 3 Una excepción es señalada por LÉGASSE, S. Naissance du baptême. Paris: Éditions du Cerf, 1993, p. 16. Menciona la literatura hermética, donde se refiere al bautismo del intelecto. Amplía su conclusión afirmando que «excepto el Apocalipsis de Sadrak (14,7; noter baptismal ibid y 14.6), bajo toda evidencia de influencia cristiana, ningún pseudoepigráfico griego emplea baptízein para un baño ritual. Lo mismo puede decirse de Filón y de Josefo.» 4 Ex 29: 4; 40: 12; Lv 14: 8-9; 16: 4; Job 9: 30.

5


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Sin embargo, la palabra ba,ptisma [báptisma] no fue usada con anterioridad al Nuevo Testamento.

II. CONTEXTO TEMÁTICO A. Religiones extrabíblicas Las funciones religiosas del agua en los rituales de abluciones están presentes prácticamente en todos los pueblos que han conformado la historia del Próximo Oriente Antiguo,5 y también en los egipcios,6 también en la antigua Grecia.7 Pero, aunque el agua asume una función preponderante en los medios socioculturales y religiosos arriba mencionados, la Biblia se distingue en que, como dice Jacob Milgrom, el poder ritual del agua está totalmente ausente. El agua no es regeneradora, solo es purificadora, e incluso en este aspecto, está desprovista de cualquier componente mágico. Lo 5

En la religión de Mesopotamia, en la que el agua, unida al componente mágico de los encantamientos, tenía un poder de purificación y de regeneración. Los adoradores se bañaban o lavaban sus manos para su purificación (PRITCHARD, James. Ancient Near East Texts Relating to the Old Testament [ANET]. 3ª ed. Princeton [New Jersey]: Princeton University Press, 1969, p. 331-341), incluso los propios dioses se bañaban en agua de mar o en agua fresca para su purificación. Los hititas, el personal del templo, los sacerdotes y los servidores debían bañarse antes de empezar los preparativos rituales (ANET, p. 207). Si se estaba en un estado de impureza, era un crimen capital (ANET, p. 209). Incluso el rey no estaba exento de los baños antes del ejercicio de sus funciones (ANET, p. 355). 6 Es notorio que los egipcios estaban obsesionados por las abluciones. Eran importantes en la vida del faraón. Desde su infancia hasta su coronación, las fases de su existencia estaban marcadas por ceremonias relacionadas con las abluciones. También en los ritos de los templos, cada ceremonia requería el uso de abluciones. Ver MILGROM, Jacob. «Leviticus 1-16: A New Translation with introduction and commentary». En: The Anchor Bible. Vol. 3. New York: Doubleday, 1991, p. 958959. 7 MILGROM, J. «Leviticus 1-16…», op. cit., p. 963.

6


EL BAUTISMO: SIGNIFICADO VETEROTESTAMENTARIO Y EXTRABÍBLICO que quiere decir que el agua puede purificar no de forma intrínseca, sino por la voluntad de Dios.8 En el mundo grecorromano el bautismo representaba la vía de entrada para los iniciados de las religiones mistéricas. Ya fueran los misterios griegos (los misterios órficos o los misterios de Eleusis), o si se trataba de los misterios orientales (los misterios mitraicos, los misterios de Isis o los misterios de Cibeles), es por el bautismo como los iniciados principian su adoración.9

B. Antiguo Testamento El significado veterotestamentario da la pista de la estrecha relación que existe entre bautismo y purificación, sea ritual o existencial. La ablución podía tener un significado cultural, en el hecho, por ejemplo, de lavar los pies a un visitante.10 El gesto de lavarse las manos era una señal de inocencia.11 Las abluciones que vehiculan un valor ritual tenían como fin la restitución de la pureza.12 8

Ídem. TERTULIANO, De baptismo, V (En línea: texto en latín, alemán, esloveno, francés, inglés, y ruso. En: The Tertullian Project. <http://www.tertullian.org/works/de_baptismo.htm> [Consulta: 16 julio 2010]. [N. del E., ed. esp.]). También, Clemente de Alejandría (h. 150- h. 215) cita que las purificaciones tienen un lugar preponderante en las ceremonias de las religiones mistéricas. El adorador de Dionisios experimenta el lavamiento purificador. Ver BARCLAY, William. The Mind of Jesus. San Francisco (California): Harper, 1960, p. 1617. 10 Gn 18: 4. 11 En el Salmo 26: 6-7, el salmista dice: «Lavo y purifico mis manos, doy vueltas a tu altar, Yahvé, pronunciando la acción de gracias, pregonando todas tus maravillas». Cf. Dt 21: 6; Sl 73: 13. En el Nuevo Testamento (Mt 27: 24), el gesto de Pilatos tiene como fin mostrar que se desentiende de su responsabilidad jurídica. 12 Es el caso del leproso que deja su estado anterior y se convierte en puro (Lv 14: 89); es también el caso de las abluciones de una persona afectada por impurezas 9

7


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO El baño era parte integrante del servicio de la ceremonia de investidura de los sacerdotes sellándose así su dedicación.13 El Día de las Expiaciones también, el sumo sacerdote debía lavarse el cuerpo después que el macho cabrío fuera enviado al desierto y antes de proceder a la última fase del ritual de la expiación.14 Muchos textos pueden ser interpretados a la luz de lo expuesto, porque hay varias palabras en el Antiguo Testamento que se asocian a la idea de purificación. Pero, todos los términos que hacen referencia a la pureza ritual no tienen necesariamente una relación directa con la configuración bautismal o en cualquier caso no hay suficientes elementos que los encuadrarían en esta categoría. Cuando el agua interviene en el proceso de purificación, el asunto se torna más interesante. Pero, llegados a este punto, hay que hacer una serie de precisiones. Las diez pilas que se empleaban para las abluciones de los sacerdotes (2 Cr 4: 6), o el agua usada para la purificación de los levitas (Nm 8: 6), o la purificación para salir de una impureza ritual (Nm 19: 19) o para entrar en un estado de pureza ritual, como es el caso de la purificación del sumo sacerdote durante una semana entera, en vísperas de la celebración del Día de las Expiaciones, pueden difícilmente asociarse al bautismo sin forzar los textos extraídos del corpus bíblico o de la tradición rabínica. Todo lo más podríamos retrospectivamente referirnos a la lectura alegórica que hace el apóstol Pablo, que interpreta la experiencia de los padres de los israelitas bajo la dirección de Moisés como un bautismo en la nube y en el mar (1 Cor 10: 1-2). Generalizar esta lectura sería ir más allá de los datos del canon bíblico y aventurarse en conjeturas de difícil o imposible comprobación. Incluso los baños

sexuales, a la espera de ser purificada (Lv 15). 13 Ex 29: 4; Lv 8: 6; Nm 8: 7. 14 Lv 16: 23-25.

8


EL BAUTISMO: SIGNIFICADO VETEROTESTAMENTARIO Y EXTRABÍBLICO rituales requeridos por la ley no tienen necesariamente los mismos propósitos que el bautismo. Hay que constatar que el bautismo tal como se practica en el Nuevo Testamento no es una realidad veterotestamentaria. Sin embargo, a causa de los paralelismos no solo a nivel verbal sino también en los niveles temático y teológico, merecen ser considerados algunos textos. El texto de 2 Re 5 que cuenta la historia de Naamán y del profeta Eliseo es un ejemplo. El relato del descenso de Naamán a las aguas del Jordán se inscribe en un contexto polémico. Se oponen dos sistemas de valores, que al principio Naamán, su protagonista, mezclaba y confundía. Para Naamán situado ya al principio del texto en un contexto militar, la vía diplomática, véase política, predomina sobre la realidad religiosa. Para curarse la lepra, se provee, como si fuera un embajador, de una carta del rey de Siria, el cual a su vez se comporta, como un soberano frente a su vasallo, el rey de Israel, encargándole a su vez de poner los medios necesarios para liberar al emisario de la lepra. Aquí hay una confusión de papeles como muestra el gesto del rey de Israel al rasgarse las vestiduras. Ha sido necesaria la intervención de un hombre de Dios, al que se le avisa para reintroducir una distinción de papeles y que se convierte en elemento salvador para el necesitado Naamán prisionero de un esquema de comparación de las aguas de las que señala su abundancia y prestigio, y no las virtudes de la palabra de Dios. A la pregunta de Naamán: ¿las aguas de Damasco, el Abaná y el Farfar, no valen más que todas las aguas de Israel? La respuesta anticipada es que en Israel hay un portavoz de Dios, un profeta. El baño en aguas del Jordán recomendado por el hombre de Dios en Samaria tiene como resultado que una carne vuelva a ser limpia, y que un hombre se vuelva puro. Es una génesis, o un nuevo nacimiento, asociado al concepto de pureza que sobrepasa el cuadro de una pureza legal, porque Naamán mismo habla de ello y no puede

9


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO hacérsele sospechoso de preocuparse por las leyes promulgadas en los libros de Levítico y Números, por ejemplo. Es verdad que se trata de lavarse, de quitarse la impureza pero hay algo nuevo, un nuevo nacimiento, en este caso, bajo la figura de una carne de niño pequeño. El libro del profeta Ezequiel, en el capítulo 16, nos suministra elementos útiles para la reflexión. Yahvé cuida de una criatura abandonada que, además carece de los cuidados necesarios para sobrevivir. Este es, entre otros, el hecho aquí de ser lavado para purificarse. Más tarde, cuando la criatura madura, Yahvé mismo la lava en agua y hace una alianza con ella. ¿Estamos aquí ante el baño de la novia que formaba parte de la preparación para la boda? Muy probablemente.15 Aún más constatando que esta práctica está bien documentada en el judaísmo. Un texto más aclaratorio para nuestra exposición es del de Ezequiel, en relación con la purificación del pueblo. Yahvé declara: «Os rociaré con agua pura y quedaréis purificados; de todas vuestras impurezas y de todas vuestras basuras os purificaré. Y os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un espíritu nuevo...» (Ez 36: 25-26). En un lenguaje simbólico, la ablución es signo de nuevas relaciones entre Yahvé y su pueblo. Es una alianza renovada, marcada por una ruptura previa con la impureza y la idolatría. Del lado de Yahvé no está solo la iniciativa, sino que también es el autor de la 15

Hay que destacar que el lenguaje usado en la carta a los Efesios para expresar las relaciones entre Cristo y su Iglesia, está próxima a nuestro texto: «Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra; y presentársela resplandeciente a sí mismo, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida; sino que sea santa e inmaculada. Así deben amar los maridos a sus mujeres como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer se ama a sí mismo.» (Ef 5: 25-28).

10


EL BAUTISMO: SIGNIFICADO VETEROTESTAMENTARIO Y EXTRABÍBLICO ablución.16 El lavamiento que aquí se trata se reviste con una connotación de restauración, es decir de renacimiento o de nacimiento. Incluso estando sujeto a discusión, el texto de Malaquías 3: 2, con todos sus acentos escatológicos y mesiánicos, merece ser mencionado. La misión del mensajero de Yahvé, comparada al fuego de fundidores y lejía de lavadores, tiene como fin la purificación de los hijos de Leví, para cualificarlos para el sacerdocio. Al contenido en último término del significado veterotestamentario del bautismo, hay que añadirle aún las asociaciones temáticas entre la función del agua y la del Espíritu. Esta asociación está en particular hecha alrededor de la imagen del derramamiento de agua para la transformación del pueblo, por ejemplo. La idea de derramar o de esparcir se usa en el Antiguo Testamento para hablar de la acción transformadora del Espíritu de Dios.17 Este trasfondo que asocia agua y Espíritu está ya presente en el profeta Ezequiel que da un apunte que reencontramos en el Nuevo Testamento, entre otros, el referente al bautismo de Jesús por Juan.

C. Judaísmo En el judaísmo, los prosélitos que se convertían en judíos pasaban por una inmersión, lo que significaba un nuevo nacimiento y una ruptura con su vida pasada. Esta ruptura era vista como algo tan radical que en ciertas corrientes del judaísmo, se entendía que aquel que se hiciera bautizar podía casarse con su propia hermana. Este bautismo no era practicado por los mismos judíos.18 Además, hay que destacar que los prosélitos se bautizaban a sí mismos. 16

Esta prerrogativa divina se aprecia en la oración de arrepentimiento de David, escrita en el Salmo 51; suplica a Dios que lo lave completamente de su falta y lo purifique de su pecado. 17 Is 32: 15; JI 3: 1-2. 18 Los textos que describen el ceremonial son, por una parte, una importante barai-

11


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Dado que el judaísmo del siglo I era plural, debemos mencionar el grupo de Qumrán. El lavamiento por las aguas lustrales o los baños rituales eran practicados por los esenios.19 Estos baños de purificación ocupaban un lugar importante en la vida de esta comunidad. La conciencia de pertenecer a una casta sacerdotal conducía a los esenios a purificarse varias veces al día. La conversión del corazón y las abluciones purificadoras estaban en el centro de sus preocupaciones. En la regla de la comunidad, se especificaba que aquel que no se arrepintiera se le negaría la entrada en el agua, referencia probable al bautismo.20

ta (enseñanzas enunciadas por los doctores tanaítas no incorporadas a la Misná) del Talmud babilónico (Yebamot, 47ab) y, por otra parte, en el tratado extracanónico Gerim, 1.1-8. Para los textos traducidos, remitimos a LÉGASSE, p. 90-92. 19 Règle de la communauté III, 4-12. En: DUPONT-SOMMER, A.; PHILONENKO, M. (eds.). La Bible: Écrits intertestamentaires. Paris: Gallimard, 1987 (Bibliothèque de la Pléiade 337), p. 1415 (El texto de la Regla de la Comunidad de Qumrán en español: VÁZQUEZ ALLEGUE, Jaime (ed.). La «Regla de la comunidad» de Qumrán. Salamanca: Sígueme, 2006. Edición bilingüe hebreo-español. [N. del E., ed. esp.]. En línea: Regla y leyes de la comunidad de Qumrán. <http://www.mercaba.org/Desierto/regla_qumram.htm> [Consulta: 6 julio 2010]). La importancia de las abluciones y de los baños rituales está también explicitada en el Testamento de Leví II, 3. Ver también VIII, 5 y XVI, 5. Encontramos en muchas partes informaciones relacionadas con la práctica bautismal en FLAVIO JOSEFO, Las guerras de los judíos, II, VII. (En línea). <http://www.imperivm.org/cont/textos/txt/flavio-josefo_las-guerras-de-los-judioslii.html>. Biblioteca de Clásicos Grecolatinos, <http://www.cayocesarcaligula.com.ar/grecolatinos/guerra_de_los_judios/libro_2/07 .htm> [Consulta: 6 julio 2010]. 20 Règle de la communauté V, p. 13. «No será considerado miembro de la Comunidad quien abandona la Alianza de Dios, caminando en la concupiscencia de su corazón, pues aborrece la disciplina, el conocimiento y los juicios justos. […] No será admitido a la fuente de agua de los perfectos. No será purificado con expiaciones ni lavado con aguas lustrales ni santificado con aguas marinas o fluviales, ni purificado por ninguna otra agua lustral.» (En línea: Regla y leyes de la comunidad

12


EL BAUTISMO: SIGNIFICADO VETEROTESTAMENTARIO Y EXTRABÍBLICO Esta preocupación de pureza, que se manifestaba con reiteradas abluciones, caracterizaba la actitud de un cierto Bano citado por Flavio Josefo y del que fue por un tiempo discípulo.21 En este contexto, los baños rituales tenían como objeto señalar la ruptura con la impureza e impiedad. Hay que destacar que este bautismo y los baños en general tenían un carácter repetitivo, al contrario que el bautismo neotestamentario, que tenía carácter único. No hay que olvidar mencionar la purificación de todo el cuerpo con el agua en el libro IV de los Oráculos Sibilinos, en el que se expresan oráculos de origen exclusivamente judío.22 Desde los años setenta, hay testimonios acerca de la existencia de grupos calificados como heréticos judíos que practicaban el bautismo: los elcasaí-

de Qumrán. Cap. 4º «Lo que se debe enseñar al iniciado». <http://www.mercaba.org/Desierto/regla_qumram.htm> [Consulta: 6 julio 2010]). 21 «…como oí decir de un hombre llamado Bano, que vivía en el desierto, vistiéndose del aparejo que hallaba en los árboles y sustentándose de cosas que de suyo produce la tierra, y bañándose, por conservar la castidad, muy a menudo de noche y de día en agua fría, comencé a imitar la forma de vivir de este...» (FLAVIO JOSEFO, Autobiografía, II. [En línea]. <http://www.imperivm.org/cont/textos/txt/flaviojosefo_las-guerras-de-los-judios-l0.html>. Biblioteca de Clásicos Grecolatinos, <http://www.cayocesarcaligula.com.ar/grecolatinos/guerra_de_los_judios/autobiogr afia.html> [Ed. ing.: The Life of Flavius Josefus, II. Christian Classics Ethereal Library. <http://www.ccel.org/j/josephus/works/autobiog.htm>] [Consulta: 6 julio 2010]). 22 La Bible. Écrits intertestamentaires, op. cit., p. 1037. El texto es el siguiente: «¡Ah! desgraciados mortales, ¡cambiad de conducta, no empujéis al Gran Dios a manifestar toda su cólera! Dejad las espadas, los llantos, los asesinatos, las violencias! ¡Purificad todo vuestro cuerpo en las aguas que fluyen perpetuas! Después tendiendo vuestras manos al éter, de vuestras faltas pasadas solicitad el perdón, y a través de oraciones, ¡expiad vuestra odiosa impiedad! Dios se arrepentirá y no derramará en vosotros; su cólera se apaciguará más aún si cultiváis en vuestro corazón la inestimable piedad.»

13


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO tas, los hemerobaptistas,23 los sabeos y los masboteos,24 los sebuanos o sebuseanos.25 Los baños rituales y las distintas abluciones son pues una realidad bien documentada en el judaísmo y sus distintas corrientes. Si bien, el significado de dichos ritos dependerá del contexto en el que se practican. Existen puntos convergentes de opinión en relación con la idea de ruptura con la impureza, o en todos los casos con una vida no conforme a la voluntad de Dios. Hay que subrayar que existían diferencias no desdeñables entre el bautismo neotestamentario y las abluciones, ya sea de prosélitos o de miembros de grupos tales como el de Qumrán. Por tanto, no solo no puede provenir de Qumrán, sino que sobre todo el bautismo neotestamentario presenta características únicas, la más destacable es que este está indisociablemente unido a la persona de Jesucristo. Además, se puede discernir un contexto polémico entre los movimientos baptistas y el clero de Jerusalén. Como lo señala Michel Quesnel, «la religión oficial preveía, para el perdón de pecados, sacrificios que no tenían nada que ver con el baño de agua al que apelaban los baptistas».26

23

EUSEBIO, Historia eclesiástica, IV, 22, 7. Epifanio (h. 310/320-403) precisa que se bañaban todos los días (Adversus haereses XVII). En línea: EPIFANIO. The panarion of Ephiphanius of Salamis: book I (sects 1-46). Williams, Frank (trad.). Leiden: Brill, 1987-1997, p. 41-42. <http://books.google.com/books?id=K22xQJbzdUIC&printsec=frontcover&hl=ca&so urce=gbs_atb#v=onepage&q=samaritans&f=false> [Consulta: 6 julio 2010]. 24 Estos términos están emparentados con una raíz aramea que significa “sumergir”, de donde saldrá después el sustantivo que designa el bautismo en arameo. 25 Son catalogados entre las sectas samaritanas por Epifanio (Adversus haereses XI). The panarion of Ephiphanius…, op. cit., p. 34 26 QUESNEL, Michel. Petite Bible du baptême. Paris: Nouvelle cité, 1987, p. 58.

14


EL BAUTISMO: SIGNIFICADO VETEROTESTAMENTARIO Y EXTRABÍBLICO

III. SÍNTESIS Y OBERTURAS TEOLÓGICAS Incluso existiendo puntos de vista comunes entre las diferentes perspectivas religiosas en las que se practica la inmersión, hay, sin embargo, acuerdo en que existen diferencias de significados respecto al bautismo, según se trate de religiones mistéricas, judaísmo o cristianismo. El denominador común del rito bautismal de las religiones mistéricas, en el judaísmo o en las purificaciones rituales legales del Antiguo Testamento, es el concepto de despojarse, de disociarse de la muerte, de desplazamiento con miras a entrar en una nueva experiencia, una nueva vida. Los textos mencionados en este artículo referidos al Antiguo Testamento, como los del libro de Ezequiel, han mostrado la función simbólica del agua en el proceso de purificación previo para entrar en una nueva relación con Yahvé. En este contexto, la función del Espíritu es contundente. En Ezequiel 36: 27, o en el Salmo 51, el Espíritu de Yahvé está presente como vehículo de la vida de Dios que da una nueva aptitud para que el creyente arrepentido pueda evolucionar en comunión con Yahvé. Si la hipótesis según la cual el denominador común de las impurezas corporales es su relación con la muerte,27 luego las abluciones y los lavamientos tendrían como fin principal la separación de la muerte. Esta disociación con la impureza a través del ritual de las abluciones sería un sistema simbólico que recordaría la necesidad de optar por la vida. Desde esta perspectiva, habría un nexo entre los rituales de purificación veterotestamentaria y el bautismo neotestamentario, este sentido tienen los ritos de paso. La función del rito es la de mantener las diferencias necesarias y la de regular los pasos.

27

MILGROM, Jacob. «Leviticus: A New Translation with Introduction and Commentary». En: The Anchor Bible. Vol. 3. New York: Doubleday, 1991, p.1000-1004.

15


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Desde una perspectiva antropológica, Mary Douglas se ha dado cuenta que hay un sistema único de analogías en campos tan diversos como son las normas del altar, las de la sexualidad o las normas de alimentación.28 Reflexionando sobre las funciones del rito, Francis Schmidt precisa: «…es la función de los ritos, preferentemente abluciones y ritos con sacrificios, que hacen pasar de un estado a otro: paso del estado de impureza al de pureza a través de ritos de purificación; transformación de lo profano en sagrado a través de los ritos de consagración; salida de lo sagrado a lo profano a través de los ritos de desacralización. El rito permite resolver la tensión entre paso y separación, ambos necesarios: autoriza el paso manteniendo la separación. Sin el rito, el paso abre una brecha en el sistema amenazado de desintegración. La acción de pasar de lo profano a lo sagrado sin la mediación del rito define la profanación. Así, los ritos mantienen y perpetúan el orden. [...] Las categorías de lo sagrado y lo profano, las de lo puro y lo impuro, son pues un sistema. Un sistema en el que la morfología se organiza a través de lo sagrado y lo profano; luego lo puro y lo impuro, regulando la circulación de personas y objetos, se convierte en psicología.»29

Si los ritos de purificación veterotestamentaria, en este caso son efectivamente los índices del paso, ocurre lo mismo con el bautismo. Al respecto de lo que hace original el bautismo bíblico preconizado por Jesucristo, no es solo el haber incorporado los diferentes aspectos de las abluciones veterotestamentarias –también las variantes que encontramos en el judaísmo plural o incluso en las religiones mistéricas– sino y sobre todo el lazo indisoluble entre el bautizado y la persona de Cristo. La idea de participación en el destino 28

DOUGLAS, Mary. Implicit Meanings. Essays in Anthropology. London: Routledge, 1979, p. 249-275. Ver la discusión en SCHMIDT, Francis. La pensée du temple. De Jérusalem à Qoumrân. Paris: Seuil, 1996, p. 85. 29 SCHMIDT, F. La pensée du temple, op. cit., p. 84.

16


EL BAUTISMO: SIGNIFICADO VETEROTESTAMENTARIO Y EXTRABÍBLICO de Jesucristo toma aquí todo su espacio. Su vida, su muerte, su resurrección, su vida presente y sus valores forman el cuadro a partir del cual se concibe definitivamente la noción de bautismo. Las categorías santo-profano, puro-impuro se definen a partir de su persona, de su enseñanza y de su lectura de la revelación veterotestamentaria. El bautismo cristiano es bello y es un rito de separación y de paso, un camino a Cristo. Esta relación con Cristo está también expresada como ayuda para comprender significados que están en gestos tales como lavarse o vestirse. Tales referencias al bautismo se encuentran por ejemplo en la expresión: «Revestíos más bien del Señor Jesucristo y no os preocupéis de la carne para satisfacer sus concupiscencias» (Ro 13: 14). Este texto se hace eco de la imagen veterotestamentaria de vestirse de justicia (Job 29: 14; Is 59: 17). Esta metáfora ha dado lugar a otras perspectivas que tienen en cuenta la novedad de la fe cristiana, tal como el hecho de vestirse del hombre nuevo (Ef 4: 24), o de revestirse de la vida, para que lo mortal desaparezca (2 Cor 5: 2). La imagen del lavamiento, asociada a la idea de purificación usada en el libro del profeta Isaías,30 se retoma en el Nuevo Testamento para hacer alusión al bautismo. Así el apóstol Pablo, hablando de los fundamentos y la comprensión de la ética cristiana, precisa: «¿No sabéis acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios? ¡No os engañéis! Ni impuros, ni idólatras, ni adúlteros, ni afeminados, ni homosexuales, ni ladrones, ni avaros, ni borrachos, ni ultrajadores, ni explotadores heredarán el Reino de Dios. Y tales fuisteis algunos de vosotros. Pero habéis sido lavados, habéis sido

30

«Lavaos, limpiaos, quitad vuestras fechorías de delante de mi vista, desistid de hacer el mal» (Is 1: 16).

17


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO santificados, habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios» (1 Cor 6: 9-11).

El libro de Apocalipsis va también a explotar el tema del baño escatológico para purificar a Israel de sus pecados, presente en el Antiguo Testamento, para aplicarlo a la comunidad de los bautizados.31 La alusión al baño de purificación se ve en la cita de Apocalipsis: «Uno de los Ancianos tomó la palabra y me dijo: “Esos que están vestiduras blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido?” Yo le respondí: “Señor mío, tú lo sabrás”. Me respondió: “Esos son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus vestiduras y las han blanqueado con la sangre del Cordero”.» (Ap 7: 13-14).32

Fundados principalmente sobre los antecedentes veterotestamentarios, Jesús y a continuación los escritores neotestamentarios utilizaron el material relacionado con los ritos de purificación o de paso, para explicar la novedad de la fe cristiana, y la especificidad de su bautismo.

31 32

COMBLIN, J. Le Christ dans l'Apocalypse. Paris: Desclée, 1965, p. 219-231. Ver también Ap 1: 5; 22: 14.

18


Capítulo 2

EL BAUTISMO EN UN CONTEXTO DE MISIÓN SEGÚN MATEO 28: 16-20 Hans HEINZ Introducción La perícopa de Mateo 28: 16-20 es «la llave que permite entender el libro entero»,1 la «palabra clave»2 necesaria para interpretar el primer Evangelio. Las dos afirmaciones principales del evangelio de Mateo se resumen en,  El rechazo de Israel a su rey, abriéndose así el camino salvífico a las naciones.  El alcance universal de la escatología veterotestamentaria cumplido en la persona de Jesús de Nazaret, Cristo, el Mesías.3 «Ningún texto pascual del Nuevo Testamento justifica mejor que Mateo 28: 16-20 lo dicho por W. Marxsen: “El acontecimiento Jesús continúa”»,4 entendiéndose aquí no lo relacionado con aquel de quien se pudo constatar su muerte, sino con el Cristo resucitado. El texto no solo se conforma con decir que hay un después, sino que revela el cómo es la continuación del affaire Jesús. La Buena Nueva del poder manifestado a través de la resurrección (vers. 18), el 1

MICHEL, O. Evangelische Theologie (Ev Th). Vol. 10 (1950-51): 16-26 (21). CULMANN, Oscar. «Königsherrschaft Christi und Kirche im NT», 10. Citado en: SAND, A. Das Evangelium nach Matthäus. Leipzig, 1989, p. 598. 3 Ver J. SCHNIEWIND, Das Evangelium nach Mt., Göttingen, 1984, p. 277. 4 SAND, A. Das Evangelium nach Mt, op. cit., p. 602. 2

19


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO anuncio de salvación a todo el mundo (vers. 19), y también la promesa de la constante presencia del resucitado en el día a día de los creyentes (vers. 20), Este es el mensaje íntegro que debe llegar a todo pueblo. Jamás de forma coercitiva sino con serena quietud. El anuncio pacifico del evangelio tiene como fin hacer discípulos a través de medios tales como la proclamación, el oír, la fe, el bautismo y el adoctrinamiento. Hoy, en el meollo de la cuestión encontramos el «problema bautismal»,5 objeto de profundas investigaciones, como lo demuestran –bajo un nuevo aspecto– los protocolos de acuerdo de Lima en 1982.

I. ¿SE TRATA DE UNA CITA TEXTUAL DE JESÚS? Una gran parte de lo que podríamos llamar el mundo de la ciencia teológica considera que Jesús no es el autor de la cita objeto de nuestro estudio. Una cierta aproximación teológica –que a pesar de una lectura exegética muy limitada se dice científica– pretende que nuestro texto está forzado, sería el producto de una elaboración apostólica, que jamás habría tenido su origen en Jesús. Una afirmación presentada como si se tratara de una ciencia exacta, indiscutible. Constatamos como este tipo de teología cala estrechamente en el pensamiento del mundo contemporáneo. Los principales argumentos son  Solamente Mateo aborda el pasaje en cuestión, y le da este sentido.  El Jesús histórico no pudo ser el autor de dicha cita. Respecto a su ascensión, no es demostrable.  El comportamiento inicial de la iglesia primitiva contradice tal orden de misión.

5

SCHLATTER, Adolf. Das christliche Dogma. Stuttgart: Calwer, 1977, p. 422.

20


EL BAUTISMO EN UN CONTEXTO DE MISIÓN SEGÚN MATEO 28: 16-20 No se trataría de un logion de Cristo, sino de un logion sobre el Cristo.6 El texto «nació cuando la Iglesia se formó»,7 y sería esta la que hubiera hecho tal formulación. La comunidad cristiana de finales del siglo I, ¿incorporaría tardíamente el texto «a posteriori»8 y lo pondría en boca de Jesús; esto no parece que preocupara a la Iglesia de los años treinta de nuestra era. Se trataría más bien de una «tradición de la Iglesia»,9 de una “fórmula eclesial”,10 de una «leyenda cultual».11 Esto difiere mucho de la forma de argumentar de los defensores de lo que algunos han llamado una «exégesis de la fe». La teología no debe dejarse encerrar en el pensamiento contemporáneo del medio. Por el contrario, esta, tras una aproximación históricofilológica objetiva, tiene que conceder al texto la oportunidad de ser vector de la revelación y dar crédito a las declaraciones de los que reivindicaron ser testigos de las «maravillas de Dios» (He 2: 11).

6

GRUNDMANN, W. Das Evangelium nach Matthäus. Berlin: Evangelische Verlagsanstalt, 1981, p. 573-574. 7 CONZELMANN, Hans. Grundriss der Theologie des Neuen Testaments. München, 1968, p. 121. 8 KLOSTERMANN, E. Das Matthäusevangelium. Tübingen, 1971, p. 232. 9 SCHWEIZER, Eduard. Das Evangelium nach Matthäus. Göttingen: Vandenhoeck und Ruprecht, 1976, p. 346. 10 JEREMIAS, Joachim. Neutestamentliche Theologie. Vol. 1. Gütersloh: Gütersloher Verl.-Haus Mohn, 1971, p. 287. (Ed. esp.: Teología del Nuevo Testamento. Vol. 1. Salamanca: Sígueme, 1980, p. 350. En línea: <http://www.scribd.com/doc/24080952/Joachim-Jeremias-Teologia-Del-NuevoTestamento> [Consulta: 6 julio 2010]). 11 BULTMANN, Rudolf. Die Geschichte der synoptischen Tradition, Göttingen, 1964, p. 333. (Ed. esp.: Historia de la tradición sinóptica. Salamanca: Sígueme, 2000, p. 347. En línea: <http://www.scribd.com/doc/24774484/Rudolf-BultmannHitoria-de-La-Tradicion-Sinoptica> [Consulta: 6 julio 2010]).

21


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Desde este punto de vista, no hay nada de «superficial», como afirmaba W. Heitmüller al comienzo del s. XX,12 al querer estudiar este texto en su globalidad. Examinándolo no solo bajo el prisma de la verdad histórica, sino también bajo el de su autenticidad, el de su veracidad. Aunque el llamamiento al bautismo de Mateo 28: 19 es «único en su género en el Nuevo Testamento»,13 se puede descubrir también idéntica intención en otras citas concluyentes de otros Evangelios; correspondencias que son totalmente evidentes. Esto está particularmente claro cuando comparamos este pasaje con el del libro de Marcos, sobre todo en relación al anuncio del evangelio (Mt 28: 19a; Mc 16: 16), a la exigencia del bautismo (Mt 28: 19b; Mc 16: 16) y al poder de Cristo (Mt 28: 18, 20b; Mc 16: 17-18). La especificidad de la fórmula «triádica» se puede constatar en el bautismo de Jesús con la manifestación del Padre, Hijo y Espíritu Santo.14 En Lucas, la predicación del arrepentimiento y perdón de pecados (Lc 24: 47) es una anticipación al bautismo (He 2: 38). En un contexto donde se manifiestan el don del Espíritu y la promesa de un poder capaz de perdonar los pecados; esta doble asociación, es también para el apóstol Juan, el acto bautismal.15 La referencia a las naciones y a la majestad de Jesús referidas en el texto corresponden a una cierta perspectiva del nazareno previa a la Pascua. Plenamente consciente de su misión particular en relación con Israel (Mt 15: 24), adopta la perspectiva del libro de 12

HEITMÜLLER, Wilhelm. lm Namen Jesu. Göttingen, 1903 p. 270. Citado en: BEASLEY-MURRAY, George Raymond. Baptism in the New Testament. Grand Rapids (Michigan): Eerdmans, 1973, p. 77. 13 BARTH, M. «Taufe im NT». EKL. Göttingen, 1959, vol 3, p. 1294. 14 BENGEL, Johann Albrecht. Gnomon Novi Testamenti. Stuttgart, 1959, vol. 1, p. 203; GRUNDMANN, W. Das Evangelium nach Mt, op. cit., p. 578-579. 15 Ver también RATSCHOW, Carl Heinz. Die eine christliche Taufe. Gütersloh: Mohn, 1979, p. 251-252; BEASLEY-MURRAY, G. Baptism in the NT, op. cit., p. 80.

22


EL BAUTISMO EN UN CONTEXTO DE MISIÓN SEGÚN MATEO 28: 16-20 Isaías en el que la expresión «siervo del Señor» adquiere un significado profundo no solo para Israel (Mt 10: 5; 15: 24) sino también para todas las naciones (Mt 28: 19). A lo largo de su vida terrenal, el horizonte de Cristo sobrepasa en mucho al de su propio pueblo (Mt 8: 5-12; 8: 28-34; 24: 4). El cumplir su obra a través de la palabra y del milagro, es consecuencia del poder de Dios que Jesús posee. Es el poder de Yahvé (Mt 5: 21ss.) que es dado al Hijo (Mt 11: 27). Este poder manifestado en la formulación al llamamiento al bautismo de Mateo es también el del Hijo del Hombre celestial (Dn 7: 14).16 Visto desde esta perspectiva, la reivindicación de Mateo 28 no puede en ningún caso ser una creación del evangelista. Tenemos que aceptarla como una afirmación esencial y típica del Jesús histórico, una afirmación que Mateo «ha recibido de Jesús».17 Evidentemente, el carácter particular y excepcional que posee la resurrección en el contexto del plan de salvación, escapa al dominio y a los criterios del método histórico: analogía (correspondencia), causalidad inmanente y correlación (contexto).18 Como el fenómeno de la resurrección es un hecho que, sobrepasa el universo de lo comprensible o de lo razonable, así como toda tentativa de explicación empírica, los discípulos tuvieron también sus dudas (Mt 28: 17; Lc 24: 11; Jn 20: 25). Pero las experiencias que vivieron (Lc 24: 3, 39; 1 Cor 15: 5-8), el mensaje que estas les proporcionaron en su intimidad (Lc 24: 6, 34: «el Señor ha resucitado») les abrieron horizontes. Y es así como el creyente tiene el privilegio de poder con16

Cf. SCHNIEWIND, op. cit, p. 276-277; ZAHN, Theodor. Das Evangelium des Matthäus. Wuppertal: R. Brockhaus Verlag, 1984 (reed.), p. 723-724; ROBERTSON, Archibald Thomas. Word Pictures in the NT. Vol. 1. Nashville (Tennessee): Sunday School Board, 1930, p. 245; SCHLINK, Edmund. Die Lehre von der Taufe, Kassel, 1969, p. 13. 17 SCHLATTER, Adolf. Die Theologie der Apostel. Stuttgart, 1977, p. 82. 18 TROELTSCH, Ernst. «Über historische und dogmatische Methode in der Theologie». En: Gesammelte Schriften. Vol. 2. Aalen, 1962, p. 729-753.

23


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO templar a un Cristo completo, según la expresión de Lutero. No secundum carnem, sino más bien in carne.19 No según la carne, o carnal, sino en su propia carne. O también, para continuar con el paralelismo, no en una realidad exclusivamente humana, sino también divina. Si la teología tuviera que callar esto, no solo se reduciría a sí misma a historia, sino que obviaría aquello que es la esencia misma de su misión. La lentitud de la iglesia primitiva para abrirse a las naciones es un hecho histórico incuestionable. Pero no hay que atribuirlo de forma precipitada al desconocimiento del mandato. La incertidumbre de los doce como la de cualquier comunidad acabada de nacer está justificada por las pautas dadas para su misión: anunciar el evangelio primero a los judíos, y solamente después, a las naciones (He 13: 16). La misión debía empezar por el pueblo judío antes de poner el pie “fuera” y cumplir una misión particular para los pueblos que rodeaban Israel. Así es como razonaban los primeros cristianos.20 Es probable que cierta estrechez de miras en el judaísmo de la época, y también el recuerdo de la obra llevada a cabo por el Maestro jugaran su papel en un contexto donde Jerusalén era el centro de toda la vida religiosa por excelencia.21 Lo que debía ocurrir, paralelamente, y al fin ocurrió, fue en primer lugar la consecuencia de un malentendido constatado en Hechos 1: 8. Los discípulos pensaban en una misión en varias etapas. (Ga 2: 9). Como el llamamiento al bautismo de Cristo está íntimamente ligado a una orden de misión, es justo pensar que este mensaje de Jesús fuera puesto en práctica desde el principio. Porque si el llamamiento al bautismo es entendido como un mandamiento de Cristo, indudablemente la iglesia cristiana del principio entendería tales palabras del bautismo como una 19

WA 23, 724, 28-29. Cf. BEASLEY-MURRAY, G. Baptism in the NT, op. cit., p. 86. 21 Cf. GUNDRY, R. H. Matthew. Cambridge, 1963, p. 596. 20

24


EL BAUTISMO EN UN CONTEXTO DE MISIÓN SEGÚN MATEO 28: 16-20 orden a llevar a cabo obligatoriamente.22 La evolución del bautismo cristiano desde el bautismo de Juan y del bautismo de prosélitos23 no habría sido suficiente para que la iglesia primitiva desarrollara una doctrina y una práctica con tal fuerza. Podemos decir que si el llamamiento al bautismo de Mateo 28 tiene sus raíces en la experiencia misma del bautismo de Cristo (Mt 3),24 el bautismo cristiano tiene las suyas en este llamamiento de Jesús. A pesar de todas las tentativas de interpretar tal perícopa de llamamiento al bautismo y el anuncio del evangelio como fruto de una teología de la iglesia primitiva, E. Schlink ha afirmado con razón que si, en efecto, la resurrección y su testimonio escapan a cualquier argumentación desde el punto de vista histórico, no ocurre lo mismo con el bautismo. La 22

Cf. ARGYLE, A. W. The Gospel according to Matthew. Cambridge: Cambridge University Press, 1963, p. 222; STAUFFER, Ethelbert. Die Theologie des Neuen Testaments. Stuttgart: W. Kohlhammer, 1948, p.139-140; BETZ, Johannes. «Taufe». En: FRIES, H. (ed.). Handbuch theologischer Grundbegriffe (HThG). München, 1985, vol. 4, p. 177; NIXON, R. E. Das Evangelium nach Matthäus. En: GUTHRIE, Donald; MOTYER, J. Alec (eds.). Brockhaus-Kommentar zur Bibel. Vol. 4. Wuppertal: R. Brockhaus Verlag, 1985, p. 53. 23 Cf. BEASLEY-MURRAY, G. Baptism in the NT, op. cit., p. 88. La existencia del bautismo de los prosélitos en esta época está aún en el ámbito de la investigación histórica (Cf. BETZ, J. «Taufe», op. cit.). No conocemos testimonios incuestionables de esta práctica más que a partir del año 80 d.C. (Cf. DINKLER, Erich. «Taufe im Urchristentum». En: GALLING. Kurt. (ed.). Die Religion in Geschichte und Gegenwart [RGG]. Vol. 6. Tübingen: Mohr Siebeck Verlag, 1986 [reed.], p. 628). 24 Cf. BARTH, Karl. Kirchliche Dogmatik (KD). IV/4. Zürich: Evangelischer Verlag Zollikon p. 57. En línea: BARTH, Karl. Church Dogmatics. Vol. 4, parte 4. Edinburgh: T & T Clark, 1996, p. 129. <http://books.google.cat/books?id=FyqL1QJab8YC&pg=PA129&lpg=PA129&dq=Z wingli+vis+mutandi&source=bl&ots=RfInDnO5hC&sig=tNQfrSQz_S37OxVJ3PUv1ljlIG E&hl=ca&ei=LmU0TL3uAoi6jAewzYyXBg&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum =1&ved=0CBIQ6AEwAA#v=onepage&q=Zwingli%20vis%20mutandi&f=false> [Consulta: 7 julio 2010].

25


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO experiencia bautismal se remonta al nacimiento del cristianismo, lo que nos permite resaltar cierta paradoja. Un argumento históricamente intangible, el mandato del resucitado, es el que da la explicación –y esta si incuestionablemente histórica– de la génesis del bautismo cristiano.25

II. TRADUCCIÓN Y SIGNIFICADO El verbo principal de la frase que está en imperativo aoristo maqhteu,sate [mathēteúsate] («haced discípulos»), determina los participios poreuqe,ntej [poreuthéntes] (participio aoristo «habiendo ido») y bapti,zontej [baptízontes], dida,skontej [didáskontes] (participio presente «bautizando, enseñando») bajo una forma imperativa,26 si bien se puede traducir así también el conjunto del texto: «Por tanto id, haced discípulos de todas las naciones, bautizadlos [...] enseñadlos» (Lutero, edición revisada de 1984). Así están traducidas las versiones de Elberfelder (6ª ed., 1980), H. Menge (Gesamtbibel), la versión de Jerusalén en alemán, H. Wiese y U. Wilckens. También la versión de Lutero de 1522, y su revisión en 1912, F. Tillmann, F. Pfäfflin y R. Storr adoptan esta traducción, proponiendo un «Haced en todas las naciones discípulos» copiado de la docete omnes gentes de la Vulgata («Enseñad a todos los pue25

SCHLINK, E. Die Lehre von der Taufe, op. cit., p. 30. Entre los teólogos que aceptan la perícopa de Mateo 28 como un dicho que tiene al propio Jesús como autor, citamos entre otros: P. Feine, Adolf Schlatter, Julius Schniewind, O. Michel, Donald Guthrie, Rudolf Schnackenburg. 26 Cf. STEYER, Gottfried. Satzlehre des neutestamentlichen Griechisch. Vol. 2. Berlin: Evangelische Verlagsanstalt, 1972, p. 104; CARSON, D. A. «Matthew». Vol. 8. En: The Expositor's Bible Commentary. Grand Rapids (Michigan): Zondervan, 1984, p. 595; HENDRIKSEN, William. New Testament Commentary. Vol. 1. Grand Rapids (Michigan): Baker Book House, 1973, p. 999. Esa es la razón por la cual el Codex D (Bezae Cantabrigiensis) lee el participio aoristo poreuqe,ntej [poreuthéntes] como un imperativo poreue,sqe [poreuésthe].

26


EL BAUTISMO EN UN CONTEXTO DE MISIÓN SEGÚN MATEO 28: 16-20 blos»). Como un todo incluido en un contexto, a su vez, también imperativo. Si tenemos en cuenta el color semítico de dicha frase, estaremos autorizados para entenderla como una misión tripartita, en cuyo interior las secuencias aisladas de un contexto imperativo más general se suceden como diferentes partes de una misma frase. «Haced (primero) discípulos, (después) bautizadlos, (y) enseñad». Si permanecemos, por el contrario, fieles a la sintaxis griega, «Haced discípulos» se convierte en la afirmación principal. La continuación del texto se entiende como el comentario práctico a esta, el como de su aplicación: «a través del bautismo y de la enseñanza».27 Pero como el «Haced discípulos» aparece siempre en el NT en una secuencia consecutiva muy concreta: anuncio-profesión de fe, fe-bautismo,28 el bautismo autentifica plenamente el compromiso de 27

Cf. LOHMEYER, Ernst. Das Evangelium des Matthäus. Göttingen: Vandenhoeck & Ruprecht, 1958, p. 420. El concepto de un encadenamiento de ideas en el seno de la frase puede también defenderse desde el punto de vista de la sintaxis griega. El participio presente seguido de un verbo principal está cargado de un significado consecutivo a este verbo principal. Cf. BLASS, Friedrich. Grammatik des neutestamentlichen Griechisch. Göttingen, 1902, p. 202-203; WARNS, Johannes. Kurzgefasstes Lehrbuch des neutestamentlichen Griechisch. Gotha: Verlag der Evangelischen Buchhandlung, 1931, p. 186; Ídem. Die Taufe. Bad Homburg: Wiegand & Co, O.J., p. 204. 28 BETZ, J. «Taufe», op. cit., vol. 4, p. 179; CARSON, D. «Matthew», op. cit., p. 595-596; P. NEPPER-CHRISTENSEN, «maqhth,j». En: BALZ, Horst; SCHNEIDER, Gerhard (eds.). Exegetisches Wörterbuch zum Neuen Testament. Vol. 2. Stuttgart: W. Kholhammer, 1981, p. 916-920; RENGSTORF, Karl Heinrich. «Mathēteu». En: KITTEL, Gerhard; FRIEDRICH, Gerhard (eds.). Theologisches Wörterbuch zum Neuen Testament (ThWNT). Vol. 4. Stuttgart: Kohlhammer, 1990 (reed.), p. 465; BARTH, Markus. Die Taufe - ein Sakrament? Zollikon-Zürich: Evangelischer Verlag AG., 1951, p. 529-530; SCHELKLE, K. H. Theologie des Neuen Testaments. Düsseldorf: Patmos Verlag, 1976, 4/2, p. 128; J. BROSSEDER, «Taufe-Firmung». En: EICHER, P. (ed.). Neues Handbuch theologischer Grundbegriffe (NHthG). Vol. 4.

27


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO convertirse en discípulo. Sin embargo, no se trata de una perspectiva sacramental, el bautismo como instrumento de un rito iniciático,29 porque el agua no tiene ningún vis mutandi (poder de transformación).30 Así pues, el bautismo no es un necessitas medii (es decir, que no posee el carácter de un medio de salvación sacramental). Por el contrario tiene el carácter de un necessitas praecepti, es decir; el de un mandato, vivido en el marco de la obediencia por seres plenamente responsables.31 Así pues el euvaggeli,zomai [euangelízomai] (“anunciar”) de Hechos 14: 21 precede al maqhteu,ein [mathetēúein] (“hacer discípulos”, “llegar a ser discípulo”). Este anunciar el evangelio es también enseñarlo, porque el euangelízomai es dida,skein [didáskein] (“enseñar”, He 5: 42),32 o bien didach, [didachēº] (“enseñanza”, He 5: 28). Cuando en la iglesia primitiva se hablaba (en griego: lalei/n [laleîn]), se enseñaba a la vez (He 18: 25). El evangelio anunciado y enseñado era entendido y aceptado antes del bautismo (He 2: 37-38, 41). Tal proceso se aplica no solo a la joven iglesia en el contexto de los primeros esfuerzos misioneros apostólicos, sino también a ulteriores situaciones de la iglesia. El camino para ser cristiano es el siguiente: entender, creer, ser marcado por el sello del Espíritu (Ef 1: 13). Este último pensamiento es solo un esbozo en el bautismo, a través del cual el creyente manifiesta su deseo de vivir bajo el señorío del Espíritu (He 2: 38). La

München: Kösel-Verlag, 1985, p. 171; DINKLER, E. «Taufe im Urchristentum», op. cit., p. 633; LUCK, Ulrich. Das Evangelium nach Matthäus. Zürich: Teologischer Verlag, 1993, p. 316; HENDRIKSEN, W. New Testament Commentary, op. cit., p. 1000-1001; SCHNEIDER, J. Die Taufe im Neuen Testament. Stuttgart: Kohlhammer, 1952, p. 30. 29 BEASLEY-MURRAY, G. Baptism in the NT, op. cit., p. 89. 30 ZUINGLIO, Ulrico. Citado en: BARTH, K. KD, op. cit., p. 141. 31 BARTH, K. KD, op. cit., p. 169. 32 Cf. también Hechos 20: 20 avnaggei/lai [anangeîlai] / dida,skein [didáskein], “anunciar” / “enseñar”.

28


EL BAUTISMO EN UN CONTEXTO DE MISIÓN SEGÚN MATEO 28: 16-20 Didaché (7,1) y Justino (1 Apol. 61.2) confirman esta práctica en el seno de la comunidad primitiva del siglo II. La proclamación de la Palabra de Dios constituía el anuncio propiamente del evangelio, y una enseñanza más profunda (catequesis) era impartida a los creyentes (He 6: 1-2), en lo que se ponía un gran cuidado y en la iglesia más tardía. Kathcei/n [katēcheîn] (“enseñar”, Ro 2: 18; 1 Cor 14: 19; Ga 6: 6) se convierte en el término técnico para citar la instrucción de los candidatos al bautismo (2. Clem. 17.1) Estos últimos eran llamados en el contexto griego kathcou,menoi [katēchoúmenoi] porque en la cultura latina catechumeni u oyentes (los que escuchan). Se preparaban para el bautismo en escuelas de catequesis, la de Alejandría es un ejemplo. No es más que tras la posterior introducción de la práctica del pedobautismo que la catequesis se fue poco a poco transformando en educación religiosa.33 Si hacemos referencia a la explicación anteriormente mencionada, en la que profundizábamos en el corazón mismo del pensamiento hebreo, el concepto de “hacer discípulos” se nutre de estos elementos: anunciar, entender, aprender, creer. Luego viene el bautismo, seguido de una enseñanza posbautismal que hay que diferenciar de la instrucción prebautismal.34 33

Ver SURKAU, H. W. «Katechetik». En: GALLING. Kurt. (ed.). Die Religion in Geschichte und Gegenwart (RGG). Vol. 3. Tübingen: Mohr Siebeck Verlag, 1959, p. 1175. 34 En relación al «…enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado» como instrucción posbautismal a fin de entender la vida cristiana: predicación de la misión primero, después la enseñanza (GRUNDMANN, W. Das Evangelium nach Mt, op. cit., p. 579); primero el kerygma, segundo la didaché (CARSON, D. «Matthew», op. cit., p. 598); en primer lugar «un llamado a la decisión», después una «palabra de profundización en la cura de las almas» (RIENECKER, Fritz. Das Evangelium des Matthäus. Wuppertal: R. Brockhaus Verlag, 1984, p. 379); anuncio público del evangelio antes del bautismo, acompañamiento bíblico después (GNILKA, Joachim. Das Matthäusevangelium. Freiburg im Breisgau: Herder, 1988, p. 509. Ver también: NICHOL, Francis D. (ed.). The Seventh-Day Adventist Bible Commentary

29


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO El segundo significado que se deduce del estudio de la sintaxis griega sigue prácticamente el mismo camino. Desde esta perspectiva, la enseñanza pre o posbautismal sería una explicación de lo que significa ser discípulo. Sería entendida como una instrucción permanente anterior y posterior al hecho excepcional que es el bautismo.35 Podríamos citar aquí un tercer significado, atribuido a M. Barth, y que parece ser una variante del segundo. La enseñanza sería exclusivamente prebautismal, precediendo cronológicamente al bautismo.36 A pesar de la construcción de la frase que la sitúa después. En tanto que elemento esencial en el conjunto del proceso, la enseñanza está puesta a continuación de la invitación al bautismo como una especie de coronación «Es posible que las palabra “enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado”, contrariamente a Did. 7.1, sean puestas después de la orden “bautizad” sencillamente en razón a su gran importancia. Pasa con mucha frecuencia en griego que las palabras que el autor quiere subrayar están al final de la frase».37

(SDABC). Vol. 5. Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1956, p. 557 (ed. esp.: RASI, Humberto D. [ed.]. Comentario bíblico adventista del séptimo día. Vol. 5. Boise [Idaho]: Pacific Press Publishing Association, 1987, p. 545); DELLING, Gerhard. Die Zuneigung des Heils in der Taufe, Berlin, 1961, p. 96; SCHNEIDER, J. Die Taufe im NT, op. cit., p. 30; BARTH, Gerhard. Die Taufe in frühchristlicher Zeit. Neukirchen-Vluyn: Neukirchener Verlag, 1981, p. 127; BEASLEY-MURRAY, G. Baptism in the NT, op. cit., p. 89-90. 35 Ver LOHMEYER, E. Das Evangelium des Mt, op. cit., p. 420; HENDRIKSEN, W. New Testament Commentary, op. cit., p. 1001. Encontramos en el Codex B (Vaticanus) y C (Ephraemi Rescriptus) el participio aoristo «bautizantes». Lo que significa que hay que distinguir el aspecto único del bautismo (participio aoristo) de la enseñanza permanente (participio presente). 36 BARTH, M., op. cit., p. 533. 37 Ibídem, p. 525.

30


EL BAUTISMO EN UN CONTEXTO DE MISIÓN SEGÚN MATEO 28: 16-20 Dar un sentido únicamente instrumental y sacramental a los participios «bautizándolos. [...] enseñándoles»38 no es en absoluto admisible, tanto desde el punto de vista filológico como teológico. Por la poderosa razón que si les damos un significado esencialmente modal («mediante el bautismo»), no es del medio a través del cual uno se convierte en discípulo de lo que aquí se está hablando. A lo máximo se estaría dando una explicación complementaria de lo que significa, «hacer discípulos». Como hemos mencionado previamente, uno se convierte en discípulo acogiendo la palabra del evangelio que nos ha sido anunciada y expresando nuestra fe como respuesta a la palabra. Y esta respuesta se caracteriza por un bautismo y una instrucción.39 El participio modal puede disociarse difícilmente del temporal, una posibilidad es la de optar por la siguiente traducción: «Haced discípulos [...] y bautizad.»40 Esta permite dejar abiertos los distintos y potenciales destinatarios del masculino auvtou.j [autoús] («bautizándolos»). ¿Hay que enlazar esta expresión a la de los futuros discípulos41 o quizás, como constructio ad sensum, el neutro e;qnh [éthnē] traducido generalmente por “pueblos” o “naciones”?»42 En el primer caso, el bautismo sería una etapa del proceso para hacer un discípulo, en el segundo caso el bautismo forma parte integrante del 38

Así se manifiesta por ejemplo Christoph Starke: «Este texto muestra la forma en que tenían que proceder para hacer a los hombres discípulos, bautizándolos y enseñándoles [...j. Esto aporta sin duda un esclarecimiento respecto a la práctica del bautismo de los niños, el texto podría llegar hasta aquí. No llegaba uno a ser discípulo de Cristo por la circuncisión, sino a través del bautismo, el cual viene a fin de cuentas a reemplazar la circuncisión.» (STARKE, Christoph. Synopsis NT. Vol. 1. Berlin, 1870, p. 445. 39 CARSON, D. «Matthew», op. cit., p. 597. 40 Ver STEYER, G. Satzlehre des neutestamentlichen Griechisch, op. cit., p. 104. 41 WARNS, J., Die Taufe, op. cit., p. 204. 42 BRUCE, A. B. En: NICOLL, W. R. (ed.). The Expositor's Greek Testament. Vol. 1. Grand Rapids (Michigan): Eerdmans, 1980 (reed.), p. 339-340.

31


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO propio proceso. Los bautizados son en cualquier caso personas (masculino, en el texto griego) venidas de las naciones (neutro, en el texto griego), que han tomado la decisión de hacerse bautizar sobre la base de escuchar la palabra y de su fe. Sigue quedando abierta la cuestión de saber si pa,nta ta. e;qnh [pànta tá éthnē] se refiere a pueblos incluyendo a Israel o excluyéndolo.43

III. BAUTIZAR EN EL NOMBRE DEL SEÑOR Los Hechos de los Apóstoles usan distintas preposiciones asociadas al verbo ‘bautizar’: eivj to. o;noma [eis tó ónoma] de Cristo (nombre/dativo, cf. He 8: 16; 19: 5); o bien evpi. tw/| ovno,mati [epí tōº onómati] (literalmente a propósito del nombre/dativo de Cristo, cf. He 2: 38); por último evn tw/| ovno,mati [en tōº onómati] de Cristo (nombre/dativo, cf. He 10: 48). Notemos las correspondencias que existen entre las preposiciones añadidas al «nombre de Cristo» y estas mismas preposiciones, están a su vez en el contexto de la fe. Creer en Cristo se especifica como eivj auvto,n [eis autón] (He 10: 43), evpi. to.n ku,rion [epí tón kýrion] (He 16: 31), o evn tou,tw| [en toútō] (He 13: 39). Encontramos en las epístolas la fórmula «bautizar en (eivj [eis]) Cristo» (Ro 6: 3; Ga 3: 27) o bien una formulación análoga a esta “en Pablo” (1 Cor 1: 13, 15), ver “en Moisés” (1 Cor 10: 2). La preposición eis explica «la voluntad del Altísimo de vivir una relación con la persona bautizada», la cual «se entrega al Altísimo» (L. Goppelt).44 Como los israelitas –bautizados en Moisés– estaban subor43

Para la discusión, ver CARSON, D. «Matthew», op. cit., p. 596. GOPPELT, Leonhard. Theologie des Neuen Testaments. Göttingen: Vandenhoeck & Ruprecht, 1980, p. 331. Ver también HENDRIKSEN, W. New Testament Commentary, op. cit., p. 1000; BEASLEY-MURRAY, G. Baptism in the NT, op. cit., p. 91. La forma pisteu,w eivj [pisteúō eis] tiene el mismo significado. Según George E. Ladd, se trata de una «creación cristiana distintiva dada para explicar la rela44

32


EL BAUTISMO EN UN CONTEXTO DE MISIÓN SEGÚN MATEO 28: 16-20 dinados a su dirección y permanecían en estrecha comunicación con él, la persona bautizada está subordinada a Cristo y unida a él en una comunión de vida y salvación.45 G. Delling afirma que no se trata de que la persona bautizada se ofrezca al Señor, sino a la inversa, de que el acontecimiento de la salvación se ofrece por completo a la persona bautizada.46 Estos dos aspectos se complementan perfectamente. El bautizado pertenece a Jesucristo por la fe, y la salvación realizada por Jesús, y aún en vías de realización, se ofrece en propiedad al creyente a través de la fe.47 El mencionar el nombre de Jesús no es de ningún modo como el convocar «el poder exorcista de un nombre mágico», como sostuvieron W. Heitmüller48 y R. Bultmann.49 Según A. Oepke50 o también E. Schweizer,51 la mención sería una expresión idiomática prestada de la cultura helenística. Forma parte de la terminología bancaria y significaba “hacer una transferencia a la cuenta de”. De tal manera que la perción personal de la unión existente entre el creyente y Jesús». (LADD, George Eldon. A Theology of the New Testament. Grand Rapids (Michigan): Eerdmans, 1974, p. 272). 45 Ver DUNN, James D. G. «Taufe». En: BURKHARDT, Helmut (ed.). Das grosse Bibellexicon. Vol. 3. Wuppertal: R. Brockhaus Verlag, 1989, p. 1530; HAARBECK, Theodor. Biblische Glaubenslehre, Giessen: Brunnen-Verlag, 1956, p. 185-186; CARSON, D. «Matthew», op. cit., p. 597. 46 DELLING, Gerhard. Citado en: CONZELMANN, H. Grundriss der Theologie des NT, op. cit., p. 66. 47 Ibídem, p. 65-66; ver también SCHLINK, E. Die Lehre von der Taufe, op. cit., p. 40. 48 HEITMÜLLER, W. Citado en: CONZELMANN, H. Grundriss der Theologie des NT, op. cit., p. 65, 66. 49 BULTMANN, Rudolf. Theologie des Neuen Testaments. Tübingen, 1954, p. 4041. (Ed. esp.: Teología del Nuevo Testamento. Salamanca: Sígueme, 1981). 50 OEPKE, Albrecht. «Báptō, Baptízō». En: KITTEL, Gerhard; FRIEDRICH, Gerhard (eds.). Theologisches Wörterbuch zum Neuen Testament (ThWNT). Vol. 1. Stuttgart: Kohlhammer, 1933-1979, p. 537. 51 SCHWEIZER, E. Das Evangelium nach Matthäus. Göttingen, 1976, p. 349

33


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO sona bautizada de algún modo es “transferida” a la cuenta de Jesús. Pasa a ser de su propiedad. No de un modo ajeno, sino personal, sobre la base de la fe. Pisteu,ein eivj-evn [pisteúein eis-en], «creer en» es la condición para bapti,zein eivj-evn [baptízein eis-en] «bautizar en» o «en nombre de» (He 10: 43, 48; Ga 3: 26-27). De ahí que el bautismo epí tōº onómati (lit.: “sobre el nombre de”), signifique: sobre la confesión de Jesús, el Mesías.52 La fórmula en tōº onómati (“en nombre de”) amplía el significado del nombre en cuestión. La palabra pronunciada le confiere la máxima autoridad, en la medida en que quien bautiza es de alguna manera el representante del Cristo resucitado.53 «La persona que bautiza no es más que un intermediario de aquel en cuyo nombre actúa».54 El resucitado obra a través del bautismo como «una palabra visible», lo que está claramente prometido al creyente a través de la proclamación de la seguridad del perdón, de la conversión y. de una vida nueva.

IV. UN ÚNICO NOMBRE EN TRES PERSONAS Como hemos visto anteriormente, el texto que estamos estudiando nos invita a bautizar «en» (el alemán es más explícito «in», «im», «auf den Namen»)55 nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. 52

Ver BERKHOF, Louis. Systematic Theology, Grand Rapids (Michigan): Eerdmans, 1979 (reed.), p. 625-626 (ed. esp.: Teología sistemática. 3ª ed. Grand Rapids (Michigan): T.E.L.L., 1976, p. 746-747); STRACK, H. L. y BILLERBECK, P. Das Evangelium nach Matthäus erläutert aus Talmud und Midrash. Vol. 1. München, 1956, p. 1054-1055. 53 Ver DUNN, J. «Taufe», op. cit., p. 1530. 54 HAHN, W. «Taufe». En: OSTERLOH, Edo; ENGELLAND Hans (eds.). Biblischtheologisches Handwörterbuch zur Lutherbibel. Göttingen: Vandenhoeck & Ruprecht, 1959, p. 590. 55 El texto griego (literalmente: «al interior del nombre») ha sido traducido en alemán por «im» o «in dem» Namen (matices que no aparecen en el español «en

34


EL BAUTISMO EN UN CONTEXTO DE MISIÓN SEGÚN MATEO 28: 16-20 Encontramos esta fórmula «triádica» en la Didaché (7.1-3) y en los escritos de Justino (1 Apol. 61). Tiene autoridad en tanto que es una formulación muy «antigua»,56 «premateana»57 y, para la teología positiva, «recibida de Jesús».58 La unanimidad del testimonio de los manuscritos clama en favor del origen auténtico de la palabra bautismal del evangelio de Mateo.59 Se afirma con frecuencia que la fórmula triádica habría suplantado una fórmula presuntamente más acorde con la original, más kyriológica «en el nombre de Jesús».60 Pero como corrobora la Didaché (7.1-3 et 9.5), las dos fórmulas eran usadas en paralelo sin ningún tipo de competencia en la primera mitad del siglo II, y también en la época apostólica. Ambas fórmulas prueban que los primeros cristianos no temían al pluralismo legítimo.61 Ambrosio testifica en el siglo IV, la igualdad de ambas fórmulas (De Spiritu Sancto 1.3).62 Según J. Schniewind,63 J. N. Kelly64 y J. Leipolt,65 la fórmula kyriológica es «un resumen», «una versión cor-

el nombre de») Cf. Versión Luther, 1912, Albrecht), eventualmente «auf den Namen» («en el nombre»). Cf. Versión Luther, 1984, Rösch, Elberfelder, Bruns, Menge, Weizsächer). 56 LOHMEYER, E. Das Evangelium des Mt, op. cit., p. 414. 57 SAND, A. Das Evangelium nach Mt, op. cit., p. 599. 58 SCHLATTER, A., op. cit., p. 82. 59 BARTH, G., Die Taufe in frühchristlicher Zeit, op. cit., p. 14. 60 Ver ARGYLE, A. W., op. cit., p. 222; STAUFFER, E., op. cit., p. 214. 61 Ver RIGGENBACH, citado en: CARSON, D. «Matthew», op. cit., p. 598. 62 Cf. BROSSEDER, J., op. cit., p. 170. 63 Ibídem, p. 278. 64 KELLY, J. N. Altchristliche Glaubensbekenntnisse, Berlin, 1971, p. 71. 65 LEIPOLT, J. Citado en: SCHNEIDER, J. Die Taufe im NT, op. cit., p. 31. En cuanto a la diferencia que hace J. A. Bengel que la formulación kyriológica estaba reservada a los judíos para convencerlos del mesianismo de Jesús, mientras que la fórmula triádica era para los paganos, que no conocían al verdadero Dios, no diremos más. (BENGEL, J. A., op. cit., p. 202).

35


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO ta» de la fórmula triádica. La posibilidad de una relación existente entre una forma triádica (referida a una forma triple) y un significado «trinitario» (referido a tres personas y a una esencia divina) es motivo de controversia en el campo de la investigación neotestamentaria.66 Esta posible relación es a menudo afirmada.67 E. Schlink piensa con buen criterio que la confesión de fe no es explícitamente trinitaria, sino que por el contrario, esta presagia la unidad de las tres personas de la divinidad, porque está claro que no se bautiza en el nombre de tres personas sino en el nombre de un único Dios.68 Este solo nombre remite a Dios único que es Padre, Hijo y Espíritu Santo.69 El acontecimiento del bautismo de Jesucristo muestra bien esta coexistencia de tres personas en una misma unidad de acción (cf. Mt 3: 16-17).70 Así la experiencia bautismal de Pentecostés (He 2: 33)71 y los paralelismos paulinos de Mateo 28 (1 Cor 6.11; Ef 4.4-6),72 hizo que A. Schlatter pudiera escribir: «Jesús es el creador del pensamiento del Dios trino».73 Padre, Hijo y Espíritu, un Dios en tres personas, siendo un solo Ser (de ahí «en nombre 66

Para E. Stauffer no se trata más que de un paralelismo de la fórmula siguiente en tres unidades: Dios, Hijo del Hombre, Ángel. (STAUFFER, E., op. cit., p. 230). Ver también LOHSE, E. Grundriss der neutestamentliche Theologie. Stuttgart, 1974, p. 66. 67 E. Lohmeyer habla del «nombre del Dios trino» (LOHMEYER, E. Das Evangelium des Mt, op. cit., p. 420), E. Klostermann y R. Schnackenburg hablan de «fórmula bautismal trinitaria» (KLOSTERMANN, E., op. cit., p. 232; SCHNACKENBURG, Rudolf. Matthäusevangelium. Würzburg: Echter-Verlag, 1998, p. 290). 68 Ibídem, p. 74. 69 HENDRIKSEN, W. New Testament Commentary, op. cit., p. 1000. 70 Ver GRUNDMAN, W., op. cit., p. 579; SNELA, Bodgan. Kindertaufe - ja oder nein? München: Kösel Verlag, 1987, p. 42. 71 Ver SCHNIEWIND, J., op. cit., p. 277-278. 72 Ver SCHLATTER, Adolf. Paulus, der Bote Jesu. Stuttgart: Calwer, 1956, p. 197. 73 SCHLATTER, Adolf. Die Geschichte des Christus. Stuttgart: Calwer, 1977 (reed.), p. 536.

36


EL BAUTISMO EN UN CONTEXTO DE MISIÓN SEGÚN MATEO 28: 16-20 [uno solo] de»),74 Dios toma al bautizado bajo su señorío y lo transporta al universo de su salvación y de su presencia. Las conclusiones a las que ha llegado la teología cristiana se basan en las propias palabras del resucitado y no desarrollan «ningún dogma nuevo».75 La misión y el llamamiento al bautismo (Mt 28: 19-20b) manifiestan la naturaleza y el deber propios del cristianismo de Jesucristo para todos, para siempre, porque Dios se revela en Él, el Todopoderoso Dios. En un primer momento presuntamente en la sombra para más tarde, desvelar completamente su majestad en el momento de su aparición.

Abreviaturas SDABC Ev Th EK:

HThG KD NHThG

Seventh-day Adventist Bible Commentary. Washington, D.C.: Review and Herald, 1956. Evangelische Theologie, Theologische Zeitschrift. München, 1934-1938, 1946. Evangelisches Kirchenlexicon, BRUNOTTE, Heinz y WEBER, Otto (eds.). München: Vandenhoeck und Ruprecht, 1956-1959. Handbuch theologischer Grundbegriffe. FRIES, H. (ed.). München, 1985. Kirchliche Dogmatik. BARTH, Karl. Zürich: Evangelischer Verlag Zollikon, 1967. Neues Handbuch theologischer Grundbegriffe. EICHER, P. (ed.). München, Kösel-Verlag, 1985.

74

El «nombre» es la expresión del ser, cf. Éxodo 34: 14b. F. Rienecker: «La realidad de Dios se manifiesta tres veces en un nombre. El hecho de que no exista un solo nombre descarta cualquier malentendido que pudiera haber sobre la existencia de tres dioses» (RIENECKER, F. op. cit., p. 378). 75 SCHNIEWIND, J., op. cit., p. 278.

37


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO RGG

Die Religion in Geschichte und Gegenwart. GALLING, Kurt (ed.), Tübingen, 1986 (reed.) ThWNT: Theologisches Wörterbuch zum NeuenTestament. KITTEL, Gerhard; FRIEDRICH, Gerhard (eds.). Stuttgart: Kohlhammer, 1990 (reed.). WA: Luthers Werke (Weimarer Ausgabe).

38


Capítulo 3

EL BAUTISMO COMO SÍMBOLO DE JUICIO ESCATOLÓGICO Bernhard OESTREICH

I. DATOS DEL PROBLEMA A. El bautismo de Jesús debe ser entendido a la luz del bautismo de Juan Los textos del Nuevo Testamento atestiguan unánimemente que Jesús se hizo bautizar por Juan el Bautista. Este acontecimiento en su vida tuvo que tener para un significado grandioso. Solamente así se explica el hecho de que Juan el Bautista ocupe un lugar tan importante en el contexto de cada uno de los cuatro Evangelios. Dicho enfoque explicaría también el porqué Jesús, al final de las actividades del Bautista, habla a menudo de él y siempre de forma positiva; aunque la iglesia, posteriormente, tuviera enfrentamientos con los discípulos del Bautista. El contacto con el Bautista no fue solo para Jesús un episodio marginal en su vida y en sus actividades. En primer lugar tenemos que admitir que Jesús empezó su vida pública haciéndose bautizar por Juan como indican de forma unánime todos los Evangelios. Veamos cuales son las consecuencias de comprender el bautismo de Jesús. Si su bautismo fue su primer acto público, si hay que incluirlo en sus actividades, entonces tenemos que admitir que no tiene un significado exclusivo para Jesús, sino también para todos aquellos que se beneficiarían de su ministerio. Primero para el Bautista, después para los discípulos de este –algunos, según Juan 1: 35-42, se convirtieron en discípulos de Jesús– para todos los hom-

39


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO bres que en su época asistieron al bautismo de Jesús u oyeron hablar de él. Para todos tal acontecimiento tenía que tener un significado. Acontecimiento que debieron interpretar a la luz de su comprensión sobre el bautismo de Juan.1 Jesús se hizo bautizar y pudo haber dado al acto una interpretación que no se correspondiera para nada con la que los demás bautizados tenían respecto a este. Pero el bautismo hubiera permanecido incomprensible para sus contemporáneos a menos que se les diera una explicación. No encontramos ningún pasaje en el que Jesús explique que su bautismo fuera diferente o que se alejara de lo que generalmente se entendía del bautismo de Juan.2 Luego, es evidente que Jesús toma como base para el significado de su bautismo lo que los demás bautizados entendían acerca del suyo.

B. El bautismo en la iglesia primitiva debe proceder del bautismo de Jesús Debemos dar un paso más. No fue el bautismo de Jesús un acontecimiento importante solo para él. Sus discípulos lo consideraron tan importante que no solo hacen mención de él en sus Evangelios sino que ellos mismos se hicieron bautizar. La iglesia primitiva, desde sus comienzos, bautizó a los nuevos conversos. No podemos imaginar que tal práctica derive únicamente del movimiento del Bautista obviando a Jesús. Es verdad que Jesús da la orden de bautizar y sin embargo los Evangelios dan escasas referencias acerca de las 1

Cf. RUDOLPH, Kurt. Antike Baptisten: Zu den Überlieferungen über frühjüdische und - christliche Taufsekten, (Sitzungsberichte der Sächsischen Akademie der Wissenschaften zu Leipzig: Philologisch-historische Klasse 121, Heft 4), Berlin 2 Akademie Verlag, 1981. 2 Mt 21: 25 supone que todos estaban de acuerdo con el hecho de que el bautismo de Juan provenía de Dios. Jesús mismo confirmó la interpretación escatológica que hacía Juan en la época.

40


EL BAUTISMO COMO SÍMBOLO DE JUICIO ESCATOLÓGICO personas a quienes él hubiera podido bautizar. Los datos dados en Juan 3: 22, 24 y 4: 1 están cotejadas con Juan 4: 2.3 En cualquier caso, el bautismo en la iglesia primitiva sería impensable sin el hecho del bautismo de Jesús por Juan. Si el bautismo de Jesús era una justificación importante para el bautismo practicado en la iglesia primitiva, entonces tiene que existir una correspondencia de significado entre el bautismo del converso y el de su maestro Jesús.4 La iglesia cristiana debió entender el bautismo de Jesús de tal manera que permitiera a este convertirse en modelo del bautismo cristiano.5 Con respecto al significado del bautismo hay que tener en cuenta dos hechos. Debemos partir de que el bautismo de Jesús se inscribe en el marco del movimiento del Bautista y que puede tener un significado que sobrepase al habitual, pero que no puede ser totalmente diferente de los otros bautismos de Juan. Consecuentemente debemos admitir que el bautismo de la iglesia primitiva se asocia al 3

La interpretación de Juan 3 es controvertida. Algunos investigadores apoyan más la presentación de aquellos sinópticos que omiten el hecho de que Jesús hubiera bautizado. Por ejemplo, KRAFT, H. «Die Anfänge der christlichen Taufe». ThZ 17 (1961), p. 408-409; BARTH, Gerhard. «Zwei vernachlässigte Gesichtspunkte zum Verständnis der Taufe im Neuen Testament». ZthK 70 (1973), p. 147. Otros suponen que, detrás de lo mencionado en Juan 3, se entrevé una actividad de Jesús a largo plazo. Por ejemplo, BEASLEY-MURRAY, George Raymond. Baptism in the New Testament, Exeter: Paternoster, 1962, p. 68-70. 4 Cf. STUHLMACHER, Peter. Biblische Theologie des Neuen Testaments. Vol. 1. Grundlegung: Von Jesus zu, Göttingen: Vandenhoeck & Ruprecht, 1992, p. 217. 5 Naturalmente dicha analogía puede ser imperfecta. Los discípulos de Jesús saben que no pueden seguir el ejemplo de Jesús más que de forma limitada. Por ejemplo, un discípulo jamás sufrirá una muerte expiatoria aunque comparta los sufrimientos de Jesús (Lc 12: 50). Ver también las declaraciones acerca del amor de los discípulos los unos por los otros, basado también en el amor perfecto de Jesús pero que jamás igualará lo que ha hecho Jesús en su amor (Jn 13: 15; 15: 12).

41


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO de Jesús.6 El bautizado en la iglesia primitiva reconocía un significado en el bautismo de Jesús que hacía propio, incluso sabiendo que en cualquier aspecto permanecía siempre inferior al de su Maestro.

C. El problema existente entre la relación del bautismo de Juan, el de Jesús y el de la iglesia primitiva Esta doble relación entre el bautismo de Juan y el de Jesús, y el bautismo de Jesús y el de la iglesia primitiva, ha suscitado hasta hoy dos motivos de controversia. Primero la eterna pregunta: ¿cómo Jesús no habiendo pecado jamás puede someterse a un bautismo de arrepentimiento por sus pecados?7 El bautismo de Juan y el de Jesús parecen diferir en cuanto a significado. Segundo, otra pregunta: ¿cómo entender esta ambigüedad: por un lado la iglesia primitiva practicaba un bautismo muy parecido al de Juan (aunque se apartó del movimiento del Bautista) y por otra parte asocia a su bautismo el nombre de Jesús, a pesar de que el bautismo de este se aparta algo del significado del de sus discípulos?

1. El bautismo de Juan y el de Jesús En Marcos se llama al bautismo de Juan «bautismo de conversión para perdón de los pecados» (ba,ptisma metanoi,aj eivj a;fesin a`martiw/n [Báptisma metanoías eis áphesin hamartiōºn]) (Mc 1: 4). 6

Acerca de la relación necesaria entre el bautismo de Juan, el de Jesús y el de la iglesia primitiva, cf. COLLINS, A. Y. «The Origin of Christian Baptism». Studia Liturgica 19 (1989), p. 38-40. 7 Con respecto a esto, cf. THYEN, H. «ba,ptisma metanoi,aj eivj a;fesin a`martiw/n». En: DINKLER, E. (ed.). Zeit und Geschichte: Festschrift R. Bultmann. Tübingen: Mohr, 1964.

42


EL BAUTISMO COMO SÍMBOLO DE JUICIO ESCATOLÓGICO Numerosos comentaristas entienden esta característica del bautismo como un medio de salvación y garantía del perdón de los pecados.8 Tal significado no puede aplicarse a Jesús. No había pecados que perdonar.9 Esto echa por tierra la relación entre el bautismo de Juan y el de Jesús. Lo que permite declarar a K. Aland: «El descenso del Espíritu Santo en el bautismo de Jesús lo elimina de la categoría de bautismo escatológico de arrepentimiento para perdón de pecados tal como muchos lo concibieron en su época.»10 Nos encontramos pues con una situación espinosa: debe admitirse que Jesús se hubiera hecho bautizar a pesar de no ir con él el sentido pleno del acontecimiento.11 El bautismo de Jesús no sería

8

«La fórmula “bautismo de conversión para perdón de los pecados” no puede significar aquí el uso hecho en el bautismo cristiano, He 2: 38, en que: el bautismo permite la conversión porque garantiza el perdón al mismo tiempo.» (GOPPELT, Leonard. Theologie des Neuen Testaments. Vol. 1: Jesu Wirken in seinertheologischen Bedeutung. Berlin: Evangelische Verlagsanstalt, 1977, p. 88). «El que ha confesado sus pecados y resuelve evitar los pecados en un futuro recibe, por el baño de agua del bautista, la purificación que le evitará pasar por el futuro juicio de fuego.» (BÖCHER, O. «Johannes der Täufer». TRE 17, (1982), p. 176). Cf. STUHLMACHER, P. Biblische Theologie des NT, op. cit., p. 62. 9 Mateo 3: 14-15 es considerado a menudo como un indicio de que en la iglesia cristiana se veía problemático el que Jesús, sin pecado, hubiera pasado por el bautismo de arrepentimiento. Cf. SCHNEEMELCHER, W. (ed.). Das Nazaräerevangelium 2. Hennecke, E. (trad.). Neutestamentlische Apocryphen in deutscher Übersetzung. Vol. 1, Evangelien, 3ª ed. Tübingen: Mohr, 1959, p. 95. 10 ALAND, Kurt. «Zur Vorgeschichte der christlichen Taufe». En: BALTENSWEILER, H. y REICKE, B. (eds.). Neues Testament und Geschichte: Historisches Geschehen und Deutung im Neuen Testament: Oscar Cullmann zum 70. Geburtstag, Zürich: Theologischer Verlag; Tübingen: Mohr, 1972, p. 4. 11 Contrariamente, la aceptación por parte del Bautista en Mateo 3: 15 revela no solo que su objeción se viene abajo, sino que también es barrida por Jesús.

43


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO un acto simbólico cuyo propósito pudiera ser entendido por los hombres ni entonces ni nunca.12 Lo mismo ocurre cuando nos preguntamos a nosotros mismos como interpretar el bautismo de Jesús. Stuhlmacher ve «en el bautismo de Jesús la nominación de Jesús a un ministerio de testimonio mesiánico público».13 J. Jeremias interpreta el bautismo de Jesús como el acto que le confiere su vocación, la cesión de plenos poderes.14 Según L. Goppelt, «en el transcurso de su bautismo tuvo lugar la confirmación de su vocación al ministerio mesiánico».15 El bautismo de Jesús no tiene nada que ver con lo que significaría para el resto de los bautizados. Es verdad que Goppelt escribe también: «Él [Jesús] se coloca aquí y más tarde entre los que son llamados a la conversión.»16 Sin embargo, la proximidad de Jesús con los pecadores no significa que se suprima la distancia que separa al hombre sin pecado del hombre pecador. Esto nadie hubiera podido tampoco comprenderlo. Otra interpretación es la que el bautismo de Jesús no sería en principio un acto en el transcurso del cual hubiera ocurrido nada, sino a través del cual se hubiera llevado a cabo el comienzo de su ministerio mesiánico y la aceptación.17 Esta interpretación marca 12

Incluso las declaraciones de Jesús pierden su significado cuando se hace referencia al bautismo de Juan (Mc 11: 27-33), porque suponen que había un consenso de base sobre el significado del bautismo de Juan. 13 STUHLMACHER, P. Biblische Theologie des NT, op. cit., p. 63. 14 JEREMIAS, Joachim. Neutestamentliche Theologie, Vol. 1: Die Verkündigung Jesu, Berlin: Evangelische Verlagsanstalt, 1973, p. 62. (Ed. esp.: Teología del Nuevo Testamento. Vol. 1: La predicación de Jesús. Salamanca: Sígueme, 1980, p. 7374. En línea: <http://www.scribd.com/doc/24080952/Joachim-Jeremias-TeologiaDel-Nuevo-Testamento> [Consulta: 6 julio 2010]) 15 GOPPELT, L. Theologie des NT, op. cit., p. 93. 16 Ídem. 17 BEASLEY-MURRAY, G. Baptism in the NT, op. cit., p. 55; también BARTH, Markus. Die Taufe-ein Sakrament? Ein exegetischer Beitrag zum Gespräch über die

44


EL BAUTISMO COMO SÍMBOLO DE JUICIO ESCATOLÓGICO también una diferencia entre el bautismo de Jesús y el de sus contemporáneos. Tampoco explica el papel jugado por el Bautista. Una tentativa de entender el bautismo de Jesús en el contexto y significado del bautismo de Juan y que al mismo tiempo resuelve el problema es la explicación siguiente: antes de su bautismo, Jesús era un hombre como los demás y habría llegado al bautismo de Juan con el mismo deseo de perdón de pecados, pero habría vivido en el transcurso del bautismo su adopción al título de Mesías e Hijo de Dios.18 Esta interpretación contradice el testimonio del Nuevo Testamento acerca de Jesús, Hijo de Dios hecho carne –lo que ya era antes de su bautismo–.19

2. El bautismo de Jesús y el de la iglesia primitiva La consecuencia de la interpretación del bautismo de Jesús como un llamamiento al mesianismo o como el comienzo de su ministerio mesiánico es el rechazo de una relación entre el bautismo de Jesús y el bautismo cristiano. «Aunque el bautismo y la iglesia están asociados en el bautismo de Jesús y en el nuestro, no conviene jamás hablar del bautismo del Señor como el bautismo cristiano ideal, porque las realidades que representan son muy diferentes [...] [El bautismo de Jesús] no puede considerarse como modelo del bautismo

kirchliche Taufe. Zollikon-Zürich: Evangelischer Verlag, 1951. 18 Por ejemplo, SCHWEIZER, Eduard. En: KITTEL, Gerhard; FRIEDRICH, Gerhard (eds.). Theologisches Wörterbuch zum NeuenTestament (ThWNT). Vol. 8. Stuttgart: Kohlhammer, 1990 (reed.), p. 369; J. SCHNEIDER, Johannes. Die Taufe im Neuen Testament, Stuttgart: Kohlhammer, 1952, p. 25-26, habla de una «consagración al ministerio mesiánico». 19 Cf. STUHLMACHER, P. Biblische Theologie des NT, op. cit., p. 63-64; BEASLEY-MURRAY, G. Baptism in the NT, op. cit., p. 47.

45


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO cristiano. El reconocimiento mesiánico del Hijo por el Padre no es lo mismo que la adopción de un pecador por el Padre.»20 «El bautismo de Jesús no debe ser entendido como un símbolo de su muerte y de su resurrección ni como un modelo del bautismo cristiano. Porque es un acontecimiento único en cuyo transcurso Jesús empezó su ministerio mesiánico en un marco de obediencia voluntaria.»21 Hay que entender el bautismo cristiano como una continuación del bautismo de Juan pero en un contexto cristiano.22 Hay opiniones disconformes. Aland resalta que el bautismo cristiano ya no es un bautismo escatológico de arrepentimiento porque ha dejado atrás esta etapa preparatoria el día del Pentecostés con el derramamiento del Espíritu Santo. Concluye: «El bautismo practicado por la iglesia primitiva se remonta directamente al bautismo de Jesús.»23 Kraft escribe «El bautismo en la iglesia primitiva no está asociado al bautismo de Juan y no es el cumplimiento de un rito judío o helenístico sino que hace referencia al cumplimiento profético de Joel durante el Pentecostés y que tenía su modelo en el bautismo de Jesús.»24 Sin embargo, la manera de encarar el pasaje del bautismo de arrepentimiento con el bautismo considerado como el derramamiento del Espíritu Santo no está nada claro. Esta interpre-

20

BEASLEY-MURRAY, G. Baptism in the NT, op. cit., p. 65. BIEDER, W. EWNT. Vol. 1, p. 462. 22 HARTMANN, Lars. «Taufe, Geist und Sohnschaf: Traditionsgeschichtliche Erwägungen zu Markus 1.9-11». En: FUCHS, Albert (ed.). Jesus in der Verkündigung der Kirche. Linz: Fuchs, 1976, (Studien zum Neuen Testament und seiner Umwelt 1), p. 97. 23 ALAND, K., op. cit., p. 4 24 KRAFT, H. «Die Anfänge der christlichen Taufe», op. cit., p. 412. Para Böcher, el derramamiento del Espíritu continúa siendo el pensamiento central. 21

46


EL BAUTISMO COMO SÍMBOLO DE JUICIO ESCATOLÓGICO tación separa completamente el bautismo de Jesús y el de la iglesia primitiva del marco de comprensión del bautismo de Juan.25

3. ¿El bautismo, rito de iniciación? Una interpretación del bautismo que incluye tanto el bautismo de Juan como el de Jesús y también el de la iglesia puede ser la que propone que, en todos los casos, se trata de un rito de iniciación.26 Según esta interpretación, Juan llama a todo el pueblo a entrar a formar parte del pueblo escatológico de Dios para escapar del juicio que está por venir.27 Jesús respondiendo a este llamamiento entra a formar parte de la iglesia fundada por Juan, incluso sin tener necesidad de arrepentimiento. La iglesia primitiva también se consideraba el pueblo escatológico de Dios y aceptaba en su seno los nuevos conversos a través del bautismo. Contra el argumento de que el bautismo de Juan pueda ser considerado un rito iniciático, se puede argüir que el Bautista se dirigía a la totalidad del pueblo, no hacía agrupaciones exclusivistas, un poco al estilo de Qumrán, y no proponía noviciado alguno.28 El bau25

Cf. SCHNEIDER, J. Die Taufe im NT, op. cit., p. 25. BULTMANN, Rudolf. Theologie des Neuen Testaments. Tübingen, 1953, p. 40. (Ed. esp.: Teología del Nuevo Testamento. Salamanca: Sígueme, 1981). La iniciación está propuesta por: WEBB, R. L. John the Baptizer and Prophet: A SocioHistorical Study, Sheffield: JSOT Press, 1991, (JSNTSup 62), p. 197-202; CHRISTIANSEN, E. J. «Taufe als Initiation in der Apostelgeschichte». Studia Theologica 40 (1986), p. 55-79. Los siguientes autores insisten sobre el hecho de que se trataba de convertirse en discípulo: BADKE, W. B. «Was Jesus a Disciple of John?». Evangelical Quarterly 62 (1990), p. 195-204; AVERBECK, Richard E. «The Focus of Baptism in the New Testament». Grace Theological Journal 2 (1981), p. 265-301. 27 Cf. JEREMIAS, J. NT Theologie, op. cit., p. 52 [ed. esp.: p. 62]. 28 Cf. LANG, Friedrich. «Erwägungen zur eschatologischen Verkündigung Johannes des Täufers». En: STRECKER, Georg (ed.). Jesus Christus in Historie und Theologie: Neutestamenlliche Festschrift für Hans Conzelmann zum 60. Ge26

47


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO tismo de los prosélitos no es tampoco paralelo al bautismo de Juan o al de la iglesia primitiva.29 Aún considerando el bautismo de Juan como un rito de iniciación que funda no una comunidad exclusiva sino un pueblo listo para la aparición de Dios, persistiría la pregunta: ¿cómo se explica el que también Jesús se sometiera? Como hemos demostrado hasta aquí a través de diversas consideraciones, las diferencias fundamentales de interpretación generan una situación muy insatisfactoria. ¿Cómo conciliar tales interpretaciones para que el bautismo de Jesús resulte comprensible, incluso en el marco del bautismo de Juan y pueda ser al mismo tiempo la base del bautismo cristiano?

II. EL BAUTISMO DE JUAN A. Juan se consideraba el Elías escatológico anunciado en Malaquías 3 1. Se esperaba a Elías como precursor En Marcos 1: 2-3, el ministerio de Juan el Bautista se presenta a través de dos citas: «Mira, envío mi mensajero delante de ti, el que ha de preparar tu camino»; «Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas.» La primera cita está sacada, con algunas modificaciones, de Malaquías 3: 1; la otra es textual, Isaías 40: 3. Al asociar ambas citas se está dando a en-

burtstag. Tübingen: Mohr, 1975, p. 462; BECKER, J. Johannes der Täufer und Jesus von Nazareth. Neukirchen-Vluyn: Neukirchener Verlag, 1972, (Biblische Studien 63), p. 38-40. 29 Sobre el tema, cf. SMITH, Derwood. «Jewish Proselyte Baptism and the Baptism of John». Restoration Quarterly 25 (1982), p. 13-32; LENTZEN-DEIS, Fritzleo. Die Taufe Jesu nach den Synoptikem: Literarkritische und gattungsgeschichtliche Untersuchung, Frankfurt am Main: Josef Knecht, 1970, (Frankfurter Theologische Studien 4), p. 72-76.

48


EL BAUTISMO COMO SÍMBOLO DE JUICIO ESCATOLÓGICO tender que el Bautista era considerado el precursor escatológico anunciado en Malaquías 1: 3 e identificado en Malaquías 3: 23-24 como el profeta Elías. Esta interpretación se hace explícita en Marcos 9: 13, Mateo 11: 14 y 17: 13. La espera de Elías justo antes de la intervención escatológica de Dios se encuentra también en el judaísmo.30 Está confirmada en Marcos 9: 11-13, quien dice que los escribas esperaban la aparición de Elías antes de la resurrección escatológica.31

2. Juan se consideraba como el Elías escatológico La interpretación del Bautista siendo Elías venido de nuevo como el que abre camino al Señor, ¿nace de los cristianos o se remonta al propio Juan el Bautista? Tenemos poderosas razones para creer que Juan el Bautista se consideraba a sí mismo como tal.32 30

Los pasajes de Sir 48,10; 4 Esr 6,26f.; 4Q521; 4Q558 en los rabinos y en los Targums han sido estudiados por M. Ohler (ÖHLER, M. «Die Gestalt des Elija und Johannes’ des Täufers». Protokolle zur Bibel 4 (1995), p. 2-5). Malaquías 3: 23-24 está contenido en el rollo de los profetas menores 4QXIIa. FULLER, Russell E. The Minor Prophets Manuscripts from Qumran, Cave IV. Cambridge (Massachusetts): Tesis doctoral, Harvard University, 1988, citado en: TRUMBOWER, Jeffrey A. «The Role of Malachi in the Career of John the Baptist». En: EVANS, Craig A. y STEGNER, W. Richard (eds.) The Gospels and the Scriptures of Israel. Sheffield Academic Press, 1994, (Studies in Scripture in Early Judaism and Christianity 3), p. 34. Cf. también STRACK, H. L. y BILLERBECK, P. Kommentar zum Neuen Testament aus Talmud und Midrasch. Vol. IV. München 1928 (1961), p. 792ss; FITZMYER, J. A. «More About Elijah Coming First». JBL 104 (1985), p. 292-294; WEBB, R. John the Baptizer…, op. cit., p. 250-254. 31 Incluso los interrogatorios para saber si Jesús era el profeta Elías (Mc 6: 15; 8: 28) manifiestan que tal espera estaba muy difundida. También, la pregunta de los jefes religiosos a Juan el Bautista en Juan: «¿Eres tú Elías?» (Jn 1: 21) refleja dicha espera. 32 Cf. ÖHLER, M. «Die Gestalt des Elija…», op. cit., p. 9-11; STUHLMACHER, P. Biblische Theologie des NT, op. cit., p. 60; TRUMBOWER, J. «The Role of Mala-

49


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO a. El salmo al que hace referencia Lucas 1: 13-17 no es de origen cristiano, pero nos ha sido transmitido a través del entorno del Bautista. Juan es considerado como el mensajero de Dios preparando su camino con la potencia de Elías, haciendo alusión a Malaquías 3: 23-24. Evidentemente fue así como lo entendieron los discípulos del Bautista que nos transmitieron este salmo.33 b. La vestimenta de Juan (cinturón de cuero y manto de profeta) se describe con las mismas palabras usadas en 2 Reyes 1: 8 y Zacarías 13: 4 recordando al profeta Elías.34 c. Juan ejerció su ministerio en el mismo lugar donde según 2 Reyes 2: 8, Elías fue llevado al cielo: en Perea, en la orilla oriental del Jordán (Jn 1: 28; 10: 40),35 presentándose como Elías vuelto de nuevo a la tierra. Que en contra del testimonio de los sinópticos, la identificación del Bautista con Elías sea negada en Juan 1: 21 se explica por el hecho de que, en el entorno del evangelio de Juan y probablemente también en el espíritu de aquellos que se preguntaron lo mismo, Elías era considerado una figura mesiánica. Encontramos en diversas ocasiones en el Nuevo Testamento un alejamiento de los discí-

chi…», op. cit., p. 33-39. Según LANG, F. «Erwägungen zur eschatologischen…», op. cit., p. 464, la cita compuesta de Malaquías 3: 1, Éxodo 3: 20 e Isaías 40: 3 en Marcos 1: 2ss es anterior a Marcos. Opiniones diferentes tienen: GNILKA, Joachim. Jesus von Nazareth: Botschaft und Geschichte, Freiburg: Herder, 1993, p. 83; STUHLMACHER, P. Biblische Theologie des NT, op. cit. p. 60. 33 ÖHLER, M. «Die Gestalt des Elija…», op. cit., p. 8. 34 Considerado por James D. G. Dunn como el vestido habitual de los habitantes del desierto (DUNN, James D. G. «John the Baptist's Use of Scripture». En: EVANS, C. A. y STEGNER, W. R. (eds.). The Gospels and the Scriptures of Israel. JSNW, suppl. 104, Sheffield: Sheffield Academic Press, 1994, (Studies in Scripture in Early Judaism and Christianity 3), p. 46-47. 35 Cf. TRUMBOWER, J. «The Role of Malachi…», op. cit., p. 36, nota 4; WEBB, R. John the Baptizer..., op. cit., p. 182-183.

50


EL BAUTISMO COMO SÍMBOLO DE JUICIO ESCATOLÓGICO pulos del Bautista que habían hecho de su maestro una figura mesiánica.36

3. Juan es el cumplimiento de Malaquías 3 Juan el Bautista se comportó como si fuera el Elías de Malaquías 3: 1-5, 19-24 de nuevo en la tierra. Según Malaquías 3: 1, 24, Elías debía regresar antes del gran día del juicio de Yahvé. Aquí Elías es una figura escatológica porque poco tiempo después, «ya llega» (vers. 1), rápidamente («seré un testigo expeditivo» (vers. 5), el juicio escatológico tendría lugar. El texto de Malaquías cumple las expectativas acerca de todo lo que se esperaba de Elías en su regreso, según el libro de la Eclesiástico: « [Elías] fuiste designado para censurar los tiempos futuros, »para aplacar la ira antes que estallara [en un juicio escatológico], »para reconciliar los padres con los hijos, »y restablecer las tribus de Jacob.» (Sir 48: 10).37

Juan se consideraba investido de un papel escatológico.38 Se consideraba el último predicador antes del gran juicio de Dios, que era inminente.39 Hablaba con un carácter de urgencia jamás escu36

Cf. STUHLMACHER, P. Biblische Theologie des NT, op. cit. p. 60; SCHNACKENBURG, Rudolf. Das Johannesevangelium. Tomo 1: Einleitung und Kommentar zu Kapitel 1-4. Freiburg: Herder, 1965, (HThK 4,1), p. 277. Cf. RICHTER, G. «Bist du Elias?». En: HAINZ, Josef (ed.). Studien zum Johannesevangelium. Regensburg: Pustet, 1977, (Biblische Untersuchungen 13), p. 1-41. 37 El restablecimiento de la tribu de Jacob es ciertamente una misión mesiánica. Es por lo que se supone que en el libro de la Eclesiástico, Elías es una figura mesiánica. Pero puede ser que esta última frase describa también las últimas consecuencias del acontecimiento que empieza con la aparición de Elías. 38 TRUMBOWER, J. «The Role of Malachi…», op. cit., p. 34. 39 Según Flavio Josefo el Bautista fue ejecutado porque Herodes temía un levan-

51


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO chado antes: «Ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles » (Mt 3: 10; Lc 3: 9).40 En Malaquías el juicio está representado por una imagen doble: la fundición de un metal en el fuego,41 y el lavamiento de las vestiduras en la lejía de lavandero (Ml 3: 2-3). Ambas imágenes contienen la noción de destrucción (escoria y suciedad) y de purificación al mismo tiempo. A todo ello se le añade la imagen de un horno abrasador (vers. 19). El juicio se cierne sobre el propio pueblo de Israel y no sobre pueblos extranjeros. Es un día escatológico de cólera tanto en Malaquías como en las tradiciones veterotestamentarias y judaicas del principio.42 Juan habla de forma consecuente cuando habla del juicio que se estaba preparando para Israel.43 También describe el juicio bajo una tamiento popular (FLAVIO JOSEFO. Antigüedades de los judíos, 18,5,2. En línea: Antigüedades de los judíos. Libros XVIII, XIX y XX, p. 23-24. <http://www.scribd.com/doc/5622297/Antiguedades-de-los-Judios-Flavio-Josefo> [Consulta: 9 julio 2010]). Lang escribe al respecto: «Descubrimos aquí que el Bautista había predicado un mensaje que bien podía tergiversarse y tomarse como un discurso de mesianismo político. Esta cita de Flavio Josefo contiene un testimonio indirecto de la predicación escatológica del Bautista.» (LANG, F. «Erwägungen zur eschatologischen…», op. cit., p. 460-461). 40 En Qumrán, los zelotes y otros grupos judíos esperaban la venida de Dios para juicio y salvación. Se especulaba acerca del momento de su venida. En Juan no hay especulación escatológica porque el gran día de Yahvé es inminente «Un proselitismo profético sin duda para anunciar el inminente fin, como no lo encontramos en igual intensidad, carácter y proceder directo ni en la literatura apocalíptica de Qumrán.» LANG, F. «Erwägungen zur eschatologischen…», op. cit., p. 464; cf. GNILKA, J. Jesus von Nazareth…, op. cit., p. 79. 41 Imagen de juicio muy usada en Israel: Dt 4: 20; Pr 17: 3; Is 48: 10; Ez 22: 18-22; Zc 13: 9… 42 Por ejemplo: Jr 16: 20; Ez 22: 18-22; JI 2: 1-3; Am 5: 18-20; So 1: 15, 18; 2: 1; 1QS 5,12. 43 Que el Bautista como los profetas del Antiguo Testamento, haya anunciado un mensaje de juicio está comentado por LIEBENBERG, J. «The Function of the

52


EL BAUTISMO COMO SÍMBOLO DE JUICIO ESCATOLÓGICO doble imagen: la del fuego y la del Espíritu.44 A lo que se le añaden además dos imágenes veterotestamentarias de juicio: la tala y el incendio de árboles (por ejemplo, Is 10: 15-19, 33-34; Jr 46: 22-23), y en relación con Malaquías 3: 19, la criba del trigo y la quema de la cizaña (por ejemplo, Sl 1: 4; Is 41: 15-16; Jr 15: 7).45 La ubicación del Bautista en el desierto subraya la idea de juicio. El desierto es el lugar de juicio a la vez que una etapa intermedia, un camino de purificación hacia la salvación (Os 2: 14-15). Esto se corresponde también con el estilo ascético de vida de Juan.46 El Elías de Malaquías 3: 1 y del libro de Eclesiástico 48: 1 es un precursor. Juan también consideraba su misión como una preparación del camino para el rey que estaba por llegar. Marcos 1: 3 habla Standespredigt in Luke 3:1-20: A Response to E.H. Scheffler's The Social Ethics of the Lucan Baptist (Lk 3:10-14)». Neutestamentica 27 (1993), p. 55-67. 44 Mt 3: 11-12; Lc 3: 16-17. Que Juan haya hablado del Espíritu como fuego queda confirmado también por ERNST, Josef. Johannes der Täufer: Interpretation, Geschichte, Wirkungsgeschichte, Berlin: DeGruyter, 1989, (BZNW 53), p. 306-308, y WEBB, R. John the Baptizer..., op. cit., p. 273-275. 45 Acerca de la imagen de un juicio por fuego, cf. BECKER, J. Johannes der Täufer…, op. cit., p. 28. Que Juan no haya retomado la imagen del fundidor no es porque él hable de una purificación pasajera, como supone Becker (ídem), porque Malaquías 3 no habla de un juicio solo temporal. La imagen del fundidor como una imagen de purificación, tal como Becker lo considera (ibídem, p. 29), hace pensar que incluso los bautizados deberán pasar por el «fuego». Becker opina que el bautismo de Juan protege del juicio venidero, no puede ver la imagen del fundidor detrás de la cita del fuego del Bautista. Acerca de la imagen de la purificación de la piedra para batir el cereal, cf. WEBB, R. John the Baptizer..., op. cit., p. 295-300; e, ídem, «The Activity of John the Baptist's Expected Figure at the Threshing Floor (Matthew 3.12 = Luke 3.17)». JSNT 43 (1991), p. 103-111. Sin embargo, carga exageradamente esta imagen cuando deduce que el Bautista tenía la misión de separar el trigo y la cizaña, y que Aquel que vendría los llevaría a sus respectivos destinos. El hecho de que Aquel que debía venir tuviera su harnero en la mano, cuando Juan estuviera aún en activo, milita contra tal interpretación. 46 Cf. LANG, F. «Erwägungen zur eschatologischen…», op. cit., p. 464.

53


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO junto con Malaquías 3: 1 e Isaías 40: 3 de cual sería la misión del Bautista. El mismo corrobora el papel que desempeña citando este texto de Isaías en Juan 1: 23. El texto de Isaías tiene un papel muy importante sobre lo que creían de sí mismos los habitantes de Qumrán.47 De lo que se deduce que el rol pionero de Juan, que sin lugar a dudas habría oído hablar de Qumrán, no era un pensamiento nuevo. Juan predicaba al juez divino de este mundo y se consideraba su mensajero.48 Según Malaquías es el propio Yahvé que viene (Ml 3: 1-2). El Ángel de la alianza no es un personaje secundario, sino Dios, el mismo que selló la alianza. Juan, anunciando «el que es más fuerte que yo» (Mc 1: 7) pensaba probablemente en el Hijo del hombre de Daniel 7 y de Enoc el Etíope 51.3; 62.2; 69.27,28, que debe juzgar al mundo.49 En Malaquías se plantea lo siguiente: «¿Quién podrá soportar el Día de su venida?» (Ml 3: 2). Tal pregunta apunta a la salvación en el momento del juicio. Preparar el camino significa llamar al pueblo a la conversión y velar para que este en su totalidad no sucumba en el juicio (vers. 24). Esta era también la preocupación de Juan.50 47

1QS 8,12-14: «Deberán, según estos principios, estar separados del trono del hombre de iniquidad, e ir al desierto y preparar el camino según está escrito: En el desierto preparad el camino al Señor, aplanad un camino para nuestro Dios.» Igual en 1 QS 9,19, 20; 4Q 176. 48 STUHLMACHER, P. Biblische Theologie des NT, op. cit., p. 62. 49 Como Dios en Isaías 66: 15-16, el Hijo del hombre juzga también a través del fuego, según Enoc el Etíope. Que el Hijo del hombre sea el más poderoso está también admitido por STUHLMACHER, P. Biblische Theologie des NT, op. cit., p. 61; BECKER, J. Johannes der Täufer…, op. cit., p. 34-36, 105, tesis 10; GNILKA, J. Jesus von Nazareth…, op. cit., p. 82. LANG, F. «Erwägungen zur eschatologischen…», op. cit., p. 470-471, justifica que las correas de las sandalias (acogida a los invitados) son «a penas concebibles con respecto a Dios». Igual WEBB, R. John the Baptizer..., op. cit., p. 284-285. 50 Cf. TRUMBOWER, J. «The Role of Malachi…», op. cit., p. 38-39.

54


EL BAUTISMO COMO SÍMBOLO DE JUICIO ESCATOLÓGICO Está claro que el llamamiento al arrepentimiento de Juan retoma los términos expresados en Malaquías 3: 1. Se reclama en primer lugar la justicia social, signo de conversión (MI 3: 5). Juan habla de ello también en su predicación de Lc 3: 10-14. Como Malaquías, Juan cita reglas morales, importantes en el juicio de Dios.51 Segundo, se esperaba de Elías que pusiera orden en la vida familiar.52 Juan hacía alusión a los mandamientos divinos sobre el matrimonio y la familia sin excluir a Herodes (Mc 6: 17-18), lo que le costó su martirio y muerte.

B. El bautismo de Juan simboliza el juicio 1. Carácter particular del bautismo de Juan Para preparar al pueblo para el encuentro con el Juez del mundo, Juan llama al bautismo. ¿Cuál era el significado de este símbolo? Se diferencia sobre todo en cuatro aspectos de las abluciones de Qumrán y de otros movimientos baptistas de la época.53 a. Mientras que en Qumrán solo los hombres que se habían santificado eran admitidos para el baño de inmersión (1QS 3.4,5; 5.13) y que los malos estaban abocados a una destrucción segura, Juan dirigía a todos los hombres el llamamiento a la conversión y

51

El llamamiento de Juan a la justicia social está confirmado por Flavio Josefo (FLAVIO JOSEFO. Antigüedades de los judíos, 18.5.2, op. cit., p. 23). 52 MI 3: 24. El versículo 5 cita también los adulterios. El desorden familiar es un motivo apocalíptico corriente. Por ejemplo: Libro de la Sabiduría 13.3; Enoc el Etíope 99.5; 100.1; Mt 10: 21. Malaquías 2: 13-16 es el único texto del Antiguo Testamento que critica el divorcio. Igual CD 4,20,21. Cf. TRUMBOWER, J. «The Role of Malachi…», op. cit., p. 40. 53 Sobre los movimientos baptistas, ver LENTZEN-DEIS, F. Die Taufe Jesu…, op. cit., p. 59-76; RUDOLPH, Kurt. Antike Baptisten: Zu den Überlieferungen über frühjüdische und christliche Taufsekten. Berlin: Akademie Verlag, 1981.

55


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO al bautismo.54 Lo que se corresponde con el carácter inevitable del juicio escatológico que anunciaba: nadie puede escapar al juicio.55 «Ni la descendencia física de Abrahán ni su pertenencia a la alianza, ni el escrupuloso respeto a la ley de Moisés, ni el culto del templo con sus instituciones de sacrificios y expiaciones podían proteger del juicio de cólera futuro.»56 b. El bautismo de Juan no tenía por objeto solamente una purificación ceremonial. Según Malaquías Yahvé mismo purifica los levitas, para que puedan de inmediato ofrendar los sacrificios con justicia (Ml 3: 3-4). Pureza y sacrificios no son pues condiciones para ser aceptados por Dios, sino las consecuencias del juicio divino de purificación. Juan predicaba sobre todo una renovación de vida. En contraste con Qumrán,57 con los esenios, con Bano en el desierto de Judea,58 pero también con los fariseos que tenían censadas numerosas abluciones para obtener la pureza ceremonial.59 54

WEBB, R. John the Baptizer..., op. cit., p. 188-189. Este es un tema común en la profecía: Is 13: 14; 24: 18; 30: 16-17; Jr 48: 44; Am 5: 19; 9: 1; Ab 14. 56 Mt 3: 9. Cf. LANG, F. «Erwägungen zur eschatologischen…», op. cit., p. 462-463. 57 Por ejemplo 1 QS 2,25-3,9. 58 Flavio Josefo en su autobiografía cuenta que era discípulo de Bano, que se bañaba a menudo en agua fría, día y noche, con la meta de purificarse. (FLAVIO JOSEFO, Autobiografía, II. [En línea]. <http://www.imperivm.org/cont/textos/txt/flavio-josefo_las-guerras-de-los-judiosl0.html>. Biblioteca de Clásicos Grecolatinos, <http://www.cayocesarcaligula.com.ar/grecolatinos/guerra_de_los_judios/autobiogr afia.html>. [Ed. ing.: The Life of Flavius Josefus, II. Christian Classics Ethereal Library. <http://www.ccel.org/j/josephus/works/autobiog.htm>]. [Consulta: 6 julio 2010]). Cf. WEBB, R. John the Baptizer..., op. cit., p. 112. 59 Acerca de las abluciones de Bano, de los esenios y de Qumrán, cf. WEBB, R. John the Baptizer..., op. cit., p. 108-162; LENTZEN-DEIS, F. Die Taufe Jesu…, op. cit., p. 59-75. Acerca de la diferencia entre el bautismo de Juan y las abluciones 55

56


EL BAUTISMO COMO SÍMBOLO DE JUICIO ESCATOLÓGICO c. El bautismo de Juan tiene un carácter único que se corresponde con el juicio escatológico de Malaquías 3 y que no admite ninguna repetición. Es verdad que encontramos un llamamiento a la conversión en todos los profetas del Antiguo Testamento. «Pero, en Juan, este llamamiento está formulado como el de última hora y tiene unas características singulares. Lo que explica el carácter único del bautismo de Juan y de su sobrenombre derivado del modo de bautizar que practicaba.»60 d. Contrariamente a las prácticas muy extendidas en el entorno de Juan, este no exigía el autobautismo.61 Era él el que ponía la mano sobre los bautizados y los sumergía en el agua del Jordán. Es lo que indica la forma pasiva de Marcos: evbapti,zonto … u`p auvtou/ [ebaptízonto … hyp autoû], «eran bautizados por él» (literalmente: «eran bautizados») (Mc 1: 5). De ahí el sobrenombre de «Bautista» y «bautismo de Juan.»62 Juan tampoco practicaba el método de aspersión.63

2. Juan simboliza el futuro juicio escatológico Las particularidades del bautismo de Juan se explican a través del hecho de que este simbolizaba el juicio escatológico futuro. ceremoniales, cf. BARTH, G., «Zwei vernachlässigte Gesichtspunkte…», op. cit., p. 142-145. 60 LANG, F. «Erwägungen zur eschatologischen…», op. cit., p. 461. 61 El bautismo de los prosélitos era también un autobautismo, aunque hubiera incluso testigos presenciales. En ello piensa Jeremias cuando supone que Juan no era más que el testigo de los bautismos (JEREMIAS, J. NT Theologie, op. cit., p. 58 [ed. esp.: p. 69]). 62 Mt 2: 25; Lc 7: 29; He 1: 22; 18: 25; 19: 3. Cf. WEBB, R. John the Baptizer..., op. cit., p. 180-181; THYEN, H. «ba,ptisma...», op. cit., p. 132. 63 La inmersión era la forma común, como se deduce por las prescripciones judías acerca de la calidad y cantidad del agua. Cf. STRACK, H. y BILLERBECK, P. Kommentar zum NT… op. cit., vol. I, p. 109.

57


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO En Malaquías 3: 2, el juicio está representado por dos imágenes: la del fuego (de fundidor) y el agua (lejía de lavandero). En Juan (Mt 3: 11 = Lc 3: 16), encontramos los elementos Espíritu (pneu/ma [pneûma]) y fuego, además del verbo ‘sumergirse’ (en el agua o en una corriente de agua). Dunn resalta que tales elementos no pueden disociarse entre sí.64 Los encontramos en el Antiguo Testamento relacionados de diversas maneras.65 Estos tres elementos están asociados en la imagen de juicio que da Isaías 4: «Cuando haya lavado el Señor la inmundicia de las hijas de Sión, y las manchas de sangre de Jerusalén haya limpiado, del interior de ella con viento justiciero y viento abrasador…» (Is 4: 4). Lo mismo en Isaías 30: «He aquí que el nombre de Yahvé viene de lejos, ardiente su ira y pesada su opresión. Sus labios llenos están de furor, su lengua es como fuego que devora, y su aliento [x;Wr (rûªH)] como torrente desbordado, que cubre hasta el cuello. Cribará a las naciones con criba nefasta, pondrá el bocado de sus bridas en la mandíbula de sus pueblos.» (Is 30: 27-28). En Isaías 30 encontramos, junto al juicio por fuego, el juicio por el Espíritu (rûªH) con la imagen del agua.66 El juicio de Dios conlleva un resultado doble: puede purificar o destruir. En Malaquías 3, esto también es válido tanto para el fuego como para el agua (la lejía).67 Incluso el juicio del Espíritu (rûªH) puede purificar,68 pero también 64

DUNN, J. «John the Baptist's Use of Scripture», op. cit., p. 50-52. Cf. WEBB, R. John the Baptizer..., op. cit., p. 222-227. 66 pneu/ma (pneûma) y las imágenes del agua a menudo se encuentran al lado una de la otra: Is 32: 15; 44: 3; Ez 39: 29; JI 2: 28-29. 67 El efecto purificador del fuego se encuentra tan bien, por ejemplo, en Za 13: 9; Is 4: 4-5; la purificación ceremonial por el fuego y el agua Nm 31: 23. 68 Is 52: 14-15. Ez 36: 25-27: “rociar”, “asperger”; igual en lQIsaías, asociado a Ezequiel 36 en 1QS 4,20, 21: Dios «purificará algunos de los hijos de los hombres a través del Espíritu Santo de todas sus acciones impías. Y pondrá sobre ellos la aspersión del Espíritu de verdad y el agua de la purificación.» Es decir, se espera65

58


EL BAUTISMO COMO SÍMBOLO DE JUICIO ESCATOLÓGICO destruir a los impíos. Según Isaías 11 aquel que está ungido del Espíritu de Dios juzgará (juicio de destrucción) «con el soplo (rûªH) de sus labios» (Is 11: 1-4).69 Juan consideraba este juicio como inminente.70 Para simbolizar el juicio de Dios de destrucción o purificación, escoge la imagen veterotestamentaria del agua (lejía o Espíritu) y la transforma en un signo visible.71 A los bautizados los hacía entrar en la corriente de ba en Qumrán a alguien que purificara con el Espíritu y con el agua. Cf. LANG, F. «Erwägungen zur eschatologischen…», op. cit., p. 468. 69 Acerca del aspecto del juicio en el bautismo, cf. VAN IERSEL, B. M. F. «He Will Baptize You With the Holy Spirit (Mark 1: 8): The Time Perspective of baptisei». En: BAARDA, T. et al. (eds.). Text and Testimony: Essays on New Testament and Apocryphal Literature in Honour of A.F.J. Klijn. Kempen: Uitgevermaatschappij J. H. Kok, 1988, p. 132-134. Al contrario, para una interpretación alegórica, Bo Reicke considera incluso positiva la imagen del fuego (REICKE, Bo «Die Verkündigung des Täufers nach Lukas», En: FUCHS, Albert [ed.]. Jesus in der Verkündigung der Kirche. [Studien zum NT und seiner Umwelt, A 1], p. 58). El fuego «no es un medio de destrucción sino más bien un medio empleado por el Señor al mismo tiempo que el Espíritu Santo, comparable a la corriente eléctrica, a través del cual los elegidos son purificados, curados y fortalecidos.» Esto no se corresponde con el propósito del Antiguo Testamento y el judaísmo en sus orígenes. Encontramos también el juicio por el fuego destructor en 1QS 4,13. 70 Böcher interpreta el bautismo de pneûma predicado por Juan como un anuncio del juicio con un viento tempestuoso. Considera una interpretación cristiana tardía el hecho de considerar el pneûma como el Espíritu Santo. (BÖCHER, O. «Johannes der Täufer», op. cit., p. 179). Cf. SCHWEIZER, E. ThWNT 6, op. cit., p. 397. Este punto de vista no toma en suficiente consideración los aspectos de purificación y salvación del juicio por el Espíritu. 71 Gnilka: «En su aspecto escatológico, el bautismo de Juan pone énfasis en el bautismo que debía ser administrado en vista del día del juicio esperado en un futuro inmediato y al cual todos deberán someterse.» (GNILKA, J. Jesus von Nazareth…, op. cit., p. 81). Webb escribe: «Esta comparación explícita de sus ministerios y la identificación de ambos como ministerios de bautismo [Mt 3: 11] indica que el bautismo de Juan es una prefiguración del bautismo más elevado conferido por el esperado personaje.» (WEBB, R. John the Baptizer..., op. cit., p. 196). Sobre el

59


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO agua72 y cuando el agua llegaba a la altura de su cuello (Is 30: 28), se les hacía evidente que habían llegado al juicio.73 Es interesante constatar que, en Qumrán, 1QS 4.20, 21, la imagen del agua está sacada de Ezequiel 36: 25, de ahí la palabra ‘aspersión’ y su vínculo a los ritos sacerdotales de purificación.74 Por el contrario, Juan, con su bautismo, la asocia a la inmersión en el agua, poniendo el énfasis en el pensamiento de juicio.75 Esto corresponde a la purificación que se hace mención en Malaquías 3: 2, obrada no por el lavamiento en agua (purificación levítica), sino por el calor del fuego en el proceso de fundición y por la lejía de lavandero.76 Que el bautismo prefigura el juicio por llegar lo manifiesta el propio Juan cuando hace un paralelismo entre su propio ministerio y el de Aquel que está por llegar: «Yo os bautizo [...]. Él os bautizará...» (Mt 3: 11). Nadie puede aplicarse a sí mismo este juicio.77 Esto explicaría el porqué Juan no exigía jamás el autobautismo. Es porque nadie

trato dado a las señales proféticas, cf. Gerhard von Rad: «Esta señal era una prefiguración creadora de Aquel que debía venir, y su cumplimiento inmediato.» (VON RAD, Gerhard. Theologie des Alten Testaments. Vol. 2. München: Kaiser, 1962, p. 109 [ed. esp.: Teología del Antiguo Testamento. 6ª ed. 2 vols. Salamanca: Sígueme, 1990]). 72 Del agua corriente, «viva» –en el caso de Juan, la del Jordán– era la más apropiada para la purificación. Cf. WEBB, R. John the Baptizer..., op. cit., p. 181. 73 Comparar las declaraciones acerca del juicio, con la imagen del agua, en Sl 32: 6; 42: 8; 69: 2-3, 15-16; 124: 4-5. 74 Goppelt y Stuhlmacher interpretan el bautismo de Juan particularmente en referencia con Ez 36: 25 (GOPPELT, L. Theologie des NT, op. cit., p. 89, y STUHLMACHER, P. Biblische Theologie des NT, op. cit., p. 62). 75 WEBB, R. John the Baptizer..., op. cit., p. 179-180. 76 Acerca de las diferencias con las abluciones ceremoniales, ver también BARTH, G., «Zwei vernachlässigte Gesichtspunkte…», op. cit., p. 142-146. 77 WEBB, R. John the Baptizer..., op. cit., p. 181.

60


EL BAUTISMO COMO SÍMBOLO DE JUICIO ESCATOLÓGICO puede escapar a este juicio por lo que Juan invitaba a todos los hombres al bautismo sin excepción.78

3. El bautismo significa la preparación para el encuentro con el Dios-Juez El significado de este símbolo es ilustrar el acontecimiento futuro y al mismo tiempo ir hacia él. A través de él, el Bautista anticipaba simbólicamente aquello que anunciaba: el juicio de Aquel que viene.79 Era evidente que su bautismo no era todavía el verdadero juicio de Dios. Preconizaba que Aquel que vendría bautizaría en Espíritu (de agua) y de fuego y presidiría el verdadero juicio.80 78

Encontramos un cierto paralelismo con el bautismo de Juan en los Oráculos Sibilinos 4,162-173 (después del 80 de nuestra era). Los hombres debían renunciar al mal, lavar su cuerpo entero en ríos donde el agua corriera permanentemente, y pedir el perdón por los pecados. Dios pondría fin a su cólera y no destruiría. Pero si no obedecían, el mundo entero se llenaría de fuego. Cf. WEBB, R. John the Baptizer..., op. cit., p. 120-121; TRUMBOWER, J. «The Role of Malachi…», op. cit., p. 38. 79 Carl H. Kraeling supone ya que el bautismo es «un rito simbólico de aceptación del juicio anunciado» (KRAELING, Carl H. John the Baptist, New York: Charles Scribner's Sons, 1951, p. 117-118). El bautismo en el Jordán era una especie de anticipación de la inmersión futura del fuego apocalíptico. Becker y también Lang hacen la siguiente crítica: el río de fuego destruye pero no purifica (BECKER, J. Johannes der Täufer…, op. cit., p. 39; LANG, F. «Erwägungen zur eschatologischen…», op. cit., p. 472). Esto no es válido para el juicio de fuego de Malaquías 3: 2-3. Tiene más parecido el que Juan asociara su bautismo con el del agua/lejía de Malaquías 3: 2, que destruye a la vez que purifica, y no al juicio de fuego. 80 Lang separa el bautismo del Espíritu del de fuego en dos acontecimientos que afectan a dos grupos diferentes de personas: «El equivalente positivo del bautismo de agua es un acto de purificación y renovación a través del “Espíritu de santidad”; la consecuencia negativa para aquellos que están seguros de sí mismos y no se someten al bautismo de conversión es un juicio de destrucción por fuego.» Aquel que vendrá «preparará primero a los bautizados a través de un acto de purificación por medio del “Espíritu de santidad” para que puedan vivir en el tiempo de la salva-

61


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Aquel que se sometía al bautismo revelaba su disposición para encontrarse con el Dios-Juez cuando viniera. No trataba de escapar, sino que se sometía al juicio anunciado. El bautismo era el signo externo de una conversión interior.81 Este es el sentido que utiliza con su recurso lingüístico Lucas: «Todo el pueblo que le escuchó, incluso los publicanos, reconocieron la justicia de Dios, y se hicieron bautizar con el bautismo de Juan.» (Lc 7: 29). Es decir, que han aceptado el juicio de Dios sobre sus pecados y han entrado en dicho juicio. Cuando uno se vuelve así a Dios, es el principio del arrepentimiento. Es el no escapar más ante la cólera de Dios. El “fruto digno de arrepentimiento” (Mt 3: 8) es la nueva vida y la obediencia a los mandamientos de Dios. El bautismo de Juan no va destinado a evitarnos el juicio de fuego y del Espíritu. Las personas mencionadas en la segunda mitad de Mateo 3: 11 («Él os bautizará») son las mismas que aquellas que se mencionan en la primera mitad del versículo («Yo os bautizo»). Incluso los que habían sido bautizados por Juan el Bautista debían ción.» (LANG, F. «Erwägungen zur eschatologischen…», op. cit., p. 471-472). De la misma manera se expresa Gnilka: «Unos serán destruidos por fuego, los otros serán purificados por el Espíritu Santo.» (GNILKA, J. Jesus von Nazareth…, op. cit., p. 81). De igual modo: WEBB, R. John the Baptizer..., op. cit., p. 197, 199, 293295; DELLING, Gerhard. «ba,ptisma baptisqh,nai». Novum Testamentum 2 (1958), p. 107; STUHLMACHER, P. Biblische Theologie des NT, op. cit., p. 62. Contradice tal distinción el paralelismo entre el juicio del Espíritu y el juicio por el fuego de Mateo 3: 11, y también el juicio por fuego y el juicio por lejía de Malaquías 3: 2. Dunn piensa lo contrario: «El bautismo de Aquel que tiene que venir es visto como un solo bautismo evn pneu,mati kai. puri, [en pnéumati kaí pyrí] [...] Sus efectos, cabe suponer, dependerán de la condición de los beneficiarios: la persona arrepentida pasaría por un juicio de purificación, de refinamiento, pero, en última instancia, de misericordia; la persona impertinente, altiva y de duro corazón sería quebrantada y destruida.» (DUNN, James D. G. «Spirit-and-Fire Baptism». Novum Testamentum 14 [1972], p. 86). 81 WEBB, R. John the Baptizer..., op. cit., p. 186-187, 189.

62


EL BAUTISMO COMO SÍMBOLO DE JUICIO ESCATOLÓGICO experimentar el juicio del que viene.82 Juan tampoco prometía que su bautismo evitaría el juicio.83 Esperaba que el arrepentimiento transformaría ese juicio en un juicio de purificación en vez de llevar a una destrucción. El bautismo del agua no es pues una liberación del juicio sino una medida que se ofrece para atravesar el juicio de fuego. En Marcos se llama al bautismo de Juan «bautismo de conversión para perdón de los pecados» (ba,ptisma metanoi,aj eivj a;fesin a`martiw/n [báptisma metanoías eis áphesin hamartiōºn]) (Mc 1: 4).84 Los bautizados confiesan sus pecados (Mc 1: 5) y se preparan para el encuentro con Dios (Am 4: 12). Es decir que el bautismo manifiesta el arrepentimiento y entrevé el (eis) perdón de los pecados, para que el juicio venidero sea para salvación y no para destrucción. Se adquiere la purificación de pecados, según Malaquías en el fuego y en el agua de la purificación enviados por Dios (Ml 2: 2-3).85 El perdón es un don «escatológico».86 Es la promesa de es82

Cf. DUNN, J. «John the Baptist's Use of Scripture», op. cit., p. 52. Aunque Becker destaque que Juan no hacía ninguna promesa en positivo, interpreta sin embargo el bautismo como «el medio para anular el juicio futuro» (BECKER, J. Johannes der Täufer…, op. cit., p. 38) y como «la posibilidad [para el individuo] de escapar al juicio. general que debe afrontar todo Israel» (ibídem, p. 40). Pero la salvación no consiste en escapar de la ira, sino afrontarla. 84 Cf. THYEN, H.«ba,ptisma...», op. cit., p. 132; WEBB, R. John the Baptizer..., op. cit., p. 171-172. 85 Cf. ERNST, J. Johannes der Täufer…, op. cit., p. 269-272. Lang escribe: «Si la expectativa garantiza la salvación en el juicio final, no es por sí misma la entrada en la salvación final [...] Esta depende del cumplimiento de Aquel que tiene la decisión última en el juicio final.» (LANG, F. «Erwägungen zur eschatologischen…», op. cit., p. 462). Lang lo ve así: «Vemos como Juan siempre predicaba su bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados asociado a una exigencia de frutos dignos de arrepentimiento y no como una garantía automática de salvación.» (Ibídem, p. 460). Sin embargo escribe: «El bautizado estaba, de alguna manera, “sellado” para la salvación en el juicio final. Aceptando el bautismo, que está asociado a la confe83

63


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO capar del juicio futuro. Si fuera un don que pudiese garantizarse al hombre inmediatamente y sin considerar el juicio futuro, entonces Juan se hubiera expuesto al reproche que fue dirigido posteriormente a Jesús: «Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios solo?» (Mc 2: 7). Al bautismo venían no solo los que aceptaban (simbólicamente) el juicio de Dios y ponían su esperanza en el perdón (eis áphesin hamartiōºn); venían también aquellos que estaban seguros de sí mismos y de poder atravesar sin daño el fuego del juicio y salir purificados de este proceso de fundición: «Pero viendo venir muchos fariseos y saduceos a su bautismo, les dijo: “Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira inminente? Dad, pues, fruto digno de conversión [arrepentimiento], y no creáis que basta con decir en vuestro interior: Tenemos por padre a Abrahán…”» (Mt 3: 7-9). Los que estaban seguros de sí mismos87 pensaban poder escapar del juicio sin cambiar sus vidas, en base a su situación religiosa o su pertenencia a la alianza.88 Juan los previene contra tal

sión de pecados va incluida la disposición a dar una nueva orientación a su vida, recibiendo de Dios el perdón de pecados.» (Ibídem, p. 461). El bautismo no es una necesidad humana de perdón, sino como escribe M. Barth: «un rito ofrecido por el propio Dios a través del Bautista, comunicando el perdón de pecados y por ende la salvación en relación a la “ira inminente” (Mt 3.7) está garantizada.» (BARTH, M., Die Taufe-ein Sakrament?..., op. cit., p. 125). Cf. THYEN, H. «ba,ptisma...», op. cit., p. 132. Webb es de distinta opinión de Ernst, habla de la negociación del perdón a través del bautismo, que protege al hombre del juicio que está por venir (WEBB, R. John the Baptizer..., op. cit., p. 191-193). 86 SCHLATTER, Adolf. Johannes der Täufer, Basel: Friedrich Reinhardt, 1956, p. 147. 87 Según Webb se trataría de los saduceos (WEBB, R. John the Baptizer..., op. cit., p. 177-178). 88 El hecho de que, seguros de ellos mismos, hayan deseado el bautismo muestra que no enfocaban el bautismo como un medio de salvación.

64


EL BAUTISMO COMO SÍMBOLO DE JUICIO ESCATOLÓGICO certidumbre. No se dice que les negara el bautismo. Al contrario, les advertía «Yo os bautizo» (Mt 3: 11).

III. EL BAUTISMO DE JESÚS A. Jesús confirma la interpretación cronológica y escatológica del Bautista Jesús se afilió a los candidatos al bautismo, aprobando la actuación de Juan.89 Tras el arresto de este, Jesús habla de él en términos de elogio (Mt 11: 7-15); es más, cuando se cuestiona su autoridad, responde haciendo alusión al bautismo de Juan (Mc 11: 27-30). Algunos de sus primeros discípulos fueron antes discípulos de Juan (Jn 1: 35-51).90 La misma fórmula es utilizada por Juan y por Jesús.91 La aprobación que hace Jesús de Juan el Bautista significa en primer lugar que Jesús se une a su interpretación cronológica y escatológica. Confirma la identificación de Juan con Elías (Mc 9: 13; Mt 11: 14; 17: 13). Esto queda confirmado por el hecho indirecto de que tras el testimonio de conjunto del Nuevo Testamento, la iglesia primitiva consideró a Juan como el precursor de Jesús.

89

KÜMMEL, W. G. Die Theologie des Neuen Testaments nach seinen Hauptzeugen: Jesus, Paulus, Johannes. Göttingen: Vandenhoeck & Ruprecht, 1988, p. 29. 90 GOPPELT, L. Theologie des NT, op. cit., p. 93. 91 Predicación del reino de Dios, Mt 3: 2; 4: 17; imagen de juicio del árbol abatido, Mt 3: 10; 7: 19; «raza de víboras», Mt 3: 7; 12: 34; 23: 33.

65


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO

B. Jesús considera su bautismo como un juicio Según Mt 3: 14, el Bautista quería rechazar bautizar a Jesús.92 El motivo no es la característica de Jesús de estar sin pecado (como se dice en el Evangelio de los Nazarenos (2), sino por todo lo que esperaba Juan el Bautista de Jesús.93 Según su propia predicación, Juan esperaba que Jesús bautizara con Espíritu y fuego, y que como juez, trajera la destrucción y purificación escatológicas. Pero, Jesús reclama ser bautizado, sometiéndose así al juicio de Dios. El bautismo de Jesús corresponde también con los aspectos escatológicos del bautismo de Juan. Como el resto de los demás bautizados, Jesús se puso a disposición del juicio venidero. El también esperaba el proceso purificador del fuego y esperaba salir ileso. Como muestra Mateo 3: 7, no era el único en tener esa esperanza, incluso aunque fuera el único en quien esa esperanza estaba justificada. Los fariseos se consideraban puros y capaces de afrontar el agua y el fuego gracias al hecho de ser descendientes de Abrahán (vers. 9) Que Jesús considerara su bautismo como la entrada en el juicio se confirma cuando cita el calor del juicio, al que él también va a ser sometido, como un bautismo, y al que también teme (Mc 10: 38-39; Lc 12: 49-50). Tales afirmaciones no tienen sentido a menos que se considere el bautismo de Jesús no como una vocación o una supresión de los dones espirituales, sino como una etapa englobada en un juicio apocalíptico. La relación entre bautismo y juicio se supone que está reconocida94 en los textos donde la palabra ‘bautismo’ se 92

Existen dos constataciones del hecho de que Juan tuviera reparos al bautismo, las dos veces porque el voto bautismal no estaba asociado al arrepentimiento: con los fariseos y saduceos y con Jesús. 93 Cf. BEASLEY-MURRAY, G. Baptism in the NT, op. cit., p. 57. 94 O’NEILL, J. C. «The Origins of Christian Baptism». Irish Biblical Studies 16 (1994), p. 102.

66


EL BAUTISMO COMO SÍMBOLO DE JUICIO ESCATOLÓGICO pone en paralelo con otra imagen veterotestamentaria de juicio: Mc 10: 38-39 (imagen de la copa) y Lc 12: 49-50 (imagen del fuego).95 «Aquí descubrimos, un poco en contradicción con lo esperado por el Bautista, la tensión en la misión de Jesús: en principio no es él quien realiza el bautismo de fuego; sino que dicho bautismo se cumple en él»96 Jesús toma sobre sí la suerte de los desobedientes. Por eso pregunta al discípulo si podrá resistir en el juicio de Dios y si perseverará en su aceptación del dicho juicio.97 Lc 23: 31 compara de nuevo la imagen del juicio con la de la madera seca que va ser quemada (Mt 3: 10; 7: 19). Si Jesús, la madera fresca, va a ser juzgada; con mayor motivo lo serán sus adversarios impíos, la madera seca. Jesús consideraba su propio destino como el proceso citado en Malaquías 3 y que se corresponde con la fundición y el lavamiento. El juicio de Dios, tras una etapa de calor, traerá un acontecimiento esperado. Este pensamiento apocalíptico,98 frecuente también en el Nuevo Testamento, se cumple en Jesús a través de la imagen del grano que muere (Jn 12: 24).

C. Jesús quiere ofrecer un sacrificio puro Los sucesos que ocurrieron en el bautismo de Jesús –derramamiento del Espíritu y la voz celestial– confirman también que Jesús se sometió, a través del bautismo, al juicio divino. Estos dos acontecimientos establecen una relación con Isaías 42: 1, que habla del 95

DELLING, G. «ba,ptisma...», op. cit., p. 93-95. Ibídem, p. 110. 97 Incluso si no debe soportar sufrimientos expiatorios como Jesús. Al respecto, cf. Col 1: 24; eventualmente también Mc 9: 49. 98 Por ejemplo, la imagen de los dolores de parto en Mt 13: 8; Jn 16: 20-22; He 2: 24. Cf. GEMPF, Conrad. «The Imagery of Birth Pangs in the New Testament». Tyndale Bulletin 45 (1994), p. 119-135. 96

67


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO servidor de Dios que va hacia el sufrimiento. Dios ha dado su Espíritu a Jesús y ha confirmado su calvario: Tu eres «mi siervo a quien yo sostengo» (Is 42: 1), el Hijo bienamado ofrecido en sacrificio por el Padre (Abrahán, Isaac). De ahí le viene la fuerza para seguir su camino de sufrimiento.99 No solo el siervo de Dios del libro de Isaías pasa por el sufrimiento, sino que además sufre inocente, por los demás (Is 53: 11-12). Jesús interpretó su sufrimiento, a través de Isaías 53, como la de un sustituto.100 Esto podía verse bosquejado ya en el bautismo de Jesús. Según Malaquías 3: 3, un hecho, el juicio (por el fuego) debía sucederles a los levitas para hacerles aptos de ministrar «ofrenda con justicia». Jesús quería cumplir esta palabra; pero no trayendo juicio sobre los demás, como esperaba el Bautista, sino tomándolo sobre sí mismo. Quería llevar “la ofrenda con justicia”; quería ser él mismo ofrenda. Es en este sentido que su bautismo (en la muerte) es “el cumplimiento de toda justicia” (Mt 3: 15).101

99

Cf. JEREMIAS, J. NT Theologie, op. cit., p. 60-61 (ed. esp.: p. 72-73). H. W. Bartsch interpreta así la voz celestial: «Tú eres bautizado no por tus pecados, sino por los de todo el pueblo» (BARTSCH, H. W. «Die Taufe im Neuen Testament». EvTh 8, (1948/49), p. 89,). 100 STUHLMACHER, P. Biblische Theologie des NT, op. cit., p. 146, 154-155; JEREMIAS, J. NT Theologie, op. cit., p. 272-284 (ed. esp.: p. 332-346). 101 John A. T. ROBINSON estima que las gentes de Qumrán se consideraban como aquellos que obtendrían la redención de Israel, también por una expiación sustitutiva, en tanto que sacerdotes de Qumrán. 1QS 8.3, 4. (ROBINSON, John A. T. «The Baptism of John and the Qumran Community». Harvard Theological Review 50 [1957], p. 185-186). O’Neill supone que se creía que el Bautista debía morir (pasar por el bautismo de la muerte), para obtener la salvación de personas bautizadas por él (O’NEILL, J. «The Origins of Christian Baptism», op. cit., p. 102). Pero esto es rebatible.

68


EL BAUTISMO COMO SÍMBOLO DE JUICIO ESCATOLÓGICO

IV. EL BAUTISMO EN LA IGLESIA PRIMITIVA A. El bautismo cristiano enlaza con el de Juan El bautismo cristiano enlaza en su forma con el de Juan: no existe la práctica del autobautismo, se hace solo una vez y por inmersión.102 Está también asociado, en su contenido, a la conversión y perdón de pecados.103 Como Juan, Pedro lanza un llamamiento al arrepentimiento y promete el perdón de los pecados para no morir en el juicio venidero que se abatirá sobre «esta generación perversa» (He 2: 40).104 La iglesia primitiva retomó la interpretación cronológica dada por Juan y confirmada por Jesús: se trata de un tiempo escatológico.105 La iglesia es el pueblo escatológico de Dios. El aspecto del juicio también es importante en el bautismo cristiano. Pablo da por sentado en Romanos 6: 3 que es sabido que el bautismo es una entrada a un destino de muerte. El cristiano es bautizado «en su muerte» (eivj to.n qa,naton auvtou/ [eis tón thánaton autoû]). La preposición eis indica la meta, como la expresión eivj a;fesin tw/n a`martiw/n (eis áphesin tōºn hamartiōºn) en Hechos 2: 38. «Se ha dicho que el objetivo del bautismo es que la muerte de Cristo se cumpla en él y que el bautizado se identifique por el bautismo con la muerte y resurrección de Cristo.»106 En 1 Pedro 3: 30, el bautismo se compara a la salvación de Noé tras el diluvio. Es una salvación que pasa a través de un juicio. Pa102

Cf. He 8: 38. La Didachè 7 discute sobre lo que hay que hacer en caso de no haber agua. 103 Cf. He 2: 38; 8: 36; 9: 18…; 1 Cor 6: 11; Ga 3: 27; Mc 16: 16; Ef 5: 26… 104 COLLINS, A. «The Origin of Christian Baptism», op. cit., p. 38. 105 Hartmann: «El bautismo en la iglesia primitiva tiene un contenido escatológico expresado en el lenguaje del judaísmo, que es la religión madre.» (HARTMANN, L. «Taufe, Geist und Sohnschaft…», op. cit., p. 100). 106 Bartsch: «El bautismo significa aceptar la muerte de Cristo.» (BARTSCH, H. «Die Taufe im NT», op. cit., p. 86. Cf. p. 87).

69


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO blo también interpreta el bautismo, en 1 Corintios 10: 1ss, como una analogía de la travesía de Israel por el mar Rojo –acontecimiento que también engloba juicio y salvación–. El bautismo implica pues un pasar seguro a través del agua. Esto supone un aspecto de juicio implícito en el bautismo.107 Encontramos esta idea en la iglesia primitiva que se caracteriza por retomar el bautismo de Juan confirmado por el de Jesús: el bautizado se somete a un juicio escatológico porque quiere reencontrarse con su Dios.

B. El bautismo en la iglesia primitiva reclama para sí el acto salvador de Jesús ¿Cual es la particularidad del bautismo cristiano en relación con el de Juan? ¿Es el derramamiento del Espíritu? «Si el bautismo de Juan promete la salvación en el juicio venidero significa que el perdón de pecados prometido en el bautismo debe ser ratificado en el juicio futuro. En la iglesia cristiana, al Espíritu se lo considera como aparchēº (primicias, Ro 8: 23) y arrabōºn (arras, 2 Cor 1: 22 y Ef 1: 14) de la futura redención. Es la señal de que lo que todavía no es y la garantía de la realidad futura [...] Si la iglesia cristiana insiste en el hecho de que el Espíritu es dado en el momento del bautismo, no está diciendo que su bautismo otorgue algo diferente al de Juan, sino que el perdón de los pecados, expresado en el bautismo de Juan, se convierte ahora en una realidad.»108 El retomar el bautismo 107

O’NEILL, J. «The Origins of Christian Baptism», op. cit., p. 101. BARTH, G., «Zwei vernachlässigte Gesichtspunkte…», op. cit., p. 150. Al contrario, Kraft separa el bautismo cristiano del de Juan al suponer que la iglesia primitiva llegó a practicar el bautismo por el derramamiento del Espíritu en el Pentecostés y no por el bautismo de Juan. Porque Jesús fue llamado al ministerio profético y revestido del Espíritu en el bautismo y porque el Espíritu fue derramado en el Pentecostés, es suficiente pasar por el bautismo como un rito de aceptación

108

70


EL BAUTISMO COMO SÍMBOLO DE JUICIO ESCATOLÓGICO de Juan por parte de la iglesia primitiva tiene como origen el don de la salvación de Jesús vivido en la cruz y en la resurrección.109 La principal diferencia entre el bautismo de Juan y el bautismo cristiano es que este último se cumple en el nombre del Señor Jesús (eivj to. o;noma tou/ kuri,ou VIhsou/ [eis tó ónoma toû kyríou Iesoû]).110 La fórmula que cita el nombre no se presenta como un segundo motivo después del perdón, característica del baño de inmersión del bautismo de Juan, sino que «interpreta este lavamiento refiriéndose al nombre de Jesús, al que está ligado el acto salvífico».111 «La iglesia primitiva retomó todo el ritual del bautismo de Juan, pero considera el don del perdón de pecados únicamente basado en la muerte y resurrección de Jesús.»112 El bautizado no se presenta ya al juicio en nombre propio, sino en el de Jesús.113 Para él el juicio ya se ha resuelto y lo conduce a la salvación. Pero el cristiano no está siendo representado en un juicio futuro sino que también lo es de un juicio pasado. El bautizado es puesto en el fuego del juicio que Jesús pasó; y es bautizado en la muerte de Jesús (Ro 6). De manera que en cierta medida ya ha pasado a través del juicio y puede andar «una vida nueva» (Ro 6: 4). Para los cristianos, la nueva vida está fundada no solo mirando hacia atrás para recibir el Espíritu de forma parecida. Kraft hace derivar el bautismo cristiano e incluso la confesión de fe del bautismo (invocando el nombre de Jesús) de Joel (KRAFT, H. «Die Anfänge der christlichen Taufe», op. cit., p. 410-411). De nuevo encontramos separados el bautismo cristiano y el de Juan. 109 BARTH, Gerhard. Die Taufe in frühchristlicher Zeit, Neukirchen-Vluyn: Neukirchener Verlag, 1981, (Biblisch Theologische Studien 4), p. 43. 110 Mt 28: 19; He 8: 16; 1 Cor 1: 13,15; usado en Hechos y en 1 Cor 10: 2 como señal de separación. 111 BARTH, G., «Zwei vernachlässigte Gesichtspunkte…», op. cit., p. 154-157. 112 Ibídem, p. 159. 113 Es así como L. Hartmann interpreta esta fórmula (HARTMANN, L. Auf den Namen des Herm Jesus: Die Taufe in den neutestamentlichen Schriften. Stuttgart: Katholisches Bibelwerk, 1992, [Stuttgarter Bibelstudien 148]).

71


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO sino mirando hacia el juicio que viene, pero sobre todo volviéndose hacia ese juicio pasado de forma victoriosa. La misión de los bautizados de anunciar el evangelio es la misión de aquellos que ya han sido rescatados del juicio (por ejemplo, Sl 32: 7; 69: 31-37).

Conclusión Es sobre todo la perspectiva escatológica del bautismo vista como una entrada simbólica en el futuro juicio de Dios y vivencia de ese juicio lo que ha permitido considerar juntos el bautismo de Juan, el de Jesús y el bautismo cristiano sin escamotear las diferencias. Hemos utilizado como texto clave Malaquías 3: 1-6, texto que en el Nuevo Testamento está asociado ya al ministerio de Juan.

72


Capítulo 4

EL BAUTISMO EN HECHOS DE LOS APÓSTOLES Bernard SAUVAGNAT Introducción El libro de los Hechos de los Apóstoles no tiene ninguna explicación sistemática de lo que es el bautismo cristiano. Sin embargo, dice lo suficiente para que el lector atento pueda hacerse una idea bastante exacta de lo que el redactor, Lucas, piensa al respecto. La mayoría de las alusiones al bautismo las hace cuando relata episodios de conversiones. Estas narraciones, a primera vista, parecen reflejar prácticas o conceptos diferentes a los del bautismo cristiano. Ello ha dado pie a que defensores de distintos conceptos acerca del bautismo hayan encontrado argumentos en favor de sus puntos de vista en el libro de los Hechos:  Los pedobaptistas justifican su punto de vista apoyándose en los relatos de las conversiones en casas.  Los defensores del bautismo por inmersión se apoyan, entre otros casos, en el del eunuco etíope.  Los más reacios a la idea de sacramento encuentran un apoyo favorable argumentando sobre el caso de Cornelio.  Los partidarios de la confirmación ven en el caso de los samaritanos y en el precedente de los efesios el establecimiento de la institución apostólica del sacramento.  Los anabaptistas, los sacramentalistas y los carismáticos se basan en los distintos acentos puestos en el caso de los efesios.  El relato del Pentecostés es el texto clave de los pentecostales y de los carismáticos contemporáneos.

73


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Numerosos autores han tratado de dilucidar el difícil problema que hay en la relación existente entre el bautismo, la imposición de manos y el don del Espíritu Santo.1 Tras un estudio profundo,2 me parece que las dificultades pueden resolverse a través de una sana reflexión metodológica.

1

La mayoría de los comentaristas se paran en este tema. Ver por ejemplo WILLIAMS, C. S. C. A Commentary on the Acts of the Apostles. London: A. & C. Black, 1964, (Black's NT Commentaries), p. 187-293. Los estudios acerca del bautismo en el Nuevo Testamento hablan sobradamente de ello, por ejemplo BEASLEY-MURRAY, George Raymond. Baptism in the New Testament. Carlisle: Paternoster Press, 1997, p. 93-125; DUNN, James D .G. Baptism in the Holy Spirit. A reexamination of the New Testament teaching on the gift of the Spirit in relation with Pentecostalism today. London: SCL Press, 1970, (SBT II, 15). Los estudios sobre la teología lucana también abordan el tema, por ejemplo CONZELMANN, Hans. The Theology of St Luke. Buswel, G. (trad.). London: Faber & Faber; Harper and Row, 1960, p. 207-234; MARSHALL, I. Howard. Luke, Historian and Theologian. Exeter: Paternoster, 1970, p. 188-215; WILSON, Stephen G. The Gentiles and the Gentile Mission in Luke-Acts. Cambridge: Cambridge University Press, 1973, (SNTSMS 23 [Society for New Testament Studies Monograph Series]), p. 129-177. Se aborda también en las obras consagradas a la pneumatología en general o lucanas, por ejemplo SCHWEIZER, E. «Esprit», Dictionnaire biblique Gerhard Kittel. Genève: Labor et Fides, 1971, p. 142-163; HAYA PRATS, Gonzalo. L'Esprit, force de l’Église: sa nature et son activité d’après les Actes des Apôtres. Romero, J. J. y Faes, H. (trads.). Paris: Cerf, 1975, (Lectio Divina 81), p. 121-137. Por último, se le han consagrado algunas monografías, por ejemplo QUESNEL, Michel. Baptisés dans l'Esprit: baptême et Esprit saint dans les Actes des Apôtres. Paris: Cerf, 1985, (Lectio Divina 120). 2 Cf. SAUVAGNAT, Bernard. Devenir chrétien: étude des récits de conversion des Actes des Apôtres. Tesis. Strasbourg: Faculté de théologie protestante, 1977.

74


EL BAUTISMO EN HECHOS DE LOS APÓSTOLES

I. PROPUESTA DE ESTUDIO A. Dar prioridad a los discursos antes que a los relatos El libro de los Hechos de los Apóstoles se compone preferentemente de relatos, discursos y resúmenes. Detrás de cada uno de estos géneros literarios encontramos fuentes de información, escritas u orales, a las que el redactor ha tenido acceso. El trabajo de redacción (tras la visión conjunta y preliminar de la obra de Lucas) se ha hecho con el deseo de respetar al máximo la exactitud de la información recibida «investigado diligentemente» (Lc 1: 3), con la preocupación de «escribírtelo por su orden» (Lc 1: 3) y ser susceptible de confirmar la «solidez de las enseñanzas que has recibido» (Lc 1.4). El resultado es que el pensamiento del autor se refleja con detalle en la secuencia de los episodios evocados, en los enlaces que hace entre los distintos relatos, en los discursos y en los resúmenes. Para entender mejor el pensamiento del autor sobre el bautismo, lo más lógico es dar prioridad a lo que dice en los discursos redactados por él mismo antes que a los relatos recopilados.3

3

Ver los trabajos sobre los discursos de los Hechos, por ejemplo WILCKENS, Ulrich. Die Missionsreden des Apostelgeschichte: Form- und Traditionsgeschichtliche Untersuchungen. Neukirchen: Neukirchen Verlag, 1961, (Wisenschaftliche Monographien zum A. und NT, 5); SCHWEIZER, Eduard. «Concerning the Speeches of Acts». En: KECK, L. E.; MARTYN, J. L. (eds.). Studies in Luke-Acts: Essays presented in honor of P. Schubert. New York: Abingdon, 1966; DUMAIS, Marcel. Le langage de l’évangélisation: l’annonce missionnaire en milieu juif (Actes 13, 16-41). Paris; Tournai; Montréal: Desclée; Bellarmin, 1976, (Recherches 16, Théologie). Ver también las observaciones metodológicas de KÜMMEL, Werner Georg. Introduction to the New Testament. Mattill jr., A. J. (trad.). London: SCM Press, 1970, p. 120.

75


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO

B. Dar prioridad a la enseñanza contenida en He 2: 38 1. Paralelismo entre el comienzo del ministerio de Jesús y el de los apóstoles El autor establece un paralelismo entre el comienzo del ministerio de Jesús y el de los Apóstoles. Al comienzo del evangelio de Lucas y al comienzo de los Hechos encontramos:  El logion sobre el bautismo del agua y el bautismo del Espíritu (Lc 3: 16; He 1: 5).  Un derramamiento visible del Espíritu (Lc 3: 21-22; He 2: 1-4).  Un discurso que proclama la salvación bajo la influencia del Espíritu (Lc 4: 1, 14, 16-28; He 2: 14-39). El discurso de Jesús en la sinagoga de Nazaret tiene el valor de ser un discurso-programa. El paralelismo constatado anteriormente invita a dar el mismo valor al discurso-programa de Pedro en el Pentecostés.4

2. Final del evangelio de Lucas y comienzo del libro de los Hechos El final del evangelio de Lucas y el comienzo de los Hechos tienen los mismos temas: la aparición del resucitado, la predicación de arrepentimiento a todas las naciones empezando por Jerusalén, la dedicación de los once como testigos de la resurrección, la espera de la promesa del Padre, la ascensión de Jesús, el gozo y la fidelidad al culto del templo de Jerusalén (Lc 24: 36-53; He 1: 1-11). La narración de He 2 adquiere así el valor de una realización profética.

4

Ver DUPONT, Jacques. Études sur les Actes des Apôtres. Paris: Cerf, 1967, (Lectio Divina 45), p. 404-409; SAMAIN, Étienne. «Le discours-programme de Jésus à la synagogue de Nazareth. Luc 4,16-39». En: Cahier biblique n° 10; Foi et vie (noviembre 1971), p. 39-41.

76


EL BAUTISMO EN HECHOS DE LOS APÓSTOLES

3. Estructura del libro de los Hechos La estructura del libro de los Hechos confiere al texto una lectura particular:  El relato de la conversión de Cornelio y los discursos del Concilio de Jerusalén hacen referencia a He 2 como el “comienzo” del testimonio apostólico (He 10: 45, 47; 11: 15-17; 15: 8-9,11).5  He 1 constituye la introducción al libro, He 2 presenta el inicio de la misión cristiana, particularmente en el contexto judío. He 3-5 hace énfasis en el desarrollo y en la unidad de la comunidad de Jerusalén. A partir de He 6 aparece una distinción entre los cristianos «hebreos» y «helenistas», La misión cristiana sobrepasa el marco del judaísmo oficial (samaritanos, marginales del judaísmo y finalmente los incircuncisos). Esta secuencia hecha por Lucas refuerza el carácter ejemplar de la invitación de He 2: 38.  He 2: 39, este versículo aclaratorio extiende la promesa englobando a las generaciones futuras, a los alejados geográficamente y tal vez teológicamente. Hace de este camino propuesto anteriormente, algo válido para todos los tiempos y lugares. Por todo lo anteriormente constatado, podemos deducir que Lucas (He 2: 38) describe la trayectoria normal que hay que hacer para convertirse en cristiano. Este es el contexto en el que hay que explicar el bautismo en el libro de los Hechos.

5

Ver SAMAIN, E. «La notion de APXH dans l'œuvre lucanienne». En: NEIRYNCK, F. (ed.). L'Évangile de Luc: Problèmes littéraires et théologiques. Mémorial Lucien Cerfaux. Gembloux: Duculot, 1973, (BETL 23).

77


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO

II. EL BAUTISMO CRISTIANO SEGÚN HECHOS DE LOS APÓSTOLES A. La invitación de He 2: 38-39 1. Contexto El suceso narrado en He 2: 1-13 inaugura una nueva era; el comienzo de la obra misionera de los discípulos de Jesús. Es el cumplimiento por parte de Dios de la promesa hecha por Jesús: los creyentes son bautizados por el Espíritu Santo y por el fuego. El discurso de Pedro (He 2: 14-40) explica el hecho como el cumplimiento escatológico de la profecía de Joel, justifica el mesianismo y la señoría de Jesús de Nazaret a través de su resurrección como cumplimiento de los textos del Antiguo Testamento y llama a sus oyentes a hacerse cristianos y a beneficiarse del Espíritu que les ha sido prometido. Este discurso tiene un valor de programa para la misión evangélica cristiana tal como está presentado en el libro de los Hechos. Es un modelo de predicación del mensaje cristiano. Su llamamiento (vers. 38-40) está potenciado:  por la interrupción del vers. 37 (fenómeno único en el libro);  por el resumen y conclusión del vers. 40, que recuerda que lo que está en juego es la salvación de los oyentes;  por la sencillez del camino propuesto, siendo este, el llamamiento de Dios a todos los hombres sin excepción. Al final del capítulo se da el resultado en cifras de la respuesta al llamamiento hecho (vers. 41), y, en un resumen, las características más destacadas de la comunidad escatológica de Jesús (vers. 4247).

78


EL BAUTISMO EN HECHOS DE LOS APÓSTOLES

2. Texto Vers. 38: El bautismo está en el centro de esta invitación formulada por tres verbos:  «arrepentíos» (versión Reina-Valera 95) (imperativo aoristo activo de metanoe,w [metanoéō]);  que cada uno de vosotros «se haga bautizar» (imperativo aoristo pasivo de bapti,zw [baptízō]) en nombre de Jesucristo para el perdón de vuestros pecados;  y «recibiréis» (indicativo futuro medio de lamba,nw [lambánō]) el don del Espíritu Santo. Los dos primeros verbos son imperativos aoristos y expresan el comportamiento que se requiere para el cumplimiento de la promesa presentada por el tercer verbo que está en futuro de indicativo. La secuencia de los dos primeros indica la prioridad del acto interno, meta,noia [metánoia], en relación con el acto externo, ba,ptisma [báptisma], que viene luego. El arrepentimiento está expresado por una sola palabra: el autor considera que este significado está suficientemente claro para sus lectores y no se necesitan mayores precisiones. El bautismo es lo que lo complementa y permite entender mejor su sentido y alcance. La promesa, consecuencia del arrepentimiento y del bautismo, es expresada de forma muy sencilla: se trata del Espíritu Santo percibido como un don de Dios. El bautismo se presenta:  como un acto individual («cada uno de vosotros»),  administrado por un tercero no mencionado (pasivo),  definido por el verbo baptízō cuyo significado primero es “sumergirse en un líquido” (término técnico de cocina y de tintorería) que no necesita de más explicaciones.  En relación con el nombre de Jesús y su función mesiánica. Aquí la preposición evpi. [epí] + genitivo establece la unión. Esta construcción parece que proviene de modos judíos, es una traducción

79


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO

.

de la fórmula hebráica ~veB [Büšëm] que encontramos en la LXX, y en otros textos judíos escritos en griego. Tal unión pone a la persona a cuyo nombre se hace referencia en el centro del acto: es a causa de esta persona por lo que se actúa, en virtud de su autoridad, bajo su mandato, o invocándola. Es porque Jesús es el Mesías que el bautismo tiene sentido.6  Por el perdón de pecados. Esta expresión es mucho más frecuente en Lucas que en el resto de autores del Nuevo Testamento. El bautismo de Juan tiene el mismo fin, pero se le llama «bautismo de arrepentimiento» (He 13: 24; 19: 4 cf. Lc 3: 3, versión Reina-Valera 95) mientras que el que se hace en nombre de Jesús ya presupone el arrepentimiento.  Es junto con el arrepentimiento manifestado, el preámbulo normal para la recepción del Espíritu. La conjunción de coordinación kai. [kaí] tiene aquí valor consecutivo.7 Vers. 39: La invitación del versículo precedente se presenta aquí en nombre del llamamiento que hace el mismo Dios y que promete su Espíritu no solo a los primeros discípulos de Jesús (que fueron testigos del día del Pentecostés), sino también a los oyentes inmediatos, a los de futuras generaciones y a los que están lejos geográficamente. Todos recorrerán el mismo camino. 6

Ver QUESNEL, M. Baptisés dans l’Esprit…, op. cit., p 45-46, 114. En He 8: 16 y 19: 4 es la preposición eivj [eis] + acusativo utilizada. Esta construcción parece provenir del uso popular helenístico de las transacciones comerciales donde se aclara la nueva relación de pertenencia. El bautismo sería un acto a través del cual el converso pasa a ser propiedad del Señor Jesús. Cf. ibídem, p. 115-119. Ver además el estudio sobre la teología del bautismo en este mismo volumen. 7 Esta consecuencia puede ser causal o temporal. Cf. BLASS, Friedrich; DEBRUNNER, Albert. A Greek Grammar of the New Testament and Other Early Christian Literature. Funk, Robert Walter (trad.). Chicago: University of Chicago Press, 1961, § 442.2

80


EL BAUTISMO EN HECHOS DE LOS APÓSTOLES El recorrido propuesto tiene un valor universal y determinante para la salvación de los hombres. Es el recorrido normativo para formar parte de la comunidad escatológica de Dios.

B. La forma del bautismo cristiano Para Lucas el bautismo cristiano es un bautismo en el agua. El caso del eunuco etíope es el que describe con más precisión el acto bautismal. Es necesario “entrar en el agua”, y ser bautizado, es decir sumergirse, después “salir del agua” (He 8: 38-39). La explicación dada por Ananías a Pablo compara el bautismo a un baño que lava (He 22: 16), lo que parece confirmar que el agua es esencial para el bautismo. El otro único versículo que especifica que el agua es necesaria en el bautismo cristiano se encuentra en el tema tratado por Pedro en He 10: 47. Ninguna indicación nos permite pensar que para Lucas pudieran existir diversas prácticas bautismales. A excepción de He 22: 16 (donde se emplea un imperativo medio, ba,ptisai [báptisai]), las restantes referencias al bautismo cristiano dan a entender que este es administrado por otra persona que no es el bautizado. La mayoría de las veces este sujeto no es mencionado. Una excepción sería la de Felipe cuando bautizó al eunuco. Nada permite afirmar que la ausencia del Espíritu en los samaritanos en la ocasión de su bautismo sería debida a la incapacidad de Felipe como supuesto oficiante de este bautismo. El relato de Cornelio indica que Pedro no lo bautizó sino que dio la orden (He 10: 48). Parece pues que para Lucas, el bautismo no estaba reservado para un ministerio concreto. En numerosos casos se precisa que el bautismo se hace “sobre” (evpi. [epí]) o “dentro” (evn [en]) en el nombre de Jesucristo (He 2: 38; 10: 48). Esto puede ser indicativo de que el nombre de Jesús era invocado en el momento del bautismo. He 22: 16 sugiere que el propio bautizado haría esta invocación.

81


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO

C. Bautismo y perdón de pecados En He 2: 38, el bautismo tiene como fin el perdón de pecados; en 22: 16 hace referencia a un baño que limpia de los pecados. Además, el perdón de los pecados está asociado a otros aspectos de la iniciación cristiana: la fe (10: 43), la justificación y la fe (13: 38-39), la conversión y la fe (26: 18), el arrepentimiento y la conversión (3: 19), y el arrepentimiento (5: 31: Lc 24: 47). El bautismo no efectúa el perdón de los pecados. Es un don de Dios hecho posible por la exaltación de Jesús como salvador (5: 31). Este don es accesible a todo aquel que acepte a Jesús por la fe, el arrepentimiento y la conversión. Normalmente esta toma de posición en favor de Jesús se manifiesta por el bautismo en el nombre de Jesús. Pero el caso de Cornelio muestra que excepcionalmente la manifestación del perdón divino puede preceder al bautismo. No es por lo tanto el acto en sí el que efectúa el perdón. Dios lo da en el momento de la conversión y está queda expresada a través del bautismo.8

D. Bautismo cristiano y bautismo de Juan Los dos bautismos están muy cercanos. Son actos únicos administrados por un agente humano en el agua y asociados a un particular regreso de Dios en un tiempo escatológico. Sin embargo, ambos bautismos no son del todo iguales. El bautismo cristiano es requerido por parte de aquellos que ya han recibido el bautismo de Juan (19: 1-6). El bautismo de Juan tiene carácter preparatorio: se produce inmediatamente antes de la venida del Mesías y la anuncia (19: 4). Por el contrario, el bautismo cristiano pertenece a la época escatológica marcada por el derramamiento del Espíritu en el Pentecostés. Es un bautismo en función del nombre de aquel que ha venido, Jesús, y que es reconocido como Señor y Mesías. Ambos 8

Cf. DUNN, J. Baptism in the Holy Spirit… op. cit., p. 97.

82


EL BAUTISMO EN HECHOS DE LOS APÓSTOLES bautismos pertenecen a épocas diferentes y el Espíritu es la particularidad de la nueva etapa. Está justificado a los ojos de Lucas considerar la especificidad del bautismo cristiano y su relación con el nombre de Jesús y el don del Espíritu. Esto explica el contraste en la palabra atribuida al resucitado entre el bautismo de agua de Juan y el bautismo del Espíritu Santo dado por Jesús (1: 5; 11: 16).9

E. Bautismo y don del Espíritu Santo El bautismo cristiano, correctamente administrado a un converso, va normalmente seguido del don del Espíritu (2: 38; 8: 16). En todos los casos donde esta secuencia no se menciona es porque debe sobreentenderse. Cada vez que se hace alusión a ella o cuando se explica el don del Espíritu Santo, es porque se trata de un caso excepcional. Estos casos particulares refuerzan el carácter normal de la secuencia bautismo-don del Espíritu y permiten precisar su naturaleza.

1. El caso de los samaritanos En el caso de los samaritanos, el don del Espíritu no sigue inmediatamente al bautismo. Hay varias explicaciones propuestas:  La fe de los nuevos discípulos hubiera sido deficiente. He 8: 12 la describe con el verbo evpi,steusan [epísteusan] construido con un complemento en dativo, tw/| Fili,ppw| [tōº Philíppō], señalando a la persona humana evangelizadora.10 Sin embargo, el empleo del dativo no es suficiente para afirmar que para Lucas se trataría de una simple adhesión intelectual sin ningún compromiso de vida.11 9

Cf. HAYA PRATS, G. L’Esprit, force de l’Église…, op. cit. p. 131. Es el argumento de James D. G. DUNN (DUNN, J. Baptism in the Holy Spirit… op. cit., p. 64-65). 11 El empleo del dativo a propósito de Agripa en 26: 27 podría dar que pensar, pero 10

83


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Y si la fe de los samaritanos es puesta en Felipe, es porque es el que los evangeliza, El contenido de su predicación se describe para reforzar una doble expresión parecida a la de 28: 31, de la que no existe sospecha alguna de ser minimizante.  Les faltaba a los nuevos conversos la oración y la imposición de manos. Son las únicas acciones de los Apóstoles en relación con las personas y que van seguidas del descenso del Espíritu. Si son las acciones quienes por sí mismas otorgan el don del Espíritu, ¿por qué Felipe no las hizo?  Felipe al no ser apóstol, no hubiera estado cualificado para ser el agente humano en un derramamiento del Espíritu de Dios. Solo los apóstoles hubieran tenido tal cualificación. Pero entonces, ¿por qué en el caso de Saulo la presencia activa de los Apóstoles no fue necesaria? Ninguna de las explicaciones parece satisfactoria. Pero si consideramos que Lucas cree que el bautismo es la ocasión donde es normal que se reciba el Espíritu, veremos entonces en el «solamente» de He 8: 16 una expresión de sorpresa por parte de los Apóstoles y por supuesto del redactor. Había tenido lugar el bautismo, después de un acto de fe, pero aún no había habido recepción del Espíritu. Lo que faltaba no era un hecho complementario al bautismo sino la propia intervención de Dios. Y ante tal carencia, los Apóstoles solo podían orar: únicamente Dios podía resolver el problema. Todo lo que dependía del hombre había sido hecho: predicación, fe, bautismo en el nombre de Jesús. La presencia de Simón el Mago entre los convertidos de Samaria permite al autor mostrar que el don del Espíritu no es el resultado automático de la oración y de la imposición de manos de los Apóstoles. El Espíritu continúa siendo un don de Dios. no en el caso de los nuevos conversos de Jerusalén (5: 14), de Crispo (18: 8) y menos en el caso de Pablo (24: 14).

84


EL BAUTISMO EN HECHOS DE LOS APÓSTOLES Esta demora anómala permitió a los Apóstoles reconocer que la misión entre los samaritanos era voluntad de Dios y la forma divina de sancionar tal iniciativa (8: 14-17). Los prejuicios contra los samaritanos pueden ser el motivo de la partida de los Apóstoles de Jerusalén (vers. 14). Su desaparición, gracias a la intervención de Dios de la que fueron testigos, pudo tal vez permitirles proseguir con este proyecto en su viaje de regreso (vers. 25). Pudo también facilitar la unidad en la comunidad cristiana, que por primera vez tras el desarrollo del relato de los Hechos sobrepasa el marco de Jerusalén.

2. El caso de Cornelio Dios permanece señor del Espíritu: puede darlo incluso antes del bautismo como es en el caso de Cornelio, aunque como hecho excepcional. Aquí se trataba de forzar a Pedro a aceptar a los incircuncisos en la comunidad cristiana sin exigirles previamente hacerse judíos (11: 17). Cornelio abre pues la misión hacia los gentiles: tal giro en la historia justifica un procedimiento excepcional (11: 18; 15: 7-9). Este caso demuestra que el bautismo cristiano no da el Espíritu. Es Dios el que lo da. Normalmente es dado junto con el bautismo ratificando así la conversión que el bautismo manifiesta. Tal asociación es tan normal que Cornelio es bautizado inmediatamente tras haber recibido el Espíritu (10: 44-48).

3. El caso de los discípulos efesios El caso de los discípulos efesios subraya la relación normal que existe entre el bautismo cristiano y el don del Espíritu: ambos van unidos (19: 2-3). Como no han recibido el Espíritu, Pablo se pregunta acerca de la naturaleza del bautismo recibido, porque el bautismo cristiano es el momento normal de la recepción del don del Espíritu. Una vez hecha la instrucción de la obra de Jesús (vers. 4), recibido

85


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO el bautismo en el nombre de Jesús (vers. 5), es el momento de la imposición de manos y del Espíritu (vers. 6). Así pues, el bautismo de agua no es el elemento esencial de la conversión al cristianismo. Es la ocasión habitual para recibir el don del Espíritu, y este, si es el elemento principal. Hasta el punto que a este don se le llama “bautismo del Espíritu”. El bautismo es el preámbulo porque manifiesta el arrepentimiento, la conversión y la fe.

F. Bautismo e iglesia La conversión de la persona se expresa a través de la demanda del bautismo. El aceptar bautizarla es la valoración favorable de su fe por parte de quien le ha anunciado a Jesús (16: 15). El perfecto kekri,kate, [kekríkaté] indica que el bautismo reciente se aprecia como un juicio favorable de la fe de Lidia por los misioneros. En el caso de Cornelio, tal apreciación ha sido forzada de alguna manera por la intervención del Espíritu (10: 47; 11: 17). En otros casos, es más compleja y deja espacio a la iniciativa de la persona que predica el evangelio (8: 36; 16: 15). Aceptando bautizar a una persona, el predicador compromete también al conjunto de la comunidad. Pedro debe justificar su proceder respecto a Cornelio ante los Apóstoles y los hermanos de Judea (11: 1, 17). Se vale de testigos (11: 12) que participan también en la decisión; es a ellos, piensa el lector, a quienes va dirigida la pregunta de 10: 47. Luego, la decisión de bautizar es comunitaria o eclesial. El bautismo incorpora a la iglesia. Los bautizados del Pentecostés constituyen la nueva comunidad escatológica de los creyentes, de los salvos (2: 41, 44, 47). Cornelio después de recibir el Espíritu, fue incorporado a través del bautismo a la comunidad de

86


EL BAUTISMO EN HECHOS DE LOS APÓSTOLES Jesús. El bautismo es como «un accesorio en el derramamiento del Espíritu».12

G. Universalidad del bautismo En la era nueva que comienza con el Pentecostés, el bautismo es indispensable para el nuevo converso. El caso de los Apóstoles y de los primeros discípulos (los 120) no es una excepción a la regla. Su toma de posición hacia Jesús se remonta a épocas pasadas; Lucas no se detiene a mencionar si esta conversión ha sido o no marcada por un bautismo. La venida del Espíritu que inaugura la época nueva es más que suficiente para calificarlos.13 Incluso Cornelio y los suyos que han recibido el Espíritu sin estar bautizados no quedan dispensados del bautismo. La única excepción real, si el silencio del texto significa que no ha habido bautismo, es la de Apolos. Si es así, el enfoque dado a los doce efesios –cuya historia está próxima a la de Apolos en el texto– se trataría verdaderamente de una excepción. Incluso los que han recibido el bautismo de Juan deben recibir también el bautismo cristiano. Parece que tal excepción molestaba a Lucas: se toma el trabajo de justificar tal eventualidad, insinuando que Apolos había recibido el Espíritu y afirmando que enseñaba correctamente respecto a Jesús (18: 25).

H. Bautismo de familias He 16: 15 concreta que Lidia fue bautizada ella y «su casa». El vers. 33 afirma que el carcelero de Filipos fue bautizado él «y todos los 12

En expresión de E. Schweizer (SCHWEIZER, E. «Esprit», op. cit., p. 159). Cf. CHEVALLIER, Max-Alain. Le Souffle de Dieu: le Saint-Esprit dans le Nouveau Testament, Paris: Beauchesne, 1978, (Le point théologique 26), p. 197-199. 13

87


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO suyos». He 18: 8 da a entender que el jefe de la sinagoga de Corinto, Crispo, fue bautizado «con toda su casa» como los otros corintios. También, el relato de la conversión de Cornelio implica que «sus parientes y … los amigos íntimos» (10: 24) han recibido el Espíritu, y después son bautizados en el agua con él (vers. 44-48). En estos textos, nada permite decir quienes eran las personas que componían las familias o las casas en cuestión. Es evidente que estos relatos reflejan una situación sociológica en la que la influencia del jefe de la familia, hombre o mujer (Lidia) es más importante que en nuestra sociedad occidental actual. Los partidarios del bautismo de niños pequeños han utilizado estos textos como argumento favorable a su punto de vista. El silencio de los textos sobre quienes eran los de la casa, deben llevarnos a guardar una prudente actitud. Destacamos que en el relato del carcelero su casa va asociada al desarrollo de las siguientes cuatro fases:  vers. 31, la oferta de la salvación va dirigida a él y «a su casa»;  vers. 32, «todos los de su casa» están asociados entre sí porque escuchan la palabra del Señor,  vers. 33, «todos los suyos» se bautizan con él,  vers. 34, la alegría de la fe en Dios es compartida con «toda su familia». Podemos deducir que cada persona de esta casa, habiendo participado en estas cuatro etapas, queda asimilada al conjunto de los hechos del relato. Queda excluido en este texto y en el de He 18: 8 que personas hayan sido bautizadas sin haber creído.

l. Bautismo e imposición de manos En tres ocasiones se menciona la imposición de manos con motivo de una conversión: los samaritanos (8: 15-20), Saulo de Tarso (9: 12, 17) y los discípulos de Juan en Éfeso (19: 6).

88


EL BAUTISMO EN HECHOS DE LOS APÓSTOLES  En 8: 18-20, la idea de que el don del Espíritu es el resultado automático de la imposición de manos de los Apóstoles es puesta en circulación por Simón el Mago, y declarada falsa porque el Espíritu es solo un don de Dios.  En He 9. 12, 17, el tema en cuestión es más la curación de la ceguera de Saulo que su conversión. Además, la estructura de los versículos 17 y 18 puede ponerse en paralelo, lo que hace pensar que Lucas asocia la imposición de manos a la curación de la ceguera y el bautismo a la recepción del Espíritu.  En He 19: 5-6, bautismo e imposición de manos se suceden pero se distinguen claramente. El bautismo es descrito por una forma verbal pasiva («fueron bautizados», versión Reina-Valera 95), mientras que Pablo es el sujeto explícito del participio activo «habiéndoles… impuesto las manos». ¿Se trata de dos ceremonias diferentes o de dos gestos distintos de la misma ceremonia cristiana de iniciación? Es imposible responder con seguridad. No es posible afirmar que «Lucas normalmente une el don del Espíritu a la imposición de manos».14 Tampoco es un rito posbautismal del Espíritu.15 La imposición de manos tampoco se menciona en He 2: 38, y este texto tiene valor de norma para el autor de Hechos. El tema de la relación entre el bautismo y la imposición de manos permanece abierto.

14

BOVON, François. Luc le théologien: vingt-cinq ans de recherches (1950-1975). (Le Monde de la Bible). Neuchâtel: Delachaux et Niestlé, 1978, p. 399; ver también p. 247-251. 15 Como dice J. Coppens (COPPENS, Joseph. «L’imposition des mains dans les Actes des Apôtres». En: KREMER, J. (ed.). Les Actes des Apôtres. Tradition. Rédaction. Théologie [Journées bibliques de Louvain 28, 1977]. Gembloux: Leuven University Press, 1979 [Bibliotheca ephemeridum theologicarum Lovaniensum 48], p. 423-432).

89


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO

Conclusión Lucas, aunque trae a colación situaciones distintas, elabora una idea coherente del bautismo cristiano y su práctica en la iglesia primitiva. No le da categoría de acto esencial para acceder al cristianismo. La fe como respuesta a la predicación de Jesucristo y la recepción del Espíritu son prioritarias, pero el bautismo es un acto importante para manifestar la fe, ocasión para la recepción del Espíritu y que marca la entrada en la comunidad escatológica de Cristo. Este concepto se acopla perfectamente al conjunto de enseñanzas sobre el bautismo que se pueden deducir del conjunto del resto de autores del Nuevo Testamento.16

16

Ver los estudios sobre la teología del bautismo en Pablo y en Juan publicados en este volumen.

90


Capítulo 5

EL BAUTISMO EN LAS EPÍSTOLAS DE PABLO Roberto BADENAS

Introducción El estudio de la teología paulina sobre el bautismo presenta, de entrada, dos grandes dificultades. La primera es que no tenemos ningún texto en el que Pablo exponga de forma completa o sistemática su comprensión del bautismo. Habla de ello en diferentes ocasiones, pero jamás lo aborda como tema en sí. En cada ocasión parece dar por sentadas las líneas maestras de su teología, para hacer hincapié en los aspectos que le interesa abordar en su discurso. El segundo problema viene de la dificultad que encontramos para saber cuáles son los textos que realmente tratan del bautismo propiamente dicho. Para evitar caer en la arbitrariedad, vamos a considerar aquellos pasajes que lo mencionan explícitamente reconociendo que podemos encontrar elementos bautismales en otros textos que hacen referencia a la experiencia cristiana.1 Nos parece prudente clasificar como textos bautismales solo aquellos en los que la referencia al bautismo es irrefutable. Limitándonos a la terminología explícita del bautismo, abordaremos solo aquellos versículos 1

Por ejemplo, Tit 3: 5, dónde trata del «baño de regeneración», y 1 Cor 6: 11, donde el verbo avpolou,w (apoloúō) parece tener un sentido bautismal evidente. Cf. WILKENS, Ulrich. Der Brief an die Römer. Neukirchen-Vluyn: Neukirchener Verlag, 1980, (EKK), p. 44-47 (ed. esp.: La carta a los romanos. Vol. 2. Salamanca: Sígueme, 1992, p. 17-49).

91


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO en los que haya palabras con la raíz bapti,z- [baptiz-]. Lo haremos, sin embargo, de forma exhaustiva. En los escritos paulinos el verbo bapti,zw [baptízō] se usa 12 veces2 (77 veces en el NT); el nombre ba,ptisma [báptisma] 3 veces (Ro 6: 4; Ef 4: 5; Col 2: 12) y 20 veces en el NT; el nombre baptismo,j [baptismós] 2 veces (Heb 6: 2; 9: 10) y 3 veces en el NT. De esta forma los textos explícitamente bautismales se reducen a ocho:3 1. el bautismo puesto en relación con la muerte y la resurrección de Cristo (Ro 6: 3-4); 2. el bautismo ministrado por Pablo en Corinto (1 Cor 1: 13-17); 3. el bautismo en relación con el Éxodo (1 Cor 10: 2); 4. el bautismo en relación con el Espíritu Santo y el cuerpo de la iglesia (1 Cor 12: 13); 5. el bautismo en relación con los muertos (1 Cor 15: 29); 6. el bautismo, como un revestirse de Cristo (Ga 3: 27); 7. hay un solo bautismo (Ef 4: 5); 8. el bautismo y la circuncisión de Cristo (Col 2: 11-12). Estudiaremos el contenido de estos textos agrupándolos, para facilitar su comprensión, según el orden cronológico de las epístolas.

2

Ro 6: 3; 1 Cor 1: 13-17; 10:2; 12: 13; 15: 29; Ga 3: 27. Heb 6: 2 y 9.10 parecen hacer alusión a abluciones rituales judías antes que al bautismo cristiano.

3

92


EL BAUTISMO EN LAS EPÍSTOLAS DE PABLO

I. EL BAUTISMO LOS GÁLATAS

EN LAS EPÍSTOLAS A LOS

CORINTIOS

YA

A. El bautismo ministrado por Pablo (1 Cor 1: 13-17) Este texto revela la existencia de problemas en la iglesia de Corinto, asociados, en parte y en el caso de ciertos catecúmenos, a dependencias personales de quien los había bautizado. El apóstol da gracias a Dios, en primer lugar, de no haber bautizado a muchos en Corinto, evitando así que algunos se jactaran de ser bautizados por él. Corrige aquí a los que no hubieran entendido que el bautismo tiene valor solo en el nombre de Cristo y no por la persona que administra el rito. Pablo insiste inmediatamente en la importancia de la unión con Cristo, y, a través de él, en la unidad de la iglesia y del evangelio; los Apóstoles que predican y bautizan no son más que servidores de Dios (13: 5, 9). La realidad de la unidad de Cristo, se opone a cualquier división (1: 10). Tal unidad queda expresada por el bautismo, que es un signo de pertenencia del creyente al cuerpo del Señor (cf. 12: 13). Pablo parece dar clara prioridad en su ministerio a la predicación del evangelio más que al bautismo en sí mismo: «Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio» (1: 17).

B. El bautismo, ¿un nuevo Éxodo? (1 Cor 10: 1-2) A continuación en su argumentación Pablo asocia el simbolismo del bautismo al del Éxodo.4 Al estilo de un pequeño comentario tipo 4

La crítica textual nos hace ver una cierta dificultad en este texto: ¿hay que leer

evbapti,sqhsan [ebaptísthēsan] (aoristo pasivo, como a [Codex Sinaiticus], A [Codex Alexandrinus], C [Codex Ephraemi Rescriptus], D [Codex Bezae Cantabrigiensis]…), o bien evbapti,santo [ebaptísanto] (aoristo medio, como P46)? El peso de la tradición manuscrita se ha decantado por el aoristo pasivo: Israel habría sido bauti-

93


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO midrash, que apenas toca el tema del bautismo sino que solo hace alusión al sentido tipológico del bautismo «en la nube y en el mar», sin desarrollar el tema, el apóstol pasa del Éxodo al bautismo a través de una analogía. Así como la nube y el mar permitieron a Israel pasar de una situación de esclavitud a la libertad bajo la protección divina, el bautismo nos permite entrar en una relación nueva con él para formar parte de su nuevo pueblo. Recordando que nada impidió al pueblo “bautizado” en el Éxodo volverse de espaldas a Dios, Pablo parece insinuar «el peligro de una valoración supersticiosa del bautismo como sacramento. El bautismo debe tener consecuencias éticas y espirituales, o no sirve para nada.»5 Pablo advierte a los corintios contra una visión mecánica del bautismo que traería por sí mismo automáticamente la salvación (cf. 1 Cor 10: 1-11). La expresión ser bautizado eivj to.n Mwsh/n [eis tón Mōsēºn] (¿“siguiendo a Moisés”?), única en la Biblia, parece haber sido utilizada por Pablo por analogía con el bautismo cristiano eivj Cristo.n [eis Christón] (¿“siguiendo a Cristo”?),6 como veremos más adelante.

C. El bautismo en el Espíritu y en la iglesia 1. 1 Corintios 12: 13 Este texto clásico del bautismo está en pleno corazón de la exposición de Pablo acerca de los dones del Espíritu (1 Cor 12-14). Subraya una grave paradoja: incluso los dones del Espíritu que debezado en la nube y en el mar, y no se hubiera bautizado a sí mismo, ¡aunque esta lectura sea la más antigua! METZGER, Bruce M. A Textual Commentary on the Greek New Testament. London: United Bible Societies, 1975, p. 559. 5 BEASLEY-MURRAY, George Raymond. Baptism in the New Testament. Grand Rapids (Michigan): Eerdmans, 1988, p. 184. 6 HERING, J. La première épître de Saint Paul aux Corinthiens. Paris: Delachaux et Niestlé, 1949, p. 78.

94


EL BAUTISMO EN LAS EPÍSTOLAS DE PABLO rían contribuir a la unidad y la edificación de la iglesia (12: 7, 12-13) pueden convertirse en motivo de controversia y desorden (12: 1-2; 14: 33). Ante una situación tal, Pablo dirige la atención hacia la imagen de la unidad del cuerpo de Cristo a pesar de la variedad de sus miembros (12: 12, 14), evocando la experiencia unificadora del bautismo “en un Espíritu para formar un cuerpo” (vers. 13). Observemos que los corintios fueron bautizados en un Espíritu (evn e`ni. pneu,mati [en hení pneúmati]) para formar un cuerpo (eivj e]n sw/ma [eis hen sōºma]). Como en Ro 6: 3-4, eis conlleva un cierto grado de dinamismo que no hay que subestimar: el movimiento dirigido por Cristo está orientado hacia un cuerpo, la unidad lo es en el Espíritu (cf. Col 2: 11). Al igual que el cuerpo no puede ser considerado como la simple suma de sus miembros, sino como su principio unificador,7 de la misma forma Cristo es el principio unificador de la iglesia. Así pues, como en la tradición cristiana más antigua (cf. 1 Cor 6: 11; He 2: 38; Mt 28: 19), Pablo asocia al bautismo con la obra del Espíritu que es uno, y consecuentemente, fuente de unidad. El bautismo representa la incorporación del bautizado en (eis) el cuerpo de Cristo, que es la iglesia. Lo que le confiere (aquí y en otras partes) (cf. Ga 3: 27-28), una dimensión eclesiológica ineludible.

2. Gálatas 3: 27 Pablo subraya en este pasaje que es la experiencia de fe simbolizada por el bautismo –presentada aquí como un impulso hacia Cristo 7

En el pensamiento semítico, ‘cuerpo’ equivale a ‘persona’. El cuerpo hace referencia al ser entero, como soporte necesario para la acción y la presencia en el mundo. Cf. TOB (Traduction Œcuménique de la Bible). Nouveau Testament. Édition intégrale. Paris: Cerf, 1977, p. 564, nota y.

95


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO (eivj Cristo.n [eis Christón])– y no la observancia de la ley lo que vincula el creyente con Cristo, y por lo tanto con la descendencia de Abrahán (Ga 3: 2, 6-7, 26-29). El significado de revestirse de Cristo8 en 3: 27 parece ser la contrapartida de evn Cristw/| (en Christōº) del vers. 26. Porque en Cristo, todos somos uno (vers. 28). Por el bautismo, el creyente se integra en el cuerpo de Cristo («revestido de Cristo») y participa de la unidad orgánica de la comunidad de creyentes, solo posible a través de la comunión con el Salvador. El acto de revestirse de Cristo parece ser una imagen de la nueva vida en simbiosis con Cristo y en comunión con todos los creyentes.

D. El bautismo «en nombre de Cristo»: el sentido de apoloúomai en 1 Cor 6: 11 Aunque el verbo utilizado en este texto sea avpolou,omai [apoloúomai],9 y no bapti,zw [baptízō], excepcionalmente incluiremos 1 Cor 6: 11 entre los pasajes bautismales, porque parece que aquí el sentido de ablución y purificación espiritual alude, sin lugar a dudas, al bautismo: 1. el nexo terminológico con He 22: 16 parece evidente; 2. la frase «en el nombre del Señor Jesucristo» recuerda el uso de la fórmula bautismal; 8

Pablo habla bastante a menudo de revestirse de Jesucristo (aquí y en Ro 13: 14); de revestirse con las armas de la luz (Ro 13: 12); de revestirse de inmortalidad (1 Cor 15: 53-54); de revestirse del hombre nuevo (Col 3: 10); de revestirse con entrañas de misericordia (Col 3: 12; cf. Ef 4: 24; 6: 11, 14). 9 Apoloúomai es un hapax en Pablo (solo se encuentra en el NT en He 22: 16). OEPKE, Albrecht. «Louo, apolouo, loutron». En: KITTEL, Gerhard; FRIEDRICH, Gerhard (eds.). Theological Dictionary of the New Testament (TDNT). Vol. 3. Bromiley, Geoffrey W. (trad.). Grand Rapids (Michigan): Eerdmans, p. 304.

96


EL BAUTISMO EN LAS EPÍSTOLAS DE PABLO 3. la mención del Espíritu en relación con el bautismo es familiar para Pablo (cf. 1 Cor 12: 13) y aparece en el texto paralelo de Hechos. La forma verbal avpelou,sasqe [apeloúsasthe] (indicativo aoristo medio) tiene, sin embargo, un sentido pasivo10 –¿cómo podría uno lavarse a sí mismo de sus propios pecados?–. Este verbo recuerda que el bautismo en el nombre de Cristo y en el Espíritu de Dios es la señal de una obra de justificación, purificación y santificación. Pero nada permite decir que la remisión de pecados está implícita en el acto bautismal; este es más bien la simboliza. Siendo el nombre a menudo un sustituto de la persona, las expresiones bautizar «en nombre de Cristo» y «en Cristo» pueden ser equivalentes en cierto sentido. Pero «en Cristo» parece que aquí es algo más que una abreviatura de «en nombre de Cristo». Subrayando la unión con el Señor y personalizando el rito, el bautismo es el lugar donde la adhesión a la muerte de Jesús se convierte en una realidad para el cristiano.11

10

TREIYER, Enrique. La résurrection reçue et attendue: l’eschatologie de l’épître aux Colossiens dans l’eschatologie paulinienne. Tesis doctoral. Louvain: Université catholique, 1993, p. 72-73. 11 SCHNELLE, Udo. Gerechtigkeit und Christusgegenwart: Vorpaulinische und paulinische Tauftheologie. Göttingen: Vandenhoeck & Ruprecht, 1983, (GotArb 24), p. 76. En línea: <http://books.google.cat/books?id=uKBheiauBhkC&printsec=frontcover&dq=SCHN ELLE,+Gerechtigkeit+und+Christusgegenwart++Vorpaulinische+und+paulinische+Tauftheologie&source=bl&ots=sSX8bBu1L0&sig =rSsty9yLlD0lcu9CtrWZfrGQEWA&hl=ca&ei=K5g8TKzuCsWOjAfRzImOAQ&sa=X &oi=book_result&ct=result&resnum=1&ved=0CBQQ6AEwAA#v=onepage&q&f=fals e> [Consulta: 13 julio 2010].

97


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO

E. El bautismo «por los muertos» (1 Cor 15: 29) La interpretación de este texto único plantea varios problemas que han tratado de resolverse de formas muy diferentes: 1. Según la mayoría, Pablo pondría en evidencia la incoherencia entre la enseñanza y la práctica de algunos corintios que practicarían un bautismo vicario por los muertos, aún negando la resurrección futura.12 2. Para otros, siguiendo a Crisóstomo (Hom. XL), este texto hace alusión a la profesión de fe del bautizado que contenía estas palabras «Creo en la resurrección de los muertos».13 Pablo haría referencia a ella para demostrar que el bautismo no serviría de nada sin la victoria de Cristo sobre la muerte. 3. Para otros, Pablo tendría en mente el bautismo de sangre, el martirio, porque Jesús emplea dos veces el término bautismo al hablar de su muerte y de la de algunos de sus discípulos (Lc 12: 50; Mc 10: 38-39). «¿De que serviría permanecer fiel hasta la muerte… si no hubiera resurrección?»14 Aunque la intención del texto permanezca oscura, en cualquier caso, la argumentación de Pablo está clara, al menos en un punto: sin la resurrección de Cristo, ni nuestra fe, ni nuestra esperanza y aún mucho menos nuestro bautismo, tendrían sentido. Es gracias a la resurrección de Cristo –que este rito simboliza de algún modo– que el bautismo cobra sentido y encuentra su razón de ser.

12

BARRETT, C. K. A Commentary on the First Epistle to the Corinthians (BNTC). New York: Harper & Brothers, 1968, p. 363-364; SENFT, Christophe. La première épître de Saint Paul aux Corinthiens. Genève: Labor et Fides, 1990, p. 202; etcétera. 13 ALLO, E. B. Saint Paul, Première Épître aux Corinthiens. Paris: Gabalda, 1934, p. 411-414. 14 GODET, Frédéric. Introduction au Nouveau Testament: Les épîtres de Saint Paul. Vol. 1. Neuchâtel: Attinger, 1982, p. 386.

98


EL BAUTISMO EN LAS EPÍSTOLAS DE PABLO

II. EL BAUTISMO EN LA EPÍSTOLA A LOS ROMANOS (RO 6: 1-14) Las declaraciones de Pablo sobre el bautismo en la epístola a los Romanos hay que entenderlas en el contexto de la victoria de la gracia sobre el pecado. Pablo acaba de decir que allá donde el pecado abunda, la gracia sobreabunda (5: 20). Sabe, sin embargo, que corre el riesgo de ser mal interpretado. Y enlaza: ¿Qué diremos pues? ¿Que debemos permanecer en el pecado para que la gracia abunde? (6: 1). Su respuesta es un no rotundo: mh. ge,noito (mēº génoito) (6: 2). El porqué se explica a partir del significado del bautismo, en tres puntos paralelos relacionados entre sí (vers. 3-4; 5-7; 8-10) mediante un juego de contrastes que asocian al creyente a la muerte de Cristo, a su sepultura y resurrección: así como Cristo muere, es sepultado y resucita de los muertos, así también el bautizado tiene que andar en novedad de vida.

A. El bautismo significa la muerte al pecado El bautismo es descrito de dos maneras que se corresponden a las dos fases sucesivas en la experiencia espiritual del creyente, y a dos momentos consecutivos alusivos al rito bautismal por inmersión: 1. La primera fase es de naturaleza, por así decirlo, “negativa”: el bautismo significa una muerte (Col 2: 20; 3: 3; Ro 6: 2-3) y un entierro (Col 2: 12; Ro 6: 4), en relación al pecado (Ro 6: 1) que es Cristo erradica de la vida del creyente (Col 2: 13-14).15 En su significado soteriológico, se trata de una muerte verdadera en relación con la muerte de Cristo (Ro 6: 3). 15

evbapti,sqhmen [ebaptísthēmen] (Ro 6: 3) y suneta,fhmen [synetáphēmen] (Ro 6: 4) transfieren la noción de inmersión a la metáfora de la sepultura. Observamos que qa,ptw [thápto] es un hapax paulino (1 Cor 15: 4).

99


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO 2. La segunda fase es altamente positiva: el bautismo significa también que el cristiano resucita con Cristo (Col 2: 12-13) para vivir una nueva vida en él (Ro 6: 4), liberado del pecado (Ro 6: 2, 6-7) y viviendo para Dios (Ro 6: 11). El uso del aoristo avpeqa,nomen [apethánomen] refuerza la idea que ya no hay razón para que el creyente siga viviendo en pecado. Además, el bautismo en (eis) Cristo es llamado el bautismo «en (eis) su muerte» (vers. 3), a través de una construcción en quiasmo: Nosotros que hemos sido bautizados en Jesucristo, en su muerte hemos sido bautizados. La sepultura bautismal del creyente con Cristo, movimiento hacia su muerte (eis) va seguido de una emersión del agua que es una resurrección (vers. 4): «Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo resucitó de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva.» Dos argumentaciones adicionales unidas por la conjunción ga.r [gár] completan la metáfora: las prótasis están construidas, las dos, con verbos en pasado e introducidas por un condicional: en los vers. 5-7, eiv ga.r [ei gár] (porque si «nos hemos injertado en él») y en los vers. 8-10 eiv de. [ei dé] (pero si «hemos muerto con Cristo»). Las apódosis contienen, por el contrario, verbos en futuro («lo estaremos por la resurrección [de él]» (versión Cantera-Iglesias, 1979), «viviremos con él»). Ro 6: 3-14 es por lo tanto la respuesta a las preguntas de Ro 6: 1-2. Mediante el simbolismo del bautismo, los versículos 5 a 7 destacan la liberación del pecado, mientras que los versículos 8 a 10 subrayan la muerte (con Cristo) al pecado y la nueva vida para Dios.

100


EL BAUTISMO EN LAS EPÍSTOLAS DE PABLO

B. El bautismo une el creyente a Cristo La nueva vida es posible únicamente por la nueva relación que el cristiano mantiene con Jesús, evn Cristou/ VIhsou/ [en Christoû lēsoû], porque depende enteramente de la comunión entre el creyente y Cristo. Esta nueva comunión queda explicitada por la recurrencia de la preposición su,n [sýn] synetáphēmen autōº (suneta,fhmen auvtw/|, sepultados con él); sýmphytoi (su,mfutoi, injertados en él); synestaurōºthē (sunestaurw,qh, crucificados con él); apethánomen sýn Christōº (avpeqa,nomen su.n Cristw/|, hemos muerto con Cristo); v. 8 syzēºsomen autōº (suzh,somen auvtw/|, viviremos con él).

v. 4 v. 5 v. 6 v. 8

El cristiano muere al pecado: ya no está bajo su tiranía (6: 2). Ahora vive para Dios (6: 11) con Cristo. El bautismo, pues, sobreentiende un morir y un estado de muerte, que como el vivir, contiene una ambivalencia deliberada: las dos se aplican por un lado al pecado y por otro a la nueva vida en Cristo. El «viejo hombre», expresión paralela a «cuerpo de pecado», representa la persona como criatura caída. Pero hay una progresión: el viejo hombre ha sido crucificado con Cristo «a fin de que fuera destruido el cuerpo de pecado». Esta declaración se apoya en una premisa teológica fundamental: Cristo ha muerto al pecado (6: 2, 10) y resucitado por la gloria del Padre. A través del bautismo, el creyente queda asociado a la crucifixión, a la muerte y a la sepultura de Cristo, vive en Cristo (6: 11) una vida nueva (6: 4, 11) que se sitúa en la tensión del ya y el todavía no.16 16

El vers. 6 también está construido con forma de quiasmo: (A) El viejo hombre (B) ha sido crucificado con él

101


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO

Sw/ma [sōºma] tiene a menudo en Pablo connotaciones peyorativas (8: 10, 13; 7: 24) y se refiere aquí preferentemente a un estado más que a una parte de la persona. El cuerpo de pecado es destruido (Ro 6: 6) porque ahora nuestros miembros pertenecen a Dios (6: 13; 12: 1).17 La muerte al pecado implica pues una ruptura decisiva. Ro 6: 3, con su eivj Cristo.n [eis Christón], dinamiza el significado del bautismo reforzando la fórmula «en nombre de Cristo».18 Los conceptos de inmersión, sepultura, injerto, revestimiento o incluso de «incorporación mística» insisten en el hecho de que el bautismo «sumerge» en Cristo. De ahí nuestra incorporación a él (eis = ¿en?).19 (B') para ser destruido (A') este cuerpo de pecado 17 El tema se retoma en Col 3: 9-11. Hay un despojarse, una muerte bautismal del hombre viejo. Este «cuerpo de pecado» de Ro 6: 6; 7: 24 corresponde al «cuerpo carnal» de Col 2: 11. 18 BLAZEN, I., Death to Sin, p. 285. 19 DINKLER, Erich «Römer 6, 1-14 und das Verhältnis von Taufe und Rechtfertigung bei Paulus». En: DE LORENZI, L. (ed.). Battesimo e Giustizia in Rom. 4 e 8. Roma: Abbazia S. Paolo fuori le mura, 1974, p. 87 (83-103) (En línea: DINKLER, Erich. «Römer 6, 1-14 und das Verhältnis von Taufe und Rechtfertigung bei Paulus». En: DINKLER, Erich; MERK, Otto; WOLTER, Michael (eds.). Im Zeichen des Kreuzes. Berlin: De Gruyter, 1992, p. 83-103. <http://books.google.cat/books?id=JPmHCkdf0zIC&pg=PA1197&lpg=PA1197&dq= Battesimo+e+Giustizia+in+Rom.+4+e+8&source=bl&ots=A3D-AWoZE&sig=4_jCnBJ4If7tfbDQ8Av6Gh8Xwp4&hl=ca&ei=ZbI8TNvNYm6jAeB2uizAQ&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=1&ved=0CBIQ6AEw AA#v=onepage&q=Battesimo%20e%20Giustizia%20in%20Rom.%204%20e%208& f=false> [Consulta: 13 julio 2010]). Para los usos de eis y en, cf. MOULTON, James Hope; TURNER, Nigel. A Grammar of the New Testament. Vol. 3. Edinburgh: T & T Clark, 1929-1963, p. 251-255; BLASS, Friedrich y DEBRUNNER, Albert. Grammatik des neutestamentiichen Griechisch. Göttingen: Vandenboeck & Ruprecht, 1970, § 205 (ed. ing.: BLASS, Friedrich; DEBRUNNER, Albert. A Greek Grammar of the

102


EL BAUTISMO EN LAS EPÍSTOLAS DE PABLO El eis, orientación del hombre hacia Cristo a través de su crucifixión (vers. 4) y de la sepultura con él (vers. 6), subraya la idea que «el cristiano entra en la experiencia liberadora de Cristo, de manera que la dinámica vehiculizada por eis conlleva un no permanecer más en el pecado (6: 1), no vivir más en el pecado (6: 2), no ser más esclavo del pecado (6: 6).»20 Constatemos que el texto no especifica que hayamos sido bautizados en la muerte de Cristo, sino ¡en la muerte! La ausencia del pronombre auvto.n [autón] permite incluir también la muerte al pecado,21 por supuesto, en estrecha relación con Cristo. El bautismo se convierte en el signo externo a través del cual el creyente se incorpora y se asocia a la muerte de Cristo, Pablo relaciona así su tanatología a su theologia crucis (cf. Ro 6: 6; Ga 2: 19; Col 2: 12).

C. El bautismo implica una vida nueva Una idea sobre la que Pablo insiste particularmente es que el bautismo es el punto de partida de una vida nueva. Su,mfutoi [sýmphytoi] (Ro 6: 5) no solamente significa “ser plantados juntos” sino también “crecer juntos”, “permanecer unidos”, ideas también muy paulinas (Ro 11: 16-24). La muerte bautismal es en el creyente el germen victorioso de una nueva existencia transformada por el poder liberador de Cristo, ya que el creyente unido a él forma con él una misma planta (cf. Jn 15: 1-6).

New Testament and Other Early Christian Literature. Funk, Robert Walter (trad.). Chicago: University of Chicago Press, 1961). 20 BOUTTIER, Michel. En Christ: Études d'exégèse et de théologie paulinienne. Paris: PUF, 1962, p. 37. 21 BO, F. «Römer 6,4-5, eis ton thanaton und ton homoiomati tou thanatou autou als Schlüssel zu Duktus und Gedankengang in Röm 6:1-11». BZNF 30 (1986), p. 188-203.

103


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Dicho esto, es peligroso confundir la muerte bautismal del creyente con la de Cristo. `Omoi,wma [homoíōma] está lejos de significar identidad.22 La similitud está solo en la forma.23 Las dos muertes son distintas; nuestra muerte al pecado se parece a la de Cristo solo hast cierto punto.24 Porque la muerte del creyente –a diferencia de la de Jesús– deja todavía abierta la posibilidad al pecado. Pablo no dice en ninguna parte que la salvación es irrevocable para el que está bautizado (cf. 1 Cor 9: 27; Ef 3: 12-14), ni que el creyente queda inmune al pecado. La victoria definitiva sobre el pecado permanece objeto de fe y espera. Logi,zomai [logízomai] no describe una necesidad sino una posibilidad. Que la “muerte al pecado” no implica una impecabilidad definitiva frente al pecado queda confirmado por la continuación del texto (Ro 6: 12-13). La vida de Cristo resultado de su resurrección anima la propia vida del creyente. El eis de la epístola a los Romanos sugiere un movimiento hacia la integración, mientras que el en de la epístola a los Colosenses evoca ya una experiencia integrada en Cristo. Aunque esté asegurada la victoria (Col 2: 15), la lucha contra el pecado no ha terminado. «Podemos llegar a la conclusión, pues, que la experiencia bautismal del creyente no implica un non posse peccare, sino un posse non peccare.»25 Para Cristo, la muerte al pecado es absoluta. Trajo la plena y definitiva victoria en la cruz (Col 2: 15). El pecado no tiene ningún poder sobre él. El creyente, sin embargo, tendrá siempre necesidad de Cristo para vencer el pecado (Flm 4: 13; 1 Jn 3: 9).

22

Cf. 1: 23; 5: 14; 6: 5; 8: 3; Flm 2: 7; Ap 9: 7. BLACK, C. Clifton. «Pauline Perspectives on Death in Romans 5-8». JBL 103 (1984), p. 423. 24 SCHNEIDER, J. «Homois, kt». TDNT 5, p. 186-199; para homoíōma, p. 192-195; TREIYER, E. La résurrection reçue et attendue…, op. cit., p. 107. 25 TREIYER, E. La résurrection reçue et attendue…, op. cit., p. 113. 23

104


EL BAUTISMO EN LAS EPÍSTOLAS DE PABLO El bautismo que “sumerge y ahoga” (en el sentido etimológico de la palabra) en la muerte de Cristo, que sepulta con Cristo, y que, a través de una resurrección con Cristo (Ro 6: 3-55; Col 2: 12), injerta al creyente en el Cristo glorificado y en su cuerpo místico, no cambia la identidad del bautizado. Porque, aunque el bautismo mata y resucita, quien emerge del agua bautismal es la misma persona que fuera sumergida, así como el resucitado y el crucificado son el mismo (cf. Lc 24: 38ss). El bautizado puede continuar hablando de su «en otro tiempo» en relación a su «ahora» (Ef 5: 8).26 En Romanos 6, el viejo hombre (vers. 6) recuerda la línea adánica, la dependencia del antiguo eón; la novedad de vida (v. 4) constata la presencia del nuevo eón, introducido por el segundo Adán. El caminar en Cristo (vers. 4) implica una vida en simbiosis con él y una vida para Dios.27 Incluso si el creyente ha sido incorporado a la vida del Cristo resucitado y debe considerarse viviendo para Dios (vers. 11), como Cristo (vers. 10), los verbos que hablan de su nueva vida están en futuro (Ro 6: 5, 8): «lo estaremos por una resurrección» (evso,meqa [esómetha]), «viviremos con él» (suzh,somen [syzēºsomen]). Si del tríptico bautismal muerte-sepultura-resurrección, muertesepultura están expresados en aoristo, ¿por qué el tercer elemento, que también lleva la preposición sýn como los anteriores (sunestaurw,qh [synestaurōºthē], suneta,fhmen [sunetáphēmen], suzh,somen [syzēºsomen]), está en futuro? Las explicaciones oscilan entre dos extremos: para unos, se trataría de futuros temporales referentes a la resurrección final.28 Para

26

VON ALLMEN, Jean-Jacques. «Baptême». En: Vocabulaire biblique. Neuchâtel: Delachaux et Niestlé, 1964, p. 35. 27 Cf. Ro 8: 2-13; Ga 2: 19-20; 2 Cor 5: 17. 28 SCHNELLE, U. Gerechtigkeit und Christusgegenwart…, op. cit., p. 83-84.

105


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO otros, se trataría de futuros lógicos refiriéndose a la resurrección bautismal, de orden espiritual o simbólico.29 Las dos son posibles.30 Puede ser que Pablo quiera evitar el error de ciertos corintios que tomaban el bautismo como una participación iniciática de la resurrección gloriosa de Cristo.31 Es posible imaginar que en la herejía que corría el riesgo de generalizarse en la iglesia, tanto en Corinto como en Colosas, la resurrección bautismal hubiera reemplazado a la futura. El hecho de que “hemos resucitado con Cristo” no significa para Pablo que el cristiano no tenga que esperar nada del futuro, llegando al extremo de negar la resurrección de los muertos, como hacían algunos corintios (cf. 1 Cor 15) para quienes toda tensión escatológica habría desaparecido en beneficio de una “escatología realizada” como pretenderían algunos más tarde. «La resurrección de Cristo es un anticipo de los acontecimientos del fin, y el don del Espíritu en el momento del bautismo no catapul29

GODET, Frédéric. Commentaire sur l'Épître aux Romains. Vol. 2. Neuchâtel: Delachaux et Niestlé, 1890, p. 25; BARTH, Karl. L'Épître aux Romains. Genève: Labor et Fides, 1972, p. 191-196 (en línea: <http://books.google.cat/books?id=URtxzqa3NeIC&printsec=frontcover&dq=BARTH ,+Karl.+L%27%C3%89p%C3%AEtre+aux+Romains&source=bl&ots=Otm03CULn&sig=TD7UGw89FMIlOyXQOGrlXUOMMzE&hl=ca&ei=84o9TODCEOKK4ga93NH GAg&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=1&ved=0CBgQ6AEwAA#v=onepag e&q&f=false> [Consulta: 14 julio 2010]). (ed. esp.: Carta a los romanos. Madrid: BAC, 1998, p. 254-260). Se trata de un futurum resurrectionis o futurum aeternum. 30 CRANFIELD, Charles Ernest Burland. A Critical and Exegetical Commentary on the Epistle to the Romans. Vol. 1. Edinburgh: TdT Clark, 1980, p. 312; FRANKMÖLLE, Hubert. Das Taufverständnis der Paulus-Taufe, Tod und Auferstehung nach Röm. 6. Stuttgart: Verlag Katholisches Bibelwerk, 1970, (SBS 47), p. 61, 71-73, 81; SCHNACKENBURG, Rudolf. Baptism in the Thought of St. Paul - A Study in Pauline Theology, Oxford: Basil Blackwell, 1964, p. 37-38. 31 BARTH, Gerhard. Die Taufe in frühchristlicher Zeit. Neukirchen-Vluyn: Neukirchener Verlag, 1981, (BibTS 4), p. 96-97.

106


EL BAUTISMO EN LAS EPÍSTOLAS DE PABLO ta al creyente al reino de los cielos. Es un atisbo de la gloria venidera (arras, 2 Cor 1: 22; 5: 5; Ef 1: 14; primicias, Ro 8: 23). La participación en el reino venidero sigue siendo una promesa (futuro, en Ro 6: 8, en vez de pasado), y nos coloca ante un trabajo inacabado, en función del cual las exhortaciones no son superfluas (el subjuntivo de Ro 6: 4 en vez del indicativo).»32 El bautismo implica una nueva vida ya, aquí y ahora, esperando la futura vida eterna.

III. EL BAUTISMO EN LAS EPÍSTOLAS A LOS COLOSENSES Y A LOS EFESIOS Las dos últimas referencias al bautismo en los escritos paulinos, aunque solo contengan alusiones hechas de pasada, aportan, sin embargo conceptos teológicos importantes para el conjunto de la teología bautismal de Pablo, resaltando la identificación del bautismo con la circuncisión de Cristo, y la idea de un solo bautismo.

A. El bautismo y la circuncisión de Cristo (Col 2: 11-13) El contexto en el que se da esta referencia está lleno de importantes advertencias con respecto a enseñanzas falsas que en Colosas estaban enturbiando la pureza del evangelio. Se presentan en este texto tres elementos claves del bautismo: la «circuncisión de/en Cristo» (2: 11), el hecho de ser «sepultados/ resucitados con él [Cristo] en el bautismo» (2: 12) y el contraste entre “muertos al pecado/entregados a la vida” (2: 13). Col 2: 11-12 es el único texto bíblico que une circuncisión y bautismo. Pablo tenía razones importantes para relacionar ambos ritos.

32

VON ALLMEN, Daniel. L’Évangile de Jésus-Christ. Yaoundé: Clé, 1972, p. 343.

107


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO En primer lugar, la circuncisión era el rito por el cual los hombres entraban a formar parte de la comunidad de Israel. El uso, sin explicaciones, de tantos términos ligados a la circuncisión (2: 11; 2: 13; 3: 11; 4: 11), sugiere que la circuncisión era una práctica muy conocida por los colosenses.33 El bautismo es, en cierto sentido, visto como la equivalencia en la nueva alianza de la circuncisión dada a Abrahán como señal de la antigua alianza. La asimilación circuncisión-bautismo puede justificarse por la asimilación Israel-iglesia. Juan Calvino explicó el significado de esta metáfora de la siguiente manera: «Porque igual que la circuncisión fue un signo y marca para los judíos [...] sirviéndoles de esta manera como de una primera entrada externa en la Iglesia de Dios, del mismo modo por el Bautismo somos primeramente recibidos en la Iglesia del Señor.»34 Sin embargo se trata de algo más importante que un simple cambio de símbolos: el bautismo –con la conversión y el nuevo nacimiento sobreentendidos– es también la señal de la circuncisión espiritual. Obra divina,35 anunciada por los profetas del AT, el bautismo absorbe y sobrepasa la circuncisión, porque aunque sigue 33

Circuncisión-incircuncisión en un sentido espiritual para entender desde el punto de vista ético. SCHWEIZER, Eduard. The Letter to the Colossians, London: SPCK, 1982, p. 142-143. 34 CALVIN, Jean. Institution de la religion chrétienne IV, ch. 16. 4, Genève: Labor et Fides, 1958, p. 318 (En línea: BAUMGARTNER, Frank [ed.]. Ed. rev. y corr. sobre la ed. francesa de 1560. Genève: E. Beroud, 1888. <http://www.archive.org/details/institutiondelar00calvuoft> [Consulta: 14 julio 2010]). (Ed. esp.: Institución de la religión cristiana. Libro IV, cap. 16, § 4. Cipriano de Valera (trad.). Rijswijk: Fundación Editorial de Literatura Reformada, 1967, vol. 2, p. 1046. En línea: <http://www.iglesiareformada.com/Calvino_Institucion_4_16.html> [Consulta: 14 julio 2010]). 35 Dt 10: 16; 30: 6; Jr 4: 4; Lv 26: 41; 1 Sam 16: 5. Cf. FILÓN, Spec. Leg. 1, 1-11; Migr. 92; 1 QS 5.4-5; 1 Op Hab 11.13.

108


EL BAUTISMO EN LAS EPÍSTOLAS DE PABLO manteniendo el significado de “señal de la alianza” incorpora los elementos espirituales anunciados para la nueva alianza. Tanto en el bautismo como en la circuncisión, algo “viejo” es “quitado”, y un “hombre nuevo” toma vida. En la circuncisión está la “muerte” de una parte del cuerpo; en el bautismo muere el pasado. En ambos ritos, la señal física lleva a una realidad espiritual, es decir a un nuevo andar con Dios bajo la marca de una alianza con él. Colosenses 2: 11 presenta una vez más una construcción en quiasmo: A

En él (Cristo) B Fuisteis circuncidados con una circuncisión C mediante el despojo del cuerpo carnal36 B’ con la circuncisión A’ de Cristo El concepto de despojarse-revestirse tiene para algunos reminiscencias de cultos mistéricos.37 Pero esta metáfora es también muy conocida en la tradición bíblica38 y Pablo se refiere precisamente al bautismo cuando escribe: «os habéis revestido de (evnedu,sasqe [enedýsasthe]) Cristo» (Ga 3: 27). ¿Como interpretar el genitivo en la frase «la circuncisión de Cristo» (versión Reina-Valera 95)?

36

En el contexto de la epístola, el sw/ma th/j sarko,j [sōºma tēºs sarkós] (genitivus qualitatis) de 2: 11 contrarrestaría el empleo de sw/ma th/j evkklhsi,aj [sōºma tēºs ekklēsias] o sw/ma tou/ Cristou/ [sōºma toû Christoû] (cf. 1: 18; 1: 24; 2: 17; 2: 19; 3: 15) y sería el equivalente al «cuerpo de pecado» de Ro 6: 6. BLASS, F. y DEBRUNNER, A. A Greek Grammar…, op. cit., § 165.2. 37 LOHSE, Eduard. Colossians and Philemon. (Hermeneia: a Critical and Historical Commentary on the Bible). Philadelphia: Fortress, 1978, p. 102; GNILKA, Joachim. Der Kolosserbrief. (Herd T Koms NT). Freiburg im Breisgau: Herder, 1980, p. 133. 38 Jb 8: 22; Sl 132: 9, 16, 18; Pr 31: 25; Is 52: 1; 61: 10; Za 3: 3-5.

109


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO 1. Un genitivo subjetivo se referiría a la circuncisión experimentada por el propio Cristo. Como aquí es difícil ver una alusión al rito sufrido en su infancia, algunos han propuesto una interpretación simbólica, referida a su crucifixión.39 2. Un genitivo objetivo haría alusión a la «circuncisión cristiana», es decir, al bautismo, rito de introducción en la iglesia, por oposición al rito judío. 3. Algunos proponen a la vez, la “circuncisión” espiritual, cuyo autor es Cristo, y la circuncisión sufrida por él (crucifixión).40 Se trata de una fórmula suficientemente extensa y ambigua para incluir la historia (lo que Jesús ha hecho por nosotros a través de su vida, su muerte y su resurrección); la escatología (lo que todavía hará por nosotros) y la experiencia existencial (lo que ha hecho en nosotros a través de la comunión que une al Señor con los suyos).41 Luego, «en él [Cristo]… fuisteis circuncidados» se refiere a la circuncisión-muerte bautismal de los neófitos. Una «circuncisión no hecha por mano de hombre» (versión Reina-Valera 95), Pablo precisa que se trata de una circuncisión espiritual hecha por Dios (cf. Ro 2: .28-29). «…mediante el despojo del cuerpo carnal» haría referencia al abandono del pecado y a la liberación del viejo hombre (2: 13; Ro 6: 6; 7: 24). «…por la circuncisión de Cristo» (versión ReinaValera 95) es, por lo tanto, una alusión global a todo el simbolismo del bautismo,42 como símbolo de la entrada en la nueva alianza.

39

O’BRIEN, Peter T. Colossians, Philemon. Waco: World, 1982, (WBC 44), p. 117. HUGEDÉ, Norbert. L'Épître aux colossiens, Genève: Labor et Fides, 1968, p. 128, nota 94. 41 BOUTTIER, Michel En Christ: Étude d'exégèse et de théologie paulinienne. Paris: PUF, 1962, p. 133. 42 TREIYER, E. La résurrection reçue et attendue…, op. cit., p. 24. 40

110


EL BAUTISMO EN LAS EPÍSTOLAS DE PABLO

B. El significado del bautismo «en Cristo»

Ba,ptisma [báptisma] parece ser un término de factura cristiana, porque no lo encontramos fuera del NT. Según Oepke,43 «baptismós engloba el acto propiamente dicho y su proceso, mientras que báptisma califica el acto junto con el resultado, y, en consecuencia, la institución» (el sufijo -ma se refiere generalmente al resultado de la acción verbal). Pero no es fácil separar el acto y sus consecuencias,44 y báptisma podría perfectamente describir el acto y su total cumplimiento. La idea de inmersión (símbolo de sepultura) se corresponde bien con la etimología del verbo, que describe una inmersión seguida de una salida del agua (símbolo de resurrección). Col 2: 12 presenta un díptico compuesto –como es frecuente en Pablo– de un componente negativo: «Sepultados con él en el bautismo», que hace énfasis en el abandono del pasado, de los elementos del mundo (2: 20), del cuerpo carnal (2: 11), del viejo hombre (3: 9); y de un componente positivo: «con él también habéis resucitado por la fe», anunciando la nueva vida en Cristo del bautizado (2: 9; 1: 3-10). evn w-| [en hōº] puede aplicarse a evn tw/| bapti,smati [en tōº baptísmati], su antecedente inmediato, o bien a Cristo, por razones estructurales.45 evn… Cristou/ [en… Christoû] puede ser interpretado como: a) una unión espiritual (ver mística)46 con Cristo, por la fe; b) un concepto corporativo: la entrada del creyente en el cuerpo de Cristo sería una identificación con el representante de la humanidad y de 43

OEPKE, A. «baptw». TDNT. Vol. 1, p. 545. Cf. BARR, James. Sémantique du langage biblique. Paris: Cerf, 1988, p. 167168. 45 TREIYER, E. La résurrection reçue et attendue…, op. cit., p. 30-33. 46 SCHWEITZER, Albert. La mystique de l'apôtre Paul, Paris: Albin Michel, 1962. p. 7. 44

111


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO la iglesia;47 o bien, c) una alusión al bautismo que incluye los siguientes elementos: la circuncisión espiritual, la muerte, la sepultura y la resurrección48 de aquel que se identifica con Cristo y con su cuerpo que es la iglesia. En cualquier caso, Cristo sigue siendo la referencia última de los creyentes, su “punto de amarre”.

C. La resurrección «por la fe» Esta frase determina la naturaleza del bautismo, símbolo de una realidad sobrenatural, pero que no produce nada en sí mismo, per se, como por arte de magia (¿por oposición a lo que es la circuncisión?).49 La expresión dia. th/j pi,stewj [diá tēºs písteōs] está unida al verbo sunhge,rqhte [synēgér-thēte], a través de un passivum divinum: es Dios quien produce la resurrección, “teniendo en cuenta la fe” o “en función de la fe”. Porque «la fe es siempre obediencia, un acto de sumisión interior resultado de una palabra que es en esencia una promesa que admite como verdadera la palabra y la persona que habla».50 Pablo recuerda aquí una vez más que la fe cristiana es ante todo una seguridad en la resurrección de Cristo, fundada en la confianza de los creyentes en la obra pasada y presente del Salvador. En consecuencia, los dos elementos principales del kerigma, la muerte y la resurrección de Cristo, están simbolizados en el bautismo de inmersión, por la sepultura en el agua y por la emersión.

47

ALLAN, John A. «The “in Christ” Formula in Ephesians». NTS 5 (1958-59), p. 55. O’BRIEN, P. Colossians, Philemon, op. cit., p. 117. 49 MARTIN, Ralph P. Colossians: The Church's Lord and the Christian's Liberty, Exeter: Paternoster, 1972, p. 87. 50 LEENHARDT, F. J. L’Épître aux Romains. Genève: Labor et Fides, 1981, p. 24. 48

112


EL BAUTISMO EN LAS EPÍSTOLAS DE PABLO

D. Hay un solo bautismo (Ef 4: 5) Si el bautismo es obra del Espíritu, que es quien sumerge “en Cristo” a cada creyente, integrándolo en su cuerpo... el bautizado no necesita buscar otro bautismo del Espíritu ni ningún otro bautismo nuevo, porque no hay más. Le basta con buscar la plenitud del Espíritu a través de la comunión con Cristo. El contexto (Ef 4: 30) sugiere que el bautismo es como un sello para el creyente, en el sentido que es una señal de una redención que sobrepasa lo experimentado en la vida presente.

Conclusiones Este rápido recorrido por las menciones explícitas al bautismo en los escritos de Pablo nos ayuda a comprender su percepción de esta importante práctica eclesial, tan presente en su propio ministerio. En conclusión deducimos que: 1. Aunque Pablo no ha desarrollado en sus epístolas conocidas una teología del bautismo, esta se deduce del conjunto de sus escritos. Sus declaraciones acerca del bautismo son relativamente escasas y discretas. No entra en detalles de cómo preparar a los que se bautizan, y habla muy poco del cumplimiento del propio rito. Cuando lo menciona, Pablo solo señala las implicaciones que el bautismo tiene en relación con el tema que está tratando. En 1 Cor 12: 13, Pablo pone en relación el bautismo con el Espíritu, porque el tema de los dones del Espíritu era motivo de división en la iglesia de Corinto. Por el contrario, en Ro 6: 1-14, respondiendo al problema del pecado y la gracia frente a las exigencias de la ley, Pablo asocia el bautismo a la resurrección para subrayar la importancia de la muerte al pecado y la vida nueva en Cristo. En suma, recurre a la temática bautismal, según las necesidades de sus epístolas, para consolidar la fe de las jóvenes comunidades a las que se dirige. 113


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO 2. Si bien el apóstol conocía las fórmulas bautismales eivj to. o;noma [eis tó ónoma] y evn tw/| ovno,mati [en tōº onómati], la preposición que suele utilizar con el verbo ‘bautizar’ es siempre eis (Ro 6: 114; 1 Cor 1: 13-15; Ga 3: 27). El movimiento hacia Jesús queda así subrayado. 3. El simbolismo del rito bautismal está directamente asociado a la obra del Espíritu (1 Cor 12: 13), como a una realidad indisociable de la alianza a la que el rito se refiere. 4. La nueva existencia resultante del nuevo nacimiento simbolizado por el bautismo se define como una existencia “en Cristo” (evn Cristw/| [en Christōº]) (Ro 6: 11; Ga 2: 17-18. La forma por inmersión del bautismo alude gráficamente a la sepultura con Cristo tras la «crucifixión bautismal» del viejo hombre con él (cf. Ro 6: 6; 1 Cor 1: 13) y con su resurrección, en vista a una vida nueva, también con él (Ro 6: 5, 8; 1 Cor 15: 29). 5. Estar bautizado es revestirse de Cristo e integrarse en su cuerpo que es la iglesia. Es a través de este rito de “circuncisión” que se entra en el pueblo de Dios, y descendencia de Abrahán según la fe, en el que todas las segregaciones humanas desaparecen, absorbidas por la unidad en Jesucristo. El bautismo está así estrechamente asociado a la noción eclesiológica de la incorporación del bautizado “en el cuerpo de Cristo que es también el cuerpo de los creyentes” (1 Cor 12: 13; Ga 3: 26-28). 6. El bautismo está asociado a las nociones de purificación, santificación y justificación por la fe (cf. Ro 6: 7; 1 Cor 6: 11), porque da por sentada la experiencia previa del nuevo nacimiento, que no solo implica una muerte al pasado, sino también una vida nueva. Destacando el lugar central de Cristo en el simbolismo del rito bautismal, Pablo ha contribuido de forma particularmente importante a la teología del bautismo contenida en el conjunto del Nuevo Testamento.

114


Capítulo 6

EL BAUTISMO EN 1 PEDRO 3: 21 Miloslav ZALUD Introducción La primera epístola de Pedro va dirigida a cristianos, probablemente de origen pagano, diseminados por todo el Asia Menor y data alrededor de los años sesenta del siglo I de nuestra era. La epístola da a entender los grandes sufrimientos que tienen que padecer los creyentes a causa de su fe en Cristo. Su propósito es consolarlos y animarlos para que permanezcan fieles a Cristo en medio de las pruebas. Así como Cristo sufrió, también será lo mismo para el creyente que quiera seguir sus pasos. La carta parece dirigida especialmente a los recién bautizados y aquellos que tienen el bautizarse en mente.1 La epístola no presenta una estructura lógica. Es una sucesión de textos de exhortación y confesiones de fe. El versículo en cuestión forma parte de una sección más amplia (3: 13 [u 8]-22) que podríamos titular: «Sufriendo por haber hecho el bien participamos en los sufrimientos de Cristo». La relación de 1 Pedro 3: 21 con este contexto se deduce del siguiente esquema:

1

Ver los diferentes puntos de vista sobre 1 Pedro en relación con las supuestas declaraciones bautismales o de liturgias bautismales en: MARTIN, R. P. «Special appendix: the composition of 1 Peter». En: The International Standard Bible Encyclopedia. Vol. 3. Grand Rapids (Michigan): Eerdmans, 1986, p. 811-815.

115


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Versículos 13-17 A Exhortación para esforzarse hacer el bien en cualquier circunstancia. 1. A través de una vida cristiana normal (vers. 13) 2. A pesar del sufrimiento (vers. 14-15a) 3. Cuando hay que dar razón de nuestra fe cristiana (vers. 15b-16a) 4. A pesar de las calumnias (vers. 16b-17) Versículos 18-20 B1 Esforzarse por hacer el bien en todas las circunstancias, teniendo como ejemplo a Cristo 1. En nuestra propia vida (vers. 18) 2. Como en el ejemplo de la predicación de Noé (vers. 19-20) Versículo 21 B2 Esforzarse por hacer bien en cualquier circunstancia sobre la base de la purificación de nuestra consciencia por Cristo en el bautismo. 1. El bautismo prefigurado 2. Lo que el bautismo no es 3. Lo que es el bautismo 4. La fuente de una vida cristiana auténtica

EXÉGESIS A. El bautismo prefigurado En el vers. 21, el apóstol Pedro desarrolla el pensamiento dado en el vers. 20 cuando dice: «[el] agua [del diluvio]… [en su] realidad correspondiente actual [el] bautismo» (versión M. Iglesias, NT, 2003). La relación entre el agua del diluvio y el agua del bautismo es expresada en griego en parte por el pronombre relativo ‘que’, y

116


EL BAUTISMO EN 1 PEDRO 3: 21 en parte por el término avnti,tupoj [antítypos].2 Sin embargo, la afirmación según la cual el agua del diluvio prefigura el agua del bautismo,3 es algo problemática. A primera vista, parece que el agua del diluvio era un elemento del que había que preservarse (vers. 20), mientras que el agua del bautismo está vinculada a la salvación. Aparentemente, el agua que produce destrucción es algo contrario al agua que lleva a la redención.4 N. Brox resuelve este problema afirmando que el efecto del agua en el diluvio fue ambivalente: el agua destruyó el pecado del mundo y a la vez lo purificó.5 De igual manera, durante el bautismo, el viejo hombre pecador es juzgado y muere, y una nueva persona, purificada por el poder de Cristo nace a la vida. (Ro 6: 3-11; Col 2: 12; Ef 5: 26.) Otros rechazan la idea del efecto destructor del diluvio y hablan solo del «poder salvador del agua». El agua, pues, «salvó a Noé y a

2

F. Rienecker dice: «el antítypos parte de una contraimagen (...el diluvio es el týpos)» (RIENECKER, Fritz. Sprachlicher Schlüssel zum Griechischen Neuen Testament. Giessen: Brunnenverlag, 1987, p. 581). El diluvio y el bautismo están en el mismo plano que el tipo y el antitipo, lo que quiere decir que el diluvio prefigura el bautismo. 3 1 Cor 10: 1-4 anticipa una relación tipológica del mismo género. Aunque la palabra týpos o incluso antítypos no se haya empleado aquí, el cruce del mar Rojo prefigura también el bautismo. 4 Por esta razón, algunos no aceptan la asociación teológica: agua del diluvio-agua del bautismo, y proponen otra: «librado a través del agua (a la que el pronombre relativo ‘que’ se supone hace referencia)-bautismo». Por ejemplo la TOB (Traduction Œcuménique de la Bible): «el compromiso para con Dios de una buena conciencia»; TOB nota b: «petición a Dios de una buena conciencia»; Jérusalem: «el compromiso con Dios de una buena consciencia»; La Colombe: «La petición (dirigida) a Dios de una buena conciencia». GRUDEN, Wayne G. The First Epistle of Peter. Grand Rapids (Michigan): Eerdmans, 1988, p. 162. 5 BROX, Norbert. Der erste Petrusbrief. Zürich: Benzinger-Neukirchener, 1986, p. 177.

117


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO su familia haciendo flotar el arca, y alejándolos de las generaciones desobedientes que probaron fuertemente su fe y que como ellos también experimentaron la paciencia de Dios. Así pues, el agua del bautismo pone a flote el arca de la iglesia cristiana y salva a sus miembros creyentes separándolos de sus negros pecados.»6 Tal interpretación no capta plenamente el significado completo de todo lo que prefigura el diluvio. Hay ciertos paralelismos entre la situación de Noé y la del auditorio de Pedro que son evidentes. El patriarca Noé y sus compañeros de fe como los lectores de la epístola, estaban rodeados de no creyentes hostiles que dieron a la persecución un carácter realmente cruel. Noé predicó con todas sus fuerzas un mensaje de advertencia que decía que el juicio era ya un futuro inminente (2 Pe 2: 5) junto con uno de arrepentimiento. De igual modo, los lectores de la epístola dieron testimonio de su cristianismo con osadía y empeño a riesgo de padecer mucho; también su mensaje era a la vez de salvación y advertencia. Y así como la presencia invisible de Cristo predicó a través de Noé (1 Pe 3: 1920),7 así también obró Cristo de forma similar en la vida de los lectores de Pedro (3: 15). Una última similitud entre Noé y las correspondientes en Pedro es la paciencia con la que son tratados los incrédulos.

6

DAU, W. H. T. «Baptism, Il. The Ordinance». En: The International Standard Bible Encyclopedia. Vol. 1. Grand Rapids (Michigan): Eerdmans, 1980, p. 424. 7 «”Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo”. Cristo estaba empeñado en esa guerra en los días de Noé. Fue su voz la que habló a los habitantes del mundo antiguo en mensajes de amonestación, reproche e invitación.» (WHITE, Ellen G. En: NICHOL, Francis D. (ed.). The Seventh-day Adventist Bible Commentary (SDABC). Vol. 1. Washington, DC: Review and Herald Publishing Association, 1953, p. 1088-1089 [ed. esp.: COLLINS, Sergio V.; CHAIJ, Fernando; PEVERINI, Tulio N.; GAMBETTA, León; SUÁREZ, Juan J. (eds.). Comentario bíblico adventista del séptimo día. Vol. 1. Mountain View (California): Pacific Press Publishing Association, 1978, p. 1103]).

118


EL BAUTISMO EN 1 PEDRO 3: 21

B. Lo que el bautismo no es para Pedro Pedro dice: «…[el] agua, que también os salva a vosotros [en su] realidad correspondiente actual: [el] bautismo, que no [es] eliminación de suciedad corporal» (versión M. Iglesias, NT, 2003). El bautismo es ciertamente un rito físico que afecta al exterior, pero que remite a una realidad interior espiritual. Como dice M. Barth: «los trazos polémicos de Pedro se alzan contra una posible confusión entre el bautismo y los cultos mistéricos y puede ser que también contra las purificaciones judías. El bautismo no es solo un baño o una muerte misteriosa del pecador.»8 E. F. Sutcliffe afirma que en Qumrán, las abluciones eran requisitos no solamente para satisfacer la pureza levítica, sino que también acompañaban «el reconocimiento de una mala conducta moral. Formaban parte de lo necesario para adquirir el perdón de las iniquidades, y en cierta forma, aunque parece que vagamente percibida, purificaban el cuerpo siendo este el elemento conjunto del individuo contaminado por el pecado.»9 Para Sutcliffe parece que el bautismo representa un rito que es «un símbolo exterior de una acción espiritual que el bautismo en sí no produce».10 Así es como Pedro alerta contra una percepción exterior o mágica del bautismo al que se le atribuiría intrínsecamente un poder salvador.

8

BARTH, Markus. «Baptism in I Peter». The Interpreter's Dictionary of the Bible supplementary volume, Nashville (Tennessee): Abingdon Press, 1985, p. 89. 9 SUTCLIFFE, Edmund F., S.J., «Baptism and baptismal rites at Qumran». The Heythrop Journal, 1/3, 1960, p. 185. 10 Ídem.

119


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO

C. Lo que es el bautismo para Pedro Un simple vistazo a las diferentes maneras de leer este versículo demuestra sobradamente que el problema es un problema de traducción. El griego suneidh,sewj avgaqh/j evperw,thma eivj qeo,n «syneidēºseōs agathēºs eperōºtema eis theón» ha sido traducido por las biblias franceses más comunes de la siguiente manera:  Segond (1975): «…l’engagement d’une bonne conscience envers Dieu…».  Bible en français courant: «Ayez une bonne conscience pure…».  TOB: «…l’engagement envers Dieu d’une bonne conscience…».  Jérusalem: «…l’engagement à Dieu d'une bonne conscience…».  Ostervald: «…l’engagement d’une bonne conscience devant Dieu…».  Crampon: «…la demande faite à Dieu d’une bonne conscience…». En español las traducciones más corrientes son [N. del E., ed. esp.]:  Nueva Biblia Española, 1975: «…el compromiso con Dios de una conciencia honrada…».  Cantera-Iglesias, 1979: «…un ruego, hecho a Dios, de una buena conciencia…».  Biblia de las Américas, 1986: «…una petición a Dios de una buena conciencia…».  Reina-Valera, 1995: «…la aspiración de una buena conciencia hacia Dios…»  Biblia de Jerusalén, 1998: «…pedir a Dios una buena conciencia…».  M. Iglesias, NT, 2003: «…ruego de una buena conciencia hecho a Dios…».

120


EL BAUTISMO EN 1 PEDRO 3: 21

1. El significado de eperōºtēma El corazón de este problema de traducción va dirigido al hapax legomenon evperw,thma [eperōºtēma]. La insuficiencia del contexto no permite determinar el significado con precisión. Un examen de su forma verbal es también necesario. El verbo evperwta,w «eperōtáō» aparece 56 veces en el Nuevo Testamento y su sentido fundamental es el de “preguntar”. Pueden detectarse matices particulares en ciertos textos, sin embargo: ‘demandar’, ‘pedir’ (Mt 16: 1; Ro 10: 20); ‘preguntar’, ‘interrogar’ (Mt 22: 46; Mc 9: 32; 11: 29; Lc 2: 46; 6: 9; cf. Lc 9: 45; 1 Cor 14: 35). La traducción del nombre eperōºtēma hecha por intérpretes modernos presenta incluso una mayor variedad de matices. E. Best, E. G. Selwyn y otros traducen la palabra por “una solicitud”, es decir una declaración de fe hecha por el bautizado en respuesta a una pregunta formal, del género de la stipulatio o respuesta dada en un contrato formal. Para Best se trata de una solicitud dirigida a Dios para mantener una conciencia pura o una solicitud hecha desde una conciencia pura. Selwyn propone el significado de “una petición dirigida a Dios para que nos de una buena conciencia”, es decir, que la búsqueda de Dios por parte del convertido se contrapone con la búsqueda del pagano que se dirige a su oráculo preferido. H. Greven, teniendo en cuenta el significado del verbo, “pedir”, “solicitar”, propone no sin razón el significado de una “oración dirigida a Dios para obtener una buena conciencia”. Eperōºtēma, podría también significar “la respuesta de Dios dando una buena conciencia”, es decir, la obra de Dios de atribuir una conciencia pura.11 Todas las traducciones derivadas del verbo que tienen como primer significado de eperōºtēma: un “llamado” o una “demanda”, deben ser rechazadas. «No tiene connotaciones de “compromiso” 11

Ver G. T. ANGEL, «Prayer», The New international Dictionary of New Testament Theology, Grand Rapids (Michigan): Paternoster Press, 1986, vol. 2, p. 879-881.

121


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO más que en los papiros griegos tardíos, pero en ninguno de la época del Nuevo Testamento (el más antiguo data del siglo Il)... “compromiso” tiene un significado que puede haber derivado y entrado en uso después de la época del Nuevo Testamento.»12 El resultado práctico del hecho de que el bautismo sea considerado como un eperōºtēma consiste en el progreso en su relación con Dios de la persona bautizada tras su bautismo; esto solo es posible en aquellas personas que han llegado a una edad donde ya existe cierto grado de responsabilidad. Y esto no puede ser válido en el bautismo de los niños.

2. Significado de syneídēsis Otro tema que forma parte del problema en la traducción es la palabra ‘conciencia’. El significado de sunei,dhsij [syneídēsis] viene de los griegos y expresa la capacidad de evaluar y juzgar sus propios actos. Los griegos consideran a los humanos como seres contemplativos. Los judíos, además, acentúan la voluntad humana a través de la palabra ‘corazón’ (1 Sam 24: 6; 2 Sam 24: 10; Sl 51: 10). Es la raíz la que hace crecer el fruto de la vida (Mc 7: 21-23). El Nuevo Testamento combina estos dos conceptos y los expresa con las palabras ‘corazón’ o ‘conciencia’.13 Para Pablo (Ro 2: 15; 14: 1; 1 Cor 8: 7 ss.; 10: 25 ss.), «la conciencia tiene las características... de un tribunal de apelación que no tiene la capacidad de juzgar (solo 12

W. A. GRUDEM, The First Epistle of Peter, Grand Rapids (Michigan): Eerdmans, 1988, p. 164. 13 «Él [Pablo], al conectar la visión griega del hombre, como un ser pensante ante todo, con la tradición hebraica, que pone de relieve la primacía de la voluntad, incrusta en la problemática de la Acción, Ser [tradición judía] y Saber [tradición griega] dentro de la antropología, lo que será durante los siguientes siglos una idea de graves consecuencias.» (MAURER, Christian. Theologisches Wörterbuch zum Neuen Testament. Vol. 7. Stuttgart: W. Kohlhammer Verlag, 1965, p. 916).

122


EL BAUTISMO EN 1 PEDRO 3: 21 puede Dios) pero si la de asesorar acerca de los casos que le son presentados».14 Las epístolas pastorales, incluida 1 Pedro, ponen un fuerte acento en la necesidad de poseer una buena conciencia. Una conciencia buena y lúcida caracteriza al cristiano porque para él, «el veredicto de la conciencia y el veredicto de la fe coinciden».15 Y además, «una conciencia buena y lúcida» abarca de hecho también, cualquier punto de vista cristiano de la vida y la vida cristiana misma.16

3. Significado de la frase «syneídēsis agathēº» Para la traducción, es importante considerar la forma de entender la expresión «buena conciencia» [sunei,dhsij avgaqh/| (syneídēsis agathēº) (N. del E., ed. esp.)] y como está relacionada con el bautismo. Según la opinión de algunos, la buena consciencia está presente, en cierta manera, en el momento del bautismo, purificada ya por la Palabra de Dios. Esta conciencia renovada empuja al bautizado a dirigirse «así mismo a Dios en respuesta al evangelio».17 La 14

The New International Dictionary of New Testament Theology. Vol. 1. Grand Rapids (Michigan): Paternoster Press, 1986, p. 350. 15 SCHRAGE, W. Die konkreten Einzelgebote in der Paulinischen Paränese. Güntersloh: Güntersloher Verlagshaus Mohn, 1961, p. 152. 16 «En el lenguaje estereotipado de la carta pastoral la conciencia pura significa la totalidad del cristiano.» (Ibídem, p. 917). Para la epístola a los Hebreos: «Así syneídēsis kalēº (13: 18) es una fórmula para ser cristiano, atractiva, deseable, que usa el autor de la carta a los Hebreos para los receptores de la carta.» (Ibídem, p. 918). También en 1 Pedro aparece syneídēsis agathēº una frase para aplicar a la vida del cristiano (3: 16). Por esta razón, la fórmula bautismal 3: 21 indica donde el hecho del bautismo se define como syneidēºseōs agathēºs eperōºtema, la petición a Dios de una buena conciencia. MAURER, Christian. En: KITTEL, Gerhard; FRIEDRICH, Gerhard (eds.). Theologisches Wörterbuch zum Neuen Testament (ThWNT). Vol. 7. Stuttgart: W. Kohlhammer Verlag, 1965, p. 918. 17 BEASLEY-MURRAY, George Raymond. «Baptism», The New International Dic-

123


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO respuesta es la unión con Cristo tras el bautismo y en la vida que sigue. Esta interpretación de la expresión «buena conciencia», presupone el significado de “compromiso” para eperōºtēma, significado que hemos rechazado absolutamente. La única interpretación posible para la expresión “buena conciencia”, en relación con el bautismo, debe ser que el bautismo es «una petición (en nombre del bautizado) hecha a Dios de una buena conciencia.» (versión Crampon). Solo un bautismo de arrepentimiento en el que uno se entrega en nombre de Cristo satisface la petición del salmista: «Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, renueva en mi interior un espíritu firme... Devuélveme el gozo de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso» (Sl 51: 10, 12 [12, 14]). El Nuevo Testamento enlaza el bautismo y una buena conciencia con otras cosas: «Acerquémonos con sincero corazón, en plenitud de fe, purificados los corazones de conciencia mala y lavado el cuerpo con agua pura.» (Heb 10: 22). De forma similar: «Sepultados con él en el bautismo, con él habéis resucitado por la fe en la fuerza de Dios, que lo resucitó de entre los muertos. Y a vosotros, que estabais muertos en vuestros delitos y en vuestra carne incircuncisa, os vivificó juntamente con él y nos perdonó todos nuestros delitos. »Canceló la nota de cargo que había contra nosotros, la de las prescripciones con sus cláusulas desfavorables y la quitó de en medio clavándola en la cruz.» (Col 2.12-14.).

Todo esto es parte de la realización de la orden evangélica dada a la iglesia primitiva: «Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para perdón de vuestros pecados…» (He 2: 38).

tionary of New Testament Theology. Vol. 1. Grand Rapids (Michigan): Paternoster Press, 1986, p. 147.

124


EL BAUTISMO EN 1 PEDRO 3: 21

D. ¿Qué significa «por la resurrección de Jesucristo»? La salvación nos ha sido dada finalmente por Cristo y por todo lo que el bautismo significa. No gracias a una virtud mágica del propio rito en sí o por el mérito en cualquier requisito, sino «por la resurrección de Jesucristo». Esta expresión orienta hacia una fuente de poder que capacita para una vida cristiana nueva: el mismo poder que resucitó a Jesús de los muertos obra en la nueva vida del bautizado.18

Conclusión 1 Pedro 3: 21 no se aleja de la comprensión del bautismo del Nuevo Testamento en su exposición general. Subraya el hecho de que a través del bautismo el creyente pide a Dios que le de una buena conciencia. Lo que Pedro y los demás autores del Nuevo Testamento entienden que es lo que una buena conciencia engloba, no solo la idea griega de conciencia además del significado hebreo de la palabra ‘corazón’, sino toda la vida práctica del cristiano. El bautismo no es una autopurificación, es más bien una adhesión al Dios purificador. Supone una madurez tal en la persona bautizada que la hace capaz de abrirse y de desarrollar una nueva y responsable relación con Dios. Por lo que, 1 Pedro 3: 21 se opone enérgicamente al bautismo de los niños.

18

«En la primera epístola de Pedro (3: 21) donde la importancia de la nueva vida moral se pone en evidencia, esta transformación es percibida como la obra del mismo poder divino que resucitó a Jesús de los muertos. Cristo puede dar una vida nueva por su propia entrada en ella.» (FLEMINGTON, W. F. «Baptism 2c. Other NT references». En: The lnterpreters Dictionary of the Bible. Vol. 1. Nashville (Tennessee): Abingdon Press, 1985, p. 351.

125


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Implicaciones prácticas: al recordar que el bautismo es la decisión más importante de la vida, Pedro anima a los cristianos a llevar una vida ejemplar incluso en las circunstancias más difíciles. Esto solo es posible por el poder del Espíritu, que ha dado prueba de su paciente perseverancia cuando el Diluvio y dio el poder de la vida en la resurrección de Jesucristo.

126


SEGUNDA PARTE

ESTUDIOS BÍBLICOS



Capítulo 7

EL BAUTISMO DE LOS NIÑOS EN LA IGLESIA PRIMITIVA Hans HEINZ y Daniel HEINZ Introducción Toda una serie de teólogos tan diversos como Friedrich Schleiermacher, Adolf von Harnack y Karl Barth, cuestionaron en el seno del protestantismo de los siglos XIX y XX el bautismo de los recién nacidos o de los niños de corta edad y lo consideraron ajeno al cristianismo primitivo. Algunas citas aclarando este punto. F. D. Schleiermacher constata: «Cualquier indicio del bautismo de los niños que se haya querido encontrar en el Nuevo Testamento debe ser introducido primero. [...] En los años de la Reforma hubiera podido ser rechazado, y con razón, el bautismo de los niños, y aproximarse a lo que Cristo instituyó.»1 Adolf von Harnack escribió: «“Fiunt, non nascuntur Christiani”, no se nace cristiano; uno se hace cristiano (Apologeticum, 18). Esta observación de Tertuliano hubiera podido ser válida hasta la segunda mitad del siglo II; pero enseguida, la transmisión natural del cristianismo de padres a hijos la dejó de lado. Es en esta época que empieza la práctica del bautismo de los niños. Al menos es imposible justificar dicha práctica con seguridad en una época anterior.»2 1

SCHLEIERMACHER, Friedrich. Der christliche Glaube nach den Grundsätzen der evangelischen Kirche. Vol. 4. Gotha, 1889, p. 84-89. 2 VON HARNACK, Adolf. Die Mission und Ausbreitung des Christentums in den ersten drei Jahrhunderten, Leipzig, 1902, p. 279-280 (ed. esp.: La misión y difusión del cristianismo durante los tres primeros siglos. Marcion, 1921). (En línea: Mission and Expansion of Christianity in the First Three Centuries. Moffatt, James (trad.).

129


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Karl Barth lo expresa aún más claramente: «La doctrina del bautismo profesada por todas las grandes confesiones cristianas hoy [...] no solo tiene una brecha, tiene un pozo. La práctica del bautismo que se basa en la doctrina actualmente en vigor es totalmente arbitraria. No puede justificarse exegética ni objetivamente que el bautizado en la administración de su bautismo, deba solo mantenerse pasivo. Más bien puede demostrarse, exegética y objetivamente, que es un actor en el acto de administración del bautismo y que en ningún caso puede, sea cual sea su edad, ser un infans (mudo).»3

Esta clara observación en los planos exegético, histórico y dogmático fue cuestionada hacia mitad del siglo XX por dos célebres intérpretes del Nuevo Testamento Joachim Jeremias4 y Oscar Cullmann.5 Los dos estudios de ambos autores reavivaron la vieja controversia de si el cristianismo primitivo y la iglesia primitiva conocieron el bautismo de recién nacidos; y no quedaron sin réplica. Kurt Aland sometió los textos neotestamentarios y las fuentes patrísticas en las que se apoyaba Jeremias a un examen minucioso y llegó a la siguiente conclusión: no puede probarse como segura la práctica del bautismo de los neonatos más que a partir del siglo III de nuestra era.6

Grand Rapids (Michigan): Christian Classics Ethereal Library, 2005 p. 295. <http://www.ccel.org/ccel/harnack/mission.html> [Consulta: 15 julio 2010]). 3 BARTH, Karl. Die Kirchliche Lehre von der Taufe. 3ª ed. Zollikon-Zürich, 1947, (Theologische Studien 14), p. 29. 4 JEREMIAS, Joachim. Die Kindertaufe in den ersten vier Jahrhunderten. Göttingen: Vandenhoeck und Ruprecht, 1958. 5 CULLMANN, Oscar. Die Tauflehre des Neuen Testaments, Erwachsenen - und Kindertaufe. Zürich: Zwingli-Verlag, 1948. 6 ALAND, Kurt. «Die Säuglingstaufe im Neuen Testament und in der Alten Kirche. Eine Antwort an Joachim Jeremias». Theologische Existenz heute 86, München, 1961, p. 6.

130


EL BAUTISMO DE LOS NIÑOS EN LA IGLESIA PRIMITIVA No solo son razones exegético-históricas las que están en contra del bautismo de los recién nacidos; también se oponen la experiencia y el discernimiento espiritual de numerosos cristianos contrarios al uso estático y objetivo de las grandes iglesias y de algunas iglesias libres. Para ilustrar esta controversia, nombraremos, como representante del lado protestante a Dieter Schellong7 y del lado católico romano, Bogdan Snela.8

I. UNA MIRADA RETROSPECTIVA AL NUEVO TESTAMENTO Difícilmente podremos entender la historia de la aparición del bautismo de neonatos en la iglesia antigua si olvidamos la observación fundamental del Nuevo Testamento. Una mayoría aplastante de exégetas está de acuerdo en reconocer que 1 Corintios 7: 14 excluye el bautismo de niños nacidos en un hogar cristiano o parcialmente cristiano.9 La distinción entre «el bautismo de niños nacidos en un hogar cristiano» y «el bautismo de los niños en el momento de la conversión de sus padres»10 reduce el problema a una simple analogía con el derecho de los prosélitos 7

SCHELLONG, Dieter (ed.). Warum Christen ihre Kinder nicht mehr taufen lassen. Frankfurt am Main: Stimme-Verlag, 1969. 8 SNELA, Bogdan. Kindertaufe: Ja oder Nein?: Plädoyer für die Erwachsenentaufe. München: Kösel, 1987. Para una bibliografía sobre las discusiones del problema en el s. XX, ver BENOÎT, André y MUNIER, Charles. Die Taufe in der Alten Kirche (1-3 Jhdt). Bern, 1994, XXIII. 9 Aunque no haya ninguna para este pasaje, no hay menos de ocho posibilidades de interpretación (ver FASCHER, Erich. ThHKNT 7/1, p. 187), el vocablo a[gioj [hágios] (“santo”) está usado muy a menudo en el sentido de “el que pertenece a la iglesia”, lo que excluye la necesidad de un bautismo. Ver por ejemplo JEREMIAS, J. Die Kindertaufe…, op. cit., p. 54; WENDLAND, Heinz-Dietrich. NTD. Vol. 7, p. 42; BARTH, K. Kirchliche Lehre von der Taufe, op. cit., vol. 30, p. 31; ALAND, K. «Die Säuglingstaufe…», op. cit., p. 54-55, 57. 10 JEREMIAS, J. Die Kindertaufe…, op. cit., capítulos 1 y 2.

131


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO al judaísmo, con la fórmula del oi=ko,j [oîkós] de Hechos de los Apóstoles y con la bendición de los niños en los Evangelios sinópticos. Los prosélitos tenían derecho a que cuando una familia pagana se convertía al judaísmo, sus hijos de sexo masculino y de corta edad fueran circuncidados y sus hijas recibieran el bautismo de los prosélitos.11 Es a partir de aquí que empezó a decidirse, por analogía con la circuncisión judía, que cuando una familia pagana se convertía al cristianismo, sus hijos debían ser bautizados.12 Se ha objetado y con razón que con la abolición de la ley ceremonial, el derecho de los prosélitos y sus eventuales analogías resultan ya caducos.13 Cuando Pablo en Colosenses 2: 11-12, describe el bautismo como «la circuncisión en Cristo», no dice en absoluto que el bautismo reemplace la “circuncisión de la carne”, más bien habla de la “circuncisión del corazón” exigida ya en el Antiguo Testamento (Dt 10: 16); no puede ser entendido de otra forma más que como un bautismo de conversión personal.14 Según el testimonio de los Evangelios sinópticos (Mc 16: 15-16; Mt 28: 19-20) y el de los Hechos de los Apóstoles (2: 37-38; 8: 12; 10: 44-48; 16: 14-15; 18: 8), uno se hace cristiano pasando por las siguientes etapas: escuchar, convertirse, creer y ser bautizado. Se 11

ALAND, K. «Die Säuglingstaufe…», op. cit., p. 1 JEREMIAS, J. Die Kindertaufe…, op. cit., p. 47. 13 ALAND, K. «Die Säuglingstaufe…», op. cit., p. 55. 14 BARTH, K. Kirchliche Lehre von der Taufe, op. cit., p. 31. ¿El bautismo de los prosélitos puede compararse con el bautismo cristiano? Depende también de la incuestionabilidad de la datación del primero. Para J. Jeremias este se remonta a la época precristiana (JEREMIAS, J. Die Kindertaufe…, op. cit., p. 10); según F. F. Bruce deriva del momento de cambio de época (BRUCE, F. F. Zeitgeschichte des Neuen Testaments. Vol. 1. Wuppertal, 1975, p. 161); y según E. Dinkler no puede probarse con seguridad hasta después del 80 de nuestra era (DINKLER, Erich. «Taufe im Urchristentum». En: GALLING. Kurt. (ed.). Die Religion in Geschichte und Gegenwart [RGG]. 3ª ed. Vol. 6. Tübingen: Mohr Siebeck Verlag, 1986 [reed.], p. 628). 12

132


EL BAUTISMO DE LOS NIÑOS EN LA IGLESIA PRIMITIVA trata aquí indiscutiblemente de situaciones misioneras. Pero, ¿hay que llegar a la conclusión de que estos textos no tienen todo lo que concierne al bautismo en la iglesia primitiva, aunque esté constantemente viniendo a colación la fórmula oîkós (He 11: 14; 16: 15, 31; 18: 8), aunque hable del bautismo de «casas» enteras, ¿lo que supuestamente incluye también los niños de corta edad? Pero la didaché (enseñanza) de las epístolas, que sobrepasa el carácter temporal de la situación misionera y muestra el procedimiento básico en la administración del bautismo en la iglesia primitiva, nos ofrece la misma imagen que los Evangelios sinópticos y que los Hechos de los Apóstoles. Nos hacemos cristianos escuchando, creyendo y siendo sellados por el Espíritu Santo (en el bautismo) (Ef 1: 13).15 Las fórmulas del oîkós no mencionan en ninguna parte a los neonatos o a niños de corta edad, siempre y solo a personas capaces de entender (He 10: 33; 16: 32; 18: 4-5), de creer (10: 44; 18: 8) y de regocijarse (16: 34).16 La traducción de Lutero acierta al cambiar «casa» por «domésticos» (1 Cor 1: 16).17 La fórmula del oîkós no es una «fórmula ritual», sino la expresión de una «pluralidad no definible» (Kurt Aland).18 A partir de la perícopa de la bendición de los niños –de muy corta edad (paidi,a [paidía] en Mt 19: 13; Mc 10: 13) y bebés (bre,fh [bréphē] en Lc 18: 15)– se ha deducido que la iglesia cristiana entre los años 60 y 70 de nuestra era empezó a bautizar también a niños

15

Cf. DINKLER, E. «Taufe im Urchristentum», op. cit., p. 636; sfragi,j [sphragís] (“sello”) está asociado al bautismo por Clemente de Alejandría (siglos II-III). 16 Para una comparación de estos pasajes, ver HEINZ, Hans. Dogmatik. 3ª ed. Bern, 1978, p. 210. Para el significado de la fórmula del oîkós en este sentido, cf. BARTH, Markus. Die Taufe - ein Sakrament? Zollikon-Zürich: Evangelischer Verlag AG, 1951, p. 163. 17 Revisión de 1912. 18 Citado en: DINKLER, E. «Taufe im Urchristentum», op. cit., p. 636.

133


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO (neonatos o bebés) nacidos en la iglesia de padres cristianos.19 El verbo kwlu,w [kōlúō] (“impedir”), en tanto que terminus technicus del bautismo, habría dado al acontecimiento “presacramental” original descrito en el evangelio un sentido nuevo, asociado al bautismo.20 De hecho, kōlúō es a menudo usado en relación con el bautismo (He 8: 36; 11: 17). Sin embargo de las 23 veces que aparece este vocablo en el Nuevo Testamento, la mayoría de las veces no tiene relación alguna con el bautismo, sino que queda «en el marco del uso corriente» (K. Aland).21 No es hasta que este verbo se asocia claramente al bautismo que puede ser entendido como terminus technicus del bautismo.22 Dado que este no es el caso de Marcos 10 ni de los otros textos, «no se puede recurrir a este relato como justificación para el bautismo de los niños en la iglesia primitiva» (F. Hahn).23

II. LA ÉPOCA DE LOS PADRES APOSTÓLICOS (primera mitad del siglo II) La Didaché, el «reglamento eclesial tradicional más antiguo»,24 nos ofrece una imagen del bautismo casi idéntica a la del Nuevo Testamento. El bautismo va precedido de una enseñanza preparatoria (7: 19

JEREMIAS, J. Die Kindertaufe…, op. cit., p. 68. CULLMAN, O. Die Tauflehre des Neuen Testaments…, op. cit., p. 65-73. 21 ALAND, K. «Die Säuglingstaufe…», op. cit., p. 69. 22 Ídem. 23 HAHN, Ferdinand. «Kindersegnung und Kindertaufe im ältesten Christentum». En: FRANKEMÖLLE, Hubert; KERTELGE, Karl (eds.). Vom Urchristentum zu Jesus. Freiburg im Breisgau: Herder, 1989, p. 501. 24 BKV 35, p. 1; J. P. Audet y E. J. Goodspeed la sitúan en el siglo I de nuestra era (cf. GOODSPEED, Edgar Johnson. A History of Early Christian Literature. Chicago: Chicago University Press, 1966, p. 13). B. Altaner y A. Stuiber la sitúan en la primera mitad del siglo II de nuestra era (cf. ALTANER, B.; STUIBER, A. Patrologie, 8ª ed. Freiburg im Breisgau, 1978, p. 81). 20

134


EL BAUTISMO DE LOS NIÑOS EN LA IGLESIA PRIMITIVA 1) y de un período de ayuno (7: 4). Solo los bautizados estaban autorizados a participar en la eucaristía (9: 5). Ambas referencias excluyen claramente cualquier bautismo de neonatos o de niños de corta edad. En El Pastor de Hermas, que B. Altaner y A. Stuiber dataron del 140 al 150 de nuestra era,25 el bautismo también va precedido del oír la Palabra y de la voluntad de ser bautizado (Visiones, III, 7, 3; Parábolas, (X, 16, 2-4). La catequesis exigía el dominio de sí mismo en el plano moral, lo que evidentemente rechazaban los candidatos superficiales al bautismo, quienes rechazaban así aceptar la «verdadera doctrina» (ídem). La situación que tenemos ante nuestros ojos es manifiestamente la de un bautismo de adultos. El hecho de que el bautismo no otorgue el perdón más que el de los «pecados pasados» y que un «segundo arrepentimiento» puede ser posible (Mandamientos, IV, 3, 1.3.6) parece ser una radicalización legalista con respecto al Nuevo Testamento, pero prueba nuevamente que el autor no conocía más que el bautismo de los adultos. Lo mismo en la Epístola de Bernabé.26 Los bautizados entran en el agua con «la esperanza de la cruz» (11.8). Al mismo tiempo que descienden al agua «llenos de pecados y suciedad» y salen «llevando frutos» y poseyendo «el temor y la esperanza en Jesús y en el espíritu» (11.11). En la epístola de Ignacio de Antioquía a Policarpo (6),27 el bautismo, la fe, el amor y la paciencia se comparan 25

Ibídem, p. 55. Según B. ALTANER y A. STUIBER (ALTANER, B. y STUIBER, A. Patrologie, op. cit., p. 54), la fecha original del 140 de nuestra era está considerada como terminus ante quem. [En línea: Epístola a Policarpo. En: Epístolas de Ignacio. <http://escrituras.tripod.com/Textos/EpIgnacio.htm#%C2%A07> (Consulta: 16 julio 2010)]. 27 La fecha de la muerte de Ignacio ha sido fijada en investigaciones modernas alrededor del 110 de nuestra era (ALTANER, B. y STUIBER, A. Patrologie, op. cit., p. 47). Según Eusebio (HE III, 34 y 36, 2.3), su muerte fue durante el reinado de 26

135


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO con armas: casco, lanza y equipamiento completo. La asociación entre el bautismo, la fe y el amor implica claramente un bautismo de personas que han alcanzado su mayoría de edad.

III. LOS APOLOGISTAS (siglo II y primera mitad del III) Si las declaraciones sobre el bautismo son ya escasas en los Padres apostólicos como hemos visto, aún lo son más en los apologistas. En Arístides (Apología, 15, 11)28 encontramos un pasaje que, según J. Jeremias, habla del bautismo de niños de corta edad.29 He aquí el texto: «Cuando uno de sus justos abandona nuestro mundo, se regocijan, y dan gracias a Dios y acompañan sus restos como si lo que hiciera fuera desplazarse de un lugar a otro. Y cuando les nace un niño, alaban a Dios; y si el niño muere durante su infancia, alaban aún más a Dios porque este niño se ha ido de este mundo sin haber cometido pecado.» (La Apología de Arístides 30 XV).

J. Jeremias interpreta la inocencia del niño como el perdón de pecados en el momento del bautismo. Pero si el contraste entre los justos (adultos) y los inocentes (niños) atribuye la declaración de muerte «sin pecado» a la doctrina de Ia aetas innocens –edad de la Trajano (98-117). 28 Según Eusebio (HE IV, 3, 3), la Apología va dirigida a Adriano (117-138). Por el contrario, su dedicatoria, en la versión siríaca, dice: «A Adrianus Antoninus». Esto llevaría la fecha original al reinado de Antonino Pío (138-161). 29 JEREMIAS, J. Die Kindertaufe…, op. cit., p. 83. 30 En línea: La traducción al inglés de la versión siríaca de La Apología de Arístides. The Apology of Aristides XV. En: The Tertullian Project. <http://www.tertullian.org/fathers/aristides_02_trans.htm> [Consulta: 16 julio 2010]. (N. del E., ed. esp.).

136


EL BAUTISMO DE LOS NIÑOS EN LA IGLESIA PRIMITIVA inocencia– que encontramos en los padres apostólicos31 y en Tertuliano.32 El justo es el antiguo pecador convertido en justo a través del bautismo. El niño no necesita tal justicia porque no ha pecado nunca. Así entendido, este pasaje habla más bien en contra del bautismo en niños de corta edad.33 Por el contrario, los niños mayores que pueden convertirse en cristianos deben ser «persuadidos» de esta necesidad (15, 6).34 La Primera Apología de Justino Mártir, escrita hacia el 150155,35 presenta una descripción detallada del significado del bautismo y su forma. La situación es claramente la del bautismo en adultos. El capítulo 61 habla de los candidatos al bautismo y como estos pueden crecer y adquirir compromisos. Antes de su bautismo, solicitan el perdón de sus antiguos pecados y ayunan. Después, en un sitio que haya agua, son sumergidos bajo la superficie del agua (baño bautismal) en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu. Este bautismo significa una especie de “nuevo nacimiento” y una «iluminación». Después los recién bautizados son llevados ante los «hermanos». Siguen: la oración, el beso fraternal y la eucaristía (capítulo 65). Si consideramos que el capítulo 67 nos presenta una descripción del desarrollo del culto que asocia la eucaristía (capítulos 65 y 67) con el bautismo (capítulo 61 y 65) de los «nuevos conversos» (capítulo 65), podemos llegar a la conclusión de forma justa

31

Epístola de Bernabé, 6:11; PASTOR DE HERMAS, Parábolas, IX, 29,1-3. TERTULIANO, De baptismo, XVIII. (En línea: texto en latín, alemán, esloveno, francés, inglés, y ruso. En: The Tertullian Project. <http://www.tertullian.org/works/de_baptismo.htm> [Consulta: 16 julio 2010]. [N. del E., ed. esp.]). 33 Cf. ALAND, K. «Die Säuglingstaufe…», op. cit., p. 32. 34 K. Aland cambia pei,qw [peíthō] (“persuadir”) por “iniciar” (ALAND, K. «Die Säuglingstaufe…», op. cit., p. 33). 35 ALTANER, B. y STUIBER, A. Patrologie, op. cit., p. 64. 32

137


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO que Justino Mártir no conocía el bautismo de neonatos ni de niños de corta edad.36 Otra cosa parece ser lo que dice Ireneo, el «teólogo más importante del siglo II».37 En su obra antignóstica Adversus haereses (180-185), el pasaje de II, 22, 4 está a menudo considerado como «el primer testimonio claro del bautismo de niños».38 Ireneo escribe lo siguiente: «…sino que se manifestó [Jesús] como era. Siendo, pues, el Maestro, tenía la edad apropiada para un maestro. El no rechazó ni reprobó al ser humano, ni abolió en sí la ley del género humano, sino que santificó todas las edades al asumirlas en sí a semejanza de ellos. Porque vino a salvar a todos: y digo a todos, es decir a cuantos por él renacen para Dios, sean bebés, niños pequeños, niños, jóvenes o adultos. Por eso quiso pasar por todas las edades: para hacerse bebé con los bebés a fin de santificar a los bebés (infantes); niño con los niños (parvulus), a fin de santificar a los de su edad, dándoles ejemplo de piedad, y siendo para ellos modelo de justicia y obediencia; se hizo joven con los jóvenes (juvenis), para dar a los jóvenes ejemplo y santificarlos para el Señor; y creció con los adultos hasta la edad adulta (senior), para ser el Maestro perfecto de todos, no solo mediante la enseñanza de la verdad, sino también asumiendo su edad para santificar también a los adultos y convertirse en ejemplo para ellos.» (Adversus haereses II, 22, 4)39 36

En línea: Traducción al inglés de la Primera Apología de Justino Mártir. The First Apology. En: New Advent. <http://www.newadvent.org/fathers/0126.htm> [Consulta: 16 julio 2010]. (N. del E., ed. esp.). 37 ALTANER, B. y STUIBER, A. Patrologie, op. cit., p. 110. Ireneo está catalogado aquí como apologista a causa de su polémica antignóstica y no, como es a menudo el caso, entre los primeros Padres griegos de la iglesia. 38 ALTANER, B. y STUIBER, A. Patrologie, op. cit., p. 116. Ver también WINDISCH, H. y JEREMIAS, J. En: ALAND, K. «Die Säuglingstaufe…», op. cit., p. 34. 39 En línea: IRENEO, Adversus Haereses (Contra los herejes). En: Scribd.

138


EL BAUTISMO DE LOS NIÑOS EN LA IGLESIA PRIMITIVA Cualquiera que examine esta cita entera va a tener difícil el encontrar un «testimonio muy claro del bautismo de los niños»,40 por las siguientes razones: el tema en cuestión de esta cita no es ni el bautismo, ni el de los niños. Más bien habla de la santificación de la vida humana a cada edad de la vida. Habla del porqué Cristo mismo pasó por todas las edades de la vida, del recién nacido a la edad adulta. En este proceso la santificación tiene lugar –al menos desde la infancia a la edad adulta– por el «ejemplo de piedad [de Cristo]», que el niño, el joven y el hombre deben buscar imitar. Ireneo no nos dice lo que pasa con la santificación de los recién nacidos. Pero se podría pensar en la adhesión santificante de los padres cristianos. La fórmula «Cristo ha venido para salvar aquellos que, por él, han nacido de nuevo a Dios» es interpretada por los defensores del bautismo de neonatos como el nuevo nacimiento por el bautismo.41 Ireneo no dice que el nuevo nacimiento sea por un bautismo sacramental del recién nacido, sino que pone el acento en la voluntad universal de la salvación de Dios («…vino a salvar a todos...») y sobre este nuevo nacimiento operado por Dios («…a cuantos por él <http://www.scribd.com/doc/20979267/San-Ireneo-Adversus-Haereses-Contra-LosHerejes-Gnosticos> [Consulta: 16 julio 2010]. (N. del E., ed. esp.). 40 En la literatura antigua, ver por ejemplo HAGENBACH, Karl Rudolph. Lehrbuch der Dogmengeschichte. Leipzig: Weidmann'sche Buchhandlung, 1847, § 72, p. 178; nota 4 (en línea: American Libraries. <http://www.archive.org/details/lehrbuchderdogme00hage> [Consulta: 16 julio 2010]). Citado en: SEEFRIED, Johannes. Die christliche Taufe im Lichte der heiligen. Schrift und der Geschichte von der Zeit ihrer Entstehung bis auf die Gegenwart. Hamburg: Internationale Traktatgesellschaft, 1914, p. 211. En la literatura más reciente, ver, entre otros, KETTLER, F. H. «Taufe Dogmengeschichtlich». En: GALLING. Kurt. (ed.). Die Religion in Geschichte und Gegenwart [RGG]. Vol. 6. Tübingen: Mohr Siebeck Verlag, 1986 [reed.], p. 638; ALAND, K. «Die Säuglingstaufe…», op. cit., p. 35. BENOîT, A. y MUNIER, C. Die Taufe in der Alten Kirche, op. cit., LI. 41 JEREMIAS, J. Die Kindertaufe…, op. cit., p. 85.

139


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO renacen para Dios…»). Los dos apuntan hacia el objetivo divino de la salvación. La apropiación subjetiva de la salvación –¿cómo y cuándo?– es un tema no tratado. Ireneo se manifiesta claramente en otros pasajes sobre la apropiación subjetiva de la salvación. Esta tiene que ver con la libertad del hombre ya que este tiene la capacidad de elegir (Adversus haereses, IV, 37, 1) y no es en ningún modo forzado (37, 3). Esto también es válido para la fe (37, 5). Aquel que cree es salvo y tiene la vida (ídem). Podemos llegar a la siguiente conclusión: a mitad del siglo II, el bautismo de neonatos no era practicado aún en la iglesia.42 Es indiscutible que el primer testimonio inequívoco de tal práctica se encuentra por primera vez en la obra de Tertuliano, De baptismo.43 La viva controversia de Tertuliano contra el bautismo de neonatos y de niños de corta edad prueba que se opone a una «doctrina nueva»44 a la que juzga de intolerable: «Pueden los niños venir cuando sean mayores; deben venir cuando hayan aprendido a dónde deben ir; podrán convertirse en cristianos cuando estén en condiciones de conocer a Cristo» (De baptismo, XVIII). Concluiremos acertadamente que el bautismo de los niños de corta edad habría empezado realmente «después del último tercio del segundo siglo».45 Según Tertuliano, el bautismo debe ser precedido de una cuidadosa preparación. Un bautismo rápido, como el del oficial etíope 42

Benoît y Munier ven en Ireneo un «precursor de Tertuliano». Ambos optan por una «demora en el bautismo de los niños»; cf. BENOîT, A. y MUNIER, C. Die Taufe in der Alten Kirche, op. cit., LI. 43 Entre 198 y 202. Cf. GOODSPEED, E. A History of Early Christian Literature, op. cit., p. 163. No se trata aquí de ningún rigorismo montanista, porque este escrito es anterior al período montanista de Tertuliano. Cf. ALAND, K. «Die Säuglingstaufe…», op. cit., p. 38. 44 ALAND, K. «Die Säuglingstaufe…», op. cit., p. 44. 45 KETTER, F. H. «Taufe Dogmengeschichtlich». En: RGG, 3ª ed. Vol. 6, p. 638.

140


EL BAUTISMO DE LOS NIÑOS EN LA IGLESIA PRIMITIVA –aunque se cumplieran los requisitos de comprensión y fe– debe considerarse como una excepción (De baptismo, XVIII). El bautismo debe ser deseado por el candidato, pero no debe ser algo precipitado (De paenitentia, VI).46 De ahí esta exhortación dirigida a los niños mayores: «Que puedan aprender a orar por la salvación de sus almas» (De baptismo, XVIII). Entre las condiciones del bautismo figura el aprendizaje en la Palabra (De baptismo, XIV; De paenitentia, VI). A continuación, lo que ha sido entendido debe ser objeto de fe, (De baptismo, XIII). Durante este tiempo, el candidato al bautismo debe, arrepentido, abandonar su vieja vida (De paenitentia, VI), renunciar a Satanás (De spectaculis,47 IV; De corona,48 IV), dedicarse a Dios en oración y confesar sus pecados (De baptismo, XX). La oración debe ser también una intercesión por los que están ya bautizados («Cuando oréis, pensad en el pobre pecador Tertuliano», ídem). El candidato es ahora bautizado con una triple inmersión (De corona, III), en el transcurso de las cuales testifica su fe mencionando el nombre de las tres personas divinas y de la iglesia (De baptismo, VI). Una vez salido del baptisterio, el nuevo cristiano recibe la leche y la miel (De corona, III).49 Los recién nacidos, los niños de 46

En línea: TERTULIANO, De paenitentia en latín, alemán, francés, inglés, italiano y ruso. En: The Tertullian Project. <http://www.tertullian.org/works/de_paenitentia.htm> [Consulta: 16 julio 2010]. (N. del E., ed. esp.). 47 En línea: TERTULIANO, De spectaculis en latín, alemán, checo, danés, francés, inglés, italiano y ruso. En: The Tertullian Project. <http://www.tertullian.org/works/de_spectaculis.htm> [Consulta: 16 julio 2010]. (N. del E., ed. esp.). 48 En línea: TERTULIANO, De corona en latín, alemán, esloveno, francés e inglés. En: The Tertullian Project. <http://www.tertullian.org/works/de_corona.htm> [Consulta: 16 julio 2010]. (N. del E., ed. esp.). 49 Se le atribuían a la miel virtudes purificadoras (TERTULIANO, Adversus Marcionem, IV, 21) (En línea: Adversus Marcionem en latín, alemán, francés e inglés. En: The Tertullian Project. <http://www.tertullian.org/works/adversus_marcionem.htm>

141


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO corta edad y los niños en general no necesitan dicho proceso. Tertuliano lo justifica mencionando la inocencia50 de los niños pequeños («¿Por que motivo la edad de la inocencia tiene tanta prisa por abandonar los pecados?» De baptismo, XVIII).

IV. DE ORÍGENES A AGUSTÍN DE HIPONA (del siglo III al V) Aunque el predominio del bautismo de los neonatos y de los niños de corta edad haya empezado hacerse notar solamente a partir del siglo VI,51 el giro definitivo del bautismo cristiano administrado exclusivamente a personas habiendo alcanzado cierta mayoría de edad, practicado en la iglesia primitiva y en la iglesia de los primeros tiempos, convirtiéndose en un bautismo administrado cada vez con más frecuencia a menores, debe haber tenido lugar en la primera mitad del tercer siglo, porque Orígenes (185-254) consideraba ya dicha práctica en su época como una «tradición apostólica» (Commentarii in epistulam ad Romanos, V, 9). Es evidente que los adversarios del bautismo de neonatos, como por ejemplo Tertuliano, no se impusieron. El bautismo de niños muy pequeños, aparece en el último tercio del siglo II, y empieza a imponerse. Es lo que expone claramente Cipriano de Cartago (210 o

[Consulta: 16 julio 2010]. [N. del E., ed. esp.]). Es evidente que la leche y la miel servían como símbolos del alimento del recién bautizado, siendo también un avance de la Canaán escatológica. Ver STENZEL, Alois. «Milch». En: LThK. 2ª ed. Vol. 7. Freiburg im Breisgau, p. 412. 50 Ver notas 29 y 31. 51 K. Heussi: «Bien que el concepto mágico-sacramental haya favorecido la aparición del bautismo de los niños [...] el bautismo de los adultos fue la norma durante toda la antigüedad cristiana» (HEUSSI, Karl. Kompendium der Kirchengeschichte, 12ª ed. Tübingen: J. C. B. Mohr, 1960, § 18d). «A partir del siglo VI, el bautismo de los niños lo desplazó progresivamente» (ibídem, § 27g).

142


EL BAUTISMO DE LOS NIÑOS EN LA IGLESIA PRIMITIVA 215-258),52 quien, por otra parte, dependía mucho del “Maestro” Tertuliano. Para él, no hay ninguna duda de que los neonatos deben ser bautizados lo antes posible (Epistula, LXIV, 2).53 El motivo está en la necesidad del perdón de los pecados, atribuido al bautismo. Es verdad que el niño no ha cometido ningún pecado propio; pero tiene «pecados ajenos» que debe hacerse perdonar (ibídem, 5). Los niños tienen derecho a ello (ibídem, 6). Encontramos ya aquí conceptos que Agustín de Hipona desarrollará con posterioridad para desembocar en la doctrina del pecado original. Orígenes mismo pretende en la misma época –la de su estancia en Palestina, alrededor del 230 al 250– que, según el uso en la iglesia, el bautismo debe ser concertado incluso en niños de corta edad para poder recibir el perdón de los pecados. Sino, bautizarlos sería algo superfluo. (Homiliae in Leviticum, VIII). Sin embargo, durante los siglos III y IV, todavía no hay una aceptación total del bautismo de personas que no hayan alcanzado aún una cierta edad. Numerosos Padres de la iglesia del siglo IV fueron bautizados siendo adultos.54 San Ambrosio, célebre obispo de Milán, de familia cristiana desde un siglo atrás, no se hizo bautizar hasta tener los 34 años. Hasta entonces era solo catecúmeno o candidato al bautismo. Jerónimo, uno de los mayores eruditos bíblicos de la antigüedad cristiana, hijo de padres cristianos, no fue bau52

Para Roma, esto está aprobado por los reglamentos eclesiásticos de Hipólito (46, 4). K. Aland considera posible que este pasaje, que se integra difícilmente en el contexto, sea una glosa tardía (ALAND, K. «Die Säuglingstaufe…», op. cit., p. 25-26). 53 Esta epístola data del año 251 o 253. BKV 60, p. 271. (En línea: Cypriani Operum: Pars Prima. Epistolae. LXIV, p. 389-393. En: Documenta Catholica Omnia, <http://www.documentacatholicaomnia.eu/02m/02000258,_Cyprianus_Carthaginensis,_Epistolae,_MLT.pdf> [Consulta: 16 julio 2010]. [N. del E., ed. esp.]). 54 Cf. HEINZ, H. Leben aus der Zukunft. Hamburg, 1989, p. 216.

143


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO tizado hasta tener alrededor de 20 años. Agustín de Hipona, cuya madre, Santa Mónica, era hija de padres cristianos, recibió una educación cristiana, pero no fue bautizado en su infancia. Fue tras largas y dramáticas luchas interiores que decidió convertirse en cristiano a los 33 años. Gregorio Nacianceno uno de los tres grandes Padres Capadocios, fue dedicado a Dios desde su nacimiento por su madre cristiana Nonna, pero se hizo bautizar cuando fue adulto. Incluso el más célebre orador de la antigüedad cristiana, Juan Crisóstomo, hijo de padres cristianos, no fue bautizado hasta que se convirtió en orador y siguiera la enseñanza de la doctrina cristiana durante varios años. J. Jeremias interpreta estos hechos como la «mayor crisis del bautismo de los niños en el cuarto siglo».55 Aland ha objetado con razón a esto diciendo que el bautismo en la mayoría de edad no es una novedad; más bien lo que representa es «la última época de esta práctica en la iglesia primitiva».56 En efecto, en ninguna parte de estas fuentes se menciona el hecho de variar la edad del bautismo como una innovación. Explica simplemente que se consideraba la decisión del bautismo como algo personal y como el inicio de una vida cristiana libremente elegida. Solo podemos hablar de crisis, si acaso, en algunos casos extremos como el bautismo próximo a la hora de la muerte como fue el caso del emperador Constantino. En el siglo IV todavía encontramos una cohabitación entre el bautismo infantil y el de los adultos. Es a favor del bautismo de los neonatos que se pronunció el sofista Asterio;57 el bautismo en los adultos queda atestiguado, como hemos visto, por un numeroso grupo de biografías de cristianos (Basilio el Grande, Ambrosio, Crisósto-

55

JEREMIAS, J. Die Kindertaufe…, op. cit., p. 102. ALAND, K. «Die Säuglingstaufe…», op. cit., p. 72-73. 57 Cf. ibídem, p. 17. 56

144


EL BAUTISMO DE LOS NIÑOS EN LA IGLESIA PRIMITIVA mo, Jerónimo, Rufino de Aquilea, Paulino de Nola…).58 Puede considerarse paradójico el que algunos de estos célebres teólogos, bautizados tarde en su vida, hayan contribuido con su teología del pecado original (el pecado original de Adán no solo causó la corrupción original también fue causa del pecado original) a la victoria definitiva del bautismo de los neonatos a través de san Agustín al que se anticiparon o confirmaron algunos argumentos que ya existían en germen. Anteriormente a la controversia pelagiana, Ambrosio escribía en el 398, en su Expositio Evangelii secundum Lucam [Comentario del evangelio de Lucas], 1, 37, que «los niños bautizados son llevados del estado de pecado original al del estado original de la naturaleza». Jerónimo, en el transcurso de la controversia pelagiana, se alía del lado de Agustín de Hipona a favor de la «redención por el bautismo (de niños) de los lazos del pecado heredados de sus padres» (Adversus Pelagianos dialogi [Diálogo contra los pelagianos], III, 18).59 También se pone del lado de san Cipriano (ibídem), quien interpretaba los lloros de los niños pequeños como una oración para recibir el perdón. El perdón era para el pecado original de Adán y no para otros pecados preexistentes como había enseñado Orígenes y al que Jerónimo consideraba evidentemente un hereje (ibídem, 19). El bautismo de los neonatos ganó la victoria definitiva gracias a la teología del pecado original desarrollada en profundidad por primera vez por Agustín de Hipona. El pecado original y el bautismo de neonatos se convirtieron ambos en el arma principal de la teología católica en la controversia contra Pelagio y sus discípulos, Celestio y Julián de Eclana (411-431). En la «religión de la redención»

58

Ibídem, p. 16. En línea: JERÓNIMO. Dialogus Adversus Pelagianos. III, 18, p. 124-125. <http://www.iteadjmj.com/PATROP/hierpel.pdf> [Consulta: 16 julio 2010]. (N. del E., ed. esp.). 59

145


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO total de Agustín, cabían la doble predestinación, la sola eficacia de la gracia, la justificación sacramental y procesal, todo ello ignorando el principio paulino de sola fide y, en consecuencia, la fe personal. La salvación perdida con Adán puede ser reencontrada a través del sacramento del bautismo. El neonato no tiene parte individualmente en ninguno de ellos. En el lado opuesto estaba la «religión ética»60 de Pelagio, basándose en el libre albedrío absoluto y, consecuentemente, en la posibilidad de estar sin pecado, entendiendo la gracia como una ayuda a la fuerza de voluntad personal, y dándole un valor muy alto a la estima concedida a la responsabilidad moral personal. La gracia no cura a los niños de la plaga del pecado original (pecado original y corrupción original), porque están sin pecado («sani sunt»)61 y pueden permanecer así si se resisten a cualquier mal ejemplo de su entorno. Pero hay un tema al que los pelagianos no pudieron dar nunca una respuesta satisfactoria: si es así, ¿por qué la Iglesia Católica bautiza desde hace mucho tiempo a los neonatos y a los niños de corta edad según «un rito transmitido y constantemente confirmado por la tradición»?62 Ni la idea de que el hombre fue creado mortal, ni la doctrina de que el bautismo de los niños 60

Manfred JACOBS, Die Reichskirche und ihre Dogmen. Göttingen: Vandenhoeck und Ruprecht, 1987, p. 133. (En línea: <http://books.google.cat/books?id=1ZM85MZF2sQC&pg=PA183&lpg=PA183&dq= Manfred+JACOBS,+Die+Reichskirche+und+ihre+Dogmen,+G%C3%B6ttingen&source= bl&ots=_C1R8oGyPT&sig=KjU1PoagBU3mXvzy7hDdUy5GJA&hl=ca&ei=PTNETKSBLsKF4QaByfihDg&sa=X&oi=book_result&ct =result&resnum=1&ved=0CBIQ6AEwAA#v=onepage&q=Manfred%20JACOBS%2C %20Die%20Reichskirche%20und%20ihre%20Dogmen%2C%20G%C3%B6ttingen &f=false> [Consulta: 19 julio 2010]). 61 HAMMAN, A. «Pelagianismus». En: LThK. 2ª ed. Vol. 8, p. 248. 62 AGUSTÍN DE HIPONA. Epistola 194 (A Sixtus). (En línea: Epistola 194 (editio latina). En: Sant’Agostino. <http://www.augustinus.it/latino/lettere/index2.htm> [Consulta: 19 julio 2010]).

146


EL BAUTISMO DE LOS NIÑOS EN LA IGLESIA PRIMITIVA es una señal externa de la aceptación de Cristo de hombres buenos y sin pecado, pudo prevalecer. Los partidarios del pecado original tenían evidentemente las mejores cartas en sus manos. Es el bautismo de niños que aporta contra el pelagianismo «el argumento decisivo»63 sobre el cual Agustín se apoyará a menudo para establecer a menudo la doctrina del pecado original a partir de la práctica del bautismo de niños (Ep., 194, 10, 43) y frecuentemente usará el bautismo de los niños partiendo de reflexiones sobre el pecado original (Ep., 98, 10).64 Que Agustín utilizó la antigua traducción latina, defectuosa, de Romanos 5: 12 («in quo [Adán] omnes peccaverunt» («en quien [Adán] todos han pecado») es un hecho bien sabido.65 Cómo pudo ignorar exegéticamente este pasaje en su traducción defectuosa y a la vez hacer una explotación dogmática tan rica del mismo debe ser explicado brevemente: La traducción de Romanos 5: 12 («porque en él todos han pecado») representaba para Agustín, «una palabra muy clara del apóstol» (Ep., 186, 5, 13)66 y le servía siempre de prueba para el nacimiento «con el pecado» (Tract. Ev. Jo., 38, 6).67 El pecado es una 63

ALAND, K. «Die Säuglingstaufe…», op. cit., p. 133. AGUSTÍN DE HIPONA. Epistola 98 (A Bonifacio). (En línea: Epistola 98 (editio latina). En: Sant’Agostino. <http://www.augustinus.it/latino/lettere/index2.htm> [Consulta: 19 julio 2010]). 65 Ver KUSS, Otto. Der Römerbrief. 2ª ed. Regensburg: Verlag Friedrich Pustet, 1963, p. 229; HEINZ, Hans. Aufzurichten den Gehorsam des Glaubens. Darmstadt: Spes Christiana, 1992, p. 37-39. 66 La traducción exacta es: «ya que todos pecaron» y se aplica a los pecados individuales fruto de nuestra naturaleza corrupta y mortal consecuencia del primer pecado de Adán. Ver HEINZ, H. Aufzurichten den Gehorsam des Glaubens, op. cit. p. 38. AGUSTÍN DE HIPONA. Epistola 186 (A Alipio y Agustín Paulino). (En línea: Epistola 186 (editio latina). En: Sant’Agostino. <http://www.augustinus.it/latino/lettere/index2.htm> [Consulta: 19 julio 2010]). 67 AGUSTÍN DE HIPONA. In Evangelium Johannis tractatus 38. (En línea: Tractatus 38. In Evangelium Ioannis Tractatus Centum Viginti Quatuor (editio latina). En: 64

147


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO «culpabilidad heredada» (Ep., 98, 6), lo que fundamentalmente significa perdición (ibíd., 10). Este célebre Padre de la iglesia era consciente de que muchos consideraban esto como «imposible e increíble» (ibíd.), y trató siempre de hacer entender a sus lectores la lógica de su argumentación. «Omnes ille unus homo fuerunt» (Pecc. Merit., 1, 10, 11),68 es decir que todos los hombres fueron ese primer hombre, Adán, y todos cometieron el pecado de Adán, porque en ese momento no eran individuos aislados sino que eran uno con su antepasado pecador. «Ella [el alma] también heredó la culpa, porque en ese momento era una formando un todo con aquel del que heredó toda la culpa» (Ep., 98, 1). «Ellos [los niños de corta edad] han recibido de Adán lo que debe ser rescatado por Cristo» (Tract. Ev. Jo., 41, 5). La liberación de la culpa original se realiza a través del bautismo sacramental de los neonatos: «La edad física no juega absolutamente ningún papel. Nadie, ninguna persona, desde el recién nacido hasta el anciano frágil, debe ser excluido del bautismo. Por otra parte no hay nadie que no deba morir al pecado a través del bautismo. Los niños naturalmente solo mueren al pecado original; por el contrario, las personas de más edad mueren también a los pecados a los cuales el pecado original los ha llevado personalmente por su nacimiento y por su mala vida» (Enchir., 13, 42-43).69 Si los niños mueren sin haber sido bautizados, no pueden Sant’Agostino. <http://www.augustinus.it/latino/commento_vsg/index2.htm> [Consulta: 19 julio 2010]). 68 AGUSTÍN DE HIPONA. De peccatorum meritis et remissione I. (En línea: De Peccatorum Meritis Et Remissione Et De Baptismo Parvulorum (editio latina). En: Sant’Agostino. <http://www.augustinus.it/latino/castigo_perdono/index2.htm> [Consulta: 19 julio 2010]). 69 AGUSTÍN DE HIPONA. Enchiridion de fide, spe, et caritate. (En línea: Enchiri-

148


EL BAUTISMO DE LOS NIÑOS EN LA IGLESIA PRIMITIVA tener parte en la salvación. «Reciben el castigo de una muerte eterna» (Ep., 186, 8, 29), incluso aunque este castigo no represente más que una damnatio mitissima –una «pena muy leve» (Pecc. Merit., 1, 16, 21) –. Del mismo modo que el pecado original no puede ser causa de ninguna falta individual, tampoco podemos tener parte en la salvación por una decisión personal. Para el neonato, es el espíritu de aquellos que lo llevan al bautismo que le es válido. Si se hace uno con Adán en su pecado, también se hace uno con su padrino y con su madrina cristianos (Ep., 98, 2; Tract. Ev. Jo., 80, 3). Solo el bautismo de los neonatos da la salvación al niño que muere, aunque no haya adquirido nunca una conciencia (Ep., 186, 4, 11). Agustín podía incorporar esto fácilmente a su forma de pensar ya que tendía cada vez más a negar el libre albedrío y se inclinaba también cada vez más hacia la doble predestinación. Que Dios, de un lado, otorga una «misericordia inmerecida» a los niños que son llevados al bautismo, y por otro lado deja sentir su «cólera» sobre los que están sin bautizar, no puede explicarse más que a través de un insondable decreto de Dios (Ep., 194, 7, 32-33). Mientras Pelagio encontró cierta aceptación en Oriente,70 Agustín, en Italia, fue acusado de maniqueísmo por Julián de Eclana,71 el obispo de Hipona encontró naturalmente un fuerte sostén de parte de sus hermanos de África del Norte. Ya en el año 418, 214 obispos, en el XV Sínodo de Cartago, confirmaron la doctrina agustiniana del pecado original, y comprendieron la necesidad del bautismo de los neonatos y la pérdida de los niños no bautizados, tratados como «compañeros del diablo» (Denz. 223-224).72 Es verdad dion De Fide, Spe Et Charitate Liber I (editio latina). En: Sant’Agostino. <http://www.augustinus.it/latino/enchiridion/index.htm> [Consulta: 19 julio 2010]). 70 HAMMAN, A. «Pelagianismus», op. cit., p. 247. 71 Ibídem. 72 DENZIGER, Heinrich. Enchiridion symbolorum, definitionum et declarationum de

149


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO que la doctrina agustiniana de la gemina praedestinatio [doble predestinación] no fue jamás oficialmente aceptada por la Iglesia Católica Romana; pero más adelante será motivo de fuertes controversias (controversia semipelagiana). Podemos decir que la idea del pecado original y la necesidad de la salvación de los neonatos por el bautismo estaba tan bien establecida después de Agustín que puede decirse que este ayudó a que el bautismo de los niños alcanzará la victoria definitiva. También es verdad que los detractores del bautismo de los niños también contribuyeron en la victoria, en parte por rechazar este bautismo a partir de un estado de infancia idealizado –inocencia per se de la infancia– que no puede probarse ni por la Biblia ni por la experiencia. Los defensores del bautismo de los niños que creen en la transmisión hereditaria de la corrupción original, podían erigirse en representantes de la ortodoxia: «Para hacer justicia a la iglesia del final del siglo II, hay que reconocer que por el bautismo de los neonatos luchó contra un error que se había extendido ampliamente por aquel entonces: la pretendida inocencia natural de los niños».73 La palabra de Jesús sobre la salvación de los niños (Mc 10: 13-16), que promete a los niños pequeños «la salvación sin restricciones» (K. Aland),74 no descansa en la inocencia infantil sino simplemente en el hecho de ser niño. Mientras que con el mismo espíritu que los rabinos,75 los discípulos querían alejar a los niños –los niños estaban metidos en el mismo saco que las mujeres, los locos y los esrebus fidei et morum. 37ª ed. Freiburg im Breisgau: Herder, 1991, p. 106-107. (En línea: Enchiridion Symbolorum, o Denzinger (versión francesa). 37ª ed. <http://catho.org/9.php?d=bv1#cm4> [Consulta: 19 julio 2010]). 73 R. BREMME, «Das Heil der kleinen Kinder». En: D. SCHELLONG, Warum Christen ihre Kinder nicht mehr taufen lassen, Frankfurt a. Main, 1969, p. 185. 74 Ídem, p. 179. 75 OEPKE, Albrecht. «Das Kind im Alten Testament und im Judentum». En: KITTEL, G. (ed.). ThWNT, Vol. 5, p. 645.

150


EL BAUTISMO DE LOS NIÑOS EN LA IGLESIA PRIMITIVA clavos–76 Jesús les dio su amor sin condiciones y la salvación («de los que son como estos es el Reino de Dios»). Lo que las personas de cierta edad deben esperar por su conversión y por la fe (Mc 1: 15), los niños de corta edad lo poseen sin más. Jesús no idealizó a los niños; como judío, conocía la situación del corazón humano (Ge 8: 21b;77 Mt 15: 19), pero también la misericordia de Dios hacia los que no pueden cumplir los requisitos del reino de Dios y les es ofrecido el reino sin condiciones. La convicción de que incluso los niños de corta edad están fuertemente afectados por el mal jamás fue abandonada por la iglesia antigua. Por ejemplo, Justino asocia el hecho de crecer en «las malas costumbres y en los principios malos» al nacimiento del hombre (Primera Apología, 61). Según Atenágoras de Atenas, los niños que mueren a corta edad no se pierden: resucitarán, pero no para el juicio (Sobre la resurrección de los muertos, 14).78 Especialmente los Padres griegos (por ejemplo, Gregorio de Nisa, Las beatitudes, 6, 4) ratifican la corrupción original, aunque al mismo tiempo niegan el pecado original. Teodoreto ve en el pecado original «la propensión al pecado penetrando en la naturaleza humana».79 Pero, paralelamente a este concepto próximo a la expo-

76

R. BREMME, «Das Heil der kleinen Kinder», p. 178. 63 La palabra hebrea ~yrIW[N [nü`ùrîm] (“juventud”) no puede oponerse al hecho de ser niño. J. P. LANGE: «Es evidente que esta palabra quiere decir: desde que el corazón humano adquiere su propio pensamiento, el pecado aparece también», «Génesis», Theologisches homiletisches Bibelwerk. Vol. 1. 2ª ed. Bielefeld-Leipzig, 1877, p. 170. 78 ATENÁGORAS, De resurretione. (En línea: The treatise of Athenagoras the Athenian, Philosopher and Christian, On the Resurrection of the Dead (versión inglesa). En: Early Christian Writings. <http://www.earlychristianwritings.com/text/athenagoras-resurrection.html> [Consulta: 19 julio 2010]). 79 SEIDER, A. En: BKV 50, p. LXXXIX. 77

>

151


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO sición bíblica, encontramos, como hemos visto,80 otra corriente de pensamiento con la idea de la naturaleza sin pecado de los neonatos y de los niños de corta edad. Esta corriente de pensamiento va desde la Epístola de Bernabé, pasando por el Pastor de Hermas y Tertuliano para acabar en Pelagio y los pelagianos. Agustín, rechazando con justicia los errores pelagianos radicalizó los postulados existentes (Orígenes, Cipriano) y elaboró sistemáticamente la doctrina del pecado original. Esta, como hemos visto, proporciona la base teológica del bautismo de neonatos y niños de corta edad. El corregir en la buena dirección esta evolución hubiera tenido que ser tarea necesaria para la Reforma. Pero los grandes reformadores del siglo XVI, que eran todos más o menos agustinianos, no pudieron responder a esta demanda. Solo el movimiento más radical de los anabaptistas del siglo XVI y algunas iglesias libres, del siglo XVII al siglo XIX –baptistas, adventistas– empezaron esta tarea y la continúan actualmente. Karl Barth recordó al cristianismo actual la importancia de este tema: «Las cosas en este campo ¿deben continuar como antes en los planos teórico y práctico? La pregunta se plantea primero a la teología católica, en la que podemos ver en este tema un resquebrajamiento de su estructura, pero donde se insinúa solo en la distancia una nueva y clara concepción teológica. Pero la cuestión se plantea también a nuestros dirigentes de iglesia “protestantes” [...] ¿Cómo puede [la iglesia] ser o volver a ser una iglesia misionera, habiendo alcanzado su madurez –y no al contrario– continuando con obstinación y contra todo conocimiento y conciencia tratando con tanta prodigalidad y tan poco respeto el bautismo de agua, como lleva haciendo después de tanto tiempo? [...] ¿De qué nos sirve tener la mejor eclesiología cuando queremos esquivar obstinadamente este modesto pero práctico punto en pro

80

Ver notas 29 y 31.

152


EL BAUTISMO DE LOS NIÑOS EN LA IGLESIA PRIMITIVA de una reforma tan esperada?»81 Nada más que añadir a esta declaración. La vuelta al bautismo neotestamentario sobre una profesión de fe queda para todos los cristianos como un tema pendiente de reforma.

Abreviaturas BKV

Bibliothek der Kirchenväter, 2ª ed., Kempten-München, 1911-1931. HE Eusebio de Cesarea, Historia Ecclesiae. KD Karl Barth, Die Kirchliche Dogmatik, Zollikon-Zürich, 1932ss. LthK Lexikon für Theologie und Kirche, 2ª ed., Freiburg im Breisgau, 1957ss. NTD Neues Testament Deutsch, Göttingen, 1932ss. RGG Die Religion in Geschichte und Gegenwart, Tübingen, 1957ss. ThHKNT Theologischer Handkommentar zum Neuen Testament, Leipzig, 1928ss. ThWNT Theologisches Wörterbuch zum Neuen Testament, Stuttgart, 1933ss.

81

BARTH, Karl. Die Kirchliche Dogmatik (KD). Zollikon-Zürich: Evangelischer Verlag, 1932ss.

153



Capítulo 8

LA CONTROVERSIA SOBRE EL MODO DE BAUTIZAR: HACIA LA RESTAURACIÓN DEL BAUTISMO POR IMMERSIÓN Daniel HEINZ Las iglesias cristianas conocen cuatro modalidades bautismales: el bautismo por sumersión (baptismus per submersionem); por inmersión (baptismus per immersionem); por infusión (baptismus per infusionem); y por aspersión (baptismus per aspersionem). Viendo la similitud entre las modalidades de bautismos, los términos ‘sumersión’ e ‘inmersión’ son a menudo empleados como sinónimos. El bautismo por sumersión es aquel en que el cuerpo entero del bautizado es sumergido en el agua. Fue el rito más frecuente en la iglesia primitiva hasta el siglo XIV; fue sustituido posteriormente en la iglesia latina por el bautismo por infusión. Existen numerosos baptisterios antiguos que testifican que esta fue la forma primera de bautizar. En la iglesia de Oriente, la práctica de la sumersión se ha conservado hasta hoy por lo que ha tenido un papel muy importante en la recuperación del bautismo por inmersión en el seno del protestantismo como veremos más tarde. El bautismo por inmersión es aquel en que el bautizado entra en las aguas bautismales y después sumerge la cabeza en el agua. Hoy solo practican este rito los jacobitas sirios. En el bautismo por infusión (palabra que significa “verter”. “derramar”), el agua se vierte sobre la cabeza del bautizado. Es la forma actual de bautismo de la iglesia de Occidente (romana). Se menciona esta modalidad por primera vez en la Didaché (Doctrina

155


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO de los doce apóstoles, primera mitad del siglo II). Al principio solo se practicaba en caso de necesidad, cuando el bautismo por sumersión o inmersión era imposible, particularmente en el caso de personas enfermas o débiles. Pero se fue extendiendo cada vez más en Occidente a partir del siglo XIII hasta convertirse en la forma habitual de bautismo. El bautismo por aspersión es la forma de bautismo en la que se salpica con agua al bautizado. Al principio se rechazó esta práctica salvo excepciones; pero hoy se considera una forma válida en numerosas iglesias protestantes.1 Muchas iglesias protestantes, como los bautistas y los adventistas, no solo practican el bautismo de adultos, ordenado por la Biblia, sino que también han conservado el rito apostólico original de la sumersión o inmersión. El hecho de que consideren únicamente válidas las Santas Escrituras y no la tradición eclesiástica hace que consideren la forma del bautismo original del Nuevo Testamento como el único modo aceptable. Contribuyen así de forma importante a la restauración de la doctrina bíblica; ya que este rito es el que corresponde más claramente al simbolismo del bautismo porque las palabras utilizadas en el texto griego del Nuevo Testamento significan claramente “sumergir” o “inmergir” (ver Mc 1: 9; He 8: 38; Ro 6: 4, 8, 13; Col 2: 12). Consideran que los otros modelos de bautismo son una pérdida del simbolismo bíblico dada la contradicción evidente entre la forma del bautismo y su significado. Es cierto que ni la infusión ni la aspersión evidencian lo que el bautismo quiere verdaderamente enseñar como imagen del nuevo nacimiento.

1

Acerca de la historia de la forma de bautizar en la iglesia primitiva, ver BROWN, H. F. Le baptême à travers les siècles. Dammarie-lès-Lys, [s.f.], p. 39-49; BUHLER, F. M. Beitrag der Archäologie zur Frage der Taufe: Die Entwicklung der Taufe und der Taufeinrichtungen. Fundamentum. I/1987, suppl. Riehen, 1988, p. 5-13.

156


LA CONTROVERSIA SOBRE EL MODO DE BAUTIZAR Este ensayo trata el tema del redescubrimiento del modelo del bautismo apostólico y de su repercusión en el seno del bautismo moderno. Aunque el anabaptismo, aparte de la introducción del bautismo en adultos o por profesión de fe, no haya introducido ningún otro movimiento de reforma en la historia de la iglesia, en la restauración definitiva de la forma del bautismo apostólico ha sido la precursora de otros grupos y comunidades. Fue así como el bautismo por inmersión, según las investigaciones más recientes, penetró en el movimiento baptista a través del socinianismo polaco, influenciado por la ortodoxia y más adelante por los colegiantes de Rijnsburg. A su vez, estos influenciaron en la comprensión del bautismo que tuvieron los menonitas rusos y norteamericanos.

I. EL ANABAPTISMO, MADRE DE TODAS LAS IGLESIAS LIBRES El anabaptismo, comúnmente conocido con el nombre de la «tercera ala de la Reforma» (J. C. Wenger) o el «ala izquierda de la Reforma» (R. Bainton; H. Fast), o también «Reforma radical» (G. H. Williams), prosiguió con el movimiento de Reforma original en diferentes planos, mientras que el movimiento reformado, sobre todo tras el levantamiento de los campesinos en 1525, se colocó poco a poco bajo la protección de los poderes públicos. Así fue como el no conformismo reformado pasó a ser un conformismo protestante político y bien estructurado.2 Los primeros anabaptistas criticaron vivamente la «Reforma atascada» y buscaron un modelo alternativo de iglesia que se correspondiera con el del cristianismo primitivo. Lo encontraron en la iglesia de los voluntarios, una iglesia cristiana que optaba por la adhesión voluntaria e 2

GOERTZ, Hans-Jürgen. Religiöse Bewegungen in Frühen Neuzeit. En: Enzyklopädie Deutscher Geschichte. Vol. 20. München, 1993, p. 3.

157


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO independiente del Estado. Rechazaba el cristianismo transmitido automáticamente de padres a hijos, práctica habitual en las iglesias nacionales o territoriales. El bautismo por profesión de fe del monje desfraternizado Jörg Blaurock por el laico Konrad Grebel en enero de 1525 en Zurich fijó la «fecha de nacimiento del anabaptismo»3 a la vez que el comienzo del protestantismo de las iglesias libres. La búsqueda de los anabaptistas de una restauración de la iglesia primitiva; una iglesia pequeña y compuesta solo de personas bautizadas sobre la base de su profesión de fe provocó la ruptura con la iglesia popular que seguía atada al bautismo de los recién nacidos. Para los anabaptistas de Zurich, el bautismo de los recién nacidos representaba «una abominación insensata y blasfema» dirigida «contra toda la Escritura Santa».4 Los anabaptistas no se distinguían solo de las iglesias populares por el tema del bautismo sino también por su relación con las autoridades. Grebel reclamaba la separación lógica de la Iglesia y el Estado, predicaba la no violencia y negaba a los «verdaderos creyentes cristianos» cualquier función gubernamental.5 El poder político no tiene ningún derecho de intervención en la iglesia porque está «fuera de la plenitud de Cristo» y así lo expresa la confesión de fe de Schleitheim en 1527.6 El bautismo voluntario, el bautismo por profesión de fe, el sacerdocio universal, la no resistencia, el rechazo a ocupar funciones cívicas, la separación del mundo, la renovación espiritual y la santi3

BLANKE, Fritz. Brüder in Christo. Zürich: Zwingli Verlag, 1955, p. 22. Citado en: FAST, Heinold. (ed.). Der linke Flügel der Reformation. Bremen: Carl Schünemann Verlag, 1962, p. 21. 5 BLANKE, F. Brüder in Christo, op. cit., p. 15. 6 Ver JENNY, Beatrice. Das Schleitheimer Täuferbekenntnis 1527. En: Schaffhauser Beiträge zur vaterländischen Geschichte. Suppl. 28/1951. Thayngen, 1951, p. 14. 4

158


LA CONTROVERSIA SOBRE EL MODO DE BAUTIZAR ficación son las características del movimiento anabaptista. A pesar de estas características, el anabaptismo no puede ser interpretado como un movimiento homogéneo como demostraron, por ejemplo, las controversias ulteriores sobre el tema de la violencia o de la noviolencia de Hubmaier y Hut en Nikolsburg, Moravia. El bautismo de adultos y por profesión de fe reintroducido por los anabaptistas aporta un importante elemento a su nueva eclesiología.7 Bajo la influencia del espiritualismo de Zuinglio, los anabaptistas distinguían entre el bautismo “interior” y el bautismo “exterior”, entre el bautismo del Espíritu y el del agua. Mientras que Zuinglio desvalorizaba el bautismo como una señal externa de la fe –la salvación no depende en definitiva de un acto externo– y la comparaba a la circuncisión del Antiguo Testamento, los anabaptistas, especialmente Balthasar Hubmaier, ponían el acento sobre el orden cronológico de la fe (esencia) y el bautismo (señal).8 El «bautismo interior», como acto divino proviene de la fe y lleva a la conversión, sigue el «bautismo exterior», o bautismo de agua, como señal de la profesión de fe del hombre.9 Por el contrario, Zuinglio enseñaba que el bautismo de Juan el Bautista debía ser pactado con las personas que todavía no conocían el mensaje de la fe cristiana. Según Zuinglio, el bautismo no tiene porque seguir inmediatamente a la fe; puede precederla. Este argumento fue estrictamente rechazado por los anabaptistas sobre la base de su posición bíblica de no considerar válido 7

Una presentación de conjunto de la comprensión del bautismo entre los baptistas en ARMOUR, Rollin Stely. Anabaptist Baptism: A Representative Study. Scottdale (Pennsylvania): Herald Press, 1966. 8 Sobre la comprensión del bautismo por HUBMAIER, ver WINDHORST, Christof. Täuferisches Taufverständnis: Balthasar Hubmaiers Lehre zwischen traditioneller und reformatorischer Theologie. Leiden: E. J. Brill, 1976. 9 Ver FRIEDMANN, Robert. The Theology of Anabaptism. Scottdale (Pennsylvania): Herald Press, 1973, p. 138.

159


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO aquello que no está expresamente ordenado en la Escritura. Para ellos, el bautismo no es el símbolo de un proceso de salvación que empieza a continuación, sino la marca y el sello de una conversión que ya ha tenido lugar. Es el «baño del nuevo nacimiento» y señala el principio de la nueva vida como hijo de Dios. Hubmaier veía en el bautismo una «señal de adhesión» con la que el creyente se compromete a vivir una vida como discípulo de Cristo.10 Hans Denck interpretaba el bautismo como una «señal de alianza» que une al bautizado y a su iglesia.11 La exigencia de una nueva vida como discípulo de Cristo y en la santificación representan la condición sine qua non de la teología anabaptista del bautismo. Sin embargo, las opiniones respecto a la forma del bautismo van desde la total creencia de Hubmaier en el bautismo de agua como signo de confesión de fe hasta el rechazo más radical del bautismo por Hans Bünderlin que lo considera por razones espirituales como una ceremonia exterior y por lo tanto sin valor.12 El bautismo por profesión de fe exigido por los anabaptistas lleva a un cambio de paradigmas en la iglesia y en la sociedad poniendo virulentamente en cuestión la identidad elaborada en el transcurso de los siglos por el bautismo, la pertenencia a la iglesia y el ser sujeto jurídico. Sacó el sacramento del dominio de las iglesias populares y lo situó exclusivamente en el terreno espiritual como una decisión personal tomada ante Dios.13 Quitaron al bautismo «su carácter de rito iniciático a la ciudadanía», que hace automáticamente a todo 10

GOERTZ, Hans-Jürgen. Umstrittenes Täufertum 1525-1975. Göttingen: Vandenhoeck und Ruprecht, 1977, (Neue Forschungen), p. 157. 11 GOERTZ, Hans-Jürgen. «Taufe im Täufertum». Mennonitsche Geschichsblätter. 27 (1970), (Jahrbuch), p. 42-43. 12 Ver SNYDER, C. Arnold. Anabaptist History and Theology: An Introduction. Kitchener (Ontario): Pandora Press, 1995, p. 305-316. 13 GELDBACH, E. «Taufe und Mitgliedschaft im Protestantismus». Una Sancta 48 (1993), n° 1, p. 55, 65.

160


LA CONTROVERSIA SOBRE EL MODO DE BAUTIZAR bautizado «miembro del cuerpo de Cristo» –el bautismo de los niños simbolizaba ya lealtad de los ciudadanos hacia su iglesia y hacia las autoridades– y lo situaron bajo «el orden de Cristo».14 Con el bautismo de los adultos, los anabaptistas se ubicaron sobre la vía estrecha de los verdaderos discípulos de Cristo y se manifestaron no conformes con la iglesia dominante y el mundo. Con ellos empezó, según la fórmula de Goertz, la «desestabilización de la práctica del bautismo en el seno del protestantismo.»15 Esta preocupación de los anabaptistas fue retomada por los menonitas y los hermanos huteritas. Estos dos grupos fueron las únicas comunidades anabaptistas que sobrevivieron a la persecución a gran escala llevada a cabo por la Iglesia y el Estado. Aunque los anabaptistas reconocieron el carácter de profesión de fe y de la propia responsabilidad frente al bautismo y en consecuencia el pleno ámbito de su naturaleza, no tomaron el rito del bautismo con suficiente seriedad –forma exterior– lo que es una inconsecuencia. Esta postura es atribuible a la comprensión espiritual del bautismo interior del Espíritu. La forma bíblica del bautismo tiene tres elementos importantes: el bautismo del Espíritu, la confesión «de la boca» y la purificación en la «tumba líquida». Los anabaptistas celebraban esta ceremonia por infusión o por aspersión. Sin embargo, tenemos el caso del jefe anabaptista Wolfgang Ulimann, de St. Gallen, que, «habiendo adquirido un cierto conocimiento del rebautismo» por Grebel, «no quiso ser aspergido en un plato de agua como era habitual», sino que reclamó ser «sumergido totalmente desnudo y al aire libre en el Rhin por Grebel».16

14

GOERTZ, Hans-Jürgen. Konrad Grebel: Kritiker des frommen Scheins, 14981526, BolandenHamburg, 1998, p. 98. 15 GOERTZ, H. «Taufe im Täufertum», op. cit., p. 37. 16 GEISER, Samuel Henri. Die taufgesinnten Gemeinden im Rahmen der allgemeinen Kirchengeschichte. Courgenay: Christian Schmutz, 1971, p. 170.

161


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Más tarde, en el menonismo, el bautismo por inmersión no era desconocido y fue ocasionalmente practicado.17 Aunque la práctica apostólica del bautismo por inmersión no era del todo extraña tampoco se extendió demasiado. Los anabaptistas pusieron el fundamento eclesiástico del bautismo neotestamentario y pueden considerarse los padres fundadores y los pioneros de las iglesias libres modernas. Sin embargo, el impulso por reencontrar y reponer el modo original del bautismo, con sus diferentes simbolismos, vino desde otra dirección.

II. EL REDESCUBRIMIENTO DEL MODO APOSTÓLICO DE BAUTIZAR Ya en 1883 J. C. de Hoop Scheffer sostuvo la tesis de que la práctica del bautismo por inmersión había nacido en el presocinianismo polaco (los «hermanos polacos») que estaban más en contacto con la ortodoxia y habían conservado esta práctica en el bautismo de los niños.18 Esta tesis parece estar confirmada por investigaciones recientes.19 17

FRIESEN, Peter Martin. Die alt-evangelische mennonitische Brüderschaft in Russland (1789-1910) im Rahmen dermennonitischen Gesamtgeschichte, reimp. ed. de 1911, Göttingen, 1991, p 249-253. 18 Ver DE HOOP SCHEFFER, J. C. «Overzicht der Geschiedenis van den Doop bij Onderdompeling». Verslagen en Mededeelingen der Kon, Academie van Wetenschappen, Sección Literaria. 2ª ed. Parte XII. Amsterdam, 1883, p. 119-170. Ver también STAERK, Antonius. Der Taufrifus in der Grieschich-Russischen Kirche: sein apostolischer Ursprung und seine Entwicklung. Freiburg im Breisgau: Herder, 1903. 19 WILLIAMS, George Huntston. The Radical Reformation. Kirksville (Missouri): Sixteenth Century Publishers, 1992, p. 1050-1061; JARMOLA, Dariusz Darek. The Origin and Development of Believers’ Baptism Among Polish Brethren in the Sixteenth Century. Tesis doctoral no publicada, Louisville: Southern Baptist Theological Seminary, 1990, p. 226-227.

162


LA CONTROVERSIA SOBRE EL MODO DE BAUTIZAR Ya en el siglo XV, la práctica católica romana del rebautismo de conversos procedentes de la Iglesia Ortodoxa («Rebaptizatio Ruthenorum») parece haber sido práctica corriente en los territorios de la corona polacolituana. La controversia sobre el modo de bautizar entre las iglesias Católica y Ortodoxa tuvo su momento álgido en el siglo XVI. En el Sínodo de Lemberg, en 1564, los católicos polacos rechazaron definitivamente el rebautismo y profesaron la forma ortodoxa griega de bautizar.20 El socinianismo, movimiento humanista antitrinitario fundado en Polonia, como una minoría protestante, bajo Fausto Socino, fundó también en esta misma época una confraternidad llamada Ecclesia Minor y manifestó su confesión de fe en el Catecismo Racoviano (1605). Tomó la forma de bautizar por inmersión ortodoxa y la asoció a la condición anabaptista del bautismo por profesión de fe o bautismo de los adultos.21 Petrus Gonesius [Piotr z Goniądza], un antitrinitario, jugó un papel clave. Por un lado estableció una relación con la comunidad anabaptista huterita de Moravia y por otro esbozó su propia «teología de la inmersión».22 Gonesius puede ser considerado absolutamente como el padre del movimiento moderno a favor de la inmer20

JARMOLA, D. The Origin and Development of Believers’ Baptism…, op. cit., p. 224. 21 JARMOLA constata: «El rito bautismal eslavo y la práctica católica romana del rebautismo debieron reforzar las convicciones de los hermanos polacos acerca de la inmersión», (ibídem, p. 227). 22 WlLLIAMS, G. The Radical Reformation, op. cit., p. 1055-1056; ver también GROSS, Leonard. The Golden Years of the Hutterites: The Witness and Thought of the Communal Moravian Anabaptists During the Walpot Era, 1565-1578. Scottdale (Pennsylvania): Herald Press, p. 150-152; URBAN, Waclaw. Der Antitrinitarismus in den Böhmischen Ländern und in der Slowakei im 16. Und 17. Jahrhundert. BadenBaden: Valentin Koerner, 1986, p. 87-90. No existe hasta el momento ninguna monografía científica que trate en detalle la asociación entre los hermanos polacos y el anabaptismo de Moravia.

163


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO sión; a pesar de su contribución a la historia de la iglesia, esta ha sido tomada en poca consideración hasta el momento presente. Hubo más asociaciones entre anabaptistas y menonitas en Prusia.23 ¿Cómo practicaban los hermanos polacos el bautismo por inmersión? La liturgia era sencilla; la ceremonia era un acontecimiento público al que todos podían asistir, fueran o no miembros de iglesia.24 La iglesia debía primero aceptar la demanda del bautismo del futuro bautizado. Una fuente nos dice que los bautizados llevaban ropa de bautismo. El predicador encargado del bautismo predicaba un corto sermón al borde de un río o del mar; llamaba la atención sobre «la unidad de Dios» y ponía el acento sobre la «estupidez del bautismo de los niños». Después el candidato debía expresar una vez más su petición de bautismo y la asamblea ratificaba su conocimiento con un contundente «Amén». Después el candidato al bautismo entraba en el agua y se arrodillaba ante quien lo iba a bautizar. Este ponía sus manos sobre el rostro y la nuca del candidato al bautismo y lo sumergía totalmente bajo la superficie del agua mientras pronunciaba las palabras siguientes: «Yo te bautizo en el agua en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Que el Señor Jesucristo te bautice ahora en el Espíritu Santo.» Para clausurar la ceremonia bautismal la asamblea entonaba un cántico de bendición. Después seguía una ceremonia de Santa Cena en el transcurso de la cual el recién bautizado era recibido en la iglesia. Parece que esta ceremonia no se desarrollaba siempre de la misma forma. Hay referencias a casos donde había una triple inmersión y en otros donde solo se invocaba un único nombre en el momento de la inmersión, el de Jesucristo. En cualquier caso, la triple inmersión –o incluso el uso de la fórmula trinitaria– no puede 23

JARMOLA, D. The Origin and Development of Believers’ Baptism…, op. cit., p. 270-277. 24 Ibídem, p. 209-214.

164


LA CONTROVERSIA SOBRE EL MODO DE BAUTIZAR ser considerado como algo inseparable del bautismo porque los hermanos polacos eran unitaristas, es decir antitrinitarios. La iglesia también ofrecía «regalos de bautismo» en forma de ropas; o bien, por ejemplo, un campesino que se unía a la hermandad era recompensado liberándolo de sus impuestos. La total inmersión en el transcurso de la ceremonia bautismal representaba para el público una verdadera novedad. El sacerdote católico Powodowski cuenta que los hermanos «tiraban al bautizado al agua como si este necesitara un baño».25 Con la Contrarreforma católica, un gran número de socinianos tuvieron que huir de Polonia y establecerse en los Países Bajos, donde entraron en contacto con los colegiantes de Rijnsburg. Estos constituían, dentro del arminianismo holandés, una iglesia que se reunía desde 1621 en Rijnsburg. Rechazaban toda confesión de fe eclesiástica y clerical. Cualquier miembro que se sintiera tocado por el Espíritu Santo (como los puritanos) estaba autorizado a predicar y a profetizar. Habían tomado principalmente de los socinianos la práctica del bautismo por inmersión, lo que les valió el sobrenombre de “Dompelaars” (sumergidores). A partir de los colegiantes de Rijnsburg, esta práctica se introdujo en Inglaterra a través de los noconformistas ingleses que habían estado en Holanda como refugiados de la fe. El bautismo por inmersión fue aceptado como bautismo. Las principales etapas de este proceso serán presentadas de forma resumida.26

25

Ibídem, p. 209. Williams constata: «Finalmente, un grupo importante de la iglesia minoritaria [...] buscó refugio en los Países Bajos y se introdujo entre los colegiantes de Rijnsburg, y estos a su vez entre ciertos menonitas de Waterland, la práctica del bautismo por inmersión, que finalmente fue retomada por ciertos refugiados separatistas ingleses afincados en Holanda. Se extendió por toda la comunidad bautista» (WILLIAMS, G. The Radical Reformation, op. cit., p. 1175). 26

165


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Hay que mencionar también al teólogo anglicano John Smyth, comúnmente considerado como el fundador del movimiento bautista. Influenciado por el congregacionalismo, nacido del puritanismo, fue por esta razón perseguido por la Iglesia Anglicana estatal bajo Jacobo I, y tuvo que exiliarse en Holanda con su iglesia en 1608. Consideraba que la Iglesia Anglicana había apostatado de la iglesia primitiva y el bautismo administrado por esta no era válido. Se rebautizó a sí mismo y después a sus discípulos por aspersión. Su autobautismo le valió el sobrenombre (en inglés) de «the SeBaptist». Empezó este periplo histórico sobre la base de sus propios conocimientos teológicos, sin influencia directa de los menonitas, tal y como ha sido reconocido en las primeras investigaciones.27 En 1610, con sus discípulos escribió la primera confesión de fe bautista titulada Corde Credimus. Se arrepintió finalmente de su bautismo prematuro, hecho bajo su propia autoridad y se puso en contacto con los menonitas de Waterland, que reconoció como la «verdadera iglesia». Su iglesia se unió a ellos en 1615. Smyth fue sucesivamente puritano, separatista, bautista y anabaptista. Thomas Helwys, rechazó tajantemente la fusión con los menonitas y se separó de Smyth por esta razón, volvió en 1612 a Londres donde organizó su propia comunidad anabaptista. Sus discípulos fueron llamados General Baptists porque junto con el teólogo holandés, Arminio, ponían el acento en la voluntad de salvación universal de Dios y rechazaban la doctrina calvinista de la predestinación. Rechazaban el bautismo de recién nacidos y practicaban el bautismo no por inmersión sino por aspersión.

27

Las discusiones entre los Exulants ingleses y la historia de los orígenes de la iglesia de Smyth en Amsterdam son explicados en: COGGINS, James R. John Smyth's Congregation, English Separatism, Mennonite Influence, and the Elect Nation. Tesis doctoral. Universidad de Waterloo (Ontario). Scottdale (Pennsylvania): Herald Press, 1991.

166


LA CONTROVERSIA SOBRE EL MODO DE BAUTIZAR Los baptistas, propiamente dichos, descienden de la iglesia puritana congregacionalista fundada en 1616 en Londres por Henry Jacob, que a su vez había pasado algún tiempo en Holanda exiliada. Más tarde se les llamó Particular Baptists para distinguirlos de los General Baptists, ya que estaban influenciados por el calvinismo y habían conservado la doctrina de la predestinación. Fueron los Particular Baptists los que por primera vez exigieron el bautismo por inmersión. Llegaron a la convicción que no solamente el bautismo de los recién nacidos estaba en contradicción con la enseñanza bíblica sino también el bautismo por infusión. La única forma válida era la inmersión que solo puede administrar aquel que a su vez ha sido bautizado por inmersión. Así describe Richard Blunt la verdadera forma del bautismo: «Sumergir el cuerpo en el agua como señal de sepultura y resurrección».28 Blunt fue hasta los colegiantes de Rijnsburg y fue bautizado por inmersión por Jan Batte, supuestamente en 1641. En 1642 volvió a Inglaterra y bautizó por inmersión a los miembros de su iglesia. La forma apostólica de bautizar fue enseguida la característica de todos los bautistas. En 1644, los Particular Baptists publicaron la Confesión de Londres, primera confesión de fe bautista de Inglaterra. Su artículo 40 sobre el bautismo decía: «La manera de administrar esta ordenanza está descrita en la Escritura como una inmersión del cuerpo entero bajo la superficie del agua. Por ser una señal debe corresponderse con lo que significa: es decir, primero la purificación del alma entera en la sangre de Cristo; segundo, el interés manifestado por los santos por la muerte, sepultura y resurrección; tercero, la confirmación de nuestra fe, a saber que, al igual que el cuerpo es sepultado en el agua del bautismo y vuelve a salir, el cuerpo de los santos resuci-

28

Citado por STREGE, Merle D. (ed.). Baptism and Church: A Believer's Church Vision, Grand Rapids (Michigan): Sagamore Books, 1986, p. 40.

167


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO tará con igual seguridad por el poder de Cristo el día de la resurrección para reinar con Cristo.»29

El bautismo no tiene adjudicada la categoría de “sacramento” sino de “ordenación”. La inmersión y la salida del agua simbolizan, en el presente, la muerte y la resurrección en el ámbito espiritual de la conversión, y al mismo tiempo, el cumplimiento futuro de todas las cosas el día de la resurrección. Los primeros baptistas americanos fueron los Particular Baptists, que fundaron en 1742 la Confesión de fe de Filadelfia. El bautismo por profesión de fe y por inmersión penetró a través de los baptistas en el movimiento adventista y también la influencia del arminianismo a través de los General Baptists.30 29

Ídem, p. 40-41. Un propagandista del bautismo por inmersión en el seno del movimiento milerita fue, entre otros, el presbiteriano Charles Fitch, que murió en 1844 de una neumonía que contrajo mientras bautizaba en el agua helada. La práctica del bautismo por inmersión parece haber sido predominante en el movimiento milerita, gracias a que más de la mitad de estos era de origen baptista. Incluso representantes de otras iglesias practicaban el bautismo por inmersión, como constató Charles Fitch. L. E. Froom escribe al respecto: «No pocos mileritas de origen metodista, congregacionalista y presbiteriano se apresuraban a dirigirse hacia los baptisterios o los ríos para hacerse bautizar por inmersión.» (FROOM, LeRoy Edwin. The Prophetic Faith of Our Fathers. Vol. 4. Washington, DC: Review and Herald, 1954, p. 824,) La mayoría de los pioneros adventistas del séptimo día, como por ejemplo Joseph Bates e incluso Ellen G. White, fueron bautizados por inmersión. Como metodista, Ellen G. White podía elegir entre la aspersión o inmersión. Escogió la inmersión (ibídem, p. 978; ver también WHITE, Ellen G. Life Sketches of Ellen G. White. Mountain View [California]: Pacific Press Publishing Association, 1943, p. 25 [en línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=LS&collection=2&section=all&pagenumber=25&QUERY=Soon+and+after+and+o ur+and+return&resultId=58&isLastResult=true> Consulta: 25 julio 2010 ]). En el transcurso de la Sabbath Conference adventista de 1848, el bautismo de los recién nacidos fue condenado y el bautismo por profesión de fe y por inmersión como 30

168


LA CONTROVERSIA SOBRE EL MODO DE BAUTIZAR El tema de la forma de bautizar apostólica también está presente en los pietistas alemanes como motivo de discusión. Es Alexander Mack, influenciado por el pietista radical y separatista Ernst Christoph Hochmann de Hochenau, el que administró en 1708 a Schwarzenau el primer bautismo por inmersión. Fue probablemente alentado a introducir el bautismo por inmersión31 por dos colegiantes holandeses que lo habían visitado. Los discípulos de Mack fueron llamados con el nombre de “Tunker” (“remojadores”; en inglés, “dunkers”). Además del bautismo por inmersión, introdujeron el lavamiento de pies, los ágapes fraternales, el ungimiento de los enfermos, rechazaban la violencia, el anatema y el prestar juramento.32 En 1720, Mack y sus discípulos fueron expulsados de Schwarzenau por tener opiniones «hostiles a las autoridades». Mack y su iglesia pasaron algún tiempo en Frisia Occidental, donde se beneficiaron del apoyo de los menonitas, emigraron a Pensilvania en 1729 y se establecieron en Germantown. Los “neoanabaptistas” de Schwarzenau reunidos alrededor de Mack formaron la Iglesia de los Hermanos, una de las setenta iglesias históricas pacifistas. El mérito particular de esta Iglesia de los Hermanos es el haber rechazado forma bíblica fue confirmado (ver FROOM, L. The Prophetic Faith of Our Fathers, op. cit., p. 1044). 31 WILLOUGHBY, William G. Counting the Cost: The Life 0f Alexander Mack, 16791735. Elgin (Illinois): The Brethren Press, 1979, p. 55. Sobre la historia de los anabaptistas de Schwarzenau, ver «Neutäufer». En: DURNBAUGH, Donald F. (ed.). Die Kirche der Brüder: Vergangenheit und Gegenwart. Stuttgart: Evangelisches Verlagswert, 1971; ídem, Fruit of the Vine: A History of the Brethren, 1708-1995. Elgin (Illinois): The Brethren Press, 1997; SCHNEIDER, Hans. «Der radikale Pietismus im 18. Jahrhundert». En: BRECHT, Martin y DEPPERMANN, Klaus (eds.). Geschichte des Pietismus: Der Pietismus im achtzehnten Jahrhundert. Vol. 2. Göttingen: Vandenhoeck und Ruprecht, 1995, p. 135-139. 32 Acerca de la doctrina de Alexander Mack, ver EBERLY, William R. (ed.). The Complete Writings 0f Alexander Mack. Winona Lake (Indiana): BMH Books, 1991.

169


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO entender el bautismo como algo puramente interior y espiritual, característica de los pietistas radicales y también de los cuáqueros y reconoció el valor simbólico y bíblico del rito exterior. Un fruto posterior del pietismo y del movimiento del despertar alemán fue la Iglesia de los Cristianos Bautizados, fundada hacia la mitad del siglo XIX por el discípulo de Tersteegen, Johann H. Lindermann, en la región de Wuppertal. Esta, independientemente de los baptistas introdujo el bautismo por inmersión y finalmente siguió la doctrina del sabbat.33 Es de este grupo que salió en 1875 la primera Iglesia Adventista del Séptimo Día alemana. Otro movimiento que bautizaba por inmersión apareció en el siglo XIX en el seno de los menonitas del sur de Rusia. Influenciados por los baptistas, los Hermanos Menonitas se separaron en 1860 de la Iglesia Menonita, a causa de la gran importancia que ellos concedían al bautismo por inmersión.34 Los menonitas administraban el bautismo por aspersión o infusión y al que los Hermanos Menonitas de Rusia llamaban con ironía el «bautismo seco».35 Los Hermanos Menonitas también introdujeron, además del bautismo por inmersión, el lavamiento de pies. Los primeros adventistas del séptimo día de Rusia provenían de la iglesia de los Hermanos Menonitas porque ambos movimientos tenían una doctrina paralela sobre los principales puntos.36 33

Ver JUNG, August. Als die Väter noch Freunde waren. Wuppertal: R. Brockhaus, 1999. 34 UNRUH, Abraham H. Die Geschichte der Mennoniten-Brüdergemeinde, 18601954, Winnipeg (Manitoba): Winnipeg Christian Press, 1954, p. 67-81. 35 KAHLE, Wilhelm. «Fragen der Einheit im Bunde der Evangeliumschristen/Baptisten in der Sowjetunion». Kyrios 8, 1968, p. 174. 36 HEINZ, Daniel. «Russia». En: Heirs of the Reformation: The Story of the Seventh-day Adventist Church in Europe. DUNTON, Hugh; HEINZ, Daniel; PORTER, Dennis; STRASDOWSKY, Ronald (eds.). Grantham (England): Stanborough Press, 1997, p. 201.

170


LA CONTROVERSIA SOBRE EL MODO DE BAUTIZAR

Resumen La controversia sobre el bautismo y la forma de realizarlo es debatida y zanjada la mayor parte de las veces a golpe de argumentos históricos. Sin embargo, el anabaptismo buscó un fundamento bíblico para la doctrina del bautismo y rechazó cualquier tradición contraria a las Escrituras. La meta del anabaptismo era la restauración de la iglesia apostólica. En lo que respecta al bautismo, significa: que tras la enseñanza bíblica, la profesión de fe es la condición básica para recibir el bautismo y formar parte de la iglesia. A pesar de esta premisa fundamental, los anabaptistas no tomaron suficientemente en serio la forma externa del bautismo. Rechazaron la “sacramentalización” del bautismo y se inclinaron hacia la “espiritualidad” en su administración. Fueron primero los socinianos polacos quienes, influenciados por la práctica de la Iglesia Ortodoxa, adoptaron la inmersión, resultado de su manera de entender el bautismo en su forma apostólica de inmersión (símbolo de la muerte, sepultura y resurrección de Jesús). Recuperando el bautismo por inmersión, los colegiantes holandeses jugaron un papel histórico. La forma neotestamentaria de entender el bautismo que interpreta la profesión de fe y el bautismo por inmersión como un «acto de obediencia», está representada en la actualidad principalmente por los bautistas y los adventistas. Ningún formalismo legalista se esconde atrás; más bien es el reconocimiento bíblico de que esta es únicamente la forma de hacerlo fielmente al modelo apostólico (inmersión) haciendo que la naturaleza y el poder de este rito se manifiesten.

171



Capítulo 9

LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO EN LA IGLESIA ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA: ASPECTOS HISTÓRICOS Y TEOLÓGICOS Frank M. HASEL Introducción El bautismo es un rito religioso de importancia primordial en todas las iglesias cristianas. Los adventistas del séptimo día reconocen que «A lo largo de los siglos, la forma de entrar en la iglesia cristiana ha sido a través del rito del bautismo».1 Lo adventistas afirman oficialmente la importancia de esta ceremonia de iniciación declarando en su Manual de la Iglesia: «El Nuevo Testamento establece el bautismo como el rito de admisión a la iglesia.».2El tema que ana1

MUSVOSVI, Joel N. «Baptism: Symbol of Redemption». Adventist Review. Vol. 170, núm. 37 (16 septiembre 1993), p. 8 (960). (En línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH19930916-V17037__C.pdf#view=fit> [Consulta: 20 julio 2010]). 2 ASOCIACIÓN GENERAL DE LA IGLESIA ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA. Manual de la Iglesia. Edición aprobada en el Congreso de la Asociación General de 2005, 17ª revisión. Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana (ACES), 2005, p. 29. (En línea: <http://www.scribd.com/doc/13090025/Manual-de-LaIglesia> [Consulta: 20 julio 2010]). En el Manual de la Iglesia se cita a Ellen G. White en los siguientes términos: «Cristo ha hecho del bautismo la señal de entrada en su reino espiritual. Ha hecho de él una condición positiva que todos deben cumplir si desean ser considerados bajo la autoridad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo» (WHITE, Ellen G. Joyas de los testimonios, t. 2, p. 389 [ed. ing.: Testimonies for the Church, t. 6, p. 91. En línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod

173


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO lizaremos en este estudio es saber como la Iglesia Adventista del Séptimo Día ha llegado a permitir que una persona reciba un segundo bautismo. Una persona, ¿debe pasar por una renovación de su bautismo a la luz de lo que se percibe como una manifestación o como el compromiso más auténtico de su fe? Una persona, ¿debe ser “rebautizada” si ha sido bautizada anteriormente? Para tener una mejor comprensión de este problema, vamos a ver cómo los adventistas han entendido este tema y cuál ha sido su posición al respecto. Los primeros creyentes adventistas estaban en un principio afiliados a diversas iglesias cristianas, pero unidos en la esperanza del inminente regreso de Cristo; hecho este que representaba para ellos un poderoso factor de unidad. Muchos de estos cristianos adventistas, bautizados de diferentes maneras en sus respectivas iglesias, se encontraron cada vez más ridiculizados e incluso expulsados de sus iglesias a causa de sus creencias. Tras el gran chasco de 1844, estos cristianos adventistas tuvieron que hacer frente cada vez con mayor intensidad al siguiente problema: qué hacer con las personas que deseaban unirse al movimiento adventista en formación y solicitaban el bautismo o el “rebautismo” por haber descubierto nueva luz y qué hacer con otras que un día fueron bautizadas en la Iglesia Adventista, pero habiendo abandonado completamente la fe y apostatado, tras un arrepentimiento, querían reintegrarse en la Iglesia Adventista El gran chasco los incitó a un estudio más profundo de las Escrituras, y esto les reveló que numerosas prácticas de las iglesias crise=6T&collection=2&section=all&pagenumber=91&QUERY=Christ+and+has+and+ made+and+baptism+and+the+and+sign+and+of+and+entrance+and+to+and+His+and +spiritual+and+kingdom&resultId=1> Consulta: 25 julio 2010]. Citado en: ASOCIACIÓN GENERAL ASD, Manual de la Iglesia, op. cit., 2005, p. 29). Ver también la creencia fundamental n° 15, «El bautismo», citada en: Ibídem, p. 13.

174


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO EN LA IGLESIA ADVENTISTA tianas eran más bien fruto de la tradición que de enseñanzas bíblicas. El bautismo como ordenanza cristiana,3 fue practicado por inmersión desde los orígenes de la Iglesia Adventista.4 En consecuencia, el bautismo era, y es aún hoy en día, administrado a las personas que han alcanzado por edad el uso de razón.5 Cuando consideramos el tema del rebautismo en la Iglesia Adventista, tenemos que tener presente este hecho para poder explicar ciertas posturas adoptadas por ella sobre el tema del rebautismo y de la renovación del bautismo.

3

«Una ordenanza es un rito religioso simbólico establecido que proclama las verdades centrales del evangelio y que es de obligación universal y perpetua. [...] Una ordenanza no es un sacramento en el sentido de ser un opus operatum, es decir, un hecho que imparte gracia y efectúa salvación en sí mismo y por sí mismo.» (ASOCIACIÓN MINISTERIAL DE LA ASOCIACIÓN GENERAL DE LOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA. Creencias de los adventistas del séptimo día. Madrid: Safeliz, 1989, p. 221, nota 2). Ver también NEUFELD, Don F. (ed.). Seventh-day Adventist Encyclopedia (SDAE). Ed. rev. Commentary Reference Series. Vol. 10. Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1976, p. 128-129. 4 «La Iglesia [Adventista] en sus comienzos no reconoció otra forma válida para el bautismo más que la inmersión» (MOORE, Bruce A. «The SDA Position on Rebaptism in the Nineteenth Century». Berrien Springs (Michigan): Adventist Heritage Center, James White Library, Andrew University, 1971, p. 2). Henry F. BROWN, en su libro Baptism Through the Centuries, Mountain View (California): Pacific Press, 1965, p. 102, declara: «Aunque predicadores de numerosas denominaciones se hayan asociado a William Miller en su predicación del segundo advenimiento, la organización del grupo adventista del séptimo día fue profundamente influenciado por James White, predicador de la iglesia cristiana que creía en el bautismo por inmersión. Parece que la denominación no tuvo problema en lo que respecta a la forma de bautismo de los nuevos conversos.» (BROWN, Henry F. Baptism Through the Centuries. Mountain View (California): Pacific Press, 1965, p. 102. Citado en: MOORE, B. «The SDA Position on Rebaptism in the Nineteenth Century», op. cit., p. 1). 5 SDAE, op. cit., p. 126.

175


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Tras estas notas preliminares ya estamos en condiciones para entrar en un estudio más concreto del problema de la renovación del bautismo6 en la Iglesia Adventista. Sin embargo, para entender mejor la práctica de la renovación del bautismo debemos considerar brevemente lo que entienden los adventistas sobre el bautismo.

I. LA FORMA Y EL SIGNIFICADO DEL BAUTISMO Consideraremos primero la forma en que la Iglesia Adventista bautiza antes de abordar su significado.

A. La forma del bautismo Todos los cristianos consideran la forma de bautizar importante y los adventistas no son una excepción a la regla. Desde sus orígenes han practicado el bautismo por inmersión.7 Este está considerado –todavía hoy– como la única forma de bautismo sancionado por la Biblia.8 Han rechazado el bautismo de recién nacidos o el 6

Por «renovación del bautismo» entendemos que hablamos de la posibilidad de que una persona sea bautizada por inmersión en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo más de una vez y en el seno de la misma iglesia. 7 SDAE, op. cit., p. 128. Aunque el movimiento adventista se compusiera de predicadores con distintas tendencias y perteneciendo a diferentes denominaciones, la inmersión fue adoptada por unanimidad. Según Eagan, «jamás hubo debate, ni tan siquiera pequeño, sobre la inmersión como forma de bautismo cristiano, a pesar de la práctica de otras formas de bautismo entre las iglesias de la época» (EAGAN, John Patrick. «Re-baptism Re-Examined», Berrien Springs (Michigan), Adventist Heritage Center, James White Library, Andrews University, 1979, p. 3). Parece que la comprensión del bautismo en la Iglesia Adventista del Séptimo Día fue influenciada grandemente por James White. Ver BROWN, Baptism Through the Centuries, op cit., p. 102 y EAGAN, J. «Re-baptism Re-Examined», op. cit., p. 3. 8 Como ejemplos de posturas sobre el bautismo por inmersión en los inicios de la Iglesia Adventista, ver COTTRELL, R. F. «Second-hand Religion». The Advent

176


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO EN LA IGLESIA ADVENTISTA bautismo de aspersión del agua sobre el candidato al bautismo o vertiendo el agua sobre este porque creen que tales prácticas no Review and Sabbath Herald. Vol. 47, núm. 11 (16 marzo 1876), p. 85 (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18760316-V47-11__B.pdf#view=fit> [Consulta: 20 julio 2010]); «The Archeology of Baptism». The Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 53, núm. 22 (29 mayo 1879), p. 170 (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18790529-V53-22__B.pdf#view=fit> [Consulta: 20 julio 2010]); ANDREWS, John Nevins. «Baptism as the Memorial of the Resurrection of Christ». Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 55, núm. 9 (26 febrero 1880), p. 136-137 (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18800226-V55-09__B.pdf#view=fit> [Consulta: 20 julio 2010]); WILKINSON, W. C. «Baptism in Symbols». Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 57, núm. 14 (5 abril 1881), p. 212-213 (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18810405-V57-14__B.pdf#view=fit> [Consulta: 20 julio 2010]); BOURDEAU, Daniel T. «Gospel Baptism». Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 61, núm. 7 (12 febrero 1884), p. 100-101 (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18840212-V61-07__B.pdf#view=fit> [Consulta: 20 julio 2010]); NOBLE, O. T. «Baptism, its Action, Subjects, and Design». Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 64, núm. 4 (25 enero 1887), p. 50 (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18870125-V6404__B.pdf#view=fit> [Consulta: 20 julio 2010]); BOURDEAU, Daniel T. «A Historical Essay on Baptism». The Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 71, núm. 22 (29 mayo 1894), p. 338 (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18940529-V71-22__B.pdf#view=fit> [Consulta: 20 julio 2010]); M. E. K. «Scriptural Baptism». The Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 71, núm. 37 (11 septiembre 1894), p. 583 (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18940911-V71-37__B.pdf#view=fit> [Consulta: 20 julio 2010]); A. T. J. «Preaching and Baptizing in His Name». The Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 72, núm. 40 (1 octubre 1895), p. 632-633 (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18951001-V7240__B.pdf#view=fit> [Consulta: 20 julio 2010]); citado en: LORENCIN, Jovan. «Rebaptism as Understood by Seventh-day Adventists in the Formative Year of the Church (1844-1901)». Berrien Springs (Michigan): Adventist Heritage Center, James White Library, Andrews University, 1975, p. 82, nota 2. Los adventistas del séptimo día no han abandonado jamás su comprensión y la práctica del bautismo por inmersión como la verdadera forma bautismal. Ver SDAE, op. cit., p. 128.

177


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO tienen ninguna base en la Escritura.9 Los pioneros basaban su idea de la manera de bautizar no solo en el significado del rito del bau-

9

Ver entre otros: SMITH, Uriah. Synopsis of the Present Truth: A Brief Exposition of the Views of S. D. Adventists. Battle Creek (Michigan): Seventh-day Adventist Publ., 1884, p. 284; SEEFRIED, Johannes. Die Christliche Taufe im Lichte der heiligen Schrift und der Geschichte von der Zeit ihrer Entstehung bis auf die Gegenwart. Hamburg: Internationale Traktatgesellschaft, 1914; ASOCIACIÓN MINISTERIAL ASD. Creencias de los adventistas…, op. cit., p. 218-219; EBERHARDT, Walter. Des Christen Lehre und Leben, Berlin: Union Verl., 1960, p. 304-321; HEINZ, Hans. Dogmatik, Bern: Europäisches Institut für Fernstudium, 1978, p. 209214, entre otros. Parece haber habido algunos problemas en los comienzos del adventismo respecto a la forma correcta de practicar la inmersión. Uriah Smith se oponía a la práctica de sumergir «al candidato en el agua con la cara primero como lo hacían los dunkards [anabaptistas]» y se apelaba a «la sepultura de Cristo, o a su postura en el sepulcro» como la que representa «la verdadera forma de bautizar» (SMITH, U. Synopsis of the Present Truth… op. cit., p. 286-287). Otro debate surgió sobre el modo de administrar el bautismo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo es si es un solo bautismo administrado en nombre de la Trinidad y no tres bautismos como la triple inmersión podría dejar entrever. Acerca de este tema, ver el artículo en cuatro partes de J. H. Waggoner (WAGGONER, Joseph Harvey. «History and Trine immersion». The Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 51, núm. 19 (9 mayo 1878), p. 146-147 [en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18780509-V51-19__B.pdf#view=fit> Consulta: 20 julio 2010]; ibídem, vol. 51, núm. 20 (16 mayo 1878), p. 154-155 [en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18780516-V5120__B.pdf#view=fit> Consulta: 20 julio 2010]; ibídem, vol. 51, núm. 21 (23 mayo 1878), p. 162 [en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18780523V51-21__B.pdf#view=fit> Consulta: 20 julio 2010]; ibídem, vol. 51, núm. 22 (30 mayo 1878), p. 170-171 [en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18780530-V51-22__B.pdf#view=fit> Consulta: 20 julio 2010]; ibídem, vol. 51, núm. 23 (6 junio 1878), p. 177-178 [en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18780606-V5123__B.pdf#view=fit> Consulta: 20 julio 2010]; ver también el estudio de este problema en LORENCIN, J. «Rebaptism…», op. cit., p. 53, 84, 85, con referencias a las fuentes originales.

178


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO EN LA IGLESIA ADVENTISTA tismo sino en el significado de la palabra misma.10 Reconocieron lo bien fundada que estaba la «posición de la Escritura» de los bautistas sobre estas cuestiones,11 e incluso citaron teólogos no bautistas de renombre que manifestaron sus preferencias en favor de la inmersión.12 Cuando la Asociación General de los Adventistas del 10

Ver los artículos siguientes: «Baptism». Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 10, núm. 24 (15 octubre 1857), p. 187 (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18571015-V10-24__B.pdf#view=fit> [Consulta: 20 julio 2010]); HULL, M. «Baptism-The Mode». The Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 13, núm. 12 (10 febrero 1859), p. 90 (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18590210-V13-12__B.pdf#view=fit> [Consulta: 20 julio 2010]); «Baptism». Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 26, núm. 1 (6 junio 1865), p. 8 (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18650606-V26-01__B.pdf#view=fit> [Consulta: 20 julio 2010]); MERRITT, B. F. «The Form of Baptism». The Advent Review and Sabbath Herald (30 junio 1872), p. 55; citado en: LORENCIN, J. «Rebaptism…», op. cit., p. 52. 11 «Todo el mérito es de esos dos millones de bautistas suscitados por el Señor en América en los últimos doscientos años como testigos de las gloriosas verdades de la regeneración y el bautismo de los creyentes» (AURNER, Carol Lou B. «An Appeal to the Baptists». The Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 49, núm. 20 (7 mayo 1877), p. 159 [en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18770517-V49-20__B.pdf#view=fit> Consulta: 20 julio 2010]). J. H. Waggoner escribía también: «La denominación Bautista como cristianos son dignos de nuestra más alta consideración por el servicio que han prestado a la causa de la verdad con respecto a este tema, con reproches, oposición y a menudo persecución…» (WAGGONER, Joseph Harvey «Thoughts on Baptism». The Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 51, núm. 7 (14 febrero 1878), p. 49-50 [en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18780214-V51-07__B.pdf#view=fit> Consulta: 20 julio 2010]. Citado en: LORENCIN, J. «Rebaptism…», op. cit., p. 85). 12 LORENCIN, J. «Rebaptism…», op. cit., p. 53 cita como prueba los artículos siguientes: CANRIGHT, Dudley Marvin. «Men and Things». The Advent Review and Herald of the Sabbath. Vol. 37, núm. 12 (7 marzo 1871), p. 93 (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18710307-V37-12__B.pdf#view=fit>

179


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Séptimo Día fue organizada en 1863, cabía esperar que el problema del bautismo fuera abordado porque hasta entonces no había ninguna organización oficial y se hubieran podido unificar enseñanzas y prácticas sobre este tema. Sin embargo, según el conocimiento que tenemos, nada de esto ocurrió porque «en esa época existía un amplio consenso de unanimidad sobre el significado del bautismo y sobre la manera de administrarlo y a quien».13 Teniendo esto en mente, podemos ya empezar un breve estudio del significado del bautismo para esta Iglesia.

B. El significado del bautismo El tamaño de este artículo no nos permite hacer un estudio en profundidad de la comprensión adventista del significado del bautismo.14 Nos gustaría destacar algunos aspectos importantes en la [Consulta: 20 julio 2010]; BOURDEAU, Daniel T. «A Frank Acknowledgement on the Mode of Baptism». The Advent Review and Herald of the Sabbath. Vol. 46, núm. 3 (15 julio 1875), p. 21 (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18750715-V46-03__B.pdf#view=fit> [Consulta: 20 julio 2010]. 13 LORENCIN, J. «Rebaptism…», op. cit., p. 53. Los únicos puntos sobre los que parece haber habido algunas diferencias en apariencia fueron el orden de la ceremonia de bautismo, la ropa usada para las circunstancias y la forma de tratar a los candidatos al bautismo durante la ceremonia. Ver LORENCIN, J. «Rebaptism…», op. cit., p. 53-54. 14 Se ha escrito mucho al respecto. Además de las obras citadas, puede consultarse, entre otras: WEARNER, Alonzo J. Fundamentals of Bible Doctrine. Takoma Park, Washington DC: Review and Herald, 1931, p. 363-369; JEMISON, T. H. Christian Beliefs. Mountain View (California): Pacific Press, 1959, p. 244-247; REMPEL, G. Die Bekenntnistaufe. Hamburg: Saatkorn-Verlag, 1968; COFFMANN, Carl. Unto a Perfect Man. Berrien Springs (Michigan): Andrews University Press, 1969, p. 186-189; HEINZ, H. Dogmatik, op. cit., p. 203-214; ídem, Leben aus der Zukunft. Hamburg: Saatkorn-Verlag, 1989, p. 208-218; JOHNSSON, William G. Clean! The Meaning of Christian Baptism. Nashville (Tennessee): Southern Pub-

180


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO EN LA IGLESIA ADVENTISTA medida en que contribuyen a una mejor comprensión del problema en cuestión. Desde sus orígenes, para los adventistas, el significado del bautismo ha estado estrechamente relacionado con su manera de administrarlo.15 El sepultamiento con Jesucristo por el bautismo en la tumba líquida y la resurrección a una nueva vida en comunión con nuestro Salvador, simbolizan la crucifixión de nuestra antigua vida y la confesión publica afirmando haber recibido a Cristo en nuestra vida.16 Según las palabras de Ellen G. White: «El bautismo es el más solemne renunciamiento al mundo. Por la profesión de fe que se hace, el yo queda muerto a una vida de pecado. Las aguas cubren al candidato y en la presencia

lishing Association, 1980; RICE, Richard. The Reign of God: An Introduction to Christian Theology from a Seventh-day Adventist Perspective. Berrien Springs (Michigan): Andrews University Press, 1985, p. 298-300; McIVER, Robert. «Joyful Commitment: Reflections on the Meaning of Baptism». Adventist Review. Vol. 174, núm. 4 (23 enero 1997), p. 16-19 (112-115) (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH19970123-V17404__C.pdf#view=fit> [Consulta: 20 julio 2010]. 15 ASOCIACIÓN MINISTERIAL ASD. Creencias de los adventistas…, op. cit., p. 213-214. 16 Ibídem, p. 192-193; SMITH, U. Synopsis of the Present Truth…, op. cit., p. 248 ss. Ya en 1857 Uriah Smith describió el bautismo como un «magnífico emblema de la muerte al pecado y la resurrección a una vida de santidad.» (SMITH, Uriah. «Buried with Christ in Baptism». Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 9, núm. 16 (19 febrero 1857), p. 123 [en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18570219-V09-16__B.pdf#view=fit> Consulta: 20 julio 2010]). Una semana antes J. M. McLellan describía el bautismo en términos parecidos como una muerte al pecado y al mundo, simbolizados por la sepultura «en una tumba líquida» (McLELLAN, J. M. «Born of Water». Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 9, núm. 15 (12 febrero 1857), p. 118 [en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18570212-V09-15__B.pdf#view=fit> Consulta: 20 julio 2010]. Citado en: LORENCIN, J. «Rebaptism…», op. cit., p. 5152).

181


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO de todo el universo celestial se hace el compromiso mutuo. El hombre es puesto en su tumba líquida en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, sepultado con Cristo en el bautismo y levantado del agua para vivir la vida nueva de lealtad a Dios.»17

Cuando una persona es, al inicio de su vida cristiana, bautizada en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, está declarando públicamente que mira como secundarias las consideraciones mundanas en su nueva relación con Cristo.18 Según Ellen G. White, «Cristo hizo del bautismo la entrada a su reino espiritual. Ha hecho de esto una condición positiva con la cual deben cumplir todos los que desean ser reconocidos como que están bajo la autoridad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.»19 En otras palabras, el bautismo 17

WHITE, Ellen G. Manuscrito 57 (1900). Citado en: WHITE, Ellen G. En: NICHOL. Francis D. (ed.). The Seventh-day Adventist Bible Commentary (SDABC). Vol. 6. Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, p. 1074 (ed. esp.: PEVERINI, Tulio N. [ed.]. Comentario bíblico adventista del séptimo día (CBA). Vol. 6. Boise [Idaho]: Pacific Press Publishing Association, p. 1074). Citado en: WHITE, Ellen G. The Faith I Live By, p. 146) 18 WHITE, Ellen G. Manuscrito 27 1/2 (1900). Citado en: WHITE, Ellen G. En: SDABC, vol. 6, op. cit., p. 1075 (ed. esp.: CBA, vol. 6, op. cit., p. 1074). 19 Ídem. Ellen G. White ha insistido a menudo sobre esta idea, por ejemplo cuando escribió: «Los que son bautizados en el triple nombre del Padre, de Hijo y del Espíritu Santo, al comienzo mismo de su vida cristiana declaran públicamente que han abandonado el servicio de Satanás y que han llegado a ser miembros de la familia real hijos del Rey celestial. Han obedecido la orden: “Salid de en medio de ellos, y apartaos… y no toquéis lo inmundo.” para ellos se cumple la promesa: “Y seré a vosotros Padre, vosotros me seréis a mí hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.” (2 Cor 6: 17-18.).» (WHITE, Ellen G. Joyas de los testimonios, t. 2, p. 389 [ed. ing.: Testimonies for the Church, t. 6, p. 91. En línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=6T&collection=2&section=all&pagenumber=91&QUERY=Those+and+who+and+ are+and+baptized+and+in+and+the+and+threefold+and+name+and+of+and+the+a nd+Father&resultId=1> Consulta: 25 julio 2010]). En otra parte escribió: «En nuestro bautismo nos comprometemos a romper toda relación con Satanás y sus ins-

182


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO EN LA IGLESIA ADVENTISTA señala el verdadero arrepentimiento,20 la crucifixión de la vida antigua21 y anuncia la nueva vida o conversión.22 La definición de bautrumentos, y a poner corazón, mente y alma en la obra de extender el reino de Dios. Todo el cielo está en acción para este propósito. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se han comprometido a cooperar con los instrumentos humanos santificados. Si somos leales a nuestro voto, se abre para nosotros una puerta de comunicación con el cielo: una puerta que ninguna mano humana ni instrumento satánico puede cerrar.» (WHITE, Ellen G. «Filled With the Fruits of Righteousness». The Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 83, núm. 20 (17 mayo 1906), p. 8 [en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH19060517-V8320__B.pdf#view=fit> Consulta: 20 julio 2010]. Citado en: SDABC, vol. 6, op. cit., p. 1075 [ed. esp.: CBA, vol. 6, op. cit., p. 1075]). 20 «El orden de los acontecimientos siempre ha sido: arrepiéntete, cree, y sé bautizado.» (WHITE, James. «Re-Baptism». Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 30, núm. 8 [6 agosto 1867], p. 114 [en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18670806-V30-08__B.pdf#view=fit> Consulta: 20 julio 2010]). 21 Cf. ASOCIACIÓN MINISTERIAL ASD. Creencias de los adventistas…, op. cit., p. 214-215. 22 «El arrepentimiento, la fe y el bautismo son los pasos requeridos en la conversión.» (WHITE, Ellen G. Carta 174 (1909). Citado en: WHITE, Ellen G. El evangelismo, p. 226 [ed. ing.: Evangelism, p. 306. En línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=Ev&collection=2&section=all&pagenumber=306&QUERY=%22Repentance%2C +faith%2C+and+baptism+are+the+requisite+steps+in+conversion%22&resultId=1> Consulta: 25 julio 2010]). Al mismo tiempo Ellen G. White llama cuidadosamente la atención sobre el hecho de que el bautismo solo no es la garantía de una verdadera conversión y que no produce el nuevo nacimiento: «El nuevo nacimiento es una experiencia rara en esta época del mundo. Esta es la razón por la que hay tantas perplejidades en las iglesias. Muchos, muchísimos, que pretenden tener el nombre de Cristo no están santificados, y son impíos. Han sido bautizados, pero fueron sepultados vivos. No murió el yo, y por lo tanto no renacieron a una nueva vida en Cristo.» (WHITE, Ellen G. Manuscrito 148 [1897]. Citado en: SDABC, vol. 6, op. cit., p. 1075 [ed. esp.: CBA, vol. 6, op. cit., p. 1075] [en línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=6BC&collection=2&section=all&pagenumber=1075&QUERY=%22The+new+birth

183


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO tismo como muerte al pecado, sepultura y resurrección, fue a menudo repetida en los artículos y publicaciones adventistas al principio que hablaban sobre el bautismo.23 En consecuencia, el bautismo de recién nacidos o por aspersión o por infusión de agua está considerado como fuera de las Escrituras y por lo tanto rechazado. Otro aspecto muy importante del bautismo para entender correctamente la comprensión adventista de este rito, es el del bautismo considerado como símbolo de una relación basada en una alianza.24 +is+a+rare+experience+in+this+age+of+the+world+%22&resultId=1> Consulta: 25 julio 2010]). Para Uriah Smith, el bautismo está «estrechamente asociado a la conversión. De hecho, forma parte de la conversión. Es el acto externo a través del cual los creyentes manifiestan su fe en Cristo.» (SMITH, U. Synopsis of the Present Truth…, op. cit., p. 291-292. Más recientemente, ver EDWARDS, Rex D. «Baptism and Conversion». Ministry. Vol. 66, núm. 8 (agosto 1993), p. 11-13, 27 [en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/MIN/MIN19930801-V6608__B.pdf#view=fit> Consulta: 26 julio 2010]. 23 Cf. CLARKE, J. «Baptism». Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 22, núm. 18 (29 septiembre 1863), p. 141 [en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18630929-V22-18__B/index.djvu> Consulta: 20 julio 2010]; DAVIS, O. «Baptism», The Advent Review and Sabbath Herald (8 octubre 1872), p. 131; SMITH, Hyatt. «The Trinity of Significance in the Ordinance of Baptism». The Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 45, núm. 11 (11 marzo 1875), p. 87 [en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18630929-V22-18__B/index.djvu> Consulta: 20 julio 2010]; WAGGONER, Joseph Harvey. «Dead to Sin». The Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 45, núm. 26 (24 junio 1875), p. 201-202 [en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18630929-V22-18__B/index.djvu> Consulta: 20 julio 2010]; BOURDEAU, D. «A Frank Acknowledgement on the Mode of Baptism», op. cit., p. 21, citado en: LORENCIN, J. «Rebaptism…», op. cit., p. 52. 24 WHITE, Ellen G. Joyas de los testimonios, t. 2, p. 396 [ed. ing.: Testimonies for the Church, t. 6, p. 98-99. En línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=6T&collection=2&section=all&pagenumber=98&QUERY=%22The+vows+which+ we+take+upon+ourselves+in+baptism+embrace+much%22&resultId=1> Consulta: 25 julio 2010]; ídem, El evangelismo, p. 233-234 [ed. ing.: Evangelism, p. 316-317.

184


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO EN LA IGLESIA ADVENTISTA Un bautismo (señal de alianza) simboliza el abandono al pecado y la purificación del corazón de todo mal;25 incluye mutuas obligaciones,26 y la invitación a la fidelidad con los términos de esta alianza,

En línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=Ev&collection=2&section=all&pagenumber=316&QUERY=%22The+obligations+i n+the+spiritual+agreement+entered+into+at+baptism+are+mutual%22&resultId=2> Consulta: 25 julio 2010]. El bautismo como señal de alianza se compara con la circuncisión, signo de alianza del Antiguo Testamento. «El bautismo, la señal de que se ha establecido una relación salvadora con Jesús, representa esta circuncisión espiritual.» (ASOCIACIÓN MINISTERIAL ASD. Creencias de los adventistas…, op. cit., p. 217). Musvosvi ha declarado recientemente que «el rito del bautismo como ha sido presentado en el Nuevo Testamento juega un papel similar al de la circuncisión en el Antiguo Testamento.» (MUSVOSVI, J. «Baptism…», op. cit., p. 8 [960]). «Igual como en la circuncisión, el bautismo es a la vez marca y sello de una relación basada en una alianza.» (Ibídem, p. 9 [961]). Mclver ha comparado recientemente el bautismo con una alianza de matrimonio (McIVER, R. «Joyful Commitment…», op. cit., p. 19 [115]). Esta relación entre la circuncisión y el bautismo ya había sido hecha por John C. Day en el primer artículo aparecido en la Review and Herald sobre el bautismo (DAY, John C. «Sign or Seal of the Covenant». The Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 5, núm. 22 (4 julio 1854), p. 174-175 [en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18540704-V0522__B/index.djvu> [Consulta: 20 julio 2010]). 25 MUSVOSVI, J. «Baptism…», op. cit., p. 8 [960]. 26 «Las obligaciones del pacto espiritual que se expresa en el bautismo son mutuas. Mientras los seres humanos desempeñen su parte con obediencia ferviente, tendrán derecho a orar: “Sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel.” (1 Re 18: 36) El hecho de que habéis sido bautizados en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, es una garantía de que si pedís su ayuda, estas potestades os ayudarán en toda emergencia.» (WHITE, Ellen G. Joyas de los testimonios, t. 2, p. 396 [ed. ing.: Testimonies for the Church, t. 6, p. 99. En línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=6T&collection=2&section=all&pagenumber=99&QUERY=%22The+obligations+in +the+spiritual+agreement+entered+into+at+baptism+are+mutual%22&resultId=1> Consulta: 25 julio 2010]).

185


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO especialmente con la santa ley de Dios.27 El comentario siguiente de J. H. Waggoner puede ser considerado típico de la comprensión adventista del bautismo en sus inicios y de su relación con la ley de Dios «Si estamos vivos al pecado, no hemos verdaderamente muerto al pecado. Él [Pablo] nos da la demostración de la muerte al pecado: “¿Ignoráis que todos nosotros que hemos sido bautizados en Jesucristo, y que en su muerte hemos sido bautizados? Hemos sido pues bautizados con él en la muerte por el bautismo» (Ro 6: 3-4). »Esto debería convencernos a cada uno de nosotros. Si no hemos muerto al pecado, ¿por qué habríamos de ser sepultados? El momento oportuno para una sepultura es aquel que sigue al momento de la muerte. El momento oportuno para la sepultura en el agua del bautismo es el momento en el que morimos al pecado –a la transgresión de la ley, porque “el peca27

«Cuando los cristianos se someten al solemne rito del bautismo, el Señor registra el voto que hacen de serle fieles. Este voto es su juramento de lealtad. [...] Se comprometen a renunciar al mundo para observar las leyes del reino de Dios.» (WHITE, Ellen G. Carta 129 (1903). Citado en: WHITE, Ellen G. El evangelismo, p. 226-227 [ed. ing.: Evangelism, p. 307. En línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=Ev&collection=2&section=all&pagenumber=307&QUERY=%22As+Christians+su bmit+to+the+solemn+rite+of+baptism%22&resultId=2&isLastResult=true> Consulta: 25 julio 2010] [el énfasis es nuestro]. Ver también WHITE, Ellen G. Témoignages (ed. fr.), vol. 2., p. 545. «El bautismo es la línea visible de demarcación entre la vida de pecado pasada y la vida de obediencia futura.» (ANDREWS, John Nevins. «The Importance of Baptism». Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 55, núm. 3 [15 enero 1880], p. 41 [en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18800115-V55-03__B.pdf#view=fit> Consulta: 20 julio 2010]); citado en EAGAN, J. «Re-baptism Re-Examined», op. cit., p. 14 (el énfasis es nuestro). Se ha dicho de los adventistas que consideran el bautismo como «el hilo de oro que asocia la Ley y el Evangelio» - LORENCIN, J. «Rebaptism…», op. cit., p. 49.

186


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO EN LA IGLESIA ADVENTISTA do es la transgresión de la ley” (1 Jn 3: 4)–. Pero aquellos que viven transgrediendo la ley no pueden ser sepultados de esta manera. Son sepultados vivos. El “cuerpo de pecado” no ha sido destruido; el “hombre viejo” aún sigue vivo. Es lo que enseña claramente Romanos 6.»28

Esta relación estrecha y compleja entre el bautismo, símbolo de alianza y la ley de la alianza, se encuentra con frecuencia en las publicaciones adventistas de sus inicios.29 Puede ayudarnos a des28

WAGGONER, Joseph Harvey. Thoughts on Baptism, Battle Creek: Seventh-day Adventist Publ. Association, 1878, p. 102, citado en LORENCIN, J. «Rebaptism…», op. cit., p. 70-71. 29 El acento era sobre la relación entre el bautismo y la ley (SDAE, op. cit., p. 127). Ver especialmente J. H. Waggoner: «Los que han sido bautizados menospreciando las exigencias de la ley, están en consecuencia bajo la condenación de la ley, no han obedecido a la forma de doctrina revelada por la Escritura [...] Este tiene que ser un deber imperativo de todos los que quieran corregir sus errores o dejar de ocupar esa postura de ofensa al dejar que la luz de la verdad les dé el conocimiento del pecado. Esto no puede hacerse de otro modo que siendo “sepultados con él por el bautismo” (Col 2: 12), obedeciendo en la forma la doctrina que nos ha sido revelada en la Santa Palabra.» (WAGGONER, Joseph Harvey. «Baptism-answer». Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 9, núm. 22 [2 abril 1857], p. 173 [en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18570402-V09-22__B.pdf#view=fit> Consulta: 20 julio 2010]). Ver también SMITH, U. Synopsis of the Present Truth…, op. cit., p. 287-288, 292-293 y su artículo «Rebaptism» (SMITH, Uriah. «Rebaptism». The Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 68, núm. 27 [7 julio 1891], p. 424 [en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18910707-V6827__B/index.djvu> Consulta: 20 julio 2010]); WHITE, Ellen G. Joyas de los testimonios, t. 2, p. 390 [ed. ing.: Testimonies for the Church, p. 91-92. En línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=6T&collection=2&section=all&pagenumber=91&QUERY=%22There+is+need+of +a+more+thorough+preparation+on+the+part+of+candidates+for+baptism%22&res ultId=1> Consulta: 25 julio 2010]. Ver también los siguientes artículos: COTTRELL, R. F. «That Form of Doctrine». The Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 49, núm. 4 (25 enero 1877), p. 25 [en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18770125-V49-04__B/index.djvu>

187


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO gajar la filosofía de la práctica del rebautismo y de la renovación del bautismo en el movimiento adventista. Los primeros adventistas profesaban que una persona que responde a la oferta divina de la salvación gratuita, aceptada por la fe, debe cesar de transgredir a sabiendas la ley de Dios y vivir en armonía con esta ley antes de ser bautizado por inmersión para convertirse en miembro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Sino, no hay armonía en la familia de Dios. Esto no debe confundirse con una manifestación de legalismo ni con una tentativa para ganar el favor de Dios a través de obras humanas de obediencia. Los adventistas creen, al igual que otros movimientos pietistas como los anabaptistas,30 que, por la gracia [Consulta: 20 julio 2010]; ANDREWS, John Nevins. «The Relation of Baptism to the Law of God». Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 55, núm. 6 (5 febrero 1880), p. 89 [en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18770125-V4904__B/index.djvu> [Consulta: 20 julio 2010]; y HOPKINS, J. M. «Risen with Christ». Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 63, núm. 17 (27 abril 1886), p. 258-259 [en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18860427-V6317__B/index.djvu> [Consulta: 20 julio 2010], citado en: LORENCIN, J. «Rebaptism…», op. cit., p. 70. En una serie de cuatro artículos sobre el bautismo, J. N. Andrews decía en términos similares que «el bautismo era considerado como el primer deber después del arrepentimiento [...] El bautismo no se administraba salvo a aquellos que se arrepentían de sus pecados y creían en el Señor Jesucristo.» (ANDREWS, J. «The Importance of Baptism», op. cit., p. 41. Citado en: MOORE, B. «The SDA Position on Rebaptism in the Nineteenth Century», op. cit., p. 7). 30 Los zuinglianos pronto designaron al nuevo grupo y a sus jefes Konrad Grebel, Felix Manz y Georg Blaurock con el nombre de Wiedertäufer (rebautizadores), aunque estos negaran que rebautizaran, porque el bautismo de los recién nacidos no era considerado válido. Rechazaban este nombre porque preferían el de Hermanos. En Suiza, el nombre de Täufer (bautizadores) pasó a ser común. En los países anglófonos, es el nombre de anabaptistas el que empieza a ser cada vez más común (ver SMITH, C. Henry. Smith's Story of the Mennonites. Newton [Kansas]: Faith and Life Press, 1981 p. 9). Se ha dicho que, mientras Lutero reencontraba la enseñanza bíblica de la fe, los anabaptistas retomaban el llamamiento a la santidad. Ver al respecto GOERTZ, Hans-Jürgen. Die Täufer: Geschichte und Deu-

188


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO EN LA IGLESIA ADVENTISTA inmerecida de Dios, el hombre está llamado a vivir una vida santa, abandonando su vida antigua de pecado (ver Ro 6: 6ss) y viviendo una vida de obediencia como discípulo de Cristo, fiel a la ley de Dios y a su voluntad.31 En el tema del bautismo, los adventistas poseen una afinidad mayor con la teología de los anabaptistas que con la de Lutero, de Calvino, u otros teólogos protestantes de primer orden.32 Si creemos que la iglesia está formada por miembros que tung. Berlin: Evangelische Verlagsanstalt, 1988, p. 67. Citado en: BURKHOLDER, J. Lawrence. Nachfolge in Täuferischer Sicht. TEV, p. 142. Un importante estudio reciente revela una estrecha afinidad entre la teología adventista y la de los anabaptistas sabatistas. Ver KAISER, Jürgen. «Das Zeichen der Erwählten. Zur Entstehung des täuferischen Sabbatismus». Mennonistische Geschichtsblätter. Vol. 52 (1995), p. 40-51, sobre todo las p. 47, 48, 51. 31 Cf. HOFFMANN, Klaus. Der Streit um die Taufe: Neues Licht auf eine alte Frage. Asslar: Schulte & Gerth, 1989, p. 235-238. 32 Se ha dicho que «el bautismo anabaptista conservaba una fuerte connotación de alianza por el hecho de ser un compromiso público que unía al creyente arrepentido a la asamblea. [...] De numerosas formas, el bautismo de adultos en el seno de la Reforma radical tomó el lugar de los votos monásticos como una adhesión solemne hacia una comunidad ascética, representando también la ruptura radical con la vida precedente y la intención de cumplir los designios divinos de perfección no en el secreto de un claustro, sino entre los conflictos de la vida en este mundo.» (GEORGE, Timothy. «Baptism: Theological Views». En: HILLERBRAND, Hans J. (ed.). The Oxford Encyclopedia of the Reformation. Vol. 1. Oxford: Oxford University Press, 1996, p. 119). Así, «los anabaptistas rompieron radicalmente con la tradición eclesiástica poniendo el acento en la decisión de fe que precede al bautismo. El rito practicado por el anabaptista Balthasar Hubmaier refleja sus preocupaciones. Antes de su bautismo, se pedía a los candidatos de probar su comprensión básica de la doctrina cristiana y el estar dispuestos a someterse a la disciplina de la iglesia en caso de necesidad. Tras manifestar su deseo de ser bautizado, el candidato era bautizado en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.» (TRANVIK, Mark D. «Baptism». En: HILLERBRAND, Hans J. (ed.). The Oxford Encyclopedia of the Reformation. Vol. 1. Oxford: Oxford University Press, 1996, p. 116). El acento puesto en la importancia de una vida moral vivida a un muy alto nivel personal se remonta a la iglesia primitiva. La persona que deseaba ser bauti-

189


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO se unen voluntariamente en la comunión con Cristo en su iglesia y en su disciplina para con sus correligionarios, la idea de pureza en la iglesia adquiere por consiguiente una importancia capital. Ya que el bautismo es visto como señal de alianza, «desde el principio, los adventistas han rechazado cualquier concepto del bautismo que lo presente como un opus operatum, es decir, como un acto que, en sí mismo, comunica la gracia y los efectos de la salvación.»33 Esta creencia distingue a los adventistas de otras iglesias cristianas, sobre todo de la comprensión católica romana del bautismo,34 pero también de la comprensión protestante del bautismo.35

zada «tenía la responsabilidad de responder a la gracia, a la solicitud y al amor de Dios viviendo una vida que diera testimonio ante aquellos con los que convivía manifestándoles esta gracia y este amor.» (BURNISCH, Raymond F. G. «Baptismal Preparation under the Ministry of St John Chrysostom in Fourth-Century Antiochia». En: PORTER, Stanley E. y CROSS, Anthony R. (eds.). Baptism, the New Testament and the Church: Historical and Contemporary Studies in Honour of R. E. O. White. Sheffield: Sheffield University Press, 1999, p. 401). Del mismo modo, Justino Mártir hace este comentario en su Primera apología (61.1, 2): «En el momento del bautismo se recordaba al conjunto de la asamblea y especialmente aquellos que recibían el bautismo, las altas exigencias morales dadas a los que profesan ser discípulos de Cristo.» (KEITH, Graham. «The Formulation of Creeds in the Early Church». Themelios. Vol. 24, núm. 1 (1998), p. 15. Hay que destacar que Justino incluye en los preámbulos al bautismo el compromiso «que el candidato moldeará su conducta a la moral exigida por el evangelio», incluida «el cumplimiento de los mandamientos.» (Ibídem, p. 16). 33 SDAE, op. cit., p. 128. 34 Para los católico romanos, «el bautismo es el más fundamental de los siete sacramentos.» (KOCH, Günter. «Baptism». En: BEINERT, Wolfgang y SCHÜSSLER FIORENZA, Francis (eds,). Handbook of Catholic Theology. New York: Crossroad, 1995, p. 42). Como sacramento fundamental, el bautismo es «la entrada de todos los sacramentos, la puerta de la vida cristiana y por lo tanto de la vida eterna. [...] El bautismo borra el pecado original y todos los pecados personales, hace al cristiano participante de la naturaleza divina por la gracia santificante, le confiere la adopción de hijo de Dios, lo llama y lo cualifica para la recepción de los otros sacramentos y

190


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO EN LA IGLESIA ADVENTISTA

para la participación en la adoración sacerdotal de la iglesia.» (NEUNHEUSER, Burkhard. «Baptism». En: RAHNER, Karl (ed.). Encyclopedia of Theology: The Concise Sacramentum Mundi. New York: Crossroad, 1991, p. 66). El acontecimiento bautismal «por su carácter sacramental», comunica «un don misterioso, impersonal y objeto de gracia» (ibídem, p. 72, 74) que purifica al hombre del pecado original, «el bautismo administrado con buenas intenciones permanece siempre válido» (ibídem, p. 72). «Cualquier repetición del bautismo es nula» (ibídem, p. 72), porque «el bautismo imprime al alma un carácter indeleble» (ibídem, p. 70). El bautismo no puede ser más que una vez en la vida. Según la comprensión católica romana, si el rito del bautismo ha sido correctamente administrado, no hay ninguna necesidad teórica de un rebautismo. Encontrareis un acercamiento útil para la comprensión católica romana del bautismo desde una perspectiva adventista, en LORENCIN, J. «Rebaptism…», op. cit., p. 9-14. 35 Se ha destacado que, por el acento puesto en «la Palabra y la fe, los reformadores del siglo XVI han repudiado teóricamente el concepto católico de sacramento, pero, en realidad, se duda de ir más allá de la lógica revolucionaria de su propio principio. En el conjunto (a excepción de los bautistas), se conformaron de guardar el bautismo, especialmente el de los recién nacidos, como medio de gracia en el sentido más estricto de la palabra.» (NEUNHEUSER, B. «Baptism», op. cit., p. 72). El bautismo, en la Iglesia Luterana, es uno de los dos sacramentos. Un «sacramento da al hombre la garantía, el testimonio y el sello de la promesa divina.» (ALTHAUS, Paul. The Theology of Martin Luther. Schultz, Robert C. (trad.). Philadelphia: Fortress Press, 1966, p. 346). Mientras que para un católico romano el bautismo es absolutamente esencial para la salvación, para un luterano es necesario pero no absolutamente esencial. Porque es Dios el que hace una alianza de paz a través del bautismo, él no rompe jamás su parte en la alianza bautismal, incluso aunque la rompamos nosotros. No hay pues necesidad de una nueva alianza o de una repetición del sacramento del bautismo. De hecho, parece haber un terreno de entendimiento en el diálogo ecuménico entre protestantes y católico romanos sobre el carácter no renovable del bautismo. Ver LEHMANN, Karl y PANNENBERG, Wolfhart. Lehrverurteilungen - kirchentrennend? Vol. 1: Rechtfertigung, Sakramente und Amt im Zeitalter der Reformation und Heute. Freiburg: Herder, 1986, p. 84-86; ROY, Kevin. Baptism, Reconciliation and Unity. Carlisle (Reino Unido): Paternoster Press, 1997; WRIGHT, David F. «Scripture and Evangelical Diversity with Special Reference to the Baptismal Divide». En: STATTERHWAITE, E. y WRIGHT, David F. (eds.). A Pathway into the Holy Scripture. Grand Rapids (Michigan): Eerdmans,

191


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Aunque en el pensamiento adventista, el bautismo está asociado de manera vital a la salvación y al perdón de los pecados,36 los adventistas no creen que este sea garantía de salvación.37 El bautismo 1994, p. 257-275, especialmente la página 265. La Confesión de Augsburgo afirma que el bautismo es necesario para la salvación que se ofrece por gracia y que los niños deben ser bautizados. El artículo IX muestra muy claramente que los anabaptistas son condenados por el hecho de haber rechazado como falso el bautismo de los niños (Ver Confessio Augustana IX, en: Die Bekenntisschriften der evangelisch-lutheranischen Kirche. Vol. 1. Göttingen: Vandenhoeck & Ruprecht, 1955, p. 63; MILDENBERGER, Friedrich. Theology of the Lutheran Confession. Philadelphia: Fortress Press, 1986, p. 108-111). Encontraréis una descripción concisa de las diferentes concepciones del bautismo en la Iglesia Católica y las diferentes iglesias protestantes en la útil presentación de SCHOTT, Erdmann. Taufe und Rechtfertigung in kontroverstheologischer Sicht. Stuttgart: Calver Verlag, 1966, especialmente p. 7-33. 36 Ya desde 1880, J. N. Andrews escribía una serie de cuatro artículos sobre el bautismo que aparecieron en la Review and Herald. Especialmente en los tres primeros mostró la estrecha relación existente entre el bautismo y el perdón de los pecados. Ver ANDREWS, J. «The Importance of Baptism», op. cit., p. 41; ANDREWS, John Nevins. «Baptism in Water». Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 55, núm. 4 [22 enero 1880], p. 57 [en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18800122-V55-04__B.pdf#view=fit> Consulta: 22 julio 2010]. Ver también EAGAN, J. «Re-baptism Re-Examined», op. cit., p. 15-16. Según el Manual de la Iglesia el compromiso bautismal al que debe suscribir cada candidato al bautismo conlleva esta pregunta (n° 12): «¿Acepta la enseñanza del Nuevo Testamento acerca del bautismo por inmersión, y quiere ser bautizado de esa manera como una manifestación pública de su fe en Cristo y del perdón de sus pecados?» (ASOCIACIÓN GENERAL ASD, Manual de la Iglesia, op. cit., 2005, p. 32-33). 37 ASOCIACIÓN MINISTERIAL ASD. Creencias de los adventistas…, op. cit., p. 213. Ya en 1862 Moses Hull respondió a la antigua objeción que los pecados no pueden ser perdonados más que por el bautismo, declarando: «Nadie ha dicho jamás que el pecado solo podía ser perdonado a través del bautismo. El bautismo no remite, ni perdona, ni borra ningún pecado. Solo lo hace Dios. Pero el bautismo, cuando va precedido por el arrepentimiento y la fe en Cristo, lleva al verdadero creyente a Cristo, quien recibe por derecho todas las bendiciones espirituales entre

192


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO EN LA IGLESIA ADVENTISTA

las que se encuentra la remisión de los pecados. Entonces, si el cristiano –que ha sido bautizado y no el pecador incrédulo– peca, hay un abogado cerca del Padre, Cristo que murió, fue sepultado y resucitó. El pecador cree esto y obedece de corazón a “esta forma de doctrina”; es decir que muere al pecado, es sepultado por el bautismo y resucitado en novedad de vida. Ahora ha sido liberado del pecado. Se convierte en servidor de Dios llevando frutos para santidad y tiene como meta la vida eterna. Ro 6: 17. No es más que después de haber obedecido a esta “forma de doctrina” que queda liberado del pecado. Entonces, si peca, tiene un abogado cerca del Padre.» (HULL, Moses. «Design of Baptism». Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 20, núm. 18 [30 septiembre 1862], p. 141 [en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18620930-V20-18__B.pdf#view=fit> Consulta: 22 julio 2010]). La respuesta más clara a la pregunta «¿El bautismo nos salva?» probablemente ha sido dada por J. H. Waggoner que escribe: «No nos atañe el preguntar si es o no necesario para nuestra salvación. Debemos procurar por nuestros deberes y dejar las consecuencias al Señor. No es el papel del servidor fiel el preguntar: “¿Por qué debo hacerlo?” Es suficiente el que sepamos que debemos hacerlo. [...] Nuestra respuesta a la pregunta es a la vez un sí y un no. Todo lo que el Señor exige de nosotros tiene un efecto salvífico; sin embargo, ningún deber contiene la salvación en sí mismo. Si el tema es: “¿Me salvará el bautismo aunque descuide los otros deberes?”, entonces respondemos no. No hay nada en la Biblia que presente la salvación en este sentido. La salvación no descansa jamás sobre tales bases. Pero si quiere decir: “¿Debo someterme a todo lo que Dios me ordena para ser salvo?”, entonces respondemos: ¡Sí! No hay otro camino para la salvación más que la conformidad a la voluntad divina. El hombre vivirá “de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4: 4).» (WAGGONER, Joseph Harvey, Thoughts on Baptism, p. 129). Otro reconocido autor adventista ha respondido a esta misma cuestión bajo otro ángulo: «Podríamos pensar que el Juez eximirá a los que jamás han tenido la ocasión de ser bautizados y que no han recibido ninguna luz al respecto; pero si suponemos que nos excusará, nosotros que tenemos los medios para comprender este tema y la posibilidad de obedecer, si rechazamos deliberadamente el deber que se nos coloca muy claramente delante de nosotros, nos engañamos a nosotros mismos y descubriremos al final que nuestro error era fatal.» (ANDREWS, J. «The Importance of Baptism», op. cit., p. 41.).

193


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO entendido como símbolo de alianza, no lleva en sí mismo el carácter no renovable característico de la comprensión sacramental del bautismo.38 Llegados a este punto, otro aspecto importante de la teología adventista que tiene una cierta incidencia sobre el presente estudio: es «la eficacia de la elección humana como factor determinante en la salvación de cada persona.»39 Los adventistas reconocen que Dios le ha dado al hombre libre albedrío. «En su gracia y misericordia, Dios desea que todos los hombres sean salvos por la fe en Jesucristo; pero da al hombre la libertad de aceptar o rechazar el don de su gracia. Cada persona es, por lo tanto, responsable de su propio destino.»40 En este punto, los adventistas difieren de la posición de Calvino,41 quien había elegido la doble predestinación y la gracia irresistible y la de otros reformadores protestantes como Lutero.42 En este punto, la libertad del hombre y el papel de la voluntad

38

«La Escritura no dice nada que permita negarles el rebautismo a los individuos que han quebrantado su pacto con Dios al caer en graves pecados y apostasía, y luego han experimentado la reconversión y el deseo de renovar su pacto.» (ASOCIACIÓN MINISTERIAL ASD. Creencias de los adventistas…, op. cit., p. 222, nota 6. Ver también el ASOCIACIÓN GENERAL ASD, Manual de la Iglesia, op. cit., 2005, p. 210). 39 «Predestination». En: SDAE, op. cit., p. 1145. 40 «Free Will». En: SDAE, op. cit., p. 479-480. 41 Ver CALVINO, Juan. Institución de la religión cristiana. Libro III, cap. 21, § 1, 5, 7 y cap. 23, § 6, 7. Cipriano de Valera (trad.). Rijswijk: Fundación Editorial de Literatura Reformada, 1967, vol. 2, p. 723-725, 728-733, 752-754. En línea: <http://www.iglesiareformada.com/Calvino_Institucion_3_21.html>, <http://www.iglesiareformada.com/Calvino_Institucion_3_23.html> [Consulta: 27 julio 2010]) 42 Sobre Martín Lutero, ver McSORLEY, Harry J. Luthers Lehre vom unfreien Willen nach seiner Haupschrift De Servo Arbitrio im Lichte der biblischen und kirchlichen Tradition. München: Max Huber Verlag, 1967.

194


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO EN LA IGLESIA ADVENTISTA humana están más en la línea de pensamiento de Arminio43 y de la tradición teológica de los anabaptistas. Aunque los adventistas no se identifiquen formalmente con los arminianos, «el punto de vista general de Arminio ha acabado por caracterizar su doctrina.»44 Los adventistas han rechazado el punto de vista «una vez salvo, siempre salvo». Creen por el contrario que es posible rechazar la gracia y perder la salvación.45 Si esto es verdad, lo contrario, también: es posible, en principio, que una persona vuelva a Jesucristo y renueve su alianza con Dios. Todos estas cuestiones y consideraciones tienen una relación directa con el tema del rebautismo y renovación del bautismo,46 y debemos tenerlas presentes ahora que vamos a ver ciertas declaraciones específicas en las que esta idea ha sido propuesta e incorporada por ciertos teólogos y pensadores adventistas a lo largo de nuestra historia. 43

«Respecto a la predestinación, los SDA pueden ser considerados como estando en la tradición arminiana.» (SDAE, op. cit., p. 1145). 44 «Arminianism». En: SDAE, op. cit., p. 80. 45 Uriah Smith, que escribía como redactor jefe de la Review and Herald estacó que la predestinación tal como está presentada en la Escritura «es la seguridad de la salvación tanto tiempo como mantengamos una relación con Dios; en la teología [calvinista presbiteriana], esta es una relación determinada para nosotros independientemente de nuestra propia voluntad y un destino o bien a una vida que nosotros no podemos, o bien a una muerte que nosotros no podemos evitar.» (SMITH, Uriah. «Predestination». Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 61, núm. 17 [22 abril 1884], p. 264-265 [en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18840422-V61-17__B/index.djvu> Consulta: 22 julio 2010]. Citado en: SDAE, op. cit., p. 1145. Ver SMITH, U. «Predestination». Synopsis of the Present Truth…, op. cit., p. 304-313). 46 A fín de eludir una confusión semántica inútil, emplearemos la expresión «renovación del bautismo» para los casos de personas que ya han sido bautizadas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo por inmersión más de una vez, incluso en la misma iglesia, en contraste con aquellas que jamás han sido bautizadas por inmersión y en consecuencia estas serán «rebautizadas».

195


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO

II. EL “REBAUTISMO” Y LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO Aunque existen pruebas de que la práctica de bautizar a las personas que no habían sido bautizadas según el modelo bíblico, es decir por inmersión, haya sido un hecho corriente en el seno del movimiento adventista observador del sabbat desde sus orígenes,47 el 47

El primer artículo de la Review and Herald que trató del tema del bautismo parece haber sido escrito por John C. Day (DAY, John C. «Sign or Seal of the Covenant». The Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 5, núm. 22 [4 julio 1854], p. 174-175 [en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18540704-V0522__B/index.djvu> Consulta: 20 julio 2010). Cf. especialmente BYINGTON, John. «Re-baptism». Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 7, núm. 17 (24 enero 1856), p. 136 (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18560124V07-17__B.pdf#view=fit> [Consulta: 22 julio 2010]); WAGGONER, J. H. «Baptismanswer», op. cit., p. 172-173; ídem, «Baptism». Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 9, núm. 23 (9 abril 1857), p. 181 (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18570409-V09-23__B.pdf#view=fit> [Consulta: 20 julio 2010]); WHITE, J. «Re-Baptism», op. cit., p. 114; ANDREWS, J. «The Importance of Baptism», op. cit., p. 41; ídem, «Baptism in Water», op. cit., p. 56; ídem, «Baptism as the Memorial of the Resurrection of Christ». Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 55, núm. 9 (26 febrero 1880), p. 136-137 (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18800226-V55-09__B.pdf#view=fit> [Consulta: 20 julio 2010]; SMITH, U. «Rebaptism», op. cit., p. 424. Encontraremos más fuentes y un estudio sacado de fuentes adventistas de los inicios sobre este problema en LORENCIN, J. «Rebaptism…», op. cit., p. 45-114, y una larga lista de artículos de la Review and Herald tratando este tema en las páginas 117-122 de este libro. Incluso más tarde, el tema del “rebautismo” sale a colación en numerosos temas publicados en nuestra iglesia. Ver W[OOD], F. M. «Should There Ever Be Rebaptism?». The Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 119, núm. 41 (8 octubre 1942), p. 7 (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH19421008-V11941__B.pdf#view=fit> [Consulta: 22 julio 2010]); BRADLEY, W. P. «Baptism and Rebaptism». The Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 149, núm. 7 (17 febrero 1972), p. 7 (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH19720217V149-07__B.pdf#view=fit> [Consulta: 22 julio 2010]); MAXWELL, Mervin. «Questions Youth Are Asking Today – Rebaptism?». Signs of the Times. Vol. 99, núm. 10

196


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO EN LA IGLESIA ADVENTISTA tema del bautismo y del rebautismo parece no haber sido jamás un gran problema para los adventistas.48 No sorprende encontrar que «muy pocas investigaciones han sido hechas sobre el tema del rebautismo en la Iglesia Adventista del Séptimo Día.»49 Una de las

(octubre 1972), p. 30 (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/ST/ST19721001-V99-10__C/index.djvu> [Consulta: 22 julio 2010]; CRAWFORD, Ivan. «Your Bible Questions Answered How Many Baptism?». Signs of the Times. Vol. 103, núm. 7 (julio 1976), p. 28-29 (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/ST/ST19760701-V10307__C/index.djvu> [Consulta: 22 julio 2010]; JUDD, Wayne. «Why Not Ask? - How Many Baptisms?». Signs of the Times. Vol. 105, núm. 12 (diciembre 1978), p. 25 en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/ST/ST19781201-V10512__C/index.djvu> [Consulta: 22 julio 2010]; «Parson to Parson: What would you do? Censuring a repentant member». Ministry. Vol. 57, núm. 4 (abril 1984), p. 2425 (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/MIN/MIN19840401-V5704__B/index.djvu [Consulta: 22 julio 2010]; HOLBROOK, Frank B. «Frank Answers». Signs of the Times. Vol. 11, núm. 5 (mayo 1984), p. 28; REID, George W. «Is Rebaptism Biblical?». Adventist Review. Vol. 161, núm. 26 (28 junio 1984), 8 (664) (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH19840628-V16126__B/index.djvu> [Consulta: 22 julio 2010]); WOOD, Miriam. «What if I Break a Baptismal Vow?». Adventist Review. Vol. 164, núm. 39 (24 septiembre 1987), 16 (1080) (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH19870924-V16439__B/index.djvu> [Consulta: 22 julio 2010]); EDWARDS, Rex D. «Baptism: Pastoral Perplexities». Ministry. Vol. 60, núm. 12 (diciembre 1987), p. 7-10 (en línea: <http://www.ministrymagazine.org/archives/1987/MIN1987-12.pdf> [Consulta: 22 julio 2010]); ídem, «Baptism and Conversion», Ministry. Vol. 66, núm. 8 (agosto 1993), p. 11-13, 27 (en línea: <http://www.ministrymagazine.org/archives/1993/MIN1993-08.pdf> [Consulta: 22 julio 2010]); SPIVEY BROWN, Gina y PARKER SPIVEY, Loretta. «Take me to the Water... Again?», Adventist Review. Vol. 173, núm. 49 (diciembre 1996), p. 27 (1499) (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH19961205-V17349__C/index.djvu> [Consulta: 22 julio 2010]). 48 Ver LORENCIN, J. «Rebaptism…», op. cit., p. 47. 49 Ver LORENCIN, J. «Rebaptism…», op. cit., p. 1. Además de los artículos mencionados a continuación, hemos encontrado los siguientes estudios: ROBINSON,

197


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO razones que explican la relativa poca frecuencia de publicaciones sobre la renovación del bautismo en la Iglesia Adventista del Séptimo Día puede ser que estemos abordando un terreno algo sensible que implica no solo experiencias personales de miembros de iglesia individuales sino también porque toca la interpretación teológica de uno de los ritos más importantes de nuestra fe.50 Trataremos en primer lugar la forma en que los adventistas han entendido el problema del rebautismo de personas que no habían Dores Eugene. «Rebaptism: A Statement in Reply to the Question of Mrs White's Advocacy of Rebaptism». Berrien Springs (Michigan): Adventist Heritage Center, James White Library, Andrews University, 1932; MOORE, B. «The SDA Position on Rebaptism in the Nineteenth Century», op. cit.,; RETZER, Gerald Nelson. «Grounds for Rebaptism». Berrien Springs (Michigan): Adventist Heritage Center, James White Library, Andrews University, 1971; LORENCIN, J. «Rebaptism…», op. cit., p. 1; HYDE, Gordon M. «A Study on the Understanding of Rebaptism in the Seventh-day Adventist Church». Manuscrito no publicado. Biblical Research Committee, rev. 1978 (original 1974); EAGAN, J. «Re-baptism Re-Examined», op. cit.; BANNER, Bruce A. «Thoughts on Baptism in the Early Years of Adventism». Estudio. Andrews University, Seventh-day Adventist Theological Seminary, 20 noviembre 1990. 50 Es también un problema en otras iglesias como destacaba Reinhard Slenczka en un artículo (SLENCZKA, Reinhard. «Taufe - Tauferneuerung - Wiedertaufe». Kerygma und Dogma 34 [1988], p. 105). Ver también WETH, Rudolf «Taufeverständnis und Taufpraxis in den Freikirchen als Anfrage an die landeskirchliche Taufpraxis». En: LIENEMANN-PERRIN, Christine (ed.). Taufe und Kirchenzugehörigkeit: Studien zur Bedeutung der Taufe für Verkündigung, Gestalt und Ordnung der Kirche. München: Chr. Kaiser Verlag, 1983, p. 337-366, especialmente las p. 342-343; y el estudio reciente presentado en udea-Dokumentation, 8/98, con el título «Wasser allein macht's freilicht nicht. Pro und Kontra Kindertaufe», con las contribuciones de Rolf HILLE, Uwe SWARAT, Heinz-Werner NEUDORFER, Wilfried HAUBECK, Rolf WALKER y Roland GEBAUER. Ver también el artículo reciente de BEASLEY-MURRAY, Paul. «Baptism for the Initiated». En: PORTER, Stanley E. y CROSS, Antony R. (eds.). Baptism, the New Testament and the Church historical and Contemporary Studies in Honour of R. E. O. White. Sheffield: Sheffield University Press, 1999, p. 467-476.

198


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO EN LA IGLESIA ADVENTISTA sido previamente bautizadas por inmersión en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

A. El “rebautismo” Puesto que nuestros pioneros consideraban la inmersión como el único modelo bíblico aceptable de bautismo, las personas bautizadas anteriormente con cualquier otro método eran consideradas como no estando totalmente bautizadas. En otras palabras, la pregunta que se planteó a comienzos del adventismo con respecto a la práctica del rebautismo no era saber si una persona que no había recibido el bautismo bíblico por inmersión debía ser rebautizada. Tal persona estaba considerada como no bautizada.51 J. H. Waggoner, por ejemplo, expresa esta idea con mucha fuerza desde 1857 cuando trató del «prejuicio (porque no debemos llamarlo de otro modo) que existe contra el rebautismo». Al respecto, escribió esto: «De la necesidad de bautizar aquellos que han recibido el bautismo por aspersión, durante su infancia o en cualquier otro momento, apenas hay que hablar; al no ser este un bautismo, no se puede hablar de rebautismo.»52 51

Hay que destacar que, a pesar de sus fuertes convicciones sobre el tema, los primeros adventistas profesaban también que «numerosas personas que jamás han recibido el bautismo por inmersión serán sin ninguna duda salvas.» (SMITH, Uriah. Synospis of the Present Truth, p. 285). 52 J. H. Waggoner comenta la práctica de la «aspersión» de una persona en el nombre del Padre, etcétera, afirmando: «Esto me parece tomar su nombre en vano.» Llama a esto una «ceremonia no autorizada» (WAGGONER, J. H. «Baptismanswer», op. cit., p. 173). Algunos días más tarde volvió sobre el mismo tema y rechazó la idea de que la sinceridad de intención en una acción equivocada pueda reemplazar la acción correcta cuando se evidencia el error. De modo que la experiencia pasada de una persona no es una garantía suficiente para ser aceptada por Dios indefinidamente (ídem, «Baptism». Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 9, núm. 23 [9 abril 1857], p. 181 (en línea:

199


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Unos diez años más tarde, James White repitió esta misma idea en términos parecidos en un artículo titulado «Rebautismo». Según James White, el rebautismo «significa ser bautizado de nuevo. [...] No hablo de personas que no han recibido previamente el bautismo por aspersión, porque estas personas jamás han sido bautizadas.»53 Así pues, según lo entendieron voces autorizadas del adventismo en sus inicios, una persona que había sido bautizada por aspersión o por cualquier otra forma que no fuera la inmersión no era rebautizada, sino que se consideraba bautizada por primera vez.54 El bautismo se consideraba esencial en la experiencia cristiana. Se creía que «la nueva vida del cristiano comienza verdaderamente con el bautismo»55 y que el bautismo por inmersión era necesario para las personas anteriormente bautizadas por aspersión, infusión, o cualquier otro método distinto del modelo bíblico. Sin embargo, los primeros adventistas sinceramente que Dios, el juez justo, «excusará a los que nunca han tenido la posibilidad de ser bautizados y <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18570409-V09-23__B.pdf#view=fit> [Consulta: 20 julio 2010]). 53 WHITE, J. «Re-Baptism», op. cit., p. 114. Como puede verse en esta cita, la terminología empleada tiene una cierta imprecisión que se añade a la complejidad de nuestra investigación. Aparentemente, James White, al menos en este ejemplo, utiliza el término ‘rebautismo’ para señalar lo que llamaríamos “renovación del bautismo”, es decir, el hecho de recibir varios bautismos por inmersión a lo largo de la vida. 54 EAGAN, J. «Re-baptism Re-Examined», op. cit., p. 4. Ver «Dip, Pour, Sprinkle, and Wash». Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 8, núm. 6 [29 mayo 1856], p. 43 (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18560529-V0806__B/index.djvu> [Consulta: 27 julio 2010]); ANDREWS, John Nevins. «Sprinkling not Baptism». Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 55, núm. 16 [15 abril 1880], p. 249 (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18800415-V5516__B/index.djvu> [Consulta: 27 julio 2010]). 55 SMITH, Uriah. Synospsis of the Present Truth, p. 284-285.

200


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO EN LA IGLESIA ADVENTISTA que tampoco han recibido ninguna luz al respecto.»56 También, Uriah Smith comentaba esto en los siguientes términos: «Aunque muchos, probablemente, serán salvos sin haber sido jamás bautizados por inmersión, los que han recibido una clara luz al respecto serán juzgados según esta luz y la forma en que han andado según esta luz.»57 El problema que tenemos que abordar ahora es el siguiente: ¿es necesario, en algunas circunstancias, que una persona convenientemente bautizada, puede que incluso por un predicador adventista, sea rebautizada? O bien: ¿una persona debe renovar su bautismo tras abandonar la fe y volver a pasar por una nueva y auténtica conversión?

B. La renovación del bautismo Vista la comprensión adventista del bautismo, no sorprende encontrarnos varios ejemplos de personas recibiendo un segundo bautismo, habiendo incluso recibido un primer bautismo por inmersión bíblicamente válido, incluso en el seno de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Parece que los ejemplos pueden agruparse en varias categorías en función de los motivos que justifican un segundo bautismo.

56

ANDREWS, J. «The Importance of Baptism», op. cit., p. 41. Andrews prosigue: «Pero si suponemos que el Señor nos excusará, nosotros que tenemos los medios de comprender este tema y la posibilidad de obedecer, si obviamos deliberadamente este deber tan claramente manifestado, nos engañamos a nosotros mismos y descubriremos al final que nuestro error era fatal.» (ANDREWS, J. «The Importance of Baptism», op. cit., p. 41. Citado en: MOORE, B. «The SDA Position on Rebaptism in the Nineteenth Century», op. cit., p. 9). 57 SMITH, Uriah. Synospis of Present Truth, p. 285.

201


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO

1. Una nueva experiencia espiritual Las personas bautizadas por inmersión, como creyentes, que no observan todos los mandamientos de Dios, constituyen un problema especial.58 J. H. Waggoner, por ejemplo, respondía afirmando que debían ser rebautizadas, porque la sinceridad de intenciones en una acción incorrecta no sustituye una acción correcta cuando este error sea manifestado en el gran día.59 Algunos años más tarde, en 1867, James White menciona varias razones por las cuales una persona debe renovar su bautismo en idénticas circunstancias. Concentraremos nuestra atención en ciertos puntos interesantes. James White reconoce la posibilidad de una renovación bautismal cuando una nueva luz o una luz mayor se manifiesta a una persona y despierta en ella un reconocimiento mayor de sus deberes, especialmente en lo relacionado con la ley de Dios.60 James White, por ejemplo, comparando el bautismo de Juan y el de los discípulos de Éfeso ya bautizados por Juan el Bautista, escribía: «Fijaos bien: estos habían recibido una clara luz en el momento de sus dos bautismos por inmersión. No hicieron más que progresar de una luz a otra mayor. En nuestro caso, la mayoría de nosotros estábamos en tinieblas, vestidos con nuestras ropas babilónicas o incluso con otras aún más sucias. Íbamos en dirección equivocada. La verdad nos paró en seco, nos hizo dar media vuelta, nos despojó de nuestros harapos y nos purificó. Si fueron

58

Ver este tema destacado en CARTER, A. G. «Baptism». Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 9, núm. 22 (2 abril 1857), p. 172 en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18570402-V09-22__B.pdf#view=fit> Consulta: 20 julio 2010]). 59 WAGGONER, J. H. «Baptism-answer», op. cit., p. 172-173; ídem, «Baptism», op. cit., p. 181. 60 Ver MOORE, B. «The SDA Position on Rebaptism in the Nineteenth Century», op. cit., p. 13 ss.

202


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO EN LA IGLESIA ADVENTISTA necesarios dos bautismos para personas que andaban en la verdad hace dieciocho siglos, cuánto más en nuestro caso.»61

Desde 1857, la referencia a un rebautismo en Hechos 19: 1-7 fue interpretado como indicando que el apóstol Pablo mismo adoptó la práctica del rebautismo.62 Aceptando el bautismo de Juan como de origen divino, los primeros dirigentes adventistas se pusieron rápidamente de acuerdo en que He 19: 5 describía un caso de rebautismo.63 Este caso fue enseguida aplicado a la experiencia de personas ya bautizadas por inmersión en otras iglesias cristianas y que, como se suponía, necesitaban un rebautismo o una renovación de su bautismo en el momento en que abrazan una verdad más completa en terrenos importantes de la fe cristiana, tales como la ley de Dios y su papel en la alianza.64 Ellen G. White usó también Hechos 19 en un razonamiento parecido en su libro Sketches from the Life of Paul, en 1883: «La experiencia de estos convertidos del judaísmo [mencionados en Hechos 19: 1-7] tiene una lección para nosotros. Cuando recibieron el bautismo de manos de Juan el Bautista profesaban serios errores. Cuando descubrieron una luz mayor, aceptaron gozosos a Cristo como su Redentor y este paso hacia adelante les dio obligaciones más elevadas. La recepción de una fe más pura produjo el correspondiente cambio en sus vidas y en su carácter. »Como señal de ese cambio y como profesión pública de su fe en Cristo, fueron bautizados en el nombre de Jesús. También 61

WHITE, J. «Re-Baptism», op. cit., p. 114. «Que [el rebautismo] haya sido practicado por los apóstoles, como se cita en Hechos 19, no hay duda alguna. Queda la cuestión: ¿Qué circunstancias justifican seguir este ejemplo?» (WAGGONER, J. H. «Baptism-answer», op. cit., p. 173). 63 Acerca de la comprensión adventista del bautismo en los inicios, ver LORENCIN, J. «Rebaptism…», op. cit., p. 86-89. 64 EAGAN, J. «Re-baptism Re-Examined», op. cit., p. 12. 62

203


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO discípulos sinceros de Jesús tuvieron una experiencia parecida. Una comprensión más clara de la voluntad de Dios sitúa al hombre en una nueva relación con Él. Nuevos deberes le son revelados. Cosas que les parecían antes inocentes o incluso recomendables ahora aparecen con connotaciones de pecado. El apóstol Pablo nos dice que, aunque haya obedecido la ley de Dios, como estaba convencido que hacía, cuando el Espíritu Santo le mostró el mandamiento en su consciencia, “revivió el pecado, y yo morí” (Ro 7: 9-10) [...] Muchas personas en la actualidad han transgredido sin saberlo uno de los mandamientos de la ley de Dios. Cuando su entendimiento es iluminado y cuando las exigencias del cuarto mandamiento aparecen en su conciencia, descubren que son pecadores a los ojos de Dios. “el pecado es infracción de la Ley” (1 Jn 3: 4, versión Reina-Valera 1995). “Porque quien observa toda la Ley, pero falta en un solo precepto, se hace reo de todos” (Sant 2: 10). El que busca honradamente la verdad no pondrá su ignorancia de la ley como excusa de su transgresión. [...] Respeta la ley de Dios como sana, justa y buena y se arrepiente de haberla transgredido. Por la fe implora la sangre de Cristo, su expiación, y se ampara en la promesa del perdón. Ahora, su antiguo bautismo no lo satisface más. Se ve pecador y condenado por la ley de Dios. Experimenta de nuevo la muerte al pecado y desea ser otra vez sepultado con Cristo por el bautismo, para poder resucitar en novedad de vida. Esta experiencia está conforme con el ejemplo de Pablo bautizando a estos conversos del judaísmo. Este incidente nos ha sido traído por el Espíritu Santo como lección instructiva para la iglesia.»65

La experiencia de los creyentes de Éfeso narrada en Hechos 19 es interpretada como que fueron rebautizados a causa de su aceptación de una luz mayor y como consecuencia de las 65

WHITE, Ellen G. Sketches from the Life of Paul, Washington, DC: Review and Herald, 1974, p. 132-133; ídem, Conquérants pacifiques, Dammarie-lés-Lys: Ed. Signes des temps, 1980, p. 252 (ed esp.: Los Hechos de los Apóstoles).

204


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO EN LA IGLESIA ADVENTISTA modificaciones habidas en su vida exigidas por esta nueva luz.66 Todo ello toma sentido cuando el bautismo es entendido y considerado como señal en una relación de alianza en la que la ley de Dios determina la conducta y da las directrices en esta relación de alianza donde la transgresión de la ley de Dios es considerada pecado. Esto nos ayuda también a entender porque la nueva luz sobre el sabbat del séptimo día, considerado señal de alianza con Dios, ha jugado un papel tan importante en el problema del rebautismo.

2. El bautismo prematuro Otra razón que justifica el rebautismo es el caso del que se considera un bautismo prematuro. «Algunos entre nosotros no estaban preparados –escribió James White–. Fuimos sepultados vivos.»67 Es decir, algunos no se habían arrepentido y no habían muerto al yo en el momento de su bautismo. A un bautismo prematuro se refiere cuando escribe: «Algunos de entre nosotros no sabían a que se adherían cuando se bautizaron. El predicador había dicho que debíamos ser bautizados y nosotros obedecimos.»68 Es evidente que en estos casos no se había tomado una decisión madura por parte del creyente bautizado y el rito formalista del bautismo sin su correspondiente convicción en el corazón y en su mente no era suficiente para testificar una relación viva de alianza con Jesucristo.

66

EAGAN, J. «Re-baptism Re-Examined», op. cit., p. 12. WHITE, J. «Re-Baptism», op. cit., p. 114. 68 Ídem. 67

205


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO

3. El bautismo administrado por manos indignas Otra razón mencionada por James White es la administración del bautismo por «manos indignas».69 Algunos años antes, en 1861, se hace mención al problema de un bautismo no autorizado y la necesidad de un rebautismo, cuestión planteada por un tal J. Bostwick: «Querido hermano White, me gustaría pedir su consejo acerca del siguiente problema: el anciano de esta iglesia, tras haber sido cesado por la iglesia local, por sí mismo ha decidido administrar el bautismo y dar la santa cena a un grupo de hermanos que viven a unos cincuenta kilómetros de aquí. ¿Podemos considerarlo válido? ¿Estos hermanos deben ser rebautizados? Esto fue cuando aún no estaban al corriente de la situación de este anciano.»70

James White le respondió en estos términos: «Nuestro consejo es que todo esto debería deshacerse y que alguien autorizado bautizara a estas personas.»71 Parece que este problema se manifestaba especialmente en la Iglesia Adventista en sus comienzos por tener todavía una estructura poco organizada.72 Lo que hacia que fuera un problema la administración del rito bautismal por una persona que no estuviera autorizada ni reconocida por los adventistas. No estaremos muy desencaminados si pensamos que James White tenía en mente esta situación o una parecida cuando escribió: «Algunos de los que administran el bautismo eran esclavos de la 69

Ídem. WHITE, James. «Organization». Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 18, núm. 25 (19 noviembre 1861), p. 196 (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18611119-V18-25__B/index.djvu> [Consulta: 20 julio 2010]). 71 Ídem. 72 MOORE, B. «The SDA Position on Rebaptism in the Nineteenth Century», op. cit., p. 11 70

206


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO EN LA IGLESIA ADVENTISTA intemperancia, de la lujuria, del tabaco, del té y del café.»73 Una declaración de este estilo puede ser mejor entendida a la luz de la dimensión religiosa percibida por los adventistas de la reforma de la salud y de la relación estrecha entre el mensaje de salud y el mensaje del tercer ángel,74 que es el corazón de la identidad y de la misión de los adventistas. El interés por la salud no se basa, para ellos, en un motivo legalista. Los principios de salud no se observan para poder ser salvos, sino porque Cristo nos ha rescatado ya. Sin embargo, existe una relación entre la salud y la religión en el sentido que esta nos permite tener la mente más clara para comprender la voluntad de Dios y un cuerpo fuerte para obedecer.75 Es probable que fuera en este contexto que James White escribiera «Algunas personas no solo estaban en el error bautizando en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, sino que también estaban en desacuerdo con verdades bíblicas tales como la pureza bíblica y los dones espirituales en la iglesia. Su mensaje principal era justificar el uso del tabaco rechazando los dones espirituales y haciendo circular falsos rumores acerca de los adven-

73

WHITE, J. «Re-Baptism», op. cit., p. 114. Ellen G. White declaró: «…la reforma pro salud es una parte del mensaje del tercer ángel, y está tan estrechamente relacionada con él como el brazo y la mano lo están con el cuerpo humano.» (WHITE, Ellen G. Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 35 [ed. ing.: Counsels on Diet and Foods, p. 32. En línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=CD&collection=2&section=all&pagenumber=32&QUERY=%22I+was+shown%2C +is+a+part+of+the+third+angel%27s+message%22&resultId=3> Consulta: 25 julio 2010]). Encontraremos útil una ojeada del mensaje de salud de los SDA, de sus orígenes y de su importancia, en ROBINSON, Dores Eugene. The story of Our Health Message. Nashville (Tennessee): Southern Publishing Association, 1965, y en la presentación de HON, E. W. Ein Ruf zum persönlichen Dienst. Bern: División Euroafricana ASD, 1992, especialmente las p. 124-132. 75 Cf. SDAE, op. cit., p. 574. 74

207


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO tistas. Estaban al servicio de Satanás, en plena rebelión contra la obra de Dios, y se preparaban para sentir su cólera.»76

Repetimos: el problema de base parece estar en que personas no autorizadas habían celebrado bautismos; personas que no solo no estaban al servicio de la Iglesia Adventista del Séptimo Día sino que incluso propagaban falsedades sobre el tema. Algunos años más tarde, R. F. Cottrell señaló que la aceptación por Dios del creyente bautizado no depende de las condiciones de administración del rito, sino del arrepentimiento, de la fe y de la obediencia sincera del que recibe el bautismo. Aunque ningún verdadero cristiano desearía voluntariamente recibir un bautismo administrado por manos indignas, si en un futuro se manifestara que el que ha administrado este bautismo era un Judas, esto no cambiaría en absoluto el corazón obediente del bautizado y no lo haría menos aceptable a los ojos de Dios.77 Incluso en nuestra época, problemas 76

WHITE, J. «Re-Baptism». op. cit., p. 114. Es en el mismo sentido que Ellen G. White había declarado que preservar un cuerpo y una mente sanos: «Es un deber sagrado que Dios exige a los seres razonables, hechos a su imagen, para conservar esta imagen en un estado lo más perfecto posible.» (WHITE, Ellen G. Spiritual Gifts, t. 4a, p. 148 [en línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=4aSG&collection=2&section=all&pagenumber=148&QUERY=%22They+should+ do+that+which+God+requires+them+to+do%2C+and+not+leave+God+to+do+for+t hem+that+which+he+has+left+for+them+to+do+It+is+a+sacred+duty+which+God+ has+enjoined+upon+reasonable+beings%2C+formed+in+his+image%2C+to+keep +that+image+in+as+perfect+a+state+as+possible%22&resultId=1> Consulta: 25 julio 2010]; ver también Testimonies for the Church, t. 1, p. 486-489 [en línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=1T&collection=2&section=all&pagenumber=486&QUERY=%22I+was+shown+tha t+the+work+of+health+reform+has+scarcely+been+entered+upon+yet%22&resultId =1> Consulta: 25 julio 2010]). Ya que el espíritu es el único canal con el que Dios se puede comunicar con el hombre, todo lo que pueda destruir o debilitar este canal disminuye al mismo tiempo la capacidad de amarle y conocerle de verdad. 77 COTTRELL, R. F. «Baptism». Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 36, núm.

208


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO EN LA IGLESIA ADVENTISTA idénticos han surgido en la Iglesia Adventista a causa de bautismos administrados por los autoproclamados “ministerios independientes”, en los que las actividades se ejercen al margen y más allá de las fronteras de la Iglesia Adventista oficial.78

4. En caso de apostasía total Otra razón que puede hacer necesaria una renovación del bautismo, es cuando una persona se ha reconvertido después de una apostasía importante. James White, tratando el problema de personas que han apostatado y después se han arrepentido y se han reconvertido al cristianismo, sostenía que también tales personas debían ser rebautizadas. Este es su argumento: «Algunas personas que ahora tienen una fe firme apostataron después de su bautismo y recayeron en un pecado peor que el de antes. Tras su apostasía, se arrepintieron como jamás lo ha-

12 (6 septiembre 1870), p. 96 (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18700906-V36-12__B/index.djvu> [Consulta: 22 julio 2010]). Citado en: LORENCIN, J. «Rebaptism…», op. cit., p. 66. Sin embargo, Ellen G. White parece haber entendido los sentimientos de los que han sufrido por culpa de los «mensajeros enviados por sí mismos» y que «son una maldición para la causa» (WHITE, Ellen G. Primeros escritos. Mountain View (California): Pacific Press, 1976, p. 99 [ed. ing.: Early Writings, p. 99. En línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=EW&collection=2&section=all&pagenumber=99&QUERY=%22These+selfsent+messengers+are+a+curse+to+the+cause%22&resultId=2&isLastResult=true> Consulta: 25 julio 2010]. Citado en: MOORE, B. «The SDA Position on Rebaptism in the Nineteenth Century», op. cit., p. 12). Hemos destacado que «aunque haya habido casos donde el tema del carácter del predicador haya sido un problema en las primeras épocas, este no ha caracterizado por regla general la doctrina de los SDA.» (SDAE, op. cit., p. 127). 78 Cf. Issues: The Seventh-day Adventist Church and Certain Private Ministries. North American Division, s.f., p. 17.

209


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO bían hecho antes; creyeron como nunca antes; ellas han sido –no, ellas no han sido bautizadas–. Para el bautismo, deben retrotraerse a antes de su apostasía y hacerla desaparecer poniendo su arrepentimiento y su fe bajo el mensaje del tercer ángel. ¿Se arrepintieron cuando, por primera vez, cedieron a las exigencias del evangelio? Más tarde, cuando entendieron el mensaje del tercer ángel, su copa de arrepentimiento fue cien veces más amarga. ¿No han ejercitado la fe en su Salvador? Cuando la fe y la esperanza en un Redentor que vuelve para restaurar todas las cosas se les manifestó, por la luz del santuario celestial y por el mensaje del tercer ángel, vieron la gran obra de preparación para dicho acontecimiento, su fe se asió a realidades tangibles con una claridad y una fuerza cien veces mayor que en el tiempo de su antigua fe. ¿Qué hacer ahora? ¿Decirles que permanezcan en la fe? En el momento de su primera conversión, el orden de cosas era: Arrepentíos, creed, sed bautizados. En el momento de su segunda conversión, el orden de cosas es: Arrepentíos, creed y...?»79

¿Cuántas veces se puede apostatar y ser rebautizado? Los adventistas no han profesado jamás históricamente un concepto determinista de la salvación según el cual «una vez salvo» significa «siempre salvo». La comprensión adventista de la Escritura reconoce la posibilidad de privarse de la gracia y apostatar plenamente después de haber creído verdaderamente en Dios. Es en este contexto teológico que James White escribía lo siguiente «Si el bautismo puede seguir dos veces a la fe y al arrepentimiento, también puede hacerlo diez veces. ¿Por qué no? Pero, ¿debemos ser rebautizados cada vez que pecamos? Si pecamos hasta el punto de perder la fe y apostatar, de manera que tengamos necesidad de un arrepentimiento total y de una resurrección completa de la fe, entonces debemos ser rebautizados, 79

WHITE, J. «Re-Baptism», op. cit., p. 114.

210


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO EN LA IGLESIA ADVENTISTA aunque sean estas diez veces. Un pecador es un pecador, aunque pueda cien veces, en el transcurso del tiempo de gracia y si tal cosa es posible, obtener el favor de Dios para después volverlo a perder. Y si un pecador tiene necesidad de fe, de arrepentimiento y del bautismo una vez, también lo necesita en las demás ocasiones.»80

Es necesario interpretar esta declaración de James White en su auténtico contexto si queremos entenderla correctamente. Vemos enseguida que la forma en la que James White expresa su convicción muestra claramente que no está a favor de una renovación ilimitada del número de bautismos. El simplemente manifiesta su convicción, en dirección bíblica y arminiana y es que: es posible perder la fe, reencontrarla otra vez, incluso varias veces, si tal cosa es posible. Hay que ser cuidadoso al subrayar que James White no recomienda el rebautismo cada vez que pecamos, sino únicamente en situaciones en las que «pecamos hasta el punto de perder la fe». En otras palabras, habla aquí de una condición de apostasía total, una situación en la que «una resurrección completa de la fe» es necesaria. Además, James White parece tener en mente la experiencia de aquellos que creían en la segunda venida y que tras la gran decepción de 1844, habían abandonado totalmente la fe, pero que habiéndose arrepentido y, habiendo encontrado nueva luz a través del santuario celestial y del mensaje del tercer ángel, habían encontrado una experiencia de fe nueva y total y habían pasado por una reconversión. Una experiencia tal no podía explicarse en un contexto calvinista en el que Dios desde la eternidad ha predestinado aquellos que serán salvos y los que se perderán. Parece que James White, al igual que otros pioneros adventistas, reaccionó

80

Ídem. El énfasis es nuestro.

211


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO contra el gran prejuicio que existía entre sus adversarios contra tales experiencias.81 Ellen White veía también la posibilidad de un rebautismo en el caso de una apostasía total y de una auténtica conversión. Ella escribió: «…cuando un alma en verdad se ha convertido de nuevo, debe ser bautizada otra vez. Renueve ella su pacto con Dios, y Dios renovará su pacto con ella...»82 No hay que sacar conclusiones precipitadas de tales declaraciones. Aunque preveían la posibilidad de una renovación bautismal en la vida de un creyente, ni James ni Ellen White no sostienen la idea de una repetición precipitada o superficial de esta santa ordenanza. Esto queda claro cuando se leen las palabras de James White al principio de este mismo artículo: «Creemos plenamente que una sola inmersión basta cuando es administrada a la persona conveniente, por la persona conveniente y en el momento conveniente.»83 Al final de este mismo artículo, también responde a la pregunta «¿Debemos ser bautizados cada vez que pecamos?»:

81

Cf. WAGGONER, J. H. «Baptism-answer», op. cit., p. 173. WHITE, Ellen G. Carta 63, 1903. Citado en: El evangelismo, p. 275 [ed. ing.: Evangelism, p. 375. En línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=Ev&collection=2&section=all&pagenumber=375&QUERY=%22when+a+soul+is+t ruly+reconverted%22&resultId=2&isLastResult=true> Consulta: 25 julio 2010]. Esta ha sido, después, también la posición de nuestras publicaciones oficiales. Cf. por ejemplo: F. M. W[OOD], «Should There Ever Be Rebaptism?», op. cit., p. 7; BRADLEY, W. «Baptism and Rebaptism», op. cit., p. 7; MAXWELL, M. «Rebaptism?», op. cit., p. 30; JUDD, W. «How many Baptisms?», op. cit., p. 25; cf. también «Parson to Parson: What would you do? Censuring a repentant member», op. cit., p. 25. Es también la posición oficial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día tal como está expresada en el Manual de la Iglesia (ASOCIACIÓN GENERAL ASD, Manual de la Iglesia, op. cit., 2005,, p. 43-44). 83 WHITE, J. «Re-Baptism», op. cit., p. 114. 82

212


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO EN LA IGLESIA ADVENTISTA «Hay grados en el pecado. Ningún hombre que viva actualmente está libre de lo que nosotros llamamos pecado pero puede cada tarde orar así: “Perdóname, Señor, los pecados que he cometido hoy”. Y esto no significa que debamos recibir cada día el bautismo por inmersión. Pero cada vez que apostate, que imite las abominaciones del maligno, de manera que todos sus actos de justicia sean borrados y vuelva al arrepentimiento y a la fe, debe ser rebautizado, aunque triste, es un privilegio alcanzar estas tres etapas una veintena de veces. Si Dios acepta la primera etapa y Cristo la segunda, la iglesia no debe impedir la tercera. Amén.»84

Es necesario destacar que James White preconizó el rebautismo no cada vez que una persona peca, sino solamente en el caso de una situación grave que produce una pérdida total de la fe y exige una resurrección total de dicha fe. James White y otros pioneros adventistas, parecen haber dudado de rebautizar a adventistas frecuente y prematuramente. La razón puede encontrarse en una posible reacción al entusiasmo extremista de ciertos mileritas hacia el rebautismo antes de la primavera de 1843 (y puede ser que también antes del otoño de 1844).85 Según una fuente: «Si, así de pronto a medianoche, un simple niño manifestaba el deseo de ser bautizado, todo el grupo se precipitaba al borde del agua para participar en la ceremonia. Y no era extraño que un adicto celoso de esta secta se hiciera bautizar en varias ocasiones. Y en esas ocasiones, algunos se comportaban en el agua de una forma que no estaba plenamente de acuerdo con la solemnidad que debería esperarse en tales circunstancias.»86

84

Ibídem, p. 115. El énfasis es nuestro. Cf. EAGAN, J. «Re-baptism Re-Examined», op. cit., p. 6 y apéndice A. 86 «History of Garland, Maine», s.f. (Extracto) DF 414, Ellen G. White Research 85

213


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Esta práctica, que parece haber durado hasta el gran chasco de 1844,87 no fue fomentada por los primeros adventistas y fue incluso tenida por fanatismo.88 Ellen G. White llamó a menudo la atención sobre la necesidad de una preparación completa de los candidatos al bautismo.89 La necesidad de una instrucción y de una preparación Center, p. 281-282, citado en EAGAN, J. «Re-baptism Re-Examined», op. cit., p. 24. 87 Cf. EAGAN, J. «Re-baptism Re-Examined», op. cit., p. 24. 88 Cf. «The Law of God and Baptism». The Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 6, núm. 11 (24 octubre 1854), p. 84-85 (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18541024-V06-11__B/index.djvu> [Consulta: 23 julio 2010]). Citado en: EAGAN, J. «Re-baptism Re-Examined», op. cit., p. 24. 89 «Los candidatos para el bautismo necesitan una preparación más cabal. Necesitan ser instruidos más fielmente de lo que generalmente se los ha instruido. Los principios de la vida cristiana deben ser presentados claramente a los recién venidos a la verdad. Nadie puede depender de su profesión de fe como prueba de que tiene una relación salvadora con Cristo.» (WHITE, Ellen G. Joyas de los testimonios, t. 2, p. 389 [ed. ing.: Testimonies for the Church, t. 6, p. 91-92. En línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=6T&collection=2&section=all&pagenumber=91&QUERY=%22There+is+need+of +a+more+thorough+preparation+on+the+part+of+candidates+for+baptism%22&res ultId=1> Consulta: 25 julio 2010] [escrito en 1900]). Cf. WHITE, Ellen G. El evangelismo, p. 227 (ed. ing.: Evangelism, p. 308). «Antes del bautismo, debe examinarse cabalmente la experiencia de los candidatos. Hágase este examen, no de una manera fría y manteniendo distancias, sino bondadosa y tiernamente, señalando a los nuevos conversos el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Háganse sentir a los candidatos para el bautismo los requerimientos del Evangelio.» (WHITE, Ellen G. Joyas de los testimonios, t. 2, p. 393 [ed. ing.: Testimonies for the Church, t. 6, p. 95-96. En línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=6T&collection=2&section=all&pagenumber=95&QUERY=%22Before+baptism+th ere+should+be+a+thorough+inquiry+as+to+the+experience+of+the+candidates%2 2&resultId=1> Consulta: 25 julio 2010]). «La preparación para el bautismo es un asunto que necesita ser considerado cuidadosamente. [...] Todos los que entran en

214


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO EN LA IGLESIA ADVENTISTA completas antes del bautismo está también presentada en el artículo de G. D. Ballou titulado «Enterrado vivo»: «Si se siguiera el ejemplo de Juan, habría menos apostasías, y menos personas reclamarían un rebautismo. La iglesia sería pequeña en número, en algunos casos, pero más fuerte, porque tendría que soportar menos peso. ¡Pueda el Señor traer pronto el día en que este trabajo precipitado no tendrá más lugar entre nosotros!»90

Parece que la falta de preparación dada a los candidatos al bautismo ha sido una de las razones principales de la necesidad de una renovación del bautismo.91 La Iglesia Adventista del Séptimo Día a la nueva vida deben comprender, antes de su bautismo, que el Señor exige afectos indivisos… La práctica de la verdad es esencial. [...] Se necesita una conversión cabal.» (WHITE, Ellen G. Manuscrito 56, 1900. Citado en: WHITE, Ellen G. El evangelismo, p. 227 [ed. ing.: Evangelism, p. 308. En línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=Ev&collection=2&section=all&pagenumber=308&QUERY=%22The+preparation+ for+baptism+is+a+matter+that+needs+to+be+carefully+considered%22&resultId=1 > Consulta: 25 julio 2010]). Ellen White escribía esto a los padres de los niños que deseaban ser bautizados: «El bautismo es un rito muy sagrado e importante, y su significado debe comprenderse cabalmente. Significa arrepentirse del pecado e iniciar una nueva vida en Cristo Jesús. No debe haber indebido apresuramiento para recibir este rito.» Témoignages, vol. 2, p. 456, el énfasis es nuestro. (WHITE, Ellen G. Joyas de los testimonios, t. 2, p. 391 [ed. ing.: Testimonies for the Church, t. 6, p. 93. en línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=6T&collection=2&section=all&pagenumber=93&QUERY=%22Baptism+is+a+mos t+sacred+and+important+ordinance%22&resultId=1> Consulta: 25 julio 2010]). 90 BALLOU, G. D. «Buried Alive». Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 64, núm. 6 (8 febrero 1887), p. 81 (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18870208-V64-06__B/index.djvu> [Consulta: 23 julio 2010]). Citado en: EAGAN, J. «Re-baptism Re-Examined», op. cit., p. 24-25. 91 LORENCIN, J. «Rebaptism…», op. cit., p. 81.

215


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO escala mundial haría bien en tomar nota de las palabras de J. H. Waggoner, que, en 1878, describía la situación entre los predicadores norteamericanos «No estamos a favor de bautizar a las gentes con solo una prueba demasiado escasa del deseo de su corazón, con una conversión muy superficial o sin conversión alguna. Tenemos razones para creer –y nos entristece tener que contarlo– que existen en este país privilegiado, predicadores, y no pocos, que piensan mucho más en el número de personas que pueden preparar para el bautismo y bautizar en un momento dado que en la vida cristiana, la estabilidad y la integridad de sus conversos tras el bautismo. [... ] »Tales obreros harían bien en acordarse de que su trabajo será pasado por la criba y si no subsiste sufrirán una pérdida. [...] Hemos aprendido a menudo que aunque veintenas de personas habían sido bautizadas en el transcurso de cierta reunión, un año más tarde, la fuerza de la iglesia bajo cuyos auspicios este trabajo había sido completado, no había sido reforzada por dicho esfuerzo. La madera, el heno y la paja no son materiales sólidos para la construcción y no confieren ninguna recompensa para los constructores. Es verdad que la Escritura no autoriza en absoluto a posponer el bautismo de una persona que se arrepiente. Pero hacen falta ciertas pruebas de la sinceridad y de los deseos del corazón, en particular las que evidencian que las exigencias de la santa ley de Dios y de las Escrituras para una vida santa son por lo menos un poco manifiestas. Del mismo modo que debemos prestar mayor atención a la “verdad presente” de cada época, debemos también guardarnos especialmente de los errores extendidos en todas las épocas Si hay peligro de error, más vale errar del lado de la prudencia allí donde ha habido falta de esta, a causa de las falsas doctrinas que se han extendido y que llevarán

216


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO EN LA IGLESIA ADVENTISTA probablemente al creyente de profesión a instalarse en un estado de falsa confianza y de autoengaño.»92

Esta declaración no ha perdido actualidad. Las consecuencias de los bautismos administrados de forma muy precipitada son una fuente perpetua problemas.93 Los adventistas no son únicos en la práctica de la renovación del bautismo.94 Allí donde aparecen movimientos de santidad que po92

WAGGONER, J. H. Thoughts on Baptism, p. 113-115. Citado en: LORENCIN, J. «Rebaptism…», op. cit., p. 81-82. 93 Ver el reciente artículo de Andy Nash, «Baptism» (NASH, Andy. «Baptism». Adventist Review. Vol. 173, núm. 38 [19 septiembre 1996], p. 29 [1149] [en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH19960919-V173-38__C/index.djvu> Consulta: 23 julio 2010]), y las opiniones contrarias en Gina Spivey Brown y Loretta Parker Spivey, «Take Me to the Water... Again?» (SPIVEY BROWN, G. y PARKER SPIVEY, L. «Take Me to the Water...», op. cit., p. 27 [1499]). Carl Coffmann ha destacado que la pérdida de nuevos miembros de iglesia revela que un buen número de ellos no habían sido suficientemente preparados, tanto en el nivel de la comprensión como en el de la experiencia como miembro de iglesia y habían sido llevados al bautismo muy rápidamente. (COFFMANN, Carl. «Preparing Adults for Baptism». Ministry. Vol. 54, núm. 2 [febrero 1981], p. 16-17 [en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/MIN/MIN19810201-V54-02__B/index.djvu> Consulta: 23 julio 2010]). Rex D. Edwards también ha llamado la atención sobre el problema causado a los pastores por una concepción errónea que busca concentrar la atención primero sobre el gran número de bautismos. Ver EDWARDS, R. «Baptism: Pastoral Perplexities», op. cit., p. 7-10. 94 Tenemos ejemplos en toda la historia de la iglesia llegando hasta la época de la iglesia primitiva, en los que personas ya bautizadas han sido animadas a recibir de nuevo el bautismo. Podríamos citar la controversia donatista en África del Norte, pero también la práctica de la iglesia de Oriente, en la que el bautismo de creyentes católicos o pertenecientes a otros grupos cristianos no era reconocido como válido. Por ejemplo, el Concilio de Nicea (325) insistió en que los discípulos de Pablo de Samosata fueran rebautizados, y Atanasio no reconocía la validez del bautismo arriano. Podríamos citar otros ejemplos. Ver KOSCHORKE, Klaus. «Taufe und Kirchenzugehörigkeit in der Geschichte der Kirche-zwei Problemskizzen». En: LIENEMANN-PERRIN, C. (ed.). Taufe und Kirchenzugehörigkeit…», op. cit., p.

217


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO nen el acento en una vida recta como corolario de un pensamiento recto y han tomado en serio la fe y el hecho de ser discípulo, el tema de la pureza de la iglesia se considera importante.95 En este 132. 95 «Los menonitas excluían fácilmente a sus miembros por intemperancia con la bebida, extravagancia en el vestir, deshonestidad en actuaciones e infracciones del código moral» C. Henry SMITH, Story of the Mennonites, Newton (Kansas): Faith and Life Press, 1981, p. 110. SMITH describe varios casos. En cierta época (hacia 1743), el grupo que se llamaba los “menonitas finos”, en los Países Bajos, conocidos por su conservadurismo extremo y que comprendía al menos una cuarta parte de todos los menonitas, no recibía candidatos llegados de otras «fracciones» (sic) de su iglesia más que por rebautismo; mientras que las alas más liberales de los grupos autonominados “mayoría” no exigían el rebautismo de los candidatos que venían de otros grupos menonitas. Estos no ya observaban más las numerosas prácticas antiguas como el beso fraternal, el lavamiento de pies, la ceremonia de boda considerada como rito religioso, y otras numerosas prácticas (SMITH, H. Story of the Mennonites, op. cit., p. 133-135). Se pudieron observar prácticas parecidas antes (en el siglo XVI) entre los habitantes más liberales de Waterland y de Frisia y en los grupos flamencos estrictos (SMITH, H. Story of the Mennonites, op. cit., p. 111-113). La cuestión de la pureza de la iglesia tenía una gran importancia. Si un miembro quería casarse con una persona de otro grupo, debía ser rebautizado, porque el pastor flamenco no reconocía la validez del otro bautismo. Ver PENNER, Horst; GERLACH, Horst y QUIRING, Horst. Weltweite Bruderschaft: Ein Mennonitisches Geschichtsbuch. Weiherhof: GTS-Druck, 1995, p. 54-55. Esta práctica no se limita a los menonitas. Ver ROXBURGH, Kenneth. «Open and Closed Membership Among Scottish Baptists». En: Baptism, the New Testament and the Church, p. 430-446; y BEASLEY-MURRAY, P. «Baptism for the Initiated», op. cit., p. 467-476. George Beasley-Murray, erudito bautista muy conocido, pone un ejemplo de los grupos bautistas de los Estados Unidos, quienes rebautizaban a los cristianos procedentes de otras iglesias aunque hubieran recibido ya el bautismo de creyentes. Beasley-Murray concluye con justicia que esto se explica a la luz de una comprensión más bien estricta o estrecha de la iglesia. Ver BEASLEYMURRAY, George B. Die christliche Taufe: eine Untersuchung über ihr Verständnis in Geschichte und Gegenwart. Kassel: Oncken Verlag, 1968, p. 508, nota 1. George Beasley-Murray se opone a tal práctica. Hecho interesante, ha anunciado recientemente su conversión al reconocimiento válido del bautismo de los recién

218


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO EN LA IGLESIA ADVENTISTA terreno, los adventistas se mantienen más en la tradición del “ala izquierda” de la Reforma protestante, también llamada a veces Reforma radical.

5. El respeto a la conciencia individual del creyente Hay que señalar que ciertos adventistas, aparentemente, forzaban a algunos a un rebautismo como condición necesaria para la salvación. Es por lo que en la sesión plenaria de la Asamblea de la Asociación General de 1886 que tuvo lugar en Battle Creek, Michigan, del 18 de noviembre al 6 de diciembre, se tomaron posiciones respecto al rebautismo y se enfatizó en la libertad personal. El voto tomado por la Asociación General en su vigésimo quinta sesión está registrado en el Yearbook de 1887, p. 45, y apareció en Die Stimme, publicación en lengua alemana hecha en Battle Creek.96 Es esta: «El Comité Teológico presentó el siguiente informe que ha sido aprobado: »Considerando que, Sabemos que lamentablemente en algunos lugares determinadas personas han exhortado acerca del tema del rebautismo como siendo una condición necesaria para la salvación, y nacidos por parte de los que creen en el bautismo por profesión de fe. Ver «The Problem of Infant Baptism: An Exercise in Possibilities». En: Faculty of Baptist Theological Seminary Rüschlikon/Schweiz (ed.). Festschrift Günter Wagner. Bern: Peter Lang, 1994, (International Theological Studies: Contributions of Baptist Scholars 1), p. 14. Citado en: BEASLEY-MURRAY, P. «Baptism for the Initiated», p. 472, nota 3. 96 Cf. MOORE, B. «The SDA Position on Rebaptism in the Nineteenth Century», op. cit., p. 16. «General Conference Proceedings: Twenty-Fifth Annual Session» (18 noviembre-6 diciembre 1886). En: The Seventh-day Adventist Yearbook 1887. (En línea). Battle Creek (Michigan): Review and Herald Publishing House, 1887, p. 45 <http://www.adventistarchives.org/docs/YB/YB1887/index.djvu> [Consulta: 2 julio 2010].

219


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO

»Considerando que, Esto ha causado problemas y división en algunas iglesias, y dado que la opinión del cuerpo de la iglesia ha sido requerida, por lo que »Se ha resuelto: Que sobre el tema del rebautismo de los que han sido correctamente bautizados antes de abrazar el mensaje, la enseñanza y la práctica de nuestro pueblo, fundamentadas en la Biblia, tal como las creemos, es que deben ser recibidos en el seno de nuestras iglesias sin rebautismo si ellos están satisfechos con su anterior bautismo, aunque sea un privilegio ser rebautizados si así lo desean, como tarde o temprano lo ha hecho la mayoría de nuestro pueblo, pero no se debería ejercerse presión alguna a nadie como si fuera un condición necesaria para la salvación.» Hay que destacar que esta resolución de la Asamblea de la Asociación General no trataba más que del caso de individuos «que han sido correctamente bautizados antes de abrazar el mensaje». Más o menos una semana después de la clausura de la sesión plenaria de la Asamblea de la Asociación General, Ellen G. White escribía una de sus más extensas exposiciones al respecto. Escribió lo siguiente: «El tema del bautismo por segunda vez debe ser manejado con gran cuidado. [...] Nadie debe llegar a ser una conciencia para otro o instarlo y presionarlo para que se bautice por segunda vez. »Este es un tema acerca del cual cada individuo debe decidir concienzudamente en el temor de Dios.»97

97

WHITE, Ellen G. Carta 56, 1886. Citado en: WHITE, Ellen G. El evangelismo, p. 273-274 (ed. ing.: Evangelism, p. 372-373 [en línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=Ev&collection=2&section=all&pagenumber=372&QUERY=%22The+subject+of+r ebaptism+should+be+handled%22&resultId=1&isLastResult=true> Consulta: 25 julio 2010]).

220


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO EN LA IGLESIA ADVENTISTA Ellen G. White exhortó también a ciertos hermanos muy celosos a no ir más lejos en este tema y a no hacer una prueba de ello para los demás, cuando el Señor no se lo había ordenado: «No es la obra de ninguno de nuestros maestros instar a alguien a bautizarse de nuevo. [...] Permitid, pues, que Dios haga la obra de convencer la mente y el corazón...»98 Cinco años más tarde, Uriah Smith abordó este problema en los mismos términos: «Aunque sea generalmente admitido en el seno de nuestro pueblo que el rebautismo se impone en ciertos circunstancias, tales como un caso de primera conversión a la total comprensión y significado de la ley de Dios, o de restauración tras un estado o período de apostasía total con relación a la verdad, nosotros profesamos y enseñamos también que esta cuestión debe quedar reservada a la conciencia individual de cada uno: que cada uno actúe de acuerdo a lo que sienta que es su deber y que no se ejerza ninguna presión, sea cual sea, que lleve a actuar contrariamente a sus convicciones sobre el tema o de forma prematura.»99

98

Ibídem, p. 274 (ed. ing.: p. 374 [en línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=Ev&collection=2&section=all&pagenumber=374&QUERY=%22It+is+not+the+wor k+of+any+of+our+teachers+to+urge+rebaptism+upon+anyone%22&resultId=1&isL astResult=true> Consulta: 25 julio 2010]). Existe una declaración de Ellen G. White, hecha en los comienzos de nuestro movimiento, en la que en apariencia insiste con fuerza en favor de una renovación bautismal. Encontraremos en el apéndice un examen de su carácter pretendidamente apócrifo y su importancia en la teología de Ellen G. White sobre la renovación del bautismo. 99 SMITH, Uriah. «Rebaptism». The Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 68, núm. 27 (7 julio 1891), p. 424 (en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH18910707-V68-27__B/index.djvu> [Consulta: 20 julio 2010]).

221


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Este editorial ponía en un mismo plano a los que habían estado en «un estado o período de apostasía total» y los que habían recibido correctamente el bautismo antes de adoptar nuestro mensaje. Aunque una renovación del bautismo sea deseable en los dos casos, una persona que hubiera caído en una condición de apostasía total no pudiera reintegrarse en la Iglesia Adventista del Séptimo Día más que a través del rebautismo y no por profesión de fe.100 Esto parece que todavía perdura en la postura actual. La Seventhday Adventist Encyclopedia declara que «las personas que han sido bautizadas por inmersión en otras comunidades religiosas y que desean convertirse en miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día son aceptadas sin rebautismo, a menos que ellas deseen ser rebautizadas.»101 El Manual de la Iglesia confirma también que una circunstancia en la que personas que han adoptado el mensaje adventista puedan ser aceptadas en la iglesia local por profesión de fe es la siguiente: «Un cristiano dedicado proveniente de otra comunión cristiana, que ya fue bautizado por inmersión de la manera practicada por la Iglesia Adventista del Séptimo Día.»102 Sin embargo, también se dice «No es la práctica de la iglesia exigir el bautismo de personas que vienen de otras comunidades religiosas en las que hayan sido bautizadas por inmersión y vivido desde entonces una vida cristiana consecuente con la luz que tenían… Sin embargo se reconoce que en todos los casos un nuevo bautismo resulta deseable.»103 100

Cf. LORENCIN, J. «Rebaptism…», op. cit., p. 90-93. SDAE, op. cit., p. 126. 102 ASOCIACIÓN GENERAL ASD, Manual de la Iglesia, op. cit., 2005, p. 41. 103 ASOCIACIÓN GENERAL DE LA IGLESIA ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA. Manual de la Iglesia. Mountain View (California): Pacific Press Publishing Association, 1972, p. 76 (el énfasis es nuestro.). (En la revisión del Manual de la Iglesia de 2005 la redacción es distinta, aunque los fundamentos y resultado son similares: 101

222


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO EN LA IGLESIA ADVENTISTA También se prevé lo siguiente: «…cuando los miembros cayeron en apostasía, y vivieron de tal manera que la fe y los principios de la iglesia fueron violados públicamente. Entonces deben, en caso de que se conviertan de nuevo y soliciten ser aceptados otra vez como miembros, entrar a la iglesia como al principio, mediante el bautismo.»104

La propia experiencia de Ellen G. White parece apoyar la posición descrita acerca de la renovación del bautismo y rebautismo. Ella consideraba aparentemente la renovación del bautismo como un deber necesario en su propia vida. Ella fue bautizada por inmersión105 por un predicador metodista aunque este predicador y las

«…las personas de otras comuniones cristianas que abrazan el mensaje adventista del séptimo día pueden, si lo desean y si fueron antes bautizadas por inmersión, solicitar ser rebautizadas. […] Las personas que previamente experimentaron creer en el bautismo deben evaluar su nueva experiencia religiosa y determinar si el rebautismo es para ellos deseable. No se los debe urgir a rebautizarse.» (ASOCIACIÓN GENERAL ASD, Manual de la Iglesia, op. cit., 2005, p. 43). [N. del E., ed. esp.]). Frank B. Holbrook se manifiesta en estos términos: «Si los cristianos practicantes que proceden de otras iglesias que bautizan por inmersión desean unirse a la Iglesia Adventista del Séptimo Día, nosotros reconocemos la validez de su bautismo y los aceptamos por su profesión de fe. Si no han sido bautizados por inmersión, nosotros reconocemos su comunión sincera con Cristo. Damos a estos cristianos la seguridad de que su rebautismo por inmersión no constituye absolutamente un rechazo de su experiencia cristiana; pero los animamos a seguir en todas las cosas el ejemplo de su Señor y a ser bautizados como lo hizo él por inmersión.» (HOLBROOK, F. «Frank Answers», op. cit., p. 28). 104 ASOCIACIÓN GENERAL ASD, Manual de la Iglesia, op. cit., 2005, p. 44. 105 Según Arthur White, este tuvo lugar el 26 de junio de 1842, cuando Ellen Harmon tenía probablemente 12 años. Cf. Arthur L. WHITE, Ellen G. White: The Early Years 1827-1862, Washington, DC: Review and Herald Publishing Association, 1985, vol. 1, p. 37 La fecha es un poco problemática si la buscamos en los propios escritos de Ellen G. White.

223


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO hermanas de Ellen G. White trataron de convencerla de que la aspersión era «el bautismo bíblico», aceptable a los ojos de Dios.106 Se casó con James White en agosto de 1846. Más tarde, ese mismo año, aceptaron al mismo tiempo la verdad del sábado. Poco después, «al comienzo de su experiencia», James White rebautizó a su esposa.107 Ellen G. White vivió en su propia carne la práctica de la renovación del bautismo al aceptar la verdad sobre los mandamientos de Dios. Ella invita también al rebautismo de forma reiterada a los que mostraban de forma habitual y constante un carácter no convertido y que durante años habían albergado y manifestado un espíritu inadecuado.108 Su concepto de rebautismo se resume en estas palabras 106

Ver la descripción en la edición de 1880 de Life Sketches of James White and Ellen G. White, p. 145. Encontraremos un relato más corto pero paralelo en Life Sketches, 1915, p. 25 (en línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=LS&collection=2&section=all&pagenumber=25&QUERY=%22Soon+after+our+re turn+from+the+camp+meeting%22&resultId=6&isLastResult=true> [Consulta: 25 julio 2010]) y Testimonies for the Church, vol. 1, p. 19-20 (en línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=1T&collection=2&section=all&pagenumber=19&QUERY=%22Soon+after+our+re turn+from+the+camp+meeting%22&resultId=1> [Consulta: 25 julio 2010]). 107 WHITE, James. Life Incidents: ln Connection with the Great Advent Movement (1868), p. 272-273. Citado en: MOORE, B. «The SDA Position on Rebaptism in the Nineteenth Century», op. cit., p. 15. 108 Cf. WHITE, Ellen G. Carta 63, 1903, E. G. White Research Center, Andrews University (en línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=Ev&collection=2&section=all&pagenumber=375&QUERY=%22Letter+63%2C+19 03%22&resultId=3> [Consulta: 25 julio 2010]); ídem, Letter 60, 1906. Citado en: LORENCIN, J. «Rebaptism…», op. cit., p. 108-109. Cf. también las declaraciones contenidas en Manuscript Releases, vol. 7, p. 263-264, 267, 273 (en línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=7MR&collection=2&section=all&pagenumber=267&QUERY=%22Letter+60%2C+

224


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO EN LA IGLESIA ADVENTISTA «Un hombre debe estar muerto al pecado antes de ser bautizado. Si no estuviera muerto al pecado en el momento de su bautismo (es decir, si vivía en transgresión abierta a la ley de Dios y hubiera sido “enterrado vivo”), debe reconvertirse y ser rebautizado; y si ha empezado a vivir en el pecado después de su bautismo, necesita una reconversión y un rebautismo para ser un verdadero discípulo de Cristo.»109

Conclusión Entendiendo el bautismo como un acto que simboliza la muerte al pecado, el sepultamiento de la antigua vida y la resurrección a una nueva vida de obediencia a Dios y a sus mandamientos en Cristo, los adventistas han aceptado el bautismo de los creyentes por inmersión como la única forma válida de bautismo. Todos los que no han sido bautizados según el modelo bíblico son considerados no bautizados; y en consecuencia y desde una perspectiva adventista, no reciben un segundo bautismo, sino que son animados a seguir a Jesús recibiendo el bautismo bíblico. Los cristianos que habían sido bautizados por inmersión pero que no observaban el sábado del séptimo día y no conocían la verdad presente para nuestra época representan un caso especial. Se les anima a ser “rebautizados” por el hecho de que han descubierto una luz mayor y que vivían en pecado transgrediendo la ley de Dios, aunque de forma inconsciente. Hay posibilidad, sin embargo que cristianos sinceros puedan ser aceptados en la Iglesia Adventista del Séptimo Día sin renovar su bautismo, solo por profesión de fe, si han vivido honestamente su vida cristiana según la luz que habían recibido. Hay que velar cuidadosamente para no ser conciencia de los demás empujándolos a la renovación de su bautismo. Cada individuo debe, en consciencia, 1906%22&resultId=1&isLastResult=true> [Consulta: 25 julio 2010]). 109 LORENCIN, J. «Rebaptism…», op. cit., p. 110.

225


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO decidir por sí mismo lo que ha recibido de Dios. En la teología adventista, es posible para el hombre apartarse de la gracia y apostatar completamente de la fe; pero también, arrepentirse auténticamente y volver a ser cristiano. En este caso, que representa nada más que una debilidad pasajera, los adventistas enseñan que una persona debe pasar por la renovación de su bautismo para ser de nuevo miembro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Para los adventistas del séptimo día, como para los primeros cristianos, el bautismo es la culminación de un largo período de preparación y de instrucción,110 en el transcurso de el cual el candidato al bautismo aprende a conocer las creencias cristianas y la fe bíblica tal como se practican en la Iglesia Adventista del Séptimo Día.111 En el mo110

Cf. KOSCHORKE, K. «Taufe und Kirchenzugehörigkeit…», op. cit., p. 129-146, especialmente las páginas 130-132; y BURNISH, Raymond F. G. «Baptismal Preparation under the Ministry of St. John Chrysostome in Fourth-Century Antioch», p. 379-401. 111 El Manual de la Iglesia declara claramente: «Los adventistas del séptimo día creemos en el bautismo por inmersión, y solamente aceptamos en la feligresía a aquellos que han sido bautizados de esta manera. Las personas que reconocen su estado de pecadores perdidos, se arrepienten sinceramente de sus pecados y experimentan la conversión, pueden, después de haber sido debidamente instruidos, ser aceptados como candidatos al bautismo […]. Ningún ministro debe presentar a candidato alguno para ser bautizado y ser miembro de la iglesia, hasta que dicho candidato pueda satisfacer a la iglesia, a través de un examen público, de que ha sido bien instruido y está listo para dar ese paso. La obra del ministro no está completa hasta que haya instruido cabalmente a los candidatos, y estos estén familiarizados y comprometidos con todas las creencias fundamentales y con las prácticas de la iglesia relacionadas con las mismas, y estén preparados para asumir las responsabilidades de miembros de la iglesia. Las iglesias deben insistir en que se aplique este procedimiento como un principio guiador en la admisión de los nuevos miembros» (p. 29-30). Además: «Los futuros miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, antes de ser bautizados o aceptados por profesión de fe, deben recibir una cuidadosa instrucción, basada en las Escrituras, acerca de las creencias fundamentales de la iglesia, según se presentan en el capítulo 3 (véase

226


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO EN LA IGLESIA ADVENTISTA mento de su bautismo, «los candidatos se comprometen con Cristo y con su iglesia.»112 El bautismo es recibido voluntariamente y representa la señal del verdadero arrepentimiento y del renacer espiritual.113 El concepto adventista de iglesia está estrechamente asociado al bautismo. Sin ninguna duda, el bautismo es reconocido como la evidente «condición de entrada en la feligresía de la iglesia».114 Ya que el bautismo es la expresión de la fe, los candidatos al bautismo aceptan la gracia salvadora de Cristo y renuncian conscientemente al pecado y al mundo y se comprometen a seguir a Cristo por la fe y por el poder de su gracia. El cristiano está llamado a vivir una vida de santificación y su vida debe caracterizarse por un estilo de vida modesto, simple, temperante y sometido a los principios de la ley de Dios como expresión del nuevo nacimiento y de la conversión.

la p. 8) de este Manual de la iglesia. Con el fin de ayudar a los evangelistas, pastores, y otras personas a dar tales instrucciones y basarlas en la Biblia, haciéndolas prácticas, se ha preparado un sumario que aparece como apéndice en las páginas 232-236 de este Manual…» (p. 31). El punto n° 23 declara: «El bautismo por inmersión simboliza la muerte, sepultura y resurrección de Cristo, y expresa públicamente la fe en su gracia salvadora y la renuncia al pecado y al mundo, y es reconocido como condición de entrada en la feligresía de la iglesia.» (p. 235). En: ASOCIACIÓN GENERAL ASD, Manual de la Iglesia, op. cit., 2005. 112 Cf. Mémento du pasteur, Asociación Pastoral de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, 1998, p. 253. 113 Esto está también reconocido por otros. Irmgard SIMON, Irmgard. Die Gemeinschaft der SiebentenTags-Adventisten in volkskundlicher Sicht. Münster: Verlag Aschendorff, 1965, p. 127 declara: «Lo presentado revela que el bautismo de los adultos, tal como practican los ASD, representa una conversión consciente, la muerte del hombre viejo y la resurrección del hombre nuevo nacido en Cristo. La relación con la Biblia es evidente; el carácter sacramental de la ceremonia del bautismo es irreconocible.» 114 ASOCIACIÓN GENERAL ASD, Manual de la Iglesia, op. cit., 2005, p. 235.

227


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Nos parece pues que la Iglesia Adventista del Séptimo Día está continuamente llamada a evitar el Escila de comprender el bautismo en términos sacramentales, y, por esta razón, limitarlo a un único acontecimiento, no renovable, y el Caribdis de banalizar el bautismo repitiéndolo de forma superficial y haciéndole perder así su carácter santo. Conviene destacar que, en los territorios germanófonos, la renovación del bautismo, aunque preconizado por el Manual de la Iglesia, raramente es practicado.115 Por el contrario, esta práctica es más frecuente en otras partes del mundo, donde no es raro bautizar niños entre 10 y 12 años por inmersión en razón de su profesión de fe. En este caso, la iglesia debe hacer frente al reto de comprender correctamente el desarrollo de la fe de los niños y de tratar su deseo sincero de pertenecer a Cristo y a su iglesia116 sin perder de vista el carácter santo de este rito importante repitiéndolo de manera indebida ya que los niños no estarían preparados para entender plenamente el significado de este acto. Además, el bautismo es también la señal del nacimiento espiritual. Se ha dicho que «lo mismo que el divorcio precede al segundo casamiento, la desfraternización debe lógicamente preceder a un rebautismo. Omitir este proceso sería hacer del rebautismo una simple rededicación.»117 Es así como el problema del rebautismo y de la renovación del bautismo nos invita a repensar honestamente nuestra comprensión de la naturaleza de la iglesia. Asociado a este tema está el problema de la disciplina eclesiástica y el de la desfraternización de miembros de iglesia, y también nuestra forma de in-

115

Cf. SIMON, I. Die Gemeinschaft der SiebentenTags-Adventisten…, op. cit., p. 128. 116 «Si la iglesia no concede una importancia real al bautismo de los niños, pudiera ser que estos decidieran rápidamente que esta no es importante para ellos.» (Mémento du pasteur, op. cit., p. 252. 117 EDWARDS, R. «Baptism: Pastoral Perplexities», op. cit., p. 9.

228


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO EN LA IGLESIA ADVENTISTA troducir nuevos miembros en el seno de nuestra iglesia y de prepararlos para dar este paso. El mandato evangélico, sostenido por los consejos de Ellen G. White, afirma el carácter santo del bautismo y afirma la necesidad de una instrucción completa antes del bautismo, poniendo siempre el acento en la dimensión de alianza de este rito particular, que está en el corazón de la concepción adventista de este rito cristiano fundamental. Como señal de alianza, el bautismo no tiene, para los adventistas, carácter de no renovable, característico de una comprensión sacramental del bautismo. Si tomamos en serio el estudio precedente, hay un lugar legítimo, reconocido en el pasado y en el presente por la Iglesia Adventista del Séptimo Día, para el bautismo de aquellos que están preparados.

229


Apéndice Un cita apócrifa atribuida a Ellen G. White Existe un texto de Ellen G. White, escrito en los comienzos de nuestra obra, en el que aborda el tema del rebautismo. Este texto ha sido considerado durante un cierto tiempo como apócrifo. En la siguiente declaración, escribía: «Se me ha mostrado que los que han recibido un bautismo considerado como una puerta de entrada a una iglesia deben recibir un nuevo bautismo considerado como una puerta de entrada a la fe. Los que han sido bautizados antes de 1844 deberán ser rebautizados antes del regreso de Jesús. Se me ha mostrado que algunos no progresarán hasta que este deber no sea cumplido.»118

Es interesante constatar que este testimonio no figura en el Manuscrito 7 o 7a escrito al hermano Harris el 24 de agosto de 1850. En una carta escrita al pastor Harold W. McCrow con respecto a la autenticidad de esta declaración, Arthur L. White saca la siguiente conclusión: «La declaración que me envió para que la verifique ha sido publicada en dos de nuestros periódicos; pero no ha sido enviada por la Sra. White ni por nadie del personal de su oficina para que 118

Testimonio de Ellen G. WHITE fechado el 24 de agosto de 1850 y publicado en el Califomia Missionary del 10 de febrero de 1901, reimpreso en la Review and Herald del 9 de julio de 1901 por Uriah Smith. (Ver EAGAN, John Patrick. «Rebaptism Re-Examined», Berrien Springs [Michigan], Adventist Heritage Center, James White Library, Andrews University, 1979, p. 26-27) y D. E. Robinson quien también llega a la conclusión que esta declaración es apócrifa (ROBINSON, Dores Eugene. «Rebaptism: A Statement in Reply to the Question of Mrs White's Advocacy of Rebaptism». Berrien Springs [Michigan]: Adventist Heritage Center, James White Library, Andrews University, 1932, p. 8-9).

230


UNA CITA APÓCRIFA ATRIBUIDA A ELLEN G. WHITE sea publicada. Es una de esas declaraciones que nos han llegado a través del tiempo y que son copia de copia hecha por uno y por otro, pero de la que no tenemos ni un solo ejemplar escrito por Ellen G. White en nuestros archivos. Forma parte de las declaraciones que consideramos apócrifas.»119

Aunque es comprensible considerar esta declaración “apócrifa”, por las razones arriba expuestas, el hecho de que tengamos una cita paralela y muy próxima en otra declaración de Ellen G. White sobre la que no existe controversia: el Manuscrito 5 de 1850, datado el 29 de julio de 1850 y publicado íntegro como Manuscrito publicado n° 1302 (Manuscript Releases, vol. 18, p. 10-13). Aquí está el texto del párrafo en cuestión: «El ángel declaró: “Jesús ha terminado casi su ministerio en el santuario. No es el momento de comportarse estúpidamente. El Señor ejecutará rápidamente su voluntad sobre la tierra. Los cuatro ángeles van a soltar pronto los cuatro vientos.” Y añadió: “Cuida la forma como andas sobre el suelo hechizado al Este y al Oeste, al Norte y al Sur. Si Satanás logra dormirte ahora, está seguro de su proeza.” Se me ha mostrado que en Israel, algunos morían de hambre pero cuando la verdad presente les fue presentada, se alimentaban con gratitud, como niños hambrientos. El ángel me dijo “¿Puedes sostenerte en la batalla del gran día de Dios? Necesitas ser lavada y vivir en novedad de vida.” Luego me mostró aquellos cuyas manos habían trabajado reparando brechas pero que se mantenían en ellas, traspasando los mandamientos de Dios después de 1844 y siguiendo al Papa en la observancia del primer día en vez del séptimo, debían descender al agua y ser bautizados en la fe de la puerta cerrada, en la observancia de los mandamientos de Dios y en la fe de Jesús que vuelve para sentarse en el trono de se padre David y rescatar a Israel. También se me mostró que aquellos que han recibido el 119

Citado en: EAGAN, J. «Re-baptism Re-Examined», op. cit., p. 27.

231


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO bautismo como siendo la puerta de entrada en una iglesia deberán recibir el bautismo como puerta de salida de dicha iglesia y como puerta de entrada en la fe mencionada anteriormente; y los que no hayan sido bautizados después de1844 deberán ser bautizados antes del regreso de Jesús. Algunos no progresarán si esto no se cumple antes; después deberán vivir para Dios en novedad de vida y servirle fielmente.»120

Aunque las diferencias de formulación entre esta declaración y la del Manuscrito 8 de 1850 puedan parecer insignificantes, voy a disponer la parte que nos concierne de ambas declaraciones en columnas paralelas para que sea más claro:121 Manuscrito publicado nº 1302 «Después se me mostró que aquellos cuyas manos habían trabajado para reparar las brechas y que persistían en ellas, pero que habían transgredido los mandamientos de Dios desde 1844 y seguido al Papa en la observancia del primer día en vez del séptimo, debían descender al agua y ser bautizados 120

Manuscrito 8 de 1850 «Luego vi que aquellos cuyas manos estaban ocupadas en restaurar brechas pero que permanecían en esas brechas; que después de 1844 han transgredido los mandamientos y seguido al Papa en la observancia del primer día de la semana en vez del séptimo y que después que la luz brillara sobre

WHITE, Ellen G. Manuscript Release n° 1302, vol. 18, «A Vision Given in Oswego, New York», p. 11ss (en línea: <http://egwdatabase.whiteestate.org/nxt/gateway.dll?f=templates$fn=default.htm$vi d=default> [Consulta: 28 julio 2010]). 121 Estoy en deuda con la filial del Ellen G. White Estate, Universidad Andrews, que me ha facilitado esta comparación textual, así como otros puntos de vista útiles sobre este problema en particular (mensaje e-mail personal de William Fagal a Frank Hasel el 28 de enero de 1999). Según William Fagal, «existen algunas variantes entre las diferentes versiones del Manuscrito 8 de 1850.»

232


UNA CITA APÓCRIFA ATRIBUIDA A ELLEN G. WHITE en la fe de la puerta cerrada, en la observancia de los mandamientos de Dios y en la fe de Jesús quien vuelve para sentarse en el trono de su padre David y rescatar a Israel. Se me ha mostrado también que aquellos que han recibido el bautismo como la puerta de entrada en una iglesia deberán recibir el bautismo como la puerta de salida de esta misma iglesia y la puerta de entrada en la fe mencionada anteriormente; y los que no han sido bautizados desde 1844 deberán ser bautizados antes del retorno de Jesús; y que algunos no progresarían mientras este deber no fuera cumplido; luego, deberán vivir para Dios en novedad de vida y servirlo fielmente.»

ellos desde el lugar santísimo, han cambiado su conducta y abandonado la institución papal y guardado los mandamientos de Dios, deberían descender al agua y ser bautizados en la fe de Jesús. Se me ha mostrado que aquellos que han recibido un bautismo considerado como la puerta de entrada a una iglesia deben recibir un nuevo bautismo como la puerta de entrada en la fe. Los que han sido bautizados antes de 1844 deberán ser bautizados antes del regreso de Jesús. Se me ha mostrado que algunos no harían ningún progreso en tanto este deber no sea cumplido.»

Fiándonos del Manuscrito 5 de 1850, parece que podemos aceptar como auténtico el llamamiento al rebautismo hecho por Ellen G. White, incluso aunque no podamos determinar el texto exacto y original del Manuscrito 8 de 1850. Si consideramos el texto de ambas declaraciones, podemos decir que esta declaración acerca del rebautismo podría ser auténtica.

233


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Si esta declaración es verdaderamente auténtica, y al parecer tenemos razones para creerlo así,122 ¿cómo podemos compaginar esta declaración, hecha por Ellen G. White en los comienzos de nuestra obra, junto con otras declaraciones publicadas más tarde y que parecen menos exigentes sobre la cuestión del rebautismo?

122

En 1931, El Ellen G. White Estate transfirió a lo que se llama el «dossier de los apócrifos» (DF 103) nuevos documentos que pretendían ser una relación de las visiones recibidas por Ellen G. White entre marzo de 1850 y septiembre de 1852. No existe ningún original, es decir un escrito del propio James White o Ellen G. White, aunque la mayoría de ellos han sido copiados de fuentes anteriores a los años de 1970. El dossier que nos interesa particularmente, el Manuscrito 8, del 24 de agosto de 1850, forma parte de los que están clasificados en el « dossier de los apócrifos », para distinguirlo al igual que otros dossiers sospechosos, de los dossiers manuscritos verdaderos, por una o varias de las razones siguientes: 1) No se conoce ningún original de la mano de Ellen G. White. Este documento pasó a ser propiedad del White Estate con la categoría de copia. A veces incluso son copias de copias. 2) Datos en conflicto o no verificables. 3) contenido nada usual o dudoso. En 1987, el White Estate remitió este texto al dossier convencional. La «Nota concerniente al manuscrito aquí adjuntado» acompañando al Manuscrito 8 cuando se reintegró al dossier convencional decía: «Aunque, en 1987, los documentos contenidos en el dossier de los apócrifos fueron reestudiados por el White Estate teniendo en cuenta el valor de las pruebas en pro o en contra de estas pretendidas visiones. Aunque reconocemos que la ausencia de los originales de la mano de Ellen G. White no debe necesariamente desacreditar la autenticidad de una visión, hemos llegado a la conclusión que, por el hecho de que ninguno de estos documentos haya llegado hasta nosotros siendo original, cualquier aceptación de su contenido debe ser matizada con la negación de su exactitud en la expresión o en la formulación.» En lo que respecta al Manuscrito 8 de 1850, se han encontrado diez variantes. La totalidad del texto, excepto una media frase, se encuentra en otros escritos de Ellen G. White, que han sido autentificados, en fechas que van del 29 de julio al 4 (o 24) de agosto de 1850. Este texto es al parecer une compilación, y, aunque su contenido debe ser reconocido como auténtico, los textos del Manuscrito 5 de 1850 y de Primeros escritos, p. 59-60 (CEV 47-48), deben ser mejor utilizados.»

234


UNA CITA APÓCRIFA ATRIBUIDA A ELLEN G. WHITE Para intentar responder a esta pregunta, deben tomarse en consideración varios aspectos. Primero, parece que en época de crisis, como fue la que siguió inmediatamente al gran chasco de 1844, en la que las líneas entre la verdad y el error estaban claramente definidas y que la gente estaba llamada a elegir su terreno, como parece indicar el texto, se precisaba una acción radical para tomar una decisión, y no dejar duda alguna sobre la elección tomada. No reaccionar así en una época de crisis, hubiera parecido estar dudando o tomando la expresión de James White, «probar que existe duplicidad». Además, antes que llegar a una conclusión precipitada de que existe una evolución en la teología de Ellen G. White, en la que partiría desde una “línea pura y dura” sobre el rebautismo al comienzo de su vida para adoptar una perspectiva más abierta hacia el final de su vida, hay que destacar que existe otra declaración, fechada en 1906, en la que defiende enfáticamente también un rebautismo. «Los que han sido bautizados pueden invocar la ayuda de los tres grandes Dignatarios celestiales para preservarlos de cualquier caída y para revelar en ellos un carácter a la imagen de Dios. Es lo que pretendemos ser: discípulos de Jesús. Debemos ser modelados y formados según el modelo divino; y si habéis perdido vuestro carácter cristiano, hermanos y hermanas, no podréis jamás, jamás reencontrar la comunión con Dios a menos que os reconvirtáis y seáis rebautizados. Tenéis necesidad de arrepentiros, de ser rebautizados y de reencontrar el amor, la comunión y la armonía con Cristo. Entonces tendréis discernimiento espiritual y este os permitirá ver las cosas de lo alto, allí donde Cristo está sentado a la diestra de Dios. Es suficiente contemplar las cosas celestiales para llenar todos los corazones, to-

235


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO dos los espíritus, todas las iglesias del país, de alegría, de alabanza y acciones de gracia hacia el Señor.»123

Una nota acompañando este Manuscrito publicado n° 307 dice: «Manuscrito 95, de 1906, sermón predicado en Oakland, California, el 20 de octubre de 1906, invitando a la asamblea a abandonar las críticas y a buscar una nueva experiencia cristiana. Este artículo no se usó para el capítulo acerca del rebautismo en El evangelismo, porque se consideró una aplicación muy general e insuficiente para representar la actitud adoptada en general» (Arthur L. White).

Aunque parece tener una “línea pura y dura” sobre el rebautismo, y esto en una época tardía en la vida de Ellen G. White, debemos también señalar que parece aplicársela a los ASD antes que a las personas provenientes de otras iglesias. Sin embargo, Ellen G. White no parece haber rechazado la posibilidad de un rebautismo, incluso en sus últimos años. Otro punto a destacar: en algunas citas del libro El evangelismo, en las que Ellen G. White recomienda no empujar a una persona al rebautismo, parece referirse al método y no tanto al objetivo. Parece creer que tales personas debían ser rebautizadas (objetivo), pero, aparentemente, ella instaba a los predicadores a no hacer de esto un problema. El problema era más bien el de guardar los mandamientos de Dios (método). Ella tenía la confianza de que el Señor inspiraría a estas personas en lo que tuvieran que hacer. Si fuera el caso esto representaría no una evolución en su teología, sino más bien una evolución en sus tácticas.

123

Sermons and Talks, vol. 1, p. 366 (1906) (en línea: <http://egwdatabase.whiteestate.org/nxt/gateway.dll?f=templates$fn=default.htm$vi d=default> [Consulta: 29 julio 2010]).

236


TERCERA PARTE

ESTUDIOS BÍBLICOS



Capítulo 10

EL SIGNIFICADO TEOLÓGICO DEL BAUTISMO Y SUS IMPLICACIONES SEGÚN EL TESTIMONIO DEL NUEVO TESTAMENTO Rolf J. PÖHLER Perspectiva Este estudio examina el rico significado teológico del bautismo cristiano y busca sus repercusiones en la práctica actual. Arraigado en el bautismo de Juan, pero teniendo mayor alcance, el bautismo tiene al menos diez significados diferentes. Asocia la Palabra de Dios y la respuesta del hombre, la promesa y la experiencia de salvación, así como la profesión de fe. Estos aspectos fundamentales cobran todo su valor en el bautismo por inmersión de las personas que han alcanzado por edad el uso de razón. Este estudio examina las condiciones bíblicas del bautismo, su naturaleza y su forma, y saca a la luz su múltiple simbolismo. Una renovación del bautismo es posible, pero solo debe contemplarse en casos excepcionales.

Introducción El bautismo ocupa un lugar muy particular entre las prácticas de culto de las distintas iglesias cristianas. Parece que ningún otro rito posee tanto significado para los creyentes, ningún otro rito parece tan irremplazable. Ningún acto eclesiástico tiene mayor significado para la existencia y la comprensión de lo que es la iglesia cristiana; ningún otro acto explica mejor su misión en el mundo. El bautismo

239


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO es tan antiguo como la iglesia, tan extendido como el cristianismo, tan conocido como la Biblia y la oración. A pesar de las diferentes formas de bautismo,1 todos los cristianos de todas las confesiones están de acuerdo en reconocer que el bautismo es una condición sine qua non de la existencia, querida por Dios, de la ekklēsía. En este estudio examinaremos el significado teológico del bautismo sobre la base del documento de la fe cristiana, es decir la Biblia, y en particular del Nuevo Testamento. A la vez, comentaremos las implicaciones del simbolismo del bautismo que toca tres aspectos prácticos, los cuales, precisamente en la actualidad, han dado lugar a diferentes opiniones: 1) ¿Cuáles son las condiciones indispensables para el bautismo? 2) ¿Qué rito se corresponde con el significado propio y profundo del bautismo? 3) ¿El bautismo tiene carácter único, no renovable, o puede, eventualmente, ser renovado? La reflexión sobre estas cuestiones pretende contribuir a profundizar la comprensión de este acto cúltico, el más importante del cristianismo, junto con la santa cena, y fomentar una práctica que se corresponda con el significado del rito bautismal.2 1

El bautismo se administra tanto por aspersión como por infusión, o por inmersión. Aunque la aspersión o la infusión descansan sobre una tradición cristiana secular y sean practicadas por la mayoría de las iglesias cristianas, el bautismo por inmersión era el modo original. Todavía se practica hoy en la Iglesia Ortodoxa y en las iglesias libres derivadas del movimiento anabaptista. Ver capítulos 7 (p. 127-149) y 8 (p. 151-166) de esta obra. 2 La misma preocupación encontramos en los trabajos que tratan del tema del significado teológico de la santa cena y del lavamiento de pies. Ver al respecto PÖHLER, Rolf J. «Die theologische Bedeutung der Abendmahlsfeier». En: BIBLISCHE FORSCHUNGS-KOMITEE (ed.). Abendmahl und Fusswaschung. Studien zur adventischen Ekklesiologie. Vol. I. Gemeinschaft der STA, Euro-Afrika Division. Hamburg: Saatkorn Verlag, 1991, p. 67-89 (ed. fr.: «Significations théologiques de la Cène». En: COMITÉ DE RECHERCHE BIBLIQUE (ed.). Cène et ablution des pieds. Études en Ecclésiologie Adventiste. Vol. I. Division eurafricaine de l’Association générale des adventistes du septième jour. Dammarie-lès-Lys: Édi-

240


EL SIGNIFICADO TEOLÓGICO DEL BAUTISMO Particularmente hay que examinar la siguiente cuestión: ¿Qué significado teológico tiene el bautismo según las enseñanzas del Nuevo Testamento? ¿Qué es lo que expresa claramente? ¿Cuál es su significado para los propios bautizados, para la iglesia cristiana y para los no creyentes que lo viven? Su significado, ¿puede ser expresado por un concepto o símbolo único, o por el contrario, múltiple? Si es así, ¿dónde está el denominador común de los diferentes aspectos del bautismo? Además, hay que preguntarse: ¿Cuál es la función que se le atribuye a este rito? ¿En qué medida se hace justicia al objetivo y al profundo simbolismo del bautismo? ¿Su significado particular se manifiesta de forma adecuada y evidente a través del rito del bautismo cristiano, de forma que su mensaje sea inteligible para todos? ¿En qué medida su significado puede ser expresado adecuadamente bajo diversas formas –por ejemplo la inmersión, la infusión, la aspersión– sin que resulte en una grave pérdida del mismo? ¿Cuáles son las implicaciones prácticas para la práctica del bautismo hoy? Por todo ello, presuponemos que el punto de vista bíblico del bautismo, al tratarse de un aspecto central de la fe cristiana, posee un significado fundamental que determina todavía hoy la teología y la práctica. Evitaremos, por lo tanto, ignorar el contenido teológico de la enseñanza bíblica del bautismo o evitaremos prácticas de bautismo que expresen su significado de forma insuficiente, que se entiendan con dificultad o incluso que deformen su significado.3 tions Vie et Santé, 1991, p. 89-117) y OESTREICH, Bernhard. «Die Bedeutung der Fusswaschung in Johannes 13», ídem, p. 159-171 (ed. fr.: «Signification de l’ablution des pieds en Jean 13», ídem, p. 151-170). 3 No hará falta hacer una comparación no fundada entre el texto bíblico, doctrina, y la práctica eclesial. Aunque una reflexión contextual sistemática y teológica sobre el bautismo pueda descubrir nuevos aspectos que sobrepasan el estado actual de conocimientos sobre el Nuevo Testamento y lo completan, la liturgia del bautismo

241


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Ateniéndonos a la voluntad de esta publicación, destacaremos la comprensión característica del bautismo en la Iglesia protestante libre de los Adventistas del Séptimo Día, quienes ven en las Santas Escrituras su última norma de fe y vida (sola scriptura).4 Por otra parte, la comprensión adventista del bautismo debe ubicarse en el contexto de la reciente discusión ecuménica sobre el bautismo, tal como queda expresada en la declaración conjunta de la Comisión “Fe y Constitución” del Consejo Mundial de Iglesias en 1982 en Lima.5 Teniendo en cuenta este propósito, es por lo que debemos preguntar a los textos bíblicos que hacen referencia directa al bautismo, sobre el sentido de sus declaraciones.6 De acuerdo al aspecto no se basará solo en las “indicaciones” bíblicas, sin someterlas a un análisis teológico cuidadoso sobre su fuerza expresiva para el presente. 4 Ver capítulo primero, «La Palabra de Dios». En: ASOCIACIÓN MINISTERIAL DE LA ASOCIACIÓN GENERAL DE LOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA. Creencias de los adventistas del séptimo día: Una exposición bíblica de 27 doctrinas fundamentales. Madrid: Safeliz, 1989, p. 11-22. 5 Taufe, Eucharistie und Amt: Konvergenzerklärungen der Kommission für Glauben und Kirchenverfassung des Ökumenischen Rates der Kirchen. Frankfurt: Lembeck, Paderborn, Bonifatius, 1982, p. 9-17 (esp.: CONSEJO MUNDIAL DE IGLESIAS (CMI). «Bautismo, Eucaristía, Ministerio». Documento de Fe y Constitución Nº 111, “Texto de Lima”. (En línea). <http://www.oikoumene.org/es/documentacion/documents/comisiones-delcmi/comision-de-fe-y-constitucion/i-unidad-la-iglesia-y-su-mision/bautismoeucaristia-ministerio-documento-de-fe-y-constitucion-no-111-texto-delima/bautismo-eucaristia-ministerio-documento-de-fe-y-constitucion-no-111-textode-lima.html> [Consulta: 29 julio 2010]). Las declaraciones contenidas en el llamado Documento de Lima son el fruto de cincuenta años de trabajo teológico por el Consejo Mundial de Iglesias y que representan un paso decisivo en el proceso de acercamiento de las iglesias. Este documento refleja un consenso considerable, aunque persisten ciertas diferencias. 6 Se trata de los pasajes bíblicos siguientes : Mt 3: 1-17; 28: 18-20; Mc 1: 1-11; 10: 38ss; 16: 15ss; Lc 3: 1-22; 7: 29ss; 12: 50; Jn 1: 19-34; 3: 1-4: 3; He 1: 4-8; 2: 37-

242


EL SIGNIFICADO TEOLÓGICO DEL BAUTISMO bíblico y teológico de esta investigación, trataremos sobre todo en esta presentación de resaltar la riqueza de significados del bautismo y trataremos de ver como dichos significados se complementan entre sí de manera sintética y complementaria y no antitética y alternativa. Una presentación de conjunto desde el punto de vista bíblico y teológico de este tema debe –al menos en el marco de este trabajo– renunciar en gran medida a tratar aspectos y detalles exegéticos y también paralelismos religiosos e históricos, que pueden ser importantes y útiles en casos particulares. Remitimos al lector interesado a los casos particulares tratados en este volumen que tocan más de cerca problemas históricos y exegéticos del bautismo.7 Este trabajo tampoco es un estudio de historia de la teología ni de controversia teológica; no vamos a presentar las diversas formas de bautismo representadas en la vieja historia de dos mil años de cristianismo. También vamos a dejar de lado el problema de la función social del bautismo en la actualidad y de su posible significado en una cultura poscristiana.

I. TRASFONDO Y ORIGEN DEL BAUTISMO Antes de pasar al significado bíblico y teológico del bautismo, conviene hacer referencia al trasfondo del Antiguo Testamento y al origen histórico de este acto cultual. El conocer sus raíces históricas contribuye considerablemente a entender como era el bautismo en la iglesia primitiva. 42; 8: 26-40; 10: 44-48; 19: 1-6; 22: 16; Ro 6: 1-23; 1 Cor 6: 11; 12: 1-14; 2 Cor 1: 21ss; Ga 3: 27ss; 5: 22-25; Ef 1: 11-14; 2: 4-7; 4: 1-16, 30; 5: 25-27; Col 2: 12ss; Tit 3: 3-7; 1 Pe 3: 21ss. 7 Con esta voluntad de simplificación, hemos renunciado a poner referencias cruzadas entre los capítulos de este volumen. Sin embargo, una mirada al índice permite saber fácilmente dónde encontrar con mayor profundidad lo dicho aquí.

243


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Ya en el seno del pueblo de Israel, se conocían las abluciones rituales asociadas a los sacrificios y al culto en el templo. Estas servían para purificar a los sacerdotes y a los miembros del pueblo de las impurezas cúlticas. El creyente debía lavarse con agua (Ex 29: 4; 30: 19ss; Lv 14: 8ss; 16: 4; 17: 15ss; Nm 19: 7ss, 19). Además, se aspergían objetos y personas con «agua lustral» (Lv 14: 6ss; Nm 8: 7; 19: 9-22). El Nuevo Testamento cita también abluciones cúlticas (Mc 7: 3ss; Lc 11: 38; Heb 9: 4). También el Antiguo Testamento conoce el concepto de purificación del pecado o impureza a través del agua (Za 13: 1; Sl 51: 9). Sin embargo, estos usos religiosos del agua no guardan relación directa con el bautismo cristiano y no pueden ser considerados sus precursores directos. Podríamos citar, al respecto, también la historia de la inmersión de Naamán en el Jordán que condujo a la curación de su lepra (2 Reyes 5: 14). Es significativo que este sea uno de los escasos pasajes del Antiguo Testamento en el que la versión de los Setenta utiliza el verbo bapti,zw [baptízō]. Según 2 Reyes 5: 10-14, la séptuple inmersión de Naamán en el Jordán debe ser entendida como un baño de purificación. También está en Isaías 21: 4 –aquí en sentido figurado– el verbo baptízō no se encuentra en la versión de los Setenta más que en otros dos pasajes, ambos en los Apócrifos, donde se emplea para hablar de las purificaciones rituales (Judith 12: 7 y Eclesiástico 34: 25). En el trasfondo cronológico e histórico del bautismo cristiano, encontramos las abluciones cotidianas practicadas en Qumrán por los esenios. Estas inmersiones rituales servían para la purificación en vista de una vida recta y de la recepción del Espíritu de Dios. Es igualmente importante el hecho de que desde el siglo I de nuestra era, estas abluciones cúlticas eran a menudo practicadas por inmersión. Eran practicadas sobre todo en el bautismo de los prosélitos y marcaban su entrada en el judaísmo. El nuevo converso se hacía circuncidar en primer lugar, después había una inmersión en

244


EL SIGNIFICADO TEOLÓGICO DEL BAUTISMO un baño purificador y por fin presentaba a Dios una ofrenda en el templo. Representaba así su renuncia al paganismo y su aceptación en el seno del pueblo de la alianza, Israel.8 El bautismo de arrepentimiento de Juan el Bautista, practicado ya un poco antes de la aparición de Jesús, es el único precursor directo del bautismo cristiano. Juan el Bautista que ciertamente conocía la secta de Qumrán –si bien una relación directa con ella e incluso el hecho de haber pertenecido a ella son suposiciones que pueden ser puestas en cuestión– predicaba en el desierto de Judea. Lo que caracteriza al bautismo que practicaba es el hecho de que –en contraste con las abluciones e inmersiones rituales habituales– el Bautista realizaba él mismo el rito. Es decir que los candidatos al bautismo se hacían bautizar (sumergir) en el Jordán por el profeta (Mt 3: 6-16; Mc 1: 5-10; Lc 3: 7-21). En otras palabras, no se lavaba la persona (inmergía, bautizaba) ella misma; la persona se hacía lavar (inmergir, bautizar) por el Bautista. Tanto el baño purificador de los esenios que vivían aislados en el desierto como el bautismo por inmersión de los prosélitos, considerado señal de conversión y de un nuevo nacimiento se limitaba a algunos miles, en cambio, Juan el Bautista consideraba el bautismo como un regalo de Dios al conjunto del pueblo judío (Mt 3: 5; Lc 3: 14). Para él, el pueblo de Israel no tenía ningún derecho natural a la gracia de Dios; sino que ese pueblo tenía necesidad, al igual que los paganos, de una conversión radical de pensamiento y vida y de una dedicación del corazón a Dios. El Bautista justificaba su visión de las cosas con la inminente aparición del reino de Dios y que el Mesías Rey por llegar iba a instaurar. Su venida no significaba la tan esperada liberación de la dominación romana sino un juicio divi-

8

No hay constancia de esta práctica antes del final del siglo I de nuestra era y representa ya una reacción del judaísmo frente al bautismo cristiano.

245


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO no para los impenitentes. Dicho de otro modo, el bautismo de Juan tenía sobre todo un fundamento escatológico (Mt 3: 7, 10, 12).9 No hay duda alguna que el bautismo de Juan ha ejercido una influencia perdurable en la comprensión cristiana del bautismo. Basta decir que el propio Jesús –o más exactamente sus discípulos– bautizaban como Juan lo había hecho ya antes que él (Jn 3: 22ss; 4: 1ss). Entre los primeros cristianos había numerosas personas que habían recibido primero el bautismo de Juan y a continuación se habían convertido al cristianismo (He 19: 1-7). Podemos partir pues de un punto que desde el bautismo de Juan y desde el de los discípulos de Jesús nos lleva directamente a la práctica del bautismo en la iglesia primitiva. El bautismo cristiano en Oriente Próximo representa pues una evolución del bautismo de arrepentimiento de Juan, que se distingue de su precursor no tanto por su forma sino por su significado, considerablemente más desarrollado. Juan el Bautista estaba en la frontera significativa y decisiva en la historia de la salvación, entre la antigua y la nueva alianza. Como precursor del Mesías, cumplía el importante papel de puente enlazando ambas alianzas. Su bautismo de arrepentimiento servía a la preparación personal para la época mesiánica inminente. A la vista del juicio divino inminente, Juan predicaba un arrepentimiento sincero y una sincera conversión (meta,noia [metánoia]) ambos auténticos y asociados a la confesión de los pecados y a una transformación radical de la vida.

9

Mientras que el bautismo de Juan iba orientado hacia un futuro escatológico –el reino mesiánico de Dios, que era inminente– el bautismo cristiano, su sucesor también mira el pasado y el presente (es decir, la época de la salvación que aparece con Cristo). Si ambos se distinguen en lo que respecta a su perspectiva histórica de la salvación, en ambos, el rito significaba para el candidato al bautismo un acontecimiento existencial importante: un partir de nuevo radical. Ver al respecto, el siguiente capítulo de esta obra.

246


EL SIGNIFICADO TEOLÓGICO DEL BAUTISMO Jesús mismo se hizo bautizar por Juan en el Jordán. A la extrañada pregunta de este sobre el significado y la necesidad de un bautismo tal, Jesús simplemente respondió con esta misteriosa indicación: «conviene que así cumplamos toda justicia» (Mt 3: 13-15). Según el evangelio de Juan, Jesús consideraba el bautismo «de agua y de Espíritu» una condición de entrada indispensable para el reino de Dios (Jn 3: 3-8). El bautismo en la iglesia primitiva se encuentra en continuidad directa con el bautismo de arrepentimiento de Juan. Este fue marcado decididamente por la experiencia del predicador itinerante de Nazaret y que culminó en su sufrimiento, muerte y resurrección. A la luz del Cristo crucificado y resucitado, del que los discípulos testificaban como Redentor y Señor del mundo, el bautismo cristiano adquiere al fin su significado particular e irremplazable. «El bautismo cristiano está fundamentado en el ministerio de Jesús de Nazaret, en su muerte y su resurrección.»10

II. EL SIGNIFICADO DEL BAUTISMO Las páginas siguientes presentan y comentan los diferentes significados del bautismo cristiano que pueden encontrarse o deducirse directamente del Nuevo Testamento. Sin pretender hacer un estudio absolutamente exhaustivo y completo, los diez aspectos mencionados aquí parecen cubrir ampliamente el significado encontrado en el Nuevo Testamento. Revelan una amplitud y profundidad sorprendentes en la comprensión bíblica del bautismo expresada claramente a través del rito propiamente dicho. Se observan diferentes superposiciones que dificultan o incluso impiden una estricta demarcación de los diferentes aspectos. En vez de dedicarnos a dibujar líneas de separación bien definidas, llevaremos preferente10

CMI. «Bautismo, Eucaristía, Ministerio», op. cit.

247


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO mente la mirada a ver cuáles son los elementos que las unen. Los diez aspectos tienen que ver con lo que Dios ha hecho por la humanidad en Jesucristo y como podemos responder nosotros por la fe.11

11

La declaración de Lima menciona los siguientes aspectos del bautismo: A) Participación en la muerte y en la resurrección de Cristo; B) Conversión, perdón, purificación; C) Don del Espíritu; D) Incorporación en el Cuerpo de Cristo; E) Signo del Reino (CMI. «Bautismo, Eucaristía, Ministerio», op. cit.). El libro Creencias de los adventistas del séptimo día (ASOCIACIÓN MINISTERIAL ASD. Creencias de los adventistas…, op. cit., p. 211-224), comentario semioficial sobre las creencias fundamentales de los Adventistas del Séptimo Día, menciona nueve aspectos del bautismo el símbolo de la muerte y de la resurrección de Jesús; la muerte al pecado y la vida para Dios; la relación de alianza; signo de dedicación al servicio de Jesús y de aceptación en la iglesia (ibídem, p. 214-218). El artículo 14 de las 27 creencias fundamentales habla así del bautismo [En la actualidad es el artículo 15 de las 28 creencias. (N. del E., ed. esp.]): «Por medio del bautismo confesamos nuestra fe en la muerte y en resurrección de Jesucristo, y damos testimonio de nuestra muerte al pecado y de nuestro propósito de andar en novedad de vida. De este modo reconocemos a Cristo como nuestro Señor y Salvador, llegamos a ser su pueblo y somos recibidos como miembros de su iglesia. El bautismo es un símbolo de nuestra unión con Cristo, del perdón de nuestros pecados y de nuestra recepción del Espíritu Santo. Se realiza por inmersión en agua, y está íntimamente vinculado con una afirmación de fe en Jesús y con pruebas de arrepentimiento del pecado. Sigue a la instrucción en las Santas Escrituras y a la aceptación de sus enseñanzas» (ibídem, p. 210) [La expresiones ‘evidencias’ y ‘Sagradas’, que aparecen en la ed. esp., se sustituyen por ‘pruebas’ y ‘Santas’, por reflejar más adecuadamente el original inglés. Ver Web oficial de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, donde aparece la redacción en inglés de las 28 creencias: <http://www.adventist.org/beliefs/fundamental/index.html> (Consulta: 28 julio 2010). (N. del E., ed. esp.)].

248


EL SIGNIFICADO TEOLÓGICO DEL BAUTISMO

A. Profesión de fe y testimonio12 Según lo que entendemos del Nuevo Testamento, el bautismo representa para el creyente una confesión pública de sus propios pecados (Mt 3: 6; Mc 1: 5) y un testimonio de su fe en Jesucristo como Redentor y Señor, expresado ante Dios y los hombres (ver He 8: 37). El bautismo es signo de arrepentimiento13 (Mt 3: 11) y de un nuevo comienzo con Dios que incluye el perdón de los pecados (Mc 1: 4; Lc 3: 3; He 2: 38). El arrepentimiento no se produce tras el bautismo sino que lo precede. Es el perdón lo que va después del arrepentimiento y que lleva al bautismo. Este último es la señal externa de la conversión interior y del perdón de los pecados ofrecido por Dios. El bautismo es pues un acto de obediencia, en el que la confesión del nombre de Cristo adquiere un aspecto visible. A través del bautismo nos damos a Dios porque Dios se entregó a nosotros a través de Jesús y vuelve a darse nuevamente a través del bautismo (Mt 3: 17).14 Según Lucas 7: 29ss, el bautismo (o su rechazo) expresa aceptación, o rechazo, al ofrecimiento de salvación hecho por Dios. Mientras que los oyentes arrepentidos de Juan se sometían al juicio 12

Lima: El bautismo «…implica la confesión del pecado y la conversión de corazón» (CMI. «Bautismo, Eucaristía, Ministerio», op. cit.). «En el bautismo, los creyentes renuncian al mundo. [...] testifican en público de que han abandonado el servicio de Satanás y han recibido a Cristo en su vida. [...] el bautismo también es evidencia del verdadero arrepentimiento.» (ASOCIACIÓN MINISTERIAL ASD. Creencias de los adventistas…, op. cit., p. 215). 13 La expresión neotestamentaria para arrepentimiento (metánoia) no se refiere a ejercicios de penitencia considerados como un castigo o una compensación, sino un cambio de espíritu producido por la influencia del Espíritu Santo que transforma interiormente al ser humano y lo orienta hacia Dios y hacia su voluntad. 14 Al igual que la voz celestial fortaleció la conciencia de Jesús de ser amado y llamado por Dios, también el bautismo confirma en el corazón del creyente la seguridad, dada por el Espíritu de ser aceptado por Dios.

249


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO de Dios, confesaban sus pecados y recibían el perdón («reconocieron la justicia de, y se hicieron bautizar»), los propios justos rechazaban el llamamiento al arrepentimiento hecho por Juan el Bautista («no haciéndose bautizar por él, rechazaban el propósito de Dios para ellos»). Incluso en la iglesia primitiva, se asociaba al bautismo el testimonio y la profesión de fe pública a Dios («glorificaron a Dios») (He 10: 44-48; ver 11: 15-18).

B. El baño de purificación15 El bautismo significa ser lavado del pecado (He 22: 16), ser liberado de su poder (Ro 6), ser purificado (kaqarismo,j, katharismós) de la culpabilidad (Joel 4.18ss). Manifiesta de forma figurada la purificación del corazón por la fe (He 15: 9). Es símbolo del perdón de los pecados recibido por la fe (Col 2: 13). Como tal, no solamente llama la atención sobre la posibilidad del perdón, sino que se lo da al pecador de una forma real y existencial (He 2: 38). Haciendo, puede ser, alusión a los baños de purificación de los judíos, Pablo compara la conversión y el nuevo comienzo con Dios a un baño de inmersión. Los creyentes son «lavados» (1 Cor 6: 11), purificados «mediante el baño del agua, en virtud de la palabra» (Ef 5: 25-27) y pasan por el «baño de regeneración» (Tit 3: 5). También, Pedro declara que los creyentes son salvos al pasar por el agua del bautismo, «no consiste en quitar la suciedad del cuerpo», sino recibiendo una «buena conciencia» (una conciencia pura) (1 Pe 3: 20ss).

15

Lima: El bautismo es la «purificación del pecado»; «una purificación interna de todo pecado» y «un acto de justificación» (CMI. «Bautismo, Eucaristía, Ministerio», op. cit.). «La ceremonia bautismal es una demostración de una limpieza interior, del lavamiento de los pecados que han sido confesados» (ASOCIACIÓN MINISTERIAL ASD. Creencias de los adventistas…, op. cit., p. 215-216).

250


EL SIGNIFICADO TEOLÓGICO DEL BAUTISMO

C. El juicio de muerte16 Para Juan, predicador del arrepentimiento, el bautismo tenía una relación estrecha con el juicio venidero que vendría al mundo al mismo tiempo que la llegada del Mesías (Mt 3: 7-12; Lc 3: 7-17). A través del bautismo, el hombre reconoce a Dios como su Señor legítimo y como juez de su vida, y se somete a su juicio (Lc 7: 29ss) y a su ejecución (1 Pe 3: 20ss).17 El bautismo representa pues el juicio venidero sobre el pecador arrepentido y sobre su pecado, juicio que tiene un efecto purificador y que da la vida (ver apartado anterior II.B. «El baño de purificación»). No solo el juicio divino forma parte de la misión del Mesías prometido (MI 3; Jn 5: 19-30), sino que este lo experimenta y lo sufre con su muerte redentora. Por eso Jesús compara a un bautismo el martirio que tiene a las puertas (Mc 10: 38ss; Lc 12: 50). El Gólgota significa beber «copa del sufrimiento» y experimentar el «bautismo de la muerte». Por su muerte y sufrimiento, Jesús padece de forma sustitutiva el juicio de muerte de toda la humanidad (Mc 10: 45; 2 Cor 5: 14ss; Is 53).

16

Lima: El bautismo es la «experiencia de liberación a través de las aguas» (CMI. «Bautismo, Eucaristía, Ministerio», op. cit.). 17 Según Lc 7: 29, el bautismo implica la confesión del juicio divino, lo que equivale a una «justificación» de Dios (dikaio,w, dikaióō). Por el contrario, 1 Pe 3: 20ss compara el bautismo al juicio divino del Diluvio, del que solo ocho personas escaparon refugiándose en el arca.

251


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO

D. Sepultura y resurrección18 Para Pablo, el bautismo significa el sepultamiento del hombre viejo y la resurrección a una nueva vida en Cristo. Es un fin y un principio al mismo tiempo. Los que creen en Cristo son «con él sepultados por el bautismo en la muerte» para vivir «una vida nueva» (Ro 6: 24). Son, por así decirlo, sepultados y resucitados en el bautismo (Col 2: 12ss). «…los que son de Cristo, han crucificado la carne» y viven y obran «por el Espíritu» (Ga 5: 24ss). Esta vida nueva es una vida de libertad que significa que la muerte experimentada en el bautismo es a la vez liberación del poder, o servidumbre, del pecado, que sometía al pecador bajo su poder, sin que pudiera escapar de dicho poder. Por el bautismo, los creyentes son ahora «liberados del pecado», y no tienen más la obligación de obedecerle. En su lugar, ahora viven enteramente para el Señor y le sirven (Ro 6).

18

Lima: «El bautismo es [...] salida de la esclavitud (1 Cor 10: 1-2) [...] Por el bautismo los cristianos se ven sumergidos en la muerte liberadora de Cristo, en la que son sepultados los pecados, en la que el “viejo Adán” queda crucificado con Cristo y en la que el poder del pecado queda roto. Así pues, los bautizados no son ya esclavos del pecado, sino libres.» (CMI. «Bautismo, Eucaristía, Ministerio», op. cit.). «En el bautismo, los creyentes comparten la experiencia de la pasión de nuestro Señor. [...] El bautismo simboliza la crucifixión de la vida antigua» (ASOCIACIÓN MINISTERIAL ASD. Creencias de los adventistas…, op. cit., p. 215).

252


EL SIGNIFICADO TEOLÓGICO DEL BAUTISMO

E. La circuncisión: Símbolo de alianza19 El bautismo es un símbolo de la «circuncisión… del corazón» en Cristo (Ro 2: 25-29); y esta consiste en rechazar al viejo hombre (la «carne») y empezar una vida nueva dirigida por el Espíritu (una «nueva criatura») (Ga 6: 15 [Reina-Valera 1995]; ver versículos 5-6, 24; 1 Cor 7: 19).20 Según Col 2: 11-13, los creyentes son «circuncidados» (muertos) en Cristo, «sepultados » y «resucitado», es decir «vivificados». La construcción y el encadenamiento de las ideas en este párrafo sugieren que la «circuncisión en Cristo» no describe solo el perdón de los pecados (vers. 13) y el final de la vida «carnal» (vers. 11), sino también y al mismo tiempo, la condena a muerte por la que todos los creyentes han pasado (ver apartado II.C. «El juicio de muerte») y la nueva vida en Cristo (vers. 13). El significado del bautismo «circuncisión… del corazón» indica además que Pablo ve el bautismo como un rito que sustituye la circuncisión del Antiguo Testamento. El bautismo es entonces el signo externo de la nueva alianza, aboliendo así el signo externo de la antigua alianza, que consistía en cortar el prepucio del miembro viril. En contraste con la antigua alianza, esta «circuncisión» se aplica a todos los creyentes (y no solo a los del sexo masculino), en relación con el nuevo nacimiento espiritual y no con el nacimiento natural. 19

«Símbolo de una relación de alianza. En los tiempos del Antiguo Testamento, la circuncisión era la señal de la alianza entre Dios y Abrahán. [...] La circuncisión constituía una marca de identidad nacional. [...] La muerte de Cristo ratificó el nuevo pacto. Los creyentes entran en este pacto a través de la circuncisión espiritual. [...] El bautismo [...] representa esta circuncisión espiritual » (ASOCIACIÓN MINISTERIAL ASD. Creencias de los adventistas…, op. cit., p. 216-217). [La expresión ‘contractual’, que aparece en la ed. esp., se sustituye por ‘alianza’, más los cambios redaccionales necesarios para dicha sustitución. (N. del E., ed. esp.)]. 20 En Col 3: 8-12, Pablo compara esta renovación de vida al hecho de quitarse un vestido viejo (la «vieja naturaleza» o el «hombre viejo») y revestirse de ropa nueva (ver Ga 3: 27: «os habéis revestido de Cristo»).

253


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO

F. El “nuevo” nacimiento espiritual21 Como venimos de demostrar, el bautismo es la señal exterior del comienzo de una nueva vida con Dios. Esta renovación de la vida es realizada y hecha posible por el Espíritu Santo. Es comparable a un nacimiento del que, de alguna manera, comienza la vida: «de nuevo» o «de lo alto» (de Dios) (a;nwqen, ánōthen) (Jn 3: 3-5). Pablo menciona también el «baño de regeneración y de la renovación del Espíritu Santo» (Tit 3: 5). Este nacimiento es hecho, según Pedro, por «la palabra de Dios viva» (1 Pe 1: 23).

G. Plenitud del Espíritu y vocación22 El bautismo no solo reconoce el poder transformador del Espíritu de Dios que lleva al hombre al arrepentimiento y a la conversión sino que también está ligado estrechamente a la recepción del Espíritu Santo (He 19: 1-6), es decir a la plenitud del Espíritu Santo, quien está, utilizando un lenguaje figurado, «derramado» entre los creyentes (He 10: 44ss; Tit 3: 5ss). «…bautizados con el Espíritu Santo» (He 1: 4ss; 11: 16) presupone que el evangelio ha sido predicado, 21

Lima: El bautismo es un «nuevo nacimiento» y una «renovación por el Espíritu» (CMI. «Bautismo, Eucaristía, Ministerio», op. cit.). El bautismo es una «señal de la regeneración o nuevo nacimiento de una persona» (ASOCIACIÓN MINISTERIAL ASD. Creencias de los adventistas…, op. cit., p. 218). 22 «En su bautismo Jesús recibió un derramamiento especial el Espíritu Santo, el cual significaba su ungimiento o dedicación a la misión que su Padre le había asignado… Su experiencia revela que el bautismo de agua y el bautismo del Espíritu van juntos, y que un bautismo desprovisto de la recepción del Espíritu Santo es incompleto. [...] Así también hoy, cuando somos bautizados [...] somos dedicados, … y unidos con los tres grandes poderes del cielo, y a la predicación del evangelio eterno. [...] Luego de ello, el Espíritu Santo les concede sus dones» (ASOCIACIÓN MINISTERIAL ASD. Creencias de los adventistas…, op. cit., p. 217-218). Lima llama al bautismo «un rito de compromiso respecto al Señor» (CMI. «Bautismo, Eucaristía, Ministerio», op. cit.).

254


EL SIGNIFICADO TEOLÓGICO DEL BAUTISMO entendido y creído (2 Cor 11: 4; Ga 3: 1-3; Ef 1: 13). Según el testimonio concordante de los Evangelios, Juan el Bautista ya había anunciado que el Mesías bautizaría «con Espíritu Santo y fuego» (Mt 3: 11; Mc 1: 8; Lc 3: 16; Jn 1: 33). El bautismo de Jesús revela que la recepción del Espíritu Santo y el llamamiento al servicio de Dios están estrechamente asociados entre sí (Mt 3: 16ss; Mc 1: 9-15; Lc 3: 21ss; Jn 1: 33ss). Se deduce que la recepción del «don del Espíritu Santo» (He 2: 38) o poder del Espíritu Santo (He 4: 8) incluye también el llamamiento divino y el mandato al ministerio como testigo. El bautismo es a la vez un don del Espíritu Santo y una cualificación con los dones del Espíritu (1 Cor 12; Ef 4) que nos capacitan y nos liberan para dar testimonio al servicio de Dios. El bautismo cristiano tiene que ver, por así decirlo, con la ordenación (envío, bendición, dedicación)23 de los creyentes en el marco de las responsabilidades como discípulos de Jesús.24

23

Ver PÖHLER, Rolf. «Misión - Bendición - Ordenación: Reflexión sobre la teología y la práctica de la ordenación en la Iglesia Adventista del Séptimo Día». (En línea). En: La iglesia de Cristo: Su misión y su ministerio en el mundo. Estudios de Eclesiología Adventista. Vol. II. Barcelona: Aula7activa, 2009, p. 191-257. 24 Sobre la comprensión adventista del bautismo como «ordenación» de los creyentes al sacerdocio para Dios y para el mundo, ver también OOSTERWAL, Gottfried. «Every Member a Minister? From Baptism to a Theological Base». Ministry. Vol. 53, núm. 2 (febrero 1980), p. 4-7, 27 [en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/MIN/MIN19800201-V53-02__B/index.djvu> Consulta: 29 julio 2010]; EDWARDS, Rex D. «Baptism as Ordination». Ministry. Vol. 56, núm. 8 (agosto 1983), p. 4-6, 27 [en línea: <http://www.adventistarchives.org/docs/MIN/MIN19830801-V56-08__B/index.djvu> Consulta: 29 julio 2010], y OLSEN, V. Norskov. Myth and Truth About Church, Priesthood and Ordination. Riverside (California): Loma Linda University Press, 1990, p. 44-45. Estos autores entienden el bautismo de Jesús y su dedicación como el mandato y su capacitación al ministerio, como un modelo o prototipo del bautismo cristiano.

255


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO

H. El sellamiento25 Si el bautismo incluye la plenitud del Espíritu y si esta es vista como una «unción» (1 Jn 2: 20, 27) y un “sellamiento” (2 Cor 1: 21ss; Ef 1: 13ss; 4: 30), entonces posee también los siguientes aspectos suplementarios: se convierte en el símbolo de la unción o del sellamiento del Espíritu Santo, considerado las «arras» –es decir, un pago de garantía– de la redención que es «herencia» de todos los que siguen a Jesús. Es así como los bautizados se declaran propiedad de Dios y se benefician de su poderosa protección. El bautismo incluye la inalterable promesa de Dios a los hombres, considerados sus «hijos» (Ro 8: 16ss; Ga 3: 26, 29: ver Mt 3: 17; Mc 1: 11; Lc 3: 22; Jn 1: 34) y sus «herederos» (Ef 1: 11; Tit 3: 5-7). Este sellamiento divino no puede anularse más que por una decisión deliberada por parte del hombre.

I. La incorporación en el «cuerpo de Cristo» El bautismo significa la incorporación (incorporatio) en el «cuerpo de Cristo»,26 es decir, en su iglesia (ekklēsía), a la cual el hombre 25

«Dios derrama sobre cada bautizado la unción del Espíritu Santo prometido, los marca con su sello y pone en su corazón el anticipo de la herencia de hijos de Dios» (CMI. «Bautismo, Eucaristía, Ministerio», op. cit.). 26 Lima: «El bautismo cristiano [...]. Es incorporación en Cristo, el Señor crucificado y resucitado; es ingreso en la nueva Alianza entre Dios y su pueblo. [...] Une al bautizado con Cristo y su pueblo. [...] liberación con miras a una nueva humanidad en la que quedan superadas las barreras entre sexos, razas y situaciones sociales (Ga 3: 27-28; 1 Cor 12: 13)» (CMI. «Bautismo, Eucaristía, Ministerio», op. cit.). «Celebrado en obediencia a Nuestro Señor, el bautismo es un signo y un sello de nuestro compromiso común de discípulos. A través del propio bautismo, los cristianos son llevados a la unión con Cristo, con cada uno de los demás cristianos y con la Iglesia de todos los tiempos y de todos los lugares.» (Ídem). El bautismo «Es un signo del Reino de Dios y de la vida del mundo futuro.» (Ídem). «Símbolo de entrada a la iglesia. Como señal de la regeneración o nuevo nacimiento de una persona

256


EL SIGNIFICADO TEOLÓGICO DEL BAUTISMO purificado, nacido de nuevo y lleno del Espíritu pertenece desde ahora (1 Cor 12: 12-14; Ga 3: 27ss; Ef 4: 4ss; Col 3: 9-11).27 El pertenecer como discípulo de Jesús de forma individual a la ekklēsía de la nueva alianza funda la comunidad visible de los creyentes. El bautismo es pues, por así decirlo, el rito de iniciación para entrar en el reino de Dios, es decir en la esfera del dominio de Dios (Jn 3: 3-5; Col 1: 13ss). Implica también que se es aceptado en la iglesia de Jesucristo que es la comunidad de los creyentes (He 2: 41 ss). Aunque sea un acto y una decisión personal, el bautismo es al mismo tiempo un acto colectivo y fundador de una comunidad. Esta idea según la cual el bautismo hace del hombre un «miembro» del «cuerpo de Cristo» tiene consecuencias directas sobre la comprensión de otros aspectos del bautismo. Es evidente que el bautismo no ve solo al hombre como un individuo aislado o incluso autónomo sino formando parte de la comunidad universal de los creyentes de todo lugar y de todos los tiempos, sin la que, en principio, no podría existir. Es el porqué, por ejemplo, la profesión de fe pública del candidato al bautismo se hace siempre ante testigos: la mayoría de las veces en presencia de la iglesia (He 2), o como mínimo ante el que bautiza (He 8: 36-38). El bautizado es entonces añadido a la «nube (Jn 3: 3, 5), el bautismo también marca la entrada de dicho individuo al reino espiritual de Cristo. Por cuanto une al nuevo creyente con Cristo, siempre funciona como la puerta de entrada a la iglesia. Por medio del bautismo, el Señor añade los nuevos discípulos al cuerpo de creyentes –su cuerpo, la iglesia (He 2: 41, 47; 1 Cor. 12: 13)–. Entonces llegan a ser miembros de la familia de Dios. Uno no puede ser bautizado sin unirse a la familia de la iglesia» (ASOCIACIÓN MINISTERIAL ASD. Creencias de los adventistas…, op. cit., p. 218). 27 Emil Brunner describe al bautismo como un acto de «incorporación a la iglesia», un «rito de aceptación y entrada a la iglesia» y un «Verbum communale, manera de decir que el individuo es verdaderamente incorporado a la iglesia» (BRUNNER, Emil. Das Missverständnis der Kirche. Zürich: Theologischer Verlag, 1951, p. 80ss, 77).

257


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO de testigos» que rodean a los discípulos de Jesús y los confirman en la fe (Heb 12: 1). El baño purificador salva a todos los que están en «el arca» y han pasado «a través del agua» (1 Pe 3: 20ss). Jesús ha padecido el juicio de muerte de forma sustitutiva por todos (griego: «muchos») (Mc 10: 45). La resurrección de los muertos es también un acontecimiento colectivo, en el que nadie jugará con ventaja o desventaja (ver 1 Te 4: 13-18). Por la circuncisión espiritual, los bautizados pertenecen ya a la familia y a la casa de Dios (Ef 2: 11-22; Col 2: 11-13). El Espíritu Santo está prometido a todos los que creen en el evangelio, y no limitado a algunos pocos elegidos (Ga 3: 28). El sellamiento nos hace hijos de Dios, es decir hermanos y hermanas y coherederos de la promesa (Ro 8: 17; Ga 3: 26, 29; Ef 1: 11). Todo el simbolismo bíblico del bautismo en su conjunto está marcado por esta perspectiva colectiva, porque el bautismo es para todos y en consecuencia para cada uno. «El bautismo debería, pues, celebrarse y desarrollarse siempre en el marco de la comunidad cristiana.»28

J. La participación en Cristo29 El bautismo significa, ante todo, la participación en la vida de Cristo, es decir en su muerte y resurrección (Ro 6: 1-11), en su ascensión y en su sacerdocio (Ap 1: 5ss; 5: 10). No solamente Cristo murió y 28

CMI. «Bautismo, Eucaristía, Ministerio», op. cit. Lima: «El bautismo significa una participación en la vida, en la muerte y en la resurrección de Jesucristo. [...] Por el bautismo los cristianos se ven sumergidos en la muerte liberadora de Cristo, en la que son sepultados los pecados, en la que el “viejo Adán” queda crucificado con Cristo y en la que el poder del pecado queda roto.» (Ídem). «En el bautismo, los creyentes comparten la experiencia de la pasión de nuestro Señor. […] El bautismo simboliza la crucifixión de la vida antigua. No es solo muerte sino también sepultura.» (ASOCIACIÓN MINISTERIAL ASD. Creencias de los adventistas…, op. cit., p. 215). 29

258


EL SIGNIFICADO TEOLÓGICO DEL BAUTISMO resucitó por nosotros, sino que los redimidos también son muertos y resucitados a una nueva vida con él (2 Cor 5: 14ss; Col 2: 12ss). Incluso estamos «con él… nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús» (Ef 2: 6). Después de ser «revestido[s] de Cristo» (Ga 3: 27), los rescatados le pertenecen de una forma inseparable (Ga 5: 24). Por eso, en contraste con el bautismo de arrepentimiento de Juan, el bautismo cristiano se administra «en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo», es decir en comunión salvífica con el Dios trino. Es así como el hombre es introducido en la salvación de Cristo (Mt 28: 19).30 La participación con Jesús implica identificarse con él. Esta identificación de los creyentes con Cristo, el aceptar confiado su invitación a tener una comunión siempre interior con el Dios trino (Jn 17: 3; 1 Jn 1: 3; 5: 20; 2 Cor 13: 13), les otorga todas las bendiciones que podemos esperar de Dios. Todo aquel que está unido a Cristo participa de todo aquello que le pertenece. En este sentido, el bautismo es un ofrecimiento de Dios a los hombres, qua abarca todo y lo trastorna todo. Visto desde esta perspectiva, el bautismo de Jesús en el agua del Jordán es un mandamiento que uno cumple con vocación y amor, un ejemplo que incita a imitar (Imitatio Christi). Aquel que haya entendido el significado del bautismo como una participación con Dios y con Cristo cumplirá de corazón toda la voluntad de Dios, como el carpintero de Nazaret hizo y deseará el bautismo (ver Mt 3: 15). ¿Podría ser de otro modo?

30

Ver al respecto: DELLING, Gerhard. Die Zueignung des Heils in der Taufe: Eine Untersuchung zum neutestamentlichen «taufen auf den Namen». Berlin: Evangelische Verlagsanstalt, 1961 y HARTMANN, Lars. «Auf den Namen des Herrn Jesus»: Die Taufe in den neutestamenflichen Schriften. Stuttgart: Verlag Katholisches Bibelwerk, 1992.

259


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO

Balance Símbolo y señal apuntan hacia una realidad más grande y mucho más abarcante de lo que nosotros podemos concebir y manifestar con nuestras ideas y conceptos. Para formular esta idea de forma teológica, diríamos que nuestro conocimiento humano permanece siempre muy por atrás de la verdad bíblica. La propia revelación de Dios nos da solo una imagen imperfecta de la realidad (1 Cor 13: 912). Imágenes y símbolos, signos y parábolas nos hacen presentir y comprender algo de la compleja realidad sobre la que tratan de dirigir nuestra atención. Esto es válido también para el bautismo que con su simbolismo impactante tiene carácter pedagógico. Más allá del entendimiento, sobre todo intelectual, de su significado teológico, la experiencia personal, consciente y tomada con seriedad del bautismo bíblico, permite una vivencia profunda, marcada por la realidad divina y que no podemos captar con una simple comprensión puramente intelectual del rito del bautismo (ver al respecto el apartado IV, «Modo y administración del bautismo»). Esta mirada a los diez aspectos del bautismo mencionados en la Biblia muestra claramente que el rito del bautismo debe entenderse por un lado como una señal de la acción salvífica y generosa de Dios hacia la humanidad y por otro lado como el tratamiento simbólico para el que desea el bautismo y la gracia de Dios que se le ofrece (1 Pe 3: 21). Según la comprensión cristiana, el bautismo es vivido “pasivamente”; en un sentido teológico es incluso “sufrido” (ver sobre todo los apartados II.C. a II.E.). A fin de cuentas, uno es bautizado por otro; nunca se bautiza uno a sí mismo. Pero al mismo tiempo, se va al bautismo por voluntad propia, según la práctica de la iglesia primitiva; uno llega al bautismo por libre elección y jamás en contra de ella (Mc 1: 5, 9). Es así como la gracia del bautismo y el deseo de ser bautizado, el nuevo nacimiento y el testimonio de fe constituyen las dos dimensiones fundamentales y complementarias

260


EL SIGNIFICADO TEOLÓGICO DEL BAUTISMO de la comprensión bíblica y cristiana del bautismo en su significado más profundo. Constituyen, por así decirlo, el mínimo denominador común de la doctrina bíblica del bautismo. El bautismo tiene que ver con lo que Dios ha hecho por nosotros y desea hacer en el bautismo,31 y también con la reacción a la que somos llamados los humanos frente al acto salvífico de Cristo (He 2: 36-41).32 Palabra divina y respuesta humana, son la invitación y nuestra aceptación, el llamamiento del Señor y la imitación de sus discípulos, promesa divina y confianza humana, mandamiento divino y obediencia humana, gracia divina y fe como don de Dios constituyendo una unidad expresada de forma visible y audible en el bautismo. Por la ceremonia bautismal, el hombre produce un acontecimiento decisivo para sí mismo: recibe por fe la salvación ofrecida. Lo hace como individuo que bajo la influencia de la convicción del Espíritu Santo ha decidido tomar en serio el ofrecimiento de Dios y confiar en su promesa. Breve y claro «El bautismo es a la vez don de Dios y nuestra respuesta humana a este don»33

31

«El bautismo tiene un carácter figurado: el agua y la inmersión (sepultura bautismal) son signos de la intervención de Dios en la humanidad» (Grundbegriffe von A-Z, p. 284). 32 Se ven aquí también las cuatro invitaciones de Jesús para seguirlo (Mt 4: 1822ss; Mc 2: 14ss; Lc 9: 57-62ss; Jn 8: 12; 12: 26) y la parábola del banquete de bodas (Mt 22: 1ss; Lc 14: 16ss), y también la repetida advertencia contra el deliberado endurecimiento (Sl 95: 7-9; He 3: 7ss; 4: 7). 33 CMI. «Bautismo, Eucaristía, Ministerio», op. cit. Según H. Heinz, están asociadas en el bautismo –como en los demás símbolos cristianos: santa cena-lavamiento de pies e imposición de manos-unción de aceite– «el carácter de promesa divina y de deber humano de la predicación. El primero es una promesa, el segundo la respuesta» (HEINZ, Hans. «Kirchliche Sakramente oder neutestamentliche Worthandlungen?». En: BIBLISCHE FORSCHUNGS-KOMITEE (ed.). Abendmahl und Fusswaschung… op. cit., p. 107 [ed. fr.: «Sacrements ou paroles-gestes dans le Nouveau Testament?», p. 119-147]).

261


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Lo que asocia tan estrechamente entre sí las dos caras del simbolismo del bautismo, como las dos caras de una moneda, es el concepto bíblico de alianza, que, como hemos visto en el apartado II.E., está la mayor parte del tiempo sobreentendida, pero que es sin embargo la base de la comprensión neotestamentaria del bautismo. El bautismo sella la entrada del individuo en la nueva alianza rematada en la cruz para toda la humanidad. Es verdad que en Cristo Dios ha reconciliado el mundo con él; pero este solo puede ser efectivo si el hombre se deja reconciliar con Dios (2 Cor 5: 19ss). Mediante la santa cena, la iglesia reunida –es decir aquellos que han sido bautizados en Cristo– conmemora la nueva alianza completada en el Gólgota por la sangre de Jesús (1 Cor 11: 25). Pero la entrada del individuo en la relación de alianza con Dios se hace libremente, gracias a la fe producida por el Espíritu Santo; esta relación ni se ordena ni se impone. El bautismo, en efecto, es una invitación y no una convocación. A la pregunta: «¿Qué hemos de hacer?», la respuesta bíblica es: «…que cada uno de vosotros se haga bautizar…» He 2: 37ss). Debería ser notorio que el bautismo cristiano tiene, además de su función personal, una función y un significado que contribuyen a fundar una comunidad. No solo asocia al hombre como individuo al Dios trino, sino que funda al mismo tiempo una nueva comunidad entre los hombres, quienes ahora permanecen unidos unos a otros pues son «cuerpo de Cristo». Pablo no deja de llamar la atención constantemente en sus cartas, sobre todo, a las iglesias jóvenes, insistiendo en el hecho de que la salvación traída por Cristo y recibida en el bautismo por la fe no permite recluirse en la esfera privada, aislarse del resto de los creyentes. Es el objetivo central del evangelio constituir con aquellos que han sido bautizados en Cristo una nueva comunidad, un pueblo único e incluso una nueva humanidad en la que la vida en comunidad y los deberes recíprocos se

262


EL SIGNIFICADO TEOLÓGICO DEL BAUTISMO caracterizan por la unidad, la igualdad y la fraternidad (Ro 9-15; 1 Cor 1; 12-14; Ef 2; 4). Así como el bautismo asocia promesa divina y respuesta humana, expresa también en la salvación individual, el deseo salvífico de Dios para el mundo entero. Los diferentes aspectos del bautismo ponen de manifiesto, cada uno a su modo, la orientación personal e individual y también social del evangelio. El sí del hombre a Dios implica aceptar al prójimo como hermano o hermana. De este modo, el bautismo no refleja solo el carácter de respuesta positiva de la relación con Dios, sino también refleja el conocimiento que se ha adquirido del acto redentor consumado por Cristo y explica muy claro tanto el bienestar de la comunidad como la salvación del individuo. En otras palabras, la soteriología lleva a la eclesiología. Bajo la forma de un símbolo, el bautismo expresa importantes aspectos del evangelio y destaca el carácter colectivo y de diálogo de la fe en Jesucristo. Si podemos considerar haber encontrado una respuesta a la cuestión del significado del bautismo dentro de una perspectiva bíblica y teológica, entonces automáticamente afloran nuevas reflexiones en relación con las consecuencias prácticas de lo anteriormente expuesto. Por un lado, debemos preguntarnos cuáles son las condiciones reales del bautismo: ¿quién puede y debe ser bautizado? Por otro lado, respecto a su forma: ¿cómo puede y debe ser practicado el bautismo para hacer justicia a su verdadero significado? Hay que preguntarse lo siguiente: ¿el bautismo cristiano es o no renovable?, ¿es un acto único o en algunas circunstancias puede repetirse? Estas preguntas serán brevemente tratadas a continuación, aclarando así algunas implicaciones importantes de lo dicho hasta aquí.

263


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO

III. LAS CONDICIONES DEL BAUTISMO Como hemos demostrado ampliamente, el bautismo representa el rito de iniciación, la incorporación en la ekklēsía (ver apartado II.I.). Pero, ¿a quién va destinado el bautismo?, ¿quién puede y debe ser bautizado y quién no puede y no debe serlo?, ¿qué condición(es) cita el Nuevo Testamento para el bautismo? La respuesta es muy simple: la fe en Jesús es la única condición indispensable para el bautismo (Mc 16: 16; He 8.37ss; 16: 30ss). Pero, ¿qué es la fe? Según lo que nos dice el Nuevo Testamento no es en absoluto una obra humana que debería producir alguna cosa en Dios. Podríamos compararla mejor a unas manos vacías que reciben lo que otra mano les da. La fe es pues la respuesta positiva del hombre a la oferta de la salvación hecha en el evangelio. Se produce al oír el mensaje de salvación (Lc 7: 29; He 2: 37ss; 18: 8; Ro 10: 17; Ga 3: 1-3; Ef 1: 13) y es dada por el propio Dios a través del Espíritu Santo (Flp 2: 13). Viéndola desde más cerca, distinguimos tres aspectos de la fe, que engloban el pasado, el presente y el futuro, interdependientes entre sí y que juntos forman un todo.

A. Arrepentimiento y conversión El arrepentimiento y la conversión constituyen una condición fundamental para el bautismo. Juan el Bautista predicaba el «bautismo de arrepentimiento» (Mc 1: 4ss; Lc 3: 3, Reina-Valera 1995). Este iba precedido de la toma de conciencia y de la confesión de los propios pecados, e incluía la solicitud del perdón. El Bautista esperaba que la conversión interior (cambio del espíritu) se tradujese por un comportamiento práctico («frutos dignos de arrepentimiento») (Mt 3: 2, 8, 10ss; Lc 3: 8-14, Reina-Valera 1995). También Lucas usa de forma reiterada la expresión ‘arrepentimiento’ en relación con el bautismo cristiano. Para él, la predicación

264


EL SIGNIFICADO TEOLÓGICO DEL BAUTISMO del evangelio incluye también el llamamiento urgente al arrepentimiento y a la conversión (Lc 24: 47; He 2: 38; 3: 19; 5: 31), que se traduce por «la práctica de obras dignas de arrepentimiento» (He 26: 20). Convertirse significa “volverse de sus iniquidades” (He 3: 26), pasar «de las tinieblas a la luz» (He 26: 18) y “convertirse al Señor” (He 11: 21; 15: 19). El arrepentimiento es obra del Espíritu Santo, solo él puede transformar al hombre interiormente y de manera perdurable (Ro 12: 1ss).

B. Fe y profesión de fe Según Marcos, la predicación del reino de Dios por Jesús va asociada al siguiente llamamiento: «convertíos y creed en la Buena Nueva» (Mc 1: 15). Creer en el mensaje de salvación significa profesar fe en este mensaje (He 10: 46). Fe y profesión de fe son prácticamente sinónimos (Ro 10: 9ss); y se expresan de forma visible en el bautismo que es un acto de fe y de profesión de fe (He 8: 37ss; 16: 30-34). El sí de Dios pronunciado en el bautismo y el sí que damos nosotros como repuesta van juntos. La causa de nuestra perdición no es el hecho de no haber sido bautizados, sino la falta de fe (Mc 16: 16; Jn 16: 9) y el rechazo de profesar la fe en Cristo (Mc 10: 32ss; Lc 12: 8ss). La fe es pues un acto personal de confianza en Dios, y cuya autenticidad se demuestra a través de una profesión pública de fe y por un amor activo (Ga 5: 6). La fe representa al mismo tiempo un acto de obediencia consecuencia del don de Dios; podemos hablar también de «la obediencia de la fe» (Ro 1: 5; 15: 18). Contrariamente al bautismo que es la señal externa de nuestra fe, la fe, al igual que la profesión de fe,34 es la condición de entrada en la nueva alianza y la obra de salvación en Cristo (Jn 3: 15ss).35 34

La fórmula habitual del bautismo en los adventistas es: «En base a vuestra pro-

265


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO

C. Dedicación36 La profesión de fe incluye entregar nuestra vida a Cristo, quien, a partir de ahora, vive, obra y reina en el corazón del creyente (1 Cor 3: 23; 6: 20; Ga 2: 20). Esta dedicación es comparable a un sacrificio ofrecido a Dios (Ro 6: 13,19; 12: 1ss). Incluye también la obediencia a la «doctrina» del evangelio (Ro 6: 17; Mt 28: 19-20; He 2: 42).37 El bautismo sella la actitud del creyente hacia Cristo y su iglesia; el es la demanda (evperw,thma, eperōºtēma) y la alianza de una buena conciencia ante Dios (1 Pe 3: 20ss); significa la comunión con Cristo y la pertenencia a su «cuerpo» (Ef 1: 22ss; 4: 15ss; Col 1: 18). Incluye un compromiso38 con Cristo, que sella la alianza con fesión de fe, yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.» 35 Se deduce de ello que el bautismo no puede ser considerado más que como una necessitas relativa, es decir no absolutamente indispensable para la salvación; no es propiamente la salvación, pero la ilustra y la anuncia (ver Lc 23: 43). «El bautismo tiene la necesidad de un mandamiento que no puede ignorarse (necessitas praecepti), pero no la de un medio imprescindible (necessitas medir)» (BARTH, Karl. Die kirchliche Lehre von der Taufe. 3ª ed. Zollikon-Zürich: Evangelischer Verlag, 1947, p. 15). 36 Lima: El bautismo es «un rito de compromiso respecto al Señor» (CMI. «Bautismo, Eucaristía, Ministerio», op. cit.). «El compromiso personal es necesario para ser un miembro responsable del Cuerpo de Cristo.» (Ídem). 37 Es por lo que «la instrucción es una parte esencial de la preparación bautismal» (ASOCIACIÓN MINISTERIAL ASD. Creencias de los adventistas…, op. cit., p. 218). 38 «Cuando los cristianos se someten al solemne rito del bautismo, el Señor registra el voto que hacen de serle fieles. Este voto es su juramento de lealtad.» (WHITE, Ellen G. Carta 129 (1903). Citado en: WHITE, Ellen G. El evangelismo, p. 226227 [ed. ing.: Evangelism, p. 307. En línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=Ev&collection=2&section=all&pagenumber=307&QUERY=%22As+Christians+su bmit+to+the+solemn+rite+of+baptism%22&resultId=2&isLastResult=true> Consulta: 25 julio 2010]. Los adventistas del séptimo día no tienen confesión de fe (credo)

266


EL SIGNIFICADO TEOLÓGICO DEL BAUTISMO Dios39 y se convierte en una señal de reconocimiento (señal de alianza) de la cualidad de discípulo entre Cristo y el bautizado.

Balance La conversión a Dios, la fe profesada públicamente y la decisión de seguir activamente a Jesús constituyen, de acuerdo al modelo bíblico, la única condición básica para recibir el bautismo. Esto presupone la capacidad personal de tomar conciencia y posición (edad con uso de razón) del hombre que ha cambiado su orientación vital, reconocido a Jesucristo como Señor de su vida y que toma la decisión de seguirle. No es solamente en el cielo que hay gozo por aquella persona que desea el bautismo (Lc 15).40 fija; sin embargo, las 28 creencias fundamentales constituyen la base obligatoria de la instrucción preparatoria al bautismo. Ver al respecto el Manual de la Iglesia, capítulos 3 y 6 (ASOCIACIÓN GENERAL DE LA IGLESIA ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA. Manual de la Iglesia. Edición aprobada en el Congreso de la Asociación General de 2005, 17ª revisión. Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana [ACES], 2005, p. 44. [En línea: <http://www.scribd.com/doc/13090025/Manual-de-La-Iglesia> Consulta: 20 julio 2010]). 39 El Nuevo Testamento habla reiteradamente de una nueva alianza, mejor y eterna (Heb 8: 6ss; 9: 15; 12: 24; 13: 20ss; ver Mt 26: 28; Lc 22: 20; 1 Cor 11: 25), que Dios ha realizado y concluido en Cristo. El entrar el creyente en esta relación de alianza es comparable a un matrimonio (Is 54: 5ss; Os 2: 21ss; Ef 5: 21-33). 40 «Por cuanto los individuos difieren en cuanto a su madurez espiritual a una edad determinada, algunos están listos para el bautismo antes que otros. Por eso no podemos establecer ninguna edad mínima para el bautismo» (ASOCIACIÓN MINISTERIAL ASD. Creencias de los adventistas…, op. cit., p. 220). Los adventistas rechazan el bautismo de bebés y de los niños que aún no han llegado a cierta edad de madurez mental. Por el contrario, la declaración de Lima está a favor del reconocimiento del bautismo de los creyentes y del de los bebés como alternativas legítimas. El motivo presentado es que la profesión de fe personal es “esperada” y será “pronunciada” en un momento posterior (CMI. «Bautismo, Eucaristía, Ministe-

267


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO

IV. MODO Y ADMINISTRACIÓN DEL BAUTISMO ¿Cómo podemos y debemos practicar el bautismo cristiano para que su significado primero y sus múltiples facetas puedan ser expresadas de forma adecuada y comprensible? ¿Cuál de las tres formas de bautismo que se distinguen por la diferente forma de usar el agua –aspersión, infusión e inmersión– es la mejor para expresar lo que significa el bautismo? ¿Qué valor hay que darle al propio rito del bautismo? ¿Qué relación hay entre la naturaleza y la forma de bautizar?

A. Naturaleza y forma del bautismo Como en cualquier acto de culto, es conveniente e importante plantearse también en relación con el bautismo la pregunta: ¿hay correspondencia entre contenido y forma, entre esencia y expresión, entre teología y práctica? Ha de haber congruencia entre sentido y significado por una parte y forma y rito por otra para que el bautismo pueda representar eficazmente el porqué ha sido dado e instituido como señal. Es importante por cuanto el bautismo es un acto exterior que, como hemos visto, se corresponde, con el principio de un proceso interior en el candidato al bautismo que precede o acompaña al rito propiamente.41 Como símbolo y señal, el rito del bautismo tiene que representar de manera comprensible su significado más profundo. Es, por así

rio», op. cit.). Que la realidad sea otra la mayoría de veces es tan notoria como la limitación de la libertad de decisión de la persona. 41 «La imagen del bautismo debe revelar lo que ha pasado interiormente y que es invisible en relación con la salvación. [...] El bautismo de agua refleja exteriormente lo que pasa interiormente en el nuevo nacimiento» (STUHLHOFER, Franz. Symbol oder Realität?-Taufe und Abendmahl. Berneck (Schweiz): Schwengeler-Verlag, 1988, p. 27, 29).

268


EL SIGNIFICADO TEOLÓGICO DEL BAUTISMO decirlo, un verbum visibile, o una ilustración, una predicación sin palabras, en la que la propia ceremonia posee una gran fuerza de expresión y cuyo contenido es el evangelio de salvación en Jesucristo. Lo cual significa que la forma de bautizar (la manera de utilizar el agua en el rito) no puede ni debe ser considerada independientemente de su contenido (significado teológico). Hay que prestar mucha atención a la ceremonia del bautismo por lo que representa de forma figurada y hacer todo lo posible para que esta haga claro y evidente el evangelio de la redención, es decir el acto salvífico de Dios realizado por la fe. Por todo ello, es una cuestión teológica básica e importante saber si el bautismo –como la santa cena– debe entenderse como un simple símbolo (una parábola expresada), un signo que se activa por la fe (un rito que realiza lo que representa) o un sacramento (un medio de gracia operando por sí mismo para traer el perdón de los pecados). Es en este último caso que la correspondencia entre rito y significado es lo menos importante porque el bautismo es considerado en sí mismo, por el hecho de ser administrado, como válido y eficaz. Si por el contrario lo consideramos como un símbolo o un signo, no podemos renunciar a trazar una correspondencia lo más exacta posible entre su forma y su significado, si no queremos perder significado y eficacia de transmisión.42 42

La cuestión del sacramento del bautismo es un tema de discusión y controversia desde la Reforma del siglo XVI y ha suscitado diferentes respuestas. Las opiniones teológicas varían desde el punto de vista católico romano (siete sacramentos que, por el simple hecho de su administración [ex opere operato], aportan la salvación), pasan por el concepto luterano y reformado (dos sacramentos, el bautismo y la santa cena, válidos solamente por la fe [e fide operato]), hasta llegar a la postura antisacramental de Zuinglio (bautismo y santa cena no son más que signos de obligación religiosa). La postura adventista se acerca al concepto de Calvino, según la cual los signos no son un medio de gracia, sino solo una representación exterior de la Palabra predicada de Dios. Ver HEINZ, H. «Kirchliche Sakramente

269


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO No podemos deducir del Nuevo Testamento una comprensión sacramental del bautismo en el sentido de un medio de gracia derramándose en su administración (ex opere operato).43 La gracia de Dios no es ni una sustancia ni un medicamento que podamos aplicar corporalmente al pecador. La Biblia nos muestra la actitud benevolente de Dios hacia el pecador, Dios lo acepta en su amor y lo salva en Cristo (Ex 33: 19; Ro 3: 24; Ef 2: 5-9). El rito del bautismo es mucho más que una imagen o un acto simbólico; no solo llama la atención sobre el «evangelio de la gracia de Dios» (He 20: 24) sino que ofrece al creyente una participación directa en esta gracia. Así, por ejemplo, la purificación de los pecados y la liberación de la perdición no están solo ilustradas de forma expresa en el modo de bautismo bíblico, sino realizadas con eficacia por la fe (He 2: 38; 22: 16; Ef 5: 26ss; 1 Pe 3: 20ss). Al contrario de lo que pasa con la santa cena que es un rito que llega al detalle con el pan, el vino, con las explicaciones y la bendición que lo acompañan, el bautismo no consiste más que en una breve ceremonia asociada a una fórmula bautismal.44 Va precedido de una profesión de fe. Todo lo demás que se añada es solo una liturgia de culto y no un elemento constitutivo.45 Por todo ello es necesario que el rito del bautismo asegure la congruencia entre la for-

oder neutestamentliche Worthandlungen?», op. cit., p. 91-107). 43 Es también la postura de los adventistas: «La Santa Escritura no sabe nada de una infusión de gracia formal, instrumental, próxima a la magia, independiente de la fe personal y profesante, comunicada por un medio (llamado sacramento)» (ídem, p. 107). 44 Lima: «El bautismo se celebra con el agua, en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo» (CMI. «Bautismo, Eucaristía, Ministerio», op. cit.). Los adventistas se atienen también a la indicación dada en Mt 28: 19 (Grundbegriff von A-Z, p. 285). 45 Ver CMI. «Bautismo, Eucaristía, Ministerio», op. cit.

270


EL SIGNIFICADO TEOLÓGICO DEL BAUTISMO ma exterior y el contenido teológico y se explique a sí mismo; de forma que pueda ser entendido por cada observador.

B. El bautismo por aspersión o infusión El bautismo por aspersión o por infusión se remonta a una larga tradición. Se introdujo en la iglesia durante los primeros siglos y representa desde entonces la forma más usual de bautismo, se recomienda por razones prácticas para el bautismo de bebés y de niños de corta edad (sin embargo, en la Iglesia Ortodoxa los recién nacidos hasta hoy son bautizados por triple inmersión). Por un lado, la aspersión-infusión carece de justificación bíblica convincente, en relación con el significado teológico también y su práctica estaba descartada en la iglesia primitiva. Además en el bautismo de niños que no han alcanzado la edad de la razón las condiciones bíblicas para ser bautizado (arrepentimiento-conversión, fe-profesión de fe, dedicación) no se cumplen en el bautizado. Aquí falta la respuesta personal del pecador al llamamiento de arrepentimiento y al don divino de la salvación. Otro inconveniente serio del bautismo por aspersión o por infusión es que no puede expresar más que de forma muy limitada el rico contenido teológico del bautismo cristiano. Es verdad que la aspersión y la infusión simbolizan una ceremonia de purificación (ver Ez 36: 25ss; Heb 10: 22). Sin embargo, difícilmente se puede representar de este modo –o no se puede– la experiencia dramática del juicio de muerte, sepultura, resurrección, nuevo nacimiento y la plenitud del Espíritu. Además, esta forma de bautismo favorece una comprensión formal e instrumental (sacramental), según la cual el agua del bautismo purifica los pecados y da en sí misma el perdón, independientemente de la dedicación de la vida del bautizado, (manifestada de forma evidente por la inmersión). Según lo explicado en el Nuevo Testamento el perdón es dado cuando, a través de una

271


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO fe personal, reclamamos la sangre de Jesús expandida en el Gólgota para todos los hombres (1 Pe 1: 18ss; 1 Jn 1: 7; Heb 9: 14; Ap 1: 5).

C. El bautismo por inmersión Al contrario de lo que pasa con la aspersión o la infusión, los diferentes aspectos del bautismo cristiano se reconocen con mayor claridad en el rito de la inmersión. Esto es particularmente válido para el concepto teológico del baño de purificación, de la muerte y del juicio, de la sepultura y de la resurrección, del nuevo nacimiento y de la plenitud del Espíritu. La inmersión expresa de manera impresionante la verdad del evangelio destinada a acompañar esas imágenes y conceptos. Por lo que se deduce que solo el bautismo de personas que hayan alcanzado una edad con uso de razón hace posible una profesión de fe y un testimonio personal del bautizado. Los cultos en los que se celebra la ceremonia bautismal son, la mayor parte del tiempo, acontecimientos impresionantes que provocan un efecto duradero no solo en los propios bautizados (quienes piensan solo en el significado espiritual y emocional de la inmersión y de la salida del agua), sino también sobre la iglesia que participa y sobre las personas invitadas. La forma de bautismo en la iglesia primitiva posee pues, por la influencia que ejerce, un poderoso efecto misionero que falta en el bautismo de los niños sin edad suficiente para entender. Se suele objetar que el bautismo por inmersión es poco habitual y exige un mayor despliegue de medios. Para algunos, es una ceremonia más bien desagradable e incluso dolorosa. En algunos casos excepcionales no puede hacerse, como por ejemplo en enfermos graves. Sin embargo, hay que preguntarse si tales reflexiones constituyen suficientes motivos para impedirlo. ¿No hay numerosas razones que motivan la elección de este modo de bautismo, cual-

272


EL SIGNIFICADO TEOLÓGICO DEL BAUTISMO quiera de ellas sancionada bíblicamente, atestiguada por la Historia y por la teología? El bautismo por inmersión y por profesión de fe es el único que se corresponde plenamente con la práctica de la iglesia primitiva. Para expresarlo de forma más simple, pero yendo al núcleo de la cuestión, podríamos decir: «Si nos bautizamos porque Dios lo ha ordenado, debemos bautizar como él lo ha ordenado».46

Balance El modo de bautismo por inmersión de las personas llegadas a cierta edad con madurez mental, practicado en la iglesia primitiva, no solo es «es la forma más claramente atestiguada en los documentos del Nuevo Testamento»,47 sino, incluso, la única, y expresa el 46

STUHLHOFER, p. 96, nota 32. El verbo griego bapti,zw [baptízō] (sustantivo, baptismo,j, baptismós) significa en voz activa: “zambullir” o “sumergir”; en media: “zambullirse”, “sumergirse”, “lavarse”; en pasiva: “ser bautizado” o “hacerse bautizar”. La Biblia lo utiliza siempre en un sentido ritual (BAUER, Walter. GriechischDeutsches Wörterbuch zu den Schriften des Neuen Testaments. Berlin: Töpelmann, 1963). En la versión de los Setenta, lo encontramos en 2 Reyes 5: 14 (Naamán); Is 21: 4; Judith 12: 7 y Eclesiástico 34: 25. En el Nuevo Testamento, también se emplea para las abluciones rituales judías (Mc 7: 4; Lc 11: 38). Según Mc 1: 9, «Jesús… fue bautizado [literalmente: “zambullido” o “sumergido”] por Juan en el Jordán». Mt 3: 16 completa este relato diciendo que enseguida ambos salieron del agua. Felipe y el etíope, ellos también, «bajaron ambos al agua», después salieron (He 8: 38-39). Que se trata aquí de bautismos por inmersión se deduce también de Jn 3: 23, que nos dice que Juan bautizaba en ese lugar «porque había allí mucha agua». 47 CMI. «Bautismo, Eucaristía, Ministerio», op. cit. Si es verdad que «la posibilidad que el bautismo de los niños haya sido practicado en la época neotestamentaria no puede ser excluida» (ídem), también es verdad que no existe para esto ninguna prueba concreta ni ninguna indicación directa. Que en los llamados bautismos “de la casa de” (He 16: 15, 31ss; 18: 8; 1 Cor 1: 16) donde han sido bautizados también niños que aún no están en edad de madurez mental no es más que mera suposición, que, desde el punto de vista de la doctrina del bautismo en el Nuevo

273


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO significado teológico del bautismo de forma ilustrativa y evidente. No se puede decir lo mismo de la aspersión o de la infusión, porque estas formas bautismales no representan adecuadamente ciertos aspectos importantes del evangelio manifestados por el bautismo. «El pleno significado del bautismo se advierte únicamente cuando se lo administra por inmersión.»48 No es más que de esta manera que se obtiene una congruencia total entre forma exterior, contenido importante, signo y enseñanza ilustrativa. Esto es válido también para la purificación que obra por la Palabra de Dios, para la salvación, la novedad de vida y la plenitud del Espíritu y también válida para la respuesta del hombre que da a la oferta de salvación contenida en el evangelio. La propia actitud de Jesús puede también servirnos de modelo en este problema y nos invita –mejor aún, nos lanza un desafío– a la reflexión, también válido para la santa cena y el lavamiento de pies (Jn 13: 13-17; 1 Cor 11: 23-26). «Deja ahora, pues conviene que así cumplamos toda justicia» (Mt 3: 15).49 Su encomienda: «Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas…» (Mt 28: 19-20) es válida para los discípulos de todos los tiempos. ¿Quién menospreciaría lo que Dios le ha destinado al no seguir el ejemplo ni la enseñanza de Jesús y de sus apóstoles? (Lc 7: 29ss; Ro 6: 17).

Testamento, es más bien discutible. 48 PLUMMER, Alfred. A Critical and Exegetical Commentary of the Gospel According to St. Luke. En: DRIVER, S. R. (ed.). The International Critical Commentary. Edinburgh: T. & T. Clark, 1981, p. 88, citado en: ASOCIACIÓN MINISTERIAL ASD. Creencias de los adventistas…, op. cit., p. 214. «La justificación más evidente del bautismo por inmersión es de carácter teológico. [...] Cualquier otra forma de bautismo no se corresponde con su significado más profundo» (Grundbegriffe von A-Z, p. 289). 49 Jesús «…fue bautizado, en solidaridad con los pecadores, a fin de cumplir toda justicia.» (CMI. «Bautismo, Eucaristía, Ministerio», op. cit.).

274


EL SIGNIFICADO TEOLÓGICO DEL BAUTISMO

V. EL CARÁCTER ÚNICO DEL BAUTISMO Y SU RENOVACIÓN Para terminar con estas reflexiones acerca del significado teológico del bautismo y sus implicaciones sobre su práctica, hay que abordar aún una cuestión y es que, para la mayoría de iglesias, el bautismo en principio se considera único y no renovable.50 Por el contrario, la teología y la práctica del bautismo en las iglesias libres (baptistas, adventistas…), da lugar a no considerar esta cuestión.51 Un bautismo administrado una vez ¿es, en determinadas circunstancias, renovable?, o bien, ¿hay que rechazar cualquier renovación por motivos teológicos y evitarlo sean cuales sean las circunstancias?, ¿qué motivos pueden invocarse en pro o en contra de una renovación del bautismo?

A. Su carácter único y no renovable En la medida en que el bautismo contiene la promesa de la aceptación por parte de Dios y su perdón, una renovación del bautismo no es teológicamente justificable. En efecto, esto significaría que Dios 50

La Declaración de Lima habla del «…hecho de que el sacramento del bautismo no puede ser repetido.». «El bautismo es un acto que no puede ser repetido. Hay que evitar cualquier práctica que pudiera interpretarse como un “re-bautismo”.» (Ídem). 51 Hay una discusión interesante al respecto, visto desde un punto de vista bautista, en WHITE, James Emery. «Rebaptism in the Life of the Church». Search 19 [principio 1989], p. 24-33, y STANCIL, Bill. «Rebaptisms in the Southern Baptist Convention: A Theological and Pastoral Dilemma». Perspectives in Religious Studies 21.2 (1994), p. 127-141. Stancil se muestra crítico hacia la tendencia, existente entre los Baptistas del Sur de los Estados-Unidos, a utilizar el bautismo como remedio probado (pero, a la larga, ineficaz) contra el miedo, las dudas en el dominio de la fe y el sentimiento de culpabilidad. A su parecer, una renovación de los votos del bautismo es posible y tiene sentido incluso sin renovación del propio bautismo.

275


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO retira su palabra dada, también su gracia y les quita también a los hombres su cualidad de hijos de Dios. Esto estaría en contradicción con el espíritu de alianza, según el cual Dios es digno de confianza, fiel y veraz a pesar de las infidelidades reiteradas por parte de los hombres (Sl 108: 5; Os 2: 21ss; Ro 3: 3; 2 Tim 2: 13). Cuando el tentador puso en duda, en el desierto la validez de la promesa de Dios hecha a Jesús, este rehusó hacer lo que fuera para restablecer tal seguridad. Prefirió apoyarse en la palabra pronunciada en el momento de su bautismo (Mt 3: 16-4: 4). ¿Podríamos nosotros hacer algo mejor en los períodos de crisis de nuestra vida espiritual que acordarnos de la promesa inalterable que Dios nos hizo en nuestro bautismo y aferrarnos a ella? Incluso los diferentes aspectos del bautismo cristiano, que expresan la actitud protectora de Dios hacia la humanidad, subrayan el carácter único de lo que pasa en el momento del bautismo. Se trate de la purificación de los pecados (Heb 1: 3), del juicio de muerte (Jn 5: 24), de la sepultura y la resurrección con Cristo (Col 2: 12), de la circuncisión espiritual (Col 2: 13), del nuevo nacimiento (Jn 3: 3-5), de la plenitud (Tit 3: 5ss), del sellamiento (Ef 1: 13ss) por el Espíritu Santo, de la incorporación en el cuerpo de Cristo (1 Cor 12: 13) o de la participación en Cristo (Mt 28: 19), se trata cada vez de un acontecimiento que pasa solo una vez en la vida humana que tiene consecuencias perdurables y sin necesidad de repetirse. «Pero habéis sido lavados, habéis sido santificados, habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios» (1 Cor 6: 11; ver Col 1: 13ss).

B. La renovación del bautismo considerada un bautismo bíblico Durante su tercer viaje misionero, Pablo se encontró en Éfeso algunos discípulos que habían sido bautizados por Juan en el desierto.

276


EL SIGNIFICADO TEOLÓGICO DEL BAUTISMO Después de haber sido instruidos por el apóstol, se hicieron bautizar «en el nombre del Señor Jesús» y recibieron el Espíritu Santo (He 19: 1-6). Es el único ejemplo bíblico de una renovación bautismal. Sin embargo, aquí no se trata de una renovación de un bautismo cristiano; es el bautismo de arrepentimiento de Juan que fue sustituido por un entendimiento mayor de lo que es el bautismo. Por lo que difícilmente se puede usar como un modelo directo de renovación del bautismo en un contexto cristiano para justificar dos o más veces la repetición. Existen situaciones actualmente en las que podemos vislumbrar, sino recomendar, una especie de renovación del bautismo. Hay que preguntarse en qué medida podemos considerar como bíblicamente válido el bautismo de niños o bebés, por el hecho de faltar su característica de profesión de fe y testimonio, al menos en lo que se refiere al bautizado. Pero si la Palabra divina (ofrecimiento y promesa de salvación) queda sin respuesta por parte del bautizado (arrepentimiento, fe, dedicación) no podemos hablar de una experiencia salvífica en el sentido bíblico (Jn 17: 3; Ro 10: 10; Heb 11: 6). El bautismo de las personas sin madurez mental queda privado de un elemento decisivo (conversión, profesión de fe, dedicación); la incorporación en el cuerpo de Cristo se hace sin su consentimiento y no se cumplen las condiciones bíblicas del bautismo. Es pues difícil considerar este rito como un bautismo plenamente válido, al menos desde el punto de vista bíblico y teológico. Un bautismo de fe administrado más tarde no debe ser considerado como una renovación del bautismo sino un primer bautismo. Un tema parecido es el del rito de la aspersión o infusión. En la medida en que este representa de manera imperfecta el evangelio predicado de forma figurada en el bautismo, le falta la congruencia necesaria con el simbolismo bíblico y teológico del bautismo, incluso sin negar a un bautismo por aspersión o infusión de personas ya

277


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO con madurez mental su carácter de profesión de fe y de testimonio. Es más, por un lado, sería erróneo querer determinar la autenticidad de la fe y de la profesión de fe y también de la dedicación por la adhesión a un determinado rito; por otro lado, también sería erróneo considerar un bautismo ulterior según el modelo neotestamentario (inmersión) como una “renovación bautismal” contrario a la Escritura. Esto es válido sobre todo cuando el modelo bíblico de bautismo va a la par con la comprensión bíblica y teológica del bautismo, apenas reconocible en un bautismo por aspersión o por infusión.52

C. La renovación del bautismo considerada una renovación de la alianza Otra variante de la renovación del bautismo son las situaciones en las que una persona quiere renovar su bautismo porque quiere renovar a partir de cero su alianza con Dios. Es el caso de cuando ha habido una apostasía total de la fe cristiana, pero que con el tiempo ha habido una reconversión, un arrepentimiento sincero y una rededicación. En esta situación, no sorprende que el deseo del bautismo (entendido como una renovación de la alianza) acompañe a la segunda conversión y a la renovación sincera de la fe. Una actitud tal puede justificarse teológica y pastoralmente. Ante esta renovación del bautismo por la motivación citada –nos preguntamos– ¿representa todo lo anterior una incomprensión o incluso un mal uso del bautismo cristiano? Como hemos mencionado ya, para la mayoría de las iglesias cristianas, una renovación del bautismo, sean cuales sean las circunstancias, queda excluido, resulta impensable. Es más o menos 52

Si Jesús, que, sin duda alguna, no tenía necesidad del bautismo, se hizo bautizar de todos modos para cumplir «toda justicia» (Mt 3: 15), ¿no es igualmente apropiado bautizarse como él –es decir con una completa inmersión en el agua– para seguir el modelo y responder al mandamiento de Jesús?

278


EL SIGNIFICADO TEOLÓGICO DEL BAUTISMO un sacrilegio y una traición hacia la doctrina bíblica, por el hecho de que hay «un solo bautismo» (Ef 4: 5). Aunque después de una apostasía de la fe, un arrepentimiento renovado y el regreso al seno de la iglesias son totalmente posibles, el bautismo legítimamente administrado una sola vez está considerado como algo inalienable y por lo tanto, en principio, no renovable. La Iglesia Adventista del Séptimo Día profesa en este punto otra postura, resultado de la historia.53 En numerosos lugares de esta iglesia mundial (por ejemplo en América del Norte), la renovación del bautismo es practicada a menudo, mientras que en Europa no. En cualquier caso, sí es posible en algunas circunstancias, según el Manual de la Iglesia, y por lo tanto aconsejado e incluso juzgado como necesario.54 Sin embargo, ciertas voces se alzan también para prevenir una devaluación del carácter particular y único del bautismo si la excepción se convirtiera en regla.55 53

Ver LORENCIN, Jovan. «Rebaptism as Understood by Seventh-day Adventists in the Formative Years of the Church (1844-1901)». Manuscrito no publicado. Berrien Springs (Michigan): Adventist Heritage Center, James White Library, Andrews University, 1976, 54 «…cuando los miembros cayeron en apostasía, y vivieron de tal manera que la fe y los principios de la iglesia fueron violados públicamente. Entonces deben, en caso de que se conviertan de nuevo y soliciten ser aceptados otra vez como miembros, entrar a la iglesia como al principio, mediante el bautismo.» (ASOCIACIÓN GENERAL ASD, Manual de la Iglesia, op. cit., 2005, p. 44.). Esto es particularmente válido en el caso de personas que son reintegradas en la iglesia tras haber sido desfraternizadas. «La Escritura no dice nada que permita negarles el rebautismo a los individuos que han quebrantado su pacto con Dios al caer en graves pecados o apostasía, y luego han experimentado la reconversión y el deseo de renovar su pacto.» (ASOCIACIÓN MINISTERIAL ASD. Creencias de los adventistas…, op. cit., p. 222, nota 6). 55 «Me temo que en nuestra época no se vaya a transformar la excepción en regla. El rebautismo, a menos que no demostremos mucha prudencia, podría a la larga debilitar el significado del bautismo en el ánimo de los creyentes. Corremos el riesgo de perder el sentido y el carácter distintivo y único del bautismo. El bautismo

279


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Una renovación en el sentido de un nuevo comienzo con Dios y con la comunidad de los creyentes no debería ser visto sin un previo y detallado examen. Por ejemplo, debe haber un manifiesto deseo de bautismo, persistiendo incluso tras una reflexión madura, lúcida, entendiendo la enseñanza bíblica del bautismo. Valdría más abstenerse de recomendar una renovación del bautismo de fe o incluso de hacer una invitación abierta a él.56 Mejor sería destacar que desde el punto de vista humano, un nuevo arrepentimiento y una nueva conversión equivalen a un nuevo comienzo, pero que la fidelidad de Dios hacia los hombres permanece inmutable, incluso frente a nuestras debilidades y a nuestra desobediencia (Sl 108: 5; Os 2: 21ss; Ro 3: 3; 2 Tim 2: 13). Aunque se haga todo lo que se pueda para evitar una devaluación en la comprensión bíblica del bautismo, puede haber sin embargo, situaciones en las que un pastor deberá dar respuesta al deseo sincero de una persona de ser bautizada, porque ni podrá ni deberá evitar por motivos pastorales, el deseo de un nuevo comienzo sellado a través de un nuevo bautismo (solo la forma de entender cristiano es un rito decisivo que no debe ser repetido» (JOHNSSON, William G. Clean! The Meaning of Christian Baptism, Nashville [Tennessee]: Southern Publishing Association, 1980, p. 86). «Me temo que esta doctrina [del bautismo] se diluya peligrosamente en la Iglesia Adventista del Séptimo Día. [...] Vamos camino de perder de vista el verdadero significado del bautismo [...] por la forma en que algunos han hecho del rebautismo una rutina» (COFFIN, James. «Watering Down Baptism». Adventist Review (1 febrero 2001, p. 18-20 [en línea: <http://www.adventistreview.org/2001-1505/story2.html> [Consulta: 2 agosto 2010]). Ver al respecto «Das neutestamentliche Taufverständnis» (1-3). Adventecho, 1 marzo-1 abril 1982, p. 9ss, 9ss, y 10ss respectivamente. 56 Particularmente problemática es la tendencia, observable entre numerosos bautistas y adventistas, de administrar rebautismos con el fin de aumentar el número de bautismos. Ver STANCIL, B. «Rebaptisms in the Southern Baptist Convention…», op. cit., p. 128 y 138, y COFFIN, J. «Watering Down Baptism», op. cit., p. 19.

280


EL SIGNIFICADO TEOLÓGICO DEL BAUTISMO el bautismo impregnada de sacramentalismo podría impedir esta opción pastoral). En estos casos, la norma no debe ser leída a través de reglamentos eclesiales rígidos, sino oír la conciencia del interesado agudizada por la Palabra de Dios.57 Sino, aun sin darnos cuenta, el mandamiento del Señor en relación al bautismo podría transformarse en una prohibición legalista hecha por sus discípulos. Y esto sería no servir a la causa del evangelio.

Balance «Según la enseñanza neotestamentaria, el bautismo es, en principio, único y no renovable. Pero, si el “primer bautismo” no se correspondía con el modelo del Nuevo Testamento, el bautismo en consonancia con la Escrituras deberá ser recomendado y administrado. [...] Una renovación del bautismo llevaría fácilmente a un desconocimiento del bautismo bíblico como don de Dios y de su gracia manifestada hacia los hombres, y, por todo esto, a su devalorización. [...] Una renovación del bautismo no debería ser contemplada más que en raros y excepcionales casos: cuando hay angustia moral, y tras una profunda instrucción.»58

57

«El rebautismo, si debe ser practicado, no debe serlo más que en circunstancias excepcionales. Yo no recomiendo hacer una invitación abierta al rebautismo. Es más, creo que cualquier movimiento en esta dirección debe ser siempre iniciativa de la persona implicada y jamás debe proceder de la presión de un orador persuasivo» (COFFIN, J. «Watering Down Baptism», op. cit., p. 20; ver STANCIL, B. «Rebaptisms in the Southern Baptist Convention…», op. cit., p. 141). 58 Cita de «Das neutestamentliche Taufverstândnis (Schluss)», in Adventecho, 1. Abril 1982, p. 11.

281


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO

Resumen y visión de conjunto El objetivo de este estudio ha sido mostrar la riqueza y la amplitud reales del significado del bautismo cristiano. A la luz del Nuevo Testamento, aparece como un mosaico compuesto por varias partes. Es como un diamante que centellea con diferentes colores dependiendo del lado por el que se contemple. No querríamos renunciar a ninguno de esos diez aspectos –aunque posiblemente hayan más– sino conservarlos concienzudamente y, en la medida de lo posible, poderlos expresar a través de la ceremonia bautismal. Al igual que el arco iris descompone la luz del sol en diferentes maneras, el bautismo por sí solo contiene y proclama numerosos aspectos de la verdad del evangelio. Todos ellos diferentes y a la vez complementarios. Conviene que la forma del bautismo y su contenido estén estrechamente relacionados de manera que su práctica haga justicia a la teología. Efectivamente, «El significado del bautismo se halla íntimamente relacionado con la modalidad del mismo».59 En la medida en que haya divergencias, habría que corregirlas al máximo siempre a la luz del Nuevo Testamento para que el bautismo pueda revelar de forma visible y evidente su variado y profundo simbolismo. Llegados al final de esta reflexión sobre la naturaleza del bautismo cristiano y sus implicaciones, mantenemos la esperanza de que este estudio y reflexión sobre el significado teológico tan rico del bautismo, así como su vuelta a su forma original, tan expresiva, contribuyan a una renovación de la fe personal, de la teología y de la propia iglesia. Para ir en este sentido, se podrían hacer por ejemplo series de predicaciones presentando los diferentes aspectos del bautismo. Sería también estimulante formular una profesión de fe

59

ASOCIACIÓN MINISTERIAL ASD. Creencias de los adventistas…, op. cit., p. 214.

282


EL SIGNIFICADO TEOLÓGICO DEL BAUTISMO bautismal en la que serían incluidos los diez aspectos simbólicos que han sido presentados aquí. Resumiendo, diremos que: el bautismo cristiano es la predicación simbólica y eficaz del evangelio de la promesa inalterable de Dios a los hombres, hecha visible por el sacrificio de Cristo (acción divina) y encontrando la respuesta espiritual en los bautizados (respuesta humana). La inmersión practicada en el bautismo de la iglesia primitiva ilustra y subraya de manera evidente el significado fundamental de este rito de iniciación. «El bautismo es el signo de la vida nueva en Jesucristo».60 Prueba, ilustra y celebra el comienzo de la comunión con el Dios trino y su cuerpo, que es la iglesia. Viéndolo desde este ángulo, el bautismo es la fiesta gozosa que celebra el retorno del hijo pródigo junto a su padre (Lc 15). Se compara a un boda alegre (Mt 22: 1ss), a la celebración de un banquete (Lc 14: 16ss). Se dice que el etíope bautizado por Felipe «siguió gozoso su camino» (He 8: 39). También, el carcelero de Filipos, manifestó su profundo gozo: «les preparó la mesa y se alegró con toda su familla» (He 16: 30-34). Es con estos mismos sentimientos como todavía hoy podemos celebrar el bautismo cristiano.

60

CMI. «Bautismo, Eucaristía, Ministerio», op. cit.

283



Capítulo 11

REFLEXIONES ACERCA DE LA RELACIÓN ENTRE EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU Y EL BAUTISMO DE AGUA Giovanni LEONARDI Introducción La relación entre el bautismo de agua y el bautismo del Espíritu no representa solo un problema para la historia y para la teología, también lo es para la experiencia espiritual del creyente. Aunque todos los cristianos hayan experimentado, y quede de ello constancia, el bautismo de agua, muchos se preguntan si han recibido el del Espíritu. Esta duda tiene su origen en la falta de comprensión de la relación que existe entre el bautismo de agua y el del Espíritu. En nuestros tiempos es debida al acento exagerado que se le da al significado del Pentecostés considerado como modelo, en general, del bautismo del Espíritu. Nuestra tesis es la siguiente: 1) La experiencia del Pentecostés no es el modelo del bautismo cristiano; es solo una manifestación concreta del bautismo del Espíritu; 2) Un modelo preferible es la manifestación del Espíritu que tuvo lugar por la tarde el día de la resurrección de Jesús; 3) Un auténtico bautismo de agua va acompañado habitualmente del bautismo del Espíritu; 4) La seguridad de haber recibido el bautismo del Espíritu no se encuentra en las manifestaciones carismáticas sino en la relación personal entre el creyente y Jesús.

285


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO

I. LA PROMESA DEL ESPÍRITU A. El anuncio de Juan el Bautista y la promesa de Jesús El bautismo de Juan era claramente de naturaleza provisional: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.» (Mc 1: 7-8) Este anuncio es importante en la economía del Nuevo Testamento ya que se repite en los restantes tres Evangelios; la única variante, la referencia al bautismo de fuego que encontramos en Mateo y Lucas (Mt 3: 11; Lc 3: 16; Jn 1: 26-28, 33). Jesús repite el anuncio hecho por Juan y lo transforma en promesa: «…les ordenó: “No os vayáis de Jerusalén, sino aguardad la Promesa del Padre, que oísteis de mí: Porque Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo dentro de pocos días.” [...] “…recibiréis una fuerza, cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros, y de este modo seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra» (He 1: 4-5, 8).

Entre todos los textos en los que Jesús habla del Espíritu, He 1: 4-5, 8 es el único que emplea las expresiones ‘bautizar’ y ‘ser bautizados’. Sin embargo, tenemos razones para creer que los demás evangelistas también consideraron las palabras de Jesús en relación con la obra futura del Espíritu (Mt 10: 20; Mc 13: 11; Lc 11: 3; 12: 12; 24: 49) como cumplimiento de la profecía de Juan el Bautista, citada por todos. Tanto para Pedro como para Lucas el don del Espíritu Santo es absolutamente lo mismo que el bautismo del Espíritu prometido (He 2: 38-39). Igual para Juan; su evangelio, todavía más, pone el acento de la enseñanza de Jesús en la obra futura del Espíritu (Jn 3: 1-8; 14: 16-17, 25-26; 16). Hay al menos un caso en el que la obra del Espíritu debe ser considerada como el bautismo del Espíritu: en la entrevista con Nicodemo nacer del Espíritu es 286


RELACIÓN ENTRE EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU Y EL BAUTISMO DEL AGUA sinónimo de ser bautizado en el Espíritu; al igual que nacer del agua significa ser bautizado en el agua.

B. Esta promesa no debía cumplirse antes de la glorificación de Jesús Para Juan, la promesa de Jesús no debía cumplirse más que tras su resurrección (Jn 16: 7). Juan 7: 39 dice que el Espíritu Santo no podía manifestarse antes de que Jesús fuera ‘glorificado’. Este término hace referencia por igual al hecho de que fuera alzado en la cruz para morir (Jn 12: 23-34) y al hecho de que retomara la posición que ocupaba antes de su encarnación (Jn 17: 5; ver también 12: 16; 13: 32). El Nuevo Testamento posee suficientes elementos que permiten decir que Jesús reencontró la gloria que le pertenecía antes de su ascensión. En Mt 28: 18, Jesús resucitado declara que ha recibido del Padre «todo poder en el cielo y en la tierra». Según Jn 20: 17, la mañana de la resurrección, Jesús no había ascendido aún al Padre; pero, la misma tarde, apareció a sus discípulos como habiendo recibido todos los poderes. Les dio el mandato evangélico, el Espíritu Santo y la autoridad de perdonar pecados (Jn 20: 19-23). Ocho días más tarde, Tomás llamará a Jesús «Señor mío y Dios mío» Está claro que, si Mateo declara que la glorificación fue realizada antes de la ascensión, Juan especifica que esta tuvo lugar el mismo día de la resurrección, tras subir Jesús a los cielos y antes de aparecer a sus discípulos. El día de la resurrección, es pues, el momento a partir del cual la promesa del Espíritu podía cumplirse. Respecto a Lucas, conoce la relación entre la glorificación de Jesús y el derramamiento del Espíritu: «…exaltado por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo prometido y lo ha derramado; esto es lo que vosotros veis y oís» (He 2: 33). También sabía que tal glorificación estaría en relación con la resurrección,

287


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO algún tiempo antes de la ascensión: el primer día tras su resurrección, Jesús dijo a los discípulos en el camino a Emaús: «¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?» (Lc 24: 26). El contexto muestra claramente que «entrar… en su gloria» es un hecho ya ocurrido; luego, las apariciones del Maestro glorificado no eran más que una manifestación de este. Efesios 4: 8-10 va probablemente en la misma dirección. Hablando de la resurrección de Jesús, lo describe como un rey victorioso que tras su muerte es «Subiendo a la altura» llevando con él cautivos y dando a los hombres dones. La resurrección es el momento de la victoria, el momento en que Jesús llevó al cielo los primeros frutos de su victoria (Mt 27: 53), y es también la condición necesaria para que sean repartidos los dones del Espíritu.

C. El momento exacto del cumplimiento de la promesa El momento exacto del cumplimiento de la promesa del bautismo del Espíritu es un tema controvertido. Marcos y Mateo no se preocupan de asociar la promesa del Espíritu con un momento en particular. Saben solamente que después de la resurrección de Jesús, el Espíritu acompañaría la obra de los discípulos. La extensa conclusión de Marcos podría testimoniar, al menos en lo que respecta a la iglesia primitiva, que tras la resurrección numerosas señales acompañarían la obra de los discípulos. Es normal entender estas señales como cari,smata [charísmata] del Espíritu. Respecto a Mateo, debemos al menos preguntarnos si, en la tradición preservada por este Evangelio, el mandato evangélico dado en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu (Mt 28: 18-20) no representa el cumplimiento del anuncio del bautismo del Espíritu hecho por Juan el Bautista. Ya que estos Evangelios nos presentan la promesa del Espíritu, sería extraño que no dijeran nada acerca de su cumplimiento. Si estamos en lo cierto, la pregun-

288


RELACIÓN ENTRE EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU Y EL BAUTISMO DEL AGUA ta: ¿cuándo se cumplió esta promesa?, debe tener la siguiente respuesta, según estos Evangelios: tras la resurrección, sin que sea necesario esperar otro acontecimiento especial. Solo Lucas y Juan asocian el cumplimiento de la promesa a un momento específico. Lucas declara que, la tarde de la resurrección, Jesús se apareció a los discípulos y les dijo: «Mirad, voy a enviar sobre vosotros la Promesa de mi Padre. Vosotros permaneced en la ciudad hasta que seáis revestidos de poder desde lo alto» (Lc 24: 49). El verbo avposte,llw [apostéllō], en presente, indica probablemente que, a partir de este momento, la presencia del Espíritu en la vida de los discípulos no es más una promesa, sino una realidad que solo espera manifestarse. Sin embargo, la verdadera manifestación será en un momento futuro, en el Pentecostés, como constatamos en el libro de los Hechos (1: 4-5, 8; 2: 1-4). El evangelio de Juan vuelve explícitamente a una descripción muy parecida a la expuesta por Mateo. Según Juan, la tarde de la resurrección, Jesús se presentó a sus discípulos y les dijo: «“La paz con vosotros.” Dicho esto les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: “La paz con vosotros. Como el Padre me envió también yo os envío.” Dicho esto, sopló y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados, a quienes se los retengáis, les quedan retenidos» (Jn 20: 19-23).

Si no tuviéramos más que el evangelio de Juan para hablarnos del cumplimiento de la promesa del bautismo del Espíritu, nadie dudaría de que es exactamente de esto de lo que el texto nos está hablando.1 1

SCHNACKENBURG, Rudolf. Il vangelo di Giovanni, Brescia, 1981, p. 536: La tarde de la resurrección, «los discípulos recibieron el bautismo del Espíritu Santo». (Ed. esp.: El Evangelio según San Juan. 4 vols. Barcelona: Herder, 1980-1987).

289


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO No podemos exagerar la importancia de Jn 20: 19-23: 1. Juan da a la promesa del Espíritu una importancia mayor que la que le dan los Evangelios sinópticos. La expectativa del Espíritu que crea es demasiado grande para que su relato termine sin describir su llegada. 2. «Recibid el Espíritu Santo» no puede ser entendido de otro modo más que como el cumplimiento de la promesa «mora con vosotros» (Jn 14: 17), expresión que debemos entender como “Seréis bautizados por el Espíritu”. 3. La importancia del hecho de que Jesús haya soplado el Espíritu en sus discípulos está subrayada por el hecho de que el verbo empleado, evnefu,shsen [enephýsēsen], es un hapax en el Nuevo Testamento y está sacado del Antiguo Testamento, donde, en la versión de los Setenta, describe la acción de insuflar vida a Adán (Gn 2: 7); Elías sopla tres veces en el cuerpo del hijo de la viuda para hacerlo revivir (1 Re 17: 21) ; El Espíritu sopla sobre los huesos secos de Israel para llevarlos de nuevo a la vida (Ez 37: 9-13). Al emplear este verbo, Juan no se limita a exaltar genéricamente el poder divino de Jesús,2 sino que lo descrito se refiere a un acto de creación y de resurrección:3 el de los nuevos hijos de Dios, nacidos del Espíritu, y el de la iglesia que está formada por todos ellos.

2

STEWART, R. G. Commentario esegetico pratico del Nuovo Testamento. Vol. 1, Matteo-Giovanni. 3ª parte: Luca. Firenze, 1911, p. 1036: «Jesús, con estas palabras, se sitúa al mismo nivel que Jehová». Jesús actúa como el Cristo glorificado, como aquel que ha reconquistado la posición que tenía antes de su encarnación (Jn 17: 5). 3 Para ciertos comentaristas, Juan quería mostrar que el primer día de la semana, comenzaba con el derramamiento del Espíritu, un nuevo ciclo de la creación, como en el primer día de la semana de la creación, cuando «el espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas» (Ge 1: 1, Reina-Valera 1995) para empezar la obra de la creación. Ver DALBESIO, A. Lo Spirito Santo net Nuovo Testamento, nella Chiesa, nella vita del cristiano. Cinisello Balsamo, 1994, p. 65.

290


RELACIÓN ENTRE EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU Y EL BAUTISMO DEL AGUA Con la muerte de Jesús, también murió la fe de los discípulos, como constatamos en la experiencia de los dos viajeros en el camino a Emaús (Lc 24: 21). La decepción y el desánimo los envuelven aunque las mujeres les hayan anunciado la resurrección. La esperanza les parece imposible. La iglesia que Jesús deseaba construir sobre la fe expresada por Pedro cuando este lo reconoció como «el Cristo, el Hijo de Dios vivo» (Mt 16: 16) parecía muerta antes de nacer. Pero, la tarde de su resurrección, Jesús se les apareció como el Señor y Salvador vivo. Ahora, los discípulos saben que Jesús es verdaderamente aquel a quien Pedro confesó. Ahora, su fe descansa sobre una realidad. Ahora, todos entran en comunión con Jesús tal como es verdaderamente –la piedra angular del templo de Dios– y se convierten en piedras vivas del templo (1 Pe 2: 4-5). 4. Dos veces dijo Jesús a sus discípulos: «La paz sea con vosotros» (Jn 20: 19, 21). Este saludo, vistas las circunstancias en las que es dado, no es ciertamente un cumplido. Es más bien un símbolo de la reconciliación entre Dios y su pueblo a través de la obra de Jesús. También para Pablo: «Habiendo, pues, recibido de la fe la justificación, estamos en paz con Dios, por nuestro Señor Jesucristo» (Ro 5: 1). Dos veces más, en el evangelio de Juan (14: 27 y 16: 33), Jesús ofrece la paz. En el primer texto, la paz va asociada a la promesa de la venida del Paracleto; en el segundo, a la victoria de Jesús. Juan 20: 22 asocia ambas realidades: la paz que reconcilia al hombre con Dios es el fruto de la victoria de Jesús y se manifiesta por el don del Espíritu. 5. La importancia eclesiológica del don del Espíritu en Juan 20 queda subrayado por el hecho de que va acompañado del don de autoridad y de misión. Desde la perspectiva de Juan, no solo va asociado a una experiencia personal e interna, sino también a una realidad en la obra de la comunidad cristiana.

291


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Juan 20 subraya la importancia eclesial de este acontecimiento asociándolo al don del Espíritu. La iglesia, templo de Dios, es al mismo tiempo templo del Espíritu (1 Cor 3: 16). Esta existe a partir de la tarde de la resurrección, como consecuencia y testimonio de que el Espíritu está ya presente en la obra desde ese momento.

D. Relación entre el relato de Juan y el de Lucas-Hechos de los Apóstoles Tenemos ante nosotros los siguientes hechos: la extensa conclusión del evangelio de Marcos y el mandato evangélico referido por Mateo podrían presuponer la realización de la promesa tras la resurrección. No mencionan para nada el Pentecostés; tal vez porque quede al margen de su interés histórico; tal vez porque no lo necesiten teológicamente en relación con el cumplimiento de la promesa. Es verdad que, Marcos y Mateo podrían ser catalogados junto con Juan, pero Lucas no, es un caso particular. Sin embargo esto no resta importancia a la declaración de Lucas. Debemos tratar de comprender cómo armonizar la postura de Juan con la de Lucas. La relación entre sus respectivas posiciones puede ser entendida de diferentes maneras.

1. Diferentes maneras de entender la relación entre Lucas y Juan Dejemos a un lado la tesis, poco convincente, que niega que Jn 20: 22 hable del Espíritu;4 nos quedan las tres siguientes posibilidades: 4

Esta idea fue sostenida por Teodoro de Mopsuestia (350-428), quién, por esta razón, tuvo que sufrir los reproches del Concilio de Constantinopla, en 553. Algunos partidarios de esta tesis consideran que la palabra griega pneu/ma [pneûma], “espíritu”, puede significar también “soplo”. Pero en el evangelio de Juan no hay ninguna duda: es el Espíritu Santo que se encuentra en diversas circunstancias.

292


RELACIÓN ENTRE EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU Y EL BAUTISMO DEL AGUA a. Juan no describe la plenitud del bautismo del Espíritu, sino solo una anticipación del verdadero bautismo que encontramos en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Esta tesis está sostenida por numerosos autores antiguos y modernos.5 Es evidente que dicha tesis proviene de una subestimación del don del Espíritu en la Pascua, o bien trata de evitar el aparente conflicto con el Pentecostés. b. Dos acontecimientos con diferentes fines. Los partidarios de esta hipótesis aceptan la tesis precedente, pero no ponen solamente el acento sobre una diferencia cuantitativa. Para ellos, también existe una diferencia funcional entre ambos acontecimientos. i. Un primer grupo de intérpretes considera el acontecimiento Pascua-resurrección como la transformación de los discípulos en creyentes, mientras que el Pentecostés los capacita para su misión. La Pascua establece una relación con Cristo, el Pentecostés con el mundo. Renzo Lavatori, por ejemplo, reconoce que «el don del Espíritu [...] es dado ya en la Pascua [...], pero desciende de forma definitiva sobre los Apóstoles en el Pentecostés y los capacita para su misión. [...] Por lo tanto, la experiencia del Espíritu pertenece a los comienzos del tiempo de Pascua (Jn 20: 22ss); pero, en la festividad hebrea

5

Ver FILLION, L. CI. Évangile selon Saint Luc. Paris: P. Lethielleux, 1882, p. 372. Fillion basa su tesis (p. 372) sobre el hecho de que «el texto griego no tiene articulo delante de las palabras pneûma agion». Pero, de acuerdo con J. H. Bernard «No podemos hacer aquí la diferencia como en 7: 39, entre pneûma y tó pneûma» (BERNARD, John Henry. A Critical and Exegetical Commentary on the Gospel According to St. John. Vol. 2. Edinburgh: Clark, 1928, p. 678,). Ver comentario sobre Jn 20: 22 en: NICHOL, Francis D. (ed.). The Seventh-day Adventist Bible Commentary (SDABC). Vol. 5. Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1956, p. 1067 (ed. esp.: RASI, Humberto M. [ed.]. Comentario bíblico adventista del séptimo día. Boise [Idaho]: Pacific Press Publishing Association, 1987, p. 1042).

293


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO del Pentecostés [...] podemos discernir una gran obra del Espíritu que podemos considerar el verdadero don del Espíritu, según las promesas hechas por Cristo acerca de la venida del Paracleto y sus recomendaciones antes de subir al Padre.»6 El derramamiento del Espíritu en el Pentecostés se caracteriza por sus efectos externos y por la fe que otorga para la obra misionera. El derramamiento del Espíritu la tarde de la resurrección se caracteriza por la relación que se establece con Cristo: el Cristo resucitado ya es «el hombre nuevo, el que aporta los dones mesiánicos: la paz, la alegría, el perdón de los pecados, la misión; entre los cuales el más grande y significativo es el don del Espíritu que incluye los restantes.»7 Si Lavatori no hubiera caído en la tentación de minimizar el valor del derramamiento del Espíritu en Pascua en beneficio del Pentecostés, hubiéramos podido estar totalmente de acuerdo con él, ii. Otros ponen el acento en la perspectiva sacramental del acontecimiento de la Pascua. Según esta hipótesis, en la Pascua, solo los Once recibieron el Espíritu como una especie de dedicación exclusiva para el ministerio, mientras que en el Pentecostés, el Espíritu fue dado a toda la iglesia para capacitarla para el cumplimiento de su misión gracias a un «carisma de naturaleza excepcional».8

6

LAVATORI, Renzo. Lo Spirito Santo dono del Padre e del Figlio: Ricerche sull’identità dello Spirito come dono. Bologna: EDB, 1987, p. 263 (el énfasis es nuestro). 7 Ibídem, p. 260-261. 8 WIKENHAUSER, Alfred. L’Evangelo secondo Giovanni. Brescia: Morcelliana, 1968, p. 463-464 (ed. esp.: El Evangelio según San Juan. Barcelona: Herder, 1967). También BERNARD, J. A Critical and Exegetical Commentary on the Gospel According to St. John, op. cit., vol. 2, p. 677, y SEGALA, G. Giovanni. Roma, 1978, p. 469-470.

294


RELACIÓN ENTRE EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU Y EL BAUTISMO DEL AGUA En nuestra opinión, nada nos autoriza a suponer que, la tarde de la resurrección, solo los Once estaban presentes. Jn 20: 19 habla de los «discípulos». No hay ninguna razón para sostener que Juan deseara excluir, por ejemplo a María de Magdala, a quién Jesús había enviado para anunciar que la resurrección ya había tenido lugar (Jn 20: 17-18). Juan 7: 39 aplica a todos «los que creyeran en él» la promesa del don del Espíritu hecha por Jesús y no solo para algunos de ellos. Además del testimonio de Juan, Lucas nos dice que, esa misma tarde, los dos discípulos que habían encontrado a Jesús en el camino a Emaús «se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos» (Lc 24: 33). Para Schnackenburg, incluso si «en la exégesis de la antigua iglesia, y todavía hoy en la Iglesia Católica se sostenía y se sostiene habitualmente que el don del Espíritu Santo es un don reservado a los Apóstoles», no hay nada que permita ver en el derramamiento mencionado en Jn 20: 20-23 una dedicación reservada a un grupo de creyentes en el interior de la iglesia.9 Tal vez, añade, podamos considerarla como la dedicación de la iglesia entera. c. Diferentes descripciones de un acontecimiento único.10 Para sostener la hipótesis de que las diferencias entre Juan y los Hechos 9

«Difícilmente puede considerarse esto como un “rito de ordenación”, por el hecho de que Jesús no habla a sus discípulos como a pastores.» (SCHNACKENBURG, R. Il vangelo di Giovanni, op. cit., p. 536). 10 «Juan considera [...] la Pascua y el Pentecostés como un único acontecimiento» (STRATHMANN, H. Il Vangelo secondo Giovanni, Brescia: Paideia, 1973, p. 426). Para James D. G. Dunn el relato de Juan es la misma historia del Pentecostés situada en un contexto temporal diferente (DUNN, James G. Baptism in the Holy Spirit, London, 1970, p. 207ss [ed. esp.: El bautismo del Espíritu Santo, Buenos Aires: La Aurora, 1973. Descargar en línea: http://www.mediafire.com/?61yinwgf15n Consulta: 30 junio 2010]). La misma supo-

295


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO de los Apóstoles son producto de una confusión de los evangelistas, habría que negar en gran medida el valor histórico del Nuevo Testamento, tema que es extremadamente importante para la iglesia. Es absolutamente improbable que los evangelistas hayan podido confundir un acontecimiento con otro o desplazarse de uno a otro. Difícilmente podrían cometer un error en este terreno por el simple hecho de que la Pascua y el Pentecostés tenían un papel principal en la vida religiosa de Israel. Estas fiestas eran conocidas por todos y tenían incluso para la iglesia un gran significado teológico. Los relatos de Juan y de Lucas tienen en cuenta demasiado las circunstancias para que no podamos reconocer en ellos el deseo explícito de relatar los acontecimientos dentro de su orden cronológico.

2. Hacia una solución para este conflicto Todas estas tesis constatan que aquí tenemos un problema. Aunque con diferentes matices y acentos, todas ellas están de acuerdo en reconocer en Jn 20: 22 una manifestación especial del don del Espíritu.11 Juan 20 contiene todos los elementos necesarios para el sición en CHEVALLIER, Max-Alain. «Pentecôtes lucaniennes et Pentecôtes johanniques». Recherches de sciences religieuses. Vol. 69, núm. 2, 1981, p. 301-313). 11 J. Bernard avanza la idea de que en el evangelio de Juan, el derramamiento del Espíritu solo se manifestó en los Apóstoles y que no anula lo ocurrido en el Pentecostés. Sin embargo reconoce que encontramos en este evangelio una descripción del cumplimiento de la promesa del Espíritu: «La doctrina joánica es que dicho poder vivificante del Espíritu no podía ser dado más que después de la “glorificación” de Jesús, es decir después de su muerte (ver 7: 37-39); y, en estricta armonía con esto, Juan representa al Espíritu como derramado y recibido el día de la resurrección. No es que aquí tengamos un anticipo, por así decirlo, un derramamiento más completo del Espíritu manifestado en el Pentecostés [...] pero, para Juan, la obra y las palabras de Jesús son aquí un cumplimiento completo de la promesa del Paracleto [...] No hay nada en el cuarto evangelio que sea inconsistente con el

296


RELACIÓN ENTRE EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU Y EL BAUTISMO DEL AGUA cumplimiento de la promesa del Espíritu. Sin embargo, este hecho no puede eliminar ni reemplazar al Pentecostés. a. Diferencia que no oposición: el punto de partida de la iglesia contra el punto de partida de la misión Existe una diferencia manifiesta entre Juan y Lucas. La propia naturaleza de esta diferencia elimina cualquier idea de oposición. Mientras que Juan asocia el bautismo del Espíritu al nacimiento de la iglesia, Lucas se interesa más por los comienzos de la misión, según vemos por ser este el interés central del libro de los Hechos, evangelismo bajo la dirección y el poder del Espíritu: «…les ordenó: “No os vayáis de Jerusalén”, sino aguardad la Promesa del Padre que oísteis de mí [...]. recibiréis una fuerza, cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros, y de este modo seréis mis testigos» (He 1: 4, 8). «Vosotros permaneced en la ciudad, hasta que seáis revestidos del poder desde lo alto» (Lc 24: 49). A través de la descripción del poder del Espíritu Santo, Lucas desea probablemente también acreditar a los discípulos ante el pueblo de Israel. En su discurso del Pentecostés, Pedro, para persuadir al pueblo del origen divino de los acontecimientos que acaban de sucederles a los discípulos en el nombre de Jesús, describe a Jesús como «hombre acreditado por Dios ante vosotros con milagros, prodigios y signos que Dios realizó por su medio entre vosotros, como vosotros mismos sabéis» (He 2: 22). Juan, por el contrario, en su evangelio, enseña que el bautismo del Espíritu tiene que ver con la dimensión interior del creyente, con su relación con Dios y con Cris-

relato del derramamiento del Espíritu en el Pentecostés (He 2: 1ss); pero, para Juan, el verdadero día en que el Espíritu no solo fue prometido sino derramado, no es el Pentecostés (como en Lucas), sino el día de la resurrección.» (BERNARD, J. A Critical and Exegetical Commentary on the Gospel According to St. John, op. cit., vol. 2, p. 677-678).

297


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO to, con su comprensión de la verdad, con su conversión y con su consolación. Es verdad que la obra misionera está también presente en este pasaje del evangelio de Juan. Sin embargo, esta está aún en un futuro mientras que la disposición a tenerla ya está presente. b. No confundir el mandato evangélico con el comienzo de la misión El hecho del Pentecostés no se relaciona con el mandato evangélico sino con el inicio de su cumplimiento. Para Mateo, el mandato habría sido dado ya antes de la ascensión; para Juan, la misma tarde de la resurrección. Para Lucas, la orden existía ya antes de la ascensión (He 1: 8), y probablemente, también para Juan, el mismo día de la resurrección (ver Lc 24: 47-49). En el Pentecostés no encontramos ninguna conversión interior de los discípulos, ni en relación con Jesús, ni con su misión en el mundo. Sin embargo, cuando se les apareció el Resucitado, todo su ser y toda su orientación de vida fueron transformados. Esa tarde, los discípulos pasaron a ser auténticamente cristianos y a testificar resueltamente de Jesús. Como ya hemos visto, estos hombres estaban muertos espiritualmente en el momento de la muerte de Cristo y ahora están vivos otra vez gracias a su resurrección. Lo que les faltaba aún para empezar su trabajo, no era ni la orden ni la voluntad para empezar, ni la autoridad, ni la conciencia de la soberanía de Cristo. Solo les faltaba el «poder». Y lo recibieron en el Pentecostés. ¿Por qué no les fue dada la misma tarde de la resurrección? Solo podemos hacer suposiciones al respecto. Es probable que la conversión espiritual de los discípulos debía ser seguida de una reorganización de su pensamiento a la luz de los nuevos acontecimientos. Por esta razón, Dios les dio un poco de tiempo para disfrutar de una comunión “física” con el Resucitado. Además, Dios hizo cuadrar el comienzo de la misión con el día del Pentecostés, la fiesta de las primicias, día en que numerosas personas venidas de todo 298


RELACIÓN ENTRE EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU Y EL BAUTISMO DEL AGUA el mundo podrían entender y aceptar el evangelio. De esta forma, la orden se manifestó con toda su envergadura. El Pentecostés no parece ser el nacimiento de la iglesia sino el momento de su manifestación pública. No es el tiempo de la siembra ni de la labor sino el de las primicias.12 Encontramos que el acontecimiento creador de la iglesia no es el Pentecostés, por importante que este sea, sino la Pascua.13 El Pentecostés es la salida de la iglesia que ya existía. Podríamos pensar en atletas preparados para competir: cada músculo tenso para la carrera; su espíritu totalmente concentrado para la competición. No falta más que lanzarse en el momento de la señal de partida. El Pentecostés es la explosión de la energía divina, la señal para empezar la carrera de la iglesia en el mundo. Lucas nos presenta a esta iglesia como viviendo en la plenitud de la fe y de la fraternidad, orando y esperando el momento de manifestarse al mundo (He 1: 14). Los discípulos esperaban con oración la manifestación del poder divino. Juan nos dice que esta espera no se vivió en la debilidad: el Espíritu ya estaba con ellos, esperando solamente manifestarse con la plenitud de sus posibilidades. c. Conclusión: la Pascua y el Pentecostés, dos momentos en el único proceso del bautismo del Espíritu ¿Considera Lucas el Pentecostés como el cumplimiento de la promesa? Lucas no ignora totalmente la tradición que conocemos

12

Ver Is 23: 16; Nm 28: 26. F. Fernández: «La iglesia no fue fundada el día del Pentecostés; pero, ese día, se manifestó al mundo con toda su plenitud de dones imprescindibles para su misión.» (FERNÁNDEZ, F. «Pentecoste». En: Enciclopedia della Bibbia. Vol. 5. Torino: Leumann, 1971, p. 643). Este autor considera el Pentecostés como una «segunda fundación», después de la de la Pascua. 13

299


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO sobre todo por Juan. En cuanto a este último, sabe que Jesús se ha aparecido a los discípulos la tarde de la resurrección. Sabe que con la muerte y la resurrección de Jesús algo ha cambiado en lo que respecta a la posibilidad de recibir al Espíritu Santo. Radermakers, Bossuyt, Chevallier y otros tienen razón al subrayar las notables analogías entre el relato de la tarde de la resurrección narrado por Lucas y el narrado por Juan.14 No tenemos ninguna razón para considerar las dos como una variante o un único acontecimiento. Respetando siempre la enseñanza bíblica sobre la existencia de un único bautismo (Ef 4: 5),15 podemos considerar el Pentecostés como un “bautismo del Espíritu”, una manifestación particular de una profunda experiencia con el Espíritu que se manifiesta de diversas maneras y en diferentes momentos, «según su voluntad» (1 Cor 12: 11).

14

RADERMAKERS, J. y BOUSSUYT, P. Lettura pastorale del vangelo di Luca. Bologna, 1983, p. 477. CHEVALLIER, op. cit., p. 312. 15 Podríamos discutir el significado de los «bautismos» citados en Hebreos 6: 2. Sin embargo, no es posible probar que este pasaje considera el bautismo de agua distinto al bautismo del Espíritu. El SDABC rechaza tal posibilidad; sino «…es de esperar que usara el plural de báptisma en vez del baptismós, especialmente porque este último aparece posteriormente en la epístola con una clara referencia a los lavamientos ceremoniales (Heb 9: 10). Por lo tanto, parece preferible la explicación que considera al plural de baptismós como equivalente del bautismo cristiano en sus aspectos más elementales.» (NICHOL, Francis D. (ed.). The Seventh-day Adventist Bible Commentary. Vol. 7. Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1957, p. 433 [ed. esp.: PEVERINI, Tulio N. (ed.). Comentario bíblico adventista del séptimo día. Vol. 7. Boise (Idaho): Pacific Press Publishing Association, 1990, p. 448]). Para H. Strathmann, Heb 6: 2 destaca «la diferencia que existe entre los bautismos: puede que el bautismo cristiano y el bautismo judío de los prosélitos y otras costumbres parecidas que encontramos en otros cultos» («La Lettera agli Ebrei», JEREMIAS, Joachim y STRATHMANN, Hermann. Le lettere a Timoteo e a Tito; La Lettera agli Ebrei. Brescia: Paideia, 1973, p. 190).

300


RELACIÓN ENTRE EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU Y EL BAUTISMO DEL AGUA La experiencia del Espíritu no aparece en el Nuevo Testamento como un acontecimiento cerrado sino como un hecho continuado16 y dinámico. Es verdad que hay un momento inicial cuando el Espíritu convierte al hombre y le da la seguridad de su salvación y de la soberanía de Cristo. Este momento corresponde, en la historia de la iglesia, al bautismo del Espíritu la tarde de la resurrección. Pero hay otros momentos cuando el Espíritu otorga sus dones y guía la vida del creyente. Este segundo aspecto pertenece a la cadena de experiencias espirituales –y comprende el don de los cari,smata [cha-

16

Otros teólogos prefieren hablar de varios bautismos del Espíritu. Por ejemplo, AFFUSO, M. «Il battesimo nelle Spirito presso i Pentecostali». Il battesimo nette chiese, número temático de la Rivista liturgica, n° 4, julio-agosto 1984, 71º año, nueva serie, p. 566. En el contexto adventista, esta tesis existe también; pero indica la necesidad de una relación repetida y continua con el Espíritu antes que un rebautismo apoyado en una base teológica. Ellen G. White declara: «Cada obrero debiera elevar su petición a Dios por el bautismo diario del Espíritu» (WHITE, Ellen G. Los Hechos de los Apóstoles, p. 41 [ed. ing.: The Acts of the Apostles, p. 50. en línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=AA&collection=2&section=all&pagenumber=50&QUERY=%22For+the+daily+bap tism+of+the+Spirit+every+worker+should+offer+his+petition+to+God%22&resultId= 1> Consulta: 25 julio 2010]). Pero esta expresión hace referencia probablemente «a una presencia permanente del Espíritu Santo». LeRoy E. Froom declara: «La Biblia no enseña que un bautismo [del Espíritu] sería dado una única vez para siempre. Aparecen nuevas necesidades y Dios es el único que puede otorgar nuevas provisiones. Cada don suplementario es un don de Dios. El Pentecostés fue el principio; pero los discípulos fueron llenos del Espíritu de forma reiterada.» (FROOM, LeRoy E. The Coming of the Comforter: Studies on the Coming and Work of the Third Person of the Godhead, Washington D.C.: Review and Herald, 1928, p. 175). Podemos también expresar esta misma idea –es lo que nosotros nos proponemos– desde la perspectiva de una relación continua y dinámica. Lo que verdaderamente cuenta para el hombre es entender que el bautismo del Espíritu no puede encerrarse en un único momento del que tendríamos constancia. Debemos vivir con el Espíritu en una relación constantemente renovada.

301


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO rísmata]– que empieza en el Pentecostés. El bautismo del Espíritu tiene unas consecuencias inmediatas tal como el efecto de la lluvia en el campo y sus cosechas. Es el momento de acordarnos de una tradición judía que consideraba el Pentecostés como la «clausura de la Pascua».17 Desde esta perspectiva y sin confundirlas, podemos considerar la Pascua y el Pentecostés como dos manifestaciones de un acontecimiento único, sin dar más importancia a una que a otra. Si Juan fue el último en escribir su evangelio, podría haber destacado y recordado importantes aspectos y datos de la experiencia cristiana que corrían el riesgo de perderse. Es lo que hizo, por ejemplo, con la ceremonia del lavamiento de pies. Puede ser que impactado por su dilatada experiencia, quisiera recordar a la iglesia ciertas cosas que esta corría el riesgo de olvidar.

E. Consecuencias de estas diferentes perspectivas Determinar si el cumplimiento de la promesa del bautismo del Espíritu comenzó en el Pentecostés o en la resurrección podría ser solo una cuestión teórica con respecto a la historia de la iglesia; pero con importantes consecuencias prácticas en la vida del creyente. En el primer caso, lo identificamos como una manifestación de poder, la señal particular del don de lenguas, con la predicación y su éxito. Lo que significa hacer coincidir el bautismo del Espíritu con la presencia del milagro y de la acción, con el riesgo de hacer descansar nuestra seguridad de la salvación en señales externas prodigiosas y en nuestras propias acciones.

17

FERNANDEZ, op. cit., col. 643. Wikenhauser: El Pentecostés es la «fiesta que concluye» la solemnidad de la Pascua o el tiempo de la Pascua (WIKENHAUSER, A. Atti degli Apostoli. Brescia: Morcelliana, 1979, p. 56).

302


RELACIÓN ENTRE EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU Y EL BAUTISMO DEL AGUA Reconocer por el contrario la importancia del don del Espíritu el día de la resurrección significa reconocer que somos verdaderos cristianos, hijos e hijas de Dios, regenerados y salvados por su gracia, incluso sin presencia de señales exteriores. Nuestra salvación es el fruto de una experiencia interior con el Espíritu. A través de esta experiencia nos convencemos de que Jesús es el Resucitado, el Salvador, el Hijo de Dios. Esta es la experiencia que hace posible el Pentecostés. Solo después aparecen los milagros, la predicación y las obras. Solo si hubo primero el bautismo de la resurrección que el Pentecostés puede ser la expresión del bautismo del Espíritu. Santo, solo es el fruto del hombre.

II. LA RELACIÓN ENTRE EL BAUTISMO DE AGUA Y EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU DESDE UNA PERSPECTIVA GLOBAL NEOTESTAMENTARIA El bautismo del Espíritu es un hecho crucial. Es el medio que se nos ha dado para experimentar el nuevo nacimiento, convertirnos en hijas e hijos de Dios y ser salvos (ver Jn 1: 12-13; 3: 5). «El que no tiene el Espíritu de Cristo, no le pertenece» (Ro 8: 9), nos dice Pablo. La esperanza mesiánica del Antiguo Testamento miraba hacia una época cuando el Espíritu sería derramado sobre todos (JI 2: 28. Ver también Ez 11: 19-20). Cuando Pablo habla de creyentes, presupone siempre, como normal, el que sean regenerados, santos y salvos. «Porque en un solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.» (1 Cor 12: 13).18 La realidad, a mi modo de ver, 18

1 Cor 12: 13 presenta un problema para los partidarios de la perspectiva carismática porque asocia el bautismo del Espíritu a una realidad eclesiológica general y no a una experiencia carismática reservada solo a algunos creyentes. Algunos

303


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO es que tenemos aquí varios textos describiendo un único bautismo visto desde diferentes épocas y contextos, significados y resultados diferentes pero coexistentes. Además, 1 Cor 12: 13, citado también por Stewart para probar la existencia de un bautismo de regeneración y entrada en la iglesia y no de un bautismo con el poder del Espíritu (p. 78), forma parte de un contexto más amplio dedicado en gran parte a los dones del Espíritu, a su vez formando parte de la poderosa manifestación del Espíritu. Todo el capítulo 12 de la primera epístola a los Corintios es un pasaje eclesiológico visto a la luz del bautismo del Espíritu. Para Pablo, solo existe un bautismo, resultado de la regeneración en Cristo, la admisión en el cuerpo eclesial de Cristo y el enriquecimiento del cuerpo por medio de los charísmata. «¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?» (1 Cor 3: 16. Ver también 6: 19). Para Pablo, «Es Dios el que nos conforta juntamente con vosotros en Cristo y el que nos ungió, y el que nos marcó con su sello y nos dio

tratan de resolver el problema distinguiendo entre un bautismo que coincide con la conversión y la regeneración iniciales y permite a los creyentes pasar a ser miembros de la iglesia, el cuerpo de Cristo (1 Cor 12: 13); y un bautismo en el poder del Espíritu según el modelo del Pentecostés. A. Stewart: «Creo que hay dos bautismos espirituales, además del sacramento del bautismo de agua: el bautismo del Espíritu permite integrarse en el cuerpo de Cristo; y ser bautizado por Cristo da el poder de lo alto» (STEWART, A. Heaven's Throne Gift. Philadelphia, s.f., p. 76). Stewart es consciente del problema creado por Efesios 4: 5, que afirma la existencia de «Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo». Este texto asocia en realidad varios aspectos del bautismo y evita hablar de bautismos múltiples (p. 76). Los argumentos dados por Stewart para tratar de resolver el problema no son, a mi modo de ver, ni claros ni convincentes. El mismo lo reconoce: «Aunque creo y predico el bautismo del Espíritu como la entrada en el cuerpo de Cristo [...] reconozco que 1 Cor 12: 13 es el único versículo de la Biblia que habla de esta obra del Espíritu» (p. 82). Vista la gran importancia del primer bautismo del Espíritu, no entendemos porque, si Stewart tiene razón, los Evangelios no prometen más que el segundo.

304


RELACIÓN ENTRE EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU Y EL BAUTISMO DEL AGUA en arras el Espíritu en nuestros corazones» (2 Cor 1: 21-22).19 Es con el Espíritu como los creyentes de Galacia empezaron su carrera cristiana (Ga 3: 1-3). Hebreos 4 identifica a los creyentes como «cuantos fueron una vez iluminados, gustaron el don celestial y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo» (Heb 6: 4). Gálatas declara que los cristianos han sido marcados por el sello del Espíritu convirtiéndose en hijos e hijas de Dios y herederos de la salvación (Gal 4: 4-6). Estos textos no exponen una realidad absoluta. Describen mejor una realidad ideal que no se corresponde siempre a las condiciones de un miembro en particular. Sin embargo, el proyecto divino aparece con extrema claridad: el bautismo del Espíritu debe constituir una parte esencial de la experiencia de todos los creyentes.

A. La tesis de Karl Barth Si la experiencia del bautismo del Espíritu es un hecho inicial en la experiencia cristiana, debemos preguntarnos en que sentido es inicial. ¿Podemos aceptar la tesis de Karl Barth, que considera un bautismo tal como «el comienzo de la vida cristiana»,20 pero lo identifica con el primer momento cuando el Espíritu empieza a obrar en el hombre y lo lleva a la conversión y al bautismo de agua?21 No hay ninguna duda de que el Espíritu Santo obra para llevar al hombre a 19

‘Arras’, bien entendido no se refiere a un don del Espíritu dado después, sino la salvación escatológica que el Espíritu viviendo en nosotros nos da como una seguridad (ver Ef 1: 13-14). 20 BARTH, K. Dogmatique. IV/4. Genève: Labor et Fides, 1969, p. 33. 21 «La palabra que Jesucristo dirige a un hombre para llamarlo a él [...] es la conversión divina que se produce en una vida, el bautismo del Espíritu Santo recibido por un hombre, el comienzo de su existencia cristiana [...] Dicho de otro modo, el bautismo del Espíritu llama al hombre que entiende por la Palabra de Jesucristo que debe pedir el bautismo de agua a la comunidad.» (Ibídem, p. 34).

305


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO la conversión (Jn 16: 8-11; 1 Cor 14: 24-25). Pero mientras que el Nuevo Testamento habla del bautismo del Espíritu, parece hablar de un acontecimiento preciso que normalmente acompaña al bautismo de agua, como veremos.22 Saulo no recibió el bautismo del Espíritu cuando estimulado por el Espíritu daba «coces contra el aguijón» (He 26: 14), sino cuando se abandonó a Jesús tras la intervención de Ananías. Pedro declara claramente que es tras la conversión, o como consecuencia de esta, que el Espíritu es dado (He 2: 38).

B. El bautismo del Espíritu acompaña al bautismo de agua Colosenses 2: 10-13 no emplea la expresión «bautismo del Espíritu». Sin embargo Pablo habla de él cuando trata de la regeneración como del «despojo del cuerpo carnal» (vers. 11), que corresponde a una «circuncisión no hecha por mano de hombre» (vers. 11, ReinaValera 1995), sino que es «la circuncisión en Cristo». Todo esto ocurre, nos dice, cuando los creyentes son «Sepultados con él en el bautismo, [...] con él también habéis resucitado por la fe en la fuerza de Dios, que lo resucitó de entre los muertos» (vers. 12). El bautismo del que nos habla Pablo aquí es el bautismo de agua; se corresponde con el nuevo nacimiento producido por el Espíritu. Es la misma teología que encontramos en Romanos 6: 3ss: el que ha sido bautizado en Cristo Jesús ha sido bautizado en su muerte, ha resucitado a una nueva vida y ahora es una nueva criatura liberada de la condenación del pecado. Todo esto es el fruto del Espíritu como dice en el capítulo 8 prosiguiendo con el mismo discurso. El bautismo del agua y el del Espíritu coexisten [...] quién ha sido bau-

22

James D. G. Dunn rechaza la tesis de Barth (DUNN. J. Baptism in the Holy Spirit, op. cit., p. 115).

306


RELACIÓN ENTRE EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU Y EL BAUTISMO DEL AGUA tizado en el agua de verdad ha sido bautizado «en Cristo Jesús» (Ro 6: 3). En Tito Pablo dice: «él nos salvó [...] por medio del baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo» (Tit 3: 5). Es evidente que las dos expresiones son paralelas porque el bautismo de agua no puede regenerar sino es una manifestación de «regeneración… del Espíritu Santo». La fórmula trinitaria del bautismo en Mateo anuncia la entrada del creyente en la salvación por el bautismo «en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28: 19). Sería importante saber qué papel ha jugado esta fórmula en la historia de la iglesia primitiva. Es el único caso en que aparece en el Nuevo Testamento. Encontramos frecuentemente la expresión «en el nombre de Jesucristo» (He 2: 38; 10: 48…). Sin embargo, el evangelio de Mateo testifica que esta fórmula debía ser conocida.23 Es ciertamente posible formar parte de la iglesia sin haber recibido el Espíritu (Ro 8: 9). Pero si el Espíritu no reside en el creyente, este solo es «carnal»; es un pecador que “no puede agradar a Dios” y está destinado a la muerte (Ro 7: 14; 8: 4-8). Dicho de otro modo, no es un verdadero cristiano. Todo lo más, vive una vida espiritual estéril que no puede, en si misma, ayudarlo a alcanzar la salvación (Ro 7: 14-24). Esta situación se produce cuando la persona no ha recibido el bautismo del Espíritu o ha abandonado a Cristo. Cuando Pablo declara: «os separáis de la gracia» (Ga 5: 4, NT M. Iglesias 2003; ver también Heb 6: 4-6), está haciendo alusión a esta segunda posibili23

Myer Pearlman piensa que «bautizar en el nombre de Jesucristo» [...] no representa una fórmula bautismal, sino simplemente confirma que las personas deben ser y han sido bautizadas reconociendo a Jesús como Señor y Salvador. Por ejemplo, nos dice, «La Didaché nos enseña que el bautismo cristiano era practicado en el nombre de Jesús; pero cuando describe su ritual al detalle, cita la fórmula trinitaria.» (PEARLMAN, Myer. Le dottrine della Bibbia, Roma: ADI-Media, 1988, p. 280).

307


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO dad. Al contrario, la existencia de un bautismo de agua sin el bautismo del Espíritu está claramente expresada por Pedro. En este caso, este no es el verdadero bautismo cristiano que purifica la conciencia y transforma los hombres en hijos de Dios, sino solamente el acto de «quitar la suciedad del cuerpo» (1 Pe 3: 21). El que se encuentra en una condición así no es más que un cristiano en potencia, pero no un verdadero cristiano maduro. La existencia de un intervalo de tiempo entre los dos “bautismos” es pues posible. El Espíritu no puede estar encerrado en fórmulas litúrgicas si estas no se corresponden con una conversión auténtica. «Habitualmente, dice E. Schweitzer, el bautismo de agua y el bautismo del Espíritu son un único acontecimiento, incluso si [...] El Espíritu sopla donde quiere y nosotros no podemos ordenarle como se ha de manifestar.»24 Si Simón no pudo comprar el poder de transmitir el Espíritu, nadie puede obligar al Espíritu a ir allí donde sabe que no es verdade24

SCHWEITZER, Eduard. Spirito Santo. Torino: Claudiana, 1988, p. 69. Carrie F. Williams: «La Biblia enseña claramente que el Espíritu Santo empieza habitar en vosotros en el momento de vuestra conversión (ver, por ejemplo, Ef 1: 13; Ez 36: 27; Ro 8: 9). En la época neotestamentaria, la conversión y el bautismo de agua coincidían exactamente, de manera que el bautismo de agua y la aceptación del don del Espíritu iban asociados.» (WILLIAMS, Carrie F. Bienvenido Espíritu Santo. Miami: Asociación Publicadora Interamericana, 1994, p. 126). H. Kleinknecht: «Habitualmente, el bautismo en el nombre de Jesús confiere el Espíritu. Si los discípulos mencionados en He 19: 2 no lo hubieran recibido significaría que tampoco habrían recibido el bautismo [...] aunque si para él el bautismo de agua no sea el medio necesario para recibir el Espíritu.» (KLEINKNECHT, H. «Pneuma, pneumatikoi». En: KITTEL, Gerhard; FRIEDRICH, Gerard [eds.]. Theological Dictionary of the New Testament [TDNT]. Traducción al italiano: Grande lessico del Nuovo Testamento, Vol. 10. Brescia: Paideia, 1975, col. 992-993). René Pache: «El bautismo del Espíritu y la regeneración son pues simultáneos.» (PACHE, René. La persona e l'Opera dello Spirito Santo. Arezzo: Biginelli, 1950, p. 72. [Ed. esp.: La persona y la obra del Espíritu Santo. Terrassa: Clie, 1982]).

308


RELACIÓN ENTRE EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU Y EL BAUTISMO DEL AGUA ramente aceptado. No fue suficiente para los exorcistas de Éfeso invocar el nombre de «Jesús a quien predica Pablo» (He 19: 13) para poder sujetar a los demonios. Sin embargo, cuando hay una experiencia cristiana real, el Espíritu cumple su obra tal como lo hacen el Padre y el Hijo. Cuando la fe es sincera y leal, esta nos permite recibir al Espíritu según la promesa divina, a condición de que nuestro bautismo sea verdaderamente una señal de nuestra fe en Cristo.

III. EJEMPLOS DE BAUTISMOS EN EL LIBRO DE LOS HECHOS La mayoría de las iglesias carismáticas se inspiran en el libro de los Hechos para sostener que transcurre un cierto intervalo de tiempo entre las dos clases de bautismo. Por lo tanto es importante examinar los estudios que encontramos respecto al tema. Pero, ya que esta cuestión está analizada en el estudio del profesor Sauvagnat en este mismo libro, nos limitaremos a hacer una breve síntesis. En lo que respecta al intervalo de tiempo que separa el bautismo de agua del bautismo del Espíritu, vemos que los bautismos encontrados en el Nuevo Testamento demuestran la imposibilidad de sostener un modelo absoluto. Cualquiera de ellos describe situaciones excepcionales. Respecto a Jesús (Mt 3: 16; Mc 1: 10; Lc 3: 22; Jn 1: 32), su bautismo tuvo lugar antes de que el Espíritu fuera dado a la iglesia; es necesario demostrar que la investidura mesiánica de Jesús venía directamente de Dios y no de Juan el Bautista: el bautismo del Espíritu sigue inmediatamente al bautismo de agua. Pasa lo mismo con los discípulos de Éfeso (He 19: 5-6). En el caso de Cornelio (He 10: 44-47), el bautismo del Espíritu precedió al bautismo de agua por el hecho de que Dios quería mostrar a Pedro que aceptaba también a los paganos en la iglesia.

309


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Los samaritanos (He 8: 4-25) es el único caso en el que transcurre un intervalo largo entre ambos bautismos. Pero como señala el Profesor Sauvagnat, es una situación excepcional, muy diferente a lo que esperaba Lucas. En los restantes casos, no disponemos de las informaciones necesarias para poder opinar; ya sea porque el bautismo del Espíritu no se menciona (incluso aunque debemos suponer que tuvo lugar), o ya sea porque los datos de los que disponemos no son suficientemente explícitos. El Espíritu tiene libertad absoluta y actúa según las circunstancias particulares en la que la gente vive. Sin embargo, nos percatamos de algo constante: el bautismo del Espíritu acompaña al bautismo de agua como elemento iniciador de la experiencia cristiana. Es lo que vemos en casi todos los casos que encontramos en el Nuevo Testamento. Las únicas excepciones son el caso de los samaritanos, citado más arriba, y el de la iglesia primitiva en la Pascua y en el Pentecostés. En este último caso, el intervalo de tiempo transcurrido entre el bautismo de agua y el bautismo del Espíritu es evidentemente por el hecho de que el segundo solo podía ser dado tras la glorificación de Jesús. Pero tales experiencias no pueden constituir un modelo a seguir siempre tras la glorificación de Jesús. Podemos sostener la tesis de James D. G. Dunn: «El bautismo del Espíritu era una experiencia de iniciación [...] la experiencia decisiva y culminante» en el proceso de «iniciación-conversión» a Cristo.25

25

DUNN. J. Baptism in the Holy Spirit, op. cit., p. 10.

310


RELACIÓN ENTRE EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU Y EL BAUTISMO DEL AGUA

IV. ¿CÓMO PODEMOS ESTAR SEGUROS DEL BAUTISMO DEL ESPÍRITU? Mientras que todo creyente sabe cuando fue bautizado por agua, muchos se preguntan si han recibido el bautismo del Espíritu y cómo pueden estar seguros de haberlo recibido.

A. La señal de las lenguas Algunos consideran las experiencias bautismales narradas en el libro de los Hechos como el modelo de todos los demás bautismos. Para los que piensan así, las experiencias muestran que cada vez que se recibe el bautismo del Espíritu, este bautismo se manifiesta visiblemente bajo la forma de la glosolalia. La glosolalia la encontramos en el Pentecostés, en el caso de Cornelio y en el de los discípulos de Éfeso.26 La distinción de las lenguas hecha por Pearl26

M. Pearlman plantea la pregunta: ¿cómo podemos reconocer el «bautismo del Espíritu Santo»? En otras palabras: ¿qué prueba tenemos de que un creyente ha recibido el bautismo del Espíritu Santo? Pearlman rechaza la validez de los Evangelios (solo anuncian el bautismo) como documentos fundamentales y también de las epístolas porque están escritas para «iglesias bien establecidas, en las que el poder del Espíritu, con sus manifestaciones exteriores, estaba considerada como la experiencia normal de cada cristiano». La única fuente fidedigna sería pues el libro de los Hechos, con los ejemplos habidos. Pearlman admite que «no encontramos en cada caso citado en el libro de los Hechos la descripción de los efectos del bautismo; sino, que cuando estos han sido descritos, encontramos siempre una manifestación inmediata, exterior y sobrenatural, que convence tanto al que la recibe como a los creen que esa persona está controlada por un poder divino; en todos los casos vemos a la persona hablar una lengua que no conocía antes.» Hablaremos más tarde del significado de hablar en lenguas. De momento, consideramos necesario rechazar la tesis que pretende que las epístolas no pueden ser utilizadas en relación con nuestro tema. Las primeras comunidades cristianas no eran las comunidades idealizadas que algunos imaginan. Podemos dudar realmente que, según nuestro criterio, todos sus miembros hubieran recibido el bautismo

311


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO man (p. 257-258) y también por los Pentecostales: por un lado serían la “señal” del bautismo del Espíritu dado a cualquier persona que ha recibido este bautismo y, por otro el carisma de las lenguas manifestado en los cultos de la iglesia y reservado solamente a unos pocos, nos parece totalmente inaceptable. Esta distinción no es sostenible con ningún texto bíblico y su objetivo parece ser únicamente evitar la objeción planteada en 1 Cor 12: 10, 30 que afirma claramente que este don no es universal. La diferencia entre 1 Cor 14: 2, que cita a un creyente que habla solo con Dios, y 14: 5, que habla de un «mensaje claro anunciado a toda la iglesia», no nos parece oportuna. 1 Cor 12 parece no hablar más que de un solo don de lenguas; 1 Cor 14: 5 no distingue entre hablar en “lenguas” (en plural) y hablar en “lengua” (en singular), sino que habla de la presencia o ausencia de una interpretación. Se trata pues de un solo don, sea bien o mal utilizado. Si fuera verdad, deberíamos preguntarnos sobre la conversión de numerosos creyentes que jamás han hablado en lenguas. Basándonos en los bautismos que nos han sido presentados en el relato bíblico, podemos deducir algunas consideraciones: 1. No es verdad que cada vez que hay un bautismo del Espíritu haya también manifestaciones de glosolalia. No las hubo en el caso de Jesús, ni en el de los samaritanos, ni en el de Saulo. En este último caso, el bautismo del Espíritu queda registrado, pero no descrito probablemente porque no había nada que mereciera ser citado. El hablar en lenguas es una de las numerosas manifestaciones del bautismo del Espíritu, pero no la única. El libro de los Hechos dice que la presencia de un gran poder acompañaba del Espíritu. Su condición espiritual, según la enseñanza del Nuevo Testamento, no debe ser considerada muy diferente al nivel medio de la de nuestras iglesias modernas. Nos planteamos la pregunta: ¿por qué habríamos de considerar el bautismo del Espíritu como «la experiencia normal de cada cristiano» en esa época y no hoy? (PEARLMAN, M. Le dottrine della Bibbia, op. cit., p. 247-248).

312


RELACIÓN ENTRE EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU Y EL BAUTISMO DEL AGUA la predicación de Cristo: prodigios, milagros y profecías. El relato que encontramos en el libro de los Hechos no difiere, incluso en este aspecto, de la imagen que encontramos en las epístolas. En ningún otro libro del Nuevo Testamento encontramos un modelo único de las manifestaciones del Espíritu, sino su libertad, como dice Pablo: «Pero todas estas cosas las obra un mismo y único Espíritu, distribuyéndolas a cada uno en particular según su voluntad» (1 Cor 12: 11). 2. El don de lenguas citado en tres ocasiones por el libro de los Hechos vehiculiza siempre un mensaje que los oyentes pueden comprender directamente.27 En el Pentecostés, las gentes dicen: «les oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios» (He 2: 11). Haciendo referencia a Cornelio y a su familia: «les oían hablar en lenguas y glorificar a Dios» (He 10: 46). Los discípulos de Éfeso «se pusieron a hablar en lenguas y a profetizar» (He 19: 6). Parece claro que, en los dos últimos casos, «hablar en lenguas» está puesto en paralelo con «profetizar» y «glorificar a Dios». Lo mismo que en la profecía de Joel (2: 2832) citada por Pedro para explicar el significado de los acontecimientos del Pentecostés. El acento se pone en profetizar. Tal afirmación no podría ser hecha si los oyentes no pudieran entender lo que se les estaba diciendo. Es una imagen totalmente diferente la que nos ofrece el movimiento pentecostalista moderno. 3. En el Pentecostés, las lenguas no se manifiestan como una señal para convencer a los creyentes que han recibido el bautismo del Espíritu pues estos no tenían absolutamente ninguna duda de que así era, incluso sin haber recibido el don de lenguas. Las lenguas constituyen una señal solo en el caso de Cornelio; no para Cornelio sino para Pedro y para la iglesia debido al extraor27

Podríamos añadir aquí el hecho de «hablarán en lenguas nuevas» mencionado en la extensa conclusión de Marcos (16: 17).

313


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO dinario significado de este acontecimiento. 1 Cor 14: 22 dice que «Así pues, las lenguas sirven de signo no para los creyentes, sino para los infieles; en cambio la profecía, no para los infieles, sino para los creyentes.» «Signo», en este caso, no significa “prueba”, sino más bien “testimonio” para alcanzar a los no creyentes. El creyente que quiera una prueba de haber recibido el Espíritu Santo debe buscar en otro lugar. 4. ¿Por qué pues, entre todos los dones disponibles, el don lenguas es mencionado en relación con el bautismo del Espíritu? El libro de los Hechos –el libro de la evangelización– pone el acento en el don de lenguas para manifestar que el testimonio cristiano debe dirigirse al mundo entero. En el Pentecostés, el evangelio debía alcanzar a las personas que venían de todo el mundo. Cornelio probablemente tenía que franquear la barrera lingüística para demostrar que las barreras éticas, culturales y religiosas que habían entre él e Israel habían sido derribadas. Y como resultado, él, posiblemente ciudadano romano, se puso hablar en hebreo o arameo, lenguas que entendían Pedro y sus compañeros. De esta forma, no solo la manifestación del Espíritu lo sitúaría en el mismo plano espiritual que los creyentes hebreos en el Pentecostés, sino que por el propio hecho de hablar su lengua lo incluiría en la misma fraternidad y ayudaría a los creyentes hebreos a franquear cualquier barrera nacional. Sería razonable suponer que los discípulos de Éfeso, probablemente hebreos, fueran llamados a ser misioneros en los pueblos que habitaban el territorio de Anatolia y que este don les fuera concedido para cumplir dicha misión. El don de lenguas bíblico da a los diferentes pueblos además de la posibilidad de comprender, la de formar un solo pueblo en comunión con el Espíritu. Es pues, la contrapartida de lo que pasó en Babel, cuando a la confusión de las lenguas siguió el resultado lógico un alejamiento de los hombres con Dios y entre sí.

314


RELACIÓN ENTRE EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU Y EL BAUTISMO DEL AGUA

B. Las manifestaciones del Espíritu en la vida del creyente Nuestra búsqueda de señales que nos permitan distinguir el bautismo del Espíritu debe llevarnos a buscar elementos constantes y universales. No los encontramos en el libro de los Hechos ya que este refiere casos específicos y circunstanciales. Debemos buscarlos en la enseñanza general del Nuevo Testamento, aunque este se interese más por describir la obra del Espíritu en y por el creyente y la iglesia que por el tema de las señales. Dos aspectos de la obra del Espíritu a resaltar: 1. Por un lado, el Espíritu da los charísmata, incluido el don de lenguas, que no siempre son los mismos para todos. Ninguno de ellos puede ser calificado de universal. 2. Por otro lado, el Espíritu trabaja para producir de forma universal en la vida de los creyentes lo que podemos llamar el fruto del Espíritu. Gracias a él podemos detectar la presencia del Espíritu. En él podemos encontrar los siguientes elementos: a. La regeneración, estímulo y consuelo, la dirección divina en la comprensión del mensaje de Jesús. Sobre todo Juan y Pablo ponen el acento en estas manifestaciones. Gálatas 5: 22 describe el fruto de una vida regenerada: «amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, modestia, dominio de sí». Si Pablo tenía en mente las enseñanzas de Jesús sobre los frutos de los árboles buenos y malos (Mt 7: 16), entonces el fruto del Espíritu debe ser la única señal del Espíritu que encontramos mencionada expresamente como tal. b. La seguridad de ser hijos de Dios y de nuestra salvación «habéis recibido un espíritu de hijos adoptivos que nos hace clamar ¡Abbá, Padre! El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y, si hijos, también herederos» (Ro 8: 15-16).

315


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO c. La motivación para el testimonio, la conciencia de la misión «Como el Padre me envió, también yo os envío » (Jn 20: 21). d. La voluntad de obedecer la ley de Dios: «Infundiré mi espíritu en vosotros y haré que os conduzcáis según mis preceptos y observéis y practiquéis mis normas» (Ez 36: 27; ver Ro 8: 7). e. El deseo de servir a los demás a través de los charísmata (Ef 4: 12). Es más por estos indicios, antes que por los charísmata, que tenemos la prueba de haber recibido el Espíritu y de permanecer en Él. La mayor señal de que el hijo pródigo fue de nuevo aceptado por su padre como hijo bien amado no fue el anillo de oro que este último le puso en el dedo, ni la riqueza que le fue dada de nuevo, sino sobre todo el hecho de que su padre lo tomara en sus brazos. También, el Espíritu nos dice que somos cristianos, hijos e hijas de Dios, rescatados y salvados, en la plenitud de nuestros derechos y responsabilidades. El resto es un regalo de Dios dado desde la perspectiva de servicio. Ver los charísmata como señales de nuestra cualidad de hijos de Dios no es una demostración de fe sino más bien una demostración de inseguridad de la fe. Desde esta perspectiva, el buscar señales equivale a buscar pruebas. Pero, ¿para quién?, y ¿por qué? ¿Por qué debemos probarnos a nosotros mismos que hemos recibido el bautismo del Espíritu? Y si fuera para demostrarlo a los demás, ¿honraría esto a Dios? La palabra de Jesús debe bastar para el creyente sincero «No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mt 4: 4). Cuando los fariseos le pedían a Jesús una señal –pruebas– no les dio más señal que la «del profeta Jonás» (Mt 12: 39). ¿Es verdaderamente necesario buscar pruebas con respecto al bautismo del Espíritu? Una vida llena del Espíritu puede manifestarse de diferentes maneras. El Espíritu puede irrumpir en nuestra vida de manera extraordinaria. También puede penetrar de forma serena y discreta, co-

316


RELACIÓN ENTRE EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU Y EL BAUTISMO DEL AGUA mo lo hizo con Elías en el desierto (1 Re 19: 12-13). Como dice LeRoy Froom, un río puede desbordarse por lluvias torrenciales pero también a causa de la fundición lenta y tranquila de la nieve.28 En la Biblia no hay nada que de a entender que esta experiencia deba hacerse de idéntica manera en todos. A diferencia del bautismo de agua, en el que los catecúmenos son todos bautizados de la misma forma, el bautismo del Espíritu no es un hecho físico, sino espiritual. Se trata del encuentro de dos personas: una divina y otra humana, siempre condicionadas por sus propias circunstancias. El Éxodo y el Sinaí, acontecimientos fundamentales para Israel, estuvieron acompañados de manifestaciones excepcionales del poder de Dios. Lo mismo ocurrió en la Pascua y en el Pentecostés cristianos. Pero, al igual que el carácter extraordinario del Éxodo y del Sinaí no se ha reproducido a lo largo de la historia de Israel –incluso estando Dios continuamente presente– tampoco nosotros podemos exigir las impresionantes manifestaciones del Pentecostés como modelo para la vida normal de la iglesia. Del mismo modo que la extraordinaria resurrección de Jesús produce resultados imperceptibles en la conversión y el nuevo nacimiento, también el Pentecostés puede ser vivido auténticamente en la serenidad de un compromiso total con Dios y con su Espíritu. De hecho, nadie, ni los partidarios del modelo pentecostalista, pretende que el bautismo del Espíritu deba seguir en todo al modelo del Pentecostés.29

28

FROOM, L. The Coming of the Comforter…, op. cit., p. 156. De ello resulta que se considera de forma incorrecta como “pentecostales” a ciertas manifestaciones carismáticas modernas. 29

317


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO

C. El Espíritu en la debilidad humana La presencia del Espíritu puede ser manifestada incluso en la debilidad humana, como ocurrió con numerosos creyentes en la iglesia primitiva. El hombre puede vivir con Dios en una condición de madurez imperfecta (Ro 12: 2). Puede tener dudas; pero si ha puesto su confianza en Cristo, este continuará sosteniéndolo: «¿Quién eres tú para juzgar al criado ajeno? Que se mantenga en pie o caiga, solo interesa a su amo; pero quedará en pie, pues poderoso es el Señor para sostenerlo» (Ro 14: 4). Juan el Bautista estaba «lleno del Espíritu Santo» (Lc 1: 15) incluso antes que descendiera el Espíritu como consecuencia de la victoria de Cristo. Jesús declaró que no hubo nadie mayor que él (Lc 7: 28). Y sin embargo, también tuvo dudas y momentos de desánimo (Lc 7: 20). No debemos tener miedo de reconocernos «pobres de espíritu» (Mt 5: 3). Como dice Eduard Schweitzer: «El Espíritu Santo [...] que nos une íntimamente a Jesús, no para permitirnos en primer lugar obtener los sorprendentes charísmata del Espíritu –curaciones, predicciones, fe ardiente– [...] sino en primer lugar para enseñarnos a ser débiles con él y para conocer la experiencia, precisamente a través de esa debilidad, del poder de Dios.»30

Lo que debemos temer es fundar nuestra seguridad del Espíritu sobre bases erróneas. Entonces, permaneceremos cerrados, estrechos en nuestra presunción, mientras que el verdadero don de Dios se apartará de nosotros. Podremos continuar orando sinceramente y honestamente por el Espíritu y a la vez confesar, con humilde confianza que hemos recibido el bautismo del Espíritu y continuar la búsqueda diaria de una comunión más profunda con él.

30

SCHWEITZER, E. Spirito Santo, op. cit., p. 86.

318


RELACIÓN ENTRE EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU Y EL BAUTISMO DEL AGUA La seguridad de haber recibido el Espíritu está asociada, por los hándicaps de nuestra naturaleza carnal, a la toma de conciencia de la inconstancia de nuestra disponibilidad en su presencia. Es por lo que no encontramos, en las epístolas, ninguna invitación a buscar el bautismo del Espíritu, mientras que sí se nos invita a buscar el ser llenos del Espíritu. Ser «llenos del Espíritu» puede referirse tanto al momento inicial del bautismo del Espíritu (He 2: 4; 9: 17) como a una relación puntual particularmente profunda con el Espíritu tras haber recibido el bautismo del Espíritu (He 4: 31). Esto puede describir también una experiencia continua: «llenaos más bien del Espíritu» (Ef 5: 18). Esta expresión es probablemente sinónimo de ser fortalecido por el poder del Espíritu en «el hombre interior» (Ef 3: 16, NT M. Iglesias 2003). Los discípulos predicaron el evangelio para que la gente recibiera ese poder (He 2: 4; 4: 31). Por este poder pudo encarar la muerte Esteban alabando al Señor (He 7: 55).31 El creyente desea ser liberado de su debilidad, desapareciendo esta por el poder del Espíritu; pero debemos buscarlo y desearlo constantemente, siempre conscientes de nuestra pobreza espiritual.

D. La seguridad del Espíritu se funda en la seguridad de Cristo Aún existe otra respuesta a nuestra necesidad de seguridad que podemos encontrar en la seguridad de Cristo. Juan 1: 12-13 nos asegura que «a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre, los cuales no nacieron de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de hombre, sino que

31

Ver también Froom que habla de las manifestaciones carismáticas (FROOM, L. The Coming of the Comforter…, op. cit., p. 155ss) y subraya la necesidad de buscar el bautismo del Espíritu, entendido como la plenitud del Espíritu, para compensar el vacío a menudo presente en la experiencia cristiana (ibídem, p. 145-146).

319


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO nacieron de Dios». Para Juan, esta experiencia equivale a nacer del Espíritu (Jn 3: 6-7). Es “escuchando con fe” que los gálatas recibieron «el Espíritu de la promesa» (Ga 3: 2, 14). Lo mismo que los efesios: «En él también vosotros, tras haber oído la Palabra de la verdad, el Evangelio de nuestra salvación, y creído también en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa» (Ef 1: 13). Jesús, dice Pablo a los gálatas, ha sido enviado «para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la condición de hijos. Y, como sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre!» (Ga 4: 5-6). Ro 6: 3-11 identifica también la experiencia del nuevo nacimiento a través del bautismo con la muerte y resurrección de Jesús. La seguridad del Espíritu descansa sobre nuestra relación con Jesús, porque el Espíritu es «el Espíritu de Jesucristo» (Flp 1: 19); «Él [el Padre] que no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con él graciosamente todas las cosas?» (Ro 8: 32) –incluido el Espíritu Santo (Lc 11: 13)–. Ef 3: 16-18 reúne: «fortaleceros interiormente, mediante la acción de su Espíritu» y el hecho de que «Cristo habite por la fe en vuestros corazones». Desde la perspectiva de Pablo, recibir a Jesús, el Espíritu y el evangelio son experiencias que interactúan (2 Cor 11: 4). No hay, en el Nuevo Testamento, un tiempo del Espíritu distinto al del tiempo de Jesús. Hay un solo tiempo mesiánico. El Espíritu no sustituye a Jesús, lo glorifica (Jn 16: 14). Por la presencia del Espíritu, Jesús mismo permanece con sus discípulos hasta su regreso en gloria (Mt 28: 20; ver 1 Jn 3: 24). Es fundamental el sostener que Cristo es el centro de nuestra fe y de nuestra experiencia. Esto significa que la seguridad de la salvación tiene su fundamento fuera de nuestra persona, en Cristo, de quien el Espíritu, que está en nosotros, da testimonio. No debemos

320


RELACIÓN ENTRE EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU Y EL BAUTISMO DEL AGUA caer en una actitud intimista que nos llevaría, en nuestra búsqueda del Espíritu, a buscar preferentemente dentro de nosotros mismos. Correríamos el riesgo, sutil y engañoso, de poner al hombre en el lugar de Cristo, en el centro de nuestra experiencia. Recaeríamos en el error de valorar las obras, creyendo seguir los caminos del Espíritu. De manera que ya no buscáramos más al Espíritu al estar seguros de haber recibido a Cristo. Mejor buscar a Cristo para tener la seguridad de recibir al Espíritu. Ellen G. White dice acerca de la seguridad del perdón tras una confesión sincera: «No aguardes hasta sentir que estás sano, mas di: “Lo creo; así es, no porque yo lo sienta, sino porque Dios lo ha prometido”.»32 Por paradójico que pueda parecer, la seguridad de haber recibido el Espíritu descansa sobre la fe en Jesús y no sobre una experiencia subjetiva con el propio espíritu.

32

WHITE, Ellen G. El camino a Cristo. Madrid: Safeliz, 1988, p. 61 (ed. ing : Steps to Christ, p. 51 [en línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=SC&collection=2&section=all&pagenumber=51&QUERY=%22Do+not+wait+to+fe el+that+you+are+made+whole%2C+but+say%22&resultId=1> Consulta: 25 julio 2010]).

321



Capítulo 12

LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO: DE LA TEOLOGÍA A LA PRÁCTICA Georges STÉVENY Introducción Considerado por Jesús como un nuevo nacimiento; jamás será exagerada la importancia que le otorguemos al bautismo. Jesús mismo insistió para que Juan lo bautizara en el Jordán. Haciendo referencia al bautismo, el apóstol Pedro alude al diluvio (1 Pe 3: 18-22). Compara la iglesia que Jesús edifica con el arca construida por Noé, donde tuvo que entrar con su familla para escapar de la destrucción. Pedro ve en esta historia un mensaje profético para los que somos cristianos. Noé, junto con los suyos, fue salvado a través del agua y por el agua que prefiguraba el bautismo. La importancia del bautismo queda perfectamente expuesta ya que se pone en relación directa con la vida eterna. Se impone una pregunta: ¿podemos “olvidar” nuestro bautismo? ¿Son válidas cualquiera de las diversas formas habidas a lo largo de la historia? Si no es así, ¿hay que recibir un nuevo bautismo, el verdadero, para validar sus efectos? Y, ¿qué hay que hacer cuando se ha recibido el verdadero bautismo evangélico sin que haya llevado los frutos esperados? ¿Qué hacer cuando se han traicionado los votos bautismales? Estas son algunas de las espinosas preguntas que trataremos de responder. A menudo, los adultos que solicitan el bautismo por inmersión han sido ya bautizados por infusión o por aspersión cuando nacieron. Si desean ser rebautizados, suscitan problemas teológicos para aquellos cristianos que consideran el bautismo indeleble. La reno-

323


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO vación del mismo quedaría excluida. Los cristianos con razones válidas que deseen adherirse a otra iglesia diferente a la de sus padres, se cuestionan, a veces, si no se convierten en renegados aceptando un nuevo bautismo. Consideremos los argumentos invocados por unos y otros.

I. ARGUMENTOS INVOCADOS TRADICIONALMENTE CONTRA EL REBAUTISMO

A. Un sello definitivo: un carácter permanente En la mentalidad occidental, la idea de un nuevo bautismo generalmente es contemplada como algo insólito, inaudito; porque estamos acostumbrados a tener un concepto sacramental del bautismo (único y definitivo). Para los católicos y para muchos protestantes, el bautismo es considerado un sacramento en el más amplio sentido del término. Recordemos que la eficacia de un “sacramento” depende de la manera en que es administrado (ex opere operato). El que lo recibe no participa activamente. Lutero mismo permaneció sujeto al rito objetivo, independientemente de su aceptación por la fe: «El bautismo, según él, está correctamente administrado si el agua y la palabra están presentes, aun a pesar de la ausencia de fe.»1 El aspecto ritual objetivo prima sobre el aspecto subjetivo. Visto así, nada puede quitar al sacramento su valor casi mágico y sustancial. Se da una vez para siempre. El reciente Catecismo de la Iglesia Católica lo confirma formalmente:

1

LUTHER, Martin. Kritische Werke, (WA 30 I, 218). En línea: Werke: kritische Gesamtausgabe. Weimar: Hermann. Böhlaus, 1908. <http://www.archive.org/stream/dmartinluthersw07luthgoog#page/n0/mode/1up> [Consulta: 1 julio 2010]

324


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO: DE LA TEOLOGÍA A LA PRÁCTICA «Incorporado a Cristo por el Bautismo, el bautizado es configurado con Cristo (cf. Ro 8: 29). El bautismo imprime en el cristiano un sello espiritual indeleble; (character) de su pertenencia a Cristo. Este sello no queda borrado por ningún pecado, aunque el pecado impida al Bautismo dar frutos de salvación (cf. DS 16091619). Dado una vez Por todas, el Bautismo no puede ser reiterado.»2

El propio catecismo incide varias veces sobre el «sello… indeleble», en latín «character», impreso en el neófito a través del bautismo. Veamos otra cita: «Los tres sacramentos del Bautismo, de la Confirmación y del Orden sacerdotal confieren, además de la gracia, un carácter sacramental o “sello” por el cual el cristiano participa del sacerdocio de Cristo y forma parte de la Iglesia según estados y funciones diversos. Esta configuración con Cristo y con la Iglesia, realizada por el Espíritu, es indeleble (Cc. de Trento: DS 1609); permanece para siempre en el cristiano como disposición positiva para la gracia, como promesa y garantía de la protección divina y como vocación al culto divino y al servicio de la Iglesia. Por tanto, estos sacramentos no pueden ser reiterados.»3

La insistencia de este documento oficial reciente de la Iglesia Católica al presentar el carácter indeleble del bautismo manifiesta la importancia que se le atribuye. Pero, ¿cuál es el origen de este concepto? Acaloradas discusiones tuvieron lugar ya en el siglo III en relación con la reintegración de los herejes. Esteban I, obispo del 253 al 257, los acogía con la simple imposición de manos del obispo e invocación del Espíritu Santo. Pero Cipriano sostuvo en el Concilio 2

Catecismo de la Iglesia Católica. Madrid: Asociación de Editores del Catecismo, 1992, p. 295, nº 1272. 3 Ídem, p. 263, nº 1121, cf. nº 1304, 1563, 1570, 1581.

325


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO de Cartago, en 261, que el bautismo administrado por herejes no era válido. Según él, un bautismo nuevo era indispensable.4 Finalmente, bajo presión papal, se decidió que los lapsi, o infieles, los que habían caído, podrían recibir la comunión en su lecho de muerte sin ser rebautizados. Sin embargo, hay que esperar hasta Agustín de Hipona para ver el triunfo del carácter indeleble del bautismo. He aquí la explicación propuesta por Joseph Turmel: «El bautismo eliminaba infaliblemente todos los pecados a quienes lo recibían en el seno de la iglesia y con las disposiciones correctas. Pero aquellos a los que les faltaba una de estas condiciones, los que estuvieran bautizados en la herejía o que, bautizados en la iglesia, recibían el bautismo con mala disposición, quedaban sucios en sus pecados y no participaban de la bienaventuranza de la purificación. ¿Era el sacramento anulado completamente? Si hubiera sido absolutamente nulo haría falta, en caso de conversión, proceder a la reiteración del rito bautismal. Pero, la reiteración estaba totalmente prohibida. Cuando un hombre bautizado en herejía pedía entrar en la Iglesia Católica, no era rebautizado; el bautismo administrado en la herejía era válido para siempre, y podía ejercer su actividad, hasta ahora paralizada; dicho de otra manera; el hereje recibía la purificación de sus pecados por el mero hecho de entrar en la iglesia. Lo mismo para aquel que había sido convertido y bautizado por la iglesia con malas disposiciones. ¿Cómo explicar tales hechos sino es a través de una marca que el rito sacramental ponía en el alma del hereje o de aquel no tenía buena disposición y el rito permanecía

4

De rebaptismale 7, S. Cypriani Opera 3, 78. Citado en: TURMEL, Joseph. Histoire des Dogmes. Vol. 5. Paris: Tieder, 1936, p. 174, 184. En línea: S. Thasci Caecili Cypriani Opera omnia. <http://www.archive.org/stream/corpusscriptorum03cypruoft#page/n7/mode/2up> [Consulta: 1 julio 2010].

326


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO: DE LA TEOLOGÍA A LA PRÁCTICA entonces en espera del momento de su conversión? Agustín llamó character a esta marca invisible.»5

Joseph Turmel añade: «Durante ocho siglos, el descubrimiento de Agustín pasó completamente desapercibido. Nadie lo vio. Se sabía muy bien que el bautismo no debía ser hecho de nuevo. Pero, ¿por qué ? No era posible preguntarle a Agustín el secreto del enigma.»6 En 1205, el papa Inocencio III (1161-1216) escribió que el bautismo da «el carácter al cristianismo»; por esta razón el bautizado podía ser constreñido, por voluntad propia o a la fuerza, a observar la ley cristiana. Pero fue Tomás de Aquino quién recordó explícitamente la contribución de San Agustín y la defendió con toda su autoridad.7 El franciscano Duns Escoto (1274-1308), apodado el Doctor Sutil por su brillante intelecto, estuvo en total desacuerdo. Se separó del tomismo, discrepando del papel de la libertad y de la gracia, insistiendo en el carácter activo del alma. Según él, los ritos y los sacramentos juegan un rol puramente moral. Sin embargo, bajo la autoridad del papa Inocencio III, Duns Escoto acabó aceptando las conclusiones de Tomás de Aquino. Estas fueron canonizadas en el Concilio de Trento en 1545 y 1547, y sostenidas sin posibilidad de cambio hasta hoy. Este concepto trascendió fuera del catolicismo. Como ejemplo, una afirmación del teólogo protestante Jean-Jacques von Allmen: 5

TURMEL, J. Histoire des Dogmes, op. cit., p. 158. Cf. AGUSTÍN, De unitate baptismi, 6, 1. En línea: El único bautismo. <http://www.augustinus.it/spagnolo/unicita_battesimo/index2.htm> [Consulta: 1 julio 2010]. 6 TURMEL, J. Histoire des Dogmes, op. cit., p. 159. 7 Suma Teológica, 3, 63. En línea: TOMÁS DE AQUINO. «El segundo efecto de los sacramentos, que es el carácter». En: Suma Teológica. Parte III. Cuestión 63. Biblioteca de Autores Cristianos, p. 532-538. Campus Dominicano. <http://biblioteca.campusdominicano.org/5.pdf> [Consulta: 2 julio 2010].

327


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO «El bautismo es esencialmente obra de Dios (cf. He 2: 41), Hijo (cf. Ef 5: 26), y Espíritu Santo (cf. 1 Cor 12: 13) en nombre de quien se administra (Mt 28: 19). Es decir que quien actúa en el bautismo y le concede su esencia no es ni quien bautiza, ni el bautizado, es el Señor. Por eso –si el bautismo era cristiano (cf. He 19: 1ss)– repetirlo implicaba blasfemia (cf. Ef 4: 5).»8

Esta es una convicción muy extendida hoy en día. Veamos por ejemplo lo que afirma el católico E. Delaye: «La iglesia entera tiene que insistir en el hecho de que no hay rebautismo.» Y añade: «¿No hay ningún medio de procurar de nuevo y por otras vías, la insigne bienaventuranza de una purificación, de una renovación perfecta del alma, de una especie de palingenesia? –¡La penitencia! Sí–. Es el sacramento de los pecadores; bien llamada por todos los Padres un segundo bautismo –aunque es de práctica onerosa e incierta, sobre todo en sus frutos.– ¡El martirio es la solución soñada!: pero uno no se entrega al martirio [...] Por lo que se relacionó la profesión monástica a la idea de un segundo bautismo.»9

Parece que, en la Iglesia Católica, solo a los votos perpetuos o al martirio se les confiere el privilegio del segundo bautismo como medio aceptado para expiar las faltas de la vida antigua. Pero si la idea de un segundo bautismo se mantiene, el gesto está completamente ausente. Resumiendo, en ambientes teológicos marcadamente diferentes, se pretende que el bautismo o el martirio otorguen el “carácter”, es decir una señal indeleble. Es pues un sacramento –ex opere opera8

VON ALLMEN, Jean-Jacques. «Baptême». En: Vocabulaire biblique. Paris: Delachaux et Niestlé, 1954, p.34. 9 DELAYE, Émile, S.J., «Baptême». En: VILLER, Marcel (ed.). Dictionnaire de Spiritualité ascétique et mystique doctrine et histoire. Vol. 1. Paris: Beauchesne, 1956, p. 1229-1230.

328


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO: DE LA TEOLOGÍA A LA PRÁCTICA to– administrado una vez para siempre. El rito posee en sí mismo el poder de instalar en las almas la gracia.

Respuesta Los argumentos desarrollados por Hans Heinz contra el concepto de sacramento respecto a la santa cena conservan aquí todo su valor.10 Según el apóstol Pedro, el bautismo es demanda, oración, compromiso (evperw,thma, eperōºtēma, 1 Pe 3: 21). Su valor depende de la sinceridad y de la perseverancia del que lo recibe. Lógicamente, cabe preguntarse si una grave perturbación en relación con este compromiso nos lleva a una renovación del bautismo. Dicho de otro modo, es de importancia capital saber si el primer bautismo posee las características bíblicas del bautismo recomendado por Jesús. Si no es este el caso, la renovación del bautismo, no es más que apariencia ya que este se constituye en el auténtico bautismo. ¿De dónde procede el concepto de “marca indeleble” aplicada al bautismo? Ningún texto aplica explícitamente al bautismo la palabra sfragi,j [sphragís] = sello. Sin embargo, podemos cuestionarnos sobre el significado exacto del verbo sfragi,zw [sphragízō], particularmente en 2 Cor 1: 21-22; Ef 1: 13 y 4: 30. Veamos esto más de cerca, en los textos. 1. 2 Cor 1: 21-22. «Es Dios el que nos conforta juntamente con vosotros en Cristo y el que nos ungió, y el que nos marcó con su sello y nos dio en arras el Espíritu en nuestros corazones.» Los términos griegos cri,saj [chrísas] y sfragisa,menoj [sphragisámenos] («habiendo sido ungido y sellado») ¿hacen

10

HEINZ, Hans. «Sacrements ou paroles-gestes dans le Nouveau Testament». En: Cène et ablution des pieds. Études en ecclésiologie adventiste. Vol. 1. Bern: Comité de Recherche Biblique, Éditions Vie et Santé, 1991, p. 119-147.

329


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO alusión a los diversos carismas de los cristianos, o bien uno y otro (o uno u otro) de sus participios pretenden hablar del bautismo? –pregunta Jean Hering, en su comentario–. Responde: «Pensamos que hacen referencia a los dones del Espíritu Santo. Ya lo dijo también Juan Crisóstomo, no es en absolutamente necesario pensar en el bautismo.»11 En este pasaje, Pablo expone que fue Dios quien ungió a Jesús, el Cristo, el que también nos ha sellado con su sello dándonos las arras del Espíritu Santo; al igual como se confirma un documento a través de un sello oficial (1: 20). El clímax del texto es el Espíritu. Es verdad que el Espíritu Santo va asociado al agua en el bautismo. Pero la Biblia entera muestra que la relación con el Espíritu Santo no se establece una vez para siempre. Así, Pedro fue lleno del Espíritu Santo el día del Pentecostés, (He 2: 4) y también cuando compareció ante el sanedrín (He 4: 8). Se entiende que Pablo recomiende a los efesios ser llenos del Espíritu, Ef 5: 18. Esta unción jamás se hace una vez para siempre. No es pues una señal indeleble. 2. Ef 1: 13. «En él también vosotros, tras haber oído la Palabra de la verdad, el Evangelio de vuestra salvación, y creído también en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa.» Aquí, Pablo emplea el verbo evsfragi,sqhte [esphragísthēte] («vosotros habéis sido marcados con un sello»). Charles Masson ve una alusión al bautismo.12 Michel Bouttier habla en el mismo sentido: «La cadena escuchar, fe, sello, acaba inevitablemente en el bautismo de aquel a quien el sello le será dado y asimilado.»13 Su explicación merece citarse aquí 11

HERING, Jean. La Seconde épître de Saint Paul aux Corinthiens. Paris: Delachaux et Niestlé, 1958, p. 27-28. 12 MASSON, Charles. L’Epître de Saint Paul aux Éphésiens. Paris: Delachaux et Niestlé, 1953, p. 147. 13 BOUTTIER, Michel. L’Épître de Saint Paul aux Éphésiens. Genève: Labor et

330


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO: DE LA TEOLOGÍA A LA PRÁCTICA «H. Schlier supone que sello recuerda aquí la señal de la imposición de manos; pero si el contexto bautismal queda evidenciado en la bendición, parece precipitado relacionar el sello, que es el don del Espíritu, con un gesto y convertirlo en sacramental. Resumiendo, con toda seguridad se formará la cadena imposición de manos, unción, bautismo, don del Espíritu, a todo ello hace referencia la imagen del sello. Podemos leer en Hermas: “El sello es el agua” (Sim IX, 16, 4) –declaración todavía aislada–, Tertuliano será el verdadero creador de las fórmulas clásicas, así [...] “el agua (del bautismo) es el sello de la fe, el Espíritu su vestido, la eucaristía su alimento” (Praescr, 36, 5.). Más tarde, de forma lapidaria, Basilio declara: “El bautismo es el sello de la fe”. (Eunom 3, 5.) De todas formas [...] la tradición de los efesios se mantiene. Para Crisóstomo, los cristianos, como los Israelitas, han recibido el “sello de la adopción filial”, que ya no es la circuncisión sino el don del Espíritu.»14

El apóstol Pablo muestra perentoriamente la participación del cristiano como condición del sellamiento, subordinando este al oír y a la fe: «tras haber oído la palabra de la verdad, el Evangelio de vuestra salvación, y creído también en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa que es prenda de nuestra herencia.» (Ef 1: 13-14) Si el verbo esphragísthēte asocia el bautismo al don del Espíritu, este versículo prohíbe el bautismo a aquellos que no han adquirido la fe tras haber sido instruidos. Por lo tanto, nada de marca indeleble. 3. Ef 4: 30. «No entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, con el que fuisteis sellados para el día de la redención.» Pablo, inspirado en Isaías 63: 7ss., hace referencia al Éxodo. La generación del Éxodo se educó y se abrumó con el Espíritu Santo. Luego, lo importante es arrancar todo aquello que desFides, 1991, p. 75. 14 Ídem.

331


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO honra a Dios. La lista que sigue (4: 31-5: 12) es impresionante, haciendo énfasis una vez más en que la unción del Espíritu Santo no se da jamás una vez para siempre. Según A. Oepke: «En 1 Cor 10: 1-13, Pablo se opone a un concepto material y típicamente sacramental del bautismo y de la santa cena.»15 En este pasaje, el apóstol Pablo afirma que sus padres «estuvieron todos bajo la nube y todos atravesaron el mar; y todos fueron bautizados en relación con Moisés, en la nube y en el mar; y todos comieron el mismo alimento espiritual; y todos bebieron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que les seguía; y la roca era Cristo» (1 Cor 10: 1-4). Es evidente que el bautismo, aquí, no está visto en un sentido sacramental. Pablo puntualiza: «Pero la mayoría de ellos no fue del agrado de Dios, pues sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto. Estas cosas sucedieron para ejemplo nuestro, para que no codiciemos lo malo como ellos lo codiciaron.» (1 Cor 10: 5-6). Por lo tanto, ninguna marca indeleble. 1I Cor 10: 5-8. ¿Podía Dios ofrecer por un lado, a través del bautismo, una señal indeleble de pertenencia y por otro lado, herir de muerte aquellos mismos a quienes habría marcado? La Iglesia Adventista rechaza sobre tales bases bíblicas el concepto sacramental del bautismo, y su carácter imperecedero, quasi mágico. «Desde el principio, los Adventistas del Séptimo Día, en armonía con su herencia protestante, han rechazado cualquier concepto de bautismo como un opus operatum, es decir, entendido como un acto que, en sí mismo, confiere gracia y realiza la salvación.»16 15

OEPKE, Albrecht. «baptō, ktl». En: Theological Dictionary of the New Testament [TDNT] 1, p. 542. 16 «Baptism». En: NEUFELD, Don F. (ed.). Seventh-day Adventist Encyclopedia (SDAE). Ed. rev. Commentary Reference Series. Vol. 10. Washington, D.C. : Review and Herald Publishing Association, 1976, p. 128. Numerosos son los textos de

332


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO: DE LA TEOLOGÍA A LA PRÁCTICA

Ellen G. White que van en el sentido de esta conclusión. El sello de Dios no es puesto sobre una frente impura, ni sobre la frente del ambicioso (WHITE, Ellen G. Joyas de los testimonios, t. 2, p. 71 [ed. ing.: Testimonies for the Church, t. 5, p. 216. En línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=5T&collection=2&section=all&pagenumber=216&QUERY=%22The+seal+of+God +will+never%22&resultId=1> Consulta: 3 agosto 2010]); ni sobre aquellos que simpatizan con el mundo (ídem, Joyas de los testimonios, t. 2, p. 67 [ed. ing.: Testimonies for the Church, t. 5, p. 212. En línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=5T&collection=2&section=all&pagenumber=212&QUERY=%22Those+who+link+i n+sympathy+with+the+world+are+eating+and+drinking%22&resultId=1> Consulta: 3 agosto 2010]); ni sobre los que no se afligen de su miseria espiritual (ídem, Joyas de los testimonios, t. 2, p. 65 [ed. ing.: [ed. ing.: Testimonies for the Church, t. 2, p. 211. En línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=5T&collection=2&section=all&pagenumber=211&QUERY=%22The+class+who+ do+not+feel+grieved+over+their+own+spiritual+declension%22&resultId=1> Consulta: 3 agosto 2010]). Sino sobre los fieles (ídem, Profetas y reyes, p. 434 [ed. ing.: Prophets and Kings, p. 591. En línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=PK&collection=2&section=all&pagenumber=591&QUERY=%22placing+upon+the +faithful+ones+the+seal+of+the+living+God%22&resultId=1&isLastResult=true> Consulta: 3 agosto 2010]); quienes reflejan plenamente la imagen de Jesús (ídem, Primeros escritos, p. 71 [ed. ing.: Early Writings, p. 71. En línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=EW&collection=2&section=all&pagenumber=71&QUERY=%22Those+who+recei ve+the+seal+of+the+living+God%22&resultId=16> Consulta: 3 agosto 2010]); quienes guardan los mandamientos de Dios (ídem, Joyas de los testimonios, t. 2, p. 370 [ed. ing.: Testimonies for the Church, t. 6, p. 15. En línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=6T&collection=2&section=all&pagenumber=15&QUERY=%22They+had+upon+t heir+foreheads+the+seal+of+the+living+God%22&resultId=1> Consulta: 3 agosto 2010]).

333


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO

B. Cristo murió una vez para siempre Veamos el segundo argumento empleado para la indisolubilidad del bautismo. No es el bautismo el que salva, decimos, sino Cristo. Y, aquello que Cristo ha realizado en la historia no es necesario que se repita. Lo hizo una vez para siempre.

Respuesta Se puede, según el NT, afirmar que somos salvados por Cristo, y que este murió una vez para siempre (Heb 9: 28; 10: 14). En la conversación con Nicodemo, Jesús insiste en el hecho de que hace falta nacer de nuevo. Es así como debe entenderse el adverbio griego a;nwqen [ánōthen]. Oscar Cullmann escribe: «Es típicamente joánico que esta expresión, además de su significado temporal, tome desde el principio otro significado: “ser engendrado de lo alto” [...] El nuevo nacimiento ligado al bautismo: es una idea compartida por todo el cristianismo primitivo.»17 Imposible de responder a esto. Desde su punto de vista, Karl Barth tiene razón al escribir: «El bautismo, como una realidad que es y que domina al hombre, anuncia que este hombre está puesto bajo el reino de Cristo, antes de existir cualquier experiencia o antes de que tome cualquier decisión. Incluso antes de que el hombre pueda posicionarse respecto a Dios, Dios ya se ha posicionado respecto a él.»18

Sí, todo está preparado para nuestra salvación, desde la eternidad. El bautismo no hace nada más que actualizar en favor nuestro lo que Cristo hizo históricamente. El ministerio de Cristo no salva automáticamente a nadie. Si fuera así, el mundo entero sería salvo, 17

CULLMANN, Oscar. La foi et le culte de L'Église primitive. Paris: Delachaux et Niestlé, 1963, p. 168. 18 BARTH, Karl. Dogmatique. Vol. 1, t. 1. Genève: Labor et Fides, 1953, p. 150.

334


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO: DE LA TEOLOGÍA A LA PRÁCTICA porque Dios quiere la salvación de todos los hombres (1 Tim 2: 3); él no hace acepción de personas (1 Pe 1: 17); y murió por todos (2 Cor 5: 14). Pero, la Biblia se opone claramente a una salvación universal (cf. Mt 22: 14). Ciertos teólogos católicos lo han entendido bien. François Amiot escribe: «Está muy claro que el sacramento no actúa de forma mágica. La conversión total que exige debe ser el punto de partida de una vida nueva en el marco de una fidelidad inquebrantable.»19 Además, si el ministerio histórico de Cristo salvara per se, no se entendería porque el hecho histórico de la elección de Dios del pueblo judío, en Abrahán, no habría ya salvado a todo Israel. Porque la elección es un hecho histórico como también la muerte de Jesús en la cruz .Por lo que, afirmar que el bautismo no puede ser renovado porque Jesús murió una única vez, es ilógico. La primera alianza hubo de renovarse porque el pueblo no perseveró (Heb 8: 9). Igualmente, el bautismo debe ser renovado si no lleva los frutos del compromiso querido por Dios. No hace falta constatar que es la vida la que revela la autenticidad del bautismo. Admitir lo contrario es hacer depender la salvación de un rito iniciático. El apóstol Pablo diría: «de una obra». Las experiencias extáticas propias de ciertos cultos paganos estaban destinadas a transmitir una revelación instantánea y definitiva. Sabemos como Pablo se opuso a los ritos paganos (1 Cor 12: 1-3), como se opuso a la salvación por obras del fariseísmo. Si es verdad que Dios produce en nosotros el querer y el hacer, no debemos trabajar más nuestra salvación «con temor y temblor» (Flp 2: 12, Reina-Valera 1995). El bautizado demostrará la validez de su bautismo con una vida nueva (Ro 6: 8ss.; Col 3: 1-15; He 10: 19-25…). «Porque siendo de Cristo Jesús ni la circuncisión ni la

19

AMIOT, François. Vocabulaire de Théologie Biblique. Paris: Cerf, 1971, p. 114.

335


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO incircuncisión tienen eficacia, sino la fe que actúa por la caridad» (Ga 5: 6).

C. En el bautismo es Dios quien obra Consideremos un tercer argumento: el bautismo no se repetiría sin blasfemar porque en él es Dios quien obra (J.-J. von Allmen).

Respuesta La impugnación del segundo argumento encuentra aquí su lugar. Con absoluta seguridad es Dios quien nos salva, pero no sin nosotros. Al igual que la fe se manifiesta por las obras (Sant 2: 18), la autenticidad del bautismo queda manifestada en una nueva vida. Si la vida contradice este compromiso, es legítimo preguntarse acerca de la autenticidad del bautismo en cuestión. Como dice Pablo: «la gracia salvadora de Dios [...] nos enseña a que, renunciando a la impiedad y a las pasiones mundanas» (Tit 2: 11-12). Si el bautizado vuelve a la impiedad, no a causa de una debilidad pasajera, sino de forma duradera, rompe su alianza con Dios. Desde este punto de vista, insistamos sobre la relación estrecha que los textos santos establecen entre la fe, el arrepentimiento y el consentimiento como condiciones previas al bautismo:  «El que crea y se bautice, se salvará…» (Mc 16: 16).  «Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar...» (He 2: 38).  «…los que acogieron su Palabra fueron bautizados.» (He 2: 41).  «…cuando creyeron [...], empezaron a bautizarse...» (He 8: 12).  «El Señor le abrió el corazón […] ella y los de su casa recibieron el bautismo.» (He 16: 14-15).  «Sepultados con él en el bautismo, con él también habéis resucitado por la fe en la fuerza de Dios.» (Col 2: 12.).

336


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO: DE LA TEOLOGÍA A LA PRÁCTICA Está claro que fe y bautismo deben estar siempre unidos. Como lo afirma G. Ladd: «En el pensamiento del Nuevo Testamento, no deberíamos decir nunca “bautismo” sin pensar también en “fe”. Sin la fe, el bautismo no tiene sentido.»20 Bien entendido, se trata de una fe personal, comprendida como una relación directa con Cristo. «Adherencia», dirá Chouraqui. La fe por poderes no existe. En consecuencia, si el valor del bautismo depende de Dios, también está condicionado por la actitud de los hombres. La fidelidad de Dios no suscita automáticamente la de los hombres. El propio Jesús insistió sobre la fe en su entrevista con Nicodemo (Jn 3: 18, 36). Cullmann lo reconoce bien: «La conclusión de la entrevista, que trata del “juicio”, insiste sobre la necesidad de la fe en el acontecimiento-Cristo, sobre el hecho que el juicio, habiendo tenido lugar en el acontecimiento mismo, se cumple en nosotros cuando tomamos la decisión de creer o no creer.»21 La necesidad de la fe en el momento del bautismo es muy importante para la Iglesia Adventista: «Los adventistas del séptimo día rechazan el bautismo de los niños porque no puede invocarse ninguna declaración de las Escrituras en favor de esta práctica. Creen que una fe activa, por parte del bautizado, es una condición indispensable para el bautismo. Como los niños son incapaces de ejercer tal fe, su bautismo carece absolutamente de significado.»22

Una conclusión lógica se impone: si la fe activa condiciona el valor del bautismo, la desaparición manifiesta de esta fe invalida el bautismo.

20

LADD, George Eldon. Théologie du Nouveau Testament. Vol. 3. Paris: Sator, 1985, p. 759-760 (ed. esp.: Teología del Nuevo Testamento. Terrassa: Clie, 2003). 21 CULLMANN, Oscar. La foi et le culte…, op. cit., p. 171. 22 «Baptism». En: SDAE, op. cit., p. 128.

337


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO

D. «Un solo bautismo» (Ef 4: 5) Último argumento: hay un solo bautismo (Ef 4: 5). Al respecto, Michel Bouttier escribe: «El bautismo es único en la vida de cada creyente, así como es única la muerte y la resurrección de Cristo, un acontecimiento que no se repetirá jamás.»23

Respuesta Llegado a la sección práctica de la epístola a los Efesios, Pablo desarrolla en este espacio el tema de la unidad de los creyentes, con los privilegios y los deberes que derivan de esta unidad. La unidad en cuestión está fundada en la unidad del espíritu que a su vez reposa sobre siete pilares, un cuerpo, un Espíritu, una esperanza, un Señor, una fe, un bautismo, un solo Dios Padre de todos. Abstengámonos de decir más de lo que dice el texto. Si damos al adjetivo griego eivj [heis], mi,a [mia], e]n [hén] un valor numérico absoluto, estaremos forzados a ir contra la Trinidad. Cuando el apóstol afirma que hay un solo Dios, su intención está clara: quiere poner en contraposición el carácter único de la divinidad con todos los politeísmos, sin excluir la existencia de personas que constituyen la divinidad. Prueba de ello es que emplea la palabra ‘Padre’ para puntualizar su pensamiento. Por ello, nos parece lógico entender la afirmación: «un solo bautismo», como una alusión al único bautismo cristiano, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, realizado por inmersión en los adultos y que es capaz de añadir la persona al cuerpo de Cristo, contraponiéndolo a otras abluciones practicadas en la época de los judíos o por el propio Juan el Bautista. El significado es fundamentalmente teológico y no implica la permanencia definitiva del valor

23

BOUTTIER, M. L’Épître de Saint Paul aux Éphésiens, op. cit., p. 177.

338


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO: DE LA TEOLOGÍA A LA PRÁCTICA del gesto, independientemente de las circunstancias y de la conducta del bautizado. Es posible que la asociación «una sola fe, un solo bautismo» haga también alusión à la profesión de fe en el momento del bautismo. Dios programó un único bautismo para incorporar a todos los creyentes al único Señor. Aunque es necesario que las condiciones requeridas –fe, arrepentimiento, compromiso– vayan todas juntas.

II. ARGUMENTOS BÍBLICOS A FAVOR DE UN NUEVO BAUTISMO Considerando que la Biblia no presenta ninguna objeción en contra del rebautismo, cabe preguntarse si habla en su favor.

A. El caso de Nicodemo Es evidente que si el primer bautismo administrado a la persona no estaba de acuerdo con el plan de Dios, en la forma o en el contenido, el verdadero bautismo según las directrices bíblicas no es, hablando con propiedad, un rebautismo. Al contrario, es la respuesta al fin de la espera del Señor tan claramente descrita por Jesús en su conversación con Nicodemo. Este último, a pesar de su edad, su ciencia y experiencia religiosa necesitaba un nuevo nacimiento. Aceptando la invitación de Cristo, lejos de renegar de su pasado, lo ratificaba.

B. El caso de los discípulos de Juan el Bautista El apóstol Pablo se encuentra con un pequeño grupo de discípulos que han recibido el bautismo de Juan pero que nunca han oído hablar del Espíritu Santo (He 19: 1-7). Están por lo tanto al corriente de la enseñanza del Bautista sobre Jesús como Mesías y han reci-

339


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO bido el bautismo de arrepentimiento para el perdón de los pecados en vistas al futuro Reino. Sin embargo, ignoran todo en relación con la muerte, resurrección y ascensión de Jesús y también respecto a la venida del Espíritu Santo en el Pentecostés. Probablemente son judíos, conversos de Apolos, antes de su encuentro con Áquila y Priscila (He 18: 25-26). Bautizándolos en el nombre del Señor Jesús, Pablo les impone las manos y ellos reciben al Espíritu Santo. Los anabaptistas, en el siglo XVI, apelaron a este relato de Lucas para justificar el rebautismo. Su razonamiento ha sido fuertemente discutido. Argumentando una diferencia esencial entre el bautismo de Juan y el de Jesús, pretendían que estos discípulos no habían sido rebautizados porque no habían recibido el verdadero bautismo. Obviamente, el bautismo de Juan es diferente del de Jesús. ¿Cómo negarlo? Abstengámonos por lo tanto de extralimitarnos en las conclusiones. Jesús y los Apóstoles solo recibieron el bautismo de Juan, lo mismo que Apolos. Tras su encuentro con Áquila y Priscila, quienes «le explicaron con más exactitud el Camino» (He 18: 26), ¡Lucas no dice que fuera rebautizado! Además, el que Jesús diera valor espiritual al bautismo de Juan es irrefutable. No solo se lo exigió a sí mismo, sino que condenó aquellos que lo rechazaron: «Todo el pueblo que le escuchó, incluso los publicanos, reconocieron la justicia de Dios, y se hicieron bautizar con el bautismo de Juan. Pero los fariseos y los legistas, al no aceptar su bautismo, frustraron el plan de Dios sobre ellos.» (Lc 7: 29-30.) Para el Maestro, este bautismo venía del cielo (Mc 11: 30). Su eficacia estaba unida directamente, por lo tanto, a la intervención de Dios. Albert Schweitzer me parece tener razón cuando escribe: «El Bautista no presenta su bautismo como un acto provisional, simbólico, destinado a anunciar el verdadero bautismo, sino que une ambos bautismos con una relación causal. Promete a todos los que bautizó según su

340


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO: DE LA TEOLOGÍA A LA PRÁCTICA arrepentimiento que están destinados a recibir el derramamiento del Espíritu Santo y afrontar victoriosamente el juicio.»24

Aparentemente pues, la razón por la que Pablo rebautizó a los doce discípulos de Éfeso, no está necesariamente unida al hecho de que hubieran recibido solo el bautismo de Juan. Puede ser que no hubieran entendido todo su valor, ni cumplido todas sus implicaciones. Si así fuera, el relato recomienda la consideración del rebautismo.25 Definitivamente: «El rebautismo debería ser administrado raras veces. La purificación de los pecados que comete el cristiano, en su diario caminar en un mundo de pecado, se origina en la perdonadora gracia de Dios por medio de Cristo (1 Juan 1: 9; 2: 1-2), y se expresa mediante el rito del lavamiento de los pies que simboliza la purificación del pecado (Juan 13: 4-10). Cuando uno ha sido bautizado en Cristo solo debe rebautizarse si ha habido una apostasía definida de las creencias y normas que acompañan a la comunión con Cristo.»26 24

SCHWEITZER, Albert. La Mystique de l'Apôtre Paul. Paris: Albin Michel, 1962, p. 202. 25 Este es el parecer de Ellen G. White: «Hay lecciones para nosotros en la experiencia de estos judíos convertidos –escribe–. Cuando recibieron el bautismo de la mano de Juan –escribe– ... Tenían graves errores; pero con una luz más clara, gustosamente aceptaron a Cristo como su Redentor. Este paso hacia adelante marcó un cambio en su compromiso. Su fe más pura engendró un cambio en sus vidas y carácter. Como señal de ese cambio y en reconocimiento de su fe en Cristo, fueron rebautizados en el nombre de Jesús.» (The Review and Herald, n° 35, Washington D.C., 31 agosto 1911, p. 4. En línea: WHITE, Ellen G. «Paul at Ephesus». The Advent Review and Sabbath Herald. Vol. 88, núm. 35, p. 3-4. <http://www.adventistarchives.org/docs/RH/RH19110831-V88-35__B/index.djvu> [Consulta: 2 julio 2010]. Cf. El evangelismo, p. 273-275 [ed. ing.: Evangelism, p. 372-375]). 26 NICHOL, Francis D. (ed.). The Seventh-day Adventist Bible Commentary

341


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Resumiendo, el rebautismo puede considerarse, si falta en la primera ceremonia un elemento vital o si el compromiso público ha sido roto.

C. El caso de Pedro La Escritura declara con suma evidencia la importancia del bautismo. Sin embargo, no es el bautismo que salva, sino Jesucristo. Como dice claramente el apóstol Pedro, el bautismo es un compromiso y no un sacramento. El término que emplea, evperw,thma [eperōºtēma], significa también oración (I Pe 3: 21). No puede ponerse mejor de relieve la necesidad de una participación consciente del hombre en esta relación de compromiso con Dios. La Iglesia Adventista justifica así su propuesta de la definición de bautismo: «Por medio del bautismo confesamos nuestra fe en la muerte y resurrección de Jesucristo, y damos testimonio de nuestra muerte al pecado y de nuestro propósito de andar en novedad de vida. De este modo reconocemos a Cristo como nuestro Señor y Salvador, llegamos a ser su pueblo y somos recibidos como miembros de su iglesia. El bautismo es un símbolo de nuestra unión con Cristo, del perdón de nuestros pecados y de nuestro recibimiento del Espíritu Santo.»27

(SDABC). Vol. 6. Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, p. 373 (ed. esp.: PEVERINI, Tulio N. [ed.]. Comentario bíblico adventista del séptimo día (CBA). Vol. 6. Boise (Idaho): Pacific Press Publishing Association, 1988, p. 369). 27 ASOCIACIÓN GENERAL DE LA IGLESIA ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA. Manual de la Iglesia. Edición aprobada en el Congreso de la Asociación General de 2005, 17ª revisión. Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana (ACES), 2005, p. 13. (En línea: <http://www.scribd.com/doc/13090025/Manual-de-LaIglesia> [Consulta: 20 julio 2010]).

342


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO: DE LA TEOLOGÍA A LA PRÁCTICA Desde este punto de vista, el bautismo aparece como la manifestación pública del compromiso tomado con Dios y su iglesia. Solo la respuesta de Dios a esta promesa de alianza le da valor de santidad. Ninguna razón teológica se opone en absoluto a la renovación de la ceremonia. ¿Por qué ver como definitivo un gesto del pasado y relativo, como todo lo humano? Porque si Dios no abandona jamás su fidelidad, desgraciadamente, el hombre sí. El bautismo es un punto de partida. Como tal, normalmente es suficiente. Todos debemos oír un día, en el transcurso de la vida, el llamamiento de Ananías a Saulo de Tarso: «Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, recibe el bautismo y lava tus pecados invocando su nombre» (He 22: 16.) En adelante, la celebración del lavamiento de pies, en el marco del servicio de comunión, permitirá concretar la perseverancia del cristiano a través de la vía del servicio. Esta era la convicción de los pioneros de la Iglesia Adventista, de James White, Joseph Bates, J. N. Andrews y algunos más, firmemente respaldados por Ellen G. White.28 Una decisión oficial fue tomada en Battle Creek, en la sesión de la Asociación General, en 1886. Dice así:

28

Así es como John Patrick EAGEN resume su argumentación: a) He 19: 1-7 sugiere la oportunidad de un segundo bautismo. b) Si estaban permitidos dos bautismos en la iglesia primitiva, ¿hoy por qué no? c) El plan de salvación descrito en Ro 6 y 7, a la luz de Nm 15: 22-29 y de Lv 5: 1719 muestra que si la muerte al pecado no ha tenido lugar en el momento de la inmersión, el rebautismo es oportuno. d) Considerando la estrecha relación entre el bautismo y el perdón de los pecados, el rebautismo se impone tras un grave caso de apostasía como si fuera el compromiso primero (Ez 18: 20-28; Ap 2: 5). e) Si el primer bautismo ha sido recibido de manos impuras o sin un arrepentimiento verdadero, su renovación es recomendable. (EAGEN, John Patrick. Rebaptism Re-Examined. Berrien Springs (Michigan): Andrews University, 1979, p. 21-22).

343


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO «Se ha resuelto: Que sobre el tema del rebautismo de los que han sido correctamente bautizados antes de abrazar el mensaje, la enseñanza y la práctica de nuestro pueblo, fundamentadas en la Biblia, tal como las creemos, es que deben ser recibidos en el seno de nuestras iglesias sin rebautismo si ellos están satisfechos con su anterior bautismo, aunque sea un privilegio ser rebautizados si así lo desean, como tarde o temprano lo ha hecho la mayoría de nuestro pueblo, pero no se debería ejercer presión alguna a nadie como si fuera un condición necesaria para la salvación.»29

Una semana más tarde, Ellen G. White escribía su declaración más explícita al respecto, reconociendo la oportunidad del rebautismo bajo ciertas circunstancias y a condición de no exagerar su importancia. Este es un tema a considerar con mucha prudencia, discernimiento y amor. Nadie debe sustituir la conciencia de nadie. Únicamente Dios puede inspirar la decisión más sabia.30 En general se requiere un solo bautismo, mientras que la liturgia de la santa cena se practica a lo largo de toda la vida señalando el progreso de la santificación. Pero en el transcurso del tiempo pueden ocurrir ciertos hechos suficientemente graves que pueden quitarle la esencia a ese punto de partida tomado cuando el bautismo.

29

«General Conference Proceedings: Twenty-Fifth Annual Session» (18 noviembre-6 diciembre 1886). En: The Seventh-day Adventist Yearbook 1887. (En línea). Battle Creek (Michigan): Review and Herald Publishing House, 1887, p. 45 <http://www.adventistarchives.org/docs/YB/YB1887/index.djvu> [Consulta: 2 julio 2010]. 30 WHITE, Ellen G. El evangelismo, p. 273-275 (ed. ing.: Evangelism, p. 372-375 [en línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=Ev&collection=2&section=all&pagenumber=372&QUERY=%22When+the+Forme r+Baptism+Does+Not+Satisfy%22&resultId=1&isLastResult=true> Consulta: 25 julio 2010]).

344


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO: DE LA TEOLOGÍA A LA PRÁCTICA Un comenzar de nuevo puede estar justificado o incluso impuesto, como señal de reactualización del compromiso.

III. CONSIDERACIONES PRÁCTICAS PARA UN NUEVO BAUTISMO Como hemos señalado, la oportunidad de un nuevo bautismo es considerada en la Iglesia Adventista como una excepción y un privilegio, por lo que es recomendable ser muy consciente. La Iglesia Adventista lo permite en dos circunstancias particulares.

A. Cuando el primer bautismo no es bíblico En la Iglesia Adventista es normal la integración con un simple voto por profesión de fe de los cristianos que ya han recibido el bautismo por inmersión. Sin embargo, algunos nuevos conversos sienten a menudo la necesidad de ser rebautizados.31 En la mayoría de las iglesias cristianas, se requiere cumplir tres condiciones para que el bautismo sea válido: hace falta agua, el oficiante tiene que tener la voluntad de bautizar y hacerlo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Ya hemos visto como Dios requiere además: fe, arrepentimiento y compromiso. Como el bautismo de los niños no responde a estos criterios, no se admitirá como legítimo. Carece de valor y debe ser renovado. En este caso, no se trata, propiamente hablando de un rebautismo sino de un verdadero bautismo bíblico.

31

Ellen G. White vivió esto. Ella descubrió la verdad relativa al sabbat gracias a Joseph Bates, y fue convencida por la claridad de las Escrituras. Su nieto escribe en su biografía, en relación al rebautismo: «Ella lo recibió de las manos de su marido.» (WHITE, Arthur L. Ellen G. White: The Early Years, 1827-1862. Vol. 1. Hagerstown (Maryland): Review and Herald Publishing Association, 1981, p. 121).

345


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO El tema se perfila más delicado si consideramos la legitimidad del que oficia. En la Iglesia Adventista, esta tarea corresponde a un pastor o a un anciano a los que se haya dedicado mediante la imposición las manos. Este procedimiento es sabio pues evita problemas.

B. Cuando hay una nueva conversión tras una apostasía La renovación del bautismo entra también en el marco de la disciplina eclesiástica adventista: «Una persona previamente separada de la feligresía de la iglesia puede ser recibida nuevamente en la feligresía luego de haber confesado los errores cometidos, y de haber dado pruebas de verdadero arrepentimiento y modificación de vida, y cuando es manifiesto que se someterá plenamente al orden y la disciplina de la iglesia. […] La readmisión a la feligresía de la iglesia es, normalmente, precedida por el rebautismo.»32

Cuando un miembro comete una falta grave, conocida públicamente, el blasón de la iglesia se enturbia. Su reputación se ensombrece. El valor de sus principios es puesto en duda. Cualquier laxismo, en este caso, pone en juego su credibilidad.

32

ASOCIACIÓN GENERAL SDA, Manual de la Iglesia, op. cit., 2005, p. 210. «El Señor pide una reforma decidida. Y cuando un alma en verdad se ha convertido de nuevo, debe ser bautizada otra vez. Renueve ella su pacto con Dios, y Dios renovará su pacto con ella.» (WHITE, Ellen G. El evangelismo, p. 275 [ed. ing.: Evangelism, p. 375. En línea: <http://egwhite.eu/egw_textonly//textonly/writings/publication.php?lang=1&bookCod e=Ev&collection=2&section=all&pagenumber=375&QUERY=%22The+Lord+calls+f or+a+decided+reformation%22&resultId=4&isLastResult=true> Consulta: 25 julio 2010]. Citado en: ASOCIACIÓN GENERAL SDA, Manual de la Iglesia, op. cit., 2005, p. 44).

346


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO: DE LA TEOLOGÍA A LA PRÁCTICA Sin embargo, afirmemos con fuerza que la medida disciplinaria debe ser ante todo redentora y pedagógica. Se trata de salvar y no de castigar. Solo Dios puede juzgar y castigar. En este orden de ideas, la Biblia no emplea jamás el verbo kola,zw [kolázō], que significa «castigar», sino paideu,w [paideúô], que significa “educar” (Heb 12: 4-12). Hay que evitar todo lo que toma tintes de ser una reacción vindicativa. Nada tiene que hacer pensar que se trata de ajustar cuentas. Raudales de amor deben ser empleados con humildad. Un pecador que reprende a otro pecador sin tales sentimientos no es un instrumento de Dios. El fin evidente debe ser siempre traer de nuevo al redil a la oveja perdida. Sin embargo, la sabiduría, la deontología y la fidelidad a los principios divinos imponen a veces tomar medidas disciplinarias concretas que pueden poner en evidencia la ética de la iglesia. Esto, servirá también como advertencia a los demás.33 Cuando una falta está circunscrita y no aporta ningún perjuicio al nombre de la comunidad, conviene tratarla según la regla de oro formulada por Jesús (Mt 18: 15-18). El amor cubre multitud de pecados (1 Pe 4: 8). Pero las faltas graves y públicas mancillan la iglesia y alteran su credibilidad. En caso de reintegración tras el arrepentimiento debidamente constatado, un nuevo bautismo limitará los desgastes. La iglesia será revalorizada y su autoridad confirmada. Respecto al culpable, partirá de nuevo, con el gozo de sentirse de nuevo bajo la 33

El Manual de la Iglesia enumera algunos motivos que apelan a una medida disciplinaria tales como: el abandono de los mandamientos o de doctrinas cardinales de la iglesia; transgresión de la ley de Dios; violación del séptimo mandamiento; desórdenes sexuales; affaires fraudulentos; conductas que deshonran la causa; participación en actividades de un movimiento subversivo; rechazo persistente en reconocer la autoridad de la iglesia; uso de bebidas alcohólicas, de tabaco u otras drogas (ASOCIACIÓN GENERAL SDA, Manual de la Iglesia, op. cit., 2005, p. 204205).

347


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO gracia de Dios, en perfecta armonía con la comunidad. Oportunamente, no olvidará hacer todo lo que esté en sus manos para reparar el mal causado.34 Citemos por última vez a Ellen G. White: «Hermanos y hermanas, si habéis perdido vuestro parecido con Cristo, no podréis nunca, nunca, reencontrar vuestra comunión con Dios, a menos que os reconvirtáis y os rebauticéis. Tenéis necesidad de arrepentiros y de recibir un nuevo bautismo para encontrar de nuevo, en el amor, la comunión y la armonía con Cristo. Entonces, tendréis un discernimiento espiritual gracias al cual veréis las cosas de lo alto, allá donde Cristo está sentado a la diestra de Dios.»35

Conclusiones La práctica de la Iglesia Adventista es la siguiente: 1. En la mayoría de las situaciones, el bautismo marca de una vez para siempre el principio de una vida nueva en Cristo. Es lo que Jesús llama el nuevo nacimiento. 34

SDABC, vol. 6. op. cit., p. 690 (ed. esp.: CBA, vol. 6. op. cit., p. 686-687). Ellen G. WHITE, Doc ID 24153, Document 4 de 16. Ver también WHITE, Arthur L. The Elmshaven Years, 1900-1905, Vol. 5, 1981, p. 266-267. Es lícito preguntarse si un recurso prudente como es un segundo bautismo no contribuiría eficazmente al despertar de algunas personas de nuestras iglesias. La experiencia muestra que Dios rodea con gran poder la celebración del bautismo. Así, una segunda ceremonia, justificada por un testimonio convincente, pudiera actuar sobre los corazones y las conciencias. Cada miembro sería llevado a preguntarse y hacer balance de su propia experiencia espiritual. Ellen G. White se manifestó en este sentido en varias ocasiones. Escribiendo un día a los responsables, pastores y médicos, les pidió solemnemente subyugar el orgullo y cualquier sentimiento de preeminencia. Añadió: «El Señor pide una reforma decidida. Y cuando un alma en verdad se ha convertido de nuevo, debe ser bautizada otra vez» (WHITE, Ellen G. Carta 63, 1903, op. cit., ver nota 32).

35

348


LA RENOVACIÓN DEL BAUTISMO: DE LA TEOLOGÍA A LA PRÁCTICA 2. El valor del bautismo depende fundamentalmente de la preparación del candidato y de su estado de ánimo. No se compromete uno a algo si no sabe bien a qué. Aquí interviene la profunda responsabilidad del pastor. La forma bíblica –por sí sola– del bautismo no le da ningún valor. Nada es contrario a un nuevo bautismo si se reúnen lo mejor posible las condiciones requeridas para su eficacia. 3. Discrepancias importantes en la forma del bautismo o en el campo doctrinal pueden hipotecar el principio de arranque hasta el punto de justificar un nuevo comienzo marcado por un nuevo bautismo. Es indispensable en el caso del bautismo de niños que no se corresponde con las enseñanzas de las Santas Escrituras. En este caso, la expresión “rebautismo” no es la apropiada. 4. Cuando circunstancias particulares suscitan una nueva conversión, puede ser oportuno proceder con un nuevo bautismo que será una bendición para el candidato y para su comunidad. No conviene pasar por alto la importancia de un nuevo bautismo, ni permanecer tributario de teologías sacramentales. Siempre, con discernimiento y amor, puede ser un factor nada despreciable en la santidad espiritual de la iglesia.36 36

Lo que se produjo a continuación de la Asamblea de la Asociación General de Minneapolis, en 1888. El hijo del pastor W. S. Hyatt (1857-1936) testifica: «Mi padre me ha recordado a menudo el gran despertar espiritual que se produjo entre los pastores a raíz de este congreso. El mismo se benefició. Para mí, está totalmente claro que si algunos empleados no entendieron los principios de la justificación por la fe, la gran mayoría de los pastores la han aceptado y han hecho una nueva experiencia. Un numeroso grupo de ellos probó su sinceridad haciéndose bautizar de nuevo; es el caso de mi padre. Tengo la convicción de que esta experiencia de mi padre en Minneapolis lo marcó en su ministerio para resto de sus días.» (W. S. Hyatt Statement, 19 octubre 1860). Incluso la propia Ellen G. White llegó a recomendar a pastores de profundizar en su alianza con Dios a través de un nuevo bautismo. «Muchos tienen necesidad de reconvertirse y ser bautizados de nuevo. Si aprenden a beber de la Roca espiritual que siguió a Israel en el desierto y si

349


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO 5. Después de que faltas graves hayan puesto en descrédito a la iglesia con la consiguiente desfraternización del miembro, su reintegración no es posible más que gracias a un sincero arrepentimiento, manifestado públicamente, si fuera necesario, en el marco de un nuevo bautismo. Cada vida cristiana tiene unas cualidades propias que hacen imposible elaborar una lista de los pecados que pondrían al culpable en situación de necesitar un nuevo bautismo. Es prerrogativa de la iglesia pronunciarse en cada caso con humildad y caridad.

participan cotidianamente del maná celestial, ¡cuánto cambiará su experiencia! Lo que es el alimento para nuestras necesidades físicas, lo es Cristo para nuestras necesidades espirituales. Él es el pan de vida.»

350


CUARTA PARTE

ESTUDIOS BÍBLICOS



Capítulo 13

BAUTISMO Y PERTENENCIA A LA IGLESIA Bernard SAUVAGNAT Introducción Los predicadores adventistas de los países occidentales encuentran, cada vez con mayor frecuencia, personas que desean ser bautizadas en el nombre de Jesús pero que son reacias a formar parte de una iglesia. Tal vez, predicadores de otras denominaciones cristianas que practican el bautismo de aquellos que creen en sus credos, lo constaten también. Además, encontramos oposición a incorporarse a la iglesia a través del bautismo en los hijos de adventistas. Miembros y pastores están de acuerdo que, en el pasado, se aceptaba mejor que estuviera vinculado bautismo y entrada en la iglesia. Pero, hoy consideran que no es lo más importante o que esta premisa no es bíblica. Este tema es importante. Puede tener repercusiones en la forma de evangelizar. No es suficiente decir que es producto del creciente individualismo de nuestras sociedades y tratar así de sortearlo. Hay que sopesar las dimensiones teológicas y sociales. Respecto al tema, no hemos encontrado ni un solo estudio adventista sintético.1 Nuestro trabajo no es fruto de una investigación documentada sino de una reflexión personal.

1

JOHNSSON, William G. «Baptism: Its relation to Christ and to membership in the Church». En: HOLE, J. y SCHANTZ, B. (eds.). The Three Angels and the Crescent: A Reader. Bracknell: SDA Global Center for Islamic Studies, 1993, p. 149-160

353


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Abordaremos el tema en tres tiempos. Primero reflexionaremos acerca de la teología bíblica del bautismo cristiano, después sobre el bautismo como rito de acceso a la iglesia y a continuación reflexionaremos sobre la situación actual de nuestras iglesias. Todo ello nos llevará a concluir proponiendo principios coherentes para la práctica en la Iglesia Adventista hoy.

I. PARA UN BAUTISMO COMPLETO A. Un acto del bautizado Las iglesias de miembros profesantes son las herederas de la corriente radical anabaptista de la Reforma. Esta corriente ha puesto en evidencia, con razón, la necesidad de un compromiso del bautizado para que el bautismo esté conforme a la enseñanza bíblica. Textos como 1 Pedro 3: 21 o Hechos 2: 38 afirman claramente que el arrepentimiento y la puesta en marcha de una fe basada en el conocimiento de causa y en la buena conciencia son requisitos previos al bautismo. Sin embargo, no hay que limitar el bautismo a este aspecto solo, por muy importante que sea.

B. Un acto de Dios El bautismo no solo es un acto consciente del bautizado, ante todo es un acto de Dios.

1. Dios está en el origen del bautismo  Los baños de purificación practicados por los sacerdotes y la gente del pueblo de Israel habían sido ordenados por Dios en la ley dada a Moisés (ver Ex 29: 4; 40: 12; Lv 8: 6 para la dedicación de los sacerdotes, Éxodo 30: 20 para cuando entraran los sacerdotes al santuario, Levítico 14: 8; 15: 6, 7, 8, 10, 11, 16, 18,

354


BAUTISMPO Y PERTENENCIA A LA IGLESIA

 

 

27; 16: 26; 17: 15; 22: 6 para cuando la gente del pueblo se purificara en diferentes circunstancias). Es Dios quién inspiró las famosas palabras del profeta Ezequiel (36: 25-27) que han contribuido a orientar la teología cristiana del bautismo. Suscitó la vocación de Juan el Bautista y más específicamente su ministerio como oficiante del bautismo. Condujo a Jesús a hacerse bautizar por Juan (ver particularmente Mt 3: 13-17). Los relatos evangélicos del bautismo de Jesús han contribuido abundantemente a la comprensión y práctica del bautismo cristiano. Empujó a Jesús a bautizar, (Jn 3: 22, 26) o mejor, animó a sus discípulos a hacerlo (Jn 4: 1-2). Y por último, lo encomendó a los Apóstoles, y a través del Cristo resucitado, a todos los que se convirtieran en discípulos por causa de su testimonio (Mt 28: 19; Mc 16: 15-16).

2. Dios es quien da eficacia al bautismo  Ya el texto de Ezequiel 36 afirma que el agua debe estar acompañada de la intervención del Espíritu para que se haga realidad el significado de la purificación. Si encontramos en el Nuevo Testamento la expresión “bautizar de, en o por el Espíritu” o expresiones parecidas (Ver Mt 3: 11; Mc 1: 8; Lc 3: 16; He 1: 5; 1 Cor 12: 13; Tit 3: 5) es porque desde el principio ha habido conciencia de que la eficacia del bautismo no radica en el agua sino en el don del Espíritu que solo Dios puede otorgar.  El bautismo del creyente es la ocasión elegida por Dios para dar su Espíritu. El cumplimiento de la promesa de Dios es determinante para la validez del bautismo. Si, cuando ocurre el bautismo de agua, la promesa hecha por Dios no se cumple, el bautismo no es auténtico. Solo es apariencia, falta la realidad profunda (es

355


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO lo que revelan los episodios relativos a los samaritanos bautizados por Felipe (He 8: 14-17) y el de los discípulos efesios (He 19: 1-6).

C. Un acto de iglesia El bautismo cristiano siempre es administrado por una persona. En la Biblia, no se bautiza uno a sí mismo. El único caso donde se usa la voz media en la Biblia para el verbo bapti,zw [baptízō] (He 22: 16) confirma la regla: la exhortación de Ananías a Saulo de Tarso no implica para nada que se haya bautizado a sí mismo sino que ha tenido que tomar la decisión. Tenemos muy poca información acerca de las personas encargadas de administrar el bautismo cristiano. Sabemos que los discípulos de Jesús bautizaron a gente a lo largo del ministerio de Jesús (Jn 4: 1-2), que el resucitado impuso a los Once la misión de bautizar (Mt 28: 19), pero no tenemos ningún texto explícito afirmando quien de los Once bautizaba. Sabemos con precisión que Felipe, uno de los siete helenistas, bautizó al eunuco etíope (He 8: 38), que Pablo bautizó a Crispo, Gayo y la familia de Estéfanas, de la iglesia de Corinto (1 Cor 1: 14, 16). Podemos suponer, a partir de ciertos relatos, que Pedro, Felipe, Ananías y Pablo o Silas bautizaron a otras personas. Tenemos que afirmar que solo los cristianos pudieron administrar el bautismo a los nuevos conversos. Porque el bautismo no puede ser más que un acto administrado por los miembros de iglesia que obedecen la orden dada por la cabeza de la iglesia, Jesús. Se comprende fácilmente que con el transcurso del tiempo y el desarrollo de la iglesia hubo que confiar la administración del bautismo a personas que ocuparan los ministerios necesarios para que en la iglesia las cosas ocurrieran con cierto orden. La lucha contra las herejías llevó a controlar más estrictamente a las personas en-

356


BAUTISMPO Y PERTENENCIA A LA IGLESIA cargadas por la iglesia de la administración del bautismo, ancianos y presbíteros.

D. Un acto de integración a un grupo escatológico Haciéndose bautizar, el creyente entra en la iglesia cristiana. Esta comunidad de bautizados tiene la seguridad de vivir en los últimos tiempos, de beneficiarse de un privilegio inmenso atribuido a la gracia de Dios y de tener una misión urgente que cumplir. Es lo que vamos a desarrollar en el siguiente capítulo.

E. Conclusión Para que el bautismo cristiano sea completo, hace falta la acción conjunta del bautizado, de Dios y de la iglesia. ¿Puede ser una persona bautizada sin desearlo? No. ¿Puede Dios intervenir en el bautismo de una persona que no lo ama y no se compromete a aceptar su perdón y a caminar con él? No. ¿Puede la iglesia intervenir en el bautismo de una persona que no quiere bautizarse?

II. EL BAUTISMO: ACCESO A LA IGLESIA A. Los textos del Nuevo Testamento 1. Los textos de Pablo 1 Corintios 12: 13. Hagamos una traducción literal de este versículo: «En efecto en un solo espíritu nosotros todos para un solo cuerpo fuimos bautizados, ya judíos, ya griegos; ya esclavos, ya libres, y todos un solo espíritu se nos dio a beber.» Este texto afirma que todas las personas a las que va dirigido, es decir a los miembros de «la iglesia de Dios que está en Corinto» (1

357


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Cor 1: 2), y la persona que lo escribe han pasado por una experiencia común. Sin excepciones. Todos han pasado por ella. No es una experiencia reservada a los judíos para compensar la distancia que los mantenía separados de Dios. No es una experiencia reservada a los esclavos para emanciparlos, ni para que los hombres libres mejoren su estatus social. Ante todo se trata de una experiencia espiritual: se menciona al Espíritu dos veces, él es único mientras que los beneficiarios son varios. Los dos verbos que describen esta experiencia evocan el uso de un líquido: el primero, ‘bautizar’, como un uso externo (es el hombre el que entra en el líquido), el segundo, ‘dar de beber’, como un uso interno (es el líquido el que entra en el hombre). Es una forma contundente de decir la realidad profunda de esta experiencia espiritual: lo que se ve en el exterior refleja lo que pasa en el interior. Esta experiencia tiene un objetivo: se trata de constituir un cuerpo único con las diferentes personas que han vivido esa experiencia. La imagen del cuerpo es la imagen principal del contexto inmediato de esta frase. Pablo la utiliza para enseñar la unidad y la solidaridad que deben reinar entre los miembros de la iglesia de Jesucristo. El contexto de esta sección de la epístola muestra que esta unidad creada por el espíritu en este cuerpo debe dar lugar a comportamientos marcados por los dones de la gracia, del servicio y de formas de actuar diferentes caracterizados por su utilidad (vers. 5-7). Romanos 6: 3. Este texto, sin emplear la palabra ‘iglesia’ ni ninguna de sus equivalentes, afirma que los lectores de esta carta tienen en común con su autor el haber sido «bautizados en su muerte». Se trata aquí de «todos los amados de Dios que estáis en Roma, santos por vocación» (1: 6-7). El bautismo no sufre ninguna excepción. El capítulo 6 enseña que es habiendo sido bautizados como nos

358


BAUTISMPO Y PERTENENCIA A LA IGLESIA liberamos del pecado porque asociándose a la muerte y a la resurrección de Jesús por su espíritu es como empezamos una vida nueva. Y esta vida nueva no pasa desapercibida. Distingue a los cristianos del resto de la sociedad. El capítulo 8 afirma que hace de ellos, miembros de una familia particular, la de Dios. Son sus hijos, sus herederos, hermanos unos de otros. Los que eran de origen griego, es decir no judío, son como hijos adoptados en la familia de Dios, como ramas de un olivo salvaje injertadas en el olivo auténtico (cf. capítulo 11). Colosenses 2: 11-13. Pablo compara el bautismo a la circuncisión como señal de pertenencia al pueblo de Dios. Gálatas 3: 26-4: 7. Pablo especifica que el bautismo en Cristo ha sido para todos sus lectores el acto visible de esta adopción en la familia de Dios, de este ascenso de estatus a hijos de Dios y descendientes de Abrahán, luego, herederos de la promesa. Y todos estos creyentes se caracterizan no por su origen étnico, su estatus social o su sexo, sino por el hecho de que a partir de ahora forman una unidad en Cristo Jesús. Esta unidad no puede quedar como una simple idea. Para Pablo, es una realidad teológica. Es también un ideal ético que debe conllevar esfuerzos para que se manifieste concretamente en la vida del cuerpo de los creyentes que es la iglesia (Cf. Ef 4: 1-6).

2. Los textos de Hechos de los Apóstoles Hechos 2: 41. Los que acogieron la palabra proclamada por Pedro el día del Pentecostés fueron bautizados y añadidos. El vers. 47 retoma este mismo verbo en activo para concluir el resumen de la vida de la primera comunidad cristiana diciendo que el Señor añadía a los que eran salvos a la comunidad. La formulación de este texto

359


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO de Hechos lleva a los lectores a considerar el bautismo como un acto que manifiesta la fe de los bautizados y a través del cual son añadidos al conjunto de creyentes. A pesar de que el conjunto de fieles no sea mencionado con la palabra ‘iglesia’, no hay duda de que está haciendo referencia a dicha realidad. Hechos 16: 15. La oración de Lidia tras su bautismo hace del bautismo un juicio sobre la realidad de la fe de la persona bautizada. Este juicio es para los que han tomado la decisión de ser bautizados. Tras esta fórmula encontramos la idea del bautismo como un acto responsabilidad de la iglesia. Es difícil ver como la iglesia podría juzgar a los candidatos al bautismo si sus miembros no hubieran sido, a su vez, candidatos para entrar en la iglesia. Hechos 10: 47. El planteamiento retórico de Pedro constatando que el Espíritu también cayó sobre Cornelio y los suyos que estaban reunidos implica que sería posible, teóricamente, que el apóstol y los seis creyentes circuncidados de Jope que lo acompañaban (11: 12), y también el lector del libro, dieran un informe desfavorable en relación al bautismo de estas personas. Una vez más, es legítimo preguntarse si es posible formular tal pregunta sin concebir el bautismo como una decisión responsable de la iglesia sobre las personas a las que trata de integrar en la comunidad. Hechos 8: 36. La pregunta del eunuco etíope manifiesta que él es consciente que Felipe podría tener una o más objeciones para bautizarlo. Esto implica que Felipe ostenta una autoridad respecto a la administración del bautismo y que el bautismo es un acto que integra al recién bautizado en un grupo ya existente y que posee normas de admisión.

360


BAUTISMPO Y PERTENENCIA A LA IGLESIA

B. Las implicaciones Como en el judaísmo, en el cristianismo la fe tampoco es privada. Se vive en un pueblo. A diferencia del judaísmo que es una familia biológica, el pueblo cristiano forma una familia espiritual. Las características de entrada en ambos pueblos marcan esta diferencia: circuncisión para unos y bautismo para los otros. El Dios de los cristianos es un Dios de relación y comunicación. Sus adoradores no pueden tener vocación de aislamiento. No pueden vivir su fe en soledad. No pueden no solidarizarse unos con otros. La ética unida a esta fe se centra en el otro. Se resume en el amor a Dios y al prójimo. No puede ser practicada honestamente por personas que rehúsan comprometerse con aquellos que comparten su misma fe en una vida de servicio hacia los demás. Rechazar el aprendizaje de amar al prójimo que no hemos escogido y que forman la iglesia local, es rechazar la ética cristiana (ver Mt 6: 46-47). No podemos pretender amar solo a las personas que escogemos o a las que jamás conoceremos. La soledad que padecen tantas personas en las sociedades contemporáneas de las regiones industrializadas es en parte el resultado de este rechazo al compromiso de entrar en una dinámica de amor y servicio hacia los demás. La iglesia a la que nos incorporamos por el bautismo no es una institución concluida y cerrada a la que deberemos obedecer. Es un organismo vivo, en formación y crecimiento hasta el regreso de Cristo, al que aportamos una participación dinámica bajo la dirección del Cristo vivo y a través de su Espíritu.

361


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO

III. LA SITUACIÓN DE LA IGLESIA A. La situación reflejada en el Nuevo Testamento El testimonio de los Apóstoles y de los primeros cristianos permitió la conversión de numerosas personas originarias del pueblo de Israel y de otras naciones. Estas personas se reagruparon en iglesias locales que se reunían en casas particulares con un programa copiado del de las sinagogas. Los nuevos conversos se unían al nuevo pueblo de Dios y a sus iglesias locales haciéndose bautizar. El caso particular del eunuco etíope narrado en Hechos 8: 26-40 parece ser una excepción. El texto no hace mención a ninguna integración de este converso a ninguna comunidad cristiana. Este silencio ha sido interpretado de diversas maneras. Es imposible construir teniendo como base el silencio cualquier concepto sobre la relación entre el bautismo y la entrada en la iglesia. Señalemos simplemente que la decisión del bautismo fue tomada por Felipe tras la solicitud del eunuco. El propósito del relato y su contexto es mostrar como el evangelio traspasa poco a poco los límites del judaísmo siendo aceptado primero por samaritanos, después por el eunuco etíope y finalmente por Saulo de Tarso quien se convertirá en su principal promotor en medios no judíos. La brevedad del relato no permite, sin embargo, considerar que este hombre hubiera podido tener un estatus de excepción adhiriéndose a Cristo y no a su comunidad. La tradición de la antigua iglesia etiópica2 hace de él su precursor, es decir la primera piedra de la iglesia cristiana de su pueblo. 2

El eunuco está considerado el precursor de la iglesia en Etiopía fundada por Frumencio, un sirio venido de Tiro, finales del s. III, principios del s. IV, según RUFIN, Historia Ecclesiastica, 1,9, PL 21, p. 478-480, cf. VELAT, B. «Éthiopie». En: VILLER, Marcel; CAVALLERA, F. y GUIBERT, J. de, S. J. (eds.). Dictionnaire de spiritualité ascétique et mystique, doctrine et histoire. Vol. 4. Paris: Beauchesne, 1961, col. 1453.

362


BAUTISMPO Y PERTENENCIA A LA IGLESIA En el Nuevo Testamento, todos los bautismos van precedidos de una proclamación del evangelio de Jesús. La adhesión por la fe a esta proclamación se manifiesta por la administración del bautismo. El contenido de la preparación al bautismo parece ser muy breve en algunos relatos y más elaborada en otros. Está siempre centrada en la persona de Jesús y en los grandes acontecimientos de su ministerio de salvación. Desemboca siempre en un llamamiento al arrepentimiento o al compromiso de la fe. El relato del eunuco etíope corrobora que conlleva también una enseñanza de lo que es el bautismo.

B. La situación actual Hoy, la fe en Cristo está representada en la sociedad por diferentes organizaciones que recíprocamente se reconocen o no. Esta situación es un escándalo. Sin embargo, es una realidad; resultado de una historia dramática de infidelidades y de reformas. Permite entender los siguientes hechos:  Cada denominación cristiana ha desarrollado su propia teología insistiendo en sus diferencias frente al resto justificando así su razón de existir.  Cada una tiene su propio concepto del bautismo y ha elaborado sus propios criterios de admisión.  Cada una, al no poder ignorar la existencia de las otras, ha elaborado su forma de ver la validez del bautismo practicado por las demás en función de sus propios conceptos teológicos.  La mayoría de ellas aceptan no confundir el concepto de iglesia cristiana con su propia organización. Reconocen como válido el bautismo administrado por ciertas organizaciones cristianas y consideran a las personas bautizadas en ellas formando parte de la iglesia de Cristo, aunque no pertenezcan a su organización. Por consiguiente, son admitidas como miembros en su organiza-

363


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO ción sin exigirles un nuevo bautismo, pero pidiendo que confiesen las particularidades de la fe a la que a partir de ahora se adhieren.  El crecimiento de una actitud tal en el conjunto de las iglesias cristianas es uno de los objetivos que persigue el Consejo Ecuménico de las Iglesias.3 Sin embargo, se enfrenta a conceptos muy diferentes del bautismo para que sus objetivos puedan llegar a ser una realidad.

Conclusión En tales circunstancias, me parece coherente, para la Iglesia Adventista del Séptimo Día, mantener o adoptar los siguientes principios 1. No bautizar más que a los profesantes tras haberlos instruido en el evangelio de Jesús. Los límites de la instrucción son difíciles de definir y deben permanecer así. 2. No bautizar más que a personas que están dispuestas a integrarse en el pueblo de Dios y a vivir solidariamente con los miembros de ese pueblo. Ese pueblo tiene un pasado y representa una herencia, tiene un futuro porque es el poseedor de una promesa y un presente porque tiene encomendada una misión. 3. No bautizar más que a las personas que están dispuestas a integrarse a una comunidad local de la Iglesia Adventista del Sépti3

Ver el documento Bautismo, Eucaristía, Ministerio (Documento de Fe y Constitución Nº 111, "Texto de Lima"). (En línea). Consejo Mundial de las Iglesias, 1982. <http://www.oikoumene.org/es/documentacion/documents/comisiones-delcmi/comision-de-fe-y-constitucion/i-unidad-la-iglesia-y-su-mision/bautismoeucaristia-ministerio-documento-de-fe-y-constitucion-no-111-texto-delima/bautismo-eucaristia-ministerio-documento-de-fe-y-constitucion-no-111-textode-lima.html> [Consulta: 2 julio 2010].

. 364


BAUTISMPO Y PERTENENCIA A LA IGLESIA mo Día, o en su defecto a una iglesia de misión o de asociación adventista. Los adventistas no pueden bautizar personas que no están dispuestas a unirse a una iglesia concreta, y no pueden otorgarse el poder de decisión de un bautismo que integraría a una persona en otra iglesia. 4. No bautizar más que a las personas que la comunidad local esté dispuesta a aceptar en su seno. Es necesario formar las comunidades locales para que destierren de su evaluación de la fe de los candidatos al bautismo cualquier criterio que no sea su compromiso sincero, su conocimiento de causa, su buena disposición a ser discípulos de Jesús y aprender de él para obedecerle. 5. No aceptar recibir por profesión de fe más que a personas que ya han recibido un bautismo cristiano completo y comprometido con Dios, con una iglesia y con ellas mismas. 6. Respetar a todas las personas implicadas en la decisión de bautizar y tener en cuenta también circunstancias excepcionales tales como la guerra, el encarcelamiento o cualquier contexto de misión particular.

365



Capítulo 14

LA MADUREZ EN LA CONVERSIÓN Y EL BAUTISMO Ronald STRASDOWSKY Introducción El bautismo por profesión de fe es un hecho poco usual en las grandes iglesias pero frecuente entre los jóvenes de las iglesias libres que practican el bautismo por profesión de fe o bautismo libremente consentido –el concepto de bautismo en adultos en contraposición con el bautismo de niños puede inducir a error, porque el bautismo de bebés puede ser considerado no bíblico y no es el caso de niños capaces de tomar sus propias decisiones–. Un bautismo libremente deseado tiene una influencia positiva en la formación de la identidad religiosa. Es esta decisión la que permite la pertenencia. Una persona todavía no bautizada, que aún no ha tomado la decisión y se mantiene al margen de la comunidad de fieles, a partir de su bautismo pertenece a esta comunidad. Pero, en el aspecto de la psicología del desarrollo, la particularidad del bautismo debe ser solo apreciada en relación con el conjunto de la evolución religiosa de la persona. Todas las experiencias religiosas vividas, sobre todo las relacionadas con la conversión, juegan un papel importante en la formación de la identidad. ¿No es misión de la iglesia proponer esta experiencia espiritual y acompañar conscientemente a los jóvenes en la búsqueda de su identidad cristiana a través de la instrucción religiosa? Forma parte de la instrucción religiosa entrevistarse con los jóvenes y exponerles con claridad las satisfacciones personales del

367


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO bautismo y de la conversión. Encontraremos un buen punto de partida en los datos estadísticos como veremos a continuación.

I. ¿CÓMO VEN LOS JÓVENES SU PROPIO BAUTISMO? A lo largo de un proyecto de investigación titulado Valuegenesis hecho en América del Norte, alrededor de 12.000 jóvenes fueron encuestados, la mayoría alumnos de escuelas adventistas entre 12 y 18 años.1 Se quería saber, entre otras cosas, lo que los jóvenes opinaban de su bautismo:  68% se alegran de haber sido bautizados en la Iglesia Adventista.  27% ven este acto como el comienzo decisivo de una fe que marcará su vida adulta («compromiso adulto de fe»).  50% han tomado una decisión personal y orado para poder recibir el bautismo. Pero  6% les gustaría no haber sido bautizados.  31% tienen la impresión de haber sido demasiado jóvenes para tal compromiso. Para hacer una valoración de estos datos, debemos saber que la edad promedio del bautismo en los adventistas americanos es de 12 años.2 Tampoco es raro ver bautismos a partir de niños de 8 años; esto tiene la ventaja de poder relacionarse antes de que decaiga su interés religioso hasta el punto más bajo que suele estar

1

DUDLEY, Roger. Valuegenesis: Faith in the Balance. Riverside (California): La Sierra University Press, 1992, p. 304. 2 CASE, Setve (ed.). Shall We Dance? Rediscovering Christ-Centered Standards. Riverside, California: La Sierra University Press, 1996, p. 9. Ver BERTOCHINI, Gilbert. «Planning a Junior/Earliteen Baptismal Class», Church Ministries Worker, enero-febrero 1986.

368


LA MADUREZ EN LA CONVERSIÓN Y EL BAUTISMO entre los 14 y 15 años.3 En Europa, los datos son diferentes. No tiene que ser motivo de preocupación el que nuestros niños se bauticen a temprana edad. Según una encuesta hecha en 1994 en el Congreso de Jóvenes en Lausanne, Luis y Anne Nunes nos informaron que el promedio de edad del bautismo está en los 16.4 Andreas Bochmann, conocido por sus investigaciones entre los jóvenes de la región de Berlín, estima que la edad promedio de tomar la decisión de bautizarse está en el norte de Alemania alrededor de los 18 años.5 En contraste con América, lo que más bien se observa en Europa es una actitud de dudas frente a cualquier decisión que comporte un compromiso, incluida la del bautismo (típico de la corriente posmoderna, que encara con muchas reservas cualquier tipo de obligación). Las diferencias respecto a la edad del bautismo entre nosotros y Norteamérica se explican, en parte, por la gran influencia que tienen las escuelas adventistas en los Estados Unidos, donde alrededor de un 50% de los niños de familias adventistas reciben este tipo de educación.6 Sin duda, ello motiva y estimula el desarrollo religioso que todavía es mayor cuando en el hogar paterno se da una educación basada en el mismo plano religioso y pedagógico. Si se toma en serio el papel del Espíritu Santo, es comprensible que los niños capacitados para tomar una decisión sean bautizados.

3

HYDE, Kenneth E. «Adolescents and Religion». En: DAVIES, James A. (ed.). Handbook of Youth Ministry, 1991, p. 123. 4 Luis y Anne Nunes, Portugal, proyecto de investigación en dos congresos de jóvenes. Ver NUNES, Luis, NUNES, Anne. «Cohabitation: Linking Marriage to Happiness?». Journal of Adventist Youth Ministry. Verano-otoño 1995, p. 29. 5 BOCHMANN, Andreas «Umfrage zum Thema Sexualität», estudio sobre la representación cognitiva y emocional de la sexualidad por los jóvenes adventistas en Berlín y en Brandenburgo, 1994, y carta del 22 de diciembre 1994. 6 DUDLEY, R. Valuegenesis…, op. cit., p. 8.

369


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO «El viento sopla donde quiere» (Jn 3: 8), incluso en la vida de los niños. La discusión para saber cuál es la edad más aceptable para ser bautizado debe continuar.7 La cuestión de conocer cuál es el papel del bautismo en el contexto del desarrollo religioso en relación con los acontecimientos vividos en la conversión y simultáneamente en la búsqueda de identidad entre los jóvenes es muy importante.

II. LA CONVERSIÓN, CONDICIÓN PARA EL BAUTISMO La palabra latina y castellana ‘conversión’ expresa algo neutro y un cambio profundo en diferentes dominios; pero, en ciertos idiomas, tiene únicamente una connotación religiosa y solo es utilizada por algunas minorías cristianas. Generalmente se está de acuerdo, entre quienes buscan la orientación bíblica, que el bautismo debe estar precedido por la conversión (He 2: 38). En la Iglesia Adventista, se sigue el consejo de Ellen G. White, que da al bautismo un gran significado «Si, tras un trabajo concienzudo, tenéis la convicción que vuestros niños han comprendido el significado de la conversión y del bautismo, que están verdaderamente convertidos, que sean bautizados. Pero, repito, ante todo preparaos para ser pastores fieles que guíen sus inexpertos pasos por el sendero estrecho de la obediencia [...] Si consentís el bautismo de vuestros niños y les dais libertad para actuar según les plazca, sin tener en vuestro corazón una obligación particular de guardarlos por el buen camino, seréis responsables de su alejamiento si llegan a perder la

7

STRASDOWSKY, R. «Readiness for Baptism» o «Taufe von Kindern?». Trabajo no publicado. Puede obtenerse en la siguiente dirección: B.P. 219, 3000 Bern 32, Suiza.

370


LA MADUREZ EN LA CONVERSIÓN Y EL BAUTISMO fe y se desaniman porque la verdad del evangelio ha dejado para ellos de ser motivo de interés.»8

Hay que destacar que, en esta cita, el bautismo de los niños no se autoriza si no es bajo ciertas condiciones  Un trabajo preparatorio a conciencia.  Una conversión entendida y vivida.  Una intensa vigilancia tras el bautismo, es decir, una instrucción religiosa por parte de los padres. Considerada de esta forma, la cuestión de la edad ideal para el bautismo puede formularse de la siguiente manera: el niño tiene que tener edad suficiente para vivir su conversión y entender el contenido de la fe, y, además, ser apoyado y acompañado con amor en este camino. Por el hecho de hablar y predicar poco sobre el tema, la bruma de la ignorancia flota sobre este concepto bíblico fundamental, por lo que una comprensión mejor puede esclarecer también el tema del bautismo bíblico.

III. LA CONVERSIÓN NO ES IGUAL PARA TODOS No existe una “conversión estándar”. Dios como Creador, ha puesto en las condiciones genéticas la huella individual de los hombres, permitiéndoles seguir caminos individuales y recorridos distintos. El Creador puede proponer a cada persona una experiencia de salvación y de fe sin suprimir la decisión personal. Desde comienzos del siglo XX conocemos a través de los escritos de William James, en materia de psicología de la religión, la diferencia entre la conversión como un acontecimiento repentino y la conversión como un proceso progresivo. Poco tiempo después, en-

8

Témoignages pour l’Église (ed. fr.), t. 2, p. 457.

371


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO contramos un tercer concepto: la «conversión inconsciente», que no es más que una variante de la conversión descrita en las Escrituras.

IV. «SORPRENDIDO POR EL GOZO» Estas cuatro palabras «sorprendido por la alegría», título de un libro de C. S. Lewis,9 describen el punto fuerte de la historia de su conversión como un estado de gran gozo. El verbo ‘sorprendido’ da a entender que el gozo de la conversión es percibido como un don del cielo. Lewis ha contado toda la historia de su vida, de forma que podemos considerar este momento de sorprendente gozo como una cumbre alcanzada tras penosa ascensión. En la imagen de una excursión a la montaña encontramos la dinámica de la conversión: atravesando una crisis para alcanzar la paz interior. El repentino “darse cuenta” depende de numerosos factores personales y culturales y a menudo de la intensidad de la situación de estrés emocional, típica del comienzo de una conversión repentina. Nacido a raíz de un conflicto violento, el gozo puede manifestarse con una violencia explosiva, sobre todo en las personas emocionalmente predispuestas. Como es bien sabido, los jóvenes no dominan aún su emotividad. Incluso en los casos clásicos de conversiones, como por ejemplo la de Martín Lutero o la de John Wesley, la conversión –a menos que sea una especie de segunda conversión– puede ser puesta en el contexto de lo que es la historia de la vida. No es así en el misterioso relato bíblico de la vida de Pablo, donde su historia previa solo nos es dada a conocer de forma fragmentaria. El ideal de una conversión impuesta por Dios casi en contra de la voluntad de la persona está profundamente arraigado en la 9

LEWIS, Clive Staples. Sorprendido por la alegría. Andrés Bello, 1994.

372


LA MADUREZ EN LA CONVERSIÓN Y EL BAUTISMO conciencia de los cristianos protestantes. Veamos lo que dice Gillespie: «Todos los predicadores del reavivamiento [“despertar”] consideran esta forma repentina de la variante paulina como la norma. La mayoría usan esta declaración y la presentan como ejemplar.»10 Ciertas personas desean una experiencia particular con Dios y quisieran que Dios les hablara de la misma forma. Lessing ha reconocido que, detrás de este atrayente aspecto de este ideal se esconde una profunda necesidad de sentirse cerca de Dios, de sentir una revalorización por un encuentro especial con lo sobrenatural. Este autor destaca en Natán el Sabio, que la pieza de arcilla quisiera ser retirada del fuego con pinzas de plata. Es en un marco maravilloso e inexplicable donde el que busca encuentra la base de una profunda seguridad de que Dios ha intervenido personalmente en su vida. Sin manifestar ninguna duda de estos encuentros espectaculares con Dios, debemos, sin embargo –dentro de nuestra responsabilidad pastoral hacia el cristiano medio– sostener claramente que esta variante espectacular no puede ser la única posibilidad de un cambio profundo en la vida.

V. UNA TOMA DE CONCIENCIA CRECIENTE Según Tippett, el proceso típico de conversión en un medio pagano, en el que una persona se acerca paso a paso a la fe cristiana, comienza con una creciente toma de conciencia.11 Mirándolo más de cerca, muchos niños adventistas reconocerán su propia experiencia de vida en el siguiente modelo de pensamiento:

10

GILLESPIE, V. Bailey. The Dynamics of Religious Conversion. Identity and Transformation. Birmingham (Alabama): Religious Education Press, 1991, p. 16. 11 Citado en: «Conversion». En: BENNER, David G. (ed.). Baker Encyclopaedia of Psychology. Grand Rapids (Michigan): Baker Book House, 1985.

373


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO 1. Una toma de conciencia creciente de la existencia de la fe en su propia vida. Sin embargo, esta conciencia es solo “periférica”; en ningún caso incide en cualquier otro tema de interés. 2. Un momento en el conocimiento. El transfondo cultural o el entorno religioso aparece como una posible perspectiva. Se reflexiona para saber si, en un futuro, «la fe puede adquirir un sentido personal». 3. Un tiempo de reflexión y de búsqueda. 4. Un momento de decisión. La fe se convierte en una fuerza determinante; ya no es más una posibilidad entre varias, sino la predominante. 5. Una época de integración. La nueva fe queda integrada en un proceso de socialización. «La confesión pública de la fe, típica de los que se han convertido repentinamente, va a menudo seguida de un período de estudio y consulta. La persona reflexiona sobre el significado de su decisión y aprende más de la religión a la que desea adherirse. Sigue una ceremonia de admisión (“rito de pasaje”), un poco como el bautismo sirve de admisión en la iglesia en la que la persona se convierte de forma visible como miembro de la comunidad de fieles.»12

Los jóvenes adventistas tienen parcialmente tras ellos algunas de estas fases, entre otras el “rodaje” de comportamientos formadores de identidad, como por ejemplo la configuración del sabbat. Una «conciencia creciente» de la importancia de la fe puede ser alimentada por el ejemplo y la conversión sin que hayan habido cambios espectaculares. Jesús, que ofreció pan a través del milagro de la multiplicación, puede usar también las leyes naturales para hacer crecer lentamente uno y otro: el pan del cuerpo y la vivencia religiosa en el marco del desarrollo natural del hombre por la maduración, 12

Ibídem, p. 233.

374


LA MADUREZ EN LA CONVERSIÓN Y EL BAUTISMO el aprendizaje por los modelos y sobre todo por la educación cristiana. Lo importante en un proceso progresivo de conversión es el crecimiento constante alrededor de un objetivo, incluso sin existir una extraordinaria emotividad. Lo que había asomado durante años a nivel de la conciencia como un interés más, da un salto y se coloca en la cúspide de la jerarquía de las prioridades personales y se convierte, por la gracia de Dios, en una parte dominante de la identidad personal en formación. La biografía del misionero del Amazonas, Richard Haydn, From Football Field to Mission Field nos ayuda a seguir este desarrollo. A pesar del esfuerzo de sus padres, profundamente creyentes, Dick se mantenía alejado de la fe. Para él, la religión estaba muy por debajo de los intereses propios de su edad. En el dilema entre deporte o el mandamiento del sábado, fue su conciencia, impregnada de la Biblia, la que finalmente venció. Sin haber una conversión espectacular, forjó su identidad adventista que luego afianzó con años de estudio en un colegio adventista, y encontró su realización personal en Brasil. Su contribución misionera y humanitaria en el barco misionero Luzeiro favoreció su crecimiento espiritual. Para muchos, este crecimiento en la fe es muy frecuente. Apenas apercibido por la conciencia, esta transformación puede considerarse sin lugar a dudas como una “conversión inconsciente”. Es posible que tal evolución positiva escape a los ojos de los padres y de los miembros de iglesia, al ser absolutamente imposible ver lo que estaba ocurriendo y estar siempre excesivamente pendientes de sucesos milagrosos. Resumiendo: «Las transformaciones espectaculares no son más que un camino hacia la fe y cabría preguntarse si han tenido lugar de forma tan “repentina” como parece. Muy a menudo, esta transformación es el resultado de una búsqueda larga y profunda

375


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO (consciente o inconsciente). Para aquellos que han crecido en un entorno religioso, estas transformaciones no conllevan ninguna decisión repentina ni ninguna conversión espectacular. Son más bien vividas como un cambio progresivo de orientación, producido por el anhelo del crecimiento religioso.»13

VI. LA CONVERSIÓN Y LA FORMACIÓN DE LA IDENTIDAD La vivencia de la conversión y de la búsqueda de una identidad personal en los jóvenes (ambas pueden tomar forma durante la infancia) no encuentran normalmente un asentamiento relativamente estable tras la adolescencia. Ambos acontecimientos pueden resolverse por una crisis emocionalmente más o menos violenta, como muestra Erik Erikson de forma convincente. La crisis es a menudo la fuerza que empuja a los jóvenes al camino de su identidad y la reafirmación es parte de los rasgos particulares de la juventud. William James ya reconoció el poder integrador de lo vivido en la conversión y como sus diferentes aspectos (religiosos, sexuales, nacionales…) contribuyen a la formación de la identidad construyendo un todo armonioso y relativamente perdurable. La vivencia de la conversión no solo es algo parecido al proceso de formación de la identidad. Contribuye también facilitando el camino hacia la identidad, sobre todo cuando, asociado al bautismo y a la admisión en la iglesia, el sentimiento de pertenencia se refuerza y este es un elemento importante de identidad.

13

ERIKSON, Erik H. Identität und Lebenszyklus. Frankfurt am Main: Suhrkamp, 1959, p. 141.

376


LA MADUREZ EN LA CONVERSIÓN Y EL BAUTISMO

VII. LA IDENTIDAD Como pasa también con otras palabras de moda, el contorno de la palabra ‘identidad’ se ha difuminado. Nos quejamos que en diferentes ambientes proliferan las crisis de identidad; se pone empeño en reforzar la identidad adventista, como si cambiar de identidad en poco tiempo dependiera de la voluntad del individuo o del grupo. La formación de la identidad es un proceso de largo esfuerzo que nos presenta siempre nuevos desafíos y en el que debemos tener una actitud abierta desde el comienzo. La identidad como ajuste individual y positivo de la persona, tanto de lo que la persona ve de sí misma como de cómo lo ven los demás, es también un trabajo colectivo o social. Se constata siempre hasta que punto la discusión se trunca si no hacemos una distinción entre ambos aspectos. 1. Algunos, piensan en el concepto de identidad, pensando sobre todo en la identidad colectiva del grupo con el que todos los miembros deben identificarse. Para ellos, el descubrimiento de la identidad equivale al proceso de adaptación que lleva a convertirse en miembro de iglesia, esto se corresponde más o menos con la definición de George Mead: una internalización creciente de expectativas que proceden del exterior. En último extremo, una identidad forjada que conllevara una uniformidad común a todos los miembros de una misma comunidad de fieles, haciendo de estas personas auténticos gemelos. Existen cristianos que, por tener un falso sentimiento de pertenencia, pueden apenas hablar de sí mismos y se mueven artificialmente entre tareas excesivas que se imponen a sí mismos. 2. Por el contrario, a menudo a causa de un rechazo consciente de los puntos de vista conformistas sobre la socialización de los niños, otros ponen excesivo acento sobre lo individual, sobre la realización de sí mismo. Podemos hablar entonces de un distanciamiento de los jóvenes en relación con la cultura, la iglesia o la

377


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO casa paterna. Por el hecho de sobrevalorar su identidad el individuo sufre también con las relaciones humanas, porque es normal y casi inevitable que tropiece. Se puede hacer entender a alguien que piense de forma demasiado individualista que una identidad mejor desarrollada puede adquirirse en el terreno de la identidad colectiva.14 En el enfoque bíblico, la fe del individuo se desarrolla en el interior de una comunidad de fieles. El grupo cultural éticamente cerrado de la época del Antiguo Testamento ha sido sustituido por una comunidad cristiana multicultural, que debe probar su credibilidad sobre todo a través de la aceptación afectuosa de las personas más diversas (Jn 13). Visto así, la conversión no es ni la puesta a un lado de todo lo individual, un abandono total típico de las sectas, ni la satisfacción de pertenencia tibia y sin ninguna obligación a una iglesia popular. Buscamos el punto medio: una comunidad libre caracterizada por una decisión personal, en el seno de la cual la persona se une a Cristo y al mismo tiempo a una comunidad que da un margen indiscutible a la pluralidad individual, desagradando a algunas personas que tienen necesidad de un exceso de seguridad y certeza y que buscan estipular detalladamente todas las obligaciones. En el momento del bautismo, lo que implica que por lo menos que ha habido un cambio previo, se adopta un consenso bíblico mínimo y creencias de fe tradicionales. Las restricciones inevitables, pero siempre libremente aceptadas por amor a los demás (1 Cor 10: 23-33), están compensadas por las características formadoras de identidad para las personas, especialmente los jóvenes.

14

Ver al respecto Jürgen Habermas, citado en: MEINHARD, Eckehard. Das Menschenbild der modernen Erziehungswissenschaft. Darmstadt: Wissenschaftliche, 1988, p. 159.

378


LA MADUREZ EN LA CONVERSIÓN Y EL BAUTISMO

VIII. EL DESARROLLO INTERIOR CONSECUENCIA DE LA CONVERSIÓN Y EL BAUTISMO Numerosos problemas típicos de la edad pueden ser resueltos cuando nos volvemos a Dios.

A. El problema del sentido de la vida Un joven puede hacer este descubrimiento liberador: el evangelio no es solo considerado como un mensaje que tiene como destinatario al mundo entero, sino también como un llamamiento personal de Dios al individuo. Después de haber vivido esta experiencia de conversión, la fe no es una acumulación de bienes espirituales procedentes de la convicción de otras personas, sino de una convicción personal. La pregunta: ¿quién soy yo?, está a fin de cuentas explicada en el plano de las relaciones con Dios y con un grupo, la comunidad de fieles. La idea de que Dios conduce no solamente la historia del mundo, sino también la de la persona, responde a una de las preguntas a menudo planteadas en relación con el descubrimiento del sentido de la vida entre los jóvenes.

B. La necesidad de aprecio y valorización Es bien sabido que los adolescentes están especialmente sujetos al complejo de inferioridad.15 Sus angustias personales giran entorno a su rendimiento escolar, su apariencia externa, su fama ante los amigos de su misma edad, en particular ante los del sexo opuesto. Estas tensiones pueden desembocar en una crisis positiva, si el joven no encuentra razón en los cambios producidos. No debe descuidarse el hecho revalorizador de la atención especial que debe 15

GILLESPIE, V. The Dynamics of Religious Conversion…, op. cit., p. 102.

379


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO darse a los jóvenes en la instrucción preparatoria al bautismo y a la ceremonia del bautismo en una iglesia que expresa la alegría de una forma activa. Es en la juventud cuando uno adquiere la capacidad de juzgarse a sí mismo. El yo y más cosas son en esta etapa vistas con ojo crítico. Esto conlleva a menudo a dolorosas dudas sobre la autoestima, sobre todo cuando falta apoyo emocional por parte de los padres o del círculo de amistades, sobre todo en aquellos que no pueden conservar a lo largo de los años tormentosos ningún recuerdo cálido, ninguna atención recibida en la época de la infancia. La inseguridad de sí mismo a menudo hace aflorar, por cosas insignificantes, el sentimiento de no estar a la altura de las expectativas que los demás tienen de ti sobre todo en relación con la apariencia externa, hecho reforzado por la tendencia a la estandarización de la publicidad y desde edades muy tempranas por los juguetes, como por ejemplo las muñecas Barbie. ¿Quién es tan guapo como para poderse comparar con el 5% de las personas particularmente favorecidas por la naturaleza? La doctrina bíblica de la redención en Jesús opone a esta tendencia un nuevo punto de vista (1 Pedro 1: 18-19). Veamos lo que dice al respecto Merton Strommen: «Un joven de cada cinco sufre un doloroso exceso de autocrítica, de soledad y de sentimiento de poca valía. Esto es un círculo infernal: [...] La soledad lleva a una falta de relaciones humanas, que, a su vez, ejerce un efecto negativo sobre la autoestima. Las investigaciones confirman lo siguiente: la baja autoestima lleva como consecuencias la soledad y la falta de relaciones humanas. La iglesia, con su teología del amor abarcando a todos los hombres, de la aceptación, del perdón y de la comunión fraterna, puede responder a algunas necesidades específicas en la baja estima de sí mismos que tienen los jóvenes. La conversión, movimiento que dota a estas cualidades religiosas de un

380


LA MADUREZ EN LA CONVERSIÓN Y EL BAUTISMO poder personal que contribuye a la formación como persona, puede ser una experiencia que ejerza una poderosa influencia en la autoestima.»16

Llegados a este punto nos preguntamos: ¿puede considerarse positiva una cierta medida de autojuicio negativo? Una sana dosis de duda de sí mismo y una conciencia de pecado se ajustaría por completo a la realidad de la imagen del hombre en la Biblia, al pecado en el hombre y a sus tendencias pecadoras. ¿Cómo puede entonces, nos preguntamos, el joven desear la conversión y la redención si no vive esta sana insatisfacción? ¿Puede haber una conversión sin el conocimiento de la naturaleza pecadora, empleando un lenguaje actual, o sin un despertar de la conciencia, conciencia de pecado? En una cultura en la que la palabra ‘pecado’ casi ha desaparecido del vocabulario y no aparece más que ocasionalmente en alusiones hechas en tono condescendiente cuando hablamos de la transgresión de las recomendaciones dietéticas hechas por el médico, existe la tendencia a considerar el sentimiento de pecado que aparece en los jóvenes como un freno a su desarrollo. El Doctor Paul Tournier, en su preocupación pastoral, contraargumenta diciendo que hay que protegerse contra la «represión de la conciencia»17 y que esta voz interior es un llamamiento a la vuelta a Dios. En el contexto de un sentido de crecimiento personal que ocurre a través de situaciones de crisis, una cierta medida de toma de conciencia del pecado puede ser buena. Tras un trabajo concienzudo, una crisis así –con, esperemos, la ayuda de los padres y pastores bien dispuestos– puede producir una alegría todavía mayor. Por la 16

STROMMEN, Merton. Citado en: GILLESPIE, V. The Dynamics of Religious Conversion…, op. cit., p. 154. 17 Echte und falsche Schuldgefühle. Bern: Humata Verlag, [s. f.], p. 222.

381


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO conversión y el bautismo recibiremos entonces el regalo de una paz interior perdurable. Hay que saber apreciar en su justa medida la sensibilidad del joven y no caer en el extremo de reforzar inoportunamente la conciencia de pecado abrumando su alma. En palabras de Jürgen Moltmann, el arrepentimiento podría ser un «regreso al futuro», caracterizado por la alegría, la nueva conciencia de sí mismo y el amor y no por un autojuicio y una contrición llevada a extremos.

IX. EL CAMINO HACIA UNA IDENTIDAD PERSONAL Los niños ya se identifican con otros niños: «La familla, los vecinos y la escuela crean relaciones y una identificación experimental con niños más pequeños y mayores, adultos jóvenes y adultos con más edad. Así es como en los niños empiezan a formarse pronto expectativas de futuro mediante una serie de identificaciones a través de pruebas múltiples y sucesivas –que hacen al niño preguntarse por su futuro– [...] y desarrolla una actitud de expectativa que se convertirá en parte integrante de su identidad.»18

Es en la infancia cuando se reafirman las identificaciones que producirán una personalidad perdurable. La tarea particular de los jóvenes es integrar estas facetas infantiles en un gran todo. Descartando ciertas particularidades heredadas como el sexo, la fisonomía, el color de la piel y la nacionalidad, aspectos menos relevantes juegan un gran papel: la profesión, las amistades, el matrimonio, la religión y el estilo de vida. En estos terrenos, la integración religiosa en una comunidad de fieles puede ser útil creando y consolidando

18

ERIKSON, E. Identität und Lebenszyklus, op. cit., p. 142.

382


LA MADUREZ EN LA CONVERSIÓN Y EL BAUTISMO relaciones humanas; puede también, gracias al culto en comunidad, fortalecer la confianza en Dios, determinante en este momento. El hecho de que la juventud se encuentre, de forma particular, en una fase de descubrimiento de sí mismos, donde las identificaciones de la infancia son fundamentales, la iglesia y las personas son llamadas a hacer aún más por los niños y por los jóvenes. ¿Cuál de las siguientes alternativas escogeremos? Se nos ofrecen tres posibilidades

A. ¿Debemos esperar pasivamente? A primera vista, esta parecería ser una buena estrategia teológica, porque la conversión debe ser obra del Espíritu Santo y es deseable una decisión personal de los jóvenes con la menor influencia externa posible. En caso de duda, cuando un joven expresa el deseo de pertenecer totalmente a Jesús y a la iglesia, debería aconsejarse que esperara a tener más edad. Cuando la opción elegida es esperar, poner un freno, cabe preguntarse hasta dónde las conveniencias personales y la falta de atención juegan un papel, porque, donde se hace una evangelización orquestada, no contamos exclusivamente con la acción del Espíritu, sino que además nos esforzamos por cumplir nuestro trabajo de pioneros para que el Espíritu pueda obrar mejor. ¿El mandato evangélico de Jesús en Mateo 28 no incluye también a los niños y a los jóvenes, sobre todo en una época donde los numerosos intereses comerciales intentan captar la atención de una sociedad de futuros consumidores?

383


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO

B. ¿Debemos acelerar las cosas? Todavía se percibe, en América del Norte y alrededores, la influencia de la pretendida tradición del “despertar”. De una forma más o menos prevista conscientemente, se “provoca” la conversión en las reuniones de masas. Las críticas de la sociedad americana deploran la tendencia forzada y dudosa, basándose en la psicología evolutiva, a forzar al joven a vivir anticipadamente una vida adulta. Pensamos sobre todo en el libro de David Elkind, The Hurried Child.19

C. Estimular el crecimiento espiritual Como iglesia, podemos contribuir de manera decisiva a estimular el desarrollo religioso del niño y al mismo tiempo su desarrollo en comunidad. El hecho de saber que podemos acompañar a los jóvenes en su búsqueda de identidad nos señala una dirección. ¿Cómo podemos fomentar el desarrollo sin forzarlo impacientemente? 1. Teniendo en cuenta la necesidad de los jóvenes de tener una experiencia religiosa. En particular, planificar las posibilidades de experiencias tales como campamentos de jóvenes, vacaciones especiales u ocasiones de ofrecer ayuda, ya sea cantando en asilos de ancianos o a través de intervenciones humanitarias en un país lejano. Además, el bautismo y la conversión pueden ser presentadas como experiencias positivas. La clase bautismal puede incluir además de la enseñanza habitual de la doctrina bíblica, el relato de experiencias vividas con Dios, por el predicador y otros creyentes. La instrucción religiosa, por ejemplo, es más eficaz cuan-

19

ELKIND, David. The Hurried Child. Reading (Massachusetts): Addison Wesley, 1988.

384


LA MADUREZ EN LA CONVERSIÓN Y EL BAUTISMO do se puede constatar un cambio positivo en la vida de personas queridas y respetadas.20 2. La instrucción religiosa tiene en cuenta las necesidades de los jóvenes que se manifestarán en entrevistas abiertas, nunca forzadas. En la instrucción religiosa y también a lo largo de la preparación al bautismo, ciertas personas resultarán útiles para ayudar en la búsqueda de la identidad:  Charlas sobre el sentido de la vida, el sufrimiento y la muerte.  Los problemas de conciencia.  Los problemas de relaciones humanas.  El mensaje bíblico sobre el valor del hombre, creado y rescatado por Dios. 3. Hay que tener en mente sobre todo este gran objetivo: la relación personal de la persona con Dios, quién puede ayudar mejor que profesores y padres, y quién nos ofrece también acontecimientos vividos: la conversión, el bautismo y el descubrimiento de la identidad de hijo de Dios en el seno de su iglesia.

20

GAGNÉ, Robert M. The Conditions of Learning. 3ª ed. New York: Holt, Rinehart & Winston, 1977, p. 255.

385



Capítulo 15

ASPECTOS PASTORALES Y PRÁCTICOS DEL BAUTISMO Gabriel MAURER Introducción «Siguiendo el camino llegaron a un sitio donde había agua- El eunuco dijo: “Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?” Dijo Felipe: “Si crees de todo corazón, es posible”. Respondió él: “Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios”.» (He 8: 36-37). En el contexto de las vivencias de la iglesia, la celebración de un bautismo ocupa un lugar importante en el seno de la Iglesia Adventista, demostrando el significado profundo y sus grandes implicaciones eclesiales y teológicas de su comprensión de lo que el bautismo es. De hecho, el servicio del bautismo constituye el clímax de la vida de la iglesia siendo la expresión visible de la redención de Jesucristo, el testimonio de una nueva vida que surge y una señal de aliento y de futuras perspectivas para la comunidad de fe.

I. EL MARCO DEL SERVICIO BAUTISMAL En primer lugar, el bautismo es un acontecimiento que tiene lugar para beneficio particular de la persona convertida, a la que el Espíritu Santo ha dado la convicción personal de convertirse en un cristiano activo y seguir a Jesucristo, lo que significa también ser testigo del Señor en el contexto de su iglesia. El bautismo es una experiencia edificante para el propio candidato y luego para el pastor y la comunidad entera. El bautismo de una persona en la iglesia de Cristo es como el nacimiento de un niño en 387


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO una familia: nacimiento y bautismo expresan la vida. Pero el bautismo es aún mucho más: significa para todos los que participan un llamamiento a experimentar personalmente la creación, a través de Cristo, de una nueva vida espiritual en la iglesia y una ocasión recurrente de renovar su compromiso personal con Dios. Antes del bautismo, el candidato ha conocido un tiempo de preparación, de examen personal de la comprensión adventista de la Biblia y de sus enseñanzas. Una toma de posición de su fe ha tenido lugar y el candidato ha experimentado la decisión personal de seguir a Jesús y convertirse en miembro de su iglesia. El servicio bautismal es la expresión visible de esta experiencia. De hecho, marca el inicio de un largo camino de pertenencia a la iglesia. El pasado ha sido empleado como preparación para este acontecimiento, el futuro será vivir las consecuencias del acontecimiento. Estos hechos hacen de la celebración del bautismo algo extremadamente importante para la vida de la persona y de la iglesia.

II. PREPARACIÓN PARA EL BAUTISMO Una cuidadosa preparación de la ceremonia bautismal es esencial para asegurar una atmósfera espiritual y para crear un entorno propicio para que los participantes encuentren al Dios redentor en este acto santificado –aunque no tenga nada de místico ni de sacramental– y disfruten del sentimiento de su presencia. Anunciando con suficiente tiempo el servicio bautismal, damos tiempo a prepararse correctamente para la ocasión. Se puede invitar amigos, preparar algo para el programa, pensar en algún regalo para el nuevo miembro y, lo que es más importante, tener la oportunidad de anticiparse a este acontecimiento con alegría. A menudo pensamos en elementos externos cuando preparamos el servicio de

388


ASPECTOS PASTORALES Y PRÁCTICOS DEL BAUTISMO culto, pero la preparación interior y espiritual debe corresponder con las exigencias de un acto tal como el bautismo.

III. EL CANDIDATO Hay que dar prioridad a lo que se entiende y se vive en relación con el significado espiritual del bautismo. No es ninguna teoría, ni un simple rito tradicional, sino un acto de fe y de profundo compromiso personal para el que hay que prepararse. Esto puede hacerse creando y fomentando una relación de compañerismo espiritual entre los cristianos ya en activo y el cristiano recién nacido. Segundo, el candidato debe tomar una decisión personal claramente definida. El deseo de pertenecer a un grupo puede, a veces, motivar el bautismo, pero el Nuevo Testamento entiende que la redención es un acto individual, de manera que una decisión deliberada y personal de compromiso con la iglesia de Dios es esencial en la administración del bautismo. Un tercer elemento de preparación en vistas a un compromiso personal del candidato al bautismo, hacia Jesucristo, su iglesia y su misión. Cualquier relación es una experiencia de doble significado. Así, recibir el amor de Dios en la vida creará la necesidad personal de compartir la fe con otras personas. El bautismo será una ocasión única de manifestar el amor transformador de Dios. Finalmente tomar conciencia de la necesidad de un crecimiento constante en la fe es fundamental para el desarrollo armonioso de una vida cristiana personal, como declara el apóstol Pablo: «antes bien, con la sinceridad en el amor, crezcamos en todo, hasta aquel que es la cabeza, Cristo» (Ef 4: 15). Vivir una vida de piedad personal y encontrar más personas para orar, estudiar y adorar a Dos juntos producirá un crecimiento personal continuo.

389


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO Es responsabilidad del pastor asegurarle al candidato al bautismo una preparación seria. Antes del bautismo debe entender la necesidad y el significado de este acto. «Al analizar el significado del bautismo, Pablo señala que: 1) Así como Cristo murió por el pecado, el cristiano debe morir a los pecados; 2) Así como Cristo, después de que murió, fue sepultado, el cristiano debe ser “sepultado” simbólicamente con él en el sepulcro de agua del bautismo; 3) Así como Cristo fue levantado de la tumba, el cristiano se debe levantar a una vida espiritual nueva (Ro 6: 3-5; cf. Col 2: 12).»1

Recibiendo una serie de estudios bíblicos, el candidato al bautismo tiene la posibilidad de abordar la teología bíblica, las creencias fundamentales de la Iglesia Adventista del Séptimo Día y la filosofía bíblica de la vida. Después de haber tomado la decisión de convertirse en miembro de iglesia por el bautismo, debe estar preparado en lo que respecta a los aspectos prácticos de este hecho. Llegados a este momento, el candidato al bautismo se hace numerosas preguntas respecto al bautismo a las que hay que responder. Hay preguntas teológicas como: ¿qué cambiará cuando salga del agua?, ¿hasta que punto se trata de un símbolo?, ¿en qué medida este acontecimiento es un verdadero encuentro con el Dios redentor?... También hay cuestiones mucho más prácticas, como: ¿cómo va a desarrollarse la ceremonia bautismal?, ¿cómo vestirse para la ocasión?, ¿qué debo hacer durante la ceremonia?...

1

«Baptism». En: NEUFELD, D. F. (ed.). Seventh-day Adventist Bible Dictionary. Commentary Reference Series. Vol. 8. Washington, D.C.: Review & Herald Publishing Association, 1960, p. 113 (ed. esp.: «Bautismo». En: Diccionario bíblico adventista del séptimo día. Biblioteca Electrónica Fundamentos de Esperanza. Miami: APIA, 1992. CD).

390


ASPECTOS PASTORALES Y PRÁCTICOS DEL BAUTISMO Es importante manifestar que el cielo y la tierra, junto con la congregación local, se alegran en este acontecimiento y aprecian con satisfacción su decisión personal de ser bautizado.

IV. PADRES, CONOCIDOS Y AMIGOS El bautismo es un acontecimiento que involucra la familia entera, la preparación al bautismo engloba no solo a los candidatos al bautismo sino también, en la medida de lo posible, a sus familiares, conocidos y amigos. Nadie vive solo en una isla y los candidatos al bautismo aprecian la ayuda que sus íntimos les prestan con manifiesta alegría al compartir con éxito el gozo del nuevo nacimiento. Los padres, familia y amigos de los candidatos al bautismo deben estar implicados en el programa de la ceremonia bautismal. Pedirles participación en el programa, reservarles asientos, darles la posibilidad de asistir al bautismo desde la primera fila, pedirles que acompañen al candidato durante la ceremonia, todo ello puede ayudar a integrar un número de personas a la ceremonia. Los niños también necesitan una atención especial y pueden implicarse en este acto, invitándoseles a sentarse delante. Durante, especialmente en el tiempo que sigue al bautismo, las familias y amigos del candidato pueden contribuir a la máxima eficacia del acontecimiento simbólico del nuevo nacimiento en la fe, creando un clima favorable al crecimiento espiritual, tomando en serio su función de acompañantes e identificándose con la comunidad de fe que recibe al recién bautizado. Si todavía no son ni miembros de iglesia ni simpatizantes, tendrán ocasión de encararse con el tema teniendo una actitud positiva respecto al candidato y a su iglesia.

391


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO

V. LA IGLESIA En la organización de la ceremonia bautismal, los propios miembros de iglesia deben prepararse de forma esmerada. La iglesia local, como representante de Dios en la tierra, debe preparase para recibir e integrar al recién nacido en la fe y cuidar de su crecimiento espiritual. Suscitar una especial sensibilidad en los miembros de la iglesia local es importante. Al comienzo de su caminar con Dios, los nuevos miembros necesitan mucho aliento, paciencia y tacto de parte de sus hermanos y hermanas mayores. Muchos de los recién bautizados se adaptarán con éxito a su nueva condición, si la iglesia logra crear un ambiente acogedor y redentor. La práctica de presentar al candidato al consejo de iglesia es de gran importancia. Primero, es bueno que el candidato se familiarice con los responsables y con la organización. Segundo, permite establecer relaciones entre el candidato y los responsables de iglesia, abriéndose una vía a la participación activa, al desarrollo y a los procesos de decisión que pueda tomar la iglesia. Esta oportunidad única de integración del nuevo miembro en la vida activa de la iglesia debe hacerse de forma reflexiva y en un ambiente amistoso y cautivador. Según el Manual de la Iglesia «la iglesia tiene derecho a estar al tanto de la fe y la actitud de cada persona que desea ser miembro de ella. Es oportuno que se realice un examen público de todos los candidatos antes del bautismo, preferiblemente en presencia de la iglesia.»2

2

ASOCIACIÓN GENERAL DE LA IGLESIA ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA. Manual de la Iglesia. Edición aprobada en el Congreso de la Asociación General de 2005, 17ª revisión. Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana (ACES), 2005, p. 30. (En línea: <http://www.scribd.com/doc/13090025/Manual-de-LaIglesia> [Consulta: 20 julio 2010]).

392


ASPECTOS PASTORALES Y PRÁCTICOS DEL BAUTISMO Hay que pedir a la iglesia que vote la aceptación en su seno del bautizado. Puede hacerse antes o durante la ceremonia bautismal. Pidiéndole a la iglesia de acoger al candidato a través de una votación, los miembros asumen su responsabilidad que consiste en manifestar atención, amor e interés personal por el recién bautizado. Esto facilitará su integración en los grupos que haya ya formados en la iglesia local.

VI. LA CELEBRACIÓN DEL BAUTISMO La celebración del bautismo es uno de los acontecimientos más alegres y gratificantes del ministerio pastoral. La instrucción y la oración, temores y esperanza han acompañado el camino que ha hecho el candidato hasta tomar la decisión de aceptar a Cristo y el bautismo como acto integrador en la iglesia. ¡Qué gozo poder celebrar el resultado de este trabajo! En este contexto, el bautismo se ve como un nuevo día. No se trata solo de una tradición, sino de una celebración gozosa del llamamiento eficaz que hace Dios al hombre para pasar de la muerte a tener una perspectiva de vida eterna.

VII. LA LITURGIA DEL BAUTISMO El programa de la ceremonia bautismal significa mucho más que componer un marco agradable para celebrar el bautismo: es la manifestación evidente de la puesta en práctica de la teología adventista del bautismo. Por consiguiente, cada elemento del programa debe ser puesto en relación con los diferentes aspectos del significado teológico del bautismo. En este contexto, el sermón y las lecturas bíblicas son la expresión viva de la proclamación de la Palabra eterna de Dios. Expresan fuerza y confianza al predicar al mundo.

393


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO La oración es un acto a la vez que un símbolo de la invocación de la presencia de Dios, de su gracia, de su perdón y de su paz en el marco de la celebración bautismal. Es la expresión de la sumisión a la promesa de bendición de Dios y de la aceptación de las directrices divinas. La música también tiene un papel importante en el servicio bautismal. A través de la música, los participantes expresan su unidad con la alegre compañía de los ángeles, los cuales celebran a su vez la conversión de un pecador que se vuelve a Dios. Es a la vez que alabanza, gratitud, testimonio, proclamación y comunicación. Puede ser apropiado dedicar algunos minutos al testimonio personal del candidato. Escucharlo relatando su conversión y como ha tomado la decisión de seguir a Jesús haciéndose bautizar, puede ser una fuente de aliento y motivación espiritual para las personas presentes. A continuación viene la confesión de fe: es la ocasión del testimonio público del candidato, para testificar que ha decidido reconocer a Jesucristo como el Señor de su vida, que acepta la enseñanza bíblica en su totalidad en relación con su filosofía y su modo de vida. Para la congregación, tiene una función educativa. El llamamiento dirigido al auditorio a entrar en una relación viva con Cristo o a renovar su compromiso con Dios se corresponde con una invitación al arrepentimiento, a seguir a Jesús en el camino de la vida eterna. Concluyendo, es evidente que los elementos principales del programa del servicio bautismal son portadores de significados, de representaciones y de aspectos educativos, de manera que es necesario prestar atención a cada uno de ellos de forma sistemática, porque el conjunto de todos ellos conduce a los participantes a experimentar personalmente la presencia redentora de Dios en su vida personal en el contexto de la celebración bautismal.

394


ASPECTOS PASTORALES Y PRÁCTICOS DEL BAUTISMO

VIII. EL SERMÓN El sermón del bautismo es una forma de predicar ya que el auditorio es diferente del que habitualmente frecuenta el servicio de adoración. Posiblemente, habrá un cierto número de no adventistas que presenciarán el acto y los candidatos serán el blanco de atención ese día. Los amigos y los miembros de iglesia vivirán uno de los momentos cumbre de su vida eclesial, y juntos, esperan vivir un día especial para fortalecer su propia fe. Es importante que el sermón responda a las necesidades del auditorio. Aprovechar esta ocasión para presentar un estudio bíblico sobre el bautismo o al menos sobre algunos de sus aspectos, es dar un sermón misionero para edificación de la fe. Y, en la medida en que esté el candidato implicado, es también aprovechado como norma de vida espiritual para el recién llegado miembro de iglesia. El propósito principal del sermón del bautismo es proclamar la buena nueva de salvación en Cristo. Es el elemento central. Se pueden destacar entre otros aspectos el del compromiso, el caminar con Jesucristo, el cambio de vida, el crecimiento personal y eclesial, los actos del bautismo… He aquí algunos temas propuestos para el sermón del bautismo: 1) actos del bautismo y circunstancias parecidas en la Biblia, 2) relatos bíblicos asociados a la decisión de seguir a Cristo, 3) perspectiva, misión y vida en el contexto de una profunda adhesión personal a Cristo.

IX. LA CONFESIÓN DE FE Cuando sea posible, es preferible preparar al candidato al bautismo para que presente personalmente su confesión de fe. La mayoría de los candidatos necesitan la ayuda del pastor. En cualquier caso es necesario prepararlo antes de la ceremonia. Las preguntas del Ma-

395


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO nual de la Iglesia3 deben presentarse con guión, como elementos importantes a la hora de introducirlas en la confesión de fe y establecer así una definición clara del contenido de la fe adventista evitando una presentación vaga de lo que es la fe cristiana. Esta práctica ayuda a dar al acto una nota personal, un compromiso del candidato con el contenido de la fe a la que va a adherirse tras el bautismo. También ayuda al candidato a desarrollar una actitud activa respecto a la iglesia y a su testimonio. Una persona que comienza formulando con sus propias palabras la esencia de su fe hablará con más soltura cuando tenga que hacerlo en presencia de personas interesadas que deseen saber acerca de Jesús y del adventismo. Sin embargo, en ciertas ocasiones, será necesario que el propio predicador presente la confesión de fe. En este caso, es importante crear un clima que haga ver que las preguntas mencionadas en el Manual de la Iglesia hagan referencia a la vida cotidiana. La práctica que consiste en reformular estas preguntas constituye también una buena alternativa y puede ayudar al auditorio, si las creencias fundamentales son brevemente reformuladas, facilita el apropiárselas en contenido y espíritu, lo que las hará significativas para la vida cotidiana.

X. LA ORACIÓN DE DEDICACIÓN Mientras que el sermón va dirigido al candidato y a la congregación de parte de Dios, la oración es la invocación de la aprobación de Dios de este acto. Expresa una dedicación personal a Dios y una búsqueda de la dirección y protección divina en esta nueva vida que empieza tras el bautismo. Es un elemento más de la práctica bautismal que asocia lo inmanente y lo trascendente. 3

ASOCIACIÓN GENERAL ASD, Manual de la Iglesia, op. cit., 2005, p. 31-33.

396


ASPECTOS PASTORALES Y PRÁCTICOS DEL BAUTISMO El contenido de la oración de dedicación es más importante que el sentimiento de solemnidad o que el ambiente de gozo que esta produce. Como toda oración, comprenderá expresiones de agradecimiento y alabanza dirigidas al Señor de la vida y peticiones de acuerdo con las necesidades personales o generales de los creyentes. Habrá que mencionar en ella las necesidades de compañía, de aliento y ayuda del candidato y también las necesidades de edificación a cargo de los demás creyentes. La atención se centra en el gozo de la congregación en el ejercicio de sus responsabilidades de estar a su lado y a en la necesidad de las visitas de experimentar el amparo de Dios en las cuestiones esenciales que se plantean en el día a día de la vida.

XI. LA IMPOSICIÓN DE MANOS Ya que la «oración de bendición y dedicación a una vida de servicio cristiano»4 forma parte de la ceremonia bautismal, hay varias posibilidades de imponer las manos al candidato. Una de las posibilidades es hacerlo durante la oración de dedicación. En este caso, es una señal de dedicación a una vida entera de servicio bajo la gracia de Dios. Otra posibilidad de imposición de manos consiste en hacerlo mientras se pronuncia la fórmula del bautismo. En este caso, el simbolismo principal representará la recepción de la aprobación y la bendición divinas como nuevo hijo en la familia de Dios. Algunas iglesias practican la imposición de manos durante otra oración hecha tras el bautismo, confiando a cada nuevo miembro la misión y el trabajo de dar testimonio de Dios y de su iglesia.

4

Minister's Handbook, 1977, p. 204, (Mémento du pasteur, 1998, p. 260).

397


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO

XII. EL TEXTO BÍBLICO DE DEDICACIÓN La elección de un texto en momentos decisivos es una fuerza que emergerá en el momento oportuno. El bautismo es uno de esos momentos. Un texto bíblico elegido para la ocasión acompañará al nuevo creyente a lo largo de su vida como miembro de iglesia. Incluso, tras decenios, numerosos cristianos se acuerdan con satisfacción del texto bíblico que les fue dedicado. Como pasa con la elección del nombre para el recién nacido, el texto escogido debe tomar en consideración las características particulares del candidato al bautismo y anticipar su devenir espiritual. Es una especie de herencia dada a la persona por su guía espiritual. Visión, perspectiva, esperanza y aliento serán los elementos principales a la hora de elegir el texto bíblico. El mejor momento para la lectura del texto bíblico es justo antes del bautismo, cuando candidato y pastor están juntos en el agua. Toda la atención del auditorio y de los que están implicados en el acto bautismal se centra en ellos. Una persona elegida, dotada para la lectura, puede leer el texto como el propósito de la palabra de Dios en la vida del candidato. También puede elegirse la opción de leer el texto tras el bautismo. De todos modos, el texto podrá ser entregado al candidato tras el bautismo al mismo tiempo que el certificado de bautismo, ayudándole en el futuro a guardar en su espíritu lo que este texto particular le está diciendo. La experiencia ha demostrado que en la mayoría de los casos esto es así.

XIII. EL ACTO DEL BAUTISMO El punto central del servicio bautismal es el bautismo propiamente dicho. El resto de elementos de la ceremonia bautismal necesitan ser preparados y tener como objetivo llamar la atención y los cora-

398


ASPECTOS PASTORALES Y PRÁCTICOS DEL BAUTISMO zones de los participantes al centro del servicio bautismal: el bautismo. Transmitiendo paz interior y exterior, oficiante y candidato entran en el agua del bautismo. El texto de dedicación es leído por el oficiante, el candidato y la asamblea escuchan. Tras la lectura, el pastor pronuncia la fórmula del bautismo. Es el momento solemne del acto bautismal. Es, al mismo tiempo, el abandono personal del candidato al cuidado del Padre celestial y la proclamación de la bendición divina para la persona del candidato. La fórmula está basada en Mateo: «Amado..., según tu (vuestra) profesión de fe, yo te (os) bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28: 19-20). Tras haber sido pronunciada la fórmula, el candidato es sumergido en las aguas bautismales.

XIV. EL LLAMAMIENTO Tras el bautismo del último candidato, el predicador aprovecha la ocasión para dirigirse al auditorio. Es el momento para hacer un llamamiento a todos los miembros bautizados para que renueven su compromiso con Dios y con la iglesia. Es también una ocasión excelente para invitar a los no bautizados presentes a buscar la sabiduría divina y el don de la fe para participar de la comunión de los creyentes en próximas ceremonias bautismales. Es una ocasión única de carácter misionero que permite a las personas reflexionar acerca de su visión personal de la vida, sus proyectos, su propia fe, de Dios, de su vida cotidiana y del sentido de sus vidas. Las personas quedan impresionadas al ver una ceremonia bautismal. Pueden tener pensamientos de gozo al sentirse llamados por Dios a través del servidor humano que es el pastor. El llamamiento sirve para orientar los argumentos, clarificar los sentimientos y a canalizar los actos. El llamamiento es como la mano de Dios tendida hacia el hombre para socorrerlo y una ocasión del hombre para

399


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO reaccionar. Como dice Lutero: «No hay seguridad en una fe del pasado, una santidad del pasado o una cima espiritual antigua. La justificación requiere fe, el bautismo exige una respuesta.»5

XV. EL RECIBIMIENTO EN LA IGLESIA Una vez administrado el rito bautismal y tras colocarse de nuevo la ropa seca, oficiante y bautizados, se reúnen con la congregación. Entonces, el oficiante da la bienvenida al creyente recién nacido en la comunión de la iglesia.6 Aunque sea un acto simbólico, da a la iglesia local alegría y la responsabilidad de incluir un nuevo creyente en la gran familia de la fe. El pastor da un certificado de bautismo al(los) recién bautizado(s). Este contiene las 28 creencias fundamentales adventistas y registra la fecha y el lugar del bautismo, el nombre de los oficiantes y el texto bíblico de dedicación. La participación de la iglesia en su conjunto, queda resaltada por una bienvenida particular de parte del anciano de iglesia, el director de jóvenes y otros oficiantes de la iglesia local. Las felicitaciones de parte de todos los miembros de iglesia tras la clausura de la ceremonia muestra la fraternidad existente en el seno de la iglesia en la que el recién bautizado es introducido. En algunas iglesias se organiza una recepción a los recién bautizados tras la ceremonia bautismal. Reunirse y compartir una comida es una buena ocasión para fortalecer los lazos fraternales y entrar en contacto con las visitas.

5

TRIGG, Jonathan D. Baptism in the Theology of Martin Luther. Leiden, New York; Kdhln: Brill, 1994, p. 172 6 Esto puede ser hecho también por el anciano (N. del E., ed. fr.).

400


ASPECTOS PASTORALES Y PRÁCTICOS DEL BAUTISMO También es aconsejable preveer la posibilidad de que el recién bautizado participe en una santa cena poco tiempo después de su bautismo.

XVI. EL SEGUIMIENTO DEL RECIÉN BAUTIZADO El recién bautizado necesita atención personal por parte de la iglesia durante el período que sigue a su bautismo. Cuando se enfrente nuevamente a la rutina diaria, cuando se le planteen nuevas preguntas, puede que aparezca el desaliento, es de vital importancia que algunos miembros de iglesia puedan acompañarlo en su caminar espiritual. Para tener éxito y eficacia, tiene que haber un buen trabajo de equipo entre el predicador, el anciano de iglesia, el diácono o cualquier otro responsable de iglesia. También es necesario seguir con los estudios bíblicos. Profundizar en su experiencia espiritual y desarrollar conocimientos a través del estudio personal de la Biblia ayudará al nuevo creyente a arraigarse en la iglesia. Además, formarlo para dar testimonio, reafirmará su fe y desarrollará sus talentos al respecto, abriéndole un camino de experiencias personales con Dios y compartiendo con entusiasmo su nueva fe con sus amigos y familia.

XVII. INFORMACIONES SUPLEMENTARIAS La vestimenta. Es recomendable escoger, tanto para el pastor oficiante como para los candidatos al bautismo, la vestimenta apropiada, elegante y solemne. Si hacemos referencia a la Biblia, el blanco es símbolo de pureza: representa el acto purificador de Cristo que limpia al creyente de su pecado. Llevar una ropa especial para el bautismo puede resaltar aún más el carácter particular del bautismo en Cristo. Se debe tener especial cuidado en el tejido elegido para confeccionar las ropas bautismales, no deben ser transparentes ni

401


LA TEOLOGÍA Y LA PRÁCTICA DEL BAUTISMO demasiado pesadas para permitir entrar al agua sin dificultad y suficientemente densas para evitar exponer el cuerpo del candidato. El agua. Es recomendable determinar la altura óptima del nivel del agua en el baptisterio, de manera que facilite el esfuerzo del pastor oficiante al incorporar a los candidatos después de cada inmersión. Un buen nivel es la altura de las caderas del pastor oficiante. Si es posible, es aconsejable calentar el agua a una temperatura confortable. Si el bautismo es en un lago o en un río, el pastor oficiante deberá visitar los sitios con antelación y ubicar el mejor emplazamiento. Una sugerencia, bautizar al candidato con la cabeza a contracorriente facilitará su salida del agua. La salida del agua. Es responsabilidad de los diáconos y diaconisas preparar las toallas y los lugares donde los candidatos al bautismo puedan cambiarse. Se puede pedir ayuda también a las familias. Las cabinas de los hombres y de las mujeres para cambiarse deben estar separadas.

402


ABREVIATURAS DE LIBROS BÍBLICOS AT Génesis Éxodo Levítico Números Deuteronomio Josué Jueces Rut 1-2 Samuel 1-2 Reyes 1-2 Crónicas Esdras Nehemías Tobías / Tobit Judit Ester Job Salmos Proverbios Eclesiastés / Qohelet Cantares Sabiduría Eclesiástico / Ben Sirá Isaías Jeremías Lamentaciones Baruc Ezequiel Daniel Oseas Joel Amós Abdías Jonás Miqueas Nahum / Nahún / Nahúm Habacuc Sofonías Ageo Zacarías Malaquías 1-2 Macabeos

NT Gn Ex Lv Nm Dt Jos Jue Rut 1-2 Sam 1-2 Re 1-2 Cr Esd Ne Tb Jdt Est Job Sl Pr Qo Ct Sb Sir Is Jr Lm Ba Ez Dn Os Jl Am Ab Jon Mi Na Ha So Ag Za Ml 1-2 Mac

Mateo Marcos Lucas Juan Hechos de los Apóstoles Romanos 1-2 Corintios Gálatas Efesios Filipenses Colosenses 1-2 Tesalonicenses 1-2 Timoteo Tito Filemón Hebreos Santiago 1-2 Pedro 1-3 Juan Judas Apocalipsis

Mt Mc Lc Jn He Ro 1-2 Cor Ga Ef Flp Col 1-2 Te 1-2 Tim Tit Flm Heb Sant 1-2 Pe 1-3 Jn Jds Ap

Las abreviaturas de los libros bíblicos en español son tomadas de: «Editorial Instructions for Contributors» [En línea]. Biblica. <http://www.bsw.org/?l=711> [Consulta: 21 septiembre 2007]


Ejemplar gratuito


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.