MI BIBLIA, MI TESORO-Lecciones para el estudio de la Biblia- año B, 4º trimestre-9 a 11 años

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Proyecto «Mi Biblia, mi tesoro» Textos: Esther Villanueva Luis González Mercedes Gascón

Revisión teológica: Roberto Badenas

Ilustraciones: Ferni David Park (cuadro «Aprende y comprende»)

Diseño: Isaac Chía

Maquetación: Daniel Nieto

Es un proyecto de Aula7activa, editora digital de AEGUAE (Asociación de Estudiantes y Graduados Universitarios Adventistas de España), en colaboración con el Ministerio de la Infancia de la UAE (Unión Adventista Española).

Todos los derechos reservados. Se permite la impresión de esta publicación solo para uso personal. No está autorizada la difusión digital. Los archivos informáticos de las publicaciones electrónicas no pueden ser manipulados bajo ningún concepto.

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Índice Lección 1

Jesús habla con 4 una mujer

Lección 2

Aprendiendo a ser felices 10

Lección 3

Aprendiendo a orar 16

Lección 4

Aprendiendo a ser cristianos 22

Lección 5

Un ciego de nacimiento 28

Lección 6

Más fuerte que 34 la muerte

Lección 7

El mayor de los 40 profetas

Lección 8

El Señor del viento y el mar 46

Lección 9

Dos milagros en 52 un día

Lección 10

El milagro de compartir 58

Lección 11

Cuestión de confianza 64

Lección 12

Jesús y las mujeres 70

Lección 13

Visitas de amigos

Lección 14

¿Quién es importante? 82

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“Mi Biblia, mi tesoro” es un método para acercarnos al Dios revelado en la Biblia. Ahora es el momento de cultivar hábitos de estudio de la Biblia. Dedicad un tiempo breve cada día a estudiar la Biblia con vuestros hijos. No los dejéis solos. Con vosotros es mucho más divertido. Van a tener preguntas, van a necesitar ayuda para buscar los textos bíblicos y necesitan saber que la Biblia es importante no solo para ellos, los niños, sino que también vosotros, los adultos, lo sentís como una necesidad vital. No hagáis del estudio de la Biblia una imposición. Nada que tenga que ver con Jesús y la Biblia debe ser una imposición. Adaptad el material que tenéis entre manos a la edad de vuestros hijos, a sus gustos y a sus intereses. Ahora es el momento de acercar a vuestros hijos a Dios. Disfrutad de esos momentos. Que cuando sean mayores recuerden con cariño esos minutos de complicidad entre vosotros, ellos y Jesús.

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JESÚS HABLA CON UNA MUJER

1 LECCIÓN

Aprende y Comprende

TU LECTURA DEL DOMINGO Jesús y sus discípulos viajaban desde Judea a Galilea y el camino pasaba por la región de Samaria.

«El que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed» (Juan 4: 14)

¿Recuerdas quiénes eran los samaritanos? Cuando los asirios y los babilonios invadieron los reinos de Israel y Judá deportaron a muchos de sus habitantes a Babilonia y a otras regiones. También obligaron a ir a vivir en el antiguo reino de Israel y Judá a gente de otras regiones del imperio (ver 2 Reyes 17: 24-41). Allí, gracias a los judíos que quedaron, los extranjeros aprendieron que había un Dios poderoso y amante. Pero su forma de adorar a Dios era distinta. Si te acuerdas, cuando los judíos regresaron a Jerusalén a reconstruir la ciudad, las murallas y el Templo se encontraron con que esos habitantes les dieron muchos problemas como narran los libros de Esdras y Nehemías.

Desde entonces los judíos y los samaritanos se consideraban enemigos. Los judíos no dejaron que los samaritanos adoraran en el Templo de Jerusalén porque no querían cumplir con las normas de los sacerdotes. Así que los samaritanos decidieron adorar en el monte Gerizim. Por eso, para los judíos, los samaritanos eran como los paganos. Los judíos no hablaban con ellos y los trataban con desprecio. Normalmente los judíos que viajaban entre Galilea y Judea Localiza en el mapa la ciudad de Sicar. daban un rodeo muy grande, por el valle del Jordán y la región de Decápolis, con tal de no pasar por Samaria. Pero para Marca el camino que un judío seguiría para sorpresa de los discípulos, Jesús decidió atravesarla. ir desde Judea hasta Galilea Jesús y sus discípulos llegaron a un pueblo llamado Sicar, en la falda del monte Gerizim. A las afueras todavía se encontraba un pozo que Jacob había cavado hacía muchos años. ¿A qué hora llegaron al pozo? (Lee Juan 4: 6). Era mediodía y hacía calor. Por eso no había nadie por allí cerca. Jesús se sentó a descansar junto al pozo y sus discípulos fueron al pueblo a buscar algo de comida. Jesús tenía calor y sed. En el pozo había agua, pero no tenía ni un cubo ni una vasija para sacarla. Así que esperó.

Piensa un poco Jesús quiso ser un humano como tú y yo. Tuvo que aguantarse la sed y esperar con paciencia. Recuerda que muchas veces tenemos que esperar para conseguir lo que queremos y tener paciencia.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL LUNES Jesús estaba sentado al lado del pozo de Jacob, y tenía sed. Con todo el calor del mediodía, apareció una mujer que venía a sacar agua. Vio a Jesús, pero como era un hombre y además judío, ni siquiera tuvo la intención de hablarle. Ató su cántaro a la cuerda y lo dejó caer al pozo para sacar agua. Pero entonces pasó algo que le sorprendió mucho: Jesús le habló. ¿Qué le dijo? (Lee Juan 4: 8). ¡Qué raro! ¡Un hombre judío le pedía un favor a una mujer samaritana! La mujer, amablemente, aceptó sacar agua para el desconocido. Mientras la mujer sacaba agua para dársela a Jesús, comenzaron a hablar. Entonces Jesús dijo algo que le sorprendió aún más, le dijo que él le podía dar «agua viva». ¿Qué era eso de agua viva? Jesús le estaba pidiendo agua, y ahora le dice que él tiene agua viva. La mujer miró a Jesús y le dijo: —¿De dónde vas a sacar tú agua si ni siquiera tienes una vasija? Este es el único pozo que hay por aquí y lo excavó Jacob hace muchos años. Al principio, la samaritana creía que ese hombre le estaba tomando el pelo. Pero luego Jesús le explicó qué clase de agua era el agua viva. (Lee la respuesta de Jesús en Juan 4: 14). ¿Acaso era Jesús un mago? ¿Le estaba ofreciendo agua mágica? No. La mujer entendió perfectamente a Jesús. Ella sabía que el agua significaba «vida». Jesús le estaba ofreciendo otro tipo de vida.

Colorea los espacios con un punto y descubrirás qué es Jesús para nosotros.

Seguramente se acordó de un texto bíblico. (Léelo tú también. Está en Jeremías 2: 13). El texto de Jeremías dice que Dios es una «fuente de agua viva». ¿Qué significa que Dios sea una «fuente de agua viva»? Lo que quiere decir es que la vida que Dios nos ofrece es todas estas cosas: es alegre como el agua que salpica en una fuente, es eterna como el agua que nunca deja de salir de la fuente, te hace sentir bien, como el agua fresquita cuando hace mucho calor, te limpia de las cosas malas que haces como el agua te quita el polvo o el sudor. Esa era la clase de vida que esa mujer necesitaba y esa es la clase de vida que necesitamos todos nosotros. Ahora la mujer ya sabía que estaba hablando con alguien muy especial. MBMT

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LECCIÓN  |

1 TU LECTURA DEL MARTES

La mujer deseaba recibir este tipo de vida porque la suya no había sido fácil. Seguramente en el pueblo no tenía amigas porque nadie quería tener mucho trato con ella. Nos lo podemos imaginar porque fue a buscar agua al mediodía, con todo el calor. Normalmente las mujeres iban a buscar agua a primera hora de la mañana o ya cuando estaba a punto de ponerse el sol, cuando hacía más fresquito. Allí se reunían y charlaban con las amigas. Pero aquella mujer había ido cuando sabía que no habría nadie en el pozo, para no encontrarse con nadie. Lo que le sorprendió es que Jesús supiera qué es lo que estaba mal en su vida. (Tú también lo sabrás si lees Juan 4: 18). No sabemos exactamente porqué había tenido cinco maridos. Tal vez se había quedado viuda, o quizás estaba divorciada. Al final, ahora vivía con un hombre sin estar casada. Seguro que por eso la miraban mal en el pueblo. Pero Jesús no la miraba mal. No es que le gustara que ella viviera así, pero Jesús miraba más allá de su pecado. Miraba su corazón. La mujer estaba maravillada. ¿Cómo podía conocer tan bien su vida si Jesús nunca había estado en Sicar? Aquella mujer samaritana enseguida se dio cuenta de que Jesús no era un hombre normal. ¿Qué es lo que reconoció la mujer? (Léelo en Juan 4: 19). Aquella mujer descubrió en Jesús alguien muy, pero que muy especial. Y tenía muchas preguntas que hacerle. ¿Querría un profeta judío contestar las preguntas de una mujer samaritana? Mañana lo sabrás.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES La mujer tenía muchas preguntas que hacerle a un profeta. Necesitaba respuestas. Le preocupaba el tema de la religión. Jesús era un judío y adoraba en el Templo de Jerusalén. Ella era samaritana y los samaritanos adoraban en el monte Gerizim, cerca de la ciudad de Sicar, su capital religiosa. No tenían las mismas creencias, pero eran muy similares. ¿Tenía Jesús la religión verdadera y ella tendría que ir a Jerusalén a adorar? Jesús, entonces, le recordó que Dios buscaba personas que lo amaran, confiaran y obedecieran, ya fueran judíos, samaritanos o de cualquier otra nación. ¿Cómo le dijo Jesús que era la verdadera forma de adorar? (Léelo en Juan 4: 23, 24). Otro tema que le preocupaba a la mujer era el Mesías. Ella sabía que era el tiempo en que debía venir el Mesías. (Y fíjate bien qué pensaba la samaritana sobre el Mesías en Juan 4: 25). Los judíos esperaban un Mesías guerrero, pero la samaritana esperaba un Mesías «que le explicara las cosas». Aquella mujer estaba entendiendo mejor que los mismos judíos la misión de Jesús.

Encuentra en la sopa de letras las palabras relacionadas con la lección de hoy.

Entonces Jesús le hizo uno de los mejores regalos. Le dijo quién era él. (Lee la declaración de Jesús en Juan 4: 26). Es la primera vez que la Biblia cuenta que Jesús dice, así de claro, que él era el Mesías. No se lo dice a ningún maestro de la Ley, ni a ningún sacerdote; se lo dice a una mujer que es, además, samaritana y «pecadora».

Piensa un poco Cuando nos acercamos a Jesús, ¿lo hacemos para aprender de él o solo para pedirle cosas? Los judíos querían un Mesías para que les diera poder, libertad de los romanos y riquezas. La mujer samaritana quería aprender del Mesías. ¿Quién crees que estaba más acertado en esto?

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LECCIÓN  |

1 TU LECTURA DEL JUEVES

¿Qué hizo la mujer cuando Jesús le dijo que él era el Mesías? (Lee Juan 4: 28, 29). Corrió a contárselo a todo el mundo. Volvió al pueblo tan rápido que se olvidó el cántaro en el pozo. ¿Le creerían sus vecinos? (Puedes leerlo en Juan 4: 30). Pues sí. Muchos le creyeron y preguntaron dónde estaba Jesús. Al poco tiempo comenzaron a llegar algunas personas al pozo de Jacob. Estaba haciendo mucho calor pero cada vez llegaban más y más vecinos de Sicar. Jesús seguía sentado junto al pozo cuando empezó a llegar la gente que venía de la ciudad. Le rodearon y le hicieron muchas preguntas. Se dieron cuenta de que necesitaban aprender más. ¿Qué le pidieron a Jesús que hiciera? (Lee Juan 4: 40). Al volver los discípulos de comprar alimentos se habían sorprendido de que Jesús hablara con una mujer samaritana y cuando la gente vino de la ciudad y rodearon a Jesús, se alejaron un poco de todos esos «odiosos» samaritanos. Pero cuando Jesús decidió pasar dos días con ellos, los discípulos casi no podían creer lo que estaba sucediendo. Los rabinos les habían enseñado que un judío nunca acepta un favor de los samaritanos. ¡Y ahora iban a comer en casa de los samaritanos y a dormir con ellos…! ¿Cuál fue el resultado de aquella conversación con una mujer samaritana? (Lee las buenas noticias en Juan 4: 41, 42).

¡Este dibujante no se entera! Encuentra los 8 errores que ha cometido en el dibujo.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES Hoy vamos a reflexionar sobre la historia de la mujer samaritana que habló con Jesús junto al pozo de Jacob. Jesús mostró respeto por una mujer desconocida. Todas las personas merecen respeto sean hombres, mujeres, niños o ancianos. Sean ricos o pobres; españoles, ecuatorianos, argentinos, chinos o marroquíes. Sean guapos o feos, listos o torpes. Jesús se acercó a todos con cariño y a todos les ofreció formar parte de su Reino. Jesús se acercó a los «pecadores». Aunque haya pecados en la vida de las personas, Jesús quiere darles la oportunidad de sentirse sus amigos y de experimentar el poder y la capacidad de transformación del perdón. Si Jesús es capaz de perdonar nosotros no somos nadie para impedir que esas personas se acerquen a Dios. Jesús nos enseñó que debemos amar a todas las personas aunque piensen distinto que nosotros y hagan las cosas de la religión de otra manera. Dios es el mismo para católicos, evangélicos o adventistas. Solo que tenemos formas distintas de entenderlo y de adorarlo. La mujer samaritana no tuvo miedo ni vergüenza de hablar de Jesús. Todo el pueblo de Sicar conoció a Jesús gracias a ella. Piensa en lugares donde tú puedas hablar de Jesús. ¿Cómo puedes hacerlo? ¿Te sientes contento cuando ayudas a otros a conocer a Jesús? Los judíos no eran amables con los samaritanos. ¿Conoces a personas que nadie quiere y con quien nadie es amable? ¿De qué modo puedes mostrarles que Jesús les ama? ¿Qué es lo que más te ha gustado de esta historia?

La mujer samaritana dio testimonio porque había hecho un gran descubrimiento y no se lo podía callar: ¡había encontrado al Mesías! Rodea las formas en las que tú también puedes dar testimonio de que Jesús forma parte de tu vida. Piensa en otra forma y compártelo mañana en la clase de Escuela Sabática.

MÁS E D LOS EDO A U O AYUD E QUE P R IS EMP

CUENT O QUE M A OTROS EG LA ESC USTA HACE R UELA SABÁT ICA

SOY AMABLE SIEMPRE MUCHO O Í R N SO

NO HAGO TR AMPAS

Piensa un poco ¿Conoces el refrán «De la abundancia del corazón habla la boca»? Pregunta a tus padres qué significan estas palabras y háblalo con ellos. Eso es lo que impulsó a la mujer a hablar de Jesús a sus vecinos, porque su corazón tenía muchas ganas de hablar de Jesús. Ese es el testimonio que Jesús quiere que demos a otros, que lo amamos tanto que no nos lo podemos callar.

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2 LECCIÓN

APRENDIENDO A SER FELICES

Aprende y Comprende

TU LECTURA DEL DOMINGO Jesús predicó un sermón muy especial. Lo llamamos «El Sermón del Monte» porque Jesús lo predicó a una gran multitud que se reunió en la ladera de un monte. (Lo podemos encontrar en Mateo 5-7 y en Lucas 6: 20-49). El Sermón del Monte es una guía de conducta para el cristiano y vamos a dedicar tres semanas a estudiarlo. Jesús comenzó por una cuestión que es muy importante para Dios, nuestra felicidad. ¿Qué cosas te hacen feliz?

«Haced vosotros con los demás como queréis que los demás hagan con vosotros» (Mateo 7: 12)

Podrías responder que te regalasen una Play Station 4, que te comprasen un perro, o que te llevasen a Disneyland París. Todas estas cosas te harían feliz, ¿verdad? Pero todo esto solo te hará feliz un ratito o unos días. ¿Sabes que Jesús quiere que seas feliz? Pero feliz, feliz de verdad, con una felicidad que no se acabe nunca. Muchas veces las personas pensamos que seremos felices si tenemos muchas cosas, si tenemos éxito, si somos guapos o nos divertimos un montón. Pero la felicidad que Jesús nos ofrece es mucho más que eso, tiene que ver en cómo somos por dentro, en cómo es nuestro corazón. El Sermón del Monte comienza con las «Bienaventuranzas». No te preocupes por esta palabra tan rara. «Bienaventurados» quiere decir simplemente «felices». Y eso es lo que Dios desea para nosotros, que seamos felices. Y todos nosotros podemos ser felices.

Piensa un poco Dios creó a las personas para ser felices. Creó un mundo perfecto para que Adán y Eva fueran felices. Nos ha prometido que, aunque en este mundo no podamos alcanzar la plena felicidad por causa del pecado, restaurará nuestro mundo para que podamos ser felices por toda la eternidad.

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Algunas versiones de la Biblia traducen «bienaventurados» por otras palabras como FELICES, AFORTUNADOS, BENDITOS o DICHOSOS. Coloca estas palabras en el crucigrama.


LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL LUNES 1ª BIENAVENTURANZA. Lee Mateo 5: 3. ¿Qué significa «pobres en espíritu»? Mateo no se está refiriendo a los que no tienen dinero. Una persona pobre es alguien que está necesitado. Una persona «pobre en espíritu» es una persona que reconoce que tiene necesidad de algo más que cosas materiales, que tiene necesidad de cosas espirituales. Lo contrario de ser pobres en espíritu sería ser orgullosos, creer que no se necesita nada ni a nadie, que ella sola puede conseguir la felicidad sin la ayuda de Dios. Pero Jesús nos avisa: solo si reconocemos que necesitamos a Jesús y nos dejamos ayudar por él podremos pertenecer al reino de los cielos, donde podremos encontrar la verdadera felicidad. ¿Qué dice la 2ª BIENAVENTURANZA? Léela en Mateo 5: 4. ¿Es bueno llorar? ¿Cómo vamos a ser felices cuando sufrimos, cuando lloramos? Llorar es una consecuencia triste de algo que produce dolor emocional. Muchas personas sufren y lloran en el mundo por causa del pecado reinante, y Jesús se entristece por ello. Él desea que seamos dichosos. Por eso, quiere darnos un mensaje de esperanza. Sabemos que en esta vida, Satanás desea que suframos y que hagamos las cosas mal. Pero Jesús nos dice que aunque nos pongamos enfermos o estemos tristes, si confiamos en él las cosas malas pasarán. No tenemos que pensar siempre en las cosas malas que nos ocurren. Si pensamos en las cosas buenas que Jesús nos da, y que nos dará cuando vuelva, seremos más felices.

Curiosidades La versión de Lucas de la primera bienaventuranza (Lucas 6: 20) hace mención solo a los pobres. ¿Es bueno ser pobre? No, claro que no. Lo que es malo es confiar en que con el dinero tendremos la felicidad. El dinero y las riquezas se pueden acabar o te las pueden robar, o puede venir la crisis. Pero si lo más importante en nuestra vida es Jesús, desearemos estar con él para siempre en el Reino de los Cielos, en la Tierra Nueva. Y eso no se acaba nunca ni nadie te lo puede quitar.

Acompaña al niño por el laberinto para que reciba el abrazo de consuelo de Jesús

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LECCIÓN  |

2 TU LECTURA DEL MARTES

3ª BIENAVENTURANZA. ¿Qué personas dijo Jesús que también son felices? (Léelo en Mateo 5: 5). Durante toda la historia de la humanidad la gente ha luchado por ser más fuerte que el otro, por tener un país más rico que el vecino, por tener más tierras y más dominio. Siempre parece que los fuertes son los que ganan. Mucha gente admira a los que se les suelen llamar «tipos duros». Admira a los fuertes, a los que pelean y ganan. Sin embargo, Jesús tiene otros planes para nosotros. Naturalmente que desea que seamos físicamente fuertes y sanos. Él lo era. Había que tener mucha fuerza para ser un carpintero: talar árboles, acarrearlos hasta la carpintería, cortarlos... Sin embargo, Jesús dijo que serían felices los mansos, los sosegados por la humildad, los que nunca buscan pelea... Cuando somos humildes y tranquilos, resolvemos nuestros problemas hablando, sin obligar a nadie a pensar como nosotros, ni tratarlos mal. Una persona mansa de corazón no pierde el control; no se enfada ni se irrita. Eso es lo que Jesús hizo. Trató bien a todo el mundo y no obligó a nadie a creer en él ni a amarlo. Y al final, los mansos, los humildes, recibirán una herencia extraordinaria: un lugar en la Tierra Nueva donde vivirán para siempre, en paz y felices disfrutando de esa herencia prometida. 4ª BIENAVENTURANZA. Lee la siguiente bienaventuranza en Mateo 5: 6. ¿Recuerdas alguna vez que hayas tenido hambre? ¿Y sed? Jesús habló de tener «hambre y sed de justicia». ¿Qué es eso? La justicia es que cuando haces cosas buenas te pasen cosas buenas, tengas un premio; y que cuando haces algo mal que te pasen cosas malas y que tengas tu castigo. Algunas veces no sucede esto, ¿verdad? Muchas veces a la gente que hace cosas buenas le suceden cosas malas. Tener «hambre y sed de justicia» quiere decir que queremos ser tan justos como Jesús. Él sabe que los seres humanos cometen muchas injusticias. Seguro que tú mismo también has sufrido alguna. Pero Jesús no te está diciendo que te vengues o que te pongas a guerrear contra los demás. No, así lo entienden mal algunos. A veces no podemos cambiar a los demás, pero sí seríamos MUY FELICES si tuviéramos hambre y sed de ser justos nosotros. Tener «hambre y sed de justicia» es querer con muchas ganas que a la gente que hace el bien le pasen cosas buenas. Y no solo desearlo, sino hacer todo lo posible para que esto suceda. ¿No te parece un buen consejo? Si todos quisiéramos ser justos con los demás, ¿verdad que el mundo sería más feliz?

Tacha las letras O, B y M y colorea el resto. Aparecerán dos valores que debemos buscar en nuestras vidas.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES 5ª BIENAVENTURANZA. Otra manera en la que podemos ser felices es siendo misericordiosos. (Lee Mateo 5: 7). Ser misericordioso es ser compasivo, amable, generoso, sensible, perdonador, aunque los demás no nos pidan perdón. Ser misericordioso es ser comprensivo con los demás, es ofrecer a las personas mayores el asiento en el autobús o el metro, aunque no los conozcas de nada y no te haya pedido ayuda. Ser misericordioso es sonreír a tu abuela que te mira desde el otro lado de la ventana. Esas pequeñas cosas harán que los demás se sientan un poco mejor y tú también serás más feliz. A todos nos gusta estar rodeados de personas felices y tú puedes ayudar un poquito. Pruébalo. 6ª BIENAVENTURANZA. Jesús siguió diciendo: «Bienaventurados los de limpio corazón porque ellos verán a Dios.» (Mateo 5: 8). ¿Nuestro corazón puede estar sucio? Sí. En nuestro corazón, en nuestra mente, puede haber cosas que nos hagan infelices. Puedes estar enfadado, puedes tener envidia, puedes ponerte celoso, desear vengarte. Cuando estás enfadado, ¿eres feliz? No, no puedes porque tienes malos sentimientos. ¿Qué otros sentimientos impiden que seas feliz? Evítalos. Solo cuando tu corazón está limpio de malos sentimientos, cuando está lleno de buenos sentimientos puedes ser feliz. Y una persona feliz es capaz de ver a Dios en cada detalle de su vida: en la comida que Dios nos da, en la protección de cada día, en la sonrisa de un amigo…

Une con una línea las dos columnas para completar las bienaventuranzas estudiadas hasta ahora

FELICES

PORQUE TENDRÁN

RECOMPENSA

Pobres de espíritu

Heredarán la Tierra

Los que lloran

Reino de los Cielos

Mansos

Consolación

Misericordiosos

Verán a Dios

Limpio corazón

Misericordia MBMT

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LECCIÓN  |

2 TU LECTURA DEL JUEVES

7ª BIENAVENTURANZA. Lee Mateo 5: 9. Cuando a nuestro alrededor se están peleando y discutiendo, nos sentimos tristes y hasta con miedo. Los pacificadores son las personas que trabajan por tener paz y porque otros la obtengan. Consiguen que las personas hagan las paces, que dejen de estar enfadados y vuelvan a ser amigos. Así, cuando hay paz y tranquilidad nos divertimos más y nos podemos ayudar unos a otros. Cuando tú evitas entrar en peleas y que tus amigos no se enfaden, estás siendo un pacificador. Y serás más feliz porque tus amigos son felices. Y solo así las personas que nos rodean pueden reconocer que somos cristianos y llamarnos hijos de Dios. ¿No es ese el mejor halago que nos pueden hacer? 8ª BIENAVENTURANZA. Pero Jesús también nos avisó de que hay personas egoístas y malas. A estas personas no les gusta que nosotros busquemos la felicidad de todos los que nos rodean. Tampoco les gusta que hablemos de Jesús y de su amor. Entonces buscan la manera de hacernos daño: dicen mentiras de nosotros, se burlan de lo que hacemos o incluso nos pueden insultar. (Puedes leerlo en Mateo 5: 10, 11). ¿Podemos ser felices aunque haya gente mala que intenten hacernos daño? Jesús nos dice que no les hagamos caso. Los profetas tuvieron problemas y Jesús también tuvo problemas por hacer el bien y lo que era justo. Si dejamos de pensar en los malos y pensamos en las personas a las que hacemos felices, nosotros también podemos ser felices. Jesús siempre estará con nosotros. Y lo más emocionante es que cuando Jesús venga, se acabarán todos los problemas. Para siempre. (Léelo en Mateo 5: 12).

Encuentra 9 diferencias entre los dibujos

Piensa un poco En aquellos tiempos los gobernantes no tenían muy en cuenta al pueblo sencillo. Para ellos no eran importantes. Sin embargo, para Dios no hay nadie pequeño. Para él, todos –ricos y pobres, hombres y mujeres, niños o ancianos– son muy importantes. Por eso, aquellos sencillos pastores fueron elegidos para recibir el anuncio más importante de la Historia: el nacimiento de Jesús en Belén.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES Esta semana hemos hablado de cómo ser felices. Pero Jesús también nos dejó un consejo que no solo nos hace felices a nosotros sino también a los demás. Busca Mateo 7: 12. Este versículo es conocido como «La Regla de oro». Fíjate bien que no se trata de pensar en lo que yo creo que es bueno para los demás. Se trata de pensar qué es lo bueno para mí. Yo no voy a querer nada malo para mí, así que todo lo que yo quiera para mí seguro que es bueno. Pues eso que yo quiero que a mí me pase, es lo que tengo que hacer con los demás. No se trata de esperar a que los demás se porten bien conmigo y luego devolverles el favor. Se trata de empezar a actuar sin esperar a que los otros se porten bien. Los cristianos, o los que decimos seguir a Jesús, debemos ser los primeros en hacer el bien a los demás, debemos ser ejemplo a las personas que nos rodean. ¿Y si los demás, a pesar de que nosotros hemos sido buenos y amables, se portan mal con nosotros? (Lee Lucas 6: 35). Jesús fue bueno hasta con aquellos que lo odiaban y perseguían. Jesús nos pide que seamos buenos hasta con nuestros enemigos.

Sigue el camino de arriba en la cuadricula de abajo y leerás el texto de Mateo 6: 9 en la versión Nueva Traducción Viviente

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APRENDIENDO A ORAR

3 LECCIÓN

Aprende y Comprende

TU LECTURA DEL DOMINGO ¿Tú tienes algún amigo especial? Seguro que os gusta hacer muchas actividades juntos. Pero para que continuéis siendo amigos es necesario que habléis, que os comuniquéis. Os tenéis que contar a dónde queréis ir el fin de semana, a qué hora vais a quedar, si os gusta más un juego que otro o si estás con la gripe y no puedes salir a jugar al parque. Jesús también quiere ser tu amigo especial. Él está dispuesto a acompañarte a cualquier sitio y a cuidar de ti en lo que haga falta. Pero también necesitas hablar con él, comunicarte con él. ¿Sabes cómo se llama la forma de comunicarte con Jesús? Sí, eso es, la oración.

«Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén» (Mateo 6: 9-13) Durante el Sermón del Monte, Jesús enseñó a sus discípulos y a todos los que le escuchaban a comunicarse con él. Les enseñó una oración que les sirviera de modelo para aprender a hablar con él. Todo el mundo cristiano la conoce como «el Padrenuestro». El Padrenuestro no es una oración para repetir con las mismas palabras exactas todos los días. Pero es bueno que la aprendamos de memoria porque nos ayuda a recordar cómo debemos orar y para qué. Esta semana vamos a aprender el Padrenuestro y a intentar comprenderlo un poco mejor.

Tacha las letras J, X y H paradescubrir el mensaje.

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TU LECTURA DEL LUNES «Padre nuestro que estás en el Cielo». (Mateo 6: 9, DHH) A Dios le gusta que le veamos como a un padre. Fíjate la diferencia entre dirigirte a Dios como «Señor Dios todopoderoso», o como «Padre», o casi mejor, como «Papá». Él nos creó con sus propias manos con cuidado y cariño. Pensó en cada uno de nuestros órganos y en cómo deberían funcionar. A Adán y a Eva les enseñó todo lo que necesitaban para vivir en este mundo y ellos se lo enseñaron a sus hijos. Dios nos cuida desde el Cielo y manda a sus ángeles para que nos ayuden y nos protejan. Todo esto lo hace un padre que cuida de sus hijos. Cuando hablamos con Dios, cuando oramos, debemos pensar que no es un extraño. Dios es alguien cercano a quien podemos contar nuestras alegrías y nuestras penas, no importa que parezcan tonterías de niños. A Dios le gusta escucharnos. La oración dice también que Dios es un padre «nuestro». No solo es MI padre. Lo es también de TODOS los que me rodean. Todas las personas que están conmigo son también hijos de Dios y son mis hermanos. Algunas veces discutimos con nuestros hermanos, pero siempre nos queremos. Cuando decimos al orar «Padre nuestro» reconocemos que vamos a tratar a las personas que nos rodean como a hijos de Dios y por lo tanto como a hermanos nuestros.

Une a cada niño con nuestro Padre, Dios. Hazlo con líneas que lleven directamente al Padre, sin cruzarse con ninguna otra

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MARTES «Santificado sea tu nombre». (Mateo 6: 9, DHH) «Santificado» quiere decir que vas a hablarle con respeto. ¿A tus padres les hablas mal o les tienes respeto? Hay veces que estáis jugando y hacéis bromas, pero nunca insultarías a tus padres, ¿verdad? Y cuando tienes algo importante que decirles o ellos tienen algo que decirte les prestas mucha atención, dejas los videojuegos o apagas la televisión para escucharlos mejor. Cuando hablamos con Jesús es lo mismo. Debemos hablarle con respeto y educación. Reconocemos que él es una persona importante. Imagínate que eres el hijo del presidente del gobierno. Por muy importante que fuera tu padre también hablarías con él cuando estás de paseo, jugando o haciendo los deberes, ¿verdad? Pues hablar con Dios es lo mismo. Es el ser más importante del universo, pero también es tu padre. Hay momentos en los que la oración debe ser personal y a solas, como lo hacía Jesús muchas veces, que se iba al monte a orar. Pero Dios siempre está dispuesto a escucharte mientras estás en el cole o en el parque con tus amigos. «Venga tu reino». (Mateo 6: 10, DHH) A las personas de la época de Jesús se les olvidó que los profetas hablaban del reino de Dios como un reino de paz, de justicia y de amor que empieza en los corazones, no en los ejércitos. Debemos de permitir que las enseñanzas de Jesús entren en nuestros corazones y que el reino de Dios empiece a tener su lugar en nuestra vida, en las cosas que hacemos y en la alegría y la felicidad que Dios quiere que tengamos. Orar «venga tu reino» significa pedirle a Dios que gobierne nuestra vida, como nuestro supremo rey.

Utiliza el código para descubrir algunas características del reino de Dios

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES «Hágase tu voluntad en la tierra así como se hace en el Cielo». (Mateo 6: 10 DHH) ¿Cuál es la voluntad de Dios? Dios quiere que seamos felices. Para eso nos dio las Reglas de la Felicidad. Para eso vino Jesús a esta Tierra, para que sepamos cómo comportarnos para que seamos más felices y hacer más felices a los demás. En la Biblia encontramos todos los consejos que Dios nos da para ser mejores y más felices. En la Escuela Sabática estudiamos la Biblia para entenderla mejor y así poder hacer mejor la voluntad de Dios. Si seguimos esos consejos podremos vivir en esta tierra un poco más parecido a como viviremos en la Tierra Nueva. «Danos hoy el pan que necesitamos». (Mateo 6: 11 DHH) Dios no se preocupa solo de «las cosas de la iglesia». Se preocupa también de que tengamos alimentos, una casa, juguetes, colegio y todas las cosas que necesitamos. Muchas veces la gente se olvida de todo lo que Dios creó para alimentarnos y para que tengamos fuerza, salud e inteligencia. Eso nos permite vivir, trabajar y ganar dinero. En nuestras oraciones podemos mostrar nuestro agradecimiento a Dios. Cuando pedimos a Dios que bendiga los alimentos y le damos gracias cada vez que nos sentamos a la mesa, reconocemos que dependemos de él hasta en los detalles más pequeños. No debemos olvidar tampoco que todo lo que Dios nos ha dado, lo hace para que lo compartamos con otros. Debemos ser generosos con aquellos que no tienen todas las cosas que tenemos nosotros. Cuando compartimos con los que son más pobres y necesitados, Dios nos utiliza para que a ellos tampoco les falte el pan de cada día.

¿Qué necesitan los humanos para poder vivir? Completa el crucigrama con las siguientes palabras: Alimentos - agua - aire - vestidos - casa - amor - amigos - educación - seguridad - trabajo

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3 TU LECTURA DEL JUEVES

«Perdona el mal que hacemos, así como nosotros perdonamos a los que nos hacen mal». (Mateo 6: 12, TLA) Cuando pedimos perdón reconocemos que hemos hecho algo malo y que no queremos volver a hacerlo. Eso se llama arrepentimiento. Cuando le pedimos perdón a Dios él siempre nos perdona. ¿Y nosotros? ¿Perdonamos a nuestros amigos cuando nos piden perdón? No sería correcto si le decimos a alguien... No demos por sentada la maldad del niño. Algunos no actúan así. Le decimos a alguien que le perdonamos pero no lo hacemos de corazón, y cuando nos enfadamos otra vez con él le recordamos que ya se había portado mal con nosotros en otra ocasión. Cuando Jesús nos perdona ya no vuelve a recordar lo que ha pasado. Jesús quiere que aprendamos a perdonar completamente a los que nos ofenden o lastiman. ¿Es fácil perdonar a alguien que nos ha hecho daño? A veces cuesta un poco. Hasta los adultos se acuerdan de las cosas malas que les han hecho. Es triste, ¿verdad? Sin embargo, los niños tenéis más facilidad para perdonar. Por eso él os puso como ejemplo: «Si no os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos» (ver Mateo 18: 3). Los niños sabéis cómo desenfadaros rápidamente. Jesús quiere que desaparezcan nuestros enfados y los deseos de venganza, entonces nos pareceremos más a Jesús y seremos más felices.

Encuentra 8 diferencias entre los dibujos

Indila Gandhi

Primera ministra de la India, asesinada en 1984.

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TU LECTURA DEL VIERNES «Y cuando vengan las pruebas, no permitas que ellas nos aparten de ti, y líbranos del poder del diablo». (Mateo 6: 13, TLA) Algunas versiones de la Biblia dicen «tentaciones» en vez de «pruebas». Las tentaciones son las ganas de hacer cosas que sabemos que están mal. Las pruebas son cosas malas que nos pasan. Con estas palabras le decimos a Dios que aunque nos pasen cosas malas, o las hagamos nosotros, queremos estar siempre con Jesús. También le pedimos ayuda a Jesús para hacer siempre el bien.

Rellena los espacios con las vocales que faltan y podrás leer el «Padrenuestro» en una versión moderna

Eso no quiere decir que no pasaremos por momentos difíciles que nos hagan sentirnos mal. Pasarán cosas malas porque vivimos en un mundo en el que a Satanás le gusta hacernos sufrir. Pero Jesús nos ha prometido que siempre estará con nosotros para ayudarnos. ¿Por qué él puede ayudarnos? Lee las últimas palabras del Mateo 6: 13 en tu Biblia (a ser posible en una Biblia versión Reina Valera, en otras versiones no aparece la última frase): Dios tiene el poder para ayudarnos. ¿Qué es lo último que decimos siempre en nuestras oraciones? Decimos «Amén». Significa «así sea». Quiere decir que confiamos en todo lo que Dios nos ha prometido y que podemos estar seguros de que se cumplirá.

Mateo 6:9-13 Traducción en Lenguaje Actual (versión TLA)

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4 LECCIÓN

APRENDIENDO A SER CRISTIANOS

Aprende y Comprende

TU LECTURA DEL DOMINGO Esta semana seguiremos estudiando las palabras de Jesús en el Sermón del Monte. Lo que enseñó Jesús SOBRE LA IRA Jesús continúa su sermón recordando a las personas que le escuchaban lo que dice la Ley. ¿Qué mandamiento les recuerda? (Lo sabrás si lees Mateo 5: 21). Muchas de esas personas que lo escuchaban eran judíos fieles cumplidores de la Ley. Ellos no mataban, así que creían que por cumplir la Ley al pie de la letra eran buenas personas y que Dios ya estaría contento.

«Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas» (Mateo 6: 33)

Pero para ser un buen cristiano, un seguidor de Jesús, no basta con «no matar». Tiene que cambiar también el corazón, la forma en que tratas a los demás. (Lee Mateo 5: 22). Fíjate que en el mismo mandamiento de «no matarás» Jesús incluye dos cosas a las que le da mucha importancia.

Primero, el enojo. ¿Has estado alguna vez enfadado con alguien? Pero enfadado, de verdad. ¿Cómo se ha sentido la otra persona? ¿Cómo te has sentido tú? Estar enfadado, pero muy enfadado, le hace daño a la otra persona, pero también te hace daño a ti por dentro. Es un mal sentimiento que no te deja ser feliz, ni deja ser feliz a la otra persona. Segundo, los insultos. ¿Te han insultado alguna vez? ¿Es agradable? No. A nadie nos gusta que nos insulten. Nos duele tanto que a algunas personas les dan ganas de llorar, ¿verdad? Todos podemos enfadarnos con alguien, todos podemos tener problemas con otra persona, entonces ¿qué hay que hacer? (Léelo en Mateo 5: 24). Antes que nada hay que intentar reconciliarse, hacer las paces, con la otra persona. Todos podemos caer en el error de enfadarnos o de insultar a alguien, pero un cristiano busca reconciliarse con su hermano. Observa cómo se puede transformar una palabra haciendo pequeños cambios. Ve (añade una letra) Fruto de la zarzamora (cambia una letra) Partícula de polvo (cambia una letra) Planta de poca altura (cambia una letra) Quitar la vida (añade una letra)

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Comenzando por la palabra «IRA» completa las definiciones. La palabra siguiente tiene las mismas letras, en el mismo lugar, excepto las instrucciones entre paréntesis.


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TU LECTURA DEL LUNES Lo que enseñó Jesús SOBRE LOS JURAMENTOS Y LA VERDAD Lee Mateo 5: 33. Otra costumbre de la gente en tiempos de Jesús, que todavía se mantiene en nuestros días, es la de jurar. Jurar es poner a Dios por testigo de que lo que dices es verdad. Jurar se puede hacer en dos sentidos: asegurar que lo que dices es verdad o hacer una promesa que estás obligado a cumplir. En los dos sentidos, cuando juras, pones a Dios por testigo de que el juramento es verdad. Pero, ¿y si no cumples tu promesa? ¿Y si creyendo que decías la verdad estabas equivocado? No solo quedas tú como mentiroso, también estás poniendo como mentiroso a Dios. Has visto en las películas que cuando hay un juicio se toma juramento a los testigos para que digan la verdad y solo la verdad. Seguro que has oído expresiones como «Te lo juro por ________». (Lee Mateo 5: 34-36 y sabrás lo que piensa Jesús sobre eso). Entonces, ¿qué debe hacer el cristiano? (Léelo en Mateo 5: 37). Un cristiano siempre dice la verdad porque Dios sabe si lo que decimos es verdad o mentira. Un cristiano siempre intenta cumplir sus promesas porque siempre estamos en la presencia de Dios. ¿Jesús mintió alguna vez? ¡No! ¿Jesús ha dejado de cumplir alguna de sus promesas? ¡No! Pues los que decimos ser seguidores de Jesús debemos seguir su ejemplo. Ordena las palabras de abajo según el número que las acompaña y completa este proverbio del rey Salomón (Proverbios 3: 3, 4 NVI):

Que nunca te abandone el amor y la verdad, llévalos siempre alrededor de tu cuello y escríbelos en el libro de tu corazón.

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LECCIÓN  |

4 TU LECTURA DEL MARTES Lo que enseñó Jesús SOBRE LOS ENEMIGOS

Lee Mateo 5: 43. Jesús utiliza un dicho popular entre los judíos. Para algunos maestros judíos el prójimo era otro judío y todos los demás eran enemigos contra los que luchar. Pero Jesús está completamente en contra de este dicho popular. ¿Cuál es la propuesta de Jesús? (Léela en Mateo 5: 44). ¿Es posible amar a los enemigos? En seguida Jesús da una explicación. Dios ama a todos, los buenos y los malos, los que le aman y los que le odian. Y los bendice a todos por igual (ver Mateo 5: 45). Jesús pone el ejemplo de las personas más odiadas por los judíos, los recaudadores de impuestos. Los publicanos también aman a los que les aman (ver Mateo 5: 46). Incluso los paganos aman a los que los aman (ver Mateo 5: 47). Entonces los cristianos, ¿en qué se diferencian de los paganos o de los publicanos? Los cristianos deben parecerse a Dios quien ama incluso a los que lo odian. (Lee el mandato de Dios en Lucas 6: 35, 36).

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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Lo que enseñó Jesús SOBRE LA ADORACIÓN Mucha de la gente que escuchaba a Jesús estaba acostumbrada a adorar en el Templo. Allí, los escribas, fariseos y sacerdotes adoraban de forma que todo el mundo pudiera verlos y que todo el mundo los admirara. La adoración no debiera ser una forma de presumir ante los demás. La adoración es un encuentro personal e íntimo con Dios. A algunas personas ricas les gustaba presumir delante de todo el mundo de cuánto dinero daban al Templo y a los pobres y cómo hablaban con Dios (ver Mateo 6: 2, 5). Pero Jesús propone otra forma adorar. (Léela en Mateo 6: 6). La oración es tu conversación con Dios y a nadie más le importa lo que hablas con tu amigo. Por eso Jesús propone que busques un lugar tranquilo para que puedas hablar a solas con él. Jesús también pone el ejemplo de cómo oraban los gentiles. Los gentiles, o los paganos, se aprendían oraciones de memoria y las repetían y repetían como una forma de pedir a sus dioses un favor. Cuanto más veces repetían esas oraciones más posibilidades había que los dioses escucharan sus oraciones y les contestaran. ¿Qué es lo que opina Jesús sobre esa forma de orar? (Lee Mateo 6: 7, 8). Cuando te acercas a Jesús en oración tienes que tener la confianza de que él ya conoce todo lo que tú necesitas y que siempre te contestará. La oración no es una forma de conseguir cosas de Dios, es una forma de comunicarte con él.

Observa a todas estas personas orando. ¿Qué forma de orar prefieres? ¿Hay alguna forma de orar más correcta? ¿Hay alguna incorrecta? ¿Por qué? Lleva tus ideas a la clase del sábado

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LECCIÓN  |

4 TU LECTURA DEL JUEVES Lo que enseñó Jesús SOBRE LAS COSAS MATERIALES

Muchas de las personas que escuchaban a Jesús estaban preocupados por las cosas materiales. Es normal. Necesitamos el dinero para comprar alimentos, para tener una casa, ropa o los libros del colegio. Pero Jesús no quería que sintieran tanta preocupación como para olvidar otras cosas importantes. (Lee Mateo 6: 25). Ahora piensa en cosas importantes que hay en tu vida que no se pueden comprar y escríbelas aquí para poder compartirlas en la clase el sábado.

Jesús quería asegurarse de que las personas que lo escuchaban entendieran que a Dios le importa cada una de las personas de este planeta. Para que lo comprendieran bien utilizó varios ejemplos de la naturaleza.

Completa el cuadro Texto

ELEMENTO NATURAL

CÓMO DIOS LO CUIDA

Mateo 6:26 Mateo 6:28 Mateo 6:30 Si Dios cuida de cosas tan insignificantes, ¿cómo no va a cuidar de sus hijos? (Lee Mateo 6: 34).

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES Lo que enseñó Jesús SOBRE NUESTRA RESPONSABILIDAD Jesús también utiliza el ejemplo de los padres. ¿Los padres buscan algo malo para sus hijos? No. Los padres intentan dar lo mejor a sus hijos. (Lee los ejemplos que usó Jesús en Mateo 7: 9-11). Entonces ¿qué debemos hacer? ¿Debemos esperar a que Dios haga todas las cosas y nosotros despreocuparnos de todo? No, no es eso lo que Jesús quería decir. Nosotros también tenemos la responsabilidad de hacer nuestra parte. (Lee en Mateo 7: 7, 8 cuál es nuestra parte). Fíjate bien que el cristiano no se queda quieto. Pide hasta que recibe lo que necesita, busca hasta que encuentra la solución y llama hasta que recibe una respuesta. Lo único que Dios necesita para actuar es que las personas estén dispuestas a dejarse ayudar. El Sermón del Monte es la guía de conducta del cristiano, y si tuviéramos que elegir un solo texto que resuma todo lo que Jesús desea para nosotros bien podría ser Mateo 6: 33, el versículo para recordar de esta semana.

Completa el texto que aparece en el rollo colocando las vocales que faltan.

Es el versículo de Mateo 6:33 en la versión La Palabra.

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5 LECCIÓN

Aprende y Comprende

UN CIEGO DE NACIMIENTO TU LECTURA DEL DOMINGO Los judíos del tiempo de Jesús pensaban que las enfermedades eran un castigo de Dios por haber hecho cosas malas. Hoy en día sabemos que nos ponemos enfermos porque a veces, nuestros cuerpos funcionan mal. Cuando Dios nos creó, teníamos un cuerpo perfecto que no enfermaba, pero desde que Satanás empezó a estropearlo todo, aparecieron enfermedades y defectos en nuestros cuerpos que nos hacen sentir dolor y pasarlo mal. Pero sabemos que en la Tierra Nueva, cuando Satanás y el pecado hayan desaparecido, volveremos a tener cuerpos sanos y perfectos que no enfermarán.

«Y él dijo: Señor, creo» (Juan 9: 38)

Jesús visitaba Jerusalén. Un sábado, Jesús y sus discípulos se encontraron con un hombre, ciego de nacimiento, que mendigaba en la calle. Los discípulos le hicieron a Jesús una pregunta que a nosotros nos parece bastante cruel. (Léela en Juan 9: 2). Jesús se sintió triste por esa pregunta. ¿Acaso Dios es tan vengativo? Dios no desea la enfermedad de nadie, no nos castiga con la enfermedad. Todo lo contrario, él nos da consejos para que no enfermemos. Es verdad que algunas veces, por culpa de nuestros malos hábitos, podemos enfermar. Jesús dedicó mucho tiempo de su vida en esta tierra a sanar a los enfermos, no a castigar a nadie por sus pecados. Jesús fue muy claro en su respuesta. (Puedes leerla en Juan 9: 3).

La ceguera de ese hombre no era por culpa de nadie, ni de sus padres por haber hecho nada malo, ni del hombre porque no había podido hacer nada malo antes de nacer ni de Dios por castigarle. Es más, les dijo: «Vais a ver cómo Dios no quiere que este hombre continúe enfermo».

Piensa un poco Es muy posible que tú hayas enfermado alguna vez porque alguien te contagió un virus. Por ejemplo, quizás algún hermano tuyo te haya contagiado, o tú a él, la varicela o el sarampión. Nadie tiene la culpa pues se contagian por la proximidad. Así que los discípulos se equivocaron al hacer esa pregunta. Lo hicieron porque eso era lo que les habían enseñado desde niños. Sin embargo, Dios nunca desea nuestras enfermedades.

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TU LECTURA DEL LUNES Jesús se acercó a aquel hombre mientras todos lo observaban e hizo algo un poco raro. (Lo sabrás si lees Juan 9: 6). Luego le dijo que fuera al estanque de Siloé a lavarse. ¿Qué hizo el ciego? (Léelo en Juan 9: 7). El estanque de Siloé estaba bastante lejos de allí. Pero el ciego obedeció a Jesús y caminó hasta allí con el pegote de barro en sus ojos. Y cuando se lavó… ¡Podía ver! Nunca había visto el cielo, ni el agua, ni las flores, ni a sus amigos. Y ahora… ¡todo era tan hermoso! Aquel hombre solo podía pensar en volver para dar las gracias a Jesús. Cuando regresó, Jesús había continuado su camino. Ya no estaba. Pero sus vecinos y todos los que lo habían visto mendigando, sí que estaban. Cuando lo vieron no se lo podían creer. Había cambiado. La expresión de su cara era tan distinta… Sus ojos brillaban. Sonreía y miraba todo disfrutando de su visión. El hombre no había podido ver a Jesús. Lo único que sabía era su nombre. Deseaba poder encontrarlo para darle las gracias. VERTICALES 1.- Limpiarse algo con agua. 2.- Mezcla de agua y tierra. 3.-Hacer que alguien se ponga bien de una enfermedad. 4.- Incapaz de ver. HORIZONTALES 1.- Brillo que proviene del sol, fuego o aparatos eléctricos y permite ver 5.- Lo contrario de cerrar. 6.- Ser humano adulto macho. 7.- Los dos órganos de la vista.

Piensa un poco No poder ver es de las cosas más tristes que le puede ocurrir a alguien porque no puede admirar las cosas bonitas de la vida y porque la ceguera incapacita para la mayoría de los trabajos. Debemos dar gracias a Dios por el don de la vista y solidarizarnos con quienes no la tienen. La sociedad debería dar a los ciegos y a otras personas con distintas discapacidades los medios para poder vivir con dignidad.

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5 TU LECTURA DEL MARTES Lo que enseñó Jesús SOBRE LOS ENEMIGOS

El milagro había sucedido en sábado. Y eso era un problema para muchos de los contemporáneos de Jesús, ya lo estudiamos el trimestre pasado. Cuando Jesús vino al mundo a vivir, los judíos habían hecho cientos de reglas y estaban orgullosos de ellas. Dios no les había dado esas reglas. Estas son algunas de las absurdas reglas que imponían a los demás para guardar el sábado: No podían encender un fuego, ni siquiera una vela. Encendían el fuego antes de la puesta de sol y lo mantenían encendido todo el día. No podían cargar nada, ni siquiera su pañuelo. Si tenían gripe tenían que sujetar el pañuelo a su ropa con un seguro o coserlo antes de la puesta de sol. No podían amarrar o desatar un nudo. No podían escribir. No podían caminar más allá de 1,2 kilómetros alrededor de su poblado. Si una gallina ponía un huevo en sábado, no lo podían usar, lo tenían que tirar o vendérselo a un gentil. No se podían mirar en el espejo en sábado. No podían amasar o mezclar comida, ni medicinas, ni barro. No podían ayudar a un enfermo en sábado, si no estaba a punto de morir. A Jesús estas leyes no le parecían correctas. (Lee lo que dijo Jesús sobre qué hacer en sábado en Mateo 12: 12). Esta vez Jesús había desobedecido dos leyes: había amasado barro y había sanado a un enfermo que no estaba a punto de morir. No era la primera vez que él ayudó a la gente en sábado por eso lo odiaban los fariseos y dirigentes judíos: estaba desobedeciendo sus absurdas leyes. En el cuadro de abajo escribe o dibuja qué cosas te gusta hacer en sábado que no haces el resto de la semana, o qué haces con más libertad y tranquilidad en sábado.

SÍ, ! O D A B Á S S ¡E

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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES La curación de aquel hombre causó mucho revuelo aquel sábado. Cuando los fariseos se enteraron lo mandaron llevar a la sinagoga. Le interrogaron como si Jesús fuera un delincuente (ver Juan 9: 10-15). Luego se inició una gran discusión. Algunos fariseos decían que Jesús era un pecador porque había curado en sábado. Pero otros decían que no podía ser un pecador porque Dios había obrado un milagro maravilloso por medio de él. (Ver Juan 9: 16). Otras personas no querían creer que aquel hombre había sido ciego. Preferían creer que era un mentiroso, que se había estado haciendo pasar por ciego para recibir limosnas. Por eso llamaron a sus padres para ver si era verdad. (Ver Juan 9: 18). Naturalmente, sus padres testificaron que había nacido ciego, pero ellos no habían estado presentes en el milagro y no sabían cómo había sucedido. Luego llamaron al hombre otra vez intentando que dijera que Jesús era malo porque había hecho barro y lo había curado siendo sábado. Así tendrían una excusa para detener a Jesús y meterlo en la cárcel. (Ver Juan 9: 24). Pero ¿qué dijo el hombre? (Lee en Juan 9: 31-33 con qué valentía respondió). Los fariseos se enfadaron muchísimo y expulsaron a aquel hombre de la sinagoga. Ordena las palabras para leer el testimonio del ciego en Juan 9: 25

Piensa un poco ¿Qué te parece que los dirigentes religiosos de entonces, los fariseos, hubiesen expulsado al ciego de la sinagoga? ¿Tenían razón? ¡No! En realidad, la tomaron con él porque tenían miedo a que Jesús fuese más popular que ellos. No les importaba el bien que Jesús había hecho. Eran unos egoístas que solo pensaba en ellos mismos. Si lo piensas bien, los fariseos estaban muy ciegos espiritualmente porque no querían ver las verdades del evangelio que anunciaba Jesús. Aprende esta lección: si somos egoístas y solo pensamos en nosotros, podemos quedar tan ciegos espiritualmente como aquellos fariseos y hacer muchas tonterías como ellos.

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LECCIÓN  |

5 TU LECTURA DEL JUEVES

Ser expulsado de la sinagoga era un castigo terrible. Imagínate que a ti te prohíben volver a entrar en la iglesia y hacer cualquier actividad con los demás creyentes. En el caso de ese ciego era peor, porque sus vecinos podían dejar de hablarle o de tratar con él. Jesús se enteró de lo que había estado pasando en la sinagoga y fue a buscarlo. Por primera vez el hombre contempló, con sus ojos curados, el bondadoso rostro de Jesús. Pero el hombre todavía no sabía quién era Jesús. Solo sabía su nombre y que era profeta. Entonces Jesús le hizo una pregunta muy importante. Una pregunta que tenemos que responder todos nosotros, aunque seamos niños.

Jesús le dijo: «¿Crees en el Hijo de Dios?» (ver Juan 9: 35). Le estaba preguntando si creía que él era el Mesías prometido. ¿Qué le respondió el hombre que había sido ciego? (Léelo en Juan 9: 38). ¡Claro que quería creer! Si Jesús, que lo había sanado, era un verdadero profeta, seguro que podría decirle quién era el Mesías. La respuesta de Jesús le hizo olvidar la tristeza por haber sido expulsado de la sinagoga. (Léela en Juan 9: 37, 38). ¡Qué día tan feliz debe haber sido para el hombre que había nacido ciego! Primero obtiene la vista y luego conoce al Mesías en persona. ¿Qué le habrías dicho a Jesús si tú hubieses sido ese hombre?

Encuentra 9 diferencias entre los dos dibujos

Piensa un poco Aquel hombre que había sido ciego había podido ver la salvación de Dios con sus propios ojos. Experimentó un adelanto de lo que será la vida eterna, sin enfermedades ni dolor. Los fariseos se perdieron esa oportunidad. Eligieron ser ciegos ante las pruebas de amor de Jesús.

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TU LECTURA DEL VIERNES No era la primera vez que Jesús se relacionaba con personas a las que los fariseos excluían y ni siquiera se acercaban a ellos. Los publicanos, o recaudadores de impuestos, eran especialmente odiados por los fariseos y sacerdotes. Pero a Jesús no le importaba cuál era el trabajo de la gente o cuál era su problema. Jesús veía el corazón de las personas y su deseo sincero de seguirle y de pertenecer a su reino de amor y paz. Jesús estaba en Capernaún. Allí vivía Mateo, un recaudador de impuestos. Mateo había escuchado a Jesús y cuando recibió la invitación de unirse a su grupo de discípulos lo dejó todo y se unió a Jesús (ver Mateo 9: 9). «¡Qué vergüenza!», pensaban los fariseos. Un maestro como Jesús no podía permitir que un publicano se le acercara. Pero Jesús no era un maestro cualquiera. No solo permitió que Mateo le escuchara sino que Jesús mismo lo elije como uno de sus ayudantes de confianza.

Colorea el camino que lleva a la respuesta de Mateo

¿Cómo se comportaba Jesús con Mateo? (Léelo en Mateo 9: 10). Lo que más avergonzaba a los fariseos es que Jesús compartiera la mesa, la conversación y su amistad con otros «pecadores». Pero Jesús intentó explicarles sus razones. (Lee Mateo 9: 13). Jesús vino a salvar a los pecadores. Todos somos pecadores. Y eso es lo que no entendían los fariseos. Ellos se creían perfectos, que todo lo hacían bien y por eso eran especiales para Dios. Si ellos se creían justos y buenos, entonces no necesitaban a Jesús. Solo las personas que reconocen su necesidad de Jesús dejan que Jesús las salve.

Piensa un poco Cuando Jesús le dijo a Mateo «¡Sígueme!» es muy posible que el propio Mateo se extrañase: «¿Yo? ¿Pero sabes quién soy yo? A mí nadie me quiere porque soy publicano…» Sin embargo, Jesús sí lo amaba. Él no rechaza a las personas que se equivocan. Cuando tú haces algo que no debes, Jesús te sigue amando a pesar de todo y te dice: —Yo quiero seguir siendo tu amigo. Espero que rectifiques.

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MÁS FUERTE QUE LA MUERTE

Aprende y Comprende

TU LECTURA DEL DOMINGO Esta semana vamos a estudiar dos historias increíbles. Jesús estaba en Capernaún. Recuerdas esta ciudad, situada al norte de Israel, ¿verdad? Allí vivía Pedro, y Jesús pasó mucho tiempo en ella. Recuerda también que, en el tiempo de Jesús, los romanos habían conquistado toda la zona de Israel. Aunque el rey Herodes gobernaba Galilea, tenía que dar cuentas al emperador romano. Por eso había muchos soldados romanos en toda Galilea y en Judea. En Capernaún vivía un centurión romano. Un centurión era un oficial muy importante del ejército. Tenía a su cargo a entre 80 y 100 soldados, y a algunos siervos o esclavos para ayudarle.

«Porque nada hay imposible para Dios» (Lucas 1: 37)

No sabemos el nombre de este centurión, pero sí sabemos que mientras estuvo viviendo en Israel aprendió muchas cosas sobre Dios. Aprendió que los ídolos que había adorado antes, no tenían ningún poder y que solo Dios nos escucha y se preocupa por nosotros.

El centurión quería hacer todo lo posible para demostrar su fe en el Dios de Israel. Hasta pagó la construcción de una sinagoga. Pero algunos judíos lo seguían tratando con sospecha. Podía entrar en la sinagoga pero debía mantenerse en un lugar apartado y no podía participar de algunos ritos.

Restos de una sinagoga en Capernaún. No sabemos si es la que el centurión pagó, pero, si no lo es, debió ser parecida.

Piensa un poco Imagina cómo debía sentirse el centurión. Él amaba a Dios, pero algunas personas lo veían como un creyente «de segunda». Aquel hombre seguía confiando en Dios a pesar de las personas. Las personas, a veces, fallamos, nos equivocamos, nos portamos mal… pero Dios nunca te fallará, nunca te dejará solo y nunca se portará mal contigo. Pon tu fe en Cristo, no en las personas.

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TU LECTURA DEL LUNES En el momento que cuenta nuestra historia, el centurión estaba muy preocupado. ¿Sabes por qué? (Léelo en Lucas 7: 2). Esto nos hace pensar qué clase de persona era ese hombre. ¿Quién se preocupaba tanto por un siervo? Si fuera su hijo, su hermano o su amigo, parecería normal que estuviera preocupado, pero en aquel tiempo, un siervo era una pertenencia más. Sin embargo, el centurión no lo trataba como a un objeto; lo apreciaba tanto como para buscar toda la ayuda posible para intentar sanarlo. El centurión, como la mayoría de las personas en Capernaún, había oído hablar de Jesús y de sus milagros. Había oído también cómo trataba Jesús a todo el mundo, con amabilidad y cariño.

Como algunas personas seguían tratándole con desprecio por ser gentil y además un soldado enemigo, pensó que Jesús se molestaría por tener cerca a un soldado romano y pidió los ancianos de la ciudad que hablaran con Jesús en su nombre. Los ancianos estuvieron dispuestos a hablar a Jesús del problema del centurión. Le dijeron que era una buena persona, que amaba a Dios y que había mandado construir una sinagoga. ¿Crees que Jesús quiso ayudarlo? ¡Claro que sí! ¿Por qué crees que Jesús quiso ayudarlo? ¿Porque era buena persona? ¿Tú qué crees? ¿Jesús nos ayuda solo cuando somos buenos, o nos ama y quiere ayudarnos siempre?

Sabía que Jesús era especial y que tenía el poder que venía de Dios. Cuando se enteró de que Jesús venía a la ciudad quiso pedirle que sanara a su siervo, pero no se atrevía.

Ayuda al centurión a encontrarse con Jesús evitando todos los prejuicios del camino

Piensa un poco Esta es una historia de prejuicios. Los judíos pensaban que los extranjeros estaban excluidos del reino de Dios. El centurión, influido por lo que le habían dicho, se creía indigno de acercarse a Jesús. ¿Cuántos prejuicios podemos tener hoy en nuestra sociedad con respecto a Dios? Jesús nos invita a acercarnos a él sin prejuicios. Él nos ama tal y como somos, y punto.

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6 TU LECTURA DEL MARTES

Pero lo que hizo Jesús sorprendió a todos: se puso en camino a la casa del centurión (ver Mateo 8: 7). Seguramente muchas personas pensarían que lo que hacía Jesús era una barbaridad. ¡Un maestro judío que iba a la casa de un centurión romano! ¡Iba a casa del enemigo! ¡Se contaminaría si entraba en la casa de un pagano!

judíos pensaban. Pero Jesús tenía que enseñarles que nadie es tan malo como para que Jesús no lo ame, ni siquiera los soldados enemigos de Israel.

Pero Jesús no veía al centurión como un enemigo ni como pagano. Jesús veía a una persona que necesitaba ayuda. El centurión no se imaginaba que el mismo Jesús iba camino de su casa. Él sabía que muchas personas que se consideraban «buenos judíos» nunca irían a casa de un romano. Muchas personas que se consideraban «buenos judíos» jamás se relacionaban con otras personas que no fueran judíos a no ser por obligación. Por eso se sorprendió cuando se enteró de que Jesús estaba en camino. Así que salió a su encuentro. (Lee en Mateo 8: 8 lo que le dijo a Jesús). El centurión pensaba que por ser romano no merecía la compañía de Jesús. Eso era también lo que muchos

Ordena correctamente las palabras de los cuadros para completar el texto de Mateo 8: 8 LA

ORDEN DA TAN

SIERVO

SANADO Y

SOLO

QUEDARÁ

MI

Piensa un poco Esta historia contiene varias enseñanzas: 1. Que hay personas buenas entre los que no son cristianos. 2. Que debemos ser respetuosos con quienes no piensan igual que nosotros, como lo era el centurión con las creencias judías y que tantos halagos recibía de todos, incluso del propio Jesús. 3. Un cristiano debe actuar como Jesús y ayudar a todo aquel que lo necesita. 4. El centurión tenía tal fe en el poder de Jesús que estaba convencido de que podía curar a su siervo incluso aunque no lo viese personalmente.

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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES ¿Recuerdas las palabras del centurión? (Puedes leerlas otra vez en Mateo 8: 8).

Encuentra 8 diferencias entre los dos dibujos

Cuando Jesús oyó las palabras del centurión romano se quedó admirado. Entonces miró a todos los que lo seguían y ¿qué les dijo? (Léelo en Mateo 8: 10). La fe en Jesús no es solo de unos pocos. Todo el mundo puede tener fe en Jesús. Y Jesús no rechaza a nadie. Ahora era el momento de que los judíos entendieran que Dios no era solo Dios de Israel sino de todo el mundo. Jesús les dijo que muchas personas de todos los países y razas, de países cercanos y lejanos conocerían al Dios de Israel y que disfrutarían todos juntos, judíos y gentiles de la Tierra Nueva (ver Mateo 8: 11). Para los judíos el mayor premio era que algún día, en la Tierra Nueva, se podrían sentar a comer con Abraham, Isaac y Jacob. Jesús les dijo que en la Tierra Nueva también los extranjeros se sentarían a la mesa de Abraham, Isaac y Jacob. Lee en Mateo 8: 13 lo que ocurrió después.

Piensa un poco Fíjate en el diálogo que tuvieron el centurión y Jesús: —Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le dijo: —Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión: —Señor, no soy digno de que entres en mi casa; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a este: «Ve», y va; y al otro: «Ven», y viene; y a mi siervo: «Haz esto», y lo hace. Y Jesús se quedó maravillado por la gran fe del centurión y por su humildad. Un centurión era un oficial importante acostumbrado a mandar. Y sin embargo no se sentía digno ante Jesús. Era humilde y reconocía que Jesús tenía autoridad sobre él. Jesús se emocionó ante tanta fe y tanta humildad. Por lo tanto el centurión es un ejemplo para nosotros hoy.

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6 TU LECTURA DEL JUEVES

Después de sanar al siervo del centurión, Jesús y sus discípulos fueron a un pueblo llamado Naín que estaba a unos 35 kilómetros. Hacer hoy 35 kilómetros es fácil. Tardaríamos media hora en coche. Pero en la época de Jesús había que ir andando. Tardarían por lo menos dos días en llegar. Por el camino, muchas personas se unieron al grupo de los discípulos para escuchar a Jesús y para preguntarle todo lo que querían saber. Cuando llegaron a Naín había una gran multitud de personas felices, caminando con Jesús. Pero cuando llegaron a la puerta de la ciudad, todos guardaron silencio. Un grupo de personas salían llorando de la ciudad. Llevaban el cuerpo de un muerto para enterrarlo en el cementerio a las afueras de Naín.

El muerto era un joven. No sabemos por qué murió. Tal vez estaba enfermo. A lo mejor tuvo un accidente. Si Jesús hubiera llegado antes, lo podía haber sanado, pero ahora estaba muerto. Junto a la camilla del joven muerto caminaba su madre. Jesús quiso saber quién era y la gente del pueblo le contó que era una mujer viuda que solo había tenido a ese hijo. Ahora estaba completamente sola. En los tiempos de Jesús, las mujeres lo tenían muy difícil para trabajar fuera de casa. Para tener una casa y alimentos dependían de tener un marido o unos hijos que la cuidaran. Aquella mujer había perdido a su marido y ahora perdía también a su hijo. ¿Qué iba a ser de ella? ¿Cómo se sintió Jesús? (Léelo en Lucas 7: 13).

Piensa un poco Jesús se siente triste cuando nosotros estamos tristes, se preocupa por nosotros y quiere consolarnos como quiso consolar a la viuda.

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TU LECTURA DEL VIERNES La pobre madre lloraba con el corazón roto. Se sentía muy triste y sola, pero agradecía la compañía de sus vecinos y amigos. También agradeció las palabras amables de aquel extraño. La mujer no conocía a Jesús y le sorprendió que un forastero se acercara a la camilla de su hijo y la tocara. Todo el mundo se paró y guardó silencio. Seguramente se secaron las lágrimas para ver qué es lo que estaba haciendo Jesús. ¿Qué es lo que dijo Jesús? (Léelo en Lucas 7: 14). Entonces el joven abrió los ojos y se sentó. La Biblia dice que empezó a hablar. Seguramente para preguntar qué había pasado y saber dónde estaba su madre. Es posible que Jesús lo ayudara a quitarse las telas con las que estaba envuelto y con las que lo iban a enterrar. ¿Te puedes imaginar la cara de toda la gente del pueblo? ¿Te puedes imaginar la cara de la madre? Entonces Jesús le ayudó a acercarse a su madre. Al abrazarse, la madre comenzó a llorar de nuevo, tal vez incluso más alto que antes, pero esta vez era de alegría y felicidad. Jesús había hecho muchos milagros. Había sanado a mucha gente, pero nunca había resucitado a nadie. Ahora la gente sabía que el poder de Jesús era el poder de Dios porque solo Dios tiene poder sobre la muerte. Y algún día, cuando Jesús vuelva a buscarnos, resucitará a todos para que podamos vivir felices y para siempre en la Tierra Nueva, donde ni la muerte, ni la tristeza ni el dolor existirán.

Completa el crucigrama

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7 LECCIÓN

EL MAYOR DE LOS PROFETAS

Aprende y Comprende

TU LECTURA DEL DOMINGO Mientras Jesús predicaba en Judea y en Galilea, su primo Juan todavía seguía predicando y bautizando junto al rio Jordán. Durante algunos meses, Jesús predicó en Judea, cerca de donde Juan predicaba y bautizaba. Algunos de los discípulos de Juan habían decidido seguir a Jesús (ver Juan 1: 35-40). Andrés era uno de ellos y probablemente el otro era Juan.

«Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida» (Apocalipsis 2: 10)

En ese tiempo, los discípulos de Jesús también bautizaban con el mismo rito que lo hacía Juan (ver Juan 3: 22; compara con Juan 4: 2). Y los discípulos de Juan se pusieron celosos porque Jesús bautizaba a más personas que Juan (ver Juan 4: 1). Así que fueron a hablar con su maestro a quejarse. Veían a Jesús como si fuera la competencia. Juan les dijo a sus discípulos que no estaba bien que se sintieran así. ¿Qué les recordó sobre Jesús? (Léelo en Juan 3: 28). Luego les puso un ejemplo que ellos comprendían bien. En aquella época, cuando un chico quería casarse, elegía a uno de sus mejores amigos para que hiciera todos los preparativos. Y cuando llegaba el día de la boda, este se sentía feliz por ver que su amigo se había casado con la mujer que amaba. Juan se sentía como el amigo del novio. Él había preparado la llegada del Mesías y se sentía feliz de ver que la gente seguía a Jesús. (Puedes leerlo en Juan 3: 29, 30). Juan sabía que Jesús era el Mesías que había venido al mundo para salvarnos. Sabía que la gente tenía que seguir a Jesús, no a él. Juan lo tenía muy clarito. (Puedes leerlo en la primera parte de Juan 3: 36).

Piensa un poco La Biblia dice que la misión de Juan consistía en preparar el camino, o en ser el amigo del novio. Si te pidieran a ti que pusieras un ejemplo de cuál era la misión de Juan, seguramente se te ocurrirán otros ejemplos más modernos. Piénsalo y compártelos en la clase el sábado.

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TU LECTURA DEL LUNES En aquella época Herodes Antipas reinaba sobre la región de Perea y de Galilea.

Encuentra 8 diferencias entre los dos dibujos

Era un hombre caprichoso, acostumbrado a hacer todo lo que quería y a sobornar con dinero y favores a las autoridades romanas. Uno de los escándalos que marcaron su reinado fue el divorcio de su esposa, una princesa nabatea, para casarse con Herodías, la mujer de su hermano Herodes Filipo. Herodes Antipas admiraba a Juan el Bautista, lo escuchaba de buena gana, pero no le hacía caso. Juan el Bautista le había advertido que no se casara con Herodías (Ver Marcos 6: 18), pero Herodes se había enamorado de su cuñada y, sin importarle nada, por encima de todo, se casó con ella. A partir de entonces Herodías odió a Juan profundamente. Le hubiera gustado que Herodes lo ejecutara inmediatamente, pero el rey respetaba al profeta. Tanto insistió, que Herodías consiguió que Herodes encarcelara al profeta (ver Lucas 3: 19, 20). Juan el Bautista estuvo encarcelado más de un año en las mazmorras del palacio de Herodes. Durante ese tiempo Herodes permitió que sus discípulos lo visitaran. Incluso él mismo podía visitarlo y escuchar sus enseñanzas (ver Marcos 6: 20). Cuando los discípulos de Juan lo visitaban, Juan preguntaba por Jesús y ellos le contaban que se había convertido en un maestro seguido por multitudes. Juan se sentía reconfortado porque el Mesías estaba cumpliendo su misión.

Piensa un poco Juan decía siempre lo que pensaba que debía decir, incluso al mismísimo rey. Como hablaba de parte de Dios, no le importaban las consecuencias que para él traerían sus palabras. Era muy valiente y siempre decía la verdad. Quizás por ello, Jesús dijo que el Bautista había sido el profeta más grande que nunca había existido. Las personas admiran a quienes nunca engañan. ¿No querrías ser igual que Juan el Bautista?

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LECCIÓN  |

7 TU LECTURA DEL MARTES

La cárcel no es un sitio agradable. Juan se mantenía en contacto con Dios todos los días por medio de la oración y eso le daba fuerzas y esperanza para soportar la prisión. En la cárcel también pasó por momentos de desánimo. Escuchaba cómo Jesús hacia milagros y ayudaba a los enfermos, incluso resucitaba muertos. Pero él no podía verlo con sus propios ojos, ni podía hablar con él. ¡Tenía tantas preguntas que hacerle! En la mente de Juan seguramente estaba un texto de Isaías. (Puedes leerlo en Isaías 42: 7). Él estaba en la cárcel. ¿Podría Jesús liberarlo? En una de las visitas de sus discípulos, tal vez hablaron de esto mismo. Juan había demostrado muchas

veces su seguridad de que Jesús era el Mesías. Pero sus discípulos, dolidos por la prisión de su maestro, necesitaban tener también esa seguridad. Así que los envió a ver a Jesús con un mensaje. (Puedes leerlo en Lucas 7: 19). Jesús no respondió. Al menos no con palabras. ¿Qué hizo Jesús estando con los discípulos de Juan? (Léelo en Lucas 7: 21). Cuando terminó la jornada, Jesús habló con ellos. ¿Qué tenían que responder a Juan? (Lee Lucas 7: 22). Los discípulos de Juan volvieron a ver a su maestro. ¿Quién, si no el Mesías, podría hacer todos esos milagros?

Si tú hubieras sido un discípulo de Juan podrías haberle contado todos estos milagros. ¿Los recuerdas? ¿Puedes nombrarlos? Escribe junto a cada dibujo de qué milagro se trata.

Piensa un poco ¿Sabes? Hay situaciones en la vida que pueden ser dolorosas. La encarcelación de Juan fue una de ellas. Pero si miramos a Jesús, podremos dar la vuelta a la situación y, al confiar en él, verla de otro modo. Mira la cara de al lado. Luego dale la vuelta a la página mirándola del revés, y verás que si confías en Jesús la forma de ver las cosas cambia. Así que ya sabes: si estás triste, díselo a Jesús y confía en él.

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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES No sabemos cuánto tiempo estuvo Juan en prisión antes de que Herodías tuviera la ocasión que había estado esperando para vengarse. Herodes dio una fiesta para celebrar su cumpleaños. Estaban invitados todas las personas importantes de Galilea: príncipes, nobles, mercaderes ricos y gobernantes romanos. Era muy importante que todo el mundo se divirtiera para luego poder tener amigos importantes a los que pedir favores. Ya te puedes imaginar cómo eran esas fiestas, seguramente muy parecidas a las fiestas romanas. Mucha comida exquisita, música, actuaciones de malabares, domadores de fieras, bailarinas y sobre todo mucho, pero mucho alcohol. En un momento de la noche, Herodías tuvo una idea. Su hija Salomé era una muchacha realmente hermosa. Sabía bailar muy bien y además era princesa. Eso iba a ser un espectáculo realmente original, ya que las princesas o las mujeres con un cierto rango social jamás se hubieran ofrecido a bailar como un espectáculo ante un montón de borrachos. Cuando los hombres vieron la danza de Salomé se quedaron con la boca abierta. Tanto les impresionó que el mismo Herodes, su padrastro, le ofreció una recompensa especial (ver Marcos 6: 22, 23). Salomé había bailado porque su madre se lo pidió y no pensaba que el rey le iba a ofrecer ningún regalo por ello. Así que salió de la sala para hablar con su madre. No sabía qué pedirle. Ella tenía todo lo que necesitaba, era una princesa. ¿Qué le aconsejó su madre? (Lee la terrible respuesta en Marcos 6: 24). Esa mujer, Herodías, lo tenía todo bien planeado. ¿Se atrevería Herodes a negar ese «regalo» a la bella Salomé?

Curiosidades La Biblia no menciona el nombre de la hija de Herodías. Sabemos que se llamaba Salomé gracias a un historiador judío, Flavio Josefo, que vivió en el siglo I d.C.

Solo dos de las «Salomés» son exactamente iguales. ¿Sabes cuáles son?

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LECCIÓN  |

7 TU LECTURA DEL JUEVES

Herodías había planeado todo con mucho cuidado. Herodes había jurado entregar a la joven Salomé cualquier cosa que ella le pidiera. Y ahora Salomé iba a pedir la muerte de Juan el Bautista. Herodes estaba obligado a cumplir su promesa hecha delante de todas las personalidades más importantes de Galilea. No podría decir que no. Salomé entró de nuevo en la sala y entre la música y las risas se hizo un gran silencio. Todo el mundo estaba deseando saber cuál era el deseo de la joven. Cuando Salomé pidió la cabeza de Juan en una bandeja, el rostro de Herodes cambió. Él no deseaba su muerte. Sabía que si mataba al profeta se arriesgaba a una protesta del pueblo. Él mismo lo había estado protegiendo mientras estaba en la cárcel porque lo consideraba un verdadero profeta. Pero había jurado dar a Salomé todo lo que ella pidiera. ¿Qué hizo entonces el rey? (Lee Marcos 6: 26-28). A causa del alcohol y el orgullo de un rey caprichoso, uno de los grandes profetas de Dios fue asesinado. Herodes permitió que sus discípulos se llevaran el cuerpo del profeta para enterrarlo fuera de la cárcel donde había vivido los últimos meses. Luego avisaron a Jesús (ver Mateo 14: 12).

Piensa un poco La fuerza del carácter se manifiesta cuando eres capaz de mantener tus principios a pesar de lo que los demás puedan pensar de ti. Herodes no tenía un carácter fuerte porque hizo lo que los demás querían, no su propia voluntad. Dios te dio libertad y capacidad de pensar por ti mismo. No dejes que la presión del grupo o de una persona te la quite.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES Cuando Jesús se enteró de la muerte de Juan el Bautista se entristeció mucho. Tanto que subió a una barca y se fue a un lugar donde pasar su dolor sin que nadie lo viera (ver Mateo 14: 13). Jesús admiraba profundamente a Juan. Cuando algunas personas comparaban a Jesús con Juan y despreciaban al profeta, Jesús fue muy claro con ellos. (Lee sus palabras en Lucas 7: 28). También les explicó que la misión de Juan el Bautista era tan importante que sin él la labor del Mesías hubiera sido mucho más difícil. Ya el profeta Malaquías había predicho que un profeta prepararía el camino del Mesías (ver Malaquías 3: 1) y, si recuerdas, el ángel que habló con Zacarías, el padre de Juan, también le dijo que la labor del futuro profeta era la de preparar a la gente para que escucharan a Jesús (ver Lucas 1: 17). Juan fue un profeta fiel hasta su muerte. Cumplió su labor, cumplió la misión para la que Dios lo había preparado desde antes de su nacimiento.

Completa las definiciones En la franja central aparecerá el título que Jesús le dio a Juan.

Piensa un poco No era necesario que Juan muriera. Dios no quería su muerte. Podría haber sido una gran ayuda para el ministerio de Jesús. Pero Satanás utiliza a personas malvadas, como Herodías, y a personas débiles de corazón, como Herodes, para hacer el mayor daño posible.

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8 LECCIÓN

EL SEÑOR DEL VIENTO Y EL MAR

Aprende y Comprende

TU LECTURA DEL DOMINGO ¿Has viajado alguna vez en barco? ¿Cómo te sentirías si hubiera una gran tormenta en el mar y el barco estuviera a punto de hundirse? Existen dos historias muy diferentes de dos barcos que tuvieron problemas. ¿Quieres conocer sus historias?

«¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?» (Mateo 8: 27)

La primera historia no se encuentra en la Biblia, pero es un hecho real. El barco se llamaba Titanic y fue el barco más lujoso y más grande que nunca antes se había construido. Medía 267 metros de largo, era tan alto como un edificio de 11 pisos. Llevaba 2.227 personas bajo el mando del capitán Edward Smith. El 10 de abril de 1912 partió de Inglaterra hacia Nueva York. Cuando una de las pasajeras contemplaba cómo el personal de cubierta cargaba con el equipaje, preguntó a uno de los mozos: —¿Es verdad que este barco no se puede hundir? El chico le contestó:

—Así es, señora, ¡ni Dios mismo podría hundir este barco! Pero el barco chocó contra un iceberg y murieron 1.500 personas. El barco de la otra historia, que se encuentra en la Biblia, era un barco de pescadores. Un barco humilde y poco seguro. Este barco se enfrentó a una tormenta pero tuvo un final feliz. Sigue leyendo para conocer el final.

El RMS Titanic fue un transatlántico británico, el mayor barco de pasajeros del mundo en el momento de su terminación.

Piensa un poco Las fuertes medidas de seguridad del Titanic crearon una falsa confianza que condujo a la arrogancia con la que habló el mozo de equipajes a la pasajera de la historia. Muchos pensaban así. ¿Crees que fue Dios quien hundió el barco en respuesta al mozo y para demostrar que él sí tenía el poder para hundirlo? ¡De ninguna manera! Dios nunca actúa en venganza contra nadie. Él nunca desea el mal de nadie. Al contrario, sufre con la muerte de tantos inocentes.

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TU LECTURA DEL LUNES Jesús había estado enseñando a la orilla del mar de Galilea. Había sido un día agotador y Jesús necesitaba descansar igual que nosotros. Estaba ya anocheciendo y decidió cruzar al otro lado del mar. La tranquilidad de las olas hacía que las barcas se mecieran y los pasajeros pudieran dormir y descansar. Se despidieron de la gente que los había escuchado y subieron a unas barcas de pescadores. Allí se acomodaron y se durmieron. El mar de Galilea está rodeado de montañas. Algunas veces el aire frío de la montaña se mezcla con el aire caliente del agua y, de repente, se producen tormentas de viento muy fuerte. Es lo que pasó esa noche. Todos dormían cuando empezó a levantarse un viento cada vez más fuerte. En pocos minutos las barcas comenzaron a moverse de un lado a otro. Los discípulos se fueron despertando y sujetaron la vela. Las olas eran cada vez más altas y empezó a entrar agua. Entonces empezaron a tener miedo. Estaban muy lejos de la orilla y el viento los llevaba de un lado a otro sin rumbo. Si se hundía el barco no podrían nadar hasta la playa. ¿Y Jesús? ¿También tenía miedo? (Léelo en Mateo 8: 24).

Piensa un poco ¿Por qué no se despertó Jesús como el resto de viajeros? Jesús era tan humano que como todos los seres humanos se cansaba. Y en esta ocasión estaba agotado porque se había pasado todo el día sin descansar para atender toda clase de necesidades de la muchedumbre que lo seguía. Pero llegó la noche y ya no podía más. Ni la tormenta lo despertó. Jesús era como nosotros y por eso nos comprende mejor que nadie.

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8 TU LECTURA DEL MARTES

Algunos discípulos eran pescadores ¿Te acuerdas quiénes eran? Ellos ya habían vivido muchas tormentas en el mar de Galilea. Sabían lo que tenían que hacer. Era el momento de ayudarse unos a otros, y si había más barcos cerca, intentaban acercarlos para no perderse. Pero esta vez, por mucho que intentaban sujetar el barco, el viento lo movía sin rumbo. El agua estaba entrando en la barca y amenazaba con hundirla. Por mucho que trabajaban por mantener la barca a salvo, todo lo que hacían parecía inútil. Alguien se acordó de que Jesús también estaba allí, durmiendo tranquilamente apoyado en una almohada. Ellos estaban tan ocupados y tan asustados que se habían olvidado de Jesús. ¿Cómo era posible que Jesús durmiera con todo el jaleo de los hombres gritando, el viento aullando y las olas dando golpes en el casco del barco? Entonces alguien se acercó a Jesús y lo zarandeó para despertarlo. —¡Maestro, maestro! —le gritaron— ¿Acaso no te importa que nos estemos hundiendo? (ver Marcos 4: 38). ¿Qué te parece? Los discípulos habían visto a Jesús sanar enfermos, resucitar a un muerto, multiplicar la comida… y ahora se enfadan porque Jesús no está ayudando. ¿Es que a Jesús no le importaba si se ahogaban todos?

Piensa un poco ¿Qué habrías hecho si hubieras estado dentro de esa barca? ¿Tendrías miedo después de haber visto tantos milagros que Jesús acababa de hacer? ¡No! Como humanos podremos asustarnos pero tenemos que recordar que Jesús es nuestro amigo. A veces pudiera parecer que Jesús está dormido cuando nos suceda algo malo pero él está siempre a nuestro lado dispuesto a ayudarnos. ¡Es nuestro mejor amigo!

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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Jesús abrió los ojos y se sentó. Vio el miedo en los ojos de los discípulos. Vio que estaban agotados de tanto intentar salvarse ellos solos. Entonces otro de sus discípulos le dijo: —¡Señor, sálvanos! Por fin se dieron cuenta que tenían entre ellos al único que podía salvarlos. Y le pidieron ayuda.

(Léelo en Marcos 4: 39). Inmediatamente el viento dejó de soplar. Las olas se calmaron y las barcas se quedaron quietas. Los discípulos y toda la gente que había en las otras barcas se quedaron mudos. No sabían qué decir. Lo que Jesús había hecho era imposible. Jesús entonces les dijo:

Si no hubieran tenido tanto miedo desde el principio se habrían acordado antes de Jesús. Pero el miedo no les dejaba pensar con claridad y solo pensaban en sí mismos y en lo que ellos podían hacer. No se acordaban que Jesús era más poderoso que todos ellos juntos, y que si él estaba en el barco no tenían nada que temer.

—¿Por qué habéis tenido miedo? ¿Acaso no estoy yo con vosotros? ¿Todavía no confiáis en mí?

Entonces Jesús se levantó, se acercó al borde del barco, levantó las manos y dio una orden. ¿Qué orden era?

Los discípulos todavía tenían muchas cosas que aprender acerca de Jesús.

Cuando Jesús se dio la vuelta y volvió a su rincón para descansar, susurraban unos a otros: —¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen? (Ver Marcos 4: 41).

Piensa un poco El miedo no deja pensar con claridad. Incluso puede paralizarte de forma que no sabes qué hacer. Esto es lo que les ocurrió a los discípulos. Tuvieron tal miedo que no se dieron ni cuenta de que Jesús estaba con ellos en la misma barca. Enseñanza: 1. Nunca dejes que te venza el miedo. 2. Nunca te olvides de que Jesús está contigo y que es tu amigo.

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8 TU LECTURA DEL JUEVES

Al día siguiente, con el mar en calma, llegaron a la tierra de Gadara. Los habitantes de aquella tierra no eran judíos. Creían en dioses griegos y romanos, pero era un buen lugar donde descansar. Llevaron las barcas a la orilla, cerca de un cementerio. Mientras estaban sujetando las barcas oyeron unos gritos. Cuando se volvieron vieron a un hombre furioso, harapiento y lleno de heridas que corría hacia ellos. Aquel hombre (o aquellos dos hombres, porque Mateo dice que eran dos) estaba endemoniado. Unos ángeles de Satanás se habían apoderado de él como si fuera un muñeco y hacían con él lo que querían. La gente del pueblo lo había intentado atar con cadenas de pies y manos, pero los demonios le daban tanta fuerza que le hacían romper hasta las cadenas. Como no podía vivir en el pueblo estaba viviendo entre las tumbas, alimentándose de lo que podía y haciéndose daño hasta sangrar (ver Marcos 5: 4, 5). Jesús esperó a que aquel hombre llegara. El hombre quería pedir la ayuda a Jesús y se arrodilló ante él, pero el demonio le hacía gritar a través de su propia boca palabras duras: —¡No te metas conmigo, Jesús, Hijo de Dios! ¡Te ruego que no me atormentes! Fíjate bien cómo Satanás y sus ángeles conocían a Jesús. Sabían que era Dios y por lo tanto que era el único que tenía poder en contra de ellos. ¿Qué haría Jesús?

Ayuda al gadareno a llegar hasta Jesús para que pueda ser sanado

Piensa un poco Satanás le daba una gran fuerza al gadareno, y por eso podía romper las cadenas que le pusieron para que se estuviera quieto, y para que no hiciera daño a nadie. Pero la lección nos muestra que Jesús es aún más poderoso porque hasta los demonios sabían que no podían hacer nada en presencia de Jesús. Recuerda: Jesús es más poderoso que nadie y tú tienes la suerte de ser su amigo.

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TU LECTURA DEL VIERNES Los demonios que vivían en ese hombre sabían que Jesús podía destruirlos. Los ángeles de Satanás saben que cuando Jesús vuelva otra vez serán todos destruidos pero, de todas formas, antes quieren hacer todo el daño posible. Jesús se dio cuenta de lo que estaba pasando y en vez de hablar con el hombre comenzó a hablar directamente con los demonios.

Los cuidadores de los cerdos fueron a avisar a la gente del pueblo. Enseguida apareció un montón de gente. Cuando llegaron, vieron al hombre que había estado endemoniado que tanto les asustaba. Estaba sentado, vestido y hablando tranquilamente con Jesús.

Les ordenó que dejaran en paz al hombre (ver Marcos 5: 8).

Cuando supieron lo que había pasado se asustaron de Jesús. Nunca habían visto a nadie con ese poder y le pidieron que se fuera de allí.

Aquellos demonios también quería hacer todo el daño posible antes de ser destruidos. ¿Qué le pidieron a Jesús? (Léelo en Marcos 5: 11, 12).

El hombre que había sido liberado quiso ir con Jesús pero él no le dejó. ¿Qué le dijo Jesús que debía hacer? (Léelo en Marcos 5: 19).

Jesús permitió que se fueran a los cerdos.

Aquel hombre iba a ser el primer misionero de Jesús en tierras de paganos.

En ese mismo momento los cerdos enloquecieron. Comenzaron a correr por todas partes y a gruñir. Tropezaban unos con los otros y de repente comenzaron a caerse por el acantilado al mar y se ahogaron.

Cuando Jesús volvió algún tiempo después a esa tierra, las gentes ya no le tenían miedo, sino que se acercaron a él para aprender más sobre el reino de Dios.

Encuentra 9 diferencias entre los dos dibujos

Piensa un poco Aquel hombre que antes chillaba, estaba semidesnudo, se hacía heridas en el cuerpo y parecía como loco, cuando Jesús lo curó se puso unas ropas que le dieron, se sentó a su lado y hablaba tranquilamente. ¡Menudo cambio! Y es que Jesús es… ¡maravilloso!

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9 LECCIÓN

DOS MILAGROS EN UN DÍA

Aprende y Comprende

TU LECTURA DEL DOMINGO Jesús estaba en Capernaún. En aquella ciudad conocían bien a Jesús y a sus discípulos, ya que algunos de ellos vivían allí. Jesús se encontraba en Capernaún como en casa y pasó allí mucho tiempo. Los vecinos le habían visto hacer milagros y habían escuchado las historias que contaba.

«Tu fe te ha salvado» (Mateo 9: 22)

Los habitantes de Capernaún se alegraban de tener a Jesús. Pero no todo el mundo era feliz en la ciudad. (Si lees Marcos 5: 22 sabrás quién era). Había un hombre muy importante que tenía un problema: su hija estaba muy enferma, tan enferma que se estaba muriendo. Jairo era el jefe de la sinagoga y conocía muy bien a Jesús, porque Jesús había predicado y enseñado varias veces allí. Ahora Jairo estaba desesperado. Los médicos no habían podido hacer nada para mejorar a su hija de 12 años. Su única esperanza era Jesús. Así que buscó a Jesús y, de rodillas, le pidió que, por favor, fuera rápido a su casa. Jairo estaba seguro de que si Jesús ponía las manos sobre ella, la niña sanaría (ver Marcos 5: 23). ¿Crees que Jesús aceptó? Claro que sí.

Piensa un poco ¿Se puede vivir dos veces en esta vida? Lo normal es vivir una sola vez. Por eso esta historia es muy interesante. Se trata de una niña casi de tu edad que vivió dos veces. Y es que con Jesús pueden ocurrir cosas maravillosas.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL LUNES Jesús se puso en camino a casa de Jairo. Debía darse prisa porque la niña estaba muy mal. Pero había demasiada gente. Había tanta gente que quería estar con Jesús que se apretujaban y apenas podían caminar.

que aunque no necesitaban vivir fuera del pueblo, los enfermos no podían tocar a nadie porque se les consideraba inmundos. Esa pobre mujer tenía una de estas enfermedades. Por eso no se atrevía a salir de casa.

Todos querían ver y saludar a Jesús.

Pero después de doce años ya no podía más. Le hubiera gustado hablar con Jesús y decirle qué enfermedad tenía, pero si la gente la veía salir de casa la tratarían mal. Así que decidió acercarse a Jesús a escondidas. ¿Qué es lo que quería hacer? (Léelo en Marcos 5: 28).

Entre las personas de la multitud había una mujer. Esta mujer estaba también muy enferma. Llevaba enferma doce años y ningún médico sabía cómo curarla. Había consultado a todos los médicos que conocía y había gastado ya todo su dinero para pagarles, pero nadie lo había conseguido. Lo único que habían hecho era empeorar su enfermedad (ver Marcos 5: 26). En Israel algunos enfermos, como los leprosos, eran expulsados de los pueblos para que no contagiaran a otros su enfermedad. Había otras enfermedades

Cuando se enteró de que Jesús estaba en la ciudad y que una multitud lo rodeaba pensó que sería su oportunidad. Nadie se daría cuenta de que ella estaba allí. Se acercaría a Jesús, lo tocaría y seguro que eso bastaba para sentirse sana de nuevo.

¿Qué camino deberá usar la mujer para llegar hasta Jesús, su única esperanza? Ten cuidado por el camino, no te vayas a encontrar con algún fariseo que te mande para casa.

Piensa un poco Esta mujer sufría mucho porque nadie quería estar cerca de ella. Ni siquiera podía acariciar a sus hijos. La gente la esquivaba por la calle. Pero ella sabía que Jesús de Nazaret podía curarla, solo que no podía decírselo porque la gente podría meterse con ella. Así que se acercó y desde el suelo tocó la ropa de Jesús. Tan desesperada se encontraba que no quería que nadie se enterara que le había tocado. Tenía una gran fe.

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LECCIÓN  |

9 TU LECTURA DEL MARTES

La mujer intentaba acercarse a Jesús. Pero había mucha gente alrededor, demasiada gente. Todo el mundo la apretujaba. Estaba muy nerviosa porque ella no debería estar allí. Seguramente llevaría la cabeza tapada para que nadie la reconociera porque si los sacerdotes se enteraban se enfadarían muchísimo y la acusarían allí delante de todo el mundo. ¡Qué vergüenza! Aunque su enfermedad le hacía estar muy débil, se armó de valor y empezó a dar empujones como el resto de la gente para hacerse paso y llegar hasta donde Jesús estaba. Pero parecía que cada vez estaba más lejos y la gente se apretaba más. Los discípulos intentaban hacer paso para que Jesús pudiese llegar a la casa de Jairo para ayudar a su hija de doce años y apartaban a la gente. La mujer estaba por fin cerca de Jesús. En un último esfuerzo alargó la mano y rozó el manto de Jesús. ¡Lo había conseguido! Al momento sintió que su cuerpo respondía. Comenzó a sentirse bien y su enfermedad desapareció (ver Marcos 5: 29).

Jesús quiere hacer desaparecer muchas cosas en nuestra vida. Tacha las palabras que Jesús desea eliminar y colorea las que quiere que estén presentes.

Piensa un poco ¿Crees que Jesús usaba ropa milagrosa? En absoluto. Jesús era una persona normal y corriente. No usaba la magia para hacer milagros. ¿Qué ocasionó entonces el milagro de sanación de aquella enferma, la tela? ¡No! Ninguna tela de este mundo tiene la capacidad de curar. Pero esta mujer tenía la seguridad de que Jesús obraría el milagro, y así fue. No lo olvides, la fe puede obrar milagros.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Entonces Jesús se detuvo. Los discípulos y Jairo tiraban de él porque la niña se estaba muriendo. Pero Jesús, quieto, miró a su alrededor y preguntó: —¿Quién me ha tocado? Los discípulos no podían creer lo que estaban oyendo. —¡Pero si todo el mundo te toca y te empuja! Sin embargo, Jesús sabía que alguien le había tocado con fe. Los discípulos querían continuar a casa de Jairo, pero Jesús seguía buscando a la persona que le había tocado de esa forma especial. Al final sus ojos vieron los ojos de una mujer agradecida pero asustada. Jesús se acercó a ella y no tuvo más remedio que reconocer que le había tocado porque estaba enferma y quería sanar. De hecho, reconoció que desde el momento que tocó el manto de Jesús se sintió curada. Jesús le sonrió. No tenía que avergonzarse por estar enferma. Había luchado contra la enfermedad. Había buscado soluciones para encontrarse bien y había encontrado a Jesús. ¿Qué le dijo Jesús? (Léelo en Lucas 8: 48). ¿Te imaginas lo feliz que se fue de allí aquella mujer?

Sigue el camino que marca la tabla de la derecha para descubrir las palabras de Jesús en la tabla de la izquierda.

Piensa un poco La paz que Jesús deseaba para aquella mujer, es la misma que desea para ti: • Poder salir a la calle con tranquilidad y confianza, sin que nadie la molestara. • Poder tener una vida normal sin molestias, enfermedades, ni vergüenza. • Ser una persona con ilusiones y con futuro…

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LECCIÓN  |

9 TU LECTURA DEL JUEVES

Jesús todavía estaba sonriendo cuando llegó un mensajero desde la casa de Jairo. ¿Qué noticias traía? (Léelo en Marcos 5: 35). ¡Qué triste noticia! ¡Pobre Jairo! Jesús llegaba demasiado tarde. Ya no había nada que hacer.

¿Qué les dijo a los demás que se habían quedado fuera? (Léelo en Marcos 5: 39). La gente se burlaba de Jesús. Muchos ya habían visto que estaba muerta y Jesús acababa de llegar. ¿Qué sabía él?

Pero Jesús, aunque escuchó lo que el mensajero dijo, continuó en camino a la casa de Jairo. Pero ¿para qué molestarse? La niña ya estaba muerta. ¿Qué podría hacer Jesús ahora? Entonces Jesús le dijo unas palabras que también te las podría decir a ti cuando estás triste y preocupado. (Puedes leerlas en Marcos 5: 36). Cuando llegaron a la casa de Jairo se encontró que muchos vecinos y familiares habían llegado. Todos lloraban y estaban muy tristes (ver Marcos 5: 38). Pero Jesús no necesitaba tanta gente llorando. No había razón para llorar mientras Jesús estuviera allí cerca. Entonces Jesús entró en la casa y mandó a todo el mundo que saliera. Solo dejó entrar a los padres de la niña y a Pedro, Santiago y Juan.

Colorea las letras mayúsculas y descubrirás el mensaje de Jesús a Jairo… y a ti

Piensa un poco El pobre Jairo quizás pensó en algún momento que Jesús se había entretenido demasiado con aquella mujer enferma. Pero la misericordia de Dios no se agota y está dispuesto siempre a hacer el bien. Por eso le dijo a Jairo que no se preocupara, que tuviera fe. Eso le tranquilizó mucho y la fe de nuevo surgió en su corazón. ¡La fe mueve montañas! Quiere esto decir que la fe en Jesús resuelve hasta los problemas más difíciles.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES Cuando estuvieron tranquilos dentro de la casa, Jesús entró en el cuarto donde habían colocado a la niña, la tomó de la mano y le habló. ¿Qué le dijo? (Léelo en Marcos 5: 41). Entonces la niña, para alegría de sus padres, abrió los ojos. La primera persona a la que vio fue al sonriente Jesús. Y un poco más allá a su madre y a su padre que lloraban, pero esta vez de alegría. La niña había resucitado. Jesús la ayudó a levantarse de la cama y ya no estaba enferma. Se encontraba perfectamente. ¿Qué pidió Jesús a sus padres? (Léelo en Lucas 8: 55). Fíjate lo bien que se encontraba que necesitaba comer. Jesús no desea la enfermedad ni la muerte de nadie. Pero en este mundo de pecado, la muerte es la consecuencia de la maldad y del dolor que nos rodea. Pero para Dios la muerte es solo como un sueño muy profundo del que únicamente él puede despertarnos. Quien muere, «duerme», como dijo Jesús. Es un sueño mientras esperamos la Segunda Venida de Jesús. Entonces el pecado y el dolor desaparecerán. Entonces ya no habrá más muerte. Los que hayan muerto se despertarán, verán el rostro sonriente de Jesús y continuarán viviendo en la Tierra Nueva, pero esta vez para siempre, sin pecado ni dolor.

Piensa un poco Piensa en alguien que ya haya fallecido y que te haría ilusión volver a ver. Pues volverás a verlo cuando vuelva Jesús. Pero es muy importante que tengas fe para que puedas ver ese milagro. Fe como tuvieron la mujer enferma y el propio Jairo con su hija fallecida. No lo olvides nunca: CON FE TODO ES POSIBLE.

Coloca las vocales que faltan y descubrirás la promesa de Dios

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10 LECCIÓN

EL MILAGRO DE COMPARTIR

Aprende y Comprende

TU LECTURA DEL DOMINGO Ya hacía más de un año que Jesús había comenzado a predicar. Poco a poco había formado un grupo de discípulos y discípulas que viajaban con él. Los evangelios hablan de que, entre todos los discípulos, había un grupo de doce hombres que ayudaban a Jesús de una forma especial. ¿Puedes recordar sus nombres? (Puedes refrescar tu memoria leyendo Mateo 10: 2-4).

«Dadles vosotros de comer» (Mateo 14: 16) La gente que se reunía a escuchar a Jesús era tanta que Jesús casi no podía con todo. Jesús comparó a toda esa gente como «ovejas sin pastor» o como un campo de cereales (mies) a punto de ser cosechado y necesitaba obreros que recogieran el grano (ver Mateo 9: 36-38). ¿Qué solución tomó Jesús? (Léelo en Mateo 10: 1). Los doce discípulos habían aprendido durante meses a predicar y a enseñar. Habían aprendido del propio Jesús, el mejor maestro. Ahora recibían el poder de Dios para hacer milagros. ¿Cuál fue el encargo que Jesús les encomendó? (Léelo en Mateo 10: 7, 8). Jesús los mandó ir en parejas por distintas ciudades de Galilea (ver Marcos 6: 7). El mensaje del reino de Dios se extendió mucho más rápidamente. Cada pueblo y cada aldea recibieron la visita de los discípulos, sanando y predicando igual que lo hacía Jesús.

Piensa un poco Los discípulos pasaron un tiempo aprendiendo, «escuchando». Ahora debían aprender «haciendo». Tú también puedes empezar a aprender escuchando y practicando. Estudia, deja que te expliquen cómo hacer las cosas, pero también debes practicar y poner todos tus conocimientos en marcha.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL LUNES El grupo que seguía a Jesús era mucho más numeroso que los doce ayudantes especiales y «las mujeres que lo servían» (ver Lucas 8: 2, 3). Algún tiempo después de haber enviado a los doce discípulos a predicar, envió a un grupo mucho más grande. ¿Cuántas personas iban a ir esta vez a predicar? (Lo sabrás si lees Lucas 10: 1). Estas personas también eran discípulos que habían aprendido acerca del reino de Dios de labios del mismísimo Jesús y ya era hora de que compartieran con otros lo que habían aprendido. Los envió de dos en dos, de la misma forma que habían viajado los doce discípulos. ¿Cuál era su misión? (Lee Lucas 10: 9 y lo sabrás). No sabemos cuánto tiempo estuvieron viajando por las

aldeas y los pueblos que más tarde visitaría Jesús, pero cuando volvieron, ¿cómo se sintieron? (Léelo en Lucas 10: 17). El poder de Dios se había manifestado en aquellas personas que habían querido compartir su amor por Jesús con los habitantes de todos los pueblos y aldeas de la región. Estaban admirados por cómo Dios se había manifestado y estaban muy felices. Puede que en algún momento tuvieran la tentación de presumir de los «poderes» que habían mostrado como si dijeran «mira qué listos que somos, que hacemos las mismas cosas que Jesús». ¿Qué les dijo Jesús? (Lee Lucas 10: 20). Jesús les estaba advirtiendo que no se alegraran por poder hacer milagros sino en tener el nombre escrito en los registros del Cielo. La verdadera alegría no estaba en TENER el poder de Dios, está en SER de Dios y poder compartirlo con los que lo necesitan.

Atraviesa el laberinto del corazón. Si lo haces correctamente sabrás qué es lo que los discípulos debían llevar al corazón de las personas

Piensa un poco ¿Te gustaría tener el poder de hacer milagros? ¿Y por qué querrías curar a enfermos? Si es para presumir delante de los amigos me temo que esa no es la motivación adecuada. La auténtica razón por la que Dios concede ese poder es para ayudar al necesitado, para ayudar al prójimo. Es posible que dentro de poco Dios conceda ese poder para terminar su obra y preparar la Segunda Venida de Jesús a esta tierra. Quizás tú seas uno de los que recibirán ese poder. Pero cuídate de no ser presumido.

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LECCIÓN  |

10 TU LECTURA DEL MARTES

Pero volvamos a la historia que contamos el domingo en la que Jesús envió a los doce discípulos a predicar y sanar. Aquello fue tan espectacular que todos tenían muchas cosas que contarle acerca de lo que les había ocurrido. Estaban emocionados por tantas y tantas experiencias que habían tenido. Necesitaban un tiempo para estar con Jesús en la intimidad y poder compartir con él y sus compañeros sus historias y sentimientos. Encontraron la ladera de una montaña a orillas del mar de Galilea que parecía un lugar muy agradable. Allí se sentaron para charlar tranquilamente y descansar. La gente de los poblados cercanos se enteraron de que Jesús estaba en la zona y muchos quisieron ir donde estaba Jesús para conocerlo de cerca. En poco tiempo se reunió una gran multitud. Estaban tan interesados en escuchar las enseñanzas de Jesús y en recibir sanación a través de sus milagros, que no se dieron cuenta de que el tiempo pasaba. En poco tiempo anochecería y no habían comido en todo el día. Los discípulos estaban preocupados. ¿Qué le pidieron a Jesús? (Léelo en Mateo 14: 15). Pero era muy peligroso viajar de noche y no podían quedarse a dormir porque no tenían nada que comer. ¿Cuál fue la respuesta de Jesús? (Lee Mateo 14: 16).

Piensa un poco ¿Te parece normal lo que les acababa de pedir el Maestro? ¡Como si dar de comer a miles de personas fuese fácil…! Efectivamente es algo muy difícil. Pero para Jesús no hay nada imposible. Nada. Por eso al estar cerca de Jesús se puede uno encontrar muchas sorpresas. ¿Quieres ser amigo de Jesús? ¡Díselo en oración!

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES ¿Cómo iban a dar ellos de comer a toda una multitud? Calcularon las personas que podía haber allí y había como 5.000 hombres. A eso habría que añadir las mujeres y los niños. Fácilmente podría haber más de 10.000 personas. Felipe calculó el coste de aquella «cena improvisada». Necesitarían 200 denarios, lo equivalente a más de medio año de trabajo de una persona, eso contando que encontraran algún lugar donde comprar tantísima comida (ver Juan 6: 7). Andrés, que era hermano de Simón Pedro, y que también era discípulo, se había puesto en marcha. Él tuvo la idea de buscar comida entre la gente. Seguramente alguien habría traído algo de comer y lo podrían compartir. Al poco tiempo regresó muy desanimado. Nadie había traído nada y si lo trajo no lo quiso compartir, ni siquiera con Jesús. Solo un muchacho había aceptado compartir su comida. ¿Cuánto alimento tenían para repartir entre toda la multitud? (Léelo en Juan 6: 9). ¿Cómo iban a dar de comer a todos? Lo mejor era que todos se fueran a su casa…

Encuentra 7 diferencias entre los dos dibujos

Piensa un poco ¿Qué hubieras hecho tú en el lugar del niño? ¿Te hubieras guardado la comida o la hubieras compartido?

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LECCIÓN  |

10 TU LECTURA DEL JUEVES

Mientras, Felipe le dice a Jesús que dar de comer a la multitud es algo imposible, porque se necesitaría mucho dinero para comprar comida para tanta gente, Andrés fue en busca de comida. Preguntó quién tenía comida para ofrecerla a Jesús y que él pudiera repartirla entre todos. Solo un niño se acercó a Andrés y le ofreció todo lo que tenía. El niño estaba muy contento porque iba a poder dar de comer a Jesús. Para una multitud era poca comida. Sin embargo, para Jesús eso era suficiente para todos. Así que Jesús les dijo a sus discípulos que organizaran a la gente y los sentaran en el suelo por grupos. Había allí miles de personas, y todos se sentaron sobre la hierba. Jesús, entonces, tomó los panes en sus manos y oró dando gracias a Dios.

Jesús estaba muy contento al ver la generosidad de aquel niño y dio gracias a Dios por los alimentos y porque existen personas en el mundo que son capaces de dar lo que tienen por ayudar a los demás. Después, troceó los panes y los pescados y comenzó a repartirlos entre los discípulos para que ellos los llevaran a todas las personas sentadas (ver Juan 6: 11). Y ocurrió algo sorprendente: Cuanto más repartía, más comida había. Los discípulos llevaban canastas de alimentos a los grupos perfectamente ordenados y cuando volvían allí había más comida esperándolos. Regresaban otra vez y seguía habiendo más comida. Hasta que todos comieron cuanto quisieron.

¡Este dibujante no se entera! Encuentra los once errores que ha cometido

Piensa un poco Jesús podría haber creado los panes y los peces, pero quiso que el niño le ayudara en su milagro para que aprendamos a compartir con los demás lo que tenemos.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES Una vez que todos comieron y quedaron satisfechos, Jesús dejó de partir pan y pescado. Ya no hacía falta más comida. Incluso había sobrado mucha comida. ¿Qué pidió Jesús a sus discípulos? (Lee Juan 6: 12). Ellos obedecieron, y con lo que sobró llenaron… ¡doce canastos! Cuando todos vieron este milagro, dijeron: «De veras, este es el profeta que tenía que venir al mundo». Si te fijas bien, ese día Jesús hizo dos milagros. Por un lado, multiplicó la comida para que todos pudieran alimentarse. Ese milagro fue espectacular. Es el milagro que todo el mundo pudo ver y saborear. Pero Jesús hizo otro milagro que solo pudo ver el niño de la historia. Jesús le dio un corazón generoso. Las personas, por desgracia, tenemos tendencia a ser egoístas. Pensamos primero en nosotros mismos y que los demás resuelvan sus problemas. Pero Jesús quiere hacer un milagro en tu corazón: transformar tu corazón egoísta en un corazón generoso. Y cuando tu corazón sea generoso, y piense en los demás, entonces Jesús te podrá utilizar para ayudar a los que te rodean y tú serás un ayudante de Jesús. Es posible que hoy en día no podamos ver milagros espectaculares como el de la multiplicación de los panes y peces. Pero tú puedes ser el protagonista de un milagro en tu corazón, si dejas que Jesús lo haga.

Completa el versículo con las palabras que se han salido de su lugar

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11 LECCIÓN

Aprende y Comprende

CUESTIÓN DE CONFIANZA TU LECTURA DEL DOMINGO ¡Vaya día! Toda la multitud estaba impresionada. Habían estado escuchando las enseñanzas de Jesús. Luego habían visto cómo, con solo cinco panes y dos peces, había comido toda la multitud. Al escuchar a Jesús hablar de su Reino, empezaron a imaginarse un país gobernado por Jesús. En ese país no harían falta médicos porque Jesús los sanaría a todos, no necesitarían pagar impuestos y casi ni necesitarían trabajar porque Jesús les daría de comer a todos. Si Jesús gobernaba el país echaría de allí a los romanos y también a los sacerdotes y a los fariseos que tanto les fastidiaban. Así que empezaron a comentar que deberían ir a Jerusalén a coronarle rey.

«Pedro, tú confías muy poco en mí. ¿Por qué dudaste?»

Jesús se dio cuenta de lo que estaban tramando. Se dio cuenta de que no habían comprendido bien sus enseñanzas.

(Mateo 14: 31, TLA)

Entonces Jesús, les dijo que se fueran a sus casas. Les dijo a los discípulos que subieran al barco y que se fueran a Capernaún, al otro lado del mar de Galilea. Y él, ¿qué hizo? (Lo sabrás si lees Juan 6: 15).

Los discípulos se quedaron preocupados. Ellos también pensaban que era el momento de que Jesús se convirtiera en rey, pero no se atrevieron a seguirle. Pensaron que tal vez prefería ir a Capernaún caminando, aunque tardara un par de días en llegar. Así que subieron a la barca y comenzaron a cruzar el mar.

En la sopa de letras encontrarás distintos títulos reales de diferentes reinos: Emperador Monarca Faraón (Egipto) Zar (Rusia) César (Antigua Roma) Shah (Persia)

Kan (Mongolia)

K’inich (Mayas) Inca (Incas) Sultán (Árabes) Califa (Árabes) Emir (Árabes)

Piensa un poco Es cierto que Jesús quiere ser rey, pero ¿sobre qué desea reinar? Comentadlo en la clase, el sábado.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL LUNES Jesús estaba en el monte, orando a solas, para que sus discípulos entendieran realmente que él era su Salvador, no un rey con un reino terrenal. Necesitaba hacerles comprender que la misión de Jesús era vencer el pecado y la maldad de este mundo, no darles cosas terrenales. Mientras oraba vio, a lo lejos, que el viento había cambiado de dirección y que ahora soplaba en dirección contraria. Se dio cuenta de que sus discípulos iban a tener problemas. Efectivamente, en la barca, los discípulos tuvieron que recoger la vela y comenzar a remar. Remar con las olas empujado hacia el lado contrario era muy difícil. Avanzaban muy despacio y pronto se sintieron cansados, pero no podían dejar de remar porque si no el mar los llevaría de vuelta al mismo sitio. Apenas

habían recorrido 5 o 6 kilómetros y ya estaba agotados. Entonces Jesús decidió ayudarlos ¿Qué crees que hizo? (Léelo en Mateo 14: 25). ¿Te imaginas que estás en medio de un gran lago remando con todas tus fuerzas y de repente ves algo que camina por encima del agua y que se acerca a tu barco? ¿Qué crees que pensaron los discípulos? (Léelo en Mateo 14: 26). Los discípulos habían visto a Jesús hacer muchos milagros. Incluso habían visto cómo calmaba una tremenda tormenta. Pero ahora estaban tan preocupados en dominar la barca y llegar a Capernaún que ni se imaginaron que Jesús vendría a ayudarles.

Ayuda a Jesús a llegar hasta el barco sin atravesar ninguna línea de las olas

Piensa un poco Si te das cuenta, aunque Jesús estaba meditando no dejó de estar pendiente de sus discípulos para ayudarlos si fuera necesario. ¿Tú crees que también está pendiente de ti? ¡Pues claro!: Tú también eres un discípulo suyo.

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LECCIÓN  |

11 TU LECTURA DEL MARTES

Jesús, cuando oyó sus gritos de miedo, les habló. ¿Qué les dijo? (Lo sabrás si lees Mateo 14: 27). Pero aunque conocían su voz y sabían que Jesús tenía poder como para caminar sobre el mar, Pedro todavía no estaba muy seguro de que no fuera un fantasma. ¿Qué le contestó Pedro? (Lee Mateo 14: 28). Pedro, que no se fiaba mucho de si era Jesús o un fantasma lo que estaba viendo caminar entre las olas, le pidió una prueba de que realmente era Jesús. ¿Qué le contestó Jesús a Pedro? (Lee Mateo 14: 29). Pedro, que también era muy atrevido, saltó por encima de la borda y tocó con sus pies la superficie del agua. El agua estaba fría. No era un sueño. Miró a los ojos de Jesús y caminó exactamente igual que estaba caminando Jesús. Pedro estaba feliz. Mientras miraba a Jesús caminaba sobre el mar. ¡Podía hacerlo! ¡Qué bien! Entonces en vez de mirar a Jesús, empezó a mirar a su alrededor. Había oscuridad, viento, olas... ¿Qué pasó entonces? (Lo sabrás si lees Mateo 14: 30).

Dibuja a Pedro avanzando hacia Jesús

Piensa un poco ¿Por qué quería Pedro salir de la barca, en una noche oscura, a las tres de la madrugada y entre enormes olas? ¿Es que le gustaban los deportes de riesgo? No, Pedro sabía que si era Jesús quien caminaba sobre las aguas no tenía nada que temer. No se tiró a nadar porque buscara el riesgo. Quería encontrarse con Jesús.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES ¿Qué le pasó ayer a Pedro? ¡Ah! Ya no era tan divertido ni tenía de qué presumir. Ahora pedía ayuda a Jesús porque se estaba ahogando. ¿Qué crees que haría Jesús? ¿Lo dejaría allí un ratito para que dejara de ser presumido y aprendiera la lección? No. Al momento Jesús lo cogió del brazo y con fuerza lo sacó del agua. Entonces le dijo a Pedro: —¿Por qué has dudado? (ver Mateo 14: 31). Jesús ayudó a Pedro a subir a la barca todo mojado y con mucho frío y luego subió él. En ese mismo momento las olas se calmaron. Todos dejaron los remos y se arrodillaron ante Jesús para darle las gracias. Entonces los discípulos comenzaron a comprender cuánto dependemos de Jesús en nuestra vida. Igual que Pedro, mientras confiamos en Jesús y lo miramos solo a él, podemos estar seguros aunque a nuestro alrededor haya dificultades y problemas. Pero en cuanto solo nos fijemos en los problemas y perdamos de vista a Jesús entonces es cuando parece que nos ahogamos, estamos tristes y somos infelices. Pero ten en cuenta que siempre está Jesús cerca de nosotros. En cuanto le digamos «Señor ayúdanos», él nos cogerá de la mano y estará a nuestro lado, nos ayudará y nos dará fuerzas para superar las dificultades y los problemas que tengamos.

Piensa un poco Jesús nos ofrece sus promesas. Si nos fijamos en todo lo bueno que nos ofrece veremos la vida de forma positiva, optimista, intentando superar todas las dificultades y venciendo. Si, a pesar de la promesas de Jesús, nos empeñamos en mirar lo negativo de esta vida, seremos pesimistas, las dificultades serán demasiado duras y perderemos la serenidad. No pierdas de vista a Jesús.

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LECCIÓN  |

11 TU LECTURA DEL JUEVES

Jesús y sus discípulos no habían tenido la oportunidad de hablar y descansar bien, porque a todas partes a donde iban les seguía una gran multitud. Lo mejor sería ir a algún lugar donde no lo conocieran, y decidió ir a la zona de Tiro y Sidón, en Fenicia (al norte de Israel). Tiro y Sidón eran ciudades muy antiguas, a orillas del mar Mediterráneo. Era una región habitada principalmente por personas paganas que adoraban ídolos. Aunque Jesús necesitaba descansar, había otras razones por las que Jesús quería pasar allí unos días. En aquel lugar vivía una mujer. Aunque era pagana es probable que hubiera escuchado de algunos vecinos judíos las historias del Maestro de Nazaret. Posiblemente los judíos que vivían en la región reconocieron a Jesús y aquella mujer necesitaba mucho la ayuda del Mesías. ¿Cuál era su problema? (Lee su amargo pedido en Mateo 15: 22). ¿Qué crees que respondió Jesús? (Seguro que te sorprendes. Lee Mateo 15: 23, 24). Los discípulos comprendieron perfectamente la postura de Jesús. Al principio no habían entendido muy bien que Jesús se tratara con samaritanos, pero ellos, al fin y al cabo, creían en Dios, aunque a su manera. Pero con los paganos… eso era muy distinto. Esos idólatras no se merecían que Dios se preocupara por ellos. Y menos una mujer que anda siguiéndolos a grito pelado y dejándolos en evidencia. ¡Qué vergüenza! Pero aquella molesta mujer seguía insistiendo. Necesitaba la ayuda de Dios.

Piensa un poco Para los discípulos era muy difícil pensar que Dios nos ama a todos por igual, y muy fácil menospreciar a los que eran distintos. Pidámosle a Jesús que nos ayude a amar y a respetar a todos nuestros semejantes, como él lo hizo.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES ¿Por qué Jesús se comportó de una forma tan extraña? Nunca había menospreciado a nadie. Nunca había tenido una mala palabra con una mujer. Nunca había negado su ayuda a nadie. ¿Por qué razón había ido a una región de paganos para luego rechazar a la mujer de esa forma?

¡Cómo se equivocaban! Jesús no podía negar su amor a nadie. Y esa mujer confiaba en Jesús. Confiaba tanto en él que se atrevió a replicarle: hasta los perros tienen derecho a comer del mismo alimento de los hijos, aunque sea del suelo (ver Mateo 15: 27).

Una de las razones para ir a aquellas ciudades era para dar una lección muy importante a sus discípulos sobre los paganos. Primero, se portó como ellos lo hubieran hecho. Pero Jesús no la echó fuera. Él sabía que la mujer creía en Dios. Él sabía que ella necesitaba su ayuda y que creía firmemente que podría sanar a su hija. Por unos minutos, se siguió portando como los discípulos lo hubieran hecho. ¿Qué dijo después? (Lee Mateo 15: 26).

Entonces el amable Jesús, con una sonrisa en su cara, se puso en medio de todos los que estaban presentes.

Los judíos creían ser los únicos hijos de Dios y que los paganos no eran más importantes que los perros.

¡Esa era la clase de respuesta que Jesús estaba esperando!

Me imagino a Jesús diciéndoles a los discípulos: —¿Habéis visto la fe de esta mujer? ¡Esto sí es confiar en mí! ¡Ella sí que ha entendido bien para qué estoy en este mundo! La Biblia dice que a partir de ese momento su hija sanó. Y la historia de esta mujer, registrada en los evangelios, ha sido conocida por millones de cristianos a lo largo de más de 20 siglos.

Coloca las palabras de las horas digitales en sus correspondientes horas analógicas. Descubrirás en qué hora fue sanada la niña.

Piensa un poco Compara a Pedro con la mujer cananea. Unos días antes Jesús se había lamentado por la poca fe de Pedro, y eso que era uno de sus discípulos más cercanos. Ahora se alegra de la fe de una pagana, una mujer que apenas lo conoce. Conocer bien a Jesús, estudiar la Biblia, orar e ir a la iglesia es muy importante para tu vida de cristiano, pero también es importante tener fe, creer en Jesús y creer lo que Jesús nos promete.

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12 LECCIÓN

Aprende y Comprende

JESÚS Y LAS MUJERES TU LECTURA DEL DOMINGO ¡Esta semana vamos a estudiar las historias de varias mujeres que acudieron a Jesús en busca de cariño, salud y perdón. Ya hemos hablado en otras ocasiones de cómo, la mujer en tiempos de Jesús, era considerada muy inferior al hombre. De hecho las mujeres no se podían relacionar con otros hombres que no fueran su esposo, padre o hermanos. No podían conversar con ellos, ni podían estudiar en la sinagoga o ser alumnas de un rabino; ni siquiera podían compartir la mesa. Las mujeres siempre estaban aparte, incluso en la sinagoga. Pero Jesús rompe con esa costumbre. ¿Recuerdas alguna historia en la que Jesús habla con mujeres?

«No importa si son judíos o no lo son, si son esclavos o libres, o si son hombres o mujeres. Si están unidos a Jesucristo, todos son iguales» (Gálatas 3: 28, TLA)

Con Jesús las mujeres podían aprender. En las multitudes que seguían a Jesús para escucharle había muchas mujeres, y Jesús nunca las echó, ni les prohibió que estuviera allí.

También hemos mencionado que en el grupo de discípulos que acompañaban a Jesús en sus viajes por toda Palestina también había un grupo de mujeres que ayudaban, aprendían y, seguramente también predicarían a otras mujeres. Los escritores de los Evangelios mencionan a varias por su nombre concreto: María (su madre), una hermana de su madre, María Magdalena, María (la madre de Jacobo y José), María (la mujer de Cleofás), Salomé, Juana, Susana y la madre de los discípulos Santiago y Juan, hijos de Zebedeo.

Encuentra en la sopa de letras los nombres de las mujeres mencionadas en la lección de hoy

Piensa un poco Jesús trató a las mujeres como personas, a pesar de que la sociedad de la época tenía otras normas con respecto a las mujeres. El trato que la sociedad daba a las mujeres era injusto y Jesús rompió con esas costumbres. Las mujeres también son ciudadanas del reino de Dios.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL LUNES Cuando Jesús predicaba, enseñaba o contaba historias también pensaba en que había mujeres escuchándole. No solo ponía ejemplos y parábolas del trabajo masculino. También tomaba imágenes de mujeres. A continuación está la referencia bíblica de cuatro parábolas protagonizadas por mujeres. En los cuadros de al lado ilustra tú mismo la parábola:

REFERENCIA BÍBLICA

NOMBRE DE LA PARÁBOLA

DIBUJO

Mateo 13: 33

Mateo 25: 1-13

Lucas 15: 8-10

Lucas 18: 1-8

Otro grupo de mujeres que preocupaba mucho a Jesús era el de las viudas. Ya hemos hablado de cómo muchas mujeres viudas sin hijos o con hijos pequeños estaban condenadas a la más absoluta pobreza. En el Antiguo Testamento hay muchos versículos que hablan de cómo proteger económicamente a estas mujeres, pero en los tiempos de Jesús se cometían muchas injusticias, especialmente contra estas mujeres que no tenían un marido que las defendiera. (Lee en Mateo 23: 14 cómo Jesús se expresa al pensar en estas injusticias).

Piensa un poco El reino de Dios tiene como objetivo la felicidad plena de sus ciudadanos, cada uno de nosotros. No puede haber felicidad si no hay justicia, y si no nos cuidamos los unos de los otros, especialmente de quienes tienen más dificultades. En aquel tiempo eran las mujeres viudas. ¿Quiénes podrían ser en la actualidad? ¿A quién deberíamos defender y ayudar?

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LECCIÓN  |

12 TU LECTURA DEL MARTES

En cierta ocasión, Jesús visitaba el Templo en Jerusalén. Jesús y sus discípulos estaban en el atrio de las mujeres viendo el ir y venir de los fieles que venían a adorar al Templo. En el atrio de las mujeres, el que era más exterior, se colocaba un recipiente para recoger las ofrendas en dinero. Jesús estaba observando cómo hombres ricos, que solo venían a Jerusalén con ocasión de las fiestas, traían grandes cantidades de monedas. Cuando caían en el recipiente sonaban de forma llamativa. Por el sonido de las monedas se podía saber si habían depositado mucho o poco dinero. Los más ricos disfrutaban oyendo el tintineo de sus monedas, y ya de paso, miraban de reojo para ver si había otras personas que los miraban con admiración.

Después de un rato que no se había acercado nadie, cuando menos gente había en el atrio, una mujer se acercó al recipiente. Era una mujer pobre, muy pobre. Por su forma de vestir Jesús adivinó que era una viuda, de esas que no tenían medios para vivir. Se acercó con recelo, mirando a todas partes para que nadie la viera. Cuando llegó al recipiente, acercó la mano y dejó caer dos monedas. Por el sonido que hicieron, no tenían mucho valor. Eran dos blancas, la moneda más pequeña que había en circulación. Luego se alejó lo más rápido que pudo. Los discípulos charlaban entre sí y no dieron importancia a lo que acababa de pasar. Pero Jesús, sí. Llamó la atención de sus discípulos y les hizo reflexionar.

Encuentra 10 monedas escondidas en el dibujo

Piensa un poco Las ofrendas son necesarias para el buen funcionamiento de la iglesia. La parte principal de las ofrendas que se recogen el sábado son para pagar la luz, el agua, la calefacción o los gastos del edificio. Una parte se destina a los proyectos de los distintos departamentos: Escuela Sabática, Club de Exploradores, Jóvenes, Evangelismo o para ayudar a las personas más pobres de la iglesia. Si alguna vez quieres dar una ofrenda especial a un departamento o a un proyecto de la iglesia, lo puedes hacer en un sobre indicando en dónde quieres que se utilice tu dinero.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Cuando la viuda se alejó, Jesús llamó la atención de sus discípulos para que reflexionaran sobre lo que había pasado. —¿Habéis visto lo que ha pasado? Acaban de entregar la mayor ofrenda que he visto. —Pero, ¿qué dices? Si solo era una pobre mujer que ha echado una miseria —le contestarían sus discípulos. Entonces Jesús les explicó por qué esas monedas eran tan importantes. (Tú también puedes leerlo en Lucas 21: 3, 4). ¿Está mal echar en la ofrenda el dinero que no necesitas? No, en absoluto. Es de gran generosidad que el dinero que te sobra lo puedas donar para que la iglesia lo emplee en lo que sea necesario. Aquellos ricos también podían habérselo quedado para ahorrar o para cualquier capricho, pero lo dieron al Templo porque quisieron. Había dos diferencias muy importantes con la ofrenda de la viuda: - La primera que la viuda la entregó casi con vergüenza porque le parecía poco y le hubiera gustado dar más dinero, mientras que los hombres ricos lo daban con orgullo y para hacer ver lo importantes que eran, para presumir de las bendiciones de Dios. - La segunda porque la viuda dio su ofrenda al Señor de los ahorros que había conseguido con mucho esfuerzo, mientras que a los hombres ricos no les costaba ningún trabajo coger de lo que les sobraba y llevarlo al Templo. Por eso Jesús alabó a esta pobre viuda, porque entregó su ofrenda con amor y humildad

Sigue la línea para encontrar la ofrenda de la mujer

Piensa un poco A Dios no le importa la cantidad de dinero que des en tu ofrenda, o el tiempo que dediques a colaborar para la iglesia. Lo que le importa son los motivos por los que lo haces. Recuerda siempre que Dios no quiere ofrendas obligadas, quiere ofrendas de corazón. (Lee 2 Corintios 9: 7).

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LECCIÓN  |

12 TU LECTURA DEL JUEVES

En otro momento de su ministerio, Jesús se encontró con un problema realmente grave. Jesús estaba predicando y de repente se empezaron a escuchar voces airadas y llantos. Entre la gente que estaba alrededor de Jesús se abrió un pasillo y varios escribas y fariseos trajeron a rastras a una mujer. Aquellos escribas y fariseos pretendían que Jesús probara su autoridad como maestro de la Ley juzgando a aquella mujer. —Esta mujer es una adúltera —acusaron los hombres—. Y nosotros somos testigos porque lo hemos visto con nuestros propios ojos. Si tú eres un maestro de la Ley debes juzgarla y condenarla a ser ejecutada. ¿Cuál era el cruel castigo, según la Ley, para este comportamiento? (Lee lo que le dijeron los hombres a Jesús en Juan 8: 5).

Pero las intenciones de los escribas y fariseos eran otras. (Lee en Juan 8: 6 cuales eran sus verdaderas intenciones y cómo reaccionó Jesús). Jesús no se dejó provocar. Solo después de mucho insistir Jesús les respondió. Y los dejó desconcertados. (Lee su respuesta en Juan 8: 7). Luego volvió a garabatear en el suelo. La gente que ya tenía las piedras en la mano, dispuestos a matar a aquella mujer, no se atrevió a levantar la mano contra ella. Ellen G. White dice que en esos garabatos en el suelo aquellos hombres podían leer sus propios pecados. Ellos acusaron a la mujer, Jesús los acusó a ellos. Y avergonzados se fueron de allí dejando a aquella mujer a los pies de Jesús. ¿Cuál fue el juicio que emitió Jesús cuando se quedaron a solas? (Léelo en Juan 8: 11).

Piensa un poco Jesús vino a este mundo a salvarnos, a perdonarnos. Gracias a su sacrificio obtenemos perdón, no condenación. Jesús deseaba perdonar tanto a aquella mujer cuyo pecado había sido descubierto como a aquellos hombres que habían pecado pero que solo lo sabían ellos y Jesús.

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TU LECTURA DEL VIERNES Un sábado, estando Jesús en la sinagoga, se fijó en una mujer. ¿Cuál era su problema? (Lee Lucas 13: 11). Imagínate una señora mayor con la espalda encorvada, apoyada en un bastón y caminando con dificultad. ¿A qué te recuerda? ¿No te recuerda a una bruja de las de cuento? Seguramente esa mujer debía sufrir bastante dolor y eso, seguramente, le hacía tener mal genio. Me imagino que no era una señora muy simpática. Y cuando alguien no es simpático suele estar muy solo y ser despreciado por los demás. Imagínate aquella mujer sufriendo 18 años esa deformidad y la indiferencia de sus vecinos. ¿Qué crees que se le ocurrió hacer a Jesús? (Puedes leerlo en Lucas 13: 12).

En cuanto Jesús puso sus manos sobre ella su espalda se enderezó y ya no sentía dolor. Su rostro tampoco estaba marcado por el sufrimiento y una gran sonrisa se dibujó en su cara. Aquella mujer alabó a Dios dando gracias por su curación (ver Lucas 13: 13). Pero era sábado y el jefe de la sinagoga regañó a Jesús. (Puedes leer su regañina en Lucas 13: 14). Pero Jesús no se calló. Había trabajos que era necesarios hacer en sábado. No se podía tener todo el día a los animales atados o sin darles de comer ni de beber, y eso era trabajo (ver Lucas 13: 15). ¿Cómo no iba a liberar a esa mujer de las ataduras de la enfermedad? ¿Acaso el sábado no era una celebración? Ahora aquella mujer tenía otra razón más para santificar el sábado.

Rompe (tacha) los eslabones que nos aprisionan y hacen que el sábado no sea un día de satisfacción

Piensa un poco El tiempo del sábado es un tiempo de liberación de todos los quehaceres semanales. Es un tiempo para hacer el bien, para estar junto a otras personas y poder tener más libertad de adorar a Dios y de estudiar su Palabra. Plantéate el sábado como un tiempo para hacer cosas que te liberan, no como un tiempo de prohibiciones.

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13 LECCIÓN

VISITAS DE AMIGOS

Aprende y Comprende

TU LECTURA DEL DOMINGO Una vez, estando hablando con sus discípulos, Jesús decidió que era el momento de avisarles de lo que iba a pasar en el futuro. Jesús sabía que en unos meses, sus enemigos lo iban a capturar y lo iban a matar. Pero no debían estar tristes porque ¿qué iba a pasar? (Lee las palabras de Jesús en Lucas 9: 22). Por eso quería que sus discípulos estuvieran avisados. Durante los siguientes días, los discípulos estaban confusos. No entendían muy bien qué iba a pasar para que Jesús muriera y que al tercer día resucitara.

«María ha escogido la mejor parte, y nadie se la va a quitar.» (Lucas 10: 42, DHH)

Unos días después, Jesús sintió la necesidad de ir a un lugar apartado para orar. Estaba preocupado por si sus discípulos entenderían bien lo que iba a pasar cuando muriera. Jesús pidió a Pedro, a Santiago y a Juan, sus discípulos más allegados, que le acompañaran. Jesús eligió un monte por donde no pasaba nadie y subieron los cuatro. Poco después de empezar a orar. ¿Qué pasó? (Lee Lucas 9: 29). Los discípulos estaban asombrados. Habían visto a su maestro orar muchas veces, pero nunca había pasado nada de esto.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL LUNES Pero lo que más les asombró fue que no estaban solos. ¿Quiénes estaban allí? (Tú también te sorprenderás. Lee Lucas 9: 30) Jesús, Moisés y Elías hablaban como tres amigos. Hablaban de que Jesús debería volver al Cielo, pero que antes moriría en Jerusalén y resucitaría. Intentaban darle ánimos para enfrentar unos momentos muy difíciles. Poco después, una nube los cubrió a todos. ¿Qué ocurrió? (Léelo en Lucas 9: 35). ¿Cuándo había oído Jesús esas mismas palabras? No solo sus amigos Moisés y Elías habían venido a visitarlo. También su Padre le daba ánimos desde el Cielo. Luego, la nube desapareció con Moisés y Elías.

Los discípulos habían presenciado un momento muy especial. Era un anticipo de lo que ocurrirá el día en que Jesús regrese por segunda vez. Moisés, que murió, fue resucitado y luego trasladado al Cielo, representa a todos los salvos que hayan muerto y que resucitarán en ese día. Elías, que fue arrebatado vivo en el carro de fuego, representa a todos aquellos que estemos vivos y seamos arrebatados en las nubes de los cielos. Luego Jesús les dijo que no lo contaran a nadie hasta que él resucitara (ver Marcos 9: 9, 10). El haber presenciado esa transfiguración les ayudaría a comprender la resurrección que ocurriría varios meses después. Luego ellos serían quienes deberían animar a los demás discípulos y darles esperanza.

Une cada nube con el cuadro y podrás completar las palabras de Dios registradas en Marcos 9: 7

Piensa un poco Todos necesitamos que alguien nos anime un poco cuando estamos preocupados. Apoya a tus amigos cuando estén tristes. Dales unas palabras de ánimo. Diles los buenos amigos que son y cuánto lo aprecias. Seguro que te lo agradecen.

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LECCIÓN  |

13 TU LECTURA DEL MARTES

En uno de sus viajes a Jerusalén, Jesús y sus discípulos pasaron por una aldea llamada Betania que estaba a unos tres o cuatro kilómetros de la ciudad.

La verdad es que cada vez que Jesús llegaba a Betania había mucho trabajo por hacer. No se trataba de atender a un solo huésped. Jesús no viajaba solo.

Jesús y sus discípulos solían aceptar la invitación de algunas personas a pasar un tiempo en su casa. La hospitalidad era una costumbre muy apreciada entre los judíos. Para ellos, era un honor tener invitados en su casa, y mucho más si era el Maestro Jesús.

¿Cuántas personas viajaban con Jesús? (Recuerda el número de discípulos y añade, por lo menos, el grupo de mujeres que nombra Lucas 8: 2, 3).

Al pasar por Betania, ¿quién invitó a Jesús y a sus discípulos? (Puedes saberlo si lees Lucas 10: 38). Marta era la hermana mayor de una familia de tres hermanos: Marta, María y Lázaro (ver Juan 11: 1). Marta era una mujer muy responsable y cuando Jesús aceptó su invitación decidió que lo atendería lo mejor posible. No sabemos si esta era la primera vez que Marta recibía a Jesús en su casa, pero sí sabemos que se hicieron muy amigos porque Jesús la visitó varias veces más.

Imagínate que tienes que preparar sitio para casi 20 personas en tu casa; 20 camas, 20 toallas, 20 personas para desayunar, comer y cenar… y mantener todo limpio y cómodo. Y entonces no había lavadora, aspiradora, ni microondas... Hasta el pan había que hacerlo en casa. ¿Te parece que era mucho trabajo? Claro que sí, y además los hombres no ayudaban porque era «trabajo de mujeres». Pero a Marta no le importaba. Le gustaba tener a Jesús en su casa y disfrutar de su compañía. Marta era muy generosa.

Piensa un poco Cuando de verdad deseas una cosa no te importa el trabajo que tengas que hacer para conseguirlo o el tiempo que debas esperar. Cuando Jesús nos importa de verdad, siempre encontrarás un momento en tu día para estar con él, orar y leer su Palabra.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Con todo el trabajo que había que hacer, todas las mujeres ayudaban. Pero la parte más pesada era para Marta y María, que, como eran las dueñas de la casa, debían organizarlo todo. Cuando Jesús llegaba a casa de Marta, lo primero que pensaba era en atenderlo y preparar algo rico para que comiera. Especialmente le gustaba cocinar y ponerle a Jesús la mejor parte de la comida. Era la forma que ella tenía de demostrar su cariño hacia Jesús. Quería que todo saliera perfecto. Sin embargo, su hermana María, en cuanto llegaba Jesús, se olvidaba de todo: se sentaba a sus pies para escuchar todas sus palabras. Las mujeres, especialmente si eran jóvenes, tenían muy pocas oportunidades de poder aprender sobre Dios, así que María intentaba aprovechar cada minuto de la visita de Jesús. Pero llegó un momento en que el trabajo se acumulaba y la pobre Marta se estaba empezando a agobiar. Hacía falta traer leña para cocer el pan; había que traer agua de la fuente para la comida y para que todos se pudieran lavar; hacía falta rellenar las lámparas de aceite para que pudieran ver durante la cena. Y María sentada tranquilamente… Seguramente Marta la llamó varias veces para que la ayudara, pero María no le hacía ni caso. Ella seguía sentada escuchando al Maestro.

Marta se ha pasado la mañana haciendo pan. ¿Puedes encontrar 10 panes escondidos en el dibujo?

Piensa un poco Marta quería complacer a Jesús y trabajaba mucho para conseguirlo. Pero, ¿y María? ¿Qué opinas de lo que hacía María? ¿A Jesús le gustaba lo que hacía Marta? ¿Le gustaba lo que hacía María?

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LECCIÓN  |

13 TU LECTURA DEL JUEVES

Al final Marta se enfadó. María no le hacía ni caso y había mucho trabajo que hacer. ¿Cómo reaccionó Marta? (Léelo en Lucas 10: 40). Marta decidió pedirle ayuda a Jesús para que él regañara a su hermana y le ordenara ayudarla. Pero a la vez, también estaba regañando a Jesús. En realidad le estaba diciendo: —¿Así me agradeces todo el trabajo que yo hago por ti? A mi hermana, que no está haciendo nada, la recompensas con estar ahí, a tu lado, bien descansada. Y a mí, que estoy trabajando muchísimo para que todo esté en orden, no me mandas ninguna ayuda. A mí me gustaría también estar sentada junto a ti, pero hay que trabajar para poder servirte la mejor parte de la comida. Jesús comprendía el enfado de Marta, pero también entendía que Marta le daba demasiada importancia a complacer a Jesús. A Jesús le gustaba que todo

estuviera en orden, pero le gustaba más estar rodeado de sus amigos. Jesús no necesitaba que le dieran la mejor parte de la comida, a él le bastaba con compartir lo que había en la mesa. Marta tenía que aprender una lección. Tenía que aprender qué cosas son importantes y qué cosas son menos importantes. ¿Qué le contestó Jesús a Marta? (Léelo en Lucas 10: 41, 42). Le estaba diciendo: —Marta, tú estás demasiado preocupada. No haces otra cosa que pensar en lo que hay que hacer para que yo y mis discípulos nos sintamos bien y a gusto en tu casa. Y te lo agradezco. Pero me gustaría mucho más que hicieras como María que, cuando yo estoy contigo, te olvides de las preocupaciones, te sientes conmigo y disfrutes. No pienses tanto en ofrecerme la mejor parte de la comida y quédate tú con la mejor parte de mi compañía, igual que ha hecho María.

Curiosidades El Comentario Bíblico Adventista señala que la expresión «la mejor parte» se refería a la ración de alimentos con mejor aspecto y mejor preparada que se ofrecía al invitado de honor o al cabeza de familia. Jesús hace un juego de palabras ofreciendo la mejor parte del alimento espiritual a quien se sienta a su lado y disfruta de su cercanía.

A continuación encontrarás un versículo que aparece en la lección de hoy. El problema es que se han juntado las palabras y han aparecido espacios donde no deberían estar. Pon orden a las frases y podrás leer las palabras de Jesús.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES Marta, que era muy inteligente, comprendió lo que Jesús le pedía. La Biblia no lo dice, pero nos podemos imaginar que, a partir de entonces, Marta se sentó a los pies de Jesús a escuchar y a aprender de él. Dejó de hacer cosas menos importantes o que se podían hacer después y se dedicó a alimentarse de las enseñanzas de Jesús. Lo que Jesús le dijo a Marta en la lección de esta semana es muy importante. Vamos a repasarlo. Empecemos leyendo nuestro versículo de memoria (ver Lucas 10: 42). Ahora pensemos en la «buena parte» que María escogió. María escogió PASAR TIEMPO CON JESÚS. Y esto, ¿cómo se hace? Pues significa que tienes que: 1. LEER TU BIBLIA, ESTUDIAR LA ESCUELA SABÁTICA y APRENDER EL VERSÍCULO DE MEMORIA. Si lo haces aprenderás más sobre cómo es Jesús, cómo le gustaría a él que tú te comportaras y que pronto vendrá para hacer una Tierra Nueva donde viviremos felices para siempre. 2. ORAR A JESÚS. No es solo orar de rodillas en la iglesia, dar gracias por los alimentos o pedirle que nos dé una buena noche. Orar es hablar con Jesús en cualquier momento, aunque lo hagas de cabeza, en silencio. Orar es contarle a Jesús cómo estás jugando con tus amigos, o que estás triste porque has perdido un juguete. 3. HABLAR SOBRE JESÚS. Habla con tus padres, tus abuelos y pregúntales lo que quieras saber sobre Jesús, la Biblia o la iglesia. Ellos pueden enseñarte mucho. Habla también con tus amigos. Cuéntales también ideas que a ti se te han ocurrido al estudiar la escuela sabática o al escuchar el sermón del sábado en la iglesia. Seguro que ellos también aprenden de ti.

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14 LECCIÓN

Aprende y Comprende

¿QUIÉN ES IMPORTANTE? TU LECTURA DEL DOMINGO Mucha gente acudía a escuchar las predicaciones de Jesús. Tanta, que Jesús solía quedarse fuera de las aldeas y pueblos, en lugares abiertos como la ladera de una colina o en una pradera. Cuando la gente de los pueblos cercanos se enteraban de que Jesús estaba allí, dejaban todo lo que estaban haciendo y se iban a escucharle. Y seguramente acudirían familias enteras. Iba a ser un día de fiesta en el campo.

«Dejad a los niños venir a mí y no se lo impidáis; porque de los que son como ellos es el Reino de los Cielos» (Mateo 19: 14)

Imagínate la escena: Jesús en el centro, de pie, explicando cómo es el reino de Dios con la parábolas que ya conoces y muchas más que no han quedado registradas. Hombres, mujeres y niños sentados en el suelo, levantando la mano para preguntar a Jesús. Cuando Jesús termina su predicación muchos hombres se le acercan y le siguen preguntando mientras los niños juegan y corretean por los alrededores vigilados por las madres. Algunos niños, curiosos, se acercan hasta donde está Jesús y los adultos y pueden ver cómo Jesús sana a algunos enfermos.

Cuando hubiera llegado la hora de la comida, seguramente las familias se reunirían en grupos, como si hicieran un picnic. A aquellos padres les gustaba tanto lo que Jesús contaba y enseñaba que, mientras comían, seguían comentando lo que Jesús había explicado y lo que habían visto. Los niños también tenían muchas preguntas que hacer a sus padres: «¿Por qué Jesús ha dicho eso?», «¿Por qué se cayó la casa que estaba en la arena?», «¿El pastor no tenía miedo cuando fue a buscar a la oveja?» Y los padres se lo explicaban con palabras sencillas para que sus hijos también comprendieran las enseñanzas de Jesús. Cuando terminaba la tarde y volvían a sus casas, todos, hombres, mujeres y niños, habían descubierto el amor de Dios. Si tú hubieras estado allí recordarías durante mucho tiempo ese día de campo en el que conociste a Jesús de Nazaret.

Piensa un poco En la iglesia muchas veces se enseña o se predica para la gente adulta, pero tú también puedes aprender muchas cosas. El próximo sábado ten el oído atento, y si no entiendes algo pregunta a tus padres. Seguro que tendrás una conversación muy interesante.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL LUNES Los judíos tenían la costumbre de llevar a sus hijos para ser bendecidos por los sacerdotes, por algún maestro importante o por un profeta. Por ejemplo, tenían la costumbre de llevar a los niños recién nacidos al Templo para presentarlos ante el Señor. Allí, el sacerdote oraba por ese niño pidiendo la bendición de Dios. María y José llevaron a Jesús al Templo, ¿recuerdas? Allí recibió la bendición no solo del sacerdote sino también de Simeón y de la profetisa Ana. (Ver Lucas 2: 21-38). Para los judíos, el que un maestro importante orara por sus hijos era un privilegio. La costumbre era que mientras el maestro oraba pusiera las manos sobre la cabeza o los hombros del niño o de la persona bendecida. En uno de esos días de campo, a algunos padres se les ocurrió que sería todo un privilegio que Jesús bendijera de forma especial a sus hijos. Para ellos Jesús era el mejor maestro al que habían escuchado, el más sabio y el más poderoso. Querían que Jesús orara por sus hijos y que les dedicara unas palabras especiales. Tal vez la primera idea se le ocurrió a una

madre o tal vez fue un niño el que pidió ir a ver a Jesús, pero enseguida se formó un grupo de padres que se dirigían hacia donde estaba Jesús con un montón de alegres niños y niñas. Pero cuando los discípulos se dieron cuenta de que un grupo de niños se acercaba a Jesús pensaron que le iban a molestar. Ellos pensaban que Jesús estaba muy ocupado haciendo cosas de adultos, respondiendo a preguntas difíciles o sanando a enfermos adultos. Los niños iban a distraerle y había muchas personas mayores esperando. Así que los discípulos fueron al encuentro de ese grupo y les cortaron el paso. Hablaron con los padres y ¿qué hicieron? (Lo sabrás si lees Mateo 19: 13). ¡Qué desilusión! Tal vez podrían acercarse en otro momento en el que Jesús no estuviera tan ocupado. Aunque Jesús estaba muy ocupado atendiendo a otras personas, se dio cuenta de que los discípulos estaban regañando a unos padres. Entonces Jesús, dejó lo que estaba haciendo, se puso de pie y se acercó. Cuando lo vieron acercarse todos dejaron de hablar. Jesús no estaba muy contento, no. ¿Con quién estaba enfadado Jesús? (Léelo en Marcos 10: 14) .

Usa la trama de abajo para escribir, coloreando celdas, con quiénes estaba enfadado Jesús.

Piensa un poco Seguramente tus padres también te presentaron en la iglesia cuando eras un bebé. Habla con ellos y pregúntales si tienen alguna foto o que te cuenten cómo fue ese día. Tu padres también desean que tú seas bendecido por Dios y oran cada día para que Dios les ayude a educarte bien.

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LECCIÓN  |

14 TU LECTURA DEL MARTES

Los discípulos se sentía avergonzados, habían metido la pata. Hablaron con los padres como si fueran los representantes de Jesús y habían dicho lo contario a lo que Jesús pensaba. Él quería bendecir a esos niños, quería que esos niños lo conocieran personalmente y quería pasar un rato con ellos. ¿Por qué? «Porque de ellos es el reino de Dios». Esas palabras fueron muy importantes tanto para los discípulos como para los padres. Para los judíos la religión era cosa de los mayores. Ellos creían que solo podían acercarse a Dios los mayores de doce años, cuando dejaban de pensar como niños. Para acercarse a Dios, creían ellos, había que pensar como un adulto, razonar como un adulto. Por eso, lo que Jesús dijo después los dejó todavía más sorprendidos. (Léelo en Marcos 10: 15). Los niños lo hacéis todo con alegría e ilusión. Siempre tenéis ganas de jugar y de compartir vuestros juegos con otros niños. Tenéis mucha facilidad para reír y sentiros felices. Los niños confiáis sin temor en vuestros padres, en que ellos os cuiden y os den los que necesitáis. La alegría, la

ilusión, las ganas de compartir, la felicidad y la confianza son sentimientos que pertenecen al Reino de Dios. Pero además, un niño no aspira a ser niño para siempre. Los niños tenéis muchas ganas de crecer y ser mayores. Para eso os alimentáis, hacéis ejercicio y vais a la escuela. Queréis saber siempre más y más, siempre tenéis alguna pregunta. Sois curiosos. En el Reino de Dios siempre estamos creciendo como personas y aprendiendo más y más sobre Jesús. Y nunca nos cansaremos de hacerlo. Después de haberles dado una lección a los discípulos y a todos los adultos que allí estaban, ¿qué hizo Jesús? (Lee Marcos 10: 16). Jesús se mostró cariñoso con los niños. A los más pequeños los cogió en brazos y a todos los bendijo. Seguramente que dedicó un tiempo para ellos a preguntarles sobre sus cosas, sus amigos o sus mascotas. Recuerda que Jesús siempre tiene tiempo para ti, tú nunca le molestas, porque tuyo es el reino de Dios.

Encuentra 8 diferencias entre los dos dibujos

Piensa un poco ¿Acaso cuando hablamos de religión tenemos que dejar de pensar y creernos todo lo que nos cuentan? No, claro que no. Hay que saber pensar, razonar y entender qué es lo que Dios me está enseñando. Hay muchas personas que leen la Biblia y están muy equivocadas porque la entienden mal. Poco a poco irás creciendo y comprendiendo muchas más cosas de la Biblia. Lee el consejo de Pablo en 1 Corintios 14: 20.

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL MIÉRCOLES No era la primera vez que Jesús usaba los niños como ejemplo. En cierta ocasión, los discípulos comenzaron a discutir sobre quién de ellos era el «mayor». Ellos pensaban que como eran los ayudantes de Jesús tenían derecho a ser las personas más importantes en el reino de los cielos. Pero ellos eran doce personas y no podían ser todos «el primer ministro». ¿Quién tendría derecho a ser el jefe de todos ellos? ¿Pedro, que era el más atrevido? ¿Juan que era el más cariñoso con Jesús? ¿El que tuviera más edad? No había forma de ponerse de acuerdo. Es más, hasta se habían enfadado entre ellos. Cuando llegaron a Capernaún y se sentaron a descansar, Jesús hizo la pregunta que ninguno quería contestar. (Puedes leerla en Marcos 9: 33, 34). Me imagino a Jesús moviendo la cabeza de un lado a otro como diciendo «estos no se han enterado de nada». ¿Cómo hacerles entender que en el reino de Dios no hay jefes? Por allí había un niño. Tal vez era uno de los hijos de

la casa donde estaban. Seguramente el niño estaba trabajando, ayudando con la comida, a llevar agua o limpiando porque cuando había visitas había mucho trabajo en la casa y todos tenían que ayudar. Jesús lo llamó, lo puso en medio de sus discípulos y lo abrazó con mucho cariño. (ver Marcos 9: 36). Luego les cayó una buena regañina. (Puedes leerla en Mateo 18: 3). Lo primero que tenían que hacer era cambiar esa forma de pensar queriendo ser siempre los jefes de alguien. Les dijo que deberían ser como niños. (Lee Mateo 18: 4). Los niños no pueden ser el jefe de nadie. Todo lo contrario, a los niños todo el mundo les dice lo que tienen que hacer: los padres, los abuelos, los maestros… Es como si les dijera: – Mirad a este niño. Desde que hemos llegado a esta casa no ha hecho otra cosa que ayudarnos para que nos sintamos cómodos y descansemos, se ha humillado ante nosotros. Pues él es más importante en el reino de los Cielos que todos vosotros, porque no pensaba en sí mismo sino en ayudar.

Encuentra en la sopa de letras cómo se dice “niños” en diferentes idiomas: Children (inglés) Crianças (portugués) Bambini (italiano) Kinder (alemán) Enfats (francés)

Tamariki (maorí) Nens (catalán) Fanau (samoano) Haurrat (euskera) Copii (rumano)

Piensa un poco Los discípulos veían el reino de Dios como si fuera SU Reino, el Reino de Pedro, o el de Andrés, o el de Judas. Todos querían reinar. Pero el único rey es Jesús, todos los demás somos los habitantes de su reino. El reino de Dios es de todos, todos somos iguales para Dios, nadie es más importante que otro. Y todos debemos ayudarnos a hacernos felices los unos a los otros.

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LECCIÓN  |

14 TU LECTURA DEL JUEVES

Pero parece ser que los discípulos no terminaron de entender lo que Jesús les había dicho porque unas semanas después volvieron con el mismo tema. Jesús acababa de contarles que en poco tiempo iba a tener que morir, pero que resucitaría y regresaría al Cielo (ver Mateo 20:18, 19). La madre de Santiago y Juan comprendió que les quedaba poco tiempo y quiso asegurarse de que Jesús recompensaría a sus hijos. Así que los tres decidieron ir a hablar con el Maestro. ¿Qué es lo que querían pedirle a Jesús? (Lee su petición en Mateo 20: 21). Jesús intentó razonar con ellos. Esa petición no tenía sentido. Nadie iba a ser más importante que otro en el reino de los Cielos. ¿Cuál fue la primera respuesta de Jesús? (Lee la primera parte de Mateo 20: 22). Querer compartir el trono, sentarse a la derecha y a la izquierda de un rey significaba haber compartido con él las luchas y batallas necesarias para poder conseguir la corona. Jesús acababa de explicarles que a partir de ahora iban a ocurrir cosas realmente difíciles y dolorosas. Jesús les hace entonces una pregunta muy difícil. ¿Qué respondieron?

(Lee la pregunta y la respuesta en Mateo 20: 22). Jesús habla de beber la misma copa y tener el mismo bautismo. Con ello se estaba refiriendo a pasar por las mismas dificultades, las mismas luchas por las que tendría que pasar Jesús. Santiago y Juan fueron muy valientes. Estaban dispuestos a cualquier cosa que les pidiera Jesús con tal de ser sus favoritos cuando él regresara, y así convertirse en los segundos de mando en el Reino de Dios. Pero Jesús tenía una mala noticia que darles. (Lee Mateo 20: 23). Por amor a Jesús pasarían por dificultades, pero no tendrían ese lugar privilegiado en el reino de Dios. Ese lugar ya estaba reservado. El texto no da más pistas, pero estudiando un poco la Biblia podemos saber quiénes son las personas para quienes están reservados los mejores lugares, los puestos más importantes. (Vamos a leerlo en Apocalipsis 3: 20, 21). ¿Qué te parece? ¡No hay trono ni a la derecha ni a la izquierda de Jesús! Todos los que acepten el llamado de Jesús se sentarán en el trono. ¡Todos! También Santiago y Juan. Y también tú y yo.

Ordena las palabras del trono y descubrirás el mensaje que se encuentra en Apocalipsis 3:21 (Nueva Traducción Viviente)

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LECCIÓN  |

TU LECTURA DEL VIERNES En un grupo tan pequeño como el de los discípulos, las noticias corren rápidamente. Los otros diez discípulos se enteraron de lo que habían hecho Santiago y Juan. ¿Cómo reaccionaron? (Lee Mateo 20: 24). Nos podemos imaginar el jaleo que organizaron. Unos y otros comenzaron a discutir. «¿Es que os creéis mejores que nosotros?» «¿Qué derecho tenéis a ser nuestros jefes?» «Pues yo sería mejor jefe que vosotros»... Jesús tuvo que intervenir de nuevo para poner paz entre ellos. Con mucha paciencia Jesús les les volvió a explicar qué significaba el reino de Dios. Primero les explicó que los gobernantes de este mundo quieren ser gobernantes para poder mandar y dominar a todos

los demás. Quieren tener poder para que los demás sean sus criados, sus siervos o sus esclavos. (Ver Mateo 20: 25). Pero el reino de Dios no es así. (Lee en Mateo 20: 26, 27 cómo es el gobernante en el reino de Dios) En el reino de Dios lo más importante no es mandar sino ayudar a los demás. (Lee en Mateo 20: 27 el ejemplo que les pone Jesús). En el Reino de Dios no hay jefes como solemos entender esta palabra. Ni siquiera Jesús quiere imponer su voluntad a nadie. Él no obliga a nadie a creerle ni a aceptar el amor de Dios. Jesús vino a ayudar, a enseñar y a dar su vida para que nosotros podamos tener vida eterna. Aprendamos del ejemplo de Jesús. Ayudemos a todos los que podamos y así les enseñaremos cómo es el reino de Dios.

Descifra el mensaje usando este código

Piensa un poco Haz una lista de las cosas que crees que puedes hacer para ayudar a otras personas. No tienen que ser grandes cosas. Piensa en esas pequeñas cosas que puedes hacer todos los días en casa, en el colegio o en la iglesia; con tu familia o con tus amigos; pequeñas cosas que hagan que los demás tengan un momento de felicidad. Compártelas mañana con tu clase de escuela sabática.

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Para saber más Lección 1

Juan 4: 1-42. El Deseado de todas las gentes, capítulo 19 «Junto al pozo de Jacob».

Lección 2

Mateo 5: 3-12; 7: 12; Lucas 6: 20-36. Palabras de vida del Gran Maestro, págs. 6-44.

Lección 3

Mateo 6: 1-13; Lucas 11: 1-4. Palabras de vida del Gran Maestro, págs. 102-122.

Lección 4

Mateo 5: 21- 48; 6, 7. El discurso maestro de Jesucristo, págs. 51-86.

Lección 5

Lección 9

Marcos 5: 21-43; Lucas 8: 40-56. El Deseado de todas las gentes, capítulo 36 «El toque de la fe».

Lección 10

Mateo 10: 1-14; 14: 13-21; Marcos 6: 7-13, 30-44; Lucas 9: 1-6, 10-17; 10: 1-11, 17-20; Juan 6: 1-14. El Deseado de todas las gentes, capítulos 37 «Los primeros evangelistas» y 39 «Dadles vosotros de comer».

Lección 11

Mateo 14: 22-33; 15: 21-28; Marcos 6: 45-52; 7: 2430; Juan 6: 14-21. El Deseado de todas las gentes, capítulo 40 «Una noche sobre el lago».

Lección 12

Juan 9; Mateo 9: 9-13. El Deseado de todas las gentes, págs. 238-241, 436-441.

Mateo 27: 55, 56; Marcos 12: 41-44; 15: 40, 41; Lucas 8: 1-3; 13: 10-17; 21: 1-4; 23: 49; Juan 8: 1- 11. El Deseado de todas las gentes, págs. 425-427; 566-568.

Lección 6

Lección 13

Mateo 8: 5-13; Lucas 7: 1-17. El Deseado de todas las gentes, capítulo 32 «El centurión».

Lección 7

Mateo 6: 1-13; Lucas 11: 1-4. Palabras de vida del Gran Maestro, págs. 102-122.

Lección 8

Mateo 8: 23-34; Marcos 4: 35-41; Marcos 5: 1-20; Lucas 8: 22-39. El Deseado de todas las gentes, capítulo 35 «Calla, enmudece».

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Mateo 17: 1-8; Marcos 9: 2-8; Lucas 9:21-36; 10: 38-42. El Deseado de todas las gentes, págs. 524, 525.

Lección 14

Mateo 18: 1-6; 19: 13-15; 20: 20-28; Marcos 9: 3337; 10: 13-16, 35-45; Lucas 9: 46-48; 18: 15-17. El Deseado de todas las gentes, capítulos 48 y 56.


IMPORTANTE PARA LAS IGLESIAS Debido a que “Mi Biblia, mi tesoro” puede usarse de forma alternativa en las iglesias como material de estudio de las Escuelas Sabáticas Infantiles, rogamos encarecidamente que se sigan los siguientes pasos de implantación: 1.- Estudiar el material detenidamente. El proyecto debe ser conocido por padres, maestros de escuela sabática infantil y responsables de la iglesia. 2.- Llegar a un acuerdo consensuado por amplia mayoría de todas las partes (padres, maestros y responsables). 3.- Obtener un voto del consejo de iglesia local a favor del uso de “Mi Biblia, mi tesoro”. 4.- Contactar con infantil.aula7activa@gmail.com para autorizar la copias. El seguimiento de estos pasos previos a la implantación de “Mi Biblia, mi tesoro” favorecerá la implicación de toda la iglesia en el proyecto educativo de los niños, a la vez que asegurará la continuidad del proyecto en la iglesia local, independientemente de los cambios en los responsables de los departamentos.

Agradecimientos A Dios por todos los milagros que hemos visto y vivido a lo largo de la elaboración de este material. A todas aquellas personas que con sus ánimos, su tiempo y su aportación económica han contribuido al proyecto. Sin ellos habría sido imposible llegar hasta aquí. A las iglesias de Lleida y Madrid-Alenza, cuna y desarrollo del proyecto.

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MI BIBLIA, MI TESORO Acompáñanos en un viaje por el fascinante mundo de la Biblia. Descubrirás historias maravillosas que ocurrieron hace mucho tiempo pero que siguen enseñándonos cosas nuevas. Y sobre todo descubrirás a Jesús, tu amigo y compañero de viaje. Lee cada día el apartado correspondiente y compártelo en familia. Pregunta a tus padres, dales tu opinión, escucha sus experiencias y juega con ellos. Y cuando vayas a la iglesia comparte lo que has aprendido con tus compañeros y maestros.

www.aula7activa.org


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