Proyecto «Mi Biblia, mi tesoro» Textos: Esther Villanueva Luis González Mercedes Gascón
Revisión teológica: Roberto Badenas
Ilustraciones: Ferni David Park (cuadro «Aprende y comprende»)
Diseño: Isaac Chía
Maquetación: Daniel Nieto
Es un proyecto de Aula7activa, editora digital de AEGUAE (Asociación de Estudiantes y Graduados Universitarios Adventistas de España), en colaboración con el Ministerio de la Infancia de la UAE (Unión Adventista Española).
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Índice Lección 1
De ovejas y pastores
Lección 2
El sembrador
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Lección 3
A la búsqueda del tesoro Un
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Lección 4
poco es mucho
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Lección 5
El buen samaritano
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Lección 6
Un padre generoso
34
Lección 7
El buen constructor
40
Lección 8
Tú sí que vales
46
Lección 9
Jesús enseña a perdonar
52
Lección 10
¡Qué pesados...!
58
Lección 11
¡Vamos de boda!
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Los trabajadores de la viña
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Hablando de frutos
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“Mi Biblia, mi tesoro” es un método para acercarnos al Dios revelado en la Biblia. Ahora es el momento de cultivar hábitos de estudio de la Biblia. Dedicad un tiempo breve cada día a estudiar la Biblia con vuestros hijos. No los dejéis solos. Con vosotros es mucho más divertido. Van a tener preguntas, van a necesitar ayuda para buscar los textos bíblicos y necesitan saber que la Biblia es importante no solo para ellos, los niños, sino que también vosotros, los adultos, lo sentís como una necesidad vital. No hagáis del estudio de la Biblia una imposición. Nada que tenga que ver con Jesús y la Biblia debe ser una imposición. Adaptad el material que tenéis entre manos a la edad de vuestros hijos, a sus gustos y a sus intereses. Ahora es el momento de acercar a vuestros hijos a Dios. Disfrutad de esos momentos. Que cuando sean mayores recuerden con cariño esos minutos de complicidad entre vosotros, ellos y Jesús.
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DE OVEJAS Y PASTORES
1 LECCIÓN
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO Este trimestre vamos a estudiar algunas historias que contó Jesús y que los evangelistas escribieron en sus libros. A la gente de todos los tiempos le gusta que le cuenten historias. ¿A ti no? Las historias que Jesús contaba resultaban interesantes para hombres, mujeres y niños. Nadie se aburría escuchándole. Pero no solo eran interesantes y entretenidas. Con esos relatos, Jesús quería enseñar alguna lección especial para la vida de todos los que le escuchaban o de los que leemos las historias. Esas historias con un significado especial se llaman «parábolas».
«Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas» (Juan 10: 11) A los judíos les gustaba mucho enseñar con parábolas. Los profetas del Antiguo Testamento las usaban para hacer pensar a la gente y que se dieran cuenta de cuál era la voluntad de Dios. Es posible que Jesús usara las parábolas para que las personas entendieran bien su mensaje. Algunas veces eran relatos que la gente ya conocía, pero Jesús les sorprendía contándolo de otra forma o cambiando el final. Otras veces eran historias que la gente contaba durante los viajes o en el mercado y él las aprovechaba para que aprendieran una lección. Y otras, simplemente, eran ejemplos para explicarse mejor. A Jesús le gustaba que cada persona que escuchaba sus parábolas pensara por sí misma. Por eso no siempre explicaba lo que significaban sus historias. Quería que cada uno aprendiera su propia lección, algo que necesitaban aprender en ese momento.
Piensa un poco Las historias que están escritas en la Biblia son para hacernos pensar, para ponernos ejemplos que faciliten la comprensión y la memoria, y para que entendamos cuánto nos ama Dios.
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TU LECTURA DEL LUNES En varias ocasiones Jesús contó historias de ovejas y pastores.
carnero con mal genio. Sabe si están enfermas y las cura o las lleva a comer un pasto especial.
En sus historias, ¿quién era Jesús? (Lee Juan 10: 11).
Así es Jesús. Te conoce desde antes de nacer. Sabe cómo te llamas, qué comida te gusta y que te caíste en el recreo y te hiciste una rasgadura en la ropa de deporte. Él te conoce mejor que tú mismo y sabe qué es bueno para ti.
Si Jesús es el buen pastor, ¿quiénes imaginas que son las ovejas? Los israelitas que escuchaban las historias de Jesús entendían perfectamente que ellos eran las ovejas. Y los que leemos la Biblia, entendemos que todas las personas somos una oveja del rebaño de Jesús, todas las personas son las ovejas de Jesús. La primera característica de un buen pastor es que conoce a sus ovejas. El buen pastor pone nombre a cada una de sus ovejas y las llama por su nombre. Sabe cuántos años tiene, cuántos corderitos ha parido, si es más traviesa y le gusta separarse del rebaño o si es un
¿Y las ovejas? ¿Las ovejas son capaces de conocer al pastor? (Lee Juan 10: 14). Por supuesto que sí. Las ovejas están acostumbradas a su voz y a verlo delante del rebaño o sentado bajo una sombra mientras las vigila. Nosotros también podemos conocer a Jesús, nuestro Pastor. Estudiando la Biblia con la Escuela Sabática y orando podemos conocer cómo es Jesús y cuánto nos ama.
Sigue los caminos y averigua qué oveja u ovejas reconocen a su pastor.
Piensa un poco ¿Qué crees que pasaría si las ovejas no hacen caso del pastor? ¿Te imaginas que una decida no seguir al pastor e ir a buscar comida por su cuenta? Sí, nada bueno le espera a esa oveja porque se perderá, o la atropellará un coche, o se quedará sin comer porque no sabe buscar el alimento necesario. Pues lo mismo nos pasa a los seres humanos si no hacemos caso de Jesús. Necesitamos seguir a Jesús.
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LECCIÓN |
1 TU LECTURA DEL MARTES
Cuidar un rebaño de ovejas no es fácil. Es mucho trabajo porque hay que asegurarse de que todas coman y beban lo suficiente, que ninguna esté enferma para salir al campo a pastar y que todas regresen al redil por la noche. Mientras están en el campo, el pastor debe vigilar que ninguna oveja se aleje y se pierda o que venga algún animal salvaje que las espante y las disperse. Los pastores no van por los caminos por donde viajan las personas. Los pastores llevan sus rebaños a través del monte. Pero tienen que conocer muy bien cada loma y cada sima, cada bosque y cada claro para que el rebaño pueda pasar sin peligro. Tienen que conocer todas las plantas, por si alguna es venenosa o si alguna puede curar a las ovejas. También tiene que saber de dónde vienen los arroyos, por si el agua está contaminada. Así es Jesús. Él conoce qué es bueno para nosotros y nos ayuda a conseguirlo. También sabe dónde están los peligros y nos avisa para que no tengamos problemas. ¿Qué más podemos saber sobre cómo es el buen pastor, sobre cómo es Jesús? (Vuelve a leer Juan 10: 11). El buen pastor no duda cuando tiene que defender a su rebaño. Se enfrenta a cualquier peligro. Se pone a la orilla de los precipicios para que las ovejas no se caigan. Puede pasar mucho tiempo sin dormir vigilando que no venga ningún lobo o ningún oso. Cuando las fieras salvajes quieren atacar al rebaño, el buen pastor se enfrenta a ellas, aun a riesgo de llevarse él mismo un zarpazo o un mordisco. Así es Jesús. Jesús estuvo dispuesto a perder su vida para salvarnos de las garras de esa fiera llamada Satanás. Tan dispuesto estuvo a dar su vida por nosotros que murió en la cruz.
Piensa un poco Con Jesús no se trata de creer que «sería capaz de morir por ti», no. Se trata de que Jesús ya ha demostrado que, por amor a ti, dejó de ser Rey del Cielo y se convirtió en un ser humano. Jesús vivió como ser humano desde bebé hasta la edad adulta, y fue capaz de morir por ti. No es un «a lo mejor podría dar su vida». No, Jesús ya dio su vida por ti y por mí: por todos.
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL MIÉRCOLES ¿Todas las ovejas conocen a su pastor? (Lee Juan 10: 16). Todavía hay ovejas que no saben que pertenecen al buen pastor, pero Jesús dice que esas ovejas son también suyas. Están en otros rebaños, con otros pastores que no son tan buenos como nuestro Jesús. ¿Cómo son los malos pastores? (Lee Juan 10: 12, 13). (¡Qué diferencia con el buen pastor! ¿No te parece?) El mal pastor es un cobarde y deja a las ovejas solas ante el peligro porque a él no le importan nada, solo le importa que con la lana y la leche puede ganar dinero para él, y no se va a arriesgar por un poco de dinero. Sin embargo el buen pastor es valiente porque ama a sus ovejas. No piensa en los beneficios que puede obtener. Le importa que cada una de sus
ovejas sea feliz. El buen pastor luchará por cada una de sus ovejas, sus carneros y sus corderos. El problema de las ovejas que están en otros rebaños o perdidas en el monte, es que no saben que hay un pastor mejor que las cuidará muy bien. El buen pastor ama a todas las ovejas, aunque no estén en su rebaño. Las ama tanto que tiene la intención de atraerlas a su redil para poder cuidarlas y que sean felices. Quiere que todas conozcan su voz y que, cuando las llame, vengan contentas a los pies del buen pastor. Jesús quiere que todas las personas de este mundo le conozcan y le sigan. No solo las personas que están en la iglesia o que creen en Dios. Aunque no crean en Dios, Jesús también las ama y quiere llamarlas para que estén en su rebaño.
Todas las ovejas del rebaño están repetidas menos una. ¿Sabes cuál es?
Piensa un poco Todos podemos ser parte del rebaño de Jesús y perdernos algunas veces. Pero Jesús nunca dejará de amarte. Al contrario, es cuando más se preocupa por ti. Te ayudará a que entiendas que has hecho mal y te pedirá que te dejes coger en sus brazos para que puedas rectificar tu error. Y si Jesús nos perdona y ayuda, ¿no crees que sería buena idea hacer como él y perdonar los errores de los demás?
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LECCIÓN |
1 TU LECTURA DEL JUEVES
Una de las parábolas de Jesús más conocidas es la de la oveja perdida. ¿Por qué contó Jesús esta historia? Imagínate la siguiente situación: Jesús comienza a predicar y se acercan las personas para escucharlo. ¿Quiénes son? (Lee Lucas 15: 1). Recuerda que los publicanos, que eran los recaudadores de impuestos, eran odiados por los escribas y fariseos porque ayudaban a los romanos. Los judíos los consideraban traidores. También se acercaron otras personas cuyos pecados eran públicos y todo el mundo sabía lo que habían hecho.
Jesús, según pensaban ellos, solo se tenía que relacionar con gente honrada y de buena reputación, como los fariseos y escribas. Pero Jesús, que se dio cuenta de lo que estaban murmurando y quejando, comenzó su historia. (Lee el planteamiento que les hace Jesús en Lucas 15: 4). Como ya hemos estudiado, Jesús es el pastor y las ovejas somos cada uno de los seres humanos. Las ovejas que están dentro del rebaño son las ovejas obedientes, que siguen a su pastor y hacen lo que él les pide.
Además había fariseos y escribas que se consideraban especiales porque guardaban todas las normas religiosas y se creían perfectos.
Pero una de esas ovejas se ha perdido. Esa oveja no ha seguido al pastor, no ha sido obediente. Ha cometido un error y se ha separado del rebaño.
¿Qué es lo que pensaban los escribas y fariseos sobre esta situación? (Lee Lucas 15: 2).
¿A quién representa la oveja perdida?
Los escribas y fariseos pensaban que un maestro como Jesús no debía relacionarse con semejante «gentuza». Si hablaba con ellos era como si se «contaminara».
Pero aunque ha cometido un error, el pastor no ha dejado de amarla ni de preocuparse por ella. Deja a las otras 99 ovejas y sale a buscar a esa oveja que, seguramente, está sufriendo.
¡Qué traviesas son estas ovejas! A este pastor se le han perdido siete ovejas. ¿Puedes encontrarlas?
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TU LECTURA DEL VIERNES El pastor debe tener prisa por encontrar a la oveja perdida. La oveja corre muchos peligros estando sola en el campo. No tiene a nadie que la defienda de las fieras y no sabe volver sola a casa. Durante el día, el pastor con su rebaño ha recorrido mucha distancia y no sabe en qué parte del camino puede estar. Pero recorre todos los rincones llamando a su oveja. Al final la encuentra. ¡Qué alivio! ¿Qué hace el pastor entonces? (Lee Lucas 15: 5). Fíjate que no la riñe, ni se queja, ni la castiga por haberse escapado. La sube sobre sus hombros, la protege y la lleva rapidito de vuelta al rebaño. Pero eso no es todo. ¿Qué ocurre cuando llega a casa? (Léelo en Lucas 15: 6). Entonces Jesús miró a los escribas y fariseos que lo escuchaban. ¿Qué les dijo? (Lee Lucas 15: 7). Esos publicanos y pecadores eran «ovejas perdidas» que necesitaban que el pastor, Jesús, fuera a buscarlas, las abrazara y las llevara de vuelta al rebaño y se convirtieran en ovejas obedientes. Jesús quería que esas personas dejaran el pecado y se convirtieran en personas que amaran a Dios y lo obedecieran, no por miedo al castigo, sino por amor, porque en los brazos de Jesús, en su rebaño, es donde más felices podían vivir. Y Jesús es feliz cuando hay personas que deciden seguirle. Hasta en el Cielo hay felicidad cuando una «oveja perdida» es encontrada por Jesús y se convierte en parte del rebaño.
Piensa un poco Cuando haces algo que no está bien, te pareces a esa oveja que desobedece al pastor y se aleja del rebaño. Debes de darte cuenta lo antes posible que lo que has hecho no es correcto y volver cerca del pastor, de Jesús, quien te cuidará y te ayudará. Si no te arrepientes de aquello que has hecho mal poco a poco te irás alejando del pastor y correrás un gran peligro. Como buena oveja, fija tus ojos en Cristo, el buen pastor, y no te perderás.
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2 LECCIÓN
EL SEMBRADOR
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO Si Jesús viviera ahora entre nosotros, seguramente te contaría historias sobre la escuela, los dibujos animados, o los videojuegos. Jesús intentaba contar historias que la gente pudiera entender. La mayoría de la gente que estaba en aquel lugar eran agricultores. Así que Jesús decidió hablar sobre cosas del campo, en concreto sobre la siembra.
«Las semillas que cayeron en buena tierra representan a los que oyen y entienden el mensaje» (Mateo 3: 23)
Esta es una de las pocas parábolas que Jesús explicó a sus discípulos. También es una de las pocas parábolas que aparecen en tres evangelios. Por eso verás que algunas veces tienes que buscar los textos en el Evangelio de Mateo, en el de Marcos o en el de Lucas.
Uno de los trabajos más comunes era el de agricultor. Casi todo el mundo en los pueblos trabajaba en el campo y conocía bien cómo había que preparar la tierra, cómo se sembraban las semillas, cómo crecían las plantas y cómo se cosechaba. Era un trabajo duro porque en aquel tiempo no había máquinas, ni tractores, ni cosechadoras, ni máquinas de arar. La tierra había que removerla con azadas y, si el agricultor no era pobre, podía tener una yunta de bueyes que tiraban de un arado. Las semillas se sembraban a mano y el fruto también se recogía a mano. En Israel había muchos campos de trigo, o de cebada, porque con esos cereales hacían el pan, que era el principal alimento de las familias. La historia de esta semana tiene que ver con un agricultor que estaba sembrando un campo de cereales. Mañana comenzaremos la historia.
Piensa un poco Nunca podremos alcanzar a comprender plenamente a Dios porque es muy superior a nosotros. Pero él quiere hacerse entender, que nosotros lleguemos a conocerle lo suficiente como para que podamos amarle. Ese es el propósito de la Biblia. Ese fue uno de los propósitos de que Jesús naciera como un ser humano. Por eso Jesús intentaba utilizar ejemplos cotidianos para que las personas comprendieran el amor de Dios.
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TU LECTURA DEL LUNES La parábola del sembrador, que estudiaremos esta semana, es muy conocida. Se trata de un sembrador que sale al campo con una bolsa llena de semillas. Hoy día, en algunos países, cuando es la época de sembrar, el agricultor utiliza unas máquinas sujetas a un tractor que esparcen las semillas por el campo. Pero en aquella época, los agricultores tenían que hacer todos los trabajos a mano. El cereal se plantaba «a voleo», es decir, el sembrador iba caminando por el campo e iba arrojando las semillas al aire para esparcirlas mejor. Como la tierra estaba bien removida, las semillas que caían se quedaban dentro de recovecos de la tierra donde crecerían y se formaría la planta. La parábola del sembrador empieza con un hombre que sale a sembrar con mucha ilusión porque, cuando nazcan las plantas y pueda recoger el grano, tendrá alimento para cuidar a su familia durante un año entero.
La parábola nos habla de semillas, del sembrador, de la tierra, etc. Pero, ¿qué significa todo ello? ¿Qué significa en la parábola la SEMILLA? (Jesús lo explica en Lucas 8: 11). ¿Quién dijo Jesús que era el SEMBRADOR? (Lo tendrás claro si lees Marcos 4: 14). EL CAMPO donde cae la semilla, somos tú y yo. Es toda la gente que escucha la Palabra de Dios. En la época de Jesús, el sembrador tenía que caminar por todo el campo con su bolsa de semillas y las esparcía a puñados por la tierra. En algunos sitios caían muchas semillas y en otros pocas. Pero eso no era lo más importante. Lo importante era que las semillas cayeran por todas partes. El sembrador de la parábola echa sus semillas por todas partes por las que pasa porque quiere dar a todo el mundo la oportunidad de conocer a Dios.
Atraviesa el campo de cultivo para convertir el saco de semillas en espigas fuertes sin pisar ninguna línea.
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TU LECTURA DEL MARTES Vamos a acompañar al sembrador y vamos a ver qué pasa con las semillas.
¿Quiénes son los PÁJAROS? (¡Ojo a este importante dato que puedes leer en Lucas 8: 12!).
¿Dónde cayeron algunas semillas? ¿Qué les pasó? (Lee Marcos 4: 4).
¿Cómo puede Satanás hacernos no creer? Con todas las distracciones que tenemos a nuestro alrededor: no tenemos tiempo para estudiar la Biblia, estamos cansados, tenemos muchos deberes, y algunos hasta es posible que nos digan que estudiar la Biblia es una tontería…
Al pasar por el borde del campo, por donde pasaba el camino, algunas semillas cayeron también en el camino. El camino es un sitio que no está preparado para las semillas. La tierra está dura y seca. Las semillas rebotaron en el suelo y se quedaron encima de la tierra. Enseguida los pájaros se dieron cuenta que tenían «comida gratis» y rápidamente se comieron todo el grano.
Pero fíjate que en los caminos de tierra, aunque esté dura, siempre hay alguna plantita que ha conseguido crecer. Por mucho que Satanás intente que la gente no escuche a Jesús, siempre habrá plantas que crezcan y den más semillas.
Piensa un poco Jesús, igual que el sembrador, quiere darnos la oportunidad de hacer brotar esas semillas, no importa que seas camino o piedras. Él echa la semilla en ti para que tengas la oportunidad de hacer crecer la planta en tu corazón.
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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Sigamos al sembrador. ¿Dónde cayeron otras semillas? ¿Qué pasó con ellas? (Lee Marcos 4: 5). Entre las PIEDRAS, como había humedad y un poco de tierra, las semillas germinaban rápidamente, mucho antes que en el resto del campo. El problema venía después. Cuando llegaba la época de calor, las plantitas tenían poca tierra y pocas raíces. ¿Qué pasaba entonces? (Lee Marcos 4: 6).
Sigamos al sembrador. ¿Dónde cayeron otras semillas? ¿Qué pasó con ellas? (Lee Marcos 4: 7). A veces, el viento o los animales traen semillas de malas hierbas que crecen junto con las semillas que ha plantado el sembrador. El problema de las malas hierbas, como los espinos, es que nacen en cualquier lugar. Crecen mucho más rápido y tienen raíces y tallos muy fuertes. Por eso, cuando nacen las plantas buenas, apenas tienen sitio para crecer. La planta se debilita y al final da poco fruto. ¿Qué son las malas hierbas? (Lee Lucas 8: 14). Las MALAS HIERBAS son como los pájaros del camino. Es Satanás quien intenta que, aunque conozcamos a Jesús y hayamos estudiado la Biblia, estemos tan preocupados y tan ocupados en conseguir dinero o en jugar con un nuevo videojuego, que nos encontremos tan cansados que nos olvidemos de lo que es más importante: ser amigos de Jesús y dejar que él cambie nuestra vida.
¿Quién es el terreno pedregoso? (Lee Lucas 8: 13). Las piedras representan a los que reciben el mensaje con alegría; pero, como no lo entienden muy bien, cuando tienen problemas pronto dejan de confiar en Dios. (Ver Marcos 4: 16). ¡Qué bonito es escuchar la Palabra de Dios! ¡Qué felices nos sentimos de saber cuánto nos ama Jesús! Pero también debemos asegurarnos de tener unas raíces fuertes. Debemos entender bien lo que la Biblia nos dice para que siempre confiemos en Jesús y para que cuando tengamos problemas sepamos resolverlos con la ayuda de Jesús.
Piensa un poco ¿Qué podrían ser en tu vida las malas plantas, o las piedras que no permiten que las semillas de Jesús se desarrollen? Piénsalo muy bien porque cuando tenemos un problema hay que solucionarlo. A veces con coraje. MBMT
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TU LECTURA DEL JUEVES Pero la mayoría de las semillas, ¿dónde cayeron? (Lee Marcos 4: 8). La BUENA TIERRA está blandita y húmeda. Cuando las semillas caen en buena tierra germinan muy bien y empiezan a crecer con fuerza. Pero para convertirse en plantas fuertes necesitan que les dé el sol y que se rieguen con agua. Entonces se convierten en plantas grandes y llenas de frutos porque la semilla es de buena calidad.
cambian sus vidas y hacen lo bueno. (Ver Marcos 4: 20). Cuando escucho y obedezco a Jesús, me comporto bien con todos y también perdono a los que me hacen cosas que no me gustan.
¿Qué significa el buen terreno? (Ver Mateo 13: 23). Las plantas fuertes y sanas dan mucho fruto. Para eso el agricultor ha sembrado todo el campo, para poder tener buenos frutos y más semillas que poder sembrar el próximo año. Finalmente, la buena tierra donde caen las semillas representa a los que oyen y hacen caso a Jesús. Estos sí
Encuentra en este batiburrillo de números los granos que dieron las semillas sembradas en buena tierra. Coloréalos.
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TU LECTURA DEL VIERNES ¿Qué pasa con los terrenos que tienen pájaros, piedras y espinos? ¿Son malos? ¿Es que en ellos no crecen plantas? Sí, sí que hay plantas, solo que lo tienen un poco más difícil. Algunas personas no pueden elegir crecer en medio de pájaros, piedras o espinos. Tal vez tengan problemas en su casa, vivan en un entorno desfavorecido, o les hayan contado tantas mentiras sobre Dios que les sea muy difícil aceptar a Jesús en su vida. Pero aun en los lugares más inesperados pueden crecer algunas plantas. ¿Te has fijado que en medio del camino es posible encontrar alguna espiga solitaria? Normalmente llevan menos grano que las que están en el campo de buena tierra, pero también tienen fruto.
¿Te has fijado que en medio de zarzas o pedregales es posible que asome alguna plantita? Es posible que no crezcan tan altas y fuertes como las que están en buena tierra, pero sobreviven y llevan un poco de fruto. Esas plantas que han conseguido sobrevivir a los pájaros, a los golpes de calor y a los espinos no han sido vencidas por Satanás. Muchas veces pensamos que un compañero del cole se porta tan mal que siempre será malo y que nunca elegirá a Jesús y su reino. Pensamos que es como la semilla que cae en el camino, entre espinas o en piedras y que nunca podrá crecer y dar buenas plantas. Podemos estar muy equivocados. Solo Jesús puede saber eso. Debemos amar y ayudar a todos los que podamos a elegir el reino de Dios.
Sigue el camino en el cuadro de al lado para conocer los deseos de Jesús para ti.
Piensa un poco ¿Es tu corazón un buen terreno donde puede crecer y desarrollarse la buena semilla de Jesús?
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3 LECCIÓN
A LA BÚSQUEDA DEL TESORO
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO Esta semana hablaremos de tesoros.
«Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón» (Lucas 12: 34)
Cuando hablamos de tesoros pensamos inmediatamente en las riquezas de los piratas, en cofres llenos de joyas y monedas de oro, escondidos en una cueva secreta o enterrados en una isla desierta.
En las parábolas de esta semana vamos a descubrir el mayor y más valioso tesoro, el reino de Dios. Jesús dijo que su reino era parecido a un tesoro escondido. (Ver Mateo 13: 44). Había un agricultor que había alquilado un campo para cultivarlo. Al cavar el terreno con la azada tocó algo duro. Pensó que sería una piedra y fue haciendo un agujero para poder quitarla de en medio y que no estropeara su cosecha. Pero en vez de una piedra apareció un cofre lleno de tesoros: monedas, joyas, perlas y muchas cosas más. ¿De dónde había salido aquel tesoro? ¿De quién era? En los tiempos de Jesús no existían los bancos para guardar el dinero y las cosas de mucho valor. Era frecuente que se guardaran en casa en un escondite, en una caja o en una bolsa. Pero, igual que hoy en día, había también muchos ladrones. ¿Dónde guardaba la gente el dinero para que no se lo robaran? Cuando una persona tenía muchas riquezas, a veces, buscaba un lugar secreto que nadie supiera y lo escondía. Podía ser una cueva o enterrado en el campo. Si el dueño moría y no había dicho a nadie donde había escondido su tesoro, se quedaba allí hasta que alguien, como el agricultor de nuestra historia, lo encontrara. ¿No es una pena que el dueño del tesoro no hubiera podido disfrutar de él? Había tenido en sus manos algo tan valioso pero lo había escondido y con el tiempo se había olvidado, se había perdido.
Piensa un poco Tú tienes ahora en tus manos ese tesoro. No lo escondas. Disfruta de vivir con Jesús y de ser una buena persona gracias a él.
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TU LECTURA DEL LUNES ¿Qué harías tú si te encontraras un maletín con mucho dinero en la calle? ¿Te lo quedarías o se lo darías a la policía para que encontrara a la persona que lo ha perdido? Lo correcto sería llevarlo a la policía, ¿No crees? Hoy en día si nos encontramos un tesoro en la calle o en nuestra casa y no lo decimos a nadie, estamos cometiendo un delito, eso es robar. En los tiempos de Jesús era muy difícil saber de quién era el tesoro porque la policía de entonces no tenía tantos aparatos para poder hacer pruebas y descubrir quién lo había perdido, y si el propietario estaba vivo o muerto. Por eso la ley decía que si te encontrabas un tesoro en tus tierras, el tesoro era tuyo. Aquel agricultor podía haber cogido el tesoro y haberse ido a su casa. Lo escondería en su casa y nadie sabría que había encontrado un tesoro. Pero la ley decía que
ese tesoro solo sería suyo si la tierra era de su propiedad. Así que volvió a enterrar otra vez el cofre, volvió a su casa y vendió todo lo que tenía para conseguir dinero. Ahora ya podía comprar el campo donde estaba enterrado el tesoro. Ahora sí, ahora ya era suyo. Lo que Jesús quiso enseñar con esta parábola es que el reino de los cielos es un tesoro muy valioso. Hay personas que se encuentran a Jesús por casualidad. Un amigo les habla de Jesús, leen un libro, ven un programa de televisión o encuentran una página de internet que habla del amor de Dios. Cuando esas personas encuentran a Jesús son tan felices que no les importa cambiar de forma de vivir. Eso es lo que representa el que el agricultor vendiera todo lo que tenía. No necesita nada de su antigua vida y hacen todo lo posible por estar con Jesús.
Cada cofre del tesoro tiene una pareja exactamente igual. Une los cofres que son exactamente iguales.
Piensa un poco Para el apóstol Pablo, Jesús también era un valioso tesoro y todo lo demás no tenía importancia. Puedes leerlo en Filipenses 3: 8.
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TU LECTURA DEL MARTES «También se parece el reino de los cielos a un comerciante que andaba buscando perlas finas. Cuando encontró una de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía y la compró» (Mateo 13: 45, 46). Jesús continuó explicando otra parábola parecida a la anterior.
hasta el fondo del mar para coger las ostras. Pescaban muchas, pero solo unas pocas tenían en su interior la valiosa joya. Por eso eran muy caras. Por eso y porque este tipo de ostras perlíferas solo viven en mares cálidos como el mar Rojo, el océano Índico o el Pacífico (en la zona más ecuatorial de ambos océanos). El reino que Jesús nos ofrece es así de perfecto. Es un reino que necesita tiempo para madurar y crecer en nuestros corazones, pero que cuando lo hace transforma un pequeño grano de arena, nuestras vidas, en una joya maravillosa: un carácter en constante progreso y un candidato para la eternidad. Valioso, ¿eh? Y mientras ese momento llega, Jesús nos promete que vivirá en nuestro corazón, fabricando poco a poco la valiosa perla.
En tiempos de Jesús las perlas eran joyas raras. El proceso natural para que se forme es muy lento. Puede tardar más de diez años. Una perla se forma con un simple granito de arena que se introduce dentro de una ostra en el fondo del mar. Ese granito de arena molesta a la ostra que segrega una sustancia para protegerse. Cuando esa sustancia entra en contacto con la arena se va formando una bolita de nácar, muy parecida a la concha de la ostra. Los pescadores de ostras tenían que bajar buceando
Piensa un poco Las imágenes de televisión nos han recreado muchas veces con los rostros sonrientes de quienes les ha tocado un premio gordo de la lotería. ¿Por qué? Porque ese premio les permite, quizás, vivir tranquilos el resto de sus días. El premio de Jesús es aún más importante porque te permitirá vivir tranquilo, sin enfermedades, ni dolores, ni crisis, ni paro, ni problemas económicos…¡más de mil años!: La eternidad… ¡menuda perla, menudo premio!
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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES El protagonista de esta historia no es un agricultor que encuentra el tesoro por casualidad. Esta vez es un rico comerciante que sabe que en algún lugar existe una perla maravillosa. Él viaja por muchas ciudades buscando la perla. Pregunta por todos los mercados para comprar solo las mejores perlas. Al final, un día, encuentra la perla. Es la perla más maravillosa que ha visto nunca, grande, brillante, perfectamente redonda y muy, muy blanca. —Esa perla tiene que ser mía —pensó. Así que vende todo lo que tiene para poder comprar esa perla de gran valor. Hay muchas personas que buscan la felicidad en muchos lugares o con las cosas materiales. Algunos
creen que serán felices si son muy guapos y salen en una película. Otros creen que serán felices si tienen mucho dinero y una casa con todos los lujos. Otros, piensan que serán felices viajando a todos los países del mundo. Pero ahora piensa tú un poco. ¿Qué prefieres? ¿Ser un cantante que salga por la tele o vivir en el reino de Jesús para siempre? ¿Tener una casa muy bonita en esta tierra o tener una casa para siempre en la Tierra Nueva? ¿Viajar por muchos países o viajar, además, por el universo de los ángeles si es que te apetece? El mercader lo tenía claro. Ninguna joya que había comprado, o vendido, valía la pena. Nada de lo que había en este mundo se podía comparar al reino de los cielos. Y él prefería el reino de Dios.
Encuentra otras 6 perlas escondidas en el mercado.
Piensa un poco El agricultor y el mercader vendieron todas sus cosas para comprar el campo o la perla de gran valor porque sabían que su tesoro era mucho más valioso que todas las demás cosas. El que ellos vendieran sus posesiones no quiere decir que nosotros tengamos que vender nuestras cosas para comprar el reino de Dios. Porque el reino de Dios no se puede comprar. Las parábolas solo quieren que reflexionemos sobre cuánto valoramos o no el reino de Dios.
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3 TU LECTURA DEL JUEVES
En los tiempos de Jesús era muy difícil que te vendieran una perla falsa. Las perlas eran inconfundibles. Las diferencias de color, brillo, tamaño o forma era lo que determinaba el valor de la perla. A finales del siglo XIX en Japón, descubrieron la forma de cultivar perlas artificialmente. Son perlas auténticas, desarrolladas dentro de una ostra introduciendo de forma intencionada el granito de arena para que se forme la perla.
que cambian el sentido de lo que la Biblia dice para engañarnos y ganar seguidores. Por eso debemos ser como el mercader de la parábola. Debemos ser expertos en conocer a Jesús y su Reino de Dios para que no nos engañen con perlas falsas. ¿Cómo? Estudiando muy bien la Biblia y orando para que el Espíritu Santo te ayude a comprender correctamente la Palabra de Dios.
Debido a esta práctica, las perlas ya no tienen el mismo valor que antes, porque ahora se pueden cultivar por miles a voluntad del ser humano. Hoy en día es casi la única forma de conseguir perlas y es muy difícil distinguir entre una perla natural y una perla cultivada, pero las perlas producidas en el mar de forma natural siguen valiendo al menos diez veces más que las cultivadas. Y ya no digamos el valor de las perlas antiguas. En 2011 se vendió la perla llamada «Peregrina» por nueve millones de euros. Y por supuesto también tenemos que hablar de las perlas falsas. Bolitas de plástico tan bien hechas que a primera vista casi no se distinguen de las perlas de verdad. Actualmente podemos ser mercaderes que nos dejemos engañar por perlas cultivadas por humanos o incluso llegar a comprar perlas falsas. ¿Cuál es una de las advertencias que Jesús hizo para nuestros tiempos? (Léelo en Mateo 24: 5) Hoy en día hay muchos predicadores y muchos supuestos maestros que dicen tener un mensaje de Dios,
Perla peregrina en el sombrero de Felipe III
Piensa un poco Hagamos una prueba. Imaginad que la televisión, la radio y los periódicos dan la noticia de que Jesús ha vuelto y que ha «aterrizado» en la ciudad de Zaragoza. Sería una gran noticia, ¿no? Pues no… porque la Biblia nos dice que lo verán todos los seres humanos, no solamente los que viven en una ciudad. ¡Todos lo verán! Así que, aunque lo digan todos los telediarios, sería una noticia falsa. Por eso en Mateo 24: 5 se nos dice que muchos que no conocen la Biblia serán engañados. Pero eso a ti no te pasará porque estudias cada día y cada semana la Escuela Sabática.
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL VIERNES En otra ocasión Jesús también habló de tesoros. Él dijo que había dos clases de tesoros, los que se acumulan en la tierra o los que se guardan en el Cielo. ¿Cuál es el problema con los tesoros de la tierra? (Lee Mateo 6: 19). Jesús no está diciendo que sea malo tener cosas en esta tierra. Pero si solo nos importan las cosas materiales (el dinero, los juguetes, la ropa…) y luego nos lo roban, o se estropean, o se desgastan con el uso, nuestro corazón se queda vacío y seremos muy infelices. Por eso Jesús nos aconseja que hagamos también tesoros en el Cielo (Ver Mateo 6: 20). ¿De qué clase de tesoros está hablando Jesús? Fíjate que algunas de las cosas que aparecen en el cuadro de abajo las tendremos en la Tierra Nueva… ¡pero ya las puedes empezar a disfrutar aquí en esta tierra…! Por lo tanto, ya puedes empezar a disfrutar de tu tesoro en el Cielo. Para poder tener ese tesoro, Jesús solo nos pide una cosa; QUE LE DEMOS NUESTRO CORAZÓN. ¿Qué significa eso? Que seamos sus amigos.
¿Qué hay en el Cielo que sea tan valioso como para ser un tesoro? Señala las cosas que disfrutaremos en la Tierra Nueva y que son un verdadero tesoro.
Amigos Sinceridad
Tiempo para hacer cosas que nos gustan Justicia
Asesinatos
Paz
Vivir con Jesús Salud
Peleas
Enfermedad
Pobreza
Piensa un poco ¿Y sabes lo mejor de todo? Si eliges el reino de Dios nadie te lo puede quitar porque Jesús te lo regala y lo cuida. Es un regalo de Jesús porque te ama y quiere que seas feliz para siempre.
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4 LECCIÓN
UN POCO ES MUCHO
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO Esta semana vamos a estudiar tres ejemplos que Jesús usó para describir cómo es la influencia de un cristiano en la vida de los demás. El primer ejemplo o parábola lo puedes leer en la primera frase de Mateo 5: 13. ¿Para qué sirve la sal?
«Vosotros sois la luz del mundo» (Mateo 5: 15)
Seguro que me contestarás que para dar buen sabor a los alimentos. La sopa, la verdura o los espaguetis sin sal no tienen el mismo sabor. En los países muy cálidos, se suda mucho, se debe tomar sal para no deshidratarse y morir. La sal tienen mucha importancia para el buen funcionamiento de los pulmones y de la digestión, aunque no conviene abusar de su uso en las comidas.
La sal sirve también para conservar los alimentos. En los países que no tienen frigoríficos, se utiliza la sal para deshidratar los pescados y las carnes. Así se mantienen en buen estado mucho más tiempo. La sal se utilizaba para regular la temperatura de los hornos de leña. Si pones en dos ollas la misma cantidad de agua, y la calientas a la misma temperatura, y a una le pones sal y a otra no, verás que la que tiene sal tarda más en hervir. El agua con sal también tarda mucho más en congelarse, por eso se ha utilizado durante mucho tiempo en las máquinas de elaborar helados. Actualmente, en invierno, la sal se utiliza para que la nieve de las carreteras no se convierta en hielo y sea mucho más segura circular por ellas. La sal tiene muchísimas más utilidades. ¿Quieres saber cuántas? Pues trabaja un poquito. Busca en libros que tengas en casa, o en internet, otros usos de la sal. Apúntalos aquí para que no se te olviden y compártelos en clase el próximo sábado.
Piensa un poco ¿Te has puesto a pensar que las personas también tenemos «sabor»? Hay personas que son desaboridas, otras muy agrias o muy ácidas con sus palabras. Otras, por el contrario, son muy dulces y da gusto oírlas… Algunas son de sabor agradable y apetece su compañía. Como cristianos, Dios nos pide que tengamos ante los demás un sabor agradable para que nuestra compañía les resulte grata y contribuyamos a su felicidad.
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL LUNES Muchas veces podríamos pensar que los cristianos somos tan pocas personas que apenas podemos hacer nada para cambiar este mundo. Quizás creamos que en este mundo hay tanta maldad que un poco de bondad pasa desapercibida. Pero volvamos al ejemplo que puso Jesús sobre la sal. ¿Alguna vez has comido un plato de sopa sin sal? La diferencia de sabor es muy grande, ¿verdad? Pero, ¿has visto tú la sal en el plato de sopa? ¿Cuánta sal hay que poner para que la sopa tenga buen sabor? Apenas un cucharadita. ¿Y en la ensalada? Basta con espolvorear un poco de sal para que las verduras tengan otro sabor. Este mundo es la olla con la sopa. El pecado y la maldad de este mundo hacen que la sopa no sepa muy bien. Pero si unas pocas personas ponen en práctica las enseñanzas de Jesús y viven el reino de Dios en sus corazones todas las personas que estén a su alrededor se pueden contagiar de ese «buen sabor» que ofrece el «cristiano-sal».
Pongamos un ejemplo. En tu clase hay un chico nuevo callado y vergonzoso que siempre está solo. Aunque tu grupo de amigos se burle, tú te acercas, te presentas y le ofreces ayuda para conocer el colegio. Gracias a ti ese chico podrá integrarse en clase con más facilidad. Con pequeños gestos como ese tú puedes ayudar a que haya buen ambiente en clase. Pero si no lo haces, ¿qué ocurrirá? Tal vez que ese chico no tenga a nadie que le ayude o, peor aún, que haya otros que se burlen de él. ¿De qué sirve que tú sepas qué es hacer lo correcto si no lo haces? Así es como termina el texto de Mateo 5: 13. Léelo. Dios te pide que seas una buena sal, que allí donde estés hagas que todos se sientan alegres y contentos de estar a tu lado, porque haces que sus vidas tengan mejor sabor. Cuando ayudas a alguien que te necesita es como si le pusieras un poquito de sal en sus vida.
SOY SAL CUANDO:
(Marca V si es verdadero o F si es falso)
Hago sonreír a otros.
Refunfuño.
Me burlo de los torpes.
Ayudo a mis compañeros.
Leo un cuento a mi hermano.
Ayudo solo si me lo piden.
Ayudo en las tareas de la casa.
Presto mis cosas.
Me gusta dar sorpresas.
Me aburro.
Soy sociable.
Escucho al que está triste.
Piensa un poco ¿Cuántas personas formaban el grupo de Jesús? Doce. Pues Jesús con ese puñado de personas cambió la historia de este planeta, tanto que se cuentan los años antes y después de Cristo. La influencia que tú puedes tener sobre otros chicos y chicas para mejorar tu entorno es muy grande.
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LECCIÓN |
4 TU LECTURA DEL MARTES
El segundo ejemplo o parábola lo puedes leer en la primera frase de Mateo 5: 14. Hemos estudiado cómo la sal cambia el sabor de la comida. El efecto de la sal se nota, se siente que el sabor es distinto, pero no se ve. Ahora Jesús propone otro ejemplo bien distinto. La luz. Cuando en un sitio oscuro enciendes una luz, por pequeña que sea, se ve.
poco de miedo a lo desconocido, intranquilidad porque no ves lo que hay a tu alrededor. Pero en cuanto tienes una linterna o se enciende una luz esos sentimientos de temor y de duda desaparecen. Tú también puedes ayudar a otros a que sepan que en el reino de Dios hay seguridad y confianza porque Jesús es la Luz de la vida y está a nuestro lado. ¿Qué ejemplo usa Jesús para explicar cómo una luz atrae a los que están en oscuridad? (Lee la segunda parte de Mateo 5: 14).
¿Qué efectos puede tener una luz encendida en medio de la oscuridad? Imagínate que estás en un lugar oscuro y no sabes hacia dónde ir. En cuanto se enciende una luz tú ya sabes que ahí hay alguien que te puede ayudar y caminas hacia la luz. La luz marca un camino. Tú puedes ayudar a otras personas para que vean a Jesús en tu vida y así ellas también podrán conocer a Jesús, el verdadero camino. Imagínate en ese lugar oscuro. ¿Qué sientes? Sientes un
Si te fijas bien, hay muchos poblados y ciudades antiguas que se construyeron en sitios elevados. Cuando un viajero llegaba de noche podía verla a lo lejos por las luces de las casas o de las calles y no tenía pérdida. Gracias a la luz que desprendía la ciudad, el viajero conocía el camino y se sentía seguro. Nosotros podemos, con nuestra conducta y con nuestro amor, ser ejemplos para que los demás nos imiten y se sientan seguros y confiados a nuestro lado.
Coloca las vocales que faltan y podrás leer un proverbio. Ojalá tú seas esa luz.
El c_mino de l_s just_s es c_m_ la l_z de un n_ev_ dí_: V_ en a_ment_ h_sta br_ll_r en t_do su _splend_r. (Proverbios 4: 18 Dios Habla Hoy)
Piensa un poco ¡Qué bien se lo pasa uno con una simple linterna! En los campamentos, o en la naturaleza, nos encanta a todos caminar alumbrados con una buena linterna. También nos encantan las sombras chinescas producidas por la luz. La razón es porque la luz nos atrae mucho. Si Jesús está contigo la gente sabrá que tienes una luz especial que se traduce en tu conducta, en la forma de hablar sin palabras feas, en el respeto hacia las personas adultas, en la obediencia a padres, abuelos y profesores... La gente admira a las buenas personas.
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Lee el siguiente ejemplo que usa Jesús sobre ser luces en Mateo 5: 15, 16. Si tú tienes una lámpara encendida no la escondes debajo de la cama o dentro de un armario cerrado porque allí no es útil. Si no la pones en un lugar que ilumine estás malgastando la electricidad. Cuando vives el reino de Dios en tu corazón, los demás pueden ver en ti a Jesús. Cuando compartes tu sonrisa, tu amabilidad, tu generosidad o tu paciencia con otras personas estás compartiendo la luz que Jesús te da. Así otras personas pueden ver también a Jesús. Cuando un niño o una niña es responsable y tiene buen comportamiento las personas que lo observan se preguntan ¿quiénes serán sus padres? y sienten
curiosidad por conocerlos, para felicitarles por lo bien que los han educado. Lo mismo ocurre cuando obedecemos a Dios, los que nos conocen, se dan cuenta que somos diferentes y quieren saber por qué. Se acercan a nosotros y nos preguntan. Eso fue lo que le ocurrió a Jesús cuando estuvo aquí en la tierra. Las personas se acercaban porque querían descubrir qué debían hacer para parecerse a él. Es verdad que algunas veces fallamos como lámparas. Nos enfadamos, reñimos, hacemos una trastada… No te pongas triste, pídele a Jesús que te ayude a ser mejor luz. Pide perdón a las personas que se han enfadado contigo y verás que ocurre una gran sorpresa: TU LUZ SE VUELVE A ENCENDER Y VUELVE LA ALEGRÍA.
¿Cuántas fuentes de luz puedes encontrar en este batiburrillo?
Piensa un poco Para que una lámpara dé luz es necesario que esté conectada a la electricidad. Para que tú puedas seguir mostrando a Jesús en tu vida es necesario que estés conectado a Jesús. Tú ya sabes muy bien cómo: mediante la oración y el estudio de la Biblia.
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4 TU LECTURA DEL JUEVES
Lee la siguiente parábola en Mateo 13: 33. Uno de los ingredientes más importantes del pan es la levadura. La levadura es un hongo que, al mezclarse con los ingredientes, produce una reacción química que consiste en la formación de pequeñas burbujas de gas. Eso es la miga del pan. Por eso la masa aumenta hasta dos y tres veces su tamaño. Sin levadura la masa se queda dura y no es agradable de comer. Con levadura el pan está suave, esponjoso y más sabroso. A pesar de su importancia, la cantidad de levadura que se necesita para hacer una masa es muy pequeña.
varias horas para llenar de burbujas de aire la masa del pan, antes de ser introducida en el horno. Así, cuando Jesús entra en tu corazón te va enseñando día a día a ser mejor persona. Te va preparando para ser un buen pan que todo el mundo pueda disfrutar.
Cuando Jesús entra en tu corazón se producen un montón de cambios en tu vida.
Pero para que la levadura pueda hacer su trabajo es necesario que la masa esté en un lugar templado. Si hace frío la levadura no actúa y si hace calor puede hacerlo demasiado rápido y la masa se puede estropear. Algunos panaderos interrumpen el proceso de fermentación guardando la masa en el frigorífico para utilizarla más tarde. Tú, que eres la masa, tienes que querer qué Jesús actúe en ti. Si tú no quieres, si tú no dejas que la levadura fermente, si te metes en el «frigorífico», Jesús no podrá transformar tu vida.
Pero no se producen de repente. La levadura necesita
Deja que Jesús actúe en ti y te haga ser una mejor persona.
Jesús dijo que el reino de Dios era semejante a la levadura. La masa es tu corazón.
Encuentra en la sopa de letras el nombre de 8 alimentos que necesitan levadura en su elaboración:
- Pan - Magdalena - Bizcocho - Buñuelo - Rosquilla - Bollo - Tarta - Croissant
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL VIERNES Cuando la levadura comienza a actuar lo primero que se nota es que la masa aumenta de tamaño, crece. Está claro que por tener a Jesús en nuestro corazón no vamos a ser ni más altos ni más gruesos. Entonces ¿en qué podemos crecer por dentro? (2 Pedro 3: 18 te da una pista).
1. Cuando conocemos mejor a Jesús no tenemos más remedio que amarlo más, y cuanto más lo amamos más queremos conocerlo. Eso produce crecimiento, crecimiento en el amor que sentimos hacia Dios. ¿Cómo podemos conocer mejor a Dios y amarlo más? Por muchos medios. •
El primero, la Biblia. Dios reveló a los escritores bíblicos la suficiente información para que sepamos cómo es su carácter, cuánto nos ama y qué ha hecho y hará por nosotros.
•
El segundo, la oración. Cuando oramos y permitimos que Jesús hable a nuestra mente, a nuestra conciencia, podemos conocerle mejor.
•
El tercero, por otras personas. Otras personas que también están creciendo en el reino de Dios, que estudian la Biblia y oran, pueden ayudarte a descubrir otros aspectos de Dios en los que tú no te habías fijado.
•
El cuarto, en la naturaleza. Observar todo lo que Dios creó con tanto detalle, con tanta perfección, nos ayuda a comprender el amor de Dios.
Pero no solo nuestro crecimiento es hacia aspectos relacionados con Dios. (Lee 1 Tesalonicenses 3: 12).
2. También crecemos en nuestra relación con los demás. Cuando vemos a las demás personas
con el mismo amor que Jesús les tiene, no tenemos más remedio que tenernos más cariño, más respeto y amarnos más. Cuando amamos a alguien cuidamos de él y no permitimos que le pase nada malo. El reino de Dios, la levadura que actúa en nuestro corazón, nos hace amar a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Sigue el camino de izquierda en la cuadrícula de la derecha descubrirás la enseñanza de la parábola de la levadura.
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5 LECCIÓN
EL BUEN SAMARITANO
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO Los escribas, fariseos y sacerdotes estaban preocupados porque Jesús tenía muchos seguidores. Siempre buscaban la manera de demostrar que Jesús era un mal judío y que sus enseñanzas eran falsas. Intentaban que Jesús dijera alguna cosa en contra del Templo o de las costumbres y la religión judía. Entonces tendrían una forma de acusarlo, de juzgarlo y de prohibirle enseñar. En una ocasión, un maestro de la Ley, como un abogado en nuestros días, fue a ver a Jesús. ¿Cuál era su intención? (Léelo en Lucas 10: 25).
«Amarás […] a tu prójimo como a ti mismo» (Lucas 10: 27)
En principio la pregunta es la más importante que nos podemos hacer como seres humanos. Pero esta pregunta tenía muy mala intención. Si Jesús respondía que había que hacer un montón de ritos en el Templo y de guardar una larga lista de normas, entonces podría decir que lo que Jesús predicaba era igual a lo que predicaban otros rabinos y sacerdotes. Entonces, ¿para qué seguirle si decía lo mismo?
Pero si respondía cualquier otra cosa podía acusarlo de incitar a los judíos a desobedecer la Ley. Jesús, que se dio cuenta de sus intenciones, le respondió con otra pregunta. —Tú conoces perfectamente la Biblia. Tú, mejor que nadie puedes decir qué es lo que la Biblia dice sobre lo que hay que hacer para tener vida eterna. Entonces, el abogado recitó su respuesta. (Puedes leerla en Lucas 10: 27). Jesús sonrió. A pesar de que el abogado no quería más que probarle, había llegado a comprender perfectamente lo que significaba la Ley. Jesús mismo, en otro pasaje de los evangelios, dice que estos son los más grandes mandamientos y en ellos se resume toda la Biblia. (Ver Marcos 12: 28-31; Mateo 22: 37-40).
Piensa un poco El abogado conocía tan bien las Escrituras que podía recitar de memoria algunos versículos. En concreto, su respuesta la puedes encontrar en Deuteronomio 6: 5 y en Levítico 19: 18.
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TU LECTURA DEL LUNES Pero el abogado, al ver que no podía encontrar ningún fallo en la respuesta de Jesús, lo intentó de otra manera. ¿Cuál fue su siguiente pregunta? (Puedes encontrarla en Lucas 10: 29). Aquel hombre también tenía claro quién era el prójimo. La palabra «prójimo» significa alguien que está próximo a ti, que se parece, que es como tú. Para las personas de la época de Jesús, los prójimos eran solo los otros judíos, pero solo los «buenos judíos», los que seguían las ordenanzas de los sacerdotes. Eso significaba que un romano, un griego o un samaritano no eran prójimos. A esos no hacía falta amarlos. Jesús, en el Sermón del Monte ya había explicado que había que amar hasta a nuestros enemigos. (Ver Mateo 5: 44).
¿Cómo podía hacerle entender a ese hombre que todas las personas que habitan este planeta son nuestros prójimos, que todos se parecen a nosotros, que todos somos iguales a los ojos de Dios? Entonces Jesús comenzó a contarle una historia. (Lee el comienzo en Lucas 10: 30). Jesús plantea una situación práctica, la ocasión ideal para ayudar a un prójimo. Era fácil. El amor hacia el prójimo se demuestra con acciones. Jesús presenta a un hombre que necesita que otra persona ponga en práctica el amor hacia el prójimo… como a sí mismo. Todo el mundo estaba de acuerdo con que ese hombre era un prójimo al que ayudar.
Piensa un poco Seguramente la historia fue un hecho real y muchas personas de las que escuchaban ya la conocían. Pero Jesús quiso darle una aplicación práctica. Como cristianos podemos aprender también de cosas que pasan a nuestro alrededor. Cuando esta semana veas las noticias en la televisión, en la radio o en algún periódico estate atento y elige una noticia de la que puedas aprender alguna cosa positiva para tu vida. Compártela en la clase de Escuela Sabática del próximo sábado.
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LECCIÓN |
5 TU LECTURA DEL MARTES
Un hombre yacía herido en el camino de Jerusalén a Jericó. Era un camino peligroso porque pasaba entre montañas deshabitadas. Había muchos recovecos y escondites para los bandidos y en cuanto veían que una persona viajaba sola y que podría transportar algo de valor, era fácil asaltarle. Seguramente el hombre se defendió de los ladrones y estos le dieron tal paliza que lo dejaron malherido y medio muerto. Ese hombre necesitaba ayuda o moriría en el camino. Afortunadamente, al poco tiempo, pasó por allí un sacerdote. Seguramente regresaba de su servicio en el Templo y volvía muy contento por haber tenido el privilegio de ofrecer los sacrificios. ¿Qué es lo que hizo
el sacerdote? (Léelo en Lucas 10: 31). ¡Pasó de largo…! ¿Por qué? ¡Aquel hombre era su prójimo! ¡Debía amarlo como a sí mismo y lo deja abandonado a su suerte! Seguramente el sacerdote tenía «buenas razones». La primera porque era un mal momento para tocar un cadáver. Volvía a su casa después de algún tiempo en Jerusalén. Si ese hombre se le moría en los brazos sería inmundo hasta pasados varios días y nadie podría tocarlo. (Puedes leer la ley ceremonial que regía casos como este en Números 19: 11-22). Y el sacerdote tenía muchas ganas de ver a su familia. Así que, lamentándolo mucho, pasó de largo y dejó a aquel hombre en el camino aun sabiendo que podría morirse.
Completa el crucigrama HORIZONTALES 3. Vía de tierra para el paso de personas y vehículos. 6. Persona que está cerca. 7. El que roba. 8. Ser humano masculino 9. Sentir lástima del sufrimiento ajeno.
VERTICALES 1. El que realiza los sacrificios 2. Dar golpes. 4. Dejar de vivir. 5. Elevación brusca del terreno.
Piensa un poco Tú qué opinas: ¿es buena una persona que no atiende a un herido y que puede morir si nadie le ayuda? Es asombroso, ¿verdad? Y más asombroso aún si quien hace tal cosa es un sacerdote, alguien que debería dar buen ejemplo. Aquí hay una lección: no importa la apariencia de las personas, lo que importa es lo que hay en el corazón. ¿Verdad que tú ayudarías a esa persona, o pedirías socorro a un adulto o llamarías al 112?
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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Menos mal que el camino que unía Jerusalén con Jericó era un camino bastante transitado. Poco después pasó un levita. ¿Qué hizo el levita con el herido del camino? (Léelo en Lucas 10: 32). ¡También pasó de largo! Los levitas que no podían ser sacerdotes, se dedicaban a ayudar en el Templo y a enseñar en las sinagogas. Por lo que ese levita también conocía la ley sobre tocar un cuerpo muerto y seguramente pensó lo mismo que el sacerdote, que podría morírsele por el camino. La expresión que la Biblia utiliza hace pensar que el levita se acercó a ver cómo estaba el herido, no como
el sacerdote que ni siquiera quiso saber cómo estaba. Pero el levita tampoco se atrevió a socorrerle. También podía pensar que si unos ladrones habían atacado a aquel pobre hombre, tal vez estaban escondidos para atacar al viajero que se detuviera a socorrerle. Es posible que tuviera miedo, y quiso alejarse lo antes posible y llegar a una parte más segura del camino. Aquel hombre tendido en medio del camino era su prójimo. Pero si el sacerdote y el levita hubieran amado a su prójimo como a sí mismos lo habrían socorrido, hubieran pedido ayuda o al menos se habrían quedado con él para consolarle.
¡Este dibujante no se entera! Encuentra los 10 errores que ha cometido en el dibujo.
Piensa un poco Si tú hubieras sido aquel hombre herido, ¿cómo te gustaría que te hubieran tratado? Recuerda las palabras de Jesús en el Sermón del Monte sobre cómo debemos tratarnos los unos a los otros. Es la Regla de Oro, que la puedes recordar leyendo Mateo 7: 12.
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5 TU LECTURA DEL JUEVES
El pobre hombre herido agonizaba en el camino. Si ni un sacerdote ni un levita habían querido ayudarle, quizás nadie quisiera socorrerle. Al poco, pasó por allí otra persona. ¿Quién era? (Léelo en Lucas 10: 33). —¡Uff! —debió pensar el herido—. ¡Un samaritano! Ya no le quedaban esperanzas. Un samaritano jamás ayudaría a un judío. Él no era el prójimo del samaritano. Los judíos y los samaritanos eran enemigos, no prójimos; no se consideraban iguales. Sin embargo, aquella situación despertó en el samaritano sentimientos de lástima y de compasión, cosa que no se dice ni del sacerdote ni del levita. Es más, el samaritano no se conformó con sentir pena por aquel hombre. ¿Qué hizo? (Lee Lucas 10: 34).
El samaritano no tenía problema con tocar a ningún enfermo ni que se le muriera en los brazos. Es posible que tuviera miedo por si los ladrones aparecían otra vez. Al fin y al cabo él llevaba una cabalgadura que podría ser valiosa para los bandidos. Pero le parecía más importante salvar la vida de aquel hombre. Le dio los primeros auxilios, pero no podía dejarlo solo en medio del camino. Necesitaba un lugar seguro donde curar las heridas. Así que, sin pensárselo, lo subió en su cabalgadura y lo llevó hasta el mesón más cercano donde pasarían la noche. El samaritano debía seguir su camino a la mañana siguiente. ¿Qué pasaría con él entonces? El herido no se podía mover de la cama si quería sanar sus heridas. Los ladrones le habían dejado sin dinero. ¿Cómo podría pagar la habitación del mesón? (Lee la solución del samaritano en Lucas 10: 35).
Curiosidades En la época de Jesús no había agua oxigenada, ni yodo, ni pomadas con antibióticos. Los remedios para desinfectar y curar las heridas eran productos cotidianos y preparados de hierbas. El vino, por su contenido en alcohol, podía servir de desinfectante. El aceite y la miel servían de bálsamo y como cicatrizantes.
Piensa un poco Jesús en ningún momento habla del BUEN samaritano. Solo se refiere a él como el samaritano. El nombre de BUEN samaritano se lo pusieron los cristianos que escucharon y leyeron esta parábola. Pero, ¿no crees que se mereció el calificativo de bueno?
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TU LECTURA DEL VIERNES Las personas que escuchaban la historia no sabían qué pensar. Les era muy difícil pensar en un samaritano como en una buena persona, incluso mejor persona que un sacerdote o un levita. Pero la acción del samaritano demostraba mucho más amor que cualquiera de los demás personajes. Entonces Jesús, al terminar su historia, vuelve a hablar con el abogado. El abogado le había preguntado que quién era su prójimo para saber a quién tenía que ayudar y a quién no; a quién tenía que amar y a quién no. Ahora Jesús le vuelve a hacer la pregunta. ¿Qué le pregunta Jesús? (Lee la pregunta en Lucas 10: 36). Los tres viajeros habían estado cerca del herido. El sacerdote y el levita eran judíos, igual que el herido, por lo que según las normas, ellos eran más prójimos que nadie. Pero no actuaron como prójimos, actuaron
como extraños, como desconocidos. ¿Qué respondió el abogado? (Lee su respuesta en Lucas 10: 37). Casi avergonzado, el abogado tuvo que admitir que el samaritano había sido mejor persona que los demás porque su amor hacia el prójimo le había llevado a actuar y a ayudar. Pero volvamos a la primera pregunta, la que originó el que Jesús contara esta parábola. El abogado quería saber qué debía hacer para tener vida eterna, ¿te acuerdas? ¿Cuál fue la respuesta final de Jesús? (Vuelve a leer la última parte de Lucas 10: 37). Si de verdad amamos a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos, ese amor se demostrará con acciones de bondad y cariño hacia los demás. Así que, a partir de ahora, sé tú también un buen prójimo... con tus próximos.
Cuando alguien está sufriendo es posible que tú no tengas las solución a su problema, pero puedes ayudar a sobrellevar su dolor de diversas formas. Encuentra en la sopa de letras las siguientes palabras que tienen que ver con lo que tú sí puedes hacer para ayudar a tu prójimo:
CONSOLAR
ACOMPAÑAR
CONVERSAR
SONREIR
REGALAR
DISTRAER
AMISTAD
COMPRENDER
CARIÑO
APOYAR
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6 LECCIÓN
Aprende y Comprende
UN PADRE GENEROSO TU LECTURA DEL DOMINGO Jesús contó una parábola sobre una familia. La historia cuenta que un padre tenía dos hijos. Este padre era una persona rica que tenía trabajadores a su cargo. Pero el hijo pequeño no era feliz. En casa de su padre tenía que seguir las normas del padre, hacer el trabajo que su padre le pedía, compartirlo todo con su hermano... ¡Y ya estaba harto! Él quería vivir su propia vida, tener sus propios proyectos y hacer lo que quisiera sin tener que aguantar las normas de su padre.
Hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente» (Lucas 15: 10)
Un día decidió que se iría de casa. Pero para comenzar una nueva vida necesitaba dinero. ¿Cómo pensaba conseguirlo? (Léelo en Lucas 15: 12).
Tuvo la caradura de pedir a su padre «su» herencia. ¿Sabes qué es una herencia? Cuando una persona muere, sus propiedades pasan a ser de los hijos o de otros herederos. Pero el padre no había muerto. Las propiedades y los bienes pertenecían a su padre, no a él. Y el hijo menor exigió a su padre que le diera un dinero que, en realidad, no le pertenecía. El padre se puso muy triste. Ese hijo egoísta le estaba diciendo que para él era como si ya estuviera muerto. Lo único que quería de su padre era el dinero, nada más. Pero el padre, con toda su paciencia y cariño, accede a la petición de su hijo. Calcula el valor de sus tierras, de su casa y de sus bienes y lo divide en partes según le correspondería a cada hijo. Le da el dinero a su hijo menor y pocos días después ve cómo su hijo se va de casa, a vivir su vida.
Piensa un poco Dios siempre se presenta como un padre de familia, por lo que el padre de la parábola simboliza a Dios mismo. El hijo menor simboliza a cada una de las personas que no quieren vivir junto a él, a cada una de las personas que se alejan de Dios. Pero a pesar de que las personas no quieren estar con Dios, Dios les sigue entregando una parte de su herencia, Dios sigue cuidando de ellas y bendiciéndolas porque las ama.
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TU LECTURA DEL LUNES El joven que se va de casa no se queda cerca de su padre, no. Él quiere estar bien lejos y se va a una región lejana, donde nada le recuerde a su padre, ni venga nadie a decirle qué tiene que hacer. ¿A qué se dedicó el joven? (Lo sabrás si lees Lucas 15: 13). El hijo menor tenía dinero e iba a disfrutarlo. Seguramente se instaló en una ciudad donde se compró una casa lujosa, ropa cara y se dedicó a gastar el dinero en lo que le apetecía. Llevaba la vida de un príncipe. El joven era una persona muy generosa. A todo el mundo invitaba y a todos regalaba cosas. Enseguida hizo muchos amigos que le acompañaban a
todas partes y disfrutaban de su dinero tanto como él. Pero nada de trabajar. Nada de esforzarse por utilizar el dinero de su padre para conseguir su propio dinero. No compra tierras para cultivarlas, ni un negocio para comerciar. Solo quería pasarlo bien sin nadie que le dijera qué tenía que hacer. Es decir, quería vivir sin normas y sin abligaciones Pero el dinero que no se repone acaba terminándose. Y es lo que le pasó al joven. Durante un tiempo vivió con toda clase de lujos, pero el dinero se acabó. Y cuando el dinero se acabó, desaparecieron los amigos. Sin dinero, a nadie le interesaba ya ser su amigo. No eran sus amigos porque le apreciaran sino por un interés egoísta.
Encuentra 8 diferencias entre los dos dibujos.
Piensa un poco A esta parábola se la conoce como la parábola del hijo pródigo. «Pródigo» significa generoso, que da a los demás lo que tiene. Pero también significa el que gasta sin sentido y sin necesidad, el que es un manirroto. Una cosa es ser generoso y otra cosa es no ser responsable. Intenta ser responsable con tus cosas, cuidándolas, manteniéndolas limpias y no perdiéndolas. Y cuando te den dinero piensa bien en qué te lo vas a gastar intentando guardar un poco para ahorrarlo. Tal vez más adelante quieras comprar algo y así tendrás el dinero necesario.
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6 TU LECTURA DEL MARTES
El hijo menor se había quedado sin el dinero de su padre y cuando fue a buscar la ayuda de sus nuevos amigos estos no le hicieron ni caso. Seguramente tuvo que ir vendiendo la casa, las joyas y hasta las ropas caras. Pero eso no fue lo peor. ¿Qué ocurrió en la región donde vivía? (Lee Lucas 15: 14). De repente se encuentra sin dinero, sin trabajo, sin amigos, en un país desconocido y con hambre. Todo el dinero que ahora necesitaba lo había malgastado a lo tonto. Pero por fin encontró un trabajo, el único trabajo que podía conseguir. ¿Cuál era? (Léelo en Lucas 15: 15). ¡Qué humillación! No había nada peor para un judío
que cuidar cerdos, un animal impuro al que ni siquiera podían tocar. Además pagaban muy mal. No le llegaba ni siquiera para comer. Pasaba tanta hambre que, cuando llegaba la hora de dar de comer a los cerdos, los ojos se le iban detrás de las algarrobas que les echaba de comer. Pero no se atrevía a comerlas porque si lo hacía lo acusarían de robar comida y lo despedirían. El niño rico, ahora se moría de hambre y de vergüenza. Entonces se acordó de su padre y de la granja. Su padre era un buen jefe. A los trabajadores de casa de su padre nunca les faltaba de nada. Tenían que trabajar duro, sí. Pero siempre los trataba bien, con respeto y siempre podían sentarse a la mesa con buena comida. (Ver Lucas 15: 17).
Completa el dibujo según el relato de hoy.
Piensa un poco Este chico era una persona egoísta que pensó solo en sí mismo cuando le pidió a su padre la herencia. Recuerda que las personas egoístas suelen acabar mal.
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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES El joven ya no podía más. Vivía entre cerdos y aun así pasaba hambre. Una mañana se llenó de valor y tomó una decisión. ¿Cuál fue? (Léela en Lucas 15: 18, 19). Se dio cuenta de que se había portado muy mal con su padre. Y quiso ir a pedirle perdón. Pero también se daba cuenta de que ya no podía ser tratado como su hijo porque no se había portado bien con él y se había gastado todo el dinero de su padre. Lo único que quería es que su padre le contratara como jornalero. Él sabía que su padre era generoso. Si no estaba muy enfadado con él, seguro que le daría trabajo. Así que se puso en camino hacia la casa de su padre. Había pasado mucho tiempo desde que el hijo menor se había ido de casa. Pero el padre seguía teniendo la esperanza de que algún día su hijo pequeño entraría en razón y volvería a casa. Todos los días iba a una colina por si le veía volver; era su gran esperanza. Un día el padre vio que alguien se acercaba a la granja. Desde lejos lo reconoció. Tenía el pelo largo, estaba
sucio y vestía harapos. Pero lo reconoció. En medio de tanta inmundicia y por muy lejos que todavía estaba, el padre conoció a su hijo pequeño. Su corazón le dio un vuelco. Dejó todo lo que estaba haciendo y, a pesar de su edad, salió corriendo al camino. Cuando llegó a donde estaba su hijo ¿Qué hizo? (Léelo en Lucas 15: 20). Ni lo dejó hablar. Lo abrazó y lo besó. ¡Cuánto lo había echado de menos! No le pregunta dónde había estado, ni qué le había pasado. No le pregunta por el dinero ni el tiempo malgastado. Es su hijo, lo ama y solo quiere estar con él. En cuanto el padre le deja hablar, el hijo tiene algo que decirle. Necesita pedirle perdón. Reconocer que se ha portado muy mal con él (Ver Lucas 15: 21). Él sabe que tiene que asumir las consecuencias de su mala actuación y que ya no puede vivir en la casa principal, pero le pide por favor que le permita trabajar para él como un obrero más. El joven está muy arrepentido.
Ayuda al hijo a encontrarse con su padre.
Piensa un poco No solo es importante arrepentirse de los errores cometidos. También se debe pedir perdón por el mal causado.
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LECCIÓN |
6 TU LECTURA DEL JUEVES
Pero el padre no quiere saber nada. A él le basta con saber que su hijo está de vuelta, arrepentido. El chico comprende que la aflicción que ha pasado le ha enseñado a valorar la vida en casa de su padre. Ahora sabe que las normas de su padre eran normas justas y necesarias. Que el amor incondicional de su padre en nada se parece al amor de esos falsos amigos que solo lo querían por su dinero. ¿Cómo responde el padre a la petición de perdón de su hijo menor? (Léelo tú mismo en Lucas 15: 22-24). Primero no quiere saber nada de que sea uno más de
sus siervos. Él siempre será su hijo, aunque se haya portado tan mal como lo hizo. Le da ropa y calzado nuevo, que se note que no es un pordiosero, que se note que es su hijo. También le entrega un anillo. Ese anillo significa que le devuelve todos sus derechos como hijo, exactamente igual como antes de haberse ido. Con ese anillo podrá tomar decisiones con la autoridad del padre. Todo volverá a ser igual o mejor que antes de haberse ido de la casa. Y luego le hace una fiesta por todo lo alto. No escatima en gastos. Todo es poco para celebrar que su hijo, que estaba perdido, ha regresado.
¡Este dibujante no se entera! Encuentra los 10 errores que ha cometido en el dibujo.
Piensa un poco ¿Qué te parece la postura del padre? Fue respetuso y generoso con su hijo y no le reprochó nada. Debemos imitarlo.
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL VIERNES Pero lo que el padre no se esperaba era la reacción del hijo mayor. Cuando el hijo mayor vuelve del trabajo y se encuentra con una fiesta para su hermano pequeño se enfada muchísimo. (Ver Lucas 15: 28). Su hermano los había abandonado, se había llevado una parte de la fortuna de su padre, los había insultado, y ahora su padre lo «premia» con una fiesta. Él nunca había tenido una fiesta en su honor, sin embargo había sido obediente, respetuoso y trabajador. (Ver Lucas 15: 29). El hijo mayor se siente despreciado por su padre. Está celoso. Quiere que su hermano sea castigado por su mal comportamiento, no quiere que su hermano vuelva a casa. Entonces su padre tiene que salir de la fiesta y hablar con él con mucho cariño. El hijo mayor siempre ha disfrutado de todas las bendiciones de vivir en la casa del padre, de todos los bienes y de toda la fortuna, además de su compañía y de su amor. Pero su felicidad nunca será completa si le falta una parte de su familia. Por eso hay que celebrar que el hermano menor haya vuelto. Lo mismo ocurre con Dios. Dios siempre se alegra cuando nos damos cuenta de nuestros errores, nos arrepentimos y pedimos perdón. Él está dispuesto a olvidar nuestros pecados, de alejarlos de nosotros. (Ver Miqueas 7: 19 e Isaías 43: 25). Dios quiere que nos alegremos tanto como se alegra él de que las personas se den cuenta de sus errores y se arrepientan.
Piensa un poco A veces nosotros podemos comportarnos como el hermano mayor. Nos cuesta mucho perdonar cuando alguien nos ha hecho una cosa mala. Cuando alguna vez te cueste perdonar piensa en esto: si Dios perdona a mi hermano, o a mi amigo, ¿cómo no voy a perdonarlo yo? Piensa también que cuando cometas errores también querrás que Dios te perdone, ¿verdad?
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Aprende y Comprende
EL BUEN CONSTRUCTOR TU LECTURA DEL DOMINGO A todos, desde muy pequeños, nos gusta construir. Construimos casas de cartón, casas con piezas de madera, cabañas con cañas… y soñamos que es nuestra casa. Jugar a ser constructores es muy divertido. Imagina que hoy, al regresar a tu casa, tus padres te dicen que van a construir una nueva vivienda y que la van a hacer a tu gusto. Para ello necesitan un dibujo detallado de la casa en la que te gustaría vivir. ¡Dibújala aquí debajo! (Utiliza una hoja de papel, si necesitas más espacio y guárdala para compartirla en la clase del sábado).
«Yo vendré a ti, y en medio de ti viviré» (Zacarías 2: 10 NRVC)
Ya has dibujado tu casa, pero ¿dónde la quieres construir? Al lado del mar, en la montaña; en un pueblo, en una ciudad. Todos los lugares pueden ser buenos. Lo importante es tener en cuenta cómo es el terreno donde vas a poner los cimientos, porque si el terreno no es firme te puedes quedar sin casa en la primera tormenta que venga. Al nacer, Dios nos entregó una casa, y esa casa es nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestro carácter. Cuando nacemos ya tenemos, por herencia genética, algunos rasgos de carácter, pero poco a poco, con la educación recibida y con las experiencias de la vida, nuestro carácter se va construyendo. No vale decir «yo soy así porque nací así». Nuestra forma de ser la vamos moldeando a lo largo de toda la vida. Y ese proceso comienza en la infancia. Tú ya estás construyendo tu personalidad con tus decisiones y actitudes. La parábola de esta semana tiene que ver con la construcción de esa casa que es nuestro carácter, nuestra personalidad.
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL LUNES En aquella época Herodes Antipas reinaba sobre la región de Perea y de Galilea. Era un hombre caprichoso, acostumbrado a hacer todo lo que quería y a sobornar con dinero y favores a las autoridades romanas. Uno de los escándalos que marcaron su reinado fue el divorcio de su esposa, una princesa nabatea, para casarse con Herodías, la mujer de su hermano Herodes Filipo. Herodes Antipas admiraba a Juan el Bautista, lo escuchaba de buena gana, pero no le hacía caso. Juan el Bautista le había advertido que no se casara con Herodías (Ver Marcos 6: 18), pero Herodes se había enamorado de su cuñada y, sin importarle nada, por encima de todo, se casó con ella.
Encuentra en la sopa de letras características de una persona prudente:
Sabio Sensato Precavido Inteligente Competente Reflexivo Maduro Equilibrado Juicioso Prevenido Cauteloso Previsor
Q E P R E C A V I D O E C A E
A partir de entonces Herodías odió a Juan profundamente. Le hubiera gustado que Herodes lo ejecutara inmediatamente, pero el rey respetaba al profeta. Tanto insistió, que Herodías consiguió que Herodes encarcelara al profeta (ver Lucas 3: 19, 20). Juan el Bautista estuvo encarcelado más de un año en las mazmorras del palacio de Herodes. Durante ese tiempo Herodes permitió que sus discípulos lo visitaran. Incluso él mismo podía visitarlo y escuchar sus enseñanzas (ver Marcos 6: 20). Cuando los discípulos de Juan lo visitaban, Juan preguntaba por Jesús y ellos le contaban que se había convertido en un maestro seguido por multitudes. Juan se sentía reconfortado porque el Mesías estaba cumpliendo su misión.
P R A S D F G H J K L L O S U
R T S X V T Y U I O P Ñ M E T
E S E N S A T O E R F L P D P
V Y Q Z X C V B N M Ñ L E F R
E U U A Q E R T Y R U I T G E
N I I N T E L I G E N T E H V
I O L A A S C N J F E R N R I
D P I E S E E D I L R E T T S
O Ñ B I D A R Y U E T S E Y O
J L R O F R C R E X Y A L U R
H G M A A D D U U E R T O Y E G D F I V U I B I P G T U A E
F M D E R T O E T T R C J L A U J U I H T C Y E I K L O I O S O S O P O L P T S Y Y R G H
Piensa un poco A muchas personas les gusta el fútbol, el baloncesto (básquetbol) u otros deportes. Y admiran las cualidades de sus deportistas favoritos. ¿Sabes su secreto?: Esos deportistas llegaron a ser importantes porque se entrenan mucho. Si tú quieres tener buenas cualidades como señala la lección de hoy, tienes que tomar las mejores decisiones. Tienes que «entrenarte» en desechar lo malo y escoger lo bueno. Si te acostumbras a obedecer, a estudiar cuando debes, a ser generoso… llegará un momento en que lo harás sin darte cuenta. Como los buenos deportistas…
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7 TU LECTURA DEL MARTES
¿Por qué el hombre prudente eligió una roca para construir su casa? Desde los tiempos de las cavernas, en los años siguientes al diluvio, hasta hoy en día, tanto los hombres como los animales, han encontrado en las montañas rocosas un lugar seguro para vivir y esconderse. El hombre primitivo buscaba cuevas que estuvieran cerca de los ríos, para poder beber, y para refugiarse del frío, de la lluvia, de las crecidas de los ríos, de los animales salvajes… Hay personas que siguen viviendo en casas excavadas en las rocas, porque son muy calidas en invierno y fresquitas en verano. También son muy seguras; tanto, que es casi imposible que se derrumben. En Turquía, en un lugar llamado Capadocia, hay ciudades enteras escavadas en la roca, algunas de las cuales tienen miles de años de antigüedad y que los vecinos todavía usan como bodegas o almacenes.
En los tiempos antiguos, el lugar preferido para construir castillos, pueblos e incluso ciudades era en las montañas. Desde lo alto podían ver si venían los enemigos a atacarlos y así les daba tiempo para esconderse en las montañas o de preparar la defensa. Los cimientos es la primera parte que se construye en un edificio. Los cimientos son como las raíces de un arbol. Sujetan la casa al suelo para que no se mueva. También es la parte más importante y delicada. El arquitecto tiene que calcular muy bien el peso y la altura del futuro edificio, porque si fallan los cimientos, por muy bien hecha que esté la casa, se vendrá abajo. Una roca es un lugar que no se mueve, por eso cuando un edificio está construido sobre una roca, podemos tener la seguridad que sus cimientos no se van a mover. Y si sus cimientos no se mueven tampoco lo harán las paredes ni el tejado. Al menos es muchísimo más difícil que ocurra un percance que afecte a todo el edificio.
Piensa un poco Ahora, en tu infancia, estás colocando los cimientos de tu carácter. ¿Dónde los vas a colocar? Yo te aconsejo que lo hagas en la roca firme y fuerte del amor de Dios. Dios es el único que nunca te fallará. Sujétate fuerte a él.
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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Pero hacer una casa sobre una roca no es tarea fácil. (Lee la primera parte de Lucas 6: 48 para saber qué tuvo que hacer el hombre prudente para construir su casa). Aquel hombre se esforzó para que su casa estuviera bien sujeta a la roca. Seguro que no le gustó nada de nada tener que cavar y perforar la roca. Se cansaría, tendría sed, le dolería todo el cuerpo… No, no era un trabajo divertido. Pero tenía que hacerlo. Dios nos ha dado un cuerpo y una mente que debemos cuidar. A veces no es divertido seguir los consejos que Dios nos da, pero es necesario que lo hagamos. ¿Te gustaría beber solo refrescos? Pero tú sabes que es mejor para tu salud beber mucha más agua que refrescos, ¿verdad?
¿Te gustaría estar toda la tarde viendo la televisión sentado tranquilamente en el sofá? Pero tú sabes que es necesario que salgas a dar un paseo, que juegues con los amigos, que hagas los deberes para el día siguiente… Dios nos ha dado la responsabilidad de mantener nuestro cuerpo y nuestra mente en las mejores condiciones. Además, Jesús nos dice que él quiere vivir con nosotros. Cuando esperamos una visita importante preparamos nuestra casa para que se sienta a gusto y podamos pasar un buen rato juntos. (Lee en Apocalipsis 3:20 quién quiere venir a nuestra casa).
Encuentra 8 diferencias entre los dos dibujos.
Piensa un poco ¿Quieres que Jesús se quede a vivir en tu casa? Pues haz como el hombre prudente. Construye en tu interior una buena casa, segura y agradable para Jesús y las personas que te rodean.
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LECCIÓN |
7 TU LECTURA DEL JUEVES
Pero la parábola continúa. (Lee en Mateo 7: 25 qué pasó). Las tormentas que hacen daño a nuestra casa interior, son los problemas que aparecen en nuestra vida. Algunos los podemos causar nosotros porque no hemos obedecido, o no nos hemos esforzado lo suficiente. Muchas veces no puedes evitar tener problemas porque otras personas quieren hacerte daño, o por una enfermedad, o por la crisis, o por la maldad que hay en este mundo. Pero la casa que estaba bien segura, construida sobre la roca, era una casa fuerte que aguantó las tormentas de la vida. Si tú aprendes a confiar en Jesús y a hacer caso a los consejos que nos da en la Biblia, tendrás un carácter fuerte y seguro. Y aunque tengas problemas podrás solucionarlos con la ayuda de tu amigo Jesús.
Coloca en los espacios en blanco situados en la roca las características de un carácter fuerte. Coméntalo el sábado en tu clase de escuela sabática. CRITERIO PROPIO SABE IMPONERSE ESPERANZA
SER UNO MISMO
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AUTOCONTROL
PERSEVERANCIA BUSCA EXCUSAS
EGOÍSTA
MANIPULADOR VALENTÍA
RECONOCE SUS ERRORES
COMPROMISO IRASCIBLE PESIMISTA OPTIMISMO
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TU LECTURA DEL VIERNES Pero la parábola continúa con otro personaje. (Lee quien era en Mateo 7: 26). El otro hombre es un insensato, un necio, un tonto y un perezoso. Prefiere construir su casa en la arena. En un terreno blandito para no tener que trabajar demasiado. Termina su casa rápido y se puede dedicar a decorarla y a pasárselo bien. No le importa tener buena salud, ni aprender, ni ser buena persona. Lo único que quiere es divertirse. Pero ¿qué sucede al poco tiempo? (Leelo en Mateo 7: 27).
La lluvia, el viento y la tormenta llegan a todas partes. Los problemas nos afectan a todos. Pero como el hombre insensato no tenía su casa bien sujeta a los cimientos quedó totalmente destruida. ¿A qué casa podrías invitar a Jesús? ¿En qué casa preferiría Jesús vivir? ¿Qué casa prefieres tener? Haz como el hombre sabio y construye tu vida siguiendo los consejos de Jesús.
La seguridad de tu casa (de tu carácter) depende de tu actitud ante las tormentas (los problemas de la vida). Comenzando desde la flecha encuentra los caminos que llevan a cada casa en medio de la tormenta. Fíjate bien cómo nuestras actitudes marcan la diferencia.
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TÚ SÍ QUE VALES
8 LECCIÓN
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO ¿Hay alguna cosa que te guste mucho hacer y que te salga muy bien? A eso se le llama «talento». Actualmente están muy de moda los «talent show», programas de televisión en los que las personas concursan para demostrar lo bien que cantan, actúan, bailan o hacen números circenses. Son programas como «La Voz», «Tú sí que vales», «Masterchef», «Factor X»… Pero los talentos son muchísimas más cosas que no tienen que ver con el espectáculo o la televisión.
«Bien buen siervo y fiel. Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor» (Mateo 25: 21)
Un talento puede ser hablar bien en público, tener buena mano para las manualidades o ser simpático con la gente. Pero, ¿sabes de dónde viene la palabra «talento»? Proviene de la Biblia. Un talento era una moneda de plata. (Ver el cuadro de abajo).
Esta semana vamos a estudiar la parábola que dio origen a que empezáramos a utilizar la palabra «talento», no como una cantidad de plata sino como los dones, habilidades y capacidades que Dios nos da a cada uno de nosotros. Y sí, Dios también te ha dado a ti uno, dos o diez talentos especiales.
Curiosidades Un talento era una moneda griega que valía como 6.000 dracmas. El dracma griego y el denario romano valdrían más o menos lo mismo. Otros comentaristas e historiadores afirman que un talento era como un lingote de plata de entre 20 y 35 kilos, dependiendo de la región del mundo y del momento histórico. Según el Comentario Bíblico Adventista un talento era aproximadamente unos 34 kilos de plata. Tanto si la parábola se refiere a una moneda como a una cantidad de plata, el valor era altísimo.
Talento
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Dracma
Denario
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TU LECTURA DEL LUNES Lee el comienzo de la parábola de los talentos en Mateo 25: 14. Cada uno de nosotros es un siervo en el reino de los cielos. Ya en el principio de este mundo, en la creación, Dios nos hizo un encargo especial. (Puedes leerlo en Génesis 2: 15). Dios encargó a los seres humanos que cuidáramos todo lo que él había creado. Así los siervos de la parábola deben cuidar de los bienes, de la fortuna del dueño de todo. ¿Alguna vez tus padres te han dejado encargado de algo? ¿De cuidar a tus hermanos más pequeños, de vigilar el horno, de guardar fila en la cola del supermercado? ¿Cómo te has sentido? Nos gusta que nuestros padres confíen en nosotros aunque sea para cosas pequeñas porque así les demostramos que somos dignos de confianza y que más adelante
podremos hacer encargos más grandes. La responsabilidad que el señor de la parábola da a sus siervos es muchísimo más grande. Ellos tienen que cuidar de todo su dinero. ¡Fíjate qué gran responsabilidad! Dios ha puesto en las manos de cada ser humano el encargo de cuidar los unos de los otros, de hacernos la vida más agradable mientras Jesús vuelve, de que otras personas conozcan a Jesús. Por eso ha dado a cada uno de nosotros unas habilidades especiales, para hacernos a nosotros más felices, pero también para que las pongamos al servicio del cuidado de los demás. Dios podría haber dado esa responsabilidad a los ángeles, que seguro que lo iban a hacer muy bien. Pero Dios, el dueño de todo, quiso que nosotros, sus siervos, trabajemos para él.
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8 TU LECTURA DEL MARTES
Hoy vamos a ver cómo repartió el dueño sus posesiones. (Lee Mateo 25: 15).
entrega una serie de talentos con la intención de que te acompañen toda la vida.
Jesús, como el hombre que se fue de viaje, te ha dado talentos para que los utilices. Esos talentos son las cosas importantes y valiosas de tu vida:
Pero si te fijas, el amo de la parábola no entrega la misma cantidad a todos. ¿Por qué? Porque no todo el mundo tiene las mismas capacidades. Todos somos distintos. Algunos tienen mucha fuerza física, otros son habilidosos para trabajos manuales, otros son capaces de imaginar historias, otros pueden tener muchos amigos, otros son buenos en matemáticas…
Tu forma de ser: simpático, obediente, trabajador, estudioso, cariñoso, inteligente, divertido, fuerte, tranquilo… Lo que te gusta hacer y lo haces bien: dibujar, pintar, jugar, leer, escribir, orar, hacer deporte, tocar un instrumento, cantar, contar historias, ayudar a otros, enseñar a nuestros amigos o hermanos pequeños… Lo que tienes: una familia, salud, una casa, comida, un coche, dinero, una escuela, un hospital, parques para jugar… Todos estos talentos o habilidades se pueden convertir, en el futuro, en tu profesión o se pueden quedar como un hobby y disfrutarlas en tu tiempo libre. Dios te
Dios nos conoce muy bien a todos y sabe qué talentos nos puede dar a cada uno. Todos los seres humanos somos diferentes, y eso es bueno porque si todos fuésemos iguales el mundo sería muy aburrido. Cuando nacemos Dios nos da una bolsa con cosas buenas, unos la tienen más llena y otros más vacía, pero lo que hay dentro de la bolsa no es nuestro, Jesús nos lo da para que lo utilicemos. Lo importante no es la cantidad de monedas que hay en la bolsa sino cómo las utilizamos. Esto es lo que estudiaremos a partir de mañana.
Esta es tu bolsa de talentos. Escribe o dibuja los talentos que crees que el Señor te ha dado.
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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES ¿Qué deberían hacer los siervos con ese dinero? El dueño no se lo dice, deja que cada uno sea responsable de cómo utilizarlo. Podrían hacer muchas cosas. Una opción era crear un negocio, abrir una tienda, un taller o una fábrica. Cuando creas tu propia empresa, tú haces un trabajo y los clientes te pagan.
¿Qué eligieron hacer los siervos con su dinero? (Puedes leerlo en Mateo 25: 16-18). Los dos primeros optaron por negociar con el dinero y de esa forma el dinero se multiplicó. El tercer siervo prefirió guardarlo, bien guardado. Lo escondió como un tesoro para que nadie lo viera ni supiera que tenía ese talento. Y no te creas que un talento tenía poco valor. Si consideramos que eran unos 34 kilos de plata, equivaldría al sueldo de 16 años de trabajo.
Con ese dinero, si lo utilizas bien, puedes hacer más grande tu empresa, tener más trabajo y poder ganar más dinero. Otra opción sería poner el dinero en el banco. El banco utiliza tu dinero durante algún tiempo para poder ganar más dinero. Después de algún tiempo el banco te devuelve tu dinero con un poco de más por permitir que el banco lo utilice o lo invierta. A ese dinero adicional lo llamamos «interés». Dios también nos deja libertad para que desarrollemos nuestros talentos, nuestras habilidades.
¿Qué hacemos nosotros con los talentos que Dios no ha dado? ¿Los ponemos a trabajar o los escondemos para que nadie sepa que somos buenos en algo? Lo realmente importante es cómo utilizas tu talento o habilidad especial para ayudar a otros. Si tienes el talento del deporte y lo utilizas para que otros niños se mantengan en forma, estén sanos y sean más felices, estás utilizando bien ese talento. Si tienes el talento de cantar y con esa habilidad puedes ayudar a otras personas a ser más felices o a que conozcan a Dios, estás utilizando bien ese talento.
Encuentra en la sopa de letras las siguientes palabras relacionadas con la lección de esta semana:
Dueño Viaje Talentos
Dinero
Empleados Negociar Esconder Habilidades Responsabilidad Reino de los Cielos
Piensa un poco Los talentos que Dios nos da puede que no sean espectaculares. Puede ser el talento de ayudar, el de sonreír o el de saber ser amigo. Pero esos talentos te van a ayudar a ser feliz y pueden ser los más útiles si los pones al servicio de nuestro Jesús.
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LECCIÓN |
8 TU LECTURA DEL JUEVES
Después de mucho tiempo, el dueño regresó a su casa y llamó a sus siervos para que le explicaran qué habían hecho con el dinero que les había entregado. ¿Qué habían hecho los dos primeros siervos con el dinero recibido? (Puedes leerlo en Mateo 25: 20, 22). Los dos siervos habían utilizado el dinero que su jefe les había entregado y habían generado más riqueza todavía. La Biblia no nos dice qué hicieron con el dinero o cómo lo emplearon, pero el resultado es que habían conseguido doblar la cantidad de plata que les habían encargado cuidar.
otros chicos y chicas para tener más amigos. Si Dios te ha dado la habilidad para estudiar, pon un poco de tu parte para sacar la mejor nota posible. Entonces Jesús te dirá también a ti: «¡Excelente! Eres un empleado bueno, y se puede confiar en ti. Ya que cuidaste bien lo poco que te di, ahora voy a encargarte cosas más importantes. Vamos a celebrarlo.» (Mateo 25: 21 Traducción en Lenguaje Actual).
¿Cuál fue la reacción del dueño? (Léelo en Mateo 25: 21, 23). El señor estaba muy satisfecho y a los dos les responde lo mismo. Los dos tienen la misma recompensa: el señor les va a dar mayores responsabilidades no solo porque confía en ellos sino porque han aprendido a negociar mejor con sus talentos. Con nuestros talentos ocurre lo mismo. Dios nos da una habilidad, por ejemplo la habilidad para el dibujo o para la música. Ahora tienes que poner de tu parte y practicar hasta que perfecciones tu técnica y consigas dibujos o piezas musicales realmente hermosas. Si Dios te ha dado la habilidad de hacer amigos debes relacionarte con
Sigue los caminos de los talentos de los dos primeros siervos. En los recuadros finales escribe la cantidad de dinero que devolvieron al señor.
Piensa un poco ¿Cómo mostraron estos dos siervos que amaban a su jefe?
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TU LECTURA DEL VIERNES El tercer siervo, cuando supo que su amo había vuelto desenterró el dinero que se le había adjudicado y se lo devolvió tal y como el jefe se lo había entregado años antes. El tercer siervo estaba orgulloso de lo bien que lo había hecho: no había ganado nada como los otros siervos, pero tampoco lo había perdido. ¿Por qué había actuado así? (Lee su triste razón en Mateo 25: 24, 25). ¡Tuvo miedo! El señor de la parábola le entrega parte de su fortuna, confía en él, lo trata como a un hijo, como a su heredero, y el siervo… ¡tiene miedo! ¿Qué te parece? (Lee primero 1 Juan 4: 18 y luego opina). ¿Cuál debería ser la razón que nos motivara siempre en todo lo que hacemos? El amor, por supuesto. El amor a Dios y a las personas que nos rodean. Dios no desea que lo obedezcamos por temor a un castigo. El texto que acabas de leer dice que el miedo, el temor, ya es un castigo. ¿Qué le pareció al señor de la parábola la actitud de este siervo? (Lee Mateo 25: 26). El siervo no había
desarrollado correctamente el talento que tenía. No había querido negociar con él pero es que ni siquiera había hecho algo tan sencillo como llevarlo a un banco y que, sin hacer ningún trabajo, el banco le devolviera intereses (como explicamos el miércoles). Si el siervo no confiaba en la bondad del señor, el dueño ya no podía confiar en el siervo. ¿Qué hizo el dueño? (Lee la trágica decisión en Mateo 25: 28) . Con nuestros talentos ocurre lo mismo. Pensemos en la habilidad para el dibujo o para la música. Si no practicas, tus manos o tu voz perderán la habilidad de hacer trazos, o de afinar bien las notas. Si Dios te ha dado la habilidad de hacer amigos pero no te relacionas con los demás, difícilmente tendrás amigos. Si Dios te ha dado la habilidad para estudiar, pero te conformas con un aprobado, con un suficiente, cada vez te será más difícil aprender materias nuevas, y al final suspenderás y no podrás seguir estudiando. Así que sé valiente. Acepta los talentos que Jesús te da y trabájalos para multiplicarlos. Si Dios te da un regalo de amor, conviértelo tú en dos.
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JESÚS ENSEÑA A PERDONAR
9 LECCIÓN
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO ¿Qué es perdonar? Aquí tienes dos definiciones:
«No tener en cuenta la ofensa o falta que otro ha cometido». (WordReference.com)
«Perdonad y seréis perdonados» (Lucas 6: 37)
«Olvidar una persona la falta que ha cometido otra persona contra ella o contra otros y no guardarle rencor ni querer castigarle por ella, o no tener en cuenta una persona una deuda o una obligación que otra tiene con ella». (TheFreeDictionary.com)
Esta semana nos vamos a plantear algunas preguntas acerca del perdón.
A veces, alguien nos pide perdón por algo, pero a los pocos días nos vuelve a hacer lo mismo. ¿Cuántas veces piensas que debemos perdonar a alguien que nos pide perdón por algo pero lo vuelve a hacer una y otra vez?
Si algún niño te rompe un juguete, por supuesto que te sientes triste y enfadado, pero, ¿lo puedes perdonar?
Otras veces tus padres o tu profesor te obligan a pedir perdón y a disculparte, pero todavía estás enojado y no quieres seguir hablándole. ¿Es eso perdonar?
No es fácil perdonar cuando sientes que te han hecho daño o que se han burlado de ti. Es mucho más difícil perdonar cuando no se han disculpado. Por eso, ¿hay que perdonar siempre?
Esta semana vamos a pensar sobre todas estas preguntas acerca del perdón. Estas preguntas y dudas también las tenían las personas en los tiempos de Jesús, así que vamos a estudiar qué es lo que Jesús les enseñó. Seguro que nosotros también aprenderemos.
Si tú y un amigo estáis haciendo deberes y él estropea tu trabajo, ¿te gustaría destrozar su trabajo para estar iguales? Quizás nos apetezca hacer daño a quien nos ha herido. Pero ¿es lo que Jesús enseñó?
Rodea las palabras que creas tú que tienen que ver con el perdón. El sábado, en la clase, compara tus respuestas con las de tus compañeros y razona tus elecciones.
Compasión
Excusa
Comprensión
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Clemencia
Negación
Castigo
Generosidad
Paciencia
Justificar
Condena
Indulto
Olvido
Denuncia
Rencor
Disculpar
LECCIÓN |
TU LECTURA DEL LUNES Los discípulos de Jesús tenían muchas dudas acerca del perdón. Los rabinos enseñaban que debemos perdonar a una persona hasta tres veces, ninguna más. Pero conocían a Jesús. Sabían que él era muy generoso y que estaría dispuesto a perdonar más veces. Un día, Pedro se atrevió a hacerle una pregunta a Jesús, aunque todos los demás discípulos también pensaban más o menos lo mismo. ¿Cuál fue la pregunta? (La respuesta a esta pregunta te será muy útil en la vida. Lee Mateo 18: 21). Pedro pensó que siete veces era una buena cantidad de «perdones». El atrevido de Pedro pensó que a Jesús le parecería muy bueno y que Jesús le felicitaría. ¿Qué le contestó Jesús?
* Para saber la cantidad de veces que Jesús le dijo a Pedro que debía perdonar primero averigua qué número le corresponde a cada letra. Luego haz las operaciones que te proponemos.
*De todas formas, la respuesta la encontrarás en Mateo 18: 22. Una respuesta para analizar muy bien.
¡Setenta veces siete! Eso son 490 «perdones». ¿Qué es lo que Jesús quería decir con esto? Si Jesús hubiera querido decir que hay que perdonar 490 veces eso significa que habría que llevar la cuenta de cuántas veces alguien nos hace daño y acordarnos de todas las faltas cometidas. ¿Es eso perdonar? En absoluto. Perdonar, como estudiamos ayer, es no tener en cuenta el daño que te han hecho ni recordárselo. Si tenemos que anotar en una libreta las veces que una persona nos miente, nos insulta, o se ha portado mal con nosotros, eso no es perdonar. Jesús estaba intentado decir que es absurdo pensar en un número de veces para perdonar. Hay que perdonar y ya está. Cada vez que se perdona se pone el «contador de perdones» a cero. Esto no es fácil porque las personas tenemos memoria y nos acordamos de muchas cosas. Pero es lo que Jesús nos enseña. Para explicárselo, mejor Jesús contó una historia, una parábola, que es la que estudiaremos esta semana. MBMT
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9 TU LECTURA DEL MARTES
Comienza leyendo la situación en Mateo 18: 23, 24. «El reino de los cielos se parece a un rey que…» Esta historia también es muy interesante porque nos habla de las matemáticas de la misericordia, que son las de Dios y que nosotros también debemos aprender. Sabemos que en las parábolas el señor, el rey o el padre siempre se refieren a Dios. Y los siervos o los hijos siempre somos los seres humanos. El siervo tenía una deuda enorme con su rey. Diez mil talentos, sí. Quizás esta cantidad no te diga nada y que no sabrás cuánto dinero era en realidad si no lo traducimos a monedas de hoy. Pues bien, ¡eran millones de euros! ¡Una fortuna propia de un hombre muy, muy, rico! ¿Nosotros tenemos también una deuda con Dios? ¡Claro que sí! Cada vez que pecamos fallamos a Dios. Los talentos (en este caso, no confundir con la parábola de la semana pasada), son nuestros pecados. Si Dios nos exigiera que pagáramos por cada vez que
hemos cometido un error, que nos hemos enfadado, que hemos dicho una mentira, ¿cómo íbamos a pagar? El siervo de la parábola tampoco tenía nada con qué pagar su deuda con el rey. ¿Qué decidió hacer el rey? (Puedes leerlo en Mateo 18: 25). Aunque vendiera todo lo que tenía y lo vendiera también a él y a su familia como esclavos, el rey no recuperaría todo el dinero que el siervo le debía, pero por lo menos algo cobraría. ¡Qué panorama! ¡El pobre hombre estaba desesperado! No había un destino peor para una familia que el ser vendidos y separados. ¿Qué es lo único que podía hacer el siervo? (Lee lo que hizo en Mateo 18: 26). Pero, ¿cómo iba a poder pagar todo eso? Por mucho que trabajara era una cantidad descomunal. Para ganar un solo talento de plata necesitaría 16 años trabajando todos los días… ¡Y la deuda era de 10.000 talentos!
Piensa un poco Nosotros estamos en deuda con Dios. Si tuviéramos que pagar, ¿cuál es el precio de nuestros pecados? (Lee la primera parte de Romanos 6: 23).
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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Cuando el rey vio arrodillado a su siervo y vio el dolor que sentía, ¿qué hizo? (Verás la bondad del rey cuando leas Mateo 18: 27).
Dios es un regalo. Cuando reconocemos nuestro error y nos arrepentimos, Dios nos perdona y nos regala, además de esta vida, la vida eterna.
El rey sabía que nunca podría pagar. Podría haberle puesto un impuesto especial para poder recobrar algo de su dinero, o podría haberle mandado trabajar gratis para él. Pero el corazón generoso y bueno del rey le perdona toda la deuda, sin condiciones.
Imagínate lo feliz que debía sentirse el siervo. ¡Era libre! ¡No tenía deudas! Ahora todo el dinero que ganara era para él y para su familia. Si administraba bien su dinero, a partir de ahora, nunca les faltaría una casa, ni comida, ni ropa.
El rey no le tiene en cuenta todo ese dinero que le debe. Es como si nunca le hubiera debido nada. Al final era como si el rey le hubiera regalado todo el dinero. ¿Acaso no es eso lo que hace Dios con nosotros? (Lee la segunda parte de Romanos 6: 23). El perdón de
Cuando acudimos a Jesús y le pedimos perdón por nuestros pecados, debemos estar seguros de que Jesús nos va a perdonar. No hay pecado, por muy grave que sea que Jesús no esté dispuesto a perdonarnos, ni siquiera un pecado de diez mil talentos de plata.
Encuentra en el dibujo diez de las monedas que el rey perdonó a su súbdito.
Piensa un poco ¿Qué es lo que Jesús hace con nuestros pecados? (Lee Miqueas 7: 19). La profundidad del mar era el lugar más alejado e inaccesible que Miqueas se podía imaginar. Allí donde nadie podía llegar. Si la Biblia hubiera estado escrita hoy seguramente diría que Dios mandaría al espacio profundo nuestros pecados, donde nadie pueda llegar. ¿No es maravilloso saber que cuando pedimos perdón nuestros errores están olvidados para Dios?
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9 TU LECTURA DEL JUEVES
El siervo salió de la presencia del rey feliz por haber sido perdonado y no ir a la cárcel. Pero por el camino se encontró con otro siervo. ¿Qué problema tenía con él? (Lee Mateo 18: 28). ¿No te parece una reacción extraña? El otro siervo le debía una cantidad muchísimo más pequeña y cuando lo ve le pide el dinero violentamente. El otro siervo tampoco podía pagarle en ese momento los cien denarios, así que le suplica que tenga un poco de paciencia, que se los devolverá en cuanto pueda. (Ver Mateo 18: 29).
Devolver cien denarios era relativamente fácil. Tal vez en un año podría reunir todo el dinero y quedar en paz. ¿Qué decidió hacer entonces el siervo al que el rey le había perdonado diez mil talentos? (Lee Mateo 18: 30). ¡Increíble…! Pero es que las personas hacemos muchas veces lo mismo. Dios nos perdona nuestros pecados, nos regala la vida eterna, y nosotros estamos tan enfadados con nuestros amigos o nuestros hermanos que no les queremos perdonar. ¿Está eso bien?
Encuentra 8 diferencias entre los dos dibujos.
Piensa un poco ¿Recuerdas la Regla de Oro? (Seguro que sí, pero puedes recordarla en Mateo 7: 12). Si tú quieres que te perdonen, también tendrás que perdonar a los demás. ¿No te parece?
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TU LECTURA DEL VIERNES Otros compañeros que supieron lo que el siervo había hecho, fueron a hablar con el rey. (Ver Mateo 18: 31).
hasta que pagara su deuda millonaria, es decir para siempre. (Ver Mateo 18: 34).
El rey se enfadó muchísimo. Inmediatamente mandó llamar al siervo perdonado. ¿Qué le dijo? (Léelo en Mateo 18: 32, 33).
¿Cuál fue la conclusión que Jesús explicó al final de la parábola? (Léela en Mateo 18: 35).
Dios no nos pone condiciones para perdonarnos, solo que vayamos a él y le pidamos perdón de corazón. Y por eso tampoco quiere que nosotros pongamos condiciones para perdonar a los demás. Dios quiere que hagamos con los demás como él hace con nosotros. ¿Recuerdas que dijo que debemos amar a los demás como él nos ha amado? (Ver Juan 13: 34). Pues también debemos perdonar como él nos ha perdonado. ¿Cuántas veces? Las que hagan falta. No podemos estar contando las veces que me han hecho daño porque eso no es perdonar de corazón. Y ahora, ¿qué debía hacer el rey con el siervo que no había sido capaz de perdonar? Hizo lo que el siervo quiso hacer con su compañero: lo envió a la cárcel
Cuando nosotros no perdonamos tampoco podemos recibir el regalo de Dios de la vida eterna. Pero por una simple razón, en la Tierra Nueva no podrán vivir personas que tienen odio contra otros. El odio, el pecado, el dolor no pueden entrar en la Tierra Nueva y nosotros debemos alejarlo de nuestras vidas ya mismo. Igual que Dios quiere alejar nuestros pecados y arrojarlos en el fondo del mar (o a lo más profundo del espacio estelar) mediante el perdón, nosotros debemos alejar el odio y el dolor perdonando a los que nos han ofendido. Él quiere que tratemos a las personas como Jesús las trató. Debemos ser amables, bondadosos y perdonadores como él es, no importa cómo nos traten los demás. Eso es ser como Jesús. Y lo que más desea Jesús es que todos podamos vivir con él para siempre en la Tierra Nueva prometida.
Escribe al final de cada camino las palabras que definen cómo te puedes sentir cuando perdonas y cuando no lo haces:
Dolor
Alegría
Paz
Odio
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10 LECCIÓN
¡QUÉ PESADOS…!
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO Cuando necesitas un cuaderno para el colegio, ¿qué haces? Pedírselo a tus padres, ¿no? Cuando ves que los zapatos se te han quedado pequeños, le pides a los papás que te compren otros. Cuando llegas muy cansado y hambriento del cole, pides la merienda (o la cena). ¿A que sí? Parece que estás todo el día pidiendo cosas. Es normal. Todavía eres joven y necesitas que los mayores cuiden de ti, que paguen tu ropa y tus juguetes y que te preparen la comida.
«Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá» (Lucas 11: 9)
Pero, ¿a quién vas a pedir lo que necesitas? Si hay que comprar zapatos no se los pides al primer señor que te encuentras por la calle. Tampoco le pides que te haga la cena a la señora de la tienda de chuches. Cuando necesitas algo vas a tus padres, a tus abuelos o la persona que te cuida mientras tus padres trabajan. Cuando pides algo vas a buscar a una persona de confianza que sabes que te lo puede dar. Esta semana vamos a estudiar dos parábolas que hablan de pedir ayuda a Jesús. La primera historia la encontramos en Lucas 18. ¿Para qué contó Jesús esta parábola? (Lee Lucas 18: 1). Algunas veces nos gustaría mucho tener algo, pero nos da un poco de vergüenza pedirlo. Jesús contó esta parábola para que no nos dé vergüenza pedirle las cosas en oración. Quería que supiéramos que él siempre está dispuesto a ayudarnos.
¿Qué suelo pedirle a Dios? Si quieres, si no te da vergüenza, puedes escribirlo en la nube.
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TU LECTURA DEL LUNES En la primera parábola nos encontramos con un juez. Un juez debe ser una persona íntegra y honrada porque tiene que velar por los derechos de todas las personas y hacer cumplir las leyes. ¿Cómo era el juez de la parábola? (Lee Lucas 18: 2. ¡Vaya personaje para ser un juez!)
¿Qué es lo que hizo el juez al principio? (Lee la primera parte de Lucas 18: 4). Aquella mujer era una pobre viuda sin importancia. El juez no tenía ganas de trabajar y no le hacía ni caso. ¿Es Dios como el juez de la historia? ¡No! Es todo lo contrario. Algunas personas ven a Dios como alguien que está sentado en su trono rodeado de ángeles y que no tiene mucho tiempo para las «tonterías» de un niño. Creen que Dios solo está para los problemas más importantes y que solo responde a las oraciones si oramos muchas veces.
El juez tuvo un caso que resolver. (Lee Lucas 18: 3). Poco sabemos del caso. Una mujer viuda tiene un problema con otra persona y pide que el juez resuelva su problema. La mujer, por ser mujer en el tiempo de Jesús, tenía todo perdido. Al ser viuda no tenía a nadie que la defendiera y es posible que por eso su adversario se aprovechara de ella. Normalmente la gente no confía en personas como este juez, pero la única esperanza de esta viuda era que el juez actuase en su favor.
No. Jesús no es como el juez malvado. Jesús es bueno, cariñoso y comprensivo. No le gusta nada que discutamos o que tengamos problemas. Él nos ama y desea siempre lo mejor para nosotros. Por eso siempre va a escuchar nuestras oraciones.
Dios no es como el juez malvado. En la columna de la izquierda encontrarás características del juez de la parábola. Ordena las letras de las palabras de la derecha para averiguar qué características tiene Dios que son opuestas a las del juez.
CRUEL
AÑSOCIRO
INJUSTO
OTJUS
INTERESADO
INDESDOSARETE
MALVADO
UNOBE
OPRESOR
BEDORRALI
DURO
SICOMVOPA
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10 TU LECTURA DEL MARTES
Pero la pobre viuda no se daba por vencida. Insistía una y otra vez. Cada poco iba a ver al juez y le volvía a pedir que la ayudara con su problema. ¡Qué pesada! ¡Qué mujer más molesta! ¡Todo el día pidiendo! Al final, un día, el juez se hartó. Ya no soportaba más a esa mujer. ¿Qué hizo entonces el juez? (Léelo en Lucas 18: 4, 5). Al final, tanto insistió la viuda que el juez le solucionó el problema. Por fin aquella mujer consiguió lo que quería gracias a que fue una pesada e insistió todo el tiempo que hizo falta. El juez malvado no conocía de nada a la viuda. Le daba igual si ella era feliz o no. Por eso al principio
no le hacía ni caso. Y solo le hizo caso porque llegó un momento que le molestaba y quería quitársela de encima. Pero Jesús no es igual. Jesús te conoce desde antes de que nacieras. Sabe cada cosa que te ha pasado en el cole o en tu habitación. Sabe qué color te gusta y qué sabor de helado es tu favorito. Le gusta cuando juegas con tus amigos y se pone triste cuando discutís. Jesús te ha elegido para que seas su amigo. La parábola termina diciendo que si el juez, que era una persona mala, al final hizo caso a la viuda, «¿acaso Dios no defenderá también a sus escogidos?» (Lucas 18: 7 Dios Habla Hoy). Jesús no quiere que tengas vergüenza en pedirle lo que necesites, aunque te parezcan cosas de niños. Quiere que, cuando ores, sepas que tienes a un amigo de confianza. Tú eres un escogido de Dios.
Encuentra 9 diferencias entre los dos dibujos.
Piensa un poco La oración no es solo «una lista de la compra», una lista de peticiones. Sirve para hablar con nuestro amigo. Y a un amigo también le pedimos cosas, pero no solo se trata de pedir como si fuera «el genio de la lámpara». Jesús siempre te responde. Algunas veces, te dice que sí y te ayuda en lo que le has pedido. Otras veces te dice que no porque no es bueno para ti. Y otras veces te dice que esperes un poco, porque todavía no es el momento, y es mejor esperar.
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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES La segunda parábola que estudiaremos esta semana también tiene que ver con la oración. Imagínate la escena. Es medianoche. Todo está oscuro y en silencio. Ya te has acostado hace horas y duermes profundamente. De repente alguien llama a la puerta. Es un amigo que viene de viaje y te pide que lo dejes dormir en tu casa. En Israel, y en todo Oriente, la hospitalidad es una obligación de toda persona. Si alguien estaba de viaje y le sorprendía la noche, si se quedaba a dormir fuera de una casa se arriesgaba a ser atacado por animales o bandidos. Por eso era tan importante ayudarse unos a otros. La costumbre de la hospitalidad era no solo ofrecer una cama sino también ofrecerle aseo y comida. Pero tú no tienes comida. No esperabas visita y no tienes nada preparado. ¿Qué haces? Vas a quedar como un
anfitrión pésimo. ¡Qué vergüenza! ¿Qué es lo que hizo el anfitrión de la parábola? (Lee en Lucas 11: 5, 6). ¡Pues vaya solución…! Ir a un vecino, en medio de la noche, cuando ya está acostado, a pedirle comida... Fíjate que el amigo que llama en medio de la noche le pide un favor a su vecino pero es para otra persona. El pan que le pide no es para él, es para otro amigo. Cuando oramos, ¿pedimos solo para nosotros o también pedimos para que Jesús ayude a otras personas? Si mi amigo está enfermo, quizás yo no pueda ayudarle. Pero conozco a alguien que sí que puede: Jesús. Entonces yo le pido a Jesús que ayude a mi amigo a ponerse bueno. Jesús quiere que nos preocupemos los unos de los otros, que nos ayudemos. Y una forma de ayudar es pedírselo a Jesús.
Encuentra en la sopa de letras las personas que necesitan de tus oraciones: Hermanos Abuelos Amigos Maestros Desconocidos
Padres Familia Vecinos Iglesia Enemigos
Piensa un poco Cuando pedimos a Dios algo para otra persona, lo llamamos oración de intercesión. Pedimos a Dios que sane la enfermedad de otros o que descubra que Dios la ama, o que encuentre un trabajo. ¿Es que Dios no va a contestar si se lo pide la otra persona? ¡Claro que sí! Pero Jesús nos enseñó a preocuparnos los unos por los otros. Cuando oramos por el problema de otra persona estamos expresando nuestra solidaridad y nuestro cariño.
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10 TU LECTURA DEL JUEVES
A esas horas el amigo debía estar durmiendo y lo despiertan para pedirle comida para otra persona. Seguro que no debería estar de muy buen humor. ¿Qué le contestarías tú? (Lee lo que podría haberle contestado el amigo recién despertado en Lucas 11: 7).
necesitaba aunque no era la mejor hora para ir pidiendo favores.
Tendría toda la razón del mundo: ¡no eran horas para estar pidiendo favores! ¡Qué hombre más molesto! ¡Qué pesado! ¡Que se vaya a su casa!
Jesús nunca te dice: «Espera un poco que ahora no puedo atenderte».
Pero son amigos y sabe que seguirá insistiendo hasta que le abra la puerta. Y si no le abre, seguirá llamando y no podrá dormir nadie, y como se despierten los niños… Así que al final «se levantará por serle inoportuno y le dará cuanto necesite» (Lucas 11: 8, Dios Habla Hoy). Al final el amigo inoportuno consiguió lo que
¿Alguna vez Dios está tan ocupado que no pueda escucharte? ¡No! Nunca.
Cuando tengas un problema, o una preocupación, puedes ir a Jesús en cualquier momento. Tú nunca le molestas. Si las personas somos capaces de ayudarnos los unos a los otros, ¡cómo no va a querer Jesús ayudarnos! Solo hace falta que confíes en que Jesús puede darte lo que necesitas, a ti y a las personas que mencionas en tu oración.
Encuentra otros siete panes escondidos en el dibujo.
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TU LECTURA DEL VIERNES Jesús termina esta parábola dando un consejo a todos los que le escuchan. ¿Qué tenemos que hacer cuando tengamos un problema? (Léelo en Lucas 11: 9, 10). Jesús sabe todo lo que necesitas incluso antes de que se lo pidas. Pero Jesús no quiere que te sientes a esperar a que él te resuelva todos tus problemas. Tú tienes que buscar las soluciones. Tú tienes que pedir, buscar y llamar, y entonces Jesús te ayudará para que recibas lo que necesitas, para que encuentres lo que buscas y para que se abran las puertas cuando llames.
De nada sirve pedirle a Jesús que te ayude a tener amigos si estás todo el día encerrado en casa viendo la televisión. Pero si vas a las actividades del cole o de la iglesia seguro que Jesús te ayuda a encontrar buenos amigos.
De nada sirve que le pidas a Jesús que te ayude a aprobar un examen si no has estudiado antes. Pero si has estudiado, Jesús te ayudará a que te salga lo mejor posible. De nada te sirve que le pidas a Jesús que te ayude a tener dinero para comprar una consola si tú te gastas en chuches todo el dinero que te dan los abuelos. Pero si tú ahorras todo lo que puedas, seguro que podrás tener el dinero para comprar eso que te hace tanta ilusión.
Descifra el mensaje y encontrarás un texto de la Biblia muy interesante. Ponlo en práctica.
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¡VAMOS DE BODA!
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO Esta semana va a ser una semana especial porque vas a asistir a la celebración de una boda oriental. Cierra los ojos por unos momentos e imagina que vives en los tiempos de Jesús. Se va a casar un familiar y te han invitado a la boda. Una condición muy importante para asistir a una boda oriental es tener mucha paciencia, porque algunas bodas pueden durar hasta una semana. Quítate el reloj, porque no te va a servir para nada, y disfruta de cada momento. De momento, lo único que tienes que hacer es esperar al novio, y cuando llegue, dará comienzo la fiesta.
«Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir» (Mateo 25: 13)
A esta boda han sido invitadas muchas personas, familiares, amigos, vecinos... Es una boda diferente a las que has visto hasta ahora. Se han reunido personas que tocan instrumentos, personas que cantan, mujeres, hombres, niños, niñas...
Las chicas solteras van en grupo. Son como las damas de honor. Llevan en la mano una lámpara y, en algún lugar de su traje de fiesta, una vasija de aceite, que les servirá para reponer el aceite de la lámpara a medida que se vaya acabando. Estas jóvenes son las responsables de alumbrar la entrada de la casa del novio porque es posible que el novio llegue de noche. En Oriente, la boda supone un contrato entre dos familias. Y las dos familias tienen que negociar la dote y ponerse de acuerdo en otros detalles. La negociación puede llevarse a cabo incluso estando ya la fiesta preparada. Hasta que las familias no se han puesto de acuerdo, el novio no puede ir a encontrarse con su prometida. Por eso el novio tarda en llegar y nadie sabe cuándo lo hará. Jesús quiso explicar con una parábola que su segunda venida y la reconstrucción de esta tierra tan contaminada y deteriorada, será como una fiesta de bodas en la que las damas de honor esperan la llegada del novio.
Colorea el dibujo.
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TU LECTURA DEL LUNES Los discípulos de Jesús le habían estado preguntando cuándo volvería por segunda vez y cómo estar preparados para cuando él viniera. ¿Qué les contestó Jesús? (Léelo en Mateo 24: 42). Cuando alguien tiene que estar toda la noche despierto porque tiene que vigilar a un enfermo o esperar a un viajero o porque tiene una preocupación urgente que resolver, decimos que «ha pasado la noche en vela».
Como no se trata de que estés quieto mirando fijamente al enfermo, intentas aprovechar el tiempo de la mejor manera. Te llevas un libro, una consola de videojuegos, aprovechas el tiempo para hacer un trabajo… pero echándole un ojo al enfermo de vez en cuando. Estás velando atento a los cambios del enfermo pero también estás aprovechando el tiempo y haciendo todo lo posible para no quedarte dormido.
Cuando Jesús les pide a sus discípulos que deben velar, significa que deben permanecer atentos, vigilantes y preparados, para que cuando llegue Jesús puedan dejar todo lo que estén haciendo para recibirle.
No se trata de esperar sin hacer nada más que esperar a que Jesús venga. Mientras esperamos, debemos aprovechar nuestro tiempo haciendo que la vida sea más agradable para los demás, cuidando los unos de los otros.
Esperar puede ser muy aburrido. ¿A quién le gusta esperar? ¿A quién le gusta pasar la noche en vela? Imagínate que, cuando seas mayor, tienes que cuidar de un enfermo toda la noche. No te puedes dormir porque está muy grave y tienes que observar cualquier cambio que se produzca en su estado. ¿Qué haces?
Y sobre todo aprovechar el tiempo para conocer mejor a Jesús mediante su Palabra y la oración. (Lee lo que aconsejó Jesús en Marcos 13: 33). Si ya disfrutamos de la compañía espiritual de Jesús en esta tierra velando y orando, estaremos preparados para cuando regrese.
Encuentra en la sopa de letras 6 veces la palabra «velad». Con las letras sobrantes podrás leer un consejo de Pablo, la referencia bíblica donde se encuentra y la versión que hemos utilizado. Escríbelo al lado para que no se te olvide.
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11 TU LECTURA DEL MARTES
Y para que entendieran bien qué significaba esperar y velar, les contó una parábola. Vamos a empezar a leerla en Mateo 25: 1. Las protagonistas son diez chicas jóvenes, solteras, que han sido invitadas a la fiesta de boda. Su cometido es estar atentas a la llegada del novio y acompañarlo hasta la fiesta, seguramente entre cantos, risas y las luces de sus lámparas. Son como una especie de «damas de honor». ¿Qué significan cada uno de los personajes? La fiesta simboliza la vida cuando estemos en la Tierra Nueva. Allí, la vida será como una fiesta, todos seremos felices porque ya no existirá el dolor, la enfermedad, el sufrimiento, la pobreza, los accidentes, los terremotos… y podremos vivir eternamente con Jesús. Pero para que empiece la fiesta primero tiene que llegar el novio. ¿Quién crees tú que es el novio? ¿A quién estamos
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esperando para empezar nuestra vida en la Tierra Nueva? Efectivamente, el novio es Jesús el cual vendrá otra vez para vivir con nosotros para siempre. ¿Quién crees tú que son las chicas con las lámparas? Las chicas con las lámparas somos tú y yo, las personas que esperamos que Jesús, el novio, vuelva por segunda vez. ¿Cómo esperan las jóvenes la llegada del novio? ¿Cómo esperamos nosotros el regreso de Jesús? Cuando estamos esperando a que empiece una fiesta no estamos enfadados, ni tristes ni tenemos miedo. Estamos muy contentos y nerviosos porque tenemos muchas ganas que la fiesta empiece. Los que esperamos que Jesús regrese otra vez debemos estar tan contentos como si la fiesta fuera a empezar de un momento a otro. ¿Tienes ganas de que Jesús venga y podamos vivir para siempre en la Tierra Nueva?
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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES ¿Por qué las chicas llevan lámparas? En los tiempos de Jesús no había farolas en las calles. Cuando alguien salía a la calle por la noche debía llevar un candil, una antorcha o una lámpara. Las chicas que esperan a que llegue el novio no saben si lo hará de día o si ya se habrá hecho de noche cuando llegue. Por eso llevan lámparas, para poder alumbrar el camino del novio si se hace de noche y que todo el mundo en la fiesta vea que el novio está llegando a la casa. Nosotros, igual que las chicas de la parábola, somos los que tenemos que mostrar a todo el mundo que Jesús viene pronto. Acompañar con nuestra luz la llegada de Jesús. En la Biblia, ¿qué representa una lámpara? (Lee Salmos 119: 105). La lámpara es como la Palabra de Dios, la Biblia. Cuando leemos y estudiamos la Biblia podemos ver
que Jesús quiere vivir con nosotros y que pronto volverá. Si tenemos nuestra lámpara encendida, si estudiamos la Biblia y aprendemos todo lo que podamos sobre Jesús, daremos luz a las personas que nos rodean y otras personas podrán aprender sobre Jesús con nosotros. Pero no sirve solo con aprenderse las historias de la Biblia o saberse muchos versículos de memoria. Necesitamos tener aceite dentro de la lámpara. ¿Qué significa el aceite? El aceite significa la presencia del Espíritu Santo. Si el Espíritu Santo, es decir Dios, no está dentro de la lámpara, no puede haber luz. Cuando estudiamos la Biblia para conocer mejor a Jesús y poder vivir como él, es cuando el Espíritu Santo puede vivir en nosotros. Tenemos que dejar que Jesús viva con nosotros, relacionarnos con él con la oración y obedecer lo que la Biblia dice que es mejor para nuestra vida.
¿Cómo nos ayudan la Biblia y el Espíritu Santo en nuestro día a día? Coloca las palabras debajo de «Biblia» o de «Espíritu Santo» según correspondan. Puedes ayudarte de los textos bíblicos que rodean la actividad.
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11 TU LECTURA DEL JUEVES
Pero pasan las horas y el novio se retrasa. Los invitados a la fiesta empiezan a impacientarse. Las chicas de las lámparas se cansan y se quedan dormidas. (Puedes leerlo en Mateo 25: 5). Nadie sabe cuándo llegará el novio. Con el retraso, el aceite se va consumiendo y las lámparas se apagan. Algunas veces parece que Jesús está tardando mucho en llegar y nos cansamos. ¿Nos aburrimos algunas veces en la iglesia, al estudiar la Biblia o al orar? Pues es el momento adecuado para pedir ayuda a Dios para resistir la tentación. Las chicas de la historia también se aburrían de tanto esperar. Pero, ¿qué pasa a medianoche? (Lee Mateo 25: 6). A medianoche, cuando menos se lo esperan, las chicas se despiertan porque oyen voces a los lejos. ¡Es el cortejo del novio que ya se acerca a la casa!
lámparas otra vez. Hasta ese momento parece que todas las chicas eran iguales. Pero no. Hay dos grupos distintos de personas. (Lee Mateo 25: 2, 3). Algunas, previsoras ellas, habían traído una botellita de aceite, por si acaso. Rellenan las lámparas y su luz empieza a brillar de nuevo. La Biblia las llama prudentes, responsables, previsoras, sabias. Cuando menos nos lo esperemos Jesús volverá otra vez y entonces tendremos que volver a encender nuestras lámparas. El problema no es que a veces nos aburramos sino que sepamos reaccionar. Si tenemos aceite en la lámpara, o en una botellita auxiliar, si somos previsores, si tenemos al Espíritu Santo (el aceite, Dios) en nuestra vida, todo lo que hayamos aprendido de la Biblia lo volveremos a recordar. Y otros notarán que tenemos luz en nuestro corazón porque en él vive Jesús.
Las chicas se despiertan y empiezan a preparar las
¡Vaya lío! Estas chicas además de dormilonas son desordenadas. Anda, ayúdales a encontrar sus 10 lámparas en este batiburrillo.
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TU LECTURA DEL VIERNES Pero el otro grupo de chicas, cuando se despiertan, se dan cuenta de que no tienen aceite. Ellas han estado estudiando la Biblia y aprendiendo versículos de memoria, pero no han dejado que Jesús entrara a vivir dentro de su corazón. No están preparadas para recibir a Jesús porque, aunque tienen lámparas no tienen luz. Sin aceite, sin el Espíritu de Jesús viviendo cada día dentro de ellas, no se puede dar luz. ¿Qué solución intentan encontrar? (Lee Mateo 25: 8). Pero las chicas prudentes y previsoras están utilizando su propio aceite y no lo pueden compartir. Cuando las chicas insensatas quieren ir a comprar aceite ya es demasiado tarde. Todas las tiendas están
cerradas y no tienen cómo encontrar el aceite que les falta. Al final se pierden la fiesta por no estar preparadas. (Ver Mateo 25: 10). Durante el tiempo de vida que te queda hasta el regreso de Jesús, tú puedes tener luz o vivir en la oscuridad. Puedes tener tu vida llena del aceite de Jesús o puede estar vacía. Cuando estudies la Biblia piensa en cómo Jesús te ama y te está enseñando a vivir. Esa es la preparación que Jesús quiere que tengamos antes de que él venga. Así es como debemos velar hasta que él venga. Aprendamos a vivir en esta tierra con él, como si ya estuviéramos juntos, para que cuando lleguemos a la Tierra Nueva podamos disfrutar de la fiesta. Así que… ¡a prepararnos!, que el novio de la parábola, Jesús, ¡está a punto de llegar!
Piensa un poco La vivencia espiritual es muy personal. Mi aceite no sirve para otra persona. Por eso las chicas prudentes no pueden compartir el aceite. No porque sean egoístas, sino porque la salvación depende de tu relación con Jesús, no de lo que tus padres te hayan enseñado o lo que los pastores nos enseñen, o de los programas de televisión cristiana que veamos. Buscad una relación PERSONAL con Jesús.
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LOS TRABAJADORES DE LA VIÑA
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO ¿Has leído el versículo de memoria de esta semana? ¿Has comprendido las palabras de Jesús? Él nos dice que en la Tierra Nueva, todo va a ser muy diferente; lo que aquí se considera importante allí no lo será. En este mundo nos gusta ser los primeros en todo: los primeros en tener dinero (el hombre más rico del mundo), los primeros en los deportes (se dan premios al jugador de fútbol que ha metido más goles, al corredor más rápido, al atleta que efectúa los saltos más altos,…), a los más guapos del mundo, etc. Hoy en día se premia cualquier cosa.
«Pero muchos primeros serán últimos, y muchos últimos serán primeros» (Mateo 19: 30 Nueva Reina Valera 2000)
Pero, ¿te has parado a pensar cómo se sienten aquellas personas que nunca son los primeros en nada? Jesús sí que lo hizo, porque para él todos somos iguales. Jesús mide la importancia de las personas por cómo aman a Dios y a su prójimo, no por las medallas que han ganado en este mundo.
Ganar medallas no está mal, pero sin olvidar que lo primero y más importante en nuestras vidas es Jesús. Sin embargo, tristemente, hay muchas personas para las que ganar, ser importantes o tener mucho dinero les impide tener tiempo para Dios y para cuidar de sus semejantes. Lo que no saben, o no quieren reconocer, es que todo ese esfuerzo que realizan para ser mejores que los demás no les va a servir de nada cuando Jesús vuelva, porque en la Tierra Nueva ¡todos seremos triunfadores!
Piensa un poco En la Tierra Nueva todos seremos iguales, pero no seremos mediocres como si aprobásemos todos con un cinco rapado. Seremos todos iguales en la excelencia, en el sobresaliente. Por eso, ahora, en esta tierra, debes acostumbrarte a hacer bien tu trabajo, a esforzarte por hacer las cosas lo más hermosas que puedas, a sacar las mejores notas que puedas o a ser el mejor amigo. Porque en la Tierra Nueva todos seremos lo mejor de lo mejor. Todos. Tú también.
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TU LECTURA DEL LUNES Jesús explicó una parábola para que podamos comprender mejor por qué la mayoría de los que se creen los primeros de este mundo no van a serlo también, ellos únicamente, en el reino de Dios. (Puedes comenzar a leerla en Mateo 20: 1, 2). El dueño de una viña necesita jornaleros y va a buscar a personas que estén dispuestas a vendimiar todo el día. Como en los tiempos de Jesús, todavía existen algunos lugares donde los hombres que buscan trabajo se reúnen en la plaza más importante del pueblo o ciudad. Allí acuden las personas que necesitan trabajadores para cualquier tipo de actividad: recoger la cosecha, cuidar del ganado, talar árboles, pescar… Los jornaleros han acudido a la plaza porque están dispuestos a trabajar. Han sido los primeros en salir a buscar trabajo y son los primeros en ser contratados. El dueño de la viña contrata a un grupo de vendimiadores a los que pagará un precio justo, lo que era la costumbre
de la época: un día de trabajo, un denario. Solo por haber sido contratados ya tienen seguro su salario, porque el dueño de la viña les ha prometido un denario por su trabajo. ¡Ya han ganado un denario! ¿Qué significa la parábola? Dios es el dueño de la viña y nosotros somos sus trabajadores, los jornaleros. Si nosotros estamos dispuestos a trabajar para él, Dios nos elije. ¿Cuál es la promesa de Dios para todos nosotros? (Léelo en 1 Juan 2: 25 y compáralo con Juan 4: 36). Dios nos promete vida eterna, no porque nosotros nos lo merezcamos, ya que todavía no hemos empezado a trabajar, sino porque él quiere darnos ese regalo. Nosotros, en agradecimiento a este regalo, decidimos formar parte de la «empresa» de Dios y trabajar para él en lo que nos necesite. No lo hacemos para «ganarnos» la vida eterna. Dios ya nos la ha prometido solo por formar parte de su reino.
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LECCIÓN |
12 TU LECTURA DEL MARTES
El momento de la vendimia es muy importante para el dueño de la viña. ¿Has probado alguna vez uvas verdes, que no estén bien maduras? Son muy ácidas y desagradables para comer. ¿Has comido alguna vez uvas demasiado maduras? Empiezan a fermentar y están asquerosas. El dueño de la viña tiene que vigilar muy bien el momento de maduración de las uvas y cosecharlas en su justo momento. Si tarda un día o dos en la vendimia la cosecha se puede echar a perder. La vendimia se realiza a principios de otoño y ya sabes que en esta estación el tiempo es muy inestable; tan pronto puede hacer calor como frío o puede ponerse a llover. Tal vez el dueño de la viña sabe que esa noche hará mucho frío de repente o que se pondrá a llover
durante varios días y tiene miedo a que no pueda terminar la cosecha. Por eso sale otra vez a la plaza a las nueve de la mañana (la hora tercia en horario romano). ¿Qué ocurrió? (Lee Mateo 20: 3, 4). El dueño de la viña tiene prisa por que los jornaleros empiecen a trabajar y no negocia con ellos cuánto les va a pagar. Pero los jornaleros confían en que el dueño les pagará lo que sea justo por su trabajo. Pero el dueño está intranquilo. Pasa la mañana y necesita a más personas vendimiando. ¿Qué es lo que hace? (Léelo en Mateo 20: 5). Otras dos veces sale a la plaza y contrata a todo el que encuentra.
Los jornaleros van a trabajar. Encuentra en el dibujo seis racimos de uvas y seis monedas. ¿Puedes también encontrar además dos pájaros, una hoguera, un charco, un pozo y un oso?
Piensa un poco Fíjate que el dueño contrata a todo el que está dispuesto a ir a trabajar. No les hace ninguna prueba ni ningún examen. Para él todos son necesarios y todos son útiles.
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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Ya era casi la hora de ponerse el sol y el dueño de la viña sigue sin estar conforme con la cantidad de jornaleros que tiene trabajando para él. ¿Qué hace? (Léelo en Mateo 20: 6). Es la última hora de la tarde y todavía encuentra a personas que se han acercado a la plaza porque quieren trabajar. ¿Cuál era la razón de que estuvieran allí sin hacer nada? (Lee Mateo 20: 7). No es porque ellos fueran unos vagos. Nadie los había querido para trabajar, nadie los había contratado. Tal vez porque eran ancianos y tenían pocas fuerzas, o porque estaban enfermos o porque eran extranjeros. Lo que nos da a entender la parábola es que a esas personas nadie las quiere. Pero el dueño de la viña los contrata. Fíjate bien que para Dios todos somos importantes y
necesarios. Por eso no quiere que estemos sin hacer nada. Jesús nos llama a todos. Igual que el dueño de la viña de la parábola llama a todos los trabajadores disponibles en la plaza del pueblo, Dios llama a todos los que quieran trabajar para él. Para Jesús todos somos importantes y todos podemos trabajar para él, según nuestras posibilidades; tanto si somos jóvenes y fuertes como si somos más débiles, tanto si somos niños como si somos mayores, tanto si somos del país como si somos extranjeros, tanto si estamos sanos como enfermos... Todos tenemos algo que hacer en la obra del Señor. Hay personas que creen que no sirven para nada y se sienten desgraciados e inútiles. Pero Jesús quiere darles siempre otra oportunidad de que se sientan útiles y que sean felices.
Al entrar en el reino de Dios sufrimos una transformación. Fíjate cómo estas palabras se transforman y escribe las nuevas palabras debajo.
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12 TU LECTURA DEL JUEVES
Terminó la jornada y terminó la vendimia. Era la hora de cobrar su salario.
Los siervos que están en la fila se alegran mucho de la felicidad de los primeros en cobrar.
El mayordomo se encarga de pagar a todos, empezando por los últimos en llegar.
—Si los que han trabajado una hora han cobrado un denario, los que hemos trabajado todo el día — piensan para sí— cobraremos una cantidad mayor.
Todos se ponen en fila delante de la mesa del mayordomo y llama a los que han trabajado una sola hora. ¿Cuánto cobraron? (Lee la sorpresa que se llevaron en Mateo 20: 9). ¡Un denario por una sola hora de trabajo! ¡Qué alegría! Ellos que sentían que nadie los quería para trabajar, que no servían para nada... El dueño no solo les hace sentirse útiles y queridos sino que también les da una gran recompensa.
¿Qué es lo que el mayordomo les paga a los que trabajaron las doce horas? (Lee la sorpresa en Mateo 20: 10). Para Dios todos somos iguales. Dios nos ha prometido la vida eterna a todos, los que han tenido el privilegio de conocer a Dios durante toda su vida como los que no han podido conocerlo más que un poquito de tiempo.
¡Este dibujante no se entera! Encuentra los 10 errores que ha cometido en el dibujo.
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TU LECTURA DEL VIERNES Cuando los que habían estado trabajando todo el día vieron que el dueño les pagaba lo mismo que a los que habían trabajado solo una hora se enfadaron mucho. Los trabajadores que fueron contratados a primera hora habían estado contentos por haber sido contratados y con el salario prometido por el dueño… hasta que vieron que los otros cobraban lo mismo que ellos. Cuando fueron a reclamarle, ¿qué contestó el dueño de la viña? (Lee Mateo 20: 13). El amo les pagó lo convenido. A quien les dio una sorpresa fue al resto de trabajadores. Si hubieran mirado con los ojos de Jesús nunca hubieran tenido esa reacción. Nosotros, los obreros de la viña, sabemos que recibiremos la vida eterna como regalo de Dios. No
importa si conocimos a Jesús en nuestra casa siendo pequeñitos o si lo conocimos siendo ancianos. No importa que hayamos trabajado mucho tiempo para la iglesia, que hayamos sido ancianos, diáconos o pastores. La recompensa es única, la vida eterna. ¿Te imaginas que cuando lleguemos a la Tierra Nueva Jesús nos diga que, dependiendo del trabajo que hayamos hecho, tenemos derecho a «un poquito» o a «un mucho» de vida eterna? La vida eterna no se puede dividir ni medir para dar a unos más y a otros menos, porque si no ya no sería eterna… Todos los que creemos en Jesús y aceptamos servirle, disfrutaremos de la misma bendición: vivir para siempre en paz y felicidad junto a Jesús y nuestros seres queridos.
Encuentra en la sopa de letras las siguientes palabras:
Con las letras que sobran podrás leer un mensaje. Escríbelo para que no se te olvide. Jornaleros Dueño Denario Viña Vendimia
Pago Mayordomo Plaza Mañana Tarde
Piensa un poco En algunas ocasiones ¿puedes sentir celos o envidia como tuvieron los primeros trabajadores?. Si no fuéramos egoístas, nos alegraríamos de que todos recibiéramos el mismo regalo. Cuando tenemos la suerte de ser más fuertes, más ricos, más sanos o más inteligentes debemos poner nuestra ventaja al servicio de los menos favorecidos, de aquellos que nos necesitan, para que todos podamos tener las mismas oportunidades. Intenta dar gracias a Dios por todas las cosas que ya tienes y disfrutas. Mira con amor a los que necesitan ayuda, no con celos. Eso es lo que haría Jesús.
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HABLANDO DE FRUTOS
13 LECCIÓN
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO Comienza a leer la historia de esta semana en Lucas 13: 6. ¡Qué desilusión! Todo el invierno esperando a comer higos dulces y resulta que esa higuera no tiene frutos. Es un árbol inútil que solo está ocupando sitio y consumiendo nutrientes del suelo.
«Ningún árbol bueno produce malos frutos, y ningún árbol malo produce buenos frutos» (Mateo 7: 18)
¿Qué decisión toma el dueño del árbol? (Lee Lucas 13: 7). Es lo más lógico. Si algo no sirve se deshecha. Si el árbol no da fruto, se corta y se planta otro en su lugar. Pero
el encargado de cuidar el campo tiene otros planes para el árbol. (Lee Lucas 13: 8, 9). El viñador quiere darle otra oportunidad al árbol. El árbol, después de tres años, es grande y robusto. Es posible que dándole unos pocos cuidados consiga tener una buena cosecha al año siguiente. Pero si después de los cuidados del viñador el árbol sigue sin dar fruto, será cortado y sustituido por otro más útil. ¿Qué significa la parábola? Nosotros representamos a la higuera y Jesús al que cuida de ella. Un árbol frutal siempre tiende a dar frutos. Es su naturaleza. Puede ocurrir que algunos árboles silvestres se encuentren en terrenos poco apropiados, con poca agua o pocos nutrientes y entonces tengan pocos frutos, pequeños e insípidos. Pero lo natural, ante un árbol bien cuidado, es que dé frutos de buena calidad y en abundancia. Nosotros somos como un árbol cuidado por Dios. ¿No sería lógico que diéramos frutos? ¿No sería lógico que si tenemos los mejores cuidados diéramos los mejores frutos?
Tacha las letras D, H y L y leerás un refrán.
SLIDEMDHBRA BDHLUEHNAS LOBHLRAS Y RHDECOLDGERÁS FRDULHDTOS DHE SDHOLDBRHA
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LECCIÓN
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TU LECTURA DEL LUNES Cuando ves un árbol frutal sin hojas es difícil saber de qué árbol se trata, a no ser que seas un experto. Cuando le salen las hojas y las flores ya es más fácil. Pero en cuanto tienen fruto ya no tienes duda: es un manzano, un melocotonero o un peral. Y además sabes de qué especie es: si son peras de agua, de conferencia o ercolinas (ten en cuenta de hay como 30 clases diferentes de peras). ¿Qué son los frutos para el cristiano? El fruto es lo que nos caracteriza como cristianos. Si tenemos fruto todo el mundo sabrá que somos cristianos. Si no lo tenemos es difícil que lo sepan. El fruto es algo que nos sale de dentro y que no podemos evitar. Tú no puedes evitar parecerte a tus padres porque dentro llevas la información genética que te han transmitido. Lo mismo ocurre con los cristianos. Cuando Dios, el Espíritu Santo, comienza a formar parte de tu vida
se producen una serie de cambios. El Espíritu va cambiando poco a poco tu vida. Esos cambios te hacen un poco más parecido a Jesús, te hacen ser mejor cristiano. ¿Qué «información genética» nos transmite el Espíritu Santo? (Puedes leerlo en Gálatas 5: 22, 23). Lee varias veces ese texto y grábatelo bien en la memoria. A todas estas cosas buenas que pone Jesús en nuestro corazón lo llamamos EL FRUTO DEL ESPIRITU. Las personas que están a nuestro alrededor, observan cómo nos comportamos (nuestros frutos) y se dan cuenta que nuestro mejor amigo es Jesús. Por eso Jesús dijo: «Por sus frutos los conoceréis» (Mateo 7: 20). Piensa en esas nueve características. Cuando alguien te observe y vea en ti amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio, verá a Jesús; verá que eres cristiano.
Al escribir el texto se nos han caído todas las letras «e». Por favor, vuelve a colocarlas y podrás leer el texto de la lectura de hoy en una versión moderna
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13 TU LECTURA DEL MARTES
Durante el resto de la semana vamos a reflexionar un poco sobre las características del «fruto del Espíritu».
palabra ‘amor’ y también la relacionó con el fruto del verdadero discípulo. (Puedes leer parte de esta oración en Juan 15: 8, 12).
EL AMOR
Un cristiano se caracteriza por su capacidad de amar.
Es la característica más importante del «fruto del Espíritu». Sin este sentimiento las personas no pueden ser felices. Es muy difícil explicar qué es el amor, pero todos sabemos cuándo alguien nos ama y cuándo amamos a alguien, porque nos gusta compartir el tiempo y las cosas que tenemos con esa persona. Dios nos da su amor y cuando lo recibimos, nosotros también podemos regalarlo a otras personas. Fíjate lo importante que es que Jesús llegó a definir toda la Ley y los Profetas, es decir toda la Biblia, en relación al amor. (Lee Marcos 12: 30, 31. Ya has leído este texto en otras ocasiones pero es bueno recordarlo siempre). En una ocasión Jesús oró por sus discípulos. En esa ocasión Jesús mencionó muchas veces la
LA ALEGRÍA O GOZO Cuando Jesús está con nosotros sentimos alegría. ¿Te imaginas estar al lado de Jesús en la Tierra Nueva y estar triste? ¡Imposible! En esta tierra es normal tener momentos de tristeza porque nos pasan cosas malas. Pero no debemos dejar que nuestra vida sea una continua tristeza. Aunque tengamos problemas, podemos estar alegres, gozosos por dentro, porque sabemos que él nos ayudará a resolverlos. Sabemos que Jesús nos ama, y nunca nos va a dejar solos en los momentos difíciles de nuestra vida. Un cristiano puede tener problemas y momentos de tristezas pero no puede ser una persona triste. (Lee 1 Tesalonicenses 5: 16).
Solo uno de los dibujos pequeños es exactamente igual al grande. ¿Puedes encontrarlo?
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL MIÉRCOLES LA PAZ
¿De dónde proviene la paz? (Lee Isaías 26: 3).
Cuando hablamos de paz, siempre pensamos en lo contrario a la guerra o a la violencia. Pero tener paz no significa solamente que no exista guerra, sino el tener tranquilidad, calma y quietud interior.
Cuando los ángeles anunciaron el nacimiento de Jesús también desearon paz (ver Lucas 2: 14).
En los tiempos bíblicos la gente se saludaba deseándose «paz» como equivalente a bienestar, tener buena salud y felicidad.
Tenemos paz cuando estamos reconciliados (no estar peleados) con Dios y con nuestro prójimo. Vivimos en paz cuando estamos seguros que Jesús nos guía, nos ayuda, nos protege, nos perdona y nos garantiza la salvación.
Descifra el mensaje y podrás leer un consejo que escribió el rey David
LA PACIENCIA ¿Quién nos enseña paciencia? (Lee 1 Tesalonicenses 3: 5). Cuando tenemos paciencia sabemos esperar, pero esperamos contentos. No perdemos la calma, ni nos enfadamos a cada momento, cuando no nos salen las cosas como habíamos planeado. En la Biblia hemos estudiado muchos ejemplos de personas
pacientes: Abrahán, Noé, Job… Las cosas no siempre nos salen bien a la primera porque estamos en un mundo que no es perfecto. Pero Dios nos ha prometido que al final las cosas nos saldrán bien. (Lee Hebreos 10: 36). Si Jesús vive en nuestro corazón confiaremos siempre en él aunque tengamos problemas, porque tenemos la seguridad de que siempre responde a nuestras oraciones. Sabremos esperar a que se cumpla la voluntad de Dios. MBMT
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LECCIÓN |
13 TU LECTURA DEL JUEVES
LA AMABILIDAD En distintas versiones de la Biblia puedes encontrar otras palabras como benignidad o gentileza. La amabilidad consiste en ayudar a alguien cuando nos necesita, sin esperar nada a cambio, tratándolo con respeto, cariño y simpatía. La persona amable es servicial y solidaria con los demás. ¿Jesús fue amable con todo el mundo? ¡Por supuesto! Jesús nos enseña
a ser amables con todo el mundo y en especial con las personas que son despreciadas. Somos amables cuando tratamos a los demás de la misma forma que Jesús nos trata a nosotros. En eso sabrán que somos cristianos, que somos siervos de Dios (ver 2 Timoteo 2: 24).
Encuentra en la sopa de letras algunas palabras y expresiones que debes usar para demostrar cortesía y amabilidad:
Hola - Adiós - Por favor - Gracias - De nada - Buen provecho - Disculpa - Con permiso Tú primero - Hasta luego - Buenos días
LA BONDAD
LA FIDELIDAD
La bondad es lo que tiene alguien que es bueno. Según la Biblia nadie, ninguna persona, es completamente bueno (ver Romanos 3: 12). ¿Entonces hay alguien completamente bueno? (Para saberlo lee Salmos 100: 5. Esta frase se lee muchas veces en los Salmos y era cantada en muchos himnos en Israel).
La fidelidad es un fruto del espíritu que hace que cumplamos la promesa de entregar a Jesús nuestro corazón y obedecerle. Significa ser un amigo leal de Jesús aunque todos los que estén a nuestro alrededor se rían de nosotros. Jesús dice que no nos preocupemos por las burlas de los demás, porque si permanecemos fieles a él, en la Tierra Nueva nos dará la corona de la vida eterna y se acabarán las burlas y los malos momentos.
Pero cuando el Espíritu Santo pone en nuestros corazones el deseo de apartarnos del mal y hacer el bien podemos hacer cosas buenas. Cuando somos personas bondadosas todo el mundo confía en nosotros porque somos honestos y nos comportamos como Dios desea que lo hagamos. ¿Cuál es el consejo de Pablo? (Lee Romanos 12: 9).
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Cuando tienes un amigo fiel, nunca te traicionará y estará a tu lado, en los buenos y en los malos momentos. Jesús es tu fiel amigo y nunca te abandona (ver Salmos 31: 23).
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TU LECTURA DEL VIERNES LA HUMILDAD O MANSEDUMBRE La humildad, nos hace ver lo grande e importante que es Dios y lo pequeños que somos nosotros. Cuando somos humildes nos dejamos enseñar por Dios y por las personas que saben más que nosotros, y así aprendemos muchas cosas.
nunca presumió de ser más listo que nadie (que lo era) ni más poderoso (hacía milagros pero no presumía). Todo lo contrario él dijo «aprended de mí que soy manso y humilde de corazón» (Mateo 11: 29).
EL DOMINIO PROPIO O TEMPLANZA
Ser humilde significa sentirme igual que las personas que me rodean y no pretender ser mejor que los demás porque todos somos hijos de Dios.
El dominio propio es poder controlar lo que sentimos, decimos y hacemos. Sin control de nosotros mismos nunca podremos hacer las cosas que debemos.
No está bien ir presumiendo de lo listo que soy, de lo bien que hago las cosas, o de la consola de videojuegos que tengo. Si alguien podía ir presumiendo de ser el mejor ese era Jesús. Y Jesús
Muchas personas creen que ellas solas podrán tener el control de sus vidas, pero si Jesús no está cada día con nosotros en todas las cosas que hacemos, eso será imposible.
Tú eres este árbol lleno de buenos frutos. Dibújate en la copa. Escribe en cada fruto el nombre de una de las características del FRUTO DEL ESPÍRITU. ¿Se te ocurre alguna más? Escríbela también y compártela mañana en tu clase de escuela sabática.
Piensa un poco Ahora piensa en ti mismo. ¿Tú tienes amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio? No te pongas triste si te das cuenta que tu árbol no está dando los frutos que te gustaría que diera. Explícale a Jesús lo que te ocurre y pídele que te ayude, verás cómo poco a poco irás mejorando. Si has escogido a Jesús como tu agricultor, nunca va a dejar que te corten. ¡Qué suerte tienes! Eres el primer árbol que puede escoger quién lo cuide.
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Para saber más Lección 1
Lucas 14: 4-7; Juan 10: 11-16; El Deseado de todas las gentes, capítulo 52 «El divino pastor»; Palabras de vida del gran Maestro, págs. 145-150; Para conocer al Maestro en sus parábolas, págs. 115-117.
Lección 2
Mateo 13: 1-23; Marcos 4: 1-20; Lucas 8: 4-15; Para conocer al Maestro en sus parábolas, capítulo 2 «Un sembrador todoterreno»; Palabras de vida del gran Maestro, capítulo 2 «La siembra de la verdad».
LECCIÓN 3
Mateo 6:19-21; 13: 44-46; Para conocer al Maestro en sus parábolas, capítulo 5 «En busca del tesoro»; Palabras de vida del gran Maestro, capítulos 8 «El mayor tesoro» y 9 «La perla de gran precio».
LECCIÓN 4
Mateo 21: 1-11; Marcos 11: 1-11; Lucas 19: 28-44; Juan 12: 12-43. El Deseado de todas las gentes, capítulo 63 «Tu rey viene».
LECCIÓN 5
Lucas 10: 10: 25-37; El Deseado de todas las gentes, capítulo 54 «El buen samaritano». Para conocer al Maestro en sus parábolas, capítulo 9 «La bolsa o la vida».
LECCIÓN 6
Lucas 15: 11-32; Para conocer al Maestro en sus parábolas, capítulo 15 «El padre pródigo»;
LECCIÓN 7
Mateo 7: 24-27; Lucas 6: 47-49; El discurso maestro de Jesucristo, págs. 123-127.
LECCIÓN 8
Mateo 25: 14-30; Palabras de vida del gran Maestro, capítulo 25 «Cómo enriquecer la personalidad»; Para conocer al Maestro en sus parábolas, capítulo 23 «Gerentes con talentos».
LECCIÓN 9
Mateo 18: 21-35; Palabras de vida del gran Maestro, págs. 243-251; Para conocer al Maestro en sus parábolas, capítulo 8 «El perdonado imperdonable».
LECCIÓN 10
Lucas 11: 5-10; 18: 1-8; Para conocer al Maestro en sus parábolas, capítulos 10 «El vecino inoportuno y 18 «El caso pendiente»; Palabras de vida del gran Maestro, capítulos 12 «Cómo aumentar la fe y la confianza» y 14 «La fuente del poder vencedor».
LECCIÓN 11
Mateo 25: 1-13; Palabras de vida del gran Maestro, capítulo 29 «El premio inmerecido». Para conocer al Maestro en sus parábolas, capítulo 24 «Noche de bodas».
LECCIÓN 12
Mateo 20: 1-16; Palabras de vida del gran Maestro, págs. 327-334. Para conocer al Maestro en sus parábolas, capítulo 20 «Los últimos de la fila».
LECCIÓN 13
Palabras de vida del gran Maestro, págs. 198-211.
Lucas 13: 6-9; Gálatas 5: 22-24; Palabras de vida del gran Maestro, capítulo 17 «Aliento en las dificultades».
ELLEN WHITE
ROBERTO BADENAS
El Deseado de todas las gentes (Varias editoriales y ediciones). Palabras de vida del gran Maestro (Varias editoriales y ediciones). El discurso maestro de Jesucristo (Varias editoriales y ediciones).
Para conocer al Maestro en sus parábolas (Editorial Safeliz).
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IMPORTANTE PARA LAS IGLESIAS Debido a que “Mi Biblia, mi tesoro” puede usarse de forma alternativa en las iglesias como material de estudio de las Escuelas Sabáticas Infantiles, rogamos encarecidamente que se sigan los siguientes pasos de implantación: 1.- Estudiar el material detenidamente. El proyecto debe ser conocido por padres, maestros de escuela sabática infantil y responsables de la iglesia. 2.- Llegar a un acuerdo consensuado por amplia mayoría de todas las partes (padres, maestros y responsables). 3.- Obtener un voto del consejo de iglesia local a favor del uso de “Mi Biblia, mi tesoro”. 4.- Contactar con infantil.aula7activa@gmail.com para autorizar la copias. El seguimiento de estos pasos previos a la implantación de “Mi Biblia, mi tesoro” favorecerá la implicación de toda la iglesia en el proyecto educativo de los niños, a la vez que asegurará la continuidad del proyecto en la iglesia local, independientemente de los cambios en los responsables de los departamentos.
Agradecimientos A Dios por todos los milagros que hemos visto y vivido a lo largo de la elaboración de este material. A todas aquellas personas que con sus ánimos, su tiempo y su aportación económica han contribuido al proyecto. Sin ellos habría sido imposible llegar hasta aquí. A las iglesias de Lleida y Madrid-Alenza, cuna y desarrollo del proyecto.
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MI BIBLIA, MI TESORO Acompáñanos en un viaje por el fascinante mundo de la Biblia. Descubrirás historias maravillosas que ocurrieron hace mucho tiempo pero que siguen enseñándonos cosas nuevas. Y sobre todo descubrirás a Jesús, tu amigo y compañero de viaje. Lee cada día el apartado correspondiente y compártelo en familia. Pregunta a tus padres, dales tu opinión, escucha sus experiencias y juega con ellos. Y cuando vayas a la iglesia comparte lo que has aprendido con tus compañeros y maestros.
www.aula7activa.org