MI BIBLIA, MI TESORO LECCIONES PARA EL ESTUDIO DE LA BIBLIA
9 - 12 años 2º Trimestre · Año C
Proyecto «Mi Biblia, mi tesoro» Textos: Esther Villanueva Luis González Mercedes Gascón
Revisión teológica: Roberto Badenas
Ilustraciones: Ferni David Park (cuadro «Aprende y comprende»)
Diseño: Isaac Chía
Maquetación: Daniel Nieto
Es un proyecto de Aula7activa, editora digital de AEGUAE (Asociación de Estudiantes y Graduados Universitarios Adventistas de España), en colaboración con el Ministerio de la Infancia de la UAE (Unión Adventista Española).
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Índice Lección 1
¿Quién es importante?
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Lección 2
Y Lázaro despertó
10
Lección 3
Dos hombres ricos
16
Lección 4
Jesús en Jerusalén
22
Lección 5
Un regalo de agradecimiento
28
Lección 6
¿Cuándo pasarán estas cosas?
34
Lección 7
La boda del príncipe
40
Lección 8
Sí, pero no; no, pero sí
46
Lección 9
Cena en un aposento alto
52
Lección 10
Últimos consejos
58
Lección 11
Jesús es detenido
64
Lección 12
Amar hasta morir
70
Lección 13
¡Jesús está vivo!
76
“Mi Biblia, mi tesoro” es un método para acercarnos al Dios revelado en la Biblia. Ahora es el momento de cultivar hábitos de estudio de la Biblia. Dedicad un tiempo breve cada día a estudiar la Biblia con vuestros hijos. No los dejéis solos. Con vosotros es mucho más divertido. Van a tener preguntas, van a necesitar ayuda para buscar los textos bíblicos y necesitan saber que la Biblia es importante no solo para ellos, los niños, sino que también vosotros, los adultos, lo sentís como una necesidad vital. No hagáis del estudio de la Biblia una imposición. Nada que tenga que ver con Jesús y la Biblia debe ser una imposición. Adaptad el material que tenéis entre manos a la edad de vuestros hijos, a sus gustos y a sus intereses. Ahora es el momento de acercar a vuestros hijos a Dios. Disfrutad de esos momentos. Que cuando sean mayores recuerden con cariño esos minutos de complicidad entre vosotros, ellos y Jesús.
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1 LECCIÓN
Aprende y Comprende
¿QUIÉN ES IMPORTANTE? TU LECTURA DEL DOMINGO Mucha gente acudía a escuchar las predicaciones de Jesús. Tanta, que Jesús solía quedarse fuera de las aldeas y pueblos, en lugares abiertos como la ladera de una colina o en una pradera. Cuando la gente de los pueblos cercanos se enteraban de que Jesús estaba allí, dejaban todo lo que estaban haciendo y se iban a escucharle. Y seguramente acudirían familias enteras. Iba a ser un día de fiesta en el campo.
«Dejad a los niños venir a mí y no se lo impidáis; porque de los que son como ellos es el Reino de los Cielos» (Mateo 19: 14)
Imagínate la escena: Jesús en el centro, de pie, explicando cómo es el reino de Dios con la parábolas que ya conoces y muchas más que no han quedado registradas. Hombres, mujeres y niños sentados en el suelo, levantando la mano para preguntar a Jesús. Cuando Jesús termina su predicación muchos hombres se le acercan y le siguen preguntando mientras los niños juegan y corretean por los alrededores vigilados por las madres. Algunos niños, curiosos, se acercan hasta donde está Jesús y los adultos y pueden ver cómo Jesús sana a algunos enfermos.
Cuando hubiera llegado la hora de la comida, seguramente las familias se reunirían en grupos, como si hicieran un picnic. A aquellos padres les gustaba tanto lo que Jesús contaba y enseñaba que, mientras comían, seguían comentando lo que Jesús había explicado y lo que habían visto. Los niños también tenían muchas preguntas que hacer a sus padres: «¿Por qué Jesús ha dicho eso?», «¿Por qué se cayó la casa que estaba en la arena?», «¿El pastor no tenía miedo cuando fue a buscar a la oveja?» Y los padres se lo explicaban con palabras sencillas para que sus hijos también comprendieran las enseñanzas de Jesús. Cuando terminaba la tarde y volvían a sus casas, todos, hombres, mujeres y niños, habían descubierto el amor de Dios. Si tú hubieras estado allí recordarías durante mucho tiempo ese día de campo en el que conociste a Jesús de Nazaret.
Piensa un poco En la iglesia muchas veces se enseña o se predica para la gente adulta, pero tú también puedes aprender muchas cosas. El próximo sábado ten el oído atento, y si no entiendes algo pregunta a tus padres. Seguro que tendrás una conversación muy interesante.
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LECCIÓN
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TU LECTURA DEL LUNES Los judíos tenían la costumbre de llevar a sus hijos para ser bendecidos por los sacerdotes, por algún maestro importante o por un profeta. Por ejemplo, tenían la costumbre de llevar a los niños recién nacidos al Templo para presentarlos ante el Señor. Allí, el sacerdote oraba por ese niño pidiendo la bendición de Dios. María y José llevaron a Jesús al Templo, ¿recuerdas? Allí recibió la bendición no solo del sacerdote sino también de Simeón y de la profetisa Ana. (Ver Lucas 2: 21-38). Para los judíos, el que un maestro importante orara por sus hijos era un privilegio. La costumbre era que mientras el maestro oraba pusiera las manos sobre la cabeza o los hombros del niño o de la persona bendecida. En uno de esos días de campo, a algunos padres se les ocurrió que sería todo un privilegio que Jesús bendijera de forma especial a sus hijos. Para ellos Jesús era el mejor maestro al que habían escuchado, el más sabio y el más poderoso. Querían que Jesús orara por sus hijos y que les dedicara unas palabras especiales. Tal vez la primera idea se le ocurrió a una
madre o tal vez fue un niño el que pidió ir a ver a Jesús, pero enseguida se formó un grupo de padres que se dirigían hacia donde estaba Jesús con un montón de alegres niños y niñas. Pero cuando los discípulos se dieron cuenta de que un grupo de niños se acercaba a Jesús pensaron que le iban a molestar. Ellos pensaban que Jesús estaba muy ocupado haciendo cosas de adultos, respondiendo a preguntas difíciles o sanando a enfermos adultos. Los niños iban a distraerle y había muchas personas mayores esperando. Así que los discípulos fueron al encuentro de ese grupo y les cortaron el paso. Hablaron con los padres y ¿qué hicieron? (Lo sabrás si lees Mateo 19: 13). ¡Qué desilusión! Tal vez podrían acercarse en otro momento en el que Jesús no estuviera tan ocupado. Aunque Jesús estaba muy ocupado atendiendo a otras personas, se dio cuenta de que los discípulos estaban regañando a unos padres. Entonces Jesús, dejó lo que estaba haciendo, se puso de pie y se acercó. Cuando lo vieron acercarse todos dejaron de hablar. Jesús no estaba muy contento, no. ¿Con quién estaba enfadado Jesús? (Léelo en Marcos 10: 14) .
Usa la trama de abajo para escribir, coloreando celdas, con quiénes estaba enfadado Jesús.
Piensa un poco Seguramente tus padres también te presentaron en la iglesia cuando eras un bebé. Habla con ellos y pregúntales si tienen alguna foto o que te cuenten cómo fue ese día. Tu padres también desean que tú seas bendecido por Dios y oran cada día para que Dios les ayude a educarte bien.
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1 TU LECTURA DEL MARTES
Los discípulos se sentía avergonzados, habían metido la pata. Hablaron con los padres como si fueran los representantes de Jesús y habían dicho lo contario a lo que Jesús pensaba. Él quería bendecir a esos niños, quería que esos niños lo conocieran personalmente y quería pasar un rato con ellos. ¿Por qué? «Porque de ellos es el reino de Dios». Esas palabras fueron muy importantes tanto para los discípulos como para los padres. Para los judíos la religión era cosa de los mayores. Ellos creían que solo podían acercarse a Dios los mayores de doce años, cuando dejaban de pensar como niños. Para acercarse a Dios, creían ellos, había que pensar como un adulto, razonar como un adulto. Por eso, lo que Jesús dijo después los dejó todavía más sorprendidos. (Léelo en Marcos 10: 15). Los niños lo hacéis todo con alegría e ilusión. Siempre tenéis ganas de jugar y de compartir vuestros juegos con otros niños. Tenéis mucha facilidad para reír y sentiros felices. Los niños confiáis sin temor en vuestros padres, en que ellos os cuiden y os den los que necesitáis. La alegría, la
ilusión, las ganas de compartir, la felicidad y la confianza son sentimientos que pertenecen al Reino de Dios. Pero además, un niño no aspira a ser niño para siempre. Los niños tenéis muchas ganas de crecer y ser mayores. Para eso os alimentáis, hacéis ejercicio y vais a la escuela. Queréis saber siempre más y más, siempre tenéis alguna pregunta. Sois curiosos. En el Reino de Dios siempre estamos creciendo como personas y aprendiendo más y más sobre Jesús. Y nunca nos cansaremos de hacerlo. Después de haberles dado una lección a los discípulos y a todos los adultos que allí estaban, ¿qué hizo Jesús? (Lee Marcos 10: 16). Jesús se mostró cariñoso con los niños. A los más pequeños los cogió en brazos y a todos los bendijo. Seguramente que dedicó un tiempo para ellos a preguntarles sobre sus cosas, sus amigos o sus mascotas. Recuerda que Jesús siempre tiene tiempo para ti, tú nunca le molestas, porque tuyo es el reino de Dios.
Encuentra 8 diferencias entre los dos dibujos
Piensa un poco ¿Acaso cuando hablamos de religión tenemos que dejar de pensar y creernos todo lo que nos cuentan? No, claro que no. Hay que saber pensar, razonar y entender qué es lo que Dios me está enseñando. Hay muchas personas que leen la Biblia y están muy equivocadas porque la entienden mal. Poco a poco irás creciendo y comprendiendo muchas más cosas de la Biblia. Lee el consejo de Pablo en 1 Corintios 14: 20.
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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES No era la primera vez que Jesús usaba los niños como ejemplo. En cierta ocasión, los discípulos comenzaron a discutir sobre quién de ellos era el «mayor». Ellos pensaban que como eran los ayudantes de Jesús tenían derecho a ser las personas más importantes en el reino de los cielos. Pero ellos eran doce personas y no podían ser todos «el primer ministro». ¿Quién tendría derecho a ser el jefe de todos ellos? ¿Pedro, que era el más atrevido? ¿Juan que era el más cariñoso con Jesús? ¿El que tuviera más edad? No había forma de ponerse de acuerdo. Es más, hasta se habían enfadado entre ellos. Cuando llegaron a Capernaún y se sentaron a descansar, Jesús hizo la pregunta que ninguno quería contestar. (Puedes leerla en Marcos 9: 33, 34). Me imagino a Jesús moviendo la cabeza de un lado a otro como diciendo «estos no se han enterado de nada». ¿Cómo hacerles entender que en el reino de Dios no hay jefes? Por allí había un niño. Tal vez era uno de los hijos de
la casa donde estaban. Seguramente el niño estaba trabajando, ayudando con la comida, a llevar agua o limpiando porque cuando había visitas había mucho trabajo en la casa y todos tenían que ayudar. Jesús lo llamó, lo puso en medio de sus discípulos y lo abrazó con mucho cariño. (ver Marcos 9: 36). Luego les cayó una buena regañina. (Puedes leerla en Mateo 18: 3). Lo primero que tenían que hacer era cambiar esa forma de pensar queriendo ser siempre los jefes de alguien. Les dijo que deberían ser como niños. (Lee Mateo 18: 4). Los niños no pueden ser el jefe de nadie. Todo lo contrario, a los niños todo el mundo les dice lo que tienen que hacer: los padres, los abuelos, los maestros… Es como si les dijera: – Mirad a este niño. Desde que hemos llegado a esta casa no ha hecho otra cosa que ayudarnos para que nos sintamos cómodos y descansemos, se ha humillado ante nosotros. Pues él es más importante en el reino de los Cielos que todos vosotros, porque no pensaba en sí mismo sino en ayudar.
Encuentra en la sopa de letras cómo se dice “niños” en diferentes idiomas: Children (inglés) Crianças (portugués) Bambini (italiano) Kinder (alemán) Enfats (francés)
Tamariki (maorí) Nens (catalán) Fanau (samoano) Haurrat (euskera) Copii (rumano)
Piensa un poco Los discípulos veían el reino de Dios como si fuera SU Reino, el Reino de Pedro, o el de Andrés, o el de Judas. Todos querían reinar. Pero el único rey es Jesús, todos los demás somos los habitantes de su reino. El reino de Dios es de todos, todos somos iguales para Dios, nadie es más importante que otro. Y todos debemos ayudarnos a hacernos felices los unos a los otros.
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1 TU LECTURA DEL JUEVES
Pero parece ser que los discípulos no terminaron de entender lo que Jesús les había dicho porque unas semanas después volvieron con el mismo tema. Jesús acababa de contarles que en poco tiempo iba a tener que morir, pero que resucitaría y regresaría al Cielo (ver Mateo 20:18, 19). La madre de Santiago y Juan comprendió que les quedaba poco tiempo y quiso asegurarse de que Jesús recompensaría a sus hijos. Así que los tres decidieron ir a hablar con el Maestro. ¿Qué es lo que querían pedirle a Jesús? (Lee su petición en Mateo 20: 21). Jesús intentó razonar con ellos. Esa petición no tenía sentido. Nadie iba a ser más importante que otro en el reino de los Cielos. ¿Cuál fue la primera respuesta de Jesús? (Lee la primera parte de Mateo 20: 22). Querer compartir el trono, sentarse a la derecha y a la izquierda de un rey significaba haber compartido con él las luchas y batallas necesarias para poder conseguir la corona. Jesús acababa de explicarles que a partir de ahora iban a ocurrir cosas realmente difíciles y dolorosas. Jesús les hace entonces una pregunta muy difícil. ¿Qué respondieron?
(Lee la pregunta y la respuesta en Mateo 20: 22). Jesús habla de beber la misma copa y tener el mismo bautismo. Con ello se estaba refiriendo a pasar por las mismas dificultades, las mismas luchas por las que tendría que pasar Jesús. Santiago y Juan fueron muy valientes. Estaban dispuestos a cualquier cosa que les pidiera Jesús con tal de ser sus favoritos cuando él regresara, y así convertirse en los segundos de mando en el Reino de Dios. Pero Jesús tenía una mala noticia que darles. (Lee Mateo 20: 23). Por amor a Jesús pasarían por dificultades, pero no tendrían ese lugar privilegiado en el reino de Dios. Ese lugar ya estaba reservado. El texto no da más pistas, pero estudiando un poco la Biblia podemos saber quiénes son las personas para quienes están reservados los mejores lugares, los puestos más importantes. (Vamos a leerlo en Apocalipsis 3: 20, 21). ¿Qué te parece? ¡No hay trono ni a la derecha ni a la izquierda de Jesús! Todos los que acepten el llamado de Jesús se sentarán en el trono. ¡Todos! También Santiago y Juan. Y también tú y yo.
Ordena las palabras del trono y descubrirás el mensaje que se encuentra en Apocalipsis 3:21 (Nueva Traducción Viviente)
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TU LECTURA DEL VIERNES En un grupo tan pequeño como el de los discípulos, las noticias corren rápidamente. Los otros diez discípulos se enteraron de lo que habían hecho Santiago y Juan. ¿Cómo reaccionaron? (Lee Mateo 20: 24). Nos podemos imaginar el jaleo que organizaron. Unos y otros comenzaron a discutir. «¿Es que os creéis mejores que nosotros?» «¿Qué derecho tenéis a ser nuestros jefes?» «Pues yo sería mejor jefe que vosotros»... Jesús tuvo que intervenir de nuevo para poner paz entre ellos. Con mucha paciencia Jesús les les volvió a explicar qué significaba el reino de Dios. Primero les explicó que los gobernantes de este mundo quieren ser gobernantes para poder mandar y dominar a todos
los demás. Quieren tener poder para que los demás sean sus criados, sus siervos o sus esclavos. (Ver Mateo 20: 25). Pero el reino de Dios no es así. (Lee en Mateo 20: 26, 27 cómo es el gobernante en el reino de Dios) En el reino de Dios lo más importante no es mandar sino ayudar a los demás. (Lee en Mateo 20: 27 el ejemplo que les pone Jesús). En el Reino de Dios no hay jefes como solemos entender esta palabra. Ni siquiera Jesús quiere imponer su voluntad a nadie. Él no obliga a nadie a creerle ni a aceptar el amor de Dios. Jesús vino a ayudar, a enseñar y a dar su vida para que nosotros podamos tener vida eterna. Aprendamos del ejemplo de Jesús. Ayudemos a todos los que podamos y así les enseñaremos cómo es el reino de Dios.
Descifra el mensaje usando este código
Piensa un poco Haz una lista de las cosas que crees que puedes hacer para ayudar a otras personas. No tienen que ser grandes cosas. Piensa en esas pequeñas cosas que puedes hacer todos los días en casa, en el colegio o en la iglesia; con tu familia o con tus amigos; pequeñas cosas que hagan que los demás tengan un momento de felicidad. Compártelas mañana con tu clase de escuela sabática.
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2 LECCIÓN
Y LÁZARO DESPERTÓ
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO La predicación de Jesús molestaba mucho a los dirigentes judíos. Allí donde iba reunía a muchísima gente que quería escuchar hablar sobre el amor de Dios. Y sobre todo querían ver el amor de Dios en acción porque Jesús se preocupaba por los problemas de la gente, los escuchaba, los trataba con cariño y siempre tenía una palabra de ánimo y consuelo. Jesús era todo lo contrario que los dirigentes judíos. Cuando ellos predicaban odio a los enemigos y a los extranjeros, Jesús predicaba amor y reconciliación. Cuando los dirigentes judíos obligaban a obedecer todas las normas religiosas, Jesús predicaba comprensión y perdón. Los dirigentes judíos se creían los representantes de Dios en la Tierra y por eso no podían consentir que nadie creyera que Jesús era el Mesías.
“Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí aunque muera, vivirá» (Juan 11: 25)
Si recuerdas, habían intentado acusarle de no guardar el sábado o de que sus milagros eran obra del demonio (ver Juan 12:2, 24).
Ahora encontraron otra razón mucho más grave para acusarlo. El Evangelio de Juan narra dos ocasiones en las que los dirigentes judíos se pusieron más furiosos que nunca. En una ocasión, hablando sobre la autoridad de Abrahán, Jesús aseguró que «antes de que Abrahán existiera, Yo soy» (Juan 8: 58). Y algún tiempo después, estando Jesús en el Templo de Jerusalén, aseguró que «yo y el Padre, uno somos» (Juan 10: 30). Jesús les dijo claramente que él es el Mesías, que él es Dios. ¿Cómo reaccionaron los dirigentes judíos? (Puedes leerlo en Juan 8: 59 y en Juan 10: 31).
Los escritores de los evangelios aplican a Jesús algunos textos de Isaías que hablan sobre el Mesías. Une los textos de Isaías con los textos de los evangelios que se corresponden.
Isaías 42:6 Isaías 16:5
Lucas 2:32
Piensa un poco El problema de los dirigentes judíos era el deseo de poder, de tener dominio sobre los demás, de mandar. Jesús es todo lo contrario. Jesús intenta convencer, no impone su voluntad; Jesús sirve y ayuda, no intenta que los demás le sirvan a él. El deseo de poder trae odio, orgullo y soberbia. El deseo de ayudar aporta amor, humildad y amabilidad. ¿Cómo quieres ser tú?
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TU LECTURA DEL LUNES Después del segundo incidente Jesús tuvo que irse lejos de Judea hasta que se tranquilizaran las cosas (ver Juan 10: 39, 40). Mientras Jesús estaba al otro lado del Jordán, llegó un mensajero con noticias de sus amigos de Betania, Marta, María y Lázaro. No traía buenas noticias. (Puedes leerlo en Juan 11: 1). Marta, María y Lázaro eran muy amigos de Jesús. Ellos confiaban plenamente en que Jesús era el Mesías prometido. Cuando Jesús había estado en Betania, en su casa, le habían oído contar cómo había sanado a tantas y tantas personas. Es muy probable que ellos mismos hubieran sido testigos de alguna sanación.
Pero ahora era el propio Lázaro el que estaba muy enfermo, tanto que corría peligro de muerte. Solo una persona era capaz de sanarlo y ese era su amigo Jesús. Si Jesús había sanado a otros desconocidos era lógico que hiciera algo por su amigo. Pero cuando Jesús se entera de la enfermedad de su amigo, parece que no le da mucha importancia. (Lee su extraña reacción en Juan 11: 6). Y no lo hace porque Lázaro fuera una persona poco importante para Jesús o porque no quisiera hacerle caso. En el versículo anterior la Biblia deja bien claro que Jesús amaba a Lázaro y a sus hermanas (ver versículo 5). Mientras tanto, en Betania, Lázaro continuaba empeorando. Pero Marta y María confiaban en que Jesús haría algo. Sabían que el poder de Jesús es tan grande que podría sanarlo incluso estando a muchos kilómetros de distancia.
Rodea con una línea las personas que fueron sanadas por Jesús.
Siervo del centurión Diez leprosos
Piensa un poco Jesús y Lázaro eran muy amigos, y también de sus hermanas. Y aunque Jesús viajaba mucho siempre procuraba tener tiempo para estar con ellos. ¿Verdad que tú también te lo pasas bien con tus amigos y te gusta estar con ellos? La amistad es un regalo de Dios que nos permite ser felices. Nos encantan los amigos. Y el mejor de ellos es Jesús. Él inventó la amistad.
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2 TU LECTURA DEL MARTES
A los dos días de haber recibido la noticia de la enfermedad de su amigo, Jesús tomó una decisión. ¿Cuál fue? (Lee Juan 11: 7).
Los discípulos se quedaron impresionados. ¿Lázaro muerto? ¿Su amigo Lázaro había muerto?
A los discípulos esa idea no les gustó mucho. Ellos también apreciaban a Lázaro y entendían que Jesús quisiera ir a visitarlo, pero tenían una buena razón para no querer volver a Judea. (Sabrás cuál era si lees Juan 11: 8).
Ahora sí que entendían que Jesús quisiera ir a ver sus hermanas, para estar con ellas en esos momentos tan dolorosos. Pero… ¡un momento…! Jesús había dicho que Lázaro dormía y en realidad estaba muerto, entonces si Jesús iba a despertarlo era… ¡que lo iba a resucitar!
Esa era una buena razón, sí. Betania apenas estaba a tres kilómetros de Jerusalén. En cuanto los dirigentes judíos se enteraran de que Jesús había vuelto enviarían a alguien para detenerlo y, si fuera posible, para matarlo. Todos los discípulos, no solo Jesús, corrían peligro si se acercaban a Jerusalén. Pero Jesús insistió; él tenía algo importante que hacer en Betania. (Lee Juan 11: 11). Para los discípulos esa todavía no era una buena razón. Si Lázaro estaba tranquilamente dormido era porque estaba mejorando de su enfermedad. Jesús ya no tendría que ir a sanarle (ver Juan 11: 12.) Los discípulos no habían entendido lo que Jesús les había querido decir así que Jesús les tuvo que decir claramente qué es lo que había pasado en Betania. (Tú también lo puedes saber si lees Juan 11: 14).
Y eso sí que no se lo querían perder. Entonces Tomás tomó la iniciativa. ¿Qué propuso a sus compañeros? (Léelo en Juan 11: 16). Era una decisión arriesgada porque los dirigentes judíos estarían preparados para atraparlos. Pero si Jesús iba a resucitar a su amigo, ellos querían estar presentes. Confiaban en su Maestro.
Elimina las letras Z, H y V para terminar de comprender el mensaje:
TOZHMÁZVS QZHUISO HACVOMZZPAÑAR A HJVESZÚS A PEZVSAR DEHL PHHELIZGVRO PVORZQUHE LHO AZMHVABA Y ZHCONFVVIABZA EZN ZÉL. THZOVHMÁS DVHZEMZVOSTHRÓ FIVHDEZVLIDHZAD Y ZHLVHEALTZHAD A ZHJESVZHÚS.
Piensa un poco Jesús no quería que su amigo enfermara y ni mucho menos que muriera. Jesús no quería que Marta y María sufrieran por la pérdida de su hermano. Jesús no quiere que nos pase nada malo a ninguno de nosotros. Pero mientras exista el pecado en este mundo no podemos evitar que ocurran cosas desagradables y que nos hagan sufrir. A pesar de todo Jesús quiere que entendamos que ningún problema, ni siquiera la muerte es el final de todo. Aunque, a veces, parezca que el mal triunfa, Jesús nos promete que, cuando regrese, el mal desaparecerá y que la vida no tendrá final.
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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Hoy vamos a reflexionar sobre qué es la muerte para Jesús.
Cuando Job reflexiona sobre la vida y la muerte compara la muerte con un sueño. (Busca Job 14: 10-12 y lo verás).
en la noche que sueñas y que estás inquieto, pero hay otros momentos de sueño profundo en los que no te enteras de nada. ¿Has dormido alguna vez tan profundamente que había personas hablando a tu lado, viendo la televisión o escuchando música y no te has enterado de nada? ¿Y cuando te duermes en el coche que parece que un viaje de tres horas se ha pasado en un minuto? ¿Recuerdas cuando eras pequeño que te dormías y tus padres te llevaban de un sitio a otro y no te habías enterado de nada?
Piensa en tu experiencia al dormir. Hay momentos
Pues así es la muerte.
Cuando Jesús dice que Lázaro duerme no pretendía engañar a sus discípulos. Porque para Jesús la muerte es como un sueño. Y no es la primera vez que aparece esta comparación en la Biblia.
Busca los siguientes textos en la Biblia y únelos con el cuadro correspondiente:
Salmos 115: 17
No tienen sentimientos
Salmos 146: 4
Los muertos no alaban a Dios
Eclesiastés 9: 5
No pueden pensar
Eclesiastés 9: 6
No se hace nada
Eclesiastés 9: 10
No saben lo que ocurre
Pero igual que cuando duermes llega un momento en el que también despiertas, los muertos también resucitarán (despertarán) algún día (ver Isaías 26: 19). Y ese día será cuando Jesús regrese de nuevo. (Puedes leerlo en 1 Tesalonicenses 4: 16).
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2 TU LECTURA DEL JUEVES
Jesús y sus discípulos se pusieron en camino hacia Betania. Cuando llegaron, ¿cuánto tiempo llevaba Lázaro en el sepulcro? (Léelo en Juan 11: 17). Hacía ya cuatro días que habían enterrado a Lázaro pero todavía había muchas visitas en casa de Marta y María (ver Juan 11: 19). Antes de que Jesús llegara a la aldea alguien avisó a Marta. Y Marta no pudo esperar más. Salió corriendo a buscarlo. Cuando Marta vio a Jesús lo abrazó. ¡Lo había echado tanto de menos! (Lee sus palabras en Juan 11: 21).
para que pudiera hablar con Jesús antes de que llegara todo el mundo. ¿Qué le dijo María al ver a Jesús? (Lee Juan 11: 32). Son las mismas palabras que le había dicho su hermana. Seguramente los días antes de su muerte lo habrían comentado muchas veces. Pero ahora ya estaba Jesús allí. Ya estaban con su querido amigo.
Escribe en el bocadillo las palabras de Jesús registradas en Juan 11: 25
La escena es conmovedora. Marta le muestra toda su confianza a Jesús. Ella sabe que él tiene poder para sanar a los enfermos y que si hubiera estado allí Lázaro se habría recuperado. Pero a pesar de que ya su hermano había muerto, Marta está tan segura del poder de Dios que sigue hablando. (Lee Juan 11: 22). Jesús está contento por la fe de Marta y le asegura que su hermano va a resucitar (ver Juan 11: 23). Aunque Marta confía plenamente en Jesús, ella no sabe cuál es la voluntad de Dios. Pero ella confía en que, si no es en ese mismo día, su hermano resucitará cuando Jesús regrese. Entonces Jesús pronuncia unas palabras que han sido repetidas muchísimas veces por todos los cristianos de la historia. (Puedes leerlas en Juan 11: 25). Luego le pregunta a Marta: «¿Crees tú en esto?» Marta parece comprender las palabras de Jesús: su hermano va a resucitar. Y llena de agradecimiento reconoce que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios (ver Juan 11: 27). Seguidamente Marta manda llamar a María en secreto,
Piensa un poco Fíjate en una curiosidad: La palabra ‘cementerio’ viene del término griego koimetérion, que significa ‘dormitorio’. Y se llama así porque allí están los cuerpos que duermen, hasta el día de la resurrección. Por eso, si tienes un ser querido allí, en una tumba o incinerado, que sepas que está en el «dormitorio», pero un día se despertará y podrás volver a verlo y abrazarlo.
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TU LECTURA DEL VIERNES Detrás de María llegó un buen número de personas que la habían seguido (ver Juan 11: 31), y se sorprendieron al ver a Jesús. Cuando Jesús vio el dolor de toda aquella gente se emocionó (ver Juan 11: 33). Jesús comparte nuestras emociones y nuestros sentimientos. Cuando vio el dolor de toda aquella gente que lloraba por la muerte de Lázaro se sintió triste. Pero el momento había llegado. ¿Qué pidió Jesús? (Lee Juan 11: 34). Cuando llegaron al lugar donde había sido enterrado, el dolor de las personas que lo acompañaban se hizo más intenso. Jesús no desea vernos sufrir. Cuando nosotros sufrimos, él sufre. (Lee cuáles fueron los sentimientos de Jesús en Juan 11: 35. Por cierto, este es el versículo más corto de la Biblia). Pero a pesar de ser una situación tan triste, siempre hay personas que piensan mal y murmuraron contra Jesús. (Lee Juan 11: 37). Es como si dijeran: «Míralo, ahora llora. Si dicen que tiene tanto poder, que hubiera venido antes a sanarlo…» Pero Jesús no hizo caso de las murmuraciones y pidió que abrieran el sepulcro. En aquellos tiempos, los sepulcros eran como habitaciones que se escavaban en las rocas o en la tierra y se tapaban con una gran losa de piedra.
¿Cuál era la preocupación de Marta ahora? (Lee Juan 11: 39). No había duda de que Lázaro estaba muerto. Después de cuatro días el cadáver había comenzado a descomponerse y ya olía mal. Luego oró. Cuando terminó de orar dio una orden en voz alta y clara. (Tú puedes leerla en Juan 11: 43). Se hizo un gran silencio. Todo el mundo había estado pendiente de Jesús pero ahora todos miraban a la entrada de la tumba. Al momento, vieron algo que se movía dentro y que se asomaba por la entrada: ¡era Lázaro! ¡Se movía! ¡Estaba vivo! Todos estaban tan sorprendidos que nadie se atrevía a acercarse hasta que Jesús les dijo que fueran a ayudarle a quitarse las vendas y el sudario en el que lo habían envuelto. Nunca nadie había visto algo así. Jesús había resucitado a otras personas pero nunca a un cadáver ya enterrado desde hacía cuatro días. ¿Qué ocurrió entonces? (Lee Juan 11: 45). Incluso algunos fueron a contar a los fariseos lo que había sucedido. Pero los fariseos, en vez de alegrarse se preocuparon todavía más porque lo odiaban y temían que la popularidad de Jesús crecería aún más. Se reunieron con Caifás, el Sumo Sacerdote, y tomaron una decisión muy grave. (Puedes leerla en Juan 11: 53).
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DOS HOMBRES RICOS
LECCIÓN
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO Cuando Jesús terminaba de predicar, muchas personas se acercaban y le preguntaban personalmente todas las dudas que tenían.
«Dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme» (Mateo 19: 21)
Una vez, un hombre tenía una pregunta importante. ¿Quién era? (Búscalo en Lucas 18: 18).
muy
No era una persona cualquiera. Era dirigente. Pero nos llama la atención el que Mateo refiera a él como a un joven (ver Mateo 19: 16).
un se
¿Qué le quería preguntar a Jesús? (Vuelve a leer Lucas 18: 18). La pregunta parece muy normal, pero Jesús se dio cuenta de que detrás de esa pregunta había muchas dudas.
Le preguntó qué podía hacer para heredar la vida eterna. Y esta es una pregunta muy extraña. Una herencia se recibe, es un regalo. Nadie tiene que hacer nada para heredar. El joven reconocía que la vida eterna es un regalo de Dios. Pero los fariseos y los sacerdotes le habían enseñado que, para ser salvo, tenía que hacer cosas buenas, buenas acciones. Él no entendía cómo Jesús decía que la vida eterna era un regalo y a la vez los fariseos decían que si quería ser salvo se lo tenía que ganar. Jesús, que vio su corazón y todas las dudas que tenía, le contestó de una forma que le haría pensar. (Lee la respuesta de Jesús en Mateo 19: 17). Al principio eso tranquilizó al joven. Era lo mismo que le habían enseñado los fariseos. Pero pronto se dio cuenta de que Jesús quería hacerle pensar un poco más. Había muchos mandamientos. Los judíos habían hecho cientos de normas y mandatos que tenían que cumplir para ser un buen judío. Había normas para el sábado, para el Templo, para relacionarse con las mujeres, para sentarse a la mesa… Por eso el joven le pide a Jesús que se explique un poco mejor. (Lee la pregunta del joven y la respuesta de Jesús en Mateo 19: 18, 19).
Sigue el camino de la derecha en la cuadrícula de la izquierda y sabrás qué quería el joven rico. V R D P V I H S
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I E O I R M E L
L N D F E O W B
A J A J T T R A
T I X E N E I D
G S N N R P R L
R M A P L N E T
O C U Q A A N J
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TU LECTURA DEL LUNES La respuesta de Jesús al joven rico debía haberle tranquilizado.
trabajo importante y era buena persona ¿qué más le podía faltar? (Lee la respuesta de Jesús en Mateo 19: 21).
Todas esas cosas las había aprendido desde pequeño. Sus padres lo habían educado para guardar la Ley y él, cuando había crecido, había tomado la decisión de ser obediente a todas las normas de los sacerdotes y fariseos. El joven no robaba, ni mataba; era honesto, buen hijo y no mentía.
¿Recuerdas cuál era el resumen de los seis últimos mandamientos de la Ley de Dios? Todos se refieren a nuestra relación con los demás y Jesús lo resumió en «ama a tu prójimo como a ti mismo».
Según lo que le decía Jesús, él se había ganado la vida eterna. Pero su corazón le decía otra cosa. (Lee la réplica del joven a Jesús en Mateo 19: 20). El joven le pregunta a Jesús qué más le falta. Se daba cuenta de que no bastaba con cumplir los mandamientos y ya está. Se daba cuenta de que su vida no estaba completa. Tenía dinero, familia, un
Si el joven de verdad amaba a sus prójimos como a sí mismo debía demostrarlo con actos de verdadero amor y le pide algo muy sencillo: comparte con los demás lo que tienes. Demuestra tu amor con actos de amor. ¿Cuál fue la reacción del joven? (Lee Mateo 19: 22). El joven obedecía las normas, sí, pero no lo hacía por amor. Entonces, ¿había estado cumpliendo la Ley de Dios? (Lee Romanos 13: 10 y contesta a la pregunta).
Partiendo de la imagen del joven rico marca un camino que siga la serie que te proponemos. Descubrirás qué es lo que escogió el joven.
Piensa un poco ¿Quieres mucho a tus padres? ¡Claro que sí! ¡Vaya pregunta tonta! Pero ¿les demuestras cuánto los quieres? ¿Cómo te portas con ellos? El cariño, el amor, se demuestra día a día con nuestra conducta. Piensa en formas de demostrar tus sentimientos de cariño hacia tus padres, tus hermanos o tus amigos. MBMT
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TU LECTURA DEL MARTES A Jesús le entristeció la reacción del joven rico. Jesús le había pedido dos cosas. (Vuelve a leer Mateo 19: 21). Jesús le había pedido una demostración de que cumplía la Ley de verdad, pero también le había pedido que le siguiera, que se convirtiera en su discípulo. Y el joven se marchó. Los discípulos se quedaron sorprendidos de que el joven rechazara la invitación de Jesús. Entonces les dijo algo que suena muy duro. (Léelo en Mateo 19: 23). Seguramente los discípulos se miraron los unos a los otros. En el grupo había personas ricas, por ejemplo, Mateo. Jesús tenía amigos ricos como Nicodemo, Simón o algunas de las mujeres que lo seguían. Lázaro y sus hermanas tampoco debían ser muy pobres si tenían una casa grande donde hospedar a Jesús y a todo el grupo que le acompañaba. Había gente rica que sí seguía a Jesús. Inmediatamente Jesús pone un ejemplo. (Mateo 19: 24).
¿Pasar por el ojo de una aguja? Es probable que Jesús no se estuviera refiriendo a una aguja de coser sino a una puerta pequeña que había en la muralla de Jerusalén que se llamaba el «ojo de aguja». Era una puerta estrecha para que pudieran pasar las personas cuando las puertas grandes se cerraban por la noche. Para que un camello pudiera pasar, tenían que quitarle toda la carga y hacer que el camello se arrodillara, bajara la cabeza y hacerle entrar poco a poco. Era una tarea muy laboriosa para el animal y su camellero, pero no imposible. Para muchas personas, sean ricos o no, el amor al dinero puede ser una verdadera carga porque se preocupan más de sus posesiones materiales que de Dios. Tener una casa, un coche o un equipo de música, hacer un viaje o tener los mejores estudios NO es malo. Pero si la casa, el coche, el equipo de música, el viaje o los estudios son más importantes que Dios, ¿cómo vamos a seguirle?
Encuentra 7 diferencias entre los dos dibujos.
Piensa un poco Dios no nos pone la condición de ser pobres para seguirle y ser buenos cristianos. Abrahán, Isaac, Jacob, José, David, Salomón, Ester y muchos más personajes y héroes bíblicos eran ricos pero antepusieron su amor a Dios a las riquezas. El problema no son las posesiones o las riquezas sino cambiar el amor a Dios por el amor al dinero. Lee 1 Timoteo 6: 10.
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Se acercaba la fiesta de la Pascua y Jesús quería celebrarla en Jerusalén con sus discípulos. Por el camino debían pasar por la ciudad de Jericó. Jericó estaba muy cerca del río Jordán, seguramente cerca de donde había predicado Juan el Bautista y muchos de sus habitantes habían escuchado y creído al profeta. Muchos también habrían creído que Jesús de Nazaret era el Mesías porque lo había dicho Juan. Conforme se acercaba a la ciudad, mucha gente se unió al grupo de Jesús y pronto era toda una multitud la que lo seguía. De todas formas, Jesús quiso entrar en la ciudad.
Juan o había escuchado acerca de Jesús por otras personas. Pero lo cierto es que tenía muchas ganas de verlo y escucharlo. Cuando intentó acercarse a Jesús se encontró con tres problemas. Primero la multitud. ¿Has intentado moverte en medio de una calle abarrotada de gente? Es muy difícil. El segundo problema era más personal. (Lo puedes leer en Lucas 19: 3). Tú lo has vivido, ¿a que sí? Cuando quieres auparte para ver algo en medio de la gente y no te dejan. Cuando eras pequeño tus padres te subían en brazos, o a los hombros, y así podías ver algo. Pero Zaqueo no tenía a nadie que le aupara.
Entre los habitantes de Jericó había alguien muy especial. (Podrás saber quién era si lees Lucas 19: 2).
El tercer problema era más humillante. Zaqueo era publicano. Los publicanos eran los recaudadores de impuestos para los romanos. Todo el mundo odiaba a los publicanos porque los consideraban unos traidores por trabajar para los invasores. Además, siempre estaban bajo sospecha de que eran unos corruptos. Todo el mundo sospechaba que cobraban más de lo que los romanos les pedían y se quedaban con parte del dinero que recogían. Pero es que Zaqueo no era un publicano cualquiera. ¡Era el jefe de los publicanos! Era el que mandaba. Era al que más odiaban.
No sabemos si Zaqueo había escuchado predicar a
Y nadie le dejaba un hueco para acercarse a Jesús.
Las ciudades de Israel no tenían grandes avenidas. Solo unas pocas calles tenían el ancho para que pudiera pasar un carro y apenas había espacios abiertos como plazas. El resto de las calles eran bastante estrechas. Te puedes imaginar la que se organizó en Jericó cuando de repente una multitud pretende entrar en la ciudad siguiendo a Jesús. Todo Jericó se enteró de que Jesús estaba en la ciudad.
Ayuda a Zaqueo a encontrarse con Jesús. Busca un camino entre las casas de forma que no atravieses ninguna línea.
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3 TU LECTURA DEL JUEVES
Pero la voluntad de Zaqueo de ver a Jesús era muy superior a los empujones, pisotones o los insultos que podía recibir de la multitud que abarrotaba las calles de Jericó. Pensó un poco y se dio cuenta de que Jesús se dirigía a una plaza, a un lugar un poco más ancho donde crecía un sicomoro. Seguramente Jesús se pararía en esa plaza para descansar o para predicar. Zaqueo no se lo pensó dos veces y se fue corriendo a la plaza antes de que llegara la multitud y se aseguró de tener un sitio que nadie le quitara. (Si lees Lucas 19: 4 sabrás dónde se colocó). ¡Pero esto no era serio! Un hombre adulto, con un puesto importante y con ropas muy caras subiéndose a un árbol ¡como si fuera un chiquillo! Pero Zaqueo no quería que nadie le molestara ni le
impidiera ver ni escuchar a Jesús. Allí se quedó, escondido en medio de las ramas, hasta que comenzó a ver llegar a la gente y llenar la plaza. Zaqueo estaba feliz. Vio llegar a Jesús. Seguro que se pondría a enseñar y él estaba justo encima y lo iba a poder ver y escuchar todo, todo. Pero cuál fue su sorpresa que cuando Jesús llegó y se colocó bajo el sicomoro, miró hacia arriba y lo vio. ¡Qué vergüenza! Seguramente toda la multitud quiso mirar hacia el árbol y cuando descubrieron que era Zaqueo… Lo que le faltaba a Zaqueo: odiado, humillado y avergonzado. Pero Jesús lo miró y le sonrió. No con una sonrisa burlona, sino con una mirada de cariño. Y lo que Jesús le dijo a continuación no se lo esperaba ni en sueños. (Lee las palabras de Jesús en Lucas 19: 5).
Curiosidades Un sicomoro es un árbol parecido a la morera pero que da higos. Puede crecer hasta 20 metros de alto y sus ramas pueden dar mucha sombra.
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL VIERNES Zaqueo no se lo podía creer. Jesús se estaba… invitando… ¡a su casa! De todas las casas que había en la ciudad Jesús no quería ir ni a casa del jefe de la sinagoga ni a la del alcalde ni a la de ningún levita. Jesús quería ir a casa de Zaqueo. Ya no le importaba que la gente se riera de él. Jesús lo había elegido a él. Iba a tener en su casa al Maestro. (Lee Lucas 19: 6). Cuando Jesús habló, todo el mundo guardó silencio. No. No podía ser. La gente pensó que Jesús no debía saber que ese hombre era el ser más despreciado de todo Jericó. Jesús se había equivocado y así se lo hicieron saber. (Lee Lucas 19: 7). Pero Zaqueo tenía algo que decir. Él amaba a Jesús con todo su corazón y quería demostrarlo. No solo iba a
recibir a Jesús en su casa y lo iba a atender con todos los cuidados sino que se ofreció a mucho más. (Lo sabrás si lees Lucas 19: 8). Voluntariamente Zaqueo donó la mitad de su fortuna para los pobres, porque él quiso, no porque nadie le obligara. Y por si alguien sospechaba que era un ladrón y un corrupto, se ofreció a compensar al que hubiera perjudicado devolviéndole el dinero defraudado y hasta cuatro veces más. ¡Qué diferencia entre el rico Zaqueo y aquel otro joven rico! Jesús entró en la casa de Zaqueo y descansó allí. No sabemos cuánto tiempo. Pero seguro que Zaqueo pudo disfrutar, no solo de sus enseñanzas sino también de su compañía y cariño.
Encuentra 7 diferencias entre los dos dibujos.
Jesús pone cada cosa en su lugar. Ordena las letras y descubrirás qué aprendió Zaqueo ese día. Una pista: es lo contrario de egoísmo.
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4 LECCIÓN
JESÚS EN JERUSALÉN
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO Se acercaba la fiesta de la Pascua y Jesús quería ir a Jerusalén a celebrarla. Los discípulos estaban preocupados porque los fariseos y los sacerdotes estaban buscando una excusa para arrestar a Jesús y si pudieran, matarlo (ver Juan 11: 53, 57). Una semana antes de la fiesta, Jesús y sus discípulos llegaron a Betania, la ciudad de Marta, María y Lázaro.
«¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!» (Mateo 21: 9)
¡Qué alegría ver de nuevo a Jesús!
La noticia de que Jesús estaba en la aldea llegó a todas partes. Enseguida todo el mundo fue a ver a Jesús, el Jesús que había resucitado a Lázaro. La noticia llegó también a Jerusalén. Como Betania estaba muy cerquita de Jerusalén, mucha gente quiso ir a ver a Jesús. ¿Por qué? (Léelo en Juan 12: 9). La noticia de que Jesús había resucitado a un muerto de cuatro días impresionó mucho a todo el mundo. Todos querían verificar que Lázaro estaba vivo y escuchar de primera mano su historia. Los jefes de los sacerdotes también fueron a Betania pero no con la intención de admirar el milagro de Jesús sino para ver cómo reaccionaba la gente. No les gustó nada lo que estaba pasando. Cuando Lázaro contaba su historia muchas personas empezaban a creer en Jesús. ¿Cómo reaccionaron los jefes de los sacerdotes? (Lee su horrible decisión en Juan 12: 10, 11).
Piensa un poco Los enemigos de Jesús estaban muy preocupados. La resurrección de Lázaro había sido un éxito para la popularidad de Jesús. Nadie puede resucitar a un muerto salvo Dios, el creador de la vida. Esa resurrección ponía en evidencia que él era Dios. Ya que Jesús es Dios, todopoderoso, ¿no te parece muy torpe enfrentarse a él? ¿Verdad que tú nunca estarás en contra de Dios? Esa actitud no es muy inteligente.
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL LUNES Aunque sabía el peligro que corría, Jesús quiso ir al Templo. La Pascua era la fiesta que más gente atraía a Jerusalén. Personas venidas de todos los rincones de Palestina viajaban a Jerusalén para pasar los días de fiesta. Pero también venían judíos que vivían en otras partes del mundo. Por eso los caminos estaban llenos de gente. Cuando alguien se dio cuenta que en uno de los caminos también estaba Jesús de Nazaret quisieron acompañarlo. Pronto Jesús se vio rodeado por una multitud. Cuando llegaron cerca del Monte de los Olivos, Jesús se detuvo. Había una pequeña aldea. Entonces Jesús llamó a dos de sus discípulos y les pidió un favor. ¿Qué debían hacer? (Lee Marcos 11: 2, 3). ¿Cómo podía saber Jesús que allí habría un burro que no había sido montado todavía por ninguna persona?
Cuando los discípulos se acercaron, efectivamente, allí había un burrito joven, atado junto a una puerta. Los discípulos obedecieron, desataron al burro y se lo llevaron. Pero enseguida llegaron los dueños. Y no estaban nada contentos de que unos desconocidos se llevaran al burro. Los discípulos hicieron lo que Jesús les había dicho. Les dijeron que Jesús de Nazaret necesitaba el burro y que se lo devolverían enseguida. ¿Qué hicieron los aldeanos? (Lee Marcos 11: 6). Seguramente aquellos hombres habían oído hablar de Jesús y no pusieron ninguna pega a que el Maestro pudiera utilizar su burro para llegar a Jerusalén. Aquellos hombres confiaron en Jesús y le prestaron el burro.
¡Este dibujante no se entera! ¿Puedes encontrar los errores de este dibujo?
Piensa un poco Los reyes de Israel solían entrar en las ciudades montados en un asno y no a caballo en señal de humildad. Jesús también era rey, Rey de todos los reyes, y aunque era perseguido e iba a ser ejecutado muy pronto quiso que sus discípulos recordaran que era descendiente del rey David y, sobre todo, el Soberano del universo. MBMT
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LECCIÓN |
4 TU LECTURA DEL MARTES
Los discípulos llegaron con el burro hasta donde Jesús se había quedado esperando. Lo cubrieron con mantas y Jesús lo cabalgó. En cuanto la multitud vio a Jesús montado en un burro, en un pollino que no había sido nunca montado, comenzaron a gritar. ¿Qué gritaban? (Puedes leerlo en Juan 12: 13. Y compáralo con los gritos que registran los demás evangelistas en Mateo 21: 9, Marcos 11: 9, 10 y Lucas 19: 38). Fíjate que todos hacen referencia al rey, o al rey David o al rey de Israel. ¿Por qué de repente todos empiezan a aclamar a Jesús como rey? Parece ser que la cabalgadura real en Israel no era un hermoso caballo o un camello. Los reyes en Israel montaban en burros. Cuando ven a Jesús montado en
un burro, enseguida lo relacionan con un rey que se dirige a la ciudad real, a la capital del reino. De hecho muchos recuerdan una profecía de Zacarías en relación al Mesías. (Puedes leerla en Zacarías 9: 9). Además de vitorear a Jesús, la gente improvisó una alfombra extendiendo sus capas por el suelo o ramas de árboles y arbustos que habían cortado como si fuera una alfombra vegetal. Otros también agitaban ramas de palmera para mostrar su alegría. Todo este cortejo acompañó a Jesús por el camino hacia la ciudad. Tanto era el jaleo y el alboroto que se produjo en el camino que mucha gente que ya estaba en la ciudad quiso salir a recibirlo.
Piensa un poco Jesús nunca había dejado que lo proclamaran rey, ni siquiera después de la alimentación de los 5.000, ¿recuerdas? Pero ahora Jesús accede a que lo llamen «rey», aunque no permite que lo lleven a ningún palacio ni le pongan ninguna corona porque él insiste en que su reino no es de este mundo. Jesús sabía que le quedaba poco tiempo de vida y quería que la gente que no había tenido la oportunidad de conocerle, ni había oído hablar de él, se interesara por saber quién era ese Jesús de Nazaret al que todos seguían y alababan.
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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES El cortejo que seguía a Jesús con cánticos y alabanzas llegó a un lugar desde el que se divisaba la ciudad de Jerusalén. Era una gran ciudad. Bajo la dominación romana se habían hecho reformas que la hacían ser una ciudad agradable, moderna, con buenas comunicaciones y limpia. Había barrios de artesanos y de obreros, pero también había palacios y mansiones. Herodes había ordenado construir un templo grandioso, con muros de mármol blanco que sobresalía sobre toda la ciudad. Cuando brillaba el sol sobre los muros del Templo parecía que resplandecían. Cuando la comitiva llegó a aquel lugar, Jesús se paró para observar la ciudad. ¿Qué es lo que pasó entonces? (Lee Lucas 19: 41). Esta es la segunda vez que la Biblia dice que Jesús lloró. La otra vez fue unos minutos antes de resucitar a Lázaro ¿recuerdas? ¿Por qué en medio de toda la alegría que rodeaba a Jesús, Jesús llora? (Lee Lucas 19: 42-44).
Jesús le habla a la ciudad como si fuera una persona. En realidad, era un mensaje para sus habitantes. Se creían que eran importantes porque tenían una gran ciudad y un gran templo, y que eso era suficiente para ser felices. Habían dedicado todos sus esfuerzos para conseguir una ciudad más grande y más rica, y que fuera la envidia de otros lugares. Sin embargo, habían olvidado a Dios, al verdadero Dios de amor. Estaban tan orgullosos de tener un Templo tan hermoso que se olvidaron de lo que significaban los rituales que se realizaban en su interior y de las fiestas que celebraban. Olvidaron que el Mesías los salvaría del pecado, no de los enemigos. Jesús había intentado mostrar al Dios de amor, pero ellos preferían a un Dios vengador y guerrero que aniquilara a sus enemigos para ser ellos los que dominaran el mundo. Y esa soberbia era lo que les traería la ruina. Jesús lloró por todas esas personas que sufrirían cuando Jerusalén fuera destruida.
Curiosidades El Templo lo había mandado construir Herodes el Grande, el Herodes que intentó matar a Jesús siendo bebé. Su construcción comenzó en el año 19 a.C. La estructura principal se terminó pocos años después, pero las obras de reforma y ampliación no terminaron hasta el año 64 d.C. En el año 70 d.C. fue destruido completamente por el emperador romano Tito.
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4 TU LECTURA DEL JUEVES
Judíos de todas partes del mundo acudían cada año a Jerusalén a celebrar la fiesta de la Pascua. Desde la conquista de Jerusalén por Nabucodonosor, muchos judíos se habían marchado a vivir a otras regiones y a otras ciudades. En aquellos lugares habían mantenido las costumbres judías y la adoración a Dios. Aunque ya hubieran nacido lejos de Israel, seguían siendo judíos, a pesar de que muchos tenían el aspecto de extranjeros.
de los seres humanos. Para Dios todos - judíos, griegos o egipcios-, eran sus hijos. Y esas personas, cuando volvieran a su casa contarían a todo el mundo que habían conocido a Jesús.
Pero con tanta cantidad de gente, también llegaban a Jerusalén comerciantes de otros lugares que aprovechaban los días de fiesta para hacer negocio.
Jesús vuelve a hablar en parábolas. Él es el grano que debe entregarse y ser enterrado para poder crecer y dar fruto. Pero una semilla que ni crece ni sale fuera de la tierra no sirve de nada. El fruto madura cuando la planta está viva. Y Jesús no iba a quedarse enterrado. Él también iba a «brotar», iba a resucitar.
La Biblia nos cuenta que en aquellos días había unos hombres griegos que sintieron curiosidad por ese hombre que acababa de entrar en la ciudad aclamado por la multitud. No sabemos si eran judíos que vivían en Grecia o eran turistas o comerciantes griegos que aprovecharon los días de la fiesta para visitar Jerusalén. Estos hombres fueron a ver a los discípulos de Jesús con una petición. (Puedes leerla en Juan 12: 21). Jesús aceptó hablar con los griegos; nunca rechazó a nadie y mucho menos por razones de nacionalidad o raza. Él había venido a salvar a todas las personas de este mundo, a mostrar el amor de Dios por cada uno
No sabemos cómo se inició la conversación, pero Jesús debía aprovechar la ocasión para que entendieran lo que iba a suceder en los siguientes días. ¿Qué es lo que iba a pasar? (Lee lo que dijo Jesús en Juan 12: 24).
¿Qué pasaría cuando eso ocurriera? (Lee Juan 12: 32). Jesús sabía que hasta que él no muriera y resucitara ni los discípulos ni toda esa multitud que lo seguía comprendería el verdadero significado de lo que era ser el Mesías y pertenecer al reino de Dios. Y cuando lo vieran resucitado, muchas personas lo seguirían. Entonces habría mucho fruto. Y eso fue lo que ocurrió como estudiaremos el trimestre que viene.
Encuentra 8 diferencias entre los dos dibujos.
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TU LECTURA DEL VIERNES Mientras hablaba con los griegos, Jesús comenzó a preocuparse. Sabía que los judíos lo apresarían y lo matarían. Era cuestión de tiempo. Él no quería sufrir. Nadie quiere sufrir. Y eso le producía angustia (ver Juan 12: 27). En un momento determinado pidió ayuda a Dios para que le diera fuerzas. Necesitaba una señal para saber que no estaba solo. Y entonces ocurrió algo. (Puedes leerlo en Juan 12: 28). ¿Puedes recordar en qué otros momentos de la vida de Jesús se oyó una voz del Cielo? La primera fue con ocasión de su bautismo. La segunda en el momento en que se aparecieron Elías y Moisés. En esta ocasión todo el mundo pudo oír algo. Pero no todos oyeron lo mismo, o no quisieron oír lo mismo. ¿Qué oyeron unos y otros? (Lee Juan 12: 29).
Seguramente entre los que oyeron la voz de un ángel estaban los griegos que hablaban con Jesús. Aquellos hombres fueron testigos de cómo Dios reconocía a Jesús como su Hijo, y creyeron en él. Al contrario que muchas otras personas, que a pesar de todas las señales, de todos los milagros y de todas las enseñanzas de Jesús, nunca creyeron en él. Pero no podemos decir que los judíos en general no creyeran en Jesús. Las multitudes que se reunían para escucharlo sí que creían en Jesús; la multitud que acompañó con cánticos y alabanzas a Jesús hasta Jerusalén, creyó en Jesús. Incluso personas importantes de la sociedad creyeron en Jesús. (Como podrás comprobar si lees Juan 12: 42). Pero tenían miedo de que los sacerdotes y los fariseos pudieran amenazarlos. Tenían miedo de perder su prestigio y lo guardaban en secreto.
Durante los tres años y medio que Jesús llevaba predicando, mucha gente creyó en él. Encuentra en la sopa de letras los nombres de algunas personas que la Biblia menciona:
NICODEMO LÁZARO ZAQUEO PARALÍTICOS SAMARITANA MARTA CENTURIÓN ENDEMONIADOS JAIRO MARÍA LEPROSOS MULTITUD
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UN REGALO DE AGRADECIMIENTO
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO Después de haber sido recibido con cánticos y alabanzas a su llegada a Jerusalén, Jesús regresó a Betania. Allí, Jesús y sus discípulos se alojarían durante la fiesta. Una noche, Jesús recibió una invitación especial. Simón, al que todos llamaban el Leproso, invitaba a Jesús y a sus discípulos a cenar. Seguramente lo llamaban así porque Jesús lo habría sanado de la lepra. Recuerda el problema que suponía para una persona tener la lepra en Israel. Imagínate lo agradecido que debía estar aquel hombre con Jesús.
«Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero» (1 Juan 4: 19)
En la cena en honor a Jesús había también un invitado muy especial. ¿Quién era? (Lo sabrás si lees Juan 12: 2). Lázaro, seguramente tendría un lugar de honor junto a Jesús para que pudiera explicar cómo Jesús lo había resucitado. Esa era su forma de agradecer a Jesús lo que había hecho, contándole a todo el mundo su milagro para que todos creyeran en Jesús.
Imagínate la escena. Una gran mesa baja, como era la costumbre de la época, llena de comida. Los hombres reclinados cómodamente mientras hablaban de cómo Jesús había cambiado sus vidas. Seguro que fue una fiesta muy especial.
Curiosidades En tiempos de Jesús, no había sillas alrededor de las mesas sino que los comensales permanecían reclinados con los pies hacia fuera y la comida ante su cabeza, cerca de las manos porque tampoco usaban tenedores ni cucharas como hoy. Las mesas, eran muy bajitas. Mañana comprenderás mejor la historia si te imaginas a Jesús sobre una alfombra o sobre cojines, y a María a sus pies, masajeándolos con un delicioso perfume.
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL LUNES Simón era una persona importante en Betania y seguramente habría muchos invitados tanto de Betania como de la cercana Jerusalén.
María también quería mostrar su agradecimiento a Jesús, pero eligió otra forma de hacerlo. ¿Qué es lo que hizo? (Lee Juan 12: 3).
Allí se necesitaba mucha gente para ayudar y Marta, la hermana de Lázaro, estaba como siempre dispuesta a trabajar para Jesús. Ella era mujer y no la dejaban estar en la mesa con los hombres, pero sí que podía ayudar preparando comida y sirviendo la mesa. Esa era su forma de agradecer todo el amor que Jesús había mostrado a su familia. Esa era la forma en la que ella podía estar cerca de Jesús, y, entre plato y plato, escuchar sus enseñanzas.
María era así. Nunca hacía lo que se esperaba de ella. Si se esperaba que estuviera en la cocina ayudando, ella se sentaba a los pies de Jesús a aprender como lo hacían los hombres. Si se esperaba que dejara a los hombres hablar tranquilamente de sus cosas «importantes», ella aparecía y hacía algo que llamaba la atención de todo el mundo.
¿Y María? ¿Dónde estaba María?
Pero esa era otra forma más de mostrar agradecimiento a Jesús. Y Jesús aceptó el regalo con alegría.
¡Este dibujante no se entera! Encuentra los 9 errores que ha cometido en el dibujo.
Piensa un poco ¿Por qué crees que María eligió estar con Jesús en vez de estar preparando la comida para el banquete? María sabía que por estar allí seguro que la criticarían. Pero no le importaba. Lo que de verdad quería era estar con Jesús y mostrarle cuán agradecida estaba hacia él. ¿Estás tú muy agradecida/o a Jesús? ¿Se lo muestras alguna vez? ¿Cómo? También debes ser agradecida/o con tus padres y amigos pues ellos te ayudan y te hacen feliz.
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5 TU LECTURA DEL MARTES
Pero no todos en la sala se mostraron tan alegres como Jesús. Primero, que una mujer interrumpiera la conversación de los hombres les parecía de muy mal gusto. Pero como vieron que a Jesús no le importaba, buscaron otro argumento para reprender a María. El perfume que había gastado era un perfume carísimo. ¿Cuánto podía costar? (Lee Marcos 14: 5 y lo sabrás).
comensales? (Lee sus palabras de cariño hacia María en Marcos 14: 6). Lo que decía Jesús era cierto. Siempre tendremos la oportunidad de ayudar a los que tienen menos medios en la vida que nosotros, porque hasta que Jesús vuelva, por desgracia, siempre habrá injusticias y pobreza. Y Jesús aprovechó el momento para recordarles que en los días siguientes lo iban a matar.
¡300 denarios! Eso era el sueldo de un jornalero durante más de un año. ¡Por supuesto que se podían haber hecho cosas mejores con ese dinero! Por un momento María se sintió avergonzada. Todo el mundo en la mesa la regañaba. Es posible que hasta pensara que todos tenían razón y que había hecho una tontería. Pero Jesús se levantó para defenderla. ¿Qué dijo a los
Es más. Lo que María había hecho iba a tener una gran utilidad en los próximos días. (Lee para qué iba a servir el perfume de María en Marcos 14: 8). Además, les dijo que no se sintieran ellos tan importantes y menospreciaran a María, ¿por qué? (Lee la conclusión de Jesús en Marcos 14: 9). Y es cierto. Es una de las historias más contadas de los evangelios.
Ordena las palabras de acuerdo a las formas en las que están enmarcadas y podrás leer un refrán castellano.
Piensa un poco María tenía una gran deuda de gratitud hacia Jesús por lo que había hecho en su vida. Algo muy, muy, importante. Y quiso agradecérselo con un buen regalo, aunque fuese muy caro. ¡Pero cuidado! Sería una equivocación que sacaras la conclusión de que, teniendo a Jesús, no necesitamos atender a los pobres. La Biblia enseña: «No seas insensible ni tacaño con ellos. En cambio, sé generoso y préstales lo que necesiten» (Deuteronomio 15: 7, 8 Nueva Traducción Viviente). Tenemos que ser generosos ayudando a los pobres. Y ya verás cómo te sentirás muy bien al hacerlo.
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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Jesús regresó a Jerusalén. De nuevo se dirigió al Templo y no le gustó nada lo que se encontró.
Entonces Jesús volvió a hacerlo. Con autoridad, comenzó a echar de allí a todos los mercaderes y cambistas (ver Marcos 11: 15). Volcó las mesas de forma que los mercaderes no tuvieran otro remedio que marcharse de allí.
Hacía tres años, poco tiempo después de su bautismo, Jesús había visitado Jerusalén, también en la fiesta de la Pascua. Se había encontrado con que el atrio de los gentiles estaba ocupado por un mercado bullicioso. ¿Lo recuerdas? Jesús había expulsado de allí a todos esos mercaderes y cambistas avariciosos.
Y cuando todos se fueron, explicó la razón por la que había expulsado a toda esa gente. (Tú también puedes leerla en Marcos 11: 17).
Cuando regresó tres años después, los mercaderes de animales y los cambistas habían vuelto a ocupar el atrio, con el permiso de los sacerdotes.
Fíjate que Jesús usa las mismas palabras que Isaías «mi casa será casa de oración para todas las naciones (para todos los pueblos)».
Jesús se sentía muy decepcionado. El atrio de los gentiles estaba destinado a que las personas que no eran judías de nacimiento, pudieran orar allí y comenzar a conocer al verdadero Dios. Ese era uno de los objetivos del pueblo de Israel, dar a conocer al Dios verdadero a todo el mundo. Jesús recordó un pasaje de las Escrituras que habla de ello. (Tú lo puedes leer en Isaías 56: 6, 7).
¿Qué podían aprender del Dios verdadero los gentiles que se acercaban al Templo si se encontraban ese mercado? Nada. Todo lo contrario, podían llevarse la impresión de que el Dios de los judíos era igual que cualquier dios pagano de los que había en sus ciudades. Y perderían todo interés por conocer al Dios verdadero.
Curiosidades El mercado de animales para el sacrificio se había instalado dentro del Templo porque así las ganancias se las podían quedar los sacerdotes. Además, como en el Templo no se podían usar las monedas romanas, había que cambiarlas por monedas del Templo. Los cambistas se aprovechaban y se quedaban también con una parte del cambio.
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5 TU LECTURA DEL JUEVES
Una vez que el atrio quedó libre de animales y mercaderes mucha gente se acercó a Jesús. Y Jesús volvió a hacer su trabajo. ¿Cuál era ese «trabajo»? (Seguro que lo sabes, pero lee en Mateo 21: 14 lo que pasó). La gente estaba feliz. ¡Por fin se hacía algo bueno en el atrio del Templo! Pero los escribas y los sacerdotes no estaban nada contentos. Jesús les estaba quitando protagonismo. Ya nadie les hacía caso, todos buscaban a Jesús. Estaban especialmente molestos porque los niños, felices, cantaban cantos y alababan a Jesús como si fuera un rey (ver Mateo 21: 15). Parece que el ruido de los animales y las voces de los vendedores
y compradores no molestaban a los sacerdotes, pero los gritos de los niños alabando a Jesús sí que eran molestos. ¿No era absurdo? Cuando quisieron hacer callar a los niños, nadie les hizo caso. Así que fueron a Jesús a quejarse y a pedirle que hiciera callar a los niños. ¿Cómo les respondió Jesús? (Léelo en Mateo 21: 16). Jesús utilizó un texto de la Biblia que se encuentra en Salmos 8: 2 y que tú también puedes comprobar. ¿Te das cuenta cómo Jesús utilizaba las Escrituras para saber qué es lo que estaba bien y lo que estaba mal? Los escribas y sacerdotes tuvieron que alejarse avergonzados porque Jesús siempre tenía un argumento bíblico para responder. Jesús conocía muy bien las Escrituras.
Sigue el camino en la cuadrícula de la derecha y descubrirás un versículo que te sonará. ¿Puedes decir en qué libro de la Biblia se encuentra?
Piensa un poco Tú también tienes la oportunidad de conocer bien la Biblia. Si aprendes ahora tus «Aprende y comprende» estarán siempre en tu memoria. Aunque seas muy mayor, aunque seas un viejito, no los olvidarás.
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TU LECTURA DEL VIERNES Pero los enemigos de Jesús no se daban por vencidos. No podían desacreditarle por ningún tema religioso. Jesús era mucho más inteligente que ellos y conocía las Escrituras mucho mejor que nadie. Así que intentaron acusarle por temas políticos. Los fariseos fueron a hablar con los partidarios del rey Herodes para convencerlos de que Jesús era un peligro para el rey porque la gente lo estaba aclamando como rey.
Alguien sacó un denario del bolsillo. ¿Qué les preguntó sobre esa moneda? (Lee Mateo 22: 20). Como en la mayoría de las monedas, aparecía el nombre y la cara del emperador romano. ¿Cuál fue la respuesta entonces de Jesús? (La puedes leer en Mateo 22: 21).
Denario de César Augusto
Así que los fariseos y los partidarios de Herodes se pusieron de acuerdo para tenderle una trampa. Había una disputa entre varios grupos políticos. Unos decían que había que rebelarse contra los romanos y no pagarles los impuestos porque eso era colaborar con los opresores paganos con un dinero que pertenecía a Dios. Si conseguían que Jesús dijera que no había que pagar impuestos lo acusarían delante de los romanos y lo detendrían. Pero si Jesús decía que había que pagar impuestos a los romanos lo podrían acusar de colaborar con los paganos en contra de lo que ellos creían que eran los intereses de Dios. Se acercaron a Jesús y le preguntaron. (Puedes leer cómo le hicieron la pelota 1 en Mateo 22: 16, 17). Pero Jesús se dio cuenta de sus intenciones y no se dejó engañar por los halagos. Así que les pidió que le enseñaran una moneda de las que utilizaban para comprar y vender las cosas de todos los días y que servía también para pagar los impuestos romanos.
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Si utilizaban el sistema romano para comprar y vender, usaban los caminos que habían construido los romanos, se beneficiaban del agua que llegaba a la ciudad gracias al acueducto romano, y muchas otras cosas, era lógico pagar los impuestos a los romanos. Pero eso no impedía que también dieran sus diezmos y ofrendas a Dios, en las sinagogas y en el Templo. Eran cosas distintas. Ese dinero estaba destinado a mantener a los sacerdotes, los levitas y los maestros de la Ley. ¿Qué les pareció la respuesta de Jesús? (Lee Mateo 22: 22 e imagina con qué caras se fueron a su casa).
Hacer la pelota significa adular, hacer halagos a alguien para conseguir algo que beneficie al halagador.
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6 LECCIÓN
¿CUÁNDO PASARÁN ESTAS COSAS?
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO Una tarde, mientras regresaban a Betania después de enseñar en el Templo, los discípulos hablaban del maravilloso edificio, lo bien hecho que estaba y lo orgullosos que se sentían de tener un templo tan hermoso. Entonces Jesús les dio una malísima noticia. (Puedes leerla en Mateo 24: 2). Los discípulos se quedaron preocupados. Cuando llegaron al monte de los Olivos, se sentaron a descansar un momento y aprovecharon para acercarse a Jesús y hacerle una pregunta. (Léela en Mateo 24: 3). Los discípulos creían que el Templo de Jerusalén duraría hasta la Segunda Venida por eso le preguntaron a la vez por las dos cosas.
«Cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios» (Lucas 21: 31) Nosotros sabemos que el Templo de Jerusalén fue destruido unos años después de la muerte de Jesús pero que eso no tenía que ver con la Segunda Venida. En su respuesta, Jesús les dio algunas pistas de lo que sucedería cuando el Templo fuera destruido, pero sobre todo se centró en contar qué cosas iban a suceder después de que él volviera al Cielo hasta que regresara. Era importante. ¿Por qué era tan importante para ellos y por qué es importante para nosotros? (La respuesta de Jesús era tajante. Léela en Mateo 24: 4). El saber lo que sucederá nos ayudará a no perder la esperanza en las promesas de Jesús. Son señales que nos marcan el camino y que nos indican que Jesús volverá. Seguro.
Piensa un poco Durante toda la historia Dios envió profetas a su pueblo para ayudarles en los momentos más difíciles y servirles de guía. Muchos profetas son mencionados en la Biblia e incluso muchos escribieron libros. Algunos de esos profetas también mencionan lo que ocurrirá en el tiempo antes de la segunda venida de Jesús.
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TU LECTURA DEL LUNES Jesús mencionó muchas señales o cosas que pasarían antes de su regreso. Esta semana vamos a estudiarlas. Una de las que menciona es la existencia de falsos mesías y falsos profetas. (Puedes leerlo en Mateo 24: 23, 24). Ya en los tiempos de Jesús, aparecieron líderes militares que luchaban contra los romanos y mucha gente los seguía creyendo que ellos podrían ser el Mesías prometido, pero tan solo eran guerreros. También había personas que se hacían llamar profetas y que hacían milagros, pero que no venían de parte de Dios. Hoy en día, de vez en cuando, aparecen noticias de personas que dicen ser la reencarnación de Jesús y que fundan sus propias iglesias. Y hay personas que se lo creen. Pero lo que más abunda son personas que dicen que son profetas, que adivinan el futuro, que dicen tener
mensajes de Dios o de los santos o que hacen milagros en el nombre de Dios. Jesús nos dijo que no nos dejáramos engañar. (Juan también estaba preocupado con este problema como puedes leer en 1 Juan 4: 1). Menos mal que la Biblia misma nos dice cómo distinguir a los verdaderos de los falsos profetas. (Puedes leerlo en Isaías 8: 20 y en Apocalipsis 19: 10). Si un profeta predica algo distinto de lo que dice la Biblia (la Ley, el Testimonio o las palabras de Jesús) es un falso profeta. ¿Qué es lo que tenemos que hacer entonces con esos falsos profetas? (Lee Mateo 24: 25, 26). Es verdad que la curiosidad nos puede hacer querer ir a verlos o escucharlos. Pero Jesús nos aconseja que nos alejemos de ellos.
Busca en la sopa de letras las palabras que están subrayadas del siguiente texto:
“Él respondió: Mirad que no seáis engañados. Porque vendrán muchos en mi nombre diciendo “Yo soy” y “el tiempo está cerca”. Pero no vayáis en pos de ellos.” (Lucas 21: 8 NRV2000)
Piensa un poco La Iglesia Adventista del Séptimo Día cree que Dios dio a Ellen G. White el espíritu de profecía para ayudar a su pueblo en los últimos tiempos. Ellen G. White siempre reconoció que la Biblia era la autoridad superior y que ella era una luz menor y que, por lo tanto, todas nuestras creencias deben estar basadas en la Biblia y solo en la Biblia. Ella fue, y es, una gran ayuda para comprender la Biblia.
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6 TU LECTURA DEL MARTES
Jesús advirtió a sus discípulos de que antes de su venida habría momentos de grandes dificultades. ¿Qué pasaría? (Lee Mateo 24: 6). ¿Hubo guerras antes y después de la primera venida de Jesús? Sí, desde que entró el pecado en el mundo ha habido luchas y guerras. A los discípulos les podría parecer que conforme nos acercáramos al momento de su Segunda Venida las cosas en este mundo irían mejorando y que cada vez habría más paz. Pero Jesús les advierte que las guerras siempre estarán allí por culpa del pecado. El odio, el ansia de poder y la avaricia estarán en este mundo hasta que Jesús vuelva. Así les decía que debían tener paciencia y no desanimarse aunque pasasen cosas malas. ¿Qué más dificultades se encontrarían los seres humanos? (Puedes leer lo que dijo Jesús en Mateo 24: 7, 8). La pobreza, las guerras y las catástrofes provocan
que millones de personas en todo el mundo sufran hambre y otras privaciones. La mayoría de las veces esta se podría evitar si todas las personas de este mundo fuéramos un poco más solidarias y compartiéramos con otros lo que Dios nos ha dado. A lo largo de la historia hemos podido ver cómo enfermedades y epidemias han causado millones de muertes y sufrimiento. Incluso hoy en día, con todos los adelantos en medicina, los médicos se ven incapaces de curar muchas enfermedades. ¿Y los terremotos? ¿Y las catástrofes? Son aspectos de la naturaleza que el ser humano no puede controlar. Aunque algunas catástrofes sí son agravadas por el egoísmo, la sobreexplotación y la contaminación de la tierra. Pero a pesar de todas estas dificultades, Jesús les dijo a sus discípulos, y nos dice a nosotros, que tengamos confianza y paciencia, que algún día todo esto terminará.
Piensa un poco Recuerda que Jesús nos avisó de estas cosas para que no tuviéramos miedo y para que estemos seguros de que él está llegando.
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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Luego, Jesús les avisa de algunas cosas que ocurrirían con sus seguidores, con los discípulos a lo largo de toda la historia. (Lee lo que pasaría en Lucas 21: 12, 17). Cuando conocemos a Jesús y lo amamos, enseñamos a todos que nos rodea el amor de Dios. Pero Satanás no quiere que la gente sepa cuánto nos ama Dios y que por eso nació en Belén, vivió en la tierra, murió, resucitó y va a volver a rescatarnos. Por eso hace y hará todo lo posible para que no hablemos de Jesús. Los discípulos de Jesús fueron perseguidos por los judíos en Israel para que no hablaran sobre Jesús; los primeros cristianos fueron perseguidos por no adorar al emperador romano; los cristianos de la Edad Media y Moderna, que querían volver a leer la Biblia y pensar por sí mismos, también fueron perseguidos.
Hoy en día es posible que no nos lleven a la cárcel por ser cristianos, aunque hay muchos lugares en la tierra que sí lo hacen, pero Satanás intenta, por todos los medios, que dejemos de creer en Jesús y que no enseñemos a los demás que existe un Dios que los ama y que volverá a buscarnos a todos. Pero Jesús nos anima. Ninguna persecución podrá detener el poder de Dios. Porque por mucho que Satanás intente hacer callar a los cristianos y que no se conozca el plan de salvación de Dios, ¿qué pasará antes del regreso de Jesús? (Lee Mateo 24: 14). Jesús nos asegura que cuando él venga, todo el mundo habrá tenido la oportunidad de conocer el amor de Dios, porque siempre habrá cristianos que muestren con su vida y con su testimonio que Dios nos ama.
Portada de la llamada <<Biblia del Oso>>, primera vesión en español de la Biblia, traducida por Casiodoro de Reina. Más tarde, su compañero, Cipriano de Valera, la corrigió dando origen a la versión <<Reina-Valera>>, la Biblia protestante más usada en España e Iberoamérica. Ambos tuvieron que huir de España perseguidos por la Inquisición por sus creencias de que todas las personas tienen derecho a leer la Biblia.
Piensa un poco Durante toda la historia los cristianos sinceros han sido muy valientes y no dejaron de dar testimonio de su amor a Jesús. Si nosotros escogemos servir a Jesús, él nos ha dado una promesa maravillosa: «Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida» (Apocalipsis 2: 10).
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LECCIÓN |
6 TU LECTURA DEL JUEVES
¿Qué otras señales describe Jesús que ocurrirían ya cerca de la Segunda Venida? (Lee Lucas 21: 25, 26). Jesús describe cambios en la naturaleza. La naturaleza estará tan alterada por el maltrato que sufre por partes de los seres humanos, que las personas tendrán miedo y no entenderán lo que ocurre. Mirarán al cielo y descubrirán fenómenos que les sorprenderán. Aunque en nuestros días los científicos intentan explicar las lluvias de estrellas, meteoritos, los eclipses, o el oscurecimiento del Sol y de la Luna por causas del estado de la atmósfera, todavía existen muchos aspectos que necesitan estudiar más porque no se terminan de entender. ¿Has oído sobre el calentamiento global? Hay muchas personas que piensan que los cambios en el clima de todo el planeta, que están provocando huracanes, inundaciones y sequías, es el cumplimiento de esta
parte de la profecía. Y es más, estos cambios, el aumento de las catástrofes naturales, provocan en la población mundial gran ansiedad y temor a perder su casa, sus posesiones o su vida, como describe el texto que has leído de Lucas. Y lo peor es que el cambio climático está producido por muchas malas costumbres de las personas y por el egoísmo y la codicia de grandes empresas, industrias y gobiernos. Está producido por el pecado. Poco a poco estamos destruyendo la tierra. Pero si recuerdas la profecía de Daniel 2, el fin de los poderes terrenales, la desintegración de la estatua, se produce por una piedra que no está cortada por ninguna mano humana. Esto quiere decir que la buena noticia es que este planeta no será destruido por poderes humanos porque antes de que los humanos destruyamos el planeta, regresará Jesús y lo solucionará todo.
Encuentra en esta sopa de letras algunas cosas que han pasado, están pasando y pasarán antes de que Jesús vuelva. Presta atención porque las puedes encontrar en horizontal, en vertical, en diagonal o al revés. Guerras Oscuridad Falsos Mesías Hambre Terremotos Persecución Enfermedad Lluvia de estrellas
Piensa un poco Apocalipsis 11: 18 dice que cuando Jesús regrese destruirá «a los que destruyen la tierra». Este planeta es el hogar que Dios hizo para los seres humanos. Encargó a Adán y a Eva que lo cuidaran y nosotros debemos continuar ese trabajo. Tenemos que aprender a cuidarlo porque, después de que Jesús lo restaure, este va a ser nuestro hogar por toda la eternidad. ¿Qué puedes hacer para cuidarlo?
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL VIERNES Jesús sabía que no estaba dando buenas noticias a sus discípulos. El tiempo que iba a tardar en volver no iba a ser fácil para nadie. Y todos tendrían muchas ganas de que Jesús regresara para terminar con tanto sufrimiento. Todos estaban esperando que Jesús les dijera cuánto tiempo iban a tener que esperar para verlo regresar. Todos querían saber la fecha de su regreso.
En los días anteriores al diluvio las personas estaban haciendo su vida normal y corriente: comían, bebían, se casaban… Y a pesar de que Noé había estado advirtiéndoles durante 120 años, no se dieron cuenta de que el diluvio llegó hasta que comenzó la catástrofe. Lo mismo ocurrirá cuando Jesús venga. Las personas estarán haciendo su vida normal y corriente hasta que Jesús llegue para renovar nuestro planeta.
¿Cuál es la respuesta de Jesús? (Lee Mateo 24: 36).
El segundo ejemplo lo puedes leer en Mateo 24: 43, 44.
La fecha del regreso de Jesús no ha sido revelada en la Biblia ni en ningún otro sitio. Y todo aquel que diga que sabe cuándo Jesús va a volver está profundamente equivocado y, aunque no se dé cuenta, es un falso profeta.
Los ladrones no avisan cuando van a robar, porque el dueño de la casa no los dejaría entrar.
Para que quede bien claro, Jesús pone dos ejemplos. El primero lo puedes leer en Mateo 24: 37-39.
Por eso Jesús nos aconseja que estemos preparados siempre. Que esperemos a Jesús como si fuera a regresar esta misma noche, con la ilusión y la esperanza de que todo lo malo va a desaparecer y viviremos felices en la Tierra Nueva durante toda la eternidad.
HORIZONTALES: 4. Mensajero de Dios. 6. Periodo de tiempo entre el amanecer y el anochecer. 7. El que roba algo.
VERTICALES: 1.- Estado de ánimo de confianza en lo que va a ocurrir. 2. Regresar. 3. Periodo de sesenta minutos. 5. Tercer planeta del Sistema Solar. 6. Inundación mundial en tiempos de Noé. 8. Constructor del arca.
Piensa un poco ¿Te apetece vivir en la Tierra renovada, limpia, sin contaminación? Jesús te invita y tú solo tienes que decirle: «Sí, yo quiero vivir allí».
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7 LECCIÓN
Aprende y Comprende
LA BODA DEL PRÍNCIPE TU LECTURA DEL DOMINGO Desde que el domingo había entrado en Jerusalén, rodeado de una multitud que le aclamaba, Jesús no había dejado de predicar en el recinto del Templo. Primero expulsó a los codiciosos mercaderes. Luego sanó a todos los que le pedían su ayuda, ¿lo recuerdas? Era una oportunidad única para que Jesús pudiera hacerse conocer, ya que lo que aquellos judíos aprendieran durante esa semana lo contarían a todo el mundo cuando regresaran a sus casas.
Los habitantes de Jerusalén, de Judea y de Galilea ya lo conocían y se «Porque muchos son los llamados, acercaban a escuchar pero pocos los escogidos» a Jesús. Ahora los (Mateo 22: 14) judíos que vivían esparcidos por todo el mundo también iban a conocer a Jesús. En los tiempos de Jesús no había periódicos, ni televisión, ni ordenador. La forma de pasar el tiempo era contando historias de lo que le había pasado a cada uno, o de lo que otros le habían contado. Si cada persona contaba a otras lo que Jesús había hecho y dicho en Jerusalén, y estas se lo contaban a otras, ¿te imaginas la cantidad de gente que iba a poder conocer el reino de Dios? Esta semana vamos a estudiar dos parábolas que Jesús contó durante la semana de la Pascua en Jerusalén. Las dos historias tienen que ver con quiénes estarán en la Tierra Nueva cuando Jesús vuelva. Porque no todo el mundo disfrutará de la vida eterna. Aunque Jesús vino a rescatarnos a todos, habrá personas que perderán la oportunidad de vivir junto a Jesús para siempre. Jesús quiso explicar qué requisitos eran necesarios para estar en la Tierra Nueva. Y lo hizo mediante parábolas para que quien estuviera interesado en saberlo pudieran pensar y reflexionar.
Piensa un poco Piensa, ¿qué condiciones crees tú que Jesús debería poner para que una persona pueda tener vida eterna? Al final de la semana verás si tenías razón o no.
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TU LECTURA DEL LUNES Jesús les contó una parábola. ¿A qué se parecía esta vez el reino de Dios? (Puedes leerlo en Mateo 22: 2). El reino de Dios no es un lugar triste ni cutre 2 . El reino de Dios se parece a una boda real. ¡Imagínate! ¡La boda de un príncipe! ¿Quién se quiere perder la boda de un príncipe? En esa fiesta van a estar las personas más importantes de todo el reino, los más ricos y famosos, comida rica, atracciones, música, juegos... Desde el momento en que recibieras la invitación empezarías a pensar en la ropa que ibas a llevar, ¿verdad? El rey también tendría mucho que preparar. Siendo la boda de un príncipe no puede ofrecer cualquier tipo de comida. Tienen que ser de la mejor calidad, con la mejor presentación. Tiene que preparar el lugar de la fiesta, decorarlo, elegir las flores, los manteles y la cubertería. Tampoco puede faltar la música.
Es lo que Dios hace con cada uno de nosotros. Se encarga personalmente de que todos nosotros nos sintamos invitados. Nos llama uno a uno. ¿Qué ocurrió cuando los criados llevaron las invitaciones a los invitados? (Lee Mateo 22: 3. ¡Increíble!). ¿A quién se le ocurre rechazar la invitación a una boda real? Estaban rechazando uno de los mayores honores que el rey podía ofrecer. ¿Es que podemos rechazar vivir con Jesús para siempre en la Tierra Nueva? Por supuesto. Dios no nos va a obligar a vivir toda la eternidad en un lugar donde no queramos estar.
Así es la vida que Dios tiene preparada para nosotros en la Tierra Nueva. Todo está preparado con mucho cuidado, con cariño y ofreciéndonos lo mejor de lo mejor. Por fin llega el momento de repartir las invitaciones. El rey llama a sus criados para que vayan a todas las casas a entregar en mano las invitaciones. Es muy importante que todos reciban la invitación personalmente. 2
Cutre: algo de mala calidad, feo y sucio.
Piensa un poco Dios es el rey que invitó a Israel como pueblo escogido. Tenían a Jesús entre ellos, escucharon sus enseñanzas pero muchos le rechazaron. También rechazaron a los profetas que anunciaron la venida de Jesús a esta tierra. Los judíos fueron los primeros invitados que recibieron el mensaje de Jesús, pero ellos no quisieron saber nada. Como verás a lo largo de esta semana, Dios termina invitando a los cristianos, sean de origen judío o no, y a todo el mundo, para que vengan al banquete de su hijo, Jesús.
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7 TU LECTURA DEL MARTES
Pero el rey no se da por vencido. Tiene preparada la comida y el salón. Ha contratado a los camareros. Es el día más importante para su hijo. El rey quiere que todos sus invitados disfruten de la fiesta. Así que envía otra vez a sus criados con las invitaciones. Y los invitados desprecian, por segunda vez, al rey (ver Mateo 22: 4, 5). Dios, al igual que el rey de la parábola, nos invita una y otra vez. Es verdad que podemos rechazar pertenecer al reino de Dios, pero podemos estar seguros de que siempre nos llegará otra invitación a la fiesta. En el Evangelio de Lucas se recoge una parábola parecida pero con algunos detalles diferentes. En la historia, tal como la cuenta Lucas, los invitados se excusan para no ir a la fiesta. (Busca las tres excusas que dan los invitados en Lucas 14: 18-20). ¿Te parecen justificadas las excusas? El primero tiene que ir a ver un campo que ya ha comprado. ¿No podía ir a ver el campo otro día? ¡El campo no se iba a mover del sitio! El segundo dice que tiene que probar a los bueyes para ver si saben labrar el campo o no. ¿Prefería ir a trabajar con animales en vez de ir al palacio real? ¿Prefería llenarse de barro antes que ponerse sus mejores galas para ir al banquete del príncipe? Y el tercero dice que acaba de casarse. ¿Por qué no lleva a su nueva esposa de fiesta? Acaba de terminar una fiesta de bodas y tiene la oportunidad de seguir un poco más tiempo de fiesta, pero la rechaza.
Ayuda al mensajero a entregar la invitación para la boda
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La verdad es que las excusas son muy poco creíbles. Es una forma de decir, sencillamente, «no quiero ir a tu fiesta». Le están diciendo a la persona más importante y poderosa del reino que no quieren saber nada de él. Aquí tenemos EL PRIMER REQUISITO para estar en la Tierra Nueva: querer aceptar la invitación que Dios les hace a todas las personas de este planeta. ¿Quieres estar en la fiesta de bodas del príncipe? ¿Quieres vivir toda la eternidad como en una fiesta?
Piensa un poco ¿Qué opinas de las excusas que dieron los invitados? ¿Verdad que tú no actuarías igual? Pues piénsalo bien. Dios te llama de muchas maneras para que hagas algunas cosas por tu bien. Por ejemplo, te pide que estudies cada día las historias de la Biblia que están en el librito de la escuela sabática. Estas cosas son un banquete que te alimenta espiritualmente. ¿Le pones excusas para no estudiar la escuela sabática? No pongas pretextos y dedica unos minutos de cada día para acudir al banquete que Dios te ha preparado.
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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES ¿Qué decidió hacer el rey entonces? (Léelo en Mateo 22: 8, 9).
elegante? Aunque solo sea por agradecimiento a quien te invita y te regala el vestido te lo pones ¿no?
Esta vez el rey invita a todo el mundo que quiera ir. No le importa quiénes sean; fíjate que los criados traen a buenos y malos. Para nuestro rey todos son bienvenidos. No importa si son ricos o pobres, si son judíos o gentiles. El príncipe se va a casar de todas formas y quien acepte la invitación podrá asistir a la boda y al banquete reales.
El rey le preguntó por qué no iba vestido adecuadamente y el invitado no respondió nada. (Lee Mateo 22: 12). No se disculpó ni le dio las gracias. No puso ninguna excusa. Simplemente no quería ponérselo.
Algunas personas podrían decidir no ir a la fiesta por no tener una ropa adecuada. No pueden ir al palacio real con harapos o con la ropa de trabajar en el campo. Sería un insulto al rey y a los novios. Pero para que esto no pase el rey les ofrece una ropa especial para la fiesta. En aquellos tiempos el rey o el señor solía regalar un kaftan (manto o túnica) a sus invitados más pobres para que todos se sintieran cómodos y elegantes. ¡Qué lujo! ¡Poder vestir ropa cara y elegante! Y esa ropa se la podrían quedar para siempre.
¿Qué crees que hizo el rey? Lo echó fuera. (ver Mateo 22: 13). Ese es EL SEGUNDO REQUISITO para estar en la Tierra Nueva: dejar que el amor de Dios viva en nuestro corazón y nos envuelva como ropa nueva.
Muchas personas creen que no pueden salvarse porque son malas, porque se han equivocado muchas veces y han pecado. Esa es nuestra «ropa harapienta y de trabajo». ¡Claro que no podemos entrar con esa ropa sucia al banquete del rey! Y por eso Jesús nos regala ropa nueva, lujosa. Cuando aceptamos la invitación de Dios, la vida sin pecado de Jesús nos envuelve. El sacrificio de Jesús al convertirse en ser humano, al vivir con nosotros y llegar a entregar su vida por nosotros, nos regala el perdón de Dios. Y el amor que sentimos hacia Jesús nos transforma el corazón. Pero cuando entra el rey, ¿qué ve? (¡Qué sorpresa más desagradable! Léela en Mateo 22: 11). ¿Por qué alguien pobre no quiere ponerse una ropa
Piensa un poco Cuando Dios nos invita no le importa si todavía nos somos todo lo buenos que a él le gustaría. Nos hace entrar en su reino y nos pone un vestido nuevo, nos cambia no solo por fuera sino también por dentro. Si no dejamos que su amor nos cambie no podemos seguir en la fiesta. MBMT
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7 TU LECTURA DEL JUEVES
En su siguiente historia, Jesús comparó a la gente con ovejas y cabritos. Normalmente los rebaños son de ovejas o de cabras porque tienen costumbres muy diferentes. Las ovejas son obedientes, siempre van en grupo y les gusta pastar en praderas. Pero a las cabras les gusta subirse a todas las rocas, comer hojas de los árboles y corretear a su antojo. Jesús dijo que cuando él regrese encontrará a dos tipos de gente (ver Mateo 25: 32, 33). ¿Qué les dirá Jesús a las ovejas que estarán a su mano derecha? (Léelo en Mateo 25: 34-36). ¿Te imaginas la sorpresa de esa gente? ¡Si ni
siquiera habían visto nunca a Jesús! (ver Mateo 25: 37-39). Entonces, ¿cómo es posible que hayan hecho cosas bondadosas a Jesús? (Lee la respuesta de Jesús en Mateo 25: 40). Estas personas que se encuentren a la mano derecha de Jesús, habrán hecho muchas cosas buenas que ni siquiera recuerdan que las hicieran por amor a Jesús. Ayudaron a las personas por amor a ellas, no para ser alabados por los demás. ¡Qué emocionados se sentirán cuando Jesús aprecie las cosas bondadosas que hicieron por otros como si las hubiesen hecho para él!
Piensa un poco Fíjate que las personas a su derecha lo único que han hecho es amar al prójimo, pero amar de verdad, porque lo sienten en su corazón, no por obligación. Jesús no les pide cumplir ningún requisito religioso para «heredar el reino», ni pertenecer a ninguna iglesia. Por ello no podemos juzgar que una persona que no vaya a la iglesia no vaya a estar en la Tierra Nueva. Solo Jesús conoce su corazón y el amor que ha movido sus acciones. Pablo dice que cuando las acciones de una persona son las que Dios nos pide por medio de su Ley de amor, aunque ellos no lo sepan, serán aceptados por Dios en la Tierra Nueva (ver Romanos 2: 13-16).
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TU LECTURA DEL VIERNES Luego habló acerca de los cabritos. Ellos creían pertenecer al reino de Dios, pero estaban llenos del ‘yo’ egoísta. No hacían nunca nada amable por nadie. Y Jesús no puede bendecir a las personas egoístas. ¿Qué les dirá Jesús? (No son palabras muy agradables las que les dijo en Mateo 25: 41). Pero, ¿por qué? Ellas pertenecían al pastor igual que las ovejas ¿Qué habían hecho mal? (Léelo en Mateo 25: 42, 43). El grupo de las cabras pensaban que todo eso daba igual. Creían que solo es importante el pastor, que las personas son algo sin importancia. Querían pensar que si hubieran visto a Jesús en problemas
le habrían ayudado. (Lee lo que dicen ellas, de sí mismas, en Mateo 25: 44). Con esto tranquilizaban su conciencia, pero lo más probable es que tampoco hubieran hecho nada porque eran muy egoístas. Se sorprenden tanto como el primer grupo, el de las ovejas. Los cabritos nunca aprendieron que el amor de Jesús en nuestro corazón nos ayuda a tratar a todos como trataríamos a Jesús mismo. Cuando escogemos servir a Jesús, también aprendemos esto. Y aprendemos a ser amantes y bondadosos con todas las personas; incluso con nuestros enemigos. (Lee las palabras de Jesús en Mateo 25: 45).
Une las frases con el grupo al que se adaptan. Piénsalo bien porque algunas pueden servir para los dos grupos.
Piensa un poco ¿Cómo elegimos el grupo correcto? Jesús lo repitió muchas veces: «ama a tu prójimo como a ti mismo». Demostramos que tenemos el amor de Dios en nuestro corazón cuando amamos a otros como Dios nos ama. MBMT
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SÍ, PERO NO; NO, PERO SÍ
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO Esta semana estudiaremos las dos últimas parábolas de Jesús. Estas parábolas también las contó en la semana de Pascua, en el Templo de Jerusalén. Esta vez Jesús está hablando con sacerdotes y dirigentes. Y estas parábolas hablan precisamente sobre ellos, sobre los dirigentes del pueblo de Israel, los sacerdotes, escribas y fariseos que se sentían muy orgullosos de ser judíos, de ser el pueblo elegido por Dios. La primera parábola hablaba de un padre y dos hijos.
«No todo el que me dice: “¡Señor, Señor!”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos» (Mateo 7: 21)
El padre tiene una viña. En la viña hay mucho trabajo por hacer. No solo hay que vendimiar cuando la uva está madura, sino que también hay que hacer otros trabajos como podar las ramas o entrecavar la tierra para que el agua y los nutrientes lleguen con mayor facilidad a las raíces… Una mañana, el padre pide algo a sus hijos.
(Podrás leer la petición al primer hijo en Mateo 21: 28). El hijo se beneficiaba de la cosecha de la viña, así que era normal que el padre le pidiera ayuda. Pero para sorpresa del padre, el hijo le dice que no quiere ir. ¡Así, con toda su cara! ¡Y luego querrá que el padre le compre sus caprichos con el dinero que saque de la cosecha! El padre, decepcionado por la actitud de su hijo, fue al segundo hijo a pedirle ayuda. Mientras tanto el primer hijo se dio cuenta de lo injusto que había sido con su padre, se lo pensó mejor, y sin decir nada a nadie se presentó en la viña para trabajar (ver Mateo 21: 29).
Piensa un poco Es verdad que el primer hijo, al final, fue a trabajar a la viña como le había pedido el padre. Pero ¿no hubiera sido mejor haber obedecido desde el primer momento? Se hubiera ganado tiempo y hubiera evitado el disgusto del padre al creer que tenía un hijo rebelde, vago y desobediente.
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TU LECTURA DEL LUNES Como el primer hijo le había dicho que no quería ir a trabajar, el padre habló con su segundo hijo. Le pidió lo mismo y la respuesta del segundo hijo tranquilizó a su padre: le dijo que iría a trabajar en la viña.
Cuando Jesús les pregunta cuál de los dos hijos hizo la voluntad de su padre, ellos contestan rápidamente que el primero (ver la primera parte de Mateo 21: 31).
En cuanto su padre se alejó, ¿qué hizo el segundo hijo? (Léelo en Mateo 21: 30).
—Pues vosotros no sois el primer hijo, —les explicó—. Sois como el segundo. Vosotros decís, de boquilla, que hacéis la voluntad de Dios. Pero luego sois egoístas y crueles con las personas que os rodean. Sin embargo, otras personas que parecen muy pecadoras, a las que vosotros despreciáis, sí están dispuestas a arrepentirse como el primer hijo y a cambiar de vida. Ellos creyeron en lo que predicaba Juan el Bautista sobre el arrepentimiento y se pueden convertir en mejores personas. Ellos sí son como el primer hijo, el que hace la voluntad de Dios. Vosotros, como pensáis que ya sois buenos, nunca cambiaréis… y sois malos (ver Mateo 21: 31, 32).
El segundo hijo es ‘listo’. Delante de su padre pone cara de buen chico, de obediente, de hijo preocupado por su padre. Pero en realidad ni es buen chico, ni es obediente ni le preocupa en absoluto el trabajo de su padre. Lo único que quiere es quedar bien. Los dirigentes con los que está hablando Jesús entienden perfectamente lo que es correcto y lo que está mal. Y se dan cuenta enseguida que Jesús está hablando de ellos.
Piensa un poco ¿Alguna vez tu mamá o tu papá te han pedido que les ayudes en algunas tareas de la casa? Te contaré la historia de un padre que tenía dos hijos, Juan y Laura. Un día el papá entró en el cuarto de Juan y lo encontró jugando con la play. Le dijo: —¿Podrías colocar la mesa mientras mamá y yo terminamos de hacer la comida? —Ahora no puedo, estoy a punto de terminar el juego. El padre salió y encontró a Laura viendo la TV. Le preguntó lo mismo y Laura le respondió: —¡Claro que sí, papá! Los papás terminan y llevan la comida al comedor donde la mesa ya está preparada. —Gracias, Laura por prepararla. —No fui yo, fue Juan quien puso la mesa. Es que yo estaba terminando un programa y no quise perderme el final. ¿Qué hermano hizo lo correcto?
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8 TU LECTURA DEL MARTES
Hasta el último momento de su vida, Jesús intentó que los dirigentes, sacerdotes y fariseos se dieran cuenta de su error y lo aceptaran como el Mesías prometido. Para hacerles ver el mal que estaban haciendo les contó otra parábola. En esta historia, Jesús presenta al dueño de la viña. Es un hombre que planta la viña, la cuida, la rodea de una cerca para protegerla de animales que se coman el fruto o de ladrones que la estropeen. Construyó un lagar para pisar las uvas y sacar el mosto y por último edificó una torre. La propiedad tenía todo lo que un campesino necesitaba (ver Mateo 21: 33).
Pero el hombre tuvo que marcharse y arrendó la propiedad a unos campesinos para que la cuidaran, la cultivaran y vivieran cómodamente de los beneficios de la viña. Pasó el tiempo y llegó el tiempo de la cosecha. El dueño de la viña envió a sus siervos para que los campesinos le dieran su parte del fruto, para que le pagaran el alquiler. ¿Qué ocurrió entonces? (Lee Mateo 21: 35). ¡Es increíble lo que la avaricia puede hacer! Pero el dueño sigue reclamando lo que es suyo. Y esta vez manda a más siervos. Tal vez si eran muchos, los labradores no se atreverían a agredirles y pagarían el alquiler. ¿Les hicieron caso esta vez? (Lee Mateo 21: 36).
Los pequeños detalles sí importan. Solo uno de los dibujos pequeños es exactamente igual al grande del centro. ¿Sabes cuál es?
Piensa un poco El problema de no dar importancia a los pequeños errores o pecados que cometemos es que podemos llegar a acostumbrarnos a ellos y ya no los consideramos errores. Muy posiblemente los campesinos de la viña al principio nunca pensaron en quedarse con ella como dueños. Pero empezaron a ganar mucho dinero y llegaron a pensar que todo aquello era fruto de su propio esfuerzo y que les pertenecía porque si ellos no la hubieran cuidado ahora la viña sería una ruina por falta de cuidados.
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Pero el dueño de la viña tiene una paciencia extraordinaria. En vez de enviar a la policía o al ejército para que sacaran de allí a los labradores asesinos, todavía intenta razonar con ellos. Intenta convencerlos. Para ello, ¿qué hace? (Lee Mateo 21: 37). Esa es ya la última oportunidad para los labradores malvados. Si escuchan al hijo y pagan su alquiler podrán seguir trabajando la viña sin problema. El dueño de la viña todavía confía en que los campesinos se arrepientan y hagan lo correcto. ¿Qué ocurre cuando el hijo del dueño llega a la viña? (Lee su horrible plan en Mateo 21: 38, 39). Fíjate bien en el razonamiento que tienen los
labradores: si matan al hijo, ellos se quedarán con la propiedad. ¿Es esto correcto? ¡No! La viña seguirá siendo propiedad del dueño. Ellos serán ladrones y asesinos, pero la propiedad nunca será de ellos. Entonces Jesús pregunta a los dirigentes judíos que le estaban escuchando: —¿Qué tendría que hacer entonces el dueño de la viña? ¿Qué contestaron ellos? (Lee su rotunda respuesta en Mateo 21: 41). Demasiada paciencia había tenido el dueño de la viña. Se merecían un castigo. En algún momento hay que poner límites a tanta maldad.
¿Cómo saber quién es el heredero? Sigue estas pistas y señala al hijo del dueño de la viña:
Es varón · No es pobre · No es canoso · Tiene barba · No tiene bigote Lleva algo en la cabeza · No lleva gorro · Lleva cinturón a rayas
Piensa un poco Dios nos ha dejado libres para obedecerle o no. Nos ha dejado libres incluso para que seamos malos, muy malos. Pero lo que Dios no puede consentir es que la maldad triunfe. Y en algún momento Dios también tendrá que poner límites a la maldad.
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8 TU LECTURA DEL JUEVES
¿Te suena esta comparación? Jesús ya la había utilizado otras veces. Un rey o un señor que manda mensajeros que son perseguidos y maltratados. ¿Recuerdas qué significaba? Significaba que Dios había enviado muchas veces profetas pero los dirigentes israelitas no les habían querido escuchar. Incluso los habían perseguido para matarlos. ¿Puedes recordar a alguno de ellos?
haber reconocido en ese momento que Jesús tenía razón. Sabían que siempre había hablado de forma muy inteligente, que había enseñado y explicado las Escrituras como nadie. Le habían visto hacer milagros, unos milagros imposibles si su poder no hubiera venido de Dios mismo. ¡Pero si había resucitado a Lázaro cuando ya había empezado a descomponerse su cuerpo!
¿Qué les pasaba a los sacerdotes y fariseos? ¿Acaso no eran lo suficientemente inteligentes como para comprender que lo que estaban haciendo estaba mal?
Y en vez de eso, ¿qué hicieron? (Ya no es ninguna sorpresa, pero lee Mateo 21: 46).
¡Por supuesto que lo sabían! Jesús no podía haber hablado más claro. (Lee Mateo 21: 45). Eso les tenía que haber hecho reflexionar. Podían
Estaban tan furiosos que quisieron detenerlo. Pero si lo hacían allí, a la luz del día, los habitantes de Jerusalén lo impedirían porque lo apreciaban y lo respetaban como a un profeta. Y a ellos los temían en silencio.
Encuentra 8 diferencias entre los dos dibujos.
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL VIERNES Los dirigentes, los sacerdotes y muchos fariseos ya estaban hartos de Jesús. La gente lo seguía, creía en sus palabras. Y cuanto más creían en Jesús menos creían en los ellos. Había que hacer algo para luchar contra ese hombre. ¿Qué hicieron? (Lee Mateo 26: 3, 4). Había que tramar un plan. Había que engañar a Jesús, a sus discípulos y a sus seguidores para poder atraparlo y matarlo. La discusión debió ser larga hasta que Caifás, el sumo sacerdote, se puso en pie y habló haciéndose pasar por profeta, como si sus palabras fueran un mensaje recibido de Dios mismo.
¿Cuáles fueron las razones para matar a Jesús? (Lee Juan 11: 48-51). Todos quedaron convencidos de que lo mejor para Israel era que Jesús muriera. La pregunta era cuándo y cómo. No podían hacerlo en medio de la fiesta para que el pueblo no lo defendiera y se alborotara en contra de ellos (ver Mateo 26: 5). Pero pronto encontraron una solución. Satanás les echó una mano. (Lee Lucas 22: 3-6). Ya tenían un aliado entre los discípulos de Jesús. Ahora solo tenían que esperar a que ese discípulo se lo entregara «en bandeja».
Colorea los espacios en blanco para descubrir el nombre del que ayudaría a los fariseos y sacerdotes a capturar a Jesús.
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CENA EN UN APOSENTO ALTO
9 LECCIÓN
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO Llegaba el momento más importante de la fiesta de la Pascua: la cena pascual. ¿Recuerdas por qué se celebraba la fiesta? En la Pascua se celebraba la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto. El momento más importante de la fiesta es el que repetía la cena que tuvieron los israelitas la noche antes de salir de Egipto.
«Perdonad y seréis perdonados» (Lucas 6: 37)
Si recuerdas, esa noche se produjo la liberación de los primogénitos de Israel. Dios les ordenó a los israelitas que marcaran las puertas con la sangre de un cordero. La sangre del cordero los protegería de la muerte. La sangre, para los israelitas, no era un símbolo de muerte, sino de vida. Esa sangre era el símbolo de la vida que el Mesías iba a entregar para salvar a todos los que confiaran en Dios.
Después cenaron una comida especial. Prepararon pan sin levadura y asaron el cordero con hierbas. A la mañana siguiente… ¡serían libres! Era todo un símbolo de lo que iba a hacer el Mesías. Igual que Dios los liberó de la esclavitud y los protegió de la muerte de los primogénitos, el Mesías los iba a liberar de la esclavitud del pecado y les iba a dar vida eterna. Por eso era tan importante seguir celebrando la Pascua. Y aquella fiesta de la Pascua iba a ser la más importante de la historia, porque se iba a cumplir lo simbolizado durante siglos: el Mesías-Cordero iba a entregar su vida para que nosotros podamos ser libres y tener vida eterna.
Colorea los corderos que tienen que ver con el Mesías, con Jesús.
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL LUNES Los discípulos estaban preocupados por el lugar donde iban a celebrar la cena pascual. Jerusalén estaba llena de gente y no había sitio en ninguna parte para reunirse para celebrar la cena. Así que le preguntaron a Jesús qué pensaba hacer esa noche (ver Marcos 14: 12). Jesús ya lo tenía previsto. Pero ¿cómo encontrar el lugar en la maraña de calles de Jerusalén? En aquel tiempo, las calles principales tenían nombre, pero el resto era un laberinto de calles estrechas y callejones. ¿Cómo debían encontrar el lugar? (Lee Marcos 14: 13-15). El hombre, posiblemente, sería un esclavo que hacía
trabajos domésticos para algún hombre rico. Si lo seguían encontrarían la casa. En aquella casa había una gran habitación en el aposento alto, un primer piso. Normalmente las familias vivían en la planta baja y reservaban los pisos superiores para las visitas o para alquilarlos a los grupos que llegaban a celebrar alguna fiesta como la Pascua o Pentecostés que se celebraban en Jerusalén. Los discípulos llegaron a Jerusalén y encontraron al hombre del cántaro, tal y como les había dicho Jesús, y, siguiéndolo, llegaron hasta la casa donde podrían hacer la cena (ver Marcos 14. 16).
Piensa un poco La cena pascual requiere una serie de preparativos y los discípulos están preocupados porque Jesús parecía estar olvidándolo. Pero no, Jesús ya lo tiene todo planificado. Jesús siempre está preparado. No improvisa. Tú también deberías tenerlo todo bien planificado. En tu agenda debes apuntar lo más importante: las fechas de exámenes, los cumpleaños, las visitas a los amigos, etc. para que nada se te olvide.
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LECCIÓN |
9 TU LECTURA DEL MARTES
Al anochecer llegó Jesús con el resto de los discípulos. Si hubiera sido una cena o una fiesta normal hubiera habido un criado en la puerta para recibirlos. Les habría recogido los mantos y les hubiera lavado los pies para que estuvieran cómodos y frescos. Pero esa noche no había criados que sirvieran la mesa ni que atendieran a los comensales. Así que no había nadie en la puerta para recibirlos. Todos entraron en la sala y se recostaron inmediatamente delante de la mesa que ya estaba preparada, seguramente buscando el mejor sitio y sin preocuparse por los demás. Entonces Jesús, en silencio, se levantó, se quitó el manto, llenó una vasija con agua, cogió una toalla y ¿qué hizo? (Léelo en Juan 13: 5). Imagínate al Maestro haciendo el trabajo de un criado porque a ninguno de los discípulos se les había ocurrido pensar en la comodidad y el bienestar de los demás. Ni siquiera se le había ocurrido a nadie cogerle el manto a su Maestro y lavarle los pies.
Todos aceptaron, en silencio y medio avergonzados, que el Maestro les lavara los pies con cariño y sin regañarles. Hasta que le llegó el turno a Pedro. Pedro, como siempre tan impulsivo, se negó a que Jesús le lavara los pies (ver Juan 13: 6). Él había comprendido que Jesús se estaba humillando al arrodillarse delante de sus discípulos haciendo el trabajo de un siervo. Eso no era digno de un Maestro y Pedro no permitiría que Jesús hiciera algo tan humillante. Pero Jesús insistió. Le dijo que se dejara lavar los pies y que luego le explicaría lo que significaba (ver Juan 13: 7). Pero Pedro era un cabezota. (Lee la primera parte de Juan 13: 8). ¡No, no y no! ¡Ese era el trabajo de un esclavo y no de un Maestro! Así que Jesús se puso muy serio y le regañó. —Si no te dejas lavar los pies no puedes participar de esta cena ni de nada que tenga que ver conmigo (ver la segunda parte de Juan 13: 8). Con esa respuesta, Jesús le «bajó los humos». Pedro se dio cuenta de que necesitaba que Jesús lo limpiase, y aún más por dentro que por fuera.
¡Este Pedro siempre tan impetuoso y exagerado! Si lees solo las letras grises sabrás qué le pidió a Jesús que le lavara además de los pies. (Juan 13: 9)
Piensa un poco ¿Cómo te habrías sentido si hubieras sido uno de los discípulos? ¿Crees que lo que hizo Jesús surtió más efecto que si los hubiera regañado por ser orgullosos? ¿Por qué?
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Cuando Jesús regresó a la mesa todos esperaban impacientes que les explicara por qué había hecho aquello.
ayudar a los que os necesiten, cuidar los unos de los otros. Aquí nadie es más importante que el que está sentado a vuestro lado.
La mayor preocupación de Jesús era que sus discípulos todavía no habían aprendido a cuidar los unos de los otros. Estaban más preocupados de ver quién sería el más importante en el reino de los Cielos que en ayudar a los demás.
Jesús les había estado dando ejemplo sobre cómo tratar a las personas. Durante los tres años y medio que habían vivido juntos, había hablado con gentiles, con mujeres, con publicanos y pecadores. Había tocado a enfermos, incluso a enfermos de lepra. Se había preocupado por si tenían hambre o si tenían miedo. Y ahora les pide que sigan su ejemplo.
¿Cuántas veces habían hablado de esto durante los tres años y medio que llevaban juntos? ¿Cuántas veces les había dicho que el mayor honor que podemos tener es el de ayudar a los que nos necesitan? ¿Cuántas veces les había dicho que los «últimos serían los primeros», o «el que quiera ser mayor que sirva al más pequeño»? Hacía unos minutos Jesús les había vuelto a explicar lo mismo pero esta vez de forma mucho más personal. (Lee Juan 13: 14-16). Jesús les está diciendo: Aquí no hay siervos ni señores. Todos vosotros sois siervos de los demás porque esa es vuestra tarea,
Y no solo que ayuden a los demás desinteresadamente, sino que también se dejen ayudar por otros. Que no hagan como Pedro que no quería dejarse lavar los pies. Cada uno de nosotros necesitamos en algún momento ayuda. Y algunas veces por orgullo o por vergüenza ni pedimos ayuda ni dejamos que otros nos la presten. Jesús quería que fuéramos una comunidad, una familia y para poder ayudarnos debemos dejar que nos ayuden.
Sigue el camino de la izquierda en la cuadrícula de la derecha y aparecerá la conclusión de Jesús registrada en Juan 13: 17 (NRV 2000)
Piensa un poco ¿Alguna vez te ha pasado que no entendías los deberes del colegio y te daba vergüenza reconocerlo porque creías que se iban a burlar de ti? Lo que te habrá pasado es que te habrás quedado sin entenderlo y no habrás podido hacer bien los deberes. Si nadie te lo explica no podrás comprenderlo nunca. Todos, en algún momento, necesitamos que otros nos ayuden.
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LECCIÓN |
9 TU LECTURA DEL JUEVES
Mientras comían, Jesús bendijo el pan sin levadura, lo partió y lo repartió entre sus discípulos. Luego dijo unas palabras que sonaron muy extrañas. (Léelas en Mateo 26: 26). Jesús ya les había dicho que él era el «pan de vida» (ver Juan 6: 35, 48). Igual que el pan, que es un alimento, nos mantiene con vida, Jesús nos da a todos nosotros la vida eterna. Luego hizo lo mismo con la copa de mosto. (Lee en Mateo 27: 28 qué significaba aquella bebida).
Hasta ese momento en la historia de Israel, la sangre del cordero sacrificado, la vida del cordero, era la que simbolizaba el perdón de los pecados. Ese era el pacto que Dios había hecho con los seres humanos desde el principio del mundo, desde el primer sacrificio de Adán y Eva. Ahora el Mesías-Cordero iba a entregar su vida para el perdón de los pecados. El símbolo se iba a hacer realidad con la muerte de Jesús. A partir de entonces, comenzaría un nuevo pacto. Ya no harían falta más símbolos de corderos sacrificados.
Encuentra 15 diferencias entre los dos dibujos.
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TU LECTURA DEL VIERNES Los adventistas, y otros cristianos, recordamos esa noche mediante el rito de la Santa Cena. Un rito es una ceremonia que se repite siempre de la misma manera. Eso nos ayuda a comprender y a recordar algunas lecciones como las que Jesús quiso enseñar en la cena de Pascua. Cada cierto tiempo se organiza en la iglesia un culto especial recordando esos momentos. Comenzamos con un lavamiento de pies. Cuando nos lavamos los pies los unos a los otros seguimos el ejemplo de Jesús y obedecemos literalmente las palabras de Jesús en Juan 13: 15: «Ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también lo hagáis».
Luego bebemos mosto. El mosto simboliza la sangre de Jesús que limpia nuestros pecados y nos perdona. Simboliza que aceptamos a Jesús como nuestro Salvador. La Santa Cena no tiene ningún valor mágico. No nos vamos a convertir de repente en buenos cristianos por lavarnos los pies, por tomar el pan y beber el mosto. Lo hacemos para recordar que Jesús es nuestro Salvador, que entregó su vida para salvarnos, y que algún día vendrá a buscarnos. Entonces podremos tener una Santa Cena especial con él, la celebración final de nuestra salvación. (Lee Mateo 26: 29). El rito nos hace también recordar lo agradecidos que tenemos que estar hacia él, por su gran sacrificio al ofrecer su vida para salvarnos y darnos vida eterna.
Pero no solo eso. Con el lavamiento de pies recordamos que ninguno de nosotros es mayor que el otro, que en el reino de Dios todos somos siervos, que todos debemos ayudar y dejar que nos ayuden. Eso es humildad. Y por eso lo llamamos «rito de humildad». Después, se procede a tomar pan sin levadura que representa a Jesús. Se bendice y cada persona coge un trocito y lo come. Cuando comemos ese pan reconocemos que Jesús es nuestro «pan de vida», que él es quien nos da la vida eterna. Reconocemos que no podemos tener la vida eterna por nosotros mismos. Es un regalo de Jesús.
Tacha todas las letras K, W y X para descubrir el mensaje.
PKWARWTXICIXPAR EXN LWA WSAXNTKA XCWENA NWO EXXS UWKN KWJUXEGWO. SXI LWO HWXACWEMKOS DWEBXEMWOXS COWMPXREXNDKER BKIEKN CKÚWAL EWS EXL SIXKGNIFWXICKXADO DXE CWKADXA SÍWMBKOLXOX Y DXE CWKAWDA XRWIWTO. MBMT
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10 LECCIÓN
ÚLTIMOS CONSEJOS
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO Durante toda la cena de la Pascua, Jesús estuvo extrañamente serio. Tenía muchas cosas que decir a sus discípulos y no tenía mucho tiempo. Jesús, de alguna manera, sabía que Judas había pactado con los sacerdotes y fariseos una trampa para que fuera detenido. Pero Jesús seguía amando a Judas y todavía quería darle una oportunidad para que se arrepintiese y rompiera el pacto que había hecho con los sacerdotes.
«Y cuando me vaya y os prepare lugar, vendré otra vez y os llevaré conmigo, para que donde yo esté, vosotros también estéis» (Juan 14: 3)
Mientras estaban cenando, ¿qué noticia dio a sus discípulos? (Lee Juan 13: 21).
Todos los discípulos reaccionaron horrorizados. Todos estaban seguros de su amor al Maestro. Nadie sospechaba que uno de sus compañeros hubiera pensado en hacer una cosa tan horrible. Pensaron que tal vez alguno de los que estaban allí cometería un error y sin querer haría algo que pondría en peligro a Jesús. Por eso todos empezaron a preguntarse quién sería el traidor. Jesús les contestó de forma que, a la vez, pudiera darle un toque de atención a Judas, que reflexionara sobre lo que estaba pensando hacer. (Lee la respuesta de Jesús en Juan 13: 26, 27). Los discípulos no entendían nada, pero Judas lo entendió perfectamente. El Maestro sabía lo que estaba tramando y Judas, a pesar de ello, decidió seguir adelante. Y en cuanto terminó de comer salió del aposento donde estaban cenando y se fue a encontrarse con los sacerdotes.
Ordena las letras de cada palabra para conocer el nombre completo del discípulo a quien Jesús entregó el pan mojado.
AJDSU CIROTISAE, Hijo de MSONI
Piensa un poco La palabra ‘traidor’ es muy fuerte. Se asocia a personas indignas, desleales, infieles… Nunca debes ser desleal a tus amigos y amigas pues te ganarías su enemistad. Desde que Judas traicionó a Jesús, en vez de «traidor» a veces se dice: «eres un Judas». ¿Verdad que es desagradable?
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL LUNES Ya hacía varias semanas que Jesús insistía mucho en la proximidad de su muerte, y más durante los últimos días. Ahora tenía otro aviso que hacerles. (Lee la advertencia de Jesús a sus discípulos en Mateo 26: 31). También les recordó que, aunque iba a morir, también iba a resucitar. Así que debían tener fe en el poder de Dios sobre la muerte. ¿Qué ocurriría después de la resurrección? (Lee Mateo 26: 32). Jesús ya los estaba citando para encontrarse con ellos de nuevo en Galilea. Pero Pedro no lo escuchaba. Se había quedado con la idea de que uno de los discípulos lo iba a entregar a los sacerdotes y que los demás se escandalizarían.
Otras versiones dicen que dejarían de confiar en Jesús, que se apartarían o que lo abandonarían. Pero eso no entraba dentro de su cabeza. Todos amaban a Jesús y él, Pedro, el que más. Tan seguro estaba de su amor que ¿qué le respondió? (Lee la impulsiva respuesta de Pedro en Mateo 26: 33). Jesús conocía el corazón de Pedro. Sabía que su amor era sincero, pero también sabía que, en situaciones difíciles, muchas veces hasta el más fuerte, puede hacer cosas que no quiere hacer. Por eso Jesús, con mucho cariño, le anunció lo que sucedería esa misma noche. (Léelo en Mateo 26: 34). Pero Pedro, muy seguro de sí mismo, le aseguró a Jesús que eso nunca ocurriría. Y el resto de los discípulos también aseguraron que ellos nunca abandonarían a Jesús (ver Mateo 26: 35).
Pedro era un buen hombre y amaba a Jesús por encima de todas las cosas. Pero tenía un carácter peculiar. Busca en la sopa de letras algunas de las características de su carácter. Colorea las características que te gustaría tener a ti. IMPULSIVO SEGURO DE SÍ SINCERO BRUSCO FOGOSO ENTUSIASTA APASIONADO PRECIPITADO RESUELTO RUDO HONRADO LEAL
Piensa un poco Jesús lo iba a pasar mal, pero sus discípulos pasarían una prueba de fuego muy dura y Jesús trató de prepararlos para superarla. Y con esto también nos da un consejo a nosotros hoy: cuando veamos que alguien lo esté pasando mal, tratad de consolarlo y de animarlo. Estarás haciendo lo que el mismo Jesús haría.
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10 TU LECTURA DEL MARTES
Durante las siguientes horas Jesús quiso hacer un resumen de sus enseñanzas a lo largo de los tres años y medio que habían pasado juntos. Los capítulos 14 al 17 del Evangelio de Juan recogen estas palabras de Jesús. A lo largo de esta semana estudiaremos solo unas pocas de estas enseñanzas.
en mente, Jesús les insiste varias veces que no deben tener miedo (ver Juan 14: 27) y que deben seguir confiando a pesar de que algunas veces las cosas se pongan difíciles (ver Juan 16: 33).
Lo primero era empezar por una buena noticia. (Lee Juan 14: 1-3). Jesús no solo les había enseñado que iba a morir y a resucitar. También les había dicho que tendría que volver al Cielo durante algún tiempo. La razón de que tuviera que volver al Cielo no era otra que la de preparar al mundo para su Segunda Venida. Cuando Jesús regrese ya estará todo listo para que podamos vivir con él para siempre. Con esta esperanza
Nadie puede saber realmente cómo será la Tierra Nueva que Jesús nos está preparando. Pero eso no quiere decir que nosotros nos podamos imaginar cómo nos gustaría que fuera, aun sabiendo que «Dios ha preparado cosas que nadie jamás pudo ver, ni escuchar ni imaginar» (1 Corintios 2: 9 Traducción al Lenguaje Actual). En este espacio dibuja, escribe, colorea o expresa cómo te imaginas la Tierra Nueva.
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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Luego les ruega encarecidamente que hagan algo: «Si de verdad me amáis, haréis caso de todos los consejos que yo os he dado». (Puedes leerlo en Juan 14: 15).
¿Cuántas veces había enseñado Jesús que debemos amar a nuestro prójimo? Y Jesús insiste otra vez en la clase de amor que debemos dar: «Como yo os he amado».
Un poco más adelante vuelve a repetir la misma idea. (Lee Juan 15: 14). Esta vez utiliza la palabra ‘amigos’: «Si de verdad sois mis amigos haced lo que os digo, lo que os mando».
¿Por qué debemos intentar seguir estos consejos de Jesús? (Lee Juan 15: 11).
Jesús se estaba refiriendo a un mandato en particular. Algo que ya les había repetido muchas veces en los últimos años. (Lee Juan 15: 12 y sabrás a qué mandamiento se refería Jesús). Y más adelante lo vuelve a repetir (Lee Juan 15: 17). Ahora que Jesús se iba a ir, sabía que lo que más necesitaban era cuidar los unos de los otros. Y no se refería solo al grupo de los que estaban allí reunidos.
Dios desea nuestra felicidad, una felicidad plena, total. Pero para que nuestra felicidad sea completa debemos rodearnos de personas felices. Es imposible ser feliz viendo lo desgraciadas que son otras personas. Cuando nos amamos los unos a los otros, de la misma forma que Jesús nos ama, intentaremos que todos lo que nos rodean tengan una vida más feliz. ¿Cómo? Siendo amables, solidarios, comprensivos, pacientes, ayudadores, simpáticos… En definitiva… ¡Siendo como era Jesús!
Piensa un poco ¿Cuántas veces tenía que repetir ese mandamiento? ¿Tan importante era para Jesús que nos amemos los unos a los otros? ¿Estás intentando obedecer este mandamiento de Jesús? ¡Es el más importante de todos porque es el que resume toda la Ley!
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LECCIÓN |
10 TU LECTURA DEL JUEVES
Ahora que Jesús se iba a ir al Cielo, los discípulos tenían miedo de seguir solos. ¿Y si los perseguían como a él? ¿Y si lo hacían mal? ¿Quién les diría cómo hacer las cosas? Tenían la sensación de que todavía tenían mucho por aprender. Pero Jesús los tranquiliza. Él no va a dejarlos solos. ¿Quién vendría a suplir a Jesús? (Lee Juan 14: 26). Jesús llama al Espíritu Santo «el Consolador». Sabía que ellos iban a estar tristes por la separación. Alguien que consuela es una persona que hace que la pena y la tristeza sean menos duras. Una persona que consuela te da ánimos y te ayuda a mantener la confianza. El Espíritu Santo les ayudaría a continuar el trabajo de Jesús en esta tierra. Y cuando tuvieran dudas sobre lo que Jesús les había enseñado, el Espíritu Santo les recordaría lo que habían aprendido de la mano de Jesús. Pero el trabajo del Espíritu Santo sería mucho mayor. Sería un trabajo en la mente y en el corazón de las personas:
Piensa un poco Nadie en este mundo conoce toda la verdad sobre Jesús, sobre Dios, sobre el pecado y sobre la salvación. Piensa en el colegio. Puede que tú saques sobresalientes en matemáticas, pero no sabes todas las matemáticas. Cada año aprendes cosas nuevas de matemáticas. Incluso los matemáticos más sabios siguen aprendiendo nuevas fórmulas y resolviendo nuevos problemas. De la misma forma podemos ir aprendiendo día a día cada vez un poco más acerca de Jesús. Y eso es gracias al Espíritu Santo.
«Cuando él venga demostrará a los que son del mundo dónde hay pecado, dónde un camino hacia la salvación Colocar las siguientes palabras que tienen que y dónde una condena. El pecado está en que ellos no ver con el Espíritu Santo en su lugar. creen en mí; el camino hacia la salvación está en que yo me voy al Padre y ya no me veréis; y la condena está en que el que tiraniza a este mundo ya ha sido condenado» Esperanza - ánimos - poder - cielo (Juan 16: 8-11, versión La Palabra). El trabajo del Espíritu Santo consiste en convencernos, en demostrarnos, no solo que a veces pecamos y hacemos las cosas mal. También nos da la alegría de que la salvación es por medio de Jesús. Y la demostración de que Jesús ha realizado nuestra salvación es que él está en el Cielo con el Padre, de nuevo. Y también nos tranquilizará porque sabremos que el príncipe de este mundo, el tirano, el malvado Satanás ya ha sido juzgado y condenado y llegará un momento en el que ya no podrá hacer más daño. Por otra parte, a Jesús le hubiera gustado poder enseñarles muchas más cosas a sus discípulos, pero todavía no estaban lo suficientemente preparados para comprenderlas (ver Juan 16: 12). Pero conforme ellos estuvieran preparados, el Espíritu Santo podría enseñarles cada vez más. El Espíritu Santo es el que nos guía para que conozcamos cada vez un poquito más de la Verdad, de las enseñanzas de Jesús, hasta que él regrese.
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verdad - mente - discípulos - Jesús enseñar - alegría - corazón tranquilidad - convencer
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TU LECTURA DEL VIERNES Para terminar, Jesús hizo una preciosa oración llena de cariño hacia sus discípulos. Jesús pide a su Padre que cuide y bendiga a ese pequeño grupo con el que había convivido los últimos tres años y medio. Habían pasado muchas situaciones juntos. Se habían reído y habían llorado. Habían hecho milagros y también habían pasado momentos difíciles. Jesús estaba contento por ellos. ¿Por qué? (Lee Juan 17: 8). Aquel grupo de personas eran la demostración de que había valido la pena convertirse en ser humano y llegar a ese momento: ellos habían comprendido que Jesús era el Mesías prometido, el Hijo de Dios que les daba la vida eterna.
En esos momentos Jesús también pensaba en ti y en mí. Pensaba en todas las personas que a lo largo de la historia hemos creído en Jesús porque ese grupo pequeño de discípulos contó lo que habían visto, lo que habían oído y lo que habían vivido con Jesús; porque sus oyentes lo contaron a otros, y así hasta nosotros. Así que Jesús también oró por ti. Normalmente siempre que hablamos dejamos lo más importante para el final, para que se recuerde mejor. (Lee cómo terminó Jesús su oración en Juan 17: 26). Eso era lo más importante para Jesús, que su amor permanezca en nuestros corazones para poder compartirlo con los demás.
Ahora Jesús pedía una protección especial para ellos. (Lee Juan 17: 15). Jesús sabía que Satanás los atacaría para que no continuaran el trabajo de Jesús. Pero Dios es más poderoso y con su protección nada tenemos que temer. Pero no solo oró por sus discípulos. ¿A quién recordó en esta oración? (Lee Juan 17: 20).
Descifra el código y podrás leer la primera parte de Juan 17: 24 (DHH)
Piensa un poco ¡Fíjate qué buen carácter tenía Jesús. Sabía que muy pronto iba a morir, que le harían sufrir mucho, que le darían golpes hasta hacerle sangrar… y sin embargo, en esos momentos solo tenía palabras bondadosas para que sus discípulos no lo pasaran mal. Lo normal es que alguien así esté pensando en su problema. Pero Jesús es todo amor.
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JESÚS ES DETENIDO
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO Entrada bien la noche, Jesús y sus discípulos abandonaron el aposento y salieron de la ciudad. Jesús necesitaba tranquilidad para orar. Cuando llegó a Getsemaní pidió a sus discípulos que se quedaran en un lugar mientras él se alejaba un poco (ver Mateo 26: 36).
«Permaneced despiertos y orad para no caer en tentación. Tenéis buena voluntad, pero vuestro cuerpo es débil» (Mateo 26: 41 Dios Habla Hoy)
Pero no quería estar solo. Le pidió a Pedro, a Santiago y a Juan, sus discípulos más íntimos, que le acompañaran. ¿Qué ocurrió cuando se alejaron? (Lee Mateo 26: 37). Y por eso les pidió que se quedaran y oraran con él.
¿Qué estaba pasando para que Jesús se sintiera tan angustiado? Jesús sabía que le quedaban pocas horas de vida. Sabía que iba a morir. ¿Cómo te sentirías si supieras que en unas horas ibas a morir? Sería terrible. Pero más terrible todavía era que él no lo merecía. Jesús nunca había pecado. Nunca había hecho nada malo. Esa angustia era también por la responsabilidad que pesaba sobre Jesús. De esas últimas horas dependía la salvación de la humanidad entera. De las decisiones que tomara Jesús dependía que tú y yo pudiéramos tener vida eterna.
Curiosidades Mateo y Marcos sitúan esta escena en un lugar llamado Getsemaní. Lucas lo sitúa en el monte de los Olivos y Juan en un huerto al otro lado del torrente del Cedrón. No son lugares distintos. El monte de los Olivos estaba al otro lado del torrente de Cedrón y allí había varios huertos. Uno de ellos bien podría llamarse Getsemaní.
Piensa un poco ¿Cómo te sentirías si te castigasen por lo que tú has hecho y también por lo que han hecho tus amigos? ¿Y si te castigan por lo que tú NO has hecho? No podemos imaginarnos lo que Jesús sintió y experimentó esa noche, pero sí sabemos cuánto nos amó y nos sigue amando hoy, muchísimo tiempo después. Jesús no se cansa de perdonarnos, de darnos nuevas oportunidades y de querernos.
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TU LECTURA DEL LUNES Jesús oraba angustiado. Él no quería morir. Como todos los humanos, no quería sufrir. Pero sabía que si quería salvarnos del pecado y de la muerte tenía que demostrar su amor hasta las últimas consecuencias. La responsabilidad y el amor que Jesús sentía hacia los seres humanos, iba a hacer que tuviera que pasar las horas más difíciles de su vida. ¿Sería capaz de resistir valientemente este último esfuerzo? Mientras Jesús oraba a su Padre para que le diera fuerzas para terminar su misión en la Tierra, Satanás intentaba hacerle ver que no merecíamos que Jesús muriera por nosotros. La tentación de dejar que los humanos sufrieran el castigo por su maldad, hacía sufrir a Jesús. Por eso cayó al suelo, y oró con todas sus fuerzas. (Lee la dolorida petición de Jesús en Mateo 26: 39). Jesús rogaba a su Padre celestial que
«la copa pasase de él». Con esta frase Jesús quería decir que, si era posible que, por favor, no tuviera que sufrir. Mientras tanto, ¿qué hacían sus discípulos? (Lee Mateo 26: 43). Por tres veces Jesús miró a sus discípulos buscando un poco de compañía, de consuelo y de apoyo, pero las tres veces los encontró dormidos. Todavía no eran conscientes de lo que iba a ocurrir. Pero Jesús no estuvo solo. (Lee Lucas 22: 43 para saber quien acompañó a Jesús en esos momentos). Aunque las personas nos fallen cuando más las necesitamos, podemos estar seguros de que Dios nunca nos abandona y que sus ángeles están a nuestro alrededor dispuestos siempre a ayudarnos.
Encuentra en el dibujo el ángel que acompañó a Jesús y seis parejas de manos en oración.
Piensa un poco ¿No te apetece hablar con Jesús y darle las gracias por lo que hizo por ti y por lo que te quiere? ¿Cómo? Orando, no necesitas palabras bonitas ni complicadas, solo dile lo que sientes.
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LECCIÓN |
11 TU LECTURA DEL MARTES
Jesús levantó la mirada. De repente, se comenzaron a oír voces que subían por el camino. Se veían muchas antorchas entre los árboles. Entonces Jesús despertó a todos sus discípulos. ¿Qué les dijo? (Lee Mateo 26: 46). Efectivamente. ¿Quiénes llegaron hasta donde estaba Jesús y sus discípulos? (Lee Juan 18: 3). Cuando los soldados y la gente que iba con ellos llegaron hasta donde estaba Jesús, Judas se acercó como para saludarlo y lo besó. Pero Jesús le hizo ver que conocía sus intenciones perfectamente. (Lee Lucas 22: 47, 48). Entonces Jesús, valientemente, se adelantó y les preguntó que a quién buscaban. Cuando le dijeron que a Jesús nazareno, ¿qué respondió? (Verás que Jesús no se escondió si lees Juan 18: 4, 5).
Pero algo extraño sucedió en ese momento. Lee también el versículo 6 y sabrás qué sucedió. ¿Por qué se cayeron los que venían a buscar a Jesús? Ellen G. White, en su libro «El Deseado de todas las gentes», explica cómo el poderoso ángel que había traído consuelo y fortaleza a Jesús se colocó entre Jesús y la gente. El resplandor del ángel les daba la oportunidad de aceptar que estaban ante el Hijo de Dios, pero no quisieron arrepentirse y dejar ir a Jesús. Luego Jesús intentó negociar con ellos para que dejasen tranquilos a los discípulos. (Lee la conversación en Juan 18: 7, 8). Jesús, hasta el último momento, pensando siempre en los demás, negociando para que no les pasase nada malo a sus seguidores.
Encuentra 7 diferencias entre los dos dibujos.
Piensa un poco Jesús sabía del peligro en el que estaban sus discípulos. Venían a por él pero a alguien se le podía ocurrir arrestar también a sus seguidores. Jesús, siempre atento al sufrimiento de los demás, consiguió negociar que solo se lo llevasen a él y dejasen libres a sus discípulos. ¿Qué te dice a ti esa manera de hacer las cosas Jesús?
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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Pero los discípulos, como habían dicho durante la cena de esa noche, estaban dispuestos a defender a Jesús y a luchar por él. El primero, Pedro, el impetuoso, quien cogió una espada y atacó a uno de ellos. (Ni te imaginas lo bruto que era Pedro. Lee Juan 18: 10). Menos mal que pudo apartarse a tiempo y solo le cortó una oreja. No era eso lo que Jesús quería. Y regañó firmemente a Pedro. Jesús nunca había usado la violencia y no iba a utilizarla ahora. Tenía que demostrar que era un Dios de paz y amor hasta el último momento. (Lee la regañina a Pedro en Mateo 26: 52, 54). Y luego para sorpresa de todos ¿qué hizo? (Te sorprenderás otra vez si lees Lucas 22: 51).
Jesús estaba poniendo en práctica sus enseñanzas. ¿Recuerdas que en el Sermón del Monte había dicho «amad a vuestros enemigos»? Pues Jesús amó hasta al enemigo que venía a apresarlo y le devolvió bien por mal. Luego se atrevió también a reprender a los soldados y a la gente que le acompañaba. Les quería hacer ver lo cobarde de su acción, yendo a detenerlo de noche, en secreto, cuando toda la ciudad estaba de fiesta o durmiendo (ver Lucas 22: 52, 53). Y cuando los discípulos vieron que la cosa iba en serio, que los soldados apresaban a Jesús y que no se podían defender, ¿qué hicieron? (Lee Marcos 14: 50).
¿Sabrías decir cuántas espadas hay en este batiburrillo?
Piensa un poco Nuevamente Jesús nos sorprende. Lo que hizo Pedro podría ser considerado «en defensa propia». Pero Jesús no admite la violencia bajo ningún concepto. A menudo una guerra entre dos naciones comienza por un ataque preventivo, en defensa propia. Y acaba fatal… Y ahora te voy a hacer una pregunta muy, muy difícil: ¿Qué harías tú si un niño te pega?
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LECCIÓN |
11 TU LECTURA DEL JUEVES
Una vez que detuvieron a Jesús lo llevaron a casa del sumo Sacerdote, Caifás, el mismo que había convencido a los demás de que lo mejor para Israel era matar a Jesús. Allí pensaban interrogarlo para poder tener pruebas de algún delito y hacer una acusación formal. Y si no conseguían que Jesús dijera nada acusatorio, ¿qué pensaban hacer? (Lee Mateo 26: 59). Poco les importaba la verdad o la mentira. Estaban dispuestos a condenar a muerte a Jesús fuera como fuese.
mentira. ¿Qué les contestó? (Lee Mateo 26: 64). ¡Esa era la respuesta que necesitaban! (Lee en Mateo 26: 65, 66 la reacción de Caifás y de todos los demás). A partir de ese momento se creyeron ya con derecho a burlarse de él y a maltratarlo.
Al final, Caifás pensó en el único delito que haría que todo el mundo estuviera de acuerdo de que merecía la muerte, la blasfemia. La blasfemia es un insulto a Dios y estaba castigado, desde tiempos de Moisés, con la muerte (ver Levítico 24: 16). Así que Caifás debía intentar que Jesús dijera algo ofensivo para Dios delante de todos los sacerdotes y fariseos. ¿Qué le preguntó? (Lee Mateo 26: 63). Jesús estaba obligado a contestar y nunca dijo ninguna
Ordena las letras señaladas con un número y sabrás cuál fue el delito por el que los sacerdotes condenaron a Jesús.
Piensa un poco Aquellos hombres que eran los líderes religiosos del Israel, que tenían que dar ejemplo de conducta, gritaban, insultaban e incluso se atrevieron a golpear a Jesús. ¿Te parece un buen ejemplo? En contraste, Jesús no les devolvió el insulto ni intentó escapar. Sabía que tenía que pasar por eso y lo aceptó sin rechistar. Valiente, ¿eh? Este es Jesús.
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TU LECTURA DEL VIERNES Detrás del grupo que había prendido a Jesús iban dos discípulos, Pedro y Juan. Parece ser que Juan conocía a algunos siervos del palacio del sumo Sacerdote y le dejaron pasar. También consiguió que le permitieran la entrada a Pedro (ver Juan 18: 15, 16). En cuanto Pedro entró por la puerta, la portera se lo quedó mirando. ¿Qué le dijo? (Lee Juan 18: 17). Pedro sobresalía de los demás discípulos. Siempre estaba dispuesto a ayudar y era muy visible en el grupo de los doce. Posiblemente por eso la portera lo reconoció. Pero Pedro se asustó y negó ser discípulo de Jesús. Si a su Maestro, al que todos tenían tanto respeto, lo tenían atado, lo interrogaban y lo maltrataban, ¿qué no serían capaces de hacerle a él?. Intentando pasar desapercibido se sentó con un grupo junto al fuego del patio pues hacía frío. Una de las personas que estaban junto al fuego también se fijó en él. — ¿Tú no eres uno de los discípulos de Jesús?
Y Pedro, avergonzado, volvió a insistir: — ¡Que no! ¡Que no lo conozco! Pero allí cerca había un pariente de Malco, al que hacía un rato le había cortado la oreja. Estaba completamente seguro de que ese era Pedro, el discípulo de Jesús que había atacado a su pariente (ver Juan 18: 26). Lo curioso es cómo respondió esta vez Pedro. (Lee cómo se describe en Mateo 26: 74). Para que ya todo el mundo lo dejara en paz empezó a decir palabrotas y a hablar de forma brusca y así se dieran cuenta que no era como Jesús y lo dejasen en paz. Estaba amaneciendo. Y en ese momento cantó un gallo. ¿Qué recordó Pedro al oír el canto del gallo? (Lo sabrás si lees Mateo 26: 75). ¡Cuánta razón había tenido Jesús! En los momentos en los que más necesitaba ayuda, Pedro había negado tres veces conocerlo. Tanto presumir, tanto presumir y ¡había fallado a su Maestro!
Encuentra 8 diferencias entre los dos dibujos.
Piensa un poco Lucas cuenta que Jesús también escuchó el canto del gallo y que buscó con la mirada a Pedro (ver Lucas 22: 61). No nos podemos imaginar que Jesús estuviera enfadado. Sabía el dolor que había en el corazón de Pedro y lo miró con dulzura y amor. Jesús no se lo tenía en cuenta. Solo quería decirle con la mirada que lo amaba y lo perdonaba. Pero esa tierna mirada de Jesús le hizo sentir la vergüenza de haber traicionado a su Maestro. Y lloró amargamente. MBMT
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12 LECCIÓN
AMAR HASTA MORIR
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO El viernes por la mañana, Caifás convocó al Sanedrín, el Consejo superior de los judíos. Necesitaba que el Sanedrín juzgara oficialmente a Jesús. ¿Cuál fue la sentencia? (Puedes leerlo en Mateo 27: 1).
«Nadie tiene mayor amor que este, que uno dé su vida por sus amigos» (Juan 15: 13)
Pero el Sanedrín no tenía autoridad para condenar a muerte, solo podía hacerlo el gobernador romano. Así que llevaron a Jesús al palacio del gobernador para que la autoridad romana lo ejecutase. Judas había estado observando desde lejos. La Biblia no menciona las razones por las que el discípulo entregó a Jesús, pero es posible que Judas estuviera esperando a que Jesús hiciera un milagro y se escapara. O mejor aún, que hiciera un milagro y se convirtiera en el rey de los judíos. Él se quedaba con el dinero y Jesús seguía libre y como rey. Pero cuando vio que Jesús seguía estando preso y era condenado a muerte, ¿qué hizo? (Lo sabrás si lees Mateo 27: 3, 4). Los sacerdotes no quisieron escucharle y se rieron de él en su cara. Ya era demasiado tarde para echarse atrás. Judas se desesperó. ¿Cómo podía haber cometido un pecado tan grave? En ese momento pensó que Jesús no podría perdonarle, que Dios no lo perdonaría nunca. La culpabilidad no le dejaba pensar con claridad. ¿Qué hizo Judas entonces? (Lee su trágica decisión en Mateo 27: 5).
Piensa un poco Lee Isaías 55: 7 y 1 Juan 1: 9. ¿Crees que, si Judas se hubiera acercado a Jesús a pedirle perdón, Jesús lo habría perdonado?
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL LUNES Llevaron a Jesús ante el tribunal del gobernador Poncio Pilato. Ante el gobernador de Roma no podían acusarlo de blasfemia, ya que eso solo era delito en la ley religiosa de los judíos. ¿De qué lo acusaron, entonces? (Lee Lucas 23: 2). ¿Era cierto algo de lo que decían? Jesús no había alborotado al pueblo ni les había pedido que se rebelaran contra Roma; les había dicho a los sacerdotes, hacía solo unos días, que debían pagar sus impuestos; y sí que él había dicho que era el Mesías, pero muchas veces había rechazado ser nombrado rey. De hecho cuando Pilato le interrogó sobre si él quería ser rey de Israel, ¿qué respondió Jesús? (Lee Juan 18: 36). A Pilato no le gustaba que los judíos vinieran a decirle lo que él tenía que hacer, y no quería condenar a Jesús.
Durante el interrogatorio se enteró de que Jesús era galileo y se le ocurrió una solución. En la ciudad estaba de visita Herodes, el rey de Galilea. Así que ordenó llevar a Jesús al palacio de Herodes para que lo juzgara. Cuando Herodes se enteró de que le traían a Jesús de Nazaret, ¿cómo reaccionó? (Léelo en Lucas 23: 8). Lo único que Herodes quería de Jesús es que le hiciera algún milagro como si de un espectáculo de magia se tratara. Y le fastidió mucho el que Jesús no quisiera atender a su capricho. A Herodes tampoco le gustaba que los sacerdotes le dijeran lo que tenía que hacer y por mucho que insistieron a lo más que llegó fue a devolver a Jesús a las autoridades romanas vestido con un manto y en medio de las burlas y los golpes de los soldados. Así que Jesús regresó al palacio de Pilato.
Piensa un poco ¿No crees que la negativa de las autoridades civiles a juzgar a Jesús debió de hacer reflexionar a los dirigentes religiosos judíos y rectificar? Pero estaban obstinados en deshacerse de Jesús. También hoy tenemos que tener cuidado con la obstinación. Siempre hay que reflexionar y considerar con cuidado las opiniones de los demás, por respeto, aunque no tengan razón. Eso nos hace sabios.
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LECCIÓN |
12 TU LECTURA DEL MARTES
Cuando llegó al palacio del gobernador, había en la puerta una multitud de seguidores de los sacerdotes y fariseos que gritaba e insultaba a Jesús. Pedían a gritos su muerte. Pilato no encontraba una razón legal para condenar a muerte a Jesús, pero tampoco quería ir en contra de la voluntad del pueblo y menos durante la fiesta de la Pascua. Entonces se le ocurrió una idea. Hacia unos días, un hombre llamado Barrabás había sido detenido. ¿Por qué? (Lee la clase de persona que era Barrabás en Marcos 15: 7). Barrabás había sido condenado a morir crucificado esa misma tarde. Por otra parte, era costumbre liberar a un preso el día antes del sábado de Pascua (ver Mateo 27: 15).
un traidor porque apoyas a un rey que no es el emperador (ver Juan 19: 12). Pilato no quería arriesgar su futuro, así que, accediendo al chantaje, pidió agua y se lavó las manos delante de ellos. Con este gesto Pilato no se quería hacer responsable de la muerte de Jesús. Pero también era una forma de decir que no le importaba lo que le pasara a Jesús (ver Mateo 27: 24, 25). Entonces soltó a Barrabás y ordenó que Jesús fuera crucificado.
Así que mandó decir a la multitud que podían elegir a quién perdonar. A Jesús, que no había hecho nada malo, o a Barrabás, que era un asesino. (Lee en Mateo 27: 20, 21 la respuesta de la multitud que estaba a las puertas del palacio). ¡Pilato no se lo podía creer! ¿Tanto odiaban a ese hombre que no había cometido ningún crimen? Pilato intentó hacerles entrar en razón, pero los dirigentes judíos le dieron un poderoso argumento: si no ejecutas a Jesús le diremos al César que eres
Busca en la sopa de letras las siguientes palabras que aparecen en la lección:
Pilato Juicio Herodes Jesús Juan Judas Concilio Sanedrín Pedro Caifás 72 | MBMT
LECCIÓN |
TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Los soldados prepararon a Jesús para su ejecución. Lo golpearan, lo azotaron con látigos; y para burlarse más de él le tejieron una corona con espinos y escribieron un cartel en el que ponía «JESÚS DE NAZARET, REY DE LOS JUDÍOS». Luego lo llevaron hasta una colina fuera de las murallas de Jerusalén que llamaban Gólgota o Calvario. Era el lugar que los romanos habían elegido para realizar las crucifixiones, la forma de ejecutar a los más peligrosos criminales que no eran ciudadanos romanos. Junto a él llevaron a dos ladrones que también habían sido condenados a muerte. Cuando los habitantes de Jerusalén se enteraron de que habían detenido a Jesús y que había sido condenado a muerte salieron a las calles. ¿Cómo reaccionaron? (Lee Lucas 23: 27). Nadie se atrevió a defenderlo. Nadie se quería enfrentar a los soldados romanos armados con lanzas y espadas si no querían acabar siendo ellos también ejecutados.
que era capaz de dar su vida por amor a la humanidad, incluso por amor a esos que le habían clavado en la cruz. Viendo la actitud de Jesús, uno de los ladrones se dio cuenta de que Jesús era verdaderamente el Hijo de Dios. Posiblemente lo habría escuchado decir, en alguna ocasión, que iba a regresar para acabar para siempre con el pecado. En esos momentos en el que estaba a punto de morir, le hace una petición a Jesús. (Léela en Lucas 23: 42). En medio del sufrimiento, Jesús siente que su sacrificio vale la pena. Si un criminal como el que está a su lado es capaz de arrepentirse y desear vivir con él por toda la eternidad, ¿cómo no lo puede hacer el resto de la humanidad? «Entonces Jesús le contestó: Te aseguro hoy, que estarás conmigo en el paraíso» (Lucas 23: 43, Nueva Reina Valera 2000).
Cuando llegaron al lugar de la ejecución y colgaron a Jesús y a los dos ladrones en sus cruces, Jesús hizo una oración. (Puedes leerla en Lucas 23: 34). Hasta para las mismas personas que lo estaban matando tuvo palabras de amor. Mientras todo el mundo veía cómo crucificaban a Jesús, los dirigentes judíos se atrevían todavía a burlarse de él. ¿Qué le decían? (Lee Lucas 23: 37). ¡Por supuesto que podía haber bajado de la cruz! Pero Jesús quería demostrar
Coloca las vocales que faltan y podrás leer el texto que se indica. D_CH_S_ _Q__L _ Q___N D__S P_RD_N_ S_S M_LD_D_S Y C_BR_ S_S
P_C_D_S.
D_CH_S_ _L H_MBR_ _ Q___N _L S_Ñ_R N_ C__NT_ S_S P_C_D_S C_NTR_ _L. (ROMANOS 4: 7, 8 NRV2000) Y esto solo es posible gracias a que Jesús demostró su amor por nosotros hasta el punto de morir en la cruz.
Piensa un poco Si Jesús es capaz de perdonar a los que lo están matando, si Jesús es capaz de perdonar a un criminal que se arrepiente en el último momento de su vida, ¿cómo no va a poder perdonarnos a nosotros, si murió precisamente para eso, para que su vida sin pecado cubra nuestra vida llena de errores y desobediencias?
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LECCIÓN |
12 TU LECTURA DEL JUEVES
La vida de Jesús se estaba agotando. Las fuerzas le fallaban. Las personas que miraban desde lejos no podían hacer nada por el Maestro. A partir del mediodía, el cielo se oscureció. No parece que fuera por estar solo nublado. Mateo, Marcos y Lucas lo describen como «tinieblas». Dios estaba mandando una señal, pero los dirigentes de la nación, obstinadamente, no quisieron comprenderlo. Como a las tres de la tarde, las fuerzas de Jesús no aguantaron más y en medio de un grito, murió. ¿Qué ocurrió en ese momento? (Lee Mateo 27: 51). Dos hechos sorprendentes coincidieron con la muerte de Jesús. El primero, el terremoto que sintieron todos los habitantes de Jerusalén, judíos y paganos. El segundo lo estudiaremos mañana. Al mando de los soldados que habían ejecutado a Jesús había un centurión. No sabemos si el centurión
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participó de las burlas de los soldados, pero conforme pasó el tiempo, aquel hombre aquel hombre vio a su alrededor cosas muy distintas a cualquier otra ejecución. La gente que sufría a lo lejos, el cielo oscurecido de forma sobrenatural, las palabras de Jesús de perdón y cariño. Probablemente, por curiosidad, el centurión se quiso informar sobre quién era ese hombre que había muerto y alguien le diría que muchas de las personas que miraban a lo lejos creían que ese hombre era el Hijo de Dios. ¿Qué es lo que pensó aquel hombre pagano, y los soldados que lo acompañaban, cuando vieron morir a Jesús después de tres horas de oscuridad y de aquel temblor de tierra? (Léelo en Mateo 27: 54). Lo que los dirigentes judíos habían sido incapaces de reconocer, lo reconocieron los soldados paganos acostumbrados a la guerra y a la crueldad. ¡Qué contraste! ¿Qué ocurrió con toda la gente que esperaba a lo lejos? (Lee Lucas 23: 48). Aquella iba a ser la fiesta de la Pascua más triste que recordaban.
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TU LECTURA DEL VIERNES El segundo acontecimiento solo lo percibieron, de momento, los sacerdotes del Templo. Los evangelios dicen a gran cortina del Templo, que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo, «se rasgó de arriba abajo». Era imposible rasgar esa tremenda cortina y mucho menos desde arriba. Medía más de 15 metros de alto y, según describe el historiador judío Flavio Josefo, medía diez centímetros de grosor. Ningún ser humano podía rasgar el velo. Pero ahora lo cierto es que el velo había sido partido en dos dejando sin separación el Lugar Santo del Lugar Santísimo.
Sabían cómo su nacimiento había sido anunciado por los mismos ángeles. Juan el Bautista lo reconoció como el Hijo de Dios. Habían escuchado sus enseñanzas y habían visto sus milagros. Habían vivido la oscuridad y el terremoto y ahora y ahora acababan de vivir un milagro en el mismo interior del Templo. Ni siquiera por eso creyeron. Pero la historia no estaba más que a punto de empezar de nuevo.
Recuerda que el Lugar Santísimo era el sitio donde solo podía entrar el Sumo Sacerdote (como representante de Jesús) una vez al año, el Día de la Expiación, para simbolizar el perdón de los pecados del pueblo. Esa cortina ya no hacía falta. Jesús, el cordero del sacrificio, acababa de morir por nuestros pecados, por los pecados de toda la humanidad. Ya no hacían falta símbolos. Todos esos símbolos servían para que la gente comprendiera lo que Jesús iba a hacer. Pero ahora ya estaba hecho. Ya no hacían falta sacerdotes ni sumos sacerdotes, porque el Sumo Sacerdote real, el de verdad, Jesús, ya había cumplido su misión. Jesús había abierto el camino hacia la salvación. Ahora todos los seres humanos podían acudir a Dios, al Lugar Santísimo, a través de Jesús, para recibir el perdón de los pecados. ¿Cómo era posible que después de tantas señales los sacerdotes y demás religiosos no creyeran en Jesús?
Para saber más El Lugar Santísimo era el lugar donde se manifestaba la gloria de Dios. Tanto en el Tabernáculo del desierto como en el Templo de Salomón, la presencia de Dios se manifestaba sobre el Arca de la Alianza. El Templo en la época de Jesús ya no tenía el Arca de la Alianza y el Lugar Santísimo estaba vacío. El velo se mantenía para diferenciar las dos estancias del Santuario.
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13 LECCIÓN
¡JESÚS ESTÁ VIVO!
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO ¿Era realmente necesario que Jesús muriera? ¿Por qué decimos que la muerte de Jesús nos salva? Reflexionemos primero en la situación del ser humano sin Dios. Desde que Adán y Eva decidieron desconfiar de Dios y escuchar las mentiras de Satanás, todos los seres humanos hemos pecado, es decir, nos hemos separado de Dios y lo necesitamos para vivir. Y la consecuencia del pecado es la muerte. Todos los seres humanos estamos condenados a morir porque hemos pecado.
«Por eso, aunque estábamos muertos por culpa de nuestros pecados, él nos dio vida al resucitar a Cristo. Nos hemos salvado gracias al amor de Dios» (Efesios 2: 5, Traducción en Lenguaje Actual)
Pero ese no es el deseo de Dios. Dios ha buscado, por todos los medios, romper la maldición de la muerte porque «no quiere que nadie muera, sino que todos se vuelvan a Dios» (2 Pedro 3: 9, Dios Habla Hoy). ¿Cómo conseguir que nos volvamos a Dios? (Lee Hebreos 1: 1, 2). Durante toda la historia, Dios envió mensajeros, profetas. Pero, a pesar de los profetas, las personas no terminábamos de entender el amor de Dios. Por eso Jesús se convirtió en ser humano, para demostrar cuál era el verdadero carácter de Dios y hasta qué punto nos ama. Es fácil demostrar amor cuando la gente te trata bien. Y Jesús trató bien a todo el mundo. Pero cuando te tratan mal ¡qué difícil es ser bueno!
Pues Jesús demostró que, aunque lo trataran fatal, él siguió amando. Su amigo lo traicionó, le hicieron un juicio injusto, le pegaron, se burlaron de él, lo torturaron y lo mataron. Y él siguió amando. Y cuando entendemos que, por mucho daño que le hayamos hecho, Dios nos ama hasta el extremo de dar su vida por nosotros, es cuando queremos volver a Dios. Pero ahí está Satanás. Nos acusa ante Dios de que, como hemos pecado, debemos morir. Y entonces se levanta Jesús y muestra su vida y su muerte. Jesús nos dice: «Reconozco que has pecado, pero yo quiero perdonarte los pecados, porque sí, porque te amo (eso es lo que la Biblia llama “Gracia”) y quiero hacerlo. Y tengo derecho a perdonarte porque yo lo he dado todo para demostrarte cuánto te amo» (ver Romanos 3: 23-25). Jesús murió, primero para demostrar la bondad suprema de Dios, después para que tú y yo volvamos a confiar en su amor, y por último para devolvernos la vida eterna que perdimos con el pecado.
¿Eres capaz de contar los corazones que aparecen en el dibujo sin equivocarte? Pues Dios te ama infinitamente más de lo que podamos expresar con dibujos o palabras.
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TU LECTURA DEL LUNES Mateo, Marcos y Lucas sitúan la muerte de Jesús como a las tres de la tarde, en la hora novena, del viernes de Pascua. Normalmente los criminales muertos eran enterrados sin ningún cuidado en algún lugar fuera de la ciudad. Antes de que se llevaran el cuerpo de Jesús, un hombre fue a ver a Pilato con una petición extraña. (Lee en Mateo 27: 57, 58 quién era ese hombre y qué quería). José era miembro del Sanedrín, pero también era seguidor de Jesús y no había tomado parte en el injusto juicio que condenó a Jesús. Posiblemente ni siquiera lo avisaron para la reunión (ver Lucas 23: 50, 51). Así que fue hasta el Gólgota y pidió a los soldados que le entregaran el cuerpo de Jesús. Junto a él había más personas. La Biblia menciona que Nicodemo, también miembro del Sanedrín y al que tampoco debieron avisar para el juicio, trajo los aromas que se necesitaban para
preparar el cuerpo (ver Juan 19: 39). Algunas de las mujeres que se habían quedado en el Gólgota hasta la muerte de Jesús como María Magdalena y otra María, también acompañaron a José y a Nicodemo (ver Mateo 27: 61 y Lucas 23: 55). José sabía que había un sepulcro nuevo y vacío, excavado en la roca, cerca de allí. Así que, sin perder más tiempo, compró el sepulcro y lo llevaron allí. Se acercaba la puesta del sol y estaba a punto de comenzar el sábado. Todos tenían que respetar las leyes que los fariseos habían impuesto sobre el sábado, así que apenas les dio tiempo a envolver el cuerpo de Jesús con una sábana, dejarlo en el sepulcro y hacer rodar sobre la entrada una gran piedra. Tendrían que esperan a la mañana del domingo para amortajar* el cuerpo de Jesús.
Curiosidades Amortajar* un cuerpo muerto es prepararlo para enterrarlo. Cuando alguien moría, había que preparar los cuerpos de una forma especial. Se lavaba, se untaba de aceites y aromas y se envolvía cuidadosamente en lienzos o sábanas. Era costumbre también el velar durante algunas horas para que todo el mundo pudiera despedirse del muerto antes de colocarlo en el sepulcro.
Ayuda a José de Arimatea y a Nicodemo a colocar el cuerpo de Jesús en el sepulcro.
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LECCIÓN |
13 TU LECTURA DEL MARTES
Pero los sacerdotes y fariseos estaban todavía preocupados. Ellos estaban presentes cuando Jesús había dicho que iba a resucitar a los tres días. Le habían visto hacer tantos milagros que sabían perfectamente que Jesús podría resucitar.
que habían vivido durante todo el día. Necesitaban descansar. Y en aquel sepulcro cerrado y custodiado descansaba también Jesús.
Entonces fueron a ver a Pilato con otra petición. (Puedes leerla en Mateo 27: 64). Fíjate qué retorcidos eran. Le dicen a Pilato que si el cuerpo de Jesús desaparecía no era porque hubiera resucitado, sino porque los discípulos lo podían robar y decir que había resucitado. Pilato, ya un poco harto de ellos, accedió a poner una guardia de soldados junto al sepulcro donde habían colocado a Jesús. Y para que no hubiera ninguna duda de que nadie abría la entrada, sellaron la piedra. Con la puesta del sol comenzó el sábado. Todo el mundo volvió a sus casas impresionados por lo
Solo una de las siluetas del soldado es exactamente igual al modelo. ¿Puedes encontrarla?
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Aquel fue el sábado más triste de la vida de los discípulos. Habían visto cómo hicieron sufrir a su Maestro y cómo lo mataban. Y ellos estaba tristes, muy tristes, y tenían miedo. La tristeza, el cansancio y el miedo son los peores enemigos del pensamiento. Estaban bloqueados. Llevaban muchas horas sin dormir. No sabían a dónde ir por miedo a que los sacerdotes y fariseos los pudieran perseguir también a ellos y matarlos como lo habían hecho con Jesús. No se atrevían a salir a las calles de Jerusalén porque todo el mundo los podía reconocer. Solo podían pensar en que Jesús estaba muerto y que ni siquiera habían podido despedirse de él con un funeral. Su mente estaba llena de pensamientos negativos. Eran incapaces de recordar ni siquiera las palabras
de Jesús mientras cenaban el jueves. (Tú puedes recordarlas leyendo Juan 16: 20, 22). Tampoco podían recordar que en varias ocasiones Jesús los había avisado de que lo iban a matar pero ¿qué pasaría después? (Lee Marcos 8: 31). Incluso habían comparado su muerte con los tres días que Jonás pasó en la barriga del gran pez (ver Mateo 12: 39, 40). Ni siquiera podían recordar todos los milagros que Jesús había hecho y que ellos mismos también habían podido hacer gracias al poder de Dios. Lo único que recordaban era cómo habían huido y lo habían dejado solo. Aquel sábado en el que debían celebrar la liberación de Israel de la esclavitud lo pasaron llorando, sin saber que, gracias a la muerte de Jesús, se estaba produciendo una liberación todavía mayor: la liberación de la esclavitud del pecado no solo para Israel sino para toda la humanidad.
Esperemos que nunca sientas esta sopa de letras en tu vida. Son sentimientos que NO pertenecen al reino de Dios, pero que nos invaden muchas veces como también sintieron los discípulos después de la muerte de su amigo Jesús. Angustia
Soledad
Tristeza
Desconfianza
Temor
Miedo
Cansancio
Pesimismo
Inquietud
Desánimo
Piensa un poco Además del miedo, los discípulos tenían mala conciencia. Ellos habían abandonado al pobre Jesús dejándolo solo. En sus pensamientos creían que habían hecho lo peor de lo peor y que no tenían perdón por haber renegado de Jesús. Olvidaron que Jesús nos ama a todos, incluso a los más pecadores.
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LECCIÓN |
13 TU LECTURA DEL JUEVES
Apenas comenzó a amanecer el domingo, las mujeres discípulas de Jesús, ya se habían levantado. Prepararon los aceites y aromas que Nicodemo les había entregado y comenzaron a caminar hacia el sepulcro donde estaba Jesús. No podían dejar que su maestro descansara el sueño de la muerte sin lavar su cuerpo ensangrentado y amortajarlo.
entrada, esperándolas. ¿Qué noticia tenía para ellas? (Lee Mateo 28: 5, 6).
Mientras estaban de camino, el suelo templó. ¡Otro terremoto! ¡Vaya susto! Pero en cuanto pasó, continuaron caminando.
Pedro y Juan, no se lo creían. Salieron corriendo hacia el sepulcro. Cuando entraron, ¿qué encontraron? (Lee Juan 20: 6, 7).
Los soldados que estaban haciendo guardia delante del sepulcro también lo sintieron y se despertaron. Pero ellos sí vieron qué causó el terremoto. ¿Qué ocurrió? (Lee Mateo 28: 2-4).
Fíjate en el detalle. Si se hubieran llevado el cuerpo muerto de Jesús, se lo habrían llevado con la sábana en la que estaba envuelto. Pero la sábana estaba allí, perfectamente doblada. ¿Quién se entretiene en doblar la sábana que lo cubría?
Los soldados salieron huyendo, dejando tras de sí el sepulcro sin vigilancia. Al poco tiempo llegaron las mujeres y se encontraron con el sepulcro abierto y vacío y un ángel sentado a la
¡¡¡JESÚS HABÍA RESUCITADO!!! Las mujeres con una mezcla de no entender lo que estaba pasando y a la vez con alegría por la noticia fueron corriendo a ver a los hombres.
En ese momento, se dieron cuenta de lo ciegos que habían estado por culpa de la tristeza y del miedo. En ese momento creyeron que Jesús había resucitado (ver Juan 20: 8, 9).
Piensa un poco Los lienzos en los que había estado envuelto Jesús no estaban tirados en el suelo, sino que Jesús mismo los había dejado bien doblados. Los discípulos se dieron cuenta de que a Jesús le gusta el orden. ¿Eres tú cuidadoso con tu ropa? ¿Ayudas a tus padres a mantener limpio y ordenado tu cuarto? ¿De qué otra manera puedes ayudarles?
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL VIERNES Los discípulos volvieron a casa, pero junto al sepulcro se quedó María Magdalena. Según el relato de Juan, ella no había visto al ángel, por lo cual no sabía que Jesús había resucitado; solo sabía que el sepulcro estaba vacío. Cuando ella entró en el sepulcro ¿qué vio? (Lee Juan 20: 12). María no los reconoció como ángeles, pero se puso a llorar. ¿Por qué lloraba? (Lee Juan 20: 13). Ella no sabía qué había pasado. Conociendo la maldad de los dirigentes judíos se imaginaba que se habían llevado el cuerpo como otra forma de castigo. Cuando fue a salir del sepulcro, se encontró con
otra persona que también le preguntó que por qué lloraba. Ella, pensando que era el cuidador del jardín del cementerio, le pidió por favor que le devolviera el cuerpo de Jesús. Los ojos de María estaban tan llenos de lágrimas que no pudo distinguir que era Jesús el que le estaba hablando. Pero cuando Jesús dijo su nombre: «¡María!», lo reconoció enseguida. (¡Qué sorpresa! Lee Juan 20: 16, 17). ¡Te imaginas la gran sorpresa de María! Solo acertó a decir: «¡Maestro!». ¿Te imaginas lo feliz que estaba al haberlo visto? Con una alegría que no le cabía en el corazón, corrió para decírselo a los demás discípulos.
¿Cuál de los dibujos pequeños es exactamente igual al grande central?
Piensa un poco Jesús tenía muchas cosas qué decirles a esos discípulos a los que tanto quería. Pero si hubieran sabido quién era habrían estado tan emocionados que no hubiesen logrado prestarle atención. ¿Te imaginas si pudieses pasear y hablar tranquilamente con Jesús? Ahora lo hacemos mediante la oración, pero algún día podremos hacerlo cara a cara.
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Para saber más Lección 1
Lucas 13: 6-9; Gálatas 5: 22-24; Palabras de vida del gran Maestro, capítulo 17 «Aliento en las dificultades».
Lección 2
Juan 11: 1-53; El Deseado de todas las gentes, capítulo 58 «Lázaro, ven fuera».
LECCIÓN 3
Mateo 19: 16-30; Marcos 10: 17-31; Lucas 18: 18-30, 19: 1-10; El Deseado de todas las gentes, págs. 552-556.
LECCIÓN 4
Mateo 21: 1-11; Marcos 11: 1-11; Lucas 19: 28-44; Juan 12: 12-43. El Deseado de todas las gentes, capítulo 63 «Tu rey viene».
LECCIÓN 5
Mateo 21: 12-17; 22: 15-22; 26: 6-11; Marcos 11: 15-19; 12: 13-17; 14: 3-9; Lucas 19: 45-48; 20: 20-26; Juan 12: 1-8; El Deseado de todas las gentes, capítulos 62, 65; págs. 553, 554.
LECCIÓN 6
Mateo 24: 1-44; Marcos 13; Lucas 21; El Deseado de todas las gentes, capítulo 69 «En el Monte de los Olivos».
LECCIÓN 7
LECCIÓN 8
Mateo 21: 28-46; 26: 1-5; Marcos 12: 1-12; Lucas 20: 9-19; 22: 1-6; Juan 11: 45-53; Para conocer al Maestro en sus parábolas, capítulos 21, 22.
LECCIÓN 9
Mateo 26: 17-30; Marcos 14: 12-26; Lucas 22: 7-30; Juan 13: 4-20; El Deseado de todas las gentes, capítulos 71, 72.
LECCIÓN 10
Mateo 26: 21-35; Marcos 14: 18-30; Lucas 22: 21-38; Juan 13: 21-38; 14-17; El Deseado de todas las gentes, capítulos 72, 73.
LECCIÓN 11
Mateo 26: 31-75; Marcos 14: 27-72; Lucas 22: 39-62; Juan 18: 1-27; El Deseado de todas las gentes, capítulos 74, 75.
LECCIÓN 12
Mateo 27: 1-56; Marcos 15: 1-41; Lucas 23: 1-49; Juan 18: 28-40; 19: 1-37; El Deseado de todas las gentes, capítulos 77-79.
LECCIÓN 13
Mateo 27: 57-66; 28: 1-15; Marcos 15: 42-47; 16: 1-11; Lucas 23: 50-56; 24: 1-12; Juan 19: 38-42; 20: 1-18; El Deseado de todas las gentes, capítulos 80-82; Graham Maxwell, ¿Puede Dios ser de confianza?, capítulo. 8 (http://speakingwellofgod.org/es/ materiales-escritos/puede-dios-ser-de-confianza/ por-que-tuvo-que-morir-jesus).
Mateo 22: 1-14; 25: 31-46; Lucas 14: 15-24; Para conocer al Maestro en sus parábolas, capítulos. 13 y 25.
ELLEN WHITE
ROBERTO BADENAS
El Deseado de todas las gentes (Varias editoriales y ediciones). Para conocer al Maestro en sus parábolas (Editorial Safeliz). Palabras de vida del gran Maestro (Varias editoriales y ediciones).
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IMPORTANTE PARA LAS IGLESIAS Debido a que “Mi Biblia, mi tesoro” puede usarse de forma alternativa en las iglesias como material de estudio de las Escuelas Sabáticas Infantiles, rogamos encarecidamente que se sigan los siguientes pasos de implantación: 1.- Estudiar el material detenidamente. El proyecto debe ser conocido por padres, maestros de escuela sabática infantil y responsables de la iglesia. 2.- Llegar a un acuerdo consensuado por amplia mayoría de todas las partes (padres, maestros y responsables). 3.- Obtener un voto del consejo de iglesia local a favor del uso de “Mi Biblia, mi tesoro”. 4.- Contactar con infantil.aula7activa@gmail.com para autorizar la copias. El seguimiento de estos pasos previos a la implantación de “Mi Biblia, mi tesoro” favorecerá la implicación de toda la iglesia en el proyecto educativo de los niños, a la vez que asegurará la continuidad del proyecto en la iglesia local, independientemente de los cambios en los responsables de los departamentos.
Agradecimientos A Dios por todos los milagros que hemos visto y vivido a lo largo de la elaboración de este material. A todas aquellas personas que con sus ánimos, su tiempo y su aportación económica han contribuido al proyecto. Sin ellos habría sido imposible llegar hasta aquí. A las iglesias de Lleida y Madrid-Alenza, cuna y desarrollo del proyecto.
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MI BIBLIA, MI TESORO Acompáñanos en un viaje por el fascinante mundo de la Biblia. Descubrirás historias maravillosas que ocurrieron hace mucho tiempo pero que siguen enseñándonos cosas nuevas. Y sobre todo descubrirás a Jesús, tu amigo y compañero de viaje. Lee cada día el apartado correspondiente y compártelo en familia. Pregunta a tus padres, dales tu opinión, escucha sus experiencias y juega con ellos. Y cuando vayas a la iglesia comparte lo que has aprendido con tus compañeros y maestros.
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