MI BIBLIA, MI TESORO LECCIONES PARA EL ESTUDIO DE LA BIBLIA
9 - 12 años 3er Trimestre · Año C
Proyecto «Mi Biblia, mi tesoro» Textos: Esther Villanueva Luis González Mercedes Gascón
Revisión teológica: Roberto Badenas
Ilustraciones: Ferni David Park (cuadro «Aprende y comprende»)
Diseño: Isaac Chía
Maquetación: Daniel Nieto
Es un proyecto de Aula7activa, editora digital de AEGUAE (Asociación de Estudiantes y Graduados Universitarios Adventistas de España), en colaboración con el Ministerio de la Infancia de la UAE (Unión Adventista Española).
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Índice Lección 1
¡Es Jesús!
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Lección 2
De vuelta a Galilea
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Lección 3
Jesús se despide
16
Lección 4
Llamas como de fuego
22
Lección 5
Saltando y alabando a Dios
28
Lección 6
Nace la iglesia
34
Lección 7
¿Es de Dios o de los hombres?
40
Lección 8
Hacen falta ayudantes
46
Lección 9
La valentía de un diácono
52
Lección 10
El evangelio llega a África
58
Lección 11
Del terror a la paz
64
Lección 12
De viaje con Pedro
70
Lección 13
Abriendo puertas
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“Mi Biblia, mi tesoro” es un método para acercarnos al Dios revelado en la Biblia. Ahora es el momento de cultivar hábitos de estudio de la Biblia. Dedicad un tiempo breve cada día a estudiar la Biblia con vuestros hijos. No los dejéis solos. Con vosotros es mucho más divertido. Van a tener preguntas, van a necesitar ayuda para buscar los textos bíblicos y necesitan saber que la Biblia es importante no solo para ellos, los niños, sino que también vosotros, los adultos, lo sentís como una necesidad vital. No hagáis del estudio de la Biblia una imposición. Nada que tenga que ver con Jesús y la Biblia debe ser una imposición. Adaptad el material que tenéis entre manos a la edad de vuestros hijos, a sus gustos y a sus intereses. Ahora es el momento de acercar a vuestros hijos a Dios. Disfrutad de esos momentos. Que cuando sean mayores recuerden con cariño esos minutos de complicidad entre vosotros, ellos y Jesús.
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1 LECCIÓN
Aprende y Comprende
¡ES JESÚS! TU LECTURA DEL DOMINGO ¡Jesús estaba vivo! Había demostrado su amor por los seres humanos viviendo y muriendo como un ser humano, y ahora había vencido a la muerte resucitando.
«Mediante él [Jesús] creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios» (1 Pedro 1: 21)
Un ángel había contado a las mujeres que Jesús había resucitado. Pedro y Juan habían visto la tumba vacía y recordaron que Jesús había anunciado que resucitaría al tercer día. Pero la noticia más impresionante es que Jesús había estado hablando con María Magdalena… ¡en persona!
María, cuando terminó de hablar con Jesús, corrió a donde estaban los demás discípulos escondidos a darles la buena noticia. No solo Jesús había resucitado: ella lo había visto y había hablado con él. ¿Cuál fue la reacción de los demás discípulos ante la noticia? (Lee Marcos 16: 10, 11). ¿No te parece impresionante? Los discípulos amaban al Maestro. Lo habían escuchado decir muchas veces que, aunque muriera no debían estar abatidos porque iba a resucitar. Y ahora que la promesa de Jesús se había cumplido eran incapaces de reconocer las buenas noticias.
Piensa un poco Los pensamientos tristes y negativos son muy poderosos y hacen mucho daño. Pueden hacer que creas que no puedes hacer las cosas, que es imposible que te salga bien ese examen o ese trabajo. Pero los pensamientos positivos, como la esperanza, el amor y la confianza en Jesús son inmensamente más poderosos. Intenta eliminar lo triste y negativo de tu mente porque recuerda que tú puedes hacer todo lo que te propongas «en Cristo que te fortalece» (Filipenses 4: 13).
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL LUNES Las mujeres, Pedro y Juan no eran los únicos que sabían que la tumba estaba vacía. Los soldados que vigilaban la tumba habían visto al ángel que quitó la piedra de la entrada al sepulcro, ¿recuerdas? Pero el susto fue tal que salieron huyendo. Ellos también sabían que Jesús había resucitado. ¿Qué es lo primero que hicieron cuando llegaron a la ciudad? (Lo sabrás si lees Mateo 28: 11). Aquella noticia debería haber servido para que los sacerdotes se dieran cuenta de su error y creyeran de una vez por todas que Jesús era el Mesías. Pero en cambio, lo primero que hicieron fue llamar a los ancianos y dirigentes del pueblo. Y juntos volvieron a
tramar un plan en contra de Jesús y sus discípulos. Decidieron pagar mucho dinero a los soldados para que no dijeran nada sobre el ángel que habían visto. A cambio debían decir una mentira. (Descúbrela en Mateo 28: 13). La mentira de los soldados se difundió rápidamente por Jerusalén. Los sacerdotes y dirigentes necesitaban que los habitantes de la ciudad creyeran que los discípulos habían robado el cuerpo de Jesús antes de que los discípulos contaran que Jesús había resucitado. Así la gente no sabría quién mentía y quién decía la verdad. Y mucha gente en Israel creyó a los sacerdotes durante mucho tiempo (ver Mateo 28: 15).
Atraviesa el montón de monedas por el camino correcto y descubrirás qué es lo que compraron con ese dinero.
Piensa un poco La mentira es horrible y puede hacer mucho daño. Imagínate que todo el mundo fuese mentiroso. ¡No podríamos fiarnos de nadie! Si los amigos captan que uno de ellos es un mentiroso no se fiarán de él y dejará de ser amigo. Fíjate si la mentira es destructiva que Dios incluyó su prohibición en los Diez Mandamientos, que también llamamos las Reglas de la Felicidad, porque la mentira empaña la felicidad. Por lo tanto, si quieres ser feliz, no mientas nunca.
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LECCIÓN |
1 TU LECTURA DEL MARTES
Pedro y Juan llegaron al lugar donde estaban los demás discípulos para contarles que la tumba estaba vacía.
En algún lugar del camino se encontraron con otro viajero que se unió a ellos. ¿Quién era el viajero? (Lee Lucas 24: 15, 16).
Pero los otros discípulos no terminaban de creerse que Jesús hubiera resucitado, como leíste el domingo. ¿Qué debían hacer? No sabían si quedarse escondidos, si huir lejos de Jerusalén o si esperar a ver si Jesús aparecía vivo como decían Pedro, Juan o las mujeres.
No sabemos por qué no reconocieron a Jesús de la misma manera que María Magdalena no lo reconoció en un primer momento. Tal vez la misma tristeza o el miedo que invadía su corazón.
Dos de los discípulos vivían cerca de Jerusalén, en una aldea llamada Emaús, que estaba como a unos diez kilómetros de Jerusalén. Estos dos discípulos decidieron volver a casa sin esperar más. Por el camino iban hablando de todo lo que había pasado el fin de semana. Habían empezado la semana felices al ver a Jesús aclamado por la multitud mientras entraba en Jerusalén, y la habían terminado viendo a su Maestro morir cruelmente. Y ellos, escondidos.
Jesús, para iniciar la conversación, les preguntó de qué hablaban. Cleofás, que así se llamaba uno de los discípulos quedó sorprendido. ¿Cómo era posible que una persona no se hubiera enterado de la ejecución de Jesús? Así que lo pusieron al día contándole qué había pasado con Jesús y su decepción porque ellos creían que Jesús era el Mesías y ya no sabían qué creer (ver Lucas 24: 18-21).
Curiosidades Lucas solo nos menciona la identidad de uno de los discípulos, Cleofás. Tradicionalmente se ha dibujado y se ha explicado que el acompañante de Cleofás era otro hombre. Pero también es posible que el acompañante de Cleofás fuera su esposa María, quien, en el momento de la crucifixión acompañaba a María, la madre de Jesús (ver Juan 19: 25).
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Cleofás y su acompañante compartieron con Jesús, al que no reconocían, un sentimiento de incertidumbre. No estaban muy seguros de lo que había pasado en las últimas horas. Según las mujeres que habían ido a la tumba, un ángel les había dicho que Jesús había resucitado. Pedro y Juan les habían dicho que la tumba, realmente, estaba vacía. Pero nadie podía asegurar que hubiera resucitado porque nadie le había visto. (Seguramente dijeron esto porque salieron de Jerusalén antes de que María Magdalena llegara con la noticia de que había hablado con Jesús). Jesús, cuando escuchó a Cleofás diciendo estas cosas les reprendió (ver Lucas 24: 25). Ahora le tocaba el turno de hablar a Jesús. Y tenían varias horas de camino por delante. ¿Qué les contó Jesús? (Lee Lucas 24: 27). La verdad es que tuvo que ser un «estudio bíblico» bien completo. ¡Y cómo les gustó escuchar hablar a ese viajero con tanto conocimiento de las Escrituras y que se explicaba tan bien!
Cleofás, su acompañante y Jesús llegaron por fin a Emaús y lo invitaron a quedarse en su casa a pasar la noche y Jesús aceptó. Lo que Jesús les había contado por el camino les había dado esperanzas de creer que Jesús podría estar vivo en algún lugar de Jerusalén. Y con esa esperanza se sentaron a comer. Como buenos anfitriones permitieron que la visita partiera el pan y bendijera la mesa. En el momento que vieron a Jesús partir el pan, ¿qué ocurrió? (Léelo en Lucas 24: 31). ¡Era Jesús! ¡Y era real! No había sido su imaginación. Pero ¿cómo no se habían dado cuenta cuando lo oyeron explicar las Escrituras? (ver Lucas 25: 32). Sin esperar ni un momento más, sin importarles que ya estaba anocheciendo y que estaban cansados del camino, regresaron otra vez a Jerusalén. Tenían una gran noticia que dar a los demás discípulos.
Utiliza el código para averiguar dónde podemos encontrar nosotros a Jesús, hoy.
Piensa un poco ¿Por qué Jesús no reveló su identidad a los dos acompañantes? Seguramente porque quiso hacer otra cosa: se pasó el camino enseñando lo que las Escrituras decían de él. Porque Jesús, aunque es Dios, es humilde y quiere que crean en él no por los milagros sino por sus enseñanzas. Jesús nos enseñó a ser humildes.
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LECCIÓN |
1 TU LECTURA DEL JUEVES
Cleofás y su acompañante regresaron a Jerusalén, al lugar donde estaban reunidos los discípulos, para contarles que habían visto a Jesús, que habían hablado durante mucho tiempo con él y que había estado en su casa. Los discípulos también tenían noticias sobre Jesús. Les contaron que María Magdalena también había hablado con Jesús, y ¿quién más? (Léelo en Lucas 24: 34).
en medio de ellos, de repente, pensaron que era un espíritu, un fantasma (ver Lucas 24: 37). Pero Jesús los tranquilizó. Los espíritus de los muertos no existen. Él era de carne y hueso. Es más, tenía las heridas que le habían producido en la cruz. Y los discípulos pudieron abrazarlo y darse cuenta de que Jesús tenía el mismo cuerpo que cuando murió (ver Lucas 24: 39, 40). Pero los discípulos estaban tan emocionados que no acababan de creérselo. Para demostrarles hasta qué punto había resucitado con su cuerpo ¿qué les pidió? (Lee Lucas 24: 41).
En ningún lugar de la Biblia se relata cómo fue ese encuentro entre Jesús y Pedro, solo se menciona que Pedro también había visto en algún momento del día a Jesús.
¿Acaso algún fantasma podría comer comida de verdad? No, claro que no.
Mientras todavía estaban poniéndose al día con las noticias, ¿qué ocurrió? (Lee Lucas 24: 36). Los discípulos se asustaron. Juan cuenta que tenían la puerta cerrada (ver Juan 20: 19) y que al verlo
Los discípulos tenían algo de pescado asado que les había sobrado de la comida y Jesús lo comió delante de ellos (ver Lucas 24: 42, 43). ¿Te puedes imaginar la escena? Jesús comiendo y todos mirando a Jesús con la mayor sonrisa de la que eran capaces de mostrar. ¡Jesús estaba vivo!
Piensa un poco En los tiempos de Jesús había muchas creencias en torno a la muerte. Ya desde hacía mucho, los griegos habían extendido la creencia de la inmortalidad del alma, es decir, creer que cuando el cuerpo muere el espíritu sigue viviendo de forma invisible. Por eso los discípulos se asustaron, porque pensaron que tal vez era verdad lo que habían escuchado a los griegos. Cuando Jesús resucitó a la hija de Jairo, a Lázaro o al joven de Naín, los resucitó con su cuerpo. Jesús también resucitó con su cuerpo. Y nosotros, si morimos antes de que regrese Jesús, también resucitaremos con nuestro cuerpo, transformado y perfeccionado, pero con nuestro cuerpo.
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL VIERNES La noche en la que Jesús se apareció vivo a sus discípulos faltaba alguien del grupo, ¿quién faltaba? (Lee Juan 20: 24). A la mañana siguiente, con una alegría inmensa, los discípulos le contaron que habían visto a Jesús. Pero Tomás, en vez de alegrarse, debió pensar que todos se habían vuelto locos a la vez. Él había visto morir a su Maestro. Y solo había una forma de convencerlo de que Jesús había resucitado. ¿Cómo? (Léelo en Juan 20: 25). Pasaron ocho días. Los discípulos continuaban escondidos por miedo a lo que los judíos podrían hacerles y mantenían la puerta cerrada. Tomás estaba en la casa con otros discípulos cuando escucharon una voz. ¿Quién era? (Lee Juan 20: 26). ¡Qué alegría! ¡Jesús había vuelto!
Pero esta vez, Jesús tenía especial interés en hablar con uno de sus discípulos más queridos, con Tomás. Se acercó a él y le dijo que hiciera algo. (Podrás saber qué le pidió si lees Juan 20: 27). Y Tomás lo hizo. ¡Era real! ¡No era su imaginación! ¡Jesús estaba vivo! Entonces Tomás reconoció ante sus compañeros que Jesús, su Maestro, al que estaba tocando, era realmente Dios (ver Juan 20: 28). Entonces Jesús les recordó que después de que él regresara al Cielo muchas personas iban a creer en Jesús sin haberlo visto nunca, sin haberlo tocado y sin hablar cara a cara con él (ver Juan 20: 29). Y ¡qué felices somos los que creemos en Jesús aunque todavía no lo hayamos visto!
Ayuda a Tomás a creer en las promesas de Jesús atravesando el laberinto.
Piensa un poco Jesús dijo que los que creen sin haberle visto físicamente son más bienaventurados que los que creen porque le han visto. Pero atiende bien a este dato: Jesús está hablando de ti que no le has visto pero sí crees en él, habla de tus compañeros de la Escuela Sabática, de tu familia… Sí, te está diciendo que eres más bienaventurado que sus propios discípulos. ¡Eres una persona muy especial para Jesús! Y quiere ser tu amigo. MBMT
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2 LECCIÓN
DE VUELTA A GALILEA
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO Los discípulos de Jesús estaban más que felices. Habían visto a su Maestro vivo otra vez. Pero no podían quedarse en Jerusalén escondidos para siempre. ¿A dónde irían? Recordaron las palabras de Jesús durante la cena del jueves antes de la crucifixión. ¿Qué debían hacer los discípulos después de que Jesús hubiera resucitado? (Léelo en Marcos 14: 28).
«Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él» (1 Juan 4: 16)
Galilea era un lugar seguro. Los romanos que estaban en la región no tenían ningún interés en perseguir a los seguidores de, lo que ellos consideraban, un profeta judío. Herodes, que pensaba que Jesús estaba muerto, no creía que los discípulos fueran ninguna amenaza para su reinado. Y Anás, Caifás y los demás miembros del Sanedrín estaban a muchos kilómetros de distancia. Además, muchos de los discípulos habían vivido en la región de Galilea antes de seguir a Jesús. Allí tenían sus casas y a sus familias.
Poco a poco, los discípulos fueron saliendo de Jerusalén y se dirigieron a casa. El camino era largo y debieron tardar varios días en llegar. Tuvieron mucho tiempo para pensar y hablar sobre todo lo que habían vivido durante los tres años y medio que estuvieron con Jesús, y especialmente de todo lo que había ocurrido en la semana de la fiesta de la Pascua. Habían aprendido el gran amor de Dios y sus planes para que cada uno de nosotros estemos en la Tierra Nueva durante toda la eternidad. Cuando llegaron, comenzaron a contar a todo el mundo qué es lo que había sucedido en Jerusalén. Y esperaron a que llegara Jesús.
Acompaña a los discípulos en su viaje de Jerusalén a Galilea.
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TU LECTURA DEL LUNES Mientras los discípulos esperaban a Jesús, Pedro decidió volver a su trabajo de antes de conocer a Jesús. ¿Te acuerdas cuál era el oficio de Pedro? Era pescador. Con lo que pescara esa noche podría ganar algo de dinero. Algunos de los discípulos de Jesús, que estaban con él decidieron acompañarlo. ¿Quiénes eran? (Lo sabrás si lees Juan 21: 2).
3.- La terrible tormenta que les pilló en medio del mar mientras Jesús dormía tranquilamente. Y cómo con solo la voz de su Maestro el mar y el viento cesaron inmediatamente.
Aquella noche tuvieron ocasión de recordar algunos momentos vividos junto a Jesús en aquel mismo lugar:
4.- O aquella otra ocasión en la que Jesús llegó hasta el barco caminando sobre las aguas. Pedro también quiso caminar sobre las aguas, pero cuando apartó la vista de Jesús, y se miró a sí mismo con orgullo, comenzó a hundirse. ¿Te acuerdas?
1.- La sorpresa de Pedro al pescar una gran cantidad de peces justo antes de que Jesús le propusiera ser su discípulo.
Las horas pasaron mientras conversaban. De vez en cuando comprobaban cómo estaban las redes. ¿Cuánto pescaron aquella noche? (Lee Juan 21: 3).
2.- El «picnic» que compartieron con más de cinco mil personas a partir de los cinco panes y los dos peces que un niño había entregado a Jesús.
Aquello les pareció increíble. Ellos eran buenos pescadores. Después de tres años y medio con Jesús, ¿se les había olvidado cómo pescar.
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Piensa un poco Recuerda lo bien que te lo has pasado en una excursión, en un campamento, en una fiesta de cumpleaños o en una tarde con los amigos. Los buenos recuerdos siempre te acompañan y te hacen revivir esos momentos felices. Cuando estés desanimado busca en tu memoria esos recuerdos felices y da gracias a Jesús por ellos.
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2 TU LECTURA DEL MARTES
Cuando comenzaba a amanecer decidieron volver a la orilla con las redes vacías. Ya lo intentarían otra vez la próxima noche. Conforme se acercaban a la playa, vieron a un hombre de pie en la orilla. El extraño, dando voces, les propuso algo muy raro. (Sabrás la propuesta de ese hombre si lees Juan 21: 4, 5). Eso era muy raro. Lo normal era echar las redes en medio del mar donde las aguas son más profundas. Tampoco tenía mucho sentido echar las redes a un lado u a otro del barco. Si había peces estarían por todos los lados. Pero tal vez aquel hombre veía desde la playa algo que ellos no podían ver desde el barco.
Y decidieron hacerle caso. ¿Qué sucedió? (Léelo en Juan 21: 6). De repente Juan se dio cuenta de quién era ese hombre: —¡Es Jesús! —gritó. ¡Sí, era Jesús! Jesús había vuelto a hacer el milagro. Pedro estaba tan emocionado que se tiró al agua para ir hasta Jesús lo más rápido posible. Los otros discípulos lo siguieron en el barco, arrastrando la red que estaba tan llena de peces que no habían podido subirla al barco. ¿Cuántos pescados habían capturado? (Lo sabrás si lees Juan 21: 11).
¡Este dibujante no se entera!
Encuentra los 14 errores que ha cometido el dibujante de acuerdo a la lección de hoy.
Piensa un poco Jesús les dijo que echaran sus redes por el lado derecho del barco. ¿Por qué? Elena White comenta que ése era el lado que estaba más cerca de Jesús. Si permanecían cerca de Jesús y dependían de él, nunca tendrían que preocuparse.
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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES ¡Cuánto habían echado de menos a Jesús! ¡Qué ganas tenían de abrazarlo! Cuando los discípulos llegaron a la orilla, Jesús los esperaban con el fuego ya preparado. ¿Qué más había preparado Jesús mientras los discípulos llegaban? (Léelo en Juan 21: 9). Así era Jesús. Siempre pensando en las necesidades de los demás. Sabía que después de toda la noche trabajando los discípulos estarían hambrientos y nada mejor que tener preparado el desayuno para sentarse y compartirlo con los amigos. Desde que Jesús les había invitado a ser «pescadores de hombres», habían vivido los años más emocionantes de su vida. Habían visto muchos milagros que daban cuenta del enorme poder de Jesús sobre la naturaleza, sobre la enfermedad e incluso sobre la muerte. Pero
sobre todo habían visto cómo los gestos cariñosos de Jesús transformaban las vidas de las personas, gestos tan sencillos como el tenerles preparado el desayuno. Él, el rey del Universo, cocinaba para sus amigos. Jesús quería dejarnos su ejemplo. Tal vez no podamos hacer grandes milagros, multiplicar la comida, sanar enfermos de forma milagrosa o detener tormentas. Pero hay muchas cosas que sí podemos hacer para ayudar a otros. Porque Jesús te necesita para sonreír a un anciano, para ayudar a cruzar la calle a un ciego, para defender a un amigo al que todos los días lo molesta un fanfarrón, para ayudar a tu hermana pequeña a hacer los deberes o escribir una tarjeta a tus padres para agradecerles todo su cuidado y amor. Cuando haces todas estas cosas, haces lo mismo que haría Jesús si estuviera aquí. Cuando haces todas estas cosas vives el reino de Dios.
Encuentra en este batiburrillo de comida dos pescados.
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2 TU LECTURA DEL JUEVES
Cuando terminaron de comer, Jesús tenía una conversación pendiente con Pedro. Jesús sabía que Pedro estaba muy avergonzado porque le había fallado a Jesús. Pedro, creyéndose muy valiente, la noche que fue detenido, le había asegurado que pondría su vida por Jesús, si fuera necesario, y que no lo abandonaría nunca. Sin embargo, pocas horas después, había negado tres veces que fuera su discípulo. Incluso aseguró que no lo conocía.
demostrárselo. ¿Qué le respondió Jesús? (Lee la conversación en Juan 21: 15).
Ahora que estaban tranquilos, Jesús habló con su discípulo. Jesús lo había perdonado. No le había tenido en cuenta su equivocación. Pero Pedro se sentía todavía culpable.
Pedro le había dejado bien claro a Jesús que lo amaba. Por eso se entristeció cuando Jesús volvió a hablar. (Lee la tercera pregunta de Jesús a Pedro en Juan 21: 17).
Jesús le preguntó: —Pedro, ¿me amas más que los demás? Pedro se quedó sorprendido por la pregunta. ¡Claro que lo amaba! Y deseaba tener la oportunidad de
Jesús le estaba diciendo que si de verdad lo amaba debía cuidar de todos aquellos que querían seguir a Jesús. Por segunda vez Jesús volvió a preguntarle: —Pedro, ¿me amas? ¿Qué respondió esta vez? (Lee Juan 21: 16).
Tres veces negó Pedro a Jesús cuando fue detenido, y tres veces declaró ahora su amor por él. Jesús ya había perdonado a Pedro y ahora Pedro debía perdonarse a sí mismo, debía dejar de sentirse culpable, dejar de pensar en lo cobarde que había sido y dedicarse a ayudar a los demás a encontrar y a seguir a Jesús.
Jesús quiere tener contigo la misma conversación que con Pedro. Descifra el mensaje y sabrás qué te dice Jesús.
Piensa un poco Cuando nos arrepentimos por algo malo que hemos hecho y pedimos perdón, Jesús nos perdona. Él olvida nuestros errores. Pero a veces nos sentimos tan culpables que nos cuesta perdonarnos a nosotros mismos. Jesús quiere que dejemos de pensar en nuestros errores, pasados y perdonados, y pensemos en todo lo bueno que podemos hacer a partir de ahora.
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TU LECTURA DEL VIERNES Jesús y Pedro fueron a dar un paseo para hablar a solas. Jesús quería hablar con Pedro sobre su futuro. Seguramente le contaría que su trabajo como enviado de Jesús iba a ser difícil. Le dijo que moriría siendo anciano y que su muerte serviría para dar testimonio de su amor a Dios (ver Juan 21: 18, 19). Cuando Jesús terminó de hablar, Pedro se dio cuenta de que Juan los seguía. Entonces sintió curiosidad por
el futuro de su compañero. ¿Qué le preguntó Pedro a Jesús? (Léelo en Juan 21: 21). La respuesta de Jesús fue clara y contundente. (Puedes leerla en Juan 21: 22). Jesús le estaba diciendo: «¿Y a ti qué te importa? Tú ocúpate de seguirme; lo que pase con Juan es cosa mía y de Juan. Ahora estamos hablando de ti y de mí, no de Juan.»
Piensa en estas situaciones: Tienes que ir al dentista y te van a poner un aparato de ortodoncia. Tu hermano mayor nunca necesitó llevar ese aparato. En el comedor, hoy hay una comida que no te gusta nada. Y ves que a otra chica le ponen una comida diferente en el plato.
Os han dicho mil veces que no os subáis a una valla del colegio. Un grupo de amigos decidís ir a jugar a la valla. Tú subes el primero, te pillan y te castigan. A los demás, no.
En todas estas situaciones, lo primero que pensamos es «¡Qué mal! ¿Por qué yo sí y los demás no?». Entonces nos parecemos a Pedro. Pero Jesús nos dice que no todos tenemos que ser iguales. Cada uno necesitamos cosas distintas y tenemos talentos y gustos diferentes. Y Jesús sabe qué es lo mejor para cada uno de nosotros y cómo cada uno de nosotros podemos ayudar mejor a los demás. Cuando Jesús le dijo a Pedro que no le debía importar qué le pasara a Juan, no le estaba diciendo que no se preocupara por él y que no lo cuidara. Le estaba diciendo que nuestra relación con Jesús es única y distinta a la de los demás. La relación de Jesús con Juan era distinta a la que tenía con Pedro. A los dos los amaba y los dos iban a ser igual de útiles y necesarios como ayudantes de Jesús. Jesús tiene planes distintos para cada uno de nosotros. Para seguir a Jesús no debemos fijarnos en lo que hace y dice otro. Debemos dejarnos guiar solo por Jesús.
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3 LECCIÓN
JESÚS SE DESPIDE
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO Jesús había ido al encuentro de sus discípulos en Galilea. Aquellos días iban a ser como unas vacaciones para todos. Estaban cerca de sus casas y de sus familias. Y tenían a Jesús cerca. Durante el tiempo que estuvieron en Galilea ni Jesús ni sus discípulos se escondieron. Jesús paseaba por las calles de las aldeas o por los caminos y todo el mundo podía verlo y hablar con él. ¿Cuántas personas pudieron ser testigos de que Jesús estaba vivo? (Pablo lo cuenta años más tarde en 1 Corintios 15: 6).
«Este mismo Jesús, que ha sido llevado de vosotros al cielo, volverá del mismo modo en que lo habéis visto ir al Cielo» (Hechos 1: 11) No, la resurrección de Jesús no era un cuento, como intentaron hacer creer los sacerdotes y fariseos. Era posible que doce hombres se pusieran de acuerdo para decir que habían visto a Jesús con vida, pero era imposible que quinientas personas contaran la misma historia. Jesús estaba vivo de verdad. ¿Cuánto tiempo estuvo Jesús con sus discípulos en Galilea? (Léelo en Hechos 1: 3). Durante la semana de Pascua, en las horas de su detención y muerte y hasta que lo vieron otra vez con vida, los discípulos habían demostrado que no habían entendido todavía bien el mensaje de Jesús. Por eso, en el tiempo que pasaron en Galilea, Jesús pudo volver a explicarles todas sus enseñanzas. ¿Qué pasó esta vez? (Lee Lucas 24: 44, 45). ¡Esta vez sí! Después de haber visto resucitar a Jesús comprendieron, por fin, las «buenas nuevas» del mensaje de Jesús. Comprendieron que todo lo que Jesús les había enseñado eran «buenas Noticias», era «evangelio».
Piensa un poco El plan de Dios para demostrar su amor se había cumplido en la vida y la muerte de Jesús. Jesús había demostrado que Dios había estado dispuesto a todo por salvarnos, porque nos ama. ¿No es esta una buena noticia? Sí. Esto es EVANGELIO.
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TU LECTURA DEL LUNES Había llegado el momento de que Jesús regresara al Cielo. Pero antes de irse tenía un mandato muy importante para sus discípulos. Les estaba dando una gran responsabilidad. Tenían que hacer discípulos. (Léelo en Mateo 28: 19). ¿Sabes lo que significa la palabra «discípulo»? Significa «alumno». Hasta ahora, los discípulos habían sido los alumnos de Jesús. Ahora empezaba una nueva etapa en sus vidas. Jesús mandó a todas aquellas personas que ya habían estudiado con Jesús que enseñaran a otros todas las cosas que habían aprendido. Los discípulos habían pasado tres años y medio aprendiendo y ahora tenían que enseñar a otros. ¿Dónde tenían que ir? (Lee la orden de Jesús en Marcos 16: 15). Durante los tres años y medio que vivieron con Jesús habían viajado por Galilea, Judea, Perea y Samaria.
También se habían adentrado hasta Decápolis y Fenicia, territorios paganos. Pero ahora les estaba diciendo que debían hacer discípulos en todas las naciones. No podían quedarse escondidos y con miedo de los sacerdotes y fariseos. Había mucha gente en todo el mundo que necesitaba escuchar las buenas noticias de Jesús. Y ellos debían compartir todo lo que habían aprendido junto a Jesús. Pero Jesús sabía que su trabajo no era fácil. Los sacerdotes y los fariseos le habían perseguido y no pararon hasta matarle. Jesús sabía que muchas personas se reirían de ellos, incluso que los tratarían mal. Pero les prometió algo muy importante que nosotros también debemos recordar hoy (Léelo en Mateo 28: 20). Jesús les prometió que estaría con ellos siempre. De la misma manera, podemos estar completamente seguros de que está con nosotros siempre.
Señala dónde se sitúa Palestina. Si lo necesitas pide ayuda a tus padres. Luego colorea los lugares a donde sepáis que ha llegado el evangelio después de 2000 años.
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3 TU LECTURA DEL MARTES
¿Qué significaba ser discípulo? Tú eres un alumno en tu escuela. Tú no escuchas, sin más, lo que dice el profe y ya está. Necesitas escuchar con atención y aprender. Tienes que practicar haciendo ejercicios y al llegar a casa debes ponerte a estudiar para que «se te quede en la cabeza». Entonces has aprendido. Luego haces unos controles, exámenes o ejercicios para que tanto tú como tu profe sepáis cuánto has aprendido. Los alumnos de tu escuela también hacéis trabajos en grupo. De esa forma aprendéis los unos de los otros. Y cuando llega la hora del recreo convivís juntos, jugáis, os contáis cosas que han pasado y hacéis amigos de otras clases.
a otros a obedecer lo que Jesús les había mandado (ver Mateo 28: 20) porque así serían más felices. Y sobre todo debían contar las «buenas noticias», el evangelio: que Dios se hizo ser humano; que nació, vivió y murió como un ser humano; que resucitó y que volverá a buscarnos; que nos perdona y nos ayuda a ser personas mejores y más felices. Y todo porque nos ama. ¿Y tú? ¿Eres discípulo de Jesús?
Ser discípulo de Jesús es muy parecido. Un discípulo no es una persona que escucha un sermón o una conferencia y se va a su casa. Un discípulo es aquel que aprende de Jesús, que llega a su casa y estudia lo que la Biblia dice sobre cómo ser más felices y hacer más felices a los demás. Un discípulo es el que reflexiona sobre si se está portando bien, reconoce sus errores y le pide a Jesús que le ayude a ser mejor cada día. Un discípulo es el que ayuda a los demás y sabe ser amigo de todo el mundo. Los discípulos de Jesús debían ahora ayudar a otros a ser también discípulos de Jesús. Debían enseñar
D I S C I P U L O 18 | MBMT
Inventa un anagrama usando las letras de la palabra «discípulo» de forma que cada letra se corresponda con la inicial de otra palabra que tenga relación con ser discípulos de Jesús. (Por ejemplo si hubiera una A de amoroso). Compártelo con tu clase el sábado.
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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Después de los cuarenta días, Jesús y sus discípulos regresaron a Jerusalén. Por el camino, les dio instrucciones de lo que debían hacer cuando llegaran. (Lee Hechos 1: 4). ¿A qué se refería Jesús con esperar la promesa del Padre? Si recuerdas, la noche que Jesús fue detenido, Jesús les prometió que, aunque él regresara al Cielo, no
iban a estar solos. (Lee Juan 14: 26 para recordarlo). Jesús quería que sus discípulos supieran que no se iban a quedar solos cuando él se fuera. Prometió enviarles a un «ayudante especial» para que estuviera con ellos y les ayudara. Ese «ayudante especial» iba a ser el Espíritu Santo. (Lee Hechos 1: 8 y compáralo con Lucas 24: 49).
¿Es la primera vez que aparece el Espíritu Santo en la Biblia? ¿Es que acaso el Espíritu Santo no había estado antes con ellos? El Antiguo Testamento menciona muchas veces “el Espíritu de Dios” o “el Espíritu de Jehová” refiriéndose al Espíritu Santo. Une cada texto con el personaje del Antiguo Testamento que recibió el Espíritu Santo: Éxodo 31: 2, 3
Saúl
Deuteronomio 34: 9
Ezequiel
Jueces 3: 10
Bezaleel
1 Samuel 10: 10
Josué
1 Samuel 16: 13
David
2 Crónicas 24: 20
Gedeón
Ezequiel 11: 5
Zacarías
Y también del Nuevo Testamento: Lucas 1: 15
Simeón
Lucas 1: 41
Jesús
Lucas 1: 67
Juan Bautista
Lucas 2: 25, 26
Elisabeth
Lucas 3: 22
Zacarías
Jesús les estaba avisando de que algo especial sucedería. ¿Qué sería?
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LECCIÓN |
3 TU LECTURA DEL JUEVES
Ya estaban cerca de Jerusalén. ¿A dónde los llevó Jesús? (Lee Lucas 24: 50). Aquel lugar parece que fuera su aldea favorita. Allí vivían sus amigos Marta, María y Lázaro y habían pasado muchas emociones juntos. Cerca de allí, a medio camino entre Betania y Jerusalén estaba el Monte de los Olivos donde tantos momentos de oración había pasado y donde también había sido detenido por los soldados del Sumo Sacerdote. En aquel lugar tan querido, reunió a todos sus amigos
alrededor de él y los bendijo. En ese momento Jesús comenzó a elevarse del suelo, como si una fuerza lo impulsara hacia arriba. Los discípulos, sin poder decir ni una palabra, vieron como Jesús ascendía cada vez más alto y más alto. Los discípulos no querían perderle de vista pero llegó un momento que una nube lo ocultó (ver Hechos 1: 9). Los discípulos esperaron. No, no volvieron a verlo más. Jesús había regresado al Cielo. Y ya lo echaban de menos.
Sigue el laberinto mientras los discípulos todavía pueden ver a Jesús.
Piensa un poco ¿Qué harías si te dijeran que Jesús ya ha regresado a esta tierra y está predicando en la ciudad de Toledo? ¿Le pedirías a tus padres que fuésemos a verlo y escucharlo? Por raro que te parezca, no debes ir… ni creerte que Jesús está en algún lugar de esta tierra. Muchos impostores han pretendido, y pretenden, ser Jesús resucitado, pero no es verdad. En la sección del viernes te daremos las claves para que lo comprendas mejor. De momento, quédate con esto: A Jesús lo veremos todos los seres humanos regresar en las nubes de los cielos, igual que se fue, pero con gran gloria, acompañado de millones y millones de ángeles. ¡Imposible que pase desapercibido!
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL VIERNES Los discípulos no querían irse de allí. Sabían que debía entrar en Jerusalén, pero todavía tenían la esperanza de volver a ver otra vez a Jesús entre medio de las nubes.
que el regreso de Jesús no será en forma invisible: lo podremos ver con nuestros ojos. (Lee la primera parte de Apocalipsis 1: 7).
Mientras todavía miraban al cielo, alguien se les acercó. ¿Quiénes eran? (Lee Hechos 1: 10).
Después de eso, los discípulos volvieron a Jerusalén. Jesús les había prometido que el Espíritu Santo estaría con ellos de forma muy especial. No sabían cómo ni cuándo, pero estaban seguros de que Jesús cumpliría su promesa.
Dos ángeles habían venido a consolar a los discípulos en ese momento triste. Y además tenían un último mensaje de Jesús. (Puedes leerlo en Hechos 1: 11). Ese mensaje les llenó de esperanza. Jesús había prometido que resucitaría y resucitó. Había prometido que volvería y ellos estaban seguros de que Jesús volvería. Jesús siempre cumple sus promesas. El mensaje de los ángeles a los discípulos es también un mensaje para nosotros. Jesús volverá otra vez. Y de la misma forma que ascendió hasta ser tapado por la nube, lo veremos cómo regresa desde el Cielo. Si los discípulos vieron ascender a Jesús con sus propios ojos, también le veremos descender «igual que le habéis visto». Podemos estar seguros de
¿Puedes recordar un versículo de la Biblia que hable de la promesa de Jesús de volver de nuevo? Escríbelo aquí y compártelo mañana en la clase.
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4 LECCIÓN
LLAMAS COMO DE FUEGO
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO Imagínate que tus padres tienen que irse a un lugar lejano y no puedes ir con ellos. Te sentirías muy triste y preocupado. Los echarías mucho de menos. Pero si tus padres te dijeran que un pariente muy querido estaría contigo para cuidarte mientras ellos no estaban, te sentirías más tranquilo, ¿no? Pero aunque estuvieras tranquilo, protegido y bien cuidado, estarías deseando que tus padres volvieran.
«Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo» (Hechos 2: 38)
Así se debieron sentir los discípulos cuando Jesús ascendió al Cielo. Jesús les había prometido que el Espíritu Santo les acompañaría, que les daría fuerzas y les ayudaría en todo.
Ahora, después de haber visto todas las maravillas que Jesús había hecho y después de haberlo visto vencer a la muerte, estaban seguros de que el Espíritu Santo siempre estaría con ellos. Echaban de menos a Jesús pero ya no estaban tristes porque pensaban en el día en el que él regresara. (Puedes leerlo en Lucas 24: 50-53). Cuando regresaron a Jerusalén se instalaron probablemente en el mismo aposento alto donde habían preparado la cena de pascua. (Puedes saber quiénes estaban reunidos si lees Hechos 1: 12-14). No estaban muy seguros de lo que iba a suceder, pero confiaban en su Maestro.
Coloca las vocales que faltan para completar los nombres de las personas que estaban en el aposento alto. P_DR_
M_T__
S_M_N
S_NT__GO _LF__
J__N
S_NT__G_
_NDR_S
B_RT_L_M_
F_L_P_
M_R__
T_M_S
J_D_S
M_J_R_S
H_RM_N_S D_ J_S_S
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL LUNES Mientras esperaban alguna señal del Espíritu Santo ¿qué hacían? (Vuelve a leer la primera parte de Hechos 1: 14). Dependiendo de las versiones se traduce que estaban unánimes, juntos, en el mismo espíritu o en íntima armonía. ¡Qué lejos de las discusiones por saber quién era el mayor o quién sería el más importante en el reino de los cielos! ¡Cuánto habían aprendido! Pasaron algunos días. Siempre que podían se reunía un grupo bastante grande de seguidores de Jesús con los discípulos. ¿Cuántos eran? (Lee Hechos 1: 15).
condiciones se eligieron a dos. (Sabrás sus nombres si lees Hechos 1: 23). Pero ¿cómo saber a cuál de los dos elegiría Jesús? Después de orar, decidieron echar suertes y el elegido fue… (Léelo en Hechos 1: 26). Recuerda que en la Biblia «echar suertes» no es un juego de azar como lanzar una moneda al aire. Seguramente se trataba de algún tipo de rito (del que no tenemos mucha información) en el que se permitía la intervención directa de Dios.
Entonces Pedro tuvo una idea. Si tenían que continuar el trabajo que hacían con Jesús, predicando el evangelio y haciendo más discípulos, como les había pedido Jesús, había que organizarse. Pedro pensó que, si Jesús había elegido a doce de sus discípulos para acompañarlo de forma especial, el grupo que debería dirigir a los seguidores de Jesús debían seguir siendo doce. Pedro pensó que deberían elegir a un sustituto de Judas. ¿Cuáles debían ser las condiciones para ser elegido? (Léelo en Hechos 1: 21, 22). Debían ser personas que conocieran bien a Jesús, que hubieran convivido con él y que lo hubieran visto resucitado. De entre todos los hombres que cumplían estas
Curiosidades A partir de ahora, cuando nos refiramos a los discípulos de Jesús utilizaremos la palabra apóstoles como en Hechos 1: 26. «Apóstol» significa «enviado». Se corresponde con la orden de Jesús de enviarlos a predicar el evangelio. Los apóstoles son los «enviados de Jesús».
Colorea los espacios marcados con un punto y descubrirás el nombre del apóstol elegido.
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LECCIÓN |
4 TU LECTURA DEL MARTES
Pocos días después, Jerusalén se preparaba para la fiesta de Shavuot, o la fiesta de las Primicias. Era una de las tres fiestas grandes del calendario judío junto con la fiesta de la Pascua y la de las Cabañas (ver Levítico 23). Se celebraba cincuenta días después de la Pascua por eso, en griego, se le llamaba también Pentecostés y que coincide generalmente en el mes de mayo. En Pentecostés se celebraban dos cosas. Primero era una forma de agradecer a Dios el comienzo de la cosecha, las primicias. Era un reconocimiento de Dios como proveedor de todas las cosas. También se relacionaba con el momento en el que Dios entregó a Moisés las tablas de la Ley. Hoy en día se sigue celebrando entre los judíos y es típico comer productos lácteos y adornar las sinagogas con flores.
Como en todas las fiestas grandes, Jerusalén se llenaba de personas llegadas de todas partes del mundo, tanto judíos como gentiles. ¿Qué hacían los apóstoles y los seguidores de Jesús ese día? (Lee Hechos 2: 1). En un día tan señalado, todos los discípulos y apóstoles estarían juntos celebrando la fiesta. Probablemente los ciento veinte que se reunieron para elegir a Matías. Entonces algo extraño ocurrió: primero un sonido muy fuerte, un estruendo, como de un viento impetuoso llenó la sala donde estaban. (Ver Hechos 2: 2). Luego aparecieron unas lenguas como de fuego, como unas llamas que se posaron sobre la cabeza de cada uno de ellos, sin quemarlos (ver Hechos 2: 3).
Piensa un poco No sabemos muy bien qué ocurrió. Fíjate que la Biblia dice que escucharon un ruido como de un viento. Y lo que vieron no era fuego, sino que era algo como fuego. Como los discípulos no sabían muy bien cómo describir lo que estaban sintiendo y viendo, lo explicaron de este modo. Recuerda también que cuando el Espíritu Santo se manifestó en el bautismo de Jesús, no era una paloma, sino que vieron una forma como de paloma. Muchas veces no podemos explicar la acción de Dios, pero estamos seguros de que la hemos sentido.
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Pero el milagro no terminó con ruido y con las lenguas de fuego sobre las cabezas de todos los presentes. Cuando los habitantes de Jerusalén oyeron el ruido se juntó una gran multitud de curiosos que querían saber qué había pasado. Pero todavía se quedaron más sorprendidos cuando los apóstoles y discípulos salieron a la calle. ¿Por qué se sorprendieron? (Lo sabrás si lees Hechos 2: 6). Jerusalén estaba llena de personas que hablaban todos los idiomas conocidos. La mayoría no entendían bien el arameo, la lengua que se hablaba en Palestina. El hebreo solo se utilizaba en el Templo y en las sinagogas. Pero cuando escuchaban hablar a los galileos, los entendían perfectamente. No sabemos muy bien cómo ocurrió el milagro. Es posible que el Espíritu Santo les hiciera hablar en otros
idiomas. Si esto fuera así, el Espíritu Santo les daría también la capacidad de entender el otro idioma. Ellos sabían perfectamente lo que estaban hablando. Pero lo más probable es que ellos hablaban en arameo y todos los demás les entendían en su propio idioma. ¡Debió ser algo parecido al actual funcionamiento de las traducciones simultáneas, con auriculares! ¡La mayoría de la gente estaba maravillada! Y no era para menos. El Espíritu Santo «inventó» la traducción simultánea, sin pinganillos y con conexión Wi-Fi… (Lee Hechos 2: 6-12). Antes de Pentecostés, los apóstoles no sabían cómo iban a poder ir a otras naciones predicando a Jesús si nadie los iba a entender. Ahora lo tenían claro. Si ellos no podían, el Espíritu Santo les daría poder para hacerlo.
Intenta deducir cómo se escribe la expresión «Jesús vive» en cada idioma. Únelo con una línea.
Piensa un poco Es importante que cada uno conozca a Jesús hablando su propia lengua. Por eso se hace tanto esfuerzo en traducir la Biblia a todos los idiomas posibles. Y por eso también encontrarás distintas versiones de la Biblia adaptadas a la forma de hablar de cada época. Pide a tus padres que te enseñen Biblias de distintas versiones y de distintos años para que veas las diferencias.
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LECCIÓN |
4 TU LECTURA DEL JUEVES
Entonces Pedro tomó la palabra y todo el mundo pudo escucharle y entenderle. (Fue un discurso emocionante el que puedes encontrar en Hechos 2: 14-36).
escuchaban acerca de Jesús de Nazaret. La parte más importante de este primer sermón de Pedro, fue asegurar a todo el mundo que Jesús había resucitado de entre los muertos. Había muchos testigos que habían visto a Jesús vivo (por mucho que los sacerdotes hubieran ido contando que los discípulos habían robado el cuerpo de Jesús).
Quería explicar qué estaba sucediendo. Y para eso utilizó de memoria un texto del profeta Joel. (Puedes encontrarlo en Hechos 2: 17-21 y compararlo con Joel 2: 28-32). Luego Pedro comenzó a explicar quién era Jesús. Muchos ya habían oído hablar de él y de lo que había pasado en la fiesta de la Pascua. Algunos hasta lo habían escuchado predicar en algún momento. Seguramente que también lo habían acompañado en la entrada a Jerusalén montado en un burro. Sin embargo, para muchos otros era la primera vez que
Y lo más importante: ellos lo habían visto ascender al Cielo. Y ahora, mientras Jesús estaba en el Cielo, el Espíritu Santo los acompañaba y había realizado los prodigios que estaban viendo (ver Hechos 2: 33). Pedro terminó su discurso citando otra vez las Escrituras. Esta vez para mencionar el Salmo 16, escrito por David. (Puedes comparar Hechos 2: 25-28 con Salmos 16: 8-11) y más adelante el Salmo 110.
Encuentra 8 diferencias entre los dos dibujos.
Piensa un poco Pedro conocía bien las Escrituras; de hecho, se sabía textos de memoria y por eso pudo razonar con las Escrituras que Jesús era el Mesías. Así el Espíritu Santo le ayudó a buscar las palabras más acertadas. Por eso es importante que tú conozcas bien la Biblia y que te aprendas los versículos de memoria. Un día Dios te puede usar y te vendrá muy bien recordarlos.
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TU LECTURA DEL VIERNES Mientras Pedro hablaba, el Espíritu Santo no solo estaba haciendo que ellos comprendieran lo que estaba hablando en su propia lengua, sino que también conmovía sus corazones. ¿Recuerdas lo que Jesús dijo acerca del trabajo que haría el Espíritu Santo? (Léelo en Juan 16: 8, 13). El Espíritu Santo es el que nos convence de pecado, de que hemos hecho algo mal y también de justicia y juicio, es decir, de que debemos comportarnos de forma justa y correcta. Y también nos guiará a toda la verdad. Eso es lo que ocurrió en Jerusalén aquella mañana. El Espíritu Santo los guio a la verdad de Jesús por medio de la predicación de Pedro y les convenció de que su vida debía cambiar. Entonces le preguntaron
a Pedro y a los demás apóstoles qué debían hacer. ¿Qué respondió Pedro? (Era lo que les había pedido Jesús que hicieran. Léelo en Hechos 2: 38). Al entregar su vida a Jesús por medio del bautismo no solo recibían el perdón de los pecados. También tenían el privilegio de que el Espíritu Santo trabajara en sus vidas. ¿Quién podría recibir el regalo del Espíritu Santo? (Lee Hechos 2: 39). El poder del Espíritu Santo no es solo para unos pocos escogidos. No era solo para los apóstoles. Jesús prometió el Espíritu Santo a todos los que lo acepten. ¿Crees que después de este sermón de Pedro hubo mucha gente que decidió entregar su vida a Jesús? (Lo sabrás si lees Hechos 2: 41. ¡Espectacular!).
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5 LECCIÓN
SALTANDO Y ALABANDO A DIOS
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO
Jesús había prometido que sus seguidores recibirían el poder del Espíritu Santo. Tener el poder del Espíritu Santo no significaba que iban a ser más fuertes para luchar contra sus enemigos, ni que tendrían poderes mágicos para obligar a los sacerdotes y fariseos a hacer lo que los apóstoles quisieran. El «Porque no podemos dejar de día de Pentecostés el Espíritu se decir lo que hemos visto y oído» manifestó en forma de viento, (Hechos 4: 20) lenguas de fuego y la capacidad de entender y hacerse entender en otros idiomas. Pero ese no era el verdadero milagro. El verdadero milagro fue que Pedro y los demás apóstoles dejaran de tener miedo y de esconderse. El verdadero milagro es que tres mil personas decidieran hacerse seguidores de Jesús aquel mismo día. Fueron, en realidad, tres mil milagros. Porque no hay mayor milagro que el que una persona decida entregar su vida a Jesús. El Espíritu Santo transformó aquel día la vida de muchas personas. Pero aquello debía ser solo el comienzo. Los apóstoles decidieron que debían seguir predicando como lo había hecho Jesús. Y buscaron un lugar donde las personas los escucharan. ¿A dónde solían ir a predicar? (Lo sabrás si lees Lucas 24: 53). El Templo era el lugar donde los judíos de todo el mundo acudían a realizar los sacrificios y ritos marcados en la Ley de Moisés. Pero también iban a aprender. Sabían que los mejores y más sabios maestros enseñaban en el Templo. La gente que iba allí tenía muchas ganas de aprender sobre Dios, el perdón de los pecados y la salvación. Y de eso los apóstoles sabían mucho. Habían vivido con el Mesías, el que perdona nuestros pecados y el que nos salva.
Piensa un poco ¿Sabes? Es portentoso lo de las lenguas de fuego, el hacerse entender en otros idiomas… sí, pero quizás la mayor revolución se produjo en los propios apóstoles. El Espíritu Santo los cambió de miedosos en valientes, habladores; no se escondían ya. Es una gran lección porque quiere decir que también te puede cambiar a ti.
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TU LECTURA DEL LUNES En una de las puertas del Templo se sentaba un mendigo. Era paralítico. Había nacido con algún tipo de problema en las piernas y nunca había podido caminar.
algún familiar, o amigo, para que lo llevara a la ciudad. Pero cuando llegó se encontró con la terrible noticia de que Jesús había sido crucificado. ¡Había llegado tarde!
Es posible, como cuenta Elena White en su libro «Hechos de los apóstoles», que este hombre había oído hablar de Jesús y de sus curaciones. Deseaba hablar con él, conocerlo, y tal vez ser sanado. Pero vivía lejos de Jerusalén. Si hubiera vivido en la ciudad, Jesús lo hubiera sanado en la semana antes de su muerte, como sanó a muchas personas que se acercaron a él. Es posible que, cuando oyó que Jesús estaba en Jerusalén, convenciera a
Aquel hombre tenía cuarenta años. Había nacido paralítico y moriría paralítico porque su única esperanza, según había oído, había muerto en una cruz. No podía trabajar, no servía para nada, solo para dar problemas a su familia. Decidió quedarse en Jerusalén y esperar a que las personas que entraban al Templo le dieran algunas monedas, o algo de comida, para poder sobrevivir.
Encuentra 10 diferencias entre los dos dibujos.
Piensa un poco ¿Qué piensas cuando estás ante un pobre? ¿Ha elegido ser pobre o no ha tenido otro remedio? Quizás con tanta crisis no encuentra trabajo. Lo que sí es cierto es que nadie elige ser pobre y pasar hambre. Por eso merecen nuestro apoyo y simpatía… Como hizo Jesús.
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5 TU LECTURA DEL MARTES
Un día, Pedro y Juan llegaron al Templo y entraron por la puerta llamada «la Hermosa». Allí estaba aquel mendigo, desilusionado, cabizbajo y sin fuerzas. Al ver pasar a los dos hombres el mendigo volvió a repetir las mismas palabras mendigantes que llevaba repitiendo todo el día sin levantar la cabeza. Entonces Pedro, conmovido, se detuvo ante el mendigo y le habló. ¿Qué le pidió? (Lee Hechos 3: 4). Pedro le pidió que levantara la mirada, que se animara. Aquel mendigo pensó que Pedro y Juan le iban a dar una limosna. Pero quedó profundamente sorprendido por lo que Pedro le dijo. (Léelo en Hechos 3: 6). ¡Jesús de Nazaret! Él había puesto todas sus esperanzas en ese hombre. El mendigo no es que no quisiera monedas, ni dinero, ni comida. No, pero por encima de
todo, lo que más quería era poder caminar y conocer a Jesús de Nazaret. Y aquellos hombres le hablaban en el nombre de Jesús. ¡Y le decían que se levantara! ¿Has visto alguna vez a una persona que lleve muchos años en una silla de ruedas? Sus piernas están muy delgadas. Como no pueden hacer ejercicio, los músculos se les atrofian. Así serían las piernas del mendigo sin músculos que le sostuvieran. Pedro le extendió la mano y le ayudó a levantarse. ¿Qué ocurrió entonces? (Lee el maravilloso milagro en Hechos 3: 7-9). Sus piernas tenían fuerzas. ¡Tenía músculos! ¡Podía caminar! ¡Podía saltar!
Piensa un poco Fíjate que, cuando el mendigo consigue caminar, comienza a alabar a Dios. Sabía perfectamente que Jesús era el Hijo de Dios y que su curación había sido producida por Jesús. Pedro y Juan solo eran sus instrumentos. Nunca te olvides de darle gracias a Dios por todo lo que tienes.
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL MIÉRCOLES El milagro no había sido algo secreto. Había ocurrido en plena tarde cuando mucha gente estaba entrando en el Templo para orar. ¿Te imaginas los gritos de alegría de aquel hombre al sentirse sanado? Mucha gente se acercó para saber qué estaba pasando y vieron dar saltos al paralítico de la puerta. ¡Pero si hace un momento no podía caminar! ¡Pero si habían visto cómo unas personas lo traían y lo sentaban en la puerta porque sus piernas no tenían fuerzas! Todo el mundo comenzó a rodear a Pedro y a Juan: querían conocer a los que podían hacer milagros (ver Hechos 3: 11). Entonces Pedro tuvo otra vez la oportunidad de hablar. Se dirigió a la multitud que lo rodeaba y lo primero
que hizo fue aclarar cómo se había podido realizar ese milagro. (Puedes leerlo en Hechos 3: 12, 16). No, ellos no habían hecho el milagro. Jesús lo había realizado. Ese Jesús al que creían muerto. A partir de entonces Pedro comenzó a hablarles de la resurrección de Jesús y de su ascensión al Cielo. Pero no le dejaron hablar mucho tiempo. ¿Qué ocurrió? (Lee Hechos 4: 1-3). Los sacerdotes no podían consentir que la gente escuchara que Jesús había resucitado porque se darían cuenta de que ellos mentían. Pero ya era demasiado tarde. Las personas que vieron caminar al paralítico y que escucharon las palabras de Pedro, creyeron que Jesús era el Hijo de Dios. ¿Cuántas personas creyeron las palabras de Pedro? (Lee Hechos 4: 4).
Piensa un poco Satanás quiso poner dificultades y desanimar a los discípulos para que dejaran de hablar de Jesús y de su resurrección. Esta vez los envió a la cárcel. Pero el Espíritu Santo seguía convenciendo a los corazones, y los seguidores de Jesús cada vez eran más.
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LECCIÓN |
5 TU LECTURA DEL JUEVES
Los sacerdotes y los fariseos estaban muy preocupados. Habían matado a Jesús pero sus discípulos parecían tener el mismo poder que el Maestro. Tenían que hacer algo para que no siguieran ganando seguidores. Al día siguiente, se reunió el Sanedrín (ver Hechos 4: 5-6). Allí estaban todos los gobernantes y los hombres más importantes de Israel. Aquella reunión era muy parecida a la que se organizó para acusar a Jesús hacía unas pocas semanas. Mandaron traer a Pedro y a Juan para interrogarlos. Los sacerdotes pensaron que sería fácil contradecir todo lo que dijeran esos pescadores sin estudios. Los asustarían y dejarían de molestar con sus predicaciones. Pero esta vez Pedro no tuvo miedo. ¿Por qué? (Lee Hechos 4: 8). El Espíritu Santo le ayudó a elegir bien las palabras que debía decir ante el Consejo. Cuando terminó de hablar
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los miembros del Sanedrín estaban asombrados. No habían podido contradecir nada de lo que Pedro había dicho. (Lee Hechos 4: 13). Lo que más les impresionó es que reconocieron que tenían la misma fuerza y la misma forma de hablar que Jesús. Además, el mendigo quiso ser testigo de su curación, y ante ese milagro no podían decir nada (ver Hechos 4: 14). Cuando Pedro terminó de hablar los mandaron salir de la sala para poder pensar en qué hacer con ellos. No habían cometido ningún delito. No habían hablado en contra de las Escrituras ni en contra de Dios. Además, todo el mundo sabía que habían hecho un milagro en el nombre de Jesús, y que el milagro era real. Decidieron dejarlos libres, pero les ordenaron que dejaran de predicar a Jesús (ver Hechos 4: 18).
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Busca en Hechos 4: 5-6 los nombres de las personas que estaban reunidas para juzgar a Pedro y a Juan. Luego encuéntralas en la sopa de letras.
D
Piensa un poco ¡Qué absurdo! En vez de estar agradecidos a Pedro y a Juan porque realizaron el milagro y el paralítico fue curado, los llevaron ante los jueces para asustarlos y para pedirles que dejaran… ¡de hacer milagros en el nombre de Jesús! Imagínate que hoy un eminente científico descubre cómo curar enfermedades incurables. ¿Le criticarían por ello? No, al contrario, hasta le podrían dar el Premio Nobel. Aquellos sacerdotes fueron muy irrazonables, ¿no te parece?
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL VIERNES Pedro y Juan estaban a punto de salir libres siempre y cuando dejaran de predicar a Jesús.
apóstoles. No podían dejar de contar que Dios nos ama tanto que envió a Jesús para salvarnos.
¿Qué respondió Pedro? (Lee sus valientes palabras en Hechos 4: 19, 20).
A pesar de que Pedro y Juan se negaron a obedecer, los sacerdotes y gobernantes no tuvieron más remedio que dejarlos ir. ¿Por qué? (Lee sus razones en Hechos 4: 21).
Pedro y Juan sabían que debían contar a todo el mundo que Jesús había resucitado. Jesús se lo había pedido. Dios se lo había pedido.
En el juicio contra Jesús mucha gente del pueblo apoyaba a los sacerdotes. Esta vez era al contrario, el pueblo apoyaba a los apóstoles y los sacerdotes tuvieron miedo a una revuelta.
Habían vivido tantas cosas maravillosas con Jesús que no podían dejar de contarlas. ¿Te ha pasado a ti alguna vez que te lo has pasado tan bien en una fiesta, en un campamento o en una excursión que tienes que contárselo a tus padres, a tus abuelos, a tus tíos y a todos tus amigos? Eso es lo que les pasaba a los
Pedro y Juan regresaron junto a los demás apóstoles y seguidores de Jesús. Dieron gracias a Dios por haberlos protegido y por haberles ayudado a saber qué decir.
Completa el puzle y sabrás cómo Pedro y Juan pudieron ser tan valientes.
Piensa un poco ¿Aprendieron los discípulos que el Espíritu Santo es un poderoso Amigo, como lo había prometido Jesús? El Espíritu Santo les estaba dando valor e inteligencia para que pudieran predicar y continuar el trabajo de Jesús en esta tierra.
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6 LECCIÓN
NACE LA IGLESIA
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO Lee la segunda parte de Hechos 2: 47. Esta es una de las primeras veces que aparece la palabra «iglesia» en la Biblia. Esta es una palabra nueva. En el Antiguo Testamento no aparece ninguna vez. Las primeras veces las dice Jesús. Pero a partir de ahora la vamos a utilizar mucho.
Cuando pensamos en «iglesia» pensamos en un edificio o en el sitio a donde «Y todos fueron llenos del Espíritu vamos a adorar y a aprender Santo, y hablaron con valentía la sobre Jesús. Pero la Biblia palabra de Dios» (Hechos 4: 31) no utiliza nunca la palabra «iglesia» como un edificio o un lugar. La Biblia habla de Templo, de sinagogas o de casas donde los seguidores de Jesús se reunían, pero nunca de «iglesias». Entonces, ¿qué es «iglesia» en la Biblia? «Iglesia» viene de la palabra griega «ekklesía». «Ekklesía» era un grupo de personas que se reunían para hablar o para tomar decisiones en su ciudad. Lo podríamos traducir como «asociación», «hermandad», «comunidad» o «congregación». Cuando la Biblia habla de «iglesia» habla de un grupo de personas que tenían algo en común: querían seguir a Jesús. Pero, además, la «iglesia» de la que habla la Biblia era una comunidad, es decir, vivían en común, se ayudaban los unos a los otros, se protegían y compartían todo lo que tenían. Esta semana vamos a ver qué nos cuenta la Biblia sobre cómo vivían los primeros seguidores de Jesús, cómo era la primera iglesia.
Piensa un poco Hoy en día hay muchas iglesias, hay muchos grupos de personas que quieren seguir a Jesús. Pero cada grupo tiene una forma de entender la Biblia y una forma distinta de entender a Jesús. Así se formaron la Iglesia Católica, la Iglesia Bautista, la Iglesia Metodista, la Iglesia Anglicana o la Iglesia Adventista. Todas son «iglesia» porque quieren seguir a Jesús, aunque no todas creen en lo mismo.
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL LUNES Desde que el Espíritu Santo se mostró en la fiesta de Pentecostés, comenzaron a suceder cosas extraordinarias en Jerusalén.
sanaran. La gente tenía muchísima fe en que el nombre de Jesús podía sanarlos. ¿Hasta qué punto confiaban en el poder de Dios? (Lee Hechos 5: 15).
Los seguidores de Jesús que vivían en Jerusalén se reunían todos los días y así se formó la iglesia, la comunidad, el grupo de los que creían que Jesús era el Hijo de Dios.
¿Te imaginas? ¡La gente sanaba solo con la sombra de Pedro! No es que Pedro tuviera ningún poder en sí mismo, y ni mucho menos su sombra. Era la fe de las personas lo que permitía que Jesús realizara el milagro.
¿Dónde se reunían todos los días? (Lee Hechos 2: 46).
Las noticias de lo que hacían los apóstoles llegaron a todos lados. Muchas personas que vivían en las ciudades cerca de Jerusalén escucharon las noticias e iban a Jerusalén buscando ayuda, y todos eran sanados (ver Hechos 5: 16).
Todos los días llegaba al Templo mucha gente para escucharlos hablar de Jesús. Así, cada día, aumentaban las personas que escogían ser seguidores de Jesús. (Puedes leerlo en Hechos 5: 14). La gente seguía a los apóstoles como habían seguido a Jesús unos meses antes. Y es que el poder de Dios también se manifestaba en forma de milagros, de curaciones, como lo había hecho Jesús. Llevaban a los enfermos para que los apóstoles los
A pesar de todos los milagros, ¿crees que los discípulos presumían de poder hacerlos? ¡Claro que no! Les decían a todos que los milagros sucedían por el poder de Jesús. Los apóstoles no se creían que eran mejores que los demás por tener el poder del Espíritu Santo. Ellos sabían que únicamente eran instrumentos de Dios para predicar y ayudar a los demás.
Piensa un poco Los cristianos no somos siempre mejores personas que los que no creen en Jesús. Pero podemos ser instrumentos de Dios ayudando a otras personas.
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LECCIÓN |
6 TU LECTURA DEL MARTES
El Espíritu Santo había dado valor a los apóstoles para predicar la resurrección de Jesús aunque los sacerdotes y dirigentes judíos intentaran impedírselo. Y después de dos predicaciones de Pedro más de ocho mil personas se habían convertido en seguidores de Jesús y lo habían demostrado siendo bautizados (ver Hechos 2: 41 y Hechos 4: 4).
muy inteligentes y otras que ni siquiera sabían leer o escribir. Pero todos tenían un mismo corazón y pensamiento: mostraban amor los unos por los otros. Eran amables y serviciales. Todo el mundo veía que, a pesar de las diferencias de carácter, de clase social o de estudios, todos se ayudaban y estaban dispuestos a ayudar a los demás. Los seguidores de Jesús eran alegres, alababan a Dios y eran generosos. Les gustaba compartir su mesa, su comida y pasar tiempo juntos.
Pero había una forma de predicación que era tan convincente, o más, que la de Pedro. No necesitaban grandes discursos. (Lee la primera parte de Hechos 4: 32). No es la primera vez que se dice que los seguidores de Jesús estaban unidos. Tener un mismo corazón y un mismo pensamiento no significa que estuvieran de acuerdo en todo o que tuvieran los mismos gustos. Lo que significa es que estaban poniendo en práctica el consejo que Jesús les había dado durante la cena de Pascua. ¿Recuerdas? (Léelo en Juan 13: 35). Los seguidores de Jesús eran muy distintos unos de otros. Algunos habían vivido con Jesús y otros ni siquiera lo habían visto en persona. Había gente rica y también personas muy humildes. Había personas
Cuando la gente veía cómo se ayudaban y cómo se amaban se daban cuenta de que eran seguidores de Jesús. Y mucha gente se unió a la iglesia porque quería vivir con ese amor que solo podía venir de Dios. (Puedes leerlo en Hechos 2: 46, 47). Fíjate en una frase del versículo 47: los seguidores de Jesús caían bien a los demás, les eran simpáticos. Nadie quiere acercarse a una persona de mal carácter ¿verdad? Por eso, los seguidores de Jesús no deben tener mal carácter porque Jesús era simpático y amable. Solo así otras personas se acercarán y querrán conocer a Jesús a través de nosotros.
Sustituye los dibujos por las vocales y podrás leer el texto de Hechos 2: 42 en la versión Palabra de Dios para Todos
Piensa un poco Hoy, el Espíritu Santo sigue ayudando a personas de todo el mundo a aceptar a Jesús como su Salvador y a permitir que transforme sus corazones. Pastores y misioneros predican a Jesús como lo hacían los apóstoles, pero tú también puedes predicar. Si no te atreves a hablar con un desconocido de Jesús puedes predicar con el ejemplo, demostrando cómo viven y se comportan los discípulos de Jesús.
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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Algo que llamaba mucho la atención de todos los habitantes de Jerusalén es que los seguidores de Jesús lo compartían todo. Los que eran más ricos ayudaban a los más pobres y así nadie pasaba hambre o necesidad de nada (ver Hechos 2: 44, 45 y Hechos 4: 34). Recuerda que entre los discípulos de Jesús había personas que eran ricas como Mateo, que había sido recaudador de impuestos, José de Arimatea que compró el sepulcro para Jesús, Nicodemo que era un dirigente judío importante, o Zaqueo, el jefe de los publicanos de Jericó. Pero también había muchas personas pobres que habían creído en Jesús. En aquellos tiempos no había ayudas del Estado para la gente que estaba sin trabajo, no había pensiones para los ancianos, los enfermos o las viudas. Por eso había mucha gente que pasaba necesidades.
Los seguidores de Jesús se organizaron de forma que las personas que tenían más dinero pudieran ayudar a las que no tenían nada. ¿Cómo lo hacían? (Puedes leerlo en Hechos 4: 35). Todos confiaban en los apóstoles. Las personas que decidían libremente donar su dinero para ayudar a otros, lo entregaban a los apóstoles. Cuando había alguien que necesitaba ayuda, iba a ellos y les decía qué necesitaba. Los apóstoles administraban el dinero de forma que nadie pasara hambre. Una de las donaciones más importantes la realizó un levita llamado José. Este hombre vivía en Chipre. Cuando se enteró de que muchos seguidores de Jesús estaban pasando por dificultades vendió una heredad y entregó el dinero a los apóstoles (ver Hechos 4: 36, 37). Debió ser una importante suma de dinero porque los apóstoles comenzaron a llamarlo Bernabé, que significa «hijo de consolación», en agradecimiento por el bien que había hecho.
Completa el crucigrama con las siguientes definiciones: 1.- Lo contrario de generosidad 2.- Dar 3.- Lo contrario de interés 4.- Hacer un regalo. 5.- Dinero o regalo que se da en la iglesia. 6.- Sentimiento de alegría. 7.- Modo de ser agradable y amistoso. 8.- Sentimiento de gozo. 9.- El que da algo. 10.- Repartir lo que yo tengo. 11.- Amabilidad, calidad de bueno
Piensa un poco Los primeros cristianos eran generosos. Tú también puedes ser generoso cuando prestas tus materiales a un compañero, cuando compartes tus juegos o cuando juegas con ese niño o esa niña con la que nadie quiera jugar.
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6 TU LECTURA DEL JUEVES
Al igual que los primeros discípulos nosotros también podemos ser generosos, no solo con las personas de la iglesia sino también con todos los que necesitan nuestra ayuda.
Las ofrendas se utilizan para cosas diferentes. Por ejemplo, la ofrenda que se recoge en el tiempo de la escuela sabática, se destina a un proyecto misionero que los maestros os irán contando durante todo el trimestre.
Desde los tiempos de Abraham, los creyentes devolvían el diezmo para que los sacerdotes y levitas pudieran dedicarse al servicio del Tabernáculo y, más tarde, del Templo. Pero también en la Biblia se habla de ofrendas. En nuestra iglesia, se utilizan los diezmos para pagar a los pastores que se ocupan de nuestras iglesias, o a los misioneros que aún hoy en día tienen que ir lejos de sus países para hablar a los demás del amor de Jesús. ¿Y las ofrendas? ¿Son diferentes las ofrendas de los diezmos? Sí. Los diezmos representan un 10% de nuestras ganancias, pero yo puedo escoger cuánto quiero dar de ofrendas; será mi corazón y mi situación económica lo que determine cuánto puedo o quiero dar.
Además, el dinero que se recoge cada semana se destina a una necesidad diferente: gastos de iglesia (que llamamos «presupuesto combinado»), colegios de iglesia, residencias de ancianos, y los diferentes departamentos de la iglesia (ADRA, Jóvenes, Club de Exploradores, Escuela Sabática...). Seguro que en tu iglesia hay varios proyectos destinados a ayudar a aquellos que más lo necesitan como recogida de alimentos, de ropa que ya no necesitas o de Biblias para quien no puede comprarlas. Siguiendo el ejemplo de los primeros seguidores de Jesús estamos llamados a ayudarnos los unos a los otros.
Sigue los caminos y descubre algunos de los destinos de nuestras ofrendas.
Piensa un poco Tenemos pastores gracias al dinero de los diezmos. En la iglesia hay muebles, instrumentos musicales, electricidad, calefacción, lápices de colores y Biblias en la Escuela Sabática gracias al dinero de las ofrendas. Entre todos pagamos las facturas y compramos lo que se necesita en la iglesia.
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL VIERNES El dinero de nuestros diezmos y ofrendas es un dinero dedicado a Dios. Cuando los israelitas llevaban sus diezmos y ofrendas al Templo se convertía en un dinero santo, apartado para Dios, lo mismo que nuestros diezmos y ofrendas. Por eso hay que tratarlo con mucho cuidado y utilizarlo bien. No se debe malgastar por lo que hay y hay que pensar muy bien en qué se gasta. Si queremos tener un lugar para reunirnos y hacer vida en común como lo hacían los primeros seguidores de Jesús, necesitamos poner nuestras cosas en común, aportar todos un poquito para tener una iglesia. Cada uno puede aportar dinero, su trabajo u otras cosas que se necesiten para tener un lugar de reunión, una iglesia. Con el dinero de las ofrendas se compran bancos y sillas para sentarnos en la iglesia, se pintan las paredes, se conecta la calefacción en invierno o se pagan los recibos de la electricidad. Así que todo lo que hay en la iglesia hay que tratarlo con cuidado y hay que utilizarlo bien porque son cosas apartadas para alabar a Dios, para conocerlo mejor y para que otros también lo conozcan.
Imagínate que alguien empieza a escribir con un rotulador en los bancos, las puertas o las paredes de la iglesia. Está estropeando la casa de todos que es la iglesia. Tenemos una iglesia porque muchas personas dieron y están dando sus ofrendas para ponerlas al servicio de Dios. Las cosas, cuando se usan se pueden deteriorar, y una parte del dinero de las ofrendas sirve para arreglar y reponer lo que hay en la iglesia. Pero cuando estropeamos, ensuciamos o rompemos cosas por usarlas sin cuidado o por maltratarlas estamos malgastando el dinero que habíamos apartado para Dios. También necesitamos entregar parte de nuestro tiempo y nuestro trabajo para que la iglesia funcione. Por ejemplo, los maestros de escuela sabática dedican mucho tiempo para preparar las clases de cada sábado; los diáconos dedican tiempo para tener la iglesia ordenada y preocuparse de cómo están las personas; los directores de cada departamento trabajan para que haya actividades en la iglesia… Y todo eso se hace gratis, solo para ayudarnos unos a los otros como los primeros seguidores de Jesús.
Piensa un poco ¿Verdad que te gusta entrar en la iglesia y verla limpia y bonita? ¿A que no te gustaría sentarte encima de un chicle que otro niño pegó al banco? ¿Te gusta tener material para aprender sobre la Biblia en la Escuela Sabática? Cuida de las cosas que hay en la iglesia y diles a los demás que también las cuiden porque están dedicadas al servicio de Dios. ¿Verdad que te gusta que haya actividades en la iglesia? Pues respeta y valora el trabajo de todas esas personas que están dispuestas a ofrecer su tiempo y su trabajo para que todos podamos disfrutar.
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7 LECCIÓN
¿ES DE DIOS O DE LOS HOMBRES?
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO La predicación y los milagros de los apóstoles hacían que cada día más y más personas confiaran en Jesús y desconfiaran de los sacerdotes y dirigentes judíos. Y algunas personas estaban furiosas. (Lee en Hechos 5: 17 quiénes estaban muy enfadados).
Durante el ministerio de Jesús, el grupo que más había intentado desautorizar a Jesús habían sido los fariseos. Lo más importante «Es necesario obedecer a Dios antes para los fariseos era guardar la Ley que a los hombres (Hechos 5: 29) exactamente de la forma en la que ellos decían, obedeciendo normas. Para los fariseos la única forma de recibir el favor de Dios era obedeciendo cientos de leyes. Por eso rechazaban con tanto odio a Jesús, porque Jesús predicaba que Dios nos ama siempre, a pesar de que somos imperfectos. Y que la Ley más importante que los seres humanos debemos cumplir, es la del amor, no la de los ritos. Ahora, el grupo de judíos que se sentía más amenazado por la predicación de los apóstoles eran los saduceos. Los saduceos no creían en la resurrección. Nosotros sabemos que cuando Jesús vuelva por segunda vez resucitará a los muertos para que vivamos todos en la Tierra Nueva. Los fariseos, y la mayoría de los judíos, creían que esta resurrección ocurriría cuando viniera el Mesías, el guerreroliberador de los enemigos de los judíos, según ellos. Pero los saduceos creían que la resurrección no podía existir nunca. Los saduceos se convierten en enemigos de Jesús especialmente cuando descubren que Jesús podía resucitar muertos y más todavía después de la resurrección de Lázaro, una resurrección que nadie podía explicar ni negar. Y ahora, los apóstoles predican que Jesús había resucitado, estaba vivo y que se encontraba en el Cielo. Los saduceos no podían consentir que se contara la historia de Jesús. Jesús era la demostración de que estaban equivocados. Y si estaban equivocados, los judíos seguirían a Jesús y no al sumo sacerdote.
Curiosidades Anás, el Sumo Sacerdote, pertenecía al grupo de los saduceos. Por eso el odio que sentía hacia Jesús y luego hacia sus seguidores.
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TU LECTURA DEL LUNES Anás y los saduceos decidieron que tenían que detener a los discípulos para que dejaran de predicar la resurrección de Jesús. ¿Qué hicieron? (Léelo en Hechos 5: 18). ¿Crees que a los discípulos les daba miedo estar en la cárcel? Seguramente que tendrían miedo, pero ahora confiaban en Jesús y no les importaba. Recordaron que Jesús ya les había avisado de que esto podría pasar. (Puedes recordarlo en Lucas 21: 12).
Ni cortos ni perezosos obedecieron lo que les había dicho el ángel. ¿Y qué si les volvían a meter en la cárcel? ¿Acaso Jesús no era lo suficientemente poderoso para enviar a otro ángel y volver a abrir las puertas de la cárcel?
Pero algo sucedió durante la noche mientras estaban en la cárcel. (Léelo en Hechos 5: 19). ¡Un ángel abrió las puertas de la cárcel! Pero también tenía un mensaje para ellos. No debían esconderse. Debían confiar en Jesús y seguir predicando. ¿Qué debían hacer? (Lee Hechos 5: 20). ¿Volver al Templo después de haber sido encarcelados? ¡Si los veían los volverían a meter en la cárcel! ¿Qué hicieron los apóstoles a primera hora de la mañana después de haber escapado de la cárcel? (Lee la primera parte de Hechos 5: 21).
Descifra el mensaje del ángel a los apóstoles. El texto se encuentra en Hechos 5: 20 (Versión en lenguaje actual)
Piensa un poco ¿Es malo tener miedo? No, mucha gente lo tiene en algunos momentos de la vida, pero logra superarlo con pensamientos positivos. Como hicieron los discípulos que pensaban que Jesús les ayudaría siempre, pasase lo que pasase.
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7 TU LECTURA DEL MARTES
Los sacerdotes y dirigentes durmieron toda la noche. Estaban tranquilos y orgullosos pensando en lo mal que lo estarían pasando los apóstoles encerrados en la oscura cárcel. Al día siguiente por la mañana, se reunieron los miembros del Sanedrín para decidir qué iban a hacer con los discípulos. Dirían que los discípulos eran unos rebeldes y unos traidores que estaban tratando de hacer que la gente no obedeciera las leyes judías.
llegaron a los calabozos donde habían metido a los apóstoles abrió la puerta. Pero… ¡allí no había nadie! ¡Era imposible! ¡Las puertas estaba cerradas con llave y los guardias habían estado toda la noche delante de la puerta! ¡No podían haberse escapado! Los soldados regresaron rápidamente al consejo. Llegaron agitados y les contaron lo que había pasado (ver Hechos 5: 22, 23).
El consejo pidió a los soldados que trajeran de la cárcel a los apóstoles para juzgarlos (ver la segunda parte de Hechos 5: 21).
Los miembros del consejo se miraron unos a otros asombrados. ¿Qué habría pasado? ¿Cómo se habrían escapado los discípulos?
Cuando los soldados llegaron a la prisión, el carcelero cogió las llaves de los calabozos. Atravesaron los oscuros pasillos vigilados por guardias y cuando
Ellos pensaban que iba a ser muy difícil encontrarlos de nuevo. A esas horas, ya habrían salido de Jerusalén y habrían vuelto a Galilea.
¡Este dibujante no se entera! Encuentra los 7 errores que ha cometido el dibujante de acuerdo a la lección de hoy.
Piensa un poco ¿Te parece muy difícil salir de la cárcel sin que nadie los viera, y sin abrir la puerta? Es imposible, pero no para Jesús que creó el universo, que dio la vista a los ciegos, que resucitó a muertos… Jesús es un amigo genial.
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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Los miembros del Sanedrín estaban asombrados por la fuga de los apóstoles. De repente, alguien entró corriendo a la sala. ¿Qué noticias traía? (Lo sabrás si lees Hechos 5: 25). Los dirigentes judíos ordenaron traer de vuelta a los apóstoles. Y esta vez mandaron al capitán de la guardia para que se encargara de traerlos. Pero los soldados tenían miedo. Debían detener a los apóstoles mientras estaba rodeados de una multitud que los defendería. Cuando llegaron al Templo los soldados fueron amables y pacíficos. No usaron la fuerza ni las armas. Simplemente pidieron a os apóstoles que les acompañaran. Y así lo hicieron. (Puedes leerlo en Hechos 5: 26). Pocos minutos después, Pedro, Juan y los demás apóstoles estaban delante del sumo sacerdote, el mismo que había juzgado a Jesús. ¡El sumo sacerdote estaba muy enfadado! ¿Por qué? (Lee Hechos 5: 27, 28).
Anás no estaba enfadado porque habían escapado de la cárcel, ni siquiera les preguntó cómo lo habían hecho. Estaba enfadado porque les había prohibido predicar acerca de Jesús y le habían desobedecido. Además, para quedar bien ante los demás miembros del Sanedrín negaba que hubiera sido culpa suya que Jesús muriera. ¿Qué les respondió Pedro? (Léelo en Hechos 5: 29, y recuérdalo siempre). Pedro, valientemente, también les dijo que ellos, los miembros del Sanedrín, eran los que habían actuado mal al matar a Jesús, pero que, gracias a su muerte y resurrección, y a que ahora está en el Cielo, todos podemos ser perdonados de nuestros pecados y llegar a ser salvos. (Puedes leer las palabras de Pedro en Hechos 5: 30, 31). Lo que dijo Pedro era verdad, pero hizo que los miembros del Consejo se enfadaran aún más. ¿Qué hubieran querido hacer? (Si los hubieran dejado les habrían hecho lo mismo que a Jesús. Léelo en Hechos 5: 33).
Elimina las letras K, Ñ y Z del siguiente párrafo y podrás leer la respuesta de Pedro al Sanedrín en la versión Traducción en Lenguaje Actual de la Biblia (TLA)
kNñzoskotñrozs pkriñzmezkro ozbkñzezdezckemños kñaz ñDñizos, kyñz zzdñekñspuzñés akñz lzoñs kñhuzkmñaznkos.
Piensa un poco Recuerda siempre en tu vida lo que le dijo Pedro al poderoso Sanedrín: “ES NECESARIO OBEDECER A DIOS ANTES QUE A LOS HOMBRES”. Cuando alguien, por importante que sea, te pida algo que va en contra de Dios y sus enseñanzas, recuerda que Dios es más poderoso y, de alguna manera, te ayudará.
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LECCIÓN |
7 TU LECTURA DEL JUEVES
Por un momento los apóstoles comenzaron a pensar que ellos también serían condenados a muerte como lo había sido Jesús. Pero estaban preparados para morir por defender la verdad. En medio de las voces que pedían la muerte de los apóstoles, se levantó un importante miembro del Consejo. Su nombre era Gamaliel. Cuando él se puso en pie, todos escucharon con respeto. Todos respetaban mucho a Gamaliel. Gamaliel pidió que sacaran a los acusados de la sala para hablar con tranquilidad (ver Hechos 5: 34). Gamaliel miró a todos los miembros del Consejo y les explicó que no era muy inteligente empezar a matar a todo el mundo que creía en Jesús. Había demasiados seguidores tanto en Jerusalén como en el resto de Judea.
Gamaliel les recordó dos historias que habían ocurrido no hacía mucho tiempo. Contó las historias de Teudas y de Judas el galileo. Ambos habían sido guerreros, y los dos habían sido presentados como “el Mesías”. Los dos habían conseguido el apoyo de muchas personas, incluso les seguía un pequeño ejército. Pero cuando encarcelaron y mataron a los rebeldes, sus seguidores tuvieron miedo y desaparecieron. Eso demostraba que no eran auténticos “mesías”. Si Dios hubiera estado con ellos sus seguidores habrían conseguido liberar a Israel de los romanos. Gamaliel dijo que, si Jesús era otro falso mesías, Dios no bendeciría a sus seguidores y pronto la gente los olvidaría. Luego, dijo algo que es muy importante recordar. (Léelo en Hechos 5: 38-39). Los miembros del Sanedrín sabían que Gamaliel tenía razón.
Encuentra en la sopa de letras los nombres de personas que se mencionan en la lección de esta semana:
Anás Lázaro Carcelero
Pedro Apóstoles Guardias
Teudas Saduceos Jesús
Judas Soldados
Gamaliel Capitán
Piensa un poco Gamaliel tenía razón. Las mentiras siempre se descubren. Los falsos profetas pueden estar siendo ayudados por Satanás para intentar destruir el mensaje de Jesús. Pero Dios siempre llama a personas valientes y sinceras para mantener el mensaje de la salvación. Un mensaje que nada ni nadie podrá evitar que se predique.
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL VIERNES Después de las sabias palabras de Gamaliel, el Consejo cambió de opinión. Tal vez necesitaran un poco más de tiempo para que las enseñanzas de Jesús desaparecieran por sí mismas, pensaron. Luego tomaron una decisión: no podían dejarlos sin un castigo porque habían desobedecido las órdenes del Sanedrín. Si no los castigaban otras personas podrían rebelarse contra ellos. Así que ordenaron a la guardia que trajeran de nuevo a los acusados y les comunicaron su castigo: serían azotados y luego podrían salir en libertad. Pero insistieron y les ordenaron que no hablaran más en el nombre de Jesús (ver Hechos 5: 40).
Los azotes les dolieron, pero no tanto como para hacerles cambiar de opinión. Para ellos era más importante predicar el mensaje de Jesús, el perdón de los pecados y una nueva vida en la Tierra Nueva que todo el dolor que habían sentido. Sabían que si ellos seguían siendo valientes muchas personas conocerían lo que Jesús hizo para salvarnos y tener una vida mejor. ¿Dejaron de predicar a Jesús? (Lee Hechos 5: 42). Aquellos discípulos miedosos que habían huido cuando detuvieron a Jesús, se habían convertido en hombres valientes que estaban dispuestos a todo para que el mensaje de Jesús no se perdiera y que todo el mundo conociera al Salvador del mundo.
Sigue el camino sombreado y escribe aquí el mensaje que esconde:
Piensa un poco No siempre es fácil hacer lo correcto, y mucho menos cuando te amenazan y sientes miedo. Pero nunca debemos olvidar que Jesús siempre está con nosotros y nos dará el valor y las fuerzas para hacer lo que es correcto. MBMT
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8 LECCIÓN
Aprende y Comprende
HACEN FALTA AYUDANTES TU LECTURA DEL DOMINGO En la lección de esta semana veremos otros problemas que tuvieron que enfrentar los seguidores de Jesús. Es un problema que hoy también existe en la sociedad y puede ocurrir también en la iglesia. Pero antes de hacerlo, intenta contestar las siguientes preguntas: ¿En qué país has nacido tú? ¿Y tus padres?
«En cualquier caso, hacedlo todo de forma conveniente y ordenada» (1 Corintios 14: 40, La Palabra) ¿Conoces a personas de países distintos? Intenta recordar cuántas personas de lugares distintos conoces y haz una lista. Piensa en todas esas personas. Quizás usan palabras distintas, o incluso hablan otro idioma; les gustan comidas distintas, tienen la piel de otro color o saben cuentos diferentes. El ser diferente, ¿es malo? Cuando una persona es diferente, ¿es mejor o peor que los demás? Cuando Jesús creó nuestro mundo, creó rocas, plantas y animales muy distintos y todo era bueno. ¡Cuánto más todas y cada una de las personas! Cuando Jesús estuvo en nuestro mundo demostró su amor a judíos, galileos, griegos, romanos o fenicios. ¿Y si seguimos el ejemplo de Jesús? Hay algunas personas se creen superiores o mejores que otras solo por haber nacido en otro país, por tener distinto sexo, o por tener más o menos dinero. ¿Quiere Jesús que pensemos así? ¡No!
Piensa un poco Jesús ama a cada persona que vive en este planeta. Y quiere que aprendamos a amarnos unos a otros como él lo hacía. Caemos en la trampa de Satanás cuando, incluso dentro de la iglesia, nos hace pensar que hay personas mejores que otras solo por su origen.
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TU LECTURA DEL LUNES La iglesia continuaba creciendo día a día. Los apóstoles estaban acostumbrados a ser un grupo más o menos pequeño en el que todos cuidaban de todos. Ahora el grupo de seguidores de Jesús era muy grande. Eran miles de personas las que necesitaban la atención de los doce. Ya era imposible conocerse entre todos y mucho menos saber cuáles eran las necesidades de todos los seguidores de Jesús en Jerusalén. Los apóstoles tenían cada vez más asuntos que atender. En Jerusalén vivían algunas personas que venían de Grecia o de otros lugares del imperio. Como la lengua común era el griego, el libro de Hechos los llama griegos para distinguirlos de los judíos nacidos en Israel. Muchas de estas personas eran judíos nacidos
fuera de Israel o paganos que se habían convertido al judaísmo. Por cuestiones de lengua y de costumbres, se reunían en sinagogas distintas, en sinagogas para griegos. Pero cuando conocieron a Jesús gracias a la predicación de los apóstoles, se convirtieron en discípulos. Pero el crecimiento de la iglesia era tan rápido que el dinero que tenían había que repartirlo cada vez entre más personas. Y entonces apareció el problema. ¿Cuál era? (Puedes leerlo en Hechos 6: 1). Los creyentes griegos pensaron que los apóstoles estaban tratando mejor a los creyentes hebreos que a ellos. Se quejaron de que a las viudas griegas no se las ayudaba tanto como a las viudas hebreas. ¿Cómo crees que se sintieron los discípulos cuando escucharon estas quejas?
Lee los siguientes textos y colorea las palabras que se correspondan con el grupo de personas a los que Dios quiere bendecir.
Génesis 26: 4
Salmos 72: 17
Salmos 86: 9
Isaías 2: 2
Piensa un poco Cuando hay un problema y se trata mejor a unas personas que a otras, podemos pensar que es por culpa de los prejuicios. Es lo que Satanás quiere, que tengamos prejuicios acerca de si unas personas son mejores o peores que otras por su raza, nacionalidad, sexo o cultura. Los cristianos sabemos que todos somos iguales para Dios y debemos tener las mismas oportunidades y tratarnos con el mismo respeto y cuidado.
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8 TU LECTURA DEL MARTES
Las viudas griegas tenían más problemas que las viudas hebreas porque tenían menos ayuda de la iglesia. Los creyentes griegos estaban molestos y fueron a hablar con los apóstoles. Los apóstoles se sintieron tristes porque esa no era su intención, pero reconocieron que tenían razón. Sí que era cierto que no se estaba atendiendo a las viudas griegas de la misma manera que a las hebreas. ¿Cómo solucionar el problema? Los apóstoles pidieron sabiduría al Espíritu Santo para saber qué hacer. Descubrieron que estaban tratando de hacer demasiadas cosas ellos solos. Habían estado tratando de cuidar a miles de personas en la iglesia y solo eran doce. Ellos sabían que su trabajo más importante era predicar y enseñar. Pero estaban demasiado ocupados en administrar el dinero y en que los pobres tuvieran suficiente ropa y comida. De esa forma, ni predicaban tanto como ellos querían ni atendían bien a los creyentes. No tenían tiempo ni fuerzas para atender a todos. Cuando los apóstoles oraron, el Espíritu Santo les dio la
respuesta. Necesitaban elegir a algunos hombres para que les ayudaran. Entonces los apóstoles tendrían más tiempo para estudiar, predicar y enseñar y todos los creyentes estarían cuidados. Los apóstoles llamaron a todos los creyentes a una reunión y les dijeron lo que se tenían que hacer. (Podrás leer la solución en Hechos 6: 2-4). Fíjate que no los eligieron por ser más simpáticos, por tener más dinero o por ser amigos de los apóstoles. Las tres condiciones eran que fueran personas honestas (de buen testimonio), que hubieran demostrado con su vida que el Espíritu Santo estaba con ellos y que fueran sabios. ¿Qué pensaron los creyentes sobre la idea? ¿A cuántos hombres eligieron? (Podrás leer sus nombres en Hechos 6: 5). Los hombres especiales que escogieron se llamaban diáconos. Diácono significa «servidor». No era un título para mandar más sino para servir, para ayudar a los demás.
Encuentra en la sopa de letras los nombres de los siete primeros diáconos (los encontrarás en Hechos 6: 5).
Piensa un poco ¿Es importante ser justo? Cuando se planteó el problema, los apóstoles reconocieron que habían cometido errores pero no se quejaron ni pusieron excusas. Buscaron soluciones a través de la oración. Y las pusieron en práctica.
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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Una vez que fueron elegidos los diáconos, los apóstoles oraron por ellos. Su trabajo no era fácil y necesitaban la ayuda de Dios para tratar con sabiduría y cariño a todos los creyentes. Y para demostrar que la iglesia confiaba en ellos hicieron una pequeña ceremonia. ¿En qué consistía? (Puedes leerlo en Hechos 6: 6).
ritos y ceremonias que se realizaban en el Templo. No importa lo equivocados que podamos haber estado, el Espíritu Santo trabaja en todos los corazones para que podamos entregarnos a Jesús.
Hoy, en nuestra iglesia, también realizamos esta ceremonia cuando nombramos a los nuevos diáconos El pastor y los ancianos oran por los nuevos diáconos y diaconisas para que Dios les ayude a ser sabios, prudentes y cariñosos. También se ora colocando las manos sobre sus cabezas y hombros como señal de que la iglesia confía en ellos para realizar este trabajo. ¿Funcionó la solución de nombrar diáconos que ayudaran a los apóstoles? (Compruébalo en Hechos 6: 7). Fíjate que hasta los sacerdotes comenzaron a darse cuenta de que Jesús era el cumplimiento de todos los
Para la actividad de hoy vas a necesitar la ayuda de un adulto. Localiza a un diácono de tu iglesia. Si no sabes quiénes son pregunta a tus padres. Habla con él o llámale por teléfono y pregúntale qué cosas tiene que hacer como diácono, cuál es su trabajo. Escríbelo aquí para que no se te olvide y lo podáis compartir el sábado en la clase de escuela sabática.
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8 TU LECTURA DEL JUEVES
Conforme la iglesia fue creciendo y apareciendo nuevos grupos en otras ciudades, se hizo necesario nombrar nuevos responsables de iglesia. En cada ciudad se nombraron líderes. La Biblia, en ocasiones, los llama ancianos (por ejemplo, en Tito 1: 5) y otras veces los llama obispos (como en Tito 1: 7). Y para ayudarles, se nombraron diáconos y diaconisas en cada ciudad o iglesia. La Biblia dice que en otras ciudades se habían nombrado diáconos pero no sabemos sus nombres, excepto el de una mujer. ¿Quieres saber cómo se llamaba y de dónde era? (Pues tendrás que buscarlo en Romanos 16: 1). Como cada vez había que nombrar más diáconos y diaconisas hubo que poner algunas normas. Los diáconos debían ser personas en las que la gente pudiera confiar. Si le contaban un problema debía saber guardar el secreto, debía ser muy honrado y sincero. Algunas veces una persona quería ayudar y trabajar para la iglesia, pero si no se podía confiar
en él o en ella podía provocar problemas en vez de resolverlos. Años más tarde, Pablo le escribe a Timoteo y le dice qué características deben tener los diáconos. Así es cómo traduce 1 Timoteo 3: 8-13 la versión de Traducción en Lenguaje Actual (TLA): »Los diáconos deben ser gente respetable; no deben mentir ni beber mucho vino, ni hacer trampa en los negocios. Además, deben creer siempre en todo el mensaje de la buena noticia que Dios nos ha dado, y tener la conciencia tranquila. Deben tener una sola esposa, y dirigir bien a sus hijos y a toda su familia. » Las mujeres también deben ser respetables. No deben ser chismosas, sino más bien serias y fieles en todo. » Los que quieran ser diáconos serán puestos a prueba. Si no hay nada de qué acusarlos, y pasan la prueba, trabajarán en la iglesia. Los que hagan bien su trabajo como diáconos tendrán buena fama, y se ganarán el respeto y la confianza de todos en la iglesia de Cristo».
Elige, de las palabras que hay abajo, las que se corresponderían con un buen diácono o una buena diaconisa, y por supuesto con un buen cristiano.
Piensa un poco En realidad, cualquier seguidor de Jesús debería ser digno de confianza. Cada seguidor de Jesús, cada creyente, debería poder ser diácono, un ayudante de confianza para los demás creyentes.
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TU LECTURA DEL VIERNES Actualmente la Iglesia Adventista del Séptimo Día tiene más de 17.000.000 de miembros en todo el mundo. Es imposible conocerlos a todos. Por eso se organizan grupos o iglesias en cada ciudad, para que podamos reunirnos un grupo de creyentes, nos conozcamos y nos ayudemos unos a otros. ¿Sabes cuántas personas se reúnen cada sábado en tu iglesia? Si no lo sabes, pregúntalo. Para ayudarnos los unos a los otros, en la iglesia hay muchas personas trabajando. El coordinador de todo lo que ocurre en la iglesia es el pastor. Junto al pastor hay un grupo de «ancianos» que son los líderes de la iglesia. La iglesia está organizada en forma de departamentos o ministerios y cada departamento tiene un responsable. Por ejemplo, existe el Departamento de Escuela Sabática que ayuda a que podamos aprender cada día un poco más sobre Jesús.
RESPONSABLE
Otros departamentos son el Club de Exploradores, el Ministerio de la Familia, la Sociedad de Jóvenes, el Ministerio Personal y Evangelismo, y muchos otros. Para tomar decisiones se reúnen el pastor, los ancianos, y los responsables de cada departamento. Este grupo forman la Junta o Consejo de Iglesia. En la Junta se decide en qué se va a gastar el dinero, los proyectos y actividades que se van a realizar y muchas más cosas. ¿Tú conoces a los responsables de tu iglesia? Os proponemos un trabajo de investigación. Rellena el siguiente cuadro con los nombres de algunos de los responsables de tu iglesia. Mañana lo puedes completar con tus compañeros de clase de Escuela Sabática. Seguro que en tu iglesia hay muchos más departamentos con sus responsables. ¿Sabes cuáles son?
QUÉ HACE
PASTOR
Coordinador de la iglesia, enseña, predica, aconseja…
ANCIANO/A
Representa a la iglesia, conoce a los miembros, enseña, predica, visita, aconseja…
TESORERO/A
Administra el dinero de la iglesia.
SECRETARIO/A
NOMBRE
Ayuda con los documentos de la iglesia.
DIÁCONO/DIACONISA
Conoce a los miembros, los visita, mantiene el orden en la iglesia, da la bienvenida, recoge la ofrenda, ayuda…
MINISTERIO DE LA INFANCIA/ESCUELA SABÁTICA INFANTIL
Ayuda a las familias en la educación religiosa de los niños y a que los niños puedan participar en la iglesia.
CLUB DE EXPLORADORES
Ayuda a que los niños tengan actividades cristianas de ocio.
DEPARTAMENTO DE JÓVENES
Ayuda a que los jóvenes puedan participar en la iglesia y tengan actividades adecuadas a sus intereses.
MINISTERIO PERSONAL Y EVANGELISMO
Organiza actividades y proyectos para que otras personas puedan conocer a Jesús.
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9 LECCIÓN
Aprende y Comprende
LA VALENTÍA DE UN DIÁCONO TU LECTURA DEL DOMINGO Sabemos muy poco sobre los primeros diáconos. Es la primera vez que se nombran en la Biblia, pero podemos tener algunas pistas.
«Se fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida» (Apocalipsis 2: 10)
Todos sus nombres tienen origen griego. Eso nos hace pensar que, como hablaban griego, estaban encargados especialmente de atender y ayudar a los seguidores de Jesús que venían de otros lugares del Imperio Romano y que hablaban griego. También de solucionar el problema con las viudas griegas, tal como estudiamos la semana pasada. Esta semana vamos a conocer la historia de Esteban.
Esteban no se dedicaba únicamente a repartir alimentos y ropa entre los más necesitados. Esteban predicaba y también, ¿qué hacía? (Lo puedes leer en Hechos 6: 8). No solo los apóstoles tenían el poder de hacer milagros en el nombre de Jesús. Que sepamos, Esteban también podía sanar a los enfermos y no era el único como veremos en las próximas lecciones. En Jerusalén había varias sinagogas en las que se reunían los judíos que habían nacido fuera de Palestina. Posiblemente Esteban pertenecía a una de ellas y allí era donde predicaba a Jesús, su amor, su perdón y su resurrección.
Curiosidades En Jerusalén se encontró una inscripción que decía: «Teodoto […] sacerdote y dirigente de la sinagoga, […] construyó la sinagoga para la lectura de la ley y para la enseñanza de los mandamientos; y la cámara de visitas, y las habitaciones, y la provisión de agua, para alojar allí a los extranjeros que la necesitan […]» (Citado en Comentario Bíblico Adventista) No sabemos si se trata de una sinagoga para griegos o una para judíos palestinos que hospedaban a extranjeros, pero parece ser que había costumbre de hospedar a forasteros, fueran judíos o no.
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TU LECTURA DEL LUNES Pero lo que Esteban predicaba no gustaba a los dirigentes de la sinagoga ni a algunos de sus miembros.
Egipto) otras de Cilicia, (el sur de la actual Turquía) y de otros lugares de Asia. Pero todos eran fieles judíos.
De entre los judíos procedentes de otros lugares del Imperio Romano que escucharon a Esteban, había personas de distintos lugares. (Puedes saber de dónde eran si lees Hechos 6: 9).
Algunos de ellos llamaron a Esteban para debatir con él esas «nuevas ideas» sobre Jesús de Nazaret. Pretendían hacerle entrar en razón y demostrarle con las Escrituras que estaba equivocado. ¿Qué ocurrió? (Lee Hechos 6: 10).
También había libertos. Los libertos eran personas que habían sido esclavos y que había podido recuperar su libertad. Algunas personas eran de Cirene (norte de África, la actual Libia), otras de Alejandría (norte de
El Espíritu Santo le ayudaba en cada momento a decir las palabras adecuadas. Esteban estaba viendo cómo se cumplía en su propia vida una de las promesas de Jesús. (Puedes recordarla leyendo Lucas 21: 15).
Señala en el mapa los distintos lugares de donde eran los judíos de la sinagoga de Esteban y que aparecen en la lectura de hoy. Ayúdate de un atlas o de un mapa de internet.
Piensa un poco Es posible que en nuestra época no veamos muchos milagros espectaculares de sanación como podía realizar Esteban. Pero sí que podemos estar seguros de que Jesús seguirá cumpliendo su promesa cuando queramos hablar con alguna persona sobre el amor de Jesús y su pronto regreso. Estudiemos la Biblia, y cuando queramos hablar con nuestros amigos, el Espíritu Santo nos recordará lo que hemos estudiado y nos ayudará a usar las mejores palabras
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9 TU LECTURA DEL MARTES
El problema de aquellos judíos extranjeros era que no querían reconocer que Esteban tenía razón. Eran orgullosos y no podían permitir que nadie les dejara en ridículo. Por eso decidieron «quitar de en medio» a Esteban. Y tramaron un plan. (Podrás leer de qué se trataba en Hechos 6: 11). ¡Pagaron a algunos hombres malos para que dijeran mentiras contra él! De esa manera se corrió el rumor de que Esteban era un blasfemo, de que había ofendido a Dios y que merecía morir. Cuando el rumor llegó a oídos de los ancianos y de los demás miembros de la sinagoga ¿qué ocurrió? (Lee Hechos 6: 12). En la sinagoga no podían juzgar a nadie y menos de un delito tan grave. Los únicos que podían hacerlo eran los miembros del Sanedrín. Los dirigentes judíos ya estaban muy acostumbrados
a juzgar a seguidores de Jesús por blasfemos. Ya lo habían hecho antes con el propio Jesús. Y sabían que necesitaban testigos para poder condenarlo. Y, como en el juicio de Jesús, al no encontrarlos, tuvieron que pagar a testigos falsos que dijeran que Esteban había hablado en contra de Dios (ver Hechos 6: 13, 14). Ahora lo tenían fácil. Tenían falsos testigos y solo quedaba que Esteban dijera algo en su defensa. Esa era la costumbre, permitir que el acusado se defendiera. Pero dijera lo que dijera ellos ya habían tomado una decisión: era culpable. Con cara de satisfacción y prepotencia miraron a Esteban para darle el turno de palabra. Pero en ese momento vieron algo que los dejó asombrados. (Puedes leer en Hechos 6: 15 qué es lo que vieron). Por un momento quedaron impresionados, pero había tanto odio en sus corazones que no permitieron reconocer que eso era una señal de Dios.
Encuentra 8 diferencias entre los dos dibujos.
Piensa un poco Tener odio o antipatía a alguien no te permite analizar las cosas con imparcialidad, como les pasó a los miembros del Sanedrín.
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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Cuando el Sumo Sacerdote, Anás, le preguntó cómo podía defenderse, Esteban comenzó a hablar. Su discurso era toda una lección de historia del pueblo de Dios. Comenzó hablando de Abrahán, de su llamado para ir a la tierra de Canaán y de la promesa de un hijo. Les habló sobre cómo José llegó a Egipto por la maldad de sus hermanos y cómo Dios utilizó esa oportunidad para bendecirlo a él, a su familia y a todo Egipto. Habló del periodo de servidumbre de los hebreos y de cómo Dios llamó a Moisés en la zarza ardiente y de cómo liberó a su pueblo de los egipcios llevándolos al desierto. Y allí el pueblo rechazó a su libertador construyendo un becerro de oro y adorándolo. Pero a pesar de todo Dios permaneció entre el pueblo de Israel en el tabernáculo del desierto y años más tarde en el Templo de Jerusalén construido por Salomón. (Toda esta parte del discurso la puedes leer en Hechos 7: 1-47). Los sacerdotes, escribas, fariseos y saduceos que formaban el Sanedrín estaban impresionados de los
conocimientos de Esteban y de lo bien que comprendía las Escrituras. Pero estaban rabiosos porque no podían acusarlo. Pero el discurso de Esteban iba a cambiar. —En este momento —dijo—, Dios ya no necesita de un Templo. Y para eso citó al profeta Isaías. (Puedes comparar Hechos 7: 48-50 con Isaías 66: 1, 2). Las caras de los miembros del Sanedrín cambiaron muy enfadados. Para ellos el Templo era lo más importante en este mundo, más importante que las personas. Luego Esteban hizo dos acusaciones muy graves: primero los culpó de la muerte del Mesías (ver Hechos 7: 51, 52). Y luego los acusó de no cumplir la Ley (ver Hechos 7: 53) porque el cumplimiento de la Ley es el amor y ellos no amaban, sino que odiaban. Las acusaciones eran graves pero ciertas. ¿Cómo reaccionaron? (Léelo en Hechos 7: 54).
Encuentra en la sopa de letras los nombres de los personajes bíblicos de los que habló Esteban en su discurso: Abrahán Isaac Jacob José Moisés Aarón Josué David Salomón
Piensa un poco Lo que dice una persona tiene que ser igual que lo que hace. Esteban podría haber disimulado y haber dicho cosas que les gustase a los miembros del Sanedrín y, de paso, salvar su vida. Pero no quiso engañar a nadie. Quiso dejar bien clara cuál era la verdad. Es un buen ejemplo para todos.
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9 TU LECTURA DEL JUEVES
Los sacerdotes y los demás miembros del Sanedrín estaban furiosos. Un judío de cultura griega se atrevía, no solo a darles lecciones sobre su propia religión, a ellos que eran judíos hebreos, sino que además se atrevía a reprocharles que no actuaban bien sobre los tres temas más «sagrados» para ellos: el Templo, la Ley y los profetas, incluido el Mesías. Y por si eso no fuera poco ¿qué ocurrió? (Léelo en Hechos 7: 55, 56). ¡Eso ya era demasiado! ¡No podían consentirlo más! ¿Cómo se atrevía él a decir que veía a Dios? ¿Cómo se atrevía a decir que Jesús de Nazaret, el que ellos habían matado, estaba sentado, vivo, al lado de Dios? Algunos comenzaron a gritar escandalizados por lo que decía Esteban. Otros se tapaban los oídos para no escuchar lo que ellos creían que eran blasfemias y otros
llegaron incluso a usar la violencia contra Esteban (Ver Hechos 7: 57). Aquello tenía que terminar. No podían permitir que Esteban continuara hablando ni en ese momento ni nunca más. ¿Qué hicieron? (Lee Hechos 7: 58). Pero Esteban, a pesar de todo lo que le estaban haciendo permaneció en calma. Una calma que solo el Espíritu Santo le podía dar. Y mientras lo apedreaban todavía tuvo fuerzas para orar. ¿Qué fue lo último que Esteban pidió a Dios en oración? (¡Impresionante! Lee Hechos 7: 60). Esteban no odiaba. Amó a sus enemigos hasta el punto de pedir a Dios que los perdonara, aunque lo estaban matando. Esteban había dejado que Jesús transformara su corazón y había hecho lo mismo que Jesús antes de morir, perdonar a sus asesinos.
Piensa un poco ¿Sabes por qué Esteban permanecía en calma y pidiendo a Dios que perdonara a los que le estaban matando? No es fácil permanecer tranquilo mientras te están tirando piedras. El secreto es que Dios estaba con él ayudándole. Cuando estamos con Dios hasta las cosas más complicadas se vuelven más sencillas.
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TU LECTURA DEL VIERNES Durante el juicio había un joven que fue testigo de todo lo que ocurría. También fue testigo de la muerte de Esteban pero tal vez era demasiado joven como para poder participar en el apedreamiento. Ese joven se llamaba Saulo. Saulo fue el encargado de guardar la ropa de los asesinos de Esteban. (Ver Hechos 7: 58). Saulo había sido educado como fariseo y se escandalizó como el que más del discurso de Esteban. Y aunque no participó de su muerte sí que estaba completamente de acuerdo con lo que estaba sucediendo. (Ver la primera parte de Hechos 8: 1). A partir de ese mismo día los dirigentes judíos se hicieron fuertes. Decidieron acabar con todos los seguidores de Jesús en Jerusalén.
¿Qué ocurrió con los seguidores de Jesús? (Lee la segunda parte de Hechos 8: 1). Los seguidores de Jesús tuvieron que huir de Jerusalén. Solo quedaron allí los apóstoles. Los sacerdotes encargaron a Saulo la misión de acabar con los seguidores de Jesús estuvieran donde estuvieran. Pronto se corrió la voz de la fiereza de este joven. Era implacable. No le importaban si los cristianos eran hombres o mujeres. Para él todos eran enemigos de Israel. Cuando sabía dónde había seguidores de Jesús, entraba en las casas violentamente y los llevaba a la cárcel. (Ver Hechos 8: 3). A pesar de la persecución, las personas que huían de Saulo llevaron el mensaje de Jesús a otras ciudades de Judea y Samaria, porque allí donde iban no podían dejar de contar a otros lo que Jesús había hecho.
Piensa un poco Estos sucesos tan desagradables Dios los convirtió en algo positivo. Al huir a otros lugares más seguros llevaron el mensaje de Jesús y así muchos se convirtieron en otros lugares fuera de Jerusalén.
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10 LECCIÓN
EL EVANGELIO LLEGA A ÁFRICA
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO En la lección de esta semana conoceremos a Felipe, otro de los primeros diáconos nombrados en Jerusalén para ayudar a las viudas griegas.
«Recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo; y me seréis testigos [...] hasta lo último de la tierra» (Hechos: 1: 8)
Después de la persecución que inició Saulo en Jerusalén, Felipe tuvo que huir al igual que la inmensa mayoría de los seguidores de Jesús. ¿Qué ciudad escogió Felipe para vivir y predicar a Jesús? (Léelo en Hechos 8: 5).
Jesús había demostrado que el mensaje de la salvación no era solo para los judíos. Jesús, que nosotros sepamos, había ayudado al centurión romano, a la mujer samaritana, al endemoniado de Gadara, a la mujer cananea, al leproso samaritano o a un grupo de griegos en Jerusalén. Ahora Felipe es el primer seguidor de Jesús que predica a los no judíos. De su paso por Samaria, Jesús había dejado un buen número de seguidores y Felipe fue a apoyarles y a cuidar de ellos. Felipe predicaba el amor de Jesús de forma práctica y mucha gente lo escuchaba. ¿Cómo demostraba el amor de Dios de forma clara y palpable? (Puedes leerlo en Hechos 8: 6, 7). Felipe demostraba el mismo poder que había tenido Jesús cuando pasó por Samaria. ¿Cuál fue el resultado del trabajo de Felipe en esa ciudad? (Lee Hechos 8: 8).
Curiosidades Recuerda que Samaria era una región bastante grande entre Galilea y Judea. Pero Samaria también era una ciudad, la capital de la región. Parece ser que Felipe se asentó en la ciudad.
Piensa un poco El resultado de nuestro testimonio y de la predicación del evangelio debe ser siempre producir alegría en los demás y en nosotros mismos. Recuerda que evangelio significa «buenas noticias» y las buenas noticias siempre son alegres.
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TU LECTURA DEL LUNES En Samaria había un hombre muy famoso. (Lee en Hechos 8: 9 quién era este hombre).
los antiguos magos se aprovechaban de sus clientes para conseguir dinero, fama o admiración.
Simón, el mago, era un charlatán. Se aprovechaba de la ingenuidad de la gente para hacerles trucos de magia y hacerles creer que eran verdad.
El poder de Felipe no tenía comparación con los juegos o los trucos de Simón, por eso mucha gente que seguía a Simón, al oír la predicación de Felipe decidieron entregarse a Jesús y bautizarse (ver Hechos 8: 12).
Hoy sabemos que los magos que hacen espectáculos o prestidigitadores, en realidad, son personas muy hábiles que con trucos muy elaborados consiguen efectos visuales que parecen reales. En nuestros tiempos la mayoría de los magos admiten que lo que hacen en sus espectáculos son, en realidad, trucos. Pero en la antigüedad, y hasta los comienzos del siglo pasado, los magos hacían creer a las personas que poseían poderes mágicos. Al igual que Simón,
El mismo Simón se había quedado impresionado con los milagros de Felipe. Él era consciente de que su poder no era otro que la habilidad de crear ilusiones y trucos. Pero se dio cuenta de que lo que hacía Felipe, en el nombre de Jesús, era real. Al final también creyó en Jesús. ¿Qué decidió hacer? (Todos tenemos nuestra oportunidad. Léelo en Hechos 8: 13).
Encuentra 10 diferencias entre los dos dibujos.
Piensa un poco El Espíritu Santo actúa en toda clase de personas. Actuó en Simón, un estafador, para darle la oportunidad de ser mejor persona. No importa nuestro pasado. Cuando aceptas a Jesús y permites que él gobierne tu vida, tienes la oportunidad de ser una nueva persona.
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10 TU LECTURA DEL MARTES
Los milagros de Felipe atraían la curiosidad de Simón. Acostumbrado a hacer sus «milagros», soñaba con poder hacer algún día milagros de verdad y que todo el mundo le admirase por ello.
trabajara en sus corazones. Pero para trabajar para el Señor era necesario que el Espíritu les diera unos dones, unas capacidades especiales que los hiciera útiles para la iglesia.
Las noticias de que había muchos conversos en Samaria llegaron a Jerusalén. Los apóstoles se alegraron mucho y decidieron enviar a Pedro y a Juan a Samaria para conocer a los nuevos seguidores de Jesús.
En el día de Pentecostés los apóstoles pudieron hablar o ser comprendidos en otras lenguas, tuvieron una facilidad especial para predicar y además podían hacer milagros. También la Biblia dice que los diáconos Esteban y Felipe podían predicar y hacer milagros.
Pedro y Juan pasaron algún tiempo en Samaria. Durante ese tiempo, ¿qué hacían? (Lee Hechos 8: 15-17). No es que el Espíritu Santo no estuviera presente entre los creyentes de Samaria. Una de las acciones que hace el Espíritu en nuestro corazón es precisamente la conversión, y esas personas se habían convertido, no por efectos de la predicación de Felipe sino porque al oír a Felipe habían dejado que el Espíritu Santo
Pero los efectos de recibir el Espíritu Santo pueden ser muchos más. Pablo hace dos listas de dones del Espíritu en dos de sus cartas, en Romanos y en 1 Corintios. En la actividad de abajo podrás descubrir algunos de los dones que el Espíritu Santo puede darnos. (Puedes verificarlo en Romanos 12: 6-8 y en 1 Corintios 12: 8-10).
Encuentra en la sopa de letras las palabras en mayúsculas: PROFECÍA o hablar en el nombre de Dios. SERVIR, estar dispuestos a ayudar a los demás. ENSEÑAR a otros. ANIMAR a nuestros hermanos en la fe. COMPARTIR, ser generosos con lo que tenemos. DIRIGIR, liderar. AYUDAR a los pobres y necesitados. SABIDURÍA para aconsejar y resolver problemas. CONOCIMIENTO, ser inteligente y culto. FE para confiar en Dios en todo momento. SANAR a los enfermos. MILAGROS, realizar cosas que parecen imposibles. hablar o comprender distintas LENGUAS. DISCERNIR, distinguir entre lo que es voluntad de Dios y lo que no.
Piensa un poco Esos mismos dones están presentes en nuestra iglesia del siglo XXI porque siguen siendo necesarios. Pero no se consiguen por nuestra voluntad. Yo no elijo tener dones ni qué dones quiero tener. Lee 1 Corintios 12: 11 para saber cómo el Espíritu Santo reparte sus dones. Si yo quiero ser útil al Señor y a la iglesia puedo orar y ponerme en las manos de Dios. Él sabe qué es lo que la iglesia necesita y qué es lo mejor para mí.
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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Pedro y Juan oraron a Dios con los creyentes samaritanos para que pudieran recibir distintos dones del Espíritu. Y el Espíritu Santo se manifestó en ellos, aunque la Biblia no dice exactamente cómo. Solo se nos dice que los samaritanos recibieron el Espíritu Santo (ver Hechos 8: 17). Cuando Simón vio que, tras la oración de los apóstoles, los creyentes recibían distintos dones, pensó que Pedro y Juan tenían poderes divinos. Él deseaba también tener esos poderes. No se conformaba con recibir su don del Espíritu Santo. Él quería también repartir «poderes mágicos» según su propia voluntad. Así que se acercó a Pedro y a Juan y les hizo una oferta. ¿Qué les dijo? (Lee Hechos 8: 18, 19).
¡Qué atrevimiento! ¡Este hombre no había comprendido nada! ¿Cómo se le ocurre que a Dios se le puede comprar? Pedro se dio cuenta que las intenciones de Simón eran puramente egoístas e interesadas. Él no quería recibir el poder de Dios para ayudar a otros sino para ayudarse a sí mismo y para poder controlar a los demás. Pedro le contestó de una forma muy severa y le pidió que se arrepintiera y que pidiera perdón a Dios. (Puedes leerlo en Hechos 8: 20-23). Simón se asustó por la dureza de las palabras de Pedro, pero en vez de reflexionar sobre sus intenciones y pedir perdón, tuvo miedo de Dios. Tenía miedo a que Dios le castigara. Entonces pidió algo a los apóstoles. (Puedes leer su petición en Hechos 8: 24).
Colorea los cuadros que explican qué hay que hacer cuando cometemos un error.
Pedir perdón a Dios
Reflexionar
Buscar una excusa
Buscar una explicación a tu error
Arrepentirse Esconder tu error Pedir perdón a quien has ofendido Pedir perdón al pastor para que te perdone tu pecado
Reconocer tu error
Piensa un poco Simón no había entendido el carácter de Dios. Tenía tanto miedo a un Dios castigador que ni siquiera se atrevía a pedir perdón directamente a Dios y pidió que fueran los apóstoles los que hablaran por él a Dios. No comprendía que Dios nos ama tanto que está dispuesto a perdonarnos todo. Y que, aunque es inmensamente poderoso, se hizo hombre y habitó entre nosotros para que podamos acercarnos a él sin miedo y con confianza. MBMT
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10 TU LECTURA DEL JUEVES
Pedro y Juan regresaron felices a Jerusalén al saber que el evangelio estaba transformando a muchas personas y haciéndolas más felices. Un día, Felipe recibió una visita inesperada. Alguien tenía una misión para él. (Podrás saber quién era el visitante y qué le pidió en Hechos 8: 26). Felipe podía haber pensado que él estaba muy lejos de aquel camino. Los apóstoles y otras personas que estaban en Jerusalén estaban mucho más cerca. Pero obedeció y se puso en camino. El camino entre Jerusalén y Gaza era utilizado por las personas que viajaban desde Egipto hacia Siria y la actual Turquía y también las que iban hacia Asia. Era un camino muy transitado por mercaderes. ¿Cómo sabría Felipe a quién debía hablar? En un lugar del camino se encontró con una caravana muy lujosa. Luego supo que acompañaban a un hombre etíope muy rico que trabajaba para la reina de
Etiopía. Era el encargado del tesoro real. No sabemos si ese hombre era de una familia judía que vivían en Etiopía o era un etíope que había conocido al Dios de los judíos y creía en él. Lo que sí es cierto es que ese hombre creía en Dios porque había estado en Jerusalén adorando en el Templo y ahora regresaba a su país (ver Hechos 8: 27). Durante su estancia en Jerusalén había comprado un rollo con el libro de Isaías. El camino desde Jerusalén hasta Etiopía era muy largo y aprovechaba el tiempo para leer. Pero estaba desconcertado. No entendía qué es lo que quería decir Isaías en algunos de los pasajes. Entonces el Espíritu le dijo a Felipe que se acercara al carro del tesorero real. No debió ser fácil acercarse hasta el etíope. Seguramente los guardias intentarían impedírselo, pero Felipe sabía cuál era la preocupación del hombre y se ofreció a explicarle lo que estaba leyendo. El tesorero real, agradecido, lo invitó a subir a su carro y continuaron juntos el camino.
Curiosidades Durante mucho tiempo Etiopía fue gobernada por mujeres. En la época de Felipe, las reinas etíopes recibían el título de Candance o Kandake, al igual que los reyes egipcios se llamaban Faraón o los emperadores romanos se llamaban César.
Piensa un poco Felipe pudo haber puesto muchas excusas para no realizar su misión: estaba lejos y dejaba sola a la iglesia en Samaria, había muchos peligros en el camino, no sabía a quién tenía que hablar o si los soldados le dejarían acercarse. Pero Felipe confió en que Dios le ayudaría a resolver todos los problemas que aparecieran. Tú también puedes confiar en eso.
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TU LECTURA DEL VIERNES ¿Qué pasaje estaba leyendo el etíope? (Puedes comparar Hechos 8: 32, 33 con Isaías 53: 7, 8). El etíope estaba seguro de que esos versículos tenían que ver con una persona real. Pero ¿de quién? Entonces Felipe tuvo la oportunidad de contarle a aquel hombre toda la historia de Jesús (ver Hechos 8: 35). Aquel hombre quedó impresionado. Tanto que en algún momento del camino le preguntó a Felipe cómo podía convertirse en seguidor de Jesús, el Mesías del que hablaba Isaías. Creía firmemente que Jesús de Nazaret era el Hijo de Dios (ver Hechos 8: 36,37). Las instrucciones de Jesús habían sido que cada nuevo creyente debía ser bautizado y el etíope estaba
dispuesto a ello. Un poco más adelante, en el camino, encontraron un lugar donde había suficiente agua para ser sumergido. Hay varios riachuelos en el camino desde Jerusalén a Gaza. Entonces el etíope pidió ser bautizado. Mandó parar el carro y delante de todo su séquito entraron en un lugar del río en el que había suficiente agua, y Felipe lo bautizó. El etíope estaba feliz. Había descubierto a Jesús y deseaba agradecer a Felipe por haberlo guiado hasta él. Pero no pudo. ¿Qué ocurrió nada más salir del agua? (Lee Hechos 8: 39, 40). El Espíritu tenía más planes para Felipe y lo llevó a otra ciudad en la costa del Mediterráneo. Desde allí siguió predicando por las ciudades de la costa. El tesorero real volvió feliz a Etiopía.
Curiosidades Según la Iglesia Ortodoxa etíope, presente en el sur de Egipto, Etiopía y Sudán, el evangelio se conoció en Etiopía a través de aquel hombre bautizado por Felipe. El cristianismo fue la religión más importante del reino hasta la llegada del Islam. Esta iglesia es una de las formas de cristianismo más antiguas. Sus creencias tienen muchos puntos en común con el judaísmo y con el cristianismo primitivo: mantienen la circuncisión, guardan el sábado y el domingo, y sus iglesias mantienen la estructura del Templo de Salomón.
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11 DEL TERROR A LA PAZ
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Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO ¿Recuerdas al joven Saulo de hace dos semanas? Con solo pronunciar su nombre, los seguidores de Jesús se angustiaban. ¿Cómo era posible que en un hombre tan joven cupiera tanto odio hacia Jesús y sus enseñanzas?
Saulo era un joven judío nacido en Tarso, el sur de la actual Turquía. Nació en una familia acomodada y le dieron una buena educación. Sabía hablar en al menos cuatro «¿Qué haré, Señor?» (Hechos 22: 10) lenguas: griego (la lengua de Tarso), arameo (la lengua de Israel), hebreo, la lengua de las Escrituras, y latín (la lengua del Imperio). Se educó según la cultura griega, romana y judía. En cuanto tuvo la edad suficiente (probablemente en su adolescencia), sus padres lo enviaron a Jerusalén para que terminara su formación como fariseo. Eligieron al maestro más sabio y respetado entre los fariseos: Gamaliel. ¿Lo recuerdas? Es el que habló ante el Sanedrín diciendo que dejaran en paz a los apóstoles, porque si venían de parte de Dios, Dios los apoyaría; y si no venían de Dios, desaparecerían. Gamaliel le enseñó bien. Saulo conocía las Escrituras cuidadosamente y cumplía todas las leyes de los fariseos. Era un hombre perfecto ante la Ley. Y como quería que todos los israelitas fueran perfectos ante la Ley, como él, le dolía mucho que los seguidores de Jesús dijeran que si no amas no cumples la Ley. Amaba tanto a Dios que cualquier forma de adorarle que no fuera la de los fariseos le parecía un insulto. Por eso, después de escuchar a Esteban persiguió a todos los que él creía que estaban equivocados y que le faltaban al respeto a Dios.
Piensa un poco Sí. Saulo era un fanático. ¿Era sincero? Sí, pero intransigente. ¿Amaba a Dios? Sí, pero no amaba a sus prójimos. Nosotros podemos pensar que otros están equivocados porque no creen las mismas cosas que nosotros, pero eso no significa que debamos ser enemigos. Solo el amor y el poder del Espíritu Santo puede hacernos rectificar de nuestros errores.
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TU LECTURA DEL LUNES Debido a la persecución dirigida por Saulo, la mayoría de los seguidores de Jesús abandonaron Jerusalén y se dirigieron a otras ciudades fuera de Judea. Allí el evangelio convirtió a muchas personas y las enseñanzas de Jesús se predicaban en muchas sinagogas.
Judea. Por tanto no podían detener a nadie ni tampoco juzgarlos. Pero Saulo estaban tan convencido de que había que destruir a los seguidores de Jesús que no le importaba infringir las leyes.
Cuando Saulo se enteró del crecimiento de la iglesia en las demás ciudades, se enfureció.
Después de una semana de camino, apenas quedaban unas horas para llegar a la ciudad siria y todos tenían ganas de descansar.
Una de las ciudades en las que más estaba creciendo la iglesia era Damasco, en la región de Siria. Allí también había varias sinagogas. Saulo se presentó ante el sumo sacerdote y le pidió cartas de presentación para los dirigentes de las sinagogas de Damasco. ¿Qué intenciones tenía? (Lee Hechos 9: 2). Lo que estaba planeando era prácticamente un secuestro. Los judíos no tenían autoridad fuera de
El sumo sacerdote firmó las cartas y Saulo se puso en camino hacia Damasco con un grupo de soldados.
De repente, Saulo se detuvo. Una luz brillante, intensamente brillante, hizo que cayera al suelo. Y se oyó una voz. ¿Qué decía la voz? (Lee Hechos 9: 4). Saulo sabía que la voz provenía del Cielo, y esa voz solo podía ser de Dios o de un ángel. ¿Quién le hablaba? ¿Por qué le decía que le perseguía? Saulo preguntó que quién le hablaba, y la respuesta le dejó helado. (Lee en Hechos 9: 5 lo que oyó Saulo).
Curiosidades Parece ser que durante los primeros años de la iglesia se utilizaba el término «El Camino» como sinónimo de cristianismo. Jesús había dicho que él era el camino por el que se llega al Padre (ver Juan 14: 6). Jesús era el camino de la salvación. Y sus seguidores usaron ese concepto para identificarse.
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LECCIÓN |
11 TU LECTURA DEL MARTES
Saulo estaba en el suelo, abatido por una luz cegadora. La voz que oyó era del mismo Jesús y entonces Saulo se dio cuenta del tremendo error en el que vivía. Los apóstoles tenían razón. Jesús estaba vivo. Jesús estaba en el Cielo. Jesús era el Hijo de Dios.
las instrucciones de Dios. Jesús le decía que llegara hasta Damasco y esperara allí. Saulo necesitaba tiempo para pensar en lo que había hecho hasta ese momento y en lo que debería hacer a partir de ahora. Necesitaba esperar y reflexionar.
Se dio cuenta del daño que estaba haciendo a personas inocentes. Pero en vez de lamentarse y esconderse, se puso al servicio de Dios de nuevo. Y esta vez lo haría, no a su manera, sino a la manera de Dios. ¿Qué le preguntó Saulo a Jesús? (Lee Hechos 9: 6 y Hechos 22: 10).
Cuando intentó ponerse en pie, ¿qué había ocurrido? (Lo sabrás si lees Hechos 9: 8).
Saulo estaba dispuesto a rectificar y esta vez seguiría
Saulo el fuerte, el valiente, el que hacía todo lo que quería, se encontró de repente ciego y dependiendo de los demás para caminar. Saulo entró en la ciudad y esperó meditando en todo lo que había pasado y reorganizar sus ideas en cuanto a Jesús y sus seguidores.
Encuentra 7 diferencias entre los dos dibujos.
Piensa un poco Esperar, tener paciencia, no es fácil y menos cuando no sabes qué hacer o qué va a pasar. Cuando estamos ocupados pensando en nosotros mismos y las cosas que tenemos que hacer, no tenemos tiempo para pensar en lo que Dios quiere que hagamos. Debemos aprender a esperar confiando en que Dios tiene algo bueno para nosotros.
PARA PADRES Y MAESTROS: Si usas una Biblia de versión Dios Habla Hoy o la Nueva Versión Internacional verás que hay algunas diferencias con las versiones Reina-Valera. Estas diferencias tienen que ver con anotaciones en los manuscritos latinos, que no aparecen en los griegos más antiguos. No son importantes porque podemos comparar el relato de Hechos 9 con las otras dos ocasiones en las que Pablo cuenta su encuentro con Jesús en Hechos 22: 6-11 y Hechos 26: 12-18. En las versiones DHH y NVI no aparece la pregunta «¿Qué quieres que yo haga?», de Hechos 9: 6. Por eso hemos utilizado Hechos 22: 10 en el versículo para memorizar.
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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Saulo estaba angustiado. Se había dado cuenta de todo el daño que había hecho. Creyendo que hacía bien y que defendía a Dios lo estaba persiguiendo y estaba haciendo todo lo contrario a la voluntad divina. A los tres días, Jesús se apareció en visión a un hombre. (Sabrás quién era si lees Hechos 9: 10). Jesús le pidió que fuera a la casa donde estaba Saulo. Le dijo que estaba ciego y que él le haría recobrar la vista. Ananías debería estar contento de que Jesús le pidiera hacer un milagro tan bonito como sanar a un ciego. ¡A todos nos gustaría hacerlo! Pero Ananías no quería ir. ¿Por qué? (Lee Hechos 9: 13, 14). Ananías conocía a Saulo y sabía de su crueldad. Por eso tenía miedo.
Pero Jesús tenía una razón poderosa para devolver la vista a Saulo. ¿Qué quería hacer Jesús con Saulo? (Léelo en Hechos 9: 15). ¡Increíble! ¿Ese hombre malvado se iba a convertir en seguidor de Jesús? ¡Ananías no lo podía creer…! Pero obedeció. Fue a la calle Recta, a casa de Judas y encontró a Saulo orando. Entonces Ananías, después de presentarse como enviado de Jesús, oró poniendo sus manos sobre él. ¿Qué ocurrió entonces? (Lee Hechos 9: 18). Habían ocurrido dos milagros: un ciego había sido sanado y, el más grande de los milagros, un hombre había decidido cambiar de vida y ponerla al servicio de Jesús.
Sigue los caminos de la conversión y sabrás en qué se transforman nuestros sentimientos cuando entregamos nuestra vida a Dios.
Piensa un poco Saulo era alguien que iba en una dirección y de repente, se dio media vuelta y caminó en dirección opuesta. A eso lo llamamos «conversión». Puede haber conversiones espectaculares como la de Saulo pero otras veces la conversión es algo mucho más personal e íntimo cuando decidimos seguir a Jesús. Sea como sea todos necesitamos tomar la decisión de convertirnos y comenzar a andar por el camino de Jesús.
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11 TU LECTURA DEL JUEVES
Ahora el inteligente fariseo debía comenzar un tiempo de aprendizaje. Debía desaprender un montón de prejuicios y de enseñanzas humanas y aprender el evangelio, la buena noticia del amor de Dios. Durante algunos días, los seguidores de Jesús en Damasco le estuvieron contando la historia de Jesús y sus enseñanzas. Pablo era inteligente y aprendió muy rápido. Conocía muy bien las Escrituras y enseguida se dio cuenta de que el Mesías anunciado por los profetas era realmente Jesús de Nazaret (ver Hechos 9: 19). Muy pronto Saulo se sintió preparado para predicar a Jesús en las sinagogas. Él traía cartas de recomendación del sumo sacerdote de Jerusalén y en todos los sitios lo dejaban hablar. Pero cuando comenzaba sus predicaciones, los judíos de Damasco
se quedaban asombrados (ver Hechos 9: 21, 22). En todos los lugares había enemigos de Jesús y de sus seguidores quienes se escandalizaban de que el «gran Saulo», el defensor de la religión judía, predicara a Jesús. ¿Qué pensaron hacer algunos judíos de Damasco? (Lee Hechos 9: 23, 24). Saulo no estaba seguro en Damasco. No podía estar encerrado siempre en casa y en el momento que saliera había mucha gente dispuesta a matarlo. Debía huir. Pero el problema es que los enemigos vigilaban día y noche las puertas de la ciudad. ¿Qué solución encontraron los seguidores de Jesús para que Saulo pudiera huir? (Lee la original solución en Hechos 9: 25).
Ayuda a Saulo a escapar de Damasco. Busca el camino entre las piedras de la muralla hasta llegar al suelo.
Piensa un poco Resulta chocante que cuando Saulo iba matando a cristianos muchísima gente le admiraba. Pero cuando empezó a predicar la paz de Jesús, se llenaron de odio contra él. ¿Por qué crees que cambiaron tanto?
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL VIERNES Algún tiempo después, Saulo llegó a Jerusalén. Pero en Jerusalén no solo lo conocían de oídas, también lo conocían en persona. Algunos de los seguidores de Jesús que quedaban en Jerusalén habían sido encarcelados por él mismo. Lo habían visto registrar las casas. Habían oído cómo hablaba en contra de Jesús. Y ahora decía ser seguidor de Jesús. Pero nadie se fiaba de él (ver Hechos 9: 26). Por fin, Bernabé escuchó su historia y confió en que lo que decía era verdad. Así que lo presentó a los apóstoles y se quedó con ellos un tiempo (ver Hechos 9: 27, 28). Saulo recordaba con horror cuando estuvo presente y consintió la muerte de Esteban. Sus acusadores habían sido los judíos de origen griego de la sinagoga en la que predicaba Esteban, ¿recuerdas? Ahora que volvía
a Jerusalén quiso ir a hablar, seguramente, con los mismos griegos que acusaron a Esteban. Tal vez a él le escucharan. ¿Cuál fue su reacción? (Lee Hechos 9: 29). Los hermanos de la iglesia se enteraron e intentaron poner a salvo a Saulo. Lo primero era sacarlo de Jerusalén hacia algún sitio seguro. Decidieron acompañarlo hasta Cesarea, una ciudad con puerto, desde donde podría viajar a un lugar seguro. Pensaron que lo mejor era que volviera a su ciudad, con su familia, y lo enviaron a Tarso, lejos de sus enemigos. ¿Cómo fueron los siguientes años para la iglesia? (Puedes leerlo en hechos 9: 31). Sin Saulo que les persiguiera y convertido en un ayudante más de Jesús, la iglesia vivió en paz y creció gracias al poder del Espíritu Santo.
Acompaña a Saulo en sus viajes. Desde que sale de Jerusalén, persiguiendo a los seguidores de Jesús, traza una línea recorriendo los distintos lugares que menciona la lección de esta semana.
Para saber más: Parece ser que desde que Saulo huyó de Damasco hasta que llegó a Jerusalén pasaron al menos tres años. Antes Saulo habría viajado a Arabia y vuelto a Damasco (ver Gálatas 1: 17, 18). Saulo no regresó de nuevo a Jerusalén hasta pasados catorce años (ver Gálatas 2: 1).
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12 DE VIAJE CON PEDRO
LECCIÓN
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO Cada vez había más grupos de creyentes por toda Judea. Los seguidores de Jesús eran cada vez más numerosos y los apóstoles decidieron visitar las distintas ciudades para ver cómo estaban los creyentes y ayudarles en lo que necesitaran. Pedro fue a la ciudad de Lida a conocer a la iglesia que se reunía allí. Uno de los hermanos se llamaba Eneas. ¿Qué le pasaba a este hombre? (Léelo en Hechos 9: 33).
No sabemos qué le había pasado. Probablemente había «Dios no hace acepción de personas tenido un accidente y ya sino que en toda nación llevaba ocho años paralítico. se agrada del que le teme y hace La única forma de desplazarse justicia» (Hechos 10: 34, 35) era cuando algunos amigos o familiares se ofrecían a transportarlo en su camilla. Eneas había creído en Jesús y era feliz a pesar de que no podía caminar. Pedro quedó impresionado por la fe de este hombre. Muchas personas habían llegado a creer en Jesús porque primero Jesús les había sanado, pero Eneas amaba a Jesús a pesar de seguir enfermo. Entonces Pedro le dijo unas palabras que cambiarían su vida. (Léelas tú también en Hechos 9: 34). ¡Y se levantó! No lo dudó ni un momento. En cuanto Pedro nombró a Jesús, Eneas sintió que sus piernas se habían fortalecido y pudo ponerse en pie. Lida era una ciudad pequeña. Allí todo el mundo se conocía y todo el mundo conocía la historia de Eneas y de su parálisis. La noticia de la curación de Eneas corrió rápidamente por toda la ciudad. ¿Qué pensaron los vecinos de Lida? (Lee Hechos 9: 35).
Piensa un poco Seguramente Eneas habría orado a Jesús muchas veces pidiendo su curación. Sin embargo, y a pesar de que aparentemente no fue escuchado, él no perdió la fe. Dios contestó a sus oraciones después de mucho tiempo y por medio del apóstol Pedro. ¿Qué nos enseña esto? 1. Que hay que ejercitar la paciencia. 2. Que Dios puede actuar cuando menos lo esperemos. 3. Que no siempre Dios concede nuestras peticiones tal y como las pedimos. Él puede tener otros planes para nosotros y debemos confiar en él. Como lo hizo Eneas.
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL LUNES Mientras Pedro estaba en Lida llegaron mensajeros de una ciudad cercana, de Jope. Traían muy malas noticias. En Jope vivía una maravillosa mujer llamada Tabita, también conocida por su nombre griego, Dorcas. Dorcas significa «gacela». De hecho, hoy en día, el nombre científico de la gacela común es «gazella dorcas». Aquella mujer debía ser como una gacela, elegante, inteligente e inquieta. Igual que las gacelas que en cuanto oyen un ruido saltan, Dorcas, en cuanto se enteraba de que alguien tenía una necesidad, iba rápidamente a ayudar. No sabemos muy bien a qué se dedicaba Dorcas, pero había cosido mucha ropa para las viudas y los más necesitados. Y recuerda que la ropa era muy cara en aquella época. Dorcas era muy querida en la iglesia de Jope. Pero había enfermado y en apenas unos pocos
días había muerto. Mientras lavaban su cuerpo y lo preparaban para enterrarlo alguien recordó que Pedro estaba a pocos kilómetros de allí. En seguida mandaron a dos mensajeros a buscarlo. Cuando Pedro llegó a Jope, lo llevaron a la casa de Dorcas. ¿Quién había en la casa? (Lee Hechos 9: 39). Pedro se dio cuenta en seguida del agradecimiento que aquellas mujeres sentían por Dorcas. Entonces Pedro pidió que todo el mundo saliera. Necesitaba un poco de tranquilidad. ¿Para qué? (Léelo en Hechos 9: 40). Imagínate la alegría de todos los creyentes de Jope. ¡Dorcas estaba viva y su enfermedad había desaparecido! ¡Qué agradecidos estaban a Dios! ¿Cuánto crees que tardó Dorcas en ponerse a trabajar otra vez por los más necesitados? Yo creo que muy poco.
Piensa un poco Durante muchos años ha existido un departamento en muchas de nuestras iglesias que se llamaba «Dorcas». Todavía funciona en algunas, tal vez en la tuya todavía haya un ropero para repartir ropa entre los necesitados o un grupo de hermanos y hermanas que preparan bolsas de comida para gente que lo necesita. Piensa en cómo tú puedes colaborar también.
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LECCIÓN |
12 TU LECTURA DEL MARTES
Pedro se quedó algún tiempo en Jope ayudando a la iglesia. La siguiente historia tiene como protagonista a un hombre que vivía en Cesarea, a pocos kilómetros de Jope. Cesarea era la capital civil y militar de Judea. Había sido construida por Herodes el Grande unos 150 años antes. Era una ciudad muy nueva. Allí vivían los gobernadores y los jefes del ejército romano. Por eso a los judíos no les gustaba ir allí: estaba llena de romanos invasores.
y su familia adoraban a Dios y oraban cada día. Al igual que el centurión que pidió ayuda a Jesús para su siervo, Cornelio ayudaba a los pobres y a todo el que lo necesitara. No era fácil adorar a Dios en Cesarea. Casi todos sus hombres eran paganos y también lo eran sus jefes. Y no estaba bien visto que un romano adorara al Dios de los judíos. Pero Cornelio intentaba cumplir con la costumbre judía de orar a unas horas fijas del día.
Un centurión era un jefe militar que tenía a su cargo un gran número de soldados. El equivalente actual sería un capitán.
Tampoco lo tenía fácil entre los judíos, porque seguramente, al igual que el centurión de la historia de Jesús, tendría prohibida la entrada a las sinagogas. Con este panorama tenía pocas oportunidades de saber que había un grupo de judíos que predicaban que Jesús de Nazaret era el Mesías, el Hijo de Dios.
Pero a pesar de ser un militar romano, había aprendido a adorar al Dios verdadero. (Ver Hechos 10: 2). Cornelio
Pero Dios tenía planes para que Cornelio conociera a Jesús. Mañana veremos cómo.
En Cesarea vivía un hombre llamado Cornelio. ¿Quién era? (Lo sabrás si lees Hechos 10: 1).
Encuentra 9 diferencias entre los dos dibujos.
Piensa un poco Es muy difícil ser creyente y soldado a la vez, aunque no imposible, como le sucedía a Cornelio. ¿Qué puede hacer un soldado creyente si se le ordena que mate a alguien? Para evitar estos conflictos, la Iglesia Adventista solicita a sus jóvenes que, si se les exigiese ser soldados, se declaren NO COMBATIENTES y poder ser soldados sanitarios que salvan vidas y alivian el dolor.
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Un día, en la hora de la oración del medio día, Cornelio tuvo una visión. (Lee en Hechos 10: 3). Cornelio comprendió enseguida que lo que veía era un ángel de Dios. ¡Y lo llamaba por su nombre! ¿Acaso Dios se preocupa de cada persona en particular? ¡Claro que sí! Dios conocía no solo el nombre de Cornelio sino también su corazón sincero que buscaba respuestas en la religión de los judíos. Pero Cornelio sabía que para acercarse a Dios tenía que haber algo más que sacrificios, rituales de purificación y el cumplimiento de reglas y más reglas. Pero ningún maestro judío quería enseñarle porque era un soldado romano, las personas más odiosas que podían existir para los judíos.
nombre completo de Pedro para que no lo confundiera con ningún otro y le dijo exactamente dónde encontrarlo. Cornelio no pudo esperar más. En cuanto el ángel se fue, llamó a dos criados de su confianza y a un soldado de su centuria que también adoraba al Dios verdadero. Su misión: traer a Pedro para que le hablara de Dios.
¿Qué debería hacer Cornelio si quería saber cómo acercarse al Dios verdadero? Aquel ángel sabía quién podía ayudar a Cornelio a aprender sobre el Dios verdadero. ¿Quién podía enseñar a Cornelio? (Lee Hechos 10: 5, 6). Cornelio no podía equivocarse. El ángel le dio el
Dios quiere que todos tengan una oportunidad de conocerlo. Coloca las vocales que faltan y podrás leer el versículo de memoria en la Traducción al Lenguaje Actual (TLA).
P_r_ Di_s t_d_s s_m_s igu_l_s. D_os am_ a t_d_s l_s que l_ ob_d_c_n, y t_mb_én a l_s qu_ tr_tan bi_n a l_s d_más y s_ d_d_c_n a h_c_r l_ bu_n_, s_n imp_rt_r d_ qué p_ís
Piensa un poco Cornelio era una persona de convicciones e ideas claras. Y si estaba convencido de que debía hacer algo, lo hacía cuanto antes. Si tú tienes algo que hacer, no lo dejes para mañana, bien sean las tareas del cole o las de casa. Disfrutarás llevando las cosas al día, controlando los tiempos.
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LECCIÓN |
TU LECTURA DEL JUEVES Al día siguiente, Pedro subió a la azotea de la casa donde vivía para orar al medio día. Para nada se podía imaginar que tres hombres recorrían el camino desde Cesarea hasta Jope, buscándolo.
Pedro no quería ir a esa ciudad de romanos y mucho menos acompañando a romanos. Ellos habían ejecutado a su Maestro. Habían invadido el territorio israelita y les imponían sus leyes y sus tributos.
Cuando terminó la oración pidió que le preparan algo de comer y mientras esperaba se quedó en la azotea.
Pero entonces el Espíritu Santo le habló. ¿Qué debía hacer? (Léelo en Hechos 10: 19, 20).
Entonces Pedro tuvo otra visión. (Puedes leer lo que vio Pedro en Hechos 10: 11, 12). Si ya era bien raro ver bajar del cielo un gran mantel lleno de toda clase de animales, más raro todavía era lo que escuchó. (Tú puedes leerlo en Hechos 10: 13).
Entonces Pedro comprendió la visión. Los romanos, esa personas odiosas e impuras, eran los animales de la sábana. Dios quería que Pedro dejara de pensar en ellos como enemigos y comenzara a pensar que eran personas que necesitaban conocer a Jesús.
¿Comer? Para un judío era impensable comer animales que no estuvieran en la lista de animales puros de Levítico 11, o que hubiesen estado en contacto con animales impuros. Él nunca había comido eso y no estaba dispuesto a hacerlo ahora (ver Hechos 10: 14). Pero la voz le volvió a hablar. (Lee lo que le dijo en Hechos 10: 15). Naturalmente, Pedro se negó a comer de esos animales, aunque parecía que Dios mismo le ordenaba que lo hiciera. Tres veces recibió la orden y tres veces Pedro se negó. Entonces el mantel con todos sus animales desapareció. Pedro estaba desconcertado. Sabía que Dios le estaba dando un mensaje, pero no entendía nada. En ese momento llamaron a la puerta de la casa de Simón el curtidor. Eran tres romanos que venían a pedir a Pedro que les acompañase hasta Cesarea.
Piensa un poco Algunas personas creen que la visión tiene que ver con que a Dios le da lo mismo qué clase de carne comas o qué tipo de comida. Los animales eran una parábola. Los animales representaban a las personas que a nosotros nos parecen que no se merecen ni nuestra amistad ni la salvación de Dios. Pero para Dios todos tienen que tener la oportunidad de conocerlo. La visión no tenía tenía nada que ver con nuestra dieta.
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TU LECTURA DEL VIERNES El primer paso de Pedro fue invitar a aquellos romanos a pasar la noche en casa. ¿Pero qué dirían los vecinos? ¡Romanos en una casa de judíos! (ver Hechos 10: 23).
hecho en esta Tierra, cómo había sido crucificado y cómo había resucitado. Les explicó cómo gracias a él tenemos asegurado el perdón de nuestros pecados.
Un día más tarde llegaron a Cesarea. Para Pedro no era fácil hacer lo que hizo: entró en la casa de un romano. Para un judío era tan repelente comer carne de cerdo como entrar en la casa de un romano impuro, un soldado invasor. Pero obedeciendo la orden que había tenido en su visión, «comió», es decir, se relacionó con aquellas personas (ver Hechos 10: 28).
(Si quieres puedes leer el sermón completo en Hechos 10: 34-43).
Cornelio lo estaba esperando impaciente. Pero no solo lo esperaba él. ¿Quién más esperaba a Pedro? (Lee Hechos 10: 24). Aun sin saber qué es lo que Pedro iba a enseñar, Cornelio confiaba tanto en que Dios estaba con Pedro que llamó a sus amigos y familiares porque lo que se iba a hablar allí era muy importante. Pedro comenzó a explicar el trabajo que Jesús había
Entonces ocurrió algo que dejó sorprendidos a los creyentes de Jope que estaban presentes. ¿Qué fue? (Léelo en Hechos 10: 44-46). Seguramente, en el camino hacia Cesarea los creyentes habrían discutido si los gentiles tenían derecho o no al bautismo. Ahora el Espíritu Santo les daba la respuesta. Si los gentiles podían recibir el Espíritu Santo sería absurdo no bautizarlos y aceptarlos como hermanos en la iglesia (ver Hechos 10: 47). Entonces Cornelio y todos los que habían recibido el Espíritu Santo fueron bautizados. Y Pedro se quedó unos días en su casa enseñándoles (ver Hechos 10: 48).
Acompaña a Pedro para llegar hasta Cornelio.
Piensa un poco Para Pedro no fue fácil bautizar a romanos. Le habían enseñado desde niño que había que odiarlos. Finalmente aceptó que todos somos hijos de Dios. Seguramente tú tienes amigos de otras religiones, culturas y países. Dios te pide que los ames porque son hijos de Dios como tú y por lo tanto también son tus hermanos.
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13 LECCIÓN
ABRIENDO PUERTAS
Aprende y Comprende
TU LECTURA DEL DOMINGO La noticia del bautismo de Cornelio y su familia, todos ellos romanos, llegaron en poco tiempo a Jerusalén.
«Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá» (Mateo 7: 7)
Cuando Pedro regresó a Jerusalén, los seguidores de Jesús le estaban esperando. ¿Qué les parecía el que Pedro hubiera bautizado a un grupo de gentiles? (Lee Hechos 11: 2, 3).
Los creyentes de Jerusalén eran judíos y no podían imaginarse que los gentiles también eran hijos de Dios y que tenían el mismo derecho que ellos a conocer la salvación de Jesús. Ellos pensaban que primero tenían que hacerse judíos y entonces podrían tener derecho a la salvación. Eso era exactamente lo que pensaba Pedro antes de tener aquella visión en la azotea de casa de Simón el curtidor. Así que Pedro tuvo que explicar su visión del lienzo con animales impuros, la visión que había tenido Cornelio y cómo el Espíritu Santo había descendido sobre aquellas personas que le escuchaban. (Pedro vuelve a contar la historia en Hechos 11: 5-16). La conclusión de Pedro a esta historia no podía ser más clara. (Léela en Hechos 11: 17). Bautizar a los romanos de la familia de Cornelio no había sido una decisión humana. No había sido Pedro el que había decidido que debían ser bautizados. Dios mismo lo decidió enviando al Espíritu Santo antes, incluso, de haber sido bautizados. Los creyentes judíos que le escuchaban quedaron muy sorprendidos y tuvieron que reconocer que estaban equivocados. Pero en vez de sentirse chasqueados, se alegraron y alabaron a Dios.
Piensa un poco ¿Cómo te sientes tú cuando tienes que reconocer un error? ¿Cómo te sientes cuando alguien ha demostrado que tú estabas equivocado? Es fácil sentirse avergonzado y humillado. Es fácil sentirse mal y, aunque reconoces que estabas equivocado, no te alegras de que el otro tenga razón. Los creyentes de Jerusalén se alegraron de haber estado equivocados porque reconocieron el amor de Dios actuando en otras personas.
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TU LECTURA DEL LUNES Hasta ese momento los seguidores de Jesús, que tuvieron que huir de Jerusalén y se fueron a otras ciudades fuera de Judea, predicaban únicamente a otros judíos. (Ver Hechos 11: 19).
judías. Necesitaba ayuda. Necesitaba a un hombre culto, que hablara varios idiomas y que conociera las Escrituras a la perfección. Y conocía a ese hombre. ¿Quién era? (¡Sorpresa! Léelo en Hechos 11: 25).
Pero cuando comenzaron a llegar noticias del bautismo de Cornelio y de que los gentiles también podían ser salvos, ¿qué hicieron algunos creyentes que vivían en Antioquía? (Lee Hechos 11: 20).
Bernabé y Saulo enseñaron en Antioquía durante un año. En ese tiempo, las personas que no creían en Jesús comenzaron a burlarse de los nuevos creyentes. Y comenzaron a llamarlos de una forma burlona: «esos que siguen a Cristo». ¿Cómo comenzaron a llamar a los seguidores de Jesús? (Léelo en Hechos 11: 26).
Esos creyentes hablaron de Jesús a sus amigos no judíos, a sus compañeros de trabajo y a sus familias. ¿Querrían los paganos saber algo de Jesús? Pronto lo supieron. ¿Cómo? (Léelo en Hechos 11: 21). La noticia de que un grupo de gentiles había entregado su vida a Jesús alegró mucho a los apóstoles. Y enviaron a Bernabé a Antioquía para conocer a los nuevos creyentes. Bernabé se sintió muy contento de conocer a los nuevos creyentes de Antioquía. Y mientras él estuvo allí mucha más gente se unió a la iglesia. (Ver Hechos 11: 23, 24). Bernabé se dio cuenta del tremendo trabajo que suponía llevar el evangelio a todas las personas no
Curiosidades En el siglo I había muchas ciudades que se llamaban Antioquía. En la época griega y en la romana era costumbre poner el nombre de un gobernante a las nuevas ciudades. Por eso nos encontramos con varias Alejandría (en honor a Alejandro Magno), varias Cesarea (en honor de César) o varias Antioquía (en honor a varios reyes griegos llamados Antíoco). La Antioquía del relato de hoy era la capital de la provincia de Siria, la cuarta ciudad más grande del Imperio Romano
Piensa un poco Para los creyentes en Jesús, el que los llamaran «cristianos» no era un insulto porque les gustaba que les llamaran por el mismo nombre que a su Maestro. Por eso a partir de ahora a los creyentes, a los seguidores de Jesús los llamaremos «cristianos».
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13 TU LECTURA DEL MARTES
Más o menos por ese tiempo un profeta llamado Agabo advirtió a los cristianos de Antioquía que iba a haber un periodo de hambre en la zona. Y efectivamente, ese tiempo de hambre llegó (ver Hechos 11: 28). Seguramente en Antioquía no pasaron mucha necesidad ya que era una ciudad rica que vivía del comercio. Pero Jerusalén y toda Judea vivía de la agricultura. Por eso los efectos de la sequía, la pobreza y el hambre, se notaban mucho más en Jerusalén. ¿Qué decidieron hacer los cristianos de Antioquía? (Lee Hechos 11: 29).
lo dice, pero es posible que los judíos creyeran que la sequía y el hambre fuera un castigo de Dios. Y por eso, tal vez, decidieron que los culpables del castigo divino eran los cristianos. Pero si cruel había sido la persecución de los dirigentes judíos cuando permitieron que Saulo encarcelara a los cristianos, mucho más cruel fue la de Herodes. Herodes consiguió encarcelar a Santiago, el hermano de Juan. ¿Qué hizo? (Lee la terrible noticia en Hechos 12: 2). Santiago, el hijo de Zebedeo, uno de los primeros cuatro discípulos de Jesús, fue el primer apóstol en morir.
En ese tiempo, el rey Herodes decidió perseguir a los cristianos de Judea (ver Hechos 12: 1). La Biblia no
Los cristianos de Jerusalén estaban aterrorizados de nuevo.
Encuentra en la sopa de letras palabras que tienen que ver con la generosidad de la iglesia de Antioquía y que deberían aplicarse a toda la iglesia cristiana. Desinterés Liberalidad Filantropía Bondad Desprendimiento Altruismo Caridad Compasión
Piensa un poco ¿Qué habían hecho mal los nuevos cristianos para ser perseguidos? Nada. Al contrario, eran personas muy generosas que cuidaban de los pobres y necesitados. ¿Entonces, por qué les perseguían? El problema es que las personas que emprenden el camino del mal llega un momento en que ya no saben parar y cada vez son más malos. Ten cuidado con hacer daño a nadie o volverte desobediente porque podrías acostúmbrate y quizás llegase el día en que no sepas parar.
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TU LECTURA DEL MIÉRCOLES Cuando los dirigentes judíos se enteraron de que Herodes había ejecutado a Santiago, se alegraron. Y seguramente hasta lo felicitaron. Ser gobernante en tiempos de los romanos era peligroso. Constantemente había personas conspirando para eliminar al gobernador y colocarse en su lugar. Herodes necesitaba aliados que fortalecieran su puesto y cuando se dio cuenta de que los sacerdotes y dirigentes judíos estaban agradecidos por perseguir a los cristianos, decidió continuar su persecución. ¿Cuál fue el siguiente objetivo de Herodes? (Lee Hechos 12: 3). Era el tiempo de la fiesta de la Pascua. Herodes recordaba todos los problemas que habían tenido cuando detuvieron y juzgaron a Jesús en medio de la
fiesta. Así que decidió que mantendría en prisión a Pedro y lo juzgaría en cuanto pasara la fiesta. Pero también recordaba que Pedro ya había estado en la cárcel y había escapado de forma inexplicable, porque no querían creer que un ángel había abierto las puertas de la prisión. Y para que esta vez no escapara tomaron muchísimas precauciones. (Lee en Hechos 12: 4, 6 cómo estaba vigilado). No solo estaba vigilado por dieciséis soldados que vigilaban fuera de la celda. Dentro estaba encadenado junto a otros dos soldados, uno a cada lado. Esta vez no tenía escapatoria. Mientras tanto, los hermanos de la iglesia hacían lo único que podían hacer. ¿Qué era? (Lee Hechos 12: 5).
Encuentra 11 diferencias entre los dos dibujos.
Piensa un poco Aquella fiesta de la Pascua fue parecida a la de algunos años antes cuando Jesús fue juzgado de forma injusta y crucificado. Pero esta vez Pedro no se escondió ni hizo como si no conocía a Jesús. Ya no tenía miedo. Sabía que podía morir, pero no iba a renunciar a Jesús. Todos podemos cambiar.
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LECCIÓN |
13 TU LECTURA DEL JUEVES
La fiesta de la Pascua había terminado. Jerusalén comenzaba a vaciarse de viajeros que volvían a sus casas. Era el momento de juzgar a Pedro. Le comunicaron que a la mañana siguiente sería llevado ante el tribunal de Herodes. ¿Qué hizo Pedro esa noche mientras estaba encadenado a los soldados? (Vuelve a leer Hechos 12: 6). Pedro confiaba en Jesús. Si era su voluntad que el apóstol continuara trabajando para predicar el evangelio, Jesús lo volvería a rescatar como la primera vez. Y si Jesús permitía que fuera ejecutado como Santiago, tenía la confianza de que en el día de la resurrección se encontraría cara a cara con su querido Maestro. Pedro estaba tan profundamente dormido que no se enteró de lo que sucedió en medio de la noche. Una luz iluminó la celda y apareció un ángel. Pero Pedro seguía
durmiendo. El ángel tuvo que tocarlo y despertarlo. En ese momento las cadenas se abrieron y quedó libre (ver Hechos 12: 7). Pedro estaba tan dormido que el ángel le tuvo que decir que se pusiera las sandalias y el manto antes de salir a la calle, porque el apóstol pensaba que estaba soñando (ver Hechos 12: 8, 9). La puerta de la celda se abrió. Pasaron por la primera guardia de soldados y nadie les impidió el paso. Pasaron la segunda guardia y nadie los vio. Llegaron a la gran puerta de hierro de la prisión que se abrió sin que nadie la tocara para dejar pasar a Pedro y al ángel. Luego salieron a la calle y caminaron algunos metros. Luego el ángel desapareció. (ver Hechos 12: 10). Y entonces Pedro se dio cuenta de que todo había sido real. Estaba libre.
Piensa un poco ¡Fue espectacular…! ¿Lo crees posible? ¡Naturalmente, para Dios TODO es posible!
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TU LECTURA DEL VIERNES Pedro se encontraba en medio de Jerusalén, por la noche y sin saber a dónde ir. Entonces pensó en sus hermanos creyentes. Estarían muy preocupados por él. Tenía que ir a darles la buena noticia de su liberación. Pedro sabía dónde podía encontrar a un buen grupo de ellos. ¿A dónde fue? (Lo sabrás si lees Hechos 12: 12).
libere a Pedro, pero cuando les dicen que Dios había respondido a su oración, ellos no se lo creen.
Pedro llamó a la puerta. Alguien se acercó y preguntó que quién era. Pedro respondió en voz baja para no alertar a los vecinos. Entonces escuchó los pasos que se alejaban de la puerta. Nadie abrió. ¿Qué había pasado?
Al final alguien decidió abrir la puerta y cuando vieron que, de verdad, era Pedro comenzaron a dar voces de alegría.
Mientras los creyentes oraban en una sala interior de la casa, una niña llamada Rode salió a atender la puerta. Y cuando reconoció la voz de Pedro se puso tan contenta que fue rápidamente a avisar a los adultos de que Pedro estaba en la casa, dejando a Pedro fuera (ver Hechos 12: 14). Cuando Rode dijo a los adultos que Pedro estaba fuera, ¿qué respondieron? (Lee Hechos 12: 15). ¡Qué poca fe! Imagínate, están orando para que Dios
Y Pedro seguía fuera. Como pasara alguien por la calle lo reconocería. Pedro seguía llamando a la puerta, necesitaba entrar en un lugar seguro.
Pedro les tuvo que pedir que guardaran silencio para poderles contar cómo el ángel lo había sacado de la cárcel. Luego les pidió que se lo dijeran a los otros apóstoles y se fue. Debía buscar un lugar seguro lejos de Herodes. Y decidió volver a Cesarea donde el rey no tenía poder para perseguirlo (ver Hechos 12: 19). A la mañana siguiente nadie en la prisión podía explicar la desaparición de Pedro. ¡Herodes estaba furioso!
¡Este dibujante no se entera! Encuentra los 12 errores que hay en este dibujo
Piensa un poco ¿Te imaginas el ridículo que hizo Herodes? Pedro ya se le había escapado… ¡dos veces de la cárcel! Herodes tendría que haber comprendido que en realidad estaba equivocado y que el Dios Todopoderoso estaba con Pedro. Pero no. Herodes nunca reconoció el poder de Dios.
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Para saber más Lección 1
Mateo 28: 13-43; Marcos 16: 9-13; Lucas 24: 13-35; Juan 20: 19-29. El Deseado de todas las gentes, caps. 83, 84.
LECCIÓN 8
Hechos 6: 1-7. Hechos de los apóstoles, capítulo 9.
Lección 2
LECCIÓN 9
LECCIÓN 3
LECCIÓN 10
LECCIÓN 4
LECCIÓN 11
LECCIÓN 5
LECCIÓN 12
Juan 21. El Deseado de todas las gentes, capítulo 85. Mateo 28: 16-20; Marcos 16: 14-20. Hechos de los apóstoles, capítulos 4 y 5. Lucas 24: 52, 53; Hechos 1: 12-26; 2: 1-42. Hechos de los apóstoles, capítulos 4 y 5. Hechos 3; 4: 1-31. Hechos de los apóstoles, capítulo 6.
LECCIÓN 6
Hechos 3: 43-47; 4: 32-37; 5: 12-16. Hechos de los apóstoles, págs. 58, 59.
Hechos 6: 8-15; 7; 8: 1-3. Hechos de los apóstoles, capítulo 10. Hechos 8: 4-40. Hechos de los apóstoles, capítulo 11. Hechos 9: 1-31. Hechos de los apóstoles, caps. 12, 13. Hechos 9: 32-43; 10. Hechos de los apóstoles, capítulo 14.
LECCIÓN 13
Hechos 11; 12: 1-19. Hechos de los apóstoles, págs. 116-121.
LECCIÓN 7
Hechos 5: 12-42. Hechos de los apóstoles, páginas 64-71.
ELLEN WHITE El Deseado de todas las gentes (Varias editoriales y ediciones). Hechos de los apóstoles (Varias editoriales y ediciones).
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IMPORTANTE PARA LAS IGLESIAS Debido a que “Mi Biblia, mi tesoro” puede usarse de forma alternativa en las iglesias como material de estudio de las Escuelas Sabáticas Infantiles, rogamos encarecidamente que se sigan los siguientes pasos de implantación: 1.- Estudiar el material detenidamente. El proyecto debe ser conocido por padres, maestros de escuela sabática infantil y responsables de la iglesia. 2.- Llegar a un acuerdo consensuado por amplia mayoría de todas las partes (padres, maestros y responsables). 3.- Obtener un voto del consejo de iglesia local a favor del uso de “Mi Biblia, mi tesoro”. 4.- Contactar con infantil.aula7activa@gmail.com para autorizar la copias. El seguimiento de estos pasos previos a la implantación de “Mi Biblia, mi tesoro” favorecerá la implicación de toda la iglesia en el proyecto educativo de los niños, a la vez que asegurará la continuidad del proyecto en la iglesia local, independientemente de los cambios en los responsables de los departamentos.
Agradecimientos A Dios por todos los milagros que hemos visto y vivido a lo largo de la elaboración de este material. A todas aquellas personas que con sus ánimos, su tiempo y su aportación económica han contribuido al proyecto. Sin ellos habría sido imposible llegar hasta aquí. A las iglesias de Lleida y Madrid-Alenza, cuna y desarrollo del proyecto.
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MI BIBLIA, MI TESORO Acompáñanos en un viaje por el fascinante mundo de la Biblia. Descubrirás historias maravillosas que ocurrieron hace mucho tiempo pero que siguen enseñándonos cosas nuevas. Y sobre todo descubrirás a Jesús, tu amigo y compañero de viaje. Lee cada día el apartado correspondiente y compártelo en familia. Pregunta a tus padres, dales tu opinión, escucha sus experiencias y juega con ellos. Y cuando vayas a la iglesia comparte con tus compañeros y maestros lo que has aprendido.
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