UN CUENTO DE
NAVIDAD
Dedicado a quienes les fascina la Navidad porque aman al que “ha nacido�.
Un cuento de Navidad,
es un intento de recuperar la memoria. Una ayuda para aquellos padres que aman la Navidad por lo que significa, no por lo que se ha convertido. Un encuentro, no un distanciamiento. Una búsqueda de coherencia y un deseo de celebrar la Navidad, con todos, pero no como todos. Una oportunidad para despertar en los niños la curiosidad y el deseo de crear algo especial por aquel niño que “ha nacido”.
Los niños se sentaron al lado de la chimenea. Era el lugar perfecto para escuchar la historia que traía papá, mamá, la abuelita... Bueno, quién la trajese no era lo más importante, ellos solo querían una historia. Una de las buenas. De esas que ocurrieron de verdad hace mucho, mucho tiempo.
Así comenzó la abuelita aquel día: —Hace mucho, mucho tiempo, en días en que la humanidad aún no contaba los siglos cada 100 años, nació un bebé al que llamaron Jesús. Y desde entonces viene Papá Noel. Los niños se miraron entre ellos y echaron a reír.
—¿Pero qué dices abuelita? Estás mezclando las historias —dijo Lucas. —Aparte lo de Papá Noel es un cuento, y lo de Jesús es una historia ¡porque pasó de verdaaaaad! — chilló Zoe queriendo volver las aguas a su cauce. «Mi abuela se está poniendo un poco... viejita» —pensaba Max mientras contemplaba la escena tirado en el suelo y apoyando la cabeza en sus codos.
La abuela continuó paciente, pero repitiendo exactamente lo mismo: —Hace mucho, mucho tiempo, en días en que la humanidad aún no contaba los siglos cada 100 años, nació un bebé, al que llamaron Jesús. Y desde entonces viene Papá Noel. Esta vez todos entendieron que ni se había equivocado, ni estaba de broma. Y eligieron la opción de callar y escuchar.
—Aquel niño — dijo la abuelita — era tan normal como cualquiera de vosotros, pero eso solo a simple vista. En sus genes estaba la chispa de la eternidad y la información completa para conocer todos los secretos del universo. Pero había nacido sin memoria. Tendría que descubrir por sí mismo quién era. Y le llevaría 12 años conseguirlo.
—¿12 años? ¡Me quedan solo 5! — exclamó Zoe. —¡Pero si tú ya sabes quién eres! — le dijo Max con cara de sorpresa — ¡Eres Zoe! —¿Cómo que no sabía quién era abuelita? — preguntó Lucas — ¿Sus papás no le dijeron que se llamaba Jesús? —Claro que que sabía quiénes eran sus papás, sus abuelitos, sus amigos. También sabía que se llamaba Jesús. Pero tenía que descubrir para qué había nacido — contestó la abuela.
—Jesús fue un niño más en la tierra, pero realmente provenía de otra dimensión, la dimensión divina. Para no hacer trampa, no recordaría quién era, no tendría memoria. Tendría que descubrirlo todo mientras crecía. Tal como lo hacéis vosotros, sin posibilidad de usar poderes, solo sus dones naturales.
—¿Y entonces descubrió que era Papá Noel? — dijo Lucas. —¿Pero qué dices? — interrumpió Max. La abuela sonrió con picardía y continuó como si no los hubiese escuchado.
—Año a año, María preparaba una pequeña ceremonia de agradecimiento por el cumpleaños de Jesús. Disfrutaba ver su alegría con cada humilde festejo. Y se preguntaba cuándo sería el día en que aquel niño descubriera quién era.
—¿Pero qué iba a pasar cuando lo descubriera? — preguntó con curiosidad Zoe. —Comenzarían a contarse los años del mundo — dijo enfática — Año 1 después de Jesús, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 50, 100, 500, año 1800, año 2000, año 2016 después de Jesús.
—¡Anda! ¡Es verdad! — dijo Max. —Desde entonces, cada año se ha seguido recordando el cumpleaños de aquel niño, creador del universo. Como su madre, cada año, seguimos realizando una ceremonia para agradecer por Él. Y lo hacemos en Navidad. Cuando viene Papá Noel.
—¡Ostras abuelita! Pero si es el cumpleaños de Jesús ¿por qué lo celebramos con la venida de Papá Noel? —Es una buena pregunta. Papá Noel tiene una historia difícil de seguir. Nadie sabe a ciencia cierta dónde nació, si existió de verdad. Algunos creen que era un hombre muy amable de un país nórdico, que cada año hacía regalos a los niños. De alguna forma este simpático gordito se ha colado en los cumpleaños de Jesús. Pero esa es otra historia.
—¡Pero si fuese mi cumpleaños, no me gustaría que mis regalos se los llevaran otros niños! — protestó Lucas. —Puedo imaginarlo cariño, ¿crees que a Jesús le molesta que vosotros os llevéis sus regalos? — preguntó la abuelita.
—¡No! — contestaron a una voz Lucas y Zoe. Max que era el mayor, pensó un ratito y respondió: —No le molesta. ¡Jesús es el más bueno del mundo, y del universo! Creo que sonríe cada Navidad cuando estamos juntos con la familia. Creo que se consuela con que al menos para eso son buenos sus cumpleaños…
—Pobre Jesús... Entonces no le hacen regalos en su cumpleaños y encima lo confunden con Papa Noel… ¡Tenemos que hacer algo especial para él! — interrumpió Zoe. —Hay cosas que son difíciles de cambiar — dijo la abuela — pero sumando granitos de arena podemos hacer una gran montaña.
—¿Cuál puede ser un buen regalo para Jesús en su cumpleaños abuelita? — preguntó Max interesado. Aquella noche hubo mucho trabajo en casa de Max, Zoe y Lucas. Un proyecto precioso de regalo para Jesús estaba en camino.
Y tú, ¿ya has pensado qué le regalarás a Jesús en su cumpleaños? ¡Feliz Nati-vidad*! ¡Feliz cumpleaños Jesús!
Nati + vidad = Nacimiento de la vida
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