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DEMOCRATIZAR LAS UTOPÍAS COMUNITARIAS EN LA UNIVERSIDAD

Director Académico

Varios cuestionamientos atraviesan el mundo y en específico los países del sur: ¿Cómo las instituciones educativas pueden reforzar la democracia sin que esto se convierta en una utopía política lidereada por facciones partidistas y autoritarias? ¿Cómo generar un gobierno que esté al servicio de la comunidad y sea capaz de enfrentar los embates actuales? ¿Cómo formar jóvenes para la vida comunitaria en una sociedad individualizante?

A este gran dilema también se han enfrentado varias instituciones y comunidades de Oaxaca, quienes durante más de 500 años se han adaptado a las coyunturas políticas y han innovado prácticas de ser y hacer comunidad.

En este sentido, para ejemplificar el tema, hablaremos de la comunidad de Jaltepec de Candayoc, quien en colaboración con el Sistema Universitario Jesuita y Servicios del Pueblo Mixe A.C., fundaron una institución de educación superior en el territorio mixe de Oaxaca, denominado Instituto Superior Intercultural Ayuuk (ISIA), desde el cual se propusieron abordar diversas temáticas que emergieron de los talleres participativos y consultas comunitarias (CEA-UIIA, 2006). Fueron varios nudos problemáticos que se identificaron, pero dos grandes frentes acechan el territorio: el asedio del capital y la política racista del Estado (Garzón y Mejía, 2019) y para ello el modelo educativo se fundamentó en la mística y la vida de las comunidades mixes bajo el concepto central de “Aamukëj jikyäjtën o atu’kmukëj jikyäjtën” como palabras en la lengua ayuuk para referirse al fenómeno de la comunalidad y que se sintetiza en “hacer la vida entre todos juntos”.

La comunalidad engloba una serie de cualidades que le da vida a las comunidades indígenas, desde el cual se plantean algunos proyectos sociales y educativos con miras a la construcción autonómica y al buen vivir de los habitantes. De esta manera, el pensar en una universidad asentada en la comunidad y que esté al servicio de ellas orienta varios cuestionamientos políticos, epistémicos y ontológicos:

• ¿Cómo generar una lectura crítica de las políticas, prácticas y valores que transgreden nuestra vida comunitaria?

• ¿De qué manera incluir las diversas voces, pensamientos y sentimientos de la comunidad universitaria?

• ¿Cómo acompañarnos entre todas las personas para habitar un espacio universitario gozoso y de aprendizaje compartido?

• ¿Qué horizonte político debe trazar una educación superior en medio de la globalización que atraviesa nuestra vida comunitaria?

En nuestro caminar como ISIA, durante más de 16 años en una comunidad alejada de la ciudad, con alrededor de 100 estudiantes provenientes de diversas comunidades y 25 personas colaboradoras de tiempo completo, hemos avanzado en varios puntos tratando de poner en lo axial la vida comunitaria.

Así, en este esfuerzo de ser un espacio de aprendizaje colectivo y en la apuesta de ir más allá del mérito y esfuerzo individual, hemos establecido diversas prácticas y estrategias de una universidad que, además de ser plural, diversa e incluyente, propone modos de decidir la vida en común y el cuidado de nuestra casa desde la comunalidad: asambleas, tequios, festivales, conversatorios, porque solo así nos damos cuenta de la repercusión de nuestras decisiones, y solo así nos formamos responsablemente en la creación del entorno común de vida. En este sentido compartimos algunas referencias que ilustran las acciones:

1. En cada semestre se realizan tres asambleas ordinarias obligatorias para informar y discutir temas trascendentales para la comunidad universitaria, en las cuales se abordan varios puntos y se toman decisiones de gran alcance, por ejemplo: o Durante la pandemia se tomó la decisión de continuar con clases presenciales, siempre bajo la aprobación de la comunidad sede. o Entre toda la comunidad universitaria se hicieron adobes para construir cuatro baños ecológicos para su uso general y se acordó clausurar los sanitarios que usaban agua potable. o Cancelación de contenedores de basura en el campus universitario para que cada persona se hiciera responsable de sus residuos.

2. Participación en fiestas: la institución está invitada a formar parte de las festividades de la comunidad, así que el calendario escolar se ajusta a las fechas de las festividades locales, de este modo se crean los espacios para que los saberes y conocimientos intracomunitarios e intergeneracionales se compartan.

3. Celebrar en colectivo: cada año se desarrollan festivales del agua, de la lengua, de la tierra, y es un espacio que se abre a la comunidad en general así como a las diversas instituciones educativas.

4. Tequio intelectual: en cada semestre diversas personas participan de manera voluntaria para desarrollar alguna actividad compartida, de tal modo que sea un aprendizaje recíproco.

Todos estos esfuerzos indicados más otras acciones laterales como las sesiones académicas y proyectos institucionales, vienen a explorar el modelo educativo soñado de manera conjunta, a coconstruir el mundo que habitamos y democratizar nuestros problemas y necesidades desde la realidad inmediata.

El ISIA aspira a consolidar la capacidad y el potencial desde el interior de la institución, además teje redes con otros sectores universitarios del Sistema Universitario Jesuita (SUJ) y de la sociedad civil, vínculos que han sido de gran aliento para las diversas iniciativas. La intención central radica en que la formación universitaria traspase el pensamiento individualista y detone procesos que ayuden a reconstruir el tejido social y reinvente el modelo educativo inacabado, así como lo refiere el director actual “a mover la universidad desde eso que queremos comprender” (Morfín, 2020).

La diversidad de experiencias y perspectivas también generan tensiones entre la comunidad universitaria porque se puede entrampar en una relación de poder de docente-estudiante generando roles de autoridad y subordinación, y para llegar a modificar estos actos se requieren acciones interculturales que vayan más allá de los buenos deseos. Los diálogos y encuentros son básicos para generar una comunidad de aprendizaje que supere los ejercicios académicos o imitaciones de procesos que no surgen de la necesidad sentida y compartida.

La política institucional del ISIA, como una esfera de lo posible, es desafiada por una dinámica que intenta salir de la imitación teatral de la comunidad o de una folklorización de la vida de las comunidades indígenas. En este sentido, y como indica Senge:

[…] cambiar nuestras maneras de interactuar significa no solo rediseñar la estructura formal de la organización sino también los patrones difíciles de ver de las relaciones entre las personas y otros aspectos del sistema, incluso los sistemas de conocimiento. (2002, , p. 32)

Los trabajos colectivos han sido definitorios para darnos cuenta de las capacidades y habi- lidades que tenemos y las que aún faltan por desarrollarse colectivamente. De este modo, la apuesta a una incipiente democracia comunitaria en contexto universitario y la exploración de la comunalicracia, entendida esta como “la selección de valores y principios de cada persona, pero avalados por el común” (Martínez, 2003, p. 27) requiere una plena conciencia de la crisis de la democracia individualizada, frente a una manera de ejercer el gobierno y el poder basado en el trabajo recíproco que esté al servicio de las demás personas.

Todo este proceso presenta tensiones porque trata de canalizar la potencia comunitaria en un proyecto universitario y a su vez la institución intenta ser aliada para abonar a los procesos locales, logros que se obtienen cuando varias personas egresadas retornan y corresponden a diversos cargos comunitarios encomendados por la asamblea.

Con toda esta breve descripción de la acción del ISIA se cuenta con una experiencia muy localizada, tratando de hacer resonancia sobre lo que se tiene como misión dentro de las universidades jesuitas, así mismo, invita a que entre los diversos actores exploremos eso que le llamamos vida en comunidad para ampliar la mirada sobre la otra democracia invisibilizada y como esta puede recrearse al interior de nuestras instituciones.

Finalmente, frente a una política vestida de corrupción, donde los intereses personales son los que mandan, proponemos la construcción de lo común juntos a través de nuestras asambleas, cargos honoríficos y trabajos colectivos. La democracia electoral no tiene sentido en los contextos de asamblea.

Referencias

Centro de Estudios Ayuuk (CEA-UIIA). (2006). Hacia dónde vamos. Un diagnóstico de la región Mixe. SUJ.

Centro de Estudios Ayuuk (CEA-UIIA) y el Instituto Superior Intercultural Ayuuk (ISIA). (2014). Modelo educativo. Documento inédito.

Garzón, L. y Mejía, M. (Coord.). (2019). Pueblos indígenas y Estado. Avances, límites y desafíos del reconocimiento. Ediciones Abya Yala.

Martínez, L. (2003). Comunalidad y desarrollo, 1ª ed. Conaculta.

Morfín, O. (2020). Bienvenida del director otoño 2020. Comprendernos y comprender el mundo. Isia. edu. https://www.isia.edu.mx/comunidadisia/ vida-universitaria/128-bienvenida-del-directoral-periodo-otono-2020

Senge, P. (2002). La fuente de la quinta disciplina. Escuelas que aprenden. Grupo Editorial Norma.

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