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IDENTIDAD Y MISIÓN DE LAS UNIVERSIDADES CONFIADAS A LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA SOCIOAMBIENTAL
from Carta de AUSJAL 55: Humanismo, Inteligencia y Tecnología
by Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús
IDENTIDAD Y MISIÓN DE LAS UNIVERSIDADES CONFIADAS A LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA SOCIOAMBIENTAL
P. Dr. Luis Fernando Múnera Congote, S.J. Rector de la Pontificia Universidad Javeriana Bogotá
La experiencia en nuestra Universidad en lo relativo a la forma como hemos incorporado la perspectiva socioambiental en nuestro quehacer, tema que cada día cobra mayor relevancia por los impresionantes efectos del cambio climático que están a la vista y como marco la identidad y misión de nuestros centros de Educación Superior.
Las contribuciones del documento Desafíos de América Latina y Propuesta Educativa de AUSJAL
A finales del siglo pasado, un documento titulado Desafíos de América Latina y Propuesta Educativa de AUSJAL (1995), tuvo un gran impacto, fruto del proceso de reflexión
de cuatro años. En la presentación, advirtió entonces el P. Luis Ugalde, S.J.:
Nuestras universidades nacieron y se desarrollaron separadas, pero en la última década han avanzado hacia el fortalecimiento de AUSJAL. Hemos recibido la misión de la Iglesia, y dentro de ella de la Compañía de Jesús, para evangelizar la cultura en el mundo universitario, con centros de calidad de inspiración cristiana. (AUSJAL, 1995, p. 5)
Más adelante, recordaba que “la definición de nuestra tarea se concreta a un espacio y un tiempo y está profundamente marcada por las urgencias, dolencias, logros y esperanzas de nuestros pueblos” (p. 5). Es interesante repasar los términos en que se refirió a esa:
[…] realidad marcada por el escándalo de la pobreza masiva en la que se niega un lugar digno a la mayoría de la población. Condiciones de vida inhumanas que obligan a nuestras universidades a dar cuenta de su inspiración cristiana… Estas condiciones interpelan al quehacer universitario como tal y a la responsabilidad profesional de sus egresados. (p. 5)
Advirtió también que,
[…] la universidad no es para sí misma, sino para las sociedades en las que se desarrolla su investigación, docencia y extensión; es decir, su tarea de producción intelectual y formación integral de jóvenes profesionales y de comprensión y de transformación iluminadora de la sociedad. (p. 6)
En este documento, con tres décadas de su elaboración, hace una referencia concreta a la cuestión socioambiental que había irrumpido en la agenda mundial –que vale la pena releer y evaluar en términos de vigencia, tanto en lo que dice en relación con el diagnóstico como con las propuestas recogidas para responder a esas realidades–:
[n. 13.] … cada vez hay más consenso en que el modelo de desarrollo económico consumista y derrochador de los países más ricos no es ni alcanzable ni sostenible para la mayoría de los pueblos de la tierra. Más bien es un modelo que despilfarra recursos naturales escasos y agotables, y amenaza con destruir el equilibrio ecológico del planeta. (p. 19)
Sobre este tema, vuelve el documento más adelante al referirse al “impulso secularizador del mundo” que “[n. 50] … ha tenido éxito sobre todo en las sociedades de mayores realizaciones económicas y de más avanzada modernización” (p. 31); se indica entonces que:
[n. 51] … también la tarea de dominación de la tierra ha tenido un éxito asombroso e insospechado: los medios de información, de producción y de comunicación han logrado cambiar la tierra. En contrapartida y a consecuencia de ese éxito, la humanidad está gravemente amenazada por la destrucción de la naturaleza, se generaliza a toda la geografía la capacidad destructiva de la industrialización avanzada y el desastre ecológico será de suma gravedad antes de muchos años si no hay cambios en el mundo. Sus recursos naturales tienen unos límites y su escasez y buena administración es uno de los mayores problemas morales actuales (p. 31).
Y de nuevo retoma lo tratado cuando nos dice que:
[n. 58] … el joven de hoy [n. 59] … empieza a intuir con claridad creciente la amenaza humana que entraña la dominación de la naturaleza sin freno ni contrapartida en la dimensión dialogal y contemplativa de la relación del hombre con el resto de la creación. La ecología está en el centro de las decisiones morales de estos años pues la casa humana está en peligro (pp. 33-34).
¿No resulta impresionante este planteamiento dos décadas antes de la promulgación de la carta encíclica Laudato Si’? Termino este largo repaso al documento recogiendo una clara y alarmante advertencia contenida en él:
[n. 14] … Estamos ante una crisis de civilización que será imposible resolverla desde el economicismo consumista reinante y que nos llama a una particular creatividad espiritual para una nueva civilización. Por eso, sería muy lamentable que las universidades latinoamericanas se limitaran a transmitir, sin espíritu crítico y sin visión ética, unas recetas de desarrollo que nos llevaran a procesos imposibles e indeseables o a difundir una ilusión de humanismo carente de verdadera trascendencia (p. 19).
No sé si nosotros como AUSJAL deberíamos asumir como una buena práctica, retomar documentos tan valiosos como el que he citado, evaluar la vigencia de sus planteamientos y propuestas, analizar los cambios que han ocurrido desde entonces y sobre todo evaluar qué hicimos y que no hicimos al respecto, y por qué; antes de lanzarnos a la elaboración de nuevos textos.
La trayectoria en nuestra Universidad sobre la cuestión ambiental
En 1991, un año antes de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, Brasil 92, tuvo lugar en la Javeriana el Foro Colombia: una visión prospectiva, organizado alrededor de ocho grandes ejes temáticos, uno de ellos fue el medio ambiente. El expositor para esta materia, Mario Calderón Rivera, abogado y economista javeriano, miembro del Club de Roma, al concluir su intervención, afirmó:
A partir de la finalización de la Guerra Fría, cuyo saldo desolador parece ser la de un planeta gravemente averiado, las sociedades del siglo XXI, tendrá que reconocer que, al decir de Ernesto Junger, la rebelión de la tierra ha llegado a ser mucho más temible que cualquiera de cuántas enfrentó el hombre dentro de su sociedad segmentada […].
Una meditación intensa sobre estos y otros componentes de nuestra realidad planetaria terminará por insertarnos en el gran universo Teilhardiano, donde la reconciliación del hombre con la naturaleza concluye en la megasíntesis o superordenación que el gran hijo de San Ignacio avizoró como la única salida para la encrucijada humana.
Un año después de ese Foro, en 1992, en el texto de la Misión adoptada por la Javeriana, se enunciaron siete problemáticas de Colombia, frente a las cuales deberíamos buscar la forma de contribuir a su solución; una de ellas fue “la irracionalidad en el manejo del medio ambiente y de los recursos naturales”, que describimos con los siguientes enunciados:
Inadecuada explotación de los recursos naturales por nacionales y extranjeros;
Destrucción paulatina de los bosques y de las fuentes de agua;
Contaminación;
Insalubridad;
Proyectos de desarrollo que desconocen el costo ambiental, y
Visión a corto plazo de las políticas ambientales.
En desarrollo de estas disposiciones y luego de una profunda reflexión, el Consejo Directivo Universitario decidió en 1997 (Acuerdo No. 188), crear en la Javeriana la Facultad de Estudios Ambientales y Rurales, la última de las 18 que hoy definen nuestro horizonte académico. En esta unidad se “reunieron los programas que en ese momento ofrecía la Universidad sobre temas ambientales y rurales, así como los institutos dedicados al estudio de estos asuntos”, a saber: dos Institutos, el Instituto de Estudios Ambientales para el Desarrollo (IDEADE), que no estaba adscrito a Facultad; y el Instituto de Estudios Rurales (IER), que estaba adscrito a la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas; tres maestrías, una en Gestión Ambiental para el Desarrollo Sostenible, adscrita al IDEADE; una en Desarrollo Sostenible de Sistemas Agrarios, y otra en Desarrollo Rural, estas dos últimas adscritas a la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas; y un programa de pregrado, la carrera de Ecología, hasta ese momento adscrita a la Facultad de Ciencias.
Dos considerandos habían quedado en claro para tomar esta decisión en la estructura orgánica de la Universidad:
[1] que los estudios de temas ambientales y rurales había adquirido en la Universidad un notorio desarrollo, tanto en la docencia, como en la investigación y servicio que se prestan a diversas entidades; y [2] en Colombia se había despertado en los últimos años un especial interés por la defensa del Medio Ambiente y la reactivación de la atención al sector rural como fuente de progreso para el país.
En el 2022 conmemoramos 25 años de esta facultad recorridos de manera “honesta, dedicada y visionaria”. ¿Qué advertimos en este aniversario? Los nuevos retos, que no son menores:
[…] lidiar con la incertidumbre de la transformación de los ecosistemas y sus implicaciones en el bienestar humano (particularmente de la gente más vulnerable, de las personas excluidas); enfrentar con acciones concretas de adaptación las expresiones inclementes del cambio climático en la biodiversidad y en la agricultura; garantizar el acceso a alimentos para todos, reivindicar las identidades rurales en un mundo cada vez urbano y más globalizado, producir limpiamente, abrazar la idea optimista de un mejor Antropoceno, sobre todo la idea de uno más justo en donde el bienestar, los alimentos o el derecho a un ambiente sano n o sean lujos a los que unos pocos puedan acceder. (Discurso del Rector, 2 de noviembre de 2022)
Ahora bien, la aparición de la encíclica Laudato Si’ que tanta repercusión ha tenido a lo largo y ancho del planeta, nos animó como Universidad a continuar en esta línea de trabajo iniciada varias décadas atrás. Debe manera particular, debe mencionarse la inauguración del Simposio sobre la Carta Encíclica Laudato Si’, sobre el cuidado de la casa común, que tuvo lugar el 18 de abril de 2016. ¿Qué nos propusimos? Como lo anotó el P. Jorge Humberto Peláez, rector entonces de la Universidad,
[…] responder de manera concreta a la solicitud del Santo Padre, promover una reflexión acerca del texto de la Encíclica y del impacto que los planteamientos contenidos en ella pueden tener en el contexto colombiano, particularmente con referencia a la paz y al desarrollo sostenible integral (Peláez, 2016, p. 1).
Es interesante recordar lo que subrayó en ese momento el padre Peláez:
[…] hasta mayo de 2015, las palabras “laudato” y “laudato si’” carecían de interés para la opinión pública. Solamente los especialistas en la literatura medieval y los conocedores de la espiritualidad franciscana reconocían en ellas las palabras con que empieza el maravilloso Canto de las criaturas, compuesto por San Francisco de Asís en el siglo XIII. En efecto, en la primera línea del conocido himno leemos: “Laudato si’, mi’ Signore’”, es decir, “Alabado seas, mi Señor”. Pues bien, con gran acierto, el papa Francisco inició la carta encíclica que promulgó el 24 de mayo de 2015, con esa conocida frase y al hacerlo, bautizó con el “laudato si’” este importante y esperado documento “sobre el cuidado de la casa común”, dirigido “a cada persona que habita este planeta”, según lo advierte el propio pontífice” (p. 1).
Cuando ese mismo año, 2015, Acuerdo No. 623, adoptamos la Visión y las cuatro Megas, metas del proceso de Planeación Institucional, establecimos, en la primera, como una de las perspectivas que enmarcan aquellos aspectos en los que nuestra Universidad aspira a ser un referente nacional e internacional, la de “ecología integral”; y en una de las megas, el cuidado de la casa común, como una de las dimensiones que debemos “priorizar en nuestra opción de excelencia humana y académica”.
¿Qué hemos hecho en la Javeriana desde entonces?
La perspectiva socioambiental, que ha sido una apuesta estructural de la Universidad Javeriana durante décadas, se vio potenciada con la carta encíclica Laudato Si’ del papa Francisco publicada en 2015, en la que el pontífice aboga por el cuidado de la casa común, es decir, de todas las personas que habitamos el planeta y de la naturaleza.
Por ello, la Universidad creó en ese mismo año el Simposio Javeriano Laudato Si’, con el objetivo de impulsar transformaciones institucionales y en la sociedad colombiana, desde la ecología integral y el desarrollo sostenible, a partir de la comprensión y apropiación amplia, integradora, multidisciplinaria e interdisciplinaria de los conceptos, principios y propuestas ofrecidos en la encíclica. Este objetivo ha contribuido también a enriquecer y transformar el Proyecto Educativo Javeriano, orientado a la construcción de un nuevo modelo cultural para la humanidad, un modelo de “humanismo solidario”.
En el proceso de enriquecimiento y de transformación del proyecto educativo javeriano, la Universidad se ha enfocado en tres grandes acciones: escuchar, pensar y responder con el fin de propiciar la comprensión y apropiación de los postulados de la encíclica y de impactar positivamente la vida universitaria. Para potenciar el ejercicio de comprensión y apropiación se han desarrollado, seminarios, conferencias, y documentos académicos, entre los que se destacan:
Seminarios sobre:
El pensamiento ambiental latinoamericano de cara al futuro.
Crítica al paradigma tecnocrático y su superación según la encíclica Laudato Si’.
Lectura desde los líderes empresariales colombianos.
Enfoques y prácticas de conservación ambiental.
Lectura desde la ética y la educación
Aprendizajes de la crisis del Covid 19 para afrontar la crisis climática, entre otros.
Conferencias sobre:
Amazonía con el Cardenal Claudio Hummes.
Ciudadanía ecológica con el Cardenal Peter Turkson.
Cultura del encuentro con Jeffrey Sachs, entre otras.
La producción y divulgación de videos testimoniales y la publicación de varios documentos para el cuidado de la Casa Común.
La apuesta institucional por la transformación del proyecto educativo universitario, desde los postulados de la Ecología Integral y del Desarrollo Sostenible y su respuesta al ejercicio de escuchar y pensar, también ha sido materializada en el desarrollo estratégico y la gestión de las actividades universitarias de la Javeriana.
En este sentido, es importante resaltar que en la visión de la Universidad se incorporó, explícitamente, el compromiso con la ecología integral:
La Pontificia Universidad Javeriana será referente nacional e internacional por la coherencia entre su identidad y su obrar, su propuesta educativa, su capacidad de aprendizaje institucional, así como la contribución a la transformación de Colombia, desde una perspectiva católica, innovadora y de ecología integral.
Así mismo, en el desarrollo estratégico de la Universidad se incluyó la MEGA de ecología integral, que busca: “Priorizar en nuestra opción de excelencia humana y académica, las dimensiones de interculturalidad y la internacionalización, la fraternidad y la inclusión, y el cuidado de la casa común”.
Para fomentar los postulados de la encíclica Laudato Si’, se crearon en 2015 la Política Ecológica y Ambiental y el Plan Ecológico y Ambiental, que fue actualizado en 2018.
De la misma manera, estos grandes objetivos de la Javeriana se han concretado en sus dimensiones académica, de construcción de comunidad y administrativa entre las que se destacan:
La creación del Instituto Javeriano del Agua, cuyo objetivo es la generación, aplicación y transferencia de conocimiento científico que contribuya a la solución de problemas en la gestión integral del agua.
La apertura del Programa Amazónico Javeriano, una red de trabajo académico con perspectiva regional, que busca promover una vinculación armónica y dialogante entre actores de la Amazonía y los académicos de la Universidad.
La creación de programas académicos inspirados en los postulados de ecología integral y desarrollo sostenible, como las maestrías: en Energía y Sostenibilidad, en Restauración Ecológica, en Bioingeniería y en Responsabilidad Social y Sostenibilidad Empresarial.
La creación, con criterios de sostenibilidad, de opciones curriculares y asignaturas de varios programas académicos.
El lanzamiento del Cosmos Living Learning Lab.
El desarrollo de 38 proyectos de investigación, y la constitución de 18 semilleros, que han implicado una inversión superior a 1 millón de dólares.
La Hackathon internacional Laudato Si’, que ha convocado a cientos de estudiantes de cinco países para pensar soluciones a los desafíos socioambientales que hoy enfrentamos.
El despliegue de acciones para un campus sustentable en: ahorro y uso eficiente del agua y la energía, gestión integral de residuos, infraestructura sostenible y movilidad.
La adopción de una política de inversiones financieras responsables y de una política de compras responsables y sostenibles.
Y la producción de informes periódicos de sostenibilidad ambiental.
Como reconocimiento a este trabajo consistente y dedicado, en 2020, el Dicasterio para la Cultura y la Educación nombró a la Javeriana como Universidad promotora del Pacto Educativo Global en el área de tecnología y ecología integral.
También, en 2023, la Universidad Javeriana ocupó el primer lugar en Colombia en el “THE impact Ranking”, por su compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, destacándose en los objetivos números: 3. Salud y bienestar; 6. Agua limpia y saneamiento, y 16 Paz, justicia e instituciones fuertes.
Además, la Javeriana se destacó por su compromiso socio ambiental como buena práctica en Educación Superior Jesuita de la IAJU.
La Universidad Javeriana, desde las ideas de Ecología Integral y desarrollo sostenible, continuará promoviendo y consolidando su proyecto educativo institucional orientado hacia un nuevo humanismo, un humanismo solidario.
Consideraciones finales
En primer lugar, recordaré otro texto del padre general, Arturo Sosa, S.J., su discurso en Deusto, en 2018, “La Universidad fuente de vida reconciliada”, en el cual nos habla de “La universidad concebida como proyecto de transformación social”. Esto quiere decir que debería ser “una universidad que se mueve hacia los márgenes de la historia humana en los que encuentra a quienes son descartados por las estructuras y poderes dominantes. Es una universidad que abre sus puertas y ventanas a los márgenes de la sociedad”. Con ellos y ellas viene un nuevo aliento vital que hace de los esfuerzos de transformación social fuente de vida y plenitud.
Reconoce el padre general,
[…] cuán lejos está la realidad de nuestro mundo de ofrecer las condiciones para una vida humana en paz, como es el ideal profundamente deseado de personas y pueblos. En pleno cambio de época histórica asistimos al escándalo de la creciente desigualdad que genera violencia, migraciones forzadas, discriminación racial, pobreza indeseada, autoritarismos y populismos portadores de falsas ofertas de redención social… Con tristeza observamos la imposibilidad de detener el deterioro del medio ambiente por la falta de atención responsable al cuidado de la Casa Común. (Sosa, 2018, p. 3)
Y entonces nos recuerda que “Nosotros y nuestras instituciones tenemos una asignatura pendiente en esta carrera por hacernos cargo responsablemente de la reconciliación con el medio ambiente”.
Por otra parte, quisiera llamar la atención sobre el capítulo final de la encíclica Laudato Si’, el sexto, titulado “Educación y Espiritua-
lidad Ecológica”, que el papa empieza con esta anotación:
202. Muchas cosas tienen que reorientar su rumbo, pero ante todo la humanidad necesita cambiar. Hace falta la conciencia de un origen común, de una pertenencia mutua y de un futuro compartido por todos. Esta conciencia básica permitiría el desarrollo de nuevas convicciones, actitudes y formas de vida. Se destaca así un gran desafío cultural, espiritual y educativo que supondrá largos procesos de regeneración. (Papa Francisco, 2015, p. 155)
Ese gran desafío cultural, espiritual y educativo es el que debemos enfrentar con valentía en nuestras universidades.
Francisco nos sugiere que
[204.] … no pensemos sólo en la posibilidad de terribles fenómenos climáticos o en grandes desastres naturales, sino también en catástrofes derivadas de crisis sociales, porque la obsesión por un estilo de vida consumista, sobre todo cuando sólo unos pocos puedan sostenerlo, sólo podrá provocar violencia y destrucción recíproca. (p. 156)
El papa, que nos ha demostrado ser un hombre de esperanza, nos anima diciéndonos que “no todo está perdido, porque los seres humanos, capaces de degradarse hasta el extremo, también pueden sobreponerse, volver a optar por el bien y regenerarse, más allá de todos los condicionamientos mentales y sociales que les impongan”. Y esto se explica en la capacidad,
[205.] … de mirarse a sí mismos con honestidad, de sacar a la luz su propio hastío y de iniciar caminos nuevos hacia la verdadera libertad. No hay sistemas que anulen por completo la apertura al bien, a la verdad y a la belleza, ni la capacidad de reacción que Dios sigue alentando desde lo profundo de los corazones humanos. (p. 157)
Luego de referirse a la “Educación para la alianza entre la humanidad y el ambiente”, Francisco nos habla en el tercer apartado de este capítulo de la Encíclica, de la “Conversión ecológica”, y nos propone:
[216.] … unas líneas de espiritualidad ecológica que nacen de las convicciones de nuestra fe, porque lo que el Evangelio nos enseña tiene consecuencias en nuestra forma de pensar, sentir y vivir. No se trata de hablar tanto de ideas, sino sobre todo de las motivaciones que surgen de la espiritualidad para alimentar una pasión por el cuidado del mundo. (p. 164)
Para cerrar mi intervención acerca de la forma en que la perspectiva socioambiental puede ser acogida en nuestras universidades, haré referencia a un término de cuño relativamente reciente, Antropoceno, y dos libros que utilizaron esa palabra en sus títulos.
Ese término, introducido en el 2000, fue adoptado por la Real Academia Española (RAE) con esta definición: “Dicho de una época: Que es la más reciente del período
cuaternario, abarca desde mediados del siglo XX hasta nuestros días y está caracterizada por la modificación global y sincrónica de los sistemas naturales por la acción humana” (RAE, 2024). Por supuesto, como lo anota El Tiempo, ha habido:
[…] debate en la comunidad científica y hasta el momento organizaciones como la Comisión Internacional de Estratigrafía y la Unión Internacional de Ciencias Geológicas (UICG) a nivel técnico consideran que aún nos encontramos viviendo en el Holoceno, una época que marca el período en el que surgieron y se desarrollaron las civilizaciones humanas modernas y en el que los seres humanos han experimentado un rápido desarrollo cultural, tecnológico y social, que ha llevado a la formación de las sociedades y civilizaciones tal como las conocemos (López, 2023).
Pero más allá de la discusión planteada, lo importante es el reconocimiento del tremendo y determinante impacto que han tenido los seres humanos sobre el planeta. Esto quedó reflejado en el libro del profesor Ernesto Guhl Nannetti, Antropoceno: la huella humana (2022), publicado por nuestra Universidad en coedición con la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Dice él en la introducción al libro que,
[…] el paradigma de la infinitud de los recursos del planeta sobre el cual construimos lo que somos dejó de ser cierto y que nuestras acciones nos han acercado cada vez más a sus límites e incluso a superar varios de ellos, que nuestros impacto sobre el ambiente están cambiando aceleradamente las condiciones favorables que nos ofreció el Holoceno –e hicieron posible nuestro extraordinario avance–, creando con ello, sin saberlo, un escenario de incertidumbre y riesgo que amenaza nuestra propia supervivencia (Guhl, 2022).
A su juicio hemos llegado a una “crisis socioambiental de tales magnitudes que hoy puede hablarse de una crisis civilizatoria” (Guhl, 2022). Son palabras mayores que nos recuerdan la gravedad de esta situación que en la cotidianidad de nuestra vida, en medio de las urgencias y los afanes que traen todos los días, termina por desconocerse en cierta forma.
Por último, hago una breve referencia a la interesante obra de Roy Scranton, escritor y pensador estadounidense, Aprender a vivir y a morir en el Antropoceno, de 2015, publicada en español en 2021, en la cual el autor nos enfrenta, como lo ha hecho Guhl Nannetti, a una cruda realidad: “no hemos podido evitar el calentamiento global y, como consecuencia, la civilización capitalista, propulsada por carbono, está virtualmente finiquitada. Y no existe ninguna opción alternativa para mantener los mismos niveles de producción y consumo”.
Ante esta situación, Scranton nos plantea una salida en los siguientes términos: “la humanidad puede sobrevivir y adaptarse al nuevo mundo del Antropoceno si aceptamos los límites que
establece la naturaleza y el carácter transitorio de todo lo humano. Aprender a morir como individuos implica desprendernos de nuestro yo y nuestros miedos. Aprender a morir como civilización implica desprendernos de esta forma concreta de vida y de sus conceptos de dominio, éxito y progreso”. A lo que sigue una pregunta, “¿Seremos capaces?”, pregunta que debemos asumir, creo yo, en términos afirmativos: ¡Seremos capaces! Sí, porque ese es el camino que nos señalan la vida reconciliada que nos ha planteado el padre general y la conversión ecológica que nos ha propuesto con tanto acierto el Papa Francisco.
Referencias
Asociación de Universidades confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (AUSJAL). (1995). Desafíos de América Latina y Propuesta Educativa de AUSJAL [Archivo PDF]. https://rei.iteso.mx/bitstream/11117/186/2/ Desaf%C3%ADos%20de%20Am%C3% A9rica%20Latina%20y%20propuestas%20 educativas%20AUSJAL.pdf
Guhl, E. (2022). Antropoceno: la huella humana. La frágil senda hacia un mundo y una Colombia sostenibles. Editorial Pontificia Universidad Javeriana. https://repository.javeriana.edu.co/ handle/10554/60407
López, A. (6 de junio de 2023). Antropoceno: la palabra que tiene enfrentados a los científicos con la RAE. El Tiempo. https://www.eltiempo. com/vida/ciencia/antropoceno-la-palabraque-tiene-enfrentados-a-los-cientificos-conla-rae-773864
Papa Francisco. (2015). Carta Encíclica Laudato Si’ del Santo Padre Francisco sobre el cuidado de la casa común [Archivo PDF]. https:// www.vatican.va/content/dam/francesco/ pdf/encyclicals/documents/papafrancesco_20150524_enciclica-laudato-si_ sp.pdf
Peláez, J. H. (18 de abril de 2016). Inauguración. Simposio sobre la Carta Encíclica Laudato Si’, sobre el cuidado de la casa común [Archivo PDF]. https://www.javeriana.edu. co/recursosdb/1027292/1428136/2016-0418+Apertura+Simposio+sobre+Laudato+ si.pdf/109589cf-adcd-7c37-6bbb-14b90f0 cbdb6?t=1619025930749
Real Academia Española (2024). Diccionario de la lengua española, definición de “Antropoceno” https://dle.rae.es/antropoceno
Sosa, A. (10 de julio de 2018). Encuentro Mundial de Universidades encomendadas a la Compañía de Jesús. La universidad fuente de vida reconciliada [Archivo PDF]. https://unijes.net/wp-content/ uploads/2019/11/La-universidad-fuentede-vida-reconciliada-Arturo-Sosa.pdf