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San Martín Tuxtla

San Martín Tuxtla, el volcán en medio de la selva

En el sureste veracruzano, se levanta un macizo volcánico rodeado de selvas tropicales; en el pie de la montaña hay un bosque de niebla, en las partes más altas, el macizo del San Martín Tuxtla. El ascenso a esta mítica montaña no es fácil, debido a la densa vegetación y el terreno accidentado, pero el esfuerzo recompensa al visitante con vistas hermosas y la oportunidad de conocer bosques en estado totalmente natural y llenos de vida silvestre.

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El volcán San Martín Tuxtla forma parte de la sierra de Los Tuxtlas, que se extiende, aislada de cualquier otra cordillera montañosa, entre la planicie costera y el Golfo de México. En su parte más alta, el volcán alcanza una altitud de 1680 msnm, lo que en un país donde la misma capital está encima de 2000 m puede parecer poco, sin embargo, hay que tomar en cuenta que el pie de esta montaña está en el nivel del mar, así que su altura relativa, en comparación con el entorno, es considerable. El origen del volcán es, en términos geológicos, bastante reciente. Empezó su crecimiento desde hace 800 000 años y continúo hasta la actualidad, con la última erupción en 1793. Esto dio origen a su nombre en náhuatl, Titépetl, que significa cerro de fuego. De acuerdo con la mitología mesoamericana, debajo de esta montaña se encontraba el Tlalocán, un paraíso gobernado por el Dios Tlaloc, lo cual indudablemente está relacionado con la abundancia de lluvia que recibe la montaña como uno de los lugares con las mayores precipitaciones anuales en todo el país. Esta riqueza hídrica ha dado lugar a una vegetación abundante que en las partes más bajas se compone de selva alta perennifolia y en las más altas, de bosque mesófilo de montaña o bosque de niebla. Las temporadas más recomendables para subir a la cima del San Martín

Iniciando el ascenso; a la distancia, la cima del volcán.

En camino al volcán San Martín, cruzamos por varios potreros.

son de marzo hasta principios de septiembre, cuando se registra la menor cantidad de lluvias en la zona.

El ascenso desde la comunidad Ruiz Cortines El mejor acceso para llegar a la cima del volcán se tiene desde la comunidad Ruiz Cortines, perteneciente al municipio de San Andrés Tuxtla. Desde la cabecera municipal, llegando de Veracruz, se toma una desviación a la izquierda, rumbo a la Laguna Encantada. A continuación, la carretera pasa esta laguna, la cual es conocida por el extraño fenómeno de tener un nivel de agua más alto en temporada de secas que en temporada de lluvia. El camino sigue atravesando un área que antes fue cubierta por selvas tropicales, pero que en las últimas décadas fue convertida en un paisaje de pastizales. Más adelante, la carretera llega a altitudes más elevadas y cruza una parte de bosque de niebla que aún se encuentra en buen estado de conservación. Finalmente, se llega al pintoresco pueblo de Ruiz Cortines. Debido a que no existen caminos marcados hacia la cima. Es recomendable subir al volcán acompañado por un guía, como lo ofrece la iniciativa de ecoturismo Selva de los Colibríes, que está ubicada en esta localidad. Además, los guías procuran que el ascenso cause el menor impacto ambiental posible y, en general, son activos en la conservación del área, por lo que al contratar sus servicios también se fomenta la conservación de la naturaleza.

Desde Ruiz Cortines, el camino sigue primero en una camioneta del guía, atravesando terracerías poco adecuadas para transitarlas en coche. Finalmente, se llega al inicio del denso bosque que rodea el San Martín, uno de los únicos dos remanentes de bosques y selvas de mayor extensión que aún se encuentran en toda el área de la planicie costera del Golfo de México. Cabe mencionar que forma una de las zonas núcleo de la Reserva de la Biosfera de Los Tuxtlas que se estableció en el año 1998. La primera parte de este bosque fue bautizado por los habitantes locales como Bosque Encantado, por diferentes razones: primero, cuando se entra por ahí en la mañana, los rayos de luz que entran por el dosel de la selva crean

Árbol cubierto de epífitas (plantas que viven sobre el árbol).

Colibrí cándido (Amazilia candida).

Tucán pico iris o tucán piquiverde (Ramphastos sulfuratus).

Pájaro tho o momoto de cejas azulez (Eumomota superciliosa).

Árbol gigante en el Bosque Encantado.

un ambiente místico, aumentado por la densa vegetación de epífitas como musgos y lianas que crecen en los troncos y brazos de los árboles, además de altas palmeras; segundo, porque la especie de árbol predominante en esta zona es el liquidámbar que cambia el color de sus hojas en el transcurso del año, de un verde fresco en primavera a matices de amarillo, naranja y rojo en invierno, algo muy poco usual en estas tierras tropicales; tercero, porque ahí todavía se encuentran árboles gigantes, de 40 m de altura y con troncos enormes que en algunos casos hacen falta más que 12 personas para poder rodearlos.

Poco a poco, el camino se vuelve más inclinado y la vegetación del sotobosque aún más densa, lo que indica que uno se está acercando a la cima del volcán. Mientras que al principio el camino es gravoso, ahí la tierra es más firme; sin embargo, en varias partes la vereda es muy inclinada, y uno se tiene que agarrar de raíces y lianas para poder seguir el camino. Aparte de los caminos que lo cruzan, este bosque se encuentra en un estado prácticamente natural. De eso da cuenta la multitud de aves que nos acompaña en el camino con sus cantos, como el sonido melancólico del clarín o las voces melódicas de los zorzales. Con suerte podremos observar a una de las aves más grandes que se encuentran ahí, el hocofaisán y al pavo cojolito, y escuchar el sonido de la paloma perdiztuxtleña, una especie que sólo se encuentra en estas montañas, o los gritos del águila elegante. Si caminamos en silencio, incluso tenemos la oportunidad de encontrarnos con algún mamífero, como el tejón y si miramos en el suelo, podemos ver huellas de los felinos que cazan de noche, el ocelote, el tigrillo y el jaguaroundi. Una pregunta abierta es si todavía hay jaguares ahí en la región; no hay registros comprobados por la ciencia en los últimos años, aunque muchos de los lugareños aseguran haberlos visto.

La cima y el cráter Llegando a la cima, uno se topa con varias cruces, esto debido a que representa un lugar de peregrinaje para los católicos de la zona que vienen en semana santa para cortar ramas de una planta llamada arrayan, la cual se usa para adornar las iglesias y los altares de las casas durante estas fechas. En el lugar, se encuentra un claro en el bosque que se ofrece para descansar y fortalecerse con algún refrigerio. De ahí hay diferentes opciones a donde ir, alrededor del filo del cráter que tiene un diámetro de un kilómetro. Un camino lleva al respiradero, lugar donde hay huecos en el suelo de los cuales sale aire caliente, probando que el volcán sigue activo. Hacia otro lado, el camino continúa entre arbustos densos y finalmente lleva a un mirador con una vista espectacular del cráter y de los conos dentro de él, resultado de las últimas erupciones. También se puede bajar unos 150 m al fondo del cráter, donde debido al relieve accidentado sólo crecen árboles de poca altura; por ello, los locales llaman esta área el Bosque de los Enanos.

Para bajar otra vez al pueblo se puede tomar la misma ruta u otro camino, menos inclinado pero un poco más largo, en la parte norte del volcán. En ella, se tienen vis-

tas panorámicas hacia el mar, que solo queda a poco más que 10 km de distancia. La duración del recorrido total al volcán, se estima en 10 horas, por lo que es recomendable subir lo más temprano posible. En ocasiones también se han realizado campamentos en la cima, con el atractivo de poder admirar el cielo estrellado en un lugar alejado de cualquier contaminación del aire y de luz, y de disfrutar de hermosos amaneceres con una vista todavía más clara.

Actividades en los alrededores del volcán El pueblo Ruiz Cortines ofrece servicios de hospedaje en cabaña y camping y cuenta con restaurantes que ofrecen comida típica de la región. Para personas que buscan

Más información: www.selvadeloscolibries.com selvadeloscolibries@gmail.com Whatsapp: 294 107 1541 mayor confort, a sólo media hora se encuentra la ciudad de San Andrés Tuxtla y un poco más adelante el lugar turístico Catemaco, con una amplia oferta hotelera. En Ruiz Cortines, aparte de las salidas para subir al San Martín Tuxtla, también se pueden reconocer senderos interpretativos para conocer más sobre la fauna y la flora local en una de las regiones más biodiversas del país; entre esos senderos destaco un recorrido aventurero a una cueva debajo de la selva, habitada por al menos 16 especies diferentes de murciélagos. También existen caminos para realizar cabalgatas, andar en bicicleta de montaña o correr. En la zona más amplia, a menos que una hora, se llega a la costa de Los Tuxtlas, a los acantilados rocosos de Roca Partida y varias playas de arena y, acercándose hacia Catemaco, áreas de selva con una multitud de cascadas donde se puede realizar rappel al lado de pozas para refrescarse.

Totonacapan Caminando por esas tierras

Entre montañas que suben y bajan desde la Sierra Madre Oriental y hasta el Golfo de México, se encuentra la región del Totonacapan (integrada en gran parte por el estado de Veracruz y porciones de Puebla) con una geografía que permite diverso paisajes. En la parte veracruzana, su relieve de montaña es conocido localmente como Sierra de Papantla, que baja hasta la planicie costera a nivel del mar. Aquí el clima es caluroso con lluvias en verano y una vegetación de bosque tropical perennifolio (es decir, siempre verde), con árboles de ébano, caoba, cedro, zapote, hule, moral, jonote y por supuesto la preciada vainilla.

El Totonacapan cuenta con un gran patrimonio cultural y natural de fuertes raíces y sólidas costumbres, representado por zonas arqueológicas, gastronomía compuesta por numerosos guisos elaborados con las recetas de las abuelas y acompañados de refrescantes aguas de sabores o de humeantes y aromáticas tazas de café. Para los amantes de la naturaleza, los recorridos permiten observar infinidad de aves, así como flora y fauna que sorprende al visitante.

El Totonacapan es una región que cuenta con un inmenso patrimonio cultural, ello le ha valido reconocimientos por parte de la UNESCO como en el caso de la ceremonia de Los Voladores, considerado patrimonio inmaterial de la humanidad desde 2009; la zona arqueológica de Tajín, patrimonio cultural de la humanidad desde 1992; El Centro de las Artes Indígenas, que está en

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