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porcícola colombiano frente al TLC con Estados Unidos
Por: Carlos Maya Gerente Fondo Nacional de Porcicultura Asoporcicultores
Para Colombia, el tratado de libre comercio, TLC, con Estados Unidos, representa grandes retos y amenazas en materia de porcicultura.
Estados Unidos es el segundo productor de carne de cerdo a nivel mundial, con más de 10 millones 187 mil toneladas, además de ser el segundo mayor exportador después de Alemania, con más de 2 millones 136 mil toneladas exportadas en el año 2009.A diferencia de otros sectores, la porcicultura colombiana se ha venido preparando para afrontar los acuerdos comerciales. Hoy el sector porcícola puede mostrarle al país y al mundo avances estructurados que, desde una visión de cadena, permite pensar que pese a las amenazas por la posible llegada de grandes cantidades de carne de cerdo de otros países, tendrán la posibilidad de competir y exportar.
Entre esos grandes avances que ha tenido el sector se encuentra la erradicación de la Peste Porcina Clásica en Colombia, que ya es una realidad al tener la declaración de la zona libre sin vacunación de la mayoría de la producción del país (más del 70 por ciento de la producción tecnificada), y un programa que avanza con el objetivo de declarar el país libre en el año 2013.
Igualmente, durante los últimos cinco años varias estructuras empresariales colombianas se han potencializado al integrar otros eslabones y crecer para generar una mayor escala. Muchas plantas de beneficio trabajaron e invirtieron para adecuar sus instalaciones al cumplimiento de la normatividad y prepararse frente a los retos de competitividad. La imagen de la carne de cerdo colombiana ha mejorado de tal manera que el aumento de la demanda a tasas determinantes, ha permitido el crecimiento de la producción.
Los desafíos
Al sector porcícola colombiano se le presentan varios desafíos frente al TLC con Estados Unidos, entre ellos el mayor reto que tienen los productores (pequeños, medianos y grandes) es consolidarse en estructuras competitivas. El gremio sabe que la asociatividad es fundamental, tanto para lograr economías de escala como para lograr integración vertical en la cadena. Asimismo es responsabilidad de los productores lograr, por medio de alianzas, acceder a las ventajas arancelarias que los mismos tratados ofrezcan en cuanto a materias primas.
Igualmente, los productores, logrando integraciones con la comercialización, deben participar activamente en las importaciones, de tal manera que puedan llevar un poco más de control para que éstas no sean especulativas sino complementarias. Las importaciones muy posiblemente potencialicen el consumo y en ciertas coyunturas o épocas del año ocasionen reducciones sustanciales en los precios de venta. Sin embargo, ser partícipe de esta dinámica es un reto para los productores y al hacerlo evitarán que la especulación golpee con más fuerza el sector.
Aunque la dinámica en la cual la demanda en el país viene absorbiendo el crecimiento de la producción es satisfactoria, ante un escenario en el cual se disparen las importaciones definitivamente los productores nacionales deben tener alternativas que les posibiliten vender cortes específicos con mayor valor agregado.
Es importante actualizar un país con atraso notable en cuanto a infraestructura de vías, puertos, capacidad de almacenamiento y plantas de beneficio (en algunas regiones), será una dura tarea para el Gobierno nacional.
Finalmente, el sector requiere por parte del Gobierno compromiso para fortalecer las instituciones. Todos los eslabones de la cadena necesitan trabajar bajo reglas claras y con estricto cumplimiento. Que la normatividad que se dicta sea útil, coherente, y alcanzable. Además de tener marcos normativos procedentes es necesario garantizar su control y seguimiento. Las instituciones deben garantizar los recursos para ejercer sus deberes.
La autoridad sanitaria (ICA), por ejemplo, debe garantizar sus funciones en cuanto a vigilancia epidemiológica, control de la movilización de animales, registro de predios y capacidad diagnóstica, entre otros. El Invima debe garantizar las funciones de IVC en plantas de beneficio, y desposte. El compromiso por parte de las instituciones debe ser total para que de acuerdo a sus competencias se logre acabar la comercialización de carne originada en el sacrificio ilegal.