El aire sabe a eucalipto y pino, en una mezcla maravillosa que parece ensanchar los pulmones. Quizás esto sea resultado de la subida que recién hice. Caminar por la montaña es una terapia en sí misma. Vives todo tipo de sensaciones que parecen curar y componer cualquier desequilibrio. Esto es el shinrin yoku, japonés, los baños de bosque o el espíritu del silencio. Imprimo un ritmo a mi cuerpo, coordinando piernas y brazos, espalda y cabeza y siempre me mantengo atento al terreno para evitar tropezones y caídas. Tengo los sentidos alertas y abiertos. A parte de esto, me desplazo como una ausencia, un vacío, una brisa o un sin pensamiento que invita al canto del pájaro Ziaor. Después, llaneando por el cordal, con visión amplia del valle y de la cumbre que sigue, aplico la quietud del caminante, es decir: el cuerpo va en automático y no tengo que hacer nada. Es una acción que no necesita protagonismo, solo dejar todo empeño y no hacer nada. No es un caminar voluntarioso ni intencionado: simplemente el caminar se da. Mientras suceden las flores alpinas, los musgos de los troncos, un canto de ave desconocida y solo hay observación. Para no hacer no es ni siquiera necesario detener el cuerpo, simplemente no hay que implicarse con él, lo mismo que con la mente. Todo es mente: lo observado, el observador, los pensamientos, las sensaciones y las percepciones, internas o externas, acaban siendo lo mismo. Desde algo innominable, parecido a una nada, a un silencio sin motivo ni intención, la película del cambio, con su yo incluido, muta y
muta ante lo que no cambia, y en ese desorden ordenado, en realidad nada falta, ni nada sobra y todo está en su lugar. Febrero es pleno invierno, lo que aparece como un sueño lucido, una belleza sin parangón, una estampa soberbia de estepa helada sin fin. Cierto es que a veces todo parece muerto, calmo, detenido, no hay aves en singular, solo el canto mágico del acentor. El crujido de una piña en manos de una ardilla, que para y me mira, como diciendo: “estaré haciendo demasiado escándalo”. “Flop, flop, flop” es la melodía de mis propios pasos en la nieve, un mantram del peregrino en sendas de soledades infinitas, cantos que detienen todo, sin pensamiento. Solo “flop, flop, flop”, nieve, blanco y un águila haciendo círculos en busca de desayuno. Invierno es la Quietud de Parménides. En cualquier lugar encuentro una cueva y su correspondiente entrada al inframundo. Toco el didgeridoo y viajo a las entrañas de Hades, donde estoy bien acompañado por Perséfone, y encuentro al héroe de regreso a su padre Apolo. Todo está en Todo, todo es Todo y Todo está en su lugar. Cuando la mente se calla, entonces y sólo entonces, las puertas del día y de la noche se abren y el corazón entona la canción de un mundo nuevo. Todos los dramas pasan, todo pasa, y todo pasa en lo que nunca pasa. El hombre de blanco mantiene encendido el candil y, mientras avanza en la oscuridad, crea una senda para el que se busca a sí mismo.
En un mes de carnaval, de saturnales y alcohol, te invito a quitarte las máscaras y bailar al son del silencio. Si quieres encontrarte a ti mismo, ve al revés de la gente: cuando ellos duerman levántate; si todos salen quédate en casa; cuando nadie salga sal tú; ve a donde no hay nadie, busca el espacio y el vacío. Y quizás te sorprendas de tanta plenitud. Hay dos sueños de los que hay que despertar. El primero que buscas está afuera. El segundo es que alguien puede solucionar tu problema, problema que, por cierto, es imaginario. Te invito a un mes de vida y aventura. Aprecia lo sutil, descubre el secreto de lo sencillo, aprecia los detalles, allí justo donde la luz se refleja. Un cristal de hielo, un reflejo, un brillo en las alas de una mariposa de invierno. Feliz día enamorarte.
para
TAI AIM
ANTONIO IBORRA
Me encanta el cine, los documentales y las películas, pero sigo prefiriendo una buena foto. Comparado con una película, que es una sucesión de fotogramas, una simple foto puede ser más sugerente, más erótica. A menudo una imagen capta más el paisaje y la vivencia que la filmación. En realidad, hay cosas en que una filmación aporta más detalles e información, pero también deja menos espacio a la imaginación y al sentimiento. Por eso la película es pornográfica en comparación con el erotismo de una sola imagen. Es normal que la juventud prefiera vídeos. Pero no se engañen: a veces el ver más te ciega más. Y no vemos al creer ver. En la imagen fija es mucho lo que no se ve: es solo una insinuación, una perspectiva y un detalle. La foto es un portal. Para aquellos que venimos de la generación de la lectura, en papel, con puras letras, a veces en un libro de 1.500 páginas, solo tenías la portada para ver de vez en cuando una imagen. O los libros de viajes, en los que en el centro del libro la editorial o el autor ponía tres o cuatro fotos, a veces en blanco y negro para ilustrar un texto enorme. Por su parte, vi a los animales de mis sueños: el leopardo de las nieves y el lobo marsupial primero en dibujos, a veces grotescos y en otras ocasiones de gran calidad. Y a medida que descubría la fauna del mundo, tenían que
pasar años para ver una foto, por cierto mala, en blanco y negro y en un zoo de animales maravillosos, como el oso de anteojos, o el gato pescador. Con mi amigo de afición, una noticia era haber encontrado un libro donde apareciera una foto de ese animal que imaginábamos o soñábamos. En mis viajes de juventud como naturalista tuve que aprender a dibujar para mostrar, en el idioma universal de la imagen, el animal que estaba buscando. De este modo, el guía indígena o el campesino me podían ayudar a encontrar lo que estaba buscando. Desde que tengo uso de razón he estado estudiando y buscado animales salvajes, desde arañas a murciélagos, culebras, aves, ardillas o peces. Y, de pequeño, ya mi papá me prestaba su cámara que solo hacía fotos en blanco y negro para que diera rienda suelta a mi pasión. Con la adolescencia heredé su cámara kodak que permitía fotos en color en los típicos rollos de 35 mm. En mis expediciones al Himalaya y África, solo podía disponer de un máximo de diez carretes, con una posibilidad máxima para hacer 360 fotos. De ellas podía
contar con unas 30 buenas y diez preciosas. Eso era para un viaje de uno o dos meses. Eran otros tiempos. Pronto la afición por la naturaleza, la aventura y la fotografía me hizo estudiar lo suficiente y siempre por mi cuenta, para comprar una ampliadora de segunda mano y montar mi propio cuarto oscuro, donde viví la magia de revelar mis propias fotos. En mi juventud, cuando visité Asturias, Somiedo y otros lugares así, pensar en llegar a ver un lobo o un oso salvaje era prácticamente imposible. Aun así se intentaba, sin coche, caminado, haciendo vivac aquí y allá. Después de que los grandes carnívoros estuvieran a punto de desaparecer en España y en toda Europa, los programas de Rodríguez de la Fuente empezaron a cambiar la mentalidad de la opinión pública y nació un nuevo respeto e interés por la naturaleza. En esos tiempos todo lo que nos mostraba este gran naturalista por la TV nos parecía imposible de alcanzar. Nos mostró una fauna ibérica increíble, pero también invisible. ¿Quién podía soñar en ver un lince ibérico en libertad? Este es uno de los felinos más bonitos del mundo. Lo
hicimos muchos otros y yo: pero era solo un sueño. Antes pude disfrutar de leopardos, rinocerontes o elefantes salvajes en lugares recónditos del planeta. Hace unos años, con María, decidimos intentar ver el lince ibérico. Me habían dicho que había una zona de Sierra Morena, donde había bastantes posibilidades. Me parecía un cuento chino, pero decidimos intentarlo. Antes ya había visitado el Parque Nacional de Doñana, donde se suponía que en aquel entonces quedaban los últimos linces, y no vi nada de nada. En ese primer viaje a la Sierra, tras una vida de soñar en ver un lince, nos dimos cuenta de que sí era posible, lo que no significaba que fuera fácil. Con una cámara muy simple y unos binoculares de pena, intentamos en varias ocasiones, pero siempre el gato manchado conseguía eludir nuestro interés. Hasta que, en una rememorable ocasión, se nos cruzó uno en la carretera: fue un subidón de energía, nos cambiamos dentro de nuestro cuerpo, saltamos del coche tras él, pero había desaparecido, ¡se lo tragó la tierra! En esa ocasión me di cuenta que el lince ibérico se mueve sutil como un fantasma, y la única foto que hicimos fue la nuestra: saltando de alegría en el punto mismo del avistamiento. Años después y con mejores cámaras y binoculares fuimos viendo linces, grabando algunos vídeos y descubriendo un nuevo verbo: "lincear", salir a buscar u observar al lince. Lo cierto es que la gran mayoría se avistamientos fueron lejos, semi ocultos en una piedra o un matorral. Al amanecer o al atardecer no suele haber suficiente luz para
imágenes buenas, así que suelen salir movidas, difusas y confusas. Naturalmente que lo importante no es la foto o la filmación, sino el avistamiento, la observación directa, el contacto con el hábitat, la naturaleza, el frío, el calor y la aventura. Pero un fotógrafo que lo tiene en la sangre, siempre espera la oportunidad de inmortalizar el momento. Yo no vendo mis fotos, ni hago exposiciones o las publico en libros o revistas. En general las disfruto para mí y para compartir con mis amigos, pero sobre todo por el placer efímero del momento. La foto es una evidencia, un encuentro y un puente. Hay una magia en las fotografías con alma. A mí me gusta crear con la fotografía: no me refiero a retocar las imágenes, sino en crear a través de descubrir y ver la foto, incluso antes de hacerla. En los últimos años he logrado fotos aceptables de osos, lobos y linces en estado salvaje y total libertad. Ninguna es para portada de revista, o quizá casi ninguna, porque de haber alguna la hay. Con respecto al lince, uno busca siempre inconscientemente su
mirada, su rostro mágico y mítico. Y en mis discos duros tengo fotos de traseros, lomos y patas de lince, o al lince corriendo, pero de mirada de lince, no hay nada. Hace unas semanas volvimos a lincear: encontramos a viejos conocidos de afición y tuvimos buenos momentos, pero no hubo ningún lince. Tras las navidades nos dimos otra oportunidad. En esta ocasión, sí tuvimos avistamientos pero a larga distancia, incluso a pocos metros, siempre de manera muy rápida. A penas conseguimos alguna foto aceptable. Ya en el último día, y en el viaje de vuelta, pasamos por una zona "caliente" donde se habían visto linces en días recientes. Había varios coches detenidos y personas nerviosas, paramos un momento y le pregunté a un paisano si se había visto algo. Él contestó: "sí, hace un momento acaba de cruzar la carretera". Me lancé fuera de la furgo con la cámara en ristre, mientras María estacionaba el vehículo. Varias personas estaban buscándolo, y me indicaron por dónde había desaparecido. Todos estaban nerviosos y ansiosos, lo normal es no verlo más, pero insistí, ¡siempre insisto!, los que me conocen lo saben. A los cinco minutos alguien señaló por dónde estaba pasando. Y, ¡milagro!, ahí estaba mi amado felino, iba rápido, de paso, decidido, me pareció un macho grande. Desapareció tras unas rocas, me fui más adelante por donde esperaba que pudiera salir, era una tómbola pero fui. De repente, ahí estaba su inconfundible cabeza, con sus orejas pinceladas, sus pastillas y mirada ambarina contemplándome. Casi no
había luz, puse el modo paisaje nocturno, sujeté la cámara con firmeza y en mi visor estaba ¡increíble! ¡Nos estábamos mirando! Esto sucedió a no más de 20 metros. Clic, clic, él hizo un giro de cabeza, se levantó y ¡adiós, lince! ¡Qué momento! ¡El cuerpo vibra, el alma vibra! Es un subidón de energía. En este momento no hay nada más. El lince y yo somos uno. Silencio, hay una foto, hay una vida.
TAI
AIM
Dicen que el arte es uno de los puentes entre lo profano y lo sagrado, entre la presencia y la esencia, entre lo humano y el Ser atemporal. Para mí no es una posibilidad, sino la posibilidad. El arte es la sintonía con la creación y la belleza y para los seres humanos es el único portal para acceder a la plenitud del Ser. Todo empieza como un callejón sin salida: ante el tedio, la decepción, el sufrimiento, el aburrimiento, la ira o la insatisfacción hay varios caminos, todos hacia alguna forma de infierno. Entonces, el ser humano tiene que madurar, tiene que vivir un colapso y luego, una transformación. Un gran Maestro dice: “la evolución es un viaje de conmoción en conmoción”. En la vida fácil, dormida y distraída no está el medio ambiente adecuado. Sólo a través del valor, la ruptura y hasta algo de locura, uno puede salir de la prisión del intelecto. Cuando el dolor y el sufrimiento nos despiertan, y suplen al razonamiento estéril, la justificación o la posposición, o llegamos al hartazgo de tanto miedo, rutina y encierro, uno acepta dar pasos hacia lo desconocido. El arte no es otra cosa. El arte no es repetición, ni comodidad. Detrás de una obra de arte real, un cuadro, una foto, una frase, una música o lo que sea, siempre encontrarás siglos de dolor y desesperación, trabajo y esfuerzo, insistencia, búsqueda de excelencia, aventura, prueba, inconformismo, cierta dosis de obsesión y empeño, y siempre lucha y más lucha. Cuando ves un ballet, una ópera, una obra magistral, ahí hay mucho, mucho tiempo de perfección. Las cosas que se hacen populares sin ese fondo de trabajo son circunstanciales, efímeras, flores de un día, modas y modismos. A lo mucho son tendencias. El arte es atemporal, como sucede con
las pirámides, las catedrales, Beethoven, Bach, los Beatles, Cervantes, Goya, Shakespeare, Buda, Jesús, las tortillas mexicanas o el pan nuestro de cada día. El arte es un puente, algo que nos cierra la boca y nos inspira compartir. Ante el arte surge el asombro, la magia, el interés y el recuerdo. Del mismo modo no puede haber arte si no hay apertura y arrobamiento. El arte es Yoga, nos sentimos uno con lo que Es. De hecho, el artista desaparece en su propio arte, se pierde y se
encuentra en la propia creación. Un artista no se siente Dios, descubre a Dios creando a través de él. La ciencia, la religión, la filosofía, la medicina y la cotidianidad son pinceles para el arte. Con arte todo cobra sentido, sin él, nada colma. No hay que confundir jamás la medicina con las técnicas o los actos médicos. Del mismo modo Yug-Do no es lo que hacemos sino lo que descubrimos cuando el hacer nos conduce al parar, y luego llega el darse cuenta. Un Dojo no tiene dirección: es un espíritu, una palestra, allí donde conversa sin palabras el Discípulo y el Maestro. Yoga no es un método, sino el camino sin camino, o el camino a ninguna parte. O quizás, cuando te preguntas dónde estás, qué hay bajo tus pies, y qué es esta realidad.
Arte no es lo que se hace o se puede hacer, es cuando dejas que suceda. El aprendiz de artista hace mucho y crea poco, luego al madurar hace menos y crea más, y al final, el Maestro no hace nada y crea todo. El sabio no hace nada y nada queda por hacer. El Yoga no se hace ni se practica, se hacen y practican ejercicios y cosas, mientras se espera al Yoga. Así que los cursos y diplomas de Yoga son para tontos, tontos que atraen a otros tontos para ganarse la vida y perderse el Yoga. Lo sagrado, lo que amas, no lo puedes comprar ni vender, no se puede pagar ni cobrar: está simplemente por encima de cualquier transacción comercial o interés humano. Solo por amor al arte. Sólo por amor, por pasión o por arte, solo desde ahí la vida compone y te compone, solo entonces la vida te hará arte y obra, y solo así serás hombre, hijo mío.
TAI
AIM
¿Vemos el año nuevo? ¿Vemos el sol nuevo? ¿Captamos la vida nueva? Si no captamos la vida nueva, simplemente no estamos en contacto con la vida, porque todo es nuevo, nada es igual que hace un minuto. Solo la mente se queda fija en la memoria y nos desconecta de la realidad, del cambio y de la mutación. El sol de hoy es nuevo, los ojos que lo ven también. La vieja mente nos proyecta una película sobre la vida: algo así como poner un mantel roído y manido sobre una mesa recién comprada, impecable y nueva. El ego es viejo, el Ser es siempre nuevo. Si vives la vida desde el ego, todo te parecerá igual, lo mismo, lo de siempre, ¡qué aburrido! Vivir plenamente la vida es abrirte a la percepción, sin juicios ni etiquetas, sin nombres ni palabras. La meditación es un encuentro con lo que ES. La mente no deja de opinar, enjuiciar, etiquetar, valorar, preferir y sacar conclusiones. Es un viejo disco en el que está sonando y sonando la misma canción. Mientras tanto, la vida nueva está aconteciendo y es un milagro, un misterio. No hay palabras porque no hay comparación posible.
Así que te invito a contemplar el nuevo amanecer, sin añadir nada, sin pensamientos, ni palabras, simplemente permanece ahí, abierta, percibiendo, notando y celebrando el instante. Deja que los colores, la luz, los matices, el frío, que todo te afecte, te alcance, no saques conclusiones, y permanece con ello. Aparece una mente que dice: "qué bonito"; déjala estar, sigue ahí mientras estás conectado, sintiendo, notando y abierto. Lo nuevo también eres tú. La mente, lo viejo en ti, se sentirá raro: déjalo estar. La luz, el momento y los colores. Solo permanece ahí, un poco más, una vida más, un segundo eterno. Feliz Año Nuevo. La felicidad es siempre nueva. El año, como la vida, siempre empieza AHORA.
TAI
AIM
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Mi nombre es Parménides Kouros, o Parménides el Joven, y no guardo parentesco con el gran Maestro, sanador y iatromantis, Parménides de Elea, el Filósofo. Seguramente mis padres ya soñaron en sus meditaciones despiertas que el nombre del gran Maestro podría atemperar mi carácter belicoso. Aunque nunca me consideré violento. Nací bajo los auspicios de Marte, y claramente mi destino me ha conducido siempre a la batalla. Hoy, con la ayuda de un escriba, dejo constancia en el tablirium de unos hechos que marcaron parte del destino de mi pueblo. Fue tras una incubación, en la encrucijada que acoge el templo de Apolo y en la oscuridad que precede al reino de Hades, cuando, siguiendo las enseñanzas del otro gran Parménides, se hizo claro mi destino. Reuní a la plana mayor del ejército, justo ante los últimos preparativos de la gran guerra, y así les hable: "Notables guerreros de Elea, valientes, sabios y gente de honor, capitanes de los ejércitos, compañeros de armas y comandantes. Esta batalla debe detenerse. Sé que nuestro honor está en juego y las disputas que nos hacen defender nuestras tierras al otro lado del río están justificadas hasta por la misma Atenea. Sin embargo, hoy quiero hacerles una propuesta. Sabemos que nuestros enemigos son poderosos y también despiadados, que gane quien gane, miles de valerosos guerreros encontrarán su fin. Cierto que tanto nosotros, como ellos, estamos preparados y dispuestos, no hay temor por nosotros, pero ¿y nuestros hijos?, ¿mujeres?, ¿ancianos? ¿Qué será del vencedor tras la devastación? ¿Eso agradará a los Dioses? Sinceramente, tras mi viaje al Inframundo, tengo serias dudas. Y no me mal interpretéis: todos conocéis de
sobra mi reputación en la batalla, habéis luchado conmigo, y como cada uno de vosotros estoy dispuesto a morir en la contienda. ¿No es acaso nuestro destino como guerreros? Bien, pues lo que la Diosa me reveló es otra cosa. Quiero proponerles a nuestros enemigos un combate singular. Yo contra el guerrero de su propia elección, hombre contra hombre, que decida la voluntad de los dioses”.
Un “¡¡¡ohhh!!!” de exclamación se elevó en la sala, entre asombro y consternación. “Tranquilos. Lo veo ahora todo con la claridad que solo Perséfone otorga al que permanece en la Quietud. Sé que estáis pensando en la media docena de posibles elegidos por el otro bando, guerreros brutales que podrían partirme en dos. Hay varios gigantes entre ellos, lo sé. Y también tengo claro que no dudáis de mis habilidades como luchador y estratega, vuestra sincera admiración me consta. Seguramente pensaréis que quizás no tenga muchas posibilidades en una contienda singular de este estilo. Pero calmaros un poco y no os sublevéis todavía. Veréis, hace un tiempo me di cuenta de algo que he mantenido en secreto”.
En ese instante la atención de todos se cernió sobre mí. Continúe: “Sé, a ciencia cierta, y ya sin duda alguna, que mí tiempo se acaba. Hace unas lunas que el mal crece dentro de mí, y el oráculo ha confirmado mis peores temores, mis únicos temores. Me espera la postración, el ser devorado por dentro y la muerte más indigna. No quiero eso. Así que no penséis que mi propósito en este duelo singular obedece solo a mis ansias de sacrificio o altruismo, ¡no!, sinceramente aquí hay tanto de egoísmo como de altruismo, los platillos de la Justicia están a la par. Mirad, y serenos por favor. Si el enemigo acepta, y aceptará, si se le presentan bien los términos, en realidad solo podemos ganar. Sí, está claro que podemos perder las tierras al otro lado del río. Quizás esto sería lo peor. Pero, miradlo bien: si vamos todos a la batalla, ¿no puede suceder lo mismo? ¿Cuántos de vosotros no saben ya que hay tantas o más posibilidades de perder que de ganar? Sólo que si perdemos, nuestro pueblo quedará extraordinariamente herido, las pérdidas humanas serán enormes, incluso de valerosos guerreros. Y, ¿no quedaremos en total vulnerabilidad ante los mismos u otros enemigos? Miradlo así: puedo ganar. Sí, no es fanfarronería ni pienso que va a ser fácil, pero sé que puedo hacerlo. En ese caso, maltrecho, herido o no, las tierras serán nuestras, nuestro ejército estará entero y nuestro pueblo a salvo. Si pierdo, que es la otra posibilidad, y sé que muchos pensáis que será lo más probable, habré muerto con honor, seré recordado en vuestras gestas y Apolo me recibirá en el panteón de los héroes, y sí, habremos perdido las tierras, pero nuestro pueblo estará fuerte y nuestro ejército listo para cualquier cosa. Sabéis, hermanos de armas, que los hados del destino son caprichosos y a veces incluso perder puede ser ganar, o lo que es lo mismo, una pequeña pérdida puede preceder a una gran ganancia”. Todos callaban; se hizo un denso silencio. Nadie quería opinar. Les dije: “Estimados, sabéis que lo que nos enseñó el Maestro Parménides fue a escuchar, a no hacer demasiado caso a nuestras
propias opiniones, deseos o pasiones personales. Ir más allá, visitar el país, al otro lado del portal del Día y de la Noche, y descubrir nuestra posición en el tablero, lo que nos corresponde, lo que tenemos que hacer, más allá de gustos o ideas, lo que nos toca para el bien del conjunto. Nuestra historia está tejida por la vida de los héroes. Ellos siempre son un puente entre nosotros y los dioses. Por favor, piénsenlo bien, no os aflijáis, y confiad en mis palabras”. Así cerramos el concilium ese día, con incertidumbre y reflexión, entre la calma y la preocupación. Lo que ocurrió después, lo que se decidió y los actos que le siguieron son bien conocidos por todos, forman ya parte de nuestra historia. Hoy ya estoy cansado para seguir escribiendo. Sigo aquí, ya que ni mi batalla interna, ni la externa acabaron con mi propósito. Por eso he de confiar que cuando sea el tiempo correcto seré llamado por Hades, y Apolo me esperará, y lo que tiene que ser hecho, así lo será. Por hoy es suficiente. El descanso reclama mis cansados huesos y la quietud el sosiego de mi alma. Si el destino así lo tiene previsto, mañana continuaré y les contaré los pormenores de aquella batalla que, en realidad, nunca sucedió. Que el aliento suave y dulce de las doncellas de la Diosa guíe vuestro sueño. PAZ
TAI AIM
Es fácil entender a Platón y más todavía a Aristóteles; sin embargo, Parménides escapa a toda comprensión. Entenderás a Confucio, pero Lao Tsé es críptico, paradójico y a veces confuso. Comprenderás a Patanjali, pero Sosan es demasiado extraño. Milarepa se puede captar, pero Tilopa es como una montaña. El reto intelectual que supone alcanzar la verdadera filosofía, no sólo requiere afilar el razonamiento, sino algo más arduo, infinitamente más complejo y sutil: necesitas la experiencia. Y no sólo la experiencia basada en el hacer, que está muy próxima a los hábitos humanos y el uso vulgar del pensamiento. Necesitas adentrarte en la tierra de nadie, más allá de los márgenes seguros del pensamiento y explorar el silencio que aparece más allá de la quietud. Te puedo hablar del silencio, pero todas las palabras se quedarán a éste lado de la frontera: más allá no hay guías, ni sendas, ni señal alguna. En este margen se quedan todos los que hablan y explican. La ciencia trata de saber sobre todo, los sabios, sobre la Nada. Los filósofos de antaño, como Parménides, Lao Tsé, Sosan o Tilopa, viajaron al otro lado, y a su regreso permanecieron tranquilos. Fueron como montañas entre montañas, extrañas frutas en el mercado. Los buscadores los encontraron y les preguntaron, ellos solo señalaron por dónde y, a lo más, escribieron poesías. Solo el arte guarda
los secretos y permite que la semilla se mantenga oculta durante eones de tiempo hasta que aparezca aquel que sea capaz de plantarla en su jardín y saber esperar... El verdadero filósofo no es el que sabe hacerse las buenas preguntas, es aquel que guiado por su pasión se arriesga a ir más allá de donde el pensamiento termina. Así, como la sonrisa estática de una estatua, de un dios de pedernal, todo parece indicar que para encontrar lo que buscas, primero deberás hallar al buscador.
Un abrazo. ¡Hazlo!
TAI AIM
Salí a dar una vuelta y vi tantas cosas a mi alrededor que no avancé más de un kilómetro. Hacia un mes que no veía las ardillas junto al embarcadero, pero hoy entendí por qué: ¡se habían mudado! Y lo hicieron sin avisar. Su nuevo apartamento sobre el Pino Carrasco se está terminando de amueblar. Hoy salieron tres a saludarme, a lo mejor hay más. Mientras las torcaces gorgojeaban chismorreando dios sabe qué cosas del barrio, las ardillas con orejas de duende se afanaban poniendo ramitas nuevas y rellenando todo el interior con tapices nuevos. Es normal: el invierno es largo y con la que está cayendo, mejor es estar calentitas. En las noches se apiñan todas juntas como una albóndiga peluda, ya se sabe que como el calor animal no hay nada mejor. Y como no tienen canal digital, sueñan con paraísos de bellotas, piñones y ardillos guapos, ¡que si no! El amanecer se vistió de púrpura y las gaviotas de patas amarillas dejaron sus cantos lacónicos al viento. Todo parecía una pintura Zen, una poesía de Basho plasmada entre luces y sombras. En los setos de la esquina el petirrojo salió a darme los buenos días, siempre atento de lo que se mueve por su
territorio, mientras las currucas cabecinegras se afanaban buscando algún insecto despistado para desayunar. Ya casi conozco todos los idiomas de mi barrio, aunque no los hablo: hay verderón, mirlo y mosquiteros. Ahora escucho la charla inconfundible de la parejita de cernícalos que está instalada cerca del Hotel Costa Narejos. No están dentro de ninguna habitación, ¡claro!, prefieren el alféizar de la azotea porque tiene mejores vistas y se evitan el molesto servicio de limpieza. Junto a la antena, la "chica" cernícalo otea un buen rato a ver si algún pajarillo despistado se pone a tiro. Ahora las lagartijas o los saltamontes, que tanto les gustan, brillan por su ausencia. Detrás de los cubos de la basura, algún niño se deshizo de la mitad del bocadillo, y una bandada de gorriones comunes se está dando un banquete. En los charcos que ha dejado la lluvia, lavanderas y estorninos negros se dan sendos baños, aprovechando que el sol ya ha suavizado la temperatura. Me encanta toda esta gente que me rodea: algunos son emigrantes estacionales como los vuelvepiedras, que vienen de Suecia y Finlandia, otros son bien murcianos como los gorriones y mirlos, pero en general la buena convivencia reina en el barrio. Me encanta ver cuántas
vidas diferentes me rodean, cada una con su historia, su evolución y su inteligencia. Tengo varios apartamentos de gorriones en mí mismo edificio y a menudo basta con asomarme al balcón para contemplar el trajín y las vivencias cotidianas de tanta gente maravillosa. Aquí no hacen falta jaulas: ellos viven contigo; si acaso les puedes echar un puñado de arroz cada mañana, como hace María, y ellos encantados te hacen buena compañía. En cuanto a la música, ¡bueno!, depende de la hora del día, pero hay un hilo musical casi continuo con brillantes interpretaciones de verderón común, jilguero, mosquiteros, carboneros, petirrojos y el mirlo, que es el más madrugador. La observación de la naturaleza es la práctica del arte de la armonía. Esta fue la base del desarrollo interior de los yoguis de la India y los Maestros Taoístas. Claro que también está en tu ejecución abrir la TV y llenarte de noticias negativas o ponerte a pensar sobre lo mal que va todo. Antes de que apareciera el ser humano, la naturaleza estaba ahí; cuando desaparezca nuestra especie, ella seguirá ahí. Así que recuerda: en la observación y contemplación del mundo natural no sólo puedes llegar a comprender quién eres, también descubrirás cómo darle sentido a tu vida... Te deseo un buen día y un buen paseo.
TAI AIM
Un rayo azul metálico, hermoso e iridiscente cruza raudo el riachuelo...! No me lo puedo creer! ¡Es él! El magnífico Martín, el Pescador... El pequeño dragón de mis sueños. Había visitado numerosas veces la zona, me dijeron que se habían visto, incluso me mostraron una foto. Pero ahora, mientras el Rayo Azul pilota a toda velocidad sobre las aguas, y se sumerge en picado como un caza de la segunda guerra mundial, me quedo en estado afásico...! Sin palabras!
Si miras en el diccionario la palabra afasia, verás enseguida que define trastornos neurológicos del habla, es decir una dificultad o incapacidad para hablar, una patología. Pero si buscas más. Viajarás cinco siglos antes de
Cristo y en Elis, el sur de Italia, en la magna Grecia, Pirrón y los escépticos harán un uso completamente diferente del término. Afasia es quedarse sin palabras, o decidir suspenderla voluntariamente. En mi caso, afasia expresa la belleza incontenible por las palabras, pero para Pirrón, callar, es aprender a mantener el ánimo tranquilo y no andar expresando opiniones gratuitamente. Aún más, afasia puede implicar suspender el juicio a voluntad, incluso el del parloteo mental, para gozar la estética del momento. No suelo opinar de política, ni de religión, no porque no tenga opiniones, es más bien como sano ejercicio de higiene mental. Opinare cuándo mí opinión me haga bien a mí o a alguien, antes prefiero... Ser feliz. Muchos me preguntan cuándo saco mi próximo libro... Yo les digo que ya lo están leyendo. En mi ego de juventud escribí seis o siete, quizás ocho, publiqué cinco. Pero hoy, tras haber visitado los incontables cementerios de los libros olvidados, bien descritos, por Carlos Ruiz Zafón, prefiero dedicarme al ensayo, tipo Michel de Montaigne. Montaigne, fue alcalde de Burdeos en el siglo dieciséis y luego decidió retirarse a un castillo a vivir, pensar y escribir... Se le considera el creador del género literario del ensayo, aunque sin duda no lo fue. Lo que sí hizo fue dedicarse a estudiarse a sí mismo, como todo ermitaño. Y remitió sus ensayos a las cosas cotidianas de la vida, el día a día, el cuerpo, el mismo... Hablo de lo común y corriente, desde su pene, los pedos, o los pájaros en la ventana, y claro lo relacionó todo con los sabios filósofos clásicos. Vivimos la vida desde nosotros mismos, y por lo tanto necesitamos observarnos, conocernos y amarnos.
Pero no desde la óptica de mirarnos el ombligo, sino de la comprensión de cómo se relaciona todo con todo. No estamos separados, somos la totalidad, pero la armonía se produce al descubrir cómo se desarrollan los vínculos y las relaciones entre la diversidad, cuya esencia es el Uno. Y así, el descubrir la naturaleza, es también relacionarte con el cuerpo, la mente y los demás. Ya desde muy antiguo, los sabios descubrieron tres factores que nos hacen perder la Ataraxia, la paz. La relación con el cuerpo. La relación con la mente. La relación con los demás. Montaigne resaltó que una grieta en nuestra autoestima se manifiesta en la falta de aceptación de nuestro cuerpo. En un mundo de escaparate e instagram, con tanta imagen perfecta y de plástico por todas partes... Nadie acepta plenamente su cuerpo, nadie puede sentirse perfecto como un ave sobrevolando el río. Así que corremos a los gimnasios, cosméticos, cirugía... Pero seguimos sin estar conformes. Luego está el asunto de las relaciones con los demás, como no nos amamos de verdad, y nuestra autoestima es una capita tan superficial y frágil, no aceptamos ni digerimos los juicios y críticas de los otros con respecto a nosotros mismos. Le damos demasiada importancia a la opinión de los demás. Y por último... Esta el asuntito del "yo no soy tonto". Todos queremos sentirnos más listos de lo que somos y además especiales, únicos, diferentes, exclusivos. Todo esto vende mucho en el mercado del auto engaño. La verdad es más prosaica, pero en esa prosa se esconde la mejor y más auténtica poesía.
Nos pegamos pedos, a veces roncamos, nos duelen cosas, nos cansamos, envejecemos y sobre todo somos terriblemente normales. No somos idénticos a los demás, pero nos parecemos muchísimo. Por otro lado, la necesidad de seguir modelos, tan normal y humana, requiere ser revisada, y no ponerse listones muy altos, ni caer en el exceso de idealización del otro. Los otros, incluso los héroes y heroínas, también se tiran pedos. Pero dejemos el relato escatológico y pasemos a enfoques más neutros. No se puede amar la vida, sin aceptarse a sí mismo. Nuestro cuerpo es un paisaje bello y cambiante en todas sus edades. A veces los pájaros que fotografío también salen despeinados... Pajarear que es un verbo nuevo y seguramente no reconocido todavía por la real academia, es un acto muy antiguo. El disfrute de las aves, que además, se encuentran en cualquier entorno, es una disciplina sencilla y profunda, como la vida misma. Es un deporte barato y saludable, al alcance de cualquiera, desde el viejito del parque dando de comer a las palomas, hasta un explorador escalando el Himalaya para llegar a ver o quizás fotografiar a un Quebrantahuesos. Hay aves de todos los tipos y colores, cantos increíbles e inteligencias memorables. Las aves se pueden ver, escuchar, sentir, observar, estudiar, fotografiar, admirar, reconocer. Tienes la posibilidad de desarrollar la memoria aprendiendo sus nombres, tú vista se mejorará al desarrollar la agudeza visual para descubrirlas. Te quedarás en afasia, sin palabras, ante tanta belleza... Hay quien aprende a imitar su canto, otros las dibujan, algunos hacen teatro imitando sus vuelos. Pajarear tiene múltiples niveles... Desde tú ventana, el parque... Hasta una selva lejana y exótica. ¿Cuántas especies diferentes viven a menos de un kilómetro de tú casa?
¿Cuántas están de paso? ¿Cuántas son residentes? ¿De qué se alimentan? ¿Cómo viven? ¿Hay aves nocturnas en tu edificio? Sin duda te recomiendo el libro "El ingenio de los pájaros". ¿Equipo? Tu asombro, salir de casa, observar, maravillarte, preguntarte cosas... Y si quieres unos binoculares, una cámara sencilla, una guía de aves, un cuaderno de notas. Hoy todo eso lo puedes tener en tu propio smartphone. Menos las botas. El nivel de esfuerzo y reto lo pones tú. Subir una montaña, una ruta de senderismo. Un viaje a otro continente... Afasia sana y voluntaria, modera los juicios, observa más, nos des opiniones que te puedan perturbar. Valora sobre todo el amar desde el amarte, y el amarte para amar mejor a los otros. Te deseo buen paseo.
TAI AIM
Viajar es la mejor manera de desplegar las velas, las emociones, los sentidos y el alma. Antonio Aguilera Tiempo atrás cuándo los hombres atravesaban el mundo a pie o a caballo o en naves de vela, el viaje los iba acostumbrando a los cambios. Ryszard Kapuscinki
La ciencia humana consiste más en destruir errores que en descubrir verdades. Sócrates África devuelve siempre nuestro espíritu a los días de la infancia, nos transforma en niños en tanto que hace revivir en nuestros corazones la fe de la aventura. Javier Reverte
Un verdadero viaje no se puede medir en espacio o tiempo, sino en la mutación interior. Antonio Iborra La cosa más difícil es conocernos a nosotros mismos; la más fácil es hablar mal de los demás. Tales de Mileto No puedo enseñar nada a nadie. Solo puedo hacerles pensar. Sócrates El corazón tiene razones que la razón ignora. Blaise Pascal Pocas veces pensamos en lo que tenemos; pero siempre en lo que nos falta. Schopenhauer Nuestra vida siempre expresa el resultado de nuestros pensamientos dominantes. Søren Kierkegaard Frecuentemente hay más que aprender de las preguntas inesperadas de un niño que de los discursos de un hombre. John Locke
MARÍA ARRABAL
CLAVE DEL MES: PROPORCIÓN
PARA VER: HIJOS DEL VIENTO Dirección: Gerardo Olivares y Otmar Penker 97 min. 2015 Austria
FRASE DEL MES:
"LA MEDIDA NUNCA ES FIJA, HAY QUE REVISAR A CADA MOMENTO”
PARA LEER:
“ASTROLOGÍA, PSICOLOGÍA Y LOS CUATRO ELEMENTOS” Autor: Stephen Arroyo Editorial: Kier
Nuestro cuerpo, ese gran desconocido. En contacto con mi cuerpo siento, percibo innumerables sensaciones y emociones Algunas son inequívocas y otras engañosas fruto de los programas o mecanismos inconscientes. Cuando siento desde el corazón es otra historia. Cuando me siento embargado por la contemplación de un paisaje; fascinado por la luz que lo arropa, la belleza que lo envuelve y lo forma, mi corazón se abre y permite que la profundidad de mi interior se haga más receptiva a lo exterior. Desde nuestro interior, desde ese gran vacío o conexión con la esencia es posible también transmitir la belleza que transforma el entorno. Por lo tanto, podría decir que mi cuerpo es un instrumento maravilloso, un catalizador que sirve como puerta de entrada y salida a lo trascendente, a ese misterio que nos permite formar parte de algo mayor que yo mismo. Cuidar el cuerpo, la mente y el manejo de las emociones es de vital importancia para la manifestación del Ser. De esa Divinidad, de esa energía; esa luz que ilumina y disuelve toda oscuridad e ignorancia. Soy un espíritu en un cuerpo y no un cuerpo con un espíritu. Sentirme a mí mismo dentro de mi propio cuerpo me ayuda a comprender la transitoriedad del ser humano. El corto paso por la vida. Debido a ello comprendo que no todo acaba en la desintegración del cuerpo y que una y otra vez habito
diferentes avatares, durante muchas vidas, para poder desarrollar la conciencia a través de innumerables experiencias. Cuando observo a los enfermos con Alzheimer que atiendo puedo percibir a esa alma desconectada del cuerpo prácticamente enjaulada sin poder vincularse con la realidad que le circunda. Se sienten perdidos y confusos; pierden el recuerdo de sí mismos, toda identidad. Pero a pesar de todo sienten y padecen cuando no están en contacto con el amor. Es ese amor el que podemos manifestar a través de nuestro cuerpo de una manera más consciente.
TAI
Raúl Villar
Hace años le escuché al Maestro Marcelli decir en una charla sobre el Sendero iniciático; que la palabra más difícil del Camino para el Iniciado es "Callar". En el yugdo, esta clave sigue vigente. El Silencio es algo fundamental dentro del desarrollo de la consciencia, por parte del guerrero/a. Dentro de la Senda del Yug-Do, el Maestro siempre está mencionando el Silencio, como parte integrante de la disciplina integral del guerrero/a. El Silencio es la ausencia de ruidos, no de sonidos. Callar tiene una relación directa con el Silencio, saber callar es saber hablar y en Astrología, callar, corresponde al signo mudo por excelencia "Escorpio", y este es de naturaleza acuosa de máxima profundidad en el alma del guerrero. Saber callar nos relaciona con los signos: "Aquarius Escorpio". ♒=Saber, ♏=Callar. En la senda interna, también cuentan las cuatro claves de la cruz fija del zodiaco como disciplina. ¿Cuáles son? ♉ Toro= Querer; ♌ León= Osar; ♏ Escorpión= Callar; ♒ Aquarius= Saber.
En esta ➕ en la Senda de los Iniciados/as Reales, Solares, de los Guerreros/as Reales de la luz, se muestran las huellas del Maestro dentro del "Linaje Solar". El Querer, de la constancia, perseverancia, sin cesar. El Osar, es el valor a toda prueba a cada momento del Camino. El Callar, el saber hablar en el instante, en el momento, la Afasia desde la consciencia. El Saber, la Sabiduría, la Consciencia. La experiencia del Silencio, en las cuatro claves del alma del guerrero/a, contiene todos los detalles de la transformación. El Silencio sonriendo, con buen humor, y también en serio es muy necesario para dar cada paso. En la Astrología en estos momentos de los comienzos de la era del Aquarius, es muy importante el "Silencio", el Saber hablar, gracias al Silencio del Maestro, a su presente hablar, me descubro en Silencio.
TAI
Serafín Mendoza
La violencia surge en nuestros corazones debido a los miedos que tenemos. Cuando el miedo tiene el poder, la reacción más sencilla es atacar física o emocionalmente. El gran equívoco es pensar que agredimos a los demás cuando realmente lo hacemos contra nosotros mismos. Leía un libro sobre la ética del Yoga, los Yamas y Niyamas, y una de las propuestas sobre ahimsa es percatarse de nuestros miedos. ¿Qué viene después de ello? Desenmascarar la situación, y enfrentarla. Enfrentar significa mirar de frente, y esperar con paciencia a que se desarme el dolor y el temor. Recorrí mis miedos. Algunos de ellos, por supuesto, eran pequeños pero me tenían ciertamente dominada. Por ejemplo, dejé de pasear por cierta calle porque temía a los señores que tienen atrincherada la esquina. Solo esperar a que ellos me miraran con lasciva o que intentaran saludarme para decirme piropos y opiniones que no me interesan, me llevaba al miedo. Y luego a la violencia. Entonces los miré de frente. Con cabeza sobre hombros y cuello de guerrera, con cuerpo centrado en el corazón, pasé e hice mía la senda que yo sola me había negado por ese miedo. Más tarde vino otro reto. Hace más de 20 años dejé de disfrutar de sumergirme en el mar. Sí, por supuesto: las olas me suscitan miedo. Por eso, mis viajes cada año al océano se restringían a un baño diario en las orillas de una playa
tradicionalmente conocida como “peligrosa”. Gracias a este pretexto que la naturaleza me puso, evité meterme al oleaje de Zipolite. Historias de ahogados, muertos y mucho dolor le daban sustento a mi miedo. La diferencia en estas vacaciones fue la ayuda amorosa que Glenn me ofreció. Él es un hombre de agua: un piscis con ascendente cáncer que solo ríe, flota y disfruta con el agua salada. Y entonces, con eso me llevó al interior de ese mundo acuático para recobrar placer y ligereza. Enfrenté mi miedo con coraje y corazón de guerrera. Y aunque el alto oleaje me zarandeó en varias ocasiones, el amor y mi persistencia me llevaron a afrontarlo de buena manera. Oh, sí, también tuve un ataque de pánico, pero seguí adelante aprendiendo de ese momento. Rescaté mi procedencia, como buena cabrita marina, al introducirme en ese ambiente húmedo. Enfrenté mi temor. Y de recordarlo, sonrío nuevamente.
TAI
Illihutsy Monroy
Salgo de los talleres con el Maestro, llego a casa, preparo las cosas para la escuela y excursión de mañana y me vengo a tocar el didgeridoo que le he tomado prestado a mi Estimado Cinturón Dorado, y que llevo tiempo queriendo re-tocar. Necesito trabajar y bajar la respiración y revoluciones. Aquietar la mente... Sorprendente-mente tras un rato de practicar la circular el ritmo mental se ralentiza antes de lo que pudiera pensar. Ahora me siento más preparado para meditar un rato. Afortunadamente hoy no estoy tan cansado como a menudo, lo que hace que me entre somnolencia. La vela y el incienso están diferentes hoy. Cómo más vivos y más nítidos y tranquilos que casi siempre. ¿Será la atmósfera y el frío, o la actitud, la vibración, y los ojos con los que miro hoy? ... Tras un rato me tumbo en el suelo y pongo las manos en la zona del corazón me preguntó a mí mismo que necesito o debo expresar para ahora, y para el escrito de mañana en el Colegio de Cintos Negros... Lo que me viene es una imagen de estas Navidades dando un paseo por la tarde con mi hija Candela, con un micrófono y columna en la
mano, por las colinas de un olivar de una sierra de Cádiz en el término de Olvera, cantando y soltando chorradas y bromas a cada paso, mientras buscábamos dónde se habían metido los demás primos haciendo una caseta, paseando al ritmo de una procesión. Los mayores nos miraban desde un tractor arando la tierra... De aquí extraigo un par de detalles ahora que me parecen relevantes: Por un lado, que todos no servimos para lo mismo o debemos hacer las mismas cosas, que cada llave va en su lugar, pues uno se puede iluminar arando el campo, preparando o construyendo una caseta, o simplemente cantando y caminando de manos, hundiendo a cada pasa paso los pies en la tierra. Por otro lado, algo que he intuido siempre, y es que, se puede ser uno mismo dejándote tranquilo y de manera sencilla, yendo a tu ritmo natural, caminando sin prisas, al compás de tu respiración, escuchando y escuchándote, sin tratar de retener tanto conocimiento teórico y, sin utilizarlo como no sea para vivirlo en experiencia y realizarte y avanzar a través de ahí. Cierto Maestro, poco a poco vamos descubriendo que la sabiduría no es un conocimiento, sino un saber estar y ser fruto de la experiencia del vivir. Vivir desde la quietud y en el silencio de lo que presencias, con plena atención de lo que ocurre, lo que te lleva y conecta al lado más Yin de la vida, en una sociedad yang tan emisiva y exteriorizada como la que compartimos estos días. Gracias a las enseñanzas de Maestros anónimos como Parménides que llamaron la atención, sin necesidad de darse a conocer, simplemente siendo puros ejemplos de vida. Gracias al Maestro por ser nuestro ejemplo viviente, nuestra referencia, nuestro punto y aparte. PD: Al par de días volví a ir al mismo lugar, esta vez temprano a recoger los tiernos frutos de los almendros. Toda una reveladora experiencia, cuya enseñanza forma ya parte de mí. Un abrazo!
TAI
Eugenio Pareja
Y me preparo. Por dentro soy fuego y agua. Y aire y tierra. Si lo tengo todo, nada puede salir mal. Pensar y sentir. Busco el orden armónico para poder regresar al útero, al origen, al Ser, y paso por la aventura de vivir y poder acceder a las herramientas universales, a las fuerzas inspiradoras y creativas que salen por mis poros, las cuales están empujadas por la fuerza innata del amor. Lo que me rodea no tiene forma pero yo se la doy. Esto sale por mis sentidos, saboreo mi alimento, escucho la paz, acaricio el silencio y disfruto de la cima. Y me pongo en marcha. Acepto lo que hay, lo que es, es. Intento simplificar lo que no es tan fácil, y allá donde estoy amplifico mi vivencia, sabiéndome eterna y sabiéndome de paso. Vivo en mi inspiración, y le pongo las mismas ganas a respirar que a jugar al parchís. No quiero que nada pase desapercibido. De mi luz eterna brotan montón filamentos que me traspasan y abren camino, y me preparan y saben. Ellos también procuran felicidad y mi paz. Somos Uno.
de me me mi
Gracias, Maestro, por la luz que me iluminas.
TAI
Maite Belaza
TRATAMIENTO NATURAL PARA LA GRIPE La gripe ha matado más gente que ninguna guerra. Y cada año siguen muriendo las personas más delicadas o en riesgo. Los antibióticos no funcionan ya que es un virus, y lo único que va bien es que nuestro cuerpo lo supere. Por eso, hay que descansar, beber mucha agua, en especial pura, vital e hidrogenada. También tomar agua templada con limón, sopa de cebolla y ajo,… el ajo, la cebolla y el limón en abundancia. Se recomienda sudar. Mantener buena higiene: lavar manos, sábanas y ropa. Usar vapores y aromaterapia con esencias de eucaliptus, menta, romero, limón y naranjo. Puedes usar la esencia floral de árboles AIM Datura y Ciprés. Hay que tomar y respirar aire limpio, pero sin viento y con poco cambio de temperatura. Otras recomendaciones son; escuchar música o narraciones positivas, en especial cuando uno no está para leer. Al encontrarse mejor, se sugiere tomar paseos, realizar ejercicio muy suave y del tipo respiratorio. Algo muy bueno es beber la infusión de
tomillo, y consumir el astrágalo. Luego, el Psyllium para que funcione bien el intestino. Y desde la acupuntura pincha en 9P, 36E, 4B, 12 RM y los 50 Yin. Recuerda que el contacto con la naturaleza, aunque sean documentales, es el mejor hospital. Y sobre todo, ten paciencia y humildad. La enfermedad nos hará más fuertes, solo hay que esperar el ciclo de subida energética.
¡¡A Disfrutar de esta época tan especial …CON MUCHA SALUD!!
TAI
ANTONIO IBORRA
Cursos de Acupuntura CUÁNTICA, Yoga, Astrología Psicológica, Yug-do y Terapias naturales. Seminario y prácticas en la Naturaleza. Terapias personales, Prácticas diarias de Yugdo; lunes, martes y miércoles, y compartir con la Escuela de Cintos Negros.
Terapias personales en Barcelona, Pineda de Mar y Vich.
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Se continua con las clases de Yug-do y actividades regulares. Próximo encuentro de Junio. Será una Sorpresa y una Gran Aventura! Preparado ya el Gran Encuentro con el Maestro para febrero. Viaje, Convivencia, Aventura y Formación en Chiapas. Cursos de Sanación, Naturaleza, Prácticas y Terapias. Bien Venid@ a la Selva de Chiapas...!
Domingo 19 de Enero Tema: EL PODER DEL PENSAMIENTO.
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