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Ciudad Real-Febrero 2020
NuestraHistoria
Edad Moderna CAPÍTULO V
l territorio controlado por la Monarquía Hispánica en el siglo XVI, especialmente la Corona de Castilla, se caracterizó, en líneas generales, por vivir una fase de crecimiento económico y demográfico, realidad que, aunque con menor intensidad, también conocieron las tierras que actualmente conforman la provincia de Ciudad Real. Pero el siglo XVII ofreció una realidad muy diferente. Los llamados “Austrias Menores” (Felipe III, Felipe IV y Carlos II) parecían contar con menos capacidades para el gobierno que sus predecesores de la centuria anterior, aunque también hay que tener presente que los “Austrias Mayores” les dejaron como herencia importantes problemas, como diversos conflictos bélicos y una Hacienda quebrada. La reiterada sucesión durante el siglo XVII de numerosos años de malas cosechas y epidemias provocó una reducción de la población, que en algunas zonas de Castilla, como nuestro actual territorio provincial, llegó a ser bastante significativa. A ello, además, hay que unir un hecho que tuvo una especial relevancia en nuestras tierras: la expulsión de los moriscos entre 1609 y 1611. Según algunos estudios, la población morisca expulsada de la Corona de Castilla supuso un 3,5% del total de la población, pero en las tierras de nuestra provincia esta medida resultó ser mucho más perjudicial ya que el porcentaje de población expulsada
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se situaría en torno al 6,5%. Si analizamos la incidencia por áreas más concretas, debemos indicar que la menos afectada fue la correspondiente al Campo de San Juan, que perdería menos de un 1% de su población. Del Campo de Montiel saldría en torno al 6,8% de su población, el Campo de Calatrava perdería un 7,8% de sus habitantes y la zona más afectada correspondería a Ciudad Real capital, que perdería algo más de un 20% de su población. La expulsión de la minoría morisca no sólo tuvo una repercusión en la demografía, sino que también afectó a la economía, pues los moriscos se caracterizaban por su productividad en sectores como el agrario y el artesanal. Aunque el Seiscientos fue una centuria de estancamiento y decadencia, resulta llamativo que en este siglo se promovió la construcción de un buen número de edificios, sobre todo correspondientes a la arquitectura religiosa, que aún se verá beneficiada por el impulso propiciado por la Con-
Francisco Javier Morales Hervás Doctor en Historia
trarreforma. No obstante, es preciso señalar que en muchos casos estas iniciativas constructivas se caracterizarán por el empleo de materiales pobres y por los largos períodos que precisaron para finalizarse las obras, dadas las dificultades económicas que provocaban la paralización de la construcción en muchos casos. También contamos con ejemplos de arquitectura civil, si bien son mucho menos numerosos, pero entre los que merece ser destacado algún ejemplo como el Palacio del Conde de Valparaíso en Almagro. A pesar de que el siglo XVII español se caracteriza por la decadencia política y económica, no podemos olvidar que a lo largo