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del conocimiento

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5.1 Proyecciones

5.1 Proyecciones

relaciones que se enmarcan en un fenómeno específico, asumiendo este como un sistema donde se genera una interacción de distintos factores (Carvajal, 2002). A partir de un modelo se crean marcos interpretativos de la realidad denominados “perspectivas”, las cuales permiten analizar una situación u objeto en función de los significados que el modelo le atribuye. En otras palabras, una perspectiva es el punto de vista que se va a privilegiar para hacer el análisis. En este orden de ideas, aquella adoptada dependerá del problema o del fenómeno que se pretenda abordar, del objetivo del análisis, de las circunstancias y del contexto en el que se enmarque, así como del modelo desde el que se aborde el análisis. Así, para entender la realidad se puede asumir: una perspectiva retrospectiva, que apunta a la interpretación de un fenómeno desde los hechos o desde sus factores (una interpretación desde “lo que pasó”); una perspectiva introspectiva, que enfatiza en la interpretación del fenómeno desde el presente, por lo que recurre a lo que está pasando o a los factores actuales; una perspectiva prospectiva, que apunta hacia posibles hechos y desde estos plantea acciones que podrían ejecutarse a partir de un conjunto de condiciones propias del desarrollo del fenómeno interpretado; o una combinación de las tres perspectivas, lo que implica un abordaje diacrónico que incorpora los distintos puntos del tiempo (Anguera, Blanco y Losada, 1997).

El enfoque, por su parte, responde a un conjunto de conocimientos que facilitan el análisis. Brinda insumos para comprender y explicar un fenómeno y, por supuesto, los factores ligados a este, por lo que alude a las diferentes formas en las que se puede considerar un problema, comprender un fenómeno o resolver una situación. En otras palabras, el enfoque se orienta a tratar con profundidad y amplitud un tema o un fenómeno específico, lo que exige recurrir a distintas valoraciones y marcos de referencia teóricos y metodológicos. En palabras de Astori (2001), “el enfoque se refiere a la perspectiva de análisis que se adopta para realizar un estudio, esto es, para describir; es decir, se vincula a la manera de observar el objeto de análisis” (p. 38).

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Las precisiones anteriores son importantes porque la gestión del conocimiento se ha estructurado en un conjunto de modelos, perspectivas y enfoques que coinciden en realizar aproximaciones teóricas y metodológicas sobre el qué, el cómo y el para qué de aquella. Algunos de estos referentes se desarrollan en este apartado.

1.6.1. Modelos y referentes teóricos para la gestión del conocimiento

Nonaka y Takeuchi (1995) lograron comprender, fundamentar y explicar la manera como las organizaciones crean conocimiento. El resultado de su trabajo

LA GESTIÓN SOCIAL DEL CONOCIMIENTO: TEORÍA, PRÁCTICAS Y APRENDIZAJES

les permitió estructurar un modelo que toma la forma de una espiral continua en la que el conocimiento pasa de tácito a tácito, de tácito a explícito, de explícito a explícito y, finalmente, a tácito nuevamente, para luego repetir ese mismo ciclo. Poco después, Nonaka, Takeuchi & Umemoto (1996) señalaron que “el proceso de creación de conocimiento tiene lugar en una comunidad de aprendizaje” (p. 834), reconociendo así que es en la comunidad donde se crea el conocimiento en una interacción permanente del tácito y el explícito. Estos autores, sin separarse del conocimiento individual, reivindican la importancia del conocimiento socialmente distribuido, y reconocen que es en las interacciones sociales situadas donde se encuentra y produce.

Nonaka & Takeuchi (1995) identifican dos tipos de conocimiento en la organización: el tácito, propio de los individuos que ejercen una tarea o de un grupo de personas que comparten una misma práctica social; es un conocimiento difícil de formalizar y comunicar. Y el explícito, que es objetivo, formal, codificado, sistemático y con valor agregado; se puede compartir fácilmente en la organización y emerge de la reflexión intencional y sistemática de los individuos y grupos sobre su propia práctica. Entre los dos tipos de conocimiento se produce una serie de movimientos que dan paso a las cuatro formas de creación de conocimiento organizacional.

La primera forma se denomina asimilación o socialización y da cuenta del movimiento que se produce cuando una persona comparte directamente su conocimiento tácito con otra o cuando un grupo de personas que comparten una misma práctica intercambian directamente el conocimiento con otras o con otro grupo. Esta forma crea muy poco conocimiento y se presenta, por ejemplo, cuando un miembro o grupo de la organización aprende el oficio de otro (López y Alonso, 2015; Muñoz y Valencia, 2015; Torres y Lamenta, 2015; Riesco, 2010; Paniagua, 2007; Berrocal y Pereda, 2001; Nonaka & Takeuchi, 1995).

La segunda forma es la combinación y consiste en un movimiento que se produce cuando un individuo o grupo combina algunas partes separadas de conocimiento explícito para establecer un nuevo conjunto de este. Esta forma tampoco amplía la base del conocimiento organizacional y se presenta, por ejemplo, cuando un miembro de la organización o un equipo de trabajo elabora una nueva guía metodológica de gerencia del conocimiento con base en información relevante proveniente de diversas fuentes (estudios, investigaciones, sistematizaciones) (López y Alonso, 2015; Muñoz y Valencia, 2015; Torres y Lamenta, 2015; Riesco, 2010; Paniagua, 2007; Berrocal y Pereda, 2001; Nonaka & Takeuchi, 1995).

La tercera forma es la expresión e ilustra el movimiento de conocimiento tácito a explícito: una persona o comunidad de práctica puede comprender y

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