Briyi Carasusán
En los rincones más oscuros y encantadores de los bosques, habitan unas pequeñas hadas conocidas como las margots. Estas criaturas mágicas no solo son poderosas, sino que también poseen un conocimiento profundo en diversas áreas. Con la habilidad de hacerse invisibles y de transformar a los demás, las margots son las guardianas del bosque, siempre dispuestas a ayudar a los niños que lo necesiten.
Érase una vez una niña que vivía en una casa enorme, pero con poco color. Todo estaba inundado de vegetación monótona, sin destacar más allá del verde follaje. Sus días eran silenciosos, interrumpidos a veces por el susurro del viento entre las hojas y el canto lejano de los pájaros. La niña, aunque rodeada de naturaleza, anhelaba algo más.
Un día, con la reciente llegada de la primavera, una flor le llamó la atención. Su color era de un rojo intenso que nunca antes había visto.
La niña arrancó esa flor y se la llevó a casa con la ilusión de mantenerla siempre con ella, pero pronto esa flor se marchitó.
Las margots, guardianas mágicas del bosque, enseñan a los niños valiosas lecciones sobre la naturaleza, la amistad y el coraje que perduran en sus corazones.