El universo no sería gran cosa si no fuera el hogar de la gente que quieres.

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Hoy, al apagar la luz, la oscuridad me ha envuelto, suave y cálida como una manta de invierno. Esta noche el nombre que me puso mi padre ya no es un nombre raro del que avergonzarme. Ahora es un nombre lleno de misterios por descubrir.

CONSTELACIONES Quim Torres

Noche es nueva en el instituto. No le gusta, se aburre y se siente sola. Pero Martín, un joven sabio astrónomo, ha alquilado el desván de su casa y ahora vive con ella y su madre. Noche se siente perdida y Martín conoce el lenguaje de las estrellas. Juntos inventarán leyendas para nuevas constelaciones y encontrarán la llave que abre todas las puertas. Constelaciones es un viaje, una aventura, una historia de pérdida y descubrimientos. Donde la verdadera familia es, también, la que nosotros escogemos.

Constelaciones QUIM TORRES

Traducción Pilar Comín






Constelaciones Un libro de Babulinka Libros, sello de la editorial Babulinka Books SLU. Rambla de Prat 2, 1-2 A · 08012 Barcelona hola@babulinkabooks.com · www.babulinkabooks.com © Del texto: Quim Torres, 2022 © De las ilustraciones: Quim Torres, 2022 © De la traducción: traducido del catalán por Pilar Comín © De la edición: Babulinka Books SLU, 2022 Primera edición: marzo 2022 ISBN: 978-84-120807-9-7 Depósito legal: B 3839-2022 Impresión: Índice Colección: Pequeñas Joyas para Grandes Lectores Diseño colección: Maria Sansalvadó Maquetación: Maria Sansalvadó · www.momabcn.com Corrección: Álvaro Martín Valcárcel Made & Printed in Barcelona La traducción de esta obra ha contado con una ayuda del Institut Ramon Llull

Quedan prohibidas la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier procedimiento sin la autorización de la editorial Babulinka Books. Diríjase a www.cedro.org si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento. Sin derechos de autor no hay cultura. Este libro ha sido impreso con un papel procedente de bosques correctamente gestionados y con celulosa 100 % libre de cloro.


Constelaciones Quim Torres Texto e ilustraciones

Traducción de Pilar Comín



Això és per a tu, mosquit.



Ruido en el desván

—¡Noche! ¡Noche! Ya es hora de levantarse. Mi nombre suena raro a primera hora del día. Por lo visto, fue la única buena idea de mi padre antes de irse de casa. Mi madre dice que no nos ha ido tan mal sin él. A mí me parece que tampoco muy bien aunque mamá hace lo que puede para que no nos falte de nada. —¡Venga!, Noche, que llegarás tarde. ¿Lo tienes todo listo? —Que sííí —le contesto medio dormida. —Pues venga, espabila, que ya sabes a quien llaman cuando llegas tarde. Y hoy tengo una visita importante.

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—¿Una visita? —pregunto extrañada. —Sí, hay un chico que quiere ver la habitación de arriba y aún no la he podido arreglar. Cuando mi madre habla de la «habitación de arriba», se refiere a una estancia pequeña que queda justo encima de la mía. —¿Quieres alquilar el desván? —pregunto atónita. —Oye, si quieres, hablamos más tarde, pero ahora haz el favor de vestirte y salir pitando al instituto. Hace una semana que han empezado las clases y todo el mundo sabe que los primeros días parecen una fiesta de disfraces. Nadie se muestra tal como es, pero a medida que pasa el tiempo los compañeros acaban por quitarse el disfraz. Menos yo, que no acabo de hacerlo nunca. El curso pasado, cuando aún iba al colegio, todo era más fácil, conocían mi historia y no tenía que dar explicaciones. El Día del Padre hacíamos manualidades y yo le llevaba un regalo a mi madre… Nadie me preguntaba nada.


—¡Noche, me encanta este supercenicero! —ex­­ clamó un año que le regalé un frutero de barro. Pero este curso… el insti, los compañeros, todo es nuevo y en el recreo trato de pasar desapercibida. En el colegio me esforcé mucho por tener amigos, pero ahora ya me da igual. Ayer mismo, estaba sentada en las escaleras y se me acercó un chico. —Noche, ¿quieres jugar con nosotros? —Umm… ¿A qué jugáis? —le pregunté desconfiada. —Es fácil. Solo tienes que quedarte ahí donde estás y controlar que no venga el Ceniza. El Ceniza es el mote con el que nos referimos al jefe de estudios. Un hombre con muy mal carácter que no pasa ni una, por cualquier tontería puedes acabar en su despacho. Si ponerme a vigilar sirve para que me dejen en paz, me parece bien. No me gusta ir al instituto. Me aburro mucho y las horas pasan muy despacio. De hecho, estoy convencida de que aprendo más leyendo en la sala de espera del dentista que dentro de este edificio

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rodeado de rejas. Por suerte, me siento al lado de la ventana y, siempre que puedo, paso el rato mirando a la gente que pasea arriba y abajo. Observo a un hombre que estornuda, pasa un coche, un tendero baja la persiana metálica y luego veo a una mujer con una garrafa llena de agua. A media mañana, el Ceniza ha entrado en clase y ha repartido el material de este curso. Me gusta el olor de los libros cuando aún son nuevos. Los que más me gustan son los de aventuras y los de terror, aunque cada vez que acabo uno de miedo me prometo que no leeré ninguno más. Otro día de clase superado y por fin vuelvo a estar en casa. Para variar, me encuentro una de las notas de mi madre: 14

Noche, llegaré tarde, te he dejado la cena en el horno. Haz lo de siempre y vete a dormir pronto. Te quiero, cariño.

Lo de siempre consiste en asegurarme de que la puerta y las ventanas del comedor queden bien


cerradas y que, justo antes de subir para irme a dormir, deje la tele encendida para que parezca que hay alguien en casa. Inventarme ese alguien imaginario me hace sentir aún más sola. Fuera, un cielo turquesa deja entrever las primeras estrellas. No son más que las diez y todavía hay vecinos que pasan el rato en el porche. A veces, mi madre se encarga de que alguna amiga suya pase por aquí y se asegure de que todo está bien. Pero las noches como hoy aprovecho para infringir las normas y acostarme más tarde de la hora establecida. La casa donde vivo es pequeña y acogedora. Es de madera y, cuando hace viento, parece que toda ella quiera hablar. Aunque es diminuta, tiene dos plantas y un desván. Mi madre y yo dormimos en el segundo piso. En el desván, oficialmente, no se entra. Desde mi ventana veo un olmo enorme que se alza en el jardín de la entrada. En noches como esta, cuando se hace tarde y no puedo dormir, apago la luz de la habitación. Me gusta este momento. Las ramas del olmo dibujan sombras en las paredes.

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Acabo durmiéndome mientras observo cómo las ramas acarician toda la habitación. ••• Sueño que ando perdida por los caminos que rodean los campos yermos cerca de mi casa. Es un trayecto sin rumbo, un paseo por encrucijadas, y yo las salvo una tras otra. En los cuentos, las encrucijadas son lugares de encuentro, lugares para reposar o para emprender aventuras. En mis sueños, todas las encrucijadas están vacías, como está mi casa al anochecer. «Fiuuuuuu, brrrrrr…». A lo lejos, se oyen los coches que circulan por la

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autopista. Rápidos y lejanos, avanzan uno tras otro.

••• Abro los ojos todavía presa del sueño y el murmullo de los vehículos ha desaparecido. «Tap, tap». Oigo unos pasos y ruidos extraños.


Esto ya no es un sueño. Alguien o algo está haciendo ruido en el desván. El miedo me oprime el pecho y siento el corazón latiendo con fuerza. Ya no tengo sueño, porque el sueño y el miedo no pueden convivir. Poco a poco salgo de la cama y, todavía a oscuras, me acerco a la trampilla que lleva al desván. «¡Clop! Tap, tap, tap...». Un golpe seco y unos pasos hacen gemir la madera vieja del piso de arriba. Los peldaños son altos y, al pisarlos, se mueven algunos tablones. Pero yo los conozco muy bien. He subido tantas veces a escondidas de mi madre… El desván está lleno de recuerdos. Cajas repletas, algunas con cosas de mi padre. Creo que por eso ella no sube nunca. Ahora no oigo nada, pero por la trampilla sale luz de alguna lámpara encendida. Tengo tanto miedo como curiosidad, porque el miedo y la curiosidad sí pueden convivir. Lentamente, abro

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la trampilla. Aquella estancia no se parece en nada a la habitación que conozco. Todo está patas arriba: se amontonan por todas partes libros, cajas y bolsas llenas de ropa. En medio de ese caos hay un chico colocando libros en una estantería. Está tan concentrado poniendo orden en aquel desbarajuste que tarda un rato en darse cuenta de mi presencia. Al encontrarse nuestros ojos, he estado a punto de echar a correr escaleras abajo, pero algo me ha dicho que no había peligro. —Hola, Noche. —¿Quién eres? ¿Cómo sabes mi nombre? —pregunto con la voz temblorosa. —Me llamo Martín. Tu madre me ha alquilado la habitación esta mañana y, por lo visto, todavía no te ha dicho nada. ¡Vaya! Ahora caigo. El chico es el nuevo inquilino que vivirá en el desván. Es la primera vez en mucho tiempo que habrá alguien más en casa. Me quedo mirándolo mientras hojea un libro con la cubierta de un azul brillante y con un título no menos llamativo: Las constelaciones huérfanas.


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Las constelaciones huérfanas

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—¡Noche! ¡Noche! ¡Ya es hora de levantarse! ¡Nocheee! —Mmm… —murmuro mientras mi madre me sacude suavemente. —¿Qué te pasa hoy? ¿Otra vez te quedaste despierta hasta tarde? —Mi madre tira de las sábanas y me destapa. —¡Ufff!, tengo mucho sueño —contesto gruñendo bajo la almohada. —¿Cuántas veces te tengo que decir que a las once te quiero dentro de la cama y con la luz apagada? —Mamá, ayer conocí a Martín. —Mi madre calla y pone cara de sorpresa.


—¡Ostras! Me había olvidado. ¡¿Cómo puede ser que se me olviden estas cosas?! ¡Ay!, pobrecita… Seguro que te llevaste un buen susto. Mi madre me mira avergonzada y hace como si estuviera a punto de ponerse a llorar. Me parece que eso se lo enseñé yo. Roja como un tomate, abre los ojos y espera que yo diga algo. A mí me parece divertido y me río. —¿Y…? —me pregunta con curiosidad. —Y… ¿qué? —le contesto todavía medio dormida. —¿Qué te ha parecido? Es simpático, ¿verdad? Además estudia astronomía. —Mi madre pregunta y se responde ella sola. —Mamá, no me interesa la astronomía y sé cuidarme sola. —Sí, ya lo sé. Pero yo estoy más tranquila sabiendo que por la noche hay alguien más en casa. Además, vamos muy justas de dinero. ¡Vaya!, al parecer la decisión ya está tomada. Y la verdad es que no me parece mal que el desván esté repleto de libros.

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—¡Venga!, date prisa, que llegas tarde. ¡Dios mío! Lo tienes todo hecho un desastre. —Mi madre me acaricia, sonríe y mira el reloj con cara de preocupación. De casa al instituto casi siempre voy corriendo, pero hoy es tan tarde que tendré que volar. Menos mal que llevo la mochila medio vacía. Veloz como un rayo, recorro la única calle en la que aún quedan tiendas y paso por delante de la fonda que, a esas horas, está hasta los topes de trabajadores. —¡Noche!, ¿otra vez tarde? —me grita un chico desde la otra acera. Se llama Khalil y tiene quince años, pero razona y actúa como un niño pequeño. Khalil es muy rápido, tanto que el cuerpo le crece más rápido que el pensamiento. —Noche, ¿quieres que echemos una carrera hasta el instituto? —Khalil siempre está dispuesto a echar una carrera. —¡Vale! —le contesto mirando a ambos lados de la calle. De buena mañana, mi barrio se transforma en una yincana de coches contra peatones.


—¡Piiiiii! —Un conductor toca el pito y nos desea que nos vaya bien el día. Khalil sonríe y echa a correr calle abajo. Yo lo sigo tan rápido como puedo, pero veo cómo se va alejando poco a poco y, cuando ha pasado de largo el instituto, levanta los brazos y sigue corriendo hasta que desaparece. Definitivamente, es el chico más rápido del barrio. Los últimos metros antes de llegar al insti son los peores. El cansancio se mezcla con el miedo de encontrarme la puerta cerrada. Hoy, alguien está esperándome cerca de la verja. Tiene los brazos

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cruzados y lleva unas gafas oscuras que le ocultan los ojos pequeños y atentos. —Otra vez llegas tarde, Noche. Voy a llamar a tu madre ahora mismo. El Ceniza no habla, escupe las palabras. Y las tienes que recoger del suelo y juntarlas hasta averiguar el significado. Se puede decir que es un profesor con un método educativo muy peculiar. Te coge la cabeza y te embute los conocimientos a la fuerza. Para el Ceniza, las cosas solo se pueden hacer de dos formas: mal o a su manera. Es tan puntual que, por la mañana, la gente del barrio sabe si va tarde o no según dónde y cuándo se lo cruza. No hace falta decir que también es un fanático del orden y que todo, absolutamente todo, debe tener un lugar establecido e inamovible, como su anticuado coche gris o el pañuelo gris en el bolsillo gris de su americana gris. El Ceniza no debe su apodo solo a su vestimenta y a su manera de ver el mundo. Hace años que es un fumador empedernido y, siempre que puede, se esconde en un rincón y se pone a fumar


de manera compulsiva. Allí por donde pasa, deja un rastro de ceniza como si fuera un dragón viejo y cansado.

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—¡En cinco minutos, en mi despacho! —me grita a un palmo del oído. Cuando abro la puerta de su madriguera, descuelga el teléfono y llama a mi madre para contarle todo lo que hay que hacer para que yo sea una alumna con alguna posibilidad de futuro. Supongo que quiere asustarme, pero lo único que consigue es que lo odie aún más. —Sí, sí. Me hago cargo, pero yo tengo unas obligaciones para con su hija. Y no puede ser que llegue tarde casi todos los días —dice una y otra vez—. Si se vuelve a repetir, me veré obligado a expulsarla. — Y cuelga tan tranquilo y me manda a clase como si nada. ¡No es cierto! ¡Yo no llego tarde todos los días! ¡Buf! Si mi madre viera la cara de satisfacción que pone el Ceniza cuando hace estas llamadas, nos ahorraríamos muchos dolores de cabeza. ¡Los adultos quieren controlarlo todo! Por suerte, a veces pasan cosas imposibles de prever. Hoy mismo, a la hora del recreo, cuando ya faltaba poco para que sonara el timbre, el cielo se ha


oscurecido y ha caído un chaparrón impresionante. Por unos instantes todo ha sido una auténtica locura. Mientras en el patio todos saltábamos como locos, detrás de la verja la gente corría para llegar a casa. Algunos nos hemos tumbado en el suelo con los brazos abiertos para recibir la lluvia. El Ceniza miraba de lejos incapaz de reaccionar. Esto no entraba en sus planes. El otoño se había adelantado una semana y nadie le había avisado. El timbre no paraba de sonar, pero todos seguíamos inmóviles bajo el agua. Lo mejor de todo ha sido cuando ha parado de llover: estábamos tan empapados que no le ha quedado más remedio que mandarnos a casa. El camino de vuelta está lleno de charcos, en los que se refleja el cielo azul y limpio de nubes. Yo los piso feliz, recordando la cara del Ceniza.

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Agujero negro

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—¡Noche, Noche! Es hora de levantarse —me grita mi madre. Abro los ojos y me siento muy cansada. Busco por la cama, miro en el suelo; la caja ha desaparecido—. Va, Noche, ¡que llegarás tarde! El mismo tono. Las mismas palabras. Como si nada hubiera pasado. Como una gran mentira para que todo siga igual. Olvidar. Parece que funciona, porque me levanto y sigo el ritual de siempre antes de salir corriendo hacia el insti. Solo que hoy me cuesta más andar. Cuando llego, Nil me está esperando. En cuanto me ve me pregunta impaciente cómo ha ido todo. Él me escucha. Quizá es porque es un año mayor,








Algunas de las constelaciones de este libro son reales. Otras son historias imaginarias que hablan de cosas posibles.


R GLOSARIO (palabras y algunas curiosidades que quizá te interesen)

Pág. 14

Los personajes que Noche ve desde la ventana del instituto forman parte de un poema de Joan Brossa publicado en 1951. Como buen poeta, Joan era muy observador, siempre atento a cualquier detalle que pudiera servirle de inspiración. En los versos de «Un home esternuda», hace un elogio de lo cotidiano y, como si se tratara de uno de sus paseos, retrata escenas que nos invitan a preguntarnos ¿quiénes son estos personajes? ¿Adónde van? Pág. 33

Agujeros negros y pequeños universos es el título de un libro de Stephen Hawking (1942-2018), un físico y matemático británico que, a pesar de sufrir una grave enfermedad (ELA), que le dejó sin movimiento ni habla, siguió investigando. Su gran objetivo era comprender el universo. ¿Cómo es? ¿Para qué sirve? ¿Por qué habitan en él criaturas que se hacen preguntas? Pág. 38

El águila. En la mitología griega representaba a Zeus en la Tierra. También es el nombre de la constelación Aquila (el Águila), formada por numerosas estrellas. Altair es la más brillante de todas, su luz es blanca y se la considera joven, con tan solo seiscientos treinta millones de años.


Pág. 48

«Después de decirme que los dragones no existían, me condujo a su madriguera». Ken Kesey, escritor norteamericano, dedicó estas enigmáticas palabras al amigo que le inspiró su primera novela, Alguien voló sobre el nido del cuco. El cuco es el nombre de un pájaro primaveral que no anida. La hembra localiza un nido ajeno y sustituye uno de los huevos originales por uno propio, y va intercambiando huevos hasta que finaliza la puesta. Entonces el macho y la hembra migran a África a pasar el invierno, sin dedicar ningún esfuerzo a la construcción de nidos ni a la cría de sus polluelos. Pág. 65

Las auroras boreales, como se denominan en el hemisferio norte, se producen cuando el Sol libera grandes cantidades de partículas y estas chocan con el escudo magnético de la Tierra. En 1938 se avistaron auroras boreales en latitudes muy bajas. Mucha gente, entre ellos el abuelo Manuel, pensó que eran bombardeos. Pág. 71

Qué es el Sol y qué es la Luna. Estas preguntas también se las hace Joan Brossa en el poema «Eco», escrito en 1965. Para el poeta las cosas son más sencillas de lo que parecen y, a menudo, tan solo hay que quitar el interrogante de una pregunta para obtener la respuesta: —Cuéntame, tú, qué es el Sol. —El Sol. / —Cuéntame qué es la Luna. —La Luna.


Pág. 85

Los masáis son una tribu de guerreros y pastores de África oriental con más de tres mil años de historia. Actualmente, este pueblo se halla en peligro de extinción. Aun así, se resisten a abandonar sus tradiciones. Para mantener viva su cultura, cada noche se cuentan relatos, leyendas, adivinanzas, canciones y mitos en torno al fuego. Maasai en la lengua maa significa «No quiero pedir». Pág. 89

El cometa Halley. Pasa cerca de la Tierra aproximadamente cada 76 años. Ha visitado nuestro planeta en múltiples ocasiones, la última vez en 1986. En 1705 el astrónomo inglés Edmund Halley se percató de algo fundamental: los cometas que se habían acercado en 1531, 1607 y 1682 eran el mismo. Para demostrarlo calculó su órbita y predijo que volvería a pasar cerca de la Tierra en 1758. Edmund murió antes de comprobar el éxito de su cálculo, y por eso el cometa lleva su nombre. Pág.90

Mens sana in corpore sano. En realidad, esta cita no proviene de los griegos, sino del poeta romano Juvenal (siglo i), y además no hace referencia alguna al deporte. Pero... ¿quién se atreve a decirle al Ceniza que está equivocado? Pág. 91

Rápidos como la luz. La velocidad de la luz es de 300.000 kilómetros por segundo. La luz del Sol tarda unos ocho minutos en recorrer los 150 millones de kilómetros hasta la Tierra. A esta velocidad podríamos dar 7,5 vueltas a nuestro planeta en solo un segundo.


Pág. 105

Khalil es un nombre muy común en Siria y Líbano; en árabe significa «amigo». Pág. 116

Agujero negro. Es una extensión infinita del espacio, un cuerpo celeste con una fuerza gravitatoria tan extraordinariamente grande que nada puede escapar de él (ni siquiera la luz, ¡que es lo que más rápido viaja en todo el universo!). Pág. 121

La luz del soldador. Ver luz azul y tener la sensación de arena en los ojos son algunos de los efectos que produce la sobreexposición a la radiación de la luz de la soldadura. Está formada por rayos ultravioleta, que, a pesar de ser invisibles a los ojos, brillan diez veces más que la luz del Sol. Por eso es importante utilizar una máscara protectora al soldar y al observar eclipses solares. A Noche le hubiera ido de perlas aplicar gasas bañadas en leche sobre los ojos para aliviar su malestar. Pág. 125

El solsticio. Es un fenómeno astronómico que ocurre dos veces al año. En función de si el eje de la Tierra queda opuesto o encarado al sentido del Sol, los rayos llegan más inclinados o verticales, marcando así las horas de luz solar y la temperatura. En estas fechas empiezan el verano y el invierno. Para celebrarlo, las civilizaciones antiguas encendían hogueras rituales, tradición que ha llegado hasta nuestros días. nota del autor: Hasta hace poco, los niños y niñas se encargaban de recoger madera, y el día del solsticio la agolpaban en grandes hogueras. Pero hoy en día, los niños están muy ocupados en actividades extraescolares y ya no juegan ni aprenden en la calle. Debido a este cambio en la educación del tiempo libre, el día del solsticio nadie recoge la madera.


Pág. 149

Emboscado (o cubierto de bosque) es el término que se utiliza para denominar a los hombres y jóvenes que, en edad militar y tras ser llamados para ir obligatoriamente a la guerra, decidieron no hacerlo. Muchos se ocultaron en casa o en la masía de algún familiar. Otros se escondieron en grutas, bosques frondosos o cuevas excavadas por ellos mismos. Pág. 155

Estrella Polar. Es el astro visible a simple vista más próximo al eje de rotación de la Tierra. Actualmente, la estrella que ocupa este lugar en el hemisferio norte se llama Ursae Minoris y hasta el año 2100 se continuará acercando al Polo Norte Celeste. Luego se alejará lentamente para dar paso a otra estrella que ocupará su lugar. En el año 3500, Alrai será la nueva estrella que señalará el norte.


AGRADECIMIENTOS

Este artilugio no hubiera sido posible sin los consejos, cuidados, correcciones, confianza, vivencias compartidas, fe, ánimos y críticas constructivas, salvajes y personales de: Adriana, Paula, Glòria, Marta Luna, Oblit, Arianna, Nit, Irene, Xevi, Ana V. y Ana B., Maite, Alícia, Elena, Patricia, Imma, Xavi, Martina, Aloma, Oriol, Olga, Mar, Maria, Pilar, Ricard y Marta.



Constelaciones

Ruido en el desván

11

Las constelaciones huérfanas

22

La constelación del Pequeño dragón

45 La constelación del Iceberg 58 La constelación de la Llave 68 La constelación de los Dados 77 Gente rara 89 Cartas del pasado 105 Agujero negro 114 Juegos peligrosos 122 ¡Ahora! 134 La Estrella Polar 148 Todo vuelve a empezar 163 La constelación de los Ojos

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Quim Torres Nació en Castellserà. Es un apasionado del arte de contar historias a través del dibujo. Desde el año 2011 vive en Barcelona, donde ha cursado un posgrado de ilustración en la escuela Eina. Su trabajo como ilustrador se ha publicado en diversas editoriales dentro y fuera del territorio nacional. Actualmente compagina la ilustración editorial con la creación de talleres en los que utiliza el dibujo como herramienta de autoconocimiento. Constelaciones es su primera obra literaria como escritor.


OTROS TÍTULOS DE LA COLECCIÓN

DUNA. DIARIO DE UN VERANO

de Muriel Villanueva. Ilustrado por Ferran Orta. Día a día, Duna descubre el sabor de la amistad, del primer amor, de crecer y madurar. Nominado al Premio Atrapallibres 2016.

DUNAS. DIARIO DE OTRO VERANO

de Muriel Villanueva. Ilustrado por Ferran Orta. Segundo diario de Duna. Ahora tiene 14 años. Su amistad conMax ha madurado, su madre y Manuel son inseparables, el pueblo está en peligro… Todo cambia y Duna sigue buscando su sitio en el mundo. Premio Llibreter 2020, categoría Literatura infantil y juvenil.

SOPA DE ABUELO

de Mario Satz. Ilustrado por Albert Asensio. ¿Puede el amor alimentar el alma? Una adolescente que vive bajo el peso de la anorexia es salvada in extremis por su abuelo jubilado, que la cura con la sabiduría de un «sencillo» plato de sopa.

LA ISLA DE LAS CARTAS PERDIDAS

de Oriol Canosa. Ilustrado por Mercè López. Albert huye de Estrasburgo debido al estallido de la Primera Guerra Mundial. Lejos de casa descubrirá qué son la añoranza, el miedo y la absurdidad de la guerra, pero también la fuerza de la amistad y de su fortaleza interior.


LA OCARINA AZUL

de Mario Satz. Ilustrado por Zuzanna Celej. Una novela de aventuras trepidante, tierna y cómica que recorre la riqueza cultural y paisajística de África y que ofrece un magnífico relato sobre los peligros de la ambición y la magia de la bondad.

LA MALETA

de Núria Parera. Ilustrado por María Hergueta. Una maleta que pasa de mano en mano, testigo silencioso de diferentes vidas que transcurren a lo largo del siglo xx. Un relato poético que nos lleva a reflexionar sobre la tendencia cíclica de la historia, que tiende a repetirse como si nunca aprendiéramos lo suficiente. Premio Crítica Serra d’Or 2019.



Este libro pertenece a la colección Pequeñas Joyas para Grandes Lectores, una exquisita selección de obras que transmiten valiosas enseñanzas a través de bellísimas historias. Babulinka Books no hace libros porque sí. Todos nacen de la sincera voluntad de contribuir a hacer un mundo más armónico. Con toda la humildad, tan solo editando libros que inspiren, que ayuden a despertar la felicidad interior. Porque creemos con todas nuestras fuerzas que la suma de individuos felices hace un mundo mejor.

BABULINKA SIGNIFICA ABUELA EN RUSO. SEAMOS SABIOS LO ANTES POSIBLE




Hoy, al apagar la luz, la oscuridad me ha envuelto, suave y cálida como una manta de invierno. Esta noche el nombre que me puso mi padre ya no es un nombre raro del que avergonzarme. Ahora es un nombre lleno de misterios por descubrir.

CONSTELACIONES Quim Torres

Noche es nueva en el instituto. No le gusta, se aburre y se siente sola. Pero Martín, un joven sabio astrónomo, ha alquilado el desván de su casa y ahora vive con ella y su madre. Noche se siente perdida y Martín conoce el lenguaje de las estrellas. Juntos inventarán leyendas para nuevas constelaciones y encontrarán la llave que abre todas las puertas. Constelaciones es un viaje, una aventura, una historia de pérdida y descubrimientos. Donde la verdadera familia es, también, la que nosotros escogemos.

Constelaciones QUIM TORRES

Traducción Pilar Comín


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