Paulinho Moska entrevista
DIEGO TORRES
Mas bueno que Lassie MUsico melOdico reconocido en todo el mundo, actor en grageas, Diego Torres vuelve al cine despuEs de ocho años con la pelIcula Extraños en la noche. Asegura que le dio miedo volver a ponerse frente a una cAmara, pero que, al mismo tiempo, disfruta de esa adrenalina. TambiEn, como tantas otras veces, reafirma su condiciOn de buen tipo, su estilo sUper buena onda y su fama de gran amigo. Ni mAs ni menos que el candidato que toda madre quiere para que se case con su hija. El galAn de todos los hogares. texto gabriela Radice
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Fotos alejandra LOpez
hí está el artista. A una mirada de distancia, como los extraños en la noche. Ahí está el artista. Sereno, franco, abierto, feliz, conectado, disfrutando. Simple, Diego Torres, el que acaba de abrir el 2012 cantando en el Central Park, el que llena teatros y teatros con sus conciertos y es uno de los solistas más reconocidos en Latinoamérica, el que cantó alguna vez ante el papa Juan Pablo II; ese Diego Torres sigue siendo el mismo chico que más de 20 años atrás se divertía haciendo, un poco en broma, reseñas de telenovelas en una radio de rock. ¿Pose? No, ni un poco. Transpira buen tipo. Y la esencia le gana y se manifiesta. Será por eso quizá que el universo lo premia una y otra vez
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PRODUCCION LulU Milton
dejándolo tocar los cielos con sus manos. Diego Torres quería hacer cine otra vez. Y acá está cumpliendo. Ocho años después de su última película, vuelve porque lo necesitaba. Y lo hace con Extraños en la noche, película de Alejandro Montiel, en la que encabeza el elenco junto a Julieta Zylberberg. -¿Por qué ahora sí? -Necesitaba volver al oficio. El muñeco lo utilizaba en la tabla… arriba del escenario muevo mucho lo histriónico. Pero necesitaba volver a actuar, a alimentar ese muñeco. Para mí es muy importante mantener mi integridad como artista. El asunto es poder alimentar el oficio de actor con
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lindos proyectos, por eso me preservé antes… quería cuidar mi oficio. No quería hacer un proyecto que por ahí no era bueno para mí. Y hubo crisis, claro. Pensaba, si yo puedo generar un proyecto… ¿será algo en mí que está trabado? ¿Será que tengo que ir en busca de la jugada? Paralelamente, me ofrecieron una comedia musical y una serie de televisión, estaba también la compañía de discos. Pero dije: cierro todo, nos vemos en dos años y vuelvo a mi oficio de actor. Crisis. No fue fácil, pero así se dio todo, vamos con ésta. - ¿Y por qué esta película sí y los otros proyectos, no? - Como artista que soy, me muevo con el corazón. Cuando no sentís algo, mejor no lo hagas. Con Extraños en la noche sentí que era el proyecto que anhelaba. Una linda comedia, un lindo personaje. El mundillo de la música, pero yo desde otra vereda, como músico clásico, que conozco muchos... El toque de suspenso también me atrapó.
Todo artista tiene un lado de inseguridad, de miedo, de desafío, y llega un momento en el que sentís como que venís corriendo hasta un acantilado y hay que tirarse. Como decía Federico Moura: “Los críticos cacarean y nosotros ponemos los huevos”… Está bueno sentir ese “¡uuuuh, vamos, dale, vamos!”. En muchos rincones de la película, se encuentran destellos amorosos, familiares de los Torres. De los Caccia Torres. Así es como aparece en medio de una escena un retrato de su mamá, la bella Lolita…¡ensangrentado! “¡Pobrecita! ¡Manchada! Un homenaje de Diego Schipani, el director de arte. Un detalle hermoso… la descubrí en la escenografía y él me miró como diciendo: '¿Cómo no iba a estar tu vieja?'. Mi vieja estaría feliz de que yo haya vuelto al cine”, asegura Diego. Pero la foto de Lolita no es el único guiño, Diego usa en la película un reloj antiguo de su papá, y también la faja y el moñito del smoking original del viejo. Y, además, aparece en
hacía bromas a él. Yo necesito eso. Ese espacio no lo puedo perder. Soy parrillero, hago asados, voy a comprar el pan. Resulta raro ser una persona más cerca de lo normal. Este mundillo hoy está muy tergiversado, muy deformado, sobre todo, hay mucho espacio en la tevé para decirse cualquier cosa. Entonces, lo mejor que uno puede hacer es preservarse y tener un espacio laboral y un espacio personal tranquilo. Ahí necesito el equilibrio, no podés estar expuesto todo el tiempo, todo el tiempo, todo el tiempo… Y ahí está la educación, lo que viví en mi casa. Poder trasladar lo que uno fue, con lo que fue criado. Eso es mi esencia, yo necesito un lado así gitano, está bien, esto te lo expongo, pero esto otro es mío. de pelicula Resulta que Diego toca los cielos a fuerza de talento y trabajo, y como él dice, “de autenticidad”. El chico bueno que deja salir algo de picardía y maldad, que bromea en los escenarios con el público, con los músicos o se carga
"Como artista que soy, me muevo con el corazon. Cuando no sentis algo, mejor no lo hagas. Con Extraños en la noche senti que era el proyecto que anhelaba. Una linda comedia, un lindo personaje. la musica, pero yo desde otra vereda". musico, actor y tio En la película, Diego es Martín, un músico muy compuesto que aspira a ser reconocido por sus méritos académicos y que está casado con Sol, que quiere ser cantante de rock e irse de gira. Se quieren. Pero también quieren ser felices con sus proyectos propios. Y mientras ellos quieren y quieren, apenas pueden ganarse la vida cantando en fiestas pseudorrespetables. Pero, para completar el cuadro, las cosas se complican con un vecino y un misterio que ellos, devenidos detectives (ella porque quiere y él, porque ella lo obliga) tratarán de resolver. -¿Te daba miedo volver a la actuación? -¡Siempre! Cuando todo eso que anhelaba internamente se encontró con el avance del proyecto, cuando se empezó a poner la fecha, se empezó a terminar el guión, se empezaron a firmar los contratos… se me llenó el culo de preguntas. Yo estaba de gira, tocando, ahí nomás me fui a buscar los lentes que usa el personaje, me los llevé de gira y así, con los lentes y el libro empezó a aflojar todo. ¡Entregate!
el elenco su sobrina Ángela, para quien sólo tiene elogios. “Ángela es genial, tan natural, tan auténtica, fresca. La mandé al casting como una más… Ale, el director, bajó la edad del personaje para que lo hiciera ella. Cuando vino el editor y me mostró sus escenas, en un rincón en el estudio, ¡me morí! Lo natural que es… la cantidad de recursos que tiene para tomar o dejar en su carrera. Incorpora, suelta y arma: tiene verdad. Nunca pensé que iba a terminar siendo compañero de trabajo de mi sobrina, o llevármela a mi casa a dormir porque teníamos que levantarnos a las 5 de la mañana, desayunar tempranito e irnos juntos a laburar”, dice, orgulloso, el tío Diego. - Siempre tuviste una imagen de familiero, amigo de sus amigos. Con los años, ¿eso sigue o es parte del personaje Diego Torres? -En mi vida es importante mantener esas cosas, mi familia, mis amigos, mis tiempos, mi casa, mi austeridad… cosas con las que me crió mi viejo. El, de chiquito, me llevaba a verdulería, lo jodía al verdulero y el verdulero le
a sí mismo, sabe que la unión con la gente se da porque hay magia, hay chispa, hay verdad. Se abre, se entrega, hace del escenario el living de su casa. Y se entrega también en la película, en la que por momentos está irreconocible, remilgado, no arriesga mucho las manos, las tiene en los bolsillos “para protegerlas, como pianista serio”, cardigans look abuelo, con pitucones, muchacho que se fuma un porro y le da taquicardia en vez de bajarlo… así es su Martín. Y Martín tiene a su Sol. -¿Y con la dama de la película cómo fue? -Julieta es una gran compañera, con una gran solvencia. Cuando nos conocimos, los dos dijimos “a ver vos qué onda” y después nos fuimos haciendo compañeros, y su naturalidad para actuar me ayudó a mí. A mí me gusta el camino de lo natural, que fluya. Por eso armamos una pareja creíble. Se me hizo muy grato. Y divertido… veníamos laburando bárbaro sólo hasta que un día nos tentamos mal, justo en una escena en la que se escucharon ruidos y se cortó la luz, ella salió
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corriendo, fue un momento de frenesí y nos retentamos. Y cuando te agarra la tentación es como un ataque lisérgico, no podíamos parar de reírnos, hasta que nos llevaron a cada uno a un rincón. - ¿Y con el grupo de trabajo? - Estaba esperando tanto esta película, disfrutar el equipo, desde la mina que te está esperando con el matecito, hasta el utilero. Si no entrás en eso en el cine, te perdiste de disfrutar lo más lindo, que es el tipo que te está cuidando, que te dice guarda acá que tenés un farol, que te tiene la patita, que está preocupándose porque vos salgas bien. Todo eso, para mí, tiene mucho valor. Lloré mucho cuando terminó. -La película habla sobre los sueños, pero también sobre los impedimentos cotidianos de una pareja para lograrlos… - Habla de ceder y de compañerismo a la vez. De cómo salir o no adelante con tu amor, con las profesiones, con los prejuicios, hay veces que los sueños se dan y hay veces que no, está en la fortaleza de uno seguir, buscar… Lo que pasa es que la gente te ve haciendo goles, no te ve tirándola afuera, o cuando pega en
al infierno por componer baladas”… -Me encantó decir ese bocadillo, esa ironía. Y me encantó que ella también luche por su proyecto personal. Soy un fomentador de eso. A mí me gusta la mujer que trabaja, ahí está el compañerismo. No importa qué ingresos tiene uno o el otro, importa que ambos se sientan plenos. Hay mucha pareja siome, celosa, que no quiere que trabajen las mujeres. Parejas que se terminan porque no dejan ser al otro. La mujer tiene un rol tan importante hoy y a veces pasa al revés. Ella es la que labura, gana más dinero, y el hombre está como desacomodado ante eso, tiene que haber un alto compañerismo. Si yo te tengo que tener la vela, te la tengo, te remo, voy. En mi casa era así, mujer fuerte. Mi viejo fue un gran compañero de mi vieja, y ella, de él. de corazon Torres lo dice y le creemos. Porque si hay algo que Diego no se molesta en camuflar es su sensibilidad extrema. En cualquier set o escenario. “Vivo con la misma intensidad lo que pasó en Nueva York o en Trenque Lauquen. Me importa conectar con la gente. La “conec-
alma se estira, el corazón, también. Y la terapia te ordena, te ayuda. - A mucha gente la música la salva, ¿cómo te acompaña a vos? -La música, las canciones. Cuando uno las hace, sirven un poco de catarsis; poder volcar lo que te está pasando. La música ha sido un gran refugio para mí: tocar el piano, cantar en mi casa, grabar, los afectos, los amigos de verdad, tus hermanos, tu mujer, son los que están. Un poco lo que significa "Guapa" como canción, alguien alguna vez viene a despertarte…. ¡Ey! A veces es uno mismo, a veces es una señal, una palabra, un estímulo. O algo drástico en la vida que te dice: “Estás alienado, no te diste cuenta de algo”. Yo siempre fui un tipo atento a ver de dónde vengo, dónde estoy y por dónde quiero ir. No perder el foco. Está bueno tener un horizonte abierto, pero hacer foco en algo y apuntar a eso. ¡Foco! -¿Y cómo se vive cuando ya se consiguió buena parte de los sueños? -Yo creo que uno va trabajando y no te vas dando cuenta de muchas cosas. Recién en los últimos años, cuando uno se empieza a poner
“Vivo con la misma intensidad lo que paso en Nueva York o en Trenque Lauquen. Me importa conectar con la gente. La 'conecta' que tengo ahora es lo que mas disfruto de todo. Hay un ida y vuelta con la gente, hay una calma, hay euforia, hay silencio, hay chiste, hay recepcion, hay codigo". el palo. Hay muchas cosas que suceden y la gente no las ve, entonces está bueno transmitir eso de que no hay que ser prejuicioso, hay que abrirse. Lo que le pasa a Martín, es un consejo que yo daba siempre, antes de esta película. A mi sobrino que es músico, le decía: estudiá música, da clases, tené tu grupo. Para ser músico, tenés que hacer todo. No te podés autoexigir o decir: “Noooo, yo, si no grabo un disco, si no soy un músico de conservatorio o dirijo la orquesta, soy un fracasado”. ¡No! Que es lo que le pasa a este tipo. Yo conozco gente cercana que tiene que ver, tengo un amigo que es músico clásico, sinfónico, y hoy por hoy es uno de los mejores arregladores de música pop del mercado hispano. -Por ahí aparece la sentencia “no te vas a ir
ta” que tengo ahora es lo que más disfruto de todo. Hay un ida y vuelta con la gente, hay una calma, hay euforia, hay silencio, hay chiste, hay recepción, hay código”, afirma. Algo así como sentir, palpar, tocar, una vez más, ese cielo con las manos. -Y para conectar… ¿terapia? -En los últimos 10 años he vivido cosas intensas. Buenas y dolorosas, en momentos de mucho contraste. De un Luna Park lleno, a la terapia intensiva, a verla a mi vieja y que los médicos te dejen pasar a las 2 de la mañana. Pasar de cantar, a eso, a enterrar a mi vieja… a sacar un disco y que tengas una gira buenísima, volver, y que tu viejo empiece con las enfermedades, que se te muera tu viejo. Son cosas por las que el cuerpo se estira, el
un poco más viejo, empieza a mirar, a comprender, a disfrutar. Porque si no lo disfruta, no tiene sentido. Nunca pensé que me iban a pasar las cosas que me han sucedido y espero que me sigan sucediendo. Es buenísimo cuando la vida te sorprende. Es buenísimo cuando uno piensa que está comprendiendo el juego y viene algo que te moviliza. La vida siempre tiene una esquina más donde doblar y sorprendernos. Y yo voy. Con el corazón. Siempre decidiendo con el corazón, así me pasa con las canciones: ésta sí, ésta la dejo fuera... decido con el corazón. Las orejas las tengo para escuchar, tengo un equipo que me aporta ideas, me motiva, me trae cosas nuevas. Pero, como con Extraños en la noche, sigo a mí corazón.
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