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Balcei 189 mayo 2020
# alcorisasaleunida
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Crónica resumida de la mañana geológica por La Zoma y Ejulve del día 1 de marzo
A las 10.00 de la mañana nos recibió una representación de los vecinos de La Zoma, puesto que su alcalde, D. Aitor Lozano, excusó su ausencia por una serie de imprevistos que tuvo que atender; también nos dio la bienvenida D. José Manuel Salvador, que es el director general de Vertebración del Territorio de la DGA.
Les agradecemos la calidez de su recibimiento y también el café que prepararon acompañado de pastas, lo que contribuyó a entrar en calor en el inicio de una mañana un tanto desapacible.
Nos reunimos un nutrido grupo de personas de todas las edades interesadas en el patrimonio geológico, entre ellas socios de SAMPUZ y de APGT, además de varias personas comprometidas con el medio natural procedentes de los pueblos aledaños y otras que se desplazaron desde diversos lugares de provincias como Zaragoza, Huesca, Guadalajara, Castellón o Navarra. El número total de participantes sobrepasó ligeramente 50.
Asistieron los presidentes de SAMPUZ y APGT con algunos miembros de sus respectivas Juntas, así como el director científico del Geoparque del Maestrazgo y varios de los miembros de su comité científico.
La jornada se inició con una introducción geológica por parte del director científico del Geoparque, el Dr. Luis Mampel, que se centró en la singularidad del entorno de La Zoma puesto que allí afloran las rocas más antiguas del Geoparque, cuarcitas rojizas con tramos arcillosos y algún nivel pizarrosa. Se les atribuye una edad Cámbrico-Ordovícico, más de 400 millones de años. Están afectadas por dos grandes orogenias, la Hercínica y la Alpina y constituyen el afloramiento más oriental de rocas paleozoicas de toda la Cordillera Ibérica. También detalló que su formación se produjo en el hemisferio Sur, en una latitud por debajo de los 60° S.
Finalizada la introducción, caminamos rumbo a la concesión minera «Trébol» donde vimos la disposición de la Barita en filones perpendiculares a la estratificación y la bocamina de la galería principal.
Tras las explicaciones pertinentes regresamos a La Zoma y nos desplazamos en coche hasta las proximidades de Ejulve, en concreto al cabezo de Valdemartín, al punto en que afloran rocas carbonatadas y arcillosas de origen marino y de edad Triásico medio. Los fósiles que contienen indican un ambiente marino poco profundo con influencia de las mareas.
Después de las dos primeras semanas de confinamiento y tras algunos días con apatía severa, comienzo a mostrar algunos leves síntomas de actividad cerebral; sin embargo, únicamente consigo una amalgama de conceptos orbitando fuera de la eclíptica de mi inteligencia, resultando una diarrea mental aguda.
Intento deciros que ahora tengo muchas más preguntas y muchas menos respuestas que antes; también tengo la intención clara de proscribir durante algunos minutos (¡ojalá sean horas!) al coronavirus, un vocablo que no habíamos pronunciado jamás, cuyo significado ignorábamos hasta hace algunas semanas y que ahora se ha convertido en el number one del vocabulario en cualquier idioma. ¿Podría ser que esta pandemia sea un aviso de la Naturaleza? ¿Por qué no?
Mañana geológica por La Zoma y Ejulve.
Muy atentos todos a las explicaciones.
Los humanos no destruiremos el planeta
A lo largo de la Historia Geológica de nuestro planeta, que abarca unos 4.540 millones de años, se produjeron un significativo número de cambios globales que no solo involucraron al
De allí fuimos a Ejulve. Diego Ortín nos guió por el pueblo y nos ilustró sobre los edificios emblemáticos de la localidad; después pudimos contemplar los contenidos expuestos en el centro de visitantes y degustar una selección de productos típicos que nos había preparado.
Sobre las 14.00 horas se dio por finalizada la excursión, coincidiendo con un cambio del tiempo que se volvió ventoso y frío, desapacible. La mayor parte de los asistentes optaron por regresar a sus lugares de origen pero una veintena de personas comimos en armonía en un establecimiento de Ejulve en el que tuvimos sitio gracias a la gestión de Diego.
La «mañana geológica» tuvo una magnífica acogida y los comentarios recibidos de los participantes nos animan a ir pensando en la siguiente. Buscaremos un itinerario interesante, atractivo y con escasa dificultad.
Os iremos informando.
L. Moliner
clima. Su origen puede buscarse fuera del planeta (p. ej., meteoritos), en el interior de nuestro planeta por la tectónica de placas (p. ej., grandes episodios volcánicos), en la actividad de seres vivos que la pueblan, o en una combinación de ellos. Unos cambios globales fueron bruscos (a escala geológica) y otros, graduales.
Los primeros seres vivos sobre el planeta fueron bacterias anaeróbicas y aparecieron al menos hace 3.500 millones de años, entonces la proporción de oxígeno en la atmósfera no
sobrepasaba el 0,001% (ahora es del 21%). Este enorme cambio en la composición atmosférica fue debido a que algunas bacterias «inventaron la fotosíntesis» y comenzaron a expulsar oxígeno como subproducto de desecho de su actividad orgánica.
El proceso hacia alcanzar una atmósfera oxidante ocupó unos 1.700 millones de años y a partir de ese momento empezó a gestarse la vida tal como la conocemos, aunque salpicada de eventos catastróficos. Los organismos pluricelulares más complejos que esponjas o medusas aparecieron bruscamente a principios del periodo Cámbrico, hace algo más de 540 millones de años, en lo que se denomina «la gran explosión cámbrica», que se refiere a una enorme y rápida diversificación de las formas de vida. Todos esos organismos resultantes respiraban oxígeno, como se ha dicho subproducto de la actividad orgánica de bacterias y algas anteriores. Eso viene a decir que todos los organismos más complejos, desde aquellos primitivos hasta los actuales, respiran o respiramos las ventosidades de los que nos precedieron inicialmente en la colonización del planeta Tierra. Aunque quizás fuese más correcto hablar de infección en lugar de colonización.
Otra cuestión, la Tierra ha cambiado muy lentamente y sus pobladores se han ido adaptando a esos cambios de forma gradual. Los procesos por los que la atmósfera terrestre ha alcanzado su composición actual han durado unos cuantos miles de millones de años.
Y me pregunto, si alcanzar la composición química actual de la atmósfera, del agua de los océanos actuales y de los suelos actuales le ha costado al planeta miles de millones de años… ¿qué podría pasar si esas condiciones, si esa composición química se modifica sustancialmente en unos pocos años o décadas?, ¿qué podría pasar con toda la vida que se ha generado bajo esas condiciones y se ha mantenido en un equilibrio precario?
Desas tre , ca tás trofe , e xtinci ón masiva
Tras haber llegado a esta conclusión agorera, porque me incorporo al grupo de profetas que predicen o de heraldos que anuncian males o desgracias futuras, aunque eso sí, con fundamento, recupero mi sensación de tener muchas más preguntas y muchas menos respuestas.
Todo esto me surge a raíz de revisar y reflexionar sobre el contenido de unas notas que tomé en una conferencia sobre cambios globales del turolense de Portalrubio, Dr. Blas Valero, que impartió en la universidad de Zaragoza hace un par de años auspiciada por el Geoforo por una Nueva Cultura de la Tierra.
A raíz de las reflexiones sobre el contenido de la conferencia me asaltaron preguntas como: ¿Está probado el cambio climático?, ¿el calentamiento global es solo una hipótesis?, ¿estamos inmersos en una fase más de la variabilidad natural del clima?
Yo considero que el cambio climático es un hecho irrefutable, pero no voy a internarme en controvertidos razonamientos científicos y filosóficos sobre su origen y causas.
Pero, aun teniendo claro que el cambio climático es una realidad, surgen nuevos interrogantes, por supuesto obviando que la principal amenaza para el ser humano es el propio ser humano. ¿Es el cambio climático la otra mayor amenaza para la Humanidad?
Hay otros comportamientos humanos que producen impactos con consecuencias similares, como podrían ser la pérdida de la biodiversidad o de los diferentes hábitats, el deterioro de la calidad del agua, del aire y del suelo y el agotamiento de los diferentes recursos.
Y si resultan ser amenazas similares, ¿por qué no se dedican los mismos esfuerzos en investigación o se tratan de forma similar en los diferentes foros internacionales? ¿Estamos inmersos en un cambio climático o se trata de un cambio global mucho más complejo que el clima?
Los humanos a nivel de especie ¿hemos logrado un grado de deterioro peligroso para el planeta?
Balcei 189 mayo 2020
# alcorisasaleunida
A esta última pregunta sí tengo respuesta, y es ¡NO!
A lo largo de la Historia Geológica ha habido muchos cambios en las partes externas del planeta sean sólidas, líquidas o gaseosas; algunos cambios fueron drásticos y superó todos. El planeta no ha desaparecido. Además, los grandes cambios continuados del planeta se producen en su interior y se manifiestan por la tectónica de placas, responsable de la redistribución continua de las tierras emergidas, de volcanes y terremotos y en definitiva, de todo lo que ocurre en su superficie.
Si no suponen un riesgo para la Tierra como planeta, ¿estos cambios solo podrían suponer un riesgo para la humanidad?, o ¿solo para la civilización occidental?
La globalización, que es contraria a la diversidad cultural, social y antropológica, ¿contribuye a incrementar el cambio global?
A lo largo de la historia humana siempre ha habido sociedades y culturas (civilizaciones) que han elegido prosperar (el éxito) y otras que han elegido el colapso (fracasar), ¿por qué?
No tengo respuestas para la mayoría de las demandas, amén de que son cuestiones que me sobrepasan.
Finalmente ¿qué se puede hacer ante el futuro común que nos espera?, ¿qué actitud personal debo adoptar ante esta situación?, ¿qué medidas sociales deberían adoptarse también y qué otras deberían implementarse?
A nivel social, tampoco soy quién para proponer nada, pero a nivel personal, sí:
Yo trataré de controlar y minimizar al tirano y al capitalista feroz que llevo dentro.
Y vosotros deberíais hacer lo mismo con los vuestros.
En Alcorisa, durante el vigésimo primer día de confinamiento.
Gracias a los que estáis en la vanguardia frente al virus y a los demás, gracias por quedaros en casa.
Luis M. Oliveros
Balcei 189 mayo 2020
# alcorisasaleunida
Mayotte: coexistencia sin convivencia
Mayotte es una isla francesa situada en el océano Índico, en el canal de Mozambique. Geográficamente pertenece al archipiélago de las Comoras formado por las islas de Gran Comora, Anjouan y Mohéli, pero administra tivamente es francesa.
El archipiélago de las Comoras fue colo nia francesa hasta 1974 cuando todas las islas (Gran Comora, Anjouan y Mohéli), a excep ción de Mayotte, votaron por su independencia. Desde esa fecha, Mayotte es considerado como un territorio de ultramar francés y, a partir de 2011, pasa a ser el departamento francés número 101, a pesar de las constantes reivindicaciones de las Comoras que, con el apoyo de la ONU, sigue exigiendo el reintegro de Mayotte al archipiélago.
De este modo, a efectos legales, desde 2011 Mayotte es un territorio francés como puede ser Marsella, Burdeos o París. Sin embargo, a efectos prácticos, la cosa es muy distinta: Mayotte es el departamento más jo ven de Francia (la mitad de la población tiene menos de veinte años); el salario mínimo de los mahoreses es un 63% inferior respecto al francés; muchos mahoreses mayores de cua renta años no saben hablar francés, el 84% de la población vive bajo el umbral de la pobre za; aproximadamente el 30% no cuenta con agua corriente. Además, en Mayotte encon tramos el poblado chabolista más grande de Francia. Todos estos factores nos indican que la población y el modo de vida de las gentes de Mayotte no es el mismo que el que pode mos encontrar en la metrópoli francesa.
La sociedad mahoresa se basa en dos pi lares fundamentales: la religión y la familia. La mayoría de la población es musulmana y es la religión la que organiza la sociedad y las familias: decide qué pueden y no pueden hacer las mujeres y los hombres, cómo tienen que ir vestidos…
Esta sociedad, tan familiar y tradicional, se ve obligada a convivir con gentes venidas de otros sitios como son las Comoras y la me trópoli francesa, principalmente. Su proximidad con las Comoras (está a menos de 70 km de Anjouan) facilita un gran flujo de migra ción clandestina. Los inmigrantes comorenses componen casi un 40% de la población total de la isla.
Históricamente, hasta que contó con el dominio francés, Mayotte era la isla menos desarrollada de Comoras, y los mahoreses la población más desventajada del archipiélago. Ahora, gracias a la inversión francesa, Mayo tte tiene un nivel de vida mucho más elevado con respecto a sus vecinos comorenses a los que acusan de «aprovecharse» de las ventajas que ahora existen en Mayotte y de traer todos los problemas a la isla: inseguridad, violencia, delincuencia…
Sin embargo, aunque histórica y cultu ralmente hay más puntos en común entre la sociedad mahoresa y la comorense, hoy en día está mucho mejor valorada la influencia fran cesa, la cual sumada con la cultura mahoresa genera muchas contradicciones.
En tanto que territorio francés, imperan las leyes francesas, sin embargo, en muchas ocasiones, son los imanes o cadis los que si guen teniendo más poder sobre la población. Por ejemplo, tras el decreto que imponía la cuarentena, la gente seguía en la calle y las mezquitas seguían a pleno rendimiento. Has ta que el cadi de Mayotte hizo un comunicado exigiendo la cuarentena, no se empezó a res petar. Otro ejemplo puede ser la poligamia: a pesar de que es ilegal, para los mahoreses que un hombre tenga varias mujeres no está para nada mal visto (aunque esto está cambiando poco a poco). En cuanto a la educación, para los niños y adolescentes es obligatorio tanto el colegio y el instituto con su lema de liber té, égalité, fraternité (y por supuesto laico), como la madrassa (escuela coránica) cuyos principios fundamentales difieren en gran medida.
En cuanto a la influencia de los extranje ros venidos de Europa (entre los que incluyo los franceses venidos de la metrópoli), la situa ción no es la misma que la de los comorenses.
Para la mayoría de los extranjeros euro peos que venimos aquí, Mayotte es un sitio de paso, donde la gente se suele quedar una media de dos años. En el caso de la educa ción, que es el que más conozco, los profesores que vienen a enseñar a Mayotte tienen un perfil muy concreto: o son jóvenes que no tienen oportunidad de enseñar en otro sitio que no sean los suburbios de París (junto con Mayotte, los dos sitios franceses con menos demanda) o son profesores que están a punto de jubilarse y vienen a terminar su vida labo ral aquí (un año trabajado en Mayotte cuenta como dos años trabajados en la metrópoli, además del aumento del salario, que hace que aumenten sus pensiones).
Del mismo modo, los europeos que veni mos aquí no solo disfrutamos de las ventajas laborales sino también de su increíble natu raleza. Prácticamente los europeos somos los únicos que podemos disfrutar del coral: va mos a bucear, hacemos excursiones a islotes, salidas en barco para ver delfines, acampadas para ver tortugas poniendo huevos o una eclo sión de tortuguitas… Ocio totalmente distinto del que disfrutan los mahoreses. Esta puede ser una de las razones por las que mezclarse con la cultura mahoresa es más complicado. La mayoría de los europeos terminamos ha ciendo nuestro grupo de amigos entre nosotros mismos.
Los casos en los que suele haber una mez cla entre la cultura mahoresa y la europea suelen ser relaciones puramente profesionales o, más raramente, una relación sentimental. Si bien es cierto que en ocasiones se puede ver una relación de amistad (las menos), esta casi siempre suele ser un mahorés que ha integra do un grupo de extranjeros y casi nunca un extranjero que integra un grupo de mahoreses. La mayoría de los extranjeros que vivimos aquí nos sentimos integrados en la sociedad, pues convivimos con la cultura existente, pe ro, en general, no se producen intercambios entre unos y otros. Es como si cada uno tu viera su propio espacio. Hay aceptación, pero no mezcla.
Elsa Nuez Lamata
Balcei 189 mayo 2020
# alcorisasaleunida
Resquicios de la historia (XX) El hospital de San Sebastián: la construcción
Boceto de la fachada.
Como si de enfermedades y pandemias tratara el tema, seguimos conociendo uno de los edificios de nuestro municipio que más curiosidad me ha trasmitido. En el anterior número de BALCEI escribí sobre el proyecto de construcción de lo que sería el futuro Hospital de San Sebastián y el interés que hubo para realizarlo. En este caso focalizaremos nuestro objetivo en el proceso de construcción del mismo y las concesiones que se dieron para su fin.
Partimos recordando sobre la preocupación que había por mejorar la salubridad ciudadana para no caer en un decrecimiento demográfico que provocara efectos negativos en la economía. Para ello fue fundamental ayudar a aquellos transeúntes más desprotegidos y a la población más pobre en una época donde la idea de beneficencia estaba a la orden del día.
La aceptación del proyecto, comentado en el artículo anterior, fue una odisea que duró alrededor de cuatro años, tras una demora de la misma y una segunda aprobación por parte del ingeniero jefe de Obras Públicas de la Diputación Provincial de Teruel. No obstante, la concesión de la construcción del hospital entró en juego dentro de un proyecto de urbanismo en torno a la urbanización del barranco de Pescarranas. Dicho plan fue firmado el 4 de septiembre de 1917 entre Miguel Trallero Sanz y el Ayuntamiento de Alcorisa, el cual estaba gobernado por Mariano Daudén 1 .
Poco más de cuatro meses después, el 11 de enero de 1918, Trallero expresa al Ayuntamiento agrandar el proyecto inicial, apareciendo así nuevas proposiciones en las cuales figurarán la edificación del hospital y un nuevo refugio para pobres. La ampliación del mismo acabó por ser aceptada en pleno por el gobierno local el 2 de junio de 1918. Finalmente, el 24 de agosto de ese mismo año se aprobaría la instancia para la construcción del nuevo espacio de beneficencia 2 .
A cambio de la concesión para poder edifi carlo, el constructor se comprometía a subvencionar parte del coste total con una cantidad de dos mil pesetas. Este pago se fraccionó en las siguientes partes: mil pesetas que debía pagar Miguel Trallero Sanz; quinientas su mujer, María de la Asunción Félez García; y cien cada uno de sus cinco hijos. Aparte de dicha aportación el Ayuntamiento destinó siete mil pesetas y abrió la contribución de donativos a quienes quisieran colaborar.
Finalmente todo este proyecto se pudo poner en marcha el 17 de septiembre de 1922. Para ese día el alcalde la localidad, Jorge Latorre Albero, había convocado a sus vecinos a las once y media de la mañana para proceder a la bendición de la primera piedra que inauguraría la construcción del hospital 3 .
Conjuntamente al proyecto del mismo se decidió construir un refugio de pobres y transeúntes, para el cual se habilitó una parcela deslindada junto al camino del Molino Bajo. Igualmente, se otorgó la dirección de la obra a Miguel Trallero Sanz, el cual autorizó al albañil Valero Rifaterra Félez para su edificación. De esta manera, aprovechando la necesidad de transportar materiales para su construcción, se decidió arreglar el camino, cuyo gasto quedaba a cargo del municipio 4 .
El tiempo avanzaba y Trallero presentó el boceto de los planos el 14 de agosto de 1922 5 . El edificio se constituía de dos plantas, cuya puerta daba a la carretera de Andorra, y presentaba en su fachada dos ventanas en la planta baja y otras dos en la segunda, además de un balcón. La planta baja se componía de tres habitaciones distribuidas en torno al pasillo principal que conectaría con la escalera. A la izquierda del pasillo estaba la sala de mujeres, el cuarto de limpieza y la cocina; mientras que en la parte derecha es taban la sala de los hombres y la cuadra.
En cuanto a la planta segunda o piso se accedía por una escalera que se desarrollaba en un espacio de tres por tres, quedando al inicio un rellano que hacía de sala de espera. De este modo, se comunicaba con las distintas estancias que
2 Los ocho puntos expuestos por Miguel Trallero se pueden ver en: Archivo Municipal de Alcorisa. Carpeta 42-26; mientras que la aprobación de la instancia se encuentra en la Carpeta 42-24 del mismo archivo. 3 Archivo Municipal de Alcorisa. Carpeta 42-25. 4 La concesión de la edificación del albergue ya se había aprobado el 2 de junio de 1918, aunque es el 2 de septiembre de 1923, según vemos en el acta firmada por el secretario del Ayuntamiento, cuando se aprueba el comienzo de su obra. En la misma se nombra la existencia de un viejo albergue. Carpeta 42-25. 5 Archivo Municipal de Alcorisa. Carpeta 42-24.
Boceto de la planta calle.
Boceto de Sesión del 2 de septiembre donde la aprueba la edificación del refugio de pobres que se localizaría en el Camino del Molino Bajo. La fachada.
había en dicha planta. Una de ellas era el despacho del médico, cuyo tamaño era de tres por tres metros, siendo la única sala que tenía balcón, el cual daba a la carretera de Andorra. Paralelamente al Camino de la Huerta se encontraban dos salas de aislamiento de cuatro coma cinco metros cuadrados cada una. La primera disponía de una ventana que daba al camino, sin embargo, la segunda tenía dos, una que alumbraba desde la carretera y la otra desde el propio camino. A estos tres espacios habría que añadir tres salas más: dos dormitorios iguales y una cocina-comedor.
En poco más de un año, el 6 de octubre de 1923, se terminaron las obras, siendo comunica das su finalización por parte de Miguel Trallero a la corporación municipal. Él mismo avisó que no podría estar para su inauguración, por lo que designó como representantes a sus «hermanos políticos» Teodoro Martín Clavería y Ramón Félez García. Todo estaba preparado para una inauguración que se fijó para el día 12 de octu bre de 1923, una mañana que como ya veremos pasará al olvido; al igual que su edificio, el cual ha originado y lo sigue haciendo muchas dudas sobre su vida. Continuará…
Archivos: – Archivo Municipal de Alcorisa. Carpeta 42-24. – Archivo Municipal de Alcorisa. Carpeta 42-25. – Archivo Municipal de Alcorisa. Carpeta 42-26.
Balcei 189 mayo 2020
# alcorisasaleunida
HABLEMOS DE CIENCIA Y TECNOLOGÍ A (LXXX IX) Grandes inventos. La escritura (II)
El más antiguo jeroglífico egipcio descubierto hasta hoy. El panel, del 3250 a.C., está formado por cuatro signos escritos de derecha a izquierda: una cabeza de toro, dos jabirúes africanos y un ibis eremita.
En la anterior entrega de esta serie sobre la invención de la escritura vimos algunos primeros signos que no sabemos catalogar aún como tal. También presentamos sucintamente el primer sis tema de representación de las palabras y el pensamiento humano que cabalmente se puede llamar así: la escritura cuneiforme. Pero, casi al mismo tiempo que el cuneiforme de los sumerios, florecía en las ricas llanuras aluviales mesopotámicas otro pueblo que también creaba grafías que han llenado nuestra imaginación: los egipcios.
Fijemos un primer dato: ambos pueblos con trolan la agricultura y la ganadería; ambos pueblos acumulaban excedentes para mantener una clase dirigente de bastante importancia. Egipto era un imperio autosuficiente en sus necesidades y eso le permitió una economía autárquica, aunque rica para los estándares de la época y, sobre todo en tiempos arcaicos, su cultura tiene poca influencia del exterior. Por poner un ejemplo, los sumerios edificaron sus templos y zigurats en adobe y la drillo, los egipcios en piedra, de las que tenían abundancia en variedad y calidad.
Dado que desconocemos el proceso de crea ción de la escritura egipcia y también los antecedentes de los primeros signos de la escritura mesopotámicas, no entraremos en quién fue pri mero, tema que divierte a los especialistas pero que aporta poco al público general.
Egipto se unifica con el Faraón Narmer (tam bién llamado Menes). Con él comienza la llamada 1ª dinastía, en el 3100 a.C. aproximadamente. Antes, el país estaba dividido entre el Bajo (zona del delta del Nilo) y Alto Egipto (desde el sur de la antigua región de Menfis —cercana a El Cai ro— hasta la primera catarata del río Nilo —en Asuán—) y ese periodo anterior se conoce con
el ambiguo nombre de protodinástico. El primer vestigio de escritura egipcia que poseemos está datado sobre el 3250 a.C., fue descubierto por el egiptólogo John Darnell. Por otro lado, como pri mera muestra bien atestiguada de escritura egipcia, se ha considerado clásicamente la escritura del nombre Faraón Narmer (Narmer significa «el magnífico siluro») que aparece en la llamada pa leta de Narmer, datada sobre el 3100 a.C. ¿Cómo escribían los egipcios? Lo hacían me diante lo que se conoce como jeroglíficos, nombre que se debe a los griegos y significa grabado sa grado. Cada palabra está representada por figuras o símbolos que pueden ser ideogramas, pictogra mas o logogramas. Aclaremos sucintamente qué significan esos conceptos.
Ideograma: signo esquemático no lingüístico que representa globalmente conceptos o mensajes simples. Por ejemplo, modernamente las señales de tráfico o los símbolos matemáticos.
Pictograma es un dibujo icónico no lingüísti co, que representa figurativamente (de forma más o menos realista) un objeto real, o un significativo. Por ejemplo, el hombrecillo que aparece en los semáforos cuando se pone en verde para los pea tones, eso es un pictograma.
Logograma: es una unidad mínima de escritu ra que por sí sola representa una palabra, una raíz semántica o a una unidad mínima que puede hacer variar el significado de la raíz (ejemplo: alfa, para nosotros la primera letra del alfabeto griego; alfa beto: todo el alfabeto griego; analfabeto el que no sabe no leer ni escribir. Si tuviésemos una figura para «alfa» (imaginemos un libro); otro signo pa ra «beto» (imaginemos, imaginemos el signo +) y otra para «a», imaginemos una X (cruz), podríamos escribir estas tres palabras que hemos puesto y nos entenderían, si compartieran con nosotros las claves, incluso gentes que podían hablar distintos idiomas.
Así el jeroglífico egipcio componía sus sig nos, de distintos conceptos, según unas reglas dadas, lo que permitía que otros pudieran entender los textos escritos con esos hermosos signos. Es evidente que este es un sistema muy complica do. Salvo escribas, sacerdotes y alta clase —no toda—, la mayoría no sabían escribirlo. No obs tante, la escritura jeroglífica estuvo viva en Egipto hasta el 394 d.C. ¡Unos tres mil años! Justiniano I, emperador romano de Oriente, prohibió el culto egipcio en el 535 d. C. y se extinguió por tanto su uso práctico. El jeroglífico se usó sobre todo para escribir textos oficiales en las paredes de los templos y en las tumbas.
La dificultad de escribir en jeroglífico llevó a una evolución de la escritura. Con el tiempo pro gresó hacia formas más simples. Primero se estilizó en sus formas, como el hierático, una variante que permitía pintar con cálamo (caña hueca cor tada por la punta en diagonal) en los papiros. Más tarde y debido a la creciente influencia griega en el cercano Oriente, la escritura evolucionó hacia el demótico, una forma abreviada de la escritura hierática. En el demótico los jeroglíficos primige nios figuran bastante estilizados, produciéndose la inclusión de algunos signos griegos en la escritura. ¿Cómo se descifraron los jeroglíficos egip cios? La prohibición de Justiniano hizo caer en el
La última inscripción en jeroglífico. Templo de Isis en File. Conocemos su fecha: 24 de agosto del 394 d.C.
olvido la escritura jeroglífica. Lo que significaban esos hermosos signos se perdió durante más de mil años.
La aventura de su desciframiento es de lo más interesante. Jean-François Champollion se formó en los recién fundados Lycées por Napoleón, pe ro tenía prohibido aprender lenguas orientales que cultivó por su cuenta.
Acabados sus estudios en Grenoble, se tras ladó a París, donde perfeccionó sus estudios en lenguas orientales. Su idea era que el copto (así se llamaba la lengua que se hablaba en el último periodo del antiguo Egipto, que se escribía con una variante del alfabeto griego y cayó en desuso a partir del siglo VII con el dominio musulmán) le debía permitir entender los signos demóticos y a través de ellos descifrar los jeroglíficos. Las cam pañas militares de Napoleón en Egipto permitieron que se expoliase gran cantidad de arte Egipto que se llevó a París; obras que hoy llenan las salas del Museo del Louvre. El 15 de julio de 1799 un oficial francés, Pierre-François Bouchard (1771- 1822), descubrió (desenterró más bien) un bloque de diorita negra con inscripciones en jeroglífico, demótico y griego. Los estudiosos comprobaron que los tres epígrafes eran en realidad versiones de un mismo texto. La estela contenía un decreto sacerdotal en honor del faraón Ptolomeo V, datado en el año 196 a.C.
Balcei 189 mayo 2020
# alcorisasaleunida
La piedra de Rosetta, con inscripciones en egipcio, demótico y griego antiguo, fue hallada el 15 de julio de 1799. Hoy en el British Museum.
Ferviente bonapartista, cuando se estableció la restauración monárquica en 1816 Champollion fue expulsado de la Universidad y desterrado a su pueblo natal (Figeac) hasta 1817. Regresó a París y prosiguió sus estudios y, en 1822, en una carta conocida como: «Carta para M. Dacier relativa al alfabeto fonético jeroglífico utilizado por los egip cios», anunció su descubrimiento que causó gran sensación (había muchos otros buenos lingüistas tratando de hacer lo mismo en esa época). En 1922 decía Champollion: «La escritura jeroglífica es un sistema complejo, una escritura que es a un tiem po figurativa, simbólica y fonética en un mismo texto, en una misma frase y, debería decir, casi en una misma palabra».
Su éxito le llevó al reconocimiento oficial, logrando la plaza de conservador de la colección egipcia del Museo del Louvre. Después de un via je a Egipto en el que disfrutó muchísimo, en 1831 fue nombrado profesor de Arqueología del Collè ge de France. Su obra más ambiciosa fue una Gramática egipcia que concluyó y editó su hermano Jacques-Joseph y se publicó poco después su muerte a los 41 años.
Para concluir esta brevísima historia sobre la escritura egipcia mencionarnos el curioso episodio
Evolución del jeroglífico hacia el hierático y el demótico.
de la interpretación de la escritura jeroglífica de una tal Horapolo. Horapolo (de Horus Apollo) es un personaje de autenticidad dudosa. Tenemos referencia de él porque es citado en la Suda. (No ta: es una gran enciclopedia bizantina, de carácter histórico, acerca del mundo mediterráneo antiguo, escrita en griego en el siglo X por eruditos bizan tinos). Se le considera un sacerdote pagano de la última época de Egipto y escribió un curioso tex to en copto tratando de interpretar los jeroglíficos egipcios.
Escribió un libro en dos tomos llamado Hiero glyphica, aunque algunos a partir del siglo XVIII dudan de su autenticidad. Contiene 189 explica ciones sobre los jeroglíficos egipcios. El texto fue descubierto en 1419, en la isla de Andros, y hoy se conserva a en la Biblioteca Laurenciana. Sin embargo, la versión que ha llegado hasta nuestros días corresponde a una traducción al griego llevada a cabo por un personaje llamado Filipo, que segu ramente hizo añadidos por su cuenta.
A finales del siglo XV el texto se hizo in mensamente popular entre los humanistas, con una primera edición impresa del texto que apare ció en 1505, iniciando una larga serie de ediciones y traducciones (véase la portada del ejemplar conservado en la Biblioteca Nacional de España).
Parece que la interpretación de los setenta pri meros signos que contiene el texto es lo que más han interesado a los eruditos. Lo curioso es que la interpretación de los símbolos que hace Horapolo
Cubierta de la edición de 1595 del ejemplar de Hieroglyphica que se conserva en la Biblioteca Nacional.
prescinde de todo análisis lingüístico y se centra en interpretaciones simbólicas, muchas de ellas de desbordante imaginación.
Citaremos el análisis que presenta Javier Martínez Babón en el número de 12 de diciembre de 2019 de HISTORIA, de National Geographic: «Pueden citarse varias interpretaciones “correc tas” en el tratado de Horapolo. Una es la que se refiere a la idea de “apertura”, simbolizada por la figura de una liebre. Horapolo justificaba esta representación diciendo que la liebre es un animal que siempre tiene los ojos abiertos, una explica ción seguramente inventada. La traducción, en cambio, no era falsa; en la antigua lengua egipcia la liebre se pronunciaba wn, y se utilizó como sím bolo del verbo “abrir”, que se pronunciaba igual. Del mismo modo, Horapolo sabía que el jeroglífi co de “hijo” era una oca, aunque añadía una explicación simbólica de su cosecha: las ocas destacan por el amor que sienten por sus polluelos y la de fensa que de ellos hacen cuando están en peligro, hasta el punto de que padre y madre son capaces de sacrificarse ante los cazadores para salvar la vida de sus pequeños. También se acerca al signi ficado correcto la explicación que da Horapolo del término “muchedumbre” o “gentío”, representado por la figura de un hombre disparando un arco. El jeroglífico original significaba “ejército”.
Del mismo modo, Horapolo sostenía que los egipcios expresaban la idea de “placer” mediante el número 16, ya que consideraban que a partir de esa edad los hombres comenzaban a tener relacio nes sexuales con las mujeres y, por lo tanto, a ser padres. Horapolo mantenía que la víbora significa ba “mujer que odia a su pareja”, pues las hembras de estos reptiles, después del acto sexual, muerden la cabeza de los machos. Además, aseguraba que para referirse a la “unión sexual” se escribía dos veces el número 16, debido a que había que unir los dos placeres, el del hombre y el de la mujer.
Ninguna de estas lecturas tiene corresponden cia en los jeroglíficos auténticos del Egipto faraónico». Así se perdió su significado.
Balcei 189 mayo 2020
# alcorisasaleunida
Crónicas sin importancia Aquellos felices 50
La Rosi
¡Qué bien olía la tarde!
Tras varios meses sin lluvias, por fin habían llegado las esperadas lluvias, aquel mediodía de octubre, justo en el mejor momento. Aquel fuerte olor a ozono, limpiaba los pulmones y nos hacía sentir eufóricos.
En la plaza las Escuelas, aún quedaba bastante arena, sobrante de las fiestas de septiembre, portada de no sé dónde, para crear un albero, para las corridas de toros.
Aquellas sobras eran una gozada para los zagales, que a la salida de la escuela disfrutaban emporcándose, jugando al corro, al gua, a pindola, al ajo… y aquí me encontraba yo, jugando a las bolas y haciendo de canguro
No, así no se llamaba entonces, pero si no, no me entenderéis. Lo comento: con apenas nueve años y medio, caía sobre mis espaldas la tarea de sacar de casa a Rosi, un bebe de nueve meses,
y llevarla conmigo allá donde fuera «hasta las luces», (la retirada a casa, era cuando se encendían las luces de la noche); cuando me juntaba con la colla, la dejaba en el suelo y cada cual a lo suyo… yo a jugar a las bolas y ella a comer tierra.
La tarde pasaba tranquila, cuando el Botas pego un brinco exclamando. —¡Anda, las cabras!
En aquellos años, la gente prácticamente vivía de lo que criaba o cultivaba. El huerto, el olivar, el cerdo, las gallinas y los conejos, fundamentalmente. Unos cuantos contaban con la ayuda de una o dos cabras que suministraban leche todo el año, además de algún cabrito. Por supuesto, la gente no las llevaba a apacentar; de estas tareas se cuidaban los pastores, que por un módico precio mensual (recuerdo eran, en aquellos días, dos pesetas), las llevaban al campo y las retornaban por la noche.
La feina era que tenías que llevarlas a la mañana y recogerlas a la tarde, en el corral del pastor.
Aquí venía la expresión del Botas, encargado de la recogida —¿Quién viene conmigo al corral del Soto?
Sin decir una palabra, la partida se levantó de pronto, recogió cada cual sus bolas del corro, y salimos jopando hacia los corrales del Trallero.
Cuando llegamos, hacía quince minutos que el pastor había llegado; el Botas tuvo que aguantar la bronca del soto, que estaba luchando con el mardano para alejarlo del rebaño.
Una sensación de vacío crecía en mí, estaba rancio y no sabía por qué, nervioso e intranquilo pasaba de un lugar a otro del corral. De pronto, una luz llego a mi cabeza. —¡La Rosi!
Allí en la plaza se había quedado, mientras yo me iba al Trallero; como un cohete, salí despedido cuesta abajo, pensando en mi despiste. Supongo que no tardé ni cinco minutos en llegar, con el corazón que se me salía, pero, oh maravilla, allí entre un montón de arena, con la cara llena de tierra enganchada al morro, estaba la niña, tan feliz, frente al taller del Paruja. Yo veo que me miraba, sin comprender mi cara de susto.
Acababan de dar las luces, le espolse un poco el vestido y me la cargué a corderetas. Aquel dulzón olor a ozono aún se dejaba sentir en la plaza, acompañado por esta sensación, volvía a casa con las satisfacción del deber cumplido.
Jota Be
Gente de Siria
Como un ángel caído entre escombros te he soñado. Entre ruinas en un valle de dolor. Que ha perdido en las batallas todo amor. Y te escondes de ese mundo ametrallado No conocisteis jamás otro inframundo que un país asolado por la guerra. Esa guerra que al humano siempre aterra y que clama paz en un dolor profundo Imposible poner fin a tantos males. No interesa parar, yo ya lo he visto. La codicia de los hombres lleva escrito. La ignominia de las armas más letales. Recuerdo cómo Tácito decía «con matanzas asolan al país y llaman paz» escudándose en un tosco disfraz. Contemplando cómo a poco se perdía todo aquello que los siglos perduró. Las ciudades que creó Roma a su paso y que vieron al final llegar su ocaso. Ante un final tan trágico y seguro, tú has nacido en esta guerra y no conoces otra vida que vivieron otros niños. Como aquellos que saltaban en las norias de Alepo en las aguas de aquel río. El final no está cerca, no interesa quedan armas apiladas todavía, nada importa que desolen cada día esas tierras que el dolor diario apresa siete años de sufrir sin causa justa, codiciando del petróleo las reservas, mientras tú impotente observas el morir de la gente pobre exhausta. ¿Cómo poner fin a esta estulticia? ¿Quién será que de fin a esta inmundicia?
Pep Bero
Balcei 189 mayo 2020
# alcorisasaleunida
La economía caerá hasta un 13% este año, prevé el Banco de España La recuperación de actividad y empleo en el 2021 será significativa pero no completa
El retroceso «sin precedentes en la historia reciente» que sufrirá la economía española este año, con caídas de entre un 6,6% y un 13,6%, no se corregirá el año próximo en su totalidad. «De cara al 2021, cabe esperar que la economía española recupere una par te significativa, pero no completa, del flujo de actividad y empleo que se esperaba antes de la pandemia», según detalla el Banco de España en un informe sobre previsiones.
En los diferentes escenarios que dibuja el organismo que dirige Pablo Hernández de Cos, siempre se prevé un efecto rebote en 2021, pero en ninguno de los casos será suficiente para desandar el camino recesivo iniciado este año.
Josep Oliver, catedrático de economía aplicada de la UAB, reflexiona que «en la misma línea que se pronunció el Fondo Mo netario Internacional (FMI), la recuperación en V que se espera en el 2021 será fuerte pero no suficiente para recuperar lo perdido este año».
La dimensión de la contracción es de tal magnitud que el regulador bancario lleva la previsión de tasa de paro desde el 13,7% que había en 2019 hasta el 18,3% o el 21,7% a final de año. En el peor de los escenarios esa tasa significa que aumentarán en alrededor de 1,8 millones los parados en España, hasta dejar la cifra en alrededor de 5 millones. El Banco de España avisa que esa cifra de desempleados no tiene en cuenta los más de 3 millones de trabajadores afectados por un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE).
El director del servicio de estudios de la Cámara de Comercio de Barcelona, Joan
Ramon Rovira, explica que las estimacio nes del Banco de España «asumen que habrá destrucción de tejido productivo de manera permanente». Eso explicaría por qué no se recupera el producto interior bruto (PIB) en 2021 ni tampoco el empleo.
Para el año próximo, y como se espera que suceda en todos los países del entorno, la economía española repuntaría: en este ca so entre un 5,5% y un 8,5%, en función de los escenarios. El organismo advierte que el impacto del virus será mayor en España que en otros países dado el alto porcentaje de empleo temporal en el mercado laboral.
La divergencia en las previsiones de caída se basa en el tiempo que dure el con finamiento. El impacto será menor (pérdida de un 6,6% del PIB) si se da un proceso de «normalización casi completa de la ac tividad a partir del tercer trimestre», según figura en el informe publicado ayer por el Banco de España. En cambio, el escenario más severo (el de un contracción del 13,6%) se producirá si el nivel de producción previo a la pandemia no se recupera hasta el cuarto trimestre del 2020.
Para construir esa previsión, el supervi sor bancario español ha realizado otras estimaciones sobre diferentes macromagnitudes de la economía española como el déficit público, que se dispararía hasta el –7% o el –11%. Obviamente ese desfase presupues tario implicaría un nivel de gasto público superior a los ingresos, lo que obligaría al Estado a endeudarse para pagar las facturas. De ese modo, la deuda pública escalaría has ta el 110% o el 120% del PIB.
Josep Oliver sostiene que si se alcanza un déficit del 10% se puede tardar varios años en recuperar niveles bajos. En su opi nión, esa situación dispararía la deuda pública en los próximos años hasta un 30%. El supervisor da una primera aproximación sobre lo que podría haber caído el PIB en el primer trimestre del año en relación con el anterior: un 4,7%.
En cuanto al empleo, el Banco de Es paña calcula que habrá 3,1 millones de trabajadores afectados por ERTE, 900.000 autónomos pedirán la ayuda por cese de ac tividad y otros 600.000 temporales solicitarán la prestación. En total, los empleados afectados por el cese de la actividad son 4,6 millones. El coste para las arcas públicas es de unos 6.000 millones al mes contando el pago de prestaciones y la exoneración de las cotizaciones sociales. Aunque en la tasa de paro del 21,7% no están incluidos los trabajadores en ERTE, el Banco de Es paña recuerda que «mientras permanezcan en esas situaciones no están ocupados en sentido estricto desde un punto de visto económico». Oliver cree que será impor tante que el Gobierno articule medidas para evitar que los ERTE se acaben convirtiendo en ERE.
Finalmente, el informe destaca que la alta dependencia del sector turístico (al rededor del 10% del PIB y algo más del empleo total) es quizá una de las mayores debilidades de la economía española ante la pandemia.
Eduardo Magallón – La Vanguardia
Balcei 189 mayo 2020
# alcorisasaleunida
CORONAVIRUS DEL PASADO
Fue un 18 de mayo de 1983, allá por el penúltimo milenio, año en que Barbara McLintock, por haber indagado en los secretos de la genética celular, recibió el Premio Nobel de Medicina. Por aquel entonces fue cuando U2 editó su álbum más guerrero, titulado «War». Aquella mañana había asistido a clase de «micro», seguramente impartida por el catedrático Avelino Rodríguez, adscrito al Departamento de Microbiología, Virología e Inmunología de la Facultad de Veterinaria de Zaragoza. De vez en cuando acudía, pues ello iba calmando los fugaces remordimientos que me pudieran abatir en mis correrías de ordinarias semanas, fueran en el pueblo, se sucedieran, repletas de acordes, por la ciudad. Consideraba ya por aquel entonces que no me compensaba asistir, para limitarme a seguir las características de confinadas bacterias, cuyas vidas bien podía encontrar por intrincados compendios. Me dejaba caer por aquella aula de la planta del sótano, la que daba al norte, abarrotada de alumnos, bien apretados en las mesas corridas, y que llegaban a ocupar incluso los accesos a las superficies de apoyo, compartiéndose alientos y susurros de futuros enamorados, que acabarían volatilizados, quizás en las famosas fiestas de Veterinaria de los míticos ochenta, quizás con cierto desencanto por el desenfado del alcohol del momento. Desde el fondo de la sima donde se engullen mis recuerdos, desde la tarima de la base de mi cráneo, se me presentan, lanzando sus clases magistrales algunos de ellos: Luis Viñas revelando las bases de la Patología General; Juan José Badiola, las de la Anatomía Patológica General; Juan Gutiérrez las de Parasitología; Gómez Piquer, las de la Patología Médica y de la Nutrición; Eloy Martín y Jesús Usón, las de la Patología Quirúrgica; y otros, como el ilustre Narciso Murillo, que explicaba el complicado funcionamiento del Sistema Nervioso Central y el del Periférico, fuera el simpático o el parasimpático, como si se tratara de un cuento.
Consideraba por aquel entonces una gran ventaja el haber acentuado mi habilidad para conseguir apuntes, bebiendo de distintas fuentes, con algo de descaro, con un poco de empatía, pareciendo un pobre necesitado. La mayoría se los pedía a Emilio, veterinario catalán que vivía por Tona, cerca de Vic, la capital de la comarca de Osona, y a quien nunca le importó dejarme su labor; ni le importó que profanara sus letras, ni que interrumpiera sus disciplinados estudios de las tardes de la Residencia Baltasar Gracián. Lo disimulaba, pero agradecía que confiara en él. Sus apuntes eran más fiables que los que se vendían fotocopiados por Corona de Aragón, en la papelería Gorfisa. Mi compañero seguía toda una rutina. Acababa de comer a las tres, tomaba el café, reposaba un rato en la habitación y de cuatro a seis empezaba su primer bloque de estudio, hasta la hora de la merienda. Treinta minutos más tarde, volvía a engancharse hasta las ocho y media, cuando el anhelado descanso de media hora, que precedía a la cena de las nueve. Antes de dormir, aún le sacaba otra hora a cualquiera de las cinco asignaturas de segundo de Veterinaria. Además de la que se perdía por la Virología y la Bacteriología, nos enfrentábamos a la Histología de Bascuas, a la Fisiología de la Divi, a la Bioquímica del futuro rector Manuel López, y a la huesuda Biometría y Estadística, impartida por un larguirucho profesor, de cuyo nombre no supe ni en la papeleta de notas. Fue segundo un curso casi tan duro como aquel primero, en el que tras matricularse mil alumnos, solamente unos quinientos superaron más de dos asignaturas del armonioso quinteto, formado por la Biología, las Matemáticas, la Física, la Química, y la Anatomía.
Emilio no perdió curso, pero sus notas fueron significativas de la dureza de aquel estreno en la Facultad. Una matrícula de honor en Embriología y Anatomía de los Animales Domésticos, y el resto, pendiente para septiembre. Lo mío era otro cantar. Me tuve que buscar la vida para exprimir el tiempo, máxime estando en la Tuna de Veterinaria, de la que fui miembro fundador, por lo que aún no me explico cómo en junio, aunque fuera con un aprobado rasurado, acabé superando dos: Anatomía y Matemáticas. Todo un golpe de suerte, y algo de conocimiento. Nunca sabía si iba a ir a clase, pues dependía de la hora a la que conciliara el sueño; dependía de lo que se alargara la tertulia por las habitaciones, y en el bar Montesol: nuestro tercer hogar. Ello no me ocurrió en primero, porque las clases eran por la tarde, y si bien no nos perdíamos las dos primeras, a la tercera, la de las seis, me pasaba al bar Bajo Aragón con otros que capaban la clase haciendo pirola, para relajarse con otros cálculos: los de las cuarenta y los veintes. Todo un irresponsable, amante de la vida, que a veces aún no se arrepiente de lo vivido y de lo no dormido. Dependiendo también de algunos factores que no conseguía saber cuáles eran, en alguna ocasión me aventuraba a estudiar por la noche, hacia la madrugada. Sin embargo, un mecanismo de alarma para no sobrecargar el colectivo de neuronas activaba entonces mi sueño. Mi glándula pineal, la de los biorritmos lumínicos, la de la melatonina, ajustaba los ciclos circadianos. Me metía en la cama con mis folios magistrales, únicos por narcotizarme, comportándose como ideales somníferos, acabando los apuntes de Capdevila, ya dejados de la mano de Dios, cada uno por el suelo. Su letra pequeña facilitaba que en el anverso del folio se extendiera una prolija información, continuada por el reverso, hasta completar casi ocho páginas. Recuerdo su espontaneidad cuando, desde el anonimato, en lo alto, lanzaba estudiados piropos a jóvenes desconocidas de las aceras, orientadas hacia la plaza Roma, y que aun divisadas desde lejos, apuntaban excelentes maneras. En ocasiones me sumaba al acto, facilitando los coros, para que todo pareciera una equilibrada melodía.
Sabía compensarle. Lo sacaba de su monotonía y le corregía alguna falta, de las que me burlaba con exageración, haciéndole creer que yo pensaba que era un fallo garrafal confundir una be por una uve, en algún verbo vital del español, siendo yo bien consciente que era un despiste, propiciado por el cambio de la ortografía en el derivar del latín al catalán. Era una amistad que, si bien se había acentuado en segundo, a causa de la vecindad, se había forjado durante la semana de novatadas, un año atrás. Ser catalán, ser «polaco», lo convirtió, desde el primer día en candidato para las bromas más pesadas. Como tantas relaciones, el tiempo se encargó de difuminarla, de diluirla. En definitiva… ¡muy buen chaval! Pasé de verlo casi todos los días, durante un lustro, a volverlo a ver una sola vez en más
de treinta años. ¡Así fue y así es! Aquella actitud, y la amistad musical con Ramón, otro catalán, vecino de Els Hostalets, además de la confianza con los lugareños de Bell lloc d’Urgell, me llevaron a venerar al pueblo catalán.
Volviendo a aquella mañana primaveral, me di de bruces, por primera vez en la vida, con el Coronavirus. Era un virus tan real, con tan bello nombre, con tan apropiado disfraz, que parecía tan inofensivo como un cordero merino. No como otros, que ya se hacían respetar solo con nombrarlos; como los del clan de los Ortomixovirus, en el que se integraba el de la gripe; como los del clan de los Togavirus y los Rotavirus; como los Iridovirus, donde se integraba el de la Peste Porcina Africana; o los Parvovirus, donde se introdujo al del Moquillo Canino.
El profesor nos explicaba que la envoltura proteínica de estos virus, la cápside, se engalanaba con unas extrañas formaciones, como si fueran pétalos, las cuales sobresalían como microscópicos champiñones. Mantenía que medían entre 80 y 160 nanómetros, es decir, entre una décima y dos décimas de micra: algo que solo se podía reconocer atisbando en microscopios electrónicos; algo que no se podía pesar: como mucho, una estimación según su etéreo peso molecular. Eran millones de veces más ligeros que cualquier mota de polvo, que la más liviana pluma de colibrí. A veces, más ligeros que el peso de la imaginación. Se nos contaban cosas raras: que su simetría era helicoidal, que su ácido ribonucléico, su ARN, era monocatenario: de una sola cadena; que se multiplicaban en el citoplasma de las células hospedadoras, pues las necesitaba para sobrevivir; que se aprovechaba de sus ribosomas y que luchaba por ocupar otras organelas, no fuera que la acción fuera perpetrada por especies víricas rivales y se le acabara el sustento epitelial.
Según lo que apunté yo aquella mañana, estos virus se agrupaban en la familia Coronaviridae, y en ese grupo se hacinaban el
virus de la Hepatitis Murina, el de la Cresta Azul del Pavo, el de la Bronquitis Infecciosa Aviar y otros que treinta y siete años después no pude rescatar, por no lograr descifrar el garabato de mi propia letra.
Un 21 de enero de 1986, de nuevo me aventuré con mis apuntes en la clase de Patología Infecciosa, a la que quizás acudí como un profeta, dándome alguna pista a mí mismo, aún sin enterarme en aquel momento, de que llegaría a releerlos treinta y seis años después, justo al final de la quinta parte del siguiente milenio, buscando pistas por si daba con un acertado juicio pronóstico de lo que pudiera ocurrir, con ese elemento, con afán de venganza, que había distorsionado la sociedad de ocio y consumo. Y es que este bicho, mucho peor que el prion de la Encefalopatía Espongiforme, provocaba una alta morbilidad, una alta mortalidad en pollitos de pocos días, aquejados de sinusitis, de una afección ocular evidenciada por la conjuntivitis, además de disnea, comprometiéndose fatalmente todo el organismo. En pollos y gallinas los síntomas respiratorios eran menos intensos, apareciendo fiebre e inapetencia. La puesta se trastornaba, adelgazándose la cáscara, presentándose los huevos en fárfara, a medio hacer, con la albúmina de la clara, toda licuada. En las gallinas se atrofiaba el ovario izquierdo, seguido de su oviducto.
Los pulmones se congestionaban, se formaban exudados serosos en bronquios y bronquiolos, que acababan solidificándose, adquiriendo una condición caseosa, parecida al queso, y taponando la entrada de aire en las últimas estrecheces del árbol respiratorio.
La inmunidad alcanzada por las gallinas, una vez superada la enfermedad, era sólida, transmitiéndose de la madre al vitelo del huevo. Por aquel entonces se contaba con la posibilidad de utilizar vacunas inactivadas, si bien la tasa de inmunidad era débil y de corta duración, precisándose, por tanto, de una segunda vacunación, la cual contaba a la sazón, con el inconveniente de una vía intramuscular de aplicación. Era más práctico, aunque más arriesgado, la utilización de las vacunas atenuadas, dado que se administraban por aerosol, por nebulización, quedando el virus en suspensión.
Sorprendían las sinergias con bacterias del género Haemophillus, razón por la cual podría estar indicado el uso de antibióticos en las enfermedades respiratorias de origen vírico, dadas las complicaciones bacterianas que acababan aniquilando el cuerpo, y que tanto influían en el porcentaje de mortalidad. Se nos contaba que le afectaban los Ph ácidos, como el del estómago, razón por la cual se hacía difícil pensar en la transmisión a través de los alimentos, aunque estos se presentaran contaminados, como si fueran fómites: superficies que permiten que el virus sobreviva unas horas, o unos días, entre las que se encontrarían las propias capas externas alimentarias. Se nos aseveraba que se mantenía
Balcei 189 mayo 2020
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congelado durante un año, y que el hecho de congelarlo y descongelarlo sucesivamente, lo destruía. Que era sensible a la desecación, a las altas temperaturas, a la luz ultravioleta y también al fenol; y al cresol, y al formol, y al permanganato potásico, y al éter, y al cloroformo, y a la lejía.
Se multiplicaba en la membrana corioalantoidea del embrión de pollo si se le obligaba. Se insistía en que era muy infeccioso, eliminándose por exudados nasales; y que su eliminación por las heces era abundante. La identificación se realizaba a partir de exudado bronquial. La inoculación en embrión de pollo, para su replicación, era a partir de sangre y de heces.
Los profesores de Patología Infecciosa, respondían al nombre de José Luis y a los apellidos de Múzquiz y Alonso. Hablaban a menudo de la inmunidad cruzada, dando como ejemplo la desarrollada en la mixomatosis del conejo con el virus del Fibroma de Shope. También se hablaba de la interferencia vírica con otro virus, como la rivalidad con los de la Enfermedad de Newcastle. Se me ocurre que haya personas protegidas al desarrollar anticuerpos frente a antígenos proteínicos similares de otras familias víricas; o que fueran inmunes por albergar otros coronavirus propios de los resfriados como el OC 43 o el 229 E: los que habrían propiciado, un fenómeno de inmunidad cruzada entre las distintas cepas.
Pero sería otro coronavirus el que, unas temporadas después, más me preocupara. Fue cuando trabajé como veterinario para la empresa privada, en una explotación ganadera, cerca de La Mata de los Olmos, y de cuyo nombre aún me puedo acordar. Era el de la Gastroenteritis Transmisible Porcina. Iba provocando en aquellos años graves trastornos económicos en las explotaciones del entorno. Irrumpía con ganas en el tenso equilibrio metabólico de aquellos organismos, forzados a producir más carne, a mejorar su índice de conversión con un menor coste económico;
Balcei 189 mayo 2020
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forzados a estrujar hasta lo imposible la maquinaria de la fecundidad. Tenía este virus afinidad por los lechones: cuanto más jóvenes, más apetecibles. Morían casi todos. No había tratamiento, y la prevención se preveía compleja. La pauta a seguir cuando se declaraba un brote era alimentar a las madres con intestinos y heces de los lechones muertos, para que desarrollaran unas gamma globulinas, unos anticuerpos, que posteriormente y a través del calostro transmitirían a sus camadas, en lo que se calificaba como Inmunidad Pasiva.
La enfermedad con los años adoptaba presentaciones atípicas, reduciendo su mortalidad y moderando su poder patógeno. La transmisión posiblemente fuera por inspiración. Se multiplicaba inicialmente en el epitelio intestinal, para difundirse a los riñones y a los pulmones, donde podría seguir deshaciendo células. Este coronavirus de alta contagiosidad se difundía indirectamente a las granjas vecinas a través de vehículos, de alimentos, de material contaminado, de mamíferos salvajes y asilvestrados, de aves y de otros pájaros. Se sospechaba que los cerdos recuperados pasaban a ser portadores. Las cerdas madres conservaban el virus, pudiendo recogerse muestras, una vez sacrificadas, en amígdalas y en epiglotis. Hacia las tres semanas, espontáneamente, no siempre, había un brusco cese de la enfermedad.
Tal eran los recelos y la prudencia, que mediante un agente de ventas de una comercial de medicamentos pude hacerme con vacuna, con el fin de guardarla de reserva, como en conserva, por si en la zona volviera a rebrotar la enfermedad. Encargué dosis suficientes para empezar a prevenir lo que hubiera supuesto una devastación en la granja principal, y quién sabe, si la pérdida de mi trabajo, por la ruina económica posterior. Creo recordar que la fabricaba la empresa
americana Fort Dodge. Hubo que contar, por supuesto, con la aquiescencia de la dirección de la empresa, a quien hubo que convencer que era mejor prevenir que curar; si bien el hecho de que nunca fuera utilizada pudo haber dado argumentos para que se me recalcara la inutilidad de la compra, a pesar del largo camino seguido para la consecución de un liofilizado importado de Estados Unidos. Si bien su uso no se había aprobado en España, lo cierto es que alivió enormemente la incertidumbre, aportando tranquilidad al quehacer diario, sabiendo el responsable de la sanidad animal que se podría contar con una vacuna que probablemente resultaría eficaz.
Poco puedo aportar ya a lo que se viene difundiendo sobre el fin de la pandemia. Nadie sabe lo que va a ocurrir. No obstante si nos atenemos a lo ocurrido con la provocada por el virus SARS, allá por noviembre de 2002, allá por la provincia china de Guangdong, cuando la crisis del chapapote, éste, después de responsabilizarse de unos miles de muertos, acabo desapareciendo hacia el mes de julio, dejando brotes por Canadá, Singapur, Vietnam y por la antigua Formosa. Se recomendó la vigilancia continua para descubrir si la enfermedad se había vuelto endémica. La susceptibilidad al causante del SARS, el del síndrome respiratorio agudo grave, era universal. Dieciocho años después, Taiwán aplicó la experiencia que fuera acaparada en su primera crisis «coronavírica».
Este primer coronavirus de la primera década del XXI, se mantenía estable hasta cuatro días en las heces. Es por ello que pudo suponer todo un problema acabar con la dispersión viral, dado que una parte de los restos orgánicos de pacientes afectados, pudieron depositarse en contenedores de basura orgánica. En definitiva, esparcidos por el medio ambiente en vertederos legales, a merced
de ratas, de insectos, de jabalíes, de aves; a merced de los arrastres de las lluvias, de vientos y escorrentías.
Sería fundamental que desapareciesen los restos esparcidos de esputos, de sudores, de orina y excrementos. Habría que quemarlos. También, como si estuviéramos trabajando con una enfermedad vírica del ganado, de haber sido posible, habría que haber hecho vaciados sanitarios de lugares infectos, como residencias, como hospitales, como cárceles, para evitar que el virus siguiera latente en las superficies de todo tipo, llamadas fómites, incluso en la propia atmósfera de recintos, poco aireados, llenos de recovecos. Hay que entender que los virus necesitan colonizar organismos vivos para que persista su existencia. En estos espacios nombrados, van circulando, subiendo y bajando con flujos de aire de climatizaciones y calefacciones, conquistando el terreno libre, antes de atacar las fortalezas humanas de cimentos agrietados, bien por los terremotos de la vida, bien por el hundimiento de los años. Es decir, una persona especialmente sensible, como un anciano, estaría más protegido entre unos parientes sanos con sólida inmunidad, que entre gente de su edad, ya que le crearían a su alrededor todo un anillo de seguridad. Es una realidad, al igual que los árboles de un campo no tratados con plaguicidas, quedan resguardados de las plagas, si se han sulfatado todos los ejemplares de su alrededor. Y es que nos enfrentamos a entes a los que se les considera con cierta vida, como si fueran fantasmas, contra los que los veterinarios, ayudándose incluso de vacunas, han venido luchando desde el siglo pasado, sin dar cuartel.
Si me muestro optimista, podría pensar que con la sequedad del verano, y al igual que le ocurre al mentado virus de la mixomatosis cuando le caen los 35 grados, este coronavirus podría venirse abajo, para agazaparse hasta sabe Alá cuándo. Si me muestro pesimista, y ello me inquieta, podría seguir cebándose con los colectivos más expuestos, sometidos a una constante carga viral: bien por su edad, bien por su actividad laboral viral, bien por su falta de libertad. Podría pensar que siempre va a saltar a colonizar organismos limpios, los que aún no han estado expuestos a sus cambiantes antígenos proteínicos. Podría pensar que ese fatídico tres por mil, que algunos vienen apuntando como el porcentaje de letalidad, aunque sea mínimo, supondría unas ciento cincuenta mil muertes, entre una población que no alcanza los cincuenta millones de personas. Podría pensar que una vez hubiera acabado con los adultos sensibles, dado que hay muchas futuras madres que aún no cuentan con inmunidad, se cebara con recién nacidos, tal y como se comportan otros coronavirus, como los que hemos nombrado: el de la Bronquitis Infecciosa Aviar y el de la Gastroenteritis Transmisible Porcina.. ¡Dios quiera que ello no sea así!
Balcei 189 mayo 2020
# alcorisasaleunida
La rebelión de las costureras
a los empleados: tendrán voto en cuestiones de seguridad laboral, protección de la salud o complementos salariales. Camboya es el banco de pruebas. Si el sis tema funciona, seguirán Bangladés, Birmania y otros muchos países.
Camboya, una de las naciones más pobres del mundo, vive del textil, el 75 por ciento de sus expor taciones. Una de cada diez camisetas fabricadas en el mundo lleva la etiqueta made in Cambodia. Más de 730.000 mujeres están empleadas en sus plantas.
Diez mil mujeres que trabajan en las fábricas textiles de Bangladés se manifiestan desde hace días en demanda de mejoras salariales o, al menos, para que se apliquen las que les fueron prometidas. Las 4500 fábri cas textiles que hay en el país exportan 30.000 millones de dólares en ropa cada año. El Gobierno bangladesí anunció en diciembre una subida del salario mínimo en el sector textil, que afectaba a cuatro millones de traba jadores. El aumento estipulado era de un 51 por ciento, lo que colocaría ese salario en 95 dólares mensuales.
La mayor parte de la ropa que llevamos la cosen millones de mujeres asiáticas en condiciones extremas. Veinte grandes empresas han comprendido que hay que cambiar algunas cosas. Por las mujeres. Pero también por el negocio.
Es fácil averiguar dónde se hacen nuestras cami setas, vaqueros y jerséis. Basta con mirar la etiqueta: made in Bangladés, India, Vietnam, Pakistán, China… o Camboya. Y todos intuimos las duras historias que se ocultan detrás. Es muy probable que las mujeres que confeccionan esas prendas no reciban un salario justo. ¡Un abrigo por 39,90 euros! ¿Cómo es posible? ¡Un vestido por 19,90 euros! ¿En qué condiciones labo rales se habrán fabricado para que sean tan baratos?
En las tiendas de C&A, H&M, Zara o Primark los clientes cada vez se muestran más críticos, hacen pre guntas incómodas, quieren saber qué medidas toman las marcas para garantizar un trato justo a los trabaja dores o por qué no suben los precios de las camisetas unos céntimos y los destinan a las costureras, para que ellas y sus familias puedan vivir un poco mejor. Eso ¿por qué no lo hacen?
La fábrica que venimos a visitar se encuentra en el extrarradio de Nom Pen, la capital de Camboya. Un guardia abre la enorme puerta metálica que conduce a las instalaciones de la empresa Seduno. La nave donde trabajan las costureras tiene el tamaño de un campo de fútbol. En 42 largas hileras se distribuyen 2.000 muje res sentadas en bancos y ligeramente inclinadas sobre sus máquinas de coser. Estas mujeres producen 18 mi llones de prendas al año. Cosen sudaderas con capucha para C&A y blusas para H&M.
Sobre cada puesto de costura hay una especie de semáforo. Si está en verde, la trabajadora va cum pliendo con el ritmo previsto. Si se ilumina el naranja, significa que va por detrás y que tendrá que apretar. A las seis en punto de la tarde, las máquinas de coser se detienen. Las mujeres fichan en un lector de huellas dactilares. Minutos más tarde se apagan los fluorescen tes que iluminan la nave. Tres costureras se quedan para hablar con nosotros. No hay presente nadie de la direc ción, pero han tenido el detalle de dejar seis botellas de agua sobre la mesa de una de las salas de reuniones.
Un euro
la hora
Las mujeres dicen que sí, que pueden hablar li bremente. Que la suya es una buena fábrica. Trabajan de ocho a diez horas diarias, seis días a la semana. Si su rendimiento es bueno, ganan en torno a un euro a la hora. Un salario de miseria incluso para Camboya.
La intérprete traduce nuestra pregunta: ¿cuánto más les gustaría ganar? Las tres se miran con perpleji dad. Nadie se lo había preguntado nunca. En Camboya es el Gobierno el que fija cuánto se paga: concretamen te, el salario mínimo de 170 dólares al mes.
A 15 cén timos la camise ta
Solo un par de dólares más al día supondrían una gran diferencia para ellas. Y las camisas que ellas cosen solo nos costarían unos céntimos más. Ningún cliente lo notaría. El coste salarial de producir una camiseta en Camboya se sitúa entre los 15 y los 20 céntimos: 5 cén timos más, ¿por qué no se puede hacer? ¿O incluso 50?
Hasta ahora, las grandes empresas han respondido con argumentos como «las fábricas que producen la mercancía no son nuestras», «los salarios no los fija mos nosotros», «se paga el sueldo mínimo establecido por la ley»… Así ha sido hasta ahora.
Porque en la actualidad está teniendo lugar un cambio radical. Veinte grandes empresas internacio nales de moda han llegado a un acuerdo fuera de los focos. C&A, H&M, Tchibo y Zara (Inditex) están entre ellas, también la norteamericana PVH, con sus marcas Tommy Hilfiger y Calvin Klein. Se ha sumado incluso la cadena de bajo precio Primark. Todas quieren que se paguen salarios más altos en las plantas textiles. Y, lo que resulta inaudito, están dispuestas a asumir ellas el aumento de los costes, aunque eso acabe repercutien do en sus ganancias.
La organización que han creado entre todas se lla ma ACT, siglas de Acción, Colaboración y Transformación. El alemán Frank Hoffer, que ha pasado muchos años ocupando puestos de responsabilidad en la Orga nización Internacional del Trabajo (OIT), coordina la iniciativa. «Nuestro concepto es nuevo y ambicioso. Es la forma más prometedora de mejorar las condiciones laborales de millones de trabajadoras textiles», asegura.
Prop ósi to de enmienda
Hasta ahora, los empresarios de la moda trabaja ban con los países donde más barato resultara producir. Eso se va a acabar. Más aún: compañías que durante mucho tiempo habían impedido la actividad de los co mités de empresa en las fábricas apuestan ahora porque sindicatos y empresarios negocien los salarios mientras el Gobierno queda al margen. Además, se les consultará
Inspecciones adul teradas
En su lugar lo que se hizo fue implantar un sistema de control, las llamadas ‘auditorías’, para impedir los abusos más flagrantes en las fábricas. Inspectores inde pendientes y representantes de ONG se hicieron cargo de esta labor. Se crearon decenas de miles de puestos de trabajo muy bien pagados. Y en torno a la industria fue creciendo una especie de capa de grasa. Pero las audito rías se han revelado como una mera fachada. El sistema de inspecciones se traga millones y aporta poco. No ha conseguido impedir las irregularidades.
Herederos con conciencia
Pero una nueva generación de directivos textiles está cambiando el rumbo del negocio. Se denominan a sí mismos ‘la tercera generación’. A diferencia de sus antecesores no quieren ocultar o minimizar los abusos, aspiran a introducir cambios profundos. En vez de re currir a controles externos, su intención es reforzar el papel de los trabajadores y sindicatos en las propias fá bricas. A fin de cuentas, son ellos los primeros en saber si a las costureras las obligan a trabajar en domingo, si no se pagan horas extras o si sufren abusos sexuales.
Jenny Fagerlin trabaja desde hace diez años como experta en sostenibilidad social para el gigante sueco HandM en la India y Asia. Asegura que puede hablar sin cortapisas. Dice que tiene instrucciones claras de la central de Estocolmo de acelerar el nuevo sistema. Su misión es apoyar a los sindicatos. Si alguno de los dueños de las fá bricas se resiste a colaborar, puede amenazarlo con cancelar los contratos. Estamos hablando de cifras millonarias.
Y hay otra cosa más que ya no es como antes: está teniendo lugar un cambio generacional entre los propietarios de las compañías de moda. Gigantes como C&A, H&M, Tchibo o Zara son, en mayor o menor medida, empresas de propiedad familiar. Los hijos o nietos de los fundadores quieren cambiar las cosas. Uno de los directivos congregados estos días en el hotel Cambodiana nos dice: «Las familias propietarias han entendido que no pueden eludir sus responsabilidades».
Visitamos la central de la Asociación de la Indus tria Textil de Camboya, GMAC. Ken Loo, de 44 años, es el hombre más poderoso del sector textil del país. Representa los intereses de más de 560 empresas. La mayoría de ellas son propiedad de inversores de China y Hong Kong. Estamos deseando saber qué piensa un hombre como él sobre la idea de tener que negociar los acuerdos salariales con los sindicatos.
Loo sonríe antes de responder. «Lo que está pasan do es revolucionario. Si se pone en práctica, transformará la industria textil». Luego hace una larga pausa. Nos quedamos esperando un pero… Que por fin llega. «Pero queremos garantías».
Cuando nos despedimos de las trabajadoras de Se duno, la costurera Phorn nos dice: «Cuando vayan de compras allí en casa y vean el made in Cambodia en una etiqueta, a lo mejor ahora se paran a pensar que toda esa ropa está hecha a mano. Que a lo mejor esa prenda la he hecho yo o alguna de mis compañeras. Sí, sería bonito que pensaran en nosotras la próxima vez que se la pongan».
Prometido. Fuente: XL Semanal
Juan Alonso
Balcei 189 mayo 2020
# alcorisasaleunida
AGAR AGAR, EL SECRETO DE LOS GRANDES CHEFS
Aunque cada vez es más utilizado en nuestras cocinas, lo cierto es que aún son muchos los que des conocen las propiedades del agar agar. En cambio, para los grandes chefs, esta gelatina ya forma parte de sus grandes secretos culinarios.
El agar-agar es un extracto de color blanco que se obtiene a partir de distintos géneros de algas rojas, como Gelidium, Gracilaria, Pterocladia, etc. Su función: la de gelificar, espesar, emulsionar y estabilizar alimentos, ya que tiene una gran capacidad para absorber agua. Además, el agar agar es muy rico en fibra soluble y minerales.
El nombre agar-agar proviene del idioma malayo, donde «agar» sig nifica gelatina y, como es costumbre en las culturas de la polinesia, se repite dos veces la palabra para dar más énfasis, siendo la traducción literal gelatina-gelatina o pura gelatina.
En España y Portugal se inicia su producción a muy pequeña escala durante la 2ª Guerra Mundial, a partir del alga Gelidium sesquipedale. Más adelante, en los años sesenta, el conocimiento de la tecnología española se expandió a otros países, Marruecos, Francia, México, Chile, Sudáfrica, etc.
Al contacto con el agua, incluso a bajas temperaturas, puede llegar a aumentar treinta veces su volumen. Destaca sobre las otras gelatinas porque mantiene su consistencia tanto en tibio como en caliente, cosa que no es posible con ningún otro producto de la misma naturaleza.
Aunque se puede encontrar en varios formatos, el agar agar en polvo y en copos es lo más recomendado, porque su grado de pureza y concen tración es mayor, y además presenta un poder de gelificación diez veces mayor que la gelatina de origen animal. El agar-agar contiene casi un 95 por ciento de fibra soluble y numerosos oligoelementos como hierro, calcio y magnesio.
MANIPULACIÓN DE ALIMENTOS, LA CARNE PICADA. CÓMO CONSERVARLA
Hay un dicho popular que dice: «No todo lo que brilla es oro» y encaja muy bien con lo que voy a explicar. Muchas veces cuando vamos a comprar carne picada (o molida) nos encontramos con dos diferentes clases de esta carne.
La primera es la que nos llama más la atención. Es la carne de un color rojizo bri llante, de aspecto muy fresco y que a primera vista parece recién elaborada, esta suele ser la carne que encontramos en bandejas, y es la que usualmente llevamos a nuestros hogares.
El segundo tipo es el de la carne molida con un aspecto opaco, de color marrón y con una apariencia de no estar en buenas condiciones o un poco pasada, pero es aquí donde está el grave error.
Usualmente por una cuestión comercial, de stock y por otras razones que no vienen al caso se le añade a la carne picada una sustan cia llamada sulfito y otros conservantes, este producto llamado sulfito hace que la carne que está pasada vuelva a tomar color y tapa el sabor muy característico de la carne no muy fresca, sin que habitualmente nos demos cuenta de ello.
El segundo tipo de carne, de color marrón, es realmente más fresca que la primera, ese color opaco marrón es producto de las quemaduras por frío de la capa externa, mientras que en su interior tendrá ese color natural y fresco que todos deseamos.
Estos conservantes generalmente no causan daños a la salud, pero si la persona que realiza las proporciones se equivoca o no tiene mucha experiencia, las consecuencias pueden ser muy negativas. Si tiene alguna duda, basta con que pruebe unos granos de la carne y si tiene un sabor salado, probablemente sea debido al sulfito añadido. Si todo esto no le convence lo mejor es que compre carne y que se la hagan picar a la vista y retirando previamente la carne que aún conserva la picadora y que solo y exclusivamente le sirvan la que eligió para picar.
Es conveniente el congelar la carne picada en pequeños paque tes, mejor de papel de aluminio y no muy apretada. Siempre ha de ser retirado el exceso de líquido. Ha de ser consumida lo antes posible una vez descongelada, es propensa a que cualquier bacteria u hongo comience a contaminarla, por su gran superficie y la composición es una base ideal para que estos patógenos actúen inmediatamente.
La carne picada es muy utilizada, hay miles de recetas y formas de hacerla, muchas ocasiones, si no se pide que se pique en el ins tante, es posible que sean recortes de otros cortes y es difícil saber su procedencia.
Gu ía de alimen taci ón y salud
GUÍA DE LOS BULOS EN ALIMENTACIÓN
Los bulos sobre alimentación copan las informaciones falsas que circulan por internet y se comparten en redes sociales y aplicaciones de mensajería instantánea. La temática relacionada con la nutri ción supone más de la mitad (54%) de las fake news detectadas por los médicos que han participado en el I Estudio sobre Bulos de Salud, editado por el Instituto #SaludsinBulos y Doctoralia.
Los profesionales sanitarios que se han encargado de desmon tar los bulos son Gemma del Caño, farmacéutica especializada en innovación, biotecnología y seguridad alimentaria; Pablo Ojeda, dietista, máster en coaching nutricional y experto en obesidad y nutrición deportiva; y Beatriz Robles, nutricionista y tecnóloga de alimentos. Los tres pertenecen a la red de ‘cazabulos’ de #SaludsinBulos. ¿El ajinomoto es perjudicial para la salud?: Ajinomoto es el nombre de la empresa que empezó a comercializar el glutamato monosódico y, aunque fabrica otros condimentos, el nombre «Ajinomoto» se ha convertido en categoría de producto.
Es una sal formada por un mineral, el sodio, y un aminoácido, el ácido glutámico. Se emplea como aditivo potenciador del sabor.
El ácido glutámico aparece de forma natural en numerosos alimentos como los quesos, la salsa de soja, las nueces o los tomates y la FDA considera que el ácido glutámico con tenido en el glutamato monosódico y el que aparece en las proteínas de los alimentos son «químicamente indistinguibles».
Pese a la creencia de que su consumo produce el conocido como «síndrome del restau rante chino», este solo se produciría con la ingesta de altísimas cantidades, no alcanzables en condiciones normales de consumo.
No obstante, la EFSA ha reevaluado recientemente la seguridad de este aditivo y ha propuesto revisar las dosis a las que están autorizados los aditivos que contienen glutamato, puesto que la exposición dietética a este grupo de aditivos en la UE excede la Ingesta Diaria Admisible establecida en 30 mg/kg peso corporal.
Debe tenerse en cuenta que este aditivo se usa fundamentalmente en productos ul traprocesados, por tanto, la alta exposición se debe a la elevada ingesta de este tipo de alimentos. ¿Hay que añadir lejía a la verdura para limpiarla? ¿Y si es de bolsa?: Depende. Las frutas y verduras están en contacto con suelo, polvo… y hay que tener ciertas precau ciones si las vamos a consumir crudas. Al comprarlo comprobaremos que no tengan daños externos. Conservarlas en la nevera separadas de alimentos crudos. Antes (y después) de manipularlas, debemos lavarnos las manos, así como mantener las superficies limpias.
Para lavarlas es necesario mantenerlas bajo el grifo, frotando cada hoja por separado. Con esto sería suficiente con los productos que adquirimos en el supermercado.
Pero si vienen directamente del campo o quieres algo de garantía más (ya os digo que no es necesario), se puede añadir una cucharadita de lejía apta para la desinfección de agua de bebida en 3 litros de agua, dejar 5 minutos y después aclarar.
En la lechuga embolsada, no sería necesario porque ya se ofrece completamente limpia. (Continuará)
la rece ta Tar ta de crema de Lim ón
Ingredientes para 6 personas: 2 cucharadas de agua; 18 cucharadas de azúcar; 200 gramos de harina; 7 huevos; 3 limones; 1 cucharadita de mai cena; 260 gramos de mantequilla; 1 pizca de sal
Elaboración: La masa o base de la tarta se hace mezclando los siguientes ingredientes: poco a poco se va uniendo la mitad de la mantequilla con la harina para lo que se habrá ablandado solo un poco la mantequilla, a esta mezcla se va añadiendo una yema de la que reservaremos la clara, se añade una sexta parte del azúcar, el agua y una pizca de sal. No amasaremos mucho, solo hasta conseguir una masa sólida, que dejaremos reposar una media hora.
Tiempo que se emplea para hacer la crema, en un cazo se pone dos tercios del azúcar, el resto de la mantequilla, la mitad de los huevos enteros, la raspadura de los limones y el zumo de estos limones, lo mezclaremos bien y lo pondremos a fuego muy bajo hasta conseguir una fina crema a la que se añade la maicena diluida en un poco de agua, se sigue calentando con mucho cuidado de que no se pegue hasta conseguir una crema que se desprenda fácilmente del fondo. Se reserva.
En un molde de aro previamente untado de mantequilla extenderemos la masa sobre el fondo y sobre los laterales cubriendo la mitad de la altura del aro, con un tenedor, se pinchará el fondo y se meterá al horno medio fuerte hasta que la masa adquiera un color dorado.
Cuando se haya enfriado un poco, se saca con cuidado el aro del molde y procederemos a cubrir el fondo con la crema. A continuación, se prepara el merengue con la mitad de las claras de huevo a punto de nieve más un sexto del azúcar. Este merengue se dispondrá sobre la crema haciendo algún adorno con la punta de un tenedor.
Se mete la tarta por unos segundos en el horno, para que con el grill al máximo tome un poco de color el merengue, con cuidado de que no se queme, solo tiene que tomar un cierto color dorado, con esta operación finalizamos la terminación de la tarta.