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Ecos de infancia ..................................... 77 y
Balcei 196 julio 2021
#alcorisasaleunida
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te no he sido; no pescaba las lecciones, pero los cantos se me pegaban bastante, ¡qué vas a hacer!
Sor María era la profesora que daba el corte y también la lección de música. Ella llevaba el coro y cantábamos esta canción sobre sor Francisca que era de Valencia:
¡Viva sor Francisca, viva su bondad! ¡Que vivan las Hijas de la Caridad!
Y también esta otra: En la villa de Alcorisa bajando la calle Mayor, hay un convento de Hermanas que me llama la atención. Cuando salen de paseo las hermanas y las niñas, van todas tan arregladas, que toda gente las mira. No seáis tan señoritas, nos decían las Hermanas, al invierno sabañones y al verano harás más gana. Cuando vienen de paseo y nos mandan a rezar ellas de muy buena gana se posan ante el altar.
Las canciones aún me van y me acuerdo de las letras. Ahí va otra, vamos a empezar, vamos a ver:
Plaza de los Arcos tras su restauración acabada la Guerra Civil.
Dónde estarán nuestros toros a Alcorisa no quieren venir, estarán pacentando por Cabra pensativos muy mohínos y pensando que van a morir. Ya están aquí, no te amohínes Daudén…
Después aprendí el corte con sor María. Ella me enseñó a echar piezas en la ropa porque antes se remendaban mucho los pantalones o las sábanas. Me acuerdo que una tarde no tenía labores para trabajar y me hizo echar unas piezas en una bata con las sobaqueras rotas. Antes me explicó cómo lo tenía que hacer: primero cortar lo roto, luego poner la tela y ajustarla en las esquinicas y cortarla para que no te tirara la pieza. En 1936, en plena guerra, aún fui unos meses a la escuela, pero ya después no pude ir.
Por las mañanas del mes de mayo nos hacían ir a misa primera, a las ocho serían, ¡ahora como cambian de horario! Luego nos elegían para ofrecer con flores, velas y guirnaldas. Y nos preguntaban: — ¿Has venido a misa? — Bueno, pues hala…
Y ganabas puntos, digamos méritos para ese día ofrecerle las flores a la Virgen. Mi madre me daba una perra gorda para ir a que la tía “Badillera” me vendiera un ramo de flores para el día que me tocaba. Entonces no había tantas rosas y tantas flores como hay ahora. Se colocaba un candelabro con cinco veleras y se cantaban cosas de María:
Venid y vamos todos con flores a María, con flores a María, que madre nuestra es.
De nuevo aquí nos tiene, purísima doncella, más que la luna bella postrados a tus pies.
Estoy muy contenta con las monjas y ellas también. Tengo que reconocer que del colegio tengo muy buenos recuerdos porque, además, era cantora. No tengo voz, pero me decían “hoy tienes que ensayar, hay que cantar unas Avemarías”. Y yo ¡pues hala!, a cantar las Avemarías que tocaban. Y entre ensayar y lo de casa, me venía el tiempo justo.
Mira, me acuerdo de ese detalle. Las monjas tenían mucho interés en que fuésemos mujeres de nuestra casa y decían así: “No hay más mujer, ni más casas que mujeres, porque la mujer es la que lleva la casa”. Tampoco les gustaba que nos pintáramos, que lleváramos escotes o ir sin medias, entonces estaba muy mal la que iba así. Pero vamos, la vida ha cambiado muchísimo y son cosas que se quedan bien grabadas, pero por eso no somos ni más ni menos.
Balcei 196 julio 2021
#alcorisasaleunida
EXPLORADOR DE PROXIMIDAD
Cueva del ermitaño
Fue Víctor Monzón, director de nuestra escuela de música y gran explorador, quien me hablo de este insólito lugar. Nuestra protagonista de hoy es una de esas localizaciones envueltas en misterio. Uno de esos rincones de nuestra geografía más próxima donde los interrogantes se agolpan en nuestra mollera sin conseguir darles respuesta alguna.
Y es que por mucho que hemos preguntado, por mucha documentación que hayamos consultado, no hemos encontrado nada referente a esta laboriosa capilla labrada en la arenisca. A día de hoy, este inaudito eremitorio artesanal, esta sorprendente construcción alejada de todo y perdida en medio de ninguna parte, es de autor desconocido.
La cueva del ermitaño se encuentra en las Alturas del Pradillo, en término municipal de Alcañiz. Escondida entre los cerros de arenisca localizados entre la “Histórica y Heroica Ciudad” y la pedanía de Valmuel. Yo pude encontrarla gracias a la localización geográfica que Víctor me pasó, pero perfectamente podríamos pasar a su lado sin reparar en ella.
Para llegar hasta allí debemos ir hasta Alcañiz. Siempre deslumbrante el skyline que dibujan las siluetas de la iglesia Santa María la Mayor, que hasta 1851 fue colegiata, y el maravilloso castillo calatravo. El templo religioso llama la atención por la asimetría de sus torres, cada una de época y apariencia distinta.
Accedamos por donde accedamos a la capital del Bajo Aragón, al menos tendremos que superar un par de rotondas para, en la que se encuentra junto a la iglesia de Santo Domingo (actual Atrium), tomar la carretera TE-730 en dirección a Valmuel. Continuaremos por esa carretera, dejando a la derecha el cementerio y a la izquierda la cooperativa de Nuestra Señora de los Pueyos unos cientos de metros más adelante.
Según los mapas topográficos esa carretera es conocida como “Cordel de Alcorisa”. Según la acepción tres de la Real Academia de la Lengua, cordel es una vía pastoril para los ganados trashumantes de 45 varas de ancho, término heredado de la organización ganadera de la Corona castellana cuando Alfonso X el Sabio era rey de la misma. Probablemente dicho término fue importado desde su reino matriz por la Orden de Calatrava.
El motivo por el que se llama Cordel de Alcorisa lo desconocemos, pues el camino histórico de Alcañiz a la villa alcorisana, el llamado camino de las aldeas, desembocaba en el actual camino de San Antonio. Quizá los ganados trashumantes alcorisanos sí accedían a Alcañiz a través de la Cañada Real de Barcelona a Madrid, que viene desde la Cantera del Saso hasta el Cabezo de los Tres Pinos, junto a la actual Motorland.
Continuamos por la TE-730 hasta que encontramos el cruce de acceso a la Ciudad del Motor a nuestra izquierda. Nosotros tomaremos el camino asfaltado que encontramos a la derecha en dirección a la carretera de Caspe. También esta vía tiene un nombre curioso, “Camino de Andorra”. Un centenar de metros más adelante veremos un cartel vertical en el que leeremos, “Planas de Marta” y “Valmuel por Planas de Marta”. Encaramos la dirección de ese cartel y aparcamos nuestro coche frente a un parque fotovoltaico. A partir de ahí, seguiremos a pie.
El paisaje es realmente curioso. Contraste entre los monumentales promontorios de arenisca, con grandes tormos diseminados por sus laderas, y enormes extensiones de cereal. Incluso en aquel paraje hay un gran huerto solar de considerables dimensiones, similar a los que están proyectados en numerosas hectáreas de nuestros paisajes. En un futuro, los paisajes de la tierra baja serán similares a aquel rincón de las Alturas del Pradillo, donde convive el desarrollo industrial de renovables, la agricultura y las colinas circundantes de monte bajo. Veremos como se adapta la fauna a esta nueva realidad.
Seguiremos la senda, bien señalizada, durante poco menos de dos kilómetros. No tiene ninguna dificultad, pero el paso de motocicletas hace que se hagan surcos hondos en el sendero, lo que obliga al excursionista a pisar de forma antinatural, con