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Nuestra historia ..................................... 72 a
Balcei 199 enero 2022
#alcorisasaleunida
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nía reservado planes para ellos), pero mientras no entrara en guerra eran más bien un estorbo en las relaciones, aunque desde la embajada española en Londres ya se conocía de su presencia en las filas del ejército británico, gracias a Ángel Alcázar de Velasco, espía proalemán que estuvo en esa embajada.
DURO ENTRENAMIENTO
La instrucción de la 1ª compañía fue de aproximadamente unos tres meses, a pesar de que la inmensa mayoría de españoles eran veteranos de la Guerra Civil, recibido posteriormente instrucción en la Legión Extranjera y combatiendo en Noruega contra los alemanes. Aun siendo los Pioneros un cuerpo Auxiliar, recibieron adiestramiento militar, que, en el caso de los españoles, fue particularmente intenso y alcanzo el nivel de una buena unidad de infantería. Según explicaba un testimonio: «cuando finalizamos la instrucción, se nos dotó de armamento completo, incluidas metralletas y fusiles ametralladores a todas las secciones, recuerdo que un oficial nos dijo que éramos una de las unidades mejor armadas del ejército británico por entonces».
LOS MANDOS
El primer mando superior que tuvo la compañía fue el Mayor R.D. Smith. Al retirarse por su avanzada edad le sucedió el capitán A.L. Chapman, su anterior auxiliar, que ascendería al poco tiempo a Mayor. Chapman era un granjero argentino (de nacionalidad británica) que, tras incorporarse a la compañía subió rápidamente en el escalafón llegando a ser «el comandante», denominación en castellano con la que se referían a él incluso los mandos ingleses. Junto a Chapman está el Capitán L. de Lara, británico a pesar de su apellido, nacido en Sudamérica y comerciante de vinos franceses. El bienestar que en materia de alimentación y ropa gozó la unidad se debió en buena parte a la habilidad de De Lara para obtener suministros por las vías más misteriosas. Fueron también oficiales de la unidad, entre otros, los tenientes Coles, Smith, Vinem y Adlam. Entre los sargentos están Balague, Grande, Roig, Colomé, Sánchez, Dalmau, Delgado y nuestro Manuel Espallargas.
El sargento inglés Green recuerda que en la primera etapa de la existencia de la compañía los encuentros con la Policía Militar estuvieron plagados de dificultades por problemas lingüísticos, pero más tarde la frase «no comprender» permitía a los pioneros españoles eludir las insistencias de la Policía Militar. Algunas de las primeras expresiones que aprendían en inglés eran «I love you» para dirigirse a las chicas y «fish and chips».
Como identificación, los miembros de la compañía llevaban en la manga del uniforme, aproximadamente a cuatro pulgadas (10cm) del hombro, una insignia de color verde y rojo con un diamante y sobreimpresa una S (de spanish) de color amarillo. Los números de los miembros de esta unidad tienen ocho dígitos –como en todas las unidades de tierra del ejército británico en aquel momento– siendo los cuatro primeros la cifra 1380.
Según consta en el expediente de Manuel que me facilita la asociación del Royal Piooners Corps, su número de identificación es el 13802514, que se alistó en Westward Ho y se unió a 3 Piooner Corps Center para entrenar el 17 de julio del 40 y sirvió hasta el 24 de enero del 46, además junto al nombre de Manuel y entre paréntesis aparece el nombre de Miroslav, deduzco que era el seudónimo con el que se hacía llamar. Además del expediente adjuntan el diario de guerra de la Compañía y cuál es mi sorpresa al ver que el 11 de junio del 43, día del cumpleaños del Rey Jorge se le hace entrega al Sgto. M. Espallargas del certificado de buen Servicio. Esta distinción solo la recibían aquellos que sobresalían por su valía y aptitudes en la unidad.
LISTOS PARA LA ACCIÓN
Finalizada la instrucción, la compañía es trasladada a Plymouth, en el sudoeste de Inglaterra. Le asignan trabajos propios de los Piooners, entre otros, preparación de fortificación de las costas del sur de Inglaterra, por el peligro de invasión alemana. Es un tiempo relativamente tranquilo, sin ninguna acción de combate por parte del ejercito inglés, Francia está ocupada por el poderoso ejército alemán y las autoridades británicas solo piensan en cómo defenderse ante el hipotético desembarco alemán, con una aviación inferior en número de aparatos y un ejército diezmado después de la salida desesperada de Dunkerque del ejército expedicionario inglés. Estando en Plymouth la 1ª compañía española sufre los llamados «blitz» (terribles bombardeos alemanes sobre diferentes ciudades inglesas). En estos bombardeos mueren tres soldados españoles y cinco han resultado heridos de la Number one, la prensa local recoge este hecho en sus páginas y elogia el comportamiento de los soldados españoles por parte de las autoridades civiles y militares, así como de la población civil, por su magnífico comportamiento, que salvaron a tres mujeres que quedaron sepultadas por los escombros y combatieron innumerables bombas incendiarias. En las semanas siguientes al bombardeo los españoles contribuyeron a los trabajos de desescombro de la ciudad.
En varias ocasiones la compañía es distribuida por diferentes poblaciones de la costa sudeste de Gran Bretaña, realizando labores de guarnición. Desde diciembre de 1943 hasta el desembarco de Normandía, los españoles residen en los hoteles «Pinehurst» y «Grange» de Bournemouth. Durante este tiempo estuvieron ensanchando caminos, construyendo aparcamientos de suelo duro para tanques y transportando materiales para el día D.
Durante el tiempo que convivieron los españoles con los ciudadanos de las localidades donde actuaron, dejaron muy buena impresión, los habitantes guardan agradables recuerdos de ellos; la señora Gladys White explicaba que «durante la guerra yo residía con mi hijita en Saltash, cerca de Plimouth, ya que mi marido servía en la Royal Navy en el Mediterráneo. Recuerdo grupos de soldados españoles muy jóvenes que acampaban en un llano próximo! ¡Eran muy amantes de la música ¡Tocaban sus instrumentos con melancolía, no dudo en que, pensando en su país natal, España! Eran muy amables y simpáticos con mi hijita y conmigo». Otro testimonio lo da la señora Nina Bisho. Explica que «yo vivía en Bournemouth y antes del día D una unidad de Pioneros españoles fue alojada en hoteles requisados en el West Cliff de la ciudad. Estaban orgullosos de sus hombreras relucientes y de las referencias a los Pioneros Españoles. Parecían felices de estar juntos en una unidad. Muchos explicaban que cuando cruzaron los Pirineos, fueron maltratados por los franceses, que los internaron en campos de concentración. Cinco años más tarde seguían dolidos por el trato recibido. Estos soldados marcharon a Francia después del día D, pero volvieron luego a Bourmemouth porque la unidad seguía teniendo allí su base y algunos se casaron con chicas de la ciudad. Contrariamente a gentes de otros países que estuvieron también por aquí, los españoles no provocaron conflictos y se mostraron siempre agradables con las familias y amigos que los conocimos». El Sargento Green, uno de los suboficiales ingleses de la compañía, corrobora que el ambiente en la unidad era bueno.
La Number One Spanish Company seguiría haciendo las tareas para las que había sido creada, pero el Estado Mayor inglés tenía fijada su mirada en España, y para ello solo un puñado de los españoles de la Number One iban a ser protagonistas en la operación militar que se estaba preparando y como no, Manuel no se la podía perder!!! Continuara….
Víctor Asensio Pérez
Fuentes: «Los españoles de Curchill», Daniel Arasa naranjero@telefonica.net Royal Piooner Corps Asociation
Balcei 199 enero 2022
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Como hemos dicho en otras ocasiones, la construcción de edificios o templos de culto cristiano fuera de los núcleos habitados casi siempre está vinculada a algún tipo de aparición mariana. Algunas veces las leyendas nos relatan la aparición física de la virgen y otras, las más habituales, nos narran la historia de una pequeña talla de madera que aparece en lugares muy determinados, produciéndose el milagro de que aun después de su traslado, la imagen vuelve a aparecer en el sitio donde fue encontrada.
Eso sucedió en el lugar que visitamos hoy. Una joven pastora de Valjunquera encontró la imagen de la virgen en una cueva, y al trasladarla al pueblo, esta desapareció volviendo a aparecer en el lugar donde fue encontrada. Por supuesto, el clero reclamó la construcción de un templo en el lugar para que albergara la milagrosa imagen.
Hablamos del majestuoso santuario de la Virgen de Gracia, en La Fresneda, que pese a estar en estado ruinoso, conserva su extraordinaria monumentalidad. Este templo mariano es uno de los complejos católicos más grandes de nuestra provincia, una enorme construcción cuyo deterioro amenaza toda su estructura.
Son varias las ocasiones en las que hemos visitado el lugar. La última de ellas, la que nos ha servido para refrescar memoria, fue un domingo del mes de diciembre. Era una mañana heladora, dominada por la niebla, que ya llevaba anclada en nuestro territorio unas cuantas jornadas. Con la niebla pasa como con la nieve, en un primer momento fascina, pero después de horas y días acabas de ella hasta la coronilla.
Salimos de Alcorisa en dirección a Alcañiz. Nada más coronar el conocido como collado de la Hoya, ya en término municipal de Calanda, la niebla nos absorbió. Una niebla espesa y húmeda cuya extensa presencia había dejado impregnada una vistosa cencellada en cada uno de los elementos vegetales que alcanzábamos a ver. La boira nos acompañó todo el camino. No nos dio respiro alguno. Ni tan siquiera pudimos distinguir el icónico castillo calatravo alcañizano o el skyline de Valdealgorfa.
La entrada a la comarca del Matarraña no fue diferente. Valjunquera permanecía bajo el influjo de la espesa niebla, al igual que La Fresneda. Pensamos en darnos la vuelta por miedo a perdernos en los caminos fresnedinos, pero decidimos arriesgar.
Para llegar al santuario de la Virgen de Gracia es necesario recorrer varios kilómetros por pistas cuyo firme está en buen estado. No es necesario llevar un SUV para acceder a él. Además la ruta está perfectamente señalizada.
Yo diría que lo más complicado lo encontramos en el acceso a La Fresneda, pues nada más entrar al núcleo urbano hay que tomar la primera calle a la derecha, y luego otra vez a la derecha en un giro muy cerrado de 180 grados, que no ganarás si no invades el carril contrario de la travesía. De todas formas, siempre existe la posibilidad de dar la vuelta un poco más adelante y volver sobre tus pasos para que el acceso a la calle sea más favorable. Una vez en la calle, debes continuar recto hasta acceder a un camino. Desde allí solo debes seguir la señalización vertical, no tiene pérdida.
Sorprendentemente, no sé si por el influjo mágico del santuario o porque aquel día nos tocó la rifa de la buena suerte, al torcer hacia el barranco de Los Canales la niebla comenzó a ser menos espesa. Hasta tal punto que, cuando tomamos el camino a la izquierda que nos encaminaba al templo, desapareció por completo. Eso sí, la fría humedad persistía.
Conforme te acercas al inmenso esqueleto arquitectónico no puedes dejar de mostrar admiración. Lo primero que distingues al acercarte es un muro esbelto, dañado por el mal de la piedra que tanto afecta a la arenisca, pero cuya magnitud asombra. Planta baja, tres pisos y ático, esa era la distribución