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Balcei 199 enero 2022
#alcorisasaleunida
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de un organismo rector que aglutine a todos, donde los intereses de cada uno estén supeditados a los de la mayoría y a los de la Fiesta. No me gusta el cuello de botella formado en el campo de los novilleros y en el de los matadores de toros que no son figuras, es decir, la mayoría. Cuidar la cantera es imprescindible. Me preocupa la pérdida de festejos en las plazas menores porque ahí están las raíces. El toreo fluye de abajo a arriba y no al revés. De las plazas pequeñas a las grandes citas. Sin aquellas, estas serían inviables.
No entiendo cómo el sector es incapaz de afrontar una reforma que permita abaratar los costes para que esas funciones taurinas en pueblos o plazas en crisis puedan organizarse con estándares de dignidad para toreros y ganaderos al tiempo que resulten viables para los empresarios. También me preocupa la pérdida de ganaderías y de estirpes, porque ser ganadero de bravo ha pasado de ser una actividad romántica a temeraria, salvo contadísimas excepciones. La materia prima en cuanto a toreros y ganaderías en la actualidad es notable, pero hay que trabajar por el futuro a medio y largo plazo, y no sólo para salvar los muebles de mañana.
–¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
–Si en un hipotético juego de ciencia ficción situáramos en un ruedo de hoy una lidia de hace cien años lo más seguro es que terminaría en bronca y, por el contrario, si trasplantáramos en una plaza de 1921 lo que hoy se le hace al toro sería una conmoción. Cualquier tiempo pasado fue distinto. Por el camino se pierden cosas y se ganan otras. El toreo ha ganado en perfección en cuanto a depuración de la técnica y limpieza en la ejecución de las suertes. Algo que ha sido posible porque el toro ha ganado en cualidades y prestaciones como la fijeza o la humillación. Los avances en genética y manejo de los ganaderos en los últimos veinticinco años han sido admirables. Las caídas se han reducido considerablemente, ha subido el trapío, a veces en exceso, al toro se le prepara como un atleta, en especial para las grandes ferias, aunque es un animal más previsible, con comportamientos más homogéneos. Sorprende menos.
Por otra parte, el catálogo de personalidades de los toreros se ha reducido y la proliferación de las corridas televisadas y las imágenes en internet hacen que estén «más vistos» y también se conozca pronto sus repertorios. También en este aspecto se ha reducido el factor sorpresa. Sin embargo, estamos en una época con toreros de mucho nivel entre las figuras, una generación magnífica. Un presente, que como todos los que le precedieron, son hijos de la evolución del pasado. El toreo está en permanente evolución, aunque muchos aficionados suelen valorarlo más tarde, a cabeza pasada, cuando ese ciclo ya ha pasado, y no tanto cuando lo tienen delante de sus ojos. Por ejemplo, en este inicio de década se percibe un claro cambio de tendencia en cuanto a preferencias de los públicos. Aunque tienen que cohabitar distintos conceptos para que el que pasa por taquilla tenga donde escoger, cotiza al alza más el toreo de arte, clasicismo y pureza que el dominador, poderoso y técnico que ha prevalecido en la década anterior. Para ello, han tenido que coincidir varios nombres de toreros que son fieles a un clasicismo imperecedero. Hay generaciones brillantes y otras más escasas en cuanto a talentos. Ocurre en cualquier expresión artística e incluso deportiva.
–Estado de la afición a los toros.
–Llevo varios años observando, desde la prohibición en Cataluña –prohibición tumbada por el Tribunal Constitucional–, un notable incremento de gente joven en las plazas. Una especie de acción-reacción ante tanto Torquemada prohibicionista. Basta con fijarse en fotografías o imágenes de hace cuarenta o cincuenta años y otras de hoy para constatar cómo ha bajado la media de edad en los tendidos. También hoy van muchas más mujeres a los toros. Es un público en formación al que hay que educar, cuidar y perpetuar.
Aunque nos quieran vender que cada vez hay menos afición, la realidad es otra. Se mantiene y hasta crece moderadamente. Otra cosa es que haya muchos que en sus entornos cotidianos no manifiesten su gusto por los toros, por temor a entrar en estériles polémicas o ser estigmatizados, y otra que la afición esté en vías de extinción. ¿Qué actividad en tiempo de pandemia, con las medidas restrictivas, ha acumulado más espectadores que los toros? Y eso se produce en unos tiempos donde en no pocos medios de comunicación se margina todo lo que sea información taurina o, en su defecto, sólo aparece cuando hay alguna noticia negativa.
–Aspectos a mejorar en el entramado taurino.
–Modernización, incentivar la competencia, trabajar por las plazas menores, rebajar costes de producción y, algo que parece utópico: ¡unión! Tantos intereses individuales tomados como prioritarios perjudican a todos. Pero esa transformación difícilmente es viable sin cambios en las reglas impuestas por las administraciones que afectan a la tauromaquia, en especial los concursos de plazas que enquistan los problemas.
–El último crack taurino.
–El Morante de 2021. No he visto en mi vida un torero que aunara tantas virtudes: arte, valor, conocimientos, destreza, ambición, imaginación, variedad, capacidad de sorpresa, implicación y sentido de líder. Brutal. Y eso a los veinticuatros años de alternativa.
–Cartel ideal de plaza, toros y toreros.
–Morante, José Tomás y Talavante. Me da lo mismo Sevilla que Madrid, cada una con sus claves. Con esa terna, hoy utópica, mejor que cada uno escoja lo que crea que va mejor a su forma de torear.
Si todo va bien y la situación sanitaria lo permite, el próximo sábado 22 de enero de 2022 el periodista Federico Arnás estará en Alcorisa, acompañado por el también periodista Salvador Ferrer, dos maestros («Salva» se autodefine como alumno de «Fede») en un particular «mano a mano» de lujo, una charla coloquio titulada: «El toreo en la pequeña pantalla: cine, televisión y periodismo». Casi nada. Queridos lectores de BALCEI, estáis todos invitados.