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B. La priorización versus la satisfacción
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Uno de los ejercicios analíticos más interesantes consiste en comparar las dimensiones de la vida urbana según las dos perspectivas presentadas en este estudio. Primero, el índice de peso intersectorial (IPI), aquel que permite conocer la percepción de los ciudadanos respecto de cuál es la importancia de las distintas dimensiones. Segundo, el índice de satisfacción de vida urbana (ISVU), que expresa la satisfacción de los ciudadanos con relación a esas mismas dimensiones. En este sentido, la pregunta a responder sería si existe correspondencia entre la priorización y la satisfacción expresadas por los ciudadanos consultados. Además, cabe preguntarse si necesariamente los temas más priorizados son aquellos a los que corresponden los niveles más bajos de satisfacción, o si, por el contrario, la priorización y la satisfacción presentan tendencias independientes. La expectativa teórica es que efectivamente exista cierta coherencia inversa entre el IPI, que señala la priorización, y el ISVU, que expresa la satisfacción. A continuación se presentan dos gráficos en que se ilustra esta relación entre la priorización y la satisfacción tanto en las ciudades ICES como en las megaciudades.
En el gráfico IV.B.1 se muestra que, en el caso de las ciudades ICES, parece haber una relación inversa entre la priorización y la satisfacción, reforzándose de este modo la expectativa teórica de hallar coherencia entre ambos índices. Así, los datos presentados en el gráfico permiten notar que cuanto más se prioriza una dimensión, menor es la satisfacción que los ciudadanos manifiestan respecto de esa misma dimensión. Por ejemplo, la seguridad es la problemática más importante y priorizada (IPI = 10), y es una de las dimensiones peor evaluadas en cuanto a la satisfacción (ISVU = 4,1). En cambio, el drenaje y la energía presentan una baja priorización (2,1 y 2,7 puntos, respectivamente, según el IPI) y son bien evaluadas por los ciudadanos, superando la barrera de los 8 puntos según el ISVU.
Sin embargo, en algunos casos parece desdibujarse la correspondencia antes señalada entre la priorización y la satisfacción. La dimensión en cuyo caso claramente no se comprueba esta relación es la conectividad. En este caso, a pesar
de la baja priorización de esta temática (a esta dimensión le corresponde el puntaje más bajo según el IPI), los niveles de satisfacción también son bajos (el ISVU es igual a 4,1). De esta manera, según la estimación de los habitantes de las ciudades ICES la conectividad no es un tema que forme parte de la agenda más urgente, a pesar de que su evaluación es marcadamente deficitaria.
En el caso de la dimensión relativa al cambio climático ocurre algo similar: su priorización es baja (IPI = 3,8), y la satisfacción expresada también es baja (ISVU = 4,9). Nuevamente, el cambio climático no está entre las prioridades de los ciudadanos, pero constituye un llamado de atención que la problemática no sea evaluada satisfactoriamente.
Por último, también es interesante destacar lo que ocurre con relación a la inequidad en el caso de las ciudades ICES. Esta dimensión se ubica en el segundo lugar de la clasificación según el IPI (6,5), y al mismo tiempo en el caso de dicha dimensión los niveles de satisfacción expresados son más bien elevados (ISVU = 6,6, séptimo puesto). Aquí se observa que las expectativas de los encuestados respecto de este tema se mantienen altas más allá de su nivel de satisfacción inmediata respecto de la cuestión.
En el gráfico IV.B.2 se presenta la información relativa a las megaciudades estudiadas. En términos generales, nuevamente parece cumplirse la expectativa teórica previamente reseñada: las dimensiones más priorizadas son comparativamente aquellas peor evaluadas en cuanto a los niveles de satisfacción, y viceversa. De esta manera, existe una coincidencia entre el caso de las ciudades ICES y el caso de las megaciudades en cuanto a cómo se relacionan la jerarquización de los principales problemas que componen la vida urbana y la satisfacción experimentada con relación a esas dimensiones. Sí se observan diferencias, tal como se ha señalado a lo largo de este estudio, en lo que respecta a qué dimensiones se priorizan y cómo son evaluadas.
En lo que respecta a las megaciudades, la seguridad nuevamente constituye el mejor ejemplo de la relación entre la priorización y la satisfacción. Su priorización es la más alta (IPI = 10) y su satisfacción es la más baja (ISVU = 3,2). Por otro lado, en los casos del drenaje, la educación, la energía, el saneamiento, la vivienda y el agua se registran bajos valores de priorización, inferiores a los 3 puntos según el IPI, y valores de satisfacción cercanos o superiores a los 7 puntos según el ISVU.