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Lagungo

Las emociones: El laberinto interior

LAGUNGO

Centro Diocesano de Orientación y Terapia Familiar

Así, dentro de nuestra paternidad una de las tareas fundamentales será ser capaces de Amar. Amar siempre supone un aprendizaje.

Por ello desde Lagungo nos empeñamos en iniciativas y programas de educación emocional, como las que recientemente hemos desarrollado con grupos de tiempo libre educativo y familias, en colaboración con la Universidad de Deusto, etc.

Situaciones cotidianas

El ser humano está equipado biológicamente para que las emociones sean una especie de “radar” que le da información de lo que acurre a su alrededor. Especialmente en el caso de que la situación que se viva se perciba como amenazante y peligrosa. En ese caso, las personas tenemos la capacidad de reaccionar instintivamente, sin pensar. Si yo estoy pasando por un paso de peatones, y observo que un coche se acerca y que no se va a detener, se genera en mi la emoción de miedo, todo mi cuerpo se activa y salgo corriendo. Como podemos ver, el mecanismo que está a la base del funcionamiento de las emociones es adaptativo, es decir, nos permite dar respuesta de modo adecuado a lo que acontece en el momento.

No obstante, este mismo proceso de respuesta reactiva, es lo que a menudo nos ocurre también en el ámbito familiar. Ciertamente, las situaciones que vivimos no tienen nada que ver con el ejemplo puesto anteriormente, donde se ponía en riesgo nuestra integridad física. Pero, el funcionamiento del mecanismo emocional es el mismo. Veamos otro ejemplo: es sábado a la mañana, llevamos buena parte de la mañana limpiando la casa, vamos a la habitación de nuestro hijo adolescente y al entrar observamos ese desorden tan propio de él, que le lleva a tener toda su ropa tirada, los libros desordenados por todo el cuarto, restos de comida en la mesa, etc. Mientras tanto, él juega plácidamente, tumbado en la cama, con su play station. En ese momento, comenzamos a sentir un calor que nos sube desde la altura del estómago, que nos va llenando de enfado…y de modo instantáneo nos dirigimos él, y comenzamos a gritar. Esto que acabamos de describir es una muestra del funcionamiento de las emociones en las personas, donde nuestras respuestas quedan marcadas por la reactividad.

En la respuesta reactiva, la persona no decide lo que hace o lo que dice, sino que es algo que surge de forma instintiva, es algo que “le sale”. La respuesta reactiva, por tanto, se caracteriza por el hecho de que nuestra capacidad de pensar queda anulada. La respuesta reactiva pone a nuestro interlocutor a la defensiva. Normalmente, las respuestas reactivas en el contexto familiar no ayudan a solucionar los problemas y a avanzar en la convivencia. Poniendo una metáfora podríamos afirmar, que es como si “a un fuego le echásemos más leña”.

Las personas, a partir de nuestras vivencias y de nuestra interacción con lo que nos rodea, estamos continuamente sintiendo emociones. En ese sentido, la experiencia de ser padre es uno de los hechos que más emociones genera en nuestro interior. El hecho de que la relación con nuestros hijos esté marcada por ese lazo de cercanía y afecto, va a hacer que cualquier cosa que acontezca en la relación genere todo tipo de emociones.

Práctica

Con esta reflexión te queremos invitar a tomar conciencia de tus respuestas reactivas, ¿en qué situaciones respondo marcado por este patrón instintivo? Puedes hacer un listado de todos esos momentos. En segundo lugar, te proponemos ir desactivando este tipo de respuesta. Es decir, cuando acontezca una de esas situaciones que “te sacan de quicio”, respira, cuanta hasta 5, observa cómo está tu cuerpo… esto es, realiza una acción que rompa ese proceso instintivo que se da entre estímulo (ver el cuarto desordenado) y la reacción (ponerse a gritar). A partir de ese momento, piensa qué puedes decir o hacer para modificar la conducta de tu hijo, en este caso para que recoja y mantenga ordenado su cuarto. Seguro que si le dedicas un tiempo a pensar en ello encuentras una respuesta mucho más eficaz que el tradicional desahogo a base de gritos •

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