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Joko eta lagungarri hezigarrien lanketa, ohiko tresna da ospitaleratuta dagozanen bananbanako arretan.
do cuando están un poco más despiertos en las habitaciones, que es donde pasan todo el tiempo, quieren bajarse de la cama, mirar por la ventana, jugar, qué se yo… pegar cosas allí... Y este nivel tiene gran parte de esos retos”. El último es el nivel explorador. Los preparan para que cuando salgan del hospital y ya estén bien, vuelvan a jugar, pero ahora desde afuera “jugamos dentro del hospital, pero, en ese nivel, los preparamos para jugar desde el exterior”.
Martha está contenta con el resultado y agradece todo el acompañamiento recibido desde el primer día en el hospital. “El equipo de Javi Alutiz y el de Innovación y Calidad del HUC siempre nos guiaron, nos respondían todas las dudas que teníamos y nos dieron toda la información necesaria. Uno siempre necesita el apoyo de otras personas para llegar a un objetivo. Realmente es un proyecto que me llena de ilusión y que siempre voy a llevar en el corazón. Gracias al Servicio de Acompañamiento Espiritual y Religioso y a todos los profesionales del Hospital Universitario de Cruces”.
Proyecto de colaboración
Javier Alutiz explica que este proyecto del rediseño de “El juego de mi Hospital” nace de la colaboración del SARE con el departamento de Innovación y Calidad del HUC y con la Escuela IED Kunsthal. En septiembre cuatro alumnos del Máster en “Diseño para el Cambio” llegaron a Cruces para desarrollar algunos proyectos enmarcados en la humanización de ciertas áreas del Hospital, es decir, teniendo siempre al enfermo y a la enferma como centro de la actuación en un hospital tan grande y con tantas especialidades como éste.
“Gracias a la investigación que Martha ha desarrollado con profesionales, familias, niños y niñas y asociaciones, se han explorado las posibilidades que tenía este juego. Asimismo, se han dado con nuevas claves: el juego tiene en sí mismo un valor terapéutico y ayuda al niño y a la niña hospitalizada a socializarse y a relacionarse con los profesionales del HUC que les atienden”. El juego tiene el valor añadido de ser un juego intergeneracional “muchas de las cartas posibilitan el diálogo con familiares, amigos y trabajadores del HUC, en definitiva, que el niño y la niña se abran más al espacio exterior de su habitación”.
En ese sentido, a nivel de equipo, Alutiz reconoce que están muy satisfechos y orgullosos de haber tenido la oportunidad de participar en un proyecto de humanización, enmarcado en el Plan Estratégico de Calidad e Innovación del Hospital “y tener la suerte de contar con alumnos y alumnas de postgrado muy capacitados que sabían por dónde tenían que tirar. Aunque el proyecto parte del equipo del SARE de Cruces, si estamos hoy aquí dedicando este tiempo y visibilizando este trabajo, es porque nos sentimos muy afortunados de que haya caído en manos de Martha a la que le estamos muy agradecidos por su implicación y porque ha sacado tiempo para entrevistarse con familiares y asociaciones, más allá de su horario establecido. Ella ha buscado enriquecer su investigación y su conocimiento de los agentes que participaban, para que el juego además de tener un formato atractivo sea sobre todo un recurso pedagógico y terapéutico. Porque es verdad que jugar con El Juego de mi Hospital te invita a pasar un buen rato en red con quienes te quieren y te cuidan” •