La belleza del universo

Queridos amigos belenistas.

Siempre que me detengo ante una imagen de la Santísima Virgen María, del Señor Jesucristo o de un Santo, contemplo los sentimientos religiosos y humanos que el autor y la comunidad que se lo ha encargado ha querido reflejar. Así, mi entendimiento va de lo sensible a lo invisible, de la materialidad de la obra al espíritu, de la expresión de una imagen al sentimiento, del arte a la mística. Esto mismo es lo que hacemos cuando contemplamos un Belén. Por eso, el papa Francisco, al regalarnos una carta apostólica sobre el Belén, lo llama un admirable signo, que nos invita a ponernos espiritualmente en camino, atraídos por la humildad de Aquel que se ha hecho hombre para encontrar a cada hombre. Así, descubrimos que Él nos ama hasta el punto de unirse a nosotros, para que también nosotros podamos unirnos a Él.

Hacer un Belén es dedicar un espacio para celebrar el Misterio de la Navidad. Habitualmente, este espacio pertenece a una familia, una parroquia, una hermandad, una asociación, un colegio, un escaparate, una plaza de un pueblo, un lugar social y público. En él se recrea la belleza del universo, montañas y cielos, cerros y valles, manantiales y desiertos, cuevas y llanuras, animales domésticos y bestias salvajes, seres humanos y ángeles, casas y campos. Y todo lo que allí se pone quiere representar el amor infinito que Dios Padre tiene a la Humanidad por la que no ha dudado en entregar la vida de su Hijo. Por eso, un Belén no es una hermosa maqueta, sino una forma muy eficaz para transmitir el mensaje cristiano.

En nuestra diócesis, casi desde su origen, un grupo de personas se ha encargado de cuidar y fomentar esta tradición cristiana entre las familias, las parroquias y los colegios. Actualmente, el grupo de belenismo diocesano quiere estar presente no sólo en Navidad, sino a lo largo de todo el año, acompañando a todos los que han hecho del Belén una pasión de su vida y, también, a aquellos que se incorporan a esta hermosa tradición. Esta revista diocesana, que publica su primer número, pretende ayudar a la formación de los belenistas, quiere recoger las noticias diocesanas referentes al Belén y desea cuidar la espiritualidad de aquellos que han hecho del Belén una forma de expresar su idea de la navidad y su fe.

Animo a todos a seguir conservando una tradición secular que sigue tocando el corazón del hombre en nuestra época.

Ginés García Beltrán, Obispo de Getafe