Vol. 33 No.4
WINTER / INVIERNO, 2014
GLADYS TRIANA
Queridos amigos:
lindenlanemag@aol.com http://www.lacasaazul.org www.lacasaazulcubana.blogspot.com
Gladys Triana: At the End, 1991
Founded in March 1982 by Heberto Padilla & Belkis Cuza Malé Publisher and Editor: Belkis Cuza Malé Assistant Editor: René Dayre Abella Copyright © 2014 LINDEN LANE MAGAZINE Una subscripción a LINDEN LANE MAGAZINE en los Estados Unidos: $60.00 para individuos, y $90.00 para instituciones. ISSN 0736 - 1084 It is a publication by Linden Lane Magazine & Press P.O. BOX 101582 FORT WORTH, TEXAS 76185-1582
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Aquí en Fort Worth, Texas, la estación del invierno nos permite hoy el regalo de múltiples aromas. Ha llovido pero el sol ha regresado esta mañana de domingo en que escribo para reseñarles brevemente este número de LLM correspondiente al Vol 33 # 4, de 2014. Ilustran este número varias mujeres de distintas generaciones cubanas. En primer lugar tenemos a Gladys Triana, con unas espléndidas pinturas. La que aparece en la portada la titula ‘’Evocation of a Forest’’, y es de 1989. El resto, a lo largo de las páginas, también comparte emociones y paisajes, en medio de un colorido muy suyo, muy Gladys. Por su parte, la obra de Ofelia Gronlier (fallecida en 1995) que acompaña los poemas de Manuel Díaz Martínez, quien fuera su esposo, se nos presenta con un autorretrato de facetas ignoradas por mí, pues la conocí de joven; fuimos amigas en esos años difíciles de los setenta, en que nos sentábamos a conversar en su apartamento, mientras veíamos crecer a Claudia y Gabriela, sus hijas. Al momento de su fallecimiento, Ofelia residía en Las Palmas de Gran Canaria, a donde habían llegado en 1992. Silvia Eugenia Odio, la otra pintora, es una agradable sorpresa: sus muñecas soprenden por su tierno y desgarrado trazo, inspirados quizás en su infancia y sus sueños ‘’cubistas’’. He puesto también un pequeño dibujo a tinta de esa extraordinaria artista y poeta que fue Juana Borrero (1877-1896). Un dibujito realizado detrás de la tarjeta de presentación del doctor O´Farrill, quizás uno de sus médicos o amigo de la familia. Raúl Martínez, maestro del pop art cubano, recrea una imagen múltlipe de un personaje mítico, adorado y odiado por ideologías opuestas: el Che Guevara. Los poetas de este número: Manuel Díaz Martínez, Silvia Eugenia Odio, Irene López Kuchilán. Los prositas: Antonio Álvarez Gil, Luis Marcelino Gómez y Elena Iglesias. Los ensayistas: Vicente Jiménez, Mauricio Fernández, Teresa Fernández Soneira, Alberto Muller y Alejandro F. Pascual. Hay notas de libros por Teresa Bevin, Pedro Pablo Pérez Santiesteban, Dulce María Méndez, y María Eugenia Caseiro. Disfruten su lectura, y recuerden que Linden Lane Magazine necesita del apoyo de sus amigos, pues se precia de ser una publicación independiente, que sólo sirve a Cuba y a Dios. Gracias y bendiciones, Belkis Cuza Malé, Directora
M
anuel Díaz Martínez
EN LA ISLETA Mientras miro, acodado en la ventana, el paso de bañistas y palomas, siento que tú también, madre, te asomas al marino esplendor de esta mañana.
EL PESCADOR ¿Qué es un hombre sentado frente al mar? Pues un hombre sentado ante ese abismo no es más que un solitario ante sí mismo. Y su único remedio es olvidar.
POR SUPUESTO Por supuesto, sabemos que la noche no advierte que te abismas en ella con tu propia negrura, que su enigma es enigma porque tú la interrogas, que su nombre es un nombre porque tú lo pronuncias.
Es natural que sienta tu presencia porque, a lo largo de mi largo viaje, siempre estuviste, madre, en mi paisaje, y en él fuiste la luz, la transparencia. Observo, mientras a mi lado estás, cómo la ola, metódica, indolente, difumina las huellas que la gente, sobre la playa, va dejando atrás. Ahora que estamos frente al mar a solas, quisiera preguntarte, madre, ¿adónde -al mar le he preguntado y no respondearrastraron tus huellas esas olas?
Ofelia Gronlier: Autorretrato
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otoño.
( Manuel Díaz Martínez (Santa Clara, Cuba.1936), poeta y periodista cubano. Miembro correspondiente de la Real Academia Española. Fue diplomático en Bulgaria, investigador del Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba, redactor-jefe del suplemento cultural Hoy Domingo (del diario Noticias de Hoy de La Habana) y de La Gaceta de Cuba (de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba). Dirigió la revista Encuentro de la Cultura Cubana, editada en Madrid. Ha publicado varios libros de poemas, entre ellos Vivir es eso, con el que en 1967 ganó el premio nacional de poesía Julían del Casal, de la UNEAC. También en el 2002 publicó Solo un leve rasguño en la solapa, memorias. Desde 1992 reside en Las Palmas de Gran Canaria. Lleva un blog:
https:// diazmartinez.wordpress.com/ Ofelia Gronlier: Dibujo
ME CASARÉ EN LOGROÑO
DANDY
Para Isabel Gago Me casaré en Logroño con una tabernera. Será testigo mío Bretón de los Herreros. Serán testigos de ella todos los taberneros. El tinto andará libre como la primavera. Bendecirá la boda Gonzalo de Berceo. La novia estará hermosa. Yo juraré ser fiel. Irán poetas ebrios empinando el jaleo. Estallará de fiesta la calle del Laurel. Armando Buscarini será mi convidado. El principal de todos por ser un olvidado. Llegará zigzagueando como el viento de otoño. Ante el Alcalde afirmo que un día de algún año, aunque parezca un sueño presuntuoso y extraño, con una tabernera me casaré en Logroño.
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Cada mañana, cuando me despierto, extraño que no venga a saludarme. A su ausencia no logro acostumbrarme: no sé cuál de los dos es el que ha muerto. Tras mucho pretenderlo, he comprendido que tampoco consiga acostumbrarme a que no venga ya para invitarme a ser niños jugando al escondido. A veces lo recuerdo en el balcón, cual filósofo en su meditación, solo, mirando el mar de mi destierro. Las noches frías, cuando me acostaba, echado junto a mí me calentaba. Era mi amigo, y un poco más: mi perro.
A
ntonio Álvarez Gil Extraños El pueblo sigue allí, tendido en la llanura de la costa sur, un poco más extenso y quizás más moderno, pero a la vez más viejo y menos acogedor que antaño. Hablo de las edificaciones, porque la gente es la de siempre, aunque no sea la misma. Como yo, que tampoco soy el mismo, aunque soy el de siempre. En lo social, el ambiente en el pueblo no ha cambiado mucho. Como si el mundo no fuera radicalmente otro, como si no hubieran pasado tantas cosas, tanto dentro como fuera de Cuba. Aquí la vida marcha al paso, pero es su propio paso, suyo y diferente, con otras prioridades y otro ritmo. Un ritmo, por cierto, como el que producen los cascos del caballo que tira del coche donde viajo ahora, en compañía de un grupo de personas que son, al menos en principio, mis paisanos. La bestia trota alegremente y arrastra el carricoche por la calle que un día fue mi calle. Entre estas aceras los
muchachos del barrio jugábamos a la pelota. Sí, aquí; y yo me pregunto cómo encontrábamos espacio suficiente para hacerlo, con lo estrecho y pequeño que parece todo. El momento más triste sobreviene cuando paso por el sitio donde estaba mi casa y descubro la que han construido en su lugar. Como no puedo hacer otra cosa, cambio la vista hacia otro lado y sigo de largo. Cuando llego a la altura del parquecito compruebo que sigue siendo el mismo, con su vieja ceiba, sus bancos de granito y su estatua de Antonio Maceo. Luego aparece el centro escolar, y una montaña de recuerdos se me viene encima. Y ahora sí, salimos del pueblo y tomamos la carretera que conduce al batey del ingenio. El jamelgo trota y trota, y el coche continúa su marcha. Y quince minutos más tarde, estoy en el central. Me bajo frente a la bodega y sigo a pie por las calles polvorientas del caserío que se extiende junto a la vieja fábrica de azúcar. En uno de los cruceros evoluciona una locomotora de vapor. Va y viene sobre la línea de vía estrecha, soltando humo por los cuatro costados y obstruyendo el paso de la gente. A cierta distancia, algunas mujeres esperan para cruzar la línea. Mientras tanto, observan las maniobras de la máquina y conversan animadamente a la sombra de un álamo de altura colosal. Para sorpresa mía, entre ellas descubro a una amiga de la adolescencia. Está en medio del grupo, de pie junto a una bicicleta que mantiene a su lado. He dicho “amiga”, pero debo precisar que entre nosotros hubo más que amistad. Cuando me reconoce, sus grandes ojos claros se animan, por lo sorprendente del encuentro. Su madre, que también es una antigua conocida, se nota tan extrañada como la hija, y enseguida me sonríe como jamás lo hizo en los tiempos en que yo trataba, sin mucho éxito, de ganarme una sonrisa suya.
Gladys Triana: Venus Triptych, 1988
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Me acerco al grupo e intercambio besos y abrazos con todas las mujeres. Con mi antigua amiga –¿casualidad?- el intercambio ocurre muy cerca de la boca. Cuando nos abrazamos, siento que ya no es la muchacha delgadita de nuestra época dorada. Es más bien gruesa, o por lo menos maciza y fornida, con unos cuantos años más, con el cabello gris y la mirada igual de clara pero menos luminosa que antes. Su rostro se parece mucho a lo que fue el rostro de su madre en aquel tiempo. Lleva puestos un short y una leve blusa, de esas que en Cuba llaman “bajichupa”. Su atuendo lo completan un pulso de abalorios y un par de sandalias, también muy sencillas. Me mira como si no terminara de creerse que soy yo. Y sonríe. ¿Será alegría?, me pregunto entonces, sin saber por qué. ¿O felicidad? ¿Será feliz? Es difícil creerlo, me respondo enseguida, aunque quién sabe. Puede que lo sea, que tal vez no necesite mucho más de lo que tiene aquí. Dicen que no es más feliz quien más posee, sino quien menos necesita. Ella, por su parte, me pregunta cómo estoy, en dónde vivo y a qué me dedico actualmente. Le digo que no estoy en Cuba y la veo sonreír de nuevo. Eso ya lo sabía, dice, lo supe hace bastante tiempo. ¿Estás en Miami? No, más lejos, respondo. ¿Nueva York? Frío. España, seguro, afirma; tú siempre tiraste para la madre patria. No, tampoco. Ella se extraña. No entiendo, dice entonces, ¿dónde estás? ¿Adónde has ido a dar? A Suecia, vivo en Suecia, explico brevemente, y me doy cuenta de que mi amiga está tratando de ubicarme en el mapa. Tal vez se siente un tanto confundida y necesita precisar, esclarecerse a sí misma si estamos hablando de Suecia o de Suiza. Las demás mujeres, por su parte, me miran como a una criatura rara. Suecia, dice ella por fin, ésa es la que está en el norte de Europa, ¿no? ¿Y qué idioma se habla allí? Sueco, explico, se habla sueco. ¿Y cómo te entiendes con la gente? Pues aprendí su lengua. ¡Qué bárbaro!, tercia la madre, que ha estado escuchando atentamente, con tal de irse del país los cubanos son capaces de aprender cualquier idioma, hasta el de los esquimales si hace falta. La hija la
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reconviene con la mirada y luego vuelve a dirigirse a mí: ¿Y cómo se vive en Suecia?, pregunta esta vez. Se vive bien, respondo, sin poder aclararme a mí mismo si ella será capaz de comprender qué significa “vivir bien”. Quizás piense que es comer carne a diario o manejar un coche del año. O tal vez pasarse el día echándose fresco en un sillón y conversando con los vecinos, o montando bicicleta por el pueblo. Aquí también se vive bien, dice por fin, paseando la vista por el grupo, como puedes ver. Sí, ya veo, contesto, pues no encuentro nada mejor que replicar. En ese instante, la locomotora se aleja definitivamente y la calle vuelve a quedar franca. El grupo se mueve y cruza la vía férrea. Yo hago lo mismo que las mujeres, de manera que sigo con ellas. Sin embargo, aunque todos caminamos en el mismo sentido, mi amiga y yo nos distanciamos poco a poco de la comitiva. Vamos, además, separados por su bicicleta, que ella sostiene y empuja con las manos. Yo extiendo una de las mías y la ayudo en la tarea. Ahora soy yo quien se interesa por su vida. Entonces me cuenta que está divorciada y vive con su madre. Trabaja en el pueblo, en una oficina del Poder Popular. Sus hijos –un hombre y una mujer- tienen familia propia. El varón está empleado en el ingenio y acaba de construirse una casita no lejos de allí. La niña vive en un pueblo vecino, en casa de su suegra. Luego de responder a mis preguntas, mi amiga guarda un instante de silencio, como si quisiera saber si ha dado la talla en las respuestas y satisfecho mi curiosidad. Finalmente, cuando dejo de preguntar, ella deja de hablar. Y aunque seguimos intercambiando frases, su primer entusiasmo parece haberse diluido un tanto, por lo que sus acotaciones se hacen más y más concisas y menos frecuentes. Al cabo del rato, callamos los dos. Yo pienso en las vueltas que puede dar la vida. Hace unos años, como quien dice, parecíamos hechos de la misma materia, teníamos los mismos gustos y afanes, las mismas apetencias: éramos un chico y una chica del pueblo que se besaban en algún recóndito banco del parque, cuatro manos
Belkis Cuza Malé
Puer uerta uer ta de G olpe Golpe M Mii antología personal de H eber to P adilla Heber eberto Padilla He leído este pequeño libro de un tirón. Ahora me pesa, porque ya se evapora el soplo de vida en sus breves páginas. Belkis Cuza Malé ha escogido magistralmente un grupo de poemas que representan el talento artístico tan propio de la obra de Padilla, el poeta. Eviten los expertos en poesía buscar en este libro un movimiento cultural, una escuela artística o siquiera una sólida fluidez temática. Ese no ha sido el propósito de este maravilloso libro. Deléitese el lector con este abrazo poético de uno de los grandes de siempre, el inmortal Heberto Padilla, nuestro¨. Dr. David Walter Aguado
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temblorosas explorando y tocándose mutuamente en la fila más oscura del cine. Vivíamos en el mismo mundo y teníamos intereses semejantes, tal vez los mismos sueños. ¿Y hoy? ¿Queda algún rastro de lo que fue nuestro pasado en común? ¿Compartimos algo más que recuerdos? Para ella, el mundo empieza y finaliza aquí, en las breves calles del pueblo o del batey del ingenio. Yo, por mi parte, no me imagino viviendo en este entorno. Ella, sin embargo, parece estar muy bien. Se ve fresca y feliz, sin mayores problemas que la agobien. Tranquila, demasiado, quizás, para ser cierto. Su despreocupación me recuerda la paz interior de alguien que desconoce el peligro que se le viene encima. Nadie es más feliz que una persona totalmente ignorante, he leído en algún sitio. ¿Será bueno o malo ese estado emocional? ¿Le interesará lo que ocurre en Grecia, en Palestina o en Irán? ¿Sabrá quiénes son los coptos, a cuánto asciende su número y por qué les queman las iglesias? ¿Le preocupará la devaluación del euro, el calentamiento global o el cambio climático? No, para ella las cosas son seguramente más sencillas. Si sube la temperatura del planeta, se pone el short y el bajichupa, se calza las sandalias y se sienta a coger fresco en el portal. O si consigue quien la lleve a la playa, coge las chancletas de goma y se va para allá. Antes nos parecíamos en todo, vivíamos el día a día, nos enamorábamos y teníamos los mismos intereses y las mismas preocupaciones.
Ahora, sin embargo, pertenecemos a mundos diferentes. En el suyo, lo que importa es conseguir un poco de polvo para lavar la ropa, o saber si ya llegó el café que dan por la libreta de abastecimiento, o si en algún lugar alguien está vendiendo algo de comer. Cuando llegue a su casa, mi antigua novia encenderá la radio para que alguna orquesta de música bailable le llene el aire de sonidos alegres. Por la noche se sentará frente al televisor y reirá y llorará con la telenovela del momento. Luego se acostará a dormir y soñará sueños en los que ya no habrá ningún príncipe azul, pero en el que quizás aparezcan pasteles de coco o de guayaba. Y al otro día se levantará para ir a sentarse en una oficina en la que se pasará las horas hablando con sus compañeras de trabajo, o moviendo de un lado a otro montañas de papeles que significan poco más que nada. Imagino su vida y pienso en la mía. Pienso y comparo su mundo con el mío. Recuerdo lugares y personas, experiencias vividas y kilómetros andados. Y tanta cosa vista. El mundo, es el mundo en que trabajo y vivo, mi mundo. ¿Y éste? ¿Seguirá siendo también mi mundo? Lo fue, en todo caso; tan mío como es de ella hoy. Y me pregunto qué sería de mí si hubiéramos formado una familia juntos. ¿Viviría yo aquí, en el central? ¿Acaso en el pueblo? ¿Sentiría esto como mi hogar, mi sitio bajo el sol? En cuanto a ella, se me ocurre preguntarle directamente si de verdad se siente bien
allí, si es feliz viviendo y trabajando en los apretados límites del pueblo. Sin embargo, cuando me apresto a abrir la boca para hablar, el grupo de mujeres se detiene y la madre de mi amiga se dirige a ella para preguntarle a su vez si no se ha dado cuenta que están a punto de llegar al local de la Federación de Mujeres Cubanas y todavía no han discutido la propuesta que quieren hacerle a la secretaria general del municipio. Mi amiga me mira y se disculpa con un gesto de la cabeza. Anda, ve, le digo con un beso de despedida. Ella mueve las manos en un gesto de resignación un tanto sobreactuado. Otro día seguimos hablando, dice, ¿hasta cuándo vas a estar por aquí? Me voy mañana, contesto, sabiendo que voy a quedarme sin respuesta a mi pregunta primigenia, que nunca llegaré a saber si ella es feliz allí. No importa, me tranquilizo a mí mismo, ¿qué importancia tiene? Era sólo curiosidad. Además, es imposible saberlo todo sobre todos. En cualquier caso, algo nuevo he sabido: que la distancia que me separa de esta otrora amiga y de sus cosas es y será siempre insalvable. Y, además, que el hábitat natural de los recuerdos es la memoria, una cárcel de la que ninguno de ellos debería salir nunca.
Antonio Álvarez Gil nació en Melena del Sur, Cuba, y reside en Alicante, España. Ha publicado varios libros de cuentos y novelas y obtenido importantes premios por su obra.
Ilustran este número: Gladys Triana
Ofelia Gronlier
Silvia Eugenia Odio
pintora y dibujante cubana, residente en New York, que recientemente expuso en Miami sus dibujos, con textos de Reinaldo Arenas
pintora cubana, fallecida en Islas Canarias en 1995. Estaba casada con el poeta Manuel Díaz Martínez
poeta y pintora cubana, autora de varios libros de poesía, entre ellos Los soles de la luna. Reside en Miami
Juana Borrero
Raúl Martínez
poeta y pintora cubana, muerta en Key West en 1896, a los 19 años.
(1927-1995) pintor y diseñador cubano, figura máxima del pop art en Cuba
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Silvia
Eugenia Odio
El entierro de la señorita Eugenia los cuartos salieron al jardín para dejar de ser guardadores de secretos la casa entera volcó sus paredes hacia el aire, desnudó su inocencia —violada tantas veces—, sus cortinajes arroparon una nube cualquiera de Semana Santa el féretro quedó junto a la fuente el armario de la señorita Eugenia —junto al agua— desbordado de su muerte
Silvia Eugenia Odio: Muñeca, técnica mixta
Este viernes, sí sabe mi nombre de memoria Este viernes, lento, sombrío este viernes que es viernes en su destreza de fin de semana que esparce su silencio sobre los árboles de piedra de Coral Way y sube desde el zapato negro hasta mi corazón abatido creando una somnolencia de un antes de las aguas de junio y un verano por venir de un antes de mi vida hacia otras partes conocidas y también desconocidas este viernes que duele en la v y en la i sin punto y en la e sin acento y en la n que no, no y no y en la t que habla de otro tiempo y en la o de mi nombre pues sí sabe mi nombre de memoria y lo conjuga amargamente hoy en el lenguaje agrio de mi alma este viernes, tú allá en Arlington, Virginia, yo acá, en Miami, Florida, olvidándote y todavía queriéndote
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Esa mujer alargada
Los juegos de la luna
De esa mujer alargada arrinconada en las sombras queda la hermosa bandeja de su memoria llena de frutos conocidos en cada uno de sus sabores.
Más te conocen los hombres y los niños que tú misma [andas a tientas]; tus rincones de sombras se abrazan juegan con la luna.
Olvidemos que el tiempo se extiende como un manto mojado sobre sus hombros que su mirada
verde-gris
ha alcanzado la otra orilla y sus manos reflejan la cosecha amarga. Fue luz propia y -como estrella- quedó enamorada de ese fulgor que tarda años luz en llegar a la tierra. Tocó a la puerta de los guardianes del aire —que no reconocieron sus señales—. Bajo el brazo sus memorias: una caja de vidrio guarda su rostro de niña.
Esa mujer alargada
De esa mujer alargada
La respuesta estaba en los caminos pero el tiempo era seco y las palabras se curtían al sol había amagos de lluvia en el aire ¿te acuerdas? y las espigas no podían coronarse en flores y seguían siendo eso, espigas. Alzaste las manos y en la pavorosa pirueta quisiste encontrar otras manos, otras que hicieran de las tuyas dos advenedizas en una tierra cálida y espesa tan íntima como tu piel.
guarda su rostro de niña.
Silvia Eugenia Odio: Muñecas
arrinconada en las sombras
queda la hermosa bandeja de su memoria
llena de frutos conocidos
en cada uno de sus sabores.
Olvidemos que el tiempo
Silvia Eugenia Odio: Muñeca
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Mauricio, en el momento de emprender un largo viaje o de regreso de él
En la claraboya candente del desierto busco el sol bajo la arena bajo esa arena dorada que entra muy dentro y posee mi cuerpo.
Sólo la noche estropea tu largo navío de luz sólo ella alta y sombreada, larga como el cometa que arroja en la nostalgia del mar su más pura aurora cayendo después en el oscuro hueco de una estrella.
Cuando el aire se opaca en la tarde y se tiende a dormir en esa desolada escena de lirios abatidos.
Sola yo, en el sonido de las teclas marinas en la noche efervescente de sales y lenguas y labios amargos y besos no dados, amargos también. Sola, en la soledad sin tinieblas de un invierno inventado helado y de lluvia Tú y yo en la pradera georgiana buscando luces y saltos y cierta alegría ajenos a este tráfico de horas lejos de una vida cotidiana y aburrida.
Y es allí que siento una tristeza tan honda tan honda que se escapa del alma para no volver jamás. Y todo lo que importa duele y crece como un hongo en mi garganta y vive en el grito de mis días oscureciendo la magia destruyendo mi inocencia. Ese sonido extraño Y yo los oigo y te miro recostado contra un poco de luz, sobre un trozo de mañana que quiere dibujarse en tu rostro. Extraña coincidencia tus ojos que huyen al callarse, porque no hay nada más que decir y tú lo sabes. y nos llegará de pronto de alguna parte ese sonido extraño que dan los pájaros antes de suicidarse.
Sola yo, pues tú no estás y no estarás y así será por mucho tiempo. Sola yo, en la estepa cuando yo quiera o en la montaña, cuando yo quiera o en ese país soñado que prefiero Silvia Eugenia Odio (Cuba, 1937). En 1960 sale de Cuba, escribe y forma que sea soñado parte de la revista ‘Enlace’ y de otras. Ha publicado varios libros de poesía.
Silvia Eugenia Odio
Los Soles de la Luna Publicaciones Entre Líneas www.publicacionesentrelineas.com 10
L
uis Marcelino Gómez
Oneiros
Elizabeth Taylor se sacó un moco violeta de la nariz. Lo pegó en un papel, un pedazo pequeño de papel, o cartulina, y me lo entregó para que lo guardara de recuerdo. Se había mudado para la esquina de Progreso y Carretera de Gibara, a dos cuadras de mi casa. Donde no había nada levantaron un edificio ya viejo, una construcción añeja. Así lo evoco. Con esa pátina. Era una vivienda, mejor dicho un edificio elevado, como un rascacielos sin pisos interiores. Desde una parte de la sala surgía un árbol joven, muy alto, que llegaba unos cuantos metros más arriba. Las hojas se veían tiernas. El árbol había crecido sin dificultades. Semejaba una gigantesca planta de frijoles, aunque el tronco recordaba el de una mata de almendras, lo que en Holguín llaman
una mata de almendras. La Taylor estuvo trepada en el bejuco. No sé cómo llegó y hasta dudé que fuera ella, pues andaba raída y en harapos. Pero no parecía importarle. Se mostró amistosa y me regaló, además, un pomo de esencia vacío. Había, también, figuras sobre una mesa, creo que fue la misma Liz, quien me las hizo notar. Hablamos de Shirley MacLaine. ¡Dichoso apellido! El frasco de perfume era azul, como aquellos de BROMO-SELTZER EMERSON DRUG CO. BALTIMORE, MD.
Gladys Triana: Shipwreck, 1991
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Del frío y otras impresiones
Mary Cassatt. Deje para último a Theodore Earl Butler impresionando a las hijastras de Monet. Deambule por Giverny, mientras admira las obras americanas pintadas en los mismos parajes del viejo Claude. Escoja un día de octubre. Un jour pluvieux. Día de viento pendenciero fracturando pezones de árboles.
pre he sido friolento. Estamos en invierno según mi termómetro corporal. Son las diez de la mañana y acabo de levantarme. Una excepción. Generalmente lo hago antes de las siete. Aunque ya estaba rumiando desde las cinco de la Ahora memorice: Gladyz Triana: Variation No. I, 1991 madrugada. Sentí tanto frío que dormí Bonjour. con pantalones, tres Oui, monsieur. suéteres, Comment allezcalzoncillos largos, vous? cuatro pares de medias, guantes de Très bien, merci. cuero, bufanda y hasta gorro de lana. Et vous? Y me tiré encima seis frazadas y un Guturalice bien. ¡Esa abrigo, pues no eggrrre! tengo calefacción. Aún así la frigidez Repita. Como la Piaf se coló y me hizo en Non, Je ne tiritar, como si regrette rien. estuviera a la intemperie. Este Tome entonces un gélido aire viene del walkman con Norte. Pero hay melodías del otro otro frío que no Claude, el Debussy, sólo molesta en la digamos La mer, o piel. También duele. una de su agrado. Y mucho. Éste Colóquese los asciende por mi audífonos. Eche a cuerpo. Es austral. andar el aparato. Fue el que me Camine. Observe despertó. Sé que atentamente tarde o temprano holladuras de llegarán otras chubasco, instantes estaciones y el calor de otoño derretirá los hielos. derritiéndose en las charcas, trozos de cielo sumergirse en Mas esta frialdad que lacera, que viene del Sur, no tiene el agua a sus pies, témpanos de sol entre las infinitas tiempo ni época ni desaparece con el sol aun en los más tonalidades de las hojas. Ocres, rojas, violetas, noires, ardientes días del verano. Con ella sucumbo. Es, ya se lo jaunes, vertes. Si alguien le habla en ese momento dije, y no voy a repetirlo, que siem responda: C’est incroyable! Continúe escuchando sin dejar de atender fijamente la hojarasca. Ponga voluntad. Una gran dosis de imaginación. Persevere. Lea algún poema de Verlaine, otro de Baudelaire. ¿Quién es más irreverente, Villon o I. M. Pei? Ya está en París.
La leçon de français
A Madame Landau Chevaliers de la table ronde Goûton voir si le vin est bon [1] sitúese frente a un libro de impresionismo norteamericano. Si le es posible asista a una exposición. Estudie las obras. Analícelas. Disfrútelas. Enamórese de
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¿Qué siente deseos de yantar castañas, en las márgenes del Sena y la fantasía no le acompaña a pesar de su esfuerzo? Compre el billet. S’il vous plaît! Recuerde las expresiones citadas. Si las olvidó, al menos entone una cancioncilla: Le coq est mort Le coq est mort
Le coq est mort Le coq est mort Il ne dira plus Cocodi, cocoda Il ne chantera plus Cocodi, cocoda [2] Non, ce n’est pas un conte [1] Ancienne chanson française [2] Ancienne chanson française
sueño donde era un personaje cervantino. Tenía que vérselas en una lucha con espadas y dagas en el Golfo de Corinto. Sintió miedo. Pensó en las alegorías de Segismundo y su interpretación onírica. En definitiva, las dagas y las espadas podían ser símbolos fálicos. El otro negó contacto alguno, pero en una caja con yelmos de látex, encontrada por casualidad mientras enjabonaba su hipnagogia, Don halló sólo siete. Salió a las rúas despabilado por la preocupación a las siete de la mañana. Siete años después y por causa de un virus muy difundido en los remates del siglo XX, Don moría. Por séptima vez
Luis Marcelino Gómez (Holguín, 1950) de origen
Conjugación del siete por séptimo día consecutivo aquella nefasta noche, tarde ya, Don cabalgó su alfana y fue a la posada del amigo para leer unos versos. Siete horas después, casi acabados de dormirse, un tronar de arcabuces los intimidó. Había sido el despertador de arena. Don dejó inconcluso el
sefardí. Senior Lecturer de español y portugués. Professor de Creación Literaria en español en EE.UU. Editor de la revista bilingüe Aguas del Pozo/Waters of the Well. Ha publicado cuatro colecciones de relatos: Donde el sol es más rojo (1994), Oneiros (2002), Editores (Venezuela, 2009). Premio Nacional de Cuento, Cuba, 1985. En 2007, fue Finalista del Premio de Cuento Juan Rulfo, Francia.
Manuel Gayol Mecías
Los artificios del fuego Los artificios del fuego conforma una suerte de híbrido literario, deliciosa mezcla de cuentos, relatos, viñetas y evocaciones, en las que Manuel Gayol Mecías demuestra otra vez por qué es considerado uno de los exponentes más creativos de la narrativa cubana contemporánea. En las trece piezas que constituyen este libro, el espíritu iconoclasta y la imaginación desbordante del autor vuelven a hacer de las suyas, regalando a los lectores una obra inolvidable! Armando Añel.
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I
rene López Kuchilán
LA GRAN VÍA Tortuosa senda, ya se esfuma la neblina y el deshielo te desborda, me trasladas por parajes y dormida reconozco cada flor y cada fruto, la sutil efervescencia de murmullos elocuentes que entreabren la compuerta, la abertura hacia los orbes donde el candor espera. Ruta que ya he gozado, no me dejarás parada más; no hay que buscar lo que he vivido. Estáncame donde tan bien se está, nirvana extemporáneo, que no hay rumbo, te digo; el destino llegó hace mucho tiempo y es ahora que lo he visto, soplando el polvo de mis barrios, contoneando el pavimento de la larga calle Yonge, por La Rampa hasta Las Ramblas, parque Trillo enjabonado con color, criatura salvaje, como yo.
IRREMISIBLEMENTE Para encontrar algún azul en el oscuro firmamento, recuperar estrellas en la bruma de los mares, haré un dibujo con el lápiz de la infancia aniquilada entre las ráfagas de infamia. Lavaré con cal las máscaras de nuevos Judas VIAJE A IXTLÁN y pediré al tambor que repique de tal forma que el convite del calvario empedernido Don Juan del alma mía, no entumezca el corazón de los que bailen de haber tenido tu guía, al son de la anestesia oriunda cuántos Carlos quedarían del ritmo de antídotos mundanos. en el camino sin fin. Que los escudos del dolor y la memoria Y es que si el alba amanece ni los abrigos del perdón impidan más tarde, más lento anochece latir al pensamiento y rescatarlo para nunca, jamás por siempre del pozo de la burla en que sin prisa yace el mismo beso vivir. hipotecado, y nos contempla solitario.
MADRE MÍA En manantiales me rodaste hacia la espuma y perdí el atlas de tus alas. El lodo salpicaba fuerte tu dulce brazo y navegó como yo, como aire sin cautela. Astros con luz de soles despejaron la maleza que embadurnaba la dinastía suprema con pertenencias mayores y mi altura no alcanzó tus promesas de gladiolos hasta que un ángel me cantó la canción que tarareabas al lavar aquella fuente que nunca se rompió.
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Gladys Triana: The Wind, 1991
EL CAMINO DE SANTIAGO El planeta que solemos llamar luna coloreaba la pandilla advenediza, que imparable, tarareaba Partiró. Desechando planisferios que invitaban all The Way a Compostela, reclamaba nuevas eras e inmediata redención. Las brújulas rotaban Norte a Sur, Este a Oeste, y tú cantaste, irreverente, en cada lengua concebible, al acertijo inmune, al lema, al password, al quid de las visiones no suscritas, que en horas reencarnadas de otros siglos, confundimos vanamente con orgasmos. Saltimbanquis embarrados con pigmentos luminosos intentaron suplantar tu certidumbre, empañar el espejo que concede los deseos con incienso evaporado de las nieves que extenuadas, goteaban tierra. Arrancar sus antifaces te imploré, y no desmayar en el trayecto inexorable, que nos lleve, contundente, hacia el último camino de Santiago.
Irene López Kuchilán. Después de haber debutado en el film ‘’El extraño caso de Rachel K’’, protagoniza novelas y dirige sus primeros dramas en la TV Cubana, y pasa a dirigir cortos de 35mm para el ICAIC. Ya en Canadá, como miembro del Writers Guild of Canada, escribe y dirige guiones de cortos que se exhiben en diversos festivales y el National Film Board. Representa a Canadá como jurado de largometrajes en Hungría, y escribe crítica de cine para publicaciones como Hora H y Museum. Su obra ha sido exhibida en Channel Four, Canal Plus, Melbourne International Film Festival, Chicago Latino Film Festival y New York Film Festival. Vive y trabaja como editora y consultora en Estados Unidos. Ha publicado el poemario Antes de que se me olvide, en editorial Aduana Vieja de Valencia, España.
UN SALMO QUISIERA SER
http:// encomiodelaimagen.blogspot.com.es/
Matías Montes Huidobro
Cuaderno digital de Jorge Tamargo. Arte, Lane literatura Linden Pressy pensamiento / Colección Poesía
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lena Iglesias
Sabiduría y Zensatez -Manchita, ¿estás durmiendo? -Estoy pensando. -¡Uy! eso es peligroso… -¿Recuerdas Evaluz, una reencarnación atrás, lo segura que estabas de alcanzar la sabiduría? Y… ¿crees que la has conseguido? -No, pero sigo tratando. -Busca en tu memoria cómo empezó todo; quizás así encuentres la respuesta. -A ver… Yo me llamaba Raquel y estaba en medio de una selva recibiendo una poderosa iniciación… -¿Recuerdas las palabras del chamán? -“Puedes pedir tres deseos”, me dijo, “pero piensa bien antes de hablar, porque no hay vuelta atrás”. -¿Y qué se te ocurrió pedir? -Sabiduría… paz… y amor. ¿Tiene eso algo de malo? -No, sino que con tu precipitación inveterada, pediste las cosas al revés. -¿Al revés? -En este caso, el orden de los factores sí altera el producto. ¿Cómo te imaginas que vas a ser sabia si dejas el amor de último? Tenías una idea muy elitista del amor y un poco egoísta. -Me estás hiriendo… -“Quien bien te quiere te hará llorar”. -Deja ya el refranero, por favor… -Bueno, ¿quieres la verdad o quieres que me calle? Y piénsalo bien esta vez porque te puede costar otra reencarnación. -A veces te pareces más a Pepe Grillo que a Manchita… Habla, gata, habla. -Para ti la sabiduría encierra el conocimiento profundo de todos los planos de la existencia, el hallazgo de tu universo íntimo, la armonización de todos los opuestos que han sido, son y serán, la intuición de que Todos somos Uno… “Lo que ni ojo vio ni oído oyó, ni pasó al hombre por el pensamiento”… -Y me puse a trabajar en eso con empeño. -Pero dice Pablo que se te olvidó lo más importante: “Y aun cuando tuviera el don de profecía y penetrase todos los misterios y todas las ciencias; aun si tuviera toda la fe, de manera que trasladase los montes, si no tengo amor, no soy nada”. -Por eso no soy nada, ni he alcanzado nada.
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-Tampoco así, Evaluz, al menos te has dado cuenta… Ah, y la paz no hay que pedirla, se da por añadidura. -¡Y eso que dicen que los gatos no tienen alma! -Yo los perdono porque no saben lo que hacen… Sé que cambiarían de opinión si conocieran la historia de la maravillosa gata budista. -¿Y ésa quién es? -Una gata que sabía más de cuatro cosas. Gladys Triana: The Dance, 1986
-¿Era egipcia? -No, japonesa. -¿Y tú cómo sabes de ella? -Porque nosotros nos comunicamos las cosas importantes de hocico a oreja, de siglo en siglo. -¡Y pareciera que no hacen nada más que dormir y cazar ratones! -Precisamente de cazar una rata se trató su hazaña.
-Pero eso es algo bastante común, ¿no Manchita? -No. Esta rata no se dejaba cazar por nadie; les ganaba la partida a todos. -Cuéntame… -Había una vez un maestro de esgrima que estaba desesperado porque no podía deshacerse de una gran rata que se había metido en su casa. Como ni él ni las tres gatas más experimentadas del vecindario pudieron atraparla, mandó a buscar a una vieja gata que tenía fama de ser la mejor cazadora del mundo. -¿Y ésa sí pudo con la rata? -No te adelantes Evaluz, escucha bien la historia. -De acuerdo; sigue. -La gata vieja, que no parecía ser muy diferente a las demás, entró despacio por la puerta y cuando la rata la vio, se quedó paralizada. La gata maravillosa se le acercó tranquilamente, la agarró por el cuello y la sacó de la casa. -¡Todo el mundo se quedaría pasmado Manchita! -Así fue, y las tres gatas jóvenes que habían fallado en su intento le pidieron que les explicara con qué arte había vencido a la rata. -Seguro que había estudiado una técnica infalible. -No Evaluz, según la vieja gata, hay que tener cuidado con las técnicas. Cuando te entrenas en una técnica, pero solo piensas en hacer alarde de la destreza para conseguir el éxito,
ese entrenamiento resulta prejudicial porque se apega a la meta y no puede resolver las grandes cosas cuando se presentan de improviso. -Claro, ahora entiendo, lo importante no es la técnica sino adquirir poder llenándote del Aliento Universal. -Tampoco Evaluz. En realidad, ese “poder espiritual” que uno mismo se atribuye no es más que fuerza síquica. Tu “yo” está en juego. La Gran Fuerza Cósmica es como el flujo eterno del río, permanentemente presente, permanentemente iluminada. Pero si solo obtienes tu fuerza en determinados momentos, es como una crecida repentina que pronto pierde su poder. Eso lo intuye inmediatamente el contrario. -Eres muy sabia Manchita. -No mi’ja, sabio era el maestro zen Teramoto, que hace mucho tiempo empezó a contarle esa historia a sus discípulos. Yo sólo la repito… -“De hocico a oreja”, ya sé. -¿Qué más quieres saber Evaluz? -Quiero saber si la respuesta es ceder y someterse. -No; ésa sería una reconciliación artificial para escapar de la agresión. -¿Y cuál es la solución entonces? --Dejar que todo suceda desde el Ser, sin intención ni agenda. --Manchita, eso es más difícil todavía que practicar el amor.
Elena Iglesias
LA FILOSOFÍA DE MI GATA ANDARIEGA
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Gladys Triana: The Ritual, 1991 --Yo lo veo muy simple. Cuando te liberas del yo y te desapegas de todas las cosas, te puedes manifestar con toda libertad y efectividad siempre. Para conseguirlo tienes que empezar por conocerte a ti misma. La idea es llegar a descubrir lo que cada uno tiene dentro de sí sin saberlo. Según la gata budista, eso se llama despertar.
Elena Iglesias, periodista nacida en Cuba, ha publicado:
Península,1977; Mundo de Aire,1978; Temblor de Luz, 2009, y Apremiante deseo de manantial, 2012. Es además autora de Cuenta el Caracol, 1995, recreación de patakíes de la tradición afrocubana; dos libros de cuentos infantiles: ‘’Who am I Butterfly?’’, 2011 y ‘’The Philosophy of My Wandering Cat’’, 2009, libro de fábulas, cuya versión al español, La filosofía de mi gata andariega, fue publicada en el 2014. Reside en Miami.
In Memoriam Frank Domínguez A finales de noviembre, falleció a los 87 años en Mérida, Yucatán, el pianista y compositor cubano Frank Domínguez. Había nacido el 9 de octubre de 1927 en Güines, y era autor de populares piezas del cancionero latinoamericano como “Tú me acostumbraste”, “Me recordarás”, “Imágenes” y “Un pedacito de cielo”. Elena Burke, Olga Guillot, Chavela Vargas, Toña la Negra, Pedro Vargas, Caetano Veloso, Lucho Gatica, María Bethania, Lola Flores, Sara Montiel, Andrea Bocelli y Luis Miguel, entre otros, interpretaron sus inolvidables canciones.
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Salvador Corratgé A los 86 años, falleció el 20 de noviembre en Miami el pintor Salvador Corratgé (La Habana, 1928), uno de los principales exponentes del arte abstracto en Cuba. Dibujante, ceramista, fotógrafo, diseñador gráfico, orfebre y serígrafo, formó parte del grupo Diez Pintores Concretos. El 28 de noviembre Corratgé iba a inaugurar en la Galería Latin Art Core la exposición retrospectiva Un mar de formas, con obras producidas en los años cincuenta hasta otras realizadas específicamente para la muestra. Se encontraba en Miami desde agosto, preparando dicha exposición.
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eresa Fernández Soneira
Mujeres de la Patria (Introducción) Mucho se ha escrito sobre las guerras de independencia de Cuba, y los historiadores de todas las épocas han recogido los hechos del valor de los hombres de la gesta revolucionaria aunque desde el punto de vista de los héroes, los conspiradores, los generales y los soldados. Poco, sin embargo, ha quedado documentado para la posteridad sobre el compromiso y la dedicación de la mujer cubana por lograr la libertad de Cuba. No recuerdo haber estudiado en Cuba nada concerniente a las mambisas. Quizás
mencionaran en los libros de textos escolares a Mariana Grajales, por la relación con su hijo, el general Antonio Maceo y sus valientes hermanos. O a Marta Abreu, por ser una mujer dadivosa, que ayudó a Cuba y a la guerra con su dinero y sus obras de caridad. Y tal vez a María Cabrales de Maceo o a Bernarda Toro de Gómez, que eran las esposas de los valientes líderes de la revolución. Pero, ¿dónde quedaron las demás? En 1912 un historiador escribía: “cada región de nuestra patria ha tenido sus santas mujeres, hagámoslas conocer para que las generaciones venideras las admiren y levanten en sus pechos para ellas el altar que yo en mi pecho he levantado a cada uno de esos seres que luchó por nuestra patria y que con advocación sublime he recogido para darles a mi pueblo y que creo lo agradecerá en lo que cabe a mi Gladys Triana: The Common Things, 1991
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débil esfuerzo”. Por lo menos este digno historiador hizo lo que tenía que hacer y gracias a él y a unos pocos más, hoy conocemos la labor que las mujeres desempeñaron antes y durante las guerras. Pero como profetizando, otro historiador, Francisco Arredondo y Miranda decía a comienzos de la República, que estas mujeres que tanto habían dado y hecho, serían luego olvidadas: “la historia más tarde rendirá tributos de admiración a nuestros héroes, dará a conocer sus nombres; y para estas abnegadas mujeres, seguramente el olvido”. Al comenzar la Guerra de los Diez Años, muchas mujeres se unieron a la insurrección junto a sus esposos, padres, novios y hermanos. El escenario de la guerra era peligroso pero tanto o más era que la familia se quedara atrás sola a merced del enemigo. La mayoría de estas mujeres permanecieron en la manigua durante toda la guerra, y aunque no iban todas por sacrificio y por ofrendarse a la patria, todas sí deseaban la libertad para Cuba. Por eso, de la noche a la mañana también la mujer se convirtió en protagonista de la epopeya. Es importante aclarar que las mujeres que combatieron y participaron en las guerras no entraron en el conflicto como individuos que luchaban por los derechos de
la mujer, sino que lo hacían por la independencia de Cuba. Su sacrificio y su valentía ayudaron a que los hombres soportaran las miserias y libraran una guerra que costó mucho en vidas y en pérdida de bienes. ¿Qué era irse a la manigua? Ir a vivir al campo, que podía ser un paisaje montañoso, una llanura fértil o un lugar inhóspito y pantanoso. Estar en la manigua era vivir a la intemperie y en condiciones sumamente hostiles, a veces sin siquiera tener una hamaca o una estera donde recostarse; alimentándose de lo que se pudiera conseguir, o permaneciendo sin comer por varios días. Las mujeres que tomaban la decisión de ir a la manigua sabían que iban a sufrir, y que pasarían innumerables privaciones y penalidades, exponiendo sus vidas constantemente. Las que quedaban en el hogar sufrían la ausencia de los hijos. Ramiro Cabrera recuerda los últimos días con su madre mientras se preparaba para partir y unirse a los insurgentes: “Ni una sola vez me pidió que no me fuera a la Guerra. ¡Qué triste se veía! Mientras estaba sola se pasaba el día llorando. ¡Cuán grande el sufrimiento de una madre debe ser cuando ve a su único hijo unirse a la guerra, una tan terrible y dolorosa como la nuestra!, y que no se atreva a pedir
Teresa Fernández Soneira
Mujeres de la Patria Contribución de la mujer a la independencia de Cuba
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que renuncie a su compromiso por muy grande que sea el amor por ella, pero también es muy grande el deber de luchar y morir por la patria”. Las mujeres aprendieron el constante sube y baja de las lomas, a pie o a caballo; tuvieron que vadear ríos; soportar los temporales y el viento; pasar calor agobiante o frío intenso en las montañas. Realizaban largas caminatas por caminos difíciles o por trillos que, por lo tupido de la maleza, tenían que abrirse paso con los machetes que muy pronto aprenderían a usar. Atacadas constantemente por mosquitos y jejenes, a veces pasaban las noches de lluvia al descubierto, protegiéndose quizás con una yagua. Durante semanas las familias se alimentaban con majases silvestres, o cocían las pieles encontradas en ranchos abandonados, o no comían. En el campamento de Cambute, en una zona de la Sierra Maestra que fue uno de los peores por la falta de alimentos, llegaron a comer ratones y lechuzas. Las mujeres que casi siempre iban en la retaguardia, acompañaban a los soldados y mantenían las necesidades de las tropas: lavaban la ropa, cocinaban, cosían uniformes, cuidaban de los niños. Otras se desempeñaban como enfermeras en los llamados hospitales de sangre, localizados en lo más intricado de los bosques y montañas, en lugares escondidos y de difícil acceso. En estos hospitales laboraron Rosa Castellanos, la Bayamesa, Mercedes Sirvén Pérez-Puelles y también Isabel Rubio. El general Federico Fernández Cavada afirmaba en carta a un conocido que las mujeres mambisas vivían “escondidas en lo más oscuro de los bosques sufriendo hambre, desnudez y enfermedades, expuestas a la cólera brutal de la soldadesca inhumana que las persigue sin tregua […] Con alguna razón se ha dicho que esta es la guerra de las mujeres”. En muchas ocasiones estuvieron sometidas a abusos, torturas y violaciones. Un mambí le escribía a su esposa sobre una acción española: “Violan todas las mujeres que cogen (hablo en el Camagüey). Hay niñas de ocho a diez años que la dejan a la muerte. Es necesario mudarlas en camillas porque no pueden caminar”. Muchas mujeres dieron a luz en pleno campo; algunos hijos sobrevivieron mientras que otros murieron por el hambre y las enfermedades. Las penurias de la vida insurrecta detuvieron el flujo de leche materna, y la subsistencia de los niños se convirtió en una tragedia. En Camagüey un mambí descubre una escena dolorosa: “[…] solamente hallamos en este [bohío] a una pobre patriota
sumamente extenuada, la que tenía en una cama de cujes a un niño como de 3 o 4 años de edad, convertido en un esqueleto con vida. Al preguntarle el general Díaz de Villegas qué tenía el niño, ella le contestó: ‘se muere de necesidad’ hace pocos días se me murió uno de año y medio […] Al aconsejarle que se presentara; colérica contestó: ‘¡no,jamás!’” La dignidad estaba sobre todas las cosas.¿Cuántas madres dieron a luz para luego ver morir a sus hijos al poco tiempo de nacer? ¿Cuál no sería el dolor, la locura, el desespero que sintieron esas madres al perder a sus hijos? Mientras esto ocurría en la manigua, en las ciudades y a escondidas, las poetas mambisas componían y recitaban sus poemas patrióticos en casas y círculos literarios. Estos poemas circulaban luego entre las tropas, y allí los soldados se los aprendían y los recitaban. Los temas de nación, honor, Gladys Triana: Self Image-Scape, 1986
gloria, deber, libertad y esperanza se repetían, quedando reflejado en sus versos el patriotismo que daban voz a las madres, esposas y niñas que morían de hambre, quedaban viudas, o estaban desamparadas. Estas escritoras también se jugaban la vida pues de encontrarse la autora de aquellas cuartillas, podía significarles prisión o muerte.Algunas poetisas importantes fueron Sofía Estévez, Nieves Xenes, Úrsula Céspedes y Aurelia Castillo. En los campamentos era requisito que los hijos fueran a las escuelas improvisadas que allí habían establecido. Muchas mujeres se convirtieron en maestras, como Manuela Cancino y sus hermanas,Micaela y Mercedes. También la mujer ayudó a editar e imprimir periódicos revolucionarios como Ana Betancourt de Mora, quien trabajaba junto a su esposo editando el periódico El
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Mambí, y en la Asamblea de Guáimaro abogó por los derechos mujeres llegaron a representar el 37 por ciento de los delegados de la mujer.O Domitila García de Coronado, tipógrafa y al Partido Revolucionario Cubano, con 80 clubes femeninos periodista, quien ayudaba a su padre a imprimir folletos revolu establecidos que contaban entre unos sus filas a unas 1,500 damas.Allí en el exilio, las mujeres desempeñaron un papel rios. Durante las guerras, la mujer también sirvió como muy importante, ya que no solamente resistieron ante las agente de inteligencia llevando mensajes a la manigua, y carencias y penurias de la expatriación y apoyaron a sus trayendo información a las ciudades y poblados. Otras maridos, sino que también trabajaron a la par de los hombres transportaron armamentos y municiones escondidos debajo fuera del hogar para ganarse un sueldo y aportar a la economía de las amplias y largas faldas, como fue el caso de Concha familiar, colaborando en los preparativos de las luchas Agramonte y el de Magdalena Peñaredonda, conocida como revolucionarias. Todo esto sin dejar a un lado su responsabilidad La Delegada. Otras más escondían en sus casas materiales de de preservar la unión familiar, inculcándole a la nueva guerra y banderas cubanas, que guardaban debajo de las tablas generación que se criaba y nacía en el extranjero su que cubrían los pisos de sus hogares, o en las alacenas donde identificación con los valores culturales y patrióticos. A partir de la devastadora Guerra de los Diez Años, escondían municiones dentro de latas vacías de alimentos. A pesar de la guerra, los patriotas tenían sus tanto los independentistas como los españoles cambiaron la momentos de descanso y diversión. Cuando las tropas imagen que tenían de la mujer cubana, a tal punto que los mambisas acampaban cerca de algún pueblo o batey, muchas españoles llegaron a elogiar el papel de las cubanas: “Las veces celebraban reuniones; cantaban y bailaban. Era el cubanas son las que han hecho la insurrección en Cuba”. Y momento de compartir, y pasar un buen rato. Así, al compás cuando llegó la guerra de independencia en 1895, las cubanas de la tumbadora, la bandola y una botella rascada con un nuevamente se unieron a los esfuerzos de los hombres para cuchillo, bailaban danzas, valses y fandangos, y tomaban obtener la independencia. Las hijas de aquellas heroicas mujeres bebidas criollas. Los libertos montaban sus tumbas y danzas del 68, siguiendo el ejemplo de sus madres, tías, primas, se lanzaron a la guerra nuevamente. propias, y cantaban en sus lenguas de origen Pero ningún esfuerzo ni sacrificio; africano. En el campamento de Mala Noche, Juana Borrero, paisaje cubano ni la guerra y sus consecuencias hicieron que el 3 de noviembre de 1895 “una niña de pocos cambiara el lugar que, con todo derecho le años canta en décimas cubanas las glosas de correspondía a la mujer en la sociedad. Esta Maceo en presencia del caudillo, mientras continuó por muchos años siendo un objeto dentro de la mansión donde se celebra la de belleza y un ser creado para cuidar al fiesta militar, resuena el metro heroico que hombre y a sus hijos, un “adorno de la inspira la musa de la independencia, cuyas sociedad” como las describió el periódico El notas sólo apaga el eco matinal del clarín que Redactor a mediados del siglo XIX. No llama a los soldados a levantar las tiendas”. obstante, el protagonismo desempeñado por la En la manigua, la mayoría de las mujer en la guerra había dejado un profundo familias pertenece a las clases humildes, como los campesinos y un gran número de negros. Las efecto psicológico, pues la sociedad comprendió que ni el familias de los grandes líderes, como los Agramonte, hambre, ni la muerte, ni la raza, ni el sufrimiento, ni la Figueredo, Boza, García Íñiguez, Céspedes, o las de Maceo emigración tuvieron diferencias de género, y que hombres y y Gómez, pasaron la casi totalidad de la guerra en la isla. mujeres lucharon a la par por la misma causa. En aquellos días Luego, las que formaban parte de la clase media, alta e terribles de la guerra, las mujeres caminaron siempre junto al intelectual, se fueron al exilio al estallido de la revolución. hombre. No pidieron nada para ellas, pero lo dieron todo. No En 1869 el capitán general Domingo Dulce, había ordenado exigieron que se las recordara, habiendo hecho tanto para embargar las propiedades de aquellos “infidentes”, por lo que contribuir a la libertad de Cuba. Si al salir ahora Mujeres de la Patria se empezara a los soldados españoles salían en campaña a cumplir las órdenes. Entre febrero y septiembre de 1869, salieron llenar el imperdonable vacío que ha existido en relación con mensualmente del puerto de La Habana entre 2,000 y 3,000 nuestras mujeres mambisas,y se erigieran más monumentos a familias con una media de cinco personas cada una. Al final estas patriotas; y los maestros, historiadores e investigadores de 1870 se habían exiliado unas 100,000 personas, o sea el emplearan más tiempo en darlas a conocer,si esto sucediera, 8.3 por ciento de la población. La historia se repetiría, aunque mis esfuerzos al escribir esta obra quedarían justificados. en mayores proporciones, en el siglo XX. Desde el exilio la mujer trabajó en clubes Teresa Fernández Soneira nació en La Habana en 1947. revolucionarios exclusivamente de mujeres rompiendo así los Estudió en el colegio del Apostolado del Sgdo. Corazón de moldes preestablecidos de una mujer sin protagonismo, sin Jesús en La Habana y en Madrid, España. En 1961 se exilió derecho a tomar decisiones o poder actuar por sí sola. Las con su familia en los Estados Unidos donde reside desde mujeres de los clubes como María Cabrales, Elvira Cape de entonces. Obtuvo una licenciatura en Humanidades de Barry Bacardí o Belén Alomá, lanzaban sus propios programas, University, y ha escrito en diferentes publicaciones como El organizaban sus actividades, votaban por sus dirigentes, y Nuevo Herald, La Voz Católica y Herencia Cultural Cubana. disponían la política a seguir. Al final de la guerra del 95, las Tiene publicados cinco libros de temática cubana.
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auricio Fernández
Ante la poesía de Ana Rosa Nuñez debo quitarme Caída del cielo, por invitación en Miami. Desde entonces el sombrero reconocí el valor de su poesía: no era una niña ñoña como Un día de residencia extranjera (Miami, 1965) la las que teníamos en Miami. Era y lo que fue: una escritora conocí. Vivía entonces en Westchester, cuando me llamó; integral cuando anuncia en el poema dedicado a Pasternak: por el tono de su voz, dijo necesitaba comunicarse. Tan pronto ‘’Todo quedó atrás. Los molinos y las lilas y el elemento pude, la fui a recoger, más bien díría, rescatar. Por aquella triturador de su armonía’’. Primer poema que le publiqué. época además de publicar ‘’Cuadernos Desterrados’’, Hasta entonces sólo me importaba en poesía de mujer Tunorganizaba una tertulia con gentes dispares (en común sólo dra, de Isel Rivero. No la porquería femenina que reunió teníamos el afán de dar a conocer lo que escribíamos y Juan Ramón Jiménez. Ahora, por suerte tenemos verdaderas hacernos, sobre todo, amigos, pues no lo éramos). Sólo nos poetas a nivel international. Entre las nuevas voces de la poesía cubana, se unía el ser cubanos, vivir en Miami y sentir el aislamiento cultural en que nos encontrábamos. Aunque la poesía era destaca un grupo que sitúa la creación femenina de nuestros nuestro principal cordón umbilical, diferentes medios nos tiempos. Ana Rosa Nuñez tiene mucho que ver con este atraían...:cine, teatro, música, danza moderna,libros leídos y nivel de recia envergadura y de un vigor poco frequente. En sus poemas demuestra una las artes plásticas. Así como severidad ajena a sus riesgos, la fotografía y las escenique van de acuerdo con la ficaciones literarias. presencia de la mujer en los En estas reuniones diferentes caminos del mundo sabatinas, por su propia literario contemporáneo. Por diversidad, éramos libres, sin ello, no olvida proteger responsabilidades generaciomatices inesperados a la vez nales ni políticas. Que yo que interesantes en su recuerde, nunca tema alguno expresión. No deja de ser ella, provocó polémitcas. Para para convertirse en comparsa. cada ocasión compraba vino Entre las nuevas voces Chianti, queso suizo, etc. de la poesía cubana (hablo de Nunca me molestó, pero los años 50 y principios de los ninguno de los participantes 60) se destacan ciertas firmas aportó nada. Con el tiempo de recia influencia y de un pasado, que duró unos cinco vigor poco frequente. En Cuba o seis años, la narrativa y la no existía una Gabriela Miscrítica no se tocaron. Las tral, una Alfonsina Storni, ni reseñas aparecidas en por coña. La que más insistiría ‘’Cuadernos’’, todas fueron en identificar, a cuenta y buenas. Como editor preferí riesgo, pudiera serlo Carilda fuera así. Se publicaron Oliver Labra. Después de la ciertos planteamientos, pero Detrás, de izquierda a derecha: Mauricio Fernández, Ana Rosa Nuñez, Revolución aparecen casos sin llegar al extremo político Elena Ulacia, Armando Córdova. Al frente: Juan William Bush, aislados que fueron adquiimperante en Miami. Ante tal María Antonia Rodríguez Ichaso, Rosita Abella y Rita Geada. riendo altura y nombrafía, con ausencia, es por lo que quiero ahora, que el ojo crítico tenga una permanencia en este último una poesía sin límites. En Ana Rosa se demuestran una severidad y fortaleza de convicción., que tal vez estén de contacto de pertenecer a la literatura de mi país. De Ana Rosa Nuñez no sabía ni pío, por ella supe acuerdo con la presencia de la mujer cubana, en los diferentes que salió de Cuba hacia República Dominicana para reunirse campos del mundo literario contemporáneo. (Fue con su novio en Santiago de los Caballeros, donde era bibliotecaria sin mantenerse ajena a las corrientes imperantes profesor en la universidad ‘’Señora y Maestra’’ (Católica). en el siglo que le tocó vivir y trabajar). Pero que no dejan Mi hermano Boris sí lo conocía y me dijo que era un por ello, de adquirir matices inesperados, a la vez que intensos comemierda dedicado a la genealogía y la heráldica cubana. en su expresión. Aunque cuando publiqué su primer poemario en el A la poeta la desengañó el ambiente y se fue de inmediato
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exilio, Las siete lunas de enero (me imagino que esto, para recordar a la Ana Rosa Nuñez que conocí, respeté adelantándose por unos años, al libro protesta / denuncia de y llegué a querer. No digo esto porque ya murió antes de lo Heberto Padilla) un comentario de reconocmiento y que debía. Así recuerdo a Pura del Prado, Martha Padilla, presentación, aparecido en la prensa local de Miami, es ahora, Gladys Zaldivar, Norma Acevedo. Todas, me duelen sus dedicado más a la lectura crítica, que no me equivoqué ante ausencias. Volviendo a Ana Rosa Nuñez, debo reconocer la la presencia poética de Ana Rosa Nuñez, en sus nueve larpostura combativa contra la irrealidad en que se convirtió gos cantos. No encontré en ellos, ni por asomo, esa obra todo ejercicio de su arte poética, antes abierta a la envuelta en ‘’exuberancias’’...que los más despiertos comunicación humana. De ahí libros anteriores, Un día en catalogaban como las poetisas miamenses. La separé tan el verso 59 y Gabriela Mistral... Amor que hirió, fechados pronto pude como hice con Isel Rivero y Tundra, libro en La Habana en 1959 y 1960, respectivamente. Leo a través publicado en New York en 1963. A mi entender, sólo existía de cada uno una diferencia: de sus poeen Isel predomas, su commina el exis‘’Sabemos que nuestro grito es el parto inútil de la piedra promiso. Las tencialismo de es la flecha empenachada que tuerce su rumbo siete lunas moda, un tono de enero, sin de evasión inporque una bandada de gaviotas les heló el fuego prometido (...) darse cuenta dividual que, la Nosotros, gente de isla, con nuestro origen en el origen mismo de se convierte salva y conla escama’’. en zona de dena, entre Ana Rosa Nuñez: Las siete lunas de enero. una seguquienes la roridad telúdean. En el rica. Exprecaso de Ana siones castigadas con latigazos de la lengua, en su uso más Rosa, la pasión criolla, el enfretamiento personal, convoca puro. Agresividad nada usual en la expresión femenina. Ana furias en casa una de esas siete lunas. Es ahora, repito, cuando Rosa Nuñez no la elimina de su verbo: puro misticismo (casi estoy frente a un poemario añejo, alejado de compromisos, amiguismos, diferencias políticas, al que tengo que regresar espiritual) de su obra. Veo a través de cada uno de sus poemas que forman y aclarar antes de que lo ignoren o, peor aún, que lo ultilicen Las siete lunas de enero el compromiso convertido en tambor como denuncia de todo lo que conviene contra la Isla que de malas nuevas. Añadiendo una agresividad nada usual en tanto defendió. Por ello hay quienes consideran su obra como su persona o en la voz que clama en el desierto. Aún así, difícil de entender... Que se dejó absorber por una realidad existen ciertas zonas donde su poesía transcurre por esa calma que la rodeó, festejó y le dió seguridad de empleo. (Mucho que sobreviene al término de la tormenta, en la espera del ayudó a Rosita Abella, fundadora de la Colección Cubana arcoiris. Arcoiris que marcará nuevas rutas para la existencia de la Biblioteca de la Universidad de Miami; Rosita, otra de la humanidad, en una sociedad más justa. Sin los amiga, siempre buscando lo publicado en Cuba, fuese por sacrificios, porque toda transformación revolucionaria se ve México, España o Canadá). expuesta y sus resultados agreden la sensibilidad de la autora. Con Las siete lunas de enero, la autora, frente a Poeta, como se observa, refugiada íntegramente en estos una realidad y a unos cambios sociales que, por formación versos, volcándose en este libro, donde sus páginas no dejan social, económica, religiosa, busca encierro en la poesía, margen a la contemplación en silencio, de un proceso experiencias y visiones que la asfixian, a tal punto, caústico...reaccionar subjetivamente. Ante fenómenos y histórico en plena vigencia. De Ana Rosa Nuñez tengo Poesía en éxodo, determinaciones drásticas en su vida, motivos tuvo para compendio de lo publicado fuera de Cuba, y otro poemario, sobrellevar esas siete lunas que sabiamente comparte con Viaje al casabe, y espero en su momento escribir y publicar sus lectores. Lo que no puedo negar, es que a través de su sobre los méritos y las críticas que se merecen. Tiempo al lectura, hay un valor poético y una visión del sufrimiento tiempo. Todo llega, si me deja la ‘’Pupila Insomne’’ de que humano indiscutible. Existe la suficiente sensibilidad para hablaba Martínez Villena. dar su parte poético de una sociedad en precario, mortalmente En la fotografía tomada por Malvina Bush, liquidada por el avance de una revolución con todas sus aparecemos: Mauricio Fernández, Ana Rosa Nuñez, Elena consecuencias. Estas crean en ella la rebeldía envestida en Ulacia, Armando Córdova. Al frente: Juan William Bush, ropajes apocalípticos, de impotente observación desde su María Antonia Rodríguez Ichaso, Rosita Abella y Rita Geada. íntima dimensión humana. Al grupo se unieron Pablo de Riverand, Orlando Rossardi y Este poemario es un fiel reflejo de la dualidad Lourdes Gómez Franca (Miami, 1965). imperante en la autora: por una parte, la hermética evasión hacia un submundo de fantasmagóricas imagines mitológicas, Mauricio Fernández (Cuba, 1938), poeta, ensayista, acarreo de reminiscencias dominantes, recordemos, que crítico y editor, salió de la Isla en 1961. Tiene varios libros somos hijos del Paraíso Terrenal, la venida de Cristo y el publicados, el más reciente, Vuelta en la casa de empeño, Cielo que será nuestro, si antes no nos arrepentimos. Digo poemas. Reside en Miami.
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Vicente Jiménez
Baquero y yo: un encuentro feliz
Yo conocí a Gastón Baquero en el otoño de 1955. Ocurrió en la Librería Martí. Yo entré, como solía hacerlo con frecuencia, a examinar los libros que me interesaban pero que, generalmente, no podía adquirir por encontrarlos fuera de mi alcance. Aquel día se trataba, entre otros, de un libro de Carlos Bousoño sobre la poesía de Lorca, un cuaderno de poesía de Octavio Paz, Semillas para un himno, y el primer tomo de la versión al español de la Ilíada, por Alfonso Reyes. Hojeaba estos libros cuando presentí que alguien me observaba de muy cerca. Me volví y reconocí a Gastón Baquero, quien tenía un libro en sus manos y me miraba disimuladamente. Yo pude reconocerlo por las muchas veces que había visto su foto en los periódicos y revistas de La Habana de aquellos días. Había leído su poesía en Diez poetas cubanos, la antología de Cintio Vitier, y, ocasionalmente, su columna en el Diario de la Marina, del que era entonces Jefe de Redacción. Recuerdo, en particular, la impre-sión que recibí al leer por primera vez su gran poema, ‘’Palabras escritas en la arena por un inocente’’. Se me acercó y, al ver el libro de Paz que tenía en mis manos, me hizo un comentario muy elogioso de la poesía de éste. Yo, a mi vez, lo saludé y le señalé que yo leía mucho a Octavio Paz. A él esto le pareció muy bien, y me ratificó que para él Paz era un gran poeta y magnífico escritor. El tenía en sus manos un pequeño libro de Giovanni Papini, Descubrimientos espirituales. Hablamos, pues, también de Papini, de quien ya yo había leído algunos libros. Él también llevaba algunas novelas.policiales. Me preguntó mi nombre, y me indicó que era un nombre excelente para un poeta: “Vicente como Aleixandre, y Jiménez como Juan Ramón”. Conversábamos animadamente sobre libros, autores y poetas, y caímos en Emilio Ballagas, a quien yo admiraba mucho. Sus poemas Nocturno y Elegía, y Elegía sin Nombre me parecía,
entonces y ahora, que estaban entre los más logrados en la poesía cubana de todos los tiempos. En aquellos días había salido un número de la revista Ciclón con el controversial ensayo de Virgilio Piñera, ‘’Ballagas en persona’’, en que Virgilio señalaba la importancia de reconocer el homosexualismo de Ballagas en la lectura y análisis de su poesía. No sé cómo me atreví a mencionar esto, pues yo, como toda La Habana, sabía que Baquero también era homosexual, y su único comentario fue: “Virgilio es una hiena”, e inmediatamente cambiamos de tema. Gladys Triana: At the Beginning, 1991
Ya junto a la caja—él con varios libros, yo, sólo con el pequeño volumen de Paz—me pidió que le permitiera obsequiarme el libro sobre la poesía de Lorca y la Ilíada de Reyes (este último era una bella y costosa edición del Fondo de Cultura Económica). Obviamente, él me había visto examinándolos. Se los acepté y le di las gracias. En algún momento me había preguntado si yo escribía poesía, y le mentí que sí lo hacía. Me invitó a que pasara por la redacción del periódico y le llevara algunos poemas. Quedamos en que así lo haría. Nunca lo hice.
Vicente Jiménez, escritor cubano, es autor de Memoria del surrealismo en Cuba (Valencia: Editorial Aduana Vieja, 2014).
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lberto Muller
El cuarto eslabón del abandono Lo más irritante de todo este hurgar alrededor de los eslabones que intentan explicar las razones del abandono al Che Guevara en Bolivia, es la evidencia contundente de que ni Fidel Castro ni el Departamento América en La Habana mostraran ningún interés solidario por ir al rescate del guerrillero argentino, cuando todos sabían que su permanencia en territorio boliviano era precaria, altamente peligrosa y casi suicida. Más bien Fidel Castro y el Departamento América hicieron todo lo contrario a lo que tenían que haber hecho para intentar rescatar al Che Guevara, porque movieron algunas piezas del tablero, como ordenar a Renán Montero, alias Iván, el enlace de Cuba en La Paz y alto oficial de la inteligencia cubana, que abandonara Bolivia, cuando más se necesitaba ese contacto para impulsar y proteger el
desarrollo del proyecto guerrillero. Esta evidencia sola, sin sumar las otras, coloca a las instancias oficiales cubanas, con Fidel Castro a la cabeza, como los principales ejes del abandono al Che Guevara en las montañas bolivianas. Sobre la salida de Montero abruptamente de La Paz, se han dado dos razones de poco peso por parte del Gobierno de Fidel Castro. La primera era que Montero viajaba a París para legalizar sus documentos y pasaportes vencidos. La segunda excusa fue que se encontraba enfermo, pero ninguna de estas dos razones llegaron a ser convincentes, porque en unos meses posteriores Montero fue enviado a Nicaragua a colaborar activamente con el Frente Farabundo Martí de los sandinistas. También se sabe por Benigno y otros altos funcionarios cubanos, que un grupo de oficiales cubanos se encontraban organizados en La Habana para ir a rescate del Che Guevara en Bolivia. Este grupo de rescatistas estaba encabezado por los comandantes Juan Carretero, alias Ariel, posteriormente embajador de Cuba en Irak, más los altos oficiales cubanos,
El Che con sus captores. A la izquierda el oficial de la CIA, de origen cubano, Félix Rodríguez
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Armando Campos y Enrique Acevedo. Ellos tenían preparado un plan alterno de salvación para sacar al Che Guevara de las montañas bolivianas, que era de conocimiento del comandante Manuel Piñeiro, jefe del Departamento América, pero el mismo plan fue desactivado por órdenes expresas de Fidel Castro, sin mediar explicación alguna. Sin embargo, al año siguiente, Fidel Castro autorizó el rescate de 24 guerrilleros cubanos cercados en las montañas de Venezuela, donde se encontraba el comandante Arnaldo Ochoa. Obviamente Fidel Castro tuvo interés en salvar al comandante Ochoa, pero esa no fue la misma actitud a la hora de ir al rescate del Che Guevara en las montañas bolivianas. La denuncia del Che en Argel no solamente señalaba a los soviéticos como mezquinos, sino que los acusaba de ejercer una acción cómplice de explotación imperialista, similar a la de Estados Unidos. Según dijo en una entrevista que concedió el presidente argelino, Ahmed Ben Bella en 1964, ‘el Che tenía plena conciencia del asombro que despertaría en distintos círculos y de los aprietos en los que colocaba a Fidel Castro y a la revolución cubana. Los soviéticos ya tenían en la mira al Che Guevara por sus veleidades trotskistas, su simpatía real hacia los chinos, sus viajes a Pekín, sus andanzas africanas y su oposición tenaz a las recomendaciones rusas para el desarrollo de la economía cubana, que habían suscitado una alta dosis de animadversión en Moscú’. En un intento posterior, por tratar de moderar la postura del Che sobre la Unión Soviética, Fidel decide enviarlo a Moscú en noviembre de 1964 para celebrar el 47 aniversario de la Revolución Bolchevique y la inauguración de la Casa de la Amistad cubano-soviética. El Che no desaprovechó su presencia en Moscú para mediar en el conflicto internacional entre rusos y chinos, algo que a los dirigentes soviéticos les resultó sumamente desagradable. También durante este periplo, el Che supo de primera mano que los soviéticos contaban con el apoyo fiel e incondicional de casi todos los partidos comunistas latinoamericanos en la estrategia a favor de la coexistencia pacífica y en rechazo a cualquier operación insurreccional guerrillera en América Latina. Eso explica que en su discurso en Santiago de Cuba el 30 de noviembre de 1964, ya de regreso en Cuba, el Che criticara la negativa de los partidos comunistas latinoamericanos de colaborar con la lucha armada y afiliarse a la estrategia de coexistencia pacífica de la URSS. En estos momentos va tomando perfiles muy bien marcados el distanciamiento de las dos personalidades más sobresalientes de la Revolución cubana, el Che Guevara y Fidel Castro. Paralelamente, en otro incidente emocional que produjo una indignación razonable, al agravarse la salud de Celia, la madre de Ernesto Guevara en Argentina, la familia intenta una comunicación con La Habana para hablar con el Che, pero desde La Habana la respuesta fue seca y
desproporcionadamente fría, inclusive la de Aleida March, la esposa del Che, pues todos le dijeron a los familiares de Guevara ‘que no podían localizar al Che’. Celia murió desesperada por no saber de su hijo, pero ni su gran amigo revolucionario, Ricardo Rojo, fue capaz de romper la barrera de silencio que Cuba levantó en esta ocasión. Una carta de Celia publicada por Rojo tres años después en su libro, Mi amigo el Che, denota con tristeza que su madre intuía los problemas de su hijo con Fidel Gladys Triana: Abstraction, 1991
Castro. A este nivel tendríamos que hacernos la pregunta más inquietante de la presente investigación, sobre si el abandono del Che en Bolivia fue consciente o fue un simple cúmulo de coincidencias y desaciertos. Con su postura crítica a los soviéticos y a los Estados Unidos, como dos imperialismos parecidos, Guevara obtiene una dimensión de popularidad inconmensurable entre los jóvenes y las izquierdas en todo el mundo. No así Fidel, que una parte considerable de este sector de la izquierda empieza a verlo como un autócrata comunista por su apoyo a la invasión soviética a Checoeslovaquia, por su persecución represiva y sistemática a los homosexuales en Cuba y por su desprecio a los seguidores musicales de John Lenon en la isla. Este contraste o diferencia entre el Che y Fidel no
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era un asunto fácil de digerir con complacencia por Fidel Castro, una personalidad que venía demostrando el enorme poder de su egocentrismo y autoritarismo. Por eso, si aislamos los principales factores que prueban el abandono, como hipótesis de análisis político, vemos cómo cada uno de estos factores se entrelazan. Revisemos la forma en que Fidel Castro, en su larga vida de liderazgo revolucionario, desde las aulas de la Universidad de La Habana hasta la muerte del Che en La Higuera, tuvo la habilidad y destreza de ir aniquilando física y moralmente a todos los adversarios o discrepantes que osaron poner en duda su poder y su credibilidad revolucionaria, o simplemente competir con él. Veamos algunos ejemplos solamente, pues la lista de eliminados por Fidel Castro es demasiado larga, y con los casos que vamos a citar quedará muy claro para el lector que el comandante en jefe cubano no ha soportado nunca disidencias ni discrepantes, aunque éstas provinieran del Che Guevara. El primero en la lista de los sacrificados lo informa el periódico ‘Hoy’, órgano oficial del antiguo Partido Socialista Popular de Cuba (partido comunista de la época) cuando publica con fecha 26 de febrero de 1948, con abundancia de detalles precisos sobre la formulación de cargos a Fidel Castro y a otros acusados, por el asesinato del líder universitario de la Universidad de La Habana, Manolo
Castro. Manolo Castro fue un dirigente universitario intachable, que pasa a ser la primera víctima de Fidel Castro y de su grupo de amigos. En el fondo, por sus ambiciones políticas absolutistas, Fidel no soportaba la imagen carismática y querida por muchos de Manolo Castro en los predios de la Universidad de La Habana. También a Fidel Castro se le acusa del asesinato del sargento de la policía universitaria, Oscar Fernández Caral, unas semanas antes del asesinato de Manolo Castro. Esa era la época que Fidel Castro se vinculó a los grupos irregulares de revolucionarios habaneros, algunos con un perfil gansteril muy claramente definido en la historia cubana. En 1959, muy reciente el triunfo revolucionario, Fidel Castro ordena el encarcelamiento y la condena a 20 años de prisión de uno de sus lugartenientes más respetados de la Sierra Maestra, el comandante Huber Matos. El motivo de la condena a prisión a Matos fue porque éste le envió una carta de renuncia a Fidel denunciando los peligros comunistas que se cernían sobre la Revolución cubana. El 12 de octubre de 1960, Fidel Castro ordena el fusilamiento del comandante revolucionario Porfirio Remberto Ramírez, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria de la Universidad de Las Villas, por oponerse
Che Guevara.Valgo más vivo que muerto Autor:
Alberto Muller
Un libro de investigación periodística que muestra al desnudo el intento casi suicida del Che Guevara en Bolivia y la traición de Fidel Castro, del Partido Comunista Boliviano y de la Unión Soviética para lograr el descalabro del proyecto guerrillero.
Publicado en Madrid por la Editorial Biblioteca Nueva con el Grupo Editorial Siglo XXI A la venta en todas las librerías de Miami (Book&Books, Impacto, Revistas y Periódicos, Sabor Cubano, Ediciones Universal (305) 662-9293 Fax: (786) 228-0974, ediciones@ediciones.com y en toda España. También en formato electrónico en Amazon
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LINDEN LANE PRESS
Los libros de LLP Linden Lane Press http://www.lacasaazul.org Fort Worth,Texas
al giro comunista de la revolución cubana de 1959. En ese mismo año de 1960, Fidel Castro ordena la condena a prisión política, por un simple intento de abandonar el país, del dirigente obrero David Salvador, primer Secretario General de la Confederación de Trabajadores de Cuba en los primeros años de la revolución y el máximo dirigente sindical del Movimiento 26 de Julio. El 17 de abril de 1961 Fidel Castro ordena los fusilamientos de los dirigentes de la Universidad de La Habana, Virgilio Campanería Ángel y Alberto Tapia Ruano, por oponerse a sus intentos de desviar la revolución cubana hacia el comunismo. El 20 de abril de 1961 Fidel Castro ordena el fusiRaúl Martínez: Che lamiento del comandante Humberto Sorí Marín, Ministro de Agricultura y artífice de la Ley de Reforma Agraria en 1959, por actividades revolucionarias en contra de que la revolución cubana tomara el sorpresivo viraje hacia el comunismo. Conjuntamente con Sorí Marín fueron fusilados los conocidos revolucionarios cubanos Eufemio Fernández, Rogelio Fernández Corso, alias Francisco, Manuel Puig así como Rafael Díaz Hanscom, que se oponían también a que el proceso revolucionario cubano girara hacia el comunismo marxista. El 11 de marzo de 1961, Fidel Castro ordena el fusilamiento de Alexander (William) Morgan, militar estadounidense que participó en la Revolución Cubana. Fidel lo llamaba el ‘Comandante Yankee’ y fue calificado de ‘Héroe de la Revolución Cubana’ en 1959. En el mes de mayo de 1961, Fidel Castro ordena el fusilamiento en Santiago de Cuba del capitán del Ejército Rebelde, Fernando Valle Galindo, uno de los hombres de confianza de David Salvador, el líder sindical del Movimiento 26 de Julio. El 13 de marzo de 1963, Fidel Castro ordenó el
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fusilamiento del revolucionario Ricardo Olmedo, que en 1957 había participado en el ataque al Palacio Presidencial para ejecutar al dictador Fulgencio Batista. El 25 de mayo de 1972, muere el líder universitario, Pedro Luis Boitell, miembro del Movimiento 26 de Julio. Fidel había ordenado semanas antes que lo dejaran morir de inanición, en virtud de que se encontraba en una prolongada huelga de hambre de más de 7 semanas en protesta por los maltratos en la prisión política. El 13 de julio de 1989, Fidel Castro ordena el fusilamiento del general Arnaldo Ochoa, el oficial de más prestigio dentro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias cubanas, por una supuesta vinculación con el narcotráfico y el tráfico de esmeraldas. Sin embargo, los más cercanos colaboradores de Ochoa aseguran, que la orden de Fidel Castro se debió a la vinculación de este general con las reformas de apertura de Mijail Gorbachev en la Unión Soviética. Conjuntamente con el general Ochoa, fueron fusilados el coronel Antonio de La Guardia, más los capitanes Jorge Martínez y Amado Padrón, todos revolucionarios muy cercanos al círculo militar del general Arnaldo Ochoa. En la madrugada del 13 de julio de 1994, Fidel Castro ordena a cuatro barcos equipados con mangueras de agua el hundimiento del Remolcador 13 de marzo, que huía de Cuba con 72 personas a bordo, dejando un saldo de 41 personas muertas, de las cuales 10 eran niños. Algunos analistas del acontecer cubano consideran que éste es uno de los actos más crueles de Fidel Castro durante su más de medio siglo en el poder. El 11 de abril del 2003, Fidel Castro ordena al fusilamiento de tres jóvenes de la raza negra, Bárbaro Leodan,
Lorenzo Copello Castillo y Jorge Luis Martínez Issac, por el ciudades importantes del planeta. La música de los Beatles se convierte en el ritmo simple hecho de intentar abandonar el país. Aquí dejamos esta lista inconclusa, pues no es el juvenil de liberación por todos los rincones del planeta. La objetivo del libro relatar los cientos de fusilados, encarcelados revolución sexual alza sus aspiraciones de una mayor libertad y eliminados que corrieron este triste destino y que muestra de género. La década de los años 60 deja una aspiración el inmenso parecido de la personalidad de Fidel Castro con cultural contagiosa, de la cual todavía quedan rasgos vivos la ejecutoria del dictador José Stalin en la Unión Soviética. y perdurables. La muerte del Che se insertó adecuadamente en esas Claro, que la muerte del Che Guevara no fue ante un paredón de fusilamiento ni tras un largo presidio, pero pudo haber aspiraciones de la juventud por el mundo, mientras Fidel concluido con este operativo muy secretamente planeado por Castro en Cuba, perseguía con saña a los homosexuales, Fidel Castro, con el beneplácito de la Unión Soviética, para encarcelaba a los simpatizantes de John Lenon, se eliminar de una vez por todas al incómodo guerrillero solidarizaba con la invasión soviética a Checoeslovaquia y consolidaba un régimen represor en la isla cubana, sólo argentino. ¿Se pueden vincular estos eslabones de complicidad superado por José Stalin en el país de los soviets. con Fidel Castro? Al menos esa es la Simone de Beauvior y Jean Paul Sartre en La Habana, con el Che Guevara opinión de Benigno, uno de los principales lugartenientes del Che, cuando expresó con un realismo singular, su opinión de que ‘Fidel tenía necesidad de deshacerse del Che’. Según Benigno, Fidel Castro no lo quería vivo, pues presentaba retos concretos muy incómodos para él. Lo prefería muerto, porque entre otras consideraciones, el Che ya lo opacaba como un revolucionario transparente que no transigía con el poderío soviético, por muy poderoso que éste fuese. Por eso el abandono y la muerte de Guevara puede parecer un minucioso plan sin escapatoria. Así pensaba Benigno, porque todos los eslabones lo llevaron a esta tenebrosa conclusión de que Fidel Castro lo quería muerto o desaparecido para congraciarse con los soviéticos, que odiaban a Guevara por su trotskismo militante. A esto se suma que los soviéticos El Che sigue siendo hoy un ícono en el mundo, al hicieron todo lo humanamente posible por lograr el descalabro del Che Guevara en Bolivia, que al fin alcanzaron margen de sus durezas innecesarias en la Fortaleza de la con la colaboración de Mario Monje y el Partido Comunista Cabaña en La Habana a principios de la Revolución Cubana y por otros lares, porque culturalmente se insertó en esa ola boliviano. Claro, por su inteligencia y astucia, a Fidel le de expresión de rebeldía de las juventudes de la década de quedaba la carta que jugó magistralmente, de usar la memoria 1960. Por eso, algunos como Benigno y otros creen que del Che con fines de propaganda. Así lo ha hecho, a pesar de Fidel Castro ordenó el abandono del Che en Bolivia y preparó estos eslabones del abandono que hemos mostrado. Si revisamos el Diario del Che, la constante más maliciosamente su incursión anterior al Congo en 1964, que comprometedora del abandono, la repite Guevara con estuvo a punto de costarle la vida al guerrillero argentino. frecuencia estremecedora y acusatoria casi todos los meses, Fidel Castro tenía necesidad de deshacerse del Che porque no soportaba su sombra, su prestigio, su transparencia, su ‘seguimos sin contacto con Manila (Fidel)’. El Diario del Che en Bolivia es el gran fiscal contra honradez intelectual y su liderazgo internacional entre las Fidel Castro, no hacen falta subterfugios ni especulaciones juventudes, como lo denunció con coraje Benigno, uno de ni inventivas. El documento está a la mano de todos. Léanlo. los lugartenientes más fieles del Che. De la misma forma que Fidel Castro encarceló a El Che Guevara muere en un momento crucial de la historia contemporánea. Los jóvenes de todo el mundo, estudiantes Huber Matos, uno de los comandantes de más prestigio de y obreros se solidarizan y agitan por la Primavera de Praga. la Sierra Maestra; martirizó en la prisión política a Rafael Las protestas por un mundo mejor recorrían todas las del Pino, su mejor amigo de la juventud, hasta provocar su
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suicidio; fusiló a Arnaldo Ochoa, su general más respetado por su coraje y profesionalidad, por un supuesto contrabando de diamantes y de drogas; y a tantos otros, en 1967 en La Higuera, decepcionado y abandonado, le tocó su turno al Che Guevara.
misericordiosa de Jesús de Nazaret. Por eso se despide con un poema a Cristo. Concluimos este libro con el sugerente poema de León Felipe, dedicado a la figura de Jesús de Nazaret, que el Che reescribió en sus últimos días u horas de vida, según relata uno de sus biógrafos más eminentes, el escritor argentino Pacho O’Donnell. Este poema fue encontrado en su mochila de guerrillero, una vez muerto: ‘Cristo, te amo, no porque bajaste de una estrella, sino porque me revelaste que el hombre tiene lágrimas, congojas”. ¡Vaya documento revelador escogido por el Che para despedirse!
Alberto Muller nació en Cuba, escritor y periodista, El nombre del Che se ha convertido en un lucrativo negocio Saque cada uno de los lectores su propia conclusión, pero los elementos de la presente investigación histórica son lo suficientemente convincentes y fuertes para despejar cualquier duda. Llamativo que el último pensamiento del Che Guevara en las montañas de Bolivia, no fuera para Fidel Castro ni para la Revolución Cubana, sino para la imagen
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fue prisionero político en la Isla, tras ser condenado a 15 años, donde padeció un simulacro de fusilamiento y torturas sobre su cuerpo. Ha publicado varios libros: Monólogo con Yolanda, Retos del Periodismo,Todos heridos por el Norte y por el Sur, USA: Tierra condenada, Tierra metalizada; El Proyecto Varela y Cuba entre dos extremos. Lleva un blog noticioso sobre Cuba: Para si queda tiempo de leer, al que puede accederse en este enlace: http:// albertomuller.net/. Reside en Miami, donde recientemente presentó Che Guevara: valgo más vivo que muerto, en el marco de la Feria Internacional del libro,
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lejandro F. Pascual
Varadero: Un recuento de su historia y algunos personajes En 1508, Sebastián de Ocampo, circunnavegó Cuba explorando sus costas. Había partido en dos embarcaciones desde La Hispaniola. Esta gesta determinó finalmente que Cuba era una isla y no una peninsula como algunos especulaban. En la costa noroccidental de Cuba vio las virtudes de lo que más tarde fuesen la bahía de La Habana y la de Matanzas. También exploró una larga península, con una larga playa de blancas arenas en su costa norte, que posiblemente él mismo llamó Península de Hicacos Palmitas. Al parecer, esta hacienda, con propósitos de cría de ganado, no tuvo mucho éxito pues fue prácticamente abandonada. Desde el año 1759 ya existía un mapa de Don Blas de Herrera donde se lee “El Varadero” sobre la Península de Hicacos. Los primeros habitantes de la vecina ciudad de Cárdenas fueron unas familias de pescadores quienes vivían por el año 1810 en la costa oeste de lo que hoy es la bahía de Cárdenas. Se alimentaban mayormente de peces y kawamas que obtenían en Hicacos, e iban con sus embarcaciones de velas hasta la costa sur de la península. Por la altura de la hoy calle 44 habían cortado una vereda por los manglares. Amarraban sus balandros en la orilla y entraban por la senda de alrededor de una cuadra y media hasta cerca de la hermosa playa al norte. Ahí estaba la abandonada Hacienda Varadero, por donde atrapaban las kawamas. Eventualmente en el sitio donde varaban sus veleros hicieron un muelle de madera que años después fue conocido como el Muelle del Hondón. Con el tiempo, varios muelles de madera de diversos tamaños se construyeron entre la 43 y la 47. Alrededor de 1815, algunos ganaderos, cafetaleros y algodoneros venían operando en las tierras de Cárdenas, y estos les compraban peces y kawamas a los pescadores. Dos de ellos en particular, El Conde de San Michel y Mateo Suberville, aprendieron la ruta maritima con los pescadores y en sus propias embarcaciones iban hasta Hicacos y entraban por la vereda entre los mangles que habían hecho los pescadores. Estos dos cardenenses, y también otros, trataron de construir pequeñas residencias rústicas en Varadero pero los jejenes y mosquitos no les permitian habitar allí. La posible presencia de corsarios y piratas en
Hicacos no fue pura imaginación. Entre 1817 y 1831 hubo un marcado incremento en las actividades de corsarios y piratas en el Caribe. A tal punto, que el gobierno estadounidense en 1823 destacó al capitán David Porter en Cayo Hueso, con toda una fuerza naval, con el propósito de eliminar este problema en el Caribe. A pesar de esto, el bergantín estadounidense “Attentive” fue saqueado por piratas en la costa de Hicacos, el 22 de Febrero de 1829. Les recuerdo que la cayería conocida como “La Sabana”, que comienza al este de Hicacos con Cayo Piedras y Cayo Cruz del Padre, compuesta por más de 2,000 cayos y cayuelos hasta Nuevitas, era un excelente escondite para estos bandidos. En 1857 se construyó el faro de Cayo Piedra del Norte. Éste marca el comienzo de la cayeria y la entrada a la Bahía de Cárdenas. Los Bahía de Cárdenas pescadores de la bahía de Cárdenas hicieron un negocio el llevar a las familias cardenenses a bañarse en la linda playa ya conocida como Varadero. Se fabricó un cómodo muelle y la vereda por los mangles se fue ampliando. Algunos pescadores se fueron ubicando en la costa sur de Varadero en unas rústicas viviendas. Cocinaban peces, camarones y langostas de las que se vendía en la playa a los visitantes. Los balandros que venían desde Cárdenas regresaban con carga de peces, langostas y otros frutos del mar. La belleza de Varadero fue atrayendo a más y más bañistas, especialmente durante junio, julio y agosto. Para 1880 ya existía una línea de pequeños vapores operando diariamente entre Cárdenas y Varadero con pasajeros y después mercancía. Los vapores Caridad, Cometa, Varadero y El Pirata se domoraban poco menos de una hora desde Cárdenas al Muelle El Hondón. En 1883, varias familias de Cárdenas unieron sus recursos y compraron dos caballerías de la Hacienda Varadero, entre las hoy conocidas calles 42 a la 48. Estas cuarenta manzanas de terreno fueron divididas entre 105 parcelas. Se construyeron las primeras diez casas de Varadero y al poco tiempo un parque, una iglesia y un mercado. Luego, presentaron una propuesta de barrio a la ciudad de Cárdenas y así oficialmente nació Varadero el 15 de diciembre de 1887, al ser aprobado sus planes por Francisco Comas, el alcalde de la municipalidad. Estas diez familias fueron apodadas los “decenviros”. Estos son ocho de los diez fundadores de Varadero: María Regla Sardiñaz, Mamerto Villar Fernández, José A. Pacceti, Casimiro Gracia Zalva, Carlos A. Bacót
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Ramón Pagés Jiménez, Francisco Quián Rodríguez, Joaquín de Rojas Cachurro. Las casas construídas por estas familias junto al mar eran amplias mansiones de dos pisos de madera, prefabricadas en los Estados Unidos, con portales en ambos pisos. Altos molinos de viento bombeaban el agua potable de sus respectivos pozos. Los “decenviros” se hicieron famosos entre las familias adineradas de Cuba. La comunidad tomó reputación de “avant garde” y algo promiscua, ya que fue la primera comunidad playera de Cuba donde los nuevos y ligeros trajes de baño de moda en los Estados Unidos y Europa se comenzaron a usar públicamente. Matanceros, habaneros y otros comenzaron a visitarla y algunos edificaron sus propias casas de veraneo, junto a los fundadores. Los visitantes de La Habana y Matanzas tomaban el tren hasta Cárdenas y desde allí, uno de los vapores. La guerra contra España tuvo varios capítulos menores en Varadero. Los tres más notables fueron el desembarco de Carlos Agüero y Rosendo García, con unos 40 hombres bien armados. Desembarcaron el 3 o el 4 de Abril de 1884. Los llevó desde Cayo Hueso el capitán Johnson en la goleta Adrián. Penetraron en el corazón azucarero de la provincia matancera, quemando cañaverales y creando el mayor caos posible. Varios miles de tropas españolas los cercaron y fueron poco a poco eliminando a estos mambises. Agüero fue aniquilado en los campos de Calimete. García pudo escapar y eventualmente logró regresar a Cayo Hueso. Ya comenzaba la Guerra de Independencia, cuando otras dos expediciones llegaron a Varadero. En Marzo 19 de 1896, Enrique Collazo y unos 50 hombres desembarcaron del navío Three Friends y sostuvieron combates con los guardias de un pequeño fuerte que los españoles habían construido. Se apoderaron del fuerte donde había unos 100 rifles Remington y buen parque de municiones, que fueron muy útiles al ejército Mambí. Tres meses después, el 20 de Junio, también desembarca Ricardo Trujillo. De esta expedición no hemos logrado los detalles. La Guerra Hispano-Americana comienza a principios de Mayo del 1898 con encuentros navales en los puertos de Matanzas, Cienfuegos y Cárdenas. La noche del 11 de mayo, los varaderenses escucharon una rara tormenta en la lejanía. Los truenos no venían del cielo, sino del acorazado Winslow y el yate armado Hornett, los cuales trataban de neutralizar a varios cañoneros españoles en la bahía de Cárdenas. Justo al concluir la Guerra Hispano Americana, en agosto de 1898, la Brigada Cárdenas acampó en Varadero. El 3 de Octubre recibió la visita del general Pedro Betancourt, quien ofició una ceremonia donde se cantó el himno nacional cubano y se ondeó la bandera cubana. Varadero recibió el nuevo siglo y la independencia de Cuba, creciendo paulativamente. Ya para el 1900 había unas 25 casas en la antigua hacienda.
Don Ambrosio Ambrosio Díaz Hernández nació en Cárdenas en 1836. Desde los 17 años operaba el balandro La India, en la bahía
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Don Ambrosio
de Cárdenas, llevando pasajeros y mercancía a Varadero y a otros puntos de Cuba. Al estallar la Guerra de Independencia se unió al Cuerpo Expedicionario de la República de Cuba. Su experiencia como marino y conocimiento de las aguas costeras cubanas fue de gran beneficio a las expediciones mambisas. Participó en más de 17 desembarcos en los vapores Laurada, Comodore, El Masio, Dauntless y terminó bajo el comando del General Emilio Nuñez en el Three Friends. También participó en la escaramuza contra el cañonero español Ardilla en la boca de la bahía de Cienfuegos. Su base de operaciones estaba en West Tampa, donde esperaba órdenes. El General Nuñez lo ascendió a Práctico del Cuerpo Expedicionario. Sus tres hijos, Ramón, Leonardo y Dionisio, todos de Cárdenas, también se unieron a las tropas mambisas.
El inglesito John W. Caldwell fue un querido y legendario personaje varaderense. Nativo de Inglaterra, vino a Cuba a principios de 1890, contratado por The Cuban American Sugar Company como Gerente General del Central Tinguaro, en Perico. Su colaboración
El inglesito
con el ejército Mambí fue amplia y hasta se le atribuye participación en algunas escaramuzas contra el ejército español. Enamorado de Varadero, fue una de las principales figuras en organizar las regatas de remos y de fundar el Club Náutico de Varadero, del cual fue su presidente. Era una persona muy jovial, conversadora y elegante. Sus ojos verdes como los de un tigre llamaban la atención. Su casa junto a la playa, por la calle 50, estaba al lado del Playa Azul Inn. Sus muchos amigos cariñosamente le llamaban “El Inglesito” o “El Coronel.”
Irenée Dupont de Nemours Nació el 21 de Diciembre de 1876 y se graduó con honores de la prestigiosa MIT (Instituto Tecnológico de Massachusets). Asumió la presidencia de la compañía fundada por su abuelo y la convirtió en una de las grandes empresas multinacionales, con más de 100,000 empleados a través del mundo. En 1927 se retiró y compró casi dos tercios de la Península de Hicacos. En 1931 terminó la construcción de su mansión, a la que llamó Xanadu. Ubicada sobre el peñasco de San Bernardino, esta estructura de cuatro pisos cuenta con 11 cuartos dormitorios cada uno con su baño privado, siete balcones,tres terrazas, sala comedor, un sótano y biblioteca. Su bien surtida caverna vinícola y su extensa biblioteca despertaban la curiosidad de los visitantes. En 1932 se instaló allí un enorme órgano Y en su propiedad construyó un moderno acueducto para surtir a todo Varadero. Su campo de golf era administrado por Peñas de Hicacos, S.A. Costaba $1.00 jugar. Cicuenta centavos eran para el
caddy y la otra mitad para las escuelas. Casi todos los años, Mr. Dupont llegaba a Varadero en enero y se pasaba varios meses. Por lo regular venía siempre acompañado de familiares y amigos. La ultima vez que se le vio en Varadero fue en marzo de 1957. En ese mismo año la revista Irenée Dupont Fortune lo nombró entre los hombres más ricos de los Estados Unidos. Mr. Dupont falleció en los Estados Unidos, en diciembre de 1963. Fue un gran benefactor de la infraestructura de Cárdenas y Varadero. Y cumplió su promesa ecológica de mantener su propiedad, como el mismo dijo, “blanca, azul y verde.” Arena, mar y vegetación.
Alejandro F. Pascual (Cárdenas, Cuba, 1950). En 1964 se marchó de Cuba. Se graduó en Administración de empresas, y desde 1981 a 2002 fue Director Comercial de Newsweek Internacional. Desde 1996 reside en Cayo Hueso, Florida. Ha publicado Cuba y el Cayo Hueso de ayer, y ‘’Key West: Passion for Cuba’s Liberty’’. Estos textos pertenecen a su libro Varadero...nostalgia azul, recién publicado por LLP. Sobre el autor: www.ilastamps.com
ALEJANDRO F. PASCUAL
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Linden Lane Press / Colección Álbum 35
Notas de Libros Belkis Cuza Malé. ¡Lagarto, lagarto!. Fort Worth: Linden Lane Press, 2013 ¡Lagarto, lagarto! , de la poeta, escritora y pintora cubana Belkis Cuza Malé (Guantánamo, 1942), comienza con la promesa de un misterio y nos incita a seguirla en pos de un descubrimiento y del cumplimiento de esa promesa. La poesía y la narración pronto nos envuelven en una atmósfera embriagadora de pasiones, nostalgia, esa íntima convivencia tan latinoamericana y específicamente tan cubana de lo mundano con lo imposible en-marcada en misticismo, superstición, y magia. En lo cotidiano que se abre ante nosotros, vivimos las colas que se forman en una ciudad en penurias antes de que el público sepa qué es lo que va a estar en venta. Sentimos la impaciencia rodar por los poros con el sudor de la desesperación, nos indignamos ante injusticias, malos tratos y humi-llaciones, mientras nos maravillamos ante ese inquebrantable deseo de sobrevivir, de mantener la lucha por algo, por alguien, o simplemente el impulso de continuar una espera ya interminable. La eterna espera, esa espera del cubano que ni siquiera sabe qué es lo que espera. Al adentrarnos en la narración disfrutamos de un humor chispeante y sutil a la vez. Es el sentido aguzado de lo ridículo y risible de alguien que logra reir para sí mientras mantiene la compostura. Nos acomodamos con la idea de que alguien pueda metamorfosearse en más de un personaje dentro de un mismo relato, como si escapara de la estrecha realidad dentro de la expansión de la magia y lo oculto. Algo no simplemente posible en medio de la sinrazón, sino algo que Cuza Malé nos hace sentir que es enteramente natural. Le agradecemos ese fondo de fe en los santos, de mitología afrocubana que ofrece al cubano un punto por donde agarrarse a la esperanza dentro de un absurdo político y social. En esta obra las realidades se entremezclan de un modo orgánico entre sátira y poesía, entre canción y plegaria, en una gama deslumbrante de colores, sonidos, aromas y sabores. Incursionamos en las vidas de tres mujeres llamadas Claraluz, curiosamente vinculadas en sus oficios y maleficios. Sus voluntades son quebradizas columnas que apenas se sostienen en medio del torbellino que fue la Cuba
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de los sesenta hasta los ochenta, y que intentan sostener aquello que se les viene encima, dudando, esperando. Nos prendamos de ellas, las tres hijas del abandono, encapsuladas en un viejo misterio tenebroso y seductor a la vez. Con gusto aceptamos las mutaciones de Lina, hechicera de siete vidas, entidad que asume formas y caracteres diferentes según surgen por impulso literario. Ellas son el cordón umbilical que suministra el impulso vital de la obra. Llevados por todas ellas viajamos a un mundo de alta espiritualidad y de energías elementales que se mezclan entre sí y se agolpan como burbujas de agua hirviente, acorraladas en un recipiente. Ante el lector, La Habana se despliega lánguida, cálida y familiar, se entrega sin miramientos aún sabiéndose viciada y en ruinas, y así va soltando la piel, capa a capa, como una cebollaque en su punzante desnudez termina por asaltar nuestros ojos hasta las lágrimas. La Habana solitaria y abandonada por el mundo y que lleva tantos años muriendo, comida por dentro por larvas oportunistas, nos salpica de salitre desde las olas que rompen contra su histórico malecón, parapeto de quienes sueñan con escapar, y hasta el nombre de la ciudad nos sabe a ocres descascarados y a tristeza. Belkis Cuza Malé nos compromete en lo que adivinamos que son visos de sus propias experiencias como disidente política, prisionera de una ideología férrea que no admite originalidad, nos engancha en su anzuelo inescapable de narradora y poeta magistral. Su obra nos invita a vivir por un tiempo en aquella Habana que apenas respira entre sus propios escombros para luego desubicarnos en un exilio hiriente y liberador a la vez. Allí descubrimos que “la luna es la misma” a pesar de la nieve, y no podemos evadir esa nostalgia, eterna compañera de quien ha soñado sus mejores sueños acunado por las olas que terminan gastadas en el malecón, y el aroma del mar de la bahía. ¡Lagarto, lagarto! es un homenaje a un tiempo vivido. En ésta novela su autora recuerda, resalta, vincula, teje una red de sentimientos encontrados, de terror solapado, de comedia, de encuentros con lo etéreo. Sus incisivas “instantáneas” de personajes pasajeros son coloridas puntadas dentro del tejido del relato. Se unen las imágenes al sentimiento y nos regalan un panorama único que nos instruye, inspira, y exalta.
TERESA BEVIN
Manuel Galguera, Alejandro Dumas. Su Luis Ignacio Larcada. Las noches vida y sus obras dramáticas. Miami: inconclusas. Miami-Valencia: Editorial Arcos. Publicaciones Entre Líneas.
Manuel Galguera
Alejandro Dumas Su vida y sus obras dramáticas www.publicacionesentrelineas.com/ De pláceme pueden estar los amantes al teatro y a las obras de Alejandro Dumas, escritor y dramaturgo francés, nacido un 24 de julio de 1792, en Villers-Cotterêts, Francia. Pues el doctor Manuel Galguera, pone en manos de los lectores un libro, dividido en dos partes o capítulos, donde a modo de compendio nos muestra aspectos de la vida del excelso escritor, así como un resumen cronológico de sus obras dramáticas que incluye la sinopsis de las mismas. Galguera, ilustra además las páginas de este libro con algunas imágenes de personajes importantes en la vida del escritor. Un verdadero privilegio contar con un libro como éste, que sin lugar a dudas eleva o consolida nuestro acervo cultural. Un hecho importante en este libro es la selección del texto de la primera parte, donde podemos escuchar al propio Dumas, cómo en primera persona, contarnos los avatares por los que tuvo que transitar desde sus inicios hasta el éxito. Sin dudas es un libro, que en la sabia selección y compendio de Galguera —como buen amante de las letras de Dumas—, radica su mayor mérito.
PEDRO PABLO PÉREZ SANTIESTEBAN
El corpus del poemario Las noches inconclusas, de Luis Ignacio Larcada, consta de XXXIV cantos breves. Sus imágenes poéticas tienen una interpretación abierta y reflejan un estado de ánimo, imbuido a veces de nostalgia, donde el poeta expresa: “Ese gesto que, con el tiempo, / forma la añoranza”. Aquella nostalgia de la que está revestida el éxodo, que significa no solo la separación del ámbito geográfico propio, o de aquello que nos pertenece. Larcada también podría hablar de esta situación, pero en este caso se refiere a la sensación de pérdida. El exilio anímico el autor lo transforma en reencuentro, en refugio de palabras de corto aliento, de gran simplicidad, pero de significado profundo, que no solo es metáfora, sino que resguarda algo ignoto en la emoción. El estallido poético de Larcada deja libre el camino de la introspección: “la luna que se escapa / por la esquina de la ventana.” Lo inconcluso configura un augurio íntimo que acontece cada noche, pero que a la vez promete una alborada. En el canto IV leemos: “Quiero quitar los postigos de azahar / y abrir la cerradura del horizonte”. En su canto XV, el poeta escribe: “El sueño de noche es impredecible / Quiero acostumbrarme / a escribirlo de día / para enseñarle / a seducirme”. Lo inconcluso larcadiano, como rostro nuevo de infinito, fue el signo natural y asiento de sus imágenes. La vigilia nocturna de Larcada podría remitirnos a la inveterada división en “velas” que los cabalistas consideraban propicia para la meditación y el misticismo, donde la noche se dividía en tres fases, cada una llamada --
ashmoret o guardia. La primera duraba hasta las diez de la noche; la segunda hasta las dos de la madrugada, y la tercera hasta la salida del sol. Así, el reino de la luna o exilio, mantenía despierto a algún cabalista durante la noche. Fuera de Jerusalén, el taumaturgo tomaba el papel del guardián del Templo. Al igual que la shejiná se manifiesta en cada vela y el hombre devoto cuida al pueblo en el exilio, Larcada se solaza con lo inconcluso de las noches. Cada línea poética es un derroche de imágenes
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sensuales que invita a la imaginación a manifestarse por cuenta propia: “Noche inmediata/cuando te quitas el broche, y lo dejas sobre el mantel”. Se atisban imágenes floridas: “de ibiscos en la frente, de gardenias en la cintura, de jazmines en los pies,” las cuales se entretejen con “esencia de hilan”. La consonancia está presente en aquello que dice: “La armonía de la naturaleza,/como mi ritmo,/ tampoco concluye,/ pero se acopla.” Constelaciones, lunas y estrellas, libélulas y abejas, espejismo y tiempo pululan entre palabras. Las imágenes poéticas que Larcada visualiza a través de un astrolabio o telescopio, las convierte en sugerentes consignas. Con destreza marca líneas de horizonte inconmensurable: “Préstame el abanico / Me cansé / de echarme aire / con la luna”. Abierto su pensamiento el poeta señala: “Me percaté / que no me bastaba /el firmamento visible / aunque me envolviera tanto.” Luis Ignacio Larcada ha conquistado, en buena lid, un nombre entre los escritores del exilio cubano. Es congruente con su tiempo y su circunstancia. Son testimonios de su quehacer literario otros libros que ha publicado: El piano de cristal; La imagen que no se deteriora; Tierra del Sur y, el más reciente que comento, Las noches inconclusas. Para poner punto final a esta reseña retomo el último canto del poemario Las noches inconclusas: “El árbol es de nácar / y el cielo de infinito, / como el silencio, / también inconcluso”. Así, el lector tendrá el placer de ponderar lo * inconcluso y apresar el instante a su manera, con el deseo de descubrir más entre las páginas del libro de Luis Ignacio Larcada.
DULCE MARÍA MÉNDEZ Margarita García Alonso. La pasión de la reina era más grande que el cuadro. Francia: Ediciones Hoy no he visto el Paraíso “La nube los destroza / y la mosca gobierna / el ritmo que se goza / en una sola pierna.” Lezama
Margarita García Alonso, artista multifacética que ha realizado interesantes y a veces controversiales obras de la plástica contemporánea cubana que se edita fuera de la Isla, no sólo es dueña de un estilo indiscutiblemente dinámico y de aspectos muy destacables dentro de dicha labor, sino de una pluma ciertamente atrevida y a veces insolente como nos demuestra en su novela La pasión de la reina era más grande que el cuadro (Editions Hoy no he visto el paraíso, 2012). Tal vez el atrevimiento no sea otra cosa que esa manera audaz y ya madura que tienen los artistas de enfrentarse a la crítica, siempre imprevisible, la mayoría de las veces áspera. En tal atrevimiento está implícito el riesgo, el riesgo que es además un reto, y no
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hay artista que no saboree de antemano el reto y al que no le invada la temeridad del riesgo. Nuestra autora toma el camino del riesgo, del reto que ella misma se impone con esta novela, narrada en primera persona, “la reina”, quien nos deja caer por el barranco de una faramalla monofásica y personal en que una sola idea fija fundamenta toda la trama y para la cual, Margarita García Alonso, la mujer siempre detrás del personaje, o detrás del color, ha tenido que fabricar el protagonismo. La reina es simplemente un peón del verdadero y único protagonista. Nuestra autora se ha valido de su pericia al aderezar la substancialidad, poniendo a “su reina”, al servicio del verdadero y único protagonista de su novela, la fijeza. Con gradaciones blanquinegras sobre un tapiz monocromo y, ayudada por toda una serie de ingredientes psicosomáticos que se compendian en lo que la propia autora llama “neurastenia”, dispone una descarga que, yendo un poco más allá de lo individual, coloca al interlocutor imaginario en el estribo de su propia realidad dentro de otra de percepciones contrapuestas. La reina crea universos de maquinaciones y la intriga es capaz de alcanzarnos en nuestra butaca a punto intentar tasar los diferentes universos creados por ésta que, a pesar de su realidad, concebida desde enfoques paralelos de la misma, hace de todos ellos una amalgama que por momentos pareciera querer a toda costa agotar la paciencia de su consabido e imaginario interlocutor. Y es que Platón dijo alguna vez “Donde reina el amor sobran las leyes”. Es precisamente en esos momentos en que la autora, al decir de Lezama: “La nube los destroza / y la mosca gobierna / el ritmo que se goza / en una sola pierna.”, representa también desde su estrato de invisibilidad, un personaje maldito detrás de su reina, y va saboreando el riesgo, sacando entramados de debajo de la manga, siempre girando sobre la fijeza, la
misma fijeza que se renueva una y otra vez para regresar al punto de partida. La obsesión infra-prismática de la reina creada por Margarita García Alonso, es un cúmulo de estados de fatiga amorosa, una red de sentimientos que a su vez encarna la parálisis a nivel evolutivo de esos sentimientos en una especie de encierro de quien ha sobrevivido el cañoneo y lucha a su manera, aunque esa lucha vaya en contra de sí mismo, pero que convierte
en una especie de juego, obsequioso, de la suspensión de los mundos paralelos para poder recrearlos a su antojo y navegando en contra de su propia corriente de eufemismos, se abandona a una psiquis de propensiones abstrusas. La pasión de la reina era más grande que el cuadro, un reto que la autora pone a disposición de la crítica, pero sobre todo, destinada a lectores que habiendo vivido lo suficiente, para
que la ensambladura de un mundo creado no sea un tropiezo, vean en sus páginas de obstinadas y discursivas aleaciones, la puerta que un ser, a pesar de toda contradicción, auténtico, ha dejado entreabierta para explorar y conceptualizar un campo minado de fijezas.
MARIA EUGENIA CASEIRO
Fundado en marzo de 1982
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4 números al año 39