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• Recorrido urbanístico por el casco histórico de Sevilla. Gema Rivas Jaime

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Arquitecta

Arquitecta

RECORRIDO URBANÍSTICO POR EL CASCO HISTÓRICO DE SEVILLA

GEMA RIVAS JAIME

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Profesora del IES “Hipatia” (Mairena del Aljarafe)

Uno de los bloques de contenidos que se estudian en la materia de 2º de Bachillerato de Geografía de España es el correspondiente al urbanismo: el estudio de la ciudad a través de su evolución histórica, sus partes, usos... Podemos pensar que es un tema cercano a cualquier alumno, máxime en una edad en que su autonomía y movilidad son ya muy altas. Pero, ¿qué ocurre si ese alumno vive en un pueblo alejado de una gran ciudad? ¿Qué percepción de la misma puede tener si vive en una barriada o en una ciudad dormitorio? ¿Tiene el mismo conocimiento del espacio urbano un chaval que se mueve a pie por el centro histórico, que el que se desplaza en cercanías, autobús o metro? Es evidente que la imagen mental que puede formarse de la ciudad cambia radicalmente.

Mi centro, el IES “Hipatia”, se ubica en Mairena del Aljarafe, a pocos kilómetros de la ciudad de Sevilla, conocida y frecuentada por todos mis alumnos, pero ¿qué conocen de ella realmente? ¿El metro y su parada en la Puerta de Jerez, Plaza nueva, las tiendas de ropa de Sierpes, de Tetuán, los bares de copas de la Plaza de la Encarnación o la Alameda?...

Saben que Sevilla es una ciudad antigua, pero desconocen por completo su evolución y su historia. De ahí surgió la idea de realizar este recorrido histórico y urbanístico por la ciudad histórica, con el objetivo de acercarlos a una realidad muy próxima pero nunca vista por ellos con los ojos de la Geografía y de la Historia.

Previamente al recorrido, habíamos trabajado ya en clase los contenidos necesarios para que pudieran identificar los conceptos básicos de lo que es la evolución urbanística de una ciudad histórica: su emplazamiento, sus partes, los usos del suelo, planos, trama urbana, así como los principales hitos que transformaron nuestras numerosas ciudades históricas preindustriales, en ciudades postindustriales: el derribo de las murallas, la llegada del ferrocarril, la creación de ensanches burgueses, etc. Para el estudio previo en el aula, hemos contado con una magnífica presentación en pdf del Dr. Juan Carlos Rodríguez Mateos, del Departamento de Geografía Humana de la Facultad de Geografía e Historia. http://titulaciongeografiasevilla.es/contenidos/profesores/materiales/ archivos/2017-10-29EVOL_URBAN.pdf

Con la visita a la ciudad de Sevilla pretendíamos explicar y visualizar esos contenidos teóricos a la realidad urbanística de una ciudad que ellos “conocían”. Soy muy consciente de que se han quedado muchas cosas sin comentar, muchos lugares sin ver, muchos problemas sin analizar, y que nuestro paseo solamente abarca una mínima parte de la ciudad; pero con él, los alumnos han podido entrever la evolución urbana de Sevilla desde sus orígenes hasta prácticamente el siglo XX, tanto dentro del casco antiguo, como en la zona extramuros más inmediata.

El material de apoyo con el que contamos para la visita fueron simplemente los planos que, para cada alumno, nos proporcionó gratuitamente la oficina de turismo. El recorrido por la Sevilla histórica, lo iniciamos desde la periferia hacia el corazón de la ciudad. Partimos desde Mairena del Aljarafe, una pequeña ciudad del área metropolitana de Sevilla, en el metro, que nos deja en la parada de la Puerta de Jerez, una de las puertas históricas de entrada a la ciudad preindustrial, y donde iniciamos las explicaciones, para hablar del origen de la ciudad y situarlos intra y extramuros.

EN LA PUERTA DE JEREZ

Hace tres mil años el terreno que ocupaba la ciudad de Sevilla tenía un aspecto muy diferente. Era un valle inundable (una especie de marisma)

en el que sobresalían algunas colinas (parte del Centro, Triana, Aljarafe).

En las épocas de crecida del río, todo el territorio permanecía inundado menos las colinas, pobladas por los turdetanos (íberos) desde muy antiguo.

Al ser el río navegable, las comunicaciones a pesar de las inundaciones estaban aseguradas y el río a su vez hacía de defensa natural.

En esta época ya se conoce a la ciudad con un nombre, “Spalis”, que significa “sobre pilares”, viniendo a significar algo así como “ciudad sobre pilares”. La ciudad era un pequeño poblado de casas construidas sobre pilares, situado sobre el cerro del Centro, que ocupaba más o menos lo que hoy conocemos como calle Aire (el punto más alto de la ciudad con respecto al nivel del mar, 17 metros), Plaza del Salvador, Avenida de la Constitución y las calles San Fernando y Menéndez Pelayo. Hoy quedan vestigios de ese antiguo poblado turdetano en el Patio de Banderas, que fue excavado hace unos años, aunque no podemos verlo, porque las excavaciones arqueológicas fueron tapadas para mantener la fisonomía del patio como lo conocemos en la actualidad: con su albero y los naranjos.

El río Guadalquivir y sus afluentes, el Tagarete y el Tamarguillo, tampoco estaban donde hoy. De hecho, el Guadalquivir tenía un brazo desde el puente de Barqueta que atravesaba la Alameda de Hércules, seguía hasta el Ayuntamiento y parte de la Avenida de la Constitución, volviendo a unirse al río principal; mientras que el arroyo Tagarete pasaba por la calle San Fernando.

La ciudad se convirtió realmente en una ciudad importante con los romanos. Fue reconstruida y refundada en el siglo I a.c. por Julio César, quien le puso el nombre de Colonia Iulia (por él) Rómula (la Roma chica) Híspalis (transformación romana del antiguo nombre de la ciudad “Spalis”). A la ciudad se la conoció desde entonces como Hispalis, y su río Betis (nombre con el que los romanos llamaron al Guadalquivir) dio nombre a la Bética, la provincia romana que grosso modo ocupaba la actual Andalucía. Como otras ciudades romanas fundadas sobre ciudades íberas preexistentes, el típico urbanismo romano de plano ortogonal, en cuadricula, no era totalmente regular, porque tuvo que adaptarse a lo ya construido. Pese a ello, se mantuvieron las dos calles principales (cardo y decumano), el foro y una muralla que rodeaba la ciudad.

La primera muralla de la ciudad es de tiempos de Julio César. Luego sería ampliada durante el imperio de Augusto y permaneció más o menos igual hasta 1147 en que los almorávides deciden reconstruirla, ampliarla (incluyendo arrabales que estaban fuera de la misma) y mejorarla. El arquitecto encargado fue Al-Idrisi.

En 1221 los almohades la reforzaron con una barbacana (una doble muralla) y protegieron los puntos más estratégicos con torres albarranas, como en el puerto, donde se construyó un lienzo de muralla que, desde el Alcázar llegaba hasta el río con tres torres: la torre de Abb Al-Aziz, la torre de la Plata y la torre del Oro. El motivo era claro: la presión de los reinos cristianos en el proceso de Reconquista: basta recordar la fecha de la conquista cristiana de Sevilla, 1248, para entender la necesidad de los almohades de proteger la que era junto a Marrakech una de las capitales de su imperio.

La ciudad se comunicaba con el exterior a través de quince puertas, una de las cuales, es esta de la Puerta de Jerez. Hacia un lado, la entrada a la ciudad medieval, hacia el otro, huertas, prados y el camino que conducía a Jerez. La muralla almohade rodeó a la ciudad, hasta el año 1865, tras la decisión de derribarla, tomada por el Ayuntamiento en el año 1861.

DE LA PUERTA DE JEREZ AL PRADO DE SAN SEBASTIÁN POR LA CALLE SAN FERNANDO

Desde la Puerta de Jerez, nos dirigimos a coger el autobús C3, que desde el Prado de San Sebastián va bordeando la Ronda, siguiendo la antigua línea de la muralla medieval. Insistimos en que estamos extramuros de la ciudad medieval y que los edificios que nos quedan a la izquierda, están adosados a la muralla. De hecho, al asomar por algún comercio, podemos ver el lienzo de la muralla del Alcázar sin más problema. A la derecha, zonas remodeladas y edificios importantes que fueron construidos entre los siglos XVII y XX:

El Hotel Alfonso XIII, uno de los más lujosos de Europa, construido para la Exposición Iberoamericana de 1929 en Sevilla. Y es que la ciudad debe a esa exposición obras que transformaron y embellecieron profundamente la Sevilla del primer cuarto del siglo XX. Aníbal González fue el arquitecto encargado del proyecto de la Exposición, con otras obras como: La Plaza de España y los tres pabellones de la Plaza de América, hoy Museo de Artes y Costumbres, Museo Arqueológico y dependencias municipales. Además se realizó la Avenida de la Palmera con los numerosos Pabellones de los países participantes, hoy muchos de ellos consulados. También se restauraron los Jardines de María Luisa, hoy gran parque de la ciudad. Se realizaron los Jardines del Prado con el Pabellón de Portugal y el actual Teatro Lope de Vega, entonces pabellón de Sevilla.

En la Antigua Fábrica de Tabacos, una manufactura Real, cuyas obras se iniciaron en 1728 a cargo del arquitecto Van der Borcht, trabajaron hasta 3.000 mujeres. Hoy es sede de la Universidad de Sevilla. Alberga El rectorado y las facultades de Geografía e Historia y Filología.

El Palacio de San Telmo fue construido en el siglo XVII como Universidad de Mareantes, comprado y convertido en palacio a mediados del siglo XIX por la familia Orleans Montpensier, reconvertido en seminario mayor a principios del siglo XX y actualmente es la sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía.

Jardines de Cristina: surgieron dentro de un programa urbanístico que pretendía crear un barrio burgués en esta zona. Así se dispuso una gran zona de paseo ajardinada, que incluía también el Jardín de las Delicias.

EN EL AUTOBÚS DE LA LÍNEA C3

A la izquierda vamos pasando por algunas de las antiguas puertas de entrada a la ciudad, evidentemente ya derribadas, aunque conservan su nombre: de la Carne, Carmona, Osario, Sol... Podemos entrever desde el autobús un entramado urbano cerrado, compacto de calles pequeñas, desordenadas, propio de un caserío que, aunque ha evolucionado, corresponde a un casco histórico medieval. A nuestra derecha, el inicio de barrios más contemporáneos, con bloques de pisos de mayor altura, una trama más abierta y ordenada, así como algunos edificios singulares, como la Real Fundición de Artillería: Realizada por Van der Borcht entre 1750 y 1766, frente a la puerta de la Carne, que fue el origen del actual barrio de San Bernardo.

La Ronda Histórica de Sevilla, por donde transita el autobús, discurre entre el Prado de San Sebastián y la Barqueta. La muralla de la ciudad histórica transcurría aproximadamente por este viario, por lo que es evidente la importancia del derribo de la muralla y la creación de esta ronda para el crecimiento de la ciudad; tanto en su relación con los arrabales históricos (Macarena o el Hospital de las Cinco Llagas) como con los ensanches del siglo XIX (San Julián, Cruz Roja, La Trinidad, San Roque, La Florida, La Calzada y el Prado de San Sebastián).

Recordemos que toda esta área extramuros, tenía sus funciones para la ciudad amurallada: había arrabales, zonas de huertas, prados, estercoleros, mataderos, quemaderos... La puerta de Carmona, por ejemplo, daba paso al antiguo cardo romano (calle Águilas) y por ella entraba un acueducto que traía el agua desde Alcalá de Guadaira, aunque era conocido como los caños de Carmona (por la dirección de acceso a la ciudad). De él quedan restos conservados en la calle Luis Montoto.

Arquitectónicamente la Ronda histórica tiene interés también para tratar el urbanismo del primer tercio del XX. En ella podemos ver edificios de uso sanitario, educativo, industrial, comercial o residencial.

Solo con volver la mirada a uno u otro lado del autobús, los alumnos pueden comprender perfectamente qué significa la expresión intra o extramuros, qué implica para una ciudad crecer a lo largo de los siglos con una muralla rodeándola por completo, cuan diferente es el trazado urbano a uno u otro lado de la misma. Unos se sorprenden de que permaneciera en pie tantos siglos, otros comentan que la ciudad sería más bonita todavía, con ella.

EN EL ARCO DE LA MACARENA

Nos bajamos aquí para iniciar nuestro recorrido a pie por el Casco Histórico, con el objetivo de atravesarlo en dirección N-S. Antes de introducirnos en la ciudad amurallada, nos paramos para comentar otro edificio singular extramuros: El Hospital de las Cinco Llagas: Construido entre 1545 y 1559, fue el mayor hospital de Europa, llegando a albergar hasta 3.000 enfermos, principalmente marineros de la Carrera de Indias. Fue fundado por D. Fadrique Enríquez de Ribera y estuvo activo hasta 1972, y tras un periodo de abandono fue ocupado por el Parlamento Andaluz en 1992.

El tramo comprendido entre la puerta de Córdoba (hoy perteneciente a la iglesia de san Hermenegildo) y el Arco de la Macarena, es donde mejor podemos observar en pie la antigua cerca almohade, aunque hay otro lienzo importante en los jardines del Valle. En realidad, la ciudad está llena de restos que afloran en muchos puntos de la misma cada vez que se realiza una obra de edificación. De esta forma, los arqueólogos pueden ir completando poco a poco de forma más precisa el trazado de la misma.

¿Por qué iniciar aquí el recorrido hacia el corazón de la ciudad? Porque esta zona es casi desconocida para los alumnos, salvando la Basílica de la Macarena. Es una zona poco transitada por los turistas todavía, no está tan transformada en su viario, conserva un aire más popular y concentra la mayor parte de edificios de la época de la conquista cristiana: iglesias, conventos y palacios mudéjares. Un recorrido, un tanto especial, para mostrar en menos de 1 km una Sevilla diferente a la que podemos ver, si entramos desde el entorno de la Catedral. Les explico que la calle que vamos a seguir, la calle San Luis, se llamó la Calle Real, porque por ella entraban los reyes que visitaban la ciudad, como los Reyes Católicos o Carlos I.

DEL ARCO DE LA MACARENA A LA IGLESIA DE SANTA CATALINA

Así, iniciamos el paseo recorriendo la calle desde el Palacio del Pumarejo, que les sorprende por el lamentable estado de abandono en que se encuentra. Les comento que aún no estamos en la Sevilla romana: no entraremos en el Cardo Romano hasta llegar a la calle Alhóndiga. Toda esta zona, aunque dentro de la muralla musulmana, sería una zona posiblemente poco densificada poblacionalmente, tanto en época musulmana como en los primeros siglos de la Reconquista cristiana. Quizás por ello se pudo situar en esta zona de la ciudad la cantidad de conventos que aún hoy permanecen. Atravesamos hacia calle Feria, deteniéndonos en el Palacio de los Marqueses de la Algaba, del sigo XV, y de ahí a la Alameda de Hércules.

Les explico que el tramo del río que cruzaba la ciudad en época prerromana y romana, se convirtió en una laguna ya en época musulmana, que fue secándose a lo largo de los siglos permitiendo a la ciudad crecer dentro de la muralla. Quedó una pequeña zona pantanosa, que hoy conocemos como la Alameda de Hércules. En 1574 el Conde de barajas, Asistente de la ciudad, la desecó, plantando álamos y convirtiéndola en el nuevo barrio residencial. Para adornar la zona, colocó dos columnas procedentes del templo de Hércules de la calle Mármoles que fueron las que dieron nombre a la zona.

Volvemos a la calle San Luis y nos detenemos ante unas iglesias muy diferentes entre sí: por una parte, San Luis de los Franceses, donde logramos entrar un momento, erigida en el siglo XVIII, y por otra, Santa Marina y San Marcos, del siglo XIV; dos de las numerosas iglesias parroquiales construidas tras la Reconquista cristiana con el inconfundible estilo del mudéjar sevillano. En la plaza de San Marcos, nos volvemos a desviar, primero hacia el convento de Santa Isabel y luego hacia la iglesia de San Juan de la Palma y

EN SANTA CATALINA

Aquí, en la plaza de los Terceros, nos volvemos a parar para comentar el trazado urbano que hemos recorrido. Algunos alumnos comentan que han estado “perdidos” hasta llegar allí. Ahora sí se ubican: muy cerca están “las setas”, como popularmente conocen a la plaza de la Encarnación, una de las zonas de la ciudad más frecuentada por ellos. Les ha sorprendido el entramado urbano, la tipología de las calles y del caserío, el aire popular, de barrio, de la zona norte intramuros de la ciudad.

Les explico que el trazado urbanístico de los árabes, tan diferente al de los romanos, es el que impera en todo el casco histórico de la ciudad de Sevilla, un plano irregular, en un casco que es uno de los más antiguos y amplios de Europa. En época romana, el eje urbano de San Luis y su entorno sería un camino de entrada/salida a la ciudad romana desde el norte; esto explicaría el carácter rectilíneo de la calle San Luis (un eje muy recto en un plano absolutamente irregular).

La plaza recuerda la organización de los espacios públicos en los barrios de la Sevilla islámica (Isbiliya): mezquita, tahona, baños, madrasa, tiendas… Es un modelo que permanecerá con la organización parroquial tras la conquista en 1248. Les comento que fue Don Remondo, arzobispo de Sevilla entre 1259 y 1286, quien dividió la ciudad en 24 barrios o collaciones y en cada uno de esos barrios construyó un templo, utilizando antiguas mezquitas musulmanas o bien construyendo templos nuevos sobre ellas; la mayor parte de las iglesias mudéjares que han visto están construidas sobre antiguas mezquitas. Esta organización parroquial se completó con la organización gremial de la ciudad, pues cada barrio se dedicó preferentemente a determinadas profesiones.

Las plazas por donde hemos pasado mantienen todavía una imagen de tiendas y vida comercial heredada de un barrio característico de la ciudad musulmana, algo más habitual en el área intramuros de la parte norte, que en el sur, donde el turismo y la vida oficial han modificado bastante la fisonomía de la ciudad intramuros. Podemos intuir que posiblemente sería una plaza porticada, pues quedan algunas columnas-soporte en varias viviendas de la plaza. Les recuerdo que quedan partes porticadas en la Plaza del Salvador, otra zona conocida por todos ellos. Las plazas porticadas son obra de los siglos XV y XVI, cuando se derribaron algunas manzanas de casas para crear plazas y abrir espacios públicos. La plaza de Los Terceros, es una de ellas, aunque no la veamos tal y como estuvo en el pasado.

Ahora les digo que estamos a punto de entrar en la ciudad romana, en el cardo, la calle principal que atravesaba la ciudad en dirección N-S. El Cardo de la Híspalis republicana se iniciaría aquí, cerca de la iglesia de Santa Catalina, continuando por calle Alhóndiga, Cabeza del Rey D. Pedro, Abades/Argote de Molina hasta finalizar en la zona portuaria del entorno del Palacio Arzobispal/ Alcázar. Pero el trazado que vemos es igualmente irregular, ya que el modelo que ha pervivido es el musulmán. En él, la calle principal discurría más o menos rectilínea, pero a sus lados se abrían calles secundarias y adarves (calles sin salida). Con unas calles estrechas, enrevesadas, el tránsito de carretas era complicado y en muchas esquinas aún se ven las ruedas de molinos que se colocaban para proteger los edificios de los continuos golpes que recibían de los carruajes al girar.

DE CALLE ALHÓNDIGA A CALLE MÁRMOLES

Ahora sí que vamos a adentrarnos en el corazón de la antigua ciudad romana, aunque prácticamente no queda nada visible de ella.

En el centro de la ciudad se situó el primer foro, en lo que hoy son las calles Bamberg y Argote de Molina, pero lo único que queda in situ de ese primitivo foro romano son las columnas del templo de Hércules de la calle Mármoles. Dos de ellas fueron trasladadas a la Alameda de Hércules cuando se creó este paseo de la ciudad en el siglo XVI.

Aprovechamos el lugar para que los alumnos comprueben cómo la ciudad ha ido subiendo en altura, dónde se situaba la cota o nivel del suelo en época romana y por qué es tan importante el trabajo de la arqueología para rescatar del subsuelo los vestigios del pasado de nuestras ciudades. Les comento que en época de Augusto se construirá un nuevo foro en la plaza de la Alfalfa y más tarde, un tercer foro en la zona de la Catedral, entonces fuera de la muralla romana, ya que era la zona del puerto romano.

Continuamos por calle Abades, donde se ubica otro palacio sevillano, la Casa de los Pinelo, hoy Real Academia Sevillana de Buenas Letras y Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, una casa palacio de origen medieval que fue posteriormente enriquecida con diferentes elementos renacentistas y donde aprovechando una exposición, entramos gratuitamente para admirar la forma de vida de los nobles sevillanos del s XVI, y de paso, ver la exposición de arte contemporáneo.

EN LA PLAZA DEL SALVADOR

Retrocedemos para volver a una plaza que pudo ser el centro neurálgico de la Sevilla romana y de los primeros siglos musulmanes: la plaza del Salvador, donde se ubicó la basílica romana, reutilizada por los visigodos como iglesia y sobre la que los musulmanes construyeron la mezquita de Ibn Adabbas, su primera mezquita mayor. El emir Abd al Rhaman II la mandó construir en el año 829 y el gobernador de la ciudad Umar ibn Adabbas supervisó las obras. De él tomo la mezquita su nombre. El edificio mantuvo su importancia hasta que en 1182 Abu Yacub Yusuf nombró a Sevilla capital del califato almohade, iniciándose la construcción de una nueva mezquita mayor.

Esta mezquita se convertirá en parroquia del Salvador en el año 1340 y mantuvo su uso como iglesia hasta el año 1671, en que el deterioro del edificio aconsejó la construcción de un nuevo templo que se inició en 1674 con el arquitectoLeonardo de Figueroa. Es la iglesia que podemos ver en la actualidad. Si en calle Mármoles vemos la subida de cota de la ciudad a lo largo de los siglos claramente, aquí vemos la reutilización de un espacio principal de la ciudad por parte de los distintos pueblos que gobernaron en la misma.

FINAL DEL RECORRIDO

Del Salvador nos dirigimos en dirección a la Avenida de la Constitución. En la Plaza de San

Francisco, vemos la fachada del ayuntamiento que realizó en 1527, el arquitecto Diego de Riaño, en estilo renacentista. Hasta su construcción, el cabildo municipal o ayuntamiento se reunía en el Corral de los Olmos, hoy plaza de la Virgen de los Reyes, al pie de la Giralda. A su espalda dejamos atrás la Plaza Nueva, creada en 1854. Hasta entonces se llamaba Plaza de San Francisco, por el solar del convento que se encontraba allí desde el siglo XIII.

Avanzamos hacia la Catedral y la Giralda, su historia sí es conocida por muchos alumnos. En 1182 se decidió la construcción de una nueva mezquita, la ciudad había crecido y la mezquita de Ibn Adabbas se había quedado pequeña, había que construir una nueva mezquita aljama. La nueva construcción se situó en el segundo foro romano, junto a las termas. De ella se conservan el alminar (Giralda) y el patio (Patio de los Naranjos). Con la conquista cristiana la antigua mezquita aljama se consagró al culto cristiano aunque el edificio siguió siendo el mismo. Tras el terremoto de 1396, el edificio quedó en muy mal estado, así que se usó como catedral la iglesia de Santa Ana en Triana, que había sido construida en 1371, hasta que en 1401 el cabildo decide la construcción de un nuevo edificio: la Catedral, que será la última catedral gótica de Europa y la más grande.

Llegamos a la altura de los Reales Alcázares, un conjunto de edificios de diferentes épocas. Abd al Rhaman III decidió construir fuera de la ciudad la residencia del gobernador o Dar al Imara. Desde ese momento, este lugar será objeto de numerosos añadidos por parte de reyes tanto musulmanes como cristianos.

Archivo de Indias: después del descubrimiento en 1502, la Corona española establece la Casa de la Contratación en el Alcázar, hasta que Felipe II aprobó la construcción de un edificio destinado a Lonja. Juan de Herrera, el arquitecto de El Escorial, lo realizó entre 1583 y 1598. Se hizo derribando la antigua casa de la moneda.

También Felipe II ordenó la edificación de una nueva Casa de la Moneda, a modo de gran palacio, entre la Casa de la Contratación y los muelles: Sevilla era entonces una rica ciudad que labraba la mayor parte de la plata y oro acuñado en España. Aquí llegaban los barcos cargados de metales preciosos de América y de aquí salía la moneda más importante de toda Europa: El Real de a ocho. En 1861 se inaugura la nueva fábrica de moneda en Madrid y en 1869 se cierra la casa de Sevilla, fue dividida y vendida. El viejo edificio ha estado en mal estado durante muchos años, siendo rehabilitado casi por completo ahora, convertido en residencias, oficinas, salas de exposiciones, y un bar, hoy cerrado, con el nombre de “La Moneda”.

Volvemos al punto inicial de nuestro largo e intenso paseo por la ciudad de Sevilla: el metro y su línea 1, que nos devuelve a nuestra pequeña ciudad del área metropolitana, Mairena del Aljarafe. ¡Ha quedado tanto por ver y comentar! Pero mis alumnos vuelven con la imagen mental de otra Sevilla, y al menos con algunas ideas en la cabeza: que el casco histórico de Sevilla es de un tamaño, riqueza, complejidad y variedad considerables, que es el mundo musulmán el que le proporciona la mayor parte de su trazado aunque no se conserve a día de hoy la mayor parte de su caserío, que la Sevilla histórica es mucho más que el conjunto de Alcázar, Archivo de Indias, Catedral y Giralda, y que para conocer una ciudad como Sevilla, los ojos de la Historia, el Arte y la Geografía son herramientas fundamentales.

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