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Lola Domínguez Riquelme y Dolores Cinta Macías Gómez

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Macías Gómez

Macías Gómez

VIAJE A MURCIA, CARTAGENA Y LA BASTIDA

PUENTE DE NOVIEMBRE DE 2019

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LOLA DOMÍNGUEZ RIQUELME DOLORES CINTA MACÍAS GÓMEZ

En el puente de noviembre de 2019 (del 31 de octubre al 3 de noviembre) un grupo de benbasianos y amigos fuimos a Murcia y Cartagena en una actividad coordinada por Lola Domínguez Riquelme y Dolores Cinta Macías. Salimos muy puntuales a las 16.00 h. y, tras un feliz viaje, llegamos a nuestro destino alrededor de las 21.30 h. Después del reparto de las habitaciones en el Hotel Nelva, nos fuimos a descansar pues al día siguiente nos esperaba una larga jornada.

A las 9.30 de la mañana ya estábamos todos en la puerta del hotel, donde habíamos quedado con Daniel, nuestro guía, y subimos al autobús en dirección al centro de Murcia. Pepe, nuestro conductor, nos recogería a las 14:00 para volver al hotel y almorzar. En primer lugar visitamos la Iglesia de San Juan de Dios, de estilo barroco (hoy forma parte del Museo de Bellas Artes). Es una de las iglesias más singulares del siglo XVIII, no solo en la región de Murcia sino también de toda España, por su planta ovalada que recuerda a San Andrés del

Quirinal de Bernini. Su arquitecto, Martín Solera, dispuso la planta en sentido del eje transversal quedando la puerta y el altar en los extremos del eje menor. La bella cúpula que cubre el espacio está decorada con escenas de la vida de San Juan de Dios, pintadas por Agustín Navarro.

Especialmente interesante es la cripta, que visitamos en grupos de 11 personas, pues en ella se encuentran lienzos de muralla del Alcázarpalacio de Muhámmad ibn Mardanís (1147-1172), llamado por los cristianos “el Rey Lobo”, una joya arqueológica con restos de la mezquita del rey de la que se conserva un hermoso arco de herradura con pinturas originales y algunas tumbas de la familia real. No estaba mal para abrir boca a lo que nos depararía la ciudad a lo largo del día.

Paseamos hasta llegar al Convento-Museo de Santa Clara, cedido en parte al Ayuntamiento de Murcia para que pueda ser visitado. En su interior nos encontramos un patio con una gran alberca, la más antigua de España, llena de agua, con mucha luz, y rodeada de olmos y cipreses. Fue la residencia de verano del rey Lobo, situada en el arrabal de la ciudad. En el pórtico hay una fuente que recupera el estilo de la original y que debió estar conectada con la alberca. Se conserva el salón y su elegante portada con yeserías originales. En este salón del trono tenían lugar las audiencias, la recepción de embajadas, etc. Desde el año de 1365 pertenece a la comunidad de las monjas clarisas.

Visitamos su Museo sacro donde se conservan imágenes procedentes de las dotes aportadas por las familias más pudientes que formaban parte del ajuar de las novicias: niños Jesús, Vírgenes y otras joyas religiosas. Mención especial merece un crucificado, obra de Francisco Salzillo, cuyo rostro nos causó gran impresión porque reflejaba fielmente la expresión de la muerte.

Dando un paseo nos encaminamos hacia el yacimiento arqueológico de San Esteban, un barrio islámico en vías de recuperación por parte del Ayuntamiento de la ciudad, para dirigirnos, bajo un sol primaveral, más que otoñal, al Museo Salzillo, donde se exponen joyas escultóricas de gran belleza. En primer lugar, vimos un vídeo del Viernes Santo con los pasos procesionando por el centro de Murcia con obras de este gran imaginero nacido en Murcia en 1707. En el Museo pudimos ver dos tipos de belenes, uno napolitano con cerca de seiscientas piezas reunidas por los hermanos García de Castro que hizo el deleite de los benbasianos, y otro realizado por el escultor murciano y su taller, de quinientas cincuenta piezas, fue un encargo de D. Jesualdo Riquelme Fontes, que el artista realizó al final de su vida, entre 1776 y 1783 y fue completado por su discípulo Roque López. En el museo también se exponen los magníficos pasos de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús, que salen en procesión en la mañana de Viernes Santo, entre las que destacan: La Última Cena, La Dolorosa, La Oración en el Huerto, Los Azotes, San Juan, etc.

Volvimos al hotel, para deleitarnos con un buffet estupendo, y con el tiempo justo para estar en la puerta a las 16 horas en punto, iniciando de nuevo la marcha y visitar la Catedral, la Trapería y la muralla de la Verónica.

Hasta las seis de la tarde no abrían la catedral por lo que Daniel nos explicó el exterior de la misma, construida sobe la mezquita aljama. Destacan la Portada de la Cruz y la torre renacentista. Deambulamos alrededor para admirar las puertas laterales. Daniel señaló las cadenas de piedra que rodean la capilla de los Vélez, es una labor sorprendente sobre la piedra, parece ser que alude a los cautivos cristianos liberados por los Fajardos en sus luchas con los “moros”. La torre, de 93 metros de altura, es el tercer campanario más alto de España, se construyó entre 1521 y 1793. Debido a lo dilatado de su proceso constructivo reúne diferentes estilos.

La catedral de Murcia se consagró en 1467 bajo la advocación de Santa María. La fachada principal es una obra maestra del barroco español. En 1854 un incendio destruyó el retablo de la nave central, así como la primitiva sillería del coro de madera del nogal. En su interior destacan la Capilla de los Vélez y la Capilla de los Junteros. En la Capilla Mayor se halla la urna sepulcral donde reposan el corazón y las entrañas de Alfonso X el Sabio, el resto de su cuerpo yace en la catedral de Sevilla.

Paseando por las agradables calles de la ciudad llegamos al Casino, construido en el año 1905, donde un rico eclecticismo refleja el gusto de la burguesía murciana de principios del siglo XX. Es un local privado, por lo cual solo pudimos admirar su maravilloso vestíbulo neomudéjar. La Trapería fue una avenida que llegaba hasta la antigua mezquita y separaba la zona cristiana de la zona musulmana.

Caminamos por la Platería, una concurrida calle del centro de Murcia, hasta la plaza de Santo Domingo donde nos quedamos sorprendidos con un ficus impresionante cuyas raíces alcanzan 500 metros bajo tierra ya que se plantó en 1893. Hicimos una visita a la interesante iglesia de San Bartolomé y cruzamos la plaza de las Flores, alegre y bulliciosa, donde había una pastelería que…, pero no había mucho tiempo para deleitarnos con las delicadezas murciana, en otra ocasión sería, queda pendiente. Faltaba visitar el lienzo de muralla de época andalusí conservado junto al Mercado de Verónicas. Finalmente, una vista desde los puentes (en uno de ellos notamos como ¡¡se movía!!), la ciudad se veía muy bonita iluminada.

El autobús nos esperaba, pero no a todos, ya que algunos se quedaron dando un paseo para deleitarse de la noche murciana; los demás nos fuimos al hotel para disfrutar de una cena deliciosa y amena, pues echamos lo que se dice “unas risas”, en un ambiente muy agradable.

A las 9.00 h del día siguiente ya estábamos en la puerta del hotel para coger el autobús rumbo a Cartagena, nos esperaba un día muy, muy ajetreado, pues Cartagena fue una sorpresa increíble por su belleza marinera. Habría que volver y visitarla con más tranquilidad.

Fue fundada por los cartagineses en el año 220 a.C. aunque alcanzó su auge y esplendor durante el periodo romano. La primera sorpresa fue al visitar una domus romana del siglo I, la “Casa de la Fortuna”, que se encuentra bajo un bloque de pisos. Muy interesantes los mosaicos, las habitaciones y sobre todo la calzada, vía de acceso a la ciudad que pasaba justo por la puerta; vajillas, lucernas, entre otros utensilios y la belleza de sus pinturas murales. Como la visita tenía un retraso de 30 minutos, fuimos a una administración de lotería, y… ¡a ver si había suerte!, pero no tocó.

A continuación visitamos el Foro romano, un conjunto de edificaciones en torno a una de las principales vías de la ciudad, el decumanus. Dentro de un recinto muy bien protegido, pudimos acceder a un gran conjunto termal y al Collegium, un gran edificio de carácter público.

Las murallas, testimonio de las guerras púnicas, nos dieron una idea de la grandiosidad del lugar y de lo importante que fue en tiempo de los cartagineses.

A continuación fuimos al gran Teatro romano, del siglo I a.C., construido durante el gobierno del emperador Augusto. Tenía capacidad para unos 7.000 espectadores y estuvo en uso hasta el siglo III. Para conseguir que saliera a la luz hubo que demoler toda la barriada, pero se ha conservado la puerta y arco de una iglesia bizantina que había sido construida encima de las ruinas.

La comida fue muy apetitosa, con un arroz estilo cartagenero y rápidamente servida. A continuación nos encaminamos tranquilamente al Museo

Nacional de Arqueología Subacuática “ARQA”, sede del Observatorio Permanente del Plan Nacional de Protección del Patrimonio Arqueológico Subacuático. Pero antes pasamos a visitar el submarino original de Isaac Peral que se encuentra en el Museo Naval. Después de cuarenta años en el isleño Arsenal de la Carraca, el almirante Mateo García de los Reyes logró recuperar su casco en 1929 y remolcarlo a Cartagena; en 1965 pasó a la plaza de los Héroes de Cavite y en el año 2002 fue trasladado a una fuente junto al puerto deportivo. Y en el año 2012 se trasladó al Museo Naval de Cartagena, para su restauración.

En el “ARQUA”, aparte de la historia marinera cartagenera, se encuentran restos de barcos fenicios localizados en Mazarrón, y parte del pecio de la fragata “Nuestra Señora de las Mercedes”, felizmente recuperado para España. Los arqueólogos submarinos de la empresa “cazatesoros” estadounidense “Odyssey Marine Exploration” lo descubrieron en 2007 en el golfo de Cádiz y se lo llevaron a los Estados Unidos, entonces comenzó un litigio entre España y la empresa norteamericana por los derechos del hallazgo. En 2011 se ratificó la orden de un Juez de Florida para que la empresa lo entregara a España, y en enero de 2012 el Tribunal Supremo de los Estados Unidos obligó a la compañía a devolver el tesoro de 17 toneladas que fue trasladado por dos aviones Hércules del Ejército del Aire.

Muy cansados pero felices emprendimos el regreso a Murcia, donde cenamos y descansamos. A la mañana siguiente, y después de nuestro desayuno bufet, salimos temprano camino de Sevilla con idea de llegar a una hora prudente. Antes, como estaba previsto en el programa, hicimos una parada para visitar “La Bastida”, el yacimiento arqueológico más importante de la Prehistoria europea correspondiente a la cultura argárica.

Su emplazamiento se encuentra sobre un cerro con unas vistas espectaculares, un enclave situado en la sierra de la Tercia, en la confluencia de la rambla de Lébor y el barranco Salado, a unos 6 km de del pueblo de Totana, un lugar estratégico, oculto desde el valle del Guadalentín y con buenas condiciones naturales para la defensa.

La Bastida fue habitada hace unos 4.000 años y abandonada hacia 1600/1550 a. C. en condiciones aparentemente pacíficas, a juzgar por la ausencia de huella de incendio u otras evidencias que pudieran sugerir un abandono por destrucción, según nos dijo nuestra guía Elena. También nos comentó que la ciudad llegó a tener unos 40.000 m2 de extensión en su época de máximo esplendor y estuvo habitada por unas 1.000 personas. Las excavaciones arqueológicas han sacado a la luz un imponente sistema de fortificación único en su época y las viviendas estaban escalonadas en terrazas artificiales a lo largo de las laderas del cerro. Son de especial interés sus tumbas, ya que éstas se localizan bajo el suelo de las viviendas; se han documentado un total de 237 tumbas que solían contener uno o, a veces, dos individuos en posición encogida, dentro de vasijas de cerámica o de cistas (cajas hechas con losas o paredes de piedra); una parte de estas tumbas contenía también ofrendas, como cuencos y ollas de cerámica, armas, útiles y adornos de cobre o plata, y collares de cuentas de hueso, concha y piedra. Las diferencias entre estas ofrendas nos hablan de una comunidad dividida en clases sociales.

Almorzamos en ruta, no sin despedirnos antes de nuestro guía Daniel, gran conocedor de su tierra y que nos trasmitió sus conocimientos de forma impecable. También dimos las gracias a Pepe, el conductor, por su profesionalidad y educación, quien agradeció la buena actitud grupo. Queremos expresar también que nuestro itinerario lo preparamos junto con Gema de Los Santos, de Viajes Triana, que atenta a nuestras indicaciones, lo organizó todo de manera espléndida, logrando que el viaje dejase una buena sensación en los viajeros y, para mí y mi compañera, la satisfacción del buen hacer y del deber cumplido.

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