Desde principios del siglo XX, los artistas latinoamericanos viajan a Europa y toman contacto con los movimientos de vanguardia. Desarrollan propuestas relacionadas con el expresionismo, el cubismo, el futurismo, participando activamente de sus circuitos de exposiciones y debates, en ciudades como París, Madrid, Barcelona, Berlín, Florencia y Milán. El manifiesto de Martin Fierro, en Buenos Aires, rechaza el pasado y lo absurdo, con la necesidad de promover el nacionalismo intelectual. Así como Xul Solar, los americanos apropiando vanguardias contribuyeron crucialmente al desarrollo de esos mismos movimientos en Europa.