Nuestro libro ilustrado proyecto plástica

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Ilustraciรณn por Isabel Fossi Sรกnchez

Nuestro Libro Ilustrado

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“Para volar tan rápido como el pensamiento a cualquier lugar, debes comenzar sabiendo que ya has llegado”.

Richard Bach

Nuestro Libro Ilustrado Relatos e ilustraciones por estudiantes de doce años en clase con el profesor Manuel Fernández Corral Instituto de Enseñanza Secundaria El Chaparil, Nerja (Málaga) junio de 2016

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Índice

11- La desaparición de Sara y Luna. 25- El secuestro. 26- Pelusa se muda. 29- El misterio del primer día de entrenamiento. 31- El rescate. 33- Pocotú. 35- Los Increíbles. 37- The story of a magic door. 39- Un sueño inesperado. 42- La muñeca desaparecida. 44- Invasión zombi. 47- El agente 123. 49- En el parque. 50- Un buen amigo. 52- Romance entre locuras. 54- La fuga de Florencia. 56- La noche estrellada. 58- El castillo encantado. 60- Y si todo fuese al revés, ¿qué pasaría? 66- La búsqueda. 68- Los Castle. 70- Un dragón perdido 72- Nuestro libro ilustrado.

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La desaparición de Sara y Luna Relato e ilustraciones por Irene Peláez López

Capítulo 1: El grito Era un día tranquilo y nublado. Miguel estaba en su casa y alguien llamó a la puerta. -Voy-, dijo Miguel, y al abrir la puerta se encontró a Sara enfadada. -Que sorpresa…-, dijo Miguel sin ninguna mueca de asombro. -¿¡Cuántas veces te lo tengo que decir?!-, gritó Sara. -¡A ver cuando tapas ese maldito hoyo!-, exclamó ella. -No es mi problema que tu perra se meta allí todos los días-, respondió él tranquilamente. -¡Arg!-, gruñó ella. Miguel ignorando sus gruñidos fue directamente al hoyo y efectivamente estaba la perrita metida en él. Miguel se metió y sacó a la mascota de Sara sin problema.

-¡Vamos lento!- replicó Sara. -Cállate, yo voy a mi ritmo-, contestó Miguel. Salió del hoyo lentamente y cuando estuvo fuera ella no estaba. -Y encima ni me lo agradece-, replicó él. Aquella noche comenzó a llover y horas después los truenos se unieron a la lluvia. El chico intentaba dormir con esa tempestad pero no pudo. Tenía tanto sueño que creyó oir voces pero él -11-


pensaba que era solo una alucinación por el sueño, hasta que se demostró lo contrario. -¡¡¡AYUDA!!!-, pudo escuchar aquel grito acompañado de un trueno. Él cogió un paraguas y salió de su casa tan rápido como pudo. Al estar fuera no había nadie ni nada. Solo vio las ramas de los árboles chocarse entre sí. El muchacho, afligido, volvió a su casa pensando que todo era simplemente un sueño.

Al día siguiente, Miguel fue al instituto con ojeras y con unas ganas terribles de dormir. Con grandes esfuerzos consiguió mantenerse despierto en las tres primeras horas, y cuando llegó el recreo fue a la cafetería a comprarse un bocadillo. Cuando salió del lugar, se cruzó con Juan, el hermano mayor de Sara. No tenía buena cara el chico así que Miguel decidió preguntarle. -¿Estás bien?-, a lo que Juan respondió -bueno…sí, ¿sabes algo de Sara?-. Miguel extrañado dijo -no, la última vez que la vi fue para sacar a vuestra mascota atrapada en el hoyo-, entonces el chico desanimado dice -es que desde ayer no la hemos vuelto a ver.., mis padres y yo pensamos que se habrá quedado en casa de una amiga a dormir.., pero hoy no ha venido al instituto ni nada y eso nos preocupa-. Miguel, extrañado por aquella desaparición pregunta -¿y, no sabéis nada?-. Juan responde -no...-. El muchacho sorprendido le dijo que a lo mejor vendría por la tarde con la esperanza de que apareciera pero no fue así. -12-


Por la tarde, Miguel fue a su entrenamiento de fútbol con sus compañeros, entre ellos Juan. Ambos tenían la misma pasión por el fútbol y eran bastante buenos en el deporte. Pero cuando llegó, pudo ver como durante unos minutos un grupo estaba hablando alrededor de uno de los banquillos así que tendría que estar alguien sentado en él. Cuando transcurrieron los minutos el grupo de gente disminuyó, permitiendo el paso de Miguel y poder enterarse de lo sucedido. Algo que vio le dejó realmente impresionado. Capítulo 2: Los problemas empiezan.

Vio en el banquillo a Juan sentado llorando con todas sus ganas y fuerzas. Él sorprendido dijo -¿qué te pasa?-, en ello el chico sentado se seca las lágrimas y responde -Sara...¡No sabemos nada de ella!-. Miguel se sentó a su lado, lo consoló y dijo -¿no se quedó en la casa de ninguna de sus amigas al final?- Juan negó con la cabeza y volvió a llorar. Juan y Sara se quieren y respetan bastante el uno al otro, se llevan muy bien y casi nunca se pelean. No son como los típicos hermanos, no, ellos son todo lo contrario. Se preocupan bastante ambos y se apoyan mutuamente, Miguel en cambio no sabe lo que es esa experiencia debido a que él es hijo único. Después de varios minutos de consuelo y apoyo, Juan pudo jugar al fútbol con más ánimos aunque no demostraba el entusiasmo de siempre. Cuando ya pasó la hora de fútbol, Juan y Miguel volvieron a sus respectivos hogares acompañados de unos amigos que estaban de paso pero Juan, que era -13-


quien tenía su casa más cerca de Miguel, antes de irse le susurro -Miguel...-, entonces el chico responde -¿qué?- Juan comenzó a susurrarle por un largo rato -escucha.., quiero que me hagas un favor.., ayúdame a encontrar a mi hermana, ¿vale? Te lo pido por favor...No se nada de ella y lo peor es que no se donde está...- Miguel escuchaba en aquel rato los lamentos de Juan y porque le interrumpió si no se hubiera alargado mucho más. -Está bien, te ayudaré, después de todo ella también es mi amiga-, responde finalmente el chico. A la mañana siguiente, sobre las ocho de la mañana, en la casa de Miguel, alguien llamó a la puerta. Al principio, nadie acudió debido a que estaban los padres y el propio Miguel dormido pero, al tercer timbre, la madre del adolescente se despertó y fue a abrirle. -Siento mucho la espera Juan-, dijo relajadamente ella. -Si quieres pasa-, volvió a hablar ella con su tono tranquilo y suave. Juan negó y dijo que lo único que quería era que Miguel bajara para irse con él afuera. La madre a duras penas logró despertar al chico, quien se vistió y corrió velozmente hacia la puerta. -¡¿Ju-Juan?!-, tartamudeo él. -¿Qué haces aquí, para qué me has llamado?- Ante aquella pregunta el muchacho fuera sonríe y dice -vamos a investigar sobre dónde podría encontrarse mi hermana-. Miguel agobiado por la respuesta y adormilado responde -¡¿QUÉ?! ¡¿Tan temprano y ya quieres ponerte en marcha?!- El muchacho alza una sonrisa de oreja a oreja y dice -¡Si! ¡Hay que ponerse en marcha, vamos!-. Juan emocionado arrastró a Miguel hasta el hoyo. Miguel lleno de extrañeza dice -¿qué hacemos en el hoyo?-, hasta que Juan le contesta ignorando su pregunta -¿es aquí donde viste por última vez a mi hermana?Él responde -sí-, entonces Juan observa detenidamente el hoyo hasta que segundos después devuelve la mirada hacia Miguel. -Y.., ¿viste algo raro antes del suceso de mi hermana?- Miguel pensativo se acordó del gritó y afirmó. Le contó sobre aquello y Juan impresionado dijo -¡¿un grito dices?! ¡Podría tratarse de mi hermana pidiendo ayuda! ¡¿Era un grito femenino?!Miguel desconcertado encoge los hombros y dijo que no sabía por culpa de aquel trueno acompañado del grito. Juan enfurecido dice -¡¿cómo?! ¡Haz memoria! ¡Inténtalo por favor, es mi hermana...!-, el chico rubio empezó a pensar.., y a pensar.., pero no pudo recordar más, era un grito pero no se sabía de quién. -Bueno, empezamos bastante bien...-, responde Juan. -Ya...-, dice Miguel. -Oye, ¿puedo irme ya a dormir?- En ello el muchacho de pelo moreno le dedica una mirada seria y de furia -¿me estas tomando el pelo? Esta investigación acaba de empezar-, dijo con firmeza Juan. La única respuesta de Miguel fue una expresión de fatiga y sorpresa al mismo tiempo pero el hermano de la chica decidió ignorarla y continuar con aquel misterio. -14-


Días después, no consiguieron nada más que el grito de pista, volvieron a la casa de Miguel a ver de nuevo el hoyo debido a que era donde pudo verla Miguel la última vez pero, allí había unas personas a quienes jamás creyó ver en su casa. Eran unos policías hechos y derechos preguntando a los padres del muchacho. Miguel decide acercarse y preguntar -¿qué esta pasando aquí?-, entonces su madre responde dulcemente -están investigando la desaparición de Sara-. Un policía añade -nos ocuparemos de este caso sin problemas-, en eso Juan dice -¿nosotros podemos ayudar en algo...?- Por aquella respuesta el policía que aún no había hablado le dedicó una sonrisa de creído y respondió -no hace falta que unos niños pequeños intenten resolver un caso tan complicado, ya nos encargaremos nosotros así que no os esforcéis-. Juan miró al policía con odio pero él lo ignoró. -También dijeron que su mascota desapareció-, dijo el otro policía quien tenía una expresión más amable en su rostro. Juan desanimado dijo -es cierto, Luna también...- Miguel le volvió a consolar como siempre. Capítulo 3: Sara y Luna Pasaron los meses y los policías no encontraban a Sara ni a Luna. Hacían lo que podían hasta que quisieron darse por vencidos con el caso. Pero la madre de Juan y Sara insistió junto con su marido y al final lograron un par de meses más de búsqueda. Miguel y Juan no podían hacer nada porque cada vez que intentaban meterse en el caso la policía los sacaba de inmediato. Aunque Juan no se daba tanto por vencido y siguió intentándolo vanamente. Miguel mientras tanto también hacía grandes esfuerzos para obtener información pero no lo consiguió. Otros 3 meses sin rastro y los policías por mucho que investigan o preguntan no obtuvieron nada. Era como un camino de ida y vuelta, lo intentabas pero todo lo que hacías era en vano. Juan un día del tercer mes, decidió llamar a Miguel para hacer unos últimos intentos, y fueron al parque. Allí hablaron del caso y empezaron a pensar detenidamente hasta que una policía se les acercó -disculpen-, dijo ella, -¿han podido ver algo fuera de lo normal por estas calles?- Ellos dos negaron con la cabeza, entonces la policía iba a marcharse hasta que Miguel la detiene -perdone, qué sucede?- Miguel aprovecha y pregunta- ¿hay algún sospechoso?- Eso inquietó a la policía, fue a otro policía y comenzaron a hablar hasta que después de largos minutos ella volvió con su rostro severo -lo siento, no puedo darles información, ahora mismo estamos ocupándonos de este caso, no ustedes, así que por favor, márchense a sus respectivos hogares sanos y salvos-. Esa respuesta llenó de -15-


ira a Juan pero se guardó la furia en su mirada. -Parece ser que aquel policía con el que habló sabía quienes éramos y qué hacíamos-, dijo Miguel. -Y ahora.., ¿qué hacemos?-, pregunto él, Juan solo cerró los ojos y al instante los abrió con energía, se veía decidido con otra cosa que tenía en mente. –Vámonos-. Fue la única respuesta que dio Juan a Miguel. Por el camino vieron al Señor Stich, era un vecino de Miguel que se mudó hace 2 años a la ciudad. Aquel hombre venía de Francia pero mejoró el acento bastante. Después vieron a la Señora Martín, vecina de Juan quien iba con su hija Natalia de 3 años. Ninguno de los vecinos tenían pinta de ser sospechosos, todos parecían normales. En una noche, Miguel no podía dormir, resulta que en ese día volvieron los truenos y las lluvias aunque esta vez más suavemente. Durante el tiempo que pasaba, él lo dedicaba a recordar aquel gritó que oyó hace meses. Pasaron las horas hasta que empezó a oír algo extraño al lado de su casa. Él decidió bajar con el paraguas una vez más y cuando intentó ver en la oscuridad: una persona alta y adulta corriendo por la calle, alejándose del hogar de Miguel junto con otra persona más bajita. No pudo ver con exactitud quienes eran pero consiguió distinguir a aquellas personas. A la tarde siguiente, aquellos dos adolescentes volvieron a quedar y Miguel decidió contarle lo que vio anoche. -¡¡¡SARA!!!-, exclamó Juan sorprendido. -¡Tiene que ser mi hermana aquella persona bajita!-, volvió a exclamar con impresión. –Aún así., no conseguí ver con claridad a aquellas personas...-, añadió Miguel. -Pero da igual, eso aunque no lo creas es una pista importantísima, es decir, sabemos que la persona bajita era mi hermana-, dijo Juan con confianza. -No los vi bien a lo mejor hasta podría tratarse de otras personas-, dijo Miguel. -¿Cómo era la persona bajita?-, preguntó Juan con cara de sabelotodo. -Bueno.., creo que tenía el pelo largo.., pero aún así no hay pruebas de que fuese Sara-, -¡Con eso para mi ya es prueba suficiente!-, contestó Juan decidido. -Bueno..,como digas...-, respondió Miguel rindiéndose ante las protestas de su amigo. -¿Y cómo era la otra persona?-, preguntó Juan. -Era alta.., muy alta.., parecía ser un hombre...-, dijo Miguel algo confuso y desorientado. -Algo es algo, tenemos que observar a todos los vecinos y personas que se crucen para saber quienes se parecen a esa persona que viste, por supuesto, como has dicho, tenía que ser un hombre-. -Sí.., bueno...- dijo Miguel. Días más tarde, hicieron una lista sobre los posibles sospechosos que había por el barrio. Se esforzaron bastante en ello y esquivaron a la policía con dificultad, a veces hasta con fracaso absoluto no consiguieron librarse de -16-


los agentes. -Bien, estos son los posibles sospechosos...-, después de decir aquellas palabras Juan comenzó a leer con estricta atención, hasta que algo que vio lo dejo desconcertado. -Hay personas que no parecen muy sospechosas...-, comentó Juan. -Sí, sobre eso, aunque no lo creas hay personas que por muy majas se hagan pueden ocultar secretos impresionantes-, añadió Miguel. -No veo al Señor Samuel secuestrar a alguien ni al Señor Stich con lo anciano que es no le veo ni matando a una mosca, y al Señor Laurence tampoco lo veo con pinta de hacer mucho daño-, volvió a comentar Juan. -Pueden hacer fechorías inexplicables Juan-, habló seriamente Miguel. -A lo mejor tienes razón...-, pensó Juan. Semanas después fueron a la clase de fútbol, en la que desde fuera de las rejas que protegían el campo estaba el Señor Samuel observando con una amable sonrisa en su cara. Él les saludó con amabilidad y le devolvimos el saludo. Al rato cuando volvían de casa vieron algo que los dejó confusos, al Señor Laurence entrar a un callejón con una persona bajita, parecía ser una niña. Juan fue detrás persiguiendo pero no pudo verlos debido a que entraron a la casa de Laurence. -¡¡¡Maldito!!!-, protestó Juan. -¡Él tiene a mi hermana! ¡Hay que hacer algo Miguel!-, exclamó con ira Juan. -Primero necesitamos una prueba que demuestre que ese Señor la ha secuestrado, por ahora podemos ver que es el sospechoso número uno y que sería conveniente sacar una prueba de que él es el secuestrador de Sara-, dijo Miguel. Al final continuaron el camino hasta que se separaron y siguió Miguel solo -¿Podría ser que ese Señor secuestrara a Sara?-, pensó Miguel detenidamente. Cuando llegó a su casa no podía creer lo que estaba viendo: Luna, la perrita de Sara y Juan, esperando en la puerta de Miguel. -¡¿Luna?!-

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Luna comenzó a ladrar y se volvió a meter en el hoyo. Miguel la sacó de ahí inmediatamente. -¡No hay tiempo para hoyos Luna! ¡Guíame hasta Sara por favor!- La perrita estaba desorientada y sucia y lo único que hizo fue ir a la casa de su dueño. Al ver Juan a su perrita le entró una alegría inmensa, pero volvió a su seriedad y tristeza al ver que solo estaba ella. Desgraciadamente la policía se enteró de aquella noticia y se llevaron a la perra, queriendo tener alguna posibilidad de que los guiara hasta el secuestrador. Capítulo 4: Sara Al segundo día por la tarde la policía regresó a la casa de los dueños de la mascota, no parecía que les hubiera ido bien. -Hemos hecho todo lo que hemos podido-, contestó la policía. -Pero su mascota estaba en peor estado de lo que pensábamos, mejor será que descanse durante largas semanas y que se mejore-, añadió. Juan se quedó callado prestando atención a las palabras de los dos agentes, todo lo que habían hecho fue totalmente en vano, ni información, ni pistas, ni nada. Por último, los dos policías se marcharon dejando a la mascota en la casa. El muchacho lo único que hizo fue acercarse a la perrita, acariciarla y observarla durante unos segundos hasta que se marchó a su habitación en sumo silencio. Largas horas más tarde, volvió Miguel a la casa de Juan quien estaba en su escritorio mirando a la nada y sin hacer nada, se le veía bastante concentrado en todo el asunto. El amigo solo se acercó y le preguntó -¿en qué piensas?- Juan no responde hasta que el compañero decide intentarlo una vez más -oye, ¿en qué estás pensando?- Al instante Juan medita la pregunta hasta que responde -en Sara, aún no hemos obtenido nada...- Y tenía razón, no obtuvieron nada más que los gritos que escuchó Miguel en las noches pasadas. Juan se levantó y se fue de la casa mientras que Miguel fue detrás suyo sin entender hacia dónde iba. Por mucho que preguntaba Juan estaba totalmente callado hasta que llegaron al hoyo. Al entrar en el hoyo el chico tocó la tierra y por unos instantes empezó a excavar. Miguel sin entender nada pregunta -¿hey, me vas a decir de una vez por todas que haces? Excava conmigo, presiento que en este hoyo hay algo más-. Miguel entró en el hoyo y comenzó a ayudar a su compañero hasta que una voz los detuvo -no hace falta que sigáis...-, respondió aquella voz -Porque estoy bien-. En ese instante Juan lo primero que hizo fue subir al césped y cuando Miguel subió, contempló a su amigo boquiabierto, y cuando miró al frente no pudo creer lo que veía con sus propios ojos. Era Sara. No parecía estar muy contenta si no más bien seria y fría pero no le dieron mucha importancia y lo primero que hicieron ambos fue abrazarla y hacerle miles de preguntas. -18-


-Hermanita, me has tenido muy preocupado de verdad-. Entonces Juan empezó a echar algunas lágrimas sin evitar lamentarse de la pérdida de su hermana. Fueron hasta su casa y la recibieron con mucho amor y besos, abrazos, etc... Pero Sara no parecía alegrarse en absoluto. -19-


La policía ya cerró el caso pero aún así seguían intentando buscar al secuestrador. El hermano de ella sabía que algo no iba bien, no parecía la misma de siempre, era como si algo le sucediera, algo que todavía no se había resuelto. Juan por si acaso guardó la lista de sospechosos. Los días volvían a pasar llenos de paz.., excepto para Miguel y Juan. Miguel afirmó un día después del encuentro que Sara seguía escuchando las voces del hoyo. Entonces, Juan empezó a ver que el misterio de Sara no se había resuelto aún. Juan le pidió a Miguel que en la noche siguiente, él estuviera espiando en donde el hoyo, pues aquel agujero estaba al lado de la casa de Miguel y por ahí se oían las voces extrañas. Y así fue. Miguel en aquella noche estuvo detrás del árbol más cercano al hoyo. Pasaron segundos, minutos y se alargó hasta las horas. Dos, tres, y seguía sin llegar nadie. A Miguel le comenzó a entrar el sueño pero se alarmó porque volvió a escuchar las voces. -¿Ya sabes lo qué tienes que hacer no?-, dijo una voz masculina y adulta. -Sí.., creo-. Esa voz Miguel la reconoció perfectamente, era Sara. Él quería darse la vuelta y asomarse un poco desde el árbol pero, sentía bastante miedo por si lo pillaban. Pero no fue así. -Ven vamos-, al rato se oían ruidos de tierra, como si alguien excavara o bajara hacia aquel hoyo. En eso Miguel decidió asomarse un poco, pero no vio nada, los ruidos no cesaban, quiso aproximarse al hoyo con curiosidad. Cuando le echó una ojeada solo logró observar a Sara metiéndose por una especie de trampilla. Efectivamente ese hoyo ocultaba algo y era la trampilla. Miguel, en lugar de bajar para mirar más detenidamente escribió a Juan a través del móvil avisándole de todo lo que había visto. Cuando le envió el mensaje, la trampilla se abrió y salió Sara. Ella vio a Miguel con una mirada vacía y sin esperanza, aunque él no pudo hacer caso a esa mirada debido a que le entró el pánico así que se escondió de nuevo en el árbol. Sara salió con el sujeto desconocido y cuando Miguel se enfrento al miedo y observó pudo ver a un hombre pero no sabía quien era por la ropa que llevaba. Le ocultaba la cara unas gafas redondas y un sombrero, también desgraciadamente estaba de perfil y el resto de la ropa tapaba por completo el rostro. En ese instante Sara estaba delante mirando a todas partes. -¿A dónde miras?-, preguntó el desconocido. -Oh.., a nada-, respondió Sara. -Si ya has visto a alguien, elimínalo, no podemos permitir que nos descubran, y como se lo cuentes a alguien...- En aquel momento ese hombre sacó una pistola de su bolsillo. -No tendré piedad-. Sara empezó a llorar sin evitar sentir el miedo que la invadía. -Sí...-, contestó llorando. Miguel vio como ese hombre la tenía bajo amenaza. Eso le alteró bastante pues sabía que como lo pillasen acabaría igual que ella, pero por suerte se marcharon dejando a -20-


Miguel la oportunidad de huir. Naturalmente le escribió todo lo sucedido a Juan. Cuando observó los mensajes, el hermano sintió una ira inquietante.

Por la mañana se reunieron los dos en el parque y comenzaron a hablar de ello, en eso aparece Sara con su rostro serio. -Hola.., ¿qué hacéis?-, preguntó ella. -Nada-, contestó Juan, pero Miguel la observó y en unos segundos después dijo -¿me viste anoche?-, ella afirmó. -Sí, pero no diré -21-


nada, no quiero que acabes como yo-. Al escuchar aquella respuesta Juan le dijo -hermana, haremos todo lo posible para librarte de ese petardo, hijo de... ¡ARG!-, gruñe Juan. -Siento haberme descontrolado así...-, se disculpó Juan triste. -Me da igual, después de todo, tienes toda la razón-, dijo Sara sin cambiar su rostro. -Idearemos un plan para sacarte de todo este lío, pero la policía va a tener que entrometerse en esto-. Esa respuesta le cambió completamente el rostro a Sara. La miraba con una cara de impresión y a la vez temor. -¡No!-, negó Sara. -Si se lo decís a la policía él.., me matará, me utilizará como rehén-, dijo ella. -No te preocupes-, respondió Miguel sin sorprenderse de nada. -Primero sacaremos una foto a ese hombre como prueba de que te tiene bajo amenaza o mejor un video-, hablaba Miguel mientras que Juan cerró los ojos por unos segundos. -Y después ese video se lo entregamos a la policía-, continuó Juan. -Exacto-, afirmó Miguel. -¿Y qué pasa si se entera? ¡¿Vosotros sabríais de lo qué es capaz de hacerme?!-, exclamó ella con nerviosismo. -No te hará nada porque nosotros seremos discretos-, respondió Juan con seguridad. -¿Te ha hecho algo ese hombre?-, dijo Miguel, pero Sara no respondió, miró detenidamente hacia la izquierda como si hubiera algo que no la permitiese seguir hablando. -Bueno, ¿qué hacéis aquí, los dos tan solos?-, dijo ella cambiando repentinamente de tema. Lo hizo por alguien que estaba por esa zona. Juan miró a donde observaba de reojo Sara y vio que el Señor Stich estaba observándola detenidamente. Juan comprendió quien era el secuestrador y él le siguió el rollo. -Pues aquí sin nada que hacer, ¿y tú?- Se quedaron hablando durante horas y el Señor Stich se iba del lugar. Hasta que Miguel quiso ponerle fin al asunto y saber más curiosidades, para ello, miró al Señor Stich como si nada. -Oh, hola Señor Stich-, dijo Miguel. -Hola niños-, dijo Stich con su voz de anciano. Caminó hacia ellos lentamente hasta alcanzarlos. -¿Por qué no vais a jugar al fútbol?-, preguntó el anciano. -Es que hoy queríamos descansar un poco, ya que al fin ha aparecido Sara, queremos pasar tiempo con ella, ya sabe, preguntarle sobre si lo ha pasado mal y todo eso-. Sara comenzó a temblar un poco debido a que Miguel se coló dándole información. -Oh.., sabéis, adoraba aquellos tiempos cuando aún era joven...-, respondía el Señor Stich. Horas después el anciano se sentó en un banco cerca de ellos. Se notaba que él era la persona que tenía bajo amenaza a Sara pero Juan puso cara de haberse acordado de algo. -¿Qué pasa Juan?-, preguntó Miguel. -Oye Sara, ¿vamos a ver si ahora Luna está mejor?-, -¡Si!-, exclamó Sara con una amplia sonrisa. Ellos se estaban marchando del parque y se dieron cuenta de cómo el anciano iba detrás suya. Ellos marcaron el paso un poco más rápido. -22-


-Bueno, mientras que Stich no nos alcanza, ¿qué te ha hecho ese monstruo?-, preguntó Juan con severidad. -Por ahora solo me ha amenazado con dinero y con asesinar a gente.., pero a mí físicamente no me ha hecho nada y tengo miedo de que lo haga-, respondió ella. -Así que el secuestrador es el Señor Stich...-, añadió Miguel. -Sí-, afirmó Sara. -Escucha, esta noche quiero que pongas al Señor Stich mirando hacia el árbol, necesito una prueba que lo pille in fraganti-, dijo Miguel. -Pero..,¿no te habrá descubierto?-, interrogó Sara. -No importa, haré lo máximo que pueda-, dijo Miguel. -Gracias.., por todo lo que hacéis-, contestó Sara, que volvió a llorar. Capítulo 5: Arrestado. En la primera noche, grabaron un video sobre las amenazas y lo guardaron en casa de los dos hermanos. Todo estaba preparado para la segunda noche, la hora de la verdad. El Señor Stich y Sara bajaron al hoyo y en una hora volvieron a salir. Miguel preparó la cámara, era el momento de la vida o la muerte. En ese instante, Sara se puso al lado del árbol y observo a Miguel y a otros lados, después fue detrás de la casa. -¡Hey!-, gruñó el anciano. -¡¿A dónde crees que vas?!-, en eso él se puso detrás pero cuando fue allí, ella no estaba. Tenía que sacarle la foto Miguel, si no, al darse la vuelta, lo descubriría. El adolescente caminó y se puso cerca de la esquina de la casa y con una postura preparada para sacar la imagen y salir corriendo. Stich se dio la vuelta y se le pudo ver por completo esta vez. Entonces, Miguel sacó la fotografía y salió corriendo por patas del lugar. -¡¡¡OYE, NO ESCAPARÁS!!!-, gritó el Señor Stich. De repente, sacó la pistola y empezó a disparar con dirección a Miguel pero fallaba debido a los movimientos que hacía para esquivar y correr. Entró en su casa y cerró con llave mientras que el anciano pegaba portazos. Cogió el teléfono de casa y marcó el número de la policía. Justo en ese instante lanzó varias piedras a la ventana y los padres de Miguel se levantaron para ver lo que sucedía. -¡¿Qué ocurre?!-, exclamó la madre aterrorizada. -¡No hay tiempo para explicaciones, huid!-, respondió Miguel. Los padres y él se escondieron. Llamaron a la policía pero justo cuando colgó Stich dijo algunas palabras. -Qué monos, escondiéndose.., pero tengo algo que os hará salir de vuestro escondrijo-. Entonces empujo a su rehén tirándole de los pelos y apuntándola con la pistola, era Sara. Miguel con terror salió con sus padres y estuvieron cara a cara con unos segundos de silencio ante la escena. -Sabía que un mocoso como tú no era de fiar-, en eso Miguel le dedica una mirada de odio y después mira a Sara con total -23-


preocupación. Estaba llorando y con la pistola apuntándola en la cabeza. -Ella será mi rehén queráis o no así que ya podéis rendiros-. -Libérala.., y yo seré tu rehén-, dijo Miguel con autoridad. -¿Qué?-, entonces por toda respuesta el señor comenzó a reír. -No hace falta tenerte a ti de rehén teniéndola a ella-, dijo. Era un momento de tensión y nadie hacía nada hasta que llegó la policía. -¡Alto! ¡Las manos arriba!-. El anciano se dio la vuelta y los policías observaron a la rehén. -Bajad las armas y no le haré nada-, dijo Stich. Los policías bajaron las armas y el señor mayor se iba lentamente con ella. Nadie hacía nada y no podían de todas formas. Cuando estuvo en la puerta se dio la vuelta y dijo sus últimas palabras -adiós inútiles-, pero cuando volteó para irse del hogar, recibió un golpe directo a la cabeza dejándolo inconsciente y malherido. El Señor Stich cayó al suelo desmayado y aquel que le golpeó no fue otro que el hermano mayor de Sara. Tenía una rama mediana y gruesa del árbol cercano al hoyo. -¡¿Estás bien Sara?!-, en aquel momento abrazó a su hermana y ella continuaba llorando. -He pasado mucho miedo...-, añadió ella. -Y yo...-, dijo Juan. -Pero ahora.., estás a salvo-, dijo él con una leve sonrisa. Juan también comenzó a llorar. Y la policía arrestó al Señor Stich y lo condenaron a diez años de prisión. Y todos volvieron a ser los de siempre.

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El Secuestro Relato por Dominique Poehlmann Ilustración por Irene Peláez López y Dominique Poehlmann

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Trapecio y Lego fueron a un concierto de Justin Bieber. En mitad del espectáculo una sombra le secuestró. Entonces llamaron a su amigo Snea que era un agente especial. Fueron investigando el escenario y descubrieron una huella dactilar y un tacón. Fueron al laboratorio del FBI y analizaron las huellas y el calzado y.., la sospechosa era... Selena Gómez. Más tarde se dirigieron a su casa y encontraron una sala en la que se encontraba Justin Bieber. Después de rescatarlo él les hizo sus guardaespaldas. A Lego y Trapecio esto le encantó. -25-


Pelusa se muda Relato e ilustraciones por Isabel Fossi Sánchez

Era la mañana de un fin de semana de primavera y Abril estaba jugando a los alienígenas con su hermano Sr.Cats (Roberto) y sus 11 gatos : Timi, Pichi, Salchicha, Dumba, Tiger, Dora, Ufe, Misha, Kika, Roxy y Parche. Abril- ¡Oh no, por favor no te comas mi cerebro! Roberto- ¡Ja, ja, ja! No me comeré tu cerebro pero…¡Te desintegraré con mis rayos lasers! ¡PIUM, PIUM! Dumba- Miau, mau, rrrrrr….. En ese mismo momento, en el planeta Uniojo… H55ALIEN es un pequeño alienígena verde, peludo y con un solo ojo que quiere irse de su planeta porque ahí nadie lo quiere como es, pues él es bastante tristón y un tanto aburrido, así que decide hacer una nave espacial para irse a otro planeta. H55ALIEN-*#@,ñ*:#%$(Despegamos en 3,2,1¡DESPEGUEEEEE!) Tras 5 minutos a la velocidad de la luz aterriza justamente en el jardín de Abril y Roberto.

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Roberto- ¡AHHH, YA NO QUIERO JUGAR MAS A LOS ALIENÍGENAS! Roberto se mete en casa. Abril- ¿Qué será eso? Parece un cohete. Las puertas de la nave espacial se abren, sale H55ALIEN y acto seguido la nave desaparece. H55ALIEN- #@@*/.ç*&%3 (Vengo en son de paz.) Abril- No te entiendo pero… ¡ERES MUY MONO! Te llamaré Pelusa. Ven conmigo a casa. H55ALIEN tiene un poco de miedo así que se queda quieto. Abril tiene que llevarlo a su cuarto en una carretilla porque pesa bastante, mientras que Sr.Cats mira con asombro. Cuando llegan al cuarto, Abril esconde a Pelusa en el armario y va al salón para intentar convencer a sus padres de poder quedarse al pequeño alien.

Abril- Mama, Papa… ¿Os acordáis de cuando me dijisteis de poder tener una mascota por mi cumple? Pues la quiero ya. Mama- Si ya pero hija ¿No tenemos ya como 11 gatos? Abril- Jooopee..pero mama son todos de Roberto y yo quiero tener mi propia mascota. Será un animal chico y lo cuidaré muy bien os lo prometo. Mama- Bueno vale, pero cumple tu palabra. Abril- ¡BIEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEN! Abril sube con emoción a su cuarto mientras piensa como convertir a Pelusa en un animal de compañía. Cuando abre la puerta de su armario se -27-


encuentra una patata, una patata verde y extrañamente peluda. Ella se cree que es una patata rancia y cuando se dispone a tirarla la patata se convierte en Pelusa. Abril muy extrañada va otra vez a su cuarto con Pelusa y mira en el armario para ver lo que había sucedido. Resulta que dentro de él hay un libro sobre vegetales abierto justamente en la página de las patatas.

La niña inmediatamente se dio cuenta de que su alien podía transformarse en cualquier cosa y dedujo que Pelusa al ver la ilustración de la patata se habría transformado en eso. En ese preciso momento tuvo una idea: Enseñarle a Pelusa fotos de peces para que así se convirtiera en uno y que su madre le dejara quedárselo. Esa noche se paso 3 horas buscando fotos en internet de peces bonitos. Cuando terminó empezó a enseñárselas a Pelusa y tras un buen rato el alien se convirtió por fin en uno de ellos. Abril bajó rápidamente a buscar a su madre para enseñarle a su nuevo pez. Abril- ¿Te gusta mami? Mama- Bueno si pero…¿Por qué tiene un solo ojo, es verde y es también peludo? Abril- Bueno…es una nueva especie de pez. Mama-Bueno, si… supongo que puedes quedártelo. Abril-¡TOOOOOMAAAAAAAAAAAAAAAAAAA! Desde ese momento Pelusa fue mucho más feliz. De vez en cuando Pelusa volvía a convertirse en alienígena pero no pasaba nada porque pronto volvía a su cuerpo de pez.

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El misterio del primer día de entrenamiento Relato e ilustraciones por Paola Torres López

Julia iba camino a su primer día de entrenamiento. A ella le encantaba el baloncesto pero era muy tímida. Un día al fin decidió no tener vergüenza y jugar en el equipo infantil. Ahora su abuelo la llevaba camino al polideportivo. Cuando llegaron, Marcos, el jugador favorito de Laura, parecía muy triste. -¿Qué le pasa?-, preguntó Laura amablemente. -Pasa algo muy raro. Algo hace que desaparezcan las pelotas. Estamos buscando las pelotas y la causa de su desaparición.- Yo y mi nieta ayudaremos a buscarlas-, dijo Juan el abuelo de Laura. -Os acompañaré-, dijo Marcos. Caminaron hacia la parte oeste del polideportivo para preguntar al vigilante. En las cámaras encontraron algo extraño. De repente una sombra entra en la sala y los balones van desapareciendo lentamente uno a uno. La sombra era pequeña. Estaba claro el ladrón no era un humano. -No sabemos quién es el ladrón pero por lo menos hemos avanzado. Hay que decírselo al resto para que sepan lo que tenemos que buscar-, dijo Juan, seguro. Al llegar al pabellón se lo comunicaron a sus compañeros quienes reaccionaron muy sorprendidos.

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Todos empezaron a buscar en los alrededores esa pequeña y extraña cosa que hacía desaparecer los balones. Laura, Juan y Marcos empezaron a buscar por el pabellón de baloncesto. Miraron por todos lados y no encontraron nada. De repente a Marcos se le ocurrió mirar en el cuarto de “la soledad” o así lo llamaban por ser un cuarto vacío que al principio, utilizaban para guardar el material, pero con el crecimiento del equipo se abandonó y se construyó el actual. Al entrar la sorpresa fue enorme. Cientos de balones, no solo de baloncesto, esperaban ser encontrados. Pero allí no había nadie. De repente un pequeño gato blanco y negro apareció entre los numerosos balones. Juan llego a la siguiente conclusión: -El pequeño gato robó las pelotas para jugar con ellas ¡Menudo pillo! Ahora tenemos que devolver las pelotas-. Desde ese momento Laura fue la mejor del equipo, las pelotas fueron devueltas y el pequeño gato llamado “Cuqui” fue la mascota del equipo ¡Ya nunca más robó una pelota!

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El rescate Relato e ilustraciones por Paula Padial Ripoll

Una tarde de verano María (la madre de minibaby), fue a pasear con su hijo al parque. María se sentó en un banco hablando con sus amigas y mini baby se puso a jugar. Él se la quedaba en el pilla pilla, pero no quería. Sus amigos le empezaron a pegar, entonces mini baby se puso a llorar y, ¡lanzó un rayo! Sus amigos quedaron impresionados pero él se asustó y se fue llorando a otro sitio. María estaba muy preocupada porque no sabía donde estaba su hijo y llamó a su marido Justin Bieber. Justin se acercó al parque a ver qué podía hacer.

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¿What do you mean? Superwoman sabía que había un problema, salió a la calle. Se encontró a un bebé corriendo, ¡era mini baby! Ella iba volando, aterrizó en el suelo y se tropezó con la capa; ya no sabía donde estaba el bebé. Siguió adelante y lo volvió a encontrar, se paró delante de mini baby y le dijo -¿que te pasa?- Mini baby como no sabía quien era y estaba un poco asustado le disparó, le rompió la capa, ya no podía volar. Superwoman se enfadó. Al ver él su cara de enfadado se fue corriendo disparando a la ciudad, ¡lo estaba destrozando todo! Superwoman fue a buscarlo hasta que lo encontró y le explicó todo. Mini baby se relajó y se fue con Superwoman. Una hora después mini baby ya estaba con su madre. María le regañó pero él ya sabía que no lo podía hacer más veces.

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Pocotú Relato e ilustraciones por Adrián Núñez Jimena

E

ra una tarde de primavera. Pocotú estaba disfrutando del día en su piscina climatizada bebiendo un zumo de frutas tropicales en una gran tumbona. Este chico es un gran millonario pero aunque parezca mala persona es un gran chico al que le tiene mucho respeto la gente. Y como decía estaba disfrutando de una gran tarde.

P

ocotú tiene un primo no muy cariñoso que, digamos, es más todo lo contrario. Tiene muy mala cara y siempre se está portando mal. Siempre comete delitos y quiere amargar a la gente. Este primo del gran millonario se llamaba Mc´Land. Él no había tenido la misma suerte que Pocotú. -33-


Debido a su escasez de dinero siempre quiere apoderarse de todo el dinero de su primo. Y esa tarde le ocurriría algo impresionante a Pocotú. Mientras Pocutú disfrutaba, Mc´Land se coló en su casa sin que nadie lo descubriera, y cogió su ordenador, pasó todo el dinero de la cuenta de su primo a la suya y volvió igual de silencioso como había llegado. Cuando llegó a su casa no se podía creer que fuese inmensamente rico. Al día siguiente Pocotú descubrió lo ocurrido y alarmado fue a ver lo que había podido pasar. Y en su búsqueda no se podía creer a quién se encontró. ¡Era Superaltura! Un muchacho de 3 metros y medio de altitud que se dedicaba a ayudar a la gente. Pocotú no tardó en pedirle ayuda. Al superhéroe se le ocurrió una idea brillante si había robado su contraseña debería ser alguien cercano. Pocotú se estremeció. En ese momento le llegó la imagen de un pariente que no le caía muy bien que digamos. ¡Era Mc´Land! Rápidamente él y Superaltura fueron en su busca. Y lo llegaron a encontrar justo a tiempo debido a que pretendía mudarse para perder el rastro. Entre los dos aguantaron el tiempo justo para que los policías lo llevasen a comisaría. Mc´Land sabía lo que le esperaba por haber cometido tantos delitos: la cárcel. Pocotú no estaba satisfecho a pesar de haber podido encarcelar al ladón. Así que después de haber dado las gracias al superhéroe fue y pagó la fianza de Mc´Land. ¿Por qué lo hizo? Bueno, consideró que todo el mundo debía tener segundas oportunidades.

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Los Increíbles Relato e ilustraciones por Laura Castro Ramos, Paula Platero Fernández, Elena Jaime Oliva, Aya Ramos Akkouh

Érase una vez un camión que fue a recoger la basura a las calles de la ciudad para llevarla al vertedero. Entre la basura había: una salchicha, un brócoli, una corona, varios juguetes, un lápiz, una caca de perro, un globo pinchado, una medusa muerta, una botella de tequila vacía… De repente una luz iluminó el firmamento y chocó contra el suelo. Al parecer, era una especie de ovni. Cuando impactó, un láser salió disparado del ovni que dio vida a algunos residuos. A continuación, empezaron a moverse. Se dieron cuenta de los súper poderes que tenían. Al dispararse el láser cayó sobre unos matorrales que prendió fuego. Solo una hoja cobro vida y se convirtió en el conocido “Fuegui man” ; la salchicha conocida como “Salchi man” ; el robot conocido como “Robot man” ; el brócoli llamado “Brócoli man” ; la medusa llamada como “Medusa -35-


man” ; la corona conocida como “King man” ; el lápiz conocido como “Lápiz man” ; la caca llamada “Caca man” ; la botella llamada “Tequila man” ; el globo conocido como “Globi man” ; la estrella de juguete conocida como “Star man” y el muñeco deforme llamado “Desforme man”.

Rápidamente, todos se hicieron amigos. Pensaron que tenían que aprovechar sus poderes para salvar las vidas de los demás. Les ayudo el ovni, ya que recibía toda la información negativa del planeta Tierra. Decidieron hacerla más grande hasta convertirla en una nave espacial. Aparcaban la nave justo al lado del planeta Tierra y así, les daba tiempo de recibir el mensaje y actuar rápidamente. Fueron los súper héroes más conocidos del planeta gracias a sus actos de valentía, y consiguieron destruir los planes de los peores malvados.

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The story of a magic door Relato e ilustraciones por Zilla Thulla Larsen

Once upon a time there was a magic door called Mr. Magic-Door, it was a door that was the door to a magical place, to a non-magical place. It was beautiful both places and spring had just started in both places. And in this beautiful spring morning on the magical place there was an icecube dragon that was as lonely as no one had ever been. He was more lonely that any other person, animal or creature, that was more lonely but a rubber ball called Mr. Rubber-Ball that was on the other non magical place that wanted to get married and have small little ruber ball kids, but he couldn´t because he had no wife. The dragon had picked on someone´s conversation and heard that there was a magical door that went to a place where no one was lonely and Mr. Rubber-Ball lived there. -37-


So, they found the door on both places but it was late, so the door was sleepping, so, they both felt asleep. In the morning the door woke up and made the others up, so they could tell him why they wanted to go to the other side and they told him but he wasn´t impressed, so he made them do three things: One: make a friend and bring him to the magic door. Two: do something stupid and make their friend tell the door. Three: do something sweet to someone. So they did that and they got a friend and they found out the reason why and they had to say thank you and they decided to stay with their new friend and the dragon got lots of friends and the rubber-ball got married and their lives were happy more than ever. The end.

Muchas gracias a Valvanera Bandera Pardo por su revisiĂłn del original en inglĂŠs :) -38-


Un sueño inesperado Relato e ilustraciones por Oscar Cuesta Moreno y Antonio Joaquín Díaz Rico

Había una vez tres amigos del mismo colegio. Los profesores los trataban mal, al igual que a todos los alumnos. Se llamaban Galileo, Falete y Martín. Fueron castigados por los profesores y en clase les habían mandado muchos deberes. Cuando acudieron al castigo, los profesores les regañaron y a Falete, uno de los profesores le dijo que no valía para nada y no iba a ser nada en la vida. Falete se fue resignado a su casa y al llegar se quedó dormido. Mientras dormia, soñó con una fantastica historia. Una historia increíble con la que triunfaría en la vida. La historia es la siguiente: -39-


Érase una vez, hace muchos miles de años, tres personajes llamados: Big Show (el guerrero mas fuerte), Raúl (el inteligente) y Pepe (este no era nada). Los tres vivían en un pueblo llamado Wenjapolis. Un día, Big Show decidió salir en busca de nuevo mundo y sobre todo, para vengarse de los Udam. Big show iba avanzando hasta que se adentró en un bosque. El bosque era tan oscuro que no se veía ni el Sol.

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Estuvo tres días debatiéndose entre la vida y la muerte. No tenía ni agua ni comida. A duras penas, consiguió sobrevivir. Estaba muy dañado y decidió volver a su pueblo. De regreso, esquivó el bosque y lo rodeó. Justamente encontró Udámpolis. Era el pueblo en el que habitaban los Udam. Como estaba muy tocado, decidió volver a su pueblo para fortalecerse e ir con todo su pueblo. Un año mas tarde estaban preparados para la guerra y decidieron atacar. Eran superiores en número pero los Udam tenían a Ull, un guerrero muy fuerte. Ull consiguió acabar con casi todos los Wenja menos con Big show. Fue una batalla muy dura, los dos estaban muy tocados, pero finalmente ganó Big show, quien con casi todas sus tropas al borde de la muerte decidió volver. Falete, al despertarse, decidó escribir el libro. Al año siguiente, salió el libro y se hizo millonario. Decidió regalarle el libro con el que se hizo millonario al maestro que le había dicho que iba a ser un fracasado y además se lo regaló con su autógrafo.

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La muñeca desaparecida Relato e ilustraciones por Lucía Pozo Gálvez

Un día, Pamela, Alicia, y Teresa estaban en el parque. Pamela veía jugar a sus hermanas sentada en un banco. Un rato despues Alicia y Teresa preguntaron a Pamela si tenía la muñeca y la pelota, pero ella no lo tenía. Entonces Alicia se puso a llorar por que habia perdido la muñeca y eso era raro porque ella siempre estaba feliz. Alicia se enfado como siempre. Pamela les dijo que se tenían que ir a casa, pero no quisieron así que las tuvo que obligar.

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Cuando llegaron a casa Teresa estaba muy triste y Alicia también muy enfadada, Pamela no sabía qué hacer. Cuando Pamela entró a su cuarto se encontró en la cama la muñeca y en el suelo la pelota de Alicia. Al parecer, se las dejaron en casa y no las llevaron al parque.

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Invasión zombi Relato e ilustraciones por Rubén López Padial

Un día tranquilo en el insti empiezan a caer zombies de un gran agujero oscuro que se hallaba en el cielo. La gente, del pánico, salieron a correr pero Joel, Enrique, Óscar y Rubén decidieron quedarse para salvar al mundo. Eso sería difícil ya que no disponían de armas para matar a los zombis. De pronto encontraron una loseta suelta, la levantaron y encontraron un armario lleno de todo tipo de armas. Acabaron con todos los zombies que había en el patio. Entraron en el pasillo del instituto donde había en la otra punta una bebida azul pero no sería fácil cogerla con cientos de zombis en -44-


medio, estaban matando a todos los zombis sin miedo alguno. Pero Enrique se encontró a su antiguo amigo Juanma infectado de una mordida de zombi. Enrique no lo quería matar y el zombi le dio una mordida en el tobillo. Entre Oscar, Joel y Rubén lo levantaron y lo escondieron en un lugar seguro. Cuando lo escondieron, siguieron con la guerra contra los zombis.

Con esfuerzo y valentía mataron a todos los del pasillo y cogieron la bebida. Se les cocurrió echar la bebida por el agujero oscuro por donde salían los zombis, y así lo hicieron, se subieron todos en el tejado del instituto y entre los tres la lanzaron con la suficiente fuerza para llegar hasta donde se encontraba el agujero. Cuando el bote donde se encontraba la bebida quebró dentro del agujero se formó un gran remolino de aire frío que cada vez se hacía más pequeño hasta que desapareció. Después de eso fueron corriendo a por Enrique. Cuando lo levantaron podía andar, lo que pasó es que el zombi no le pasó la infección. Todos se dieron un fuerte abrazo y se recordaron entre ellos lo valientes que habían sido y así es como salvaron al mundo. -45-


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El agente 123 Relato e ilustraciónes por Juan Mateo Pascual López

Pablo estaba teniendo un día tranquilo, pero por la tarde le visitó un amigo de su infancia, Arnold, para contarle que necesitaba ir a ver a su padre y despedirse de él (pues se estaba muriendo) y no tenía el valor suficiente para hablarle desde lo que le pasó al final de su adolescencia por sí solo. Ahí es cuando nuestros amigos conocen a Onyx, un espíritu súper-chachipistachi que mola un montón. -47-


Juntos deciden ponerse en marcha y atravesar medio mundo para que Arnold pudiera despedirse como es debido. Durante su aventura, tuvieron algún problemilla con la mafia rusa, y aunque Onyx hizo gran parte del trabajo, realmente fue Arnold quien, con ayuda de sus compañeros de RetTrix (una asociación de super mercenarios que hacen el bien, se libró de ellos y prosiguieron con su viaje. Al final, Arnold se despidió de su padre con un abrazo y Onyx y Pablo también se abrazaron de la emoción. Luego, los tres se hacieron muy muy amigos y lo celebraron con una barbacoa.

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En el parque Relato e ilustración por María Muñoz Martín

Había una vez dos niños que estaban en el parque jugando a la pelota. Un día se fueron a comprar unos helados para cada uno y dejaron la pelota en el parque‚ cuando llegaron la pelota desapareció . Una niña tenía la pelota y ellos fueron a decirle que era suya y la niña pequeña le dijo -perdón por coger la pelota, creía que no era de nadie-. Pero los tres niños le dijeron -toma la pelota que tú eres mas pequeña‚ nosotros ya somos bastante grandes para jugar a la pelota-. Y la niña le dio un gran abrazo y le dijo -gracias-, y los tres niños se fueron a sus casas contentos y la niña también se fue contenta.

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Un buen amigo Relato e ilustraciones por Álvaro Broncano López

Érase una vez un hombre llamado Carlitos de unos veinticinco años que trabajaba en una empresa. Su vida era normal hasta que un día un hombre llamado Pedro de unos veintiséis años empezó a trabajar en la misma empresa donde Carlitos trabajaba.

Pedro vio lo indefenso que era Carlitos entonces empezó a meterse con él: lo insultaba, ofendía y lo dejaba en ridículo… Pero Carlitos no se lo decía a su jefe. Un día el dueño de la empresa contrató a Juan. Juan es un hombre de unos veinticinco años que es un gran aficionado al fútbol y se hace muy amigo de Carlitos, juntos van a ver partidos de fútbol. Carlitos desconoce los poderes que tiene Juan. -50-


Juan vio un día como maltrataba Pedro a su amigo Carlitos, entonces decidió ayudarle: se puso una máscara y un traje y ya que tenía poderes de volar y superfuerza, cogió a Pedro y le dijo -no te metas más con Carlitos, métete con los de tu tamaño-, Juan se fue. Pedro no se metió más con Carlitos y la vida de Carlitos fue Feliz.

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Romance entre locuras Relato e ilustraciones por Andrea Zúñiga Torcuato

Julia y Antonio empezaron a salir. Siempre iban juntos a todos lados.., eran inseparables. Pero un día Antonio cortó con Julia porque se sentía presionado y decía que su único amor era el baloncesto. Entonces, como Julia es muy sentimental, empezó a llorar. Se pasaba el día y la noche llorando por él. Cuando Enriqueta Girl se enteró le dijo -vamos volando con mi capa al centro comercial-, Julia respondió -vale-. Fueron a la peluquería, al spa.., y justo cuando se metieron en una tienda, no sabían como salir de tanta gente que había. Julia y Enriqueta Girl se desmayaron en el probador. Nadie lo sabía. Hasta que pasaron las horas y los familiares se dieron cuenta de que algo iba mal. Fueron a buscarlas muchas personas. -52-


Y cuando se enteró Antonio quiso ayudar, porque todavía seguía queriendo a Julia. Él fue quien más se esforzó. Él las encontró sanas y salvas. Cuando Julia se dio cuenta de que Antonio estaba a su lado y se enteró que el las había salvado supo que era el hombre de su vida.

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La fuga de Florencia Relato e ilustraciones por Andrea Jimena Heredia

Un día, Florencia estaba tranquila en su cuarto y de repente su madre la llamó. Ella bajó hasta donde estaba su madre y le dijo que tenían que hablar. Florencia se tenía que mudar a otro país, dejaría de ver a los amigos que tenía desde pequeña así que decidió escaparse para quedarse en el país. El día siguiente lo habló con su mejor amiga Laura y dijo que contara con ella para ayudarla. Ya solo le faltaba un lugar donde vivir y dinero para comprar sus cosas así que le preguntó a su amiga estrella y le dijo que contara con ella. En el día de la fuga, llamó a sus amigas para asegurar el plan y estas le dejaron un mensaje cada una: LAURA- Lo siento, no te puedo ayudar hoy, mis padres no me dejan salir de casa, tengo que estudiar para el examen de mañana. ESTRELLA- Lo siento, no vas a poder venir a mi casa, mis padres dicen que tienen bastante tarea conmigo y no te pueden adoptar sin el permiso de tus padres. Florencia vió como la dejaban tirada, ella no confiaría más en nadie así que escapó sola. Primero hizo las maletas, después hizo una cuerda con la ropa más resistente que tenía, y cuando se iba a subir en la "cuerda" se cayó por la ventana. Estuvo una semana en el hospital. -54-


Sus padres le preguntaron que por qué habia hecho eso y ella le respondió que no quería dejar a sus amigos de la infancia. Dijo -mis dos mejores amigas me iban a ayudar pero me dejaron tirada y escapé yo sola-. Sus padres le contestaron que si lo hubiera dicho, directamente no se habrian ido, solo iban a estar un mes allí de vacaciones por el trabajo de su padre y después volverían. Los tres se dieron un abrazo y cuado se recuperó se fueron de vacaciones.

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La noche estrellada Relato e ilustraciones por Darcy Charles Heseltine

Había un niño llamado Jordan que le encantaba ver las estrellas hasta que un día las estrellas iluminaron tanto que se pudo ver la ciudad entera y le gustó más, y dijo a su madre: -mamá, las estrellas iluminan mucho esta noche-, y un día salió a la calle, vio el amanecer, y le gustaba aún más que las estrellas.

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Y después de eso nada más veía los amaneceres

Y cuando llegó a viejo no pudo ver el amancer ni las estrellas porque estaba en coma desde los doce años. Y cada noche y cada mañana desde entonces su hermana hacía fotos sin perder la esperanza de que algún día Jordan se recuperase del coma y las pudiera ver.

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El castillo encantado Relato e ilustraciones por MarĂ­a Lozano Moya

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Érase una vez un castillo encantado en el que ocurrían cosas muy raras. Aparecía una mano con un cuchillo por la ventana, creía que en ese castillo había fantasmas. De repente se abría la puerta y se cerraba, todo era muy raro. Creían que era el espíritu de María el que andaba por allí, el que hacía que hubiese accidentes, pero al cabo de un tiempo seguía todo igual menos un gato que siempre estaba al lado de la tumba de María, y calabazas con velas puestas alrededor. Se dio por hecho que esta castillo estaba encantado, ¡sí! Pero lo peor es que simpre iba a estar igual, ¡encantado! Transcurrieron los años y el castillo cambió, ahora todo era diferente, más tranquilo, no había nadie.., pero no era igual de grande, se hizo pequeño y había cambiado, por lo menos no estaba encantado.

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Y si todo fuera al revés, ¿qué pasaría? Relato e ilustraciones por Nerea Gónzalez Rodríguez

CAPITULO 1: La amistad MAIKA -¿Si todo fuera al reves que pasaria?MADRE DE MAIKA -!A dormir!MAIKA -Vale mami-. La madre apaga la luz y se va abajo +se escucha un ruido fuerte+ MAIKA -Otra vez se estan peleando... PADRE DE MAIKA -!Ya estoy harto de ti! MADRE DE MAIKA -Y yo-. MAIKA -!Estoy Harta! Quiero...Alguien lleva a Maika a un sitio lejos de todos. ??? -Te salvé-

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MAIKA -¿Quién eres???? -Mi nombrre es Kaito MAIKA- ¿Eres un fantasma? KAITO -Nooooo...MAIKA -Entoces...KAITO - Un vampiro, pero antes era un humano. Los demás ya no son humanos, tú eres la única humana-. MAIKA- Espera... ¡MIS PADRES!KAITO -Ya les habrá pasado, ¿vamos?-. MAIKA -¿Dónde?Aparece alguien. CAPÍTULO 2: Nueva casa. KAITO -Hey, mira Maika este es mi hermano Usui-. MAIKA -Encantada-. USUI -Igualmente-. MAIKA -Y.., ¿dónde vivís?KAITO -Allí-. Entraron a la casa, alguien esta detras de Maika. KAITO -Jajajaja...MAIKA -¿Qué pasa? Ah, holaaa...CAPITULO 3 ¿Sirvienta? ELISA -Hola soy Elisa-. Maika piensa que tiene sangre. ??? -Una nueva persona por aquí-. ELISA -Sí, yen ¿y que pasa, eh?YEN -Ups...-61-


ELISA -Groserooooo...YEN -Tontaa..ELISA -Maika, si quieres venir a vivir aquí tienes que ser sirvienta-. MAIKA -¡¡Quéee!!! ELISA -Porfa, no quiero que te vayas.., quédate-. MAIKA -Vale...Elisa-Yupii, ponte esto-. MAIKA -Va...-

YEN -Qué fea...ELISA -Mentirosooo...YEN -Eso eres túuuu...*Yen coge algo* ELISA -Dámelooo...YEN -¡Noo! ELISA -Mi ositoo...*Yen corre y Elisa sale detrás suya * -62-


USUI -Niños pequeños.., me voy a dormir, ¡adiós!MAIKA -Y yo quiero también dormir-. *todos se van a dormir* + Al dia siguiente...+ CAPÍTULO 3: La Muerte. MAIKA -Buenos días...KAITO -Buenos días-. ELISA -Buen día-. *maika va al baño para limpiarlo* MAIKA -¿Usui??USUI -Hey, hola, ven un momento-. -63-


*Usui empuja a Maika a la ducha y entonces Usui muerde a Maika* ++todo eso termina++ YEN -Mira, ven Maika-. *Yen le da a Maika un cuchillo+ MAIKA -Esto para qué lo quiero-. YEN -Sabes, para que los demás seamos humanos, un humano nos salvará y eres tú. Para eso tienes que morir...MAIKA -Vale...-

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YEN-¿Lo harás..?MAIKA -Sí-. KAITO -No lo hagas aunque nos salve-. MAIKA-Lo quiero hacer-. USUI -Ni se te ocurraa...ELISA -Porfa, no...MAIKA -Quiero salvar a mis padres y a vosotros...KAITO -Maika.., no lo hagas-. MAIKA -Perdón pero.., lo haré-. YEN -Todo es por mi culpa...-

ELISA -¡¡¡MAIKAAAA!!!!! *todos lloran*+todos se hacen humanos* KAITO -Yen...haz algo-. YEN -Hay una solución-. *saca el cuchillo* YEN -Solo un amor verdadero puede con esto-. KAITO -Yo lo haré-. Kaito besa a Maika y.... KAITO -Maika...YEN -¡¡Se muevee!!FIN

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La búsqueda Relato e ilustración por Enrique Parra Casanova

En un pequeño planeta de la Vía Láctea, concretamente en el Brazo de Orión, Wally encuentra un objeto raro en el suelo, lo coge y de pronto se abre una especie de puerta con forma de portal mágico. Wally corre para su casa y avisa a su hermano Doraemon. Doraemon no se lo creyó, entonces los dos hermanos acudieron directamente a donde Wally vio el “Portal mágico”. Entraron y los llevó a otra dimensión donde hubo una gran explosión. El portal se cerró y Doraemon desapareció. Wally pensó que había perdido a su hermano para siempre y aún así no se rindió, siguió buscando día tras día en -66-


esa dimensión y a lo lejos tras todo destrozado por la explosión había una casa de acero indestructible donde a la entrada ponía “Welcome to house”. Entró porque era el último sitio donde buscar pero con esperanza de que ahí estuviera su hermano, así que entró lo más rápido que podía y se encontró a su hermano a punto de ser apuñalado por un hombre encapuchado. Entonces Wally luchó contra él, de repente Wally resbaló y el hombre lo cogió y lo iba a matar. Pero Wally tampoco sabía lo que estaba ocurriendo en la planta superior: el malvado Vergini acababa de planear su potente máquina para destruir su planeta. Wally sacó una pistola inmovilizadora y salvó a su hermano, entonces los dos juntos acudieron a la planta de encima, inmovilizaron a Vergini y destruyeron su máquina. Cuando llegaron a su planeta quemaron el objeto del portal mágico y vivieron felices hasta el fin de los días.

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Los Castle Relato e ilustraciรณn por Antonio Manuel Sรกncchez Maturana

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Había una vez una familia que estaba buscando un lugar para vivir, buscaban y buscaban pero no lo encontraban, vieron un castillo muy grande que les gustó mucho, se quedaron con el gran castillo y después entraron y les encantó, se quedaron allí a vivir. Pasaron los días y empezaron a escuchar ruidos extraños y todos se asustaron. Al mes se dieron cuenta que era un gato atascado en la lámpara de una habitación. Pero no fue fácil. Los maullidos desesperados del gato atravesaban las estancias y el eco los amplificaba una barbaridad. Era un concierto de maullidos, una diabólica ópera interminable. Como pasó mucho tiempo hasta que dieron con el gato, padecían de fuertes dolores de cabeza. Cuando por fin lo encontraron pudieron convencerlo de que maullar y quejarse no servía de nada. La lámpara estaba muy alta y no lo podían ayudar, así que el gato fue razonable y se bajó, que para eso es ágil como un gato. Y la familia siguió viviendo en el castillo durante generaciones, hasta se cambiaron el apellido, ahora eran "Los Castle".

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Un dragรณn perdido Relato e ilustraciรณn por Wuendy Rosibel ร lvarez Gonzรกles

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Había una vez un dragón que vivía en el bosque, tenía un miedo terrible por las mariposas y un día salió del bosque y se perdió en un campo mariposeado, pero él no se daba cuenta. Pasaron los días y el dichoso dragón aún estaba perdido y seguía sin darse cuenta de que estaba en un campo donde existía su mayor miedo. Y un día apareció una mariposa de varios colores por el campo. El dragón se asustó mucho y empezó a volar rápidamente sin saber adónde llegaría, pero aún así volaba con rapidez intentando escapar de la mariposa que había visto. Y también sin darse cuenta ni saber cómo llegó a su hogar, muy agitado por el viaje pero feliz porque ya estaba donde desde el principio tenía que estar.

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Desde el principio me gustaron muchísimo. Les daba vueltas y miraba detenidamente desde todos los ángulos. Acariciaba la cubierta y el papel de las páginas... Olerlos era fantástico, cada uno diferente y los que mejor olían casi siempre eran mis favoritos. Seguro que esto os suena de alguna película, pero igual me ocurrió a mí. Contemplaba aquellos dibujos que eran ventanas al universo de la historia que contaban, así que ya podía “leerlos” aunque aún no sabía leer. Luego llegaron los comics, los tebeos, era como tener dos amores, no quería renunciar a ninguno. Tiempo después viví algunas aventuras relacionadas con libros y comics. Fui a casa de un amigo a pedirle un comic que me había enseñado de pasada, diferente a los demás, enorme, de tapa dura y brillantes colores en la portada. Llamé a la puerta entreabierta y nadie contestaba, así que descorrí la cortina y entré. Entonces pasé al salón que estaba en penumbra y vi el cómic brillar en el mueble de la tele: una joya. Me senté a leerlo en el suelo y como a las dos o tres horas me encontró así la madre de mi amigo, que se llevó un susto de muerte. A mi padre esto no le gustó mucho, precisamente. Pero lo más emocionante fue algo que me ocurrió con dos libros del siglo diecinueve del veterinario del pueblo, algún día os lo contaré. Mis maestros daban medio punto más por cada libro sacado de la biblioteca, yo sacaba uno detrás de otro. Y también como en las películas leía por la noche con una linterna bajo las mantas, después que mi madre me diera por tercera vez las buenas noches. Leer todos esos libros y comics era como vivir muchas vidas, y también me hizo pensar en quién era yo, y en quién soñaba ser. Un día pensé que ya era hora de mejorar mis dibujos, quería que se pareciesen a las viñetas de los comics. Empecé por copiar caras, las más -72-


expresivas que parecían tener vida. Me fijé en la boca y las cejas, ahí estaba el secreto. Luego el cuerpo más o menos me lo inventaba pero las caras tenían que decir todo del personaje. Después de mucho tiempo, cuando ya estaba totalmente preparado para que me contrataran y pasar el día ilustrando libros, me enteré de que podría trabajar enseñando a dibujar a los niños. Sin duda esto último es aún más interesante, así que me hice profesor. Aunque se supone que yo sabía dibujar mejor que los niños y niñas me di cuenta de que en realidad me encantaba lo que ya sabían hacer, cada cual a su manera. Así que solamente les expliqué lo de la boca y las cejas para dar expresión a las caras y les pedí que dibujaran personajes inventados por ellos, por ellas. Alguien me preguntó si podía dibujar a Bob Esponja pero al final se inventó sus propios personajes. Por entonces me dijeron que los niños y niñas no leían mucho y que algo habría que hacer. A mí eso me puso algo triste porque si era cierto, ¡se estaban perdiendo algo maravilloso! Yo estaba seguro de que en realidad les gustaban los libros, pero no lo sabían. Entonces pensé en hacer juntos un libro. Dibujaríamos muchos personajes y viendo sus caras nos inventaríamos su historia, da igual si larga o corta, lo importante es que tuviera un sentido, o sea un planteamiento, un nudo y un desenlace (otra vez como las películas). Después haríamos ilustraciones de esas historias y lo juntaríamos todo. Por fuerza ese libro tendría que ser maravilloso, oler bien, etc., etc. Es imposible que no te guste la comida que tú mismo has cocinado (bueno, hay que poner atención, que no se te queme y todo eso...) Pero había un problema: siempre dibujaban con lápiz o rotulador, y aunque no están mal, los colores quedan apagados y el resultado parece un poco cutre. Entendí que debía mostrarles otros materiales y técnicas como la témpera, la acuarela o la tinta china.., y otros papeles que no fuesen folios, porque se arrugan cuando echas agua. Así sus dibujos se llenarían de vida. Fue algo complicado todo esto: salpicaba pintura y nos manchamos, la música a veces estaba un poco alta... Era un jaleo, pero un jaleo lleno de vida, como los dibujos, como este libro.., nuestro libro ilustrado.

Manuel Fernández Corral. -73-


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