En 1907, José Antonio Alvarado (1884-1988) adquirió el inmueble de lo que hoy es la casa-sede de la Fundación Municipal Bienal de Cuenca y lo rediseña conjugando su personal comprensión del espacio y de la luz con sus requerimientos empresariales. Teniendo como modelo postales pintorescas de procedencia europea, Alvarado decoró las paredes de la casa con murales de regusto bucólico que usó como telones de fondo de sus retratos fotográficos, mientras los profusos apliques de papel tapiz y latón policromado que exornan el edificio obedecen a que importaba y expendía estos materiales, de manera que la casa –además de ser el domicilio de la familia Alvarado Ochoa, y luego Neira Alvarado hasta fines de los años ochenta– funcionó también como un gran catálogo o muestrario de láminas de latón para cielorrasos y marcos para puertas y ventanas.