Catálogo MIO21

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MIO21. ARQUITECTURA ABIERTA NOV. 2021



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CATÁLOGO MIO21 ARQUITECTURA ABIERTA QUITO Es una publicación del Colegio de Arquitectos del Ecuador Provincial de Pichincha (CAE-P) Presidencia CAE-P (2021 - 2023) Arq. María Samaniego - Presidente Arq. Yadhira Álvarez - Vicepresidente

MIO21. ARQUITECTURA ABIERTA NOV. 2021

Coordinación Cultural BAQ2022: Esteban Calderón Taipe. Consejo editorial: Esteban Calderón, Erika Carvajal, Yadhira Álvarez. Diseño gráfico y diagramación: Ricardo Zurita Primera edición: noviembre 2021. ISBN: 978-9942-8790-5-9 Copyright © 2021 Bienal de Arquitectura de Quito Todos los derechos reservados conforme a la ley. Prohibida la reproducción parcial o total sin autorización de los editores. Editorial: Colegio de Arquitectos del Ecuador Provincial de Pichincha (CAE-P) Núñez de Vela N35-204 e Ignacio San María / Quito – Ecuador Teléfonos: (593 2) 2433 047, (593 2) 2433 048 ext. 155 / 109 www.baq-cae.ec | www.cae.org.ec

Hecho en Ecuador, noviembre 2021.


PRESENTACIÓN INTRODUCCIÓN PRÓLOGO

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ESPACIOS PÚBLICOS Y DOMÉSTICOS

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LA MARISCAL EDIFICIO CASABACA

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LA MAGDALENA LAVANDERÍAS DE LA MAGDALENA

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SAN MARCOS CASA MATTHIAS ABRAM

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GUÁPULO HÁBITAT GUÁPULO

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CRÉDITOS

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ÍNDICE

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PRESENTACIÓN MIO21 / ARQUITECTURA ABIERTA ESPACIOS PÚBLICOS Y DOMÉSTICOS La atmósfera gris que prevaleció en el año 2020, que obligó a toda la humanidad a frenar el ritmo frenético al que nos habíamos acostumbrado, propició, dentro de la angustia e incertidumbre provocada por la pandemia, reflexiones y análisis desde diversas perspectivas y con variados objetivos. Lo que sí fue una constante, es que nos vimos avocados a vivir/usar intensamente los espacios domésticos, y a sentir la gravedad de la imposibilidad de usar/vivir los espacios públicos. Salieron a la luz, innumerables problemas: la inequidad alarmante por la que atraviesan nuestras ciudades, la complejidad de la carencia de un hábitat digno en los barrios informales, lo absurdo de ciudades planificadas para los automóviles y no para las personas. Se evidenció también que, mal que bien, las condiciones en la ruralidad fueron menos adversas: consumo local, transporte activo seguro, auto abastecimiento, medio-ambiente limpio, es decir, lo que ahora los habitantes urbanos buscan y exigen. El proyecto MIO, producido desde 2014 por la Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito BAQ, siempre tuvo en la mira al espacio público, como el escenario perfecto en el que se conjuga un evento que habla permanentemente de ciudad y arquitectura y la ciudad misma. Varias

estrategias se generaron dentro de este proyecto para lograr que ese vínculo sea el más provechoso y que ponga sobre la mesa la importancia de hablar y analizar la arquitectura como soporte de la vida y las distintas realidades por las que atraviesa nuestra ciudad. Ahora, el MIO21 se enfoca en estos espacios que, después de la pandemia se han identificado como claves o neurálgicos para mejorar nuestras condiciones en el futuro, además de otros de extrema importancia como son los edificios, políticas e inversiones en salud, los espacios educativos, el transporte, etc. Hemos visto como los espacios domésticos han tenido que adaptarse, modificarse, flexibilizarse. Un buen porcentaje de sectores volvió a trabajar desde casa, esto que era común pre revolución industrial, a que la casa, la vivienda tenga múltiples funciones, acoja diversas actividades, una permanente adaptación de los espacios. Así mismo, vimos la necesidad de contar con espacios públicos adecuados, cercanos, inclusivos, con comercios de proximidad, con espacios colectivos con condiciones de seguridad. El MIO21 apuesta ahora a una arquitectura abierta vivida, a introducirnos en espacios domésticos que de una u otra manera muestran cómo el soporte físico, la arquitectura, puede influir en la vida de sus habitantes, cómo es


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capaz de acoger transformaciones que potencien sus actividades, que sea un aporte en su cotidianidad. Los espacios y edificios públicos, plazas, mercados, una tradicional lavandería quiteña, centros culturales, museos, se verán ahora ocupados por intervenciones artísticas y culturales, en una muestra de que siempre debería hacer así, de que las manifestaciones culturales siempre alimentan estos espacios, les dan otra perspectiva, otra dimensión, sirven de ancla a los usuarios con el soporte físico, devela la importancia que éstos tienen. Quito está en este momento inmersa en una crisis, la falta de políticas y proyectos integrales que sirvan a la ciudad y le posicionen como una ciudad responsable, sana y equitativa, han hecho que los quiteños no entienden y no dialogan con su ciudad; tenemos una ciudad vaciada, de habitantes, de cultura, de ciudadanía. Las ciudades se constituyen por varias capas, el soporte físico y edilicio de Quito es inigualable, un centro histórico enclavado en una topografía dramática, barrios que se extendieron hacia el sur y el norte cargados de historia e identidad; proyectos como el MIO son vitales en este momento, por su capacidad de fortalecer y visibilizar este soporte físico y servir de puente con la ciudadanía, incentivar a regresar a los espacios cotidianos

sin olvidar las reflexiones generadas cuando debíamos usarlos de otra manera, o simplemente no podíamos usarlos. El Colegio de Arquitectos de Pichincha se siente orgulloso y honrado de presentar la octava edición del MIO, gracias a un trabajo sesudo e intenso del equipo BAQ2022 que constantemente abre y ofrece espacios importantísimos de reflexión y análisis de la situación de la arquitectura y la ciudad, haciendo suya la ciudad. El CAE-P agradece a todas las instituciones que apoyaron a la realización del MIO21, y agradece sinceramente al Instituto Metropolitano de Patrimonio del Municipio de Quito IMP por su apoyo permanente a este proyecto, en el que se evidencia un interés conjunto por hacer de Quito una ciudad que respeta y valora su patrimonio, que ofrece a los ciudadanos herramientas para conocerla, apropiarse y cuidarla; proyectos como este constituyen un esfuerzo importante por devolver a los Quiteños su sentimiento de memoria y arraigo a la ciudad.

María Samaniego Ponce Presidente CAE - CAEP


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INTRODUCCIÓN La Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito promueve desde su proyecto MIO 2021 Arquitectura Abierta un acercamiento a la producción y uso del espacio habitado, con el interés de trascender el ámbito académico especializado y alimentar el escenario cultural de la ciudad ofreciendo una manera de conocer, reconocer y valorar la arquitectura relevante de Quito, además de visibilizar iniciativas de buenas prácticas ciudadanas. En esta edición, se propone dialogar desde el concepto de los barrios, lo que implica una aproximación desde los ciudadanos, donde lo significativo resulta la relación entre las personas y los espacios de convivencia, donde las relaciones ciudadanas sean acogidas en sus espacios de proximidad, calles, plazas, parques, que son usados cotidianamente como espacios de interacción social y cultural. La crisis sanitaria que atravesamos ha hecho evidente la necesidad de recuperar espacios colectivos que nos ayuden a recomponer la ciudad en una escala más humana, el barrio como unidad espacial de la ciudad nos acerca a esta mirada. Los barrios seleccionados para la propuesta de itinerarios y activaciones culturales del Proyecto MIO 2021 Arquitectura Abierta se caracterizan por ser unidades espaciales identificables, barrios que poseen un patrimonio edificado que da cuenta de las distintas manifestaciones de producción de arquitectura en la ciudad, y poseen un tejido cultural activo y articulado con sus habitantes.

En los barrios se superpone el espacio geográfico y social, en ellos se acumulan capas de significación a lo largo del tiempo, son lugares dinámicos. La identidad de barrio surge de su dimensión socio cultural, pero con una estricta correspondencia territorial, en donde, sus espacios urbanos resultan la primera prolongación o el vínculo entre la vida doméstica y la vida pública, y donde surge la vida ciudadana. El proyecto ofrece itinerarios mediados en los barrios de San Marcos, Guápulo, La Mariscal y la Magdalena, nos abrirán sus puertas lugares cargados de memoria, pero sobre todo de vida, nos acompañan en estos recorridos actores culturales locales que nutren con sus relatos la experiencia de conocimiento propuesta, donde se entrelazan cultura y espacio urbano. Estos barrios centrales, con significación patrimonial, con tejidos culturales y sociales activos pueden expresar la heterogeneidad y riqueza urbana y cultural de Quito. Cada barrio puede ser identificado territorialmente, posee unos límites reconocibles como cambios morfológicos, así como de percepción de sus habitantes. El MIO 2021 Arquitectura Abierta, como una iniciativa cultural asume además el reto de aportar a la dinamización de la ciudad desde la proximidad y reflexión sobre sus lugares, la vida cotidiana y los saberes de sus habitantes. Yadhira Álvarez C. Presidenta BAQ2022


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PRÓLOGO La ciudad no tiene principio ni fin, es un laberinto infinito de puertas. Cuando creemos conocerla hasta las tripas, una nueva puerta aparece por ahí, escondiendo un nuevo patio, un zaguán que no habíamos visto, una historia que no habíamos escuchado. A veces las puertas son oportunidades, otras veces nos atrapan en algún lugar y otras nos dan la bienvenida. Son las puertas las que separan el espacio público del espacio doméstico y hoy nos proponemos cruzar el umbral.

No anduvimos solos, contamos con el apoyo de gestores culturales que trabajan en el territorio y conocen como pocos los rincones y los personajes más insólitos de cada locación. Debemos agradecer a Fundación InConcerto, Nelson Ullauri, Iniciativa Urbana Mariscal Sur, Museo Archivo de Arquitectura del Ecuador y Universidad Internacional SEK, con quienes hemos andado codo a codo calles y veredas para trazar estos recorridos y abrir puertas que generalmente suelen están cerradas.

Al igual que muchos, hemos sentido la necesidad de volver a la ciudad sin miedo a amenazas invisibles, la necesidad de ocupar las veredas y reapropiarnos de los espacios, la necesidad de recobrar la cotidianidad en la calle, de llenarlas de arte, pero sobre todo de encontrarnos. Es por eso que en la inmensidad de la ciudad hemos seleccionado cuatro barrios para caminarlos juntos. Nos propusimos mirar en ellos los espacios públicos y domésticos, y hemos ido descubriendo lugares que estaban esperando por nosotros y que intentamos compartir contigo esa experiencia en esta publicación.

Dicho esto, más vale iniciar y pedirte que nos acompañes en esta octava edición del MIO arquitectura abierta. Estoy seguro que hay una puerta por ahí esperándote, te invitamos a entrar, o a salir.

Este catálogo se divide en cuatro partes: La Mariscal, La Magdalena, San Marcos y Guápulo. Al interior de cada uno encontrarás reseñas, planos, fotografías y las voces de sus habitantes contándonos sus experiencias, memorias y anhelos. Así mismo, en cada barrio hemos seleccionado un espacio doméstico, puertas generosas que se han abierto para mostrarnos su intimidad y esa relación que existe entre la arquitectura y el habitante.

Esteban Calderón Taipe Comisión Cultural BAQ2022.


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ESPACIO PÚBLICO Y DOMÉSTICO


12 TEMPORALIDADES, ESPACIOS Y USOS A mediados del presente 2021, cuando dentro de la Comisión Académica de la Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito se empezaba a esbozar el Enfoque Temático de lo que será la XXIII edición de este encuentro, resultaban reiterativas las discusiones alrededor de la dicotomía de lo público y lo privado, y lo que ocurre a su alrededor. Nos resultaba prácticamente imposible obviar el evidente impacto que representó la primera pandemia del siglo XXI sobre las vidas de prácticamente toda la humanidad, y que se visibilizaron principalmente alrededor de estas dos dimensiones del espacio, a pesar de que, para aquel momento, el mundo empezaba a respirar ya un aparente aire de normalidad, gracias al proceso de inoculación que se venía dando, en mayor o menor medida, alrededor del mundo. Un mayor número de personas volcadas a las calles evidenciaban esta situación: los habitantes de las ciudades habían empezado a volver a lo público, después de meses de aislamiento forzoso y preventivo. Esta idea de volver a lo público nos cautivó. De alguna manera, romantizamos en conjunto lo que puede significar la idea de volver a apropiarnos de aquella dimensión del espacio que surge entre los edificios, el espacio entre las cosas, el mismo que se vio vaciado por largos meses. El aparente fin paulatino a las restricciones impuestas a su uso, suponían, suponen, o supondrán la posibilidad de volver a encontrarnos plenamente en el espacio de todos. Sin embargo, no hay que olvidar las reflexiones que sobre él se han venido dando desde hace tiempo previo a la emergencia sanitaria, y que tienen que ver con las condiciones que afectan a lo público, y que ensombrecen, de alguna manera, lo que puede representar simbólicamente volver a él. Nuestras ciudades en general, y Quito en particular, tienen una deuda pendiente en términos de la calidad del espacio público que ofrecen a sus habitantes, transporte colectivo, seguridad, parámetros medio ambientales, etc. De cualquier manera, el espacio público está allí afuera, para ser escenario,

día a día, de las múltiples expresiones que construyen la vida en la ciudad. Y las construcciones, no todas arquitecturas, están allí para ayudar a conformarlo, y gestionar, de algún modo, la relación entre lo público y lo privado. Durante el proceso de construcción de este Enfoque, se comentaba también que, en la ciudad, parte del diálogo entre el espacio público y el espacio doméstico se da a través de la arquitectura. Son sus elementos los que materializan la plática del afuera y del adentro, son sus límites el lugar de encuentro. Xavier Monteys en su libro La calle y la casa (2017) nos dice: “Portales, zaguanes, vestíbulos, porterías, accesos a casas particulares, escaleras, canceles, cobertizos, pórticos, porches…; todos estos elementos están de una manera u otra en la calle, pero son el primer gesto y acogen la primera acción para entrar en la casa. En el sentido inverso, son la última frontera de la casa antes de salir a la calle y determinan el aspecto de una parte muy importante de la calle.” Remitiéndonos al evento histórico abordado previamente, esos puntos de contacto entre la calle y la casa, cobraron particular importancia en aquellos momentos de la emergencia sanitaria en que el espacio público estaba prácticamente restringido, al convertirse en los umbrales desde los que se percibía un exterior anhelado, y que permitían, a su vez, algún tipo de encuentro entre sujetos vecinos. Paralelamente, y al otro lado de estos límites espaciales, hacia el interior de las viviendas, otras transformaciones se gestaban. Aquellos espacios que hasta ese momento habían tenido en su mayoría usos definidos por la cotidianidad y costumbre de sus habitantes, tuvieron que adaptarse a nuevas realidades. El hogar, entendido normalmente como el lugar de descanso y encuentro familiar, se convirtió a la vez en espacio de trabajo y estudio. Estás dinámicas pusieron en evidencia, además de la posibilidad de las personas de acoplarse a nuevas realidades, la capacidad


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-o incapacidad- de los espacios arquitectónicos de adaptarse a estos cambios en sus formas de uso. Dentro de esa línea resulta indispensable

hagan de las mismas, alrededor de la interrelación entre condicionantes temporales y transformaciones espaciales y de uso. Con seguridad,

a todo aquello producido bajo la etiqueta de arquitectura, en términos de su calidad y atributos espaciales, para entender la verdadera dimensión

los contenidos que el MIO2021 nos propone discutir, y que se convierte desde ya en una importante antesala para lo que será el encuentro Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito 2022.

verdadero bienestar humano. La discusión sobre el impacto de este evento de crisis sobre los tres ámbitos referidos previamente, pone en evidencia la importancia en las ciudades, entendiendo a la disciplina arquitectónica como uno de los mecanismos más importantes que lo producen, y principalmente, como herramienta para generar contacto, dialogo y continuidad entre las esferas de lo público y lo privado. Si bien estas observaciones se global, basta con mirar atrás en el tiempo para comprender que han sido entre momentos históricos y el espacio arquitectónico en sus múltiples escalas y usos. En ese sentido, consideramos importante motivar la necesidad de volver a ver a la historia, para discutir el comportamiento de la arquitectura y lo que en torno a ella se produce, como respuesta la posibilidad de alimentarse del pasado para actuar en el presente, y poder proyectarse hacia el futuro a pesar de las incertidumbres. En su XXIII edición, la BAQ2022 plantea una discusión alrededor de los tiempos, los espacios y lo usos. Una selección de obras de arquitectura producidas en distintas épocas, se pondrán en contraposición durante el Seminario Académico, que será alimentado por el intercambio de ideas a partir de la lectura crítica que estudiantes y profesionales de la disciplina

Mario Cueva Comisión Académica BAQ2022


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LA MARISCAL - ESPACIO PÚBLICO

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LA MARISCAL


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BARRIO “LA MARISCAL” El nombre de La Mariscal proviene del homenaje que hicieron en 1922 al mariscal Antonio José de Sucre -cuyos restos descansan en la Catedral Metropolitana de Quito-, con motivo del centenario de la Batalla de Pichincha. (EFE. 2020). En 1924, por el centenario de la Batalla de Pichincha, se le da el nombre de Ciudadela Mariscal Sucre que, con esa especial forma de llamar a sus barrios, los quiteños lo acortaron a La Mariscal. El barrio surge producto del ensanchamiento de Quito que inicia a finales del siglo XIX desde el núcleo histórico colonial hacia el norte de una urbe que comienza a extenderse en la planicie de Iñaquito. Los primeros pobladores de La Mariscal fueron las familias pudientes que buscaban asentarse en un barrio con casas-jardín, que les ofrecía mejores condiciones de vida. Es un barrio que evoca tradición por medio de sus edificaciones patrimoniales entre castillos y arquitectura neoclásica, así como también de sus construcciones modernas y usos actuales. Hoy en día forma parte de las 32 parroquias urbanas de la ciudad de Quito, su espíritu es una fusión de culturas y actividades que hacen de su territorio un espacio para el turismo, el ocio y la distracción. Se cree que el límite sur de la laguna de «añaquito» o «iñaquito», se encontraba en esta parroquia. Esta laguna, formada por el deshielo que tuvo el estratovolcán Pichincha después de la última edad de hielo, desapareció cuando los españoles llegaron a la ciudad, quienes ordenaron que fuera drenada para que la zona fuera ocupada para tierras comunes. Antes del siglo XIX el sector fue un lugar dedicado principalmente para cultivos. En aquella época, Quito se extendía hasta La Alameda, un parque que establecía el límite norte de la ciudad. A mediados de aquella época, la mayoría de las familias adineradas de la capital vivían en sus palacetes y mansiones que se hallaban en lo que ahora se conoce comúnmente como Centro Histórico. Estas, en su

mayoría eran propiedades heredadas por familiares, las cuales se habían sucedido por generaciones a lo largo de la época colonial. Pero la saturación comercial y el elevado crecimiento demográfico, obligó a los quiteños más pudientes a buscar nuevos lugares para emplazar sus residencias y así vivir en un ambiente más tranquilo. Es en este contexto que nace el barrio de Mariscal Sucre, que sería conocido en el futuro simplemente como La Mariscal. En 1918 el Municipio promociona la venta de terrenos, después de que un consorcio para la construcción del tranvía tuviera por misión establecer una estación en el lugar, lo que da pie a que las primeras familias con altas posibilidades se radiquen en la zona. Consuelo Mancheno, autora del libro ‘Historia y Memoria Colectiva del Barrio La Mariscal’, dice que La Mariscal ha vivido cuatro momentos importantes. El primero cuando en la década de 1950 se conformaron los primeros comercios y llegaron las embajadas. El segundo cuando, en la década de 1970, el ‘boom’ petrolero abonó para que se construyeran los primeros edificios modernos. “A la par de la construcción de esas edificaciones, se instalaron los bancos y las primeras boutiques en la avenida Amazonas”, dijo. El tercero, en 1980, cuando se inició cierta decadencia en el sector por la salida de moradores que arrendaron sus casas, las cuales terminaron convirtiéndose en negocios que, según Mancheno, no fueron de la mejor calidad. (Romero, D. 2018) “La piedra fundacional fue el Palacio de la Circasiana, hoy sede nacional del Instituto de Patrimonio Cultural del Ecuador, una mansión del tipo villa palladiana que perteneció a la familia Jijón-Caamaño, que hacia 1890 había comprado una parcela a la antigua comuna indígena para construir una edificación, en principio, de fin de semana. El vecino Palacio de Najas, sede de la Cancillería y estilo ecléctico, además de otra casona de arquitectura neocolonial a pocos metros de La Circasiana, que sirvió de hotel y casino, dan muestra de la proliferación de residencias al estilo aristocrático europeo.” (EFE. 2020)


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Hasta la década de 1940 La Mariscal se destacaba por su combinación de roles urbanos: tanto residencial como comercial; aunque este último con un carácter mucho menos activo que aquel dado en el Centro Histórico. En 1957 se inaugura en la avenida Amazonas el primer supermercado de autoservicios del país llamado La Favorita,​ y con éste, se abre una nueva etapa comercial más amplia para el sector de La Mariscal. Este período fue el más importante del siglo XX para la parroquia, desde los años 40 hasta los 70, el sector florecerá. A principios de la década de los 70, los residentes irían abandonando poco a poco sus casas para ocupar nuevas urbanizaciones y sectores ubicados más hacia el norte de la ciudad. Ahora, Mancheno dice que hay un cuarto momento: el del regreso de los residentes. Alfredo León, administrador zonal, dijo que el barrio es una zona consolidada y ahora vive una transición hacia lo cosmopolita. León señala que en los dos últimos años se ha identificado el retorno de moradores al sector. “Este retorno se debe a la oferta inmobiliaria que existe ahora con la construcción de nuevos edificios en La Mariscal”. Mancheno coincide con León. Para ella, este es un nuevo momento importante en la historia del barrio. (Romero, D. 2018)

Por otro lado, La Mariscal, como se le conoce comúnmente, constituye un ícono en la historia de la ciudad capital, no sólo por el valor patrimonial arquitectónico que todavía alberga sino porque, su conformación, a partir de las primeras décadas del s. XX, marcó una ruptura en la concepción urbanística imperante hasta ese entonces en el Ecuador. Con el surgimiento de La Mariscal, Quito dio un paso decisivo hacia la modernidad, al adoptar un nuevo modelo de ocupación y de usos de suelo, crecimiento que implicaba una transformación profunda en la concepción del espacio urbano, la que pasó de la ciudad compacta de corte colonial, con un patrón de crecimiento tipo damero –característico del urbanismo español en américa-, a un patrón de tipo lineal en el que predominaban los espacios urbanos abiertos y en el que el concepto de confort – más acorde a las corrientes anglosajonas de la época marcó la pauta, no sólo de los nuevos diseños y estilos arquitectónicos que profusamente aparecieron


18 en el sector, sino también de la manera que el habitante de esta “nueva ciudad”- en este caso, claramente identificado con la burguesía quiteñaconcebía su estilo de vida al interior del espacio habitacional privado1. (Ponce, A. 2011. pp. 9-11) Entre 1890 y 1935 las primeras familias que habitaron el barrio eran quiteñas y de otras provincias del país, hasta que, a mediados de los años 30, la Segunda Guerra Mundial genera una migración de alrededor de 3 000 judíos alemanes y checos que pudieron acceder a

1 En estas nuevas formas de uso de suelo, se visualizan espacios públicos destinados a actividades deportivas y recreativas como canchas de fútbol, hipódromos, parques y jardines; servicios de carácter cultural (teatros) o público (transporte); surgen además los centros comerciales. Igualmente, la distribución del espacio interior de las viviendas sufre un cambio significativo: se incorporan áreas como el “hall” de entrada o recibidor, la despensa, los closets, los cuartos de servicio doméstico y el garaje. En la implantación de las viviendas, se establecen retiros laterales a los cuatro lados, por lo que la casa queda aislada dentro de un espacio verde, el jardín, el que generalmente tiene vegetación alta y robusta con presencia mayoritaria de árboles.

viviendas en el sector gracias a créditos del Gobierno. En su corazón, el parque Julio Andrade rinde tributo a los próceres de la revolución liberal, paradójicamente en un barrio que en su origen fue conservador, y donde hoy conviven quiteños de toda la vida con migrantes venezolanos informales, que, sin saberlo, continúan esa tradición multicultural. (EFE. 2020)

BIBLIOGRAFÍA Ponce, A. 2011. La Mariscal Historia de un barrio moderno en Quito en el S. XX. Instituto Metropolitano de Patrimonio. Romero, D. 2018. La Mariscal, en Quito, celebra sus 100 años en mayo del 2018. Diario El Comercio. Tomado de: https://www.elcomercio.com/actualidad/quito/lamariscal-quito-barrio-aniversario-historia.html Agencia EFE. 2020. El barrio quiteño La Mariscal atesora la memoria de un crisol cultural. Diario El Comercio. Tomado de: https://www.elcomercio.com/actualidad/quito/barrio-quiteno-mariscal-memoria-historia.html


RUTA MARISCAL SUR 1 Parque Julio Andrade 2 Casabaca 3 Cancilleria 4 Art Plaza Borja Yerovi 5 El Útero 6 Instituto BresileiroEcuatoriano de Cultura IBEC 7 Estudio de Percisión 8 Edificio Mutialista Pichincha 9 Torre CFN 10 Hotel Colón 11 Edificio COFIEC 12 Patio de Comedias

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20 Espacio público, espacio doméstico en La Mariscal David H. Montesinos Director Técnico de la Iniciativa Urbana Mariscal Sur

La Mariscal ocupa un lugar privilegiado en el imaginario de Quito, se puede considerar como su segundo centro histórico; el trazado urbanístico de esta ciudadela se inició hace casi cien años, en 1922, y se configuró como un barrio en el que el espacio doméstico y el espacio público dialogaban. Construida en varias fases, la primera de ellas avanzó desde el lindero del parque de El Ejido, actual avenida Patria, hasta la avenida Ignacio de Veintimilla, y fue habitada por familias de clase alta tanto de la élite quiteña ya acomodada anteriormente en el Centro Histórico como de familias procedentes de provincias de alto nivel económico que decidieron desplazarse a la capital. Posteriormente se construyeron colonias de casas que fueron habitadas por profesionales de clase media y por migrantes de Europa y Oriente Próximo.

La transformación de la ciudad fruto del boom petrolero en los años setenta y ochenta del siglo pasado frenó esa dinámica basada en el diálogo entre espacio público y espacio doméstico. Las “garden parties” se fueron dejando de celebrar a medida que gran parte de los propietarios de las casas se trasladaban a otros lugares a residir, se derrocaban muchas de esas mansiones, los jardines eran sustituidos progresivamente por locales comerciales, la percepción de inseguridad se hacía notable y la dinámica urbana en general anulaba esa domesticación del espacio público. Los conceptos de domesticación del espacio público o de conversión a lo público del espacio doméstico se han mantenido presentes en la historia del barrio de La Mariscal posteriormente a ese estadio inicial antes descrito.

En ambas tipologías de casas existía jardín utilizado con frecuencia como lugar de encuentro, lugar de fiesta; las “garden parties” fueron frecuentes y acogieron a unas familias y otras del vecindario, además de otras personas invitadas. El espacio doméstico se convertía así en espacio público durante un tiempo.

Así un buen número de casas originariamente concebidas como espacios domésticos devinieron en espacios públicos; tal es el caso de Villa Celia, casa de la familia Zaldumbide se convirtió en la sede de la Fundación del mismo nombre, sede de conciertos y clases de música; el Estudio de Percusión, de igual manera dedicado actualmente a conciertos y clases de música, anteriormente fue el hotel Plaza, y anteriormente una bella casa de familia de estilo neocolonial; la casa de familia ubicada en la calle Luís Cordero y Reina Victoria, devino en un hostal y posteriormente en un café en el que se presentan además actuaciones artísticas –“El Cafecito”-; el Palacio Najas, residencia de la familia Najas, se convirtió en la sede de la Cancillería del Ecuador, albergando una colección de arte de artistas ecuatorianos del siglo XX, siendo visitable así como su jardín rehabilitado recientemente.

Las calles, plazas y parques de La Mariscal al mismo tiempo funcionaban como lugar de ocio y encuentro principalmente para niños, niñas y adolescentes; la propia avenida de Amazonas atraía a jóvenes que en sus autos la recorrían de norte a sur y de sur a norte buscando el encuentro con iguales, ese paseo que denominaron “el tontódromo” representó la apropiación del espacio público y la generación de un sentimiento de pertenencia que aún hoy día no ha desaparecido. Ambos comportamientos convertían el espacio público en una forma de espacio doméstico con el que se estaba familiarizado como si de la propia casa se tratase.

En esa misma evolución, el ahora Patio de Comedias y la Casa Cultural Buenaventura, se ubican en la que fue casa de la familia Guarderas; este


es un caso iniciático de apertura a lo público desde lo doméstico al crear la familia un teatro en un galpón del propio patio-jardín de la casa familiar hace más de cuarenta años. Con posterioridad toda la planta baja de la residencia familiar se transformó igualmente en un espacio público especializado en artes escénicas -Buenaventura-. La casa del que fuera presidente Galo Plaza hoy día está ocupada por la Academia Diplomática, habiendo sido antes el Centro Cultural Carlos Fuentes. Así son apenas unos ejemplos de espacios domésticos devenidos en espacios públicos. La pandemia ha incidido en la dinámica del barrio, como en la mayor parte de los barrios de la mayor parte de las ciudades del planeta. Un primer impacto, en el caso de La Mariscal, ha sido visible al aparecer su núcleo central como una ciudad fantasma abandonada: las características de sus negocios incompatibles con las exigencias de bioseguridad de la pandemia COVID19 y la ausencia casi total de residencialidad provocaron ese escenario. El espacio público asociado casi en exclusiva a esa funcionalidad urbana (ocio y diversión nocturnas) se convierte en una tierra de nadie. En el otro extremo de la realidad, el sector residencial de La Mariscal, ha visto incrementarse el número de tiendas de proximidad, especialmente de alimentación, la cercanía se ha convertido en un factor de seguridad y de comodidad para el vecindario. Por su lado, el espacio doméstico, siguiendo la órbita del resto del planeta, se convirtió en espacio de trabajo, en espacio de recepción y de reunión virtual. Nuevos usos de lo privado y de lo público cuya permanencia está por comprobar una vez se superen los requerimientos de bioseguridad. El impulso a la instalación de terrazas para dar servicio de cafeterías y restaurantes en la vía pública, la posibilidad de sustitución de plazas de parqueo en superficie por módulos de mobiliario

urbano con funcionalidades diversas, el mayor uso de medios de movilidad sostenible como la bicicleta o el scooter, son aspectos que inciden en un mayor uso del espacio público y la posibilidad de apropiación del mismo por la ciudadanía. Tal vez la toma de conciencia sobre la importancia de la proximidad de servicios y comercios en un radio de acción de quince minutos, la conectividad entre el vecindario para atenderse mutuamente en necesidades cotidianas, la sensibilización ante la necesidad de cuidar y disponer de un espacio público habitable, son aspectos que bien podrían contribuir a recuperar el diálogo perdido entre espacio público y espacio doméstico.

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EDIFICIO CASABACA Ubicación: Avenida 10 de agosto, entre Jerónimo Carrión y San Gregorio. Año construcción: 1957 - 1958 Diseño: Arq. Oscar Etwanik Construcción: Ing. Galo Pazmiño Función original: Comercial, Residencial.

Juan Francisco Baca; el proyecto arquitectónico fue desarrollado por el terminó en 1958, año en que fue vendido a la Compañía comercial ICA, empresa que se encargaría de la venta de los 26 departamentos que lo componen. Fue la primera torre de apartamentos de la ciudad, y constituye el Centro Histórico, además de ser el primero que contó con ascensor. Este conjunto de novedades causó gran impacto en los habitantes de la época, no sólo de la ciudad sino del país. un salto en su forma de hacer arquitectura, que se caracterizó por la baja altura y el crecimiento horizontal, las dimensiones y formas condicionadas por las normativas de la ciudad, los recursos materiales y humanos para la construcción y las necesidades de los clientes.

Andinatel, en el centro histórico de Quito, las residencias Lalama y Katz, en La Mariscal, y el Estadio Olímpico Atahualpa. (Monard, 2019, pp. 516-518) Su arquitectura es considerada de estilo ecléctico, pues combina elementos del art déco, el racionalismo y el expresionismo. La estructura se desarrolla en dos bloques conectados entre sí por los vestíbulos de la escalera oculta al centro. El primero, de ocho pisos que se ubica con el frente hacia la avenida Diez de Agosto, mientras que el segundo, de cinco está implantado sobre línea de fábrica, por lo que el enorme showroom de vehículos da directamente hacia la calle y ocupa casi la totalidad del


frente. En este espacio destacan las vigas de más de 15 metros de luz importadas de Inglaterra, apoyadas sobre esbeltas columnas de hormigón armado, así como los grandes ventanales en planta baja que permiten la relación visual exterior - interior.

se compone y ornamenta con profusión, eliminando las huellas de su función técnica y remitiendo a la idea de cubierta de barco. (López, H. s.f.)

El ingreso de los residentes se realiza por una enorme y pesada puerta de hierro decorado en el extremo norte de la fachada del edificio hacia la Av. 10 de Agosto, que conduce a un largo zaguán de doble altura que lleva al hall que contiene las escaleras y el ascensor. Los interiores de los 26 departamentos, acordes al nivel socio-económico alto al que estaba destinado el proyecto, dan prioridad a los espacios de las habitaciones que cuentan con las mejores vistas hacia el exterior. La terraza remata en un cilindro que alberga la caja del motor del ascensor, elemento que

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1. INGRESO 2. HALL DE DISTRIBUCIÓN 3. DEPARTAMENTOS 3

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AV. 10 DE AGOSTO

PLANTA TIPO

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BIBLIOGRAFÍA

ESQUEMA PLANTA TIPO

Recalde, P. (2018) Arquitectura: Patrimonio moderno. Colegio de Arquitectos del Ecuador. Dossier de arquitectura trama número siete, p. 9. Tomado de: https://issuu.com/caepichincha/docs/dossier7 López, H. (s.f.) Edificio Casabaca. Tomado de: https://losladrillosdequito.blogspot.com/2016/05/edificio-casabaca.html Monard, S. Arquitectura Moderna de Quito, 1954-1960. (Tesis doctoral, Universidad politécnica de Cataluña) Peralta, Evelia; Moya Tasquer, Rolando (2007). “Guía Arquitectónica de Quito”, página 349. Quito: Editorial Trama. ISBN 978-9978-300-77-0.

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LA MAGDALENA La Magdalena nace a partir de un asentamiento indígena de hace más de 400 años. Territorialmente se consolida de manera independiente al resto de la ciudad, considerando que el límite sur de Quito en sus inicios eran la loma de El Panecillo, por eso, al igual que Cotocollao, La Magdalena tiene procesos de conformación particulares. Posteriormente llega a formar parte de Quito y se consolida como uno de los sectores con mayor producción agrícola de ese tiempo. Se sabe que los pobladores nativos de La Magdalena estaban controlados por el señorío Panzaleo de Amaguaña, que tiene origen en la misma Machangarilla de procedencia Inca que aún no ha sido esclarecida por completo. Esta evidencia se puede ver en los apellidos de muchos pobladores con raíces bolivianas y peruanas, así como la celebración de el “Amarre de las cruces”, festividad del periodo incaico que rememoraba la constelación de la Cruz del Sur, festividad importante de los pueblos de los Andes Centrales y del Alto Perú, que luego fue reemplazada por una festividad cristiana. (Espinosa, 2006). Este territorio fue articulado a la ciudad de Quito en las décadas posteriores a la fundación española, en el cual se establecen dos ejidos con el fin de asegurar el pastoreo de animales. Estos ejidos fueron asignados a autoridades del cabildo quiteño que habían participado en la fundación de la ciudad, legalizando propiedades que habían sido ocupadas por pueblos aborígenes, alentando a más mestizos y blancos realizar este tipo de prácticas. (Santillán & Viteri, 2011).

A raíz de estas acciones la población nativa se dispersó, buscando lugares inhóspitos para refugiarse, hacia montañas como el Tarma, el Chilindalo y Ungui. El territorio se conformó alrededor de tres nodos importantes como son el templo cristiano, el cementerio y la plaza central, que reemplazaron lugares sagrados del pueblo nativo. La construcción del templo tiene lugar entre 1907 y 1932, de acuerdo al plano de la Archidiócesis de Quito aprobada en 1904. (Espinosa, 2006).


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28 Finalmente, La Magdalena, se incorpora a la estructura de la ciudad por el crecimiento de las modernas manchas urbanas. En el año 1910 pasa a ser una parroquia urbana de Quito. El incremento de la población demanda nuevos equipamientos como la lavandería Municipal en 1945 y el Mercado en 1975. La Magdalena es uno de los Barrios más representativo del Sur de Quito debido a su riqueza cultural basada en las costumbres, creencias y tradiciones. Dentro de los lugares con mayor confluencia peatonal tenemos los alrededores de los colegios, los conjuntos habitacionales, su Parque Central, el Mercado y las paradas de buses. En julio se celebra la fiesta de Santa María Magdalena, en donde los habitantes del barrio festejan a su patrona. Otro de los legados característicos de La Magdalena es su banda de pueblo que data del año 1912.

BIBLIOGRAFÍA Carrión Mena Fernando, 1986. Evolución del espacio urbano en el Ecuador citado en El proceso de urbanización en el Ecuador (del siglo XVIII al siglo XX)-Antología, Centro de Investigaciones CIUDAD, Editorial El Conejo, Quito Ecuador. Amaguaña, P. P. (Dirección). (2018). Quebrada de los chochos Danzante-Yaravi [video]. La Hora. (02 de mayo de 2012). Obtenido de La Magdalena, 400 años de historia: https://lahora.com.ec/ noticia/1101323005/la-magdalena-400-años-de-historia Molina, H. L. (marzo de 2016). Los ladrillos de quito. Obtenido de La Magdalena, crónica de un pueblo que fue absorbido por la ciudad: https://losladrillosdequito.blogspot.com/2016/03/la-magdalena-cronica-de-un-pueblo-que.html


RUTA MAGDALENA 1 Parque lineal La Magdalena 2 La Magdalena Cultural Café-Pizza 3 Iglesia de La Magdalena 4 Lavanderias La Magdalena 5 Mercado La Magdalena 6 Parque La Magdalena

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30 Prácticas artísticas y las dinámicas de gestión en el Sur de Quito Nelson Ullauri Velasco Vecino de La Magdalena. Gestor Cultural: Red Cultural del Sur, Red Ecuatoriana de Cultura Viva Comunitaria, Cooperativa de Servicios Culturales La Popular. alterandolabrujula@gmail.com

Freddy Simbaña Pillajo Centro de Saberes e Investigación Comunitaria Machangarilla. Colectivo La Magdalena, Red Cultural del Sur, Red Ecuatoriana de Cultura Viva Comunitaria. Docente e investigador. Universidad Politécnica Salesiana. Grupo de Investigación en Educación e Interculturalidad. fsimbana@ups.edu.ec

Devenimos de una inmensa trayectoria de lucha de los habitantes del Sur de Quito, de su lucha sindical, de su lucha poblacional por la vivienda, por los servicios básicos, por la seguridad, por la dignidad. Devenimos de oleadas de migraciones que tornan al sur en una síntesis de un Ecuador diverso. En el Sur de Quito, conviven los diferentes extremos en cuanto a calidad de vida, con situaciones más favorecidas que contrastan con otras con carencias de todo tipo. La inseguridad y violencia urbanas, el desempleo, la precariedad laboral golpean por igual, como rasgos característicos de los últimos tiempos. En este escenario se han ido configurando nuevos entendimientos y definiciones de la gestión cultural. Hemos ido configurando nuevas formas organizativas y prácticas de la gestión cultural muy integradas con las problemáticas locales que nos permiten propiciar una agenda de participación ciudadana y de transformación social. Somos un conjunto de procesos del Sur de Quito–Ecuador, que comenzamos este periplo hacia 1995. A más de 25 años de haber comenzado con esta iniciativa, con el aporte de un sinnúmero de

personas, con muy diversas actividades realizadas, hoy somos Red Cultural del Sur1, somos Cultura Viva Comunitaria2. En el antiguo pueblo de Machangarilla y que desde 1577, se denomina Santa María Magdalena (Simbaña, 2016) con toda una historia ancestral, inca, colonial, republicana y contemporánea cuenta por tanto con una inmensa, vigente actividad cultural desarrollada por sus habitantes originarios y que se fortalece y amplía con todo el proceso organizativo cultural del Sur con la instauración del Festival del Sur Jornadas Internacionales3 de artes que se genera el año 2000 y que permanece vigente con su vigésima primera edición en este presente año. Aquí en la Magdalena también tiene su debut el actual Al Zurich Encuentros de Arte y Comunidad4 y otras múltiples propuestas culturales y organizativas de las culturas urbanas contemporáneas como es el caso de la comunidad rockera Al Sur del Cielo, el Indorock y hip-hopera Lado Sur, la Casa del Gato Tieso. “De hecho, los espacios públicos (en los que incluyo a la web y a las redes sociales, por supuesto) son, por excelencia, los lugares democratizadores de la cultura y resulta urgente defenderlos e incrementarlos. Frente al monopolio de los medios de comunicación, los espacios públicos son lugares indispensables para proponer nuevos mensajes. Dar la batalla por ellos implica asumirlos como puntos de encuentro de una ciudadanía nueva en la que se quiere participar”. (Vich, 2013)

1 @redsur.sur 2 @CulturaVivaEC 3 www. festivaldelsurecuador.com/ 4 www.alzurich.com


Todos estos procesos de la Gestión Cultural Comunitaria tienen como una estrategia fundamental la batalla por los espacios públicos. Las calles, el Parque Central son tomadas por las festividades ancestrales y por el arte callejero, malabares y el circo toma sus recorridos. Espacios domésticos como El Teatro de la Guaba, se abren a vecinos y vecinas. La Magdalena Cultural, espacio doméstico, interrumpido por la pandemia. El Mercado, el auditorio de la Iglesia, la misma nave del Templo es intervenidos con actividades culturales. Fachadas y cerramientos se constituyen en lienzos de obras de arte plástico y en carteles de protesta y rebeldía. Los espacios públicos se constituyen en punto de encuentro de múltiples expresiones culturales del Sur, de Quito, de Ecuador y de otros países. Espacios públicos y domésticos barriales en el Covid-19 El COVID-19 provocó una crisis mundial, pero despertó diversas formas e intensidades de interacción social mediada por la tecnología, que con llevó a las inventivas de transformación del espacio doméstico y de hábitat privados hacia espacios de los comunes, que abre las puertas a los sentipensares como formas de contener esperanzas a los demás vecinos de diversos barrios quiteños y con proyección regional. En este barrio sufrió un alto impacto durante la pandemia con altos índices de contagio del Covid-19, según el (El Comercio, 2021). La parroquia Magdalena mantuvo uno de los más altos índices de contagio por la interacción social comunitaria y barrial. El temor y miedo abarrotó la vida del barrio porque se convirtió en uno de los epicentros de la pandemia en la ciudad capital.

Frente a todo ello, el trabajo de la juventud brilló en su creatividad, es así que el Colectivo La Magdalena5, conformado por jóvenes, dirigentes y gestores culturales, trabajó ininterrumpidamente desde marzo hasta diciembre de 2020. Se desarrollaron un sinnúmero de encuentros virtuales, diálogos y conversatorios con la finalidad de que la memoria tenga sentido en el presente, puesto que el proceso comunicativo es memoria. Los argumentos sobre la división del espacio y del lugar, ya que la separación y diferencia sobre las posiciones relativas de los individuos o grupos en la sociedad, están en la estructura de la distribución de las formas de poder o de las características de capital, estas varían según, lugares, espacio, distinción, gusto y clases. Existen diferenciaciones entre espacio y lugar, para De Certeau (1996): […] el lugar es el orden, según el cual los elementos se disponen en relaciones de convivencia. Y, el espacio es un lugar practicado como una unidad polivalente de programas en conflicto o de proximidades contractuales (p.129). El espacio construido y habitado tiene diversas características, según (Mora Salas, M., & Solano, F., 1993) […] proceso de configuración de estas prácticas sociales, y, por lo tanto, en la construcción de los individuos y de sus formas de representación simbólica de la ciudad. (p.18).

5 Colectivo La Magdalena https://www.facebook.com/colectivolam.ec/

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32 El espacio es un efecto producido, la calle geométricamente definida por lo urbano se transforma en espacio por intervención de quienes la caminan, este hecho de la práctica humana es lo que diferencia al espacio del lugar. Las temáticas más abordadas fueron alrededor de los territorios patrimoniales, espacio público y acciones para la salvaguarda del patrimonio. Siguiendo a (Habermas, 1999) todo esto es posible con el ejercicio de la palabra que se genera conciencia. Mediante el uso de la palabra como articulador de sentidos políticos en plena pandemia y como sostenimiento de la vida en los barrios. Las redes sociales se encargan de canalizar los espacios domésticos y permiten a los usuarios interactuar y ganar presencia, creando sentido de comunidad. Nos referimos a espacios domésticos que transformaron los domicilios en una sala de trabajo para interconectarse con amigos, vecinos y gestores culturales, para ir tejiendo lazos para poder sobrevivir y tejer la esperanza. Estos procesos convivenciales fueron muy bien asimilados por la vecindad de la comunidad de La Magdalena junto con la parroquia Chilibulo, principalmente jóvenes, quienes por decisión propia convirtieron su habitación como centro de interpretación y muestra de las tradiciones, que surgieron en el contexto de gestión cultural comunitaria en la pandemia. Se trata de expresiones como la música, la danza, la ceremonia y ritos de la celebración del Pase del niño de la navidad, entre otros, que continúan vigentes a más de 160 años, y se desarrollan en los espacios públicos como calles y parques de los barrios. Así, el espacio doméstico y de hábitat se transformó en un espacio de los comunes y sus problemáticas. Una preocupación está latente, en el sector, sobre la celebración del Pase del Niño de la Magdalena; y

sobre todo, el sentido de melancolía, por el uso del espacio público, como encuentro y convivencia comunitaria que ocurre el mes de diciembre año tras año. La preparación de los gestores culturales en la celebración del pase del niño, en la Magdalena, en la pre pandemia constituye un proceso cognitivo, simbólico y experimental complejo, que significa el reconocimiento de una identidad cultural – corporal – contextual. Pero el pase del Niño 2020 con modalidad virtual no fue accesible para todos tanto por el acceso y cobertura, puesto, que las convivencias en el espacio público tuvieron restricciones por el Covid-19. Los niños y adolescentes que integran los grupos de música y danzas tradicionales, son referencia por la gestión de saberes en el barrio6, tienen cuentas en Facebook e Instagram donde comparten fotos y videos de sus participaciones interpretando sus ritos y danzas tradicionales; pero también bailan rap, reguetón y cumbias, se ponen gel en el cabello y cantan en lengua quichua canciones del dominio popular, ante la complaciente mirada de sus padres y abuelos que en ellos ven garantizada la continuidad de sus saberes. En épocas de pandemia, mucha gente de esta comunidad se contagió y ante la imposibilidad de ser atendidos por las instancias oficiales de salud, recurrieron a los abuelos y médicos tradicionales para aliviar los tremendos dolores de cuerpo y cabeza, los males estomacales y todos esos terribles síntomas del COVID, pues, como bien lo señalaron, son las costumbres y tradiciones que los han mantenido vivos a lo largo del tiempo habitando la ciudad quiteña.

6 Centro de Saberes e Investigación Comunitaria Machangarilla. https://www.facebook.com/Centro-de-Saberese-Investigaci%C3%B3n-Comunitaria-Machangarilla-112559850433599


CONCLUSIONES El reto y desafío para la gestión cultural es justamente cómo estos espacios públicos digitales, web y redes sociales, sean ocupados puesto que así logramos entrar en los espacios domésticos que hoy por la pandemia se han cerrado más. Otro punto a tomar en cuenta es que la lógica del desarrollo a través de la inversión privada determina un muy estrecho margen para la defensa de los derechos del interés público. Los impactos generados por estos emprendimientos son importantes debido a su alto grado de concentración. Se trata de hipermercados, shoppings, que hoy por hoy se constituyen en las ágoras contemporáneas, imponiendo su lógica. Dos casos presentes a tomar en cuenta por todos los habitantes de la Parroquia de La Magdalena: 1. Una de las estaciones mayores del Metro de Quito está en La Magdalena. Su dinámica va a incidir fuertemente en el sector. 2. La construcción de un Mega centro Comercial en los antiguos y patrimoniales Silos de la Cervecería Nacional. Proponemos que debemos convocarnos a una gran Asamblea Cultural de la parroquia de La Magdalena para proponer un plan de manejo desde el arte y la cultura de algunos de los espacios de estas infraestructuras que permitan fortalecer el tejido social de toda la parroquia.

Los diversos colectivos culturales y sociales, entre los que está el Colectivo La Magdalena, Magdalena Arte y Cultura, a través de sus diversos trabajos y reconocimientos, estamos conscientes que la práctica de estas tradiciones no depende de la asistencia del gobierno, sino que es una responsabilidad que asumen convencidos de su importancia en el presente y para fortalecer su identidad. Se han convertido en los principales promotores y gestores de su cultura, eso sí, ayudados en mucho por la tecnología y fuentes de comunicación. La manera de analizar el presente y el pasado, permite hacer una valoración de lo que se ha vivido. Así con las creencias y tradiciones que están en los espacios domésticos (valores) que dotan sentido a la vida cotidiana para habitar nuevamente el espacio público.

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LAVANDERÍAS LA MAGDALENA Ubicación: Gral. Quisquis y Huaynapalcón Año construcción: 1960 Año intervención: 2017 Reconocimientos: 2019 Mención de Honor Premio al Ornato Ciudad de Quito

Durante las primeras décadas del Siglo XX proliferaron en la ciudad de Quito algunos equipamientos que tenían que ver con las prácticas de aseo corporal como los baños públicos y otras como laslavanderías que se constituyeron en una prolongación de la vida doméstica. Para 1926, de acuerdo con el diario El Comercio, la ciudad cuenta con treinta y ocho servicios higiénicos públicos y nueve lavanderías. Las lavanderías municipales la Magdalena se encuentran ubicadas cerca de un sistema constructivo tradicional de las primeras décadas del siglo XX. Posee una cubierta de teja, pisos de madera y con patio andaluz, muy característico de la arquitectura tradicional de esa época, en cuyo espacio se han desarrollado desde hace más de 70 años una de las actividades más antiguas de sustento de un sin número de familias, tanto de moradores del sector como de los alrededores: La Lavandería; y que poco a poco ha ido desapareciendo dando paso a su deterioro con el paso de los años.

En el año 2017 el Instituto Metropolitano de Patrimonio realizó la rehabilitación integral de las lavanderías, con el objetivo de devolver a esta tradicional infraestructura sus condiciones, y características para que pueda ser utilizada por los moradores del barrio y sus alrededores. La rehabilitación fue integral, realizando diferentes trabajos principalmente de desinfección ambiental y limpieza, trabajos de infraestructura como el desentejado, retiro de tiras y correas en mal estado, optando por una reutilización y tratamiento de preservación de la estructura de madera, impermeabilización de cubiertas, arreglo en sistema de canales y bajantes de aguas lluvias. Así como también se realizaron una serie de reforzamientos en mamposterías, arreglos y control de humedades, recuperación de enlucidos, puertas y ventanas, y rehabilitación de pisos. Seguido de un arreglo integral en las instalaciones eléctricas e hidrosanitarias, con la creación de una batería sanitaria y culminando con la recuperación de 12 piedras de lavar existentes desde sus inicios y la habilitación de accesos para discapacitados.


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LAVANDERÍAS LA MAGDALENA 1. Acceso Principal 2. Acceso Secundario / Salida de Emergencia 3. Lavanderías 4. Patio Central / Área de Secado 5. Salón de Uso Múltiple 6. Baños

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BIBLIOGRAFÍA

Patrimonio Quito. (2016, 23 septiembre). La lavandería de La Magdalena está en rehabilitación. http://www.patrimonio.quito.gob.ec/?p=2193. Guerrero, A. (2019, 13 septiembre). Un premio al orgullo de la lavandera. ÚLTIMAS NOTICIAS. https://www.ultimasnoticias.ec/las-ultimas/premio-ornato-lavanderas-quito-oficio.html

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SAN MARCOS A través del tiempo el Centro Histórico de Quito y sus habitantes, se han caracterizado por una riqueza cultural que se manifiesta en sus barrios, los cuales a través de sus diversas expresiones han logrado conservar tradiciones, costumbres y técnicas ancestrales. San Marcos mantiene su carácter de “barrio” debido a la existencia del concepto de “vecindad”, que lo convierte en un testimonio vivo de permanencia e identidad a través del tiempo. El sector de la loma chica, ahora conocido como barrio “San Marcos”, fue inicialmente un sector de asentamientos preincaicos, lo cual, a la llegada de los Incas a territorio quiteño, creó en esta loma un asentamiento de posición estratégica gracias a las quebradas Manosalvas e Itchimbía, que le brindaba mayor seguridad para vigilar su territorio. En el año de 1534 con la fundación de Quito, se relega a la población indígena a esta loma, convirtiéndose en un asentamiento para actividades de agricultura tanto para su comercialización como para el consumo propio de sus habitantes. Hacia finales de este siglo, aproximadamente en 1595, se fundan las parroquias de San Roque y San Marcos por el Obispo Fray Luis López Solís. En 1580, se construyó la Iglesia de San Marcos como método fundamental para catequizar a los indígenas que habitaban el lugar. Por otro lado, se marca el trazado de la calle San Marcos, ahora conocida como calle Junín, que articula el tejido urbano del barrio con el damero del centro histórico de Quito. San Marcos continuaba siendo un sector relegado de la ciudad hasta 1650, año de la construcción del convento de Santa Catalina, marcando un borde entre españoles, mestizos e indígenas que se mantenían en la loma chica.

Hacia 1745, los terrenos de las viviendas aún se utilizaban, como era propio de la época, como sectores de agricultura que abastecían a su propia parroquia. Con el intento de consolidación del barrio, se trazan nuevas vías, que, debió a las pendientes, forman manzanas irregulares y se construyen vías sin continuidad. Las viviendas de ese entonces se caracterizaban por ser en su gran mayoría, edificaciones de una planta organizadas en torno a patios, muchas de ellas poseían más de uno en su interior para diversas actividades económicas. El barrio adquiere mejor posición al implantarse en este sector la Imprenta Nacional. Adentrados en el siglo XX se produce finalmente la consolidación total del barrio San Marcos, aunque por su relieve, este se mantiene aislado por las quebradas, las cuales, con el paso del tiempo y el cambio de necesidades


de los habitantes, se rellenan y son sustituidas por la calle Sucre (quebrada Manosalvas) y la avenida Pichincha (Quebrada Itchimbía). Durante este siglo también desaparece el cementerio parroquial, dando espacio a la plazoleta de San Marcos. Muchas de las viviendas del barrio se modifican, adoptando ahora edificaciones de 2 y 3 plantas, ahora de estilos republicanos y neoclásicos, adaptándose de mejor forma a las grandes pendientes del barrio, generando en algunos espacios, pequeños callejones peatonales con el fin de pasar de una calle a otra mediante escalinatas que facilitaban dicha transición. Finalmente, en lo que llevamos del siglo XXI se puede experimentar el aislamiento provocado por las vías que rodean el barrio, consolidando un espacio como una pequeña isla donde el tiempo parece transcurrir lentamente en comparación a la siempre cambiante ciudad de Quito. San Marcos se caracteriza por ser un barrio residencial preferido para habitar ya que es un lugar donde la amistad y las buenas relaciones vecinales son fundamentales. En este sector viven alrededor de 4.000 personas, de las cuales la mayoría aún son residentes natos. La personalidad arquitectónica de este barrio está dada por la presencia de varios hitos arquitectónicos tales como el Monasterio de Santa Catalina, el Templo de San Marcos, el Museo de Arquitectura, el Museo Manuela Sáenz, el Museo Muñoz Mariño, acogedores restaurantes y sus edificaciones civiles, las cuales engalanan especialmente el eje de la calle Junín. Edificaciones que datan del siglo XVII. y XVIII, reflejan estilos arquitectónicos diversos, coloniales, republicanos, neoclásicos y modernos los cuales cuentan por sí solos su evolución en el tiempo. Por otro lado, la presencia de sus talleres artesanales, rincones de

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40 comida tradicional y demás atractivos turísticos y culturales, hacen del barrio una experiencia enriquecedora en todo su recorrido, otorgando la existencia de un patrimonio intangible con valores dominantes importantes, que mantienen su unidad a pesar del tiempo, ubicación y presión que posee como centro histórico de ser turístico, en donde, sus residentes como actores principales, se han mantenido en el barrio cuyo sentido de pertenencia han ayudado para que este no desaparezca.

BIBLIOGRAFÍA Guanotuña, P. G. (2013). Imaginarios Y Comunicación Urbana En El Barrio San Marcos De Quito. Quito, Ecuador. Distrito Metropolitano de Quito. (2006). San Marcos, Memoria Histórica y Cultural. Quito, Ecuador. Jurado Noboa, F. (2006). Calles, Casas y Gente del Centro Histórico de Quito (Vol. II). Quito, Ecuador: TRAMA. Navarro, J. (2007) Contribuciones a la Historia del Arte en el Ecuador. Quito, Ecuador: TRAMA Grupo CEDIME. (2014) Ruta San Marcos Junín: Hitos Culturales y Arquitectónicos. Quito, Ecuador.


RUTA SAN MARCOS 1 Teatro Bolivar 2 Monasterio de Santa Catalina de Siena 3 Calle Junin 4 Primera Casa Colonial 5 MAE: Museo Archivo de Arquitectura del Ecuador 6 Casa Coraje 7 Casa Matias Abrahams 8 Taller Galería Sonia Rosales 9 Plaza San Marcos 10 Casa Parroquial San Marcos 11 Escalinatas San Marcos 12 La cuchara de San Marcos 13 Recorrido Calle Jijón y Texeira 14 Escalinata conexión Loma Grande y Escuela Sucre 15 Casa Somos - Quito Garage

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42 EN SAN MARCOS SIEMPRE ES DE DÍA Bernarda Ycaza Dávalos

San Marcos.

Una tarde en la Junín: Hay una calma verde colgada sobre el patio suspendida como una gota en espera Un motivo le sucede al olvido. B.Y.

La lluvia ablanda el asfalto y las voces humedecen las veredas. En San Marcos siempre es de día. Los objetos viejos del nuevo almacén coquetean con los trajes que intentan escapar de la vidriera de al lado. Entre la papelería y la ventana del sastre hay un letrero que dice “se arregla toda prenda de vestir”. La tienda de abarrotes se desborda en una vitrina que exhibe antojos de azúcar. Al frente está el museo. Zaguán verde que cose la calle con el patio. Museo de casas, casa de las casas, como dice el vecindario. La veredita de piedra laja es un camino estrecho que termina en una visión ancha y circular de la calle. Al tope está la “cuchara”, insinuación redonda que invita a retornar luego de un giro. Si te descuidas, el aliento queda atrapado en la casa rosada del fondo o en los discretos ojos que la vecina asoma a la ventana verde. Cincuenta y cinco escalones halan el vértigo sobre la escalinata hacia la calle Inclana. Empinado monumento de gradas que vive pendiente de

Tienda, fonda, iglesia, plaza. Taracea, grabado, joyería, archivo. Casas. Mi dedo inquieto roza esta retahíla como queriendo empaparlo de sus encantos. Panadería, estudio, taller, carpintería. Zapatero a tus zapatos, café net sin señal, pizzería, almuerzos. Mi voz no alcanza a nombrar sus espacios. Miro las formas que deslindan sus fronteras. Retrato los tiempos que los recuadran. Busco el respiro que los habita. A dónde fueron un día esos respiros. Qué temor viral encerró sus voces. Dónde se guardó la paila, el pincel, la gubia, los martillos. Qué cajón escondió el hilo, la tijera y los liencillos. Quién vació la calle. Quién amordazó el ruido. Una pausa enorme y sorda se tendió sobre San Marcos. Como un mantel almidonado cubrió sus esquinas y sus calles. Puertas clausuradas, ventanas tapiadas, bocas omitidas, pasos contenidos. Plaza sin almas. Espacio vacío. El afuera se detuvo impertinente. El adentro se colmó. Colmadas las casas de días y noches en sí mismas. Nuevos lenguajes, nuevas miradas, espacios nuevos. Arquitectura de un nuevo tiempo. Habitantes confinados en un barrio que acotó sus manzanas al plano de una casa. Hogares que rehicieron sus estancias, encendieron nuevos fuegos y mudaron sus utensilios para recrear la vida. La casa se hizo galería y el pasillo fue taller. Se cosió sobre la mesa, se grabó sobre el anaquel y los jardines florecieron en botellas, canastos y cajitas. La casa, ese punto fijo en el espacio al cual volvemos y del cual partimos, pasó de ser espacio vivido a con-vivido. Los apegos, las pertenencias, las preferencias y las diferencias que ayer permitían apropiarse del afuera, de lo público en el barrio, se transformaron en afectos, sentimientos, pensamientos, percepciones y acciones domésticos que revalorizaron y resignificaron el hogar.


Extraños nos extrañamos, echamos de menos al otro ajeno, al vecino, abrazando al propio dentro de casa.

creación. Una traza que se redibuje sobre la sonrisa de los vecinos y vecinas San Marqueños.

El barrio, ese lugar que dio coherencia a la existencia, el lugar que permitió relacionarse con los otros quienes, en un momento, deseamos o necesitamos ver, hablar, escuchar, sentir, soñar, se vació y su simbolismo de bisagra entre lo privado y lo público, se oxidó. Desde lo doméstico se construía un nuevo territorio de lo público.

Desde la ventana del “Museo de las casas” veo pasar a quienes habitan este territorio. En sus pasos me animo a revalorar el papel protagónico del ser humano en su interrelación con el espacio -urbano, en este caso-, pues es a través del habitar como construimos su realidad y la de las cosas.

Y así fue, Maribel, Don Chávez, Pepe, Laurita, Charo y Luchito, la vecina Olguita, Pamela y Samantha, asomaron un día sus sonrisas, protegidas por el velo de una mascarilla, al portal. La zapatería se hizo taller de costura con encargo a domicilio. Quien antes fuera técnico en electricidad ahora amasa pan que se vende puerta a puerta en la Junín. Las miradas que ayer fueron solo miradas al paso, ahora son saludos que enfatizan la palabra vecina o vecino con tono de reencuentro. Nos recuperamos los unos a los otros en un nuevo territorio para la reunión. Las casas tienen nombre y al tono de sus timbres abren para que podamos sentir

El sol ablanda el asfalto y las voces abrigan las veredas, porque en San Marcos siempre es de día.

bordado, joyas, cerámica, jardines urbanos. La calle es el pasillo de todos, de todas. La Plaza es la estancia para las tertulias o para saborear en una humita los días. Las escalinatas son escaleras que, de un piso a otro de la gran casa barrio, nos conectan para el encuentro. Nos sabemos habitantes entre el juego de afectos y emociones; conocimientos y creencias; conductas y acciones en referencia a este espacio lugar. San Marcos es un barrio casa. De las fronteras de lo doméstico escaparon manifestaciones que recrean lo público. La bisagra se deshizo y ahora es un lazo. Es posible inventar una nueva traza urbana para este territorio; una que se dibuje sobre el papel de la alegría, de la esperanza y de la

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44 EL ALIMENTO DEL ARTISTA Sofía de la Torre (@LA.GUAYTAMBA) Arquitecta, artista, ciclista y habitante del Centro Histórico. Explora narrativas personales a través de ilustraciones, murales y encuentros creativos. Su actual proyecto Crear para Sanar nace en San Marcos e invita a recordar la creatividad como una herramienta para la transformación personal y colectiva. @crear.para.sanar

Llegué a San Marcos buscando un refugio para mi alma creativa. Tenía la ilusión de que un barrio de artistas me acogiera y que aquel genio que visita a algunos mortales tocara a mi puerta. En dos años habité un altillo, una bodega, una casa y dos museos. Vivía sola pero sentía que vivía con todos los vecinos que me saludaban al llegar por la calle: Alejo de las antigüedades, Juanito del Museo de Arquitectura, Gustavo el carpintero, Esteban de la pizzería, Sonia la artista de la casa celeste, Claudia la ceramista, Daniel el alemán y Maribel, el corazón del barrio. Una niña de 4 años que no conocía el límite entre la verdulería de sus padres, la calle y los hogares de los otros vecinos. Maribel era como mi llave hacia los vecinos de San Marcos. Cada vez que pasaba por la verdulería venía corriendo hacia mí, me tomaba de la mano y me acompañaba a donde fuera. Conocía a todos quienes nos encontrábamos en el camino y me abandonaba cuando encontraba una amiguita más interesante con quien quedarse a jugar en otra vereda. Era tan querida por todos que su cumpleaños se celebraban como una fiesta barrial. Reunía a todos sin importar credo, religión o estrato social. Hubo un tiempo en que los asaltos en la calle aumentaron y los vecinos creían que me había contratado un guardaespaldas. Cuando salía tarde de mi taller en el Museo de Arquitectura llamaba a Jesús, el cuidador de los autos de la pizzería, para que saliera a “echarme un ojo” en mi trayecto de 100 metros entre el museo y mi casa.

Cuando me visitaba alguien y nos hacíamos tarde, antes de abrir el enorme portón de madera y aldaba pesada del museo y salir a la obscura calle Junín, le decía a mi visita: “espérame, llamo a Jesús para que nos acompañe.” Cuando salíamos y se anoticiaba de que Jesús era el corpulento vecino de 2 metros de altura mis visitas podían entender que se trataba de un acto de cuidado vecinal más que de un acto de fé divina. San Marcos me dio más que un refugio. Encontré en sus calles alimento para mi alma. Entendí que más que técnicas un artista aprende a andar sin prisa, siempre con tiempo de sobra por si en el camino el saludo del vecino se extiende a unos largos minutos para contarnos un capítulo de su vida. Aprendí que más que una ocupación el arte es un modo de desocupar el tiempo productivo. Para habitar un barrio con perspectiva de artista se debe aprender, como Maribel, a cubrirse lo menos posible de la vida. A veces esa vida está en un partido de futbol de calle entre los sobrinos del carpintero, otras veces nos encuentra desprevenidos en medio de un aguacero escampando junto a un mendigo cubierto de bolsas. San Marcos me enseñó que más que un refugio yo buscaba vecinos que me inspiraran a exponerme a esa vida que pasa fuera de mi ventana. La calle Junín y sus habitantes me enseñaron sobre ese sutil arte de habitar un barrio.


HABITAR MI BARRIO Micaela Sánchez Zh.

los cuales han permanecido durante varios años, estos son: zapatería, panadería, sastrería y carpintería.

Vecina de San Marcos, Arquitecta Colaboradora del Museo Archivo de Arquitectura del Ecuador.

Cuando pienso en San Marcos puedo pensar en momentos únicos que he vivido junto a mis abuelos, amigos y vecinos. En el año 1974 mi abuelita llegó al barrio ya que trabajaba en la escuela Sucre, una de las instituciones educativas más antiguas y tradicionales de Quito. Mi madre vivió desde muy pequeña en San Marcos al igual que yo. En la casa donde viví durante mi niñez había un patio de piedra donde solía jugar con mis hermanos, siempre caminábamos por la calle Junín para ir a la escuela y era aquí donde encontrábamos a muchos vecinos que poco a poco se hicieron nuestros amigos. Dentro de los espacios más amplios y acogedores se encuentra el parque de San Marcos, el cual está conformado por una variedad de plantas y árboles que generan espacios de sombra, descanso y encuentro. Recuerdo con mucha nostalgia las fiestas de Quito pues el parque siempre se llenaba de muchos niños, colores, música y comida; una semana antes de este gran festejo todos nos inscribíamos en diferentes juegos tradicionales. Hasta el año 2005 una de las calles paralela al parque aún no estaba pavimentada por este motivo era muy fácil ubicar el palo encebado, un juego tradicional que ponía a todos muy contentos y ansiosos por ver quien se llevaría el gran premio que lo ubicaban en la parte más alta de este puntal de madera. Dentro de las cosas que más disfruto al vivir aquí es mirar las casas, algunas pequeñas otras medianas y grandes; todas son muy acogedoras por los materiales con las cuales se han construido, la mayoría son de adobe, madera y ladrillo. Las casas de San Marcos tienen cubiertas de teja, esto hace ver a este barrio como un cuento habitado, donde puedes encontrar diferentes personajes que trabajan en oficios importantes

Mis ojos curiosos y mis pies inquietos se han desplazado siempre por las calles estrechas de San Marcos, encontrando talleres de pintura, espacios de arte, huecas de comida y patios llenos de historia. Este barrio residencial del Centro Histórico de Quito tiene mucho que contar a cada visitante pues la riqueza cultural, artística y artesanal no se ha perdido, y el valor de las dinámicas urbanas es irremplazable; por las mañanas puedes escuchar el sonido de las campanas de la iglesia ubicada en el parque, también escuchas a diferentes comerciantes que venden el periódico, papas e incluso arreglan diferentes artefactos del hogar. Ahora llevo 20 años habitando este hermoso barrio, el cual no pierde su magia, sino que cada vez contagia de alegría a cada persona que viene de visita. A pesar de los momentos difíciles que se han vivido desde el año 2020 como consecuencia de la pandemia, los vecinos y vecinas han estado dispuestos a unir fuerzas para ayudar a las personas que han pasado por necesidad. La pandemia cerro las puertas hacia las calles sin embargo abrió los diálogos internos en cada patio y espacio público que es habitado en lo cotidiano.

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CASA MATTHIAS ABRAM Ubicación: Calle Junin 453 Año construcción: Siglo XVII – XVIII aproximadamente Autor: Desconocido Función original: Residencia Función actual: Residencia - Galería

Dentro del Barrio de San Marcos o “Loma Chica” como se lo conocía la época de la fundación de la ciudad de Quito junto con viviendas estilos arquitectónicos que a pesar de ser tan diversos se conjugan entre sí, logrando una lectura homogénea de su contexto. Así encontramos la Casa de Matthias Abram, una casa tradicional que se encuentra ubicada en la emblemática calle Junín del barrio de San Marcos, a simple vista se puede observar el uso de materiales de la época tales como: adobe, piedra, ladrillo, madera, teja, carrizo, etc. Su emplazamiento es en manzana a línea de fabrica siguiendo la trama en damero del barrio. En cuanto a su composición formal posee una crujía en forma de “C” que da paso a la cubierta tradicional a dos aguas. Su fachada es de estilo neoclásico, de concepción sencilla organizada a partir de vanos rectos. Su portada de piedra incorpora molduras talladas y su remate es en alero de pintura tabular, en donde los balcones sobresalidos son los protagonistas principales que otorgan al contexto un aire bohemio.

bordean un patio interior al cual se vuelcan sus galerías abiertas y cerradas compuestas de columnas de piedra en planta baja, éstas sostienen los pasillos superiores con sus ventanales de madera que engalanan el patio de piedra. En cuanto a su distribución interior se encuentra compuesta por 13 espacios entre los cuales están: sala, comedor, cocina, baños y habitaciones. En las viviendas coloniales era muy característico que el carácter a la estancia a partir de las actividades que se desarrollaban en las mismas. Otro de sus espacios importantes es el huerto ubicado en la jardín con vegetación del lugar.


Su uso originario estuvo destinado a vivienda, uso que conserva hasta el día de hoy. Fue la residencia de Matthias Abram, intelectual de origen ítalo-alemán que vivió y trabajó en Ecuador; filósofo, lingüista, amante del país y de su geografía, maestro, formador, impulsor de la educación bilingüe. Abram dedicó gran parte de su vida a contribuir con la cultura del país, se estableció en uno de los barrios más tradicionales del Centro Histórico de Quito. Hoy en día la casa alberga mucho de su legado tanto como escritor, como coleccionista objetos y obras de arte. Sin duda el recorrido por sus interiores transporta a propios y extraños a vivir el barrio San Marcos como un espacio en el que se conjuga el arte, la arquitectura y la identidad comunitaria.

CASA MATTHIAS ABRAM

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BIBLIOGRAFÍA

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CALLE JUNÍN

PLANTA

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1. Acceso 2. Zaguán 3. Desocupado 4.Desocupado 5. Desocupado 6. Bodega 7. Dormitorio 8. Dormitorio 9. Cocina 10. Comedor 11. Sala 12. Baño 13. Bodega 14. Jardín / Huerta 15. Sala 16. Estar 17. Cocina 18. Cuarto de Lavado 19. Cuarto de Lavado 20. Desocupado 21. Patio

4

PLANTA BAJA

Dirección de Planificación IMDQ. (1990). Inventario de arquitectura civil CHQ. Quito. GDA. (7 de marzo de 2019). Matthias Abram deja un gran legado al país. El Comercio. Salesiana, U. P. (s.f.). En La Salesiana se recuerda y valora el legado de Matthias Abram. Obtenido de Universidad Politécnica Salesiana: https://lectoescritura.blog.ups.edu.ec/4535/ups-noticia-13652889-en-la-salesianase-recuerda-y-valora-el-legado-de-matthias-abram

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GUÁPULO El barrio de Guápulo está ubicado en la zona centro-norte de la ciudad de Quito, actualmente pertenece a la parroquia urbana Itchimbía y a la administración zonal Manuela Sáenz del Municipio de la ciudad. Es un antiguo asentamiento indígena que atravesó por varios procesos que incidieron en una reconfiguración de su territorio, pasó de ser un pueblo de los márgenes de la ciudad, a convertirse en barrio urbano y donde hoy existe una población heterogénea. En 1861 fue parroquia rural y a partir de 1971 parroquia urbana. Constituyó un espacio estratégico y significativo por ser una de las entradas a la ciudad, especialmente de grupos que llegaban de la Amazonía o del Valle de Tumbaco con productos para comerciar, famoso por su Santuario que le otorgó al sector importancia devocional. Los primeros asentamientos que se dan en el sector se remontan siglos atrás, donde diferentes hallazgos han confirmado que fue habitado desde el periodo formativo por la cultura Cotocollao (1700-500 A.c), atravesando por diversos procesos que reconfiguraron su territorio. El término Guápulo proviene etimológicamente de una variación entre el castellano y el idioma de los caranquis pueblo aborigen del Ecuador, dónde su significado tiene enraizado un valor sagrado y espiritual, así lo confirma el escritor Jacinto Jijón y Caamaño en su libro “El Ecuador interandino y Occidental”, donde menciona que la palabra Guápulo está asociado a la idea de un gran sitio sagrado. En la época incaica Guápulo era considerado un lugar que poseía un importante adoratorio de camino eso quiere decir que el sector estaba ubicado en una de las rutas prehispánicas de mucha importancia. En el libro primero de cabildos de la ciudad, a este camino que pasa por el

sector se lo denomina “El camino que va al Ynga”́; que con el tiempo fue el mismo camino que utilizó Gonzalo Pizarro y Francisco de Orellana para sus exploraciones en la ciudad. Debido a esto en la actualidad el camino que comienza en el hotel Quito y termina en las piscinas de Guápulo lleva el nombre de “Camino de Orellana’. Con la llegada de los españoles y el catolicismo, las creencias y los monumentos de adoración a otras deidades fueron destruidos y sobre ellos se situaron monumentos y edificaciones religiosas. En 1581 los mercaderes de Quito fundan la cofradía de la Virgen de Guadalupe, mientras que en 1587, nace la necesidad de construir la ermita o capilla que acogiera a los feligreses hacia la virgen y en ese mismo año fue levantada en Huashayacu cercana a un hito del sector denominado La


Tola. Entre 1595 y 1596 la iglesia propiamente dicha fue construida por gestión del Obispo Fray Luis López de Solís. En los siglos XVII Y XVIII, el santuario de Guápulo es el centro de devoción y veneración de la ciudad, sin embargo, la comunidad y el sector seguían dispersos. Ya en 1861 el pueblo de Guápulo se constituye como parroquia rural y también la veneración de la virgen se destina hacia los denominados estratos altos o pudientes de la ciudad trayendo una distinción hacia el sector. A inicios del siglo XX Guápulo no tiene un cambio significativo en el aspecto urbano el sector cuenta con pequeñas villas y quintas dispersas en toda su extensión, en estos años también se crea la nueva carretera de ingreso desde los valles de Cumbayá hacia el barrio la floresta llamada Camino Escénico. El 26 de agosto de 1971 Guápulo pasó a constituirse parroquia urbana, a partir de lo cual el crecimiento urbano del sector ha ido desarrollándose. En el libro memoria y cultura de Guápulo, se menciona que Guápulo no fue organizada en la forma tradicional de damero como es frecuente en la mayoría de los barrios de origen rural, sino que su morfología es el resultado del aprovechamiento de la topografía irregular. En la ordenanza 2776 emitida el 28 de mayo de 1990 estableció los nuevos límites de la ciudad, incorporando a Guápulo del perímetro citadino, con lo cual adquirió por tanto el estatuto de barrio, adscrito a la parroquia urbana de Itchimbia. Guápulo refleja al barrio típico de Quito, es decir un barrio lleno de cultura y arte en cada calle, plaza, parque y mirador, por lo que posee un sin número de comercios destinados al esparcimiento de música, teatro, baile, gastronomía, sin contar con el santuario que es el principal atractivo turístico del sector que junto al parque que lleva el mismo nombre del barrio, hacen de este un lugar idóneo para visitantes y turistas de diferentes partes del Ecuador y el mundo.

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52 En cuanto a sus habitantes se puede observar la unión y la vecindad que hacen de este barrio una comunidad unida que busca mantener las tradiciones de Guápulo en cada rincón, también se puede decir que el barrio es una hibridación entre la modernidad y lo clásico, es decir tiene dos versiones una donde la modernidad y la actualidad ha desarrollado la imagen urbana con edificios y casa modernas, mientras que la otra cara de Guápulo son las casa tradicionales arquitectura colonial, calles cubiertas de piedra, fachadas de blanco, cubiertas a dos aguas y los jardines interiores que conjugan con su topografía y vegetación.

Un ejemplo claro de cómo entender las dinámicas sociales del barrio son en épocas de fiesta, una de ellas se desarrolla en diciembre el día de veneración a la virgen de Guadalupe, donde se realiza celebraciones, procesiones y un sin número de eventos que evocan la hermandad entre los habitantes del sector y los visitantes que llegan al barrio.

BIBLIOGRAFÍA Bibliografía Cordero, L. M. (2019). Instituto metropolitano del patrimonio. Obtenido de http://www.patrimonio.quito.gob. ec/?p=6306 Quito.Municipio del Distrito Metropolitano. (2003). Guápulo: Memoria histórica y cultural. Quito: Municipio del Distrito Metropolitano.


RUTA GUÁPULO 1 Hotel Quito 2 Mirador de Guápulo 3 Edificio Hábitat Guápulo 4 Casa Museo 5 Pasaje Iberia 6 Cementerio Guápulo 7 Cruz de Guápulo 8 Casa Oswaldo Paez 9 Plaza Rafael Alvarado Mera 10 Iglesia de Guápulo 11 Universidad SEK: Campus Guápulo

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54 GUÁPULO Jaime Andrade Heyman Arquitecto

Probablemente por la ubicación, por la vista siempre cambiante, por la extraña conformación de la ladera; ¿por qué sería finalmente? Guápulo siempre me atrajo, de alguna manera sentía que mi vida se relacionaba con esa tierra, con esa población, con esos seres.

Yo respondí con inusitado entusiasmo, fui al taller de mi padre y hablando con él conseguí que me prestara una buena cantidad de plastilina de color marrón, que él utilizaba para bocetar murales y esculturas que luego realizaba en materiales permanentes.

Muy joven aún, bajaba a la casa del amigo Mario Müller Lewit, que la había terminado recién Milton Barragán y que junto con la de sus padres, era un sólido ejemplo de lo que sería la arquitectura moderna en Quito. Había, en el camino que descendía desde el Hotel Quito, muchas casas de arquitectura popular, que suscitaban mi interés por sus características: la implantación que no se ajustaba a la forma convencional del lote, la forma en que la construcción se adaptaba a la pendiente, siempre marcada de los terrenos, haciendo utilizables los rincones que no lo eran. Los volúmenes que reflejaban las viviendas eran dispares, caprichosos pero armónicos. El color predominante era el blanco, que junto al rojo de los tejados y al verde de la vegetación y de los pequeños huertos conformaban el espacio urbano. Los habitantes vivían en la calle con los pequeños niños que allí jugaban; había rampas que daban acceso a pequeñas plazas y, en fin, conformaban un espacio para una vida modesta pero activa.

Lo siguiente fue el trabajo más interesante que se me podía haber dado, inmediatamente me “armé” de herramientas y trabajé intensamente, e hice con dificultades y algunos tropiezos una maqueta elemental primero y luego, con la ayuda del dibujo esquemático, una maqueta en escala 1: 100 (¿?) de lo que podía edificarse en ese terreno; consultaba con Fernando, desde luego y con mis compañeros de trabajo, sobre los avances en el proyecto.

Mi siguiente contacto con Guápulo, fue ya de índole profesional: ocurre que siendo estudiante universitario, yo trabajaba en Artectum que albergaba, entre otras actividades , un taller de arquitectura que era dirigido por Fernando Jaramillo; había muchos amigos del taller, entre ellos Hugo Galarza, arquitecto con especialidad en diseño interior, quién encargó a Fernando ver que se podía construir en un lote que tenía en la loma de Guápulo….fuimos a conocerlo y finalmente tuve el encargo de ver si en ese lote, se podía diseñar un conjunto de vivienda.

Puedo decir sin temor a equivocarme, que algunas cosas importantes pasaron durante la elaboración de esa maqueta en plastilina: me di cuenta de la real situación del terreno y en lo importante que era la escalinata, que teníamos que desarrollar en el lindero norte y que era una condición obligatoria impuesta por el municipio, ocurre que dicho elemento era la continuación de la circulación peatonal barrial, que arranca desde el parque mirador en la parte superior de la colina, resultaba ser un elemento importante sobre todo para la gente que transita peatonalmente por el sector y también en el planteamiento urbano del conjunto. Otra característica que sobresalía era la importancia de modular el diseño, tanto en planta como en altura, pues eso contribuiría en la organización general del proyecto y de sus circulaciones y a la real disposición de los apoyos sean columnas o diafragmas, así como a una disposición armónica de los elementos horizontales; en la maqueta que elaboraba cortaba la plastilina, en pedazos que correspondían a los pisos de las diferentes unidades de vivienda......


Cuando estuve en el “libre ejercicio profesional” y sentía que podía completar la experiencia porque la anterior quedó trunca, entonces hubo la oportunidad de iniciar la planificación de un conjunto de vivienda y se me ofreció en venta el terreno en el que hoy se levanta Hábitat Guápulo; desde el lote que tenía una cabida de 2.250 m2, se podía pensar en un conjunto de vivienda de tamaño mediano que tenga las comodidades para vivir con relativa autonomía, cuyas unidades de vivienda tendrían aproximadamente entre 150 – 250m2, organizadas de tal manera que disfrutarían de una posición en el terreno que aseguraría la vista y el asoleamiento de cada unidad.

y lo suficientemente holgada como para prosperar en el trabajo sin contratiempos.

Conversamos con Mauricio Moreno, con quien teníamos una sociedad de hecho y realizábamos proyectos de mayor o menor importancia, pero siempre ligados a una situación familiar o de amistad. Efectivamente, creíamos que las circunstancias para esto se podrían dar, si conseguíamos formar un grupo de propietarios que nos crea y nos respalde, para eso nos parecía condición suficiente, el que poníamos como respaldo nuestro común deseo de tener casas propias dentro del conjunto. Surgió paralelamente a ésta idea, el deseo expresado por un familiar mío de querer juntarse a la idea, liderando a un grupo de personas afines a él, con el mismo deseo de tener una vivienda. El proyecto siguió avanzando sin tropiezos aparentes.

Efectivamente, el haber trabajado en dos proyectos que pueden considerarse grandes e importantes, por haber mantenido una conducta recta y honesta, por haber aprendido este duro oficio que consiste en todo lo que he expuesto alrededor de la arquitectura y el compromiso por hacerla realidad. Por haber soportado todas las críticas despectivas estoicamente, haberlas contestado serenamente algunas veces y no tan calmadamente otras, por haber seguido obstinadamente por la ruta que me he ido trazando a lo largo de este tiempo, el tiempo que me tocó vivir, tengo ahora una sensación interna que me alienta y que me permite seguir construyendo...con las manos, pero otras cosas más alegres...

El trabajo del anteproyecto fue exitoso, efectivamente el terreno se mostró propicio para el modelo ideal que habíamos planteado, tanto la ordenación volumétrica inicial como el esquema funcional calzaban perfectamente; evidentemente la realización del anterior anteproyecto tenía importancia su influencia metodológica se demostró eficaz y la relación con los promitentes propietarios iba bien, era cordial

Sin embargo, la labor para llevar esto adelante era enorme, nos podía sobrepasar en cualquier momento y efectivamente no hizo falta que buscáramos mucho, nuestro propio residente de obra nos traicionó; de la manera más vil, nos puso en mal predicamento frente a un grupo de obreros que declararon la huelga... Salimos de la situación delicada gracias al abogado que nos representó y a nuestra buena voluntad, fuimos respaldados por todos los copropietarios.

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HÁBITAT GUÁPULO Ubicación: Camino de Orellana, calle Rafael León Larrea y Avenida González Suárez Año construcción: 1985 Autor: Jaime Andrade, Mauricio Moreno, Taller 4 de Arquitectura 1986-1989 Intervención: Ninguna Función original / actual: Residencia

En sus casi más de 35 años de construcción, Hábitat Guápulo sin duda es uno de los referentes arquitectónicos más importantes construidos en Ecuador, siendo éste el más emblemático para sus protagonistas; los arquitectos, Jaime Andrade y Mauricio Moreno, que en aquella época ya sea de forma individual o asociada realizaron obras excepcionales. Entre sus mayores inquietudes estaba la preocupación por la vida urbana, modernas en zonas de protección patrimonial. Así como también otras interrogantes que sugerían intervenciones en sitios en donde su topografía característica, dejaba al debate de cuál sería la mejor forma de hacerlo. En medio de estas meditaciones surgió la oportunidad, con el apoyo de un grupo de interesados en invertir en sus propias viviendas, se adquirió un terreno en la parte alta de Guápulo, entre la calle León Larrea y el la condición determinante para el desarrollo del proyecto. El terreno seleccionado era de 1870 m2 en el cual antes se lo usaba como un

“deshuesadero” de autos. Por otro lado, las regulaciones municipales particulares de este barrio patrimonial no fueron un impedimento para el del contexto inmediato mediante diversos lineamientos como el manejo existentes: ladrillo revocado y pintado, cubiertas inclinadas de teja, piedra, madera y hormigón armado en la estructura. crujías con distancias de 7.50 x 6.00 metros entre ejes de columnas. El sistema constructivo de la estructura es de pórticos de hormigón armado con viguetas y bovedillas prefabricadas en las losas de los entrepisos.


del suelo, se introdujeron juntas constructivas transversales y longitudinales de modo que el conjunto se sostiene en cuatro estructuras independientes. En las secciones transversales del proyecto se puede distinguir que Hábitat Guápulo es un conjunto escalonado en dos bloques semi-autónomos. El primero, vinculado mediante los accesos peatonales y vehiculares a la calle León Larrea y el segundo, con sus accesos desde la parte inferior del terreno en la calle Camino de Orellana. El esquema distributivo de ambas partes responde a las condiciones de la ladera, de modo que todos los espacios principales de las viviendas están orientados hacia el paisaje. (Mantilla 2017)

por una serie de objetos, murales y esculturas, seguido de los dos poco convencionales elevadores que embellecen aún más las zonas de circulación y la conjunción de los materiales tales como el ladrillo jaboncillo de su mampostería.

Otro de los puntos característicos espaciales más notables, es el paisaje interno generado entre las viviendas, los espacios de circulación y la zona posterior del edificio para permitir el ingreso de luz natural. La zona comunal, ubicada en medio del conjunto es una amplia terraza ajardinada con una magnífica vista al valle de Tumbaco. Además de la exuberante y cuidada vegetación, el espacio se encuentra embellecido

BIBLIOGRAFÍA Mantilla J, 2017, Cae Visita, recuperado el 16/10/2021 de https://arquitectos254.rssing.com/chan-67480461/ all_p3.html#c67480461a42?zx=813 Revista TRAMA No.155, recuperado el 15/10/2021 de https://issuu.com/mateoreinoso05/docs/revista_trama_155___dossier_10

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COLABORADORES

ESPACIOS PÚBLICOS Y DOMÉSTICOS

EQUIPO BAQ2022

Producción Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito Colegio de Arquitectos del Ecuador provincia de Pichincha Coordinación MIO21 Esteban Calderón Taipe Coordinación General Karina Elizabeth Chicaiza Jácome Coordinación Logística Equipo MIO21 Karina Chicaiza Jácome Jonathan Andino Diego Yaguano Nicolas Montenegro Karen Daniela Tapia Álvarez Kenji Marcelo Kogushi Galarza José Steven Sangucho Luna Erika Carvajal Ivanna Villegas Sebastián Campaña Raúl Paz Carlos Mora

María Samaniego Yadhira Álvarez Andrés Ycaza Juan Rodríguez M. Verónica Carrión Daniela Rivera Canela Samaniego Fernanda Cisneros Esteban Calderón Blanca Nieves Sosa N. Erick León Edgar Soto Jennifer Menéndez Patricia Almeida

Presidenta CAE/ CAE-P Presidenta BAQ 2021 Coordinador General BAQ 2021 Administrador CAE-P Coordinadora Académica Coordinadora Académica Coordinadora Concurso Coordinadora Concurso Coordinador Cultural Coordinadora Convocatoria Académica Coordinador de Imagen Comunicador CAE-P Coordinadora Logística Asistente Coordinación Académico

EQUIPO CAE-P Juan Rodríguez M. Mauricio Torres Brian Birnberg Mónica Cruz Margarita Grijalva Raidel Hernández Lorena Lindao Paola Cóndor Maricela García Giovanny Mera Cristian Vélez Juan Aguiar Bernarda Ycaza

Administración CAE-P Talento Humano Asistencia contabilidad Secretaria Administración Asistencia Secretaría Provincial Asistencia Técnica en Sistemas Asistencia CAE-P Caja Servicios Generales Servicios Generales Servicios Generales Servicios Generales Dirección MAE

GESTORES CULTURALES MIO21 Fundación InConcerto Iniciativa Urbana Mariscal Sur Museo Archivo de Arquitectura del Ecuador Universidad Internacional SEK Grupo de baile La Marimba de la Magdalena Directiva del Mercado La Magdalena 2021


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LA MAGDALENA Mercado La Magdalena - Directiva del Mercado 2021 Lavanderías Municipales La Magdalena Señora Gladys Ordoñez – Presidenta del Barrio La Magdalena

ESPACIOS PARA CASA ABIERTA LA MARISCAL El Útero, Espacio Sociocultural. Instituto Brasileño de la Cultura Estudio de percusión | Hotel Plaza Teatro Patio de Comedias Villa Celia | Fundación Zaldumbide Rosales Hotel Silberstein El Cafecito Torno Co Lab SAN MARCOS Museo Archivo de Arquitectura del Ecuador Casa Coraje Taller Sonia Rosales Casa Taller Pinta Selva Madera Noble Taller de joyería GUÁPULO RAMA estudio Casa Handel Guayasamín Taller Museo Villa Ema Ananké Guápulo Café cultural Guápulo La Terraza de Guápulo Hacienda Wuasipungo

CRÉDITOS FOTOGRÁFICOS Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito. 2021. Archivo BAQ. Archivo MIO2021. Quito BICUBIK. Quito. 2021. Archivo BICUBIK. Quito. Jaime Andrade. Quito. 2021. Archivo personal. Quito. Equipo MIO21









Gestores Culturales:

La Queralt Estudio de Joyería

Estudio de Joyería



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