Conflictos, Violencias y Convivencias en la Universidad

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Conflictos, Violencias y Convivencias en la Universidad Proyecto Bienestar Integral en Ambientes y Convivencia Saludables 2013 - 2015

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©Conflictos, Violencias y Convivencias en la Universidad Proyecto: Bienestar Integral en ambientes y convivencia saludables 2013 - 2015 ©Universidad Nacional de Colombia Rector Ignacio Mantilla Prada Vicerrector General Jorge Iván Bula Escobar Director Nacional de Bienestar Diego Germán Arango Muñoz Vicerrector Sede Bogotá Diego Hernández Losada Director de Bienestar - Sede Bogotá Oscar Arturo Oliveros Garay Asesora - Proyecto de inversión de Dirección de Bienestar María Yolima Suárez Quiroga Jefe Área de Acompañamiento Integral Zulma Camargo Cantor Programa de Convivencia y Cotidianidad Doris Pérez Mateus Lucia Edelmira Garzón Flor Alba Romero Grupo de Investigación Camilo Hernández – Estudiante de Geografía Cindy Rodríguez -Estudiante de Trabajo Social María Camila Fonnegra - Estudiante de Trabajo Social Nataly Maldonado Silva - Estudiante de Geografía Diseño Cristian Alejandro Rubio Puentes Gráficas Germán Andrés Escobar Barbosa Fotografía Archivo - Bienestar Universitario Impresión Grupo Imágenes Noviembre de 2015 Bogotá, Colombia

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Presentación

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a Universidad Nacional de Colombia, como referente desde el ámbito académico, está inmersa en el contexto político, social y económico del país. En Colombia, este contexto incluye el conflicto armado interno, cuya intensidad y prolongación en el tiempo han permeado la vida de la población en todos sus espacios. Sin negar su carácter dinámico y cambiante, el conflicto armado tuvo sus raíces -aún presentes- en violencias estructurales, tales como la desigualdad, la inequidad y la exclusión política, social y económica. Como institución parte del contexto, la conformación poblacional de la Universidad, está constituida a partir de la pluralidad de pensamientos e ideologías; la multiplicidad de razas, etnias, culturas y géneros; y los distintos niveles socioeconómicos, entre otros aspectos, que están presentes en el diario acontecer del Campus. Esta diversidad posibilita un enriquecimiento en la construcción de conocimientos y saberes, a través de la confrontación de ideas y el intercambio social y cultural. Sin embargo, esta confrontación en ocasiones conlleva situaciones conflictivas y hasta violentas, que irrumpen la convivencia y cotidianidad de la comunidad.

Bienestar Universitario de Sede, como instancia que promueve y ejecuta acciones tendientes a la creación de ambientes apropiados para el desarrollo del potencial individual y colectivo de estudiantes, profesores y personal administrativo de la Universidad Nacional de Colombia, contribuye desde el Programa de Convivencia y Cotidianidad del Área de Acompañamiento Integral, entre cuyos objetivos se anota “Promover la convivencia y la resolución pacífica de conflictos entre los miembros de la comunidad universitaria”1, con acciones como las desarrolladas en el marco del proyecto Bienestar Integral en Ambientes y convivencia saludables, cuyo fin es el fortalecimiento de la convivencia dentro del campus universitario, a través de la comprensión de la cotidianidad, de las percepciones conceptuales y de los Resolución 006 de 2009 del Consejo de Bienestar Universitario, Artículo 1, Literal b

saberes de los y las estudiantes. Así, el propósito del proyecto, en lo que correspondió al Programa de Convivencia, se estableció como Reconocer las distintas posturas de los y las estudiantes en torno a los temas de conflicto, violencia y convivencia para así enriquecer el análisis del estado del arte del proyecto, y los Objetivos para conseguirlo se definieron como (i) Conocer las percepciones de los y las estudiantes en torno a los temas de: conflicto, violencia y convivencia, partiendo de su cotidianidad en la Sede, y (ii) Recoger y sistematizar las percepciones de los y las estudiantes con el propósito de fortalecer el Estado del Arte alrededor de los temas: conflicto, violencia y convivencia en la Universidad Nacional de Colombia- Sede Bogotá. Durante el desarrollo del proyecto se indagó sobre las percepciones conceptuales mencionadas, en un nicho de población estudiantil que comprendió entrevistas grupales e individuales, tanto a estudiantes no organizados, como a representantes estudiantiles y a representantes de organizaciones, en el entendido que el debate y la confrontación de ideas fortalece la apertura de canales de diálogo y, por ende, la convivencia misma desde la diversidad y la diferencia. En esta medida, el presente documento ofrece una perspectiva de la convivencia, los conflictos y las violencias con relación a las percepciones de estudiantes, líderes y representantes estudiantiles del campus universitario. En la primera parte se describe el diseño metodológico utilizado para este proyecto y las características generales de quienes participaron. En el segundo apartado se realiza un acercamiento conceptual a los términos indagados: Conflicto, Violencia y Convivencia. En la tercera parte, se describen las percepciones expresadas en torno a los conflictos, violencias y convivencia de los y las estudiantes. El cuarto y último apartado presenta las conclusiones.

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I.

La metodología “la universidad se debe a la sociedad” ACEU

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as acciones desarrolladas por el equipo del Programa de Convivencia y Cotidianidad, en el marco del proyecto Bienestar integral en ambientes y convivencia saludables, se realizaron en modalidad participativa, con estudiantes de pregrado de la Universidad Nacional de Colombia –Sede Bogotá, con los cuales se acordó un consentimiento informado del manejo de la información y se formalizó un compromiso previo de confidencialidad. Para la aplicación de las herramientas metodológicas se obtuvo autorización de dirección de Bienestar de Sede a través del Programa de Convivencia y Cotidianidad. Como estrategia metodológica, se realizó un muestreo inicial, mediante encuesta masiva con pregunta abierta con 163 promotores de convivencia de distintos programas de pregrado, durante el año 2013. El análisis de esta encuesta direccionó la encuesta con pregunta cerrada, que fue aplicada a 431 estudiantes. El equipo había previsto una mayor participación de estudiantes, pero el desarrollo de las actividades evidenció un notable desinterés de las mayorías, así como unas condiciones particulares de contexto del momento, que no fueron favorables a la participación de la comunidad estudiantil. Las encuestas se realizaron a estudiantes parte del Programa Promotores de Convivencia y a estudiantes inscritos en las cátedras de sede Jorge Eliécer Gaitán

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2014-II sobre “Interculturalidad”; la Cátedra Jorge Eliecer Gaitán 2015-I sobre “Diseño inclusivo”, la Cátedra José Celestino Mutis 2014-II sobre “Prevención de cáncer”, la Cátedra José Celestino Mutis 2015-I sobre” Biología: Construyendo país”; y la Cátedra Manuel Ancizar 2015-I sobre “Relatos de País”. La diversidad de la muestra buscó la variedad en las respuestas. Adicionalmente se aplicaron entrevistas semi-estructuradas a 21 estudiantes, a 4 representantes estudiantiles y a representantes de 9 organizaciones estudiantiles, tanto de trabajo “clandestino” como de trabajo “amplio o abierto”. Finalmente, se realizó un ejercicio con 87 estudiantes usando la metodología Phillips 6.6. Los y las estudiantes encuestadas presentan un promedio de 20 años de edad, dado que la mayoría se ubicaron en el rango de los 18 a 21 años (71%), de los que el 56% fueron hombres y el restante 46% mujeres. Es importante notar que la participación del estudiantado en el presente estudio, se constituye en una muestra que no supera el 4% por cada programa de pregrado, que se minimiza aún más si se hace el comparativo con la comunidad estudiantil de la Universidad en la Sede Bogotá, aun así, se considera una muestra representativa para los objetivos del proyecto, relacionados con la percepción conceptual de los temas tratados.


Encuesta Pregunta Abierta Herramienta de carácter cualitativo aplicada a 163 estudiantes de distintos programas de pregrado de la Universidad -sede Bogotá- durante el segundo semestre del 2013, con el propósito de conocer la conceptualización abierta y sin guías de los y las estudiantes en torno al conflicto, la violencia y la convivencia y su relación con la Universidad. El instrumento de recolección de la información se encuentra distribuido en 3 apartados: (i) Conceptos y vivencias del conflicto, (ii) conceptos y vivencias de la violencia, y (iii) conceptos y vivencias de la convivencia.

Los instrumentos de recolección de la información corresponden a las matrices específicas de cada herramienta metodológica aplicada, las cuales se encuentran distribuidas en los siguientes apartados: i) conceptos y vivencias de conflicto, ii) conceptos y vivencias de la violencia, iii) conceptos y vivencias de la convivencia y iv) percepciones de la representación estudiantil. A continuación una breve descripción de cada una de las herramientas utilizadas en el estudio.

Encuesta Pregunta Cerrada Esta encuesta fue de carácter cuantitativo, se realizó principalmente de manera virtual durante el año 2014, tomando como población encuestada a los estudiantes de las cátedras de Sede. En total el instrumento se envió a 3950 estudiantes de los cuales respondieron 431 estudiantes de pregrado de la sede Bogotá, con el propósito de reconocer las concepciones de los y las estudiantes en torno al conflicto, violencia, convivencia y representación en la Universidad. Asimismo, evidenciar como los y las estudiantes relacionan estas concepciones con su vivencia en la universidad. La aplicación de esta herramienta se coordinó con los docentes de las cátedras y se realizó a través de los correos electrónicos. El instrumento de recolección de la información se encuentra distribuido en (i) Conceptos de conflicto, violencia y convivencia; (ii) causas generadoras de conflicto y/o violencia; (iii) Hechos y Actores violentos en la Universidad; (iv) hechos que aportan a la convivencia; y (v) representación.

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Entrevista Semi-estructurada a Estudiantes Herramienta de carácter cualitativo, aplicada a 21 estudiantes de pregrado de la Universidad –Sede Bogotá- durante el 2014, con el propósito de entablar un proceso de dialogo con los estudiantes para indagar sobre las percepciones construidas en relación con los conflictos, las violencias y la convivencia en la universidad. El instrumento de recolección de la información se encuentra compuesto por 10 preguntas orientadoras distribuidas en 3 partes (i) Conceptos y vivencias del conflicto; (ii) conceptos y vivencias de la violencia; y (iii) conceptos y vivencias de la convivencia. La aplicación de entrevistas semi-estructuradas a representantes estudiantiles y a representantes de organizaciones estudiantiles, así como el respectivo análisis, se consignan en el Capítulo III. Técnica Phillips 6.6 En esta actividad se contó con la presencia de 87 estudiantes. La técnica que consiste en la generación de grupos de discusión, que para el caso fueron grupos de a 10 y 11 personas, busca generar una discusión sencilla y autónoma entre los integrantes del grupo por medio de preguntas sobre un tema en particular y con un tiempo corto y regu-

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lado. La aplicación de esta técnica arrojó resultados importantes para el proyecto ya que no sólo se respondió a los hechos de conflicto y convivencia en la Universidad, sino que se consignaron conceptualizaciones, al mismo tiempo que el grupo se autoreguló para lograr los consensos y evidenciar los disensos. Otro aspecto fundamental de la actividad fue que se manejó como taller de formación, en un mismo nivel y con la dinamización de un miembro del equipo. La sistematización arroja que para los estudiantes participantes de esta actividad, los actores de los conflictos en el campus pueden ser todos los actores que componen la Comunidad Universitaria; los conflictos más relevantes que identifican los estudiantes son Bloqueos, Paros y tropeles, falta de democracia, Inseguridad, Consumo de drogas, Imposición de ideas (ya sea de estudiantes, directivas, capuchos), Falta de autonomía universitaria, Invasión del espacio público, la precariaplanta de profesores, infraestructura, financiación y bienestar, entre otros. La sistematización general de las herramientas se procesó a través de matrices construidas por el equipo de trabajo del proyecto. De ellas se realizó un análisis descriptivo de los conocimientos, actitudes y prácticas de los y las estudiantes en torno a los conflictos, las violencias y las convivencias en la universidad. Así mismo este análisis de las percepciones de los conceptos de los estudiantes, estuvo relacionado con una referencia conceptual y teórica sobre los mismos.


II.Conceptualizando... Convivir en la diversidad implica conflicto, pero éste no equivale a violencia (Cascón; 2000).

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omo parte del ejercicio, el equipo de trabajo indaga sobre el marco conceptual, con el fin de tener elementos académicos al momento analizar los distintos instrumentos aplicados y de relacionar las respuestas con el acontecer diario del ámbito universitario. Aquí se anotan algunas de las posturas de reconocidos teóricos. El Conflicto Frecuentemente, el conflicto se comprende como algo negativo que implica la anulación o destrucción física, verbal o simbólica de una de las partes involucradas y, por consiguiente, se cree que se debe evitar o corregir. Sin embargo, esas representaciones se asimilan al concepto de violencia o al resultado de conflictos mal abordados. Según Mejía (1999) estas interpretaciones de entender el conflicto como lo negativo y destructivo se encuentran ligadas a elementos de una cultura capitalista desde los siguientes aspectos: • La verdad como esencia: Se han legitimado verdades absolutas, que omiten otras interpretaciones, logrando así una dicotomía entre verdad/falsedad. • La producción de cosmovisiones totalizantes: tendencia a omitir e ignorar distintas interpretaciones, prevaleciendo una única interpretación. Dando paso a anular el diálogo y la posibilidad de comprender realidades más com-

plejas y múltiples. • La reducción del conocimiento a procesos racionales: existe una distancia entre el conocimiento y la experiencia que no permite reconocer que desde la experiencia se construye conocimiento. • El desacuerdo como enemistad: habitualmente el desacuerdo es visto como traición. Por ende, percibir el desacuerdo como enemistad da paso a anular construcciones desde la diversidad. • Naturalización de las exclusiones: prevalecer interpretaciones y concebirlas como verdad única es un elemento para la exclusión y legitimidad de relaciones de dominación, puesto que un mal manejo del conflicto conlleva a percibir a la otra persona en opositor o enemigo, fortaleciendo discursos de dominación. En lo que refiere a los y las estudiantes encuestados, se observó que están constantemente identificando estas premisas en la cotidianidad de la Universidad. Así, para el 80% de los participantes en la encuesta de pregunta cerrada, el conflicto está relacionado con la anulación de la diversidad de pensamiento, como causa de conflicto y/o violencia en la universidad. No obstante, aunque cada persona comparte un mismo contexto con otros, se desenvuelve de forma particular, según sus necesidades, intereses y percepciones en el ámbito político, económico, social y cultural, lo que obedece a que el desacuerdo y la confrontación sean transversales en las relaciones.

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Por tal motivo, se afirma que el conflicto surge a partir de la diversidad de las necesidades, intereses y percepciones de las personas que generan confrontaciones desde sus distintas perspectivas y estilos de vida. El conflicto es una construcción social, una creación humana que puede ser positiva o negativa según como se aborde, con posibilidades de ser conducido, transformado y superado por las mismas partes. Por eso, es inherente al ser humano como ser social que interacciona con otras personas con las que discrepa, al tener necesidades e intereses contrapuestos. Galtung (1997) menciona que el conflicto es un hecho natural, estructural y permanente del ser humano; es una situación donde los objetivos son incompatibles y no se solucionan - se transforman - es una experiencia vital holística, una dimensión estructural de las relaciones, y está traspasada por las formas de relación de poderes. Por ende, conlleva crisis y oportunidad. De este modo, el conflicto es oportunidad de cambio social, puesto que convivir en la diversidad, la diferencia y la pluralidad de pensamientos, posibilita una fuente de crecimiento y enriquecimiento mutuo. Asimismo, es fundamental para alcanzar la transformación social visto que “al entrar en conflicto con las estructuras injustas y/o aquellas personas que las mantienen, la sociedad puede avanzar hacia modelos mejores” (Cascón, 2000, p.57). Ello implica, que se perciben los conflictos como posibilidad de transformación y cambio social, siempre y cuando sean tramitados dentro de la línea de no violencia y los valores de respeto mutuo, tolerancia y aceptación del otro. A efectos de clarificar las diferentes posturas observadas en el desarrollo del proyecto, es importante resaltar que la Organización Estudiantes UN plantea “solamente del conflicto 8

surgen las posibilidades de acuerdos o de nuevos desacuerdos o de nuevas preguntas” lo cual implica un acercamiento a la postura de Cascón en relación con la concepción del conflicto como elemento transformador, pero se alejan del mismo en los elementos relacionados con la violencia, ya que para ellos la violencia es necesaria e imperativa si se quiere lograr esa transformación. Sin embargo, cada conflicto tiene sus particularidades, de ahí que es necesario abordar sus raíces, su evolución, vinculaciones, actores y posibilidades de transformación o regulación. Muñoz (1997) en el manejo de conflictos sugiere el método “reconocer para negociar”, el cual es un conjunto de reglas y principios que deben aplicarse durante el proceso de gestión de un conflicto, basados fundamentalmente en la necesidad de reconocer al contrario y con el propósito de alcanzar acuerdos justos. Bajo este método se considera que un conflicto se puede analizar desde cinco puntos de vista: las causas que le dieron origen; el tiempo, modo y lugar donde se desarrolla; las dimensiones; las partes involucradas; y las relaciones de poder. Es decir, se sitúa el conflicto en un contexto histórico y bajo circunstancias en las cuales surge y evoluciona. La pluralidad de posturas, puntos de vista y percepciones de la comunidad encuestada, se ven reflejadas en las diferentes respuestas de las herramientas metodológicas. En lo referente al conflicto, están más direccionadas a ver el conflicto como un proceso, con unas causas que lo generan, unos actores o protagonistas y un contexto particular y que, en ese mismo sentido se debe tener en cuenta el contexto universitario, la comunidad y las causas del conflicto para poder mejorar la convivencia.


En las respuestas de los y las estudiantes en las herramientas fue recurrente encontrar cómo para los estudiantes la única manera de que haya convivencia en el campus es tratando de agenciar los conflictos y que para ello se requiere de espacios que potencien el diálogo directo entre los actores de los conflictos macro que se viven en la universidad. Esto se ve reflejado en la encuesta de pregunta cerrada, cuando los estudiantes encuestados, en un porcentaje de 78%, ven cómo hay unas falencias en los espacios de diálogo que pueden llegar a ser una causa de conflicto y/o violencia en la universidad. Otro ejemplo se da en las encuestas con representantes estudiantiles y algunas organizaciones, en planteamientos para mejorar la convivencia, notan la necesidad de espacios nuevos como parte de la solución de los problemas de la universidad y mencionan entre ellos, el congreso universitario y la constituyente universitaria. La Violencia La violencia tiene una indiscutible variedad de manifestaciones e intensidad. Se hace necesario definir su dinámica de desarrollo, los efectos que tiene en su entorno y en los distintos actores y la significación que cuenta con una carga valorativa de tipo emocional que puede ser positiva, negativa, legítima o ilegítima y que está directamente relacionada con la vivencia, cuestión que posibilita hablar de la existencia de violencias. Para Maturana (1995), La emoción determina la manera como los involucrados en una relación de poder, especialmente “el

subordinado” viven dicha relación, el emocionar define el espacio psíquico en el que, por ejemplo, un arma es un instrumento de agresión y de violencia. Así, la emoción con que se vive la relación define si el desequilibrio de poder se naturaliza, normaliza e invisibiliza o, por otro lado, se cuestiona y rechaza. La violencia es un fenómeno cultural que se reproduce en el espacio psíquico donde se da la vida cotidiana de los seres humanos, cuando alguien se relaciona con otra o con otro, de cualquier manera que le exija un sometimiento desde la autoridad, la razón o la fuerza que lo anula, lo niega, lo destruye. El desarrollo teórico resalta la violencia estructural, que Galtung conceptualiza como “la violencia que forma parte de la estructura social y que impide cubrir las necesidades básicas, como la generada por la desigualdad social, el paro, la malnutrición, la carencia de servicios sanitarios y educativos básicos, etc.” (Escuela de Cultura de Paz de Barcelona, 2013). Justamente, Hernández (2002) reconoce que la violencia es uno de los problemas sociales que forma parte de las propias carencias del Estado, expresadas en exceso de represión y en incapacidad punitiva. A su vez, Maturana (2012) afirma que la violencia revela la historia cultural basada en unas condiciones de discriminación y negación impuestas por las personas que ejercen dominación sobre las otras o los otros, dichas condiciones llevan a los seres humanos a responder violentamente. Lo anterior supone que el ser humano no es naturalmente violento sino que la violencia es una formación cultural producto del resentimiento, el odio o el enojo resultante de los desequilibrios de poder.

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Violencia Directa

Visible

Invisible

Violencia Cultural

Violencia Estructural

Como lo expresa Maturana (1995) analizando las ideas del Sociólogo Johan Galtung (1969) y su teoría del Triángulo de la violencia existen tres tipos de violencia que se interrelacionan, la violencia directa, la violencia estructural y la violencia cultural. Es así que las causas de la violencia directa pueden estar relacionadas con la violencia estructural y/o justificadas por la violencia cultural.

En lo que refiere a la población estudiantil consultada en encuesta abierta, el 71%, afirma que se ejercen distintas formas de violencia en el Campus. Se podría afirmar que se recogen en la postura del sociólogo Galtung sobre la existencia de distintas formas de violencias y que ellos y ellas determinan como violencias: al ambiente, Sexual, Patrimonial, Económica, Política, Social, Institucional, Laboral, Docente, Mediática, de Género, e Indirecta. Es de resaltar que las violencias que más reconocen los y las estudiantes son la violencia Psicológica/verbal, la violencia Cultural y Simbólica, y la violencia Física.

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La violencia directa es el tipo de violencia más visible y tiene que ver con las agresiones de tipo físico o psicológico y la violencia cultural se refiere a los elementos del orden simbólico o cultural (religión, lengua, artes, ciencias…) que se utilizan para justificar o legitimar, tanto la violencia directa como la estructural. Se instrumentaliza lo simbólico-cultural para naturalizar y normalizar la violencia profunda, así pues, esta es catalogada como “cultura de la violencia” (Escuela de Cultura de Paz de Barcelona, 2013). Las dinámicas de poder desiguales y la exclusión social hacen de la violencia un acto comunicativo, una expresión de los límites establecidos dentro de sistemas socioculturales. El carácter mutable y dinámico de la violencia hacen que su observación profunda esté ligada al estudio del contexto histórico en que se presenta, la legitimidad de muchas de las acciones violentas se transforma a través del tiempo. Importante señalar que Hernández (2002) afirma que la posibilidad de transformación y desactivación de la violencia implica tener en cuenta una perspectiva histórica de la misma, es decir, una comprensión espacial y temporal en la creación, permanencia y potencialización histórica de la violencia. Así, permitirá construir nuevas bases de convivencia social. También, manifiesta que en todo espacio relacional (espacial/temporal) donde se exprese la violencia se puede distinguir:


1) Una dimensión claramente manifiesta y visible conformada por comportamientos humanos, verbal y físicamente significados como violentos o agresivos (“hechos de violencia”), por los efectos materiales (daños materiales) y humanos (muertos, heridos, violados, refugiados) de ese tipo de comportamientos. 2) Una dimensión sociocultural latente, reconocible como espacio psíquico, conformada por actitudes, suposiciones, cogniciones, emociones, representaciones, ideologías, mitos, símbolos que justifican/censuran, estimulan-/controlan, aceptan/niegan y valoran negativa/positivamente la violencia en la interrelación humana. A éste se han incorporado los mitos de gloria y culpa de los “vencedores” y los traumas y culpas de los “perdedores”, como efecto de procesos de pasadas experiencias violentas. 3) Una dimensión estructural latente conformada por conflictos y contradicciones, la mayoría cementados y solidificados por estructuras sociales y sistemas culturales, significados o no como injustos en sus consecuencias relacionales. (Hernández, 2002, p. 67) Si bien, algunos planteamientos argumentan la violencia como una necesidad, Arendt señala que La violencia, siendo por su naturaleza un instrumento, es racional hasta el punto en que resulte efectiva para alcanzar el fin que deba justificarla. Y dado que cuando actuamos nunca conocemos con certeza las consecuencias eventuales de lo que estamos haciendo, la violencia seguirá siendo racional sólo mientras persiga fines a corto plazo. La violencia no promueve causas, ni la historia ni la revolución, ni el progreso ni la reacción; pero puede servir para dramatizar agravios y llevarlos a la atención pública (Arendt, 2005, p.107).

Estudiosos del tema de la violencia como Humberto Maturana, Tosca Hernández y Gonzalo Sánchez, proponen una serie de acciones para la transformación y eliminación de las formas de violencia, entender que la violencia es histórica, diacrónica y dinámica en discursos, interpretaciones y acciones, permite reconocer y pensar la posibilidad de transformación y desactivación de la misma. Como complemento, Sánchez (2000) parte de reconocer que la violencia ha afectado el tejido social de manera que se vuelve imperativo reconstruir valores, solidaridades y conductas y Maturana (1995) le apuesta al real ejercicio del respeto, entendido como la legitimidad de la otra o del otro, para acabar con la violencia. La Convivencia La convivencia es un factor muy importante para la supervivencia de muchas especies. De hecho, para la humanidad, la vida en comunidad ha sido fundamental para el desarrollo de la especie. La gran evolución intelectual y tecnológica ha sido gracias al agrupamiento y división de tareas de los seres humanos. Como seres sociales y entre mejor nos relacionemos, más fructíferas son para todos las relaciones y se fortalece la convivencia, que se traduce en bien estar individual y común. Se ha venido consolidando un estudio serio y acucioso frente a la idea de convivencia, relacionándolo, en muchas de las ocasiones con la cultura de paz y el bienestar. Por ejemplo, la definición de convivencia que plantea el Ministerio del Interior y de Justicia, a saber: Es la capacidad de vivir juntos respetándonos y consensuando las normas básicas. Es la cualidad que posee el conjunto de relaciones cotidianas entre los miembros de una sociedad cuando se han armonizado los intereses individuales con los colectivos, y por tanto, cuando los conflictos se desenvuelven de manera constructiva. (Romero, 2011, p.69) 11


Aquí es necesario insistir en la confusión que continúa presentándose entre conflicto y violencia, relacionada con la confusión entre agresividad y violencia. En muchas ocasiones se encuentran personas que defienden la violencia como un instinto o pulsión humana, cuando en realidad lo que parecen afirmar es la agresividad. En relación con la convivencia, es notorio que en la universidad existen muchas relaciones que conllevan agresividades y no necesariamente violencias pero que en ese contexto, éstas afectan la convivencia en lo cotidiano. Hechos como choques entre estudiantes y administrativos por la atención, son ejemplos. Romero (2011) enfatiza en la inherencia de la vida en comunidad, de la sociabilidad humana. Convivir es justamente eso, vivir con otros. La convivencia implica innumerables relaciones entre diferentes personas con pensamientos y sentimientos diferentes. A lo largo de la historia de la humanidad se han hecho incontables esfuerzos por generar la convivencia entre todos. Por ejemplo, la Declaración Universal de los Derechos Humanos es una herramienta elaborada en conjunto y para la regulación general de la población. Grosso modo, se puede resumir convivencia, desde el texto “convivencia desde la diversidad”, en una manera de convivir en un ambiente de respeto, aceptación de las diferencias, un ambiente donde se saca el mejor provecho de los conflictos y sobre todo, un ambiente de aprendizaje. En el documento del ministerio de educación nacional, Política educativa para la formación escolar en la convivencia, se relaciona la convivencia con las facultades para relacionarse con otras

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personas, relaciones de calidad, con un alto grado de tolerancia y respeto (mutuo). Se explicita que en ausencia de esos dos factores, respeto y tolerancia, se genera violencia y por tanto, se deterioran las relaciones (cf. Política, 6). Dentro de esta definición, o esta manera de entender la convivencia, se manifiesta la necesidad de ciertos conocimientos, y además, habilidades, competencias y capacidades que ayuden a que los individuos actúen constructivamente en comunidad. Es decir, además de tener ciertos conceptos éticos es necesario desarrollar competencias como el manejo o control de los sentimientos, la escucha activa, el análisis y la argumentación para cualquier tipo de discusión, etc. En el texto de Tuvilla Convivencia escolar y resolución pacífica de conflictos, se enfatiza en la convivencia escolar de cada miembro de la comunidad educativa y se establece como un elemento importante, la cultura de paz como “nuevo” mecanismo para abordar los conflictos. La convivencia escolar es entendida como las interrelaciones de todos los miembros de la comunidad educativa y la manera en como esto afecta el desarrollo ético, socio-afectivo e intelectual de los estudiantes (Tuvilla, 2004, p.13). El autor considera importante la relación evidente que hay entre la convivencia en la comunidad educativa y la convivencia en la sociedad. La educación es el cimiento de la sociedad, en esta etapa de construcción es donde se definen los futuros ciudadanos. Pero a su vez, la universidad no está aislada y refleja la convivencia que se expresa en la sociedad, es decir, es una relación reciproca que ayuda o puede empeorar la convivencia tanto en la comunidad académica como en la sociedad.


Al aplicar los instrumentos se notan coincidencias con las anteriores ideas y conceptos, así, los representantes de organizaciones entrevistadas argumentan que la convivencia es autonomía; hablan de una convivencia armónica equiparada con un ambiente democrático, es decir, “parte de la convivencia es que los estudiantes se sientan con oportunidad de decidir”, que puedan ser escuchados. Otra idea central está alrededor de ver a la Universidad como un centro académico de debate y de lucha de ideas, en donde la convivencia tiene que ver con el trámite que se da a los conflictos y la composición socio-económica de la comunidad universitaria. En lo que respecta a la entrevista a estudiantes, cuando conceptualizan la convivencia se encuentran ideas fuerza relacionadas con: Acuerdo mutuo entre actores (10%), Construcción a partir de uno y con otros (4%), Convivencia es la mediación del conflicto y estrechar los lazos humanos (6%), Convivencia es convivir con los demás, junto a un conjunto de valores (humildad, aceptación, respeto) (29%), Convivir con otros (8%), convivir de manera pacífica (9%), Convivencia es convivir reconociendo las diferencias y el establecimiento de límites (24%), y es una experiencia de vida con un grupo de individuos que comparten un espacio y el poder de adaptarse al mismo (9%).

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III.

Los Hallazgos

“La violencia asociada a una agresión que deviene de las dificultades de las personas o grupos para solucionar sus conflictos de manera sana, da una carga valorativa negativa a la misma en cuanto hace parte de un “conflicto mal llevado”. (Estudiante, 2014)

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n este apartado se presentan los resultados y análisis de las distintas herramientas aplicadas a la muestra de la población descrita arriba. Enseguida se detallan los análisis de los aportes generales de las entrevistas con los y las representantes estudiantiles y representantes de las organizaciones estudiantiles. Acto seguido, se presentan las percepciones de la comunidad estudiantil entrevistada y, con el fin de optimizar la presentación de resultados, se hace un análisis que revisa las respuestas sistematizadas de los distintos tipos de formatos aplicados a los distintos grupos de estudiantes consultados. Importante tener en cuenta que, la sistematización que se presenta en gráficas, responde a la compilación de los porcentajes más altos de las preguntas relacionadas con los bloques temáticos, es decir, se grafican las respuestas más representativas relacionadas con el conflicto, con la violencia y, finalmente, con la convivencia. Voces de la representación Estudiantil La constitución política colombiana consigna la participación de sus ciudadanos y ciudadanas en las decisiones transcendentes para la vida económica, política, social y cultural de la nación, con el fin de que se tenga la posibilidad de participar e intervenir activamente en el control de la planeación, el seguimiento y la vigilancia de la gestión pública. En la Universidad,

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esta participación se hace efectiva a través de la representación estudiantil. Según el ministerio de Educación la figura de representante estudiantil es “un espacio de participación de los alumnos para que expresen, a través de sus delegados, el pensamiento estudiantil, sus expectativas, necesidades y propuestas”. Por tal motivo, un Representante Estudiantil aporta desde su ámbito universitario al desarrollo continuo de proyectos educativos pertinentes a los y las estudiantes. En la universidad Nacional de Colombia la figura de Representante Estudiantil se consigna en el Acuerdo 044 de 2009, capitulo IV De la participación, organización y Representación Estudiantil, más específicamente, en el artículo 12 donde se determina como: la figura sobre la cual las y los estudiantes ejercen su autonomía y su derecho a la participación democrática (consagrados en la constitución política). Por ende, los y las Representantes Estudiantiles elegidos son integrantes de los cuerpos colegiados de la universidad y desde ahí aportan al bienestar universitario. Además de los requerimientos para ser Representante, el Acuerdo establece la participación con voz y voto en el cuerpo colegiado para el que fue elegido, ser informado de forma oportuna y pertinente sobre las decisiones que adopten las diferentes instancias de la universidad, solicitar apoyo logístico, académico y económico para el ejercicio de la representación estudiantil y convocar a sus representados. A su vez, los representantes estudiantiles deben asistir y participar como miembro del cuerpo colegiado para el que fue elegido, informar a los y las estudiantes,

2. Ministerio de Educación. Consultada el 16 de septiembre de 2015: http://www.mineducacion.gov.co/observatorio/1722/article-300505.html


asistir a las reuniones convocadas por los y las estudiantes; for- representación estudiantil como un consejo estudiantil con el mular, diseñar y/o ejecutar propuestas para fortalecer y conso- fin de integrar a las y los estudiantes en los procesos de particilidar la representación estudiantil en consonancia con la mi- pación en la universidad. sión y las funciones de la Universidad. Los y las entrevistadas mencionan que la representación esLa Universidad Nacional de Colombia –Sede Bogotá- cuenta tudiantil es una figura que traspasa la institucionalidad. Ésta con: Dos Representantes Estudiantiles de pregrado de Consejo subyace de los mismos procesos de la organización estudianSede, un Representante de Bienestar Nacional, un Represen- til o por el liderazgo de una persona o varias en un momento tante Estudiantil por Facultad (11 facultades), un Represen- especifico del movimiento estudiantil. No obstante, reconocen tante Estudiantil ante el comité de facultad para la resolución diferencias entre representación y el liderazgo. Para algunos, de conflictos y aspectos disciplinarios. Asimismo, se encuen- el liderazgo en los procesos educativos y políticos conlleva a la tran los comités de Representantes Estudiantiles, quienes se representación estudiantil. Para otros, la representación estuconstituyen como organización estudiantil que discuten y ca- diantil y el liderazgo son distintos, aunque pueden converger nalizan con la población estudiantil los intereses colectivos y la en ocasiones. toma de decisiones en relación con la Universidad. Por otra parte, los representantes encuestados reconocen que Dado que los y las representantes son parte activa en la coti- esta figura ha perdido legitimidad entre los y las estudiantes, dianidad de la universidad, se realizó una entrevista individual a causa de las circunstancias en las cuales se desarrolla, tales y semiestructurada a cinco de ellos, durante el segundo semes- como (i) la carencia de mecanismos de comunicación “no hay tre de 2014 -dos de representación Estudiantil ante el comité mecanismos claros de diálogo respecto a la comunidad estuAsesor de Antropología, un Representante por pregrado ante diantil que deben ser gestados. Últimamente se ha manejado el Consejo de Sede de la Universidad, un Representante ante el por medio del correo institucional y por las redes sociales en comité asesor de la Maestría (Estudios Políticos del Instituto internet. Pero no hay comunicaciones efectivas, sino con un de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales), un Repre- espacio parcial del estudiantado.” (Representante Estudiantil, sentante ante el Consejo de Bienestar Universitario y el comité 2014); (ii) la jerarquía y prevalencia en la participación y procesos estudiantiles “es necesario la horizontalidad en los procesos Asesor de Estadística-. y la participación de todos los estudiantes para poder incidir en Los Representantes Estudiantiles consideran que la participa- el rumbo de la universidad” (Representante Estudiantil, 2014); ción y toma de decisiones es reducida y limitada a pesar “de ser y por último (iii) mencionan la necesidad de realizar ejercicios el estudiante quien convive en la universidad”, por lo que exis- de autocrítica entre los y las representantes estudiantiles, dado te poca apropiación de la figura de representante Estudiantil. que la representación estudiantil se enfoca en las organizacioAnte esta situación, existen procesos como la representación nes estudiantiles omitiendo a los y las estudiantes “represenestudiantil del comité asesor de Antropología, quien asume la tantes parecieran no representar al estudiantado 15


sino a las organizaciones” (Representante Estudiantil, 2014). Por tal motivo, ellos consideran que la Representación Estudiantil se empodera a través de fortalecer la participación estudiantil y el acompañamiento de la representación, con el fin de defender el carácter decisorio de los y las estudiantes. A la par, la representación estudiantil se encuentra involucrada en la coordinación, orientación y asesoría en el bienestar universitario para los y las estudiantes, lo que implica apostar por convivencias saludables que posibiliten el desarrollo individual y colectivo. Y aquí entra la conceptualización de los y las representantes del término convivencia, entendida como vivir al parámetro de unos acuerdos de mayorías y unas reglas establecidas; que se desarrolla a través de la participación democrática y en igualdad de condiciones; que significa convivir con las diferencias y en la búsqueda de canales para la resolución de los conflictos que surgen en medio de las relaciones sociales. En palabras de uno de ellos: “Convivir a partir de reconocernos diferentes, convivir no quiere decir paz, creo que convivir también es darse cuenta que hay conflictos, que son inherentes, pero pueden ser conflictos, o subsanados o conflictos no tan graves (…) Convivir no implica justamente que todo sea pacifico que todo sea tranquilo, también implica ese tipo de roces, pero también permiten en algunos lugares, construir otras posibilidades” (Representante Estudiantil, 2014)

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Así que la convivencia se encuentra constituida por los conflictos, que según los Representantes Estudiantiles simbolizan la transgresión de esos acuerdos ya establecidos o la imposición de normas de convivencia. Sin embargo, destacan que los conflictos son inherentes dado que personifican las distintas posiciones, intereses y condiciones que puede lograr o no un acuerdo. De esta manera, los conflictos aportan a las transformaciones sociales. Tal como afirma un representante: “Conflicto para mi es una situación permanente que se vive no solo dentro de la universidad sino en cualquier espacio, territorio en el que convivan seres humanos, es producto de la diversidad de intereses, exigencias, reivindicaciones, oportunidades y demás que se presentan en determinado contexto.” (Representante Estudiantil, 2014) En la universidad los y las estudiantes que figuran la representación estudiantil reconocen algunos conflictos en el campus como: la falta de participación y de decisión de los estudiantes, el modelo de distribución de los recursos, la forma de elegir las directivas y representantes estudiantiles y las condiciones laborales, entre otras. En lo que corresponde a la violencia se comprende como “un mecanismo, un medio legitimo o ilegitimo de resolución de conflictos que se caracteriza por el ejercicio de la fuerza física o simbólica ejercida de manera económica, cultural, simbólica por ciertas personas o grupos.” (Representante Estudiantil, 2014)


Por último, afirman que la representación Estudiantil ha aportado a la convivencia de la universidad a través de acciones como la conformación de espacios de encuentro y diálogo con la comunidad universitaria y la participación en la transformación de conflictos y violencias que afectan la comunidad estudiantil. Voces desde las Organizaciones Estudiantiles El Acuerdo 044 de 2009, en su artículo 11 del Capítulo IV, plantea que “la organización estudiantil comprende el conjunto de expresiones asociativas de distinto orden, ya sea cultural, político, académico, social, deportivo o religioso, que el estudiantado constituye en ejercicio del derecho a la libre asociación, para asumir en forma autónoma y responsable su pertenencia y su participación en la vida universitaria y su contribución y aportes a la solución de problemas en consonancia con la misión de la universidad”. Este es el reconocimiento institucional de las organizaciones estudiantiles que desarrollan trabajo político en la Sede Bogotá, algunas de ellas articuladas al nivel nacional, regional o local. Dentro de las organizaciones presentes en la Sede Bogotá, se encuentran las de tipo “clandestino” y las que se autodenominan organizaciones amplias o de trabajo “abierto”. Algunas de estas organizaciones se reconocen como organizaciones políticas, organizaciones político-militares, organizaciones políticas de masas, organizaciones de masas y organizaciones gremiales, entre otras. Teniendo en cuenta la normatividad de la universidad y los objetivos del proyecto, se cursaron invitaciones a las que respondieron 9 organizaciones, tanto de trabajo “abierto” como “clandestino”. Otras organizaciones decidieron no participar porque consideraron que sus concepciones políticas se distancian de los objetivos del proyecto.

Para acceder a las posturas políticas y a las percepciones de las organizaciones, se aplicó una entrevista colectiva y semiestructurada con preguntas que buscaban conocer su trayectoria histórica, sus objetivos, las tendencias políticas, las corrientes teóricas, hasta conocer su percepción sobre los conflictos y las problemáticas de la universidad. En general, las organizaciones entrevistadas se consideran organizaciones de izquierda o revolucionarias. Algunas no se consideran adscritas a una tendencia política definida, otras se reconocen como nacionalistas, antiimperialistas, anticapitalistas, socialistas, marxistas, internacionalistas, antifascistas, y otras se distinguen como organizaciones pluralistas. En suma, las organizaciones reconocen en términos generales la importancia de la teoría, aunque plantean la necesidad de recoger las posturas y postulados de diferentes autores. Se destaca la importancia que han tomado para éstas, los teóricos o referentes latinoamericanos y los mismos colombianos. De las entrevistas realizadas, se deduce que las organizaciones tienen unos objetivos políticos claros. De manera muy general, se podría decir que las organizaciones luchan por la construcción y por la defensa de la educación como un derecho fundamental y como bien común, entienden que ese es su aporte a la construcción de un programa democrático y revolucionario del país. Por ello, en sus propósitos se encuentra la politización del estudiantado, que en otras palabras se comprende como el bagaje de herramientas brindadas a estudiantes para que puedan analizar la realidad de la universidad y del país.

4. Las organizaciones estudiantiles de carácter clandestino conciben que la política es abierta y lo clandestino es su estructura, en este sentido, algunas de ellas no se reconocen como organizaciones clandestinas, sino que realizan acciones en las cuales su identidad se protege a través de un “trapo” o “capucha.”

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Por otro lado, entre las organizaciones se reconocen las siguientes contrariedades que irrumpen con la convivencia en el campus: •Falta de Democracia o antidemocracia •Autoritarismo en las tomas de decisiones •Ilegitimidad de las directivas por la manera de elección •Falta de espacios para el debate, la discusión y la concertación del rumbo de la universidad. •Problemas en la autonomía Universitaria; falta de libertad de expresión, libertad de cátedra. Aunque no hubo una concepción muy clara de lo que significa la convivencia y la relación con los conflictos en la mayoría de las organizaciones, es de resaltar la postura política de una de ellas en lo referente a este tema “Se nota una tendencia en la convivencia como la ausencia de conflictos, nosotros no creemos que la convivencia sea la ausencia del conflicto, no puede ser la ausencia del conflicto, porque el conflicto existe, está presente en cualquier proceso humano, cualquier proceso social, incluso en los procesos naturales y no puede pretenderse que lo que genera conflicto, que genera inconformidad para los que manejan la universidad o que orientan políticamente la universidad, sea contrario a la

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convivencia”. Este planteamiento se complementa con la siguiente apreciación “el criterio nuestro de convivencia para empezar, es reconocer la existencia de diferentes posturas, la existencia del conflicto, solamente del conflicto surgen las posibilidades de acuerdos o de nuevos desacuerdos o de nuevas preguntas”. Percepciones Estudiantiles El Acuerdo 044 de 2009, en su artículo 5 establece que “Los estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia son titulares de todos los derechos que le son inherentes a su condición humana y de ciudadano colombiano”, reconociéndolos como ciudadanos y ciudadanas de participación, opinión crítica y organización en torno a las dinámicas de la Universidad Nacional. En esta medida, la percepción y opinión de los y las estudiantes con relación a los conflictos, violencias y convivencias dentro de la Universidad, evidencia aspectos comunes necesarios para una convivencia saludable entre todos sus integrantes. Para ello se utilizaron cuatro herramientas metodológicas: Encuesta pregunta abierta, Encuesta pregunta cerrada, Phillips 6.6 y Entrevistas estructuradas. En seguida se presenta el análisis, graficando las respuestas más representativas de cada bloque temático.


Conceptos y vivencias del conflicto

Teniendo en cuenta que la mayoría de los y las estudiantes encuestados, tienen claridad al afirmar que el conflicto no es lo mismo que la violencia, y sienten que la violencia lleva un conflicto implícito, aunque, el conflicto no necesariamente implique violencia, deriva en el reconocimiento consignado por la mitad de las personas encuestadas, que afirman que el conflicto aporta al cambio social. Se reafirma así la idea que el conflicto es inherente al ser humano y conlleva la evolución del ser humano, pero también de las relaciones sociales y del mismo conflicto. Es en este sentido que se plantea que el conflicto no se puede acabar sino que este se transforma y evoluciona en

otros conflictos. Mediar el conflicto no implica tratar de acabar con él, hay que entender que el conflicto es un proceso que se da en un contexto determinado con unos actores y unas causas que lo han generado y en ese sentido, la mediación no se puede dar como un actor tomando partido por una postura en el conflicto. Aunque en menor escala, es importante consignar aquí que el 45% de los y las estudiantes encuestadas reconocen que el conflicto no implica la anulación de la parte contraria. Ello refuerza la idea del conflicto como parte del quehacer humano. Entre los participantes el conflicto adquiere distintas atribuciones que conllevan a las concepciones de los estudiantes sobre el mismo. Por una parte, el conflicto es entendido como una pugna de intereses o una confrontación entre posturas, así, esta percepción del conflicto se relaciona en la concepción de Muñoz (1997) donde el conflicto es “aquella situación en la cual uno o varios actores están en dificultad con ellos mismos o con otros por circunstancias sobre las que en su momento no se tiene conformidad. Esto es, cuando el actor o los actores están en confrontación con una idea, meta o forma de percibir las cosas, originada en la necesidad de resolver necesidades propias o ajenas” (Muñoz, 1997: 18). Por otra parte, los participantes exponen que el conflicto es lo completamente opuesto a la convivencia, el vivir de buena manera. El conflicto es la expresión latente a la no aceptación de las diferencias y desacuerdos. Los y las participantes reconocen que los conflictos que se desarrollan en la cotidianidad de la Universidad, se pueden dar por el uso del espacio público, por las prácticas de la vigilancia privada hacia las y los estudiantes, por la negligencia de los órganos administrativos en cuanto a solicitudes estudiantiles se refiere, y por el no cumplimiento de acuerdos de estudiantes o profesores en ámbitos académicos, elementos tales que se configuran como conflictos cotidianos. De modo que algunos estudiantes reconocen la participación en los conflictos que se dan en el marco de las protestas estudiantiles, disturbios y en la defensa de los derechos propios o de terceros. En este sentido, los participantes manifiestan que los conflictos en el campus existen debido a la realidad política y social de la Universidad, entre ellos: 19


• Los problemas de financiación y por lo tanto de la vulneración del derecho a la educación de calidad de miles de estudiantes. • El uso del espacio púbico y la utilización de las paredes como medio de comunicación alternativa por estudiantes politizados o por artistas • Conflictos generados por agentes ajenos a la Universidad, los cuales perpetran robos y representan una amenaza para toda la comunidad universitaria. • Las trabas burocráticas ejercidas por algunos administrativos de la Universidad representan un conflicto para algunos estudiantes. • Las diferencias culturales y las condiciones estructurales en una sociedad que no acepta la diferencia, genera un ambiente propicio para los conflictos que devienen de sistemas de dominación como el racismo, el machismo, la xenofobia, etc.

conflictos en la Universidad. • El uso del espacio de la Universidad para el microtráfico y consumo de drogas, de igual manera importantes espacios físicos de la Universidad se emplean por muchos y muchas para el consumo de alcohol. • Son ampliamente reconocidos los conflictos que surgen de la relación entre estudiantes y Directivas de la Universidad, los cuáles son explicados por algunos entrevistados como abuso de autoridad y prácticas arbitrarias e impositivas de las Directivas, las cuales afectan la dinámica académica de las y los estudiantes. • La intolerancia y la falta de respeto por opiniones o posiciones contrarias son actitudes que propician la existencia de conflictos dentro de la Universidad. • El no cumplimiento de los roles de los profesores, estudiantes o administrativos de la Universidad, también puede ser motivo de conflicto.

• Uno de los conflictos más evidentes para las y los estudiantes tiene que ver con la confrontación entre estudiantes Conceptos y vivencias de la violencia encapuchados y la policía. Partiendo de reconocer que la violencia se ejerce en distin• La apropiación del campus por parte de todos los y las estu- tas dimensiones como la acción física contra una persona o diantes se ha venido coartando debido a que en los últimos dentro de una estructura social con manifestaciones de poder años se ha desarrollado una política que ha empoderado a desigual, las dos legitimadas o no por la cultura, el instrula vigilancia privada, dándoles la posibilidad de decidir so- mento de recolección de información indaga la percepción de bre el ingreso de las y los estudiantes y de dirigir agresiones la violencia en relación con el trascurrir cotidiano en la unihacia ellos y ellas, lo que constituye para muchos uno de los versidad. 20


Para los y las estudiantes encuestadas, en unos porcentajes de 73% y 82% respectivamente, la violencia es inherente a las relaciones de poder y es una manera equivocada de resolver el conflicto, a su vez, el 50% considera que la violencia es el final de un conflicto sin resolver. Desde las posturas de violencia analizadas en el Capítulo II y comparando con las otras herramientas utilizadas, la ligazon entre poder y violencia es innegable y no se puede ocultar, lo que preocupa es que los argumentos indican que esas relaciones de poder se dan en todos los estamentos y nivles de la Universidad y que conlleva todo tipo de relaciones. El poder de la seguridad que se lo da un uniforme y en algunos casos las armas; el poder de la academia dado por las notas; el poder dentro del aula entre estudiantes, entre otros. En este sentido, las distintas relaciones podrían generar violencias de diferentes niveles y con diferentes manifestaciones. Puede decirse que esta concepción sobre la violencia se adhiere a las ideas de Maturana (1995), quien la ve como un fenómeno cultural que se reproduce en el espacio psíquico donde se da la vida cotidiana de los seres humanos, cuando alguien se relaciona con otra o con otro de cualquier manera que le exija un sometimiento desde la autoridad, la razón o la fuerza que lo anula, lo niega, lo destruye (Maturana, 1995). Es significativo notar que los y las estudiantes relacionan y diferencian la violencia de lo que se catologa como agresiones y agresividades, es decir, las personas encuestadas entienden que no todo es violencia y que tambien se pueden encontrar expresiones de agresividad y de inconformismo que pueden generar choques “normales”, y que por tanto, las violencias son manifestaciones del inconformismo que se vive en la cotidianidad de la Universidad, que, como se dijo antes, refleja el inconformismo de la sociedad. 21


De manera categórica, con el 85%, los y las estudiantes encuestadas señalan que la violencia en la Universidad la desarrollan variados actores, en contravia con las apreciaciones de algunos, de que solo unos pocos ejercen esa violencia. También es notoria la confirmación conceptual expresada con anterioridad, sobre el ejercicio de varias formas de violencia en el campus. Una de ellas, la violencia de género, es reconocida por el 45% de los y las participantes, lo que ya por sí mismo, implica una importante visibilización que puede generar reflexión y debate, en busca de estrategias para contrarrestarla.

Las personas participantes componen una larga lista de actores generadores de violencia, de donde se puede concluir que, para los estudiantes encuestados, en diferentes escalas, todos somos actores violentos; aunque cabe resaltar que se identifica a los estudiantes y lo hechos que generan, como el mayor actor que ejerce violencia en la universidad. Con un 87%, las organizaciones clandestinas son señaladas como un importante actor generador de violencia en el Campus, seguido de las barras bravas y de las personas expendedoras de psicoactivos. Esto, más que un mapeo de los actores presentes en la Universidad, denota un posicionamiento de principios frente al deber ser de la Institución como referente académico. De otra parte, el análisis de las respuestas sobre las acciones que más generan conflicto al interior del campus, arroja que la comunidad participante señala que las 22


acciones clandestinas y la anulación de la diversidad de pensamiento son los principales generadores de conflicto, incluso llegando a la violencia, con porcentajes de 90% y 80% respectivamente. Al respecto, se puede anotar que la violencia vivida por las acciones clandestinas desarrolladas por distintos tipos de colectivos, son las experiencias más representativas para los y las estudiantes, lo cual no indica que para ellos esto exprese una violencia directa, pero que dado que son elementos que generan una anormalidad en la cotidianidad de la Universidad, pueden ser los hechos más notorios. Todo indica que con la anulación de la diversidad de pensamiento no sucede lo mismo, el simple hecho de que los estudiantes lo manifiesten en un porcentaje tan alto, es signo de que, en algún momento han visto o vivido el desconocimiento de su postura o pensamiento. Esta anulación o desconocimiento, viene de distintos niveles, se argumenta que desde las directivas, pero también se anulan entre los mismos grupos, y anulan a los estudiantes

que no están de acuerdo con sus posturas. Es decir, se anula el pensamiento diferente, lo que podría ser un indicativo de querer generar una idea de pensamiento homogenizado o único, por parte de algunas posturas políticas estudiantiles. Los espacios de diálogo con otro notorio generador de conflicto para las personas encuestadas, con un 78%, que señalan que no se trata de una falta de espacios de diálogo, sino de fallas en los existentes, que no han sido suficientes para poder discutir sobre la Universidad y sus problemas y los que hay, los ven como espacios que no son tenidos en cuenta a la hora de la toma de las decisiones. Este hecho se puede relacionar con otras percepciones que se encontraron en otras herramientas aplicadas, como la necesidad de que en los espacios de diálogo sean vinculantes e incluyentes, de manera que no sea solo discutir sino incidir y decidir.

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La universidad no está exenta de la manifestación de acciones violentas. Muchos de estos hechos se relacionan en la cotidianidad con violencia política, es decir, expresiones violentas producto de grupos que buscan reivindicaciones de esta forma, como los tropeles o disturbios y la toma de edificios, lo que la hace una violencia directa y visible. Sin embargo, las percepciones de los estudiantes también dejan ver unos tipos de violencia estructurada e invisible, como lo es la metodología de elección de las directivas y el autoritarismo de algunos profesores. Este tipo de acciones, aunque no 24

se ven en el cotidiano como una violencia directa sobre los estudiantes, si se relaciona como esa violencia producto de políticas de gobierno o de quienes dirigen la Universidad y que afectan en el diario vivir a los y las estudiantes. Llama la atención, en este mismo sentido, que los y las estudiantes también identifican a los miembros de la vigilancia privada como generadores de hechos violentos, al parecer por contraste con lo que llaman la autonomía y apropiación del Campus. Como planteaba Galtung, la principal Violencia es la estructural y está relacionada con el poder y quienes lo detentan, en este sentido las personas entrevistadas denotan que en la universidad este tipo de violencia tiene manifestación y se da constantemente. Los participantes en las entrevistas reconocen que existen otros tipos de violencia además de la violencia visible o la de agresiones de tipo físico o psicológico. La violencia cultural por ejemplo, se refiere a los elementos del orden simbólico o cultural (religión, lengua, artes, ciencias…) que se utilizan para justificar o legitimar tanto la violencia visible como la invisible. A su vez, se afirma que “La violencia es cierto tipo de acciones que perjudican a una persona o un grupo de personas, que pueden o no estar en conflicto” (Estudiante, 2014). Según Coser (1961), detrás de la violencia sí hay un conflicto, pero que no hay conflicto detrás las actitudes de hostilidad las cuales están más fundamentadas en mitos o suposiciones. Además, en su mayoría los participantes aseguran que la comunidad universitaria –directivas, profesores, trabajadores y estudiantes- es generadora de violencia “Todos, porque hay diversas manifestaciones, pero (…) no existen ni estructuras netamente violentas ni actores netamente violentos. Es entre… estudiantes-directivas-estudiantes por la falta de diálogo, de llegar como a cierto tipo de acuerdos, entonces hay muchos actores. Todos podemos ser actores de un acto violento.” (Estudiantes, 2014).


Conceptos y vivencias de la convivencia En las entrevistas, los estudiantes reconocen que la violencia del país permea a la universidad accediendo así a la reproducción de violencias en el campus. Con la naturalización de la violencia, de las acciones que niegan o silencian al otro, se crea un sustrato cultural favorable para la manifestación y la reproducción de la violencia; se vuelve parte del sustrato cultural la violencia naciente de la estructura social: relaciones de poder desiguales, discriminatorias, excluyentes; la violencia es un modo de convivir (Hernández, 2001). También, afirman que el Estado es un actor parte de la Universidad y como tal no se queda por fuera de la discusión sobre la violencia en la universidad. A la par, los y las participantes reconocen que en la universidad se ejercen distintas violencias, además de las mencionadas, están la violencia simbólica a partir de la indiferencia que de manera consciente o indirecta ejercen las y los estudiantes ante las problemáticas que atraviesa el campus y la violencia espacial que segrega a las personas que tiene condiciones particulares, una de ellas puede reflejarse en la falta de infraestructura adecuada para que las y los estudiantes en condición de discapacidad puedan apropiarse del campus de la misma manera que el resto.

La conceptualización sobre la convivencia la manifestaron los y las estudiantes participantes de una manera diversa, pero muy relacionada entre sí. Se podría afirmar que, en términos generales, la convivencia es vivir con otras personas reconociendo las diferencias (89%) y el establecimiento de límites (91%), para lograr un estado ideal o de convivencia pacífica. Analizando un poco más las afirmaciones, se puede decir que la convivencia está relacionada con un territorio y con los conflictos que se viven en él, entendiendo territorio como ese espacio que es habitado por seres humanos que tienen gustos, deseos, anhelos, formas de ver la realidad, formas de comportarse diferentes y que se encuentran en su cotidianidad y generan conflictos o contradicciones de diferentes niveles de complejidad. Estos conflictos son los que alteran la convivencia, y en ese sentido siempre se va a encontrar una relación entre conflicto y convivencia, llevando al entendimiento de que la convivencia no es la eliminación del conflicto, sino por el contrario, es saber llevar el conflicto, mediar y estrechar lazos en los hechos y elementos en que si se encuentran y convergen los seres humanos, utilizando el conflicto como un elemento de transformación y cambio, como algunos lo dijeron el conflicto positivo, para una convivencia saludable. 25


nocerse los y las estudiantes de la Universidad, se ven como espacios privilegiados para el compartir de manera pacífica y constructiva, en convivencia. Ello puede remitir a la premisa antes expuesta, en el sentido que uno de los problemas que fomentan los conflictos es la mala comunicación y que, con elementos tan sencillos donde la gente se puede expresar, compartir y dar conocer sus opiniones y recibir opiniones de otros, pueden ayudar a la convivencia de la universidad. Llama especialmente la atención, la afirmación mayoritaria (85%) sobre el respeto a las normas, con lo que se reconoce el desarrollo teórico que habla del respeto mutuo por los pensamientos y los sentimientos diferentes, del consenso de las normas básicas, de la armonización de los intereses individuales con los colectivos y la consiguiente necesidad de la -auto y mutua- regulación para la convivencia constructiva. Entre las personas consultadas, un número significativo anotó que las Directivas no están atendiendo las problemáticas desde el fondo, y consideran que hay un espacio grande entre lo que la Administración puede considerar como “fortalecer la convivencia” y lo que las y los estudiantes realmente piensan y necesitan. En este sentido, interpretar los resultados de la encuesta que nos dice que el 94% de los encuestados consideran que las distintas actividades promovidas por Bienestar mejoran la convivencia y que el 89% de los estudiantes opinen que las acciones colectivas gestadas y desarrolladas por estudiantes, tales como las ollas comunitarias, los cine foros, los murales, entre otros, mejoran la convivencia, nos lleva a pensar que las acciones de tipo colectivo donde se pueden acercar, conocerse y reco26

Son pocas las personas que consideran el cierre anticipado de la Universidad los días viernes como un aporte a la sana convivencia, aunque un grupo considera que las medidas ayudan a proteger a la Universidad de agentes externos que se apropiaban del espacio los días viernes por la noche y llevaban a cabo prácticas relacionadas con la venta y el consumo de drogas y alcohol.


En lo que refiere a la Representación Estudiantil y a la elección de las Directivas

La representación estudiantil para muchos es un logro histórico del movimiento estudiantil, tras años de lucha por alcanzarla como un derecho. En ese sentido, la representación no sólo para las organizaciones sino también para los y las estudiantes en general, es una figura emblemática y necesaria, en la cual se participa y ello se ratifica con un 77% de personas encuestadas que confirman su acuerdo con esta figura. No obstante, es preocupante ver cómo la población entrevistada, también considera en un 77%, que ha perdido legitimidad y, quizá lo expresa en su participación en las elecciones, que para el momento sólo alcanzó el 55% de los encuestados. Esta pérdida de legitimidad se puede deber a muchos factores, uno de ellos, lo refieren las mismas personas participantes del estudio, al anotar que las mismas organizaciones reconocen como problema que la representación se ha utilizado como una herramienta política, en beneficio y función de la organización a la cual pertenece el o la representante.

Quizá otra razón a la que se puede deber esa pérdida de legitimidad y baja participación, es a las trabas y obstáculos que se le ha puesto a la misma y que son vistos como problemas para llegar a la representación y ejercerla, que se argumentan en la falta de canales de comunicación y de articulación con los estudiantes. Aunque no es el ideal, es importante que un 65% conozca a sus representantes estudiantiles de Comité Asesor de Carrera y en menos proporción a los representantes de Sede y de facultad. Se argumenta que en medio de campaña para elecciones los candidatos se dan a conocer por medio de los medios que se les prestan, pero ya después de electos se pierde todo vínculo con la comunidad, unas veces por lo dicho anteriormente y otras por omisión de los mismos representantes. 27


Al momento de realizado el estudio, la comunidad encuestada mostró una importante inconformidad con la representatividad de sus representantes, siendo el mayor reconocimiento para los representantes de carrera con apenas un 46% y en menor proporción, la representatividad en Facultad y en la Sede. Llama la atención que el mayor porcentaje de reconocimiento, 53%, se le otorga a otros líderes estudiantiles no elegidos como representantes. Esto no quiere decir, que en este momento todo continúe igual. Es necesario reconocer los esfuerzos de una parte de las directivas, expresada en Bienestar de sede, donde se ha escuchado y abierto canales de comunicación con los representantes estudiantiles, generando herramientas vailosas para que esta tendencia cambie; los correos para los representantes estudiantiles con envios masivos, el re-lanzamiento del periodico estudianitl y espacios en la emisora de la Universidad, son hechos que aportan al fortalecimiento de este importante ejercicio.

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Esta gráfica recoge la reiterada opinión de muchos estudiantes y de las mismas organizaciones y representantes estudiantiles, ya que se argumentó en las distintas herramientas que una de las causas de conflictos al interior de la Universidad es la forma de elección de las directivas. Importante señalar que hay un porcentaje alto de conocimiento de la forma de elección de las directivas, un 73% de los encuestados, que contrasta con el 87% de los y las estudiantes que anotan no estar de acuerdo con la forma de elección de las directivas. Y más preocupante aún, que un 89 % de los y las encuestadas, consideren que esta forma de elección afecta la convivencia en el Campus. El argumento se complementa con la percepción general que considera no democrática la forma de elección de la rectoría, dado que no vincula la opinión de la comunidad universitaria.


IV. A

A manera de Conclusiones

unque en general la información recogida y sistematizada evidencia un nivel importante de percepción sobre los temas de conflicto, violencia y convivencia por parte de las y los estudiantes encuestados y demuestran las posturas políticas de los líderes y organizaciones estudiantiles, es necesario reconocer que los datos compilados no alcanzan a ser una muestra representativa, teniendo en cuenta la población estudiantil total de la Universidad.

El comportamiento de la población encuestada es consistente con lo recogido en todas las herramientas metodológicas, es decir, aunque los hallazgos no se pueden considerar concluyentes al no provenir de una muestra representativa, si se relacionan entre sí. Se puede observar que los estudiantes que participaron en el proyecto, en general comparten miradas sobre lo que pasa en la universidad. A manera de hallazgos relevantes, se pueden anotar: • La comunidad estudiantil encuestada reconoce que puede haber conflicto sin violencia y no violencia sin conflicto; así mismo denotan que la violencia es una manera equivocada de resolver el conflicto. Con ello se puede concluir que la violencia y el conflicto no son lo mismo pero que existe una relación que se debe evitar y reafirman que la única forma de tramitar el conflicto es a través del diálogo y del reconocimiento del otro.

• Una parte importante de los y las estudiantes encuestadas entiende que la violencia está vinculada a relaciones de poder. Así, la única forma de evitar las expresiones de violencia es enfocar el diálogo entre los que desean el poder y los que tienen el poder, no entendiendo el poder como quien ejerce un gobierno, sino entendiendo que existen una cantidad de micro poderes y macro poderes que se disputan entre sí. • Para la mayoría de los participantes, la convivencia es vivir en conjunto reconociendo las diferencias y el establecimiento de límites. Los encuestados nunca plantean que no deban existir normas o reglamentos pero si abogan por que se entienda que en la Universidad existen diferencias y que éstas se deben respetar. En el transcurso del proyecto fue claro como los estudiantes entienden que no hay convivencia si hay una fuerte tendencia a desconocer al otro por su postura política. • El hecho violento que más reconocen los estudiantes son los tropeles o disturbios, se debe decir que es un hecho que en cierta medida afecta a todo el mundo, obstaculiza el libre movimiento, los gases afectan a la población, así como se afecta la academia por los desalojos y cierres de la universidad, en conclusión es un hecho que afecta de manera directa a la población. • De otra parte, un gran porcentaje de estudiantes encuestados consideran que las acciones de Bienestar 29


universitario potencian la convivencia, al igual que las acciones colectivas de las organizaciones. • Las organizaciones reiteran la necesidad de fortalecer el diálogo como mecanismo de fortalecimiento de la democracia, del tratamiento de los conflictos y la convivencia, así como la importancia de ser escuchados y tenidos en cuenta en la toma de decisiones que afectan la cotidianidad de la Universidad Para concluir, el conflicto, la violencia y la convivencia están íntimamente ligados entre sí, lo cual no significa que deban coexistir los tres. Es claro que la violencia tiene unas causas y que en la Universidad se expresan distintos tipos de violencia, desde la violencia estructural invisible que puede residir en las políticas generales que regulan la academia, hasta la violencia directa que expresan las organizaciones clandestinas, que desde su definición la utilizan como un medio para lograr los objetivos establecidos. Sin embargo, se debe generar un cambio en la manera de ver la violencia de parte y parte, para que esta se pueda erradicar de la Universidad como

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violencia cultural, esto no implica suprimir el conflicto, porque éste nunca acaba, no se extingue, se transforma, evoluciona. Lo que sí se puede hacer por medio del diálogo, es lograr que el conflicto no evolucione a violencia. La fuerza, la represión, la anulación nunca van a suprimir los conflictos, antes por el contrario los potencian y muy posiblemente los llevan a expresiones de violencia, el diálogo no entendido como una manera de solo escucha sino de conocimiento y reconocimiento del otro y de su postura, es la salida. Se concluye que la convivencia no solo es el establecimiento de unas reglas, no se puede ver como el manual de convivencia obligado, la convivencia es la posibilidad de compartir y construir el territorio conjuntamente. Así, la convivencia necesita del conflicto, desde la visión positiva del conflicto, porque éste se convierte en potenciador de cambio y posibilidad de tener una buena convivencia entendiéndola como la agencia del conflicto por medio del diálogo, el debate, el escuchar al otro, acciones que en sí mismas generan convivencia y entendimiento de las partes.


Referencias Bibliográficas Arendt, H. (2005) Sobre la violencia, Alianza editorial Cascón, F. (1995). Metodología en la resolución de conflictos. Trabajadores de la Enseñanza. Cascón, F. (2006). Apuntes sobre educar en y para el conflicto y la convivencia. Andalucía educativa, 53. Cascón, P. (2000). Educar en y para el conflicto en los centros. Cuadernos de Pedagogía, (287), 61-66. Hernández, T. (2002) “Re- descubriendo la violencia”, En: “Violencia, sociedad y justicia en América Latina” Clacso. Maturana, H (1995) “Biología y Violencia”, En: “Violencia en sus distintos ámbitos de expresión”. Mejía. R (1999). Conflicto y convivencia en la escuela. Perspectivas. Muñoz, J. N. (1997). Cómo negociar a partir de la importancia del otro. Planeta Colombiana. Romero, F. A. (2011) Convivencia desde la diversidad, Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, Colombia. Sánchez, G. (2000.) “Guerra prolongada y negociaciones inciertas en Colombia”, En: “Violencias y estrategias colectivas en la región”. Colombia. Tuvilla, D. J. (2004) Convivencia escolar y resolución pacífica de conflictos. Junta de Andalucía, Consejería de Educación y Ciencia. Andalucía, España. Escuela de cultura de paz de Barcelona (2013) http://escolapau.uab.cat/index.php?option=com_conten t&view=article&id=189%3Aviolencia&catid=70&Itemid=93&lang=es.

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Calle 44 N° 45-67, Unidad Camilo Torres, Bloque 8, Oficina 401 Conmutador: (57-1) 316 5000 Ext. 10666 - 10546 Correo electrónico: ofiprotecconviv@unal.edu.co www.bienestarbogota.unal.edu.co Bogotá, Colombia


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