St. Vincent “Lo mejor que daré es lo próximo que haga”
Mujeres música en la
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La cantautora habla sobre su elaborado álbum MassEducation y sobre sus planes para 2019. LY N D S E Y H AV E N S
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st. vincent nunca está satisfecha. Ella dice que es porque siempre está creando de un modo u otro: en junio empezó a pasar música e hizo su primer set en septiembre; en octubre reimaginó su disco de 2017 Masseduction como un despojado álbum de piano llamado MassEducation; empezó a producir a otros artistas como parte de un programa que aún no tiene nombre; y afronta su debut como directora de cine, donde hará una versión femenina de El retrato de Dorian Gray, de Oscar Wilde. “Lo mejor que daré es lo próximo que haga”, le dice a Billboard, justo un par de días antes de recibir dos nominaciones al Grammy por MassEducation (el director de arte del álbum, Willo Perron, también tuvo una nominación por Mejor Cubierta del Disco). Pero mientras anuncia más planes para 2019 –incluyendo una performance el 14 de febrero en el Lincoln Center, como parte de la serie American Songbook–, lo próximo y lo mejor que hará en materia musical tiene un final abierto. “Vos te das cuenta cuando lo sentís –afirma–. Cuando un fantasma camina por tu habitación o cuando cantás unas líneas que te hacen llorar. Es ahí cuando sabés que tenés algo especial”. 52 B I L L B O A R D A R | E N E R O , 2 0 1 9
La artista también habla de sus canciones en MassEducation, los éxitos y las pérdidas del Auto-Tune, y por qué se toma un respiro de las redes sociales. “Slow Disco” ahora existe en tres formatos diferentes: el original en Masseduction, una versión dance llamada “Fast Slow Disco” y una versión despojada en MassEducation. ¿Por qué es tan importante para vos mostrar que tus canciones pueden tener varias vidas? - Sentí que esa canción no había agotado su historia en la única versión que existía [en Masseduction]. Y para mí, eso es fundamental en la composición. Decir “¿Puede esta canción quedar despojada y aun así ser poderosa?”. Pasé tanto tiempo trabajando en la composición de este álbum que quería vivir dentro de ellas, totalmente desnuda. Grabar de ese modo me hizo sentir más liberada. La grabamos en vivo en el transcurso de dos días y no hicimos demasiadas tomas. Ni siquiera hablamos de lo que íbamos a hacer o cómo íbamos a hacerlo, así que se nos escucha descubriendo las canciones en tiempo real. Lo que a veces pasa es que escribo partes de guitarra que son complicadas, y después vocalizaciones que pueden ser complicadas, así que mi cerebro hace un procesamiento complejo. Pero es una felicidad cantar. Solo tengo que vivir en las canciones y en el espacio, y tomarme mi tiempo para vivir en el silencio. Eso, para mí, es realmente liberador y gratificante, y me llega al alma.
Hace poco empezaste a pasar música. ¿Qué te enseñó sobre reinventar una canción? - Amo hacerlo, porque despierta mi voracidad por encontrar nuevas músicas, volver a las cosas que adoro y tratar de buscar conexiones entre las canciones. A veces, las conexiones son simples, como “Ok, los BPM [beats por minuto] y las vibraciones de esto están en la misma situación, puede haber una transición interesante”. Y a veces, lo que las canciones tienen en común puede ser hilarante en lo lírico. Tengo que testear mi genealogía e ir desde Herbie Hancock hasta A Tribe Called Quest y Kendrick [Lamar] u otra cosa, rastrear músicas de épocas totalmente distintas. Eso me encanta. Me lleva a descubrir música y escucharla de un modo que es placentero, disfrutable e inspirador. También empezaste a producir a otros artistas. ¿Qué es lo que más te sorprendió de ese proceso? - La producción quita el preciosismo de hacer música, y vos podés ver todo el bosque, porque no te enceguecen el miedo o tu propio ego –eso en lo que te escondés cuando hacés algo personal, como cantar o tocar la guitarra–. Puedo observar lo que algo pudo haber sido sin necesidad de interpretarlo. Eso está bueno. Me gusta el lado técnico de la cuestión, también, sentarme y tratar durante horas de encontrar los mejores sonidos; y buscar cosas distintas, y construir y tocar dentro del espacio. Otra cosa que aprendí es a nunca cruzarme de brazos. No dar nunca por sen-
tado qué clase de artista es alguien, no subestimar a nadie. Siempre escuchar y forzar los límites. ¿Qué tendencia musical te gustaría que desapareciera en 2019? - A veces creo que el Auto-Tune es muy evocador, otras veces no lo encuentro para nada estimulante. Pero todo está en las manos del artista. Creo que habrá menos beats de trap en 2019. Está bueno, no quiero que me malinterpretes, pero parece que ya alcanzó su saturación máxima. ¿A qué artista invitarías a cenar con tu familia? - Esto puede parecer fanfarrón, pero uno de los mayores halagos que recibí de un artista es “Muchas cosas son un sinsentido, pero vos no”. Fue el mejor elogio que tuve. Pero no voy a ser grosera y decir quién fue, así que… ¿A quién invitaría a cenar? ¿Es una de esas preguntas donde se supone que debo decir Jesús? Me gustaría invitar a Kerry James Marshall. Nunca lo conocí. Adoro la exposición que hizo el año pasado. Fue hermosa. ¿Cuál fue el mejor recital que viste este año? - Nine Inch Nails. ¿Cuál es la canción que no podés sacarte de la cabeza? - Actualmente, “Love It If We Made It”, de The 1975. Es ambiciosa y tiene mucho corazón. Realmente disfruté su nuevo álbum. ¿Cuál es la mejor ciudad que visitaste este año? - Lo pasé muy bien en Guadalaja-