Edición agosto 2013

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REVISTA

BIOMA

AGOSTO 2013

ISSN 0719-093X

VIDA AL SUR DE LA TIERRA

EL LENGUAJE DE LA FE Asiento Viejo

EL PACHURRÓN De paso por los llanos de Huentelauquén


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BIOMA VIDA AL SUR DE LA TIERRA

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EN ESTA EDICIÓN

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EL LENGUAJE DE LA FE “La fe engaña a los hombres, pero da brillo a la mirada”… Tagore La fe es una de las expresiones humanas más arraigadas en las personas de todo el planeta. Y Latinoamérica no está exenta de esto...

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Hace unos días nos llegó una invitación para ir a un lugar donde está de visita un ave de la cual nos dicen, no se sabe mucho, se trata del Chorlo de campo (Oreopholus ruficullis)...

EL PULSO DE LA NATURALEZA Es un espacio donde la vida toma un carácter interpretativo, las sensaciones y la percepción de todos los sentidos humanos adquieren protagonismo. Textos de Mario A. Ortiz Lafferte.


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EDITORIAL

S La Fe

in duda, amamos la naturaleza y la biodiversidad que está envuelta en la geografía fascinante y exótica que posee nuestro territorio, por ello la exploramos cada mes. Pero no nos dejamos de encantar con las experiencias que nos han llevado a conocer a otras personas y sobre todo a sus expresiones, ya sean artísticas, costumbristas o de carácter religioso. En esta edición nos encontramos con la fiesta de la Virgen del Carmen, que seguro en más de alguna ocasión ustedes han sido testigos o han participado de alguna de estas u otras fiestas religiosas a lo largo y ancho de Chile. Entonces, imaginamos también que compartirán con nosotros el encanto que tienen estas manifestaciones de fe, independiente de cuales sean las creencias que tengan. Estas actividades religiosas representan, más allá de la bella alegoría que las componen, un sensor del pulso del espíritu humano, un scanner del alma de nuestro pueblo, nuestros temores y esperanzas, es una visión del mundo y su contenido. Lo anterior amerita un buen momento para reflexionar, si es que no lo ha hecho aún, sobre el destino y que debemos hacer, no lo decimos en tono religioso, sino más bien, en un sentido de actitud ante lo que nos depara como especie. Siempre transmitimos por medio de nuestros reportajes mensajes de conservación para la vida en el planeta, pero creemos que también ese mensaje debe ser entendido por las personas, es como si dijéramos “Conservarse es conservar”, nada conseguimos con intentar proteger un bosque o hacer lo imposible para salvar algún animal de la extinción, si no hay personas conscientes que puedan apreciar su existencia. Como personas debemos ser cada vez más sensibles al entorno y nunca perder la capacidad de asombro ante las cosas simples o complejas de la naturaleza. Incrementar el interés en las personas por lo que son, por sus valores… es también la misión de Revista BIOMA y sus esfuerzos de conservación. Personas con valores elevados sabrán que hacer en el futuro consigo mismas y con el hábitat que los rodea. Conocer lo que tenemos es tan importarte como conocernos y en estos reportajes donde abordamos la temática humana los invitamos a hacer ese ejercicio… “Homo nosce te ipsum”, Hombre conócete a ti mismo…y dicho sea de paso… apreciarás lo que te rodea.

Bienvenidos a esta nueva edición de Revista BIOMA

César Jopia Quiñones Director 05


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el lenguaje de la fe

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“La fe engaña a los hombres, pero da brillo a la mirada”

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a fe es una de las expresiones humanas más arraigadas en las personas de todo el planeta. Y Latinoamérica no está exenta de esto, se sabe que este continente concentra el mayor número de creyentes en todas sus variadas formas de manifestarlo, algunas de éstas formas ostentan expresivas y alegóricas festividades. Siendo resultado de una mixtura cultural de los pueblos originarios y la influencia evangelizadora -por la fuerza- de los Españoles, que conquistaron el continente hace ya más de quinientos años. En Chile hay muchas fiestas religiosas, de norte a sur, unas más pintorescas que otras, que se enriquecen con las costumbres locales haciéndolas posesionarse íncluso en el mapa turístico nacional. Muchas han traspasado fronteras geográficas, como la Fiesta de la Tirana en la comuna de Pozo Almonte, en ella confluyen miles de personas en acción de peregrinaje o como simples espectadores de este tipo de actividades masivas tan atractivas visualmente hablando. Así mismo, hay una interesante cantidad de pequeñas celebraciones, unas muy pequeñas que sólo se llevan a cabo en una localidad

en particular, otras son relacionadas con creencias locales y otras se vinculan con fechas de conmemoración a nivel nacional y a las que la iglesia suele convocar a todos sus feligreses, como la reciente fiesta de la Virgen del Carmen. Como vivimos la experiencia anterior en la fiesta de San Pedro, quisimos nuevamente experimentar esta profunda expresión humana de reverencia y entrega espiritual, para captar de manera física este encuentro del hombre con sus íconos, con sus esperanzas y las alabanzas de una manera gráfica. En una pequeña localidad del Valle del Choapa, llamada Asiento Viejo hay emplazada en la ladera de un cerro una pequeña iglesia de madera, de color blanco y orgullosamente erguida mirando hacia el valle. Al llegar la encontramos atiborrada de fieles en una misa previa a la salida de la virgen, ahí nos enteramos que bajarían su estatuilla acompañada de otras tres imágenes de santos hacia un altar que se encuentra a los pies de la pálida iglesia, donde se efectuaría otra misa más, pero esta vez con la presencia de un Obispo.

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l mirar a nuestro alrededor, notamos que inevitablemente la confluencia de personas, atrae al comercio ambulante, por lo que esta festividad religiosa también se convierte en un paseo familiar o encuentro costumbrista. Entonces la escena se presenta así: Asados, empanadas, anticuchos, churros, sopaipillas, algodón de azúcar, ollas, frazadas, frutas y gitanos vendiendo sartenes de cobre… Toda esta variopinta mezcla se funde con los rezos del Obispo y los tambores de los bailes chinos que esperan ansiosos su estreno a los pies de la inmutable estatuilla de la Virgen del Carmen. Caminamos de un lado a otro, como extasiados por este ir y venir de imágenes que cruzan ante nuestra cámara. Bien sabemos que no es la panacea salir a captar estas escenas tan típicamente nuestras, pero entendemos su importancia y sabemos cabalmente que se trata de la esencia de Chile, no hay forma de cansarse de eso, siempre serán atractivas, dicen mucho de quienes somos y hacia donde nos gustaría ir.

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Por ejemplo, el temor a la fría muerte y a la soledad del alma son; sin duda los mecanismos que mueven estas manifestaciones tan fervorosamente exhibidas; por ello, al ser testigos presenciales se requiere de una actitud de comprensión distinta. Vemos en las personas mientras escudriñamos sus rostros, como en sí son antagonistas del tan dañino comportamiento humano, que sólo busca la destrucción y el odio. Son cerca de las seis y el viento de la tarde de julio se manifiesta, bajando la temperatura, pero no los ánimos, la misa principal a terminado y los bailarines se distribuyen en orden en una procesión, danzan a paso lento escoltando la imagen de la Virgen que parece observarlos desde atrás, la caravana humana se pierde en la perspectiva y el sonido de sus plegarias viaja con el viento del valle, no sabemos a cuantas almas esta fiesta religiosa tocó… pero si sabemos que la búsqueda continúa, el ser humano y su cultura es una maquinaria compleja que no nos dejará de sorprender jamás.

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EL Pachurr贸n

De paso por los llanos de Huentelauqu茅n

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ace unos días nos llegó una invitación para ir a un lugar donde está de visita un ave de la cual nos dicen, no se sabe mucho, se trata del Chorlo de campo (Oreopholus ruficullis), conocido también localmente como Pachurrón, Talulo o Pollo de campo. Temprano nos dirigimos en busca de esta ave a los llanos de Huentelauquén en el borde costero de la ruta 5 norte, a cinco horas de Santiago. Al llegar nos encontramos con un paisaje familiar para Revista BIOMA, los llanos tienen fuertes similitudes geográficas con las estepas patagónicas, lugar que visitamos hace un tiempo en busca de Lengas. Esta semejanza geomorfológica es una característica a la cual el Chorlo adecua su comportamiento, nos cuenta César Piñones -un experto en fauna local de la Red Chinchilla (Organización naturalista de apoyo a la Conservación de esta especie)que nos acompaña, ya que esta ave dentro de su rango de distribución, de acuerdo a distintas publicaciones especializadas hablan de dos poblaciones o grupos migratorios; el primero va desde Arica a Valparaíso y un segundo en Magallanes. Entonces, sospechamos que estos Chorlos podrían provenir de esas remotas tierras australes, buscando parajes similares donde alimentarse, pero inmediatamente surge la duda respecto a esto; ya que lugareños que mucho conocen de la avifauna local, dicen que lo han visto en la cordillera íncluso con polluelos. 25


Y a propósito de esto, se sabe que las nidadas en Chile pueden producirse tanto en la costa como en la Puna seca, alrededor de los 4.575 m.s.n.m. Se cree que descienden de las altas laderas semiáridas del Valle central. Y las aves del sur anidan en la praderas del este de Magallanes migrando también a las pampas de Argentina y Uruguay. En un ir y venir de elucubraciones respecto a su hábitat, recorremos por estas extensas planicies expuestas al viento oceánico que hacen descender la sensación térmica al punto de que necesitamos recurrir a gorros y abrigadas chaquetas como si estuviéramos en pleno sur de Chile. De pronto una bandada de unos 30 individuos pasa sobre nuestras cabezas, desplegando sus avezadas destrezas aerodinámicas en el azulado cielo costero. El entusiasmo nos invade y con ello nos damos cuenta que la salida a terreno tendrá buenos resultados, hay Chorlos y muchos… Sin embargo, más tarde descubrimos con pena -y como nos indicó un criancero de ovejas del lugar- que el Chorlo está “mañero”; es decir, que está temeroso y esquivo ante la presencia humana, producto de la caza por parte de inescrupulosos que lo hacen para comerla sin necesidad o por deporte. A la distancia vemos como esta bandada se posa para buscar alimento y sigilosamente nos acercamos, tratamos de ocultarnos entre las dispersas cactáceas resistentes al viento, separadas unas de otras por varios metros, aquí no hay árboles ni arbustos grandes para que no nos vean, 26


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damos unos pasos más para tenerlos al alcance del lente y de la nada los Pachurrones nos sienten y salen volando lejos. Sin embargo, este seguimiento a campo traviesa, nos permite visualizar el valor natural de este hábitat, por que encontramos humedales estacionales costeros escenciales en la ruta migratoria para muchas aves, convirtiendo estos llanos en un ecosistema muy frágil y que esta amenazado, por falta de estudios y conocimientos cabales de su importancia como un bioma único. Desde enero del 2012 hay importantes iniciativas de la Comunidad Agrícola de Huentelauquén en conjunto con un equipo del Laboratorio de Ecología de Vertebrados de la Universidad de La Serena para proteger esta zona, realizando exhautivos catastros de la diversidad biótica del secano costero. Esperamos que estas inciativas lleguen muy lejos y consoliden sus progresos en el tiempo. Finalmente concluimos que se trata de una bella y estilizada ave, ciertamente una más de la rica avifauna chilena, que cada día nos parecen verdaderos descubrimientos, son muchas las especies de las cuales podemos aprender, por ende, son muchas aún las ediciones en las que tendremos invitados tan particulares como el Chorlo de campo.

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Entre Agua y Nieve Radal Siete Tazas, invierno del año dos mil. Durante varios días había estado nevando en ese mágico rincón precordillerano. Todo el entorno estaba cubierto de nieve en varios kilómetros a la redonda de la casa en donde yo vivía, literalmente el mundo estaba completamente blanco. Los robles y los coigües con sus ramas dobladas por el peso de la nieve, habían perdido su habitual estampa, y en algunos casos sus enormes ramas casi llegaban al suelo, obstruyendo los accesos, con inminente peligro de desganche. Desde la administración habían llegado recomendaciones de no aventurarse a salir, mientras prevalecieran estas condiciones climáticas, a fin de prevenir accidentes. Una de esas noches profundas, pude captar que la copiosa caída de la nieve, había dado paso a la lluvia, lo que anunciaba la llegada de un frente más cálido, que podía ser el preámbulo del incremento del escurrimiento superficial de las aguas, al deshacerse la nieve, aumentando las posibilidades de quedar aislado, por el corte del camino. 30

Al llegar la mañana, la lluvia arreciaba y el viento se dejaba sentir, trayendo hasta mis oídos las inconfundibles voces del invierno. Al mirar por la ventana, me di cuenta que pese a la lluvia, los árboles todavía conservaban su carga de nieve. En ese momento, con un ánimo de resignación volví mi atención al interior de la casa, para prepararme una taza de café… Mientras envolvía la taza con mis manos, para calentar los dedos que se enfriaban rápidamente, pese a la calefacción de la casa, un tremendo ruido llegó desde el exterior, llevándome una vez más a mirar por la ventana, para conocer el origen del estruendo. Al ver que desde la ventana no podía averiguar lo que había sucedido, abrí la puerta y salí hasta la escala del acceso principal de la casa. Desde allí pude constatar que uno de los árboles del frontis, se había caído por el peso de la nieve, en ese momento y mientras lamentaba lo sucedido, me di cuenta que de un momento a otro, había dejado de llover. Aprovechando el repentino aumen-


ILUSTRACIÓN: César Jopia Q.

to de visibilidad, me dediqué a mirar el entorno, mientras respiraba los gélidos y penetrantes aromas del invierno; En ese momento mis ojos captaron una imagen inesperada y fascinante… Una silueta sigilosa se desplazaba por el camino, frente a la caseta de atención de público a unos ochenta metros de distancia de donde yo me encontraba. Al principio, me pareció ver a un perro muy grande, pero mi mente procesó rápidamente la imagen, su andar felino, su cabeza redondeada, su cuerpo alargado y la curvada longitud de su cola, me llevaron a una inequívoca conclusión, estaba frente a un magnífico león chileno. El riguroso invierno, me había regalado la posibilidad de ver a uno de los más esquivos habitantes de la montaña, despertando en mí una extraña sensación que debe ser de

origen ancestral, una curiosa mezcla de fascinación y respeto, probablemente, surgida de algún rincón dormido de mi memoria genética. De alguna manera, el indiscutible sello de poder que acompañaba cada movimiento de este sigiloso felino, trajo a mi mente la incertidumbre que debieron sentir nuestros ancestros, en los albores de la humanidad, al verse enfrentados cara a cara con grandes felinos, cuando nuestra raza todavía no conquistaba la supremacía en el planeta. El silencioso puma, caminó tranquilamente en dirección al estacionamiento, que se encontraba completamente inundado, llegó hasta el borde del agua, y cuando se le empapó una de sus manos, la levantó y la sacudió en el aire con un gesto, para mi gusto, muy felino…

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En ese momento, y mientras todavía mantenía la mano levantada, giró la cabeza mirando con recelo hacia donde yo me encontraba. Nunca sabré si me vio, o solamente captó la presencia de la casa, pero lo cierto es que a partir de ese momento, se mostró inquieto, y apurando el tranco se devolvió por donde venía en dirección a la montaña. Una vez que cruzó el camino, haciendo alarde de su extraordinaria agilidad, brincó sobre el cerco aledaño, sin tocar ni en lo más mínimo el alambrado, saltando con elegancia y oficio acrobático, a toda prueba. Luego desapareció entre los quillayes y avellanillos de una quebrada, dejando como único indicio de su presencia, sus impresionantes huellas en la nieve. Entonces, caminé con expectación hacia el lugar en donde había desaparecido de mi vista, y sin querer resignarme a su ausencia, escudriñé

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una y otra vez con la mirada, la fría penumbra que reinaba al interior del bosque, otorgando a troncos, roqueríos y hojarasca, un halo de misterio fascinante. Pero a pesar de mis ansias por volver a verlo, el sigiloso puma se había diluido en la maraña vegetal. En ese momento, cifras numéricas implacables, trajeron a mi ánimo un sentimiento de pérdida; En los últimos cincuenta años, el ochenta por ciento de la población de grandes felinos del mundo, ha desaparecido. Frente a esta situación, guardo la esperanza de que nuestro magnífico león chileno, encuentre una oportunidad de sobrevivir en las áreas silvestres protegidas, dentro del ámbito de acción de los guardaparques, para que nos siga sorprendiendo con su admirable sigilo, su impresionante agilidad, y la fuerza enigmática de su mirada.


Para explorar... para descubrir... para conservar...

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