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CLICK INTERNACIONAL
click internacional Mi experiencia de vida: INTERCAMBIO
Escribe: Maricielo Garay
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Irse de intercambio no siempre es una decisión fácil, pero casi siempre es la mejor decisión. Si bien lo más importante es el hecho de ir a estudiar en una universidad del extranjero, la cual te otorga nuevas herramientas y capacidades que puedes aplicar más tarde en tu vida académica y profesional, el intercambio también es una experiencia extremadamente valiosa en términos de tu crecimiento como persona.
El intercambio también es la oportunidad perfecta para viajar sola, con amigos y, si se puede, con tu familia. No importa cómo, pero lo importante es viajar, porque, como dicen, lo vivido no te lo quita nadie. Yo tuve mucha suerte de haber viajado de las tres maneras, pero mi favorita fue viajar sola. Uno viajando se conoce a sí mismo, como defectos que no sabías que tenías o virtudes que estaban escondidas. Se toman decisiones que no están influenciadas por otros, se cometen errores que no los puedes atribuir a nadie (así que, solo te queda aprender de ellos) y muchas otras veces aciertas de tal manera que te sientes como un adulto responsable, aunque estés lejos de serlo.
Yo decidí venir de intercambio a Londres, Inglaterra. Y, si se lo están preguntando, sí soy la misma bocetiana que ediciones pasadas escribió sobre su experiencia practicando inglés en Londres por dos meses. Pero es que parte del intercambio se trata de eso: se trata de vivir tu sueño, se trata de ir al lugar donde siempre has deseado ir, conocer, vivir. Se trata de salir de tu zona de confort, vivir lejos de tus padres, hacer nuevos amigos, adoptar una nueva cultura y, al final de todo, pues es tener un nuevo hogar.
Londres definitivamente es “my home away from home”. No puedo agradecer lo suficiente a todas las personas que han hecho esta experiencia inolvidable. Sé que muchas personas que se fueron están o estarán de intercambio siempre tendrán guardada en un lugar muy especial a esa ciudad donde vivieron por seis meses y llegaron a sentirse como en casa. Y, sin más que decir, los aliento a irse de intercambio, vivir cosas nuevas en un lugar nuevo, conocerse a sí mismos de una manera que nadie más lo hará y disfrutar de todo lo que la vida tiene para ofrecerles. Me despido desde un bus (que casi pierdo) en algún lugar de Alemania camino a Hamburgo.