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POR QUÉ NO HAY UN CHUPÓDROMO POR LA UP?

Escribe: David Amésquita

En la universidad nos exigen responsabilidad, mucha dedicación y horas de estudio, lo cual nos llena de estrés y nos provoca un dilema con la almohada antes de irnos a dormir. Por este motivo y con el afán de sobrevivir, los universitarios tratamos de equilibrar nuestros días con instantes de relajo. En el caso de la UP, no somos la excepción, ya que, cuando llegan los fines de semana, fin de parciales o del ciclo buscamos desquitarnos de las clases y las prácticas de distintas maneras.

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Precisamente, existe algo que es el complemento del común denominador de alumnos para este tipo de situaciones: el consumo de bebidas alcohólicas para saciar la sed y el alma. Y si es así, alguna vez se han preguntado: ¿por qué no hay un lugar para chupar beber alcohol cerca a nuestra universidad? ¿Por qué no ponen un bar o un “chupodromo” al cual recurrir tras rozar la bica? En este artículo, se tratará de explorar ciertas normas de la Municipalidad de Jesús María y del Ministerio de Salud acerca de la existencia de bares a nuestro alrededor con el fin de encontrar una respuesta. También, se comparará nuestra situación con el caso de la Universidad de Lima y la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) que evidentemente tienen la suerte de tener algunos de estos establecimientos en su periferia.

Para empezar esta investigación, hay que echarle un vistazo a la zonificación específica de los usos del suelo del distrito de Jesús María. Esto viene a ser un mapa que muestra todo el territorio del distrito y delimita las zonas por su condición: residencial, educación universitaria, centro de salud, zona de recreación pública, entre otros. Podremos observar que la UP se encuentra rodeada de una gran zona residencial, comercio vecinal y el estudio de Latina.

Lamentablemente, según el “Reglamento para el Control de Contaminación por Ruido” del

Ministerio de la Salud, sería imposible abrir un bar o pub cerca a nuestro centro de estudios; ya que, estos solo se pueden colocar en zonas netamente comerciales. Con respecto a la Universidad de Lima o la PUCP, estas sí cumplen con este punto, dado que se encuentran rodeados de zonas comerciales (tiendas, fast foods, el Jockey Plaza o Plaza San Miguel). No obstante, no perdamos las esperanzas: el Real Plaza de Salaverry cuenta como una zona comercial.

Continuando con la investigación y con ganas de destruir las pocas esperanzas que quedaban, de acuerdo a la ORDENANZA N° 235- MDJM de la Municipalidad de Jesús María en la sección de “licencias de funcionamiento”, artículo 12, punto 12.6 se menciona que:

“Para los establecimientos con giro complementario de ventas al por menor de bebidas alcohólicas y/o que funcione después de las 23:00 horas deberán presentar una carta de compromiso notarial de no ocasionar ruidos nocivos y molestos; y la autorización mayoritaria de todos los propietarios residentes de la cuadra del frente y de ambos lados de donde se ubica el establecimiento.”

En adición a esto, en Jesús María está prohibida la venta de bebidas alcohólicas luego de las 23:00 horas, sin posibilidad de reclamo. Es decir, si existiera un “chupódromo” o bar por el Real Plaza estaría muy limitado por el ruido y las bebidas que podría vender en la noche. Esto posiblemente dejaría de ser atractivo como negocio: complicaría las ventas y dejaría insatisfecho a muchos alumnos.

Por otro lado, en la Universidad de Lima, que forma parte del distrito de Santiago de Surco, los bares o centros de atención al hígado que sí cumplen con las licencias de funcionamiento tienen como horario máximo de domingo a jueves hasta las 02:00 horas del siguiente día y fines de semana hasta las 03:00 horas del día siguiente. Mientras que, para la PUCP, en San Miguel, el horario de funcionamiento de estos centros nocturnos va hasta las 02:00 am y también tiene una prohibición de venta de alcohol más allá de las 11 de la noche (aunque, esto no se cumple en todos los casos).

Para complementar, se recurrió a ciertos profesores egresados de la UP, que se dejará en el anonimato, y se les preguntó si es que siempre ha sido así. Su respuesta fue que nunca ha habido un lugar así cerca de la universidad. “Lo más cerca fue cuando construyeron el grifo y la gente se compraba chelas para luego irse a algún parque”. Pero yo me pregunto, ¿acaso no nos gustaría tener un lugar así? ¿Tal vez es momento de que alguien arriesgue a nuestro beneficio? ¿Cómo sería este “chupódromo”? Cada uno tendrá sus propias respuestas.

Pero la respuesta que sí compartimos es que la situación actual no nos favorece y no nos ha favorecido anteriormente. Lo que nos queda es continuar con nuestro plan actual buscando lugares lejos de nuestro centro de estudios para ahogar las penas y brindar por la salud; por lo menos, hasta que los milagros sucedan.

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