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SÁTIRA
“Me tachan de tranquilo, pero soy bien malcriado”
Escribe: Andrea Barletti
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El Perú es diverso y la UP no es la excepción. Dentro de la fauna que la conforma, podemos apreciar una multitudinaria gama de especies: los milenarios chancones, los incomprendidos neo vanguardistas, los ilustres hijos de la bica, los perseverantes emprendedores, los amantes (o esclavos) del riesgo que vuelan en faltas, los recientes lobos de Wall Street, entre otras criaturas. Pero un ejemplar nos ha llamado la atención. Entre sus cualidades se encuentra el camuflaje, el que le permite confundirse entre los píos e inocentes sin llamar la atención; el instinto, para descifrar la trilogía del quién, cuándo y dónde; el ingenio, para crear o determinar el modus operandi que garantice el éxito; y la agilidad, ya sea para cometer sus fechorías o escapar de la escena del crimen. Son, además, expertos en el arte de la oratoria, grandilocuencia y labia (véase floro). Hablamos por supuesto del escurridizo y encantador “tranquilo, pero malcriado”, espécimen de estudio ambicionado por sociólogos y economistas del comportamiento. Todos hemos oído hablar de ellos: estudiantes modelo que viven una doble vida. Durante la semana, asisten a sus clases con regularidad, impresionando catedráticos y alumnos a su paso. Los Liderman no les piden carnet, en el SAR los atienden sin ticket, estacionamiento nunca les falta y atraviesan su segundo o tercer mandato como REA. Algunos recitan el Mankiw sin errores y respetan los principios contables. Otros, veteranos en su oficio, se
preparan para comenzar su vida laboral sin miedo: las prácticas no los asustan, pues experiencia les sobra. Pero, cuando las clases acaban, su naturaleza alterna toma la casa y la tumba: no hay código civil que los contenga. En las fiestas, liberan sus espíritus animales y no temen al desequilibrio. Algunos, orgullosos de la educación recibida, no dudan en poner la teoría en práctica. Otros, fervorosos, se encomiendan a la ley de Say y se ofertan sin dudarlo. Finalmente, instruidos en el arte del olvido, tal cual Pedro niegan todo y culpan a la mano invisible. Es casi imposible detectarlo hasta que es demasiado tarde: el susodicho ataca de una y ni las expectativas racionales pueden prevenir o proteger a los caídos. Hasta la fecha, la página de confesiones UP se ha visto abordada con extensas crónicas sobre sus desvergonzados actos; mientras que, otros, discípulos menos bravos en el arte de salirse con la suya, ven su reputación mancillada tras haber devorado a sus víctimas en eventos sociales. Localizarlos puede ser una tarea complicada, aún el más docto o avezado investigador puede no contar con las herramientas necesarias para identificar a esta raza híbrida; sin embargo, existe una forma eficaz de encontrarlos y ésta es el olfato: los miembros de esta especie pueden reconocerse fácilmente. Si crees contar con la habilidad de detectarlos sin problemas, lamentamos informarte que es posible que tú seas uno de ellos.