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PERSONAJE UP

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CULTURA

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Escribe: Kevin Gershy-Damet Vargas La labor detrás de la biblioteca: ENTREVISTA A ROSA DORIVAL

En esta ocasión, quisiera presentar a un personaje UP que, pese a no tener interacción directa con los alumnos, es responsable de una de las instituciones más importantes que tenemos en esta casa de estudios. Me refiero a Rosa Dorival, directora de la biblioteca de la Universidad del Pacífico. Conozcámosla entonces, y descubramos las interesantes historias que nos contó en una amena entrevista. ¿Podría contarnos un poco sobre sus inicios en esta profesión, y su vinculación a la UP? Yo nací y crecí en El Rímac hasta mi adolescencia. Estudié en una gran unidad escolar, y luego ingresé a la Universidad Católica a estudiar sociología. Ahí empecé y terminé esa carrera, pero paralelamente tuve la oportunidad de trabajar como alumna de apoyo en la biblioteca. Recuerdo que desde el colegio tenía mucha afición por esa labor. No porque fuera una gran lectora: sí me gusta leer, pero me encantaba ordenar los libros. También me gustaba recomendarles a otras personas qué leer, y me encantaba cuando sabía que les había gustado la misma lectura que a mí. Ya cuando estaba trabajando como alumna de apoyo en la PUCP, vi en el periódico que se estaba haciendo un concurso de admisión en la Escuela de Bibliotecarios. Me presenté sin pensarlo mucho, pero ingresé. Felizmente pude convalidar algunos cursos que ya había llevado en la universidad, así que pasé de frente a llevar los cursos técnicos. El horario se me arregló muy bien, y ya estando ahí me ofrecieron dirigir el Centro de Documentación de Ciencias Sociales de la PUCP. Era muy joven, pero acepté el reto y desde ahí no he parado en el tema de la gestión de bibliotecas. Empecé con 21 años como encargada, y siempre he estado en cargos directivos. Posteriormente, de parte de las Naciones Unidas se me ofreció trabajar en República Dominicana; y como me encanta viajar, acepté y dejé

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la PUCP luego de 15 años de labor. Me quedé tres años y medio, tuve mi bebé ahí y decidí volver a Perú. Cuando estaba allá, me visitó la directora de la Biblioteca Nacional del Perú, y me ofreció trabajar justo ahí, con el cargo de directora técnica. Estuve un par de años, hasta que al final me contactó Mathilde Schwalb para ver si quería venir a trabajar a la UP. Ya conocía a Felipe Portocarrero por el pregrado en la PUCP, así que pensé que sería mejor aún si ya tenía a gente conocida. Ahora estoy muy contenta de estar acá, con nuevos retos y cada vez más tecnologías.

En ese sentido, ¿cómo lograron contactarse con usted tan fácilmente desde múltiples organizaciones? Debo decir que la PUCP, junto con la UNMSM, fueron pioneras en la carrera de bibliotecología. Además está el hecho de que la profesión pasó a ser universitaria y dejó de ser técnica. De ahí se formó un grupo de expertos que terminaron trabajando en distintas partes del mundo, aunque siempre hemos sido un gremio chico. Por el prestigio de estas universidades, siempre se convocaba a los que habían estudiado ahí. Ahora incluso los alumnos de esas casas de estudio vienen a hacer sus prácticas, aquí a la biblioteca de la UP. Siempre tratan de buscar al de mayor experiencia. A mí, además, me ayudó el hecho de tener título de socióloga; ya que los organismos internacionales como la ONU buscaban trabajadores titulados.

Y desde que forma parte de la UP, ¿cuáles son los principales cambios que se han dado en la biblioteca? Cuando yo entré, hubo una reorganización interna de la biblioteca, en cuanto al organigrama y a las funciones de cada uno. Además adquirimos un sistema informático integrado. Y

Sabías que… Aparte de sus labores como bibliotecaria, Rosa Dorival ha podido desarrollar otras actividades a partir de sus intereses en la biblioteca. Es por ello que se le ha premiado con el Premio Nacional de Cultura, debido a la promoción activa que dio a la investigación sobre la cultura afro-peruana en el Perú. Con respecto al tema, elaboró una bibliografía que fue presentada este 1ero de noviembre, en donde se muestra “todo lo que se ha escrito sobre negros en el país”.

todos estos cambios han sido bastante rápidos. A pesar de que todos lo vean como algo estático, nosotros como gestores de la biblioteca sí sentimos que todo avanza muy rápido con los nuevos avances tecnológicos. Es como si todo llegara a un ritmo meteórico. Ahora incluso tenemos grandes dilemas, pues pese al surgimiento de los libros electrónicos, creemos que el libro físico no va a desaparecer. Algo así como la radio, que pese a que pensaba que iba a dejar de usarse, ahora ocupa un lugar muy importante en las comunicaciones.

Entonces, ¿qué política se toma en cuanto al material virtual? Lo principal es que nos preocupamos al máximo por no quedarnos rezagados con todas las innovaciones tecnológicas que llegan día a día. Además nos preocupamos por ver qué aplicar, porque no todas las herramientas nuevas son necesariamente compatibles con la universidad. No solo se trata de utilizar todo lo nuevo. Nosotros estudiamos todas las aplicaciones tomando en cuenta la idiosincrasia de nuestra institución, y lo que no sirve, no lo aplicamos. Lo bueno de esta biblioteca es que es chica y especializada, y no se requieren los softwares que usan bibliotecas de universidades de 30 mil o más estudiantes. Por ello incluso la UP se está tomando como referencia

“Si el chico quiere ir a cabecear un rato, bienvenido; y si va a estudiar, mejor. Los recursos están para eso, y nosotros estamos para ayudarlos.”

Rosa Dorival

FOTO: STEPHANI MARQUINA

por parte de bibliotecas de otras instituciones. En cuanto material virtual, yo siento que los alumnos aún no sienten el requerimiento del libreo electrónico, y no es su primera elección. Muchas veces prefieren el libro en físico, porque se sienten más cómodos. A veces incluso se olvidan de que el libro virtual se borra del dispositivo electrónico. En ese sentido, si bien apoyamos el uso de los aplicativos virtuales para el uso de información y damos todas las facilidades para ello, no los presionamos a que los usen. Por lo pronto, seguimos adquiriendo libros virtuales según lo que pidan los profesores, porque al fin y al cabo ellos deciden. Pero los libros en físico seguirán presentes. Es un proceso que los alumnos mismos tienen que seguir.

¿Y qué otros reconocimientos tiene la biblioteca de la UP? Algo que no muchos alumnos saben es que la biblioteca Benvenutto se declaró como biblioteca patrimonial del Perú. En ella se encuentra lo que Pedro Benvenutto donó a la universidad, y todo lo que ves (su escritorio, sus estantes, etc.) está tal como se encontraba en su casa. Aquí, a diferencia de la biblioteca principal, tenemos libros que datan incluso desde el año 1600, e incluyen manuscritos y cartas inéditas; es material histórico muy antiguo. No es de consulta cotidiana, pues es una biblioteca para investigación. De hecho, al año vienen algunos investigadores europeos con la finalidad de generar avances para una investigación que tienen. Todos los libros están en el catálogo, aunque hay ciertos requisitos para solicitarlos. Por otro lado, siempre tratamos de hacer actividades en torno a esta biblioteca, porque queremos que se haga conocer más.

Finalmente, ¿qué mensaje les daría a los alumnos de la UP? Mi mensaje sería que utilicen los recursos que tienen. Por ejemplo, ya se usan bases de datos, pero podrían usarse mucho más en los trabajos. Tampoco estoy en contra de Google, por ejemplo, pero de ahí deberían aprender a usar directamente fuentes primarias y especializadas, y todo eso lo tienen a su disposición por parte de la UP. Pero no solo me refiero a esos recursos. También hemos inaugurado el ambiente del 2do piso en el pabellón “F”, que es parte de la biblioteca. Ya se está usando, pero creo que podría usarse más y mejor. Que vayan a avanzar sus trabajos ahí, o por último que vayan a descansar. Siempre recuerdo que, cuando llegué a la UP, en una ocasión vi cuando un encargado despertó a un chico que se había quedado dormido en la biblioteca, y este le dijo “disculpe, estoy de amanecida”. Desde ahí se me quedó grabado el mensaje de que los chicos andan estresados; así que si se duermen, ¡que ni me los toquen! (risas). Si el chico quiere ir a cabecear un rato, bienvenido; y si va a estudiar, mejor. Los recursos están para eso, y nosotros estamos para ayudarlos. Les aseguro que los trabajadores de la biblioteca somos los que están más conscientes de las necesidades de los alumnos, y los ayudaremos a resolver el problema que tengan. Mi mensaje es que se les tiene que dar todas las facilidades posibles.

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