Semillas
Desarrollando
lo mejor de nosotros mismos
DICIEMBRE 2024 I VOL. 5
lo mejor de nosotros mismos
DICIEMBRE 2024 I VOL. 5
La cita de Rudolf Steiner, "La educación es el arte de ayudar a cada individuo a manifestar lo mejor de sí mismo", resalta la importancia de la educación como un proceso personalizado que busca desarrollar el potencial único de cada persona. Según Steiner, cada individuo posee habilidades, talentos y características especiales que merecen ser descubiertos, nutridos y expresados. Esta visión de la educación implica brindar un ambiente en el que cada estudiante se sienta valorado y apoyado, promoviendo su crecimiento en todas las dimensiones de su ser. De esta manera, la educación se convierte en un arte, en la búsqueda de desplegar las capacidades internas de cada individuo y permitirles alcanzar su máximo potencial.
LA EDUCACIÓN ES EL ARTE DE AYUDAR A CADA INDIVIDUO A MANIFESTAR LO MEJOR DE SÍ MISMO.
Boletín de noticias
Desarrollando lo mejor de nosotros mismos
Staff
Mariano Ducros (Profesor de Lengua y Literatura)
Nicolás Kietzmann (Rector del Secundario)
Anabel Rojas (Maestra de tercer grado)
Noelia Tucci
(Maestra acompañante de segundo grado)
Dody Beati (Familia de la escuela)
Laura Castagno (Familia de la escuela)
Daniela Fernández (Familia de la escuela)
Alejandra Lorenz (Familia de la escuela)
Verónica Lernoud (Familia de la escuela)
Al llegar diciembre, nos encontramos en un momento del año cargado de significados profundos. En el calendario, es un mes que nos invita a reflexionar sobre el camino recorrido, a conectar con lo esencial y a abrirnos a las posibilidades de renovación que nos trae el nuevo año. En el alma humana, diciembre representa también la búsqueda de la luz interior.
En la pedagogía Waldorf, estas semanas son especialmente significativas. Una festividad que resuena en esta época es la Fiesta de Adviento, un camino espiritual de cuatro semanas que nos invita a cultivar la paciencia, la introspección y la esperanza. Cada domingo de Adviento encendemos una vela que simboliza la luz que crece en nosotros, una luz que también se refleja en la comunidad, recordándonos la importancia de caminar juntos en la construcción de un mundo más humano y armonioso.
Esta edición está impregnada de este espíritu. Exploramos temas fundamentales que nutren tanto a los niños como a los adultos: desde la importancia de establecer límites saludables que promuevan el equilibrio entre la hiperactividad y la apatía, hasta el profundo valor de la imitación en el primer septenio, una etapa en la que los niños absorben el mundo a través de nuestras acciones y nuestra presencia.
Diciembre también nos invita a mirar hacia las épocas en la educación, esa estructura cíclica que permite a los niños sumergirse en un tema con profundidad y devoción. Esta metodología no solo desarrolla habilidades específicas, sino que también fortalece el vínculo entre el aprendizaje y el sentido de asombro.
En medio de este tiempo de celebración y reflexión, también recordamos la calidez de las tradiciones y el papel de las festividades en la vida de los niños. Las historias, las canciones y los rituales que compartimos en diciembre tejen un hilo dorado que conecta generaciones, ofreciendo un espacio de pertenencia y significado.
Desde nuestro boletín, queremos desearles un tiempo de profunda conexión consigo mismos, con sus familias y con la naturaleza que nos rodea. Que esta edición sea una invitación a mirar con renovada esperanza el año que está por venir y a encender, en cada uno de nosotros, esa chispa de luz que puede iluminar el camino.
¡Felices fiestas y un próspero comienzo de año!
En nuestra sociedad actual, muchas veces vivimos la ilusión de estar comunicados y conectados, sin embargo, cada uno parece habitar su propio mundo. Esta desconexión se hace evidente en las relaciones familiares y personales, donde la falta de límites se manifiesta de diversas formas. Los límites, lejos de ser simples restricciones, se revelan como esenciales para nuestra salud emocional y social.
La falta de límites puede llevar a dos extremos: la hiperactividad, en un intento por llenar ese vacío, y la apatía, una resignación que nos lleva a decir "ya fue" o "me da lo mismo". Ambas situaciones reflejan una incapacidad para manejar nuestro entorno de manera saludable y pueden resultar en comportamientos extremos, desde la violencia verbal o física hasta la negligencia emocional. Encontrar y respetar nuestros propios límites nos permite vivir de manera más equilibrada y auténtica.
La primera gran experiencia limitadora en nuestra vida ocurre en el momento del nacimiento. Pasamos de un estado ilimitado en la preexistencia a los confines de nuestro nuevo entorno físico. Este proceso marca la manera en que enfrentamos futuras situaciones de presión y liberación. La sensación de estar contenido y luego liberado se repite a lo largo de nuestras vidas, configurando cómo manejamos el estrés y los cambios.
Durante la infancia, el sentido del tacto juega un rol crucial. Esta experiencia táctil es fundamental para la auto-percepción y la auto-conciencia. Un déficit en esta área puede llevar a sentirnos desbordados y constantemente buscar límites firmes. El cuidado del sentido del tacto en la primera infancia establece las bases para que el niño aprenda dónde empieza y termina él mismo, desarrollando así una autonomía saludable.
A medida que los niños crecen, los límites se reconfiguran con la introducción de nuevas figuras de autoridad, como los maestros. Esta "autoridad amada" ayuda a los niños a asimilar nuevas capacidades y normas. El respeto y la consistencia en la educación permiten que los niños se sientan seguros y confiados, sabiendo que los límites establecidos son para su beneficio y crecimiento.
"En la medida en que uno trabaja sobre el desarrollo del ámbito de autonomía saludable nos liberamos de la necesidad del mecanismo de control."
Durante la pubertad, los jóvenes enfrentan cambios fisiológicos y emocionales significativos. Este período es un "nuevo nacimiento", donde las consecuencias de sus actos comienzan a recaer sobre ellos mismos, marcando el inicio de la verdadera autonomía. En esta etapa, la relación con los adultos debe basarse en autenticidad y coherencia, ya que los jóvenes buscan modelos íntegros a seguir. Los límites en esta etapa son cruciales para el desarrollo de su identidad y autopercepción.
Los límites son, en realidad, puntos de encuentro genuino con los demás. En cada etapa de la vida, estos límites nos ayudan a establecer relaciones saludables y a desarrollar una confianza profunda en el entorno y en nosotros mismos. A medida que comprendemos y respetamos los límites, tanto propios como ajenos, creamos espacios para encuentros auténticos y enriquecedores.
"El límite básico para la experiencia
táctil que puede tener un niño es el piso. El suelo firme es lo que le da al niño pequeño la sensación de que el mundo físico es confiable."
Los límites, cuando son entendidos y respetados, se convierten en los fundamentos de relaciones saludables y en el pilar de nuestro desarrollo personal. Son necesarios para que podamos vivir de manera plena, conectada y auténtica. Aprender a establecer y respetar los límites no solo mejora nuestras relaciones, sino que también nos permite crecer y evolucionar como individuos y como sociedad.
La imitación juega un papel crucial en el desarrollo de los niños durante los primeros siete años de vida, conocido en la Pedagogía Waldorf como el "primer septenio". En este período, el niño aprende y se adapta a su entorno principalmente a través de la capacidad de imitar.
El proceso de imitación es fundamental para el desarrollo integral del niño. A través de la imitación, el niño no solo reproduce movimientos y acciones, sino que también internaliza hábitos y habilidades de manera profunda y duradera. Cada nueva destreza adquirida se fija en la memoria corporal, creando un recuerdo especial que contribuye al desarrollo de hábitos anímicos.
La voluntad del niño se manifiesta de manera primordial en este periodo. A través de la repetición y la imitación activa, el niño desarrolla su voluntad, convirtiendo cada actividad en un proceso de aprendizaje profundo. Este esfuerzo voluntario es esencial para que el niño pueda interiorizar y aprender de manera efectiva.
En sus primeros años, el niño se encuentra en un estado de absorción total de su entorno, observando y replicando las acciones de los adultos. Este proceso requiere un esfuerzo significativo, ya que el niño está configurando su cuerpo y mente para el futuro. La presencia de adultos que actúan con intención y significado es vital, ya que el niño imita no solo las acciones visibles, sino también el estado emocional y moral subyacente.
En la educación Waldorf, se reconoce que cada gesto y movimiento de los adultos impacta profundamente en el niño. Los maestros y padres deben ser conscientes de su comportamiento, ya que cada acción se convierte en un modelo a seguir. La creación de un entorno viviente y en movimiento, lleno de ejemplos positivos, facilita que el niño desarrolle una confianza primordial y se sienta seguro y aceptado.
El niño pequeño es extremadamente receptivo a los gestos y movimientos de su entorno. Estos no solo influyen en su desarrollo físico, sino también en su desarrollo emocional y moral. Las enfermedades y desequilibrios que pueden manifestarse en la edad adulta a menudo tienen su origen en las experiencias tempranas, subrayando la importancia de una educación consciente y saludable.
La imitación es una herramienta poderosa en el desarrollo temprano del niño. En la Pedagogía Waldorf, se valora y se cultiva este proceso, reconociendo su importancia para la formación integral del ser humano. Un entorno positivo, lleno de gestos significativos y adultos conscientes, proporciona las bases para un desarrollo sano y equilibrado.
"En el primer septenio, la capacidad de imitación es la herramienta más poderosa que poseen los niños para aprender y desarrollarse. A través de la observación y la réplica de las acciones de los adultos, los niños no solo adquieren nuevas habilidades, sino que también internalizan valores y comportamientos que forman la base de su crecimiento físico, emocional y moral. Un entorno rico en ejemplos positivos y significativos es esencial para su desarrollo integral."
La Fiesta de San Juan es una celebración profundamente enraizada en la pedagogía Waldorf, una tradición que integra aspectos culturales, espirituales y educativos. Esta festividad, que se lleva a cabo el 24 de junio, coincide con el solsticio de verano en el hemisferio norte, simbolizando el punto culminante del ciclo solar y marcando un momento de introspección y renovación.
Orígenes y Significado Espiritual
La celebración de San Juan tiene sus raíces en antiguas festividades paganas del solsticio de verano, donde se encendían hogueras para honrar el poder del sol y su luz. En la pedagogía Waldorf, esta tradición se entrelaza con la figura de San Juan Bautista, quien en la tradición cristiana es el precursor de Cristo y un símbolo de purificación y preparación espiritual.
El fuego, elemento central en esta fiesta, representa la luz y el calor del sol, así como la llama espiritual que cada individuo debe mantener viva. Encender hogueras, saltarlas y compartir historias alrededor del fuego son actividades que simbolizan la purificación y el renacimiento, impulsando a la comunidad a dejar atrás lo viejo y dar la bienvenida a lo nuevo.
Celebración en las Escuelas Waldorf
En las escuelas Waldorf, la Fiesta de San Juan se celebra con una serie de actividades que involucran a toda la comunidad escolar: estudiantes, maestros y padres. La preparación para esta festividad comienza semanas antes, con la creación de decoraciones, ensayos de canciones y danzas, y la recolección de materiales naturales para la hoguera.
El día de la fiesta, se suelen realizar juegos y actividades al aire libre que fomentan la cooperación y la valentía. Saltar la hoguera es una de las tradiciones más esperadas, simbolizando la superación de los miedos y el fortalecimiento del espíritu. Además, se comparten historias y leyendas que refuerzan el sentido de comunidad y la conexión con la naturaleza y los ciclos estacionales.
La Fiesta de San Juan, como otras celebraciones en la pedagogía Waldorf, no solo busca conmemorar una fecha importante, sino también proporcionar a los estudiantes una experiencia vivencial y significativa. A través de la participación en rituales y actividades comunitarias, los niños desarrollan un sentido de pertenencia y responsabilidad hacia su entorno y su comunidad.
Esta celebración también ofrece una oportunidad para la reflexión personal y el desarrollo espiritual. Los estudiantes aprenden sobre la importancia de la introspección, la superación de desafíos y la renovación, conceptos que son esenciales para su crecimiento personal y su formación integral.
LA FIESTA DE SAN JUAN EN LA PEDAGOGÍA WALDORF ES MUCHO MÁS QUE UNA SIMPLE CELEBRACIÓN; ES UN MOMENTO DE CONEXIÓN PROFUNDA CON LA NATURALEZA, LA COMUNIDAD Y UNO MISMO. A TRAVÉS DE RITUALES SIMBÓLICOS Y ACTIVIDADES COMUNITARIAS, ESTA FESTIVIDAD FOMENTA VALORES DE COOPERACIÓN, VALENTÍA Y RENOVACIÓN, PROPORCIONANDO A LOS ESTUDIANTES UNA EXPERIENCIA ENRIQUECEDORA Y TRANSFORMADORA. EN ESTE SENTIDO, LA FIESTA DE SAN JUAN ENCARNA LOS PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DE LA EDUCACIÓN WALDORF, DONDE LA INTEGRACIÓN DE LO ESPIRITUAL, LO CULTURAL Y LO EDUCATIVO CREA UN ENTORNO DE APRENDIZAJE HOLÍSTICO Y SIGNIFICATIVO.
SEMILLAS
Por Nicolas Kietzmann
En la Pedagogía Waldorf, las asignaturas (matemáticas, castellano, biología, etc.) se imparten por períodos de tres o cuatro semanas, a lo cual denominamos épocas. Es decir, en este período, todas las mañanas, en una clase de cerca de dos horas, se profundiza en un área del conocimiento.
Estas épocas, en el transcurso de la vida escolar, van diferenciándose y especializándose cada vez más, permitiendo trabajar exhaustivamente en una materia, generando la posibilidad de involucrarse profunda y duraderamente. Luego de esto, la materia, por decirlo de algún modo, descansa sumergiéndose en una suerte de “olvido” que no es otra cosa que el reposo necesario para que lo aprendido vuelva a despertar, ahora como una capacidad asentada. Incluso lo que no se ha logrado aprender bien puede resultar, al cabo de un tiempo en que ha estado sumergido, súbitamente sencillo.
Trabajar en un tiempo acotado, sobre una disciplina específica, sin intervención de una multiplicidad de materias paralelas, permite crear un espacio en donde se facilita que surja una motivación intrínseca en los niños y jóvenes en formación. Por otro lado, cuando se acerca un cambio de época, en los alumnos se genera una expectativa por los conocimientos que trabajarán en ese nuevo periodo.
1. Profundización en el Aprendizaje: Al centrarse en una sola materia durante un período extendido, los estudiantes pueden explorar temas en profundidad. Esto les permite desarrollar una comprensión más rica y compleja de la materia, en lugar de solo rascar la superficie.
2. Consolidación del Conocimiento: El período de descanso entre las épocas permite que el conocimiento se asiente. Durante este tiempo, lo aprendido se procesa y se integra a niveles más profundos, facilitando la retención a largo plazo y el desarrollo de habilidades cognitivas avanzadas.
3. Desarrollo de la Motivación Intrínseca: Al no estar bombardeados con múltiples materias simultáneamente, los estudiantes pueden concentrarse mejor y desarrollar un interés genuino y profundo por la materia en cuestión. Esta motivación intrínseca es fundamental para el aprendizaje autónomo y continuo.
4. Reducción del Estrés: Al eliminar la presión de manejar múltiples asignaturas al mismo tiempo, los estudiantes pueden abordar sus estudios con menos estrés. Esto crea un ambiente de aprendizaje más relajado y positivo, fomentando el bienestar emocional y mental.
5. Estímulo de la Curiosidad y la Expectativa: La estructura de épocas crea un ciclo natural de interés y renovación. Los estudiantes anticipan con entusiasmo el inicio de una nueva época, lo que mantiene viva su curiosidad y deseo de aprender.
La Pedagogía Waldorf, se basa en la visión holística del ser humano. Steiner propuso que la educación debe nutrir no solo la mente, sino también el cuerpo y el espíritu, adaptándose a las etapas evolutivas del desarrollo infantil. Las épocas se alinean con esta filosofía al permitir un enfoque integrado y profundo en cada área del conocimiento.
1.
Adaptación a los Ritmos Naturales: La estructura de épocas respeta los ritmos naturales del aprendizaje y el desarrollo humano. Este enfoque reconoce que el conocimiento no se adquiere de manera lineal, sino a través de ciclos de concentración y descanso.
Conclusión
3.
2. Flexibilidad y Adaptabilidad: El sistema de épocas permite a los maestros adaptar el currículo a las necesidades y ritmos de sus estudiantes. Esto facilita una enseñanza más personalizada y relevante, que responde a los intereses y capacidades individuales.
4.
Enfoque en el Desarrollo Integral: Al profundizar en una materia específica, los estudiantes no solo adquieren conocimientos académicos, sino que también desarrollan habilidades emocionales, sociales y creativas. La Pedagogía Waldorf se esfuerza por educar a la persona en su totalidad, preparándola para una vida equilibrada y significativa.
Énfasis en la Experiencia Directa: La educación Waldorf valora la experiencia directa y el aprendizaje práctico. Durante las épocas, los estudiantes participan en actividades que refuerzan sus conocimientos a través de la práctica y la creatividad, como proyectos, experimentos y trabajos artísticos.
Las épocas en la educación Waldorf representan una aproximación innovadora y eficaz para el aprendizaje profundo y duradero. Al enfocar la enseñanza en períodos intensivos y especializados, se facilita no solo la adquisición de conocimientos, sino también el desarrollo integral de los estudiantes.
Este método promueve la curiosidad, reduce el estrés y fomenta una motivación intrínseca, preparando a los jóvenes para enfrentar los desafíos del mundo con confianza y creatividad.
Este enfoque, basado en los principios de la Pedagogía Waldorf, demuestra ser una herramienta poderosa para cultivar mentes inquisitivas, corazones valientes y espíritus resilientes.
La educación Waldorf se destaca por su enfoque integral y holístico, y una de sus características fundamentales es el uso del ritmo en la jornada escolar. Este método no solo organiza el tiempo de los estudiantes, sino que también fomenta el aprendizaje y el desarrollo emocional, social y físico.
Desde que los niños llegan a la escuela, el ritmo empieza a jugar un papel crucial. Los estudiantes tienen tiempo para interactuar y compartir experiencias con sus compañeros y maestros, lo cual fomenta un ambiente de comunidad y pertenencia. Este espacio inicial permite a los niños hablar sobre sus vivencias del fin de semana o cualquier cosa que haya captado su interés, antes de que comience la jornada académica.
Al entrar al aula, los maestros saludan a cada niño individualmente, fortaleciendo así el vínculo personal y la atención individualizada. Una vez dentro, la jornada comienza con un verso matinal, recitado en conjunto. Este acto no solo marca el inicio de la actividad del día, sino que también tiene un propósito pedagógico profundo: a través de la recitación, los niños aprenden a respirar correctamente, a mejorar su entonación y a sincronizar sus movimientos con el ritmo del grupo. El Comienzo del Día
Al entrar al aula, los maestros saludan a cada niño individualmente, fortaleciendo así el vínculo personal y la atención individualizada. Una vez dentro, la jornada comienza con un verso matinal, recitado en conjunto. Este acto no solo marca el inicio de la actividad del día, sino que también tiene un propósito pedagógico profundo: a través de la recitación, los niños aprenden a respirar correctamente, a mejorar su entonación y a sincronizar sus movimientos con el ritmo del grupo.
La parte rítmica de la clase es un componente esencial del enfoque Waldorf. Dependiendo de la materia en la que se esté trabajando, los maestros utilizan poemas, canciones, rimas y movimientos para enriquecer el aprendizaje. Por ejemplo, si se está enseñando matemáticas, las tablas de multiplicar se incorporan en juegos y canciones que incluyen movimientos corporales, haciendo que el aprendizaje sea una experiencia vivencial y dinámica.
Una de las grandes fortalezas del método Waldorf es su adaptabilidad. Los maestros observan cómo los niños responden a las actividades rítmicas y ajustan su enfoque según las necesidades y dinámicas del grupo. Esto asegura que siempre haya nuevos desafíos y que el aprendizaje sea relevante y significativo para cada estudiante.
"La recitación diaria de versos desarrolla la capacidad de atención, la memoria y la expresión verbal de los estudiantes."
Cada año, en el mes de noviembre, alumnos de quinto grado, maestros y padres de numerosas escuelas Waldorf se reúnen para celebrar la Fiesta del Pentatlón Griego. Por Verónica Lernoud
Este evento es una oportunidad para que toda la comunidad participe en simbólicas pruebas deportivas, para las cuales los estudiantes se preparan durante todo el año.
Con entusiasmo y alegría, se viven momentos de encuentro, superación personal y fortalecimiento de la comunidad.
Cada escuela realiza un acto de apertura creativo, un ritual en homenaje a los dioses y a los contrincantes. Fuego, alegría, música, teatro y danzas se unen en una jornada en la que los maestros de educación física, personificando a los dioses griegos, guían a los niños en el desafiante camino de superar las pruebas.
Las familias participantes contribuyen con una mesa repleta de delicias griegas, confeccionada cálidamente por los anfitriones. Esta mesa, larga y colorida, impacta a todos los presentes, simbolizando la unión y el esfuerzo compartido.
Con los pentatletas ya coronados, las familias regresan a sus hogares, llevando en sus corazones el sello de una fiesta que enseña la recompensa de superarse a uno mismo.
El pentatlón griego tiene sus orígenes en una época donde el hombre mantenía una estrecha relación con lo espiritual. Para los griegos, el cultivo de lo físico implicaba un mayor acercamiento a lo divino. Ellos consideraban a los niños como seres espirituales que habían descendido del mundo espiritual, y por ello, su educación debía corresponderse con este origen.
Las pruebas del pentatlón incluyen la carrera, el salto, el lanzamiento de disco, el lanzamiento de jabalina y la lucha. Cada una de estas pruebas no solo mide habilidades físicas, sino que también promueve virtudes como el equilibrio, la moderación, la fuerza y el valor.
La Carrera: Relacionada con Hermes, el mensajero de los dioses, representa la virtud del equilibrio rítmico y armonioso.
El Salto: Simboliza la alegría y el entusiasmo, y busca alejarse de lo terreno, en un impulso controlado y guiado.
Lanzamiento de Disco y Jabalina: Representan la fuerza y la precisión, cualidades esenciales para la armonía física y espiritual.
La Lucha: Simboliza la resistencia y el valor, esenciales para la superación personal.
La leyenda del pentatlón se vincula con Jasón y los argonautas, quienes instituyeron esta competición en honor al guerrero Peleo. Aristóteles consideraba a los pentatletas como los más perfectos de todos, pues encarnaban fuerza, rapidez, habilidad y valor.
"En cada prueba del pentatlón, los estudiantes no solo compiten, sino que también honran un legado de valentía y excelencia."
El pentatlón Waldorf no solo reúne a los estudiantes en pruebas de destreza física, sino que también congrega a las escuelas Waldorf de CABA y Gran Buenos Aires en un espíritu de comunidad y cooperación. Las familias y docentes se unen para celebrar la vida comunitaria, compartiendo la alegría y los logros de sus hijos.
La idea de escuela que también llamamos ‘comunidad escolar’ se puede entender también como un emprendimiento en conjunto, iniciado y llevado por un grupo grande de personas. En este caso se resalta el compromiso común de familias y docentes, ambas partes quieren la escuela y ambas partes están dispuestas a trabajar con propósito por ella, aportando todas sus capacidades. Tomando en cuenta esta determinación común y la existencia de la escuela como emprendimiento común, parecería lógico que, en principio, todos tuvieran derecho a participar en el funcionamiento responsable de la escuela.
La escuela Juana de Arco depende como razón social de la Fundación Alanus Ab Insulis. El colegiado de docentes tiene su reunión general (tres niveles) y sus reuniones de cada nivel para las decisiones pedagógicas. Las comisiones de trabajo, integradascada una por un grupo de familias y docentes de la escuela, se encargan de dar el marco administrativo legal. Este trabajo conjunto permite que niñas, niños y jóvenes puedan desarrollar el proceso de enseñanza aprendizaje en un espacio cuidado y armónico.
Los miembros de esta comisión se organizan para proveer de los materiales de trabajo propios de la pedagogía waldorf, especialmente a primaria. Así como también de juguetes hechos con materiales nobles, libros, etc. y atender los pedidos de estos productos.
También genera encuentros de familias para confeccionar algunos de éstos elemento o para enseñar a hacerlos organizando distintos talleres.
El Altillo sostiene la tienda activa y colabora con necesidades de la escuela.
El propósito de esta comisión es velar por la infraestructura y seguridad del edificio, a la vez que acompañar estructuralmente el crecimiento de la comunidad.
Gracias a su trabajo comprometido se pudieron unir los inmuebles (aquel que fue donado generosamente a la fundación ALANUS AB INSULIS y el que se alquila), modernizar los baños, cocina y hacer la cantidad suficiente de aulas para albergar, en ambos turnos, todos los niveles. Entre sus tareas, se encuentra la de garantizar el cumplimiento de las diferentes ordenanzas y disposiciones a las que está sometida toda institución educativa en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cumpliendo en tiempo y forma con las recomendaciones que se realizan en las distintas inspecciones.
COMISIÓN COMUNICACIÓN
Esta comisión tiene la esencial misión de ser el hilo conductor que une el trabajo y decisiones de las comisiones con la comunidad, para que la información llegue de manera simple y clara.
También se ocupa de hacer conocer la escuela a través de las redes sociales y publicitar los eventos/emprendimientos que se llevan a cabo.
COMISIÓN FINANZAS
Es la comisión responsable de velar por el funcionamiento financiero de la institución. Debe asegurarse que ingrese, a través de los aportes mensuales, el dinero necesario para cumplir con los sueldos, aportes, cargas sociales y obligaciones que tiene la escuela en sus distintas áreas y niveles.
COMISIÓN DINERO SOCIAL
A través del trabajo conjunto y utilizando como medio los emprendimientos, esta comisión intenta reflejar en nuestra pequeña comunidad una vida consciente, a través de la economía solidaria, apoyando los proyectos y emprendimientos de los grados con un espíritu de cooperación económica mutua De ese modo, se genera un espacio de trabajo para que las familias que necesitan ayuda, puedan cubrir el monto mensual fijado para mantener el funcionamiento de la escuela.
COMISIÓN EVENTOS
Esta comisión organiza no sólo el calendario sino también las tareas que se asignan en cada evento del año. Así, está atenta a cada detalle, para que todos los niveles tengan su espacio pero también generar aquellos que nos permiten unirnos en comunidad, reconociéndonos como escuela que posee nivel Inicial, Primario y Secundario.
Convencidos de que la comunidad se forma y se transforma en base a los principios rectores de la pedagogía Waldorf, esta comisión nació como el abrazo acogedor de bienvenida a las familias que ingresan a la escuela y busca acercar, a la comunidad toda, espacios de conocimiento básico de la pedagogía elegida y de sus fundamentos antroposóficos.
También cuidando el espacio físico, esta comisión está atenta a las necesidades que se presentan en el día a día. Están a cargo del relevamiento de las pequeñas y medianas tareas que se deben hacer para mantener las aulas y demás lugares aptos, seguros y bellos para el trabajo tranquilo de los docentes y los alumnos. Para algunas de estas tareas organiza jornadas periódicas convocando a familias y docentes. Para tareas específicas coordina con los diferentes profesionales de cada rubro.
El pasado 7 de diciembre de 2024, nuestra comunidad se reunió para celebrar la tradicional Feria de Adviento, un evento que combina la calidez de estas fechas con la creatividad y el trabajo conjunto de alumnos, familias y docentes.
Desde las primeras horas de la tarde, el predio de la escuela se transformó en un espacio lleno de vida, aromas y colores. Los visitantes pudieron recorrer los distintos puestos, donde se ofrecieron artesanías, productos locales y deliciosos alimentos caseros. Cada rincón invitaba a disfrutar de una experiencia única, perfecta para compartir en familia.
Además de las propuestas gastronómicas y artísticas, los asistentes disfrutaron de talleres para grandes y chicos, música en vivo y una presentación especial que destacó el verdadero significado del Adviento: la preparación para el espíritu de la Navidad.
La Feria de Adviento no solo es una oportunidad para apoyar las actividades escolares, sino también un momento para fortalecer los lazos de nuestra comunidad. Gracias al esfuerzo de todos los que participaron, logramos una jornada inolvidable, llena de alegría y espíritu festivo.
Desde la Comisión de eventos queremos agradecer profundamente a cada familia, alumno y colaborador que hizo posible este evento. ¡Nos vemos el próximo año para seguir celebrando juntos!
"No hemos de preguntarnos qué necesita saber y conocer el hombre para mantener el orden social establecido; sino ¿qué potencial hay en el ser humano y qué puede desarrollarse en él? Así será posible aportar al orden social nuevas fuerzas procedentes de las jóvenes generaciones. De esta manera siempre pervivirá en el orden social lo que hagan de él los hombres integrales que se incorporan al mismo, en vez de hacer de la nueva generación lo que el orden social establecido quiere hacer de ella."
Estas palabras de Rudolf Steiner nos interpelan con una visión clara y profunda sobre la educación y el desarrollo humano. En el contexto de la Pedagogía Waldorf, representan un llamado a reflexionar sobre cómo acompañamos el crecimiento de los niños y jóvenes para que puedan convertirse en individuos plenos y creativos, capaces de renovar y transformar la sociedad.
En un mundo que muchas veces prioriza la uniformidad y el cumplimiento de expectativas externas, la pedagogía Waldorf nos invita a ver al ser humano como un ser en constante desarrollo, cuya esencia es la libertad. Cada niño, cada joven, trae consigo un potencial único que debe ser cultivado a través del arte, el pensamiento crítico, la conexión con la naturaleza y la comprensión profunda de su humanidad.
El trabajo final que realizan los jóvenes en el 12vo grado es mucho más que un proyecto de investigación que desarrollan durante todo el año, es un devenir que conlleva un importante compromiso de su parte desde el sentir, el pensar y el hacer.
Guiados por sus tutores van desarrollando la temática por ellos elegida en un movimiento constante de aprendizaje y de descubrimiento tanto del mundo que los rodea como de ellos mismos y de su potencialidad, fomentando su pensamiento crítico y su creatividad.
Es una experiencia trascendente que lleva a los jóvenes a pasar por distintas etapas intelectuales, creativas y emocionales hasta llegar a la presentación en público, momento en el que sostienen su investigación ante sus pares, sus profesores y tutores, su familia y la comunidad escolar.
Todo este recorrido los lleva a mirar profundamente dentro de su propio ser y a tomar interés en el mundo de una manera tan sustancial y enriquecedora para ellos que seguirá nutriéndolos durante los años posteriores como adultos integrales, libres e independientes.