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La vieja normalidad – Freddy Massad

La vieja normalidad

SE HA IMPLANTADO EL CONCEPTO «NUEVA NORMALIDAD» PARA REFERIRSE A LA VIDA QUE SE HA INICIADO A RAÍZ DE LA PANDEMIA DE CORONAVIRUS.

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Dos jóvenes se toman una selfie durante las jornadas de disturbios en Barcelona en noviembre de 2018.

Texto: Fredy Massad

Yo revierto ese concepto para hablar de la «vieja normalidad» porque, a mi modo de ver, pese a todos los sufrimientos que está causando y a todos y esfuerzos que está requiriendo esta pandemia, sumada a la perspectiva de la grave crisis económica que va a tener como consecuencia, dudo que vaya a transformarse alguna de todas esas cuestiones relativas a la vida individual y a la vida colectiva respecto a las que se han vaticinado profundos cambios.

Con cierto conformismo y ligereza se suele repetir el cliché de que las crisis son momentos de oportunidades. Estábamos todavía siendo sacudidos por los últimos coletazos de la gran recesión de 2008 cuando estalló la epidemia del coronavirus, y volvemos a escuchar de nuevo ese soniquete optimista. Por eso creo que es necesario detenerse a observar

cómo se ha procesado esa crisis que empezó hace solo poco más de una década para poder comprender que la presente crisis (sanitaria y económica) no va a ser tampoco un momento de oportunidades.

Encapsulo la idea de esa «vieja normalidad» en esa fotografía que Norman Foster compartió hace unos años desde su cuenta de Instagram, en la que aparece acomodado sobre un gran flotador en forma de unicornio. Una imagen en la que veo poderosamente condensada la idea de que, aunque el mundo esté viniéndose abajo en pedazos, la oligarquía que lleva décadas controlando la arquitectura global sigue flotando regia y frívolamente en esa espléndida piscina metafórica y ese metafórico unicornio multicolor, alejada de las problemáticas que hoy realmente atañen a la disciplina.

La debacle de 2008, que afectó fundamentalmente a Europa y Estados Uni-

Empleados de Foster + Partners fabricando máscaras protectoras en marzo de 2020. Fuente: Foster + Partners

dos, encendió un efímero pero iracundo descontento generalizado que se canalizó a través de las protestas de movimientos como el 15-M, Indignados u Occupy Wall Street. Vista retrospectivamente, en la esencia de esta indignación no estaba la búsqueda de un cambio que construyese un mundo verdaderamente más justo, sino la restitución del mundo de ficción robado: ese sueño de perenne prosperidad que se había vendido y que una gran parte de la sociedad había comprado con los ojos cerrados. Nada de cambiar el sistema. La razón inconfesada de la protesta para una gran mayoría era haber perdido ese mundo artificial, acomodado y confortable.

Las crisis sí abren oportunidades, pero para los caraduras y los falsos mesías. En aquel momento aparecieron autoproclamándose la voz del pueblo y arrogándose el título de dueños de la razón y la verdad, aprovecharon el momento de oportunidades para dar un salto al poder y a la notoriedad –algo que no solo sucedió (y sucede) en la política sino también en la cultura y, evidentemente, también en la arquitectura.

La reacción que se produjo en 2008 fue el caldo de cultivo para el neopopulismo, del pensamiento único, del auge del factor emocional, aprovechado tanto por la izquierda como por la derecha. Un proceso de degradación y destrucción cultural en manos de tramposos, cuentacuentos y fanáticos que, en nombre del «cambio» y de la «gente», se posicionaron y construyeron su influencia instrumentalizando una sociedad más terriblemente embrutecida y consecuentemente crédula, carente de capacidad crítica. Azuzados por la crisis y por el sobrevenido cambio de modelo, los arribistas profesionales que siempre apuntalan el sistema cambiaron abruptamente de chaqueta o bien se las confeccionaron a medida de la situación con buenismo y conmiseración para po-

ner en valor lo precario, convirtiéndose en los salvadores de ese ente abstracto denominado «la gente» o «el pueblo».

Afloraron charlatanes en todos los rincones del globo, contándonos lo que ya sabíamos, resucitando ideas muertas y siempre situados a una distancia preventiva de esa sociedad de la que aseguraban ser protectores, sobreactuando, falsamente preocupados por un apocalipsis lejano, colgando pancartas en las fachadas de las instituciones para dar la bienvenida a refugiados o clamando por un barco a la deriva lleno de refugiados, solamente motivados por lucir la consigna antes que por un verdadero interés en el padecimiento ajeno, sin proponer jamás una solución viable o arrimando el hombro solo para ser vistos en Instagram. Todo en abstracción, mostrando disposición, pero sin ofrecer ningún tipo de solución real. Mirando desde sus atalayas sin ensuciarse las manos, pero habiendo

Greta Thunberg

en la portada de Time destacada como figura del año. Diciembre 2019.

dejado un territorio encendido con falsos y agresivos idealismos y banales revoluciones, el que ardía virulentamente ya en los meses previos a la pandemia. Hace poco más de un año (aunque nos pueda parecer que han transcurrido décadas) nació un personaje en el que se condensaba todo ese estado de las cosas. No fue casual que en una sociedad adolescente la estrella fulgurante, la nueva celebrity, fuera una adolescente dramáticamente dolida y enfurecida con el mundo. Greta Thunberg se transformó el más perfecto símbolo de esa realidad teatralizada, de esa perversamente frívola impostura. Un ser intocable, escudado en un trastorno para repeler así fácilmente las críticas que se le pudieran hacer, para una sociedad que prefería creer en el personaje de una profetisa del apocalipsis que en la opinión y los argumentos científicos. Un producto creado para reconfortar al buenismo neopopulista pre-pandemia.

Vaya por delante que no soy en absoluto un descerebrado negacionista del cambio climático. No obstante, me resulta tremendamente problemática la figura de Thunberg puesto que, a través de ella, el valor del pensamiento científico, del conocimiento de estudiosos y expertos queda relegado a favor del protagonismo de una persona que agita emociones desde un discurso de victimismo y buenismo. Un personaje como Thunberg corre de lugar el foco ante un problema grave y complejo como es el del cambio climático. La acción de Thunberg genera un espejismo de acción cuando, en realidad, no se está actuando. Desplaza la gravedad de un problema de incidencia global y lo sitúa en el sentimentalismo que genera una adolescente aniñada de 17 años, de cuyas particularidades psicológicas se nos ha informado adecuadamente para envolverla de una especie de santidad que aumenta su inmunidad ante cualquier crítica. Cualquier duda o suspicacia ante su persona es rebatida desde el argumento ad hominem: criticar a Greta Thunberg devino una especie de inequívoca señal de que el emisor de esa crítica es una persona de moralidad incuestionablemente reprobable.

Su negativa a viajar a Nueva York en avión y su decisión de hacerlo en barco (sin que deba olvidarse la participación de una privilegiada familia multimillonaria y un miembro de la casa real monegasca en la aventura) se convirtió en una suerte de performance-espectáculo. Seguir y dar apoyo a Greta, que daba puntual cuenta de sus pasos por las redes sociales, otorgaba un pase automático de buena persona, de individuo responsable, concienciado y preocupado por el mundo y el ser humano en toda su extensión.

Es interesante constatar cómo el apoyo a Greta procedía enteramente de las redes sociales, un signo que parecía dar a entender que todos esos recalcitrantes

Retirada del esclavista Robert Milligan en Londres. Junio 2020.

Residente de la Torre David (Caracas, Venezuela).

Fotografía promocional de la exposición Countryside. The Future de Rem Koolhaas en el museo Guggenheim de Nueva York. Febrero 2020. (Fuente: Guggenheim Museum)

DEBEMOS ACEPTAR QUE SOMOS PRODUCTO DE ESE CHOQUE DE CIVILIZACIONES QUE SE PRODUJO HACE SIGLOS. LA HISTORIA NO VA A REESCRIBIRSE PORQUE DEMOLAMOS MONUMENTOS.

fans no estaban dispuestos a prescindir del consumo tecnológico que permite la presencia en esas redes a través de la que se cimenta ese sentimiento de conciencia, de participación en una supuesta «revolución» colectiva. Algo no muy distinto a lo que ilustraba la imagen de la pareja tomándose un selfie durante los disturbios que se produjeron en Barcelona a fines de 2019 durante las protestas independentistas, una elocuentísima constatación de cómo ha acabado frivolizándose todo hecho político.

Esa fotografía ilustra el grado de inconsciencia y estupidización de una sociedad en la que, tras incendiar una ciudad bajo el argumento de exigir la independencia para un lugar donde el sentimiento nacionalista carece de cualquier razón objetiva para considerarse una problemática social y política que exija urgente solución, el acto de tomarse un selfie resume el sentido narcisista que subyace a estas movilizaciones. Demostrar con la fotografía el «yo estuve ahí» como aval de unos presuntos coraje y firmeza revolucionarios afirmados a base de dar y recibir likes.

El acoso y condena moral a Woody Allen es otro más de los ejemplos de la situación de caza de brujas iniciada y diariamente azuzada por el absolutismo de la corrección política, de la hipersensible nueva moralidad y su furia justiciera. La figura pública y obra de Allen son perversamente condenadas por la sospecha de una culpabilidad no probada por ningún tribunal. La consecuencia no es solo la tal vez injusta lapidación de un individuo de acreditado genio que otrora le hizo justamente merecedor de respeto y prestigio sino también la creación de un espacio colectivo donde se ha instaurado el terror a disentir, a no formar parte de esa masa acusadora autoerigida en poseedor de la única y total verdad en cuyas manos está la reparación y construcción de un mundo bueno.

El asesinato de George Floyd el 25 de mayo de este año, ya en plena pandemia, desencadenó toda una serie de disturbios que derivaron en arremeter contra cualquier símbolo que oliese a colonialismo, a imponer la creencia de cualquier persona perteneciente a eso que se denomina «minoría» es innatamente buena y víctima de opresión y que reescribir la historia va a hacernos mucho mejores, cuando en realidad la historia ya está escrita y lo necesario es estudiarla y conocerla, para así conocer el pasado del que procedemos. Borrando esa historia, efectuando eso que los antiguos romanos llamaban damnatio memoriae, no vamos a suavizarla ni a transformarnos nosotros automáticamente en seres moral y éticamente superiores a nuestros ancestros. Debemos aceptar que somos producto de ese choque de civilizaciones que se produjo hace siglos. La historia no va a reescribirse porque demolamos monumentos. La ciega radicalidad de estos disturbios llevó incluso a que sufrieran

vandalismo incluso bustos del escritor Miguel de Cervantes, metido por la fuerza de la más cerril ignorancia en ese saco de acusaciones colonialistas opresoras.

Relacionada con todo esto, y absolutamente ilustrativa de la pueril necedad e ignorancia sobre la que se sustenta esa ideología cada vez más hegemónica, fue la noticia, difundida durante las semanas más intensas de confinamiento, de la exclusión del catálogo de HBO de la película Gone with the Wind. HBO argumentaba que la película, estrenada en 1939 y basada en la novela homónima de Margaret Mitchell publicada tres años antes, presentaba una apología de la esclavitud y negaba el sufrimiento vivido por los esclavos. Poco después, la película regresó al catálogo pero con un disclaimer que advierte al espectador que el filme muestra un punto de vista sobre la esclavitud que hoy debe ser considerado totalmente reprobable. A mi modo de ver, ese disclaimer tendría que ser absolutamente redundante, incluso ofensivo, para cualquier persona mínimamente formada, cuya capacidad de discernimiento le hace entender automáticamente ese filme como una obra de ficción en el que personajes y contexto se adecúan a un argumento narrativo,

y que, por supuesto, va a ser también capaz de poner en perspectiva crítica actitudes que aparecen en el filme, no solo relacionadas con la descripción de los esclavos, sino en la amplitud del espectro social, cultural y político que en él se reflejan.

Esencialmente el escenario legado por la crisis de 2008 y que se ha encontrado el coronavirus es el de un mundo en retroceso, obsesionado con las identidades (nacionales, de género ) que se han radicalizado o enquistado al encerrarlas en la órbita de lo emocional, de lo demagógico, convirtiéndonos así en conjunto en una sociedad caprichosa e histérica que, harta de su confort, estaba renegando de su posición acomodada para denostar los avances de una tecnología a la que, simultáneamente, no estaba dispuesta a renunciar. Una sociedad quejosa pero carente de voluntad para alterar ni un ápice de su comodidad, empeñada en culpar al verdadero progreso de todos los males −ese mismo progreso que hoy nos diferencia y nos pone a salvo de los estragos causados por otras epidemias de la historia (sin ir más lejos, hace cien años o aún menos, hace solo cuarenta años, a causa del SIDA). Vivimos en modo presente continuo y este eterno hoy y este

Proyecto para un dronódromo en Ruanda. Foster + Partners.

Enfermos de úlceras. Iluminación procedente de la Biblia de Toggenburg (Suiza, 1411).

narcisismo crónico no nos permiten ver que no somos los únicos individuos de la historia que han vivido una pandemia ni tampoco que hay otros mundos, no tan lejanos, y que viven sufriendo constantes epidemias a las que no nos interesa considerar trascendentes (una clara evidencia de que nuestro buenismo es fruto de un dictado y no de una conciencia surgida de un conocimiento real y crítico sobre el estado del mundo).

Si no fuera por todo lo expresado anteriormente esta pandemia y la inevitable crisis económica que conllevará nos deberían obligar a pensar en qué punto nos encontramos y por qué, habiendo abandonado colectivamente el compromiso con la educación, el conocimiento y, fundamentalmente, el pensamiento crítico para acabar convirtiéndonos en una sociedad-espectáculo, lúdica e irresponsable y entregando nuestros destinos a infames populistas, farsantes, vendedores de recetas mentirosas y envenenadas.

Pese a que tendrían que ser figuras relevantes, los arquitectos, como en la anterior crisis, hoy tienen poco que decir. Abochorna escucharlos divagar desde apresurados artículos en los medios, eludiendo mirar de frente a la parte del asunto que les concierne, prefiriendo hacer futurología a admitir responsabilidades o culpas en presente.

Por eso molesta encontrar a Norman Foster enviando notas de prensa informando que su estudio está produciendo caretas protectoras (otra vez a la búsqueda del mismo aplauso fácil que hace unos meses ganó flotando en su piscina sobre un unicornio gigante) en lugar de ofrecer alguna reflexión autocrítica respecto a cuáles han sido los intereses a los que han estado sirviendo mayoritariamente los arquitectos y que esta circunstancia ha dejado claramente en evidencia. Con sus máscaras, Foster abraza otra vez los usos del capitalismo moralista: «Gano mucho dinero pero me comprometo generosamente con las causas nobles. Y lo exhibo. Construyo la ciudad de Masdar para los jeques del petróleo pero también me preocupo por los desfavorecidos». O como cuando explicaba en la Bienal de Venecia de 2016 su proyecto para el Droneport que iba a construir en Ruanda: lo importante no era contarlo sino envolverse, al contarlo, de las connotaciones que ese proyecto tenía (Tercer Mundo, solidaridad ). Hoy poco o nada se sabe de tan benefactor proyecto.

VIVIMOS EN MODO PRESENTE CONTINUO Y ESTE ETERNO HOY Y ESTE NARCISISMO CRÓNICO NO NOS PERMITEN VER QUE NO SOMOS LOS ÚNICOS INDIVIDUOS DE LA HISTORIA QUE HAN VIVIDO UNA PANDEMIA NI TAMPOCO QUE HAY OTROS MUNDOS, NO TAN LEJANOS, Y QUE VIVEN SUFRIENDO CONSTANTES EPIDEMIAS A LAS QUE NO NOS INTERESA CONSIDERAR TRASCENDENTES

Aunque de hecho en este momento la cuestión no es si Foster está haciendo caretas protectoras y contándonoslo, sino que ha evitado el quehacer fundamental del arquitecto y que, en este caso, habría sido analizar el estado actual de infraestructuras importantes para el conjunto de la sociedad y valorar si estaban adecuadamente preparadas para transformaciones y emergencias muy críticas, como la actual. Admitir que su obligación debiera haber sido mirar al presente y al futuro con pragmatismo antes que con sus ilusionismos visionarios.

Por otro lado, qué tendrán que decir ahora los arquitectos populistas que exaltaban las favelas y las ponían como un territorio de oportunidades, poniendo en valor lo precario (pero siempre para los otros, nunca para sí mismos). Ésos como Alejandro Aravena que, al recibir el Pritzker en 2016, declaraba que «las vastas favelas de ciudades como Río de Janeiro enfatizan la resiliencia humana y la capacidad instintiva para construir hogares». ¿Cómo se sentirán aquellos que premiaron ejemplos de hacinamiento insalubres como la Torre David de Caracas en tiempos del coronavirus? ¿Dónde está hoy esa generación de arquitectos sociales? Quienes dicen defender a «los pobres» los utilizan en realidad de manera clientelista porque necesitan que su pobreza siga existiendo: seres humanos hacinados, como sucede en muchas partes de Iberoamérica, con grandes desigualdades sociales y condenados a vivir así por esos mismos "defensores" que llevan dos meses decretando cuarentenas preventivas, espantados porque esa construcción social que propiciaron se transforme en una bomba de tiempo cuando el virus alcance los barrios más pobres -como ya está sucediendo en las favelas de Brasil-.

La epidemia ha atrapado también por sorpresa al gran gurú de la arquitectura. Koolhaas, el visionario y su exposición «Countryside: The Future», que quedó guardada dentro de un Guggenheim que a causa del coronavirus tuvo que cerrar sus puertas a las pocas semanas de su inauguración, son la metáfora de un mundo que se sostenía artificialmente, que jugaba a ser radical con temas que hoy se revelan completamente intrascendentes. Delatando su ineptitud (que ya es manifiesta desde hace décadas) para prever nada, para afrontar valientemente la verdadera complejidad de este tiempo.

Koolhaas no es el único pero sí uno de los principales exponentes de una generación de arquitectos que perdió todo contacto con la realidad. En una entrevista publicada el 14 de mayo en la revista Time declaraba que los aeropuertos son uno solo de los muchos espacios públicos que deben ser repensados, reorganizados y rediseñados en la era de la pandemia y aprovechaba la oca-

Detalle de un grabado de Paul Fürst representando a un médico de la peste negra, 1656.

sión para justificar la pertinencia de su reivindicación del campo en su exposición, recordando que «la condensación de más del 50% de la población mundial en metrópolis que ocupan el 2% de la superficie de tierra del planeta ya era un problema mucho antes de que cualquiera supiéramos el sentido de la expresión «distancia social». Como pretendiendo que se crea que verdaderamente anticipó algo de toda esta situación.

Encerrado en su burbuja, donde priman los soliloquios, las ideas trasnochadas, la vanidad, él y toda esa pléyade de Narcisos han llevado a nuestro presente a la ruina, convirtiéndose sin embargo en personajes totalmente indispensables para una sociedad enferma totalmente necesitada de creerles y a la cual, paradójicamente, ningún virus va a curar.

La crisis del coronavirus va a ser otra grandísima oportunidad perdida, tal y como lo expresaba el escritor Michel Houellebecq, un personaje controvertido, pero al que, en su delirio, considero tremendamente lúcido: «Todas estas tendencias de hecho ya existían antes del coronavirus; ahora únicamente se han hecho patentes de una nueva forma. Después del confinamiento, no despertaremos en un mundo nuevo. Será el mismo, o un poco peor.»

Norman Foster, tras promocionar su generosidad con las máscaras, nos contó desde la revista Vanity Fair que se refugió con su familia en su edificio Chesa Futura, en Saint-Moritz (Suiza). Greta Thunberg fue invitada a participar en un coloquio sobre el coronavirus en la CNN. Así, en este contexto, donde la educación ha caído víctima de las inercias y dictados del espectáculo y la estúpida trascendencia de los influencers, el populismo ha ocupado la política a derecha y a izquierda y se ha impuesto ese puritanismo y la analfabeta reescritura de la historia, la llegada del coronavirus no ha hecho sino exponer que nos encontramos en un mundo muy débil.

Entrevista Nueva autoridad en Patrimonio

EL ARQUITECTO WILLIAM REY ASHFIELD, REFERENTE Y ACTOR DE RELEVANCIA EN EL DISEÑO DE LAS POLÍTICAS PATRIMONIALES A NIVEL LOCAL, ES EL ACTUAL DIRECTOR DE LA COMISIÓN DEL PATRIMONIO CULTURA DE LA NACIÓN, HABIENDO OCUPADO ESE MISMO CARGO EN EL PERIODO 2007 Y 2008.

Foto: Federico Gutiérrez

Magister en instrumentos de gestión del patrimonio cultural y de museos, por la Universidad Pablo de Olavide, Sevilla, España y Doctor en Historia del Arte, por la Universidad Pablo de Olavide, Sevilla, España, desarrolló actividades en proyectos de interés patrimonial, con la intervención en diferentes edificios declarados Monumentos Históricos Nacionales. Se desempeñó como consultor en el área pública y privada en distintos organismos nacionales e internacionales, gestor de áreas patrimoniales e inventarios urbanos. Ha desarrollado una larga tarea docente como catedrático de Historia de la Arquitectura en Uruguay en Facultad de Arquitectura de la Udelar y como profesor de Historia del Arte en Facultad de Humanidades y Comunicación en la Universidad de Montevideo. Asimismo, es Profesor invitado en universidades en España, Canadá, Francia, Argentina, Paraguay y Perú y asesora a la Organización de Estados Americanos. Participa en SAU, llevando adelante la prestigiosa tarea de editar la revista Arquitectura.

¿Cuáles fueron los motivos de su alejamiento de la gestión cuando fue presidente?

El motivo del alejamiento fue una discrepancia entorno a la desafectación como monumento histórico de la nación del predio de la playa de maniobras de AFE, por entender que si se hacía lo que se iba a hacer (establecer una playa de contenedores competidores en ese sitio) se iba a dar una afectación muy grande porque iba a tapar todo el frente posterior de la estación. Yo lo conversé con la ministra en su oportunidad y la ministra estaba dispuesta a ceder a la presión que en ese momento le realizaba el ministro de Transporte para cederle ese terreno y yo le dije que bueno, que si así era yo renunciaba y renuncié efectivamente (…)

¿Cómo era la Comisión en aquella época y cómo la encontró ahora?

Hubo algunos cambios importantes que se produjeron evidentemente como resultado de ciertas convenciones internacionales, como por ejemplo la del Patrimonio Inmaterial que llevó a crear con más solidez el área de Patrimonio Inmaterial… Si encontré a la Comisión con muchísimo menos personal técnico que el que teníamos en aquella época, casi siete puestos técnicos prácticamente desaparecieron y esto es un problema importante en lo que hace a la futura gestión. Igual lo hemos tratado de resolver mediante algunos pases en comisión, o la incorporación de gente que estaba en otras dependencias del Ministerio de Educación y Cultura. En ese sentido creo que también encontré muy deteriorada la relación con la Universidad de la República y fue importante volver a tejer ese relacionamiento, volver a hacer participar a los delegados de Udelar y poder trabajar conjuntamente. También en cuanto a la proyección de la Comisión en el interior del país, porque en el caso de Colonia estaba en un formato extremadamente centralizado, las decisiones se tomaban desde Montevideo y no es justamente esto lo que recomienda la UNESCO en relación a los sitios que integran la lista de patrimonio mundial. Empezamos una tarea de descentralizar, de generar los espacios de gobernanza autonómica y en eso estamos actualmente. Sí me encontré con una Comisión que había ganado algunos elementos, más que nada en infraestructura y en equipamiento.

¿Cree que hay virtudes o fortalezas de la gestión anterior?

Yo creo que siempre hay cosas para valorar de las gestiones anteriores, la gestión del patrimonio es una gestión de Estado, entonces, no se puede ser refundacionales o considerar que a partir de uno todo comienza de nuevo, no, para nada. Hubo cosas que fueron importantes, donde se puso en valor, por ejemplo, las declaratorias de monumentos históricos que hasta ese momento era una suerte de mero trámite burocrático, se empezó a difundir y divulgar, socializar las declaratorias… Yo creo que eso es un valor y nosotros vamos a continuar por esa senda. También ha habido una maduración en los técnicos, existe un crecimiento en conocimiento en todas las áreas, de arqueología, arquitectura, restauración, en el área de inmaterial… Aun así, todavía tenemos que seguir creando espacios de conocimiento, necesitamos sin duda un área de historia del arte, un departamento de historia del arte, pero yo creo que siempre hay elementos para valorar de las gestiones anteriores.

¿Qué presupuesto se maneja para la gestión del patrimonio?

Estamos todavía en plena etapa de conocer el presupuesto definitivo de la Comisión, en principio parecería que voy a tener un presupuesto bastante análogo al de la gestión anterior en su último año, eso implica perder un poco de presupuesto, pero tenemos que ganar en la eficacia de la inversión que vamos a realizar. Va a ser una inversión que va a estar centrada en bienes públicos, en monumentos históricos nacionales que pertenecen al Estado y que tienen de por sí una gestión en desarrollo, vamos a canalizar la inversión básicamente hacia aquellos bienes patrimoniales que precisan una buena gestión. Esto es importantísimo porque hay que apoyar lo que se está haciendo bien y vamos a darle prioridad en el marco de un presupuesto evidentemente acotado.

¿Cómo está posicionado Uruguay respecto al contexto internacional?

Yo el principio diría que Uruguay está bien posicionado en lo que hace al marco regional, creo que tenemos una política que en algunos aspectos se parece a la de Argentina, tenemos una mayor distancia con el caso de Brasil, pero si lo consideramos en relación al resto de los países latinoamericanos creo que hay una gestión histórica, podríamos decir, que es respetable y significativa. Sin embargo, yo creo que hay que poner la vara más alta y pensar que tenemos que ver lo que se está haciendo en algunos países europeos donde por un lado existen buenas gestiones, buenos trabajos de investigación que acompañan esas gestiones, pero donde hay también problemas. (…) Yo creo que la experiencia internacional es una experiencia a valorar, a tener en cuenta, pero al mismo tiempo es real que el patrimonio debe ser pensado desde el país en lo que hace a sus maneras de puesta en valor, sus maneras de socialización, e incluyo también sus maneras de intervención, de analizar los caminos de restauración, los caminos de rehabilitación, etcétera.

¿Cómo ve los marcos normativos y a la legislación general tanto a nivel nacional como departamental en cuanto a gestión del patrimonio?

Lo primero que debo decir es que a nivel nacional tenemos una sola ley, la Ley Nº 14.040. A nivel departamental en cambio tenemos cuerpos normativos distintos, aunque se parecen entre sí, las normas no son iguales en materia patrimonial en Montevideo que en Cerro Largo, o que en Salto. Estamos en situaciones distintas, no me parece mal que los cuerpos normativos sean distintos porque también las realidades departamentales son distintas, pero creo que lo importante es caminar hacia la puesta en valor de los patrimonios locales mediante normas y decretos que permitan por sobre todo consolidar las comisiones departamentales o los institutos departamentales, como unidades respetadas en el contexto departamental y respetadas por sobre todo por las autoridades departamentales, porque es una cuestión bastante frecuente el de encontrarnos con distancias importantes entre lo que opinan las comisiones o lo que opinan las unidades de patrimonio y lo que finalmente se termina haciendo. Entonces es importante que institucionalmente estas comisiones o estas unidades del patrimonio porque algunos casos forman parte del organigrama de la intendencia, en otros casos son externas, pero son organizaciones que deberían ser igualmente escuchadas, es muy importante que estas organizaciones ganen jerarquía institucional, sean instituciones respetadas y contempladas en lo que hace a la política cultural de cada uno de los departamentos.

En general en el mundo al patrimonio se lo ve como un recurso turístico ¿hay alguna línea de trabajo con las autoridades de ese Ministerio?

Efectivamente la materia turística fue una de las grandes líneas para el desarrollo y la puesta en valor del patrimonio, ¿por qué? porque el patrimonio obviamente era capaz de generar recursos económicos. Los países que han tenido un patrimonio superlativo y absolutamente destacado por la historia, léase el caso de México o de Perú en América Latina, han logrado ingresos importantísimos de recursos por la vía del turismo. A su vez, desde las miradas más académicas muchas veces se mira al turismo con cierta preocupación, como si fuese una línea peligrosa para lo que hace a la puesta en valor del patrimonio. Yo diría que tiene que haber un equilibrio, el patrimonio necesita recursos y el turismo es fundamental para lograr esos recursos. Por lo tanto, debemos tenerlo muy en cuenta, pero al mismo tiempo es ver-

dad que cargas de público excesivas sobre bienes culturales tienden a afectarlo, tienden a maltratarlo, tienden a transformarlo en un fetiche o en un objeto de otros deseos, deseos excesivos del ocio, deseos excesivos del consumo y por ahí hay un distorsionamiento de los bienes culturales. Actualmente el Ministerio de Turismo está estableciendo, junto a la Dirección de Cultura, algunas rutas culturales donde los bienes patrimoniales juegan un papel importante. Por otra parte, con el Mercosur, Uruguay definió una línea de potenciación de los bienes culturales y en particular de algunos del patrimonio, en lo que hace a la ruta entre dos patrimonios mundiales que es básicamente la Ruta 21 entre Colonia y Fray Bentos. Hay a su vez una cantidad de circuitos que se están pensando para algunas áreas urbanas, Montevideo en particular, esos circuitos obviamente tienen un efecto o una fuerza muy importante en determinados momentos, como por ejemplo el festejo del Día del Patrimonio. De hecho, ahora existe una serie de circuitos para el día del Patrimonio conectados obviamente con el eje temático de ese día, que es sin duda la medicina, la salud y la figura de Manuel Quintela.

¿Cuánto queda por desarrollar en esta dirección?

Sobre le relación de patrimonio y turismo obviamente queda muchísimo porque en esta cuestión tenemos que crecer en paralelo en la gestión del patrimonio con la gestión del turismo, y esto no es materia fácil… Para mejorar la puesta en valor de nuestro patrimonio cultural es necesario que la investigación, la documentación y la información sea de absoluta certeza y nivel de profundidad, al tiempo que la información turística que se da y los servicios turísticos que se relacionan con este patrimonio tengan también la misma excelencia. Por eso es un trabajo casi permanente (…) Yo creo que es necesario conformar un espacio de trabajo permanente entre la Dirección de Cultura, la Comisión de Patrimonio y el Ministerio de Turismo, pero que trascienda la cuestión política de los cinco años de gobierno, que sea un espacio interministerial desde donde operar de manera continua y desde allí poder producir proyectos más de Estado que de circunstancia política.

En general los bienes afectados por una declaratoria en otros países tienen apoyo económico del Estado y este apoyo es una herramienta de gestión, ¿Cómo estamos en Uruguay gestionando el patrimonio?

En términos de apoyos económicos yo creo que siempre estamos pensando que los apoyos económicos parten del Estado en auxilio de los procesos de deterioro que en el tiempo sufre el patrimonio. Esto en principio ha dado como sabemos varios resultados, por algo que es evidente, tenemos un Estado con incapacidad o insuficiencia histórica para poder apoyar la conservación de más de 1.400 inmuebles, más un número enorme de bienes artísticos o de ámbitos arqueológicos. Por lo tanto, en realidad quizás la mejor manera de que el Estado pueda ayudar en la economía de la conservación de los bienes culturales

(...) HAY QUE CREAR ADEMÁS UNA NUEVA LEY DE PATRIMONIO QUE INCLUYA DENTRO DE LA MISMA LA POSIBILIDAD DE OTORGAR CRÉDITO FISCAL A AQUELLAS EMPRESAS QUE INVIERTEN EN EL PATRIMONIO CULTURAL.

y patrimoniales sea establecer algunos mecanismos de renuncia fiscal, creo que este es el camino más razonable al mismo tiempo que promueva ciertos estímulos que premien los buenos modos de gestión, las buenas intervenciones en el patrimonio, es decir, hay que crear un premio al patrimonio con distintas categorías, pero hay que crear además una nueva ley de patrimonio que incluya dentro de la misma la posibilidad de otorgar crédito fiscal a aquellas empresas que invierten en el patrimonio cultural. Uruguay tiene una experiencia importante en materia de ley de mecenazgo. Es muy fácil trasladar el mismo esquema al plano del patrimonio. Es crear una ley que incluya esta renuncia fiscal del Estado para lograr el aporte de las empresas privadas que van a tender, con seguridad, primero a ubicarse en edificios declarados monumentos históricos nacionales,

que van a canalizar inversiones hacia ahí porque tienen un beneficio concreto. Si no pensamos de esta manera vamos en una agudización de un problema que ya existe que es justamente que aquel propietario que tiene un bien que es monumento histórico nacional, en lugar de tener un bien preciado tiene un problema. Hay que superar este esquema de que ser propietario de un monumento histórico nacional o tener un bien al que se lo declara monumento histórico nacional es ser un beneficiado. Invertir la relación ¿cómo invertirla? Bueno, porque quien tiene un bien que es monumento histórico nacional pasa a tener una serie de beneficios que hoy no tienen y esos beneficios tienen que ver con la capacidad de canalizar inversión hacia ellos porque tienen precisamente ese royalty de MHN. Esto es posible con la propia legislación que el país tiene, nos damos cuenta de que puede funcionar perfectamente. Será sin duda el camino que vamos a plantear hacia una nueva ley de patrimonio porque esa nueva ley debe incluir un beneficio de este tipo para que haya un cambio trascendental dentro de la gestión del patrimonio en el Uruguay.

¿Existe reconocimiento y respeto hacia el patrimonio por parte de la ciudadanía uruguaya?

La respuesta a esa pregunta es sencillamente "cada vez más", cada vez más aparece el reconocimiento y respeto hacia el patrimonio por parte de la ciudadanía. Esto es un fenómeno que podríamos ir descubriéndolo a partir de los años 90, quién sabe por qué circunstancias, habría muchas hipótesis posibles por las cuales la ciudadanía se involucra más con la cuestión patrimonial. Hay una cuestión que es muy clara, la clase política del país a la materia patrimonial le daba muy poco espacio en todos los partidos políticos salvo por la presencia de algún actor específico, pero podríamos decir que el patrimonio no formaba parte fundamental ni de los programas políticos ni de los elementos que había que poner en valor al momento de decir cómo sería tal o cual política departamental o municipal. La realidad es que esto ha cambiado y cada vez más la cuestión patrimonial está en la agenda política y eso quiere decir lisa y llanamente que la ciudadanía cada vez toma más en cuenta el valor del patrimonio cultural. Esto es muy importante porque hablar del patrimonio sin respaldo de la comunidad, sin respaldo de la sociedad, es hablar simplemente de una materia de exquisitos o de élite cultural. Nació como una materia de la élite cultural, en lo que hace a los primeros llamados de atención, en lo que hace a las primeras declaratorias, en lo que hace a la investigación y reconocimiento de ciertos bienes, pero cada vez más gana espacio en las miradas de la sociedad en su conjunto y esto es fundamental.

¿Qué pasa con nuestro patrimonio inmaterial y más específicamente con el tango y el candombe que tienen una declaración de UNESCO al respecto?

En general en el mundo se asocia el tango con la Argentina, pero fue un fenómeno rioplatense, ¿cómo se trabaja esto? Yo creo que ahí es importante reflexionar sobre lo que ha pasado estos años, creo que falta trabajo en estos dos espacios o ámbitos culturales -el tango y el candombe-, falta un trabajo que tiene que ver con la gestión, tiene que ver con la investigación, con la documentación y la puesta en valor de muchos elementos vinculantes con ambos bienes. También creo que esto se ha hecho sentir en el caso de la UNESCO, donde el tango mostró una asimetría muy grande en el caso de Uruguay respecto a cómo se trabaja el mismo tema en la Argentina. Efectivamente el tango es un bien que integra la lista de patrimonio inmaterial mundial por parte de Argentina y de Uruguay. El candombe, en cambio, lo integra de manera exclusiva como manifestación cultural del Uruguay. Son situaciones en alguna medida distintas entre sí, pero lo que tenemos que entender es que allí hay un trabajo de inventariado y hay un trabajo que hay que echarlo a rodar. En administraciones pasadas se creó una comisión interministerial del tango y del candombe como manera de fortalecer esta cuestión, sin embargo, los trabajos de la comisión quedaron un poco más en aspiración que en la realidad. La nueva CIAT y C (así se llama esta comisión interministerial) tendrá que llevar a cabo el control de esa gestión y por supuesto todo lo que hace a su permanente puesta en valor y el cuidado de que esas manifestaciones no tengan contaminaciones innecesarias ni afectaciones que puedan distorsionarlas, independientemente de los cambios que naturalmente todo fenómeno cultural tiene a través del tiempo. Es una tarea compleja sobre la que hay que trabajar, sobre la cual hoy tenemos un determinado marco jurídico contando a favor, que es que el que el Uruguay haya apoyado la Convención de bienes inmateriales de UNESCO y por lo tanto la integra como Estado parte a su cuerpo jurídico. Así que tenemos que hacer las cosas bien, ese es el lema en este sentido. Se ha creado un área de patrimonio inmaterial dentro de la Comisión, pero creo que la tenemos que fortalecer mucho más de lo que es actualmente, estamos en eso precisamente… son muchos los bienes inmateriales que deben ser protegidos, hay que trabajar más y mejor en un inventario más completo de estos bienes, queda mucho por hacer.

¿Cuál va a ser la política en relación a aéreas protegidas en el marco de la creación de un nuevo Ministerio de Ambiente?

Este es un tema que va a primar obviamente en la política que ese Ministerio desarrolle en este sentido. Pero no olvidar que hay sí un vínculo muy fuerte entre muchos bienes culturales y su contexto, de hecho, muchos sistemas nacionales de áreas protegidas contienen un rico componente cultural que forma parte esencial del mismo. Creo que estuvo faltando en todos estos años básicamente la buena coordinación entre ambos, entre la Comisión y el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, pero sobre todo en Medio Ambiente hubo una ruptura allí donde una parte importante

(...) HABLAR DEL PATRIMONIO SIN RESPALDO DE LA COMUNIDAD, SIN RESPALDO DE LA SOCIEDAD, ES HABLAR SIMPLEMENTE DE UNA MATERIA DE EXQUISITOS O DE ÉLITE CULTURAL.

de la información en materia patrimonial no era compartida con la Comisión. Bueno, ahora vamos a tener que empezar a trabajar juntos… Nosotros vamos a solicitar que los proyectos y los estudios de impacto sean valorados por la Comisión, fundamentalmente por los departamentos técnicos correspondientes y no que lleguen por vías o canales que no son los oficiales. Todo lo que se esté procesando en ese ministerio tendrá que tratarlo con la Comisión cuando se trate de bienes culturales los que están en juego, y en ese sentido creo que tiene que haber un cambio importante.

¿Hay formación en patrimonio a nivel de grado o debería haberla?

Sí, ya empieza a haber con los cursos transversales, hay uno dedicado enteramente a la materia patrimonial y está bien que así sea. Lo que creo de todas

YO DIRÍA QUE EL PATRIMONIO ES POR SOBRE TODO UN VALOR QUE AYUDA A COHESIONAR A LA SOCIEDAD, QUE AYUDA A UNA CONSTRUCCIÓN EN PAZ Y QUE PERMITE, JUSTAMENTE POR EFECTOS DE LA IDENTIDAD BIEN ENTENDIDA,

maneras es que esto debe estar acompañado por el ejercicio de proyectar en el patrimonio, fenómeno que requiere del apoyo de los directores de taller, que involucren ejercicios de proyectar en el patrimonio como parte de la materia curricular. Esto es fundamental porque los tiempos del proyecto en un curso transversal son relativamente cortos dado que hay que incorporar mucho cuerpo teórico y mucho cuerpo de información acerca de lo que es el patrimonio cultural y el patrimonio arquitectónico en particular.

¿Qué propuestas de interacción tiene con las instituciones académicas y de este espacio cómo ve posicionada a la SAU?

A los efectos de poder encontrar un espacio de las instituciones académicas, las organizaciones no gubernamentales, como puede ser la Sociedad de Arquitectos y como tantas otras instituciones vinculadas a lo patrimonial, creo que lo importante es generar un espacio con un propósito concreto. El propósito que entiendo que es concreto para esto es sin duda la nueva ley de patrimonio. Allí será el ámbito para discutir con las distintas instituciones, aunque por supuesto la Comisión de Patrimonio está siempre abierta para reuniones formales o espontáneas con las organizaciones vinculantes. Me importa muchísimo tener abierto este diálogo, pero creo por sobre todo que importa generar un foro donde poder intercambiar preocupaciones bajo un propósito bien concreto como dije que es el de la ley.

¿Cuál es una definición posible del patrimonio contemporáneo?

Quizás en la propia esencia proteica o dinámica del patrimonio esté la mejor de las definiciones, un ente que cambia, un ente que se ajusta a nuevas miradas de la historia, a nuevas realidades contemporáneas y porque no a nuevas necesidades humanas. Yo diría que el patrimonio es por sobre todo un valor que ayuda a cohesionar a la sociedad, que ayuda a una construcción en paz y que permite, justamente por efectos de la identidad bien entendida, allegar miradas, posicionamientos, culturas que a veces están muy distantes. El patrimonio es además un compromiso intergeneracional, un compromiso entre las generaciones, y en ese sentido tenemos que pensar que no solamente nos sirve para la multiplicidad de culturas que operan en el mundo hoy, o la multiplicidad de manifestaciones culturales que se dan de pronto en un territorio pequeño como el de Uruguay, sino que además es un factor de vínculos clave con las generaciones que nos precedieron, y por tanto lo que producimos hoy puede también constituirse en manifestación propia de nuestro tiempo que deberán conservar, que deberán valorar las generaciones futuras.

Agua

ESPACIO DE ARTES ESCÉNICAS / COLONIA DEL SACRAMENTO

Proyecto Final, Taller de Proyectos Arq. Valentina Odella + Arq. Daniel Calzada

Diploma en Especialización en el Patrimonio Arquitectónico Edición 2018 FADU / UdelaR

Docentes responsables: Arq. Marcelo Gualano + Arq. Valentina Moro

Memoria del proyecto

Lo hallado El contexto urbano patrimonial

En el centro histórico de Colonia del Sacramento, definido por su estructuración urbana original relativa a su fundación, conviven diferentes arquitecturas, predominando tipos y morfologías que lo consagran como un sitio de carácter patrimonial excepcional. No obstante, en algunos sectores el proceso histórico de la ciudad a través de los siglos ha generado algunos procesos de sustitución y/o degradación que deterioran su propia condición. Estos son oportunidades para recalificar sectores y recomponer el relato patrimonial.

En la búsqueda de estas oportunidades nos encontramos con la manzana ocupada principalmente por la Usina Potabilizadora de OSE, edificio proyectado y construido en el siglo XX. flanqueada por diferentes arquitecturas y restos arqueológicos (ruinas de San Francisco y faro, casa de Nacarello, casa del Almirante Brown, casa del Virrey, etc.) que por su valor histórico y simbólico dan prueba testimonial del sitio.

Vacante

En el proceso de análisis de lo hallado, producto resultante de las diferentes capas sobrepuestas en el tiempo, concluimos que, además de una oportunidad, el sitio se nos presenta como vacante para incorporar nuevas espacialidades que permitan recomponer el relato patrimonial.

Estrategias de proyecto

El Centro de Artes Escénicas es el resultado del proceso de evaluación de las tensiones que confluyen en este sitio, la necesidad de incorporar un “lugar”, un espacio que articule y sea contenido por la ciudad antigua, y por diferentes capas programáticas que le den contenido a dichas intencionalidades.

La propuesta reconstruye una porción de la morfología de la manzana e integra parte de las preexistencias de la usina potabilizadora -unidas por piezas que reconstruyen y resignifican el carácter urbano existente-, buscando poner en valor el contexto patrimonial que bordea y da cierre a la propuesta e integrándolo a su vez en un recorrido espacial de contemplación y uso. Al interior de la manzana aparecen dos piezas que establecen la actividad primera de esta propuesta: el desarrollo de las artes escénicas por excelencia. Una “caja” blanca y una “caja” negra le dan contenido a la relación con el entorno inmediato y son parte de un recorrido que descubre cada uno de los relatos del sitio.

El palimpsesto

En arqueología, el palimpsesto se refiere a una superposición de actividades sucesivas cuyos vestigios materiales se destruyen parcialmente o se reprocesan debido a la ocurrencia de una superposición. La metáfora del palimpsesto se utiliza como concepto y estrategia para la comprensión del sitio patrimonial.

Visiones

FEDERICO LAGOMARSINO

Federico Lagomarsino

es arquitecto, artista visual y docente. Es egresado de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República. En la última década ha recibido diversos reconocimientos como artista, pero también sus intervenciones arquitectónicas han llamado la atención.

¿Qué caracteriza el trabajo del estudio?

En junio de 2019 me invitaron a participar en la Usina de Innovación Colectiva, el Primer Festival de Arquitectura, Diseño y Ciudad, de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo. El acontecimiento transformó a la Estación Central Artigas de AFE -que estaba inactiva por un juicio millonario desde el año 2003- en una gigantesca plaza pública, con el objetivo de promover la innovación, la experimentación y alojar nuevas búsquedas del diseño y la arquitectura. Específicamente, expuse en un panel de conversación junto con un colectivo de paisajistas, un artista y fotógrafo de moda y una diseñadora de posters para cine y teatro, mesa de conversación cuyas palabras clave eran; emergente, disruptivo, crudo e indefinido. En palabras de la organización con respecto a la mesa y a la idea de Crudo: ‘’Esta condición refiere a prácticas crudas, emergentes, que todavía no han adquirido un estado definitivo o estable. Es en su carácter inacabado donde reside su riqueza. Al mismo tiempo, lo crudo también refiere a algo que puede ser despiadado, y por su connotación disruptiva o rupturista. Radica en estas praxis el potencial de imaginar e inventar nuevos posibles, invisibles para los ya cocidos’’.

¿Cuál es el proyecto más jugado/más ambicioso que han realizado?

Un proyecto de riesgo y musculatura fue Gran Salvo, el nuevo faro del Palacio Salvo construido en el año 2017. Implicó la resolución del vacío de su cúpula luego de la desaparición de la antena de Canal 4 y previamente de su faro original, con una propuesta en un edificio icónico de la ciudad de Montevideo. Un proyecto a 100 metros de altura, de 4 m² donde además del concepto, diseño, gestión y construcción, realizamos la producción ejecutiva y captación de fondos, en una colaboración grande con muchas personas amigas, empresas, autoridades y junto a los vecinos y vecinas del Palacio Salvo. La luz del nuevo faro ha acompañado diferentes campañas de sociales desde que está instalado, y ese aspecto del pro-

Foto: Ignacio Correa

yecto requiere un seguimiento constante que también es muy satisfactorio.

El año mismo de la inauguración, Darwin Desbocatti lo bautizaría Pezón Cósmico.

¿Cuál ha sido su estrategia para posicionarse? ¿Cree que la formación de grado es suficiente?

Recuerdo hace un tiempo una colega me señalaba que un valor que encontraba en los proyectos era la particularidad de sus locaciones, refiriéndose a una serie de trabajos realizados en cúpulas, otras intervenciones temporales y al próximo memorial para ex presos políticos justo en la entrada del shopping Punta Carretas. Sin ser la única interpretación, esa y otras inferencias similares en general no son resultado de una estrategia de posicionamiento de marca, sino en todo caso devenires de una estrategia proyectual, conceptual y de otra idea de posicionamiento. Entiendo no es el mejor ejemplo y hay oficinas que tienen estrategias muy bien diseñadas, pero en todo caso lo que sí podemos pedir a la formación de grado es Proyecto, estrategia proyectual, también mayores herramientas de comunicación y sobre todo estrategias de colaboración con disciplinas afines, para complementar las posibles carencias en este sentido. Lo que no deberíamos pedir es un título en marketing.

¿Cuáles cree que son las principales dificultades para el trabajo de los arquitectos en Uruguay? ¿Cree que es una profesión lo suficientemente valorada?

La principal dificultad para el trabajo de los arquitectos y arquitectas son los arquitectos y arquitectas, y seguramente es porque solo queremos hacer arquitectura. Poder construir o proyectar en realidad es algo muy raro y el mito de que en Uruguay somos demasiados profesionales para un mismo mercado es por lo menos corrosivo. Este mito se sostiene si el único objetivo de la profesión tiene como resultado un hecho construido en vez de atender a lo que el pensamiento y herramientas disciplina-

res pueden habilitar. Hay varios profesionales que han ‘’construido’’ en nichos improbables y que como Caronte el barquero encuentran ideas y las llevan de un lado a otro.

Cuando estaba cursando la carrera había una materia optativa titulada Cine y Arquitectura, un programa que pretendía revelar la participación del diseño y arquitectura en el campo fílmico desde aspectos metodológicos, visuales y hasta narrativos. Entre varios docentes recuerdo participaba Rodrigo Martirena, un arquitecto que había trabajado en un gran estudio durante varios años hasta que en 2002, lamentablemente, se quedó sin trabajo a razón de la crisis económica. Según relató, por casualidad se cruzó con el rodaje de una publicidad en la Ciudad Vieja, tuvo el impulso de aproximarse, analizar la situación y lo cierto es que finalmente inició una carrera en dirección de arte para audiovisual, una tarea que requiere entendimiento del espacio y gran imaginación visual y proyectiva, actividad que me consta sigue realizando hasta el día de hoy -lo sigo en Facebook- con varios reconocimientos y mucha obra realizada. Este caso, que puede interpretarse como un corrimiento disciplinar, o una reconversión, yo creo que da cuenta de la capacidad de expansión que tiene la formación en arquitectura y en todo caso redefine el alcance. Ejemplos actuales conocemos muchos más y sin crisis mediante; hay un grupo de estudiantes que están pensando en una plataforma digital para asistir en tareas de obra a través de videojuegos, arquitectos y arquitectas que se dedican a tareas de divulgación de forma permanente, e inclusive encontré hace unos días unos trabajos de estudiantes de España sobre estrategias de economía circular aplicada a la arquitectura, hablando de una posible ‘’arquitectura circular’’.

Quizás la cuestión del acceso al trabajo pueda pensarse también desde una redefinición y alcance de las tareas que la formación en arquitectura posibilita.

¿Qué áreas cree que es necesario incorporar para desarrollar más y mejor la profesión?

Previamente, he comentado que algunos de los proyectos realizados han implicado tareas de producción ejecutiva y captación de fondos, no porque sea algo de interés específico sino por ser imprescindible, y resulta interesante porque finalmente este aspecto también se refleja luego en el mensaje de los proyectos, o incide en el desarrollo del diseño. Con esto no quiero decir que sea necesario incorporar este tipo de áreas o tareas de producción a la profesión, sino por el contrario, lo ideal sería saber cómo colaborar con quienes sí las saben hacer. Si bien el trabajo con asesores en ingenierías y otras áreas técnicas es de larga relación, en la medida que se siga expandiendo la profesión los equipos necesarios pueden ser cada vez más complejos o específicos y esto sí es un aspecto importante a seguir desarrollando; la capacidad de diseñar equipos a medida según las nuevas formas de proyecto.

¿Cuáles son los principales desafíos y virtudes de los arquitectos uruguayos para entrar en el mercado global?

Voy a asumir que estamos hablando de exportación de servicios. Hay oficinas y profesionales que tienen este aspecto muy bien implementado, con motores de comunicación y un flujo de trabajo realmente importante y admirable. Conozco varios estudios que han logrado trabajar muy bien en esta modalidad y en muy poco tiempo, sobre todo en BIM y en visualización. También existe el área de exportación y promoción de servicios de Uruguay XXI que está trabajando mucho en esto, y que gracias al programa Por Exporta y a las misiones comerciales he podido viajar en América Latina y Europa justamente para explorar oportunidades de mercado, de hecho ahora estamos realizando un proyecto para la Bienal de Diseño de Londres junto con el diseñador uruguayo radicado en Reino Unido Matteo Fogale, con quien nos conocimos a través de UXXI.

Igualmente mi experiencia más estable no es de catálogo. Hace varios años empecé a trabajar con un estudio de arquitectura y urbanismo sueco que se llama Tengbom, una relación que sigue hasta el día de hoy y con quienes estamos planificando una serie de trabajos e intervenciones en madera acá en Uruguay, en plena pandemia. Lo interesante es que el origen de esa relación no surgió en una espectacular reunión de negocios o congreso empresarial, sino gracias a que

uno de los socios del estudio era uruguayo y además era el primo de la socia de mi madre… Uruguay nomá!

Con esto dicho, lo que sí creo puedo aportar a la pregunta es que un camino posible es empezar por ahí, porque hay muchos uruguayos y uruguayas viviendo en el exterior en buenas posiciones y con los brazos abiertos, que siempre pueden estar afines a colaborar, aconsejar o redireccionar.

¿Cuál cree que es el rol de la arquitectura y el urbanismo en tiempos de globalización y de superpoblación?

Una pregunta gigante. Ignacio Pardo es sociólogo, tiene una especialización en análisis sociodemográfico y además es el Presidente de la Asociación Latinoamericana de Población. Nos conocimos el año pasado en un proyecto donde Ignacio compartió algunas proyecciones con respecto al crecimiento poblacional. Para Uruguay aparentemente no hay miras de un crecimiento significativo, por lo menos al 2050 es difícil que lleguemos a los 4 millones… Ni cerca. Lo que sí va a cambiar es el aumento de la expectativa de vida, lo que quiere decir que cada vez viviremos por más tiempo y que las personas llegarán a la vejez de forma más acompañada por sus coetáneos que también vivirán más pero también por sus familiares vivos. Entonces, si existe la posibilidad de que una persona pueda coincidir en vida con cuatro, cinco o seis generaciones resulta un escenario que sin dudas reclamará una reflexión y acción espacial, urbana y arquitectónica. En ese sentido, creo es más exigente pensar con quiénes viviremos y no tanto cuántos seremos.

¿Cuál cree que es el rol de la arquitectura y el urbanismo frente al nuevo escenario planteado por la pandemia mundial del COVID-19?

En este momento de pandemia/postpandemia (¿?) estamos desarrollando un proyecto de urbanismo táctico para el BID y la plataforma Ciudades Comunes, que se llama Teatro Aumentado. El proyecto parte de la premisa de que Uruguay está atravesando por un período de desconfinamiento gradual, en donde han abierto poco a poco los comercios, empresas y otros lugares de trabajo, y que al final de esa lista están los teatros y espacios donde se desarrollan actividades culturales, por razones obvias de encierro y densidad de público, que en definitiva también puede verse como un problema de espacio y arquitectura. Teatro Aumentado propone justamente un dispositivo cultural y pedagógico a nivel de espacio público para posibilitar creaciones teatrales y al mismo tiempo generar nuevas formas de reactivar el espacio público. Esta propuesta está en incubación y la idea es poder realizar un prototipo próximamente. En todo caso, un rol posible de la arquitectura puede ser el de ensayar ideas que puedan modificarse, testearse, descartarse o finalmente permanecer para ir así encontrando nuevas formas.

¿Cuál cree que debe ser el rol de la Sociedad de Arquitectos como construcción colectiva y permanente? ¿Qué piensa de la colegiación?

Existen muchos casos y situaciones cotidianas en donde se exponen las vulnerabilidades de la profesión. Un caso ya validado son los concursos públicos, que operan como una vitrina de referencia y son un ejemplo para la sociedad del relacionamiento hacia la profesión y la arquitectura. La SAU ha estado muy presente en este tipo de instancias, pero también es un escenario importante para la arquitectura y la construcción de la idea de colectivo. Creo que aprovechar estas instancias de competencia y exposición, las cuales apoyo enfáticamente, deben entenderse justamente como un lugar de acción para construir una imagen colectiva.

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