Todo por Amor

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BSCAM

MEDITACIÓN

Hombre entre los hombres P. Hugo Estrada sdb

Muchos cristianos ignoran que ellos también son sacerdotes; tal vez no han meditado detenidamente en la primera carta de San Pedro, en donde con claridad se afirma: “Ustedes son una familia escogida, un sacerdocio al servicio del Rey, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios, y esto es así para que anuncien las maravillas de Dios”. (l Pedro 2, 9).

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ice San Pedro que somos “un pueblo de sacerdotes”. Sacerdote es alguien que está consagrado para ofrecer sacrificios a Dios. Todo cristiano ofrece a Dios todas sus cosas; se ofrece él mismo a Dios.

Con autoridad y poder

En el Cuerpo Místico de Jesús, algunos, específicamente, han sido “consagrados” para servir a la comunidad como sacerdotes; a esto se le llama el “sacerdocio ministerial”; los demás fieles tienen el “sacerdocio común”, que les viene del Bautismo. Cuenta el evangelista San Lucas que Jesús pasó toda una noche en oración y que, al día siguiente, de entre

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todos los discípulos, escogió sólo a doce (Lc 6, 12-13). Ellos lo siguen a todas partes, aprenden su doctrina, hasta sus gestos, para quedarse en su lugar, cuando Jesús ya no está físicamente en el mundo. A estos apóstoles Jesús les dio “poderes” muy especiales para servir en la comunidad. Para que fueran sus representantes. Dice San Lucas: “Reunió a los doce y les dio poder de expulsar toda clase de demonios y de curar enfermedades; los envió a anunciar el reino de Dios y a sanar enfermos” (Lc 9, 1). En la Última Cena sólo estaban los doce Apóstoles; sólo a ellos Jesús les ordenó: “Hagan esto en me-

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moria mía” (Lc 22, 19). Jesús hacía referencia a “consagrar el pan y el vino”. Después de la resurrección, se les apareció a los Apóstoles, que estaban escondidos en el Cenáculo, y les dijo: “A quienes ustedes perdonen los pecados, les serán perdonados y a quienes no se los perdonen, les quedarán sin perdonar” (Jn 20, 23). El Evangelio hace constar que Jesús les explicó a los Apóstoles: “Como el Padre me envió, así los envío Yo a ustedes” (Jn 20, 21). Ellos serían sus “enviados” para continuar la obra de expansión del reino de Dios. El libro de los Hechos de los Apóstoles muestra a la Iglesia primitiva que siempre está presidida por los Apóstoles, que enseñan, orientan, reprenden. Las cartas del Nuevo Testamento reflejan una Iglesia con una “jerarquía”, es decir, con unos pastores que mandan, que dan orientación, que reprenden (Hch 2, 42).


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