Entrevista a María Auxiliadora Delgado

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CON NOMBRE Y APELLIDO

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MARÍA AUXILIADORA DELGADO DE VÁZQUEZ

“Me siento partícipe de la Familia Salesiana” María Auxiliadora Delgado de Vázquez concedió al Boletín Salesiano la segunda entrevista de su vida, abriendo las puertas de su casa y de su intimidad. Agradecida de la herencia moral y espiritual que recibió de sus padres, revela los pilares fundamentales de más de 50 años junto a quien hoy es el Presidente de los uruguayos y con quien forjó una familia de 4 hijos (tres biológicos y uno de corazón) y 11 nietos. Fue en un ámbito salesiano donde Tabaré Vázquez la conoció y desde entonces comenzó una larga historia común con esta “esposa, abuela y madre” que, por segunda vez, es la Primera Dama uruguaya.

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“No le puedo decir que no al Boletín Salesiano”, respondió con convicción la Primera Dama, cuando se le planteó la posibilidad de una entrevista el 31 de enero, Fiesta de Don Bosco, en el patio del Colegio Maturana, donde concurren dos de sus nietas. Diez días después, mientras aguardábamos en el auto junto a nuestro fotógrafo que el reloj marcara la hora acordada, en el espejo retrovisor emergió la figura de una señora que se acercaba desde la esquina caminando como cualquier vecina aunque, muy cerca de ella, le hablaba un hombre vestido de traje negro. Era ella y su escolta, quien cumple su tarea con tal 16

discreción que no impidió que un auto que pasaba por allí se detuviera y su conductor preguntara cómo llegar a la ruta 5. Inmediatamente nos acercamos y muy amablemente y sin protocolo alguno nos saludó, aún en la vereda, con un beso, siendo su primer comentario el impacto y emoción que le generó ver, en la Fiesta de Don Bosco, a más de 1000 jóvenes que en tres horas vivieron con absoluta intensidad la oración, la Misa y la sana diversión. “Fue algo muy fuerte que hubiera sido bueno que los medios de comunicación transmitieran para mostrarle a la

gente que nuestra juventud tiene valores más allá de los materiales”, señaló. Luego de traspasar el portón de la casa y saludar a un guardia que le comenta sobre algunas llamadas que recibió en su ausencia, nos hizo pasar a un living amplio, impecable, sencillo, con un mobiliario impoluto, que parece ser el de toda la vida. Todo es sobriedad en el hogar del Presidente así como en el aspecto y en el trato de la Primera Dama. María Auxiliadora Delgado San Martín nació hace 79 años en el barrio de La Teja, en el seno


de una familia fervientemente católica, constituida por un matrimonio y 11 hijos, siendo ella la menor. El padre se educó en el Colegio San Francisco de Nuevo París y su mamá en el Colegio San José de la Providencia de las Hermanas Capuchinas de Belvedere. Actualmente viven sólo dos hermanas mellizas, que tienen 84 años, en Argentina. En 2015, y en apenas 3 meses, perdió a una hermana y a un hermano que residían en Montevideo. Ella es consciente de que al ser la menor está predestinada a despedir a quienes la precedieron y no puede evitar que su voz se entrecorte cuando lo menciona. Pese a que la vida la sorprendió regalándole gratificaciones nunca soñadas, el dolor de la pérdida la marcó desde los 3 años al fallecer su papá. Hasta ese momento, la familia vivía del fruto del trabajo del hombre de la casa, cobrador del Círculo Católico del Paso Molino. Su madre, ama de casa, se dedicó a la crianza de su gran prole compuesta por 3 varones y 8 niñas, a servir a la Iglesia en la Obra de María Auxiliadora (OMA), en las Conferencias Vicentinas, visitando enfermos y brindándose por entero a quien requiriera algo de ella. Su padre y su madre se conocieron en ámbitos franciscanos. Su padre fue Terciario Franciscano y, de acuerdo a la costumbre de la época, fue velado con el hábito de la Orden. Sin embargo, cuando aún vivía, toda la familia Delgado se mudó a La Teja y ahí comenzó el vínculo con los salesianos. En su hogar se rezaba el Rosario en familia cada día, costumbre que recién se fue perdiendo por las obligaciones laborales de los hermanos mayores, pero que su madre conservó por siempre. Sus padres “fueron un ejemplo de vida” para María Auxiliadora. “Yo no busqué la fe, la

LOS LOGROS SON FRUTO DEL TRABAJO “En tantos años juntos, la vida no nos floreció, lo poco o mucho que tenemos es fruto del esfuerzo, todo es trabajo en conjunto", aseveró la Primera Dama.

mamé, nací y me crié en ese ambiente”, reflexiona. No obstante, admite que trabajó mucho para reproducir en sus hijos el ejemplo recibido en materia de valores y de la cultura del esfuerzo: una constante en su vida. Al morir su padre, sus hermanas mayores se hicieron cargo de la cobranza del Círculo Católico. María Auxiliadora cursó primaria en las Capuchinas de Belvedere y liceo en el Instituto María Auxiliadora (IMA) de la calle Canelones, luego concurrió al Vázquez Acevedo. Dio varios concursos para poder trabajar y ayudar a esa madre admirable, que siempre la tuvo cerca. “Mi madre fue brillante”, enfatiza. DE MARY A MARÍA AUXILIADORA María Auxiliadora asumió su nombre y lo que significa el mismo “más de grandecita”. Siempre fue “Mary”, incluso para sus compañeros de trabajo, y concluye que comenzó a ser llamada por su nombre completo cuando junto a su esposo incursionó en la política. “Lo que siento por María Auxiliadora es difícil de explicar” dice la esposa del Presidente. “Yo soy de María Auxiliadora y me siento partícipe de la Familia Salesiana”, afirma con contundencia. Recuerda que siendo muy pequeña, en el mes de mayo, elaboraba un pesebrito con la imagen de María Auxiliadora

y, ya jovencita, dedicaba el mes a recorrer todas las Iglesias de María Auxiliadora de Montevideo. “Mayo siempre fue un mes glorioso para mí”, asevera. Sus hijos cursaron sus estudios en Maturana y en el Instituto Juan XXIII. “Al que pasó por un colegio salesiano le queda la marca para siempre”, sostiene la esposa del Presidente. TODO COMENZO EN UNA KERMESSE SALESIANA Pero la marca indeleble que provocaron los salesianos en su vida se remonta a los tiempos en que conoció al padre de sus hijos. “Tabaré y yo somos fruto de una kermesse salesiana”, comenta María Auxiliadora con tono picaresco. El destino quiso que ambos coincidieran en un espacio salesiano al que llegaron por caminos y motivaciones diversas. Tabaré Vázquez, que vivía también en La Teja, estudió en la Escuela Yugoeslavia pero se vinculó a los salesianos a través del Centro de Exalumnos Salesianos Pablo Albera movido por un interés concreto: jugar al fútbol. Para ello era requisito ir a Misa. Tabaré iba a las Misas dominicales para que le firmaran el papelito que lo habilitaba a formar parte del equipo y hasta fue monaguillo. En otro momento de su vida, sus vínculos con los salesianos se consolidaron a través del Padre Luis Testa, quien acompañó a los hermanos Vázquez en momentos difíciles que atravesó la familia y

LOS HOBBY DE LA PRIMERA DAMA La esposa del Presidente disfruta de placeres sencillos como el cuidado de sus plantas y una pequeña huerta. Tiene un invernadero con flores, tunas y plantas cuyas características conoce al detalle. También colecciona rosarios. Comenzó la colección con el rosario de oro que su padre le regaló a su madre el día que se casaron y que atesora gracias al privilegio de haber sido la más pequeña de sus 17 hermanos. Luego se sumaron muchos más, aunque no recuerda una cifra exacta, pero sí que tiene 5 regalados por Papas. El primero de ellos se lo regaló Juan Pablo II (entregado a su esposo en una audiencia en Roma siendo Intendente de Montevideo). Luego recibió otros por parte de Benedicto XVI y del Papa Francisco, quien le resulta admirable. 17


Respecto a los hijos: “Estar siempre cerca de ellos, escucharlos mucho, respetarlos, saber entenderlos (contemplando las distancias generacionales y las problemáticas de cada época), y ponerles frenos y límites, pero siempre con afecto”

estuvo junto a su padre en los últimos instantes de su vida. Viviendo en La Teja, María Auxiliadora primero se vinculó a la Parroquia a cargo del clero diocesano pero luego, a través de su madre, que colaboraba en la Obra María Auxiliadora, fue tomando contacto con los salesianos y el influjo de los mismos fue mayor al cursar sus estudios en IMA. Transcurría el año 1956 cuando llegaron a La Teja las kermesses mixtas de la mano del Padre salesiano José Manzi, un continuador de la revolucionaria iniciativa que instaurara por primera vez en Maturana el Padre Eduardo Berrutti sdb. En dicha kermesse se conocieron Tabaré y María Auxiliadora y a partir de ese momento comenzaron a frecuentarse. Tras 7 años y medio de noviazgo, se casaron en la Parroquia de los Vascos, en una ceremonia presidida por el Padre Luis Chocho, por entonces Párroco de La Teja. ESPOSA, ABUELA Y MADRE: EN ESE ORDEN “Yo soy ama de casa”. Así se autodefine la esposa del Presidente. Cuando se le pide que jerarquice el orden de sus múltiples roles afirma, sin titubear, que en este momento de su vida primero es “esposa, luego abuela y después madre” y confiesa, entre risas, que sus hijos le reclaman: “Vieja, estás más dedicada a tus nietos que a nosotros”. Sin embargo, siente que sus hijos no tienen mayores reivindicaciones que plantearle porque “saben que si me precisan, me tienen. Creo que nunca le fallé a ninguno de ellos. Nunca dejé de estar presente, aún en los tiempos de mayor trabajo”. Confiesa que las claves para cultivar buenas relaciones con los hijos, y que recomienda a padres y abuelos de estos tiempos, residen en: “estar siempre cerca de ellos, escucharlos mucho, respetarlos, saber entenderlos (contemplando las distancias generacionales y las problemáticas de cada época), y ponerles frenos y límites, pero siempre con afecto”. Para sus nietos, María Auxiliadora no es la Primera Dama sino la abuela amorosa que los consiente, y hasta les confecciona alguna 18

La Primera Dama con sus hijos Javier y Álvaro en la Isla de Flores

prenda que necesitan, como sucedió hace poco, cuando una nieta se apareció en su casa con unas amigas para que les hiciera unas polleritas para un disfraz y al comenzar a hacer los moldes en papel, una de las chicas le dijo: “¡pero mirá que la pollerita tiene que ser de tela, no de papel!”, recuerda divertida. Sus nietos fueron la verdadera razón por la que Vázquez y su esposa no fueron a residir a la Casa Presidencial: “con Tabaré hablamos mucho del tema y decidimos quedarnos acá porque de lo contrario nuestros nietos iban a ir a la Casa Presidencial y no a la `casa de los abuelos´”. Refiriéndose a su esposo, María Auxiliadora destaca en primer lugar su inteligencia, pero también le reconoce una “capacidad de trabajo impresionante y que nunca va a criticar gratuitamente a nadie ni a ningún compañero”. Compartiendo algunos detalles más domésticos, cuenta que al Presidente lo atrae la cocina y que cuando sale a acampar con sus hijos, nietos y amigos planifica todo hasta en el mínimo detalle, contemplando los gustos de

cada uno. ACTIVIDADES DE LA PRIMERA DAMA Cada semana la esposa del Presidente responde a un sinnúmero de pedidos de entrevistas que le llegan a su despacho en el Edificio José Artigas y gustosamente acompaña los eventos emprendidos por Cutcsa, ya que María Auxiliadora cumple la función de Madrinazgo de las obras sociales desarrolladas por la Cooperativa. También está abocada al Programa de Salud Bucal Escolar que comenzó en la primera presidencia de su esposo y que ya tiene todo dispuesto para brindar su servicio a las escuelas del país, ni bien comiencen las clases. La vida de María Auxiliadora ha estado marcada por el signo del buen cristiano y honrado ciudadano que deseó Don Bosco para todos sus hijos, una vida entregada a los demás, comenzando por su familia y siguiendo por todos los que necesitan de su generosa cercanía. Quizás nunca sepamos quienes son esos beneficiarios de su caridad fraterna, como aconseja Jesús en el Evangelio, pero seguramente son muchos los agradecidos a su generosidad sencilla, callada y permanente.


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