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Andrade

templo. llevando el joven en su niíino izquier- j los soldados hincaban una rodilla ou fierra y da el devocionario de la dama y enlazando és- ¡ rendían las armas, y "los clarines y tambores ta su brazo izquierdo con el derecho de su com- ! batían marcha, cuyo regular y solemne ritmo pañero, muellemente reclinada y ]x)saudo con i producía, en tan solemnes momentos, un máademán cariñoso sobre aquel mismo brazo la ! gico efecto al unificarse con el pausado y armano que le quedaba libre, lín su andar pau ; gen tino sonido de la campanilla y los trinos sado y en su conversación, al parecer muy i de la regocijada ave. tierna, conocíanse desde luego. á dos recién ¡ Los paseos á los alrededores de la Capital, casados en pleno disfrute de su luna de miel, i como Tacubaya y Han Ángel, donde se comía listo minino se observa hoy y seguirá obser- j bien y se jugaba A los bolos, se visitaba á las vándose mientras el inundo sea mundo y los ¡ familias, se daban, por las tardes, frecuentei|iir lo habitan den cidrada en su corazón al j mente tamaladas y se bailaba. |>ouíau en inoiimor. Podrá disminuir el período de esa hi- ¡ vimieiito los carruajes de alquiler, desde h:s na. mas eclipsarse ésta, jamás. ¡ primeras horas dol día. en la herniosa Capital:

La .Misa de onceen San Francisco era la . ómnibus, guayines y carretelas transportaban que más gente atraía, por asistir áella con fre- ! á mucha gente á los amenos lugares expresa cuencia algiln batallón de los (pie guarnecían I dos, por dos reales (d asiento, aumentando el la. Capital, el cual entraba á la iglesia con pa- ] movimiento los coches particulares y de núso mesurado, al compás del sonido del tambor, • mero, así como los trenes del ferrocarril, cuany ocupaba en debida formación el centro de la j do ya los hubo. iglesia, en tanto (pie los gastadores se desprèn- j Todo lo que he manifestado puede dar una (lían de la cabeza del cuerpo para ir á colocar : i lea cabal de lo (pie era la ciudad de México se en el presbiterio, á uno y otro lado del al- • por la mañana, allá ]jor la sexta década del sitar. Durante la ceremonia, la m Tísica del Cuer- glo XIX. jx-ro falta dar á conocer algunas di' po hacía resonaren los ámbitos del templo sus . las costumbres de la tarde y (pie. en realidad bellas armonías, las (pie muchas veces se niez- : de verdad, han desaparecido del teatro de la ciaban con los alegres trinos del inquieto sal- I Capital, ó pueden considerarse, en parte, como lapared. lín la elevación callaba aquélla, todos ! sombras de lo (pie fueron.

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CUADROS DE COSTUMBRES. 245

TERTULIAS POR LAS TARDES.

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V -)ï pasabas, lector mío. por el Portal de Agustinos á poco de escuchar las campanadas que en las torres de los teinPlos se dan á las tres de la tarde, en conmemoración de las agonías del Señor, podías ver !<1 lado oriental del callejón de Bilbao la librería de Andrade, y en esa librería, en el espacio medianero entre las dos puertas del (>stablec¡niiento y el mostrado)', reunidos varios personajes (pie, por su posición en el "Huido de las letras y su sabrosa plática, conv'iene dar á conocer, adviniendo que á tan Sociedades de (pie era miembro, de buenos libros, mapas, instrumentos y colecciones di! dibujo, de minerales, de monedas y medallas y al país en general, de apreciabilísimas obras y opúsculos diversos, debidos á su vasto talento, gran erudición y fecunda pluma. E ra un hombre que á todos ayudaba y dirigía con sus consejos, y sólo tuvieron queja de 61, los mulos versilicadores y literatos incorrectos á q u i enes con suma gracia, azotó de lo lindo por medio de su periódico I'll Xiirridi/o, que por lema tenía: "El peine (pie más raspa es el me-

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JNfeá

e L CONDE DE LA CORTINA Y DE CASTRO. DON JOSE JOAQUIN PESADO. DON JOSE BERNARDO COUTO.

ílRi'adable tertulia se adhería mi humilde j)ers°na, en horas de asueto del colegio, seducido l*!" lu fácil é instructiva palabra de aquellos S;d)ios y por el cariño (pie me demostraban.

Ki, CONDE DI; I,A COUTINA Y DE CASTUU, (á ' f i en debí, siendo muy joven, mi ingreso á la Sociedad de (¡eografía y Estadística), excelen"! y correcto hablista, literato distinguido, de ''¡•íficter jovial y desinteresado, rico que por "ivoreeer, sin discreción, á todo el inundo, ca81 se quedó sin blanca. Espléndido por educ c i ón y por carácter, dotó á los establecimientos científicos y literarios de México, y á las ¡or para quitar la caspa." Era delgado y do elevada estatura, y correcto en el vestir; su fisonomía presentaba caracteres bien determinados: nariz aguileña, ojos de viva/, mirada, boca regular sombreada, por un tupido y recortado bigote, frente despojada y el pelo, terminado en pequeños rizos y traído de atrás hacía la frente.

El Conde de la Cortina me estimulaba para proseguir mis incipientes trabajos geográficos, dándome útiles consejos, poniendo á mi disposición su rica biblioteca y obsequiando, me con sus interesantes apuntos sobre la de-

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EL LIBRO DE MIS. BECl'ERDOR.

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terminación físico geográfica de l;i ciudad de México y cou las interesantes noticias ¡uéditas. relativas á la Liurii tlirisoritt ml ri' ht Xiirni l'.sjiin'ui i/ <iiitilfiimln. datos que puIJIït|ti(> en mi plainer At las y que nie fueron de suma utilidad en mis trabajos ulteriores.

I)()N .losí: .IdAolÍN I'KXAIIO. el poeta elegantísimo y clásico, el apologista católico de un orden muy elevado, como se le lia un') en Kspaña. siendo además, el tipo de la pulcritud y de la afabilidad estereotipada en su semblante por una I ¡¿jera confracción d é l os labios, trasunte) liel de la sonrisa, la que harmonizaba con su franca mirada y su ingenuo tálenlo. DON .losí: I>I:I:NAIÍIH> COI-TO. lumbrera del foro mexicano, y cuidado ipie había ya entonces ilustri's abobados. (¡runde inteligencia v afabilidad eran sus principales prendas, retratada .aquélla en su expresiva fisonomía y representada ésta en sus modales. Su cabe/u diminuta estaba iii razón inversa de la densidad de su masa cerebral: siendo en él caracleristico. el uso del pelo casi cortado sobre peine.

Al insigne poeta 1 i. .losé .loaqtlín Pisado V ni ilustre jurisconsulto I), liernardo ('onto, debí ¡¿¡¡nales consideraciones que las dispensadas por el ('onde de la ('orí ¡na y si ¿fraudes fueron ésfas. no menos ¿grande lia sido migratitutl.

Dos- MAUIAND RIVA PALACIO, imtigno >' ! ]jrobo Ministro de Hacienda y recto(-¡obernador del listado .le México, de (rato amable >' bondadoso. Indias cualidades que rayaban a veces en debilidad de carácter: su fisonomía, era atractiva, siendo los rasaos más proininoiites de ella los siguientes: nariz aguileña, alií" proilUllcillilil á causa, tal vez. del ligero h»11' dimieiito de los carrillos, mirada inteligente, frente despejada V el pelo recogido sobre la» sienes, á niauera de caireles. Así como á Don (íregorio Mier. veíasele siempre en lu calle acompañado de un taiiUliar dependiente, y usaba también grande pañuelo de seda, con la diferencia de lio llevarlo como aquel señor, bajo del brazo, sino en lfl mano. Oíros personajes, de quienes sólo recueid" algunos rasgos, por haberlos visto pocas vt'Cf»

I·II aquella amena tertulia, fueron:.

¡),)N- Al.lMANI.lai A l í A N Oo V ISSCAXDÓN- ''' : probo é ¡nteligelile abogado, digno <l¡SCÍpUl° - del Sr. Conto y del no menos ilustre juriscon-

sulto DON M \NI.I:I. OÍ: LA I'KSA Y I'KSA. B W-

DON AXDIÍKS (¿TINTANA KUII. es.-larecido. patrióla, de noble figura, elefante escritor é insigne literato á i p i i e n. con ¿¡.ran pena manítiesto que apenas conocí, pues desde mediados de Abril de |N.")| había payado el tributo á la naturaleza, ufio que también uns arrebató al no menos ilustre patriota é insigne poeta dramático DON M AM m. Km M;HO (¡OIIOSTÍZA. DUN ( ii;i-.(',iiiMn Muni \ T I : I : \ N. el potentado (pie siempre tuvo abiertas sus arcas paru atender oportunamente á las emergencias de la Administración pública, líespeclo de sus razeos característicos, sólo puedo decir lo que recuerdo: era un hombre corpulento, de noble fisonomía y nunca abandonaba ,;u grilli pa filíelo de seda bajo del brazo. Acompañábale siempre un individuo que. más q ue su dependiente, era su pesquisidor de not ¡cías como un rcpoiicrn de estos tiempos, pues nunca el Sr. Don ( ¡regorio se conformaba con presentarse en la reunión sin un arsenal de las que aquél ú toda llora le proporcionaba. . además, un correcto escritor y apreciable poeta, el que más tarde había de enriquecer la literatura nacional con su estudio sobre r r aj Luis de León, y de dar ejemplo, en época nías reciente, de un valor civil extraordinario.cuando con motivo de la discusión del proyecto sobre la abdicación de Maximiliano, dirigió en la Asamblea al misino I laza i ne, (¡encrai en del1' del Ljéreitofrancés. las tremendas palabras cou las ipie Paulo IV. ell offos t¡enqX)S. increpo duramente al Duque de (¡uisa: hlus: » ' / ' '" iiii/miin. IInlicis lin-lin muí/ ¡toco />nr nu'"' Ii'i> SIIIIITUIIII: iiiriius min ¡Kir lu Ijjlt'sM•' multi, tihsiiliiliiinriilr mitin, ¡tur ritrxlrtt Imiti'"Ki. CoNiii: DON .losí: MAKÍA BASOCO. IIIU.V instruido, que conocía al dedillo los clásicos latinos, gramático profundo é intransigente con los (pie aporreaban la lengua castellanal'.ra de mediana estatura y de fisonomia agradable, á pesar de ciertos rasgos en que se reIra I aba la ironía. A todos estos individuos. ]x>r mil títulos notables, hay que agregarla respetable personalidad de DON .losí: MAKÍA AXDKADIC el infatigable bibliófilo, principalmente en lo que concernía á la historia de México, y el que no escaseaba libros á los estudiantes pobres.

Ocasión se me p n w n t ti carísimo lector, (]<• ''Xlaayarmo nu poco contigo.

De aquellos individuos tan honorables, los si'florcs Cortina. Pesado y ('«uto fueron, por dicha mía. mis primeros y bondadosos amibos. 'lUietles con sus consejos ol'n-cíniuiii· nn vasto ("<it!i]K> para enderezar mis pasos hacia una |x>sioiói, holgada, porcl hermoso y tranquilo sendero del tralla jo honrado: mas desalía rec i d os '"' este mundo aquellos á cuya memoria, si puoiera. alzaría grandes monuinenfos. quedóme S1> enseñanza, mas no la posición que para mí '"'Scaban. siendo sustituidos por of ros aminos. ;iSl llamados, que "por desgracia conocí, quie"•'& levantaron en mi camino valladar de llores, jxTo valladar al lin. luciéndome: tic iii¡nl '"' fxixtis, obstáculo que en vano se esforzuron ''" ayudarme á destruir otros amibos, leales eoino los primeros, que solí encontrar en ese '"i c a m i n í. listas vicisitudes de la vida hiciéronnieex(:»iiíiiir más de una vez: ¡ Ah fortuna, fortuna! ¡has de encadenarme siempre al carro de fus caprichos!

Demos treinta al sentimiento v prosigamos lil relación.

Allí, en esa librería, se comentaban los diar i°s sucesos, se emitía juicio, tanlo sobre las Obran europeas nuevamente recibidas, como Sobre las publicadas en México, vse discutían " ' v c r s o s a s u n t o s q ue se relacionaban con la historia, las bellas letras, las ciencias y las artes. P'ira lo que nunca fallaban punios propuestos, y en esas discusiones siempre resaltaban "i erudición, la «gracia y la oportunidad con 'l'ie se traían á colación sátiras, anécdotas d¡verf¡das y hechos pasados (le exacta aplicación, y aún en las mismas frivolidades que á yeces no faltaban, según acontece en toda reunión <le carácter puramente amistoso, si' observaba la tendencia para dilucidar un punto •"«loso, y la sal que fan sabrosa hacía la couversación. y tan cierto es esto, q ue voy á permitirme referir hechos, á que la demostración "ie obliga..

Dos de los concurrentes á la librería, disentían acerca del origen de una palabra mal SonanU;, muy usada por la gen to baja del pueblo.

• ;, IV. dónde cree usted, sefior Don Fulano, preguntaba- uno, (pie proceda la palabra TI, de que abusan nuesfros léperos, sobre todo, cuando los ciega la ira '1 Invidentemente, señor Don Zutano, respondía el ofro. viene del latín, y e\|x>ntii sus razones.

Xo conformándose este último con tal opinión, expuso sus objeciones, continuando en tal virlud la discusión hasta, que acertó á pasar l'reule por frente de la puerta de la librería el Mr. Don Andrés Quintana Roo. á quien después de devolverle el saludo (pie desde afuera, á fodos dirigía, uno de los contendientes le repitió desde el umbral de la puerta la susodicha pregiintn: Diga usted. Sr. Don Andrés. ;.de dónde cree usted (pie proceda, la palabra HV ¡De la pulquería! eonlesló el Sr. (¿ninlana y prosiguió imperturbable su camino.

Otra vez el Sr. Ha soco, des) més de una. gustosa plática, se despidié) de los concurrenfes y montó en un ómnibus que debía llevarlo no lejos de su casa, lira una farde del mes de. Mayo, en (píela elevada temperatura ahogaba, á la líente, sin que una ráfaga de viento la mitigase, y no bien había tomado el Mr. líasoco asiento en el vehículo, cuando subió á éste muy abochornada una. señora gorda, conocida suya, la (pie después de saludarlo y darse aire en la cara con el pañuelo, le preg u n t ó: ;,Qué dice usted, señor, de la calor? lil Sr. Basoco alzó los ojos para mirarla y sólo le. contestó: ¡Que es masculino, señora!

Algunos atribuyen este hecho al Lie. Don .Joaquín ( 'ardoso. lil callejón de Bilbao existe aún en toda su longitud, pero de doble anchura, la cual se le dio ni levantarse el edificio conocido con el nombre de "Centro Mercantil." que sustituyó al l'orlal de Agustinos.

Si muy agradables eran, para mí. las tertulias de la librería de Andrade. no lo eran menos las que tenían lugar los sábados. ]x>r las fardes, en la babifación de I). Crimno Ponseca. Si en las primeras se discutían produc| ciones literarias y artísticas, en las segundas

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