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Estética del fragmento
Estética del fragmento
La estética del fragmento se inauguró en el país con los trabajos de Tina Modotti y Edward Weston, cuando mostraban solamente extractos icónicos del sujeto u objeto retratados, lo cual ganó un espacio importante en las imágenes de autor y en algunas fotoperiodísticas de la propia Tina y de varios de sus contemporáneos. Es el caso de otros fotoartistas de los años veinte y treinta, como Agustín Jiménez y Aurora Eugenia Latapi. Una muestra de este tipo de imágenes que emergen de nuevo con una estética novedosa, impactante por su funcionalidad visual creada a partir de los años setenta, es lo que se ha seleccionado en este apartado.
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Michel Zabé nos deja ver una imagen de realización impecable en un evento social. La escena, con trajes negros de líneas definidas y los mosaicos del piso totalmente blancos, conforma un atractivo juego visual. El recorte del rostro evidencia la articulación de líneas verticales y oblicuas que se deben al uso del gran angular, atravesado por una mano cerrada con un anillo de bodas. El Puño anónimo atrae aún más al espectador por ser el punctum de la escena. Lugar no identificado, 1973. Imagen reproducida del libro Hecho en Latinoamérica. Primera Muestra de la Fotografía Latinoamericana Contemporánea, 1978.
Victoria Blasco cultivó escenarios de la estética del fragmento en Señales III y Señales II, con la serie de retratos que realizó a mujeres de espaldas. Una virtuosa forma de identidad en donde los rostros no hacían falta ante la evidencia que se presentaba de manera contundente. La inferencia era eventual, el retrato en verdad era la espalda que variaba en su textura, tonalidad y vestimenta. Esa frescura de la imagen sería impensable en los orígenes del retrato. México D.F., 1980. Imagen reproducida del libro Hecho en Latinoamérica 2. Segundo Coloquio Latinoamericano de Fotografía, 1982.