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Manifestaciones de la delincuencia organizada

ANAHÍ ALVARADO URBINA Estudiante de Criminología, UDG Zapopan, Jalisco, México

Ataques con ácido: Un crimen aberrantemente impune

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Resumen Cada año, a nivel mundial, ocurren alrededor de mil 500 agresiones con algún tipo de ácido en donde más del 80% de las víctimas son mujeres y 90% de los agresores son hombres. El objetivo del ataque con ácido no es acabar con la vida de la víctima, sino dejar marcas visibles, cicatrices en cara y cuerpo que denigren por el resto de su vida; conociéndose como heridas infamantes. Así bien, son agresiones con una alta carga simbólica, teniendo como principal motivador los crímenes pasionales. Palabras clave: Ataques con ácido, violencia ácida, crimen pasional, impunidad. “No solo cambió mi vida, cambió a toda mi familia porque es una agresión muy fuerte. Es una agresión que no solo daña tu piel, lo hacen con intención de lastimarte, de dañarte para toda la vida: que no vuelvas a tener ninguna pareja, lo hacen con toda la intención de arruinarte”.

Estas palabras fueron expresadas por Carmen Sánchez Flores, una activista y víctima de un ataque de ácido llevado a cabo en el 2014, en la Ciudad de México. Carmen fue atacada por el padre de sus hijos, quien usó una sustancia corrosiva para marcarla de por vida; logrando deformarle más de la mitad del rostro. Lamentablemente, a casi siete años de este hecho, aún no hay justicia y el agresor continúa libre. Los ataques con ácido, también llamados "violencia ácida", son definidos por la organización británica Acid Survivors Trust International (A.S.T.I) como una forma “particularmente viciosa de violencia premeditada” , donde el ácido, usualmente, se arroja a la cara para desfigurar, mutilar o cegar a las víctimas. A.S.T.I es una organización especializada que trabaja con Naciones Unidas y calcula que cada año se producen al menos mil 5 0 0 a g r e s i o n e s c o n sustancias abrasivas, en donde más del 80% de las víctimas son mujeres. E s t o s a t a q u e s , generalmente, tienen su origen en peleas entre parejas o exparejas, así como por venganzas e ideologías religiosas. Según Garofalo, en su obra “La Criminología” , los amantes desgraciados o engañados desfiguran el rostro de las jóvenes que no los han p r e f e r i d o o l o s h a n abandonado. Así bien, el agresor no solo busca hacer daño físico o mortal, sino que desea desfigurar y mutilar a su víctima para que, si sobrevive, viva con un aspecto que le recuerde cada día este acto violento; es decir, busca dejar una marca tan profunda que, además de resultar imborrable, arruine f í s i c a , s e n t i m e n t a l y p s i c o l ó g i c a m e n t e a l individuo, asegurándose de que todos puedan ver el daño que le causó y, de paso, desmoronar su dignidad. Algunas de las víctimas también pierden la visión de uno o de los dos ojos. Así mismo, además de las s e c u e l a s f í s i c a s permanentes que afectan su imagen, usualmente quedan traumatizadas de por vida, sufren aislamiento familiar y s o c i a l , y s u e s t a t u s económico se ve afectado por las discapacidades producidas por el ataque y las p é r d i d a s e c o n ó m i c a s d e r i v a d a s d e l a r g o s t r a t a m i e n t o s m é d i c o quirúrgicos y procesos judiciales. Este tipo de ataques no son algo recientes en la historia. Se dice que los primeros registros de atentados con ácido datan de la Antigua Grecia, pero realmente es a partir del siglo XVI-XVII cuando más se documentan en Europa. En la actualidad, la mayoría de las víctimas viven en países del sureste d e A s i a , Á f r i c a , I n d i a occidental y Medio Oriente, aunque recientemente se han registrado más casos en A m é r i c a L a t i n a , principalmente en Colombia; país que mantiene el primer lugar en ataques con ácido, del continente. Uno de los casos más sonados de este país es el de Natalia Ponce de León, de Bogotá, quien hace cinco fue víctima de un ataque de ácido cuando un hombre, al que apenas vio una sola vez, le arrojó ácido sulfúrico, causándole quemaduras en toda la cara, los brazos, las piernas y el abdomen. En México, por su parte, hay registro de al menos tres casos de mujeres víctimas de ataques con ácido (de los que fueron denunciados), el más reciente es el de Ana Helena Saldaña, de 23 años. En noviembre del año pasado, mientras entraba a su casa ubicada en la Ciudad de México, una mujer le arrojó ácido en la cara y cuerpo, resultando con quemaduras de segundo y tercer grado. La víctima después afirmó no tener idea del motivo por el que la mujer realizó tan aberrante acto, pues ni siquiera la conocía. A menudo, las autoridades policiales y judiciales de los países tienen dificultades para aplicar el tipo penal adecuado ante agresiones con ácido. El limbo jurídico o s c i l a e n t r e l e s i o n e s personales (que equivaldría a la participación en una g o l p i z a ) e i n t e n t o d e homicidio, lo que tiene consecuencias significativas en la definición de la pena. En otros casos, se les aplican castigos leves a estos delitos, en consideración a las tradiciones culturales y a la aceptación social de estas conductas, sin mencionar la laxitud de las autoridades policiales con los agresores. Muestra de ello es que, en ninguno de los hechos m e n c i o n a d o s e n e s t e artículo, se sentenció a algún agresor. Actualmente, son muchos los colectivos que presionan a la legislación a establecer penas adecuadas a este tipo de conductas, sin embargo, sólo el tiempo demostrará la atención y seriedad que las autoridades tomen ante tales sucesos. lóbulo temporal.

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