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Mobbing en el trabajo

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Media filición

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JUAN MANUEL CUELLAR CAMPUZANO

Estudiante Licenciatura en Ciencia Forences Estado de México

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También conocido como “triángulo dramático” e inclusive “de la supervivencia” (Brady, 2008, p. 1 4 6 ) e s u n m o d e l o e x p l i c a t i v o d e l comportamiento y dinámicas presentes en hechos donde existen relaciones personales tripartitas, es decir, compuestas por tres personas con roles definidos y comportamientos dinámicos que chocan y se benefician unos con los otros, repitiendo e intercambiando los roles.

Stephen Karpmann partió del modelo de psicoterapia del Análisis transaccional para entender cómo es que las personas adoptan ciertos roles en situaciones conflictivas, y para eso partió de definir que estos roles eran resultado de relaciones neuróticas y/o de su internalización ante el Yo. La internalización de estos roles es resultado de lo que él llama “juegos psicológicos” y que a la luz del análisis transaccional que él conocía se pueden resumir como estos intercambios de necesidades, recompensas y castigos que tienen personas que se encuentran interactuando en un tiempo y lugar determinados y que, por tanto, determinan sus formas de interactuar (Pedreira, 2010, p. 36).

¿Qué es el triángulo de Karpman?

Foto: Internet

¿Qué es el triángulo de Karpman?

El perseguidor, o también llamado acusador es aquella persona que posee una falsa idea de superioridad moral, y que por tanto se inviste en la capacidad de juzgar y de definir los límites de lo bueno y lo malo, lo moral y lo inmoral, pero, sobre todo, lo perdonable y lo imperdonable. Generalmente los sentimientos punitivos le hacen sentir omnipotente y capaz de dominar a quien quiera; estos sentimientos se ven reforzados al ser testigo de errores ajenos, lo que reforzaría la idea de que tiene que ser más exigente, demandando más de aquel que cometió el error (Valderrama y colaboradores, 2018, p. 131). Por otra parte, la víctima es aquella persona que adopta actitudes pasivas como mecanismo para hacer frente a la vida, generalmente vive en un ciclo de victimismo del cual le es impensable salir. Por último, el salvador es quién tiene el rol más activo y dispar pues se atribuye el papel de salvar a toda costa a la víctima, y en algunos casos de “rehabilitar” al perseguidor; obviamente nunca logra totalmente su cometido pues la naturaleza dinámica de esta teoría lo haría cambiar de rol ante otra situación. Al igual que el perseguidor posee una falsa idea de superioridad moral, sin embargo, su posición lo hace inmiscuirse en los límites de la relación entre la víctima y el perseguidor y el mundo exterior, pues lo que busca es recibir la mayor cantidad de aprobación.

Usualmente los cambios de rol se dan por mecanismos neuróticos, por ejemplo, el perseguidor puede volverse un salvador tras un corto y doloroso proceso de castigo, mientras que el salvador podría volverse acusador siempre que se transmute la idea de salvar a la idea de castigar o perseguir una vez que se ha dado cuenta de la dinámica victimista que tiene la víctima. La víctima por su parte es más común que pase a volverse salvadora tras adquirir autonomía. Este mecanismo que da pie a la transmutación es conocido como racket y se utiliza precisamente para adaptarse y preservar el sentimiento de amor en los otros (Chanderzon y Lancestre, 2001, p.89).

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