JUEGOS GLADIATORIOS. Introducción.- Acercamiento al espectáculo gladiatorio. Antes de empezar, una aclaración: Voy a dedicar casi todo el tiempo a hablar de los espectáculos gladiatorios, los que se celebraban en el anfiteatro, porque eran, con mucha diferencia, los que más gustaban a los romanos y los que mayor importancia política y social tuvieron. Empiezo decepcionando a más de un admirador de las películas de romanos: * Nunca se pronunció la famosa frase “Ave Caesar, morituri te salutant”. Solo una vez, en una naumaquia, y en tiempos de Claudio, (S. I después de Cristo), se dijo algo parecido: “Ave, imperator, morituri te salutant”. Y no la pronunciaron gladiadores, sino condenados a muerte por espada, “damnati ad gladium”. * Nunca se ordenó la muerte o la vida bajando o subiendo el dedo pulgar. El público pedía el indulto del gladiador gritando “missio” y agitando un pañuelo o la punta de la toga; y se pedía su muerte gritando “yugula” (degüella), simulando con el pulgar el gesto de degollar. El director del espectáculo aprobaba esas peticiones repitiendo el mismo gesto, o las rechazaba haciendo el contrario. Si un gladiador se rendía, levantaba los dedos índice y medio y tiraba el escudo al suelo. Los combates gladiatorios han sido habitualmente malinterpretados como espectáculos que siempre terminaban con la muerte de uno de los combatientes. Lo cierto es que generalmente los dos salían con vida del combate, que no giraba en torno a la muerte, sino que se trataba de una exhibición de fuerza, valor y destreza, valores de una sociedad militarizada que vivía por y para la guerra. Aparte del origen religioso de los combates, que veremos más adelante, los enfrentamientos gladiatorios reunían las características de los deportes: “ Preparación física y táctica. “ Competición de acuerdo con unas reglas. “ El resultado de la lucha era impredecible. “ Un árbitro regulaba el combate. “ El público acudía a disfrutar del espectáculo. La gladiatura era vista como un deporte, y los testimonios de la época demuestran que los espectadores contemplaban a los gladiadores, púgiles, luchadores, pancratistas, como “athletae” (deportistas). Los deportes sangrientos eran aceptados en la sociedad porque la violencia estaba institucionalizada en ella, era la base de su mundo: la victoria de los griegos sobre los persas, el imperio de Alejandro, el imperio romano, el control de los esclavos....todo estaba basado en el uso de la violencia con derramamiento de sangre. Por lo tanto, ni la violencia ni el deporte gladiatorio eran criticables desde el punto de vista de la moral, la religión o la tradición romanas, sino todo lo contrario, eran ensalzadas por estas. Los romanos no consideraban enfrentarse a la muerte como un acto indigno o de excepcional heroísmo, sino que ese era el modo normal de probar que uno era romano. De hecho, solo aquellos espectáculos que implicaban jugarse la vida eran considerados como
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