Chuckberry

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www.eltiempo.com - LUNES 20 DE MARZO DE 2017 - EL TIEMPO

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rencia son los más intensos de toda la transformación de la historia del rock. Además, también habría influenciado a los Beach Boys, pero no de forma convenida: Berry acusó al cuarteto de rock surf de haber copiado su canción Sweet Little Sixteen para grabar Surfin USA.

Un chico problema

Ires y venires hicieron de este músico de sangre ‘blues’ y guitarra ‘country’ el más influyente en el arranque del género, aunque la cárcel parecía esperarlo siempre a la vuelta de la esquina.

Carlos Solano Cultura y Entretenimiento

Cuenta la leyenda que fue en un viaje en tren cuando nacieron los Rolling Stones, porque cuando Mick Jagger se encontró en el mismo vagón con Keith Richards, este vio que el joven aún prospecto de cantante llevaba bajo el brazo un disco de Chuck Berry que le había comprado a un marinero americano en el puerto de Londres. “Para nosotros, en Inglaterra, la gente como Mick y yo, y muchos otros, cuando llegó Chuck Berry, en ese momento teníamos hambre de música, y el modo en el que nos movió el piso es... Aún me estoy recuperando –relata un emocionado Keith Richards en el documental Under the Influence, del 2015–. Eran letras increíbles; su actitud alegre y despreocupada, que influyó a todos los guitarristas, aunque ellos no lo sepan; no muchos quieren tocar como Chuck, porque no es nada fácil. Yo sí quiero tocar como él”. Esta simple idea resume quién era, en esencia, Chuck Berry, quien falleció el sábado pasado a los 90 años de edad: fue el gran padre del rock. Así, sin eufemismos, pues no es una exageración. Su nombre puede no ser tan llamativo en la historia contada de la música popular como el de Elvis Presley, hecho leyenda no solo por su voz sino por su guapura, su baile y las leyendas sobre su muerte, pero fue Berry quien hizo del rock el reino de la guitarra eléctrica. El estilo de Berry no tenía parangón: creció en su adolescencia en el blues, pero se formó en música country, de blancos, porque era una buena manera de hacer dinero como parte del trío de un pianista llamado Johnnie Johnson en el circuito de su natal St. Louis, Misuri. De su genialidad se desprendie-

Fotoilustración: David García / EL TIEMPO

ron clásicos inolvidables del cancionero del rock como Roll Over Beethoven, Maybellene, Sweet Little Sixteen, Johnny B. Goode. Y con ellas transgredió en los años 50 y 60 una barrera que muy poca gente esperaba que se pudiera quebrantar: en sus conciertos, que empezaban con el público dividido en dos áreas, para blancos y negros, estos terminaban mezclados y danzando sobre la tarima, sin que los policías pudieran hacer absolutamente nada. Era la fiebre del rock and roll en su máxima expresión. Sin embargo, Elvis, su gran rival, captaba toda la atención mediática, las apariciones en televisión, mientras Berry guerreaba desde el flanco de las estaciones de radio, en las que Alan ‘Moondog’ Freed, el DJ que concibió el término ‘rock and roll’ –y que, de paso, también se convirtió en el

Charles Edward Anderson Berry (1926-2017). AFP

símbolo de la payola en Estados Unidos– lo puso a rodar entre el público con Maybellene, una acelerada pieza de música country que era, de hecho, una versión de una vieja canción llamada Ida Red. La importancia de Berry, desde Estados Unidos, girando a la par con Carl Perkins, los Everly Brothers, Buddy Holly y la onda del rockabilly, fue notoria en Inglaterra en el surgimiento de los Rolling Stones e influyó a los Beatles profundamente. Pero en casa, su impacto también fue latente en la música popular, en grabaciones como Subterranean Homesick Blues, de Bob Dylan, un clásico cultural y social de 1965 del que su autor –hoy nobel de literatura– reconocería que estaba inspirado en la métrica de Too Much Monkey Business, de Berry, de 1956. Y esos nueve años de dife-

No fueron solo las diferencias raciales las que le impidieron al músico, oriundo de Misuri, ser más popular que Elvis Presley: también lo persiguió una mala reputación que arrastraba desde que era un adolescente, cuando entró al reformatorio (en los años 40) por robo a mano armada. Luego, ya en medio de la fama, en 1962 fue sentenciado a tres años de prisión por transportar a una menor de edad (de 14 años) de un estado a otro, lo que es considerado un delito grave. Esto significó su ausencia en un momento fundamental: había pegado sus principales cuatro éxitos y se movía de gira por todo el país, era la máxima estrella del sello Chess Records, el mismo en el que militaban Muddy Waters, Willie Dixon, Howlin’ Wolf y Etta James. Tampoco estuvo disponible cuando los Rolling Stones decidieron llevar a Muddy Waters y a otras figuras del blues en un periplo por Inglaterra en el que estas leyendas fueron descubiertas por ese público y al final retribuidas con reconocimiento mundial. Y a finales de los años 70, Berry también fue a prisión por evasión de impuestos, una pena que le dio 120 días de reclusión. Y en los años 90 fue objeto de 59 demandas de mujeres que lo señalaban de haber puesto cámaras de video en el baño de un restaurante del que era propietario, en un alegato en el que habría llegado a un acuerdo económico que le habría costado más de un millón de dólares. Entre tanto, Berry nunca dejó la música. Siguió saliendo de gira, incluso en la década pasada, hasta un punto en el que sufrió un desmayo en un concierto. Lo que sí dejó fue de grabar música nueva: su penúltimo álbum en estudio fue publicado en 1979, se titulaba Rock it. Pero el año pasado, y tal vez previendo que se venía el fin de sus días, Berry anunció de forma estruendosa su regreso a la música con un nuevo y último álbum, que se llamaría Chuck y tendría canciones nuevas. En ese entonces informó que se lo dedicaba a su esposa, Thelmetta. Con este serían en total 20 álbumes en una carrera prodigiosa y que lo conservó longevo hasta el 2017. El cine buscó retratar de muchas formas a Berry. Las más populares son las referencias de las cintas Volver al futuro y Pulp Fiction, cuyas escenas son muy simbólicas y marcaron a varias generaciones que resultaron fascinadas con su rock and roll. Pero también merece mención especial Cadillac Records (2008), la película que recreaba la historia de Chess Records y de los músicos de blues y rock que florecieron en sus puertas. Uno de esos fue Berry, caracterizado en el filme por el rapero Mos Def. En dicha cinta se recrea una situación que era común en la historia primaria de Berry: cuando llegaba a ofrecer su espectáculo al dueño de un bar en el que usualmente tocaban músicos blancos, intentaban correrlo a empujones hasta que los convencía de que lo oyeran tocar tonadas country como todo un texano. “No eres adulto hasta el día en el que te entierran”, concluía Keith Richards acerca de la vida en Under the Influence. Para esta estirpe de músicos, de estos vikingos de la guitarra, la adultez no llega nunca, solo llega el día en que se escriben estos perfiles.


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