Leonard Cohen

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EL TIEMPO - JUEVES 2 DE JUNIO DE 2011 - www.eltiempo.com TU OPINION LINKS

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Bajo el título 'Falos y Vaginas', una exposición del Museo de la U. de Antioquia ofrece un vistazo a la representación erótica en el arte universal.

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Leonard Cohen reina en el imperio de los deprimidos El cantautor, poeta y novelista canadiense galardonado ayer con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras es ícono de una generación que en un comienzo soñó con ideales de cambio y luego fue ‘descubriendo la verdad’. Sus libros y sus canciones documentan esas emociones encontradas. Carlos Solano Cultura y Entretenimiento

Una voz de ultratumba, que se diría inhabilitada para cantar, es el vehículo hacia el interior del alma. Sobre el escenario, un hombre, que parece marchito por los años, conduce a su público por los vericuetos del amor, el sexo, la política y la religión: allí se entrega Leonard Cohen. Su mensaje está en el fondo, no en la forma. Esta es la historia del trovador que primero fue novelista, y antes de novelista, poeta, y que en cualquiera de estas artes, sabe escarbar hasta la verdad y sus demonios. El artista canadiense fue galardonado ayer con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2011 por saber contar la vida “como una balada interminable” y haber creado “un imaginario sentimental” en el que se funden la poesía y la música, según manifestó el jurado en su acta, leída ayer en Oviedo (noroeste de España) por su presidente, el ex director de la Real Academia de la Lengua Víctor García de la Concha. Desde los años 60, Cohen, quien hoy tiene 77 años, ha sido un relator en medio del movimiento beatnick, “los hippies, fuga del Mediterráneo, los amores, las drogas, el budismo zen, el vedanta y el chasidismo judío”, afirmó el escritor Fernando Sánchez Dragó, quien también hace parte del jurado calificador. Sin embargo, el poeta y cantautor no se matricula bajo etiquetas, y aunque su nombre no goza de la popularidad de otros artistas de su generación, como Bob Dylan, en su momento fue una fuente inspiradora para miles que quisieron empapar su música con poesía.

nes, Cohen comparte su visión descarnada del mundo, que se mece entre la melancolía, la depresión y la miseria del suicida. Sobre ello, en alguna ocasión, afirmó que su casa discográfica “debería dar cuchillas con sus discos”. Pero cuando lo señalan como un eterno pesimista, ha respondido: “Yo no me considero así. Pienso en un pesimista como alguien que espera la lluvia. Yo siento la piel totalmente empapada”. “Dame de nuevo el Muro de Berlín, dame a Stalin y a San

Cohen exploró la música por primera vez a los 13 años, pero se encaminó primero por la literatura, desde 1956.

Pablo / He visto el futuro, hermano: es asesinato”, recita uno de los versos de The Future (El futuro), una de sus canciones más populares, que hacía parte del cancionero de un nicho de privilegiados hasta que, de repente, Oliver Stone la puso en la banda sonora de su cinta Asesinos por naturaleza. A partir de allí, el nombre de Cohen volvió a nacer para una nueva generación que lo necesitaba. Otras canciones que hacen parte de ese catálogo indispensable: Tower of Song, Dance

Me To the End of Love, Ain't no Cure for Love, Chelsea Hotel No.2 (en homenaje a Janis Joplin), Bird on a Wire, I’m Your Man y Suzanne, esta última, inspirada en Suzanne Verdal, la esposa del escultor Armand Vaillancourt, aunque coincide con el nombre de Suzanne Elrod, la primera mujer de Cohen, con quien tuvo dos hijos, uno de ellos llamado Lorca, en tributo a Federico García Lorca. Ninguna de sus canciones ha sido éxito radial, porque Cohen no responde a ese for-

Colección de las canciones más reconocidas de Leonard Cohen, desde 1967.

En ‘I’m Your Man’, Cohen canta junto a grandes artistas como U2 y Nick Cave.

¿Eterno pesimista? Criado en una familia de clase media de Montreal (Canadá), Cohen exploró la música por primera vez a los 13 años, pero decidió encaminarse primero por la literatura y empezó a publicar selecciones de sus poemas desde 1956, alentado por el Premio McNaughton de Escritura Creativa, que recibió en 1955. Su primera novela fue The Favorite Game (El juego favorito), que presentó en 1963 y que recreaba la vida de un joven hijo único en una familia judía, una historia de ficción con un matiz autobiográfico. Luego, publicó un poemario titulado Flowers for Hitler (Flores para Hitler). Pero el libro que marcó gran parte de su discurso futuro fue Beautiful Losers (Hermosos perdedores), en el que dejó que sus reflexiones acerca de la Iglesia y el sexo se apoderaran de sus letras. Hacia 1967, retomó la música y publicó Songs of Leonard Cohen, y ya para 1970, llegó a presentarse en el Tercer Festival de la Isla de Wight, esa cita histórica en la que tendría que salir al escenario con su folk desprevenido después de la presentación de Jimi Hendrix. En las letras de sus cancio-

El libro ‘Book of Longing’, del 2006, compila meditaciones y canciones.

Cohen, su sombrero fedora, estilo Sinatra, que después se convirtió en moda del siglo XXI. AFP

mato ni se mueve por los hilos de la música comercial. Paradójicamente, una de ellas es considerada una de las más bellas de la segunda mitad del siglo XX: Hallelujah, que tiene innumerables versiones, entre ellas una de Il Divo.

Desconectado del mundo En el monte Baldy, en medio de las montañas de San Gabriel (California, Estados Unidos), donde funciona un templo zen que queda muy cerca de su casa, Cohen se refugia en el budismo, que reemplazó al prozac. Allí, atiende los consejos de un sabio, el maestro Roshi. Cuando aparece en público, suele hacerlo con su sombrero fedora, estilo Sinatra –que mucho después se convirtió en otra moda del siglo XXI–. Y al hacerlo, comparte escenarios con Lou Reed, Antony Hegarty, Rufus Wainwright, Nick Cave, U2, Beth Orton o Jarvis Cocker, todo un círculo de músicos que parecen estar por encima del bien y del mal. El Premio de las Letras que se le concedió a Cohen este año recibió 32 candidaturas. En el 2010, fue entregado al escritor libanés Amin Maalouf, y en ocasiones anteriores lo obtuvieron, entre otros, Ángel González, Miguel Delibes, Gonzalo Torrente Ballester, Mario Vargas Llosa, Camilo José Cela, Paul Auster, Günter Grass, Susan Sontag, Francisco Ayala, Álvaro Mutis, Claudio Magris, Ismail Kadaré, Nélida Piñón, Margaret Atwood y Arthur Miller. Este es el quinto de los ocho premios Príncipe de Asturias del 2011 –dotados con 50.000 euros (140 millones de pesos)–, que serán entregados en otoño en el Teatro Campoamor de Oviedo. Tan pronto como pase de nuevo la visibilidad que le ha dado el premio, es probable que Cohen vuelva a ocultarse al abrigo de la invisibilidad.

Jurado del Premio Príncipe de Asturias de las Letras, presidido por Victor García de la Concha, en el momento de dar a conocer el acta del jurado a Cohen. Efe


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